Saltar al contenido principal

Volodia Teitelboim

Catálogo comentado de Volodia Teitelboim

Por Berta López Morales

Antología de la poesía chilena nueva (Santiago: Zig-Zag, 1935)

Portada de «Antología de la poesía chilena nueva»Esta antología, cuyos autores son Eduardo Anguita y Volodia Teitelboim, fue reeditada por LOM Ediciones en el 2001. En el prefacio, sus autores señalan que los poetas antologados representan los valores auténticos de ella [poesía chilena], algunos de los cuales han alcanzado trascendencia universal o nacional. No se pretende, pues, realizar la antología de toda nuestra poesía, sino la fijación de aquellos poetas que cumplen con un sentido estético actual. En la selección se ha considerado la evolución integral a través de los ciclos de su proceso creador, primando a veces el criterio poético de los antologadores, la representatividad de la obra, e indicando, aún a trueque de violentar la estrictez de una estética nueva, aquellas etapas de su producción inicial que manifiestan como antesalas naturales de su ulterior madurez artística. Los poetas antologados son: Vicente Huidobro, Ángel Cruchaga Santa María, Pablo de Rokha, Juvencio Valle, Rosamel del Valle, Pablo Neruda, Humberto Díaz Casanueva, Omar Cáceres, Eduardo Anguita, Volodia Teitelboim. Los diez autores seleccionados son producto de nuestra común estrictez para estimar los valores de una poesía "nueva", y resultado también de una posición arbitraria y francamente de combate. La antología consta de dos prólogos que corresponden a cada uno de los autores, en los que dan a conocer sus puntos de vista sobre el arte, la misión del artista y la renovación estética.

Sin duda, la exclusión de Gabriela Mistral y otros poetas como Nicanor Parra y Gonzalo Rojas provocó fuertes críticas a los jóvenes autores; Alone en La Nación escribía con mordacidad: Estos jóvenes se aseguran con bastante anticipación su inmortalidad y los calificaba de preciosos ridículos.

En la edición de LOM, Teitelboim afirma: Transcurrido cierto tiempo no dejó de asombrarme que la Antología fuera señalada como un hito en la poesía chilena y que aún, hoy, a tantos años de su aparición, se la siga citando como un referente de la historia.

El amanecer del capitalismo y la conquista de América (Santiago: Nueva América, 1943)

Portada de «El amanecer del capitalismo y la conquista de América»Este ensayo político ha sido traducido a otras lenguas y editado en diversos países. Como señala su autor a través de estas páginas se proponía estudiar en particular los factores económicos que intervinieron en el descubrimiento y la conquista de nuestro país. Sin embargo, el autor debió pasar revista a la Europa que vivía entre dos épocas: la medieval y la moderna, con el desarrollo de una nueva clase, la burguesía comercial interesada en la empresa conquistadora. Para Teitelboim: El descubrimiento y la conquista de América fueron el fruto con cáscara de oro y pulpa de sangre humana que maduró al sol de la necesidad social, a compás con la germinación burguesa, la cual no solo comenzaba a disecar las arcaicas nociones geográficas, sino que amenazaba marchitar todo el paisaje feudalista. Para apurar su putrefacción requería fortalecerse, conquistando nuevos mercados; enriquecerse a expensas de las nuevas tierras, e hizo del saqueo de América, Asia y África la fuente nutricia de la acumulación primitiva del capital. Más adelante señala: En estas páginas nos retrotraemos para alumbrar con una fugaz lucecilla el antiguo cuadro de ese mundo, que dominó a América por el terror, entró a saco y cuchillo en las sociedades autóctonas y quiso crear colonias a su imagen y semejanza, así como los conquistadores feudales habían aprendido en su infancia que el bíblico Dios creó al hombre para que fuera su siervo, tuviese fe en Él y le adorara.

La finalidad de este ensayo, según su autor, estaría en el empeño de mostrar un retrato del cuerpo social que vino a fecundar a América, [...] examinar el embrión de donde deriva el fenómeno chileno, seguir el cuadro de su crecimiento, rastrear, en fin, las huellas del pasado puede ayudar en la búsqueda del camino actual que conduzca a una lograda plenitud; puede tener un valor operativo para que nuestro país marche a ritmo en una atmósfera sin cesar renovada.

La crítica, a través de Ripper, señalaba que se trata de un estudio serio [...] guiado por el materialismo dialéctico, ha presentado un corte perfecto de la historia occidental que precedió al descubrimiento de América y en breves páginas el devenir del continente descubierto. Ripper señala algunas críticas en relación con el origen del feudalismo, algunos juicios del autor sobre obras que figuran en su bibliografía y que llevado tal vez por el apresuramiento, ha usado frases que dan a su concepción materialista cierto aspecto mecanicista y, a veces, hasta casi voluntarista.

