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ArribaAbajoCAPITULO XII.

Sobre las Imágenes del mismo Precursor, quando muchacho, mozo, ó joven


I La Pintura de la aparicion del Arcangel á Zachârías padre de S. Juan, aunque no es muy freqüente, acaso nos tuvo detenidos mas de lo justo; bien que, segun pienso, no con un trabajo inutil, y por el qual tenga yo que arrepentirme. A la verdad quise tratar este punto con mas cuidado, para que los Pintores, cuya instruccion he tomado á mi cargo (pues yo estoy lejos de pretender instruír á los doctos, y eruditos) entiendan solo por este caso, con quanta razon me véo precisado á apartarme de algunas opiniones muy recibidas   —276→   por el vulgo. Esto supuesto, vamos á tratar de las Pinturas, é Imágenes del Bautista, que son mucho mas freqüentes que las de otros Santos. No me detendré aquí en reprehender la necedad que cometen las mugeres, quando ridículamente, aunque con buena intencion, adornan la Imagen del Bautista quando niño, proponiéndolo casi, ó enteramente desnudo, cubierto, no con el pellejo (de que hablarémos despues) sino con una corta piel, que apenas le cubre la mitad del cuerpo por las espaldas, calzado con pequeñas sandalias, y ademas, adornado con su cabellera rubia, peynada, y rizada de mil modos, á que se añaden freqüentemente otras muchas tonterías de esta clase: Digo, que no quiero detenerme en esto, pues intento reprehender cosas mas desconocidas, y segun pienso, mas dignas de notarse.

2 Nada se vé con mas freqüencia, que las Pinturas de S. Juan quando niño, jugueteando de mil maneras extrañas, y ridículas con Christo Señor nuestro tambien niño: á saber, ora cogiendo con su mano á un paxarillo atado con un hilo, ora poniendo al viento para que la mueva una veleta de papel, ó un reilete, ora (cosa verdaderamente ridícula) montado á caballo sobre un cordero. Todo esto, sobre ser un juguete ridículo, y ageno de la gravedad de las cosas sagradas, es totalmente falso, ó representa cosas falsas, é improbables: pues conforme demostramos arriba con la mayor claridad1410, jamas se verificó, que Christo en la edad pueril estuviese junto con su primo, y Precursor San Juan; el qual nunca conoció de vista á Christo, ni se vieron mutuamente, hasta que el Señor se fué á él para que le bautizára. Por lo que, ya que no puedan quitarse enteramente, ó por la piedad del pensamiento, ó por la excelente pericia de los Artífices, aquellas Pinturas   —277→   en que se representan amigablemente juntos la Sacratísima Virgen con Jesus, el Bautista, y su madre Isabel, y ademas Joseph, y Zachârías, deberán sin embargo entenderse en algun sentido pío. Pero vamos ya á lo que es cierto.

3 No cabe duda en que S. Juan Bautista, quando aun muchacho, fué educado, no con blandura, y delicadez, sino en lugares desiertos, y en las mismas peñas, conforme convenia al que habia de ser excelente pregonero de la penitencia. Dícelo claramente el Evangelio1411:Y el niño crecia, y era confortado del espíritu, y estuvo en los desiertos hasta que se manifestó á Israel. Esto es lo que niegan algunos: ¿Pero quiénes son? á saber aquellos, á quienes desagradan las cosas santas, y pías, y que huelen á rigor, austeridad, y á penitencia: señales con que nadie duda que vienen significados los hereges de nuestros tiempos, los quales afirman que S. Juan fué educado en casa de sus padres, no solo quando niño, pero quando muchacho, y aun siendo joven. Y lo que dice de él el Evangelio, y estuvo en los desiertos, pretenden entenderse únicamente por esto, que habitó en casa de sus padres que estaba en lugares de la montaña, ó en la region montana de la Judéa. Así se burlan del predicador de la penitencia, y austeridad, estos hombres entregados á una vida regalona, y delicada, y así sienten de la virtud los que la aborrecen: de que volverémos á hablar despues en su propio lugar; mientras que para los hombres píos, y cuerdos, debe ser bastante aquel antiguo, y elegante Himno, que mas de doce siglos ha se canta en la Iglesia, donde se lée aquella sentencia:


Antra deserti teneris sub annis,
Civium turmas fugiens, petisti,
Ne levi posses maculare vitam
Crimine linguæ.

  —278→  

Hase, pues, de pintar al Santo Precursor, como que moraba en un vasto, y horrible desierto, ya se le pinte varon, ya joven, ó muchacho que aun no ha salido de los años de su infancia. Lo que elegantemente comprehendió S. Gregorio Nacianceno (omitiendo los muchos testimonios de otros Padres antiguos) en los versos de præceptis ad Virgines, quando dixo:


Melle famem agresti repulit vilique locusta
Zacharia genitore satus, texitque cameli
Membra pilis, habuitque domum, versatile cœlum:
Atque in humo dura corpus dabat ipse sopori

4 Pero por lo que respeta al vestido, los Pintores, sin dar en el blanco, acostumbraron pintar á Juan quando muchacho, vestido con pieles de cabritos, ó de corderos; y quando joven, ó ya varon, con pellejos mas groseros, como los de camello, y pendiente muchas veces de ellos parte de la cabeza del camello: lo que, como observó bien el tantas veces citado Molano1412, no les muy conforme á la Historia del Evangelio. Pues no nos dicen los Evangelistas, que el vestido de Juan fuese de pellejos de camello, sino de pelos de dicho animal, y que su vestido fué rudo, áspero, y muy semejante á un cilicio. S. Mathéo dice así1413: Juan tenia su vestido de pelos de camellos, y un ceñidor de cuero al rededor de sus lomos. Y S. Marcos1414: Iba vestido Juan de pelos de camello, y con un ceñidor de cuero al rededor de sus lomos. Por lo que, en este mismo sentido hablaron los Padres mas antiguos, cuyos lugares, y palabras, traen los Intérpretes modernos, á quienes puede añadirse S. Paulino, el qual como hubiese dicho en un lugar1415: Los pelos de camellos con sus cerdas   —279→   ásperas servian de vestido á Juan, lo expresó mas clara, y elegantemente en estos versos:


