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ArribaAbajoCAPITULO VIII.

De las Imágenes de S. Romualdo, de Santa Apolonia, Santa Eulalia, S Simeon Obispo, y Martir, y de la Pintura de S. Matías Apostol


I Hemos dicho arriba no fuera de propósito, que en las Pinturas de los Santos debe el Pintor erudito atender á su edad, pues por lo comun debe representarlos en la que murieron. Sobre lo qual, acaso tendrémos mucha ocasion de hablar, aunque no dudo, que los Pintores mas doctos habrán reparado en ello; pero no los poco eruditos, y del vulgo: bien que en la Pintura, de que vamos á hablar, de S. Romualdo, Padre de los insignes Anacoretas, y Cenobitas Camaldulenses (pues unen admirablemente ambas cosas); aun los mas eruditos tuvieron ocasion de alejarse algun tanto de la verdad, por creerse vulgarmente lo que de él se refiere en su Rezo, á saber, que vivió ciento y veinte años: motivo por el qual le pintan enteramente decrépito, y ya casi cadavérico. Pero, como esto no tiene otro apoyo, sino el del Cardenal S. Pedro Damiano, el qual ciertamente pudo engañarse en no calcular exâctamente la razon, y cronología de los tiempos, y en efecto Varones doctísimos1198 de nuestra   —115→   edad, afirman haber sucedido realmente así; no parece conveniente el pintar á este Santo de edad que represente ciento y veinte años, aunque sí debe pintársele viejo, y muy anciano.

2 Lo contrario sucede en las Pinturas de Santa Apolonia Virgen, y Martir, de las quales he visto muchas. Pues en ellas se representa á la Santa, como de edad de diez y seis años, ó poco mas; sin embargo de constar, que quando padeció martirio, y dió nobilísimo testimonio de la Fé de Jesu-Christo, era ya grande, y de avanzada edad; lo que consta, no solamente por lo que se dice en su Rezo, sí tambien por haber dicho esto mismo los Autores antiguos, Dionisio Alexandrino, Eusebio, Nicéforo1199, y otros: pero acaso parecerá esto tolerable, y digno de excusa, por no perder tan facilmente las doncellas por la edad (como lo acredita la experiencia) su gracia, y hermosura. Lo que por ventura puede hacer alguna impresion, es, que á la misma Virgen le arrancaron sus perseguidores uno á uno sus dientes, lo que no parece dice bien con una edad ya avanzada, y cercana á la vejez. Pero esto facilmente se deshace. Porque, ademas de constar por la Sagrada Escritura, que habiendo cumplido Moysés ciento y veinte años, murió tan fresco, y robusto, como si tuviera poco mas de treinta; pues leémos en el Deuteronomio1200: Moysés tenia ciento y veinte años, quando murió: sus ojos nunca se obscurecieron, ni su dentadura perdió su vigor: Ademas de esto, digo, vemos no rara vez muchos, y muchas, que han tenido, y tienen la misma firmeza, y robustez en los dientes quando viejos, que en su mocedad; cuyos exemplos, si quisiera yo ponerlos aquí, haría lo que es propio de un hombre mas desocupado, y del que quisiera abusar   —116→   del ocio de los demas. Como si, tomando ocasion de las palabras de la Escritura, que acabo de alegar, quisiera disputar ahora, quién las escribió? por referirse en ellas la muerte de Moysés, y si por ventura (como falsamente pensaron algunos) no fué Moysés el que escribió todo el Pentateuco. Esto es propio de los que se deleytan con semejantes divagaciones, ó rodéos, y forman de esta manera libros de mucho tomo, y muy abultados, tratando cosas de poca importancia. Vea quien gustase (por lo menos en la edicion Latina) á un hombre muy erudito, que trata excelentemente esta materia1201

3 Acaso no parecería tan temeraria la sospecha, si alguno pretendiese, que las dos Eulalias, ambas Españolas, ambas Vírgenes, y ambas Mártires, la una de Mérida, cuya fiesta se celébra el dia 10. de Diciembre, y la otra de Barcelona, á quien se le tributan solemnes cultos el dia 12. de Febrero; no fueron dos, sino una misma. Tanto como eso convienen sus Actas entre sí, y tan semejantes son, como lo verá el que se tome el trabajo de confrontar unas con otras. Y aun, sin hacer una confrontacion muy exâcta de dichas Actas, es constante: Que ambas fueron Vírgenes de muy tierna edad: Que ambas vivieron en una casa de campo de su Padre, á cortas millas de la Ciudad: Que ambas padecieron martirio siendo Presidente Daciano: Que ambas sufrieron tormentos muy semejantes, si no fueron los mismos: Que salió de ambas, á vista de todo el pueblo, su purísima alma en figura de paloma, y otras cosas de esta clase, que no es mi ánimo referirlas con tanta individualidad. Pero, aunque de todo esto podría moverse algo para pensar, que fué una sola, y la misma, ya fuese la de Mérida, ó la de Barcelona, la que padeció tan insigne martirio; sin embargo es mejor decir, que fueron   —117→   dos, lo que yo afirmo: así por ser esta la mente de las Iglesias de España, cuyo argumento es de mucho peso; como, porque la Iglesia Romana (lo que añade mas fuerza) parece ser del mismo parecer, distinguiendo diligentemente la una de la otra. Y finalmente (lo que parece quita del todo la controversia, si la hay) porque la de Mérida (cuyos esclarecidos hechos describió con mucha elegancia el Poeta Prudencio en todo un Himno) consumó su martirio, y agonía en el eculeo, y la de Barcelona en la Cruz. Cuyo género de martirio, si acaso se pintáre, particularmente en una muger, y Virgen, es menester usar de mucha cautela, y circunspeccion, y aun de pudor, y honestidad; para que no suceda, lo que de paso notamos arriba sobre éste particular1202, y que se horroriza mi ánimo de repetirlo aquí: por no exponer otra vez á la flaqueza de los débiles, lo que debe taparse con un velo.

4 Mucho tendría, que decir tratando de los Santos, á quienes venéra la Iglesia en todo el mes de Febrero, si por ostentar un poco de erudicion, me moviéra á describir sus vidas, lo que han hecho otros cumplidamente, y lo están haciendo sin cesar: solo quiero notar lo que se ofrezca que decir particularmente sobre sus Imágenes; y aun, no de las de todos los Santos, que se celébran en este mes, sí solamente de aquellos, de quienes se reza en el Oficio Eclesiástico, y cuyos hechos se contienen en el Breviario. Porque el salirse de los términos, y límites de su asunto, olvidándose de su objeto, aunque es cosa que muchos hacen, para que salgan de sus manos libros mas abultados, pero no mejores, ni mas selectos; es una bobería (por no decir otra cosa mas grave) acaso la mayor, que suelen cometer los hombres de letras.

5 El dia 18. de Febrero, se celébra la memoria del   —118→   ilustre anciano, y esclarecido Obispo, y Martir S. Simeon, que, como dicen Autores muy sabios, fué pariente del mismo Jesu-Christo. Este Santo Obispo, que fué Prelado de la Iglesia de Jerusalén despues del Bienaventurado Apostol Santiago, habiendo sido maltratado con muchos, y varios géneros de suplicios en la persecucion de Trajano, imitó finalmente al Señor, siendo clavado en la Cruz, donde agonizando mucho tiempo, murió Martir el año décimo del Imperio de Trajano. La pasion, é ilustres hechos de este Santo, que ya varios habian observado antes, nos los refirió Eusebio, Príncipe de la Historia Eclesiástica, á quien, como es razon, han seguido despues otros unánimemente. Será cosa muy rara el ver alguna Imagen de este Santo Martir: pero como ello puede suceder, y yo mismo la he visto en el libro de las Imágenes de los Mártires crucificados; es menester advertir aquí, que es error en la historia el pintarle de edad varonil, y aun el describirlo, y representarlo algun tanto viejo, y no mas, siendo mas que cierto, que el beatísimo viejo, despues de otros muchos tormentos, y heridas, fué puesto en cruz, quando ya anciano, y en edad casi decrépita: lo que, á mas de otros, que presenciaron, y vieron con sus propios ojos aquel espectáculo, no pudo menos de admirarlo en gran manera el Juez Atico Varon Consular. Fué maltratado con varios tormentos (son palabras del Martirologio Romano)1203, y al cabo con glorioso martirio dió su vida, con extraña admiracion de los circunstantes, y del mismo Juez, de ver como un viejo de ciento, y veinte años, con tanta fortaleza, y constancia sufría morir en una cruz. Y cediendo todo esto en grande alabanza del Santo Martir, ó por mejor decir, en grande gloria de Dios, y de su gracia, el qual puede, y suele dar tan gran vigor á las fuerzas de los viejos cansadas ya, y gastadas,   —119→   no deben omitirse en esta descripcion las señales de una vejez tan respetable.

