Biografía de Sergio Ramírez
Por Concepción Agüero Jiménez
- Primeros aprendizajes
- Época universitaria
- Estancia en Costa Rica y Alemania
- Etapa política
- Etapa de plenitud literaria
- Premio Cervantes 2017
Primeros aprendizajes
A Sergio Ramírez le gusta recordar que sus primeros aprendizajes provienen del cómic, de la radio y, fundamentalmente, del cine, tres modos diferentes de contar historias. En «Oficios compartidos»1 señala que, de pequeño, dibujaba con tiza secuencias de cómics en el piso de la tienda de su padre en Masatepe, que desaparecían después con la limpieza diaria. Ha declarado muchas veces que su superhéroe preferido era el Capitán Marvel, que llegaba a Nicaragua desde Argentina en revistas que compraba, cambiaba o le prestaban, y que leía por las noches a escondidas. Recientemente lo señalaba en un artículo:
Los personajes, vestidos de manera estrafalaria, porque sus atuendos eran circenses, tenían súper poderes como Amadís de Gaula o Belianís de Grecia, y una doble identidad bajo la máscara, como en las novelas decimonónicas. El Capitán Marvel, Supermán, La Mujer Maravilla, El Fantasma, Linterna Verde, Mandrake el Mago. Y todos tenían un compañero, o escudero, su Sancho Panza.
En este catálogo de superhéroes, el principal era para mí el Capitán Marvel, una historieta que venía de Argentina. Vestía enteramente de rojo con un rayo en el pecho, y una capa bordada de domador de leones. El humilde voceador de periódicos, que se apoyaba en una muleta al caminar, se transformaba prestamente en el Capitán Marvel al pronunciar el nombre del mago SHAZAM, un anciano que le había otorgado sus poderes sobrenaturales como un acto de consagración mística, para defender el bien y la justicia2.
La radio también fue parte importante en sus inicios. Escuchaba libros de aventuras de Salgari o de Stevenson interpretados por el Cuadro Dramático de Radio Mundial que leería tiempo después. De esa época, recuerda, por ejemplo, que podía seguir por la calle la radionovela El derecho de nacer de Félix B. Caignet -que también se emitió en España-, al sintonizar todas las casas la misma emisora. Quedó en primer lugar en un concurso de sketchs cómicos, organizado por Radio Mundial, y fue premiado con dos botellas de ron y con la representación del sketch por el Cuadro Dramático de las radionovelas.
Sus primeras lecturas fueron préstamos de una colección de clásicos de la Editorial Sopena Argentina pertenecientes a la biblioteca de una señora que pasaba los fines de semana en Masatepe. Pero de la que le quedó mejor recuerdo fue de la copia a máquina de una novela clandestina, sin título, propiedad de un familiar, que trataba de una condesa pervertida, muy atractiva para un adolescente deseoso de descubrimientos. Años después supo que se trataba de Gamiani, dos noches de excesos, de Alfred de Musset3.
En la Introducción a su Antología personal. 50 años de cuento, detalla cómo vienen con frecuencia a su memoria las historietas cómicas de su infancia, de aquellos héroes que nunca envejecen, y de los libros que mucho antes de leer oía por la radio. De su afición por el cómic le queda la costumbre de iniciar la lectura de los periódicos por la página de las historietas4.
Pero su influencia más importante, sin duda, ha sido la del cine. Recuerda la llegada al pueblo de un cine ambulante que proyectaba las películas sobre una sábana blanca sujeta entre dos árboles; después, se aficionó a las películas de gánsteres que pasaban en el único cine del pueblo, el Cine Darío, y más tarde, a los doce años, se convirtió en proyeccionista del cine propiedad de su tío Ángel Ramírez. Tuvo que negociar con su padre que haría el trabajo sin dejar de estudiar y que no recibiría sueldo alguno por ello. Primero fue ayudante, después se hizo cargo de la gerencia y de la contabilidad ante las frecuentes y prolongadas ausencias de su tío, dibujaba los carteles, y componía con gran rapidez la cinta quemada del proyector antes de que el público se impacientara por los cortes de escena5. Llegó a aprender, de memoria, películas enteras como La llamada fatal, de Alfred Hitchcock, La fuente de la doncella, de Ingmar Bergman, Rashômon, de Akira Kurosawa, y Arroz amargo, de Giuseppe Santis. De la película de Kurosawa aprendió el multiperspectivismo, la dificultad de llegar a saber la verdad cuando los testigos manipulan los hechos para evitar responsabilidades, como sucede en su novela Castigo divino6. La influencia del cine ha sido tan poderosa que siempre parte de una imagen al escribir sus novelas7.
Años más tarde, durante su estancia en Alemania, afirma:
[…] completé un verdadero curso de posgrado en arte fílmico, viéndome tres y cuatro películas por día, ciclos completos de Eisenstein, el expresionismo alemán, el neorrealismo italiano, el cine francés de posguerra: Iván el Terrible, Nosferatu, I vitelloni, Les dames du Bois de Boulogne8.
El sentido del humor, rasgo transversal en su obra, lo heredó de la familia de su padre, además de la afición por la música. Sus tíos, componentes de la Orquesta Ramírez, contaban historias escabrosas cuando se reunían en el comercio de su padre, poco antes de tocar en la iglesia cercana a su casa durante alguna de las fiestas religiosas. Nadie escapaba a sus burlas. Su abuelo y sus tíos eran, además, compositores, y, según escribe en Retrato de familia con violín, su tío Alberto componía una canción por cada decepción amorosa9; creció, así, entre instrumentos y partituras, en medio de ruidosos ensayos.
Reivindica la influencia de sus abuelos: del paterno, Lisandro Ramírez, violinista, heredó la imaginación para el arte; del materno, Teófilo Mercado, cafeticultor, la imaginación para inventar novedades técnicas que facilitaban el trabajo. De esas dos maneras de entender el mundo procede lo que llama la vena artística, junto al sentido práctico de la vida10.
De sus padres aprendió la tolerancia, como norma de vida. De diferentes creencias, debieron superar la oposición familiar para casarse, católico su padre y simpatizante del Partido Liberal de Somoza, por el que llegó a ser alcalde de Masatepe, su madre, en cambio, protestante (evangélica), maestra de profesión y una gran lectora, que inculcó a su hijo el gusto por los libros. Sergio Ramírez señala:
Ambos supieron zanjar sus diferencias religiosas, acomodar sus creencias y establecer la paz y la estabilidad domésticas, terminando por convertirse, gracias a un armisticio táctico, en agnósticos practicantes. Como hijo de la tolerancia, me siento obligado a ella11.
Época universitaria
Sergio Ramírez llegó a León para estudiar Derecho por decisión de su padre en mayo de 1959. Su vida cambió por completo con el traslado del pueblo a la ciudad, aunque la transformación más importante sucedió al encontrar un clima de ebullición política en el ambiente de oposición a la dictadura, con el triunfo de la revolución cubana como trasfondo. La represión de la Guardia Nacional a un grupo de guerrilleros en El Chaparral desencadenó una serie de protestas diarias, y, sin tener aún una conciencia formada, Ramírez se encontró en la calle junto a sus compañeros. Era la novedad, protestar contra la dictadura de Somoza12. El día 23 de julio habían programado un desfile de estudiantes novatos, pero terminó en tragedia cuando un pelotón de la Guardia disparó contra los estudiantes con el resultado de cuatro muertos, entre ellos su compañero de aula Erick Ramírez, y más de setenta heridos. A partir de este suceso ya nunca nada sería igual. De ese modo, como producto de la violencia, surgió un grupo que inició un movimiento de izquierda, aunque sin una conciencia ideológica clara. Sergio Ramírez conformó ese grupo y se identificó con aquellos que pensaban en un cambio radical para Nicaragua. Los dos hechos, la autonomía universitaria y los sucesos del 23 de julio, tuvieron una gran trascendencia en la historia de León y en todo el país.
En 1957 había llegado a la rectoría de la Universidad de León Mariano Fiallos Gil a propuesta del presidente del momento, Luis Somoza, que puso como única condición el establecimiento de la autonomía universitaria. Mariano Fiallos fue determinante en la formación de Sergio Ramírez. Lúcido humanista, liberal, anticlerical, crítico, persona entrañable, predicaba el pensamiento libre y era tan cercano que se sentaba a conversar con los estudiantes en los bancos de los pasillos. Ese clima de apertura que se instaló con la autonomía universitaria fue el que encontró Sergio Ramírez al llegar a la Universidad de León. En 1962 el Rector lo nombró jefe de relaciones públicas de la Universidad, se convirtió en su estrecho colaborador y lo acompañó en numerosos viajes durante los que hablaban de literatura, humanismo y filosofía. Siempre lo animó a escribir, pues así veía su futuro, como escritor, no como político13. Su primer libro, Cuentos, fue prologado por el rector Fiallos.
Bajo su mandato, se publicaron diversos periódicos y revistas, entre ellas la revista experimental de literatura Ventana, que fundaron Sergio Ramírez y Fernando Gordillo en 1960, de la que se publicaron 19 números, y en los que fueron apareciendo sus primeros cuentos, según afirma Gaitán Morales14, todo ello mientras participaba en la resistencia cívica de los estudiantes contra la dictadura. Fue la época en la que emergieron sus ideas políticas. En varias entrevistas recuerda que se formaban como escritores y como dirigentes políticos con la idea de un cambio social, y debió aprender a compaginar, desde entonces y hasta 1996, literatura y política15, así como la disciplina necesaria para dedicar unas horas cada día a escribir; incluso en los momentos más duros de la guerra de la Contra se levantaba de madrugada y escribía unas horas antes de empezar las tareas de gobierno. Con este método escribió la novela Castigo divino.