Vestis erat curvi setis contexta cameli,
Contra luxuriam molles duraret ut artus,
Arceretque graves compuncto corpore somnos

Y por tanto nos hemos de reír, ó mas presto compadecernos con caridad christiana de lo que dicen del vestido del Divino Precursor, los seguidores del quinto, y sexto Evangelio, esto es, los sequaces de Lutero, y de Calvino; á saber, que su vestido fué á la verdad de lana, pero muy bien texido, y ondeado, como es lo que llamamos en Castellano Chamelote de aguas. Así sienten, y escriben, y así es preciso que sientan, y hablen, los que separados ya del gremio de la Iglesia, desean vestir siempre con delicadez, y aborrecen en extremo los vestidos propios de austeridad christiana. Finalmente, por lo que mira al ceñidor de pellejo, pensaron algunos, que por este cíngulo, se denotaba algun género de singular penitencia: pero á mí me parece mas sencillamente, lo que agradó también á S. Gregorio Magno, y á S. Chrisóstomo1416, óal que pasa por el Autor Operis imperfecti; que por acostumbrar los Judíos ceñirse con ceñidores de lana, S. Juan, como á hombre que llevaba un género de vida mas sevéro, usó de un ceñidor de pellejo sobre su rudo vestido. Esto es en suma lo que respeta á los vestidos del Precursor: pues acerca de su comida, que fué miel silvestre, y langostas (ora se signifiquen por este nombre, animales, ó bien las extremidades de yerbas, ó de frutas) no hay necesidad de explicarlo aquí, no concerniendo esto en ningun modo á la Pintura. Ambas cosas comprehendió elegantemente el citado Himno, que se juzga ser de   —280→   Pablo, Diácono de la Iglesia Romana, que floreció por el siglo VI.


Præbuit durum tegumen camelus
Artubus sacris, strophium bidentes:
Cui latex haustum, sociata pastum
Mella locustis

5 Ya diximos antes, que muchos pintan al Santo Precursor en su tierna edad vestido con pieles de ovejas, ó de cabras; pero advertimos al mismo tiempo, que esto lo hacian ignorantemente, por no poderse probar ninguna de estas cosas, ni por la Escritura, ni por los Escritores, ó Santos Padres. Con todo, es cosa que se puede tolerar, como tambien el que le pinten medio desnudo quando niño. Pero es intolerable, el que así lo representen, y pongan á la vista, quando ya mozo de alguna edad, conforme he observado muchas veces, aunque nunca lo he podido aprobar. Pero los Pintores, no haciendo ningun caso de lo que debieran hacer mucho, solo parece que se dedican, ó á ostentar su pericia en el Arte, pintando desnudos los cuerpos, ó á pintar segun su capricho. No debe, pues, pintarse S. Juan vestido, ó medio vestido con alguna piel, sino con una áspera túnica, ó cilicio, como es el que se hace de pelos de camello, y que le cubra desde los hombros hasta casi los pies, y ceñido con aquel basto ceñidor de pellejo: esto debe observarse principalmente quando le pintan joven, ó ya varon, pues no es decible, quanto conviene esto á la dignidad, y autoridad del Bautista. Mas ¿sobre si el esclarecido Precursor de Christo usó de algun género de zapatos, aunque bastos, ó si anduvo enteramente descalzo? no puedo decir nada de fixo, ni tampoco, sobre si llevó cubierta la cabeza (sea qual se fuese esta cobertura.) Pero es constante en quanto yo sepa, que nunca se le vé pintado, ni con zapatos, ni cubierta la cabeza.

  —281→  

6 Píntanle finalmente, como que está abrazando algunas veces á un cordero: lo que, si bien los Griegos no lo aprueban, como observa Molano1417; es mas que recibido entre nosotros semejante modo de pintar al Precursor: singularmente estando recibido por costumbre, que al cordero (que sin duda representa al mismo Jesu-Christo) para distinguirle del cordero irracional, se le pinte adornado con una corona en la cabeza, ó con un resplandeciente círculo, y ademas una Cruz, que en algun modo tiene él con su brazo: aunque es verdad, que la señal de la Cruz formada de dos varas atravesadas, suele atribuirse por lo comun al mismo S. Juan, y no al cordero; lo que no sé, si se hace igualmente bien. Pero es evidente, que por la figura de este cordero, se pretende señalar como con el dedo, aquel excelente testimonio que dió el Precursor, quando viendo que Jesus iba hácia él, testificó á alta voz1418: Hé aquí al cordero de Dios; hé aquí al que quita el pecado del mundo. Con efecto, para que se haga mas caso de la representacion de dicho cordero, no será ocioso advertir, que el mismo Sumo Pontífice estima en mucho la imagen del cordero inmaculado, pues que en la bendicion que hace de aquellas pequeñas Imágenes que se imprimen en cera blanca, habla de este modo1419: Rogámoste (Señor) humildemente, que apaciguado por el ministerio de nuestras palabras, te dignes bendecir, y santificar por la invocacion de tu santo nombre, estas formas de cera, que tienen la Imagen del cordero sin mancha, &c. Esto ha sido lo que me ha parecido mas digno de advertir acerca de las Pinturas, é Imágenes del insigne Precursor: si hay mas que decir sobre esta materia, lo hemos tratado antes, quando hablamos del Bautismo que recibió el mismo Christo de manos de S. Juan.



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ArribaAbajoCAPITULO XIII.

Las Pinturas, é Imágenes de los Santos Mártires San Juan, y S. Pablo, y las de S. Pelayo muchacho Español,y esclarecido Martir de Jesu-Christo


I En tiempos de Juliano Apóstata padecieron ilustre martirio por la Fé S. Juan, y S. Pablo, cuyos hechos escribieron algunos con exâctitud, y se insinúan bastantemente en las notas de Baronio sobre el Martirologio Romano al dia 26. de Junio, en que se venera la memoria de estos Mártires. Por lo que mira á sus Imágenes, solo dos cosas me parecen dignas en algun modo de notarse. La primera, que no deben pintarse con muchas barbas, pues consta haber sido Eunucos, y siervos de Constancia muger augusta, y esclarecida: conforme á la costumbre que tenian los Romanos, de que para mayor honestidad sirvieran los Eunucos á estas mugeres ilustres, aun dentro de sus mismos quartos. La segunda: que qualquier Pintor obraría neciamente, si representára la pasion, y martirio de estos Mártires, delante del pueblo, y en presencia de gran muchedumbre de ministros, ó de soldados; quando es constante por los mismos monumentos, que componen su Historia, que el Juez Terenciano, recelando, que si los hacía morir públicamente, se moveria en el pueblo alguna sedicion, mandó cortarles la cabeza en su misma casa, donde á la sazon se hallaban, procurando que los enterráran secretamente.