Fragmento

Hijo del salitre (Santiago: Austral, 1952)

Portada de «Hijo del salitre»La novela se divide en cuatro secciones: «La áspera mañana», «Vamos al puerto», «Sábado negro» y «El canto de la pampa». El narrador omnisciente intercala y libera las voces de los personajes. La figura principal es Elías Lafertte, lo que no impide la construcción de un escenario más amplio que muestra la dura vida en la pampa salitrera. Según el crítico Latcham, el autor ha trabajado en dos planos: uno histórico, objetivo y realista; y uno imaginativo y de elaboración artística, sin perder el contacto nunca con la intención social de su obra; para el crítico: lo documental y lo narrativo, lo objetivo y lo imaginativo, la realidad y la fantasía, se mezclan y combinan en estas sólidas páginas. «La áspera mañana» nos narra las vicisitudes de una familia signada por la pobreza y la ausencia del padre; la familia emigra del norte chico a la pampa en busca de sustento. El pequeño Elías se va haciendo hombre en las calcinantes oficinas salitreras, solo la amistad y la búsqueda del amor, le dan fuerzas para continuar. Las secciones «Vamos al puerto» y «Sábado negro» dan paso a un colectivo: los trabajadores salitreros quienes no soportan más las condiciones en que viven y marchan a Iquique, el centro del poder. Miles de hombres: chilenos, bolivianos, peruanos, argentinos junto a sus familias. El narrador registra cada una de las acciones que desembocarán en la matanza de la escuela de Santa María. En medio de esa multitud deambula Elías, será la represión violenta que estalla en una muerte colectiva la última etapa de su proceso de aprendizaje. Su integración a la lucha social se produce en «El canto de la pampa», donde se encuentra con el forjador del movimiento obrero revolucionario y fundador del Partido Comunista, Luis Emilio Recabarren.

Fragmento

Hombre y hombre (Santiago: Austral, 1969)

Portada de «Hombre y hombre»Se trata de 585 páginas divididas en dos secciones: «Hombre verde», en torno a la literatura rusa, y «Hombre rojo», en torno a la literatura soviética, en que el autor, a través de un enfoque y estilo personales, desarrolla una vasta y aguda meditación sobre el destino de nuestros pueblos y países, sobre los dramas y conflictos esenciales del siglo XX. El autor señala: Nadie imagine que todo aquí fluye de un memorión ilusorio, de una retentiva excepcional o de una recordación exacerbada. Se descubrirá pronto que la remembranza y la evocación a menudo se funden con la noticia pretendidamente rigurosa, con la información precisa, hasta pedante, y el llamado dato histórico. Además se escucharán los pasos de uno mismo deambulando por el teatro donde vivieron autores y personajes. Variadas visitas a Rusia, recorridos extensos por la Unión Soviética han servido para repasar antiguas páginas y curar amnesias in situ. Fuimos recapitulando piedras, callejuelas, ciudades, escenarios por el camino de los ojos. Pero también, y sobre todo, hablamos muchas veces con los rusos, escritores o no escritores, con soviéticos muy diferentes. Dichas conversaciones sirven no sólo en la faena de reconstitución, sino para completar el cuadro, puntualizar, aprender cosas nuevas, estudiar la continuación del trayecto inconcluso y corregir apreciaciones caprichosas.

Por último, no desea que su libro huela a archivos, a papel viejo, sino más bien a sudores humanos, a rememoraciones, aunque despida la sensación borrosa del "si mal no me acuerdo", o el "tal vez lo soñé un día". Pero, aparte de memento, es elaboración, estudio, el parto lento de la elefanta. Y en mucho registra banderas de señales, inscripciones recogidas de los libros, huellas dactilares de la mano que los escribió e imágenes espectrales de aquellos que fueron sus personajes. Y también de uno mismo, porque el hombre no se despinta de nada de lo que ha recordado y transcrito con su propia letra.

Fragmento

El pan y las estrellas (Santiago: Universidad Técnica del Estado, 1973)

Portada de «El pan y las estrellas»Selección de ensayos, artículos, discursos, entrevistas que conjugan el pensamiento político ligado a la conquista de conciencias forjadoras del hombre nuevo, junto a la elaboración artístico-cultural, íntimamente vinculadas en la vida del autor. Los editores señalan de esta obra: como todo lo suyo, tiene los signos de las dos vertientes definitorias de su personalidad: la política, hombre de acción y de pensamiento, y la de escritor, hombre de imaginación creadora; o, como dice el propio título, en la obra se reúnen el pan de lo cotidiano con las estrellas de la fantasía, términos que en definitiva no son aquí polares, puesto que encarnan la síntesis dialéctica del hombre, sus luchas, su inteligencia y anhelos.