Ramírez fue primero escritor de cuentos, que fueron apareciendo periódicamente en la revista Ventana, y que ya contenían algunos de los temas que van a ser permanentes16 en su obra literaria, como el poder, la identidad, la enajenación cultural y la conciencia social. Escribía sobre lo que veía a su alrededor, sobre la vida de la gente sencilla de la que no queda testimonio en la memoria escrita. Más tarde, ya en Costa Rica, influido por las lecturas de Juan Rulfo, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Juan José Arreola o Carlos Fuentes, entre otros, incorpora nuevas estrategias narrativas que irá perfeccionando en sus textos posteriores. Diana Moro encuentra en el cuento «El cobarde» [...] una parquedad casi rulfiana, en cuanto a la narración de sucesos y una construcción del lenguaje rural que reelabora los procedimientos generados por la llamada "novela de la tierra" o "novela regionalista"
17. En 1964, cuando Juan Rulfo llegó a San José, según le cuenta a Silvia Cherem, corrió como un adolescente en busca de su ídolo
18. La lectura de la obra de Rulfo le ayudaría a depurar el estilo, a romper con las formas vernáculas de expresión predominantes.
En su primer libro, Cuentos, publicado en 1963, Sergio Ramírez recoge nueve relatos publicados en Ventana, en los que ya encontramos una irrisoria imagen del gobierno [...]; la negación implícita de lo nacional; la transformación de la identidad individual y colectiva; y, finalmente, la miseria, que es una constante en la vida de los personajes
19, escritos en estilo sencillo, que contienen una clara denuncia del poder.
La ciudad de León forma parte ya del imaginario colectivo al ser el marco geográfico en el que Ramírez sitúa el desarrollo de algunas novelas y cuentos, pero, también, tiene mucha importancia en el plano personal porque conoció allí a su esposa, Gertrudis Guerrero (Tulita), socióloga de profesión, por entonces mecanógrafa en la Rectoría de la Universidad, y allí se casó.
Se graduó con el título de Doctor en Derecho en 1964 como el mejor alumno de su promoción, y el 16 de julio, después de su boda con Tulita, parte hacia Costa Rica con un contrato de trabajo, propuesto por Mariano Fiallos, para desarrollar proyectos educativos junto a Carlos Tünnermann, en ese momento Director del Consejo Superior Universitario Centroamericano y antiguo profesor suyo en León. Permaneció en el país vecino, junto a su familia, durante catorce años, hasta 1978, excepto una estancia en Alemania.
Estancia en Costa Rica y Alemania
El traslado a Costa Rica fue otro de los hechos trascendentales en la vida de Sergio. Vivió por primera vez en democracia, encontró una gran actividad cultural, descubrió y pudo leer a muchos autores latinoamericanos, y conoció a Juan Rulfo, del que reconoce influencias en sus primeros cuentos y en su primera novela. Y allí nacieron sus hijos. A los pocos meses de su llegada falleció repentinamente el rector Mariano Fiallos y Carlos Tünnermann debió regresar a León para sustituirlo. Poco después, Ramírez fue elegido director de la Confederación de Universidades Centroamericanas (CSUCA) para trabajar en la unificación de los programas de enseñanza en la educación superior, y para crear proyectos académicos conjuntos y escuelas regionales de postgrado, motivos por los que recorrió muchas veces Centroamérica.
Participó en la fundación de la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA) en 1968, que fue una de las grandes satisfacciones de Sergio Ramírez porque supuso una revolución cultural en toda la región y por el gran prestigio que llegó a tener. Todos los autores de los países centroamericanos vieron publicadas sus obras. Otras actividades importantes fueron la organización de un festival cultural con motivo de la celebración del 150 aniversario de la Independencia de Costa Rica, una bienal de pintura y la creación de la Escuela Centroamericana de Sociología, donde se formaron muchos cuadros políticos.
Por otra parte, había una gran actividad política con la formación del Parlamento Centroamericano (PARLACEN). En San José entró en contacto con dirigentes sandinistas en la clandestinidad, y, aunque estaba convencido de que no habría un cambio social en Nicaragua, de que la dictadura no sería desalojada del poder sino por medio de la lucha armada, no consideraba que era el momento adecuado, por eso, decidido a convertirse en escritor, aceptó en 1973 una beca del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) para artistas residentes en Berlín.
Durante estos años ricos y provechosos20 Sergio Ramírez publicó varios libros: Nuevos cuentos (1969), Tiempo de fulgor (1970), Mariano Fiallos. Biografía (1972), De tropeles y tropelías (1973), la antología El cuento centroamericano (1973), El pensamiento vivo de Sandino (1975), a cuya recopilación y ordenación dedicó aproximadamente dos años, y Charles Atlas también muere (1976).
En 1969 se publicó Nuevos cuentos, del que sobresalen los relatos «Nicaragua es blanca», el «Centerfielder» y «El asedio». Los temas centrales son la aplicación de la ley de fugas a un preso considerado por el poder como subversivo; el servilismo hacia la información que llega de EE. UU. como única verdad en detrimento de la nacional; y el tratamiento de la homosexualidad.
Tiempo de fulgor (1970) es su primera novela, se desarrolla en León y abarca desde su fundación hasta mediados del siglo XX. Aborda la identidad cultural con ironía y humor por medio de varias historias centradas en la burguesía conservadora, cuya forma de comportamiento arcaico tiene mucho que ver con la religión. Parte de una imagen -como sucede en muchas novelas posteriores-, la de un cadáver en la playa de Poneloya, León, y narra el cambio de un joven estudiante en su traslado a la ciudad. En este libro se encuentra ya una preocupación por el lenguaje y por el tratamiento de la estructura, de los diferentes planos narrativos. Es el momento del boom latinoamericano y Ramírez reconoce las influencias de Juan Rulfo, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa21.
Para rememorar la figura del rector que transformó la enseñanza universitaria en Nicaragua durante la dictadura de Anastasio Somoza, y que, además, fue su mentor, Sergio Ramírez publica en 1972 el libro Mariano Fiallos. Biografía. Consta de introducción y dos partes, a las que añade, como una parte más, Mis días con el rector, la recopilación de artículos que publicó en 1965, después del fallecimiento inesperado del rector. En declaraciones a Silvia Cherem22, Ramírez reconoce a Mariano Fiallos como uno de sus maestros, junto al magisterio del poeta José Coronel Urtecho. Fueron dos personalidades muy diferentes que le abrieron espacios, Fiallos en el campo del humanismo y Coronel Urtecho en el de la poesía. Gracias a las traducciones de Coronel Urtecho y a las de Ernesto Cardenal conoció a poetas norteamericanos como William Carlos Williams, T. S. Eliot o Ezra Pound. También se siente en deuda con el poeta Pablo Antonio Cuadra, del que aprendió el rigor y el cuidado de los textos en las publicaciones bajo su dirección, como en el Suplemento La Prensa Literaria.
De tropeles y tropelías fue publicado en 1971, y narra, en forma de fábulas grotescas, escenas de la vida del dictador, del gobierno y de su familia, con la idea de denunciar los horrores de la dictadura, a la vez que ridiculiza el poder, y nos acerca a los autores referenciales Augusto Roa Bastos y Miguel Ángel Asturias y sus novelas sobre dictadores. Ramírez completa el libro con una ley final, basada en los viejos códigos de la policía, donde se regula absolutamente todo, desde el trino de las aves canoras hasta la profundidad de las letrinas, se prohíbe voltear los orines de las bacinicas en la vía pública y se reglamenta de manera parca y meticulosa la tortura
23. Este libro recibió el Premio Latinoamericano de Cuento de la revista Imagen en Caracas.
La publicación de la primera edición de la antología El cuento centroamericano es de 1973, en EDUCA, editorial que contribuyó a fundar. Sergio Ramírez se ha sentido siempre muy centroamericano, de tal modo que la idea de unir culturalmente a los países del Istmo ha sido una preocupación constante. Ya en la Introducción de la antología, «La narrativa centroamericana», habla de crear un territorio literario, que como manifestación de una auténtica cultura pueda contribuir a afianzarnos como países de relieves independientes
que los identifique, tarea que no ha abandonado. Señala, además, que hay que Rescatar la literatura centroamericana de su carácter fragmentario, provincial y entendible sólo de fronteras para adentro, para hacerla el testimonio de todas nuestras miserias, de nuestros heroísmos y nuestras derrotas; del asedio sufrido por nuestra nacionalidad; de nuestra explicación como países...
24.
Sergio Ramírez sigue fiel a ese sentimiento de pertenencia cultural y literaria. Dirige y participa en actividades encaminadas a la integración centroamericana con la edición digital de Carátula: Revista Cultural Centroamericana, apoya y promociona a jóvenes escritores en ferias de libros del continente americano o en Europa. Desde el año 2013 organiza Centroamérica cuenta, un acontecimiento que se ha convertido en referente literario, en una plataforma para la difusión de autores y para poner en contacto a escritores de países vecinos con otros escritores de América Latina, de España y de Europa. Según palabras del escritor Luisgé Martín en la presentación de la última novela de Sergio Ramírez, por ahora, Ya nadie llora por mí, Centroamérica cuenta es el festival más querido, en el que ha estado más a gusto y ha sentido más cercana la proximidad de la gente25. Nuria Barrios escribió a su regreso de la edición de 2016 que Nicaragua es el país que mejor trata a los escritores26.
