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En torno a una edición crítica de «La vida es sueño» de Calderón1

José María Ruano de la Haza


Universidad de Ottawa



La vida es sueño se publica por primera vez en dos ediciones diferentes aparecidas el mismo año de 1636 en Madrid y en Zaragoza. La versión madrileña se encuentra en la Primera parte de las comedias de Calderón, editadas, al menos nominalmente, por su hermano José, y lleva una Aprobación de fecha 6 de noviembre de 1635; la segunda aparece incluida en la Parte XXX de comedias famosas de varios autores y su Aprobación es de 5 de mayo de 16362. En su edición de las comedias de Calderón para la Biblioteca de Autores Españoles de 1848 (basada como todas las otras ediciones del siglo XIX en la de Vera Tassis de 1685)3, Juan Eugenio Hartzenbusch llama por primera vez la atención hacia la versión publicada en Zaragoza:

En la Parte treinta de comedias famosas de varios autores (Zaragoza, 1636) se halla impresa La vida es sueño con variantes singularísimas, que dan lugar a creer se hiciese esta edición por un manuscrito más antiguo que el que sirvió para el primer tomo de Calderón, principiado a imprimir en 16354.


Hartzenbusch cita a continuación algunos trozos del comienzo del primer acto de la edición zaragozana (vv. 49-58; 73-80; 86-97; 115-18) y menciona que las décimas de Segismundo están impresas en un orden diferente del habitual. Es claro que el atareado dramaturgo decimonónico no comprobó más que el comienzo del texto de la edición de Zaragoza, pero, solamente con esa pequeña muestra, se dio cuenta de que las dos ediciones de La vida es sueño publicadas ese mismo año de 1636 no podían haber sido compuestas en la misma fecha. La de Zaragoza le pareció derivada de un manuscrito más antiguo, quizá bajo la impresión de que los manuscritos más antiguos contienen un texto más corrompido que los modernos, aunque lógicamente debería ser al contrario.

En 1909, Milton A. Buchanan publica una excelente edición de La vida es sueño, basada en la edición madrileña de 16365. En lugar de hacer el acostumbrado caso omiso a la edición zaragozana, Buchanan incluye en un Apéndice, además de una discusión de la fecha de composición de la comedia, una lista bastante completa de las variantes que existen entre la edición madrileña, la zaragozana y la de Vera Tassis de 1685. En sus comentarios sobre la fecha, Buchanan expresa su desacuerdo con la observación de Hartzenbusch de que los famosos versos de Federico en El castigo sin venganza, de Lope (cuyo ológrafo está fechado el 1 de agosto de 1631), puedan referirse a La vida es sueño calderoniana. Los versos en cuestión dicen, según una reciente edición:


   Bien dicen que nuestra vida
es sueño, y que toda es sueño,
pues que no sólo dormidos,
pero aun estando despiertos,
cosas imagina un hombre
que al más abrasado enfermo
o con frenesí no pudieran
llegar a su entendimiento.


(vv. 928-35)                


La supuesta referencia a la comedia calderoniana se encuentra no sólo en la frase «nuestra vida es sueño» y en la idea central de este pasaje sino también en la respuesta de Batín que sigue, la cual parece aludir paródicamente a las acciones de Segismundo en el palacio durante la segunda jornada:


   Dices bien; que alguna vez
entre muchos caballeros
suelo estar, y sin querer
se me viene al pensamiento
dar un bofetón a uno
o mordelle del pescuezo.
Si estoy en algún balcón,
estoy pensando y temiendo
echarme del y matarme
[...]
   Si cantan, quiero cantar,
y si alguna dama veo,
en mi necia fantasía
asirla del moño intento,
y me salen mil colores,
como si lo hubiera hecho6.