El libro contiene además una importante entrevista, para los estudiosos de su obra, no solo por los antecedentes biográficos, sino también por su pensamiento sobre el Frente Popular y la vida política desarrollada entre 1964-1972. La entrevista fue realizada por Peter Sehlinger, de la Universidad de Indiana, en agosto de 1972.

El oficio ciudadano (Santiago: Nacimiento, 1973)

Portada de «El oficio ciudadano»Como señala Neruda, este libro está constituido por algunas hojas de su innumerable árbol meditativo, del cual ha arrancado una rama de brillante sabiduría. Se trata de reflexiones que denotan una inteligencia superior, serena, que refleja -a decir del poeta- un apasionado afán justiciero: están recién desprendidas de una permanente construcción en movimiento y sustentan la huella terrestre de los días y de los combates tanto como la luz visible de su estrella. Es un hombre terrestre y estrellado: todas las cualidades de la verdad y de los sueños conforman el magnetismo de su palabra y de estas páginas.

El libro posee tres partes: Primera parte: «Defensa de la literatura», donde dedica páginas a la generación del 38, a Mariano Latorre, a Neruda y a Dostoyevski, este último ya había sido publicado en el capítulo IV de Hombre y hombre; Segunda parte: «Política, un cuerpo vivo, un constante fluir», a través de estas páginas reflexiona sobre el «Humanismo marxista», «Schneider, símbolo y doctrina», «Un lejano país llamado Chile» y «El culto del odio»; Tercera parte: «El sol de los muertos», escribe sobre Rubén Darío, Gabriela Mistral, Edwards Bello, Pablo de Rokha, González Vera y el Chico Quintana.

Fragmento

La lucha continúa. Pólvora del exilio (México: Cultura Popular S. A., 1976)

Portada de «La lucha continúa. Pólvora del exilio»A través de este ensayo, el autor da cuenta de cómo El repudio y el combate contra la junta fascista en Chile comenzaron el día mismo de su instauración. A las batallas internas, dramáticas, llenas de heroicidad popular, correspondieron las voces que inmediatamente se hicieron oír desde el extranjero para iniciar la gran cruzada por la liberación -esta seguramente la definitiva- del país austral. Volodia Teitelboim, historiador, novelista, miembro de la dirección del Partido Comunista de Chile, a quien el golpe sorprendió en el extranjero, se instaló frente a los micrófonos de Radio Moscú para emitir, desde ahí, diarias requisitorias contra los verdugos de la patria de O'Higgins. La Lucha continúa. Pólvora del Exilio es la recopilación de los textos -la mayor parte inéditos- de esas denuncias. A través de la prosa de Teitelboim encontramos no sólo la literatura de choque, inevitablemente monotemática, reducida a una economía de expresión... como él nos advierte, sino también la versión rica y documentada, llena de convivencias y testimonios, producto de la larga militancia revolucionaria y del dominio del oficio de las letras, cualidades ambas del autor (Contraportada).

Fragmento

Narradores chilenos del exilio (México: Casa de Chile, 1978)

En la introducción de esta antología señala: «El zarpazo militar fascista de Pinochet, "pronunciamiento", como tan eufemísticamente lo llamaron sus defensores, vino a cortar de un tajo profundo los inicios de un movimiento cultural que prometía desarrollarse con celeridad y entusiasmo, lado a lado con los avances revolucionarios que se producían en la sociedad chilena al cumplirse el Programa de la Unidad Popular. El canto nuevo de Víctor Jara, los Parra, conjuntos como el Inti-Illimani o Quilapayún, la fervorosa pintura mural de los brigadistas, el cine, la danza, el teatro, la formidable arremetida editorial de Quimantú, en resumen, toda manifestación artística comprometida con el pueblo, sufrieron el ataque del sablazo. Sin embargo, aunque el tajo sí fue profundo, no logró su objetivo final de cortar por sus raíces la planta que crecía como una enredadera. De modo, pues, que la planta siguió creciendo. Más lenta, más cautelosa, más alejada del sol, pero también con la respiración más honda, con mayor fuerza, con rabia esta vez.