6 Digamos por último de las Imágenes del esclarecido Apostol S. Mathías, cuyas Pinturas vemos á menudo. A este Santo le pintan entre los demas Apóstoles, y armado con su hacha, para dar á entender, que consumó su martirio á un golpe de éste instrumento. Con efecto son cosas pías estas, y otras semejantes, pero que deberían reflexîonarse con mas diligente exámen, para poderse afirmar con toda seguridad. Lo cierto es, que en Juan Bolando1204, Escritor de no poca fama, se hallan unas Actas de la Vida, y Martirio de S. Mathías, sacadas, segun dicen, de un libro, que por el siglo XII. trasladó del Hebréo al Latino cierto Monge de la Abadía de S. Mathías en la Ciudad de Tréveris. Pero dicho libro, segun el parecer de este erudito Escritor, contiene una historia, y doctrina enteramente falsa, ó á lo menos, sospechosa. Por lo que, el Lector docto, y erudito, no puede, ni debe dar fé á semejante libro. Y así, ni la narracion de haber sido apedreado S. Mathías, ni el que le cortáran la cabeza, conforme acostumbraban los Romanos, ni lo demas, que contiene dicho libro, no merece mas fé, que lo que escribió Abdias de Babylonia; cuya historia desechó con razon el Pontífice Gelasio en el Concilio Romano1205. De este mismo parecer es un Escritor no despreciable1206, ademas de otros muchos, que defienden lo mismo. Mas, el que á S. Mathías se le pinte con algun instrumento de su pasion, sea este, ú otro, debemos juzgar ser esta una de aquellas cosas que pertenecen al arbitrio del Pintor.

7 Pero el pintar con un libro al mencionado Apostol, esto le es comun con los demas de su gerarquía, y dignidad, y no se ha de referir á que el Santo escribiera   —120→   alguna cosa, que la Iglesia Católica haya recibido despues. Es bien sabido, que corrió antiguamente un Evangelio con el nombre de S. Mathías: escrito, que nunca ha recibido la Iglesia, antes expresamente lo ha desechado1207. Y por no detenernos mucho en esto, el Papa Inocencio I. condena generalmente todos los escritos atribuídos á S. Mathías: por lo que, no hay para que perder tiempo en rechazar otros escritos de esta clase, que los Hereges, ó impostores atribuyeron á este Apostol. Sin embargo dice bien el que á este Santo, como á los demas Apóstoles, se le pinte teniendo, ó revolviendo un libro, por la dignidad del Apostolado, y de la doctrina pura, y Católica, que de comun acuerdo enseñaron á toda la Iglesia. Pero sería error, aunque no tal, que perteneciese mucho á la Religion, el representar á dicho Apostol de cuerpo muy pequeño, por no haber faltado, quienes juzgaron, que nuestro S. Mathías, no es otro, que aquel Zachêo, á quien convirtió Jesu-Christo, y de quien expresamente se dice, que era pequeño de estatura1208. Y que algunos fueron antiguamente de este dictamen, lo dice Clemente Alexandrino1209, Autor antiguo, y de mucho nombre: no obstante puede esto convencerse facilmente de falsedad, bien que no es error, que se oponga á la Fé, ni á las buenas costumbres. Pues por el consentimiento de los antiguos1210 es constante, que S. Mathías fué uno de los setenta, y dos Discípulos, que siguieron al Señor desde el principio de su predicacion; pero Zachêo, que antes era Publicano, y aun Príncipe de los publicanos, es evidente por la misma serie de los Evangelios, que se convirtió casi al mismo tiempo de la Pasion de Christo, ó al tercer año de su predicacion.

8 Finalmente, con ser una cosa clarísima, que S.   —121→   Mathías fué elegido por suerte para el ministerio Apostólico; no es muy fácil de pintar, como sucediese este hecho. Yo mismo he visto pintada sobre este particular, una historia, y á lo que parecía, por un pincel bastante habil: la Pintura estaba en esta forma. Junto con los Apóstoles, se veían pintados otros; los que nadie podrá dudar, que fuesen muchos en número, por advertirlo el sagrado texto, diciendo, que había una turba de hombres (ó de nombres, como se lée en los exemplares Griegos1211, lo que quiero de paso advertir aquí) como unos ciento, y veinte que estaban juntos. Habia en medio una mesa, donde estaba de rodillas la Santísima Virgen resplandeciente con muchos resplandores, teniendo en sus manos, y leyendo un papel. Pero todo esto es una cosa arbitraria, y fingida, y no muy conforme al mismo texto, que dice haberse puesto las suertes en manos de los dos, que estaban señalados, con estas palabras1212: Y pusiéronles suertes (esto es en manos de Joseph, ó Barsabas, que es lo mismo, y en las de Mathías) y cayó la suerte sobre Mathías. De que se colige claramente, que se repartieron las suertes de otro modo del que pensó el Pintor, y que cayó la suerte sobre S. Mathías. Mas acerca de esto, por ser una cosa tan obscura, dexo á otros que juzguen sobre ello. Resta sin embargo decir con ocasion de esta Imagen, lo que pertenece mucho á mi asunto: pues que en el principio de esta obrilla, advertimos comprehenderse tambien en nuestro sentido, baxo el nombre de Imágenes Sagradas, las que son de hombres muy malvados, y lo que es mas, las de los mismos condenados, y demonios.

9 Nadie ignora, que el glorioso Apostol S. Mathías, fué subrogado al Apostolado en vez del traidor Judas, como largamente se refiere en los Hechos Apostólicos, en el lugar citado arriba: donde el Príncipe de los Apóstoles   —122→   S. Pedro, exerciendo ya en esta parte el derecho, que tenia como Primado de toda la Iglesia; propuso á la turba de los Fieles1213, el que en vez del malvado traidor, se eligiese, y substituyese otro en su lugar, lo que conforme nos refiere allí mismo la Sagrada Historia, se puso al instante en execucion. Mas, de las palabras que en aquella junta dixo S. Pedro á los Discípulos, tomaron algunos ocasion de pintar, y describir de tal modo el éxîto verdaderamente infelíz, y deplorable de Judas, que á no constarme haber sido esto del gusto de graves Autores, é Intérpretes; pensaría ser una pura fábula, y mentira, inventada por aquellos, que aplican toda la fuerza de su ingenio para disminuir la fé de la Version Vulgata de la Biblia, y para destruir, quanto está de su parte, la autoridad de la misma Iglesia Católica, Apostólica, Romana. Pero, se me dirá, ¿á que viene todo esto? Dirélo en breve.

10 En la Sagrada Biblia, que salió en Amsterdam el año de M.DCC. con sus Imágenes, y estampas esculpidas con mucho primor, observé pintada, no sin admiracion, la miserable ruína, é infausta muerte del traidor Judas; pero no del modo, que estamos acostumbrados á pensar los que sencillamente, como es debido, damos fé á los Evangelios. Veíase pintado el pérfido traidor, no apretada su garganta con un lazo, y colgado; sino despeñándose desde una roca muy elevada: sin embargo de enseñarnos lo contrario el Evangelio de S. Mathéo1214, con estas palabras: Y habiendo arrojado el dinero en el templo, partióse, fué,y ahorcóse. Y así, procurando yo averiguar con cuidado, qual podria ser la causa de ello, ví, que habian dado ocasion á esto las palabras, que dixo S. Pedro en aquel sermon que hizo á los fieles, los quales eran entonces en corto número, y decian así: Este, pues (Judas)   —123→   adquirió el campo del precio de la iniquidad, y habiéndose ahorcado se reventó por medio, y se derramaron todos sus intestinos. Mas en todos los exemplares Griegos, que yo sepa, esta misma sentencia se expresa así: kai\ prhnh\j e))lakhse me/soj, que suena á la letra: Y habiéndose precipitado reventó por medio. De aquí tomaron ocasion estos hombres delicados, y demasiadamente perspicaces, posponiendo la fé del Evangelio, que dice expresamente a)phgcato, se strangulavit, se ahorcó, conforme lo vierte, no un hombre de la ínfirna plebe, é imperito en las lenguas, sino el doctísimo Arias Montano, para introducir un modo totalmente inaudíto de pintar esta historia.