El pensamiento vivo de Sandino fue escrito en Berlín y en Costa Rica entre los años 1973 y 1975 y publicado en San José en 1975. La versión definitiva en dos tomos, está publicada en Managua, Editorial Nueva Nicaragua, 1991, más completa que la anterior, contiene cartas, manifiestos, circulares y proclamas, comunicados, boletines y partes de guerra, relatos autobiográficos, entrevistas de prensa y otros documentos que revelan en toda su magnitud el genio político de Sandino
, tal como aparece en la contraportada.
Una nueva entrega de cuentos aparece en 1976, Charles Atlas también muere, con el mismo espíritu crítico que los relatos anteriores. El cuento que da título al libro está considerado como uno de los mejores de la narrativa latinoamericana, y narra la pérdida de la identidad por la persecución de un mito fabricado en EE. UU. como modelo de hombre musculoso, a la vez que critica al poder y a la clase burguesa. Ramírez evoca recuerdos de su infancia, pues de niño también quería parecerse al modelo del anuncio.
Su estancia en Alemania fue corta pero muy intensa, dos espléndidos años
27, según confiesa a Silvia Cherem. Aceptó la beca del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) en 1973 porque quería ser escritor, aunque al llegar a Berlín con sus hijos pequeños, después de un agotador viaje, tuvo dudas sobre si habría hecho lo correcto. Una vez instalados, se dedica, en primer lugar a estudiar alemán, idioma que ya hablaba a los seis meses, y poder así leer a Kafka en su propia lengua. Evoca la vida familiar en Berlín, sus hijos en la nieve por primera vez, el desconsuelo de sus hijas cuando las dejaba en el Kindergarten, y cómo en poco tiempo fueron capaces de discutir y pelearse con los demás niños en alemán
28. En el Instituto Iberoamericano de Berlín encontró un importante fondo documental que aprovechó para fundamentar la novela ¿Te dio miedo la sangre? (1977) y para el ensayo Balcanes y volcanes (1983). Y dedicó buena parte de su tiempo a nutrirse de la gran actividad cultural de Berlín, con visitas a museos, conciertos y ciclos completos de cine.
En ¿Te dio miedo la sangre? narra cómo el poder del dictador cambia la vida de la gente menos favorecida de Nicaragua, la gran perdedora en los grandes conflictos. En esta novela Ramírez incorpora algunas historias de su infancia, muestra preocupación por la estructura y por la combinación de historias paralelas y por la búsqueda de un estilo propio que lo defina como autor. También escribió la biografía de Sandino, El muchacho de Niquinohomo, algunas crónicas para el periódico La Nación de Costa Rica y para La Prensa Literaria en Nicaragua, y un ensayo que formaría parte de un libro colectivo, Centroamérica hoy, coordinado por Edelberto Torres Rivas29. Producto de su estancia en Berlín son también dos relatos, incluidos en Cuentos completos (Alfaguara, 1997), «Vallejo» y «Heiliger Nikolaus», cuyos personajes principales cuentan la tragedia de ribetes cómicos de los latinoamericanos extraviados en Berlín
30. Fue finalista del Premio Latinoamericano Rómulo Gallegos en 1979.
Mientras, Somoza había multiplicado su fortuna al adueñarse de las ayudas que llegaron a Nicaragua para los afectados del terremoto de 1972. El columnista norteamericano Jack Anderson, de acuerdo con Sergio Ramírez, publicó en los trescientos periódicos en los que colaboraba un documento, «De la A a la Z», sin firma, en el que se describían por orden alfabético todas las posesiones de la familia Somoza, que tuvo una gran difusión.
Ha declarado en diversas ocasiones que cree en el destino, y nunca se ha arrepentido. A solo medio año para el fin de la beca en Berlín decidió regresar a Nicaragua cuando el 27 de diciembre de 1974 vio por televisión la toma de la residencia del doctor José María Castillo por un comando sandinista mientras se celebraba una fiesta en honor del embajador de EE. UU. en Managua. Este hecho, que tuvo una gran repercusión en todo el mundo, le hizo ver que había posibilidades de derrocar a Somoza, por eso se unió a la lucha desde una posición civil, nunca armada. Si no hubiera regresado, dice, se habría perdido la revolución.
Al regreso de Berlín en 1975 fue detenido en el aeropuerto de Managua, le registraron y requisaron sus documentos; y no encontraba trabajo. Ante la inseguridad de la situación regresó a Costa Rica, y volvió a trabajar en EDUCA. En San José vivían muchos sandinistas exiliados y encontró los contactos que esperaba para integrarse a la lucha del frente sandinista contra la dictadura desde su posición de intelectual. Su esposa y sus hijos colaboraron, también, y su casa se convirtió en centro de reuniones, centro de suministro y de refugio. Ahora sí veía posibilidades de derrocar a la dictadura.
Otra vez el destino lo llevó de regreso a Nicaragua, donde hubo de pasar a la clandestinidad por el riesgo que corrían él, quienes lo acogían en sus casas y el grupo de señoras que le servía de chófer. Un francotirador estuvo apostado apuntando hacia su casa, pero al no aparecer ni encontrarlo allí amenazaron con matar a su padre si no les revelaba su escondite.
La vida en Nicaragua se hizo insoportable, Somoza había sobrepasado todos los límites, y Sergio Ramírez, con el apoyo de empresarios, sacerdotes e intelectuales, recibió el mandato de organizar un gobierno provisional inmediatamente después de que la ofensiva militar triunfara; no fue así, pero el grupo siguió adelante, y de ese modo se conformó el Grupo de los Doce. Escribió y publicó un manifiesto que tuvo un gran impacto en la población; desde ese momento la percepción política en la sociedad cambió, y Somoza decidió procesarlos por asociación ilícita. Poco después fue asesinado Pedro Joaquín Chamorro, el pueblo empezó a levantarse, e inició la insurrección popular.
Después del triunfo de la revolución sandinista, el día 20 de julio de 1979, la Junta de Reconstrucción Nacional entró en Managua. Sergio Ramírez ha declarado que ese día es uno de los más inolvidables de su vida, que fue partícipe de una experiencia única, que no cambiaría por nada... Y el entusiasmo se desbordó31. Todos los sectores de la sociedad y de la comunidad internacional apoyaron la toma del poder y Sergio Ramírez comenzó la tarea de gobierno.
Etapa política
Con la década de los ochenta se inicia un cambio ideológico y político que redunda en una profunda transformación de Nicaragua. Magdalena Perkowska32 señala que la revolución trajo dos grandes logros: el derrocamiento del régimen somocista y la colaboración del pueblo en la reorganización social y cultural con la creación de diferentes organizaciones populares. Una gran cantidad de jóvenes participó en la Cruzada Nacional de Alfabetización que consiguió un descenso del analfabetismo muy significativo, del cincuenta por ciento al inicio al doce por ciento al finalizar. Era posible crear una nueva Nicaragua más justa.
Pero cuando Ronald Reagan gana las elecciones y llega a la presidencia de los EE. UU. en 1981 ya no hubo tregua. Incumplió las promesas del anterior presidente, Jimmy Carter, presionó al BID para bloquear préstamos a Nicaragua, saboteó las elecciones para restar legitimidad al proceso, no reconoció las elecciones y aprobó un plan de operaciones encubiertas dirigidas por la CIA que destruyó al país33. Reagan destinó cientos de millones de dólares a financiar la Contra. Al mismo tiempo, una ola de solidaridad internacional sin precedentes surgía desde la sociedad civil.
Como Vicepresidente, Sergio Ramírez asumió las funciones de gobierno y viajó mucho por Europa, EE. UU. y América Latina para convencer a los respectivos gobiernos y para buscar recursos económicos. Pero los gobiernos europeos, con Margaret Thatcher a la cabeza, asumieron las tesis del presidente Reagan. Nicaragua se convirtió en un elemento más de la guerra fría entre EE. UU. y la Unión Soviética.
En medio de tanta actividad publicó El alba de oro (1983), ensayos presentados cronológicamente, escritos antes y después del triunfo de la revolución. Balcanes y volcanes formó parte primero de un libro colectivo, Centroamérica hoy, publicado en 1973 por la Editorial Siglo XXI de México, pero en 1985 apareció la edición nicaragüense a la que se añadieron varios ensayos más sobre cultura y revolución, reflexiones surgidas durante un periodo de diez años de profunda crisis y transformación de las sociedades latinoamericanas. Seguimos de frente (1985) será el tercer libro de ensayos que publique. Y Estás en Nicaragua es un libro testimonial que se publica en el mismo año.
En 1987 aparece un nuevo libro de ensayo, Las armas del futuro, y en 1989 publica La marca del Zorro, libro de testimonio sobre la vida del guerrillero Francisco Rivera Quintero, conocido por El Zorro.
Desde la Vicepresidencia del Gobierno prestó atención especial a la cultura, y, entre otras actividades, presidió el Consejo Nacional de Educación y fundó la Editorial Nueva Nicaragua en 1981, que llegó a tener un catálogo de trescientos libros. Decidido a volver a escribir ficción, en 1985, en la etapa más dura de guerra de la Contra, se impuso la disciplina diaria de trabajar varias horas en la madrugada, antes de la jornada habitual de gobierno, y de 1985 a 1987 escribió una de sus mejores novelas, Castigo divino, editada en 1988, que obtuvo el Premio Hammett a la mejor novela policíaca en español dos años después en Gijón. Utilizó una historia muy conocida en sus tiempos de estudiante en León, el proceso judicial a Oliverio Castañeda, un conocido envenenador de los años 30, del que fue juez Mariano Fiallos. Para documentarse revisó legajos, periódicos de la época, fotografías, ambientes y sus textos de criminología. La crítica resaltó en su momento la destreza en el manejo de personajes y la minuciosidad en la invención de documentos para dar apariencia de realidad, como cartas, telegramas, periódicos, confesiones o testimonios. Algunos de sus amigos escritores aparecen como personajes de la novela a los que asigna oficios distintos a los reales34.