Limitando estas palabras a la narrativa, veremos que los escritores, que estaban en plena producción durante los años del gobierno Popular, siguen hoy (dentro y fuera del país) su pelea por conquistar un lugar alto en la literatura americana y mundial, que les permita tener una voz más voluminosa para denunciar los crímenes cometidos en la patria y para registrar también los tan multifacéticos factores que conforman la vida del exiliado, con sus luces y sus apagones. Pero veremos, también, que ha surgido todo un nuevo tallo que viene a reforzar la firmeza de la planta. La tragedia, la muerte presenciada en plena calle, las humillaciones sufridas, los amigos y familiares perdidos, los niños vejados, las mujeres violadas, la tortura, la prisión en las cárceles y en los campos, han creado una buena cantidad de nuevos narradores del testimonio, personas, que en algún lugar o momento (de su clandestinidad o de su exilio), han sentido la poderosa necesidad de contar lo que vieron, lo que padecieron ellos y otros, de quitarse también de adentro el peso torturante del recuerdo».

«La presente selección de narraciones, que abarca cuentos, fragmentos testimoniales y también cuentos-testimonio, como podríamos llamar a "Pascua negra" y "Contra la pared", reúne a los autores de varias generaciones. Desde la generación del 38 (Teitelboim y Alegría), pasando por la del 50 (Cassigoli), la del 60 (Skármeta, Valdés, Poli Délano, Miranda...), hasta aquella más joven de autores que, como Leonardo Carvajal, no llegan aún a los treinta. No todos los autores seleccionados son conocidos en el ámbito literario latinoamericano. Frente a Alegría, Skármeta o Poli Délano, están otros que por haber publicado aún muy poco o bien por no llevar mucho tiempo con la pluma en la mano, han tenido menor divulgación. Por último, están también aquéllos que tal vez no sigan en adelante el camino de las letras, pero que en algún momento de su exilio no pudieron evitar la fuerza con que la necesidad de expresar sus experiencias los atacó. Es necesario también aclarar que tampoco están aquí todos los narradores chilenos que pueblan el exilio. Por no contar con obras suyas al momento nervioso y apurado de entregar estos materiales a imprenta, hemos debido excluir a escritores tan importantes como Luis Enrique Délano, Franklin Quevedo, Sergio Villegas, José Miguel Varas, Guillermo Atías, Carlos Cerda. Sin embargo, a pesar de estas omisiones, a pesar también de que el conjunto pueda no ser absolutamente parejo, pensamos que se trata de una clara y precisa muestra de lo que los narradores chilenos en el exilio están haciendo en el campo de la creación, de la problemática que abordan o de las nostalgias que sienten por su patria y por su historia.

La guerra interna (México: Joaquín Mortiz, 1979)

Portada de «La guerra interna»«Por las páginas de esta novela desfilan una serie de personajes extraídos del cine, la literatura y la cultura universal -tanto reales como imaginarios-, que configuran el reinado del terror en que ha caído Chile como consecuencia del derrocamiento de Salvador Allende. El conde Drácula, Frankenstein, Béla Lugosi y sus aliados criollos, dotados todos de los últimos avances de la técnica para el crimen y la tortura, han logrado doblegar al "enemigo": las armas del fascismo parecen imbatibles. Sin embargo, en perfecto contrapunto, la Humanidad, encarnada en Esperanza a pesar de todo, los tiene en jaque, ayudada por la conciencia del poeta y los valores de Alicia -una niña, hija de los asesinos, que descubre horrorizada la otra cara del espejo-, y el mundo en que los han forzado a vivir tiene en sí y para sí todos los elementos que conformarán su próxima libertad.

Sátira con transparente fondo político. Neruda dialoga con "Esperanza a pesar de todo". En el otro extremo, los malos, con Drácula y Frankenstein a la cabeza. Para enredar aún más este cuento, aparecen Alicia y su gato entrando y saliendo del espejo. Jadeante intento por ser ingenioso, irónico, humorístico. La novela resulta pesada, didáctica, y casi boba. Se huele el "encargo". Hace ya muchos años que Teitelboim perdió la pelea con la literatura» (El Mercurio, 10-VIII-1990, p. 3).

Fragmento

El corazón escrito (Una lectura latinoamericana de la literatura rusa y soviética) (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas: Ráduga, 1986)