(936 57)                


Pero Buchanan rechaza la sugerencia de que La vida es sueño pudiera ser de fecha anterior a 1631, observando que «the expression 'dicen que nuestra vida es sueño' is much too vague to be a specific reference to a contemporary play which must have been recognized at once as a masterpiece» (p. 99). De hecho, sin embargo, la poca evidencia disponible apunta precisamente en la dirección contraria a la indicada por Buchanan. La versión zaragozana de La vida es sueño incluye frases que aparecen en comedias tempranas de Calderón como El purgatorio de San Patricio (vv. 1660-61 y v. 2427), y Judas Macabeo (vv. 18-19); la única otra comedia calderoniana incluida en la Parte XXX zaragozana es La dama duende, de 1629; según señala el mismo Buchanan, Calderón tomó los nombres de Basilio, Eustorgio y Clorilene de Eustorgio y Clorilene. Historia moscovica, de Enrique Suárez de Mendoza y Figueroa, que al parecer fue sacada a luz por primera vez en 1629 (p. 101). No sería de extrañar que Calderón, en busca de nombres rusos, acudiera a un libro recién publicado.

Buchanan, sin embargo, arguye que La vida es sueño ha de ser considerada «considerablemente posterior» a 1629 porque se hace alusión a ella en Primero soy yo («¿Quien pensara que yo hiciera / pasos de La vida es sueño), comedia que aparece mencionada a su vez en Basta callar, donde se alude «probablemente» a El galán fantasma, a la cual hace referencia un personaje de La dama duende, comedia que puede ser fechada después del 4 de noviembre de 1629 por una alusión al bautizo del príncipe Baltasar Carlos (pp. 101-02). El argumento no es muy convincente, ya que, aun suponiendo que todas esas alusiones sean efectivamente a las comedias de Calderón y no simples frases convencionales «Primero soy yo» es una de las «leyes» del código del duelo y no constituye necesariamente una alusión a la comedia calderoniana, todo lo que demostraría es que La vida es sueño, El galán fantasma y La dama duende son anteriores a Basta callar y a Primero soy yo, sin permitirnos deducir nada sobre la fecha de composición original de La vida es sueño.

A continuación, Buchanan da cuenta de las ediciones más importantes de La vida es sueño, comenzando por las publicadas en la Primera parte madrileña (M) y la Parte XXX zaragozana (Z). Además de ellas, menciona dos sueltas en la Biblioteca del Museo Británico. La descripción que da de la primera (signatura 1072. h. 9) corresponde con la de la que más tarde llamo BU, cuya signatura moderna es C108. bbb. 20. De ella nos dice Buchanan que existen dos ejemplares, el segundo de los cuales perteneció a J. R. Chorley, quien escribió en su portada la siguiente nota: «La impresión que sigue de esta obra maestra de Calderón se ha sacado de un Libro de Comedias de varios, publicado en Lisboa, año de 1647» (p. 103). Buchanan declara que no pudo localizar un volumen de comedias impreso en Lisboa en 1647, pero claramente se trata de las Doze Comedias las mas grandiosas qve asta aora han salido de los meiores, y mas inƒines Poetas. Segvnda Parte. (Lisboa: Pablo Craesbeeck, 1647), que más tarde identificaré con las siglas LC. Chorley, al parecer, había comparado los dos textos y se había dado cuenta de que ambos reproducían la misma versión. Sin embargo, como veremos después, la suelta británica no está derivada del volumen portugués y su fecha de composición es probablemente muy anterior a 1647. La segunda suelta británica a que alude Buchanan (sin dar su signatura) parece corresponder a la que más tarde llamaré BL2 (signatura moderna T. 1737 [1]). La última edición incluida en la nota de Buchanan es la de Vera Tassis de 1685 (VT).