Eduardo Santa Cruz señala que Sergio Ramírez en
Castigo divino recrea ejemplarmente una época de ámbito provinciano que data de casi un siglo atrás. Solo que el registro discursivo de esta compleja novela, revela, además, otras técnicas narrativas y de estructura que la instalan, particularmente, dentro del discurso posmoderno de acuerdo con varios preceptos (parodia, pastiche, subversión del orden y tono apocalíptico) [...] Ramírez convence por la infinidad de datos en apariencia confiables, también hace guiños y retos al lector para que se adentre a la minuciosa investigación que llega a convertirse en parodia35.
A comienzos de 1989 se acuerda adelantar las elecciones con la idea de que la guerra terminara y se pudieran hacer algunas reformas. Ya no quedaban recursos. Además, hechos como la caída del muro de Berlín o la invasión de Panamá, también afectaron a Nicaragua. Por otro lado, se fue imponiendo la burocratización en el gobierno y el alejamiento de la población. Pero las elecciones las ganó la UNO, y Violeta Chamorro llegó a la presidencia de país36. Los primeros desacuerdos surgieron porque Daniel Ortega pensó que los sandinistas podrían gobernar desde el partido aunque no consiguieran el gobierno, sin embargo no tuvieron el apoyo popular esperado. En cambio, Sergio Ramírez creía que el partido no podría mantenerse sin el gobierno, que debería consolidarse como partido democrático37 y que, además, debían denunciar la corrupción. Estos diferentes modos de entender la política los alejó, y dividió en dos grupos al sandinismo38.
A partir de ese momento Sergio Ramírez asumió la jefatura de los diputados sandinistas en una situación muy compleja por los diferentes criterios, la diferente procedencia de los diputados y porque carecían de experiencia parlamentaria. A pesar de la dificultad, llegaron a pactos que lograron la estabilidad y el fortalecimiento de las instituciones y facilitó el desarme de la Contra, entre otros cambios, pero el acuerdo se rompió con la reforma constitucional por los diferentes intereses personales y de partidos. Todas estas circunstancias profundizaron la división del sandinismo, y Sergio Ramírez fue relegado de la Dirección Nacional, al mismo tiempo que empezó una campaña de desprestigio hacia él y su familia. En 1995 renunció al FSLN39.
Durante los años que estuvo en el parlamento (1990-1995), escribió la novela Un baile de máscaras (1995) y el libro de cuentos Clave de sol (1992).
Un baile de máscaras es una de las novelas más queridas de Sergio Ramírez. Transcurre en un día, el día del nacimiento del autor, y cuenta la historia de su familia, aspectos particulares de su infancia, anécdotas de la vida diaria en un lenguaje coloquial y desenfadado. Aunque el carácter autobiográfico y familiar da verosimilitud y unidad a la obra, el microcosmos social en el que se desarrolla la acción, su propio pueblo, tiene buena parte de ficción. Como fondo, siempre, la historia del país, con Anastasio Somoza ya convertido en dictador, que decide sobre cualquier aspecto de la vida de sus ciudadanos. De nuevo el humor y la ironía le sirven para una crítica social de la que no se libra ni la familia ni las instituciones40. Fue Premio Laure Bataillon 1998 a la mejor novela extranjera traducida en Francia.
Clave de sol reúne nueve cuentos que tienen relación con la música popular. Todos se desarrollan en Nicaragua, excepto uno que sucede en Alemania. No tienen un hilo temático y giran alrededor de sentimientos como el amor, la infidelidad, la ira, el desencanto y la resignación. Según José Juan Colín No se advierte ningún tipo de reacción hacia la desgracia, simplemente se acepta como tal
41. Varios de los relatos tratan de su propia familia, de los líos amorosos de su abuelo o de su pueblo, Masatepe, como el cuento «Volver». «Juego perfecto» y «Clave de sol» se centran en el béisbol, el deporte nacional de Nicaragua; el primero trata del sentimiento de fracaso de un pitcher ante la oportunidad perdida de juego; el segundo, narra los disparos del dueño de un equipo a un famoso lanzador por dejar embarazada a su hija, un tema de honor.
Poco después, Sergio Ramírez fundó el MRS para presentarse a las elecciones de 1996, porque consideraba que la revolución había fracasado desde el momento en que no fue capaz de cumplir sus promesas42, desde que se había desviado de sus ideales y se alejaba cada vez más de la democracia. Pero obtuvo un porcentaje de votos muy bajo y muy escasa representación en la Asamblea Nacional. Definitivamente decide dejar la política para dedicarse por completo a la literatura.
Etapa de plenitud literaria
A partir de esa fecha, Sergio Ramírez se convierte en un prolífico escritor, con una obra muy original por la atención que dedica al lenguaje y al tema del poder y por estar centrada en Nicaragua y Centroamérica, hasta tal punto que casi se podría seguir la historia de su país por su obra literaria, de ficción y ensayo. Colabora con su libre opinión en diversos medios de comunicación de Nicaragua, España y América Latina sobre temas muy variados, en los que no elude la crítica política y social.
Según cuenta a Silvia Cherem43, nada más abandonar la política Ramírez se dedicó a escribir febrilmente Margarita, está linda la mar, a la que dedicó doce horas diarias durante diez meses. Con ella obtuvo dos premios: el I Premio Alfaguara de Novela en 1998, junto a Eliseo Alberto con Caracol Beach -fue un premio doble, por primera y única vez, porque el jurado consideró que las dos novelas eran merecedoras del mismo-, y el Premio Latinoamericano de Novela José María Arguedas, concedido por la Casa de las Américas en La Habana del año 2000.
La novela conjuga historia y ficción y une dos épocas, una, la primera década del siglo XX, durante la presidencia liberal de José Santos Celaya, y la segunda, alrededor de la década de los cincuenta, ya con el poder consolidado del dictador Anastasio Somoza García. Presenta hechos históricos sucedidos con medio siglo de diferencia, como la llegada de Rubén Darío a León en 1907 y 1915, y el asesinato de Somoza García a manos del poeta Rigoberto López Pérez, que el autor enlaza por medio del lugar donde suceden los hechos, la plaza Jerez en la ciudad de León, donde se reúnen algunos personajes que ya aparecen en Castigo divino, y por la acción de otro personaje, Luis Henry Debayle, médico y amigo de Darío y padre de Salvadora Debayle que será más tarde esposa de Anastasio Somoza García. El entramado de historias que entrecruza la novela muestra desde la transformación cultural de un país en el que la figura de Rubén Darío es central, hasta el ascenso al poder de Somoza y su relación con el poder norteamericano que le sostiene44.
En 1999, tres años después de abandonar el partido, Sergio Ramírez publica el libro Adiós muchachos, en el que revisa los veinticinco años de sandinismo desde su perspectiva de personalidad relevante. Escribió esta memoria para rescatar del olvido una revolución que despertó la solidaridad internacional, además de una gran esperanza, pero también habla de gran frustración por la pérdida de las elecciones, por los errores cometidos y por el desmoronamiento de la revolución al haber abandonado los valores éticos que la sustentaron45.
Entre los logros, recuerda, por ejemplo, la Cruzada Nacional de Alfabetización, en la que se involucraron sus propios hijos, pero también da cuenta de las luchas por el poder y del alejamiento del pueblo, que era el compromiso inicial del sandinismo. Aunque la revolución no creó riqueza ni llevó el desarrollo, Ramírez señala como logro fundamental la democratización del país. Supone, además, un cierre personal con el pasado, una interpretación histórica, y concluye que, a pesar de todo, valió la pena haberla vivido. Adiós muchachos se ha convertido en un libro de lectura imprescindible para entender lo que significó la revolución y su posterior fracaso.
En 2001 publica dos libros, Mentiras verdaderas y Catalina y Catalina. En Mentiras verdaderas recoge varios ensayos sobre creación literaria, reflexiones que ilustran su pasión por el oficio de narrar. Ramírez expone sus percepciones como escritor, sus experiencias, criterios, gustos y mecanismos que pone en marcha para que el lector, cómplice necesario, acepte las mentiras, quede seducido por la historia. No hay historias nuevas que contar46, no importa que los procedimientos sean viejos, lo que el lector quiere es que se las cuenten bien, que la lectura reproduzca un mundo de ficción verosímil. Señala que en la mecánica de la lectura hay un juego de correspondencias visibles e invisibles entre el escritor y el lector que no deben ser interrumpidos por los defectos [...] Y mientras el escritor imagina, también imagina el lector leyendo. De alguna manera se está creando una dependencia de futuro
47. Destaca, pues, la importancia del lector como elemento necesario para la recepción de la obra literaria.
Catalina y Catalina es un libro de cuentos, once, con los que Ramírez demuestra su maestría en el género. Básicamente están compuestos de la materia narrativa que encuentra en la crónica de sucesos de los diarios, como sucede en «El Pibe Cabriola», «La partida de caza» o «Ya todo está en calma». Excepto dos que sitúa en Alemania y otro en un país de América Latina, el resto sucede en su país y tiene un trasfondo político. Regresa a sus temas habituales: el deporte, en este caso béisbol y fútbol, el cine, la infidelidad, el azar, la enajenación cultural, la pobreza, el autoritarismo, la incomunicación y la violencia sobre el más débil. Relato ejemplar es «El Pibe Cabriola», basado en una noticia ocurrida en 1994, cuando Andrés Escobar, de la selección colombiana de fútbol, fue asesinado por meter un gol en su propia portería que dio la victoria al equipo contario.