2 El mismo dia, en que se celébra la memoria de los mencionados Mártires, se celébra tambien la fiesta de S. Pelayo muchacho noble, y Martir Español, mas ilustre, y glorioso de lo que pueda encarecerse con palabras: de suerte que no podria menos de tenerme por muy culpable, si siendo yo Español, le pasára enteramente   —283→   en silencio. Y para que el Pintor, qualquiera que este séa, quede instruído mas á fondo, si acaso se le ofreciese pintar á este Santo (cosa que no será rara en nuestra España, especialmente en la Bética, y en otras partes) será muy del caso saber, y notar en suma qual fué su martirio. Escribió la Historia de dicho Santo, un Sacerdote testigo ocular, llamado Ragüel, de quien la copió el célebre Antonio de Morales, y á la letra la puso toda á la vista el Ilustrísimo Prelado Fr. Prudencio de Sandovál Trat. De las Antigüedades de Tuy1420. Mas, como otro noble Escritor1421, no solamente ha tocado muy bien esta materia, sino que la ha ilustrado haciendo un breve compendio de ella, he querido poner aquí sus mismas palabras, aunque en ellas se toma la narracion de mas arriba. Mariana, pues, al año de Christo 924. hablando de los Reyes D. Garcia, y D. Ordoño, dice así: Dióse la batalla en el Valle Juncaria, que hoy se dice Junquera, el año novecientos y veinte y uno, que fué no menos herida, y porfiada, que la que poco antes se diera en Galicia. Los de Leon, y de Navarra peleaban con grande ánimo, como vencedores, por la Patria, y por la Religion: los Moros no les reconocian en nada ventaja, antes llevaron lo mejor; porque el Conde de Aragon, que llaman Garcia Aznar (mejor viniera Fortun Ximeno su hijo) murió en aquella peléa, y despues de ella, aquella parte de Vizcaya, que se llama Alava, quedó por los Moros. Quedaron otrosí presos en la batalla dos Obispos, Dulcidio de Salamanca, y Hermogio de Tuy, que concertaron su rescate, y en tanto que le pagaban, dieron rehenes en su lugar: en particular por Hermogio entregaron á un sobrino suyo hijo de su hermana: doncel en la flor de su edad, y por, nombre Pelayo. Su hermosura, y modestia corrieron á las parejas. Por lo uno, y por lo otro el Rey bárbaro de   —284→   suyo inclinado á la deshonestidad, se encendió grandemente en su amor. Aumentábase con la vista ordinaria la llama del amor torpe, y nefando. El mozo de su natural muy modesto, y criado en casa llena de sabiduría, y santidad, resuelto á defender el homenage de su limpieza, dado que diversas veces fué requerido, resistió constantemente. Despues como el Rey le hiciese fuerza, dióle con los puños en la cara. Esto último, de que con sus puños diera el joven en la cara del Rey impurísimo, lo calla el citado Escritor Ragüel; pero añade unas palabras muy dignas de leerse: Apártate (le dixo) perro ¿piensas por ventura ser yo uno de tus impudícos, y afeminados? Uno, y otro pudo suceder, ó con efecto sucedió; y en ambas cosas se portó bella, y esforzadamente, y como convenia á un santo joven, Christiano, y noble; añado yo, y como á Español: sin que por esto intente alguno reprehenderme, pues quiero que se entienda sin agravio, ni perjuicio de nadie. Pero oigamos otra vez al citado Mariana, que concluye su narracion con la eloquencia que acostumbra: Esta constancia, y zelo de castidad (prosigue) le acarreó la muerte: por mandado de aquel bárbaro impío, y cruel, fué atenaceado, y hecho pedazos: los miembros echaron en Guadalquivir. El amor quanto es mayor, tanto se suele mudar en mayor rabia. Sucedió esto Domingo á 26. de Junio del año novecientos, y veinte y cinco. Diósele honra como á Mártir, y fué puesto en el número de los Santos. Recogieron las partes de su cuerpo, y sepultáronlas en S. Ginés de Córdoba, la cabeza en el Cimenterio de S. Cipriano. Débese tanto estimar la gloria de esta hazaña, que no tenia mas de trece años y medio, quando dió tal muestra de su virtud. Rosuíta, doncella de Saxonia, por este mismo tiempo, cantó en verso heroico, aunque algo diferentemente, la muerte del Mártir Pelagio. Todo esto dice el docto, y eloqüente Mariana.

3 De lo dicho, y de otros monumentos que podrian   —285→   citarse, se echa de vér con quanta razon se gloría España de tan ilustre, y valeroso Martir. Sin embargo es de sentir (cosa de que se queja agriamente un Escritor Español1422, recomendable por sus talentos, y juicio) que todavía no haya procurado España formar rezo á este esclarecido Athleta de Jesu-Christo, y defensor insigne de la pureza, y castidad (que con igual motivo, y semejante á este, dudo yo, si acaso habrá otro entre los que leémos en los fastos de la Iglesia) y colocarle en el catálogo de los Santos de España, quando no le ha faltado lugar en el Martirologio Romano. Pero tal es, no digo la condicion de España, sino de la naturaleza humana, que muchas veces nos paramos en lo moderno, y no cuidamos, ó hacemos poco caso de lo antiguo. Quien desée instruírse mas sobre los hechos de este Santo, y glorioso muchacho, véa á los Autores citados, y á otros que facilmente encontrará; ya que el asunto que me he propuesto, no me permite extenderme, y dilatarme mas en un campo tan fertil de alabanzas.