II Pero esto, dirá alguno, se hace con razon. Pues hay muchos graves, y buenos Autores, que piensan haber sucedido el caso de esta suerte, é interprétan así dicho lugar, cuyas sentencias pueden verse explicadas á la larga en Maldonado1215, á quien nombro siempre con respeto. Yo siento con el mismo Autor, que sucedieron ambas cosas sin ninguna contradiccion: de suerte que Judas se colgó de un arbol elevado, y que de allí mismo se precipitó. Y si no, dígaseme ¿qué inconveniente hay, en que un hombre, desde un arbol alto, ó de una viga, pasándose un lazo por la garganta, se precipitara desde allí, para que con el mismo peso del cuerpo se ahogára mas presto? ¿Y que, ademas de esto, hinchándosele mucho el vientre (como freqüentemente suele suceder á los ahorcados) se sintiese ruído, hasta arrojar los intestinos del pecho? Con efecto, que así sucedió con el traidor Judas, lo convencen ambos lugares, si se exâminan con madura, y exâcta reflexîon: á que yo aplico gustoso, y en buen sentido, segun á mí me parece, aquellos dos versos del Poeta Latino, en que refiriendo el infeliz exîto de   —124→   la muger del Rey de los Latinos, dice, que atándose un lazo á la garganta, se precipitó medio desnuda desde una alta viga. Estas son sus palabras1216:


Purpureos moritura manu discindit amictus,
Et nondum informis lethi trabe nectit ab alta

Pero sobre esto hemos dicho ya demasiado. De que sin embargo se echa de ver, que no hay cosa alguna, que pueda convencernos, para pintar la muerte del infame traidor, de otro modo que el que se ha acostumbrado.




ArribaAbajoCAPITULO IX.

De las Pinturas, é Imágenes de los esclarecidos Doctores de la Iglesia Santo Thomas de Aquino, S. Gregorio, y S. Leandro Arzobispo de Sevilla; y tambien de las de S. Patricio: tratando primeramente de otros Santos, que se celebran en los primeros dias de Marzo


I Es bastante sabido, que muchas Iglesias, particularmente de España, han solido celebrar la Fiesta del Santo Angel de la Guarda, ó de todos los Angeles Custodios, el dia primero de Marzo. Mas habiendo ya dicho arriba, lo que me pareció conveniente advertir acerca de las Imágenes del Angel de la Guarda, remito allá al Lector1217, pues no quiero, ni es mi costumbre, repetir lo que ya está dicho. Solamente advierto aquí de paso, que no es ningun absurdo, el pintar á los Angeles Custodios acompañando á aquellos Santos, que aun en vida merecieron gozar muchas veces de su compañía visible, como sucedió á mi Padre S. Pedro Nolasco, á S. Felipe Neri, y á otros, especialmente á aquella insigne viuda, y despues Monja, ó   —125→   madre de Monjas Santa Francisca Romana, de quien se canta aquel elogio, que entre otras gracias, con que la favoreció el Señor, una fué, el que gozase de la familiar compañía de su Angel. El mismo dia primero de este mes, se celébra en España la fiesta de S. Rosendo, Varon grande, y que fué Abad, y Obispo. Rara vez acontecerá, segun pienso, el pintar la Imagen de este Santo; pero por si viniese el caso, será conveniente advertir, que no haria bien el Pintor, que le representase de estatura muy alta, ni aun regular; por colegirse de su misma historia, que fué dicho Santo de una estatura de cuerpo muy mediana, ó que ni aun llegó á tal: pues en el Monasterio de Celanova del Orden de S. Benito, que él mismo fundó, y que yo he tenido mucho gusto en verlo, hay en el huerto una Capilla muy pequeña, ó como solemos decir, un Oratorio, donde, segun tradicion, meditaba el Santo las cosas celestiales, y celebraba allí mismo el Santo Sacrificio de la Misa. Pero es tan angosto dicho Oratorio, y (por lo que hace al caso) es tan baxo de techo, que apenas podria servirse de aquel lugar, no solo quien fuese alto de cuerpo; pero ni el que fuese de una estatura regular. A no ser que digamos, que los Santos, y hombres dotados de una verdadera grandeza, acostumbraron reducirse á lugares muy estrechos, quando otros, que (por no decir nada mas) no son tan grandes, apenas caben en Palacios espaciosos, sublimes, y elevados. Pero baste de esto, y pasemos adelante.

2 Sin duda incurriría en la nota de error, quien pintase con togas, y demasiadamente jóvenes á los Santos Mártires Hemeterio, y Celedonio, que fueron insigne gloria de España, cuyos esclarecidos, y gloriosos hechos describió en un elegante Himno el Poeta Prudencio, también Español, pues consta, que quando padecieron martirio, eran Soldados, que servian en el exército de los Romanos: Como erraría asimismo, el que representára   —126→   á S. Casimiro, como varón de mas de mediana edad, siendo bastante sabido por Autores fidedignos, que no pasaba de veinte y cinco años, quando murió; de suerte que es uno de aquellos, de quienes justamente se dice, que criado en medio de los regalos, y delicias del palacio, fué arrebatado, para que la malicia no mudára su entendimiento,ó para que la ficcion no engañára su alma: Pero tratemos ya de cosas mas recibidas por la costumbre.

3 Es bastante comun la Pintura, é Imagen de la esclarecida lumbrera de la Iglesia, y Doctor verdaderamente Angélico Santo Thomas de Aquino, cuya doctrina, ingenio, costumbres, virtudes, y méritos, son acaso superiores á toda alabanza. No reprehendo yo en la Imagen de este Santo, el que muchos le pintan aun mozo, y adornado ya con las insignias de Doctor; pues consta bastantemente, que de edad de veinte años recibió el Magisterio, y que ya entonces interpretó públicamente con sumo elogio los Filósofos, y Theólogos. Pero erraría sin duda, quien le pintára viejo, por no haber llegado apenas á la edad de cincuenta años. Erraría tambien, el que le pintára pálido, ó macilento, por ser constante, así por monumentos antiquísimos de su historia, como por sus Pinturas, que con respecto á lo que permitía aquella edad, están bastante bien expresivas; que fué de un semblante lleno, y abultado, aunque muy dedicado por otra parte, á leér, á escribir, y á la contemplacion de las cosas celestiales, y (lo que aquí es mas principal) muy dado á la abstinencia, y al ayuno: y aun se dice de él, que preguntado ¿cómo era posible, que observando siempre tan grande, y sevéra parsimonia en la comida, tuviera sin embargo el semblante tan fresco, y como que habia comido muy bien? respondió sabiamente, como convenia; que menos comia una berza, la que no obstante estaba mucho mas robusta, y lozana que él. Sábese   —127→   tambien por las mismas Imágenes antiguas, como me acuerdo haberlo oído á un hombre muy erudito, que tuvo la cabellera, ó el pelo rubio.