El cuento «Catalina y Catalina» puede entenderse en clave de tradición autoritaria patriarcal: el padre desencadena la historia al atribuir adulterio a su esposa. Las acusaciones y la violencia obligan a Catalina a huir de su casa, y ni la hija, del mismo nombre, ni su hermano son capaces de comprender si las acusaciones son ciertas, pero los paraliza el miedo a su padre, incapaz de comunicarse ni de expresar afecto a sus hijos. Años después, cuando los dos hermanos participan de la revolución y se produce la tragedia, Catalina llama a su hija desde otro país, pero el dolor y los años pasados no favorecen el entendimiento entre ellas. Los críticos han querido ver en este relato una alegoría política, aunque más bien se puede entender como una crítica al poder patriarcal que ha permanecido después de la revolución.
No podía faltar el humor, y «La viuda Carlota» es un buen ejemplo. El relato trata de una indagación para averiguar el origen del orín que contiene el bacín de la viuda Carlota. Supone, además, una crítica a la sociedad en general, representada por el microcosmos del pequeño pueblo en el que sucede la historia48. Carlos Fuentes elogia de este modo el relato:
Ramírez despliega su talento cómico en la brevedad ceñida del cuento. Vamos de maravilla en maravilla y de sonrisa a carcajada con boletos de ida y vuelta: Ramírez nos abre un abanico de situaciones y personajes que le dan a nuestra vida latinoamericana de sombríos desencantos una jovialidad muy cercana a la esperanza [...] Y aunque los once cuentos de Sergio Ramírez son de pareja calidad, creo que «La viuda Carlota» pasará a las antologías del relato humorístico por su libérrima conjunción de incidentes majestuosamente cómicos, dignos de Chaplin, Keaton y los grandes bufos del cine mudo49.
Con Sombras nada más, publicada en 2002, Sergio Ramírez quería documentar un hecho que había vivido relacionado con la revolución. Parte de un suceso real, la captura del expresidente del Congreso nicaragüense, Cornelio Hüeck, cuando intentaba escapar del cerco sandinista días antes del final de la dictadura. La novela, narra la captura y el juicio del personaje Alirio Martinica, un exsecretario de Somoza, entre los días 21 a 23 de junio de 1979, poco antes del triunfo de la revolución sandinista, momento de transición en el que ya no funciona la justicia del régimen dictatorial pero tampoco se ha organizado la justicia de la revolución50. Un tribunal improvisado por los tres guerrilleros que lo capturan, juzga al exsecretario, junto a dos capturados más. El juicio es el centro de la novela y las preguntas van encaminadas a mostrar los efectos del poder corrupto y del de sus colaboradores sobre la ciudadanía normal; airea aspectos de la vida privada, como la rivalidad entre la esposa legítima y la amante de Somoza, tratados de manera grotesca51. Al mismo tiempo muestra la ambigüedad moral de la revolución y el contraste entre el ejercicio del poder y la debilidad de los idealismos
52, una crítica a la forma en que se imparte la justicia después del triunfo revolucionario. Urbina señala que el juicio es un simulacro de justicia53. Como ya ocurriera en otras novelas, Ramírez elabora, gran cantidad de documentos ficticios, trascribe escuchas telefónicas, e incorpora muchas voces, con el resultado de una perspectiva múltiple que da credibilidad a la historia.
Dos años más tarde, en 2004, aparece El viejo arte de mentir, que recoge las conferencias impartidas en varias sesiones por Sergio Ramírez en la Cátedra Alfonso Reyes del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, México, sobre la creación literaria en las que muestra las reglas para convencer y la cocina de sus propios libros. Ese gusto por poner a disposición de futuros autores su forma de abordar el oficio de escritor le ha llevado a crear talleres literarios, que imparte de manera gratuita en la Fundación Luisa Mercado de Masatepe.
La novela Mil y una muertes aparece en 2005. Ramírez cuenta en el primer capítulo de la novela que la idea le surgió durante un viaje de Estado a Varsovia. Por otra parte, aunque la acción se sitúa en Europa fundamentalmente, Nicaragua siempre está en el fondo de su pensamiento y buscaba resolver diversas fascinaciones [...] como la obsesión del canal interoceánico a lo largo de la historia de Nicaragua [...] el sometimiento de América Latina al modelo cultural europeo en el siglo diecinueve y su pasión por la fotografía
54.
Según Ricardo Baixeras, el Premio Cervantes a Sergio Ramírez confirma a uno de los referentes literarios de Centroamérica capaz de sostener en el tiempo un proyecto narrativo perdido para la historia y ganado al terreno omnívoro de la imaginación
. Y añade que en sus libros aparece decididamente la voluntad honesta de un escritor que juega hasta la extenuación con lo real y lo fantástico, con la Historia y la ficción
55, y eso es lo que hace exactamente en Mil y una muertes, mezcla de tal manera la realidad histórica y la ficción que llega hasta inventarse los dos escritos que inician cada capítulo de la novela, el primero de Rubén Darío y el segundo de José María Vargas Vila, desarrollados a partir de fragmentos de sus obras.
Magdalena Perkowska considera que la novela es una ambiciosa construcción ficcional que combina la exploración de la identidad histórica de Nicaragua, la identidad del protagonista, un viaje del autor en pos de su relato y una reflexión sobre la fotografía
56. Lo novedoso de esta novela es la incorporación de una serie de fotografías que permite la interacción entre lo verbal y lo visual, entre la palabra y la imagen. Como en otras novelas, Ramírez realiza una labor minuciosa de investigación, parte de un hecho conocido para organizar un mundo imaginario en el que inventa hasta los documentos que dan veracidad a las historias. El protagonista, el fotógrafo Francisco Castellón, recorre Francia, España y Polonia siguiendo el rastro de Nicaragua por Europa. Siempre Nicaragua como centro de su obra.
En 2006 Sergio Ramírez publica su primer libro para niños, El perro invisible, ilustrado por Christa Unzner-Koebel y editado en Managua por la Fundación Libros para Niños.
Con el libro de cuentos El reino animal (2007), Ramírez da una paso más en su evolución como escritor de cuentos y demuestra un sorprendente dominio del género. Con una imaginación desbordante muestra en los veinticuatro relatos la interacción en la naturaleza entre animales y humanos. La estructura de cada cuento es muy original, se inicia con el nombre del animal elegido por orden alfabético, una foto y una explicación científica, que da verosimilitud a la narración que sigue. Nicaragua vuelve a ser el centro de la mayoría de los cuentos, pero avanza en lo que algunos críticos citan como globalización de un nuevo miedo
57, como sucede con «La estrategia de la araña», escrito con materiales tomados de internet, en donde una araña procedente de Asia provoca la muerte a varias personas por el veneno que inocula con sus picaduras.
Son relatos en los que denuncia fundamentalmente el maltrato animal, y sirven al autor para exponer problemas como la pobreza, el hambre, el abandono de la infancia, las pandillas, los inmigrantes sin papeles, la homosexualidad, la destrucción del medio ambiente, la contaminación del agua, la extinción de especies en peligro, el autoritarismo de la iglesia, la desidia de las instituciones. Pero también encontramos una ternura de la frustración, un análisis sentimental de la derrota, que muestra el lado más sensible y comunicativo del autor
58. Demuestra compasión hacia sus protagonistas, un aspecto habitual en el tratamiento de sus personajes, y, también, para los animales, a los que compara con las personas, por ejemplo, el comportamiento de los elefantes en «Duelos y quebrantos». Muy atento a la actualidad, no faltan las nuevas tecnologías, tanto en el seguimiento a la tortuga en «Miss Junie persigue a Miss Junie», o en «Treblinka», en alusión a la industrialización y comercialización de aves, tan maltratadas en sus jaulas como las personas en los campos de exterminio nazi; alude a la forma de alimentación caníbal y advierte sobre el peligro de «aves locas» del mismo modo que ocurrió hace pocos años con las «vacas locas», noticia que ocupó los diarios en España.
Uno de los cuentos más desgarradores es «Mañana de domingo», en el que una ballena jorobada queda varada en una playa del Pacífico nicaragüense. Mientras las autoridades civiles y científicas acuerdan qué hacer con la ballena, una muchedumbre llega a la playa y empieza a destazarla mientras agoniza. De gran contenido social, podría tomarse como una metáfora del país hambriento. Son igualmente desgarradores los dedicados a la desprotección infantil, «Parque de las Madres», «Fosa común» o «El Zanate», que cierra el libro.
Narrados con un lenguaje periodístico o científico que pretende ser objetivo, no podía faltar la sátira, la ironía y el humor, que le sirve al autor como instrumento de crítica social. En «Y así, me apalearon y me echaron fuera...», un reportero narra cómo un grupo de ciudadanos se arriesga en la captura de un lagarto (cocodrilo) para cobrar una recompensa. Cuando les informan de que no hay remuneración alguna a pesar de la peligrosa caza del reptil, uno de los captores corta la cuerda con la que está inmovilizado, dando lugar a una cómica situación.
En «Tribulaciones de la señora Kuek», la directora de un zoológico, preocupada porque los pingüinos no procrean por más que trata de emparejarlos, manda comprar pingüinos hembras al zoológico de otro país y los obliga a convivir con pingüinos machos sin conseguir resultados, hasta que comprende que no había tenido en cuenta la orientación sexual de los pingüinos.