4 Y así, por lo que respeta á sus Imágenes, y Pinturas, puedo decir que he visto pocas, aunque no tiene duda que hay muchas, como antes he advertido. Una de estas es, la que vemos en la insigne, y magnífica Capilla del Real Colegio del Espíritu Santo de la Ciudad de Salamanca, que en la Iglesia de Padres Jesuítas, edificaron los piadosísimos Reyes D. Felipe III. y Doña Margarita: sobre lo qual puede tambien verse el Escritor que poco ha citamos con elogio1423: pues allí se vé labrada con mucho primor la Imagen hermosísima del santísimo joven Pelayo; pero (tal es la ciencia de los Pintores, y Escultores de Imágenes) no con otro vestido, sino á la Romana, esto es, con corazas,   —286→   manto militar, y con grevas; sin embargo de que debia pintarse á la manera de los Arabes, ó (como vulgarmente decimos) de los Moros: de suerte que en lugar del calzado militar, debia pintarse con aquel calzado encarnado de que usan los Arabes; en lugar del peto, con aquel género de capa, que los Moros llaman Alquicél, y así de otras cosas: sobre las quales, si alguno quisiere enterarse mas, le aconsejára, que viese la Pintura dispuesta por mano, é ingenio de mi amigo D. Antonio Palomino, que está en el Altar Mayor de la Catedral de Córdoba, donde se vé observado todo esto con tanta puntualidad, que puede servir á los Pintores eruditos, ó á lo menos, no inhábiles, de exâctísimo modelo.




ArribaAbajoCAPITULO XIV.

Las Imágenes, y Pinturas de los Santos Apóstoles, y Príncipes de la Iglesia S. Pedro, y S. Pablo


I Ya de muchos siglos á esta parte se han observado muchas cosas acerca de los Maestros de Roma, y del Universo, que no es mi ánimo referirlas aquí por menor; contentándome con decir lo principal, y que parece mas digno de observacion. Es de advertir primeramente, que las Imágenes de estos Príncipes de la Iglesia, han acostumbrado, como por tradicion, pintarlas casi uniformemente los Pintores. Ni hay que extrañarlo, pues ya desde los primeros siglos de la Iglesia se han venerado con mucho respeto, como podria hacerlo vér muy á la larga: por lo que solo escogeré lo mas selecto. En las Actas de los Santos Mártires Gervasio, y Protasio que escribió un cierto Felipe, segun se lée en S. Ambrosio, se hace clara mencion de este hecho: allí se dice: á la tercera noche, extenuado el cuerpo por los ayunos, y no estando yo durmiendo, sino atónito,   —287→   se me aparecieron (Gervasio, y Protasio) con otra tercera persona semejante al bienaventurado S. Pablo, cuyo semblante habia yo conocido por la Pintura. Sé muy bien, que este tratado, ó epístola no es tal, que pueda atribuírse indubitablemente á S. Ambrosio, por no admitirla como á tal, no solo los sabios modernos, sino por dudar tambien de este monumento el Cardenal Baronio1424. Con todo acerca de la verdad de la historia, séa quien fuere el Autor de ella, parece se puede afirmar algo de mas cierto; pues está clarísimamente á su favor la autoridad del Gran Padre S. Agustin. Este Santo refiere como una cosa bastante famosa, y conocida (la que sin embargo omitió por modestia en otros lugares S. Ambrosio) que los cuerpos de los Santos Mártires Gervasio, y Protasio, que habian estado desconocidos mucho tiempo, fueron revelados en sueños á S. Ambrosio: Estas son las palabras de S. Agustin1425:Entonces manifestaste en sueños al mencionado Prelado,donde estaban escondidos los cuerpos de los Mártires Gervasio, y Protasio, que por espacio de tantos años permanecian incorruptos, y tenias escondidos en el tesoro de tus arcanos, para hacer que sirviesen de oportuno remedio, á fin de refrenar el furor, no de una muger como quiera, sino que tenia autoridad real. Esto dice S. Agustin en este lugar, y repite lo mismo en otros1426. Con efecto, por lo que toca á la antigüedad de las Imágenes de dichos Santos Apóstoles, á cuyo fin he traído este lugar de S. Ambrosio, ó de qualquiera que sea el verdadero Autor de él, apenas podrá dudarlo nadie que tenga noticia, de que Eusebio de Cesaréa hace tambien mencion de lo mismo, quando escribe1427: Habiendo visto yo pintadas con variedad de colores, y conservadas las Imágenes de los Apóstoles Pedro, y Pablo. Y que no   —288→   solamente en Oriente, sí tambien en el Occidente, y por tanto en la misma Ciudad de Roma, haya sido muy freqüente el pintar las Imágenes de S. Pedro, y S. Pablo, lo afirma S. Agustin hablando de algunos Gentiles, con estas palabras: Saliéronles al encuentro (á saber, á los Gentiles) Pedro, y Pablo: me persuado que los vieron pintados á un tiempo en muchos lugares, porque los méritos de estos Apóstoles los celébra Roma con mas freqüencia, y solemnidad, por haber padecido tambien en un mismo dia. Hé aquí por donde consta tambien, que antiguamente fueron pintadas Imágenes de los Príncipes de los Apóstoles, de suerte que por diversos Artífices, y en diversos lugares se vén uniformes las Imágenes de estos Apóstoles, sobre lo qual dirémos despues algo mas. Hablaré primero de cada una de dichas Imágenes en particular, lo que me parece que hace al caso, y despues de ambas, quando se representan juntas en una misma tabla.

2 En quanto á la Imagen de S. Pedro, ya observaron algunos1428, que era error el representar muy viejo al Príncipe del Apostolado en la Historia del Evangelio, y en la Pasion de Christo. Este error (pues confieso ser tal) como yo mismo lo hubiese cometido, no con el pincél por ser ignorante en el Arte de la Pintura, sino en un Sermon; quando este se dió despues á luz, procuré enmendarlo poniendo á la margen1429 esta nota: No era entonces tan viejo S. Pedro, el qual, segun el cálculo mas verdadero, apenas pasaba de 45. años; pero ¿quién exîgirá de un Predicador el averiguar lo que es propio de la crítica mas fina? Así escribí yo en aquel lugar: pero quien no se avergüenza como yo, de confesar que ignora mucho, y que quiere adelantar, y aprender mas cada dia mientras viva, quando no para saber mucho, á lo menos, por no ignorar tanto; yo   —289→   mismo no apruebo lo que entonces escribí. Porque, si bien no consta, qué edad tenia S. Pedro quando padeció martirio (como notó diligentemente el Cardenal Baronio)1430; no faltan razones fundadas para afirmar, que el Apostol S. Pedro en tiempo de la Pasion de Christo, no solo no pasó de 45. años, sino que apenas pasaba de quarenta. Lo que dexo á otros que lo exâminen.