En su Apéndice, Buchanan proporciona al lector interesado una lista muy completa de las variantes que existen entre los tres textos que utilizó para su edición: M, Z y VT. Pero sus conclusiones con respecto a la relación entre Z y M no explican satisfactoriamente la existencia de una cantidad tan elevada de variantes entre dos ediciones, publicadas el mismo año, de un texto compuesto supuestamente poco antes. Buchanan declara que la edición de Zaragoza difiere tanto de la de Madrid, sobre todo hacia el final de la comedia, que casi se podría considerar una comedia diferente o una adaptación. Quizá se tratara, añade, de una copia de actor o de una copia memorial, trasladada verbatim por un memorión en el mismo corral de comedias donde se representó. Ninguna de las dos suposiciones me parece susceptible de demostración. La única manera de deducir que la versión zaragozana deriva efectivamente de una parte de actor es si el texto de uno de los papeles aparece en una versión considerablemente más completo que el de los otros, lo cual me ha sido imposible de comprobar. La segunda suposición me parece todavía menos aceptable. Al contrario de lo que se ha venido pensando, los memoriones no eran capaces de reproducir palabra por palabra los 3.000 versos de una comedia. Si así hubiese sido, no habría, claro, manera de distinguir una versión memorial de una copia manuscrita ejecutada por un copista de la compañía. Lope mismo comprobó este hecho cuando, habiendo «hecho diligencias para saber de uno de estos [memoriones], llamado El de la Gran Memoria, si la tenía, y he hallado, leyendo sus traslados, que para un verso mío hay infinitos suyos, llenos de locuras, disparates e ignorancias, bastantes a quitar la honra y opinión al mayor ingenio»7. Estas palabras describen con gran exactitud el texto manuscrito de Peribáñez que estudié hace algunos años. Efectivamente, todo lo que queda del Peribáñez lopesco en la copia manuscrita son unos cuantos versos memorables del original (cien como máximo) a los que el memorión añadió miles, obviamente de su propia cosecha8. La versión zaragozana de La vida es sueño no pertenece a este tipo de comedia pirateada. No contando variantes de poca o ninguna significación textual, los versos que comparte con la edición madrileña representan algo más de la mitad de la comedia, o sea, más de 1.500 versos, cuya retención hubiera estado fuera del alcance de cualquier memorión. Curiosamente, dos años antes de la publicación de su edición de La vida es sueño, al final de un corto artículo en la Modern Language Notes, Buchanan había sugerido una solución mucho más acertada que la propuesta en su libro. El artículo concluye con estas palabras:

Personally, I incline to the suspicion that B [la edición zaragozana] represents, with many obvious errors, Calderón's original borrador as first acted on the stage, and that A [la edición madrileña] reproduces the more finished product, carelessly printed, as given to Joseph for publication. I am aware of objections that may be urged against such view9.


Estas objeciones, que el erudito norteamericano se dejó en el tintero, son las que le impidieron avanzar por esta línea de investigación. Probablemente tenían que ver con la supuesta imposibilidad de que la fecha de composición de La vida es sueño fuese anterior a 1630; esto es, con la dificultad de aceptar que una de las obras cumbres del teatro del Siglo de Oro fuese producto de la juventud de Calderón. Como veremos, Buchanan no fue el único en sufrir de este tipo de ceguera intelectual.

Finalmente, en el Apéndice a su edición, Buchanan también nota que Vera Tassis, cuya edición está basada en la madrileña, parece haber incorporado a su texto ciertas lecturas de la edición zaragozana; por ejemplo, los siguientes versos de la primera jornada:

M: Z: VT:
En eƒte miƒero, en eƒte En aqueƒte pues del sol, En aqueƒte, pues, del Sol
mortal Planeta, ò ƒigno, ya freneƒi, ya delito, ya freneƒi, ò ya delirio
nacio Segiƒmundo, dando naciò Segiƒmundo, dando naciò Segiƒmundo dando
de ƒu condicion indicios. de ƒu condicion indicios. de ƒu condicion indicios.
(vv. 700-03) (vv. 702-05)