4 Pintan igualmente con alas al Santísimo Maestro, no porque las tuviera en realidad (¿pues qué hombre cuerdo podria creér un semejante monstruo?) sino que por estar dotado de un ingenio Angelical, y de purísimas costumbres, parece, que como á Angel, le dicen muy bien las alas, singularmente desde que tuvo aquel combate, quando habiéndole introducido en su quarto una muger impura, para hacerle perder la castidad; no solamente (ayudado de la gracia de Dios) no consintió el Santo joven; sino que la arrojó, y rechazó de sí, careciendo despues de todo movimiento impuro. Y también le pintan así, por no detenerme mucho en esto, por haber conseguido con razon el renombre de Doctor Angélico, en atencion á la misma excelencia de su ingenio, claridad, y perspicuidad mas que humana en explicar las materias mas sutíles, y elevadas. Por lo que me atrevo á decir, que nadie antes de él, no solo no ha tratado mejor, pero ni tan bien, ni tan copiosamente, de aquellos Espíritus celestiales. Pero otros tratarán mas doctamente, y con mas extension esta materia.

5 Pintan á menudo en la Imagen del Santo Doctor una cadena de oro, que le está colgando del cuello, y pendiente en medio de ella un Sol tambien de oro. Lo que no significa otra cosa, sino aquella obra, que compuso el Doctor Angélico con sumo cuidado, y trabajo, y que llamaron sus discípulos Catena aurea, por estar compuesta de diversas sentencias coherentes entre sí, de Santos Padres, y Doctores antiguos, sobre que interpone tambien alguna vez su parecer, aunque con muchísima modestia. Pero sería nunca acabar, y me apartaría demasiado de mi propósito, si quisiera, no digo, referir enteramente, pero ni aun tocar por encima   —128→   las contiendas, y disputas, que ha habido entre hombres por otra parte doctos, y píos, originadas muchas veces, no tanto por amor á la verdad, como por espíritu de partido, pretendiendo unos ser esta obra legítimo parto del entendimiento Angélico de Santo Thomas, y defendiendo otros por el contrario con el mayor teson, y empeño, y, si puedo explicarme así, pertinazmente, no ser del Santo dicha obra. Pero esto juzguenlo los demas, que yo no quiero meterme en esta disputa. Aunque no omitiré el decir, que así como el tiempo, y el diligente cuidado descubren muchas cosas, que estaban escondidas, no han faltado monumentos en estos últimos tiempos, por los que se puede juzgar con mas seguridad, y formarse un mejor, y mas exâcto catálogo de las obras de Santo Thomas.

6 Pintan por último al Angélico Doctor, echada á sus pies aquella corona de oro, que en Castellano llamamos Coronel, que es insignia de los Dynastas, á quienes llamamos freqüentemente Duques, Marqueses, y Condes: por haber nacido de padres muy ilustres, á saber, de Landulfo, y de Theodora, Condes de Aquino; y por tanto á Santo Thomas, aunque no era primogénito, le tocaba en gran parte, y se refundía en él aquel esplendor de gloria del siglo, que pospuso el Santo á la humildad, y seguimiento de Jesu-Christo. Podria también pintarse con las señales de haber rehusado insignes Dignidades Eclesiásticas, por constar con bastante claridad, que este esclarecido, y humildísimo Doctor rehusó los empléos honoríficos, contentándose con su propia sabiduría, esto es, con aquella verdadera sabiduría, que sacó con tanta abundancia de la meditacion de las cosas celestiales. Pero oigamos, lo que de él se dice en su Rezo: Llamado á Roma por Urbano Quarto, no pudo reducírsele á que aceptára los honores Rehusó tambien el Arzobispado de Nápoles, que le conferia el Papa Clemente Quarto. Mas, todas estas insignias,   —129→   que reparo haberse omitido en muchas Imágenes de Santo Thomas, por decir ingenuamente la verdad, no está bastante claro, de qué manera puedan pintarse bien. Porque el pintar, como regularmente se hace, echada á sus pies, y como arrojada la Mitra Episcopal, parece que es dar ocasion á los mas débiles, de pensar, que los Santos no trataron con el debido respeto la gran Dignidad de Obispo: lo que lejos de ser humildad, sería soberbia, y locura. Pero sin embargo, sin obstar nada todo lo dicho, parece que aquella gloria mas sólida, con que algunos Santos rehusaron los honores terrenos, aun los Eclesiásticos, se puede representar con bastante propiedad, por la Mitra, ó Báculo, ó por ambas cosas echadas á sus pies, para significar oportunamente (pues no ocurre facilmente otro medio) que aquel Santo, como por exemplo S. Bernardo, el Doctor Angélico, de quien vamos tratando, S. Bernardino de Sena, y otros muchos, no despreciaron aquella Dignidad, sino que rehusaron aquella gloria terrena, que acompaña aun á los que no la quieren.

7 Finalmente no debe causarnos novedad el que pinten al mismo Santo, y Angélico Doctor, pisando, y conculcando, no solamente á los Heresiarcas antiguos, á Arrio, á Manes, á Pelagio, y á otros; sino también á los modernos, de los quales muchos han vivido despues de gozar ya de Dios Santo Thomas, como son principalmente Zuinglio, Lutéro, Calvino, y otros de este jaez. Porque en quanto á los antiguos; ¿quién dexará de vér, que por la doctrina del Doctor Angélico sacada de la Sagrada Escritura, y de la inconcusa tradicion de la Iglesia, quedaron enteramente pisados, y destruidos? Y en quanto á los que se levantaron en los últimos tiempos ¿quién podrá dudar prudentemente, que ellos todos, y sus errores, han quedado totalmente desterrados, y vencidos con sola la doctrina de Santo Thomas?   —130→   ¿Y qué dirémos de los Sacramentarios, de los Luteranos, de los enemigos del libre albedrío, y lo que causa horror de decir, de los enemigos de la Dignidad, Santidad, y Virginidad de María? Los quales ¿pueden acaso chistar, ni decir algo á su favor, que con la doctrina del Angélico Maestro, no quede desvanecido al instante como el humo? De suerte que de este Santo, puede de algun modo decirse con razon, lo que dice la Iglesia de la Santísima Virgen, esto es, que destruyó todas las heregías en todo el Universo.

8 Pero no puedo menos de acordarme, aunque de paso, de aquella Viuda santísima, que puede servir de modelo, y exemplar, no solo á las casadas, y viudas, sí también á las mismas vírgenes consagradas á Dios: pues que habiendo muerto su marido, se entró con grande fervor en la casa de las Oblatas (así las llaman) que ella misma habia fundado, aun en vida de su marido, resplandeciendo allí, y aventajándose á las demas hermanas con virtudes, y exemplos de una vida la mas santa. Las Imágenes de dicha Santa, quanto yo sepa, son raras entre nosotros, sin embargo de que en Roma, y tal vez en otras partes, son muy freqüentes. Mas, por ser muchos los que la profesan grande devocion, no será fuera del caso decir aquí el vestido con que se la debe pintar, para que no yerre el Pintor sobre este particular, en caso que quiera representar á esta santa muger. Dichas Monjas, que llaman Oblatas, segun he sabido por hombres dignos de toda fe; aunque no votan, ni profesan clausura, viven sin embargo en un Monasterio baxo la regla de S. Benito. Por lo que, su hábito, ó vestido es el siguiente: la tela de él es de lana, y su color enteramente negro; cubren su cuerpo con una túnica de varios pliegues, la que ciñen con una corréa negra, tapan su cabeza con un velo bastante grande, pero blanco, y llevan mangas muy largas. Quando salen de casa (pues   —131→   salen algunas veces, aunque siempre acompañadas, y guardando el debido decoro) se ponen una capa de la misma ropa, que baxa desde los hombros hasta sus pies. Si se pintare de este modo la Imagen de Santa Francisca, nada habrá en ella, á lo menos quanto al vestido, que contenga ningun error craso. Y por lo que llevamos dicho arriba, será muy conforme el pintarla acompañada del Angel Custodio en figura de un hermoso joven.