3 Ni se ha de pensar por esto, que S. Pedro no deba representarse viejo, quando se nos representa que llora amargamente, teniendo junto á sí el gallo, y que abierto su pico está cantando: pues consta como por una antigua tradicion, que este Santísimo Apostol, que amaba tanto á Jesu-Christo, se arrepintió tanto de su pecado en todo el tiempo de su vida, que al resonar en sus oídos el canto del gallo, le hacía derramar copiosas, y abundantes lágrimas. Así lo dice, movido de la autoridad de S. Clemente Romano, el P. Maldonado, Autor verdaderamente grave1431, y que no suele moverse por ligeros rumores: pues concluyendo un lugar de S. Ambrosio con estas palabras: Lloró, pues, amargamente Pedro, para borrar la culpa con las lágrimas: añade de suyo: Y como escribió Clemente Romano, se le imprimió tan profundamente en su corazon el dolor de su delito, que en toda su vida, quantas veces oía cantar el gallo, postrándose de rodillas, derramaba lágrimas, y pedia perdon de su pecado. Esto dice Maldonado tomándolo de S. Clemente Romano, ó mas bien del Autor del librito intitulado De gestis Beati Petri, cuyo libro, es constante entre gravísimos Escritores Católicos, y sólidamente eruditos1432, no ser de S. Clemente. Pero vamos ya á otra cosa.

4 Nadie ignora, que al Apostol S. Pedro se le suele, y debe pintar con las llaves; pero se ha advertido,   —290→   que la una se la pintan de oro, y la otra de plata: pues así se vé, conforme atestigua Molano, en varios templos de Roma, y en otros muchos de Italia. Ni se hace sin razon: pues en la de oro, se denota la potestad mas noble, benigna, y excelente de absolver, y por significarse en algun modo en la de plata, como de materia inferior, la de ligar, y de excomulgar. Mas, lo que sobre la entrega de las llaves que hizo á Pedro Christo Señor nuestro, notó un varon esclarecido en dignidad, y letras1433, por decir la verdad, no me agrada mucho. Pues dice, que yerran los Pintores en pintar este hecho como sucedido, ó en la misma Ciudad de Jerusalén, ó en algun palacio, ó junto al mar: sin embargo de constar por el Evangelio (dice él) que sucedió en Cesaréa de Philipo, como lo dice S. Mathéo1434: Vino Jesus á las partes de Cesaréa de Philipo, &c. á que se añade: Y te daré las llaves del reyno de los Cielos. Digo, que esto no me agrada: porque nunca, ni en ningun lugar entregó el Señor á Pedro el Primado de la Iglesia baxo de la figura corporal de las llaves; sino que le promete indubitablemente que se las entregará, en el lugar que cita el doctísimo Cardenal. El tiempo, y lugar en que Christo cumplió la promesa, fué, quando despues de resucitado, se apareció á Pedro, y á los demas Discípulos á la orilla del mar de Tiberíadis: pues allí se confirió claramente á Pedro el Sumo Pontificado, y el Primado sobre los demas Apóstoles con aquellas palabras1435: Apascienta mis corderos, apascienta mis ovejas. Ni afirmo yo esto temerariamente: tengo á mi favor un Autor clásico, el qual disputando, como suele, con los enemigos del Pontificado de S. Pedro, Lutero, Calvino, y sus sequaces, dice1436: Añádese, que aquella promesa que le hizo   —291→   Christo de que sobre él edificaría su Iglesia (añado yo, lo que se dice allí mismo, y que le daria las llaves del reyno de los Cielos) es necesario que se haya cumplido en alguna parte. ¿Y dónde, sino aquí? Con lo demas que dice muy al caso como siempre. Por lo que no debe condenarse de error, el que la entrega de las llaves á S. Pedro, se pinte como hecha, no en alguna Ciudad, sino junto al mar.

5 Pintan tambien con mucha freqüencia al mismo Apostol cortado el pelo como los Romanos, y segun las presentes leyes de la Iglesia, esto es, con corona en la cabeza en memoria de la Pasion de Christo: así nos lo enseña Beda1437 diligente observador de estas cosas, y lo que no debe pasarse en silencio, lo mismo se echa tambien de vér por haberse aparecido así los Príncipes de los Apóstoles á cierto muchacho, segun refiere el mismo Escritor: en cuya aparicion, se manifestó S. Pedro cortado el pelo conforme al uso de la Iglesia Romana, y S. Pablo con pelo, y barba larga, como acostumbraron los Orientales; de suerte que apenas podria librarse de la nota de error, ó á lo menos de novedad, el que representára de otra manera la Imagen de S. Pedro. Nada digo ahora de las Imágenes de este Apostol, quando pintan otros hechos suyos: por exemplo, quando le representan dando la salud á aquel coxo, y tullido (de quien hablamos largamente al principio de esta obra)1438; quando hace morir á Ananías, y á Saphira su muger; quando está hablando con el Centurion Cornelio, y otros hechos semejantes: pues por lo dicho se vé con qué semblante, y figura deba representarse. Acerca de su martirio (que nadie duda fuese muerte de Cruz, por constar esto de los testimonios de Eusebio, y demas Escritores antiguos) dicen muchos cosas muy diversas, que procuraré resumirlas en pocas palabras. Dos son   —292→   los principales capítulos que se disputan aquí con los Pintores: El primero ¿si S. Pedro fué crucificado con clavos, ó solamente atado con cuerdas en la Cruz? Y el segundo ¿si de tal suerte fué crucificado en la Cruz, que fuese puesto en ella cabeza abaxo, y pies arriba? O si fué crucificado del modo que crucificaban regularmente á los que padecían muerte de Cruz.