Esta y otras variantes aducidas por Buchanan como prueba de la relación entre VT y Z demuestran que Vera Tassis tuvo acceso a una edición de la primera versión. Pero, ¿cuál de ellas? Debido a la escasez de variantes significativas en las que VT diverge de M no es posible averiguarlo con exactitud. Parece claro, sin embargo, que el texto suplementario utilizado por Vera no fue el de la Parte XXX zaragozana, como creen varios críticos10. Diez años después de la publicación de la edición de Buchanan, Miguel de Toro y Gisbert escribe una serie de artículos para el Boletín de la Real Academia Española con el título de «¿Conocemos el texto verdadero de las comedias de Calderón?»11. El objetivo principal de este trabajo es demostrar que la versión impresa de La vida es sueño que circulaba en aquella época -la publicada en la Biblioteca de Autores Españoles de Rivadeneyra - no era la mejor. Si las investigaciones de Buchanan le llevaron a la biblioteca del Museo Británico, las de De Toro culminaron en otra gran biblioteca, la Nacional de París. De Toro no pudo encontrar allí un ejemplar de la edición zaragozana, para lo cual no hubiese tenido que viajar a la capital francesa, ya que lo tenía en la Biblioteca Nacional de Madrid12, pero un análisis de las variantes entre Z y M en la edición de Buchanan le llevó a concluir que la de Zaragoza no podía ser considerada simplemente como una edición fraudulenta, ya que las diferencias entre las dos «son demasiado importantes» (p. 320). Toro y Gisbert cita algunos de los pasajes divergentes más notables entre las dos versiones (vv. 374-422 / 366-98, 2138-57 / 2192-2227, 2328-45 / 2404-13)13, arguyendo que estos versos son incontestablemente de Calderón y que habrá que tener la edición zaragozana «seriamente en cuenta al hacer una publicación definitiva de La vida es sueño» (p. 323), con lo cual me encuentro muy de acuerdo, aunque no en el sentido en que utiliza esta frase Toro y Gisbert.

Uno de los contadísimos editores de La vida es sueño que, después de Buchanan, han comentado sobre las dos versiones de la comedia es Albert Sloman14. Para Sloman la versión zaragozana está corrompida e incompleta. Cada página, nos dice, contiene «flagrant misreadings» y se omiten muchos versos que aparecen en la versión madrileña. Lo de «flagrant misreadings»» en cada página parece una exageración. Hay, es verdad, bastantes lecturas erróneas en la edición zaragozana, pero no en tal cantidad que convierta el texto de la comedia en ininteligible. Queda claro, sin embargo, que, aunque Sloman analizó comparativamente las dos versiones, no supo cómo establecer una relación entre ellas. De haberlo hecho quizá no hubiese concluido que la versión zaragozana «[is] lacking the authority of the Partes» (p. xxxvii).

Sin embargo, y sorprendentemente en vista de que niega autoridad textual a la edición zaragozana, Sloman decide tenerla en cuenta a la hora de editar su texto de La vida es sueño porque «[it] contains some extremely interesting readings» (p. xxxvii). ¿De dónde proceden estas interesantes pero desautorizadas lecturas? En su reseña de la edición de Sloman15, William M. Whitby nos recuerda que en el capítulo noveno de su brillante libro sobre The Dramatic Craflsmunship of Calderón16, el distinguido crítico inglés había afirmado que La vida es sueño era una especie de refundición de Yerros de naturaleza y aciertos de la fortuna, comedia esta última compuesta en colaboración por Calderón y Antonio Coello. Más tarde examinaremos críticamente el razonamiento de Sloman y la evidencia aducida; baste, por ahora, recordar que el manuscrito de Yerros (autógrafo en parte de Calderón) lleva una censura de 4 de mayo de 1634. Si Yerros es, en palabras de Sloman, el «starting point» de La vida es sueño, entonces la fecha de composición de La vida ha de situarse entre mayo de 1634 y noviembre de 1635, cuando se aprueba la Primera parte madrileña. Whitby, por tanto, concluye que Sloman tiene en cuenta las lecturas interesantes pero desautorizadas de la edición zaragozana porque el crítico británico cree que, durante el año y medio que transcurrió entre una sino dos versiones de La vida es sueño:

During that time, Calderón could have written an earlier version of the play, which might or might not have been presented [sic] and from which the pirated edition of Zaragoza could have stemmed. Although Sloman does not say so, I presume that this is his assumption. Otherwise, there would have been no point to his taking the Zaragoza edition into consideration.