En el ensayo Tambor olvidado (2007), Sergio Ramírez indaga sobre la historia de la cultura de su país. Después de un trabajo de investigación que abarca tres siglos concluye que el mestizaje nicaragüense se debe a una triple herencia: la española, la indígena y la africana. La crítica de Karly Gaitán Morales dice:
Como «mudo estigma» queda en el libro calificada la segregación de la cultura africana en nuestra idiosincrasia. Una vez mermada la población indígena por las batallas y la dura esclavitud a la que eran sometidos, en el siglo XVIII los negros venían a trabajar en las plantaciones de algodón y de caña en la Costa del Pacífico de Nicaragua, no solamente en la Costa Caribe, como se ha podido creer. Con el tiempo los indígenas puros se fueron extinguiendo por las guerras, y entonces eran los negros quienes, como esclavos, estaban destinados al trabajo duro del campo y de carga59.
Y Leonel Delgado Aburto añade:
Una ventaja del libro de Ramírez es que reabre el debate sobre la raza como índice de unidad nacional, y que lo hace con una probable buena incidencia tanto por el prestigio de su autor como por la amplia difusión que logra [...] Además, a una dedicada investigación aúna una narrativa muy entretenida60.
Cuando todos hablamos recoge los artículos cortos que ha ido publicando en su blog en El Boomeran(g), portal literario del diario El País, desde su inicio hasta 2008. Los artículos breves -que sigue publicando en el blog-, abordan todo tipo de temas: literarios, sociales, artísticos, musicales, política y conflictos nacionales e internacionales, en los que nunca falta la mirada irónica o humorística.
Con El cielo llora por mí (2008), nace la novela negra nicaragüense, según Helena Ramos61. La novela, con «una intriga bien urdida y dinámica», parte de un hecho real, el secuestro de un avión en vuelo, que recoge a dos pasajeros en la isla de Ometepe y, días más tarde, aparece en un hangar en Colombia. Por esa época, Nicaragua se ha convertido en un lugar de paso de la droga hacia el norte, y Ramírez cree que no es extraño imaginar el desarrollo de sus actividades en el país. La acción se desarrolla durante el mandato del presidente Arnoldo Alemán, pocos años antes de la publicación de la novela, y tiene como personajes principales al inspector Morales y su compañero Lord Dixon, dos antiguos guerrilleros, ahora policías, que mantienen su ideal ético en medio de una omnipresente corrupción. Otro personaje importante es doña Sofía, antigua policía sandinista, ahora limpiadora, que a base de intuición y lógica, logra desentrañar junto a sus compañeros, con unos medios paupérrimos, la red de narcos que opera en el país. No podía faltar la burla al comportamiento extravagante y cursi de la burguesía ni la crítica al poder, que se apropia del dinero que llegó como ayuda a los damnificados del huracán Mitch en 198862. Por debajo de un lenguaje coloquial, callejero y lleno de humor permea una ácida crítica al neoliberalismo que inunda Nicaragua de macrogasolineras, grandes centros comerciales y productos norteamericanos.
En 2011 publica La fugitiva, que supone una nueva propuesta en su novelística. Escrita a modo de crónica periodística, con el propio escritor como periodista-narrador-personaje, recompone la trayectoria vital de Amanda Solano por medio de entrevistas a tres de sus mejores amigas. Solano, mujer de gran belleza, escritora, adelantada a su tiempo, tuvo la desgracia de vivir en una sociedad provinciana, intolerante, en la primera mitad del siglo XX, que la acosó implacablemente. Organizada en cinco capítulos, el primero y el último son breves y enmarcan los tres capítulos que forman el cuerpo de la novela en una estructura circular. Con La fugitiva, Sergio Ramírez logra un nuevo reto, dar voz a tres mujeres, que desde su posición social y con su particular registro lingüístico detallan todo lo que recuerdan de su amiga, a la vez que hacen un recorrido por la historia de Costa Rica, fundamentalmente, pero también de Guatemala y México, lugares en los que vivió la protagonista, y de Nicaragua por la procedencia del autor. Ramírez se inspira en Yolanda Oreamuno63, una escritora feminista y rebelde, que propuso una ruptura con la literatura vernácula dominante en los años treinta en Centroamérica. Fue premiada en Festival Metropolis Bleu de Montreal en 2013.
La novela se inicia y finaliza en el cementerio de San José, descrito con tanto detalle que las figuras talladas en mármol parecen cobrar vida:
A primera vista el visitante tiene la impresión de hallarse en medio del depósito al aire libre de un marmolista lleno de encargos, con muchas piezas por entregar y otras tantas sometidas a reparación [...] Los ángeles en custodia de los sepulcros son multitud, para no decir legión. Lucen frondosas cabelleras, túnicas ceñidas por cordones terminados en borlas y sandalias andariegas atadas por correas, y entre ellos hay unos que están riendo por lo bajo mientras pulsan toda suerte de instrumentos de cuerda: arpas, salterios, cítaras, vihuelas, laúdes, mandolinas, o elevan sus trompetas festivas como si anunciaran más bien una celebración de carnestolendas y no el juicio de la misericordia final, músicos de frío mármol que tocan en concierto desde los sitios donde se yerguen, y sólo se echa en falta a aquel de entre ellos que debería llevar la batuta de la orquesta64.
En el año 2012, Sergio Ramírez cumplió setenta años de vida y cincuenta como escritor, un acontecimiento que reflejaron los medios de comunicación en Nicaragua, al que se sumaron escritores y periodistas con reportajes y artículos conmemorativos. Durante el mes de agosto se organizaron unas jornadas de celebración en Managua, Granada y Masatepe que contaron con múltiples actos en los que se presentaron libros, se impartieron talleres de escritura, se inauguró una exposición de fotos de Daniel Mordzinski, se presentó el cortometraje El centerfielder, de Ramiro Lacayo, basado en el cuento del mismo nombre de Ramírez, y se entregó el I Premio del concurso de cuentos de la revista digital Carátula, que dirige Sergio Ramírez. Con este motivo, además, se editaron varias antologías de sus cuentos, una de ellas, su Antología personal. 50 años de cuentos, se publicará en México unos años más tarde, en 2017.
Un año después aparece un nuevo libro de cuentos, Flores oscuras, con el que Sergio Ramírez vuelve a darnos una lección de dominio del género. Dueño de innumerables recursos y de una técnica muy eficaz, convierte en piezas literarias de gran belleza noticias periodísticas que recoge de la prensa diaria. Varios relatos sobresalen del conjunto y se colocan entre los mejores de la literatura de América Latina, como ya sucedió con «Charles Atlas también muere», «El centerfielder», «Catalina y Catalina» o «Mañana de domingo». Pueblan los relatos personajes humildes, perdedores, pobres antes y después de la revolución, que sobreviven como pueden, frente a otra parte de la población que se ha enriquecido por la corrupción o por el narcotráfico.
El primer cuento, «Adán y Eva», ejemplifica perfectamente el poder del dinero, y relata el diálogo de un juez con su conciencia sobre si deja en libertad a un narcotraficante por una cantidad de dólares. En «La puerta falsa», un boxeador de segunda fila paga un precio excesivo por alcanzar la fama. Otros dos relatos tienen que ver con el propio autor; en «Ángela, el petimetre y el diablo», Ramírez cuenta un hecho de honor que preocupó a su familia durante mucho tiempo. «No me vayan a haber dejado solo», es un relato singular, cuenta la historia de su infancia a partir de una fotografía. «Abbott y Costello» trata de un suceso que conmovió a todo el país, y tiene como fondo la inmigración a Costa Rica. Con un tono de crónica, narra la muerte de un ladronzuelo nicaragüense, despedazado por dos perros del almacén en el que pretendía robar, ante la pasividad de la policía65.
Pero sin duda, los cuentos más sobresalientes, «Las alas de la gloria» y «La colina 155»66, tienen que ver con las secuelas de la revolución sandinista. El protagonista de «La colina 155», un héroe anónimo de la revolución, roba tapas de alcantarillas para sobrevivir. Perseguido por la policía, huye y salta la valla de una mansión cuyo dueño, su jefe durante la revolución, representa el enriquecimiento ilícito en la Nicaragua postrevolucionaria. El protagonista de «Las alas de la gloria», otro héroe anónimo alcoholizado, muere a manos de un muchacho durante una pelea absurda en la que dirimen su hombría.
En el mismo año aparece su segundo libro de literatura para niños, La jirafa embarazada, con ilustraciones de Vicky Ramos, editado en Managua por la Fundación Libros para Niños.
Con Sara (2015), es la segunda vez que Sergio Ramírez toma como protagonista a una mujer después de La fugitiva, según confiesa a Julie Marchio y a Wener Mackenbach67, porque quiere dar voz a las mujeres que desean ser distintas. Pero también hay una motivación familiar que se asemeja a la historia de la Sara bíblica. Ramírez reelabora la historia de Abraham y su esposa Sara de una manera muy libre, se podría decir con perspectiva de género. Sara, que en la Biblia aparece poco y como modelo de obediencia, se rebela ante lo que le parecen arbitrarias decisiones de «el Mago», al que acompañan unos mozalbetes, que somete a su marido y le obliga, entre otras cosas, a la circuncisión. El conflicto surge cuando el Mago prohíbe a Sara reírse, un poder que considera arbitrario y abusivo, que es capaz de destruir Sodoma y Gomorra o de pedir a Abraham el sacrificio de su hijo Isaac como demostración de obediencia. Otra vez la crítica al poder, aunque esta vez sea un poder divino. En esta novela Sergio Ramírez reivindica la risa como medio de contrariar al poder. Según Nathalie Besse la risa [...] constituye una respuesta al poder, una réplica, que contiene una crítica y que es por lo tanto una expresión de libertad. Reír es escapar al control del otro, a su poder, y en esta novela es una forma de transgresión
68.