6 Sobre lo primero, no faltaron, ni faltan hoy Pintores, que nos representan á S. Pedro, no clavado en la Cruz, sino atado en ella con cuerdas, á quienes por razones particulares, y místicas, intenta excusar en algun modo el principal Escritor en estas materias1439: pero, segun á mí me parece, en vano, ó con poca utilidad, por ser ello tan claro, y evidente, que los que quieren defender, que S. Pedro fué atado con cuerdas en la Cruz, se cansan en valde; de suerte que conforme refiere el mismo Escritor, el año de 1518. Pedro Richârdo Doctor Parisiense, y Canónigo de S. Pedro Trecense, compuso un libro contra los Pintores, y lo imprimió en París, en el qual por varios capítulos les reprehende sobre este punto, produciendo no solo monumentos de historias, y de Pinturas, y Esculturas antiguas, sino manifestando tambien, que en diversas Basílicas del Orbe Christiano estaban los clavos con que fué crucificado S. Pedro, lo que no tengo tiempo de referir aquí con mas prolixidad. Fué, pues, S. Pedro crucificado con clavos que atravesaron sus pies, y manos: y esto parece afirmó Tertuliano quando dixo1440, que Pedro en Roma fué igualado con la Pasion del Señor, lo que Christiano Lupo ilustra en aquel lugar con muchos argumentos. Y aunque, tratando de la crucifixîon de Christo, he dicho mucho sobre esta materia1441, quiero sin embargo añadir aquí el pasage del Cómico,   —293→   que Justo Lipsio observó muy bien, el qual dice así1442:


Dabo ei talentum primus, qui in crucem excurrerit;
Sed ea lege, ut offingantur bis pedes, bis brachia

Quien quiera vér mas sobre este punto, encontrará no pocas cosas en el lugar de este libro, que acabo de citar.

7 En quanto á lo segundo, es constante por los mismos testimonios, y principalmente por los Padres, y Historiadores, que S. Pedro fué crucificado pies arriba, al contrario de Christo Señor nuestro. Con razon, dirá alguno: pues consta por testimonio de Hegesipo en su libro De Excidio Hierosolimitano (cuyo Escritor todavía es mas antiguo, que los Padres que vamos á citar) que S. Pedro, en memoria, y reverencia de Christo, quiso ser crucificado así, y no de otra manera; y que habiendo pedido esta gracia á los que le habian de crucificar, se la concedieron. Pero, por decir la verdad, no necesita de pruebas dudosas, ó falsas, una cosa comunmente recibida, y bastante cierta. Con efecto, Eusebio lo dice claramente en su historia con estas palabras1443: Por último, hallándose Pedro en Roma, fué crucificado cabeza abaxo, como deseaba. Y S. Gerónimo, que por lo comun sigue á Eusebio: Pedro (dice) fué crucificado, y consumó su martirio, vuelta la cabeza hácia abaxo, y levantados en alto los pies, afirmando, que era indigno de ser crucificado como su Señor. Casi del mismo modo habla el Padre S. Agustin1444. Pero no hemos de omitir aquí á S. Asterio Amaseno, Metropolitano de Helenoponto, cuyas obras, para utilidad de la República, y piedad Christiana, cuidó de dar á luz Theophilo Raynaldo in Heptade Præsulum Christiana,   —294→   y de hecho se imprimieron en Leon de Francia en 1652. Este Prelado, pues, en la alabanza que hace del Príncipe de los Apóstoles, dice así1445: Sin embargo, como á humilde, y sabio (S. Pedro) en el mismo tiempo del combate, y en la peléa, y miedo de la muerte, sabiendo muy bien quanta diferencia habia entre el Señor, y el esclavo, pidió por beneficio una cosa á sus enemigos; á saber, que no le crucificáran en la misma positura del Señor, sino vuelta la cabeza hácia abaxo: por no ser razon, que aun en la muerte fuesen iguales el esclavo, y el Señor. Así les habló, y habiéndole concedido lo que pedia, voló, mediante la Cruz, á aquel que resucitó despues de crucificado. Hasta aquí elegantemente Asterio. Mas, aunque los testimonios de tantos Padres convencen sin duda lo que decimos, no quiero pasar en silencio el testimonio de un Poeta Christiano, y Español, el qual con la elegancia propia de un Poeta, lo confirma con su parecer; este es Prudencio, que dice1446:


Ille tamen veritus celsæ decus æmulando mortis
Ambire tanti gloriam Magistri
Exigit, ut pedibus mersum caput imprimant supinis,
Quò spectet imum stipitem cerebro
Figitur ergo manus subter, &c

Por estos, y otros esclarecidos testimonios que omito, debe tenerse por cosa cierta, que en el martirio que padeció el Apostol S. Pedro, se le debe pintar clavado en la Cruz, y del modo que comunmente se usa.

8 No he querido valerme del testimonio de Hegesipo, aunque es Autor (como espontaneamente confieso) mas antiguo que los que he citado; porque aquel libro de la Destruccion de Jerusalén, de donde se toma el testimonio, no es parto legítimo suyo, sino de otro   —295→   Autor mas moderno: sobre lo qual podria decir muchas cosas, si la materia lo pidiese. Sin embargo, porque lo que digo de Hegesipo, no parezca á alguien cosa nueva, no pude menos de transcribir aquí, por ser del asunto que tratamos, el juicio que hace de él un Escritor no menos recomendable por su piedad, y erudicion, que por su dignidad; el qual despues de haber notado algunas cosas sobre Hegesipo, añade1447: Los Libros de la Destruccion de Jerusalén, que corren baxo el nombre de Hegesipo, ó son de otro Hegesipo mas moderno, ó son supuestosá la verdad, del lib. 3. cap. 5. se colige, que dichos libros se escribieron despues de los tiempos de Constantino. Lo que he querido referir, para que no pensara alguno, que queria yo introducir en el ánimo de los lectores incautos, cosas nuevas, y que no las habian escrito antes hombres cuerdos, y de mucha autoridad.