(p. 279)                


Estas palabras de Whitby reflejan el dilema en que se encuentran los críticos que aceptan la hipótesis de Sloman sobre la prioridad de Yerros. O Calderón escribió la versión zaragozana de La vida es sueño o no la escribió. Si no la escribió, ¿quién lo hizo y cómo es que se asemeja tanto a la versión que él mismo público en su Primera Parte? Y si la escribió, ¿cómo es que compuso dos versiones tan diferentes de una misma comedia en año y medio y cómo, en ese mismo año y medio, llegan las dos a publicarse en lugares tan distantes como Zaragoza y Madrid? Y puestos ya a hacer preguntas, ¿es lógico suponer que el autor de comedias a quien Calderón presumiblemente vendió la versión zaragozana la entregara al impresor tan rápidamente? Lo normal es que transcurrieran unos años -cuatro o cinco- antes de que un autor de comedias considerara una pieza agotada para la escena. Y ¿cómo explicar que, si la versión madrileña es posterior, su fecha de aprobación antecediera por seis meses a la de Zaragoza? Y, finalmente, ¿están estos críticos acusando a Calderón de deshonestidad al vender dos versiones de una misma comedia a dos autores diferentes?

En 1973, Don W. Cruickshank publicó un artículo sobre «The Text of La vida es sueño» en el primer tomo, editado por él, de la monumental edición facsímil de las comedias de Calderón que preparó en colaboración con John E. Varey17. El artículo de Cruickshank tiene como objetivo principal establecer la relación existente no sólo entre las tres ediciones de la Primera Parte de Calderón y la de Vera Tassis sino incluso entre los ejemplares que sobreviven. Al final de su trabajo, sin embargo, Cruickshank dedica unas páginas a la relación entre la edición madrileña y la zaragozana de La vida es sueño. La comparación que hace entre las dos versiones no es exhaustiva, como él mismo reconoce, pero en las pocas lecturas que analiza, Cruickshank intuye que hay un intento de revisar el texto. Pero, ¿quién lo revisó y por qué había necesidad de revisarlo? Estas preguntas llevan a Cruickshank a la acertada conclusión de que «QCL [M] combines authorial revision with editorial sophistication and scribal corruption» (p. 90). Más debatible es lo que propone a continuación:

If the authorial revision theory is correct, the only truly authentic version of the text was Calderón's autograph original, corresponding to the Z tradition. This hypothetical situation involves two theoretically different problems: for most of the play there would be one version with two traditions; for the rest (the revised portions), two versions with one tradition each.


(p. 90)                


En términos prácticos Cruickshank propone entonces que:

[...] if an editor believed, in the case of the revised lines, that the author's second thoughts were better, then he would have to turn to QCL for these second thoughts: he would have no choice. For the «unrevised» part of the play he would have to work from the text which he believed to be nearest to Calderón's autograph original.


(p. 91)                


Nadie disputa que para la parte sin revisar de la comedia el editor deberá elegir las lecturas que se encuentren más cercanas al original calderoniano. Pero, ¿cómo aplicar este procedimiento a la parte revisada, la cual en el caso de La vida es sueño comprende aproximadamente un 40% del texto de la comedia? ¿Cómo decidir si esa multitud de «second thoughts» del autor son mejores o peores que los primeros? ¿Y no están los «second thoughts» del autor con respecto a un determinado pasaje conectados con los «second thoughts» de todos los otros pasajes que aparecen cambiados en la versión madrileña? ¿Sería aceptable que un editor, siguiendo sus gustos, publicara una edición de La vida es sueño que incluyera, además de los pasajes comunes a las dos versiones, un porcentaje más o menos elevado de pasajes divergentes de la primera versión y otro porcentaje de los de la segunda?

El método propuesto por Crickshank es, sin embargo, el único apropiado si se acepta la hipótesis de Sloman sobre la fecha de composición de La vida es sueño. Sloman presupone la existencia de una única versión de la comedia, la cual sufre en año y medio los avalares propios de un texto teatral del XVII. La labor del editor consistiría entonces en tratar de recuperar la versión original, o arquetípica, a la cual añadiría las revisiones que el autor introdujo a última hora antes de mandar el manuscrito a la imprenta. Pero, ¿y si Sloman no tiene razón? ¿Y si La vida es sueño es muy anterior a 1635 y Calderón, insatisfecho por cualquier causa con la primera versión de su comedia, decidiera revisarla para la imprenta años después? En ese caso tendríamos no una sino dos versiones de La vida es sueño; dos versiones que reflejarían, no el arte y la ideología de Calderón en un período determinado de su vida como dramaturgo, sino los cambios experimentados por su arte e ideología entre dos periodos diferentes de su vida. ¿Sería lógico entonces mezclar las dos versiones? ¿No sería lo correcto preservar las dos? El único obstáculo importante que nos impide aceptar sin más la existencia de las dos versiones es la supuesta prioridad de Yerros de la fortuna sobre La vida es sueño. Examinemos, pues, los argumentos de Sloman en favor de Yerros.