El narrador, omnisciente, por medio de un lenguaje oral, sarcástico, con sentido del humor, a veces con el punto de vista de Sara, critica a ese dios misterioso, severo, opresivo, omnipresente, y, también, a su marido que es capaz de entregarla como amante al Faraón con tal de aumentar sus bienes.
A la mesa con Rubén Darío (2016) narra los gustos culinarios del poeta, para quien el comer bien era parte de la vida. Aunque no era un hombre rico le gustaba vivir bien y era buen conocedor de la gastronomía como parte de la cultura de un país. En este libro, Ramírez rastrea en crónicas y poemas de su compatriota sus conocimientos sobre cocina, sus visitas a restaurantes. La segunda parte del libro recoge un recetario de los platos que menciona Darío en sus crónicas. Sergio Ramírez, según ha declarado en diferentes entrevistas, dispone de unas tres mil fichas69 de Rubén Darío que le permiten abordar hasta los aspectos menos conocidos, no solo de su actividad literaria, sino hasta detalles inéditos de su vida.
La última novela hasta el momento de Sergio Ramírez es Ya nadie llora por mí, de octubre de 2017, cuyo protagonista, Dolores Morales, comisario de policía en El cielo llora por mí ahora convertido en detective privado que malvive de investigar infidelidades matrimoniales70, recibe el encargo de un hombre muy poderoso que le ofrece cinco mil dólares por encontrar a su hija en tres días. La tentación es tan grande por la precariedad en la que viven él y su ayudante doña Sofía que hacen planes anticipados con los dólares que van a recibir por la resolución del caso. Durante la investigación, descubren tramas muy peligrosas, como quién dirige el negocio del reciclado de la basura o los negocios y la vida privada del poderoso personaje que busca a su hija, pero también la gran masa de desheredados que se mueve en la indigencia más absoluta. El manejo de un lenguaje oral, coloquial, a veces hilarante, que Ramírez recrea en diálogos de gran frescura, plenos de humor e ironía71, es una de las características más notables de la novela.
Sergio Ramírez siente compasión por sus personajes. Tiene muy presente que la novela y el cuento se escriben sobre las personas, sobre sus ambiciones, amores, locuras, deseos, sobre la condición humana, en definitiva, y para ello estudia a sus personajes, trata de conocerlos y los aleja lo suficiente para permanecer neutral, para humanizarlos, y el lector los percibe verdaderos. Toma los motivos esenciales para sus ficciones de las páginas de sucesos o de noticias de la prensa, donde abundan los desheredados, que más tarde trabaja en la soledad de su escritorio de manera disciplinada.
Sobresale su fascinación por el poder, de manera que este tema aparece en toda su obra, siempre dejando en evidencia el abuso del poderoso sobre el más débil, del poder casi infinito de la corrupción, y se atreve, incluso, con el poder patriarcal. Nicaragua y Centroamérica son el centro de su preocupación, por lo tanto de su literatura, y ha convertido a la ciudad de León en el territorio en el que suceden sus historias.
El Premio Cervantes 2017 viene a reconocer una obra literaria muy coherente, en constante evolución, con un lenguaje propio y un humor a veces irreverente, a veces grotesco, que trasciende a su país y lo sitúa en el mapa literario internacional.
Al mismo tiempo que su obra de ficción, Sergio Ramírez ha mantenido una gran actividad en el campo del periodismo, no ha dejado de escribir artículos para medios de Nicaragua, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Panamá, España, México, Argentina, Colombia, Venezuela, República Dominicana, Puerto Rico y EE. UU.; ha participado en conferencias, mesas redondas, debates, seminarios y jornadas sobre literatura y sobre problemas sociales del continente; asiste a programas de radio y televisión en los que requieren su opinión para debatir todo tipo de temas; es una presencia imprescindible en las ferias del libro más importantes de América Latina y en algunos países de Europa; ha sido profesor visitante, profesor invitado y ha participado en Cátedras en universidades de EE. UU., México, España, Chile, Perú, Guatemala, Costa Rica, Argentina, Brasil, Puerto Rico, Alemania y Francia; ejerce de promotor cultural y de profesor de escritura creativa; dirige dos revistas: Carátula: Revista Cultural Centroamericana y El Hilo Azul del Centro Nicaragüense de Escritores; mantiene un blog en El Boomeran(g) del diario El País; y organiza el encuentro anual de escritores Centroamérica cuenta que se celebra en Nicaragua desde 2013, un evento que ha tomado una gran relevancia literaria, al que acuden invitados alrededor de cien escritores de los países centroamericanos, de América Latina, España, Francia y Alemania.
Sus libros han sido traducidos a numerosos idiomas: portugués, inglés, francés, italiano, alemán, holandés, danés, noruego, sueco, serbio, esloveno, ruso, búlgaro, chino mandarín, chino simplificado, japonés y hebreo.
Los manuscritos, correspondencia y otros documentos personales de Sergio Ramírez se hallan depositados en la Biblioteca de la Universidad de Princeton, en la División de manuscritos.
Forma parte, además, de la Academia Nicaragüense de la Lengua, de la Real Academia Española, de la Academia Puertorriqueña y de la Academia Panameña de la Lengua. Y ha sido distinguido con numerosos reconocimientos, ha recibido, entre otros, el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso de la Universidad de Talca, Chile, 2011; el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español, México, 2014; el Premio Panamá Negro de la Feria Internacional del Libro de Panamá, 2017; y el recién concedido Premio Cervantes a toda su trayectoria literaria.
Premio Cervantes 2017
El reconocimiento más importante de la literatura española, el Premio Cervantes, recae en 2017 en Sergio Ramírez. El jurado decide concedérselo por aunar en su obra la narración y la poesía y el rigor del observador y el actor, así como por reflejar la viveza de la vida cotidiana convirtiendo la realidad en una obra de arte, todo ello con excepcional altura literaria y en pluralidad de géneros, como el cuento, la novela y el columnismo periodístico
, una trayectoria resumida sobre la versatilidad de este autor que se reconoce nicaragüense y centroamericano, sobre todo, además de latinoamericano.
Con setenta y cinco años cumplidos se siente en la plenitud de su vida creativa porque no ha perdido la curiosidad y la necesidad de contar, de emprender proyectos nuevos. Cuando no viaja, se aísla cada mañana para escribir sin interrupciones, y dedica las tardes a otras actividades relacionadas con la literatura, como talleres de escritura, presentaciones de libros, conferencias y promoción de obras de escritores jóvenes, en una permanente actividad que parece desmentir el paso de los años.
En las múltiples entrevistas a las que ha respondido en los días seguidos a la concesión del Premio Cervantes declara su pertenencia al mundo cervantino, al territorio de la Mancha, frase acuñada por su amigo Carlos Fuentes para señalar el territorio de la lengua que se extiende desde España hasta América por el océano Atlántico72.
Ramírez considera la literatura como un instrumento crítico sobre la realidad de su país, según refleja su última novela, Ya nadie llora por mí. Gran observador de la realidad, se podría hacer un seguimiento de la historia reciente de Nicaragua por medio de su obra creativa, siempre atento a lo que ocurre a su alrededor, siempre desde el punto de vista de personajes normales que sufren los desmanes del poder, sin perder el humor que permea su obra y que le ayuda a tomar distancia de los acontecimientos.
Ha dedicado el Premio a Nicaragua y quiere aprovecharlo como plataforma privilegiada para difundir la literatura de Centroamérica como refuerzo a la labor que ya viene desarrollando desde 2004 en la revista Carátula y en el festival literario Centroamérica cuenta, que celebra en 2018 su VI edición. Aleccionado por su nieta, se ha convertido en un entusiasta del mundo digital, en un experto en redes, para romper las fronteras geográficas y llegar a lectores impensables hasta hace poco tiempo.
1. Sergio Ramírez, Oficios compartidos, México D. F., Siglo XXI Editores, 1994, p. 63.
2. Sergio Ramírez, «Ni envejecen ni mueren», Blog de Sergio Ramírez, 5 de julio de 2017.
3. Sergio Ramírez, «La necesidad de contar», Introducción a Antología personal. 50 años de cuento, Ciudad de México, Océano, 2017, pp. 7-25; «Ni envejecen ni mueren», Blog de Sergio Ramírez, 5 de julio de 2017.
4. Idem.
5. Silvia Cherem, Una vida por la palabra. Entrevista con Sergio Ramírez, México D. F., Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 194. Las conversaciones recogidas por la periodista mexicana componen uno de los libros más completos sobre la vida de Sergio Ramírez hasta el momento de su publicación.
6. Ibid., p. 197. La relación de Ramírez con el cine se encuentra detallada en «Retrato de niño con ángel», OtroLunes. Revista Hispanoamericana de Cultura, Madrid, n.º 9, agosto de 2009.
7. Silvia Cherem, op. cit., p. 192.
8. Sergio Ramírez, Oficios compartidos, op. cit., p. 65.
9. Sergio Ramírez, Retrato de familia con violín, Managua, Instituto Nicaragüense de Cultura, 1997, pp. 8-9.
10. Sergio Ramírez, Oficios compartidos, op. cit., pp. 66-68.
11. Ibid., p. 68.
12. Silvia Cherem, op. cit., p. 75.
13. Ibid., p. 89.
14. Karly Gaitán Morales, Cita con Sergio Ramírez, Monterrey, México, Universidad Autónoma de Nuevo León, 2012, p. 24.
15. Silvia Cherem, op. cit., pp. 86-87.
16. Ibid., p. 91.
17. Diana Irma Moro, La narrativa de Sergio Ramírez y las significaciones de la figura de Rubén Darío en la constitución de la literatura nicaragüense, Tesis, Universidad Nacional de La Plata, Buenos Aires, 2013, p. 221.