9 Pensando en esto, me viene á la memoria otra Imagen del Príncipe de los Apóstoles, que yo mismo he visto muchas veces, y que no quiero dexar de referirla. Pintan, pues, á S. Pedro arrodillado delante de Christo con su Cruz á cuestas, frente de las mismas murallas de Roma. Y ya que un Autor de primera clase describe elegantemente todo el hecho, me ha parecido bien poner aquí sus mismas palabras1448: Como Pedro, despues de haber vencido á Simon Mago, enseñase al Pueblo de Dios á guardar castidad, y los demas preceptos, conmovió los ánimos de los Gentiles, los quales buscándole para prenderle, algunas almas Christianas le suplicaron, que se ausentase, ó escondiese por algun tiempo. Y aunque estaba deseoso de padecer, no obstante condescendió por contemplacion del pueblo, que le pedia se conservase para instruirle, y confirmarle. ¿Qué mas? Empezó   —296→   de noche á salir de las murallas, y viendo que Christo le salia al encuentro en la puerta, y que iba á entrar en la Ciudad, le dixo: ¿Señor, dónde vais? Respondió Christo: Vengo á Roma para ser crucificado otra vez. Entendió entonces Pedro, que la respuesta del Señor se dirigia á su Cruz, por quanto Christo no podia ser crucificado segunda vez, &c. Esto me ha parecido ser lo mas principal que habia que tratar acerca de las Imágenes de S. Pedro.

10 Por lo que respeta ahora á las Sagradas Imágenes, y Pinturas del Doctor de las Gentes S. Pablo, poco nos resta que decir; y esto poco, antes mira á su forma, figura, y estatura (en quanto podemos conjeturar estas cosas), que á, sus hechos, y á su Sagrada Historia. Y en primer lugar, omitiendo lo que aun por la lectura de los Gentiles han observado algunos, esto es, que el bienaventurado Apostol tuvo la nariz aguileña, y que fué calvo de la parte anterior de la cabeza; lo que puede colegirse con mas verisimitud, es, que no fué muy grande de estatura, como puede confirmarse, de que morando en Damasco, le baxaron los fieles por la muralla, como él mismo atestigua, en una espuerta, ó segun á mí me parece mejor, en una canasta, bien que no muy grande, y que con bastante propiedad haya podido llamarla el Intérprete, espuerta: lo que todavía puede confirmarse mas por lo que refiere él mismo, de que sus discípulos le tuvieron por de estatura no alta, sino pequeña: Por quanto, dicen (son palabras suyas)1449 las cartas son graves,y fuertes: pero su presencia corporal, es flaca: su conversacion, despreciable. Y que S. Pablo, aunque absolutamente era viejo, pero que respecto de S. Pedro, era menor, facilmente lo conocerá qualquiera que tenga presente, que á S. Pablo en el apedreamiento de. S. Esteban (que sucedió   —297→   el mismo año que subió Christo á los Cielos, mediando el espacio de solos siete meses, como lo prueba muy bien el Cardenal Baronio)1450 se le llama mozo: Y los testigos dexaron sus vestidos junto á los pies de un mozo, que se llamaba Saulo Mas, sobre quantos eran los años, que Pedro llevaba á Pablo, para colegirse de ahí el modo mas verisimil de pintar á este Apostol, no es facil de determinarlo. Sin embargo juzgo, que no se apartaría mucho de la verdad el que dixese, que S. Pedro tenia unos diez y ocho años mas que S. Pablo, aunque quebrantado por sus grandes, é inmensos trabajos, representase acaso mas vejez.

II Píntanle, y siempre deben pintarle armado con una espada larga, á saber, con aquel género de espada que los Españoles llamamos Montante: por creerse, que no fué otro el instrumento de su martirio; aunque no falten quienes afirman (acaso con poca reflexîon) que murió á golpes de una segur. Fué herido, pues, el Santo Apostol con una espada larga, y ancha, con cuyo género de suplicio acostumbraban freqüentemente los Romanos quitar la vida á las personas de algun caracter; y así lo afirman unánimemente los Autores, y Padres antiguos, y lo confirma la Iglesia con aquellas palabras, en que hablando de los dos Príncipes de los Apóstoles, dice:


Per ensis ille, hic per crucis victor necem
Vitæ senatum laureati possident

Lo que quiero sé entienda solamente, quando se pinta á S. Pablo, solo, ó junto con S. Pedro: porque si no, no es necesario pintarle con semejante adorno. En efecto, yo mismo he visto con mucho gusto representada toda la historia de S. Pablo en estampas de Flandes,   —298→   donde están pintados los hechos de este Apostol, ya quando en Iconio le tenian por Dios, ya quando estaba predicando en el Areopago de Athenas, ya quando se sacudió en Malta, y echó al fuego la vívora que tenia colgada de la mano: en cuyos hechos nunca le pintan con el adorno de la espada, la que sin duda no vendria al caso para pintar semejantes acontecimientos. Mas, sobre si la espada debe pintarse, antes teñida con leche, que con sangre, ó con sangre mezclada con leche, es cosa, que intenta explicar largamente Molano1451, á donde remito gustoso al lector. Suelen tambien, y deben pintarle teniendo abierto un libro, y con mucha razon: porque (segun habla S. Máxîmo Taurinense) á quien se le confiaron las llaves de la sabiduría, como á S. Pedro las de abrir, y cerrar; no puede haber cosa mas á propósito, que el pintarle, y representarle con el principal instrumento del doctorado, y magisterio. Finalmente, ya advertimos antes, que le pintan con algun pelo, y barba larga.