9 En los Fastos Eclesiásticos, despues del Angélico Maestro, síguese aquel Pontífice S. Gregorio llamado el Magno, no solo por lo esclarecido de sus hechos, sí tambien por los monumentos de sabiduría, que nos ha dexado, superiores ciertamente á toda alabanza. Quanto á sus Imágenes, no advertiré ya, el que freqüentemente le pintan adornado con aquellas vestiduras Pontificales, que todavía en su tiempo no las usaban los Obispos, ni los Romanos Pontífices: pues sobre este punto, hemos hablado bastante en varias partes; bien que no se puede negar, que unas mismas cosas, en diversos lugares parecen mas extraordinarias, que en otros. Con efecto, no parece que hay el mismo inconveniente en pintar á los Pontífices de los primeros siglos con las insignias Pontificales que hoy se usan, que el pintar así á los Apóstoles, los quales por no haberse dedicado en ordenar, y establecer estas cosas, tampoco pudieron por consiguiente acomodarse á ellas. Pintan con mucha freqüencia al Santo Pontífice en el acto de celebrar, lo que además de otras razones, que no es mi ánimo ponerlas aquí por extenso, lo hacen porque este Santo, como diligente legislador, reduxo á una forma mejor, y mas breve, las preces, lecciones, y oraciones del Santo Sacrificio de la Misa, que la piedad de algunos poco eruditos había aumentado en gran número, al paso que otras bastante necesarias se echaban menos. Véase sobre esta materia á otro Pontífice de mucho nombre Inocencio   —132→   III.1218, y á Juan Diácono en la Vida de S. Gregorio, que escribió con la mayor diligencia, siendo muchas veces testigo de vista.

10 De aquí se ha tomado tambien el modo de pintar comunmente al Santo Pontífice, teniendo al Espíritu Santo en forma de cándida paloma á su oído derecho, como que le iba inspirando, dictando, y sugeriendo las palabras, quando escribía aquellos píos, y erudítisimos volúmenes. Es esta una materia, que por su dignidad, y gravedad, será mejor referirla con las palabras del mismo Historiador, el qual explica claramente, y confirma la narracion, citando en prueba de ella por testigo ocular, no á sí mismo, sino á otro Diácono llamado Pedro1219: pues hablando de algunos émulos de S. Gregorio, que con imprudente osadía quisieron quemar los escritos de tan grande Doctor, y Pontífice, dice lo siguiente: Los quales, como hubiesen quemado ya algunos (libros) y quisiesen hacer lo mismo con los demas, se crée que Pedro Diácono, que era muy familiar suyo, á quien había introducido hablando en los quatro libros de sus Diálogos, se opuso en gran manera, diciendo: Que para borrar su memoria, nada aprovechaba el quemar sus libros, cuyos exemplares, á peticion de muchos, habían penetrado la redondez de la tierra: añadiendo ser un sacrilegio horroroso el quemar tantos libros, y de un tan gran Padre, sobre cuya cabeza había visto él mismo muy á menudo, al Espíritu Santo en figura de paloma. De que oportunamente infiere Juan Diácono ser costumbre de pintar así á S. Gregorio. Hé aquí sus mismas palabras: De aquí es que por costumbre, se pinta el Espíritu Santo en figura de paloma, sobre la cabeza de S. Gregorio que está escribiendo

II Pero antes de salirme de este lugar, me ha parecido conveniente advertir (para que la pía costumbre   —133→   de pintar así á S. Gregorio, lo que es de mi intento, no séa á los débiles ocasion de algun error), que no por esto deben tenerse por de autoridad Canónica los escritos de este Santo, como ni tampoco los comentarios de otros Doctores, por parecer que los han escrito como inspirados del Espíritu Santo. Porque la Iglesia Católica, regida infaliblemente por este Divino Espíritu, no los propone como á tales á los Fieles, aunque de otra parte tienen por sí mismos una grande autoridad: solamente, pues, se tienen por Escrituras Canónicas las que la Santa Iglesia Romana propone á los Fieles para leér en la Sagrada Biblia, como á la que tiene autoridad infalible. Y á la verdad, en este sentido deben entenderse aquellas palabras del Apostol S. Pedro1220: Porque nunca la profecía fué obra de la voluntad humana; sino que los santos hombres de Dios han hablado inspirados siempre por el Espíritu Santo. Y así, el que aquel venerable Pedro Diácono haya visto claramente al Espíritu Santo en figura de paloma sobre la cabeza de S. Gregorio, quando este estaba escribiendo, y el que por lo comun le pinten así, como tambien á otros Santos, y Doctores; solamente denota lo que ningun cuerdo podrá negar, que sus escritos, en quanto lo permite la autoridad humana, son muy conformes á las revelaciones divinas, que hemos recibido por mano de los Escritores Canónicos.

12 Finalmente, el que muchos pinten á este esclarecido Doctor con el semblante parecido al de un eunuco, y de aquí se muevan algunos á pensar, que dicho Santo padeció este defecto de integridad corporal, siempre me ha parecido una cosa ilusoria, y ridícula. Porque, bien que ello haya podido suceder así, sin que por esto se derogára ni un punto de su insigne doctrina, y santidad: al modo que aquel ilustre Prelado de Constantinopla   —134→   S. Ignacio, á quien Phocio el mas malvado de los hombres arrojó de su Silla Patriarcal, no padeció ningun menoscabo en su estimacion, ni en su doctrina, por haber sido eunuco; sin embargo, como ningun Historiador de algun nombre (que yo sepa) refiera esto de nuestro S. Gregorio, se ha de tener por cosa fingida, y por un sueño de una mente delirante.

13 Despues de S. Gregorio Magno, síguese tratar de aquel íntimo amigo suyo S. Leandro, insigne Arzobispo de Sevilla, á quien nadie podrá dexar de conocer, por poco que haya leído la Historia Eclesiástica, ó Civil de España. Quan grande varon fuese S. Leandro, Metropolitano, y Arzobispo de Sevilla, con facilidad podrá qualquiera conocerlo, por deberse principalmente á sus trabajos, sabiduría, y solicitud, el que fuese desterrada de España la heregía de Arrio: y ademas, porque, como brevemente insinuamos, el Papa S. Gregorio hombre en realidad, y en el nombre Magno, tuvo estrecha amistad, y familiaridad con él, como lo dice el mencionado Pontífice en varios lugares1221: siendo señal evidente de la santísima amistad que tenian entre sí, el haberle dedicado los Libros que compuso del Oficio Pastoral, y aquella grande, y admirable obra del mismo Santo, en que expone el Libro de Job, que llaman los Morales de S. Gregorio. Ni es de extrañar; pues emprendió tan grande obra, á persuasion, é impulsos de nuestro S. Leandro, como se puede vér en las mismas palabras del mismo Pontífice, en su Prefacion á los Morales dividida en cinco capítulos, donde dice: Mucho tiempo hace, beatísimo hermano, que habiéndote conocido en la Ciudad de Constantinopla, quando á mí me obligaban á estar allí las correspondencias de la Silla Apostólica, y á tí te había traído á aquella Ciudad, la embaxada,   —135→   que se te había confiado para tratar las causas de la Fé de los Visogodos; te expuse entonces todo lo que á mí me desagradaba de mí mismo. Y despues de otras cosas, añade el Santo Pontífice: Fué entonces del gusto de los hermanos, siendo tú uno, como tienes presente, de los que me estrechaban á ello, obligarme con importunos ruegos á que expusiera el Libro del Santo Job, y á que, segun la verdad me diese fuerzas, les descubriera los misterios tan profundos, que en él se contienen. Por esto, como él hubiese concluído esta grande obra quando ya Pontífice, procuró remitirla á S. Leandro (á quien nombra siempre Obispo de las Españas) con cartas que daban bien á entender, quan grande era el afecto, y amor, que le profesaba: cuyas palabras, ya que se léen en su rezo, no será fuera del caso ponerlas aquí1222: Tú mismo (dice) leerás en las tablas de tu corazon, con quanto ardor anhelé verte, pues que tú me amas mucho. Pero ya que por estár tan distantes no puedo lograrlo, lo único que me ha dictado mi caridad para contigo, ha sido el remitir á vuestra santidad el libro de la Regla Pastoral, que escribí á los principios de mi Obispado, y los libros sobre la Exposicion del Santo Job, que sabes muy bien, que compuse mucho tiempo ha. Ni empezaron á travar entre sí tal amistad estando ausentes, y muy distantes el uno del otro, como sucede las mas veces; sino que comenzó á fomentarse entre ellos tan estrecha union, quando ambos estaban en Constantinopla, exerciendo S. Gregorio el empléo de Apocrisario, ó Legado Apostólico para con el Emperador Mauricio, en los dias del Pontífice Pelagio; y tratando S. Leandro en la misma Corte los asuntos del Rey Hermenegildo, y despues Martir, y los de nuestra España, particularmente los pertenecientes á la Fé. Lo que bastará haber advertido, aunque de paso, para aquellos (si es que habrá algunos) que se dignáren leér esta mi obra.