En el noveno capítulo de su ya citado The Dramatic Craftsmanship of Calderón, Sloman resume las diferentes opiniones críticas sobre la relación que existe entre las dos piezas: G. T. Northup y Schevill dan la prioridad a La vida es sueño Cotarelo y Mori, Julia Martínez y el mismo Sloman se declaran en favor de Yerros. Lo más curioso de toda esta controversia es la falta absoluta de pruebas que apoyen una u otra alternativa. Sloman declara que la comparación exhaustiva que hace en su libro entre las dos comedias «establish[es] [...] that Yerros was Calderón's starting point for La vida es sueño» (p. 252), pero cada uno de sus argumentos está basado en la dudosa suposición de que una comedia fuente ha de ser inferior a la refundición, ya que un dramaturgo no iba a tratar de un mismo asunto mediocremente después de haberlo tratado brillantemente. Esta suposición parte a su vez de dos premisas igualmente falsas. Primera, que lo que hoy consideramos superior lo era también para los contemporáneos de Calderón; y, segunda, que en el acto de colaboración, Calderón, considerado hoy mucho mejor dramaturgo que Coello, es el responsable del producto final. Examinemos, pues, algunos de los argumentos de Sloman en favor de la prioridad de Yerros a la luz de estas observaciones.

Sloman percibe una progresión ascendente de Yerros a La vida es sueño al examinar las dos comedias con la lente del acercamiento temático-estructural. El argumento de Yerros depende del trillado recurso de los hermanos gemelos; el de La vida es sueño es mucho más original al cambiar esta relación entre hermanos por la de padre e hijo. Pero lo que hoy nos parece original e ingenioso no lo era necesariamente en el siglo XVII. De hecho, se podría argüir que Yerros es una comedia mucho más ingeniosa, complicada y animada que La vida es sueño, aunque a nosotros nos parezca hoy mucho menos profunda. Yerros es una comedia de capa y espada cortesana, llena de lances, intrigas y confusiones, y como tal, mucho más popular seguramente entre el público de los corrales que La vida es sueño con los largos parlamentos y disquisiciones morales y políticas que hoy fascinan a tos profesores universitarios. Desde el punto de vista argumenta!, Yerros representaría una considerable mejora sobre La vida es sueño para el espectador medio de los corrales.

Sloman compara también dos pasajes de Yerros y La vida es sueño para concluir que el de Yerros fue «perhaps [...] the spark that suddenly illumined Calderón's mind, which revealed the potentialities of the theme that was only partially developed in Yerros, and the manner in which it might be given dramatic expression» (p. 255). El pasaje correspondiente de La vida es sueño es en realidad dos pasajes. El primero forma parte del monólogo de Segismundo al despertar en el palacio y comprende vv. 1224-39 de la edición madrileña; el segundo abarca los seis primeros versos que declama Segismundo al despertar en la torre al final de esa segunda jornada (vv. 2082-87). El correspondiente pasaje de Yerros ocurre a finales de la tercera jornada y comprende vv. 2796-281118:

Aguarda verdad o sombra
de mi dicha y mi desgrazia
de mi vida y de mi muerte
que me obligas y me agrauias
aguarda valgame el çielo quitaƒe el lienzo
adonde eƒtoy que mudanza de los ojos
El zentro oƒcuro que fue
mi Albergue en aqueƒtas salas
me troco si estoy soñando
si es de mi quarto eƒta quadra
no eƒtoy en palazio yo
Si que Bien me deƒengañan
estas señas si no es ya
que es de mi desdicha maña
o falsedad de mi pena
finjirme glorias paƒadas19.
(f.º 53r.-v.)                