Portada de «El corazón escrito (Una lectura latinoamericana de la literatura rusa y soviética)»La obra es presentada por Piotr Nikolaev, Miembro Correspondiente de la Academia de Ciencias de la URSS: es un libro confesional. Su autor es una persona interesantísima y un excelente escritor, que ha logrado crear una narración poética en la que ha volcado una buena parte de su vida interior. [...] Un corazón que conoció y asimiló su enorme continente en el mundo de la cultura universal: la literatura clásica rusa y soviética a lo largo de casi dos siglos de historia. [...] El autor es un conocido pensador y político cuyo sentir pertenece a su pueblo mártir y cuya mente está preocupada por alcanzar la justicia social y una vida mejor en todo el mundo. De ahí el concepto principal del libro: las tradiciones humanistas en la cultura contribuyen a la unión de los pueblos. El libro contiene veintitrés capítulos a través de los cuales, según el autor: Se descubrirá pronto que la remembranza y la evocación a menudo se funden con la noticia pretendidamente rigurosa, con la información precisa, hasta pedante, y el llamado dato histórico; sin embargo, el autor no desea que su libro huela a archivos, a papel viejo, sino más bien a sudores humanos, a rememoraciones, aunque despida la sensación borrosa del "si mal no me acuerdo", o el "tal vez lo soñé un día". Pero, aparte de memento, es la elaboración, estudio, el parto lento de la elefanta.

Fragmento

Gabriela Mistral pública y secreta (Santiago: BAT, 1991)

Portada de «Gabriela Mistral pública y secreta»En este ensayo de 334 páginas como afirma su título, Gabriela Mistral pública y secreta, el autor se propone dar la imagen total de una gran poetisa, una de las mayores de la Literatura latinoamericana y española del siglo XX, que se ha reducido normalmente a esa mujer que escribía poemas para los niños. El recorrido se inicia en las provincias de Coquimbo y de Elqui y nos habla de su infancia desdichada -en que fue juzgada públicamente como ladrona y calificada como retardada mental-, de sus poemas trágicos, de su correspondencia con Manuel Magallanes Moure, de su preocupación por lo social, por la suerte de la mujer, de su lucha por la paz, la democracia, la libertad, de su permanencia en México, Petrópolis, de su muerte a las 5:18 a. m. el 10 de enero en el Hempstead General Hospital de New York. Para la escritora Mercedes Valdivieso, este libro representa una escritura de búsqueda, que se atreve a oponerse a las fantasías materializadas en artículos eruditos o en el chisme ponzoñoso. Búsqueda que interroga los orígenes de la mujer, que se remonta a sus padres, que camina los senderos de su niñez y de su juventud, que se atreve a decir un enorme secreto, ése que en una memoria siempre presente como la de Gabriela, sería el trazo oscuro y divisorio entre su ser y el mundo sensorial de los hombres. Por su parte, Vargas Saavedra señala: con notable equilibrio, Teitelboim no aminora la incesante religiosidad de Gabriela Mistral, destacándole algunos casos de involucramiento político, ya sea en poema, prosa o acto civil. Pero es una lástima que Teitelboim desaproveche su formación política y no ahonde en el magno asunto, que le daría sustancia para otro libro, algo así como: "La política en Gabriela Mistral".

Fragmento

Neruda, biografía (Santiago: BAT, 1991)

Portada de «Neruda, biografía»Esta biografía de 527 páginas, tiene el mérito de estar relatada por alguien muy próximo al poeta como amigo, escritor y militante del Partido Comunista, participando como testigo ocular de muchas situaciones felices o amargas por las que pasó el vate. Volodia imprime a su relato un sello propio que permite al lector revivir los episodios confiando en la veracidad y el arte del narrador. El libro consta de dos partes: «De la lluvia a la guerra» y «Pasión y muerte», a través de ellas da paso a la tumultuosa vida de Neruda poeta, político y amante. Volodia parte de la evocación del impacto que sufriera Neruda adulto ante la recuperación de una fotografía materna, de este azar se vale para rastrear las huellas de la infancia, del niño-poeta bajo la lluvia temucana, huérfano de madre, pero amorosamente cuidado por su madre y la vigilancia severa de su padre, que no aprobaba las actitudes líricas de su primogénito. Da paso al poeta de los grandes amores y pasiones, pero incapaz de ser fiel, que va plasmando sus amores en sus libros: el amor a la mujer, por América, por los oprimidos del mundo, por las materias y por la libertad a todo precio. Los últimos días del vate se recuerdan entre las balas y los bandos militares, sus últimas líneas dedicadas a Salvador Allende, muerto en la Moneda.

Como señala el poeta y crítico Hugo Montes: Es como si todo se fuera reviviendo y hubiera ocurrido casi en nuestra propia presencia. Pero Volodia, al mismo tiempo, tiene la discreción de hacerse a un lado y dejar al protagonista haciendo y deshaciendo su viada de acumulaciones. No se interpone entre el lector y el poeta con afanes protagónicos.