18. Silvia Cherem, op. cit., p. 96.
19. José Juan Colín, Los cuentos de Sergio Ramírez, Lima, Alberto Sandro Chiri Jaime, Editor, 2004, p. 40.
20. Silvia Cherem, op. cit., p. 94.
21. Ibid., pp. 97-98; José Juan Colín, «De lenguajes, oralidades y otros rasgos de la novela moderna en Tiempo de fulgor de Sergio Ramírez», en VV. AA., Sergio Ramírez. Acercamiento crítico a sus novelas, Edición de José Juan Colín, Guatemala, F&G Editores, 2013, pp. 11-28.
22. Silvia Cherem, op. cit., pp. 191-192.
23. Ibid., pp. 97-98.
24. Antología del cuento centroamericano, Prólogo, selección y notas de Sergio Ramírez, San José, Costa Rica, Editorial Universitaria Centroamericana, 1984, pp. 57-58.
25. Luisgé Martín, Presentación de Ya nadie llora por mí, Madrid, Instituto Cervantes, 10 de octubre de 2017.
26. Memoria de Centroamérica cuenta, 2016, p. 6.
27. Silvia Cherem, op. cit., pp. 108-115. Cherem dedica varias páginas a la estancia de Sergio Ramírez en Berlín en las que habla de sus dudas acerca de la decisión tomada, de la extrañeza de sus hijos pequeños, del aprendizaje de la lengua, pero también de sus visitas a los museos, a los ensayos de la Filarmónica de Berlín, del cine que tuvo ocasión de ver y de sus paseos por Berlín oriental.
28. Ibid., pp. 107-109.
29. Ibid., p. 111.
30. Ibid., p. 115.
31. Ibid., p. 238. Dulce María Guillén Valenzuela, de la segunda promoción del Frente, recuerda cómo después del triunfo de la revolución pasaron el primer año flotando entre la alegría y la incredulidad de una vida sin la dictadura de Somoza.
32. Magdalena Perkowska-Álvarez, Historias híbridas: la nueva novela histórica latinoamericana (1985-2000) ante las teorías posmodernas de la historia, Madrid / Frankfurt, Iberoamericana / Vervuert, 2008, pp. 261-262.
33. Silvia Cherem, op. cit., pp. 143-145.
34. Ibid., p. 295; Eduardo Santa Cruz, «Castigo divino: Entre la historia postergada o la versión discursiva de Hollywood», en VV. AA., op. cit., pp. 56-57.
35. Eduardo Santa Cruz, ibid., p. 61.
36. Silvia Cherem, op. cit., pp. 220-224.
37. Sergio Ramírez, Adiós muchachos, México D. F., Aguilar, 1999, pp. 256-258.
38. Silvia Cherem, op. cit., p. 229.
39. Sergio Ramírez, Adiós muchachos, op. cit., pp. 259-262.
40. José Ángel Vargas Vargas, «Un baile de máscaras: la expresión carnavalesca de la realidad», Revista de Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica, San José, vol. 29, n.º 1, 2003, pp. 33-60.
41. José Juan Colín, Los cuentos de Sergio Ramírez, op. cit., p. 90.
42. Silvia Cherem, op. cit., p. 153.
43. Ibid., p. 224.
44. William Clary, «Iconos culturales y orígenes de una conciencia revolucionaria en Nicaragua: Margarita, está linda la mar de Sergio Ramírez», en VV. AA., op. cit., pp. 83-84.
45. Sergio Ramírez, Adiós muchachos, op. cit., p. 16.
46. Sergio Ramírez, Mentiras verdaderas, México D. F., Alfaguara, 2001, p. 18.
47. Ibid., p. 94.
48. José Juan Colín, Los cuentos de Sergio Ramírez, op. cit., p. 131.
49. Carlos Fuentes, «Solares, Ramírez y la comedia narrativa», La Jornada Semanal, México D. F., n.º 359, 20 de enero de 2002.
50. Sergio Ramírez, «Mis novelas», en VV. AA., op. cit., p. 231.
51. Magdalena Perkowska-Álvarez, «Los silencios elocuentes de Sergio Ramírez: la revolución nicaragüense en ¿Te dio miedo la sangre? y Sombras nada más», en VV. AA., op. cit., p. 139.
52. Javier Aparicio Maydeu, «Viñetas de la Revolución», Babelia, Suplemento cultural de El País, Madrid, 26 de abril de 2003.
53. Nicasio Urbina, «Simulacro y significación en Sombras nada más de Sergio Ramírez», Carátula: Revista Cultural Centroamericana, Managua, n.º 24, julio de 2008.
54. Sergio Ramírez, «Mis novelas», en VV. AA., op. cit., p. 232.
55. Ricardo Baixeras, «Sergio Ramírez: Inventar la historia», El Periódico, Barcelona, 16 de noviembre de 2017.
56. Magdalena Perkowska-Álvarez, «Historia, fotografía y metaficción en Mil y una muertes, una novela fotográfica de Sergio Ramírez», Itinerarios. Revista de estudios lingüísticos, literarios, históricos y antropológicos, Uniwersytet Warszawski, Warszawa, n.º 9, 2009, 35-51.
57. Winston Manrique Sabogal, «La gran parábola contemporánea es el miedo al otro», El País, Madrid, 8 de junio de 2006.
58. María Celina Tapia, «El reino animal de Sergio Ramírez», Nuevo Amanecer Cultural, Suplemento cultural de El Nuevo Diario, Managua, 1 de septiembre de 2006.
59. Karly Gaitán Morales, «¡Toque su tambor!», Nuevo Amanecer Cultural, Suplemento cultural de El Nuevo Diario, Managua, 1 de febrero de 2008.
60. Leonel Delgado Aburto, «Tambor olvidado», Notas poco rigurosas (Blog), 4 de mayo de 2009.
61. Helena Ramos, «Nueva novela de Sergio Ramírez inaugura la policíaca nica», 7 Días, Buenos Aires, n.º 551, del 15 al 28 de febrero de 2009.
62. En la p. 46 de la edición de Alfaguara se lee: La mansión más famosa del país, tres pisos, doce habitaciones, dos ascensores, cuatro salas de estar, sala de billar, aire acondicionado central, cinco terrazas en diferentes niveles con vista panorámica al océano, una piscina con bar incorporado y dos piscinas adicionales para niños, construida con fondos internacionales donados para las víctimas del huracán Mitch
.
63. Sergio Ramírez define a Yolanda Oreamuno de este modo: Una belleza perturbadora para los hombres y ofensiva para las mujeres, porque iba acompañada de su don de libertad sexual, que en aquellos tiempos era una herejía social. Su proclama íntima de ser ella quien eligiera a los hombres, y no dejarse elegir pasivamente, rompía con todos los moldes y llamaba al escándalo. Por eso su belleza volvía a Yolanda más trágica
(Jorge Boccanera, «Diálogo con Sergio Ramírez», Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid, n.º 737, noviembre de 2011, pp. 41-45).
64. Sergio Ramírez, La fugitiva, Madrid, Alfaguara, 2011, p. 14.
65. Germán Hernández, «Un jardín de flores teñidas», Literofilia, San José, Costa Rica, 28 de abril de 2014; Tereixa Constela, «Sergio Ramírez: "La tentación política no existe para mí. Nunca la tuve"», El País, Madrid, 10 de mayo de 2013.
66. Emiliano Coello Gutiérrez, «Historia e intrahistoria, cuento y novela en Flores oscuras (2013), de Sergio Ramírez», Carátula: Revista Cultural Centroamericana, Managua, n.º 62, octubre-noviembre de 2014.
67. Así lo expresa en la entrevista que le hacen los autores con motivo de la presentación de Sara en Costa Rica recogida en «La literatura no se puede afiliar a un solo modelo, es decir, la literatura es una búsqueda de la belleza, en última instancia, ¿no?», Istmo: Revista virtual de estudios literarios y culturales centroamericanos, Granada, Nicaragua, n.º 29-30, julio-diciembre de 2014-enero-junio de 2015.
68. Nathalie Besse, «La risa de una mujer frente al poder absoluto en Sara (2015) de Sergio Ramírez», Carátula: Revista Cultural Centroamericana, Managua, n.º 71, abril de 2016.
69. En la p. 92 de El viejo arte de mentir (México D. F., Fondo de Cultura Económica, 2004), Sergio Ramírez escribe que tiene más de dos mil fichas de Rubén Darío por las que conoce hasta la marca de whisky que bebía. Probablemente haya aumentado su fichero desde 2004 hasta la publicación en 2016 de A la mesa con Rubén Darío.
70. EFE, «Ramírez: la novela negra latinoamericana no da por hecho el imperio de la ley», El Espectador, Bogotá, 9 de octubre de 2017.
71. Sergio Ramírez, Ya nadie llora por mí, Barcelona, Alfaguara, 2017, p. 83.
72. Jesús Ruiz Matilla, «Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017», El País, Madrid, 16 de noviembre de 2017; Doriam Díaz, «Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017: "Mi deber y mi pasión es seguir escribiendo hasta que las fuerzas me den"», La Nación, San José, Costa Rica, 19 de noviembre de 2017.