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Para profundizar en este tema y en particular en la idea de un ethos vanguardista remito a la introducción escrita por Andrés Fisher para su antología de la poesía de Haroldo de Campos, Hambre de forma, veintisieteletras, Madrid, 2009.
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Para un breve y sintético repaso de sus más importantes artistas y obras cfr. «Formas de arte procesual I: El arte de la tierra» (Guasch 2000: 51-79). Respecto a la terminología, nos decantamos por Land art por el simple hecho de que es el término más extendido en la crítica actual mientras es más difícil encontrar el de Earth Art, derivado del original Earthworks, a pesar de la discusión de Guasch al respecto que da razones de tipo histórico y geográfico (artistas norteamericanos vs. artistas europeos y sus diferentes consideraciones culturales del paisaje) para considerar más apropiado este segundo concepto.
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Luego existe una obra de Marinus Boezem, artista holandés, que me permito poner en duda. Trataremos del papel de la fotografía en estas obras de carácter efímero o bien de difícil acceso y visibilidad. Boezem supuestamente firma el cielo en 1968 mediante chorros de vapor emitidos por un avión. El problema es que contrastando las fotos de la escritura de Zurita y el remolino de Oppenheim con estas imágenes, parece que fuera un trucaje fotográfico. Por esta razón no la hemos incluido entre las obras comparadas.