Fragmento

Huidobro. La marcha infinita (Santiago: BAT, 1993)

Portada de «Huidobro. La marcha infinita»Con este libro Volodia se propone recrear la vida del gran poeta Vicente Huidobro, fundador del Creacionismo. El título del libro está tomado de la frase del poeta español Salvador Quintero, quien consideraba que junto a Vicente Huidobro no hay reposo posible. Huidobro es una invitación a la marcha infinita. El autor define sus sentimientos por Huidobro como una «fascinación» y a través de sus recuerdos, lecturas e investigaciones, ha querido explicarse cómo el poeta pudo instalarse en el centro de los principales movimientos artísticos de vanguardia pasando desde Buenos Aires, Madrid y París, alternando con personalidades como Picasso, Juan Gris, Apollinaire, entre otros. Se pregunta, también, por qué lo amaron tanto algunas de las mujeres más bellas de la época, como Teresa Wilms, Manuela Portales, Ximena Amunategui, entre otras. Para Volodia, Huidobro vivió a paso de carga, atropellando el tiempo, con la prisa del visionario que fatiga aceleradamente el corazón y dispara la presión de la sangre, porque lo impulsa y apura el anhelo de incorporar sol a su poesía, y sueña con tocar un punto del infinito [...]; fue un excéntrico ávido de sensacionalismo, poeta y antipoeta y mago; aristócrata revolucionario. En suma, el tipo más sorprendente en la historia literaria chilena de la primera mitad del siglo. El poeta y crítico Hugo Montes afirma que Teitelboim con una buena dosis de humor y otra no pequeña de poesía, sin dejar de lado la ironía ni la admiración, va y viene en torno al poeta. Lo admira, sí, pero por momentos lo ve tan de cerca, que está a punto de faltarle el respeto. Pero nunca llega a criticarlo abiertamente; más bien se mantiene como un discípulo -amigo- que sabe apreciar y agradecer a la vez que distanciarse para juzgar comprensivamente.

Fragmento

Los dos Borges: vida, sueños, enigmas (Santiago: Sudamericana Chilena, 1996)

Portada de «Los dos Borges: vida, sueños, enigmas»En 313 páginas, Teitelboim nos entrega una biografía de Borges señalando que se trata de un libro libre que no sólo combina los aspectos biográficos de Borges con su mundo psicológico, sino también con su escritura, con su estilo, con lo que él aporta. [...] Está en su país, en su época, en un mundo determinado, en un siglo alborotado; está en un ambiente de discusión con escritores distintos conflictivos: él y Sábato, él y Neruda, desdeña a Gabriela Mistral, dice cosas horribles de García Lorca con absoluto desparpajo, etc..

Según el crítico Vargas Saavedra: Este libro es un doble esfuerzo por entender a un hombre bizarro, creador de una obra difícil, sobre la cual ya se han alzado cordilleras de erudición. Para ello Volodia Teitelboim ejerce su capacidad didáctica y sintetizadora (de político y de poeta). Desde una bibliografía decorosa aunque no exhaustiva, logra una amena interpretación, basada en las obras y las entrevistas de Borges.

Un muchacho del siglo XX (Antes del olvido I) (Santiago: Sudamericana Chilena, 1997)

Portada de «Un muchacho del siglo XX (Antes del olvido I)»Este libro, como se señala en la contratapa, es el inicio de una saga autobiográfica cuyo título genérico es Antes del olvido. El autor proyecta una mirada personal y múltiple sobre su vida armando, al mismo tiempo, una biografía de la época, un retrato del país y un cuadro del mundo. Se trata de una crónica de la vida relatada desde las miradas de un niño y de un adolescente que salen a descubrir la tierra, a ellos mismos y a los demás.

Hay candor, dolor, humor y mucho amor en este libro. El candor no es ingenuidad, el dolor no es queja truculenta, el humor es mirada optimista y el amor es buen amor; amor por el ser humano, protagonista inequívoco de este libro.

Protagónicos en estas páginas son también el siglo, los inmigrantes, los descubrimientos, los avances, los asombros, las conquistas, las derrotas, las fantasías, los ideales de un muchacho de este siglo que se acaba y que son registrados magistralmente por Volodia Teitelboim antes que llegue el olvido.

Fragmento

En el país prohibido (Santiago: Sudamericana Chilena, 1998)

Portada de «En el país prohibido»Narra las experiencias vividas durante su visita clandestina a Chile en 1987, período del gobierno militar, y en que el plebiscito es una realidad inminente. Este libro también es una crónica que da cuenta de la geografía íntima del país, repleta de anécdotas, recuerdos, antecedentes históricos, observaciones sociológicas, apuntes culturales, comentarios mordaces. Durante su clandestinidad, supo de la concentración del Comando Nacional de Trabajadores en la avenida Perú, de la desaparición de cinco jóvenes comunistas, de manifestaciones callejeras, de la acción del Huáscar en las calles céntricas, de las ollas comunes, del secuestro del coronel Carreño, etc.