Sloman encuentra en estos versos el germen de La vida es sueño, a pesar de que, como él mismo reconoce, están de mano de Coello. Pero estos versos, suponiendo que efectivamente se parezcan a los que dice Segismundo al encontrarse en el palacio, podrían también ser tomados como una alusión a La vida es sueño, insertada por Coello como tributo a su colaborador. En realidad existe muy poco parecido entre las experiencias de Polidoro y las de Segismundo; en cierto sentido la experiencia de Polidoro podría considerarse como contraria a la de Segismundo: él va del palacio a la prisión para volver al palacio; mientras que Segismundo va de la prisión al palacio para volver a la prisión. Y el argumento de Yerros, en lo que respecta a Polidoro, podría verse como una continuación o variación del de La vida es sueño y no como su germen. El tema de Yerros, si reducimos esta comedia a ese tema central tan favorecido de la crítica temático-estructural, también es muy diferente del de La vida, ya que trata de la caída de príncipes y favoritos. Véanse las palabras con que Polidoro concluye el monólogo que cita parcialmente Sloman:


[...] quien me quita el reyno
como viendo que su Rey le falta
mis vaƒallos no me Buƒcan
mis Amigos no me hallan
quien vsurpa mi corona
quien la vsurpa y no me mata
quien me Reƒtituye en ella.


Esto tiene muy poco que ver con la situación de Segismundo en la segunda o en la tercera jornada de La vida es sueño. Es más bien una variación de esa situación, que a nosotros nos parecerá inferior en su tratamiento, seguramente porque fue escrita por un dramaturgo inferior a Calderón, pero que a Coello le parecería de perlas. El hecho de que una situación dramática haya sido admirablemente tratada por un dramaturgo tampoco precluye que ese mismo dramaturgo u otros la utilicen en otra comedia o con diferentes fines, que es lo que hacen Coello y Calderón en Yerros.

Debemos también tener en cuenta que Coello fue evidentemente el promotor y el colaborador principal de esta comedia. La primera jornada -la más importante ya que marcará el curso argumental que seguirán las otras dos- aparece atribuida exclusivamente a Coello y es seguramente autógrafa. La portada de la segunda jornada es de mano de Calderón y curiosamente contiene el reparto. ¿Por qué aparece el reparto al comienzo de la segunda jornada y no de la primera, como sería de esperar? ¿Podría ser que Coello comenzase a componer la comedia solo y que, terminada la primera jornada, una compañía de representantes se la pidiese con urgencia y que no pudiendo terminarla a tiempo acudiese a su amigo Calderón para que le ayudase? Esto explicaría que el reparto esté al comienzo de la segunda jornada, ya que al empezar a escribirla Coello no sabía todavía qué compañía la iba a representar. Calderón, por el contrario, sí lo sabía y lo primero que haría, naturalmente, era ver qué papeles iban bien con cada miembro de la compañía.

La segunda jornada, que es obviamente un borrador, es toda autógrafa de Calderón; la tercera contiene diez hojas de mano de Calderón y veinticinco de Coello. La hipótesis avanzada en el párrafo anterior explicaría también esta distribución de trabajo. Coello escribe la primera jornada solo y traza el plan completo de ella. Una compañía de actores le pide una comedia con urgencia, pero sólo tiene terminada la primera jornada. Coello acude a Calderón para que le ayude. Calderón hace el reparto de papeles y escribe la segunda jornada, según el plan de Coello, mientras que éste compone la tercera con ayuda de Calderón. ¿Por qué acude Coello a Calderón? La explicación puede que se encuentre precisamente en el hecho de que Coello estaba tomando prestados ciertos elementos de una comedia que le había impresionado favorablemente: La vida es sueño. Como prueba de ello tenemos que, en la primera jornada de Yerros, Coello utiliza los nombres de Clorilene, Rosimunda, Rosaura y Segismundo, junto con todos los otros detalles que, según Sloman, Calderón tomó de Coello.