  —136→  

14 Dexando pues á parte, los hechos mas elevados de la historia de S. Leandro; por lo que respeta á sus Imágenes, y Pinturas, solo tengo que advertir dos cosas. La primera, que á este varon grande, no solamente se le debe pintar viejo, sino muy viejo, por haber pasado de ochenta años: pues nació, á lo que yo pienso, el año de Christo 522. y murió el de 603. de que infiero, que tendria algunos años mas que S. Gregorio. La segunda, que debe pintársele con aquel adorno de los Prelados mayores, que llaman Palio, por constar habérselo enviado S. Gregorio junto con aquellas cartas, en que se ha de admirar, como se difunde el grande Pontífice en dar á nuestro Arzobispo S. Leandro las mas expresivas señales del amor, y afecto que le profesaba1223. Mucho tendria que decir sobre este adorno, si fuese mi ánimo tratar cosas forastéras, y agenas de mi asunto, á fin de que mi obra saliese mas voluminosa, pero no mas util. Dice mucho sobre este particular el pío, y erudito Cardenal Juan de Bona, de quien (pues es propio de un natural ingenuo, producir, y confesar los Autores por cuyo medio hemos adelantado) escogeré lo mas selecto: porque el copiar páginas entéras de otros Autores, como he dicho repetidas veces, no es propio de mi genio, ni de mi costumbre. Es el Palio en la Iglesia Latina, un ornamento que solamente compete á los Patriarcas, y Arzobispos, y empezando por su descripcion, que servirá de definicion, así lo describe el citado Cardenal1224: El Palio es una faja de lino, blanca, ancha como unos tres dedos, y texida á manera de círculo, que se pone sobre los hombros: de este círculo pende una faja semejante ante el pecho, otra opuesta en las espaldas, y ambas cáen sobre los hombros, y están adornadas con cruces de grana, ó encarnadas. Atan el Palio con tres agujitas,   —137→   o puntas de oro. Se hace de la lana de los corderos blancos, y sin mancha, que el dia de Santa Inés en la Iglesia de esta misma Santa, que está en la via Nomentana, suelen ofrecerse, y bendecirse todos los años en la Misa solemne, y entregarse á los Subdiáconos Apostólicos, y alimentarlos en algun Monasterio de Religiosas, hasta que viene el tiempo de esquilarlos. De la lana de dichos corderos se texen los Palios, los quales habiéndolos llevado á la Basílica del Vaticano, los ponen sobre los cuerpos de los Santos Apóstoles S. Pedro, y S. Pablo la víspera de su fiesta, y allí los dexan toda la noche, entregándolos al dia siguiente á los que están destinados para eso. Con cruces encarnadas, dice el Eminentísimo Bona, el qual no podia menos de saber esto muy bien. Aquí es, donde admiro yo la ignorancia, ó poca advertencia de los Pintores. Pues, en quanto puedo acordarme, redondamente afirmo haber observado yo mismo, que las cruces del Palio Pontifical, conforme las pintan regularmente, no son encarnadas, sino negras: lo que será del caso exâminarlo con mas cuidado, para que el hecho no disuene de la verdad. El Romano Pontífice enviaba antiguamente el Palio, no á muchos, sino en España, á solo el Metropolitano de Sevilla, en Dalmacia al Salonitano, en Italia al de Ravéna, en Cerdeña al Calaritano, en Sicilia al Siracusano, como consta por las cartas de S. Gregorio Magno: despues se concedió su uso generalmente á todos los Arzobispos, y aun á algunos Obispos, como lo dice el citado Cardenal. Dixe de propósito en la Iglesia Latina, por tener tambien los Griegos su Palio (pero muy distinto dél de los Latinos), que llaman Omophorion, y Epomadion, el qual consta de una larga faja del mismo ancho, ó poco mayor, que el Palio de los Latinos, y con él dan vueltas primero en el cuello, y luego baxa de él por medio del pecho mas abaxo de las rodillas, y está interpolado tambien con cruces. Sobre que,   —138→   quien quiera saber mas, léa al mencionado Bona, varon digno de ser nombrado con honor por su fama de virtud, y erudicion.

15 Cinco dias despues, se celébra la memoria de un varon ilustre, cuya vida es mas para alabar, que para imitar. Este es S. Patricio, Apostol, y primer Obispo de Hybernia: de cuya santidad, y austeridad extremada, se refiéren cosas tan grandes, y tan admirables, que ya que casi no podémos imitarlas, deben por lo menos avergonzarnos de nuestra desidia, y floxedad. Sobre lo qual, si fuera de mi asunto, podria decir facilmente algunas cosas: pues otras, que despues de mucho tiempo se han introducido, ó fingido; aquel Purgatorio, digo, aquella cueva maravillosa, aquellos tormentos de los condenados en castigo de sus maldades, y otras de este tenor, aunque son cosas que han cundido mucho, siempre las dexaria gustoso para los que quisieran abusar de su ocio, y del de los demas.

16 Mas, como un varon muy docto, y el príncipe en la materia que estamos tratando de las Imágenes Sagradas1225, refiere, que pintan muchas veces con serpientes á S. Patricio; demos la razon de esto, que no es otra que la que dá el mencionado Escritor. Por lo que será lo mejor referirlo todo con sus mismas palabras: Al qual (dice Molano hablando de S. Patricio) le pintan con serpientes a sus pies; por quanto fué el primero, que predicó el Evangelio de Jesu-Christo en Hybernia, en cuya Isla no suele verse ningun reptil, ni tampoco vivir allí ninguna culebra. De suerte que habiendo llevado allá muchas veces algunas serpientes de Inglaterra, al acercarse á tierra la embarcacion, así que se sienten tocadas del ayre de aquella Isla, perecen al instante: y aun es mas admirable, que casi todo lo que hay en dicha Isla, tiene virtud contra veneno. De aquí   —139→   es, que los Católicos de Hybernia no atribuyen á otra cosa, sino á los méritos de su Apostol, el que con estár Dios irritado por las costumbres envenenadas de muchos, no permita el que vivan en su Isla los animales que tienen veneno: no obstante que muchas veces los llevan allá desde Inglaterra, los que están inficionados con el mortal veneno de la heregía, para quitar esta pía opinion de la mente de los Católicos de aquella Isla




ArribaAbajoCAPITULO X.

De las Imágenes, y Pinturas del Santísimo Patriarca San Joseph, dignísimo Esposo de la Virgen nuestra Señora


I Si fuese mi ánimo tratar con extension todo lo que se ofrecería decir acerca de las Imágenes, y Pinturas del Santísimo Patriarca S. Joseph, que en realidad son muy freqüentes, y obvias, se me presentaba un campo muy dilatado, y espacioso para notar, y advertir muchas cosas: pero mi intento es advertir solamente las mas notables, omitiendo de propósito las demas, ó ya por no ser de mi asunto, ó ya porque algunas de ellas solo parecen propias de los que tratan sobre materias de Crítica.

2 En primer lugar débese tener presente, por ser la basa de quanto vamos á decir, que resplandeciendo el santísimo Patriarca con tantos brillos de santidad, y dignidad, que no pueden facilmente concebirse, y mucho menos explicarse; todo lo qual, bien que enfáticamente, pero con la mayor sublimidad, describió la Sagrada Escritura en estas dos palabras: Joseph, como fuese justo; han obrado necia, y mas que absurdamente algunos, que pintaron á este Varon santísimo, é ilustre por la excelsa dignidad que exerció, como si fuera un hombrecillo rudo, y casi de ninguna estimacion,   —140→   y que (como suelen decir) no sabia aun qual era su mano derecha. Confieso gustoso, que debe pintársele en trage comun, y mas acomodado al estilo de la gente vulgar, que al de los magnates; pues que siendo esta la voluntad de Dios, no pasó los límites de una fortuna vulgar: pero no por esto se puede aprobar, el que le pinten disforme, con semblante féo, y la cabellera tan poco cuidada, que tira casi al desaliño: particularmente por ser la modestia, que se ocupa en cuidar, y moderar el aséo en el cuerpo, y en el vestido, una virtud, y no la postrera entre ellas.