Estos hechos -como se señala en la contratapa de esta edición- no quedan en el pasado. Tienen más actualidad que nunca y nos interpelan con interrogantes ineludibles: ¿Cuánto hemos cambiado? ¿Cuánto del anterior régimen sigue instalado en la política, en la economía, en las mentalidades, en las conciencias de nuestros hombres y mujeres?.

La primera edición de este libro de 286 pp. fue realizada por LAR, Literatura Americana Reunida, y circula como libro clandestino de difícil acceso para un amplio sector de lectores; posteriormente, el sello editorial Plaza y Janés lo editó en España.

Fragmento

Voy a vivirme. Variaciones y complementos nerudianos (Santiago: J. C. Sáez Editor, 1998)

Portada de «Voy a vivirme. Variaciones y complementos nerudianos»Estos complementos nerudianos se inician con unos versos del poema «Pido silencio» de Estravagario: No crean que voy a morirme:/ Me pasa todo lo contrario:/ sucede que voy a vivirme.

Fragmento

Notas de un concierto europeo (Santiago: LOM, 1998)

Portada de «Notas de un concierto europeo»Con el subtítulo «Cuatro tríos y un destierro», Teitelboim, acompañado del signo musical, evoca a poetas, narradores, pintores, científicos europeos, a una mujer de dos mundos, a soñadores criollos que ensayan en Chile falansterios tolstoyanos a principios del siglo XX.

La obra consta de las siguientes partes: Primera parte: «Españoles», que trata sobre: I. El hombre que llevaba los lápices a la cama (Picasso), II. Diálogo del primer violín y la flauta (que trata de Alberti, María Teresa León) y III. Cantos andaluces y oratorios descendentes (dedicado a García Lorca); Segunda parte: «Franceses», subdividido en: I. Fantasía para coro (que se inicia con la interrogante ¿Vive Víctor Hugo? y pasa por José Donoso, Blest Gana, Hernani, etc.), II. Appassionata: Flora Tristán ¿Una mujer curiosa? (se referirá a Gauguin, Bryce Echenique, Beauvior, etc.), III. Recitativo y Timbal (habla de Aragón, Neruda); Tercera parte: «Rusos», compuesta por: I. Missa solemnis, II. La pasión según Fiódor, III. La sonata a Kreutzer; Cuarta parte: «Alemanes», que incluye: I. Solo de trompeta, II. Dos contradivertimentos y, por último, Quinta parte: «Los del exilio», con: I. Adagio ma non troppo, en que desarrolla como colofón los siguientes temas: 1. Dante, «como barco sin vela y sin gobierno», 2. ¿Trasplantados?, 3. El caso de Bello, 4. Patiperros de buena familia, 5. Un anciano revive los años verdes, 6. Los bilingües, 7. Los que retornan después de sus días, 8. Literatura peregrina.

Fragmento

Un hombre de edad media (Antes del olvido II) (Santiago: Sudamericana Chilena, 2000)

Portada de «Un hombre de edad media (Antes del olvido II)»Continuando con la saga autobiográfica, este tomo según señala la contratapa: reconstruye y trae al presente todos aquellos acontecimientos que protagonizó o de los que fue contemporáneo y que se extienden desde 1939 a 1959. La Segunda Guerra Mundial, el estalinismo, los gobiernos de Gabriel González Videla e Ibáñez, las luchas sociales, las relegaciones y las matanzas obreras, la literatura de ese tiempo, el periodismo, están presentes en estas páginas. [...] En sus páginas encontraremos a Chile y al mundo de aquellos tiempos; al militante político, a su vez novelista y ensayista; al perseguido político y al perseguidor de sueños de amor y belleza.

La gran guerra de Chile y otra que nunca existió (Santiago: Sudamericana Chilena, 2000)

Portada de «La gran guerra de Chile y otra que nunca existió»Transcribimos parte de la contratapa de este largo ensayo: tras el bombardeo de La Moneda y el exterminio de la democracia en Chile, el mundo entero se preguntó la mañana del martes 11 de septiembre de 1973: ¿de dónde han salido estos caballeros? "en cierto modo salieron de la historia. De un rincón oscuro de la historia". A partir de ese momento se incorporaron al imaginario de Chile expresiones tales como guerra sucia, guerra interna, gran cruzada de la chilenidad, patria salvada de las garras del marxismo, orden, Fuerzas Armadas garantes de la institucionalidad, consumo, modernidad, economía de libre mercado. Nos empezaron a hacer leer la historia desde otro prisma, desde otras miradas. [...] ensayo irónico, revelador y optimista, con las esperanzas puestas en el hombre como gestor de una sociedad nueva, en la que nunca más ocurrirán en Chile hechos como los del 11 de septiembre de 1973.