La hipótesis que acabo de exponer es pura fantasía y, como tal, tan demostrable como la de Sloman. Pero sirve para probar que una mera comparación de detalles más o menos similares en el tema, el léxico, las ideas, los personajes o los incidentes de dos comedias áureas no pueden llevarnos a conclusiones sobre la prioridad de una sobre otra 20 Para complicar más las cosas, Daniel Rogers ha descubierto recientemente que los 52 versos iniciales de la primera jornada de Yerros coinciden casi al pie de la letra con los versos con que comienza la segunda jornada de El monstruo de la fortuna, comedia atribuida a Calderón, Pérez de Montalbán y Rojas Zorrilla. Según Cotarelo, El monstruo es anterior a 1633, pero Rogers, admitiendo previamente que una comparación entre los dos textos no puede conducirnos a establecer la prioridad cronológica de ninguno de ellos, se inclina por lo contrario21. Cotarelo, en el artículo citado por Rogers, también establece un parentesco entre la primera jornada de El monstruo de la fortuna (atribuida a Calderón) y La vida es sueño. Se trata de unas décimas que recita una lavandera, las cuales son muy parecidas a las más famosas de Segismundo. Cito de la edición publicada en la Parte Veinte y Qvatro de Comedias Nvevas, y Escogidas. En Madrid, por Mateo Fernández de Espinosa Arteaga, 1666, donde la comedia aparece atribuida a Tres Ingenios:


Cielos, en la confuƒion
que aflige mi penƒamiento,
ù dadme otro ƒufrimiento,
ù dadme otro coraçon.
Mirad, que no es proporcion,
ya que tan pobre naçi,
darme la altiuez aƒi,
queriendo, que en dura calma,
dentro de mi viua vn alma,
sin caber dentro de mi.
Nace con belleza ƒuma
el ave al yelo temblando,
y apenas mira al Sol quando
se halla veƒtida de pluma:
Antes que el hambre preƒuma,
ƒuƒtento llega a tener,
criado ya; y el hombre, al vèr
alma en ƒi mas singular,
nace deƒnudo a buƒcar,
que veƒtir, y que comer.
Nace el bruto mas aîrado,
y apenas ƒe ve nacido,
quando de vna piel veƒtido,
de valde le ofrece el prado
sustento que no ha buscado,
ƒin penƒar, ƒin diƒcurrir,
ƒin afanar, y adquirir,
y el hombre (triƒte peƒar!)
nace deƒnudo a buƒcar
que comer, y que veƒtir.
Nace el pez de ovas, y lamas,
tan mudo que aun no reƒpira,
y en vn inƒtante ƒe mira
cubierto de alas, y eƒcamas:
Iuncos, marinas ramas
le alimentan, ƒin tener
que deƒear; y con mas ƒer
el hombre (duro peƒar!)
deƒnudo nace a buƒcar
que veƒtir, y que comer.
Como vna vez, y otra vez,
cielos, en diƒcurƒo igual,
no cede lo racional
a la fiera, el ave, el pez?


(f.º 5r.)                


Cotarelo declara que estas décimas demuestran que El monstruo de la fortuna es anterior a La vida es sueño «pues Calderón no las hubiera repetido para empeorarlas»; pero, como bien dice Rogers, «no tenemos que aceptar como infrangible la ley que niega que un artista pueda fallar al tratar de repetir un triunfo anterior» (p. 369)22. Este comentario es igualmente aplicable a la hipótesis de Sloman sobre la prioridad de Yerros. Lo que hoy llamaríamos plagio y autoplagio -y que en la época se conocía por el menos litigioso término de imitación- era tan común en el mundo del teatro áureo que es simplemente imposible demostrar la descendencia o ascendencia de una comedia sobre otra apoyándonos exclusivamente en coincidencias argumentales, estilísticas o léxicas. El único método objetivo de relacionar diferentes ediciones o versiones de una misma comedia es el de la crítica textual, para lo cual remito al lector de este artículo a mi libro sobre La primera versión de «La vida es sueño», de Calderón, recientemente publicado por Liverpool University Press.





 
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