3 Pero, como sea verdad, que


In vitium ducit culpæ fuga, si caret arte,

tampoco puedo aprobar la imprudencia de otros, que por el contrario pintan al santísimo Patriarca, y castísimo Esposo de María, mas hermoso, y aseado de lo justo, los quales le representan con un semblante muy risueño, compuesta la barba, tendido su pelo medio rizado por sus hombros, y finalmente adornado de modo que mas parece que el vestido le sirve de adorno, que para cubrirse. Todo hombre sensato debe estár muy lejos de semejantes niñerías, y pintar al purísimo Esposo de la Virgen, no al modo de un mozo muy bien peynado, y amante de aféytes, sino á la manera de un varon grave sin ninguna afectacion, y como á hombre recomendable á todas luces por su modestia, y gravedad.

4 Dixe de propósito, como á varon, y no como á mozo, ni tampoco (lo que hicieron algunos, y sobre que hemos tocado algo arriba, tratando de las Pinturas del Nacimiento de Christo) como á viejo lleno de años, y decrépito. Este ha sido el principal escollo en que han tropezado, no solo los Pintores, sí tambien hombres doctísimos; pensando, que quando   —141→   S. Joseph se desposó con la Santísima Virgen, no solamente era hombre ya de alguna edad, sino que era viejo. Así sintieron muchos de los Antiguos1226, y lo que es mas de extrañar, algunos de los modernos1227, entre los quales, por la elegancia de sus versos, es muy digno de ser contado Jacobo Sannazaro, el qual en su insigne obrilla de Partu Virginis, llama siempre viejo á S. Joseph; así dice en un lugar1228:


Pectoris intæsum Virgo mihi casta pudorem
Servat adhuc, nullos non servatura per annos:
(Mirus amor) seniumque sui venerata mariti
Exiguis degit thalamis, & paupere tecto

Y en otro1229:


Nec minus & casta senior cum Virgine custos
Ibat, ut in patriam nomen de more, genusque
Ederet, & jussum non segnis penderet aurum

Con efecto, precedió á todos, así modernos, como antiguos S. Epifanio1230, varon de mucho nombre, el qual lo afirma expresamente, y aun dá la razon por que S. Joseph se desposó con la Virgen quando ya enteramente viejo: á saber, porque primero estuvo casado con otra, de quien tuvo hijos, é hijas, siendo una de ellas María Cleophé, que se llama en el Evangelio hermana de la Virgen Madre.

5 Pero esta opinion, ó mas presto error, á quien sin embargo adhirieron no pocos de los Padres antiguos, y de los mas principales; no la admiten comunmente los doctos, por contener en sí una cosa muy disonante á la dispensacion divina, que se observó en el Misterio de la Encarnacion. Porque quiso el Señor ser concebido,   —142→   no solamente de una Virgen, sino de una Virgen, que estuviese deposada1231:Primeramente (son palabras del Doctor Máximo S. Gerónimo) para que por la generacion de Joseph, se demostrase el origen de María. En segundo lugar, para que no la apedreasen los Judíos como á adúltera. Lo tercero, para que huyendo á Egipto, tuviese consuelo. El Martir S. Ignacio añade otra quarta razon porque Christo fué concebido de una, que estaba desposada: diciendo, que esto fué para que su parto estuviese escondido al demonio, pensando que el Señor no habia nacido de doncella, sino de una muger casada. Hasta aquí S. Gerónimo. Es así (para observar algun tanto la forma silogística) que ninguna de dichas razones, á excepcion de la primera, era conveniente para que el castísimo Esposo se desposára con la Virgen siendo ya viejo, y mucho menos de edad decrépita, como lo conocerá qualquiera, por poco que se pare en exâminarlo: luego es error, y absurdo el decir, y hacen muy mal en pintar haberse desposado con María el Esposo de la castísima Virgen S. Joseph, quando ya muy viejo.

6 Y para que todo lo dicho se fixe mas en la mente de todo hombre sensato, suplico que haga conmigo las reflexîones siguientes: ¿Quién creerá facilmente que habiéndose desposado una jovencita con un viejo decrépito estuviese en cinta, y hubiese ya parido, sin haber concebido con menoscabo de su pudor? En ambas cosas la Inmaculada Virgen hubiera carecido de culpa entre los mas cuerdos, y prudentes; pero ciertamente no hubiera carecido de alguna calumnia, ó de sospecha de ella, la que sin embargo habia determinado Dios apartar en gran manera de su Santísima Madre. Ademas: ¿qué consuelo, pregunto, podia tener la tierna Virgen habiendo de hacer un largo viage, si se hubiera   —143→   desposado con un hombre muy viejo, y casi decrépito; particularmente teniendo despues que volver de allí, esto es, de Egipto, á su propio lugar? Porque, en quanto á que por este desposorio, no se encubriría bien, ni oportunamente al demonio el nacimiento de Christo de una Virgen (que es la quarta razon, que dá S. Ignacio, y refiere S. Gerónimo) pásolo en silencio: Así por no querer exâminar con sobrada sutileza esta razon, de cuya firmeza, y solidez, dudan algo hombres por otra parte doctísimos; como tambien, porque de qualquier modo que haya sucedido, convence lo mismo la segunda razon.

7 A esto se agrega, lo que ya han observado hombres sabios, á saber, que S. Joseph fué dado á la Virgen, y al Santísimo, y Divino Niño, no solamente para que cuidara de entrambos; sino tambien para que les alimentára con su trabajo: por cuyo motivo fué conveniente, que fuera carpintero de profesion, como verémos luego; cosa que no podia esperarse de un viejo ya sin fuerzas, el qual no solo no pudiese mantener de algun modo la familia, que se le habia encomendado, sino que absolutamente hubiese menester para subsistir, el socorro, y limosnas de los demas. Por estas, y otras razones, que omito de propósito, han de advertir seriamente los Pintores de no pintar en adelante viejo al Santo Patriarca, como suelen hacerlo, quando le representan, ó abrazando al Niño Jesus, ó llevándole de la mano.

8 Mas, si alguno por curiosidad me estrechára á responder, ¿de que edad se le debe pintar? Con efecto, nada cierto podría responderle, ni producirle á este fin testimonios inconcusos. Sin embargo, quanto puede indagarse por razones, y conjeturas fundadas, pienso que se debe pintar á dicho varon santísimo de edad perfecta, y varonil, esto es, segun me parece, de edad de cerca de quarenta años, ó que los haya ya cumplido;   —144→   por ser esta la edad en que regularmente llegan á la mayor perfeccion, no solo las fuerzas del cuerpo, sino tambien, lo que es mas, las virtudes del alma. Lo que ciertamente por todos lados era muy conforme al empléo para que la Divina Providencia destinaba á este hombre esclarecido. Sentado ya ser error, como bastantemente hemos hecho vér, el pintar á S. Joseph enteramente viejo, y muy avanzado en edad: el pintarle, y representarle totalmente mozo, lleva no sé qué sobrescrito de menos magestad, y gravedad, quando se pretende significar la excelente dignidad de tan grande desposorio. No que por esto quiera yo autorizar de algun modo los necios pensamientos, ó por decirlo así, liviandades de los Pintores, y de algunos otros, que piensan acaso, que por esta razon no debe pintarse joven el Santísimo Patriarca, sino antes viejo, y anciano; por pensar ellos seriamente, ó á lo menos sospecharlo, que no de otro modo podia suceder, que el Esposo castísimo S. Joseph se abstuviera de la hermosísima Virgen, en quien la singular modestia del alma hacía sobresalir la misma hermosura de su cuerpo, á no ser ya viejo S. Joseph, y de una edad muy avanzada. Pensamiento verdaderamente ridículo, é indecoroso, y que deroga mucho, no solo á la santidad del mismo S. Joseph, sí tambien á la Gracia de Dios, á su favor, y á su virtud. Como si un joven virgen, y temeroso de Dios, no se contuviera con mas presteza, y facilidad, que un viejo desenfrenado, y lascivo.

