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1

A estos precedentes de las Cartas marruecas añádase el español que Correa Calderón cita, de J. Clavijo y Fajardo en El Pensador (Vid. Correa Calderón, Costumbristas españoles, I, Ed. Aguilar, Madrid. 1950, pag. XVIII).

 

2

Recuérdese, asimismo, algún curioso ejemplo de literatura utópica-perspectivística del Renacimiento, como el viaje de Alcofrybas por la boca de Pantagruel en la obra de Rabelais. De ese episodio ha dicho Erich Auerbach: «Pero entre esos temas disuena otro completamente distinto y nuevo, por aquel entonces muy actual: el del descubrimiento de un nuevo mundo, con todo el asombro, los desplazamientos del horizonte y los cambios en la imagen del mundo que tal descubrimiento trae consigo. Este es uno de los grandes temas del Renacimiento y de los dos siglos siguientes, uno de los resortes fundamentales de la revolución política, religiosa, económica y filosófica. Este tema reaparece de continuo, ya sea que los escritores desarrollen una acción en aquel mundo nuevo y a medias conocido, constituyendo en él un estado más puro y primitivo que el europeo, lo que les permite criticar las circunstancias que les rodean de un modo eficaz y atractivamente velado: ya sea que introduzcan un habitante de aquellas extrañas tierras en el ambiente europeo, expresando su propia crítica de las condiciones que existen en Europa por medio del asombro ingenuo de aquél y, en general, de todas sus reacciones ante lo que ve. En ambos casos, el motivo encierra una fuerza revolucionaria, renovadora de lo existente, que lo sitúa dentro de una conexión más amplia, relativizándolo por consiguiente». (Auerbach, Mímesis, Fondo de Cultura Económica, Méjico, 1950, pág. 250-251).

 

3

En conexión con la novela de Gulliver, recuérdese la obra de Pärs Lagerkvist, El enano, en la que también el efecto perspectivístico (una visión pesimista de la humanidad) viene dado, en cierto modo, por una inadecuación de estaturas, que no es sino la expresión plástica de esa diferencia de niveles éticos. (Vid. sobre esto mi artículo Gulliver y El Enano, en Ínsula, núm. 93, septiembre, 1953).

 

4

J. A. Tamayo en su edición de las Cartas marruecas dice: «A veces este desdoblamiento de Cadalso le obliga a defender el pro y el contra de una cuestión» (pág. 42).

 

5

C. Calderón, en la ob. cit., llama «extranjero en su patria» a un escritor que cultivó, en cierto modo, el artículo de costumbres, Eugenio de Ochoa (pág. LXXX).

 

6

Dice C. Calderón en la ob. cit.: «Cuando Cadalso, por boca de un marroquí que anda por nuestra patria, o Larra, en nombre propio o de algunos de los entes que le representan, censuran los defectos, anacronismos o exageraciones de la sociedad contemporánea, pretenden nada menos que una reforma de las costumbres a mayor gloria de España». (Pág. LXIV).

 

7

Sobre esto, vid. el estudio preliminar de C. Calderón a su antología de Costumbristas españoles, I, especialmente la pág. LXI.