Noches de radio (Escucha Chile). Tomo I: Una voz viene de lejos (Santiago: LOM, 2001)

Portada de «Noches de radio (Escucha Chile) Tomo I: Una voz viene de lejos»A través de este texto, muchos podrán rememorar, y otros tantos conocer, las noticias que desde Moscú, a través del programa radial Escucha Chile, llegaban. Noticias que se desconocían en el país por el férreo control que ejercía la dictadura de Pinochet sobre los medios de comunicación. El autor en sus palabras preliminares señala: Si Woody Allen protagonizó una película llamada Días de radio, nosotros, entre 1973 y 1988, tuvimos muchas "Noches de radio". Calculo que fueron mil quinientas [...]. Ninguna fue acompañada por la música incidental de George Gershwin; pero sí por un superávit de disparos a matar, gritos en las cámaras de tortura, el ronroneo de helicópteros que arrojan personas al mar y el sonido brusco del golpe con que se hunde en el agua profunda, aparte de un millón de otros ruidos desapacibles que continúan resonando. Sin duda, su objetivo lo consiguió plenamente constituyéndose esos minutos de transmisión en la ilusión del día que por las noches a hurtadillas cobraba cuerpo, el autor afirma: Queríamos igualmente contribuir en algo a que la vida sobre la muerte en una época de plomo, en esa al parecer interminable noche-día en que, despiertos o dormidos, se soñó por muchos una pesadilla real que duró diecisiete años.

Fragmento

Noches de radio (Escucha Chile). Tomo II: El tiempo es un viaje (Santiago: LOM, 2001)

Portada de «Noches de radio (Escucha Chile) Tomo II: El tiempo es un viaje»Los mejores fragmentos de estos comentarios -según se lee en la contratapa- hablan del país de los millares de exiliados, subrayan la presencia de la poesía y la gravitación humanista de Gabriela Mistral y Pablo Neruda, retratan a personajes caricaturescos y brutales de la dictadura, rinden homenaje a Pedro de la Barra, muerto en Caracas en el exilio, y a Laura Allende, que nunca pudo regresar al país.

Se refieren a la consecuente defensa de los derechos humanos del cardenal Silva Henríquez y de la Iglesia Católica, a la literatura del destierro, a las creaciones musicales de Sergio Ortega, a las declaraciones contra el régimen militar del gran pianista Claudio Arrau.

Fragmento

La vida, una suma de historias (Antes del olvido III) (Santiago: Sudamericana Chilena, 2003)

Portada de «La vida, una suma de historias (Antes del olvido III)»La familia y los amigos, los referentes literarios y el derrumbe de las ideologías, los dos 11 de septiembre, la desnacionalización, el exilio y el retorno definitivo, la muerte de Neruda, la Radio Moscú y la revista Araucaria de Chile son algunas de las evocaciones que conforman el tercer tomo de Antes del olvido.

La memoria fluye libre, audaz, crítica y perpleja para un testigo y protagonista del siglo XX que persiste en su inquebrantable fe en la humanidad.

Fragmentos del eslabón perdido: historia de una apostasía (poemas encontrados) (Santiago: LOM, 2003)

Este libro rescata la poesía publicada en revistas por el autor en su adolescencia y primera juventud. Por sus páginas -señala el crítico Naín Nómez- desfilan personajes históricos literarios que el poeta y ensayista conoció en vida como Huidobro, Neruda, de Rokha, Anguita o Gonzalo Rojas y otros, cuya obra y ejemplo alimentaron utopías, como Rubén Darío, André Bretón, Paul Eluard, Guillaume Apollinaire, César Vallejo, Louis Aragón o Marcel Proust... Su testimonio en vivo de una época crucial en la historia del país, del continente y del mundo.

Un soñador del XXI (Antes del olvido IV) (Santiago: Sudamericana Chilena, 2004)

Portada de «Un soñador del XXI (Antes del olvido IV)»Ensayo en que retoma su intenso y esperanzador compromiso con la humanidad, pasa revista a algunos escritores como Tolstoi, Picasso, Alfaro, Sequeiros, Traven, Neruda, Matta, Mistral, Lillo, Coloane, quienes en sus obras defienden la dignidad humana. Su mirada se concentra en los hitos más importantes del siglo XX: el fin de Stalin y la Unión Soviética, la crisis del socialismo y la caída del muro de Berlín, el golpe de Estado en Chile, la figura infame de Pinochet y la prepotencia imperialista de Estados Unidos.

Fragmento

Subir