9 Y así, no es este el motivo por el qual advierto, que el castísimo Esposo de la Virgen, debe pintarse de edad robusta, y varonil, sino porque (como insinuamos antes) la edad mas robusta, y perfecta, parece mucho mas apta, y conforme para representar la excelsa dignidad de S. Joseph, que aquí queremos significar: Quando al contrario, representarle de edad juvenil, parece una cosa menos grave, y en la que, á primera vista, pueden   —145→   tropezar los ojos de los mas flacos. Dixe ser esta la edad en que parece se debe pintar al Santo Patriarca, ó ya quando lleva en sus brazos al Niño Jesus, ó bien quando le lleva de la mano, mostrando su derecho, y amor paternal: por el contrario, en representarle despues viejo, no solo no hay en eso inconveniente alguno, sino que parece enteramente conforme á razon, y muy consiguiente á lo acontecido. Esto deberá observarse con mas cuidado, quando se pinta á S. Joseph en el punto de morir, rodeado de Jesu-Christo, y de su Madre, purísima Esposa del mismo Santo: lo que yo he visto observado muy bien repetidas veces en la Pintura de un excelente Artífice. Pues, que Joseph Esposo de María, murió antes de la Predicacion, y Bautismo del Señor, es sentencia bastantemente aprobada, por el cálculo que sacan los Santos Padres, e Intérpretes, la que puede confirmarse en gran manera, por quanto parece haber muerto con efecto S. Joseph antes de aquellas bodas de Caná de Galiléa, que se celebraron á los principios de la Predicacion de Christo, segun se infiere con bastante claridad del Evangelio1232: pues á dichas bodas fué convidada María Madre de Jesus, quando ya, segun parece, habia muerto su Esposo; porque si no, pedian la razon, y la urbanidad, el que tambien hubiese sido llamado á ellas S. Joseph. Lo cierto es, que el Santo habia ya muerto en el tiempo de la Pasion de Christo: pues el mismo Señor no recomendó su dulcísima Madre á S. Joseph, ó á su marido, sino á S. Juan.

10 Y que este Varon Santísimo (lo que no ha sucedido á ninguno de los mortales) muriese estando á su cabecera Jesus, y María, no solamente es el parecer de hombres píos, y Católicos, sino que es sentencia, que la misma Iglesia parece aprobarla expresamente,   —146→   quando de este esclarecido Patriarca, pía, y elegantemente canta:


O nimis felix, nimis ò beatus,
Cujus extremam vigiles ad horam
Christus & Virgo simul astiterunt
Ore sereno

Por lo que, teniendo entonces S. Joseph, conforme á lo que probablemente hemos establecido, unos setenta años, ó algo mas, es muy puesto en razon, que en esta ocasion se le pinte viejo, pues ademas de la edad, tenia quebrantadas las fuerzas por los muchos trabajos, que habia padecido. Pero volvamos otra vez á lo de antes.

II Nadie ignora, lo que refiere el Evangelio de haberse aparecido en sueños un Angel del Señor á S. Joseph, quitándole el ansia, en que estaba el Santísimo Patriarca, por vér abultado el vientre virginal de María; el ansia, digo, que S. Juan Chrisóstomo, Autor no ligero, ni de fé sospechosa, llamó grandísima perturbacion, quando dixo1233: Viendo S. Joseph en cinta á la Virgen, se perturbó en gran manera. Quitóle, pues, el Angel aquella ansia, y solicitud, diciéndole1234: No temas Joseph hijo de David, tomar á María por tu Esposa: porque lo que en ella se ha engendrado, es obra del Espíritu Santo. Esta es también una de las cosas que suelen representarse, la que he visto yo bastante bien pintada algunas veces; y Francisco Pacheco, Autor á quien he citado mucho en esta obra, la pintó tambien elegantemente, como refiere él mismo, y está dicha Pintura en Sevilla en el Colegio de S. Hermenegildo, de la qual haciendo él la descripcion, concluye así1235: Lo restante del lienzo es un País, y un alegre Cielo: dando á entender, que   —147→   esta vision, y revelacion la tuvo S. Joseph, no de noche, sino de dia. Pero esto, por no ser muy conforme á la narracion del Evangelio, lo reprehende con su acostumbrada modestia, un Pintor del Rey, y amigo mio D. Antonio Palomino y Velasco, á quien he citado tambien repetidas veces1236: lo que me ha parecido advertir aquí brevemente en honor de este Pintor erudito.

12 Acaso debian notarse ahora otras muchas cosas acerca de las Imágenes de este ilustre Patriarca, las que omito gustoso por haberlas notado en gran parte en lo que llevo dicho arriba1237. Porque el pintarle teniendo en sus manos una vara llena de flores, es cosa que suelen, y pueden hacerla muy bien, por denotarse con esto, no solo la purísima continencia de este varon santísimo; sino tambien su perpetua virginidad, la que sin ninguna duda atribuyó al castísimo Esposo de María, el insigne defensor de esta virtud S. Gerónimo1238. Aunque, si esto se refiere á aquello de que hicieron mencion algunos Historiadores, que comunmente se tienen por bastante plausibles, de los quales tocamos algo arriba1239; no porfiaré sobre esto, ni procuraré arrastrarlos, como dicen, por los cabellos, á mi opinion.

13 Mas, el que le pinten en una oficina de carpintero exerciendo este oficio, es tan conforme á razon, como lo que mas. Porque, si bien no han faltado quienes pensaron, que S. Joseph fué herrero; pero esto es poco probable, por no decir que es claramente falso, y contrario al mismo Evangelio, donde el mismo S. Joseph es llamado en Griego tektwn: lo que cómoda, y propiamente no suele decirse, sino de aquel Artífice, cuyo oficio es pulir, acepillar, y juntar las maderas,   —148→   qual es el de los Carpinteros. Vése tambien representado con mucha freqüencia el Niño Jesus ayudando á S. Joseph en dicho oficio: lo qual, aunque no es del gusto de algunos, por pensar que el Santísimo Varon, que sabía muy bien quan grande, y divina era la dignidad del que vulgarmente era tenido por hijo suyo, de ningun modo permitiría, que el Hijo de Dios, aunque hecho hombre, se ocupára en ministerios tan viles, y mecánicos; sin embargo es cosa de suyo muy verisimil, y segun á mí me parece, fuera de toda duda, y enteramente cierta, el que Jesus no solo algunas, sino repetidas veces, y no solamente quando muchacho, sí tambien quando mozo mas grande, ayudó en el oficio de carpintero á su Padre putativo, y que aun en cierta manera le sirvió muchas veces: á saber, aquel mismo que aunque era fuente de toda santidad, y redentor del pecado, no solo permitió despues, sino que quiso, y ordenó, que su primo S. Juan le bautizára, y sumergiera en las aguas del Jordán. Pues notando tan señaladamente el Evangelio, que despues de haber encontrado sus Padres á Christo en el Templo, baxó el Señor á la Ciudad de Nazareth, y aun (lo que parece mas expresivo) que vivia allí sometido á su autoridad; diciéndonos el Evangelio1240: Baxó (Jesus) con ellos, y vino á Nazareth, y estaba sujeto á ellos: de ninguna manera se ha de pensar, que esta sumision, y subordinacion á sus Padres, consistió meramente en honrarlos de algun modo, sino que el mismo Señor, y Maestro de las virtudes, obedeció sus mandatos, y preceptos: aunque tambien es innegable, que el Santísimo Joseph (por no decir aquí nada de la Virgen Santísima) templaría siempre, y exercería con humilde moderacion, y conocimiento de sí mismo, aquella autoridad, y por explicarme así, patria potestad, que el mismo Dios habia querido, que exerciera él sobre   —149→   sí mismo. Baste esto por lo que mira á las Pinturas, é Imágenes del Santísimo Patriarca S. Joseph, y por lo perteneciente á las demas que se incluyen en todo este primer trimestre del año. Pues, si restase algo que decir, qualquiera por mediana atencion que ponga, lo encontrará suficientemente advertido en lo que hemos notado antes.





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