12 Resta, pues, decir algo, de quando en una misma tabla se pintan juntos ambos Apóstoles: singularmente por tocar esto una qüestion ventilada ya de muchos tiempos atrás, á saber ¿por qué en algunas Pinturas, en especial en los Privilegios Pontificios, y en la misma Capilla del Papa, está colocado S. Pablo á la diestra, y S. Pedro á la izquierda? Es este un punto en que han empleado su trabajo hombres eruditos, así Jurisconsultos, como Theólogos, y lo que es mas de extrañar, los Escolásticos. Pues, como el Príncipe entre ellos Santo Thomas, ha dado sobre esto su dictamen, no debe causarnos admiracion, que los demas Escolásticos hayan seguido el mismo rumbo. Ni puede evadirse la dificultad con decir, que la causa de esto ha sido la incuria, é ignorancia de los Pintores; por   —299→   obstar la autoridad inconcusa de la Iglesia Romana, y su venerable antigüedad, la que exâmina muy bien un Cardenal (gran lustre de la Santa Iglesia Romana) S. Pedro Damiano Obispo de Ostia, en la Carta que escribió al Abad Desiderio1452: De repente (le dice) me viene ahora á la memoria, lo que repetidas veces me has preguntado: á saber, por qué en las Imágenes de las Pinturas que vemos en todas las Provincias adyacentes á Roma, Pedro, que es el primero, está á la izquierda, y su Co-apostol Pablo á la derecha: quando, segun se juzga comunmente, exîge el orden de las cosas, que Pedro, que es el Príncipe del Senado Apostólico, esté á la derecha del costado de Christo, y Pablo, que es mas mozo, á su izquierda. Hácese muy duro el pensar, que la venerable, y religiosa antigüedad haya invertido sin reparo, ni consideracion, un orden tan ilustre, y famoso en la colocacion de los Apóstoles. Pues no debemos persuadirnos, que el Emperador Constantino, y aun el Papa Silvestre, y despues de ellos, los Príncipes, y Sacerdotes muy versados, y diligentes en el estudio de la Disciplina Eclesiástica, mirasen con negligencia, y descuido este orden de tan grandes Príncipes, si juzgasen, que necesitaba algun tanto de correccion. Hasta aquí S. Pedro Damiano. Cuyas palabras he querido poner enteras, para que se eche de vér, que no se puede atribuír á incuria, é impericia de los Pintores el colocar de este modo las Imágenes de S. Pedro, y S. Pablo: por lo que, quedándonos cerrada esta puerta, vamos á indagar otras cosas mas verisímiles, y mas sólidas.

13 Una de ellas puede ser, el decir que antiguamente entre los Romanos, y particularmente entre Eclesiásticos, el estar sentado, ó en pie junto á alguno al lado izquierdo, era el lugar mas honroso, y distinguido, y que por esto en los Diplomas Pontíficios,   —300→   y en otros celebérrimos lugares, la Imagen de S. Pedro, como mas excelente, se vé colocada á la izquierda, y la de S. Pablo á la derecha. Ni faltarán razones, y mucho peso de autoridades á los que resuelta, y constantemente son de este parecer. Algunas de ellas juntó aquel Flamenco, lumbrera, y sustentáculo de los eruditos, aquel digo, que en tratar semejantes materias apenas tiene otro igual, Justo Lipsio, á quien podrá vér el que quiera instruirse mas sobre este punto. Sobre lo qual es muy digno de advertirse lo que en la Institucion de Cyro, notó Xenofonte, cuyas son las siguientes palabras1453: Deleytábase Cyro con la familiaridad de Gadatas, por cuyo motivo le honró con muchos, y distinguidos honores, y por respeto suyo le honraban tambien los demas. Quando venian á cenar los convidados, no les colocaba á cada qual segun lo traía la casualidad, sino que al que queria honrar mas, le ponia á la izquierda. Y dá la razon: por estár esta mas que la derecha,sujeta á asechanzas. Al que no queria honrar tanto, le ponia á la derecha, luego á otro á la izquierda, al quarto á la derecha, y si habia mas, los colocaba del mismo modo: pues pensaba ser cosa util el que se echára de vér el honor con que queria distinguir á cada uno en particular. Con efecto suelen tambien hoy los Turcos tener por mas digno el lado izquierdo, por estár en aquel lado la espada; lo que en la descripcion del viage de Constantinopla, notó Augerio Busbek: y esta opinion, lo que es mas, parece que siguen dos lumbreras del Colegio Cardenalicio, Baronio, y Belarmino, á quienes podrá vér qualquiera en el lugar, que cito abaxo1454

14 Mas, como la opinion contraria es mas freqüente,   —301→   y está recibida con mas aplauso, la que defiende un diligentísimo investigador de estas materias, el Abad Juan Bautista Pacichelo, alegando á su favor muchas razones, y autoridades1455; será lo mejor, y mas á propósito decir, que S. Pablo en los Diplomas Pontificios, y en otros famosísimos lugares de Roma, se suele preferir á S. Pedro por lo que respeta á este puesto de dignidad; no porque fuesen ambos iguales en el Pontificado (vayan fuera semejantes blasfemias, y absurdos que dicen los hereges, de un Obispado con dos cabezas); sino por otras razones, que no han dexado de tocarlas los mismos Católicos. Francisco Mucancio, jurisconsulto Romano, y Maestro de Ceremonias, escribió sobre este particular un librito, que dedicó á Gregorio XIII. del qual nuestro Molano (que así quiero llamarle) hace honorífica mencion1456, adonde gustoso remito al Lector, si alguno se dignare leér esta mi obra. Dicho Autor señala siete razones, ó congruencias, por las quales S. Pablo es antepuesto en Roma á S. Pedro en esta especie de honor. La tercera de ellas, por ser la que señala expresamente un Autor de tanta autoridad, como es Santo Thomas1457, no quiero omitirla. Estas son las palabras del Santo: Como la vida presente se significa por la izquierda, y la futura por la derecha por ser esta celestial, y espiritual, y temporal aquella: por esto á S. Pedro, que fué llamado por Christo, quando el Señor vivia aun en carne mortal, se le pone en las Bulas del Papa á la izquierda; y á S. Pablo, que fué llamado por Christo quando ya glorioso, se le pone á la derecha. Esto dice Santo Thomas. Molano añade otras razones á las que alega Mucancio. Pero no quiero pasar en silencio la que de su fecundísimo ingenio, produxo un Predicador muy famoso1458,   —302→   el qual dice, que la razon por que en Roma, y en los Diplomas Pontificios es colocado S. Pablo en lugar mas honorífico, es, porque allá se le considera como á huesped; y á S. Pedro, como á dueño de su casa: y por no haber cosa mas conforme á la modestia, y urbanidad, que colocar al huesped en el puesto mas honroso, y distinguido, particularmente, si ya por otra parte es Varon recomendable, y de mucha autoridad. Esto dice Vieyra.

15 Pero, si alguno desea aun razones mas sólidas, léa al citado Cardenal Belarmino1459, el qual hablando seriamente, dice, que S. Pablo, aunque inferior, y súbdito de S. Pedro, se suele poner á su lado derecho por razon de sus mayores prerogativas, en quanto á sus trabajos Apostólicos, y á su doctrina. La Iglesia (añade juiciosamente este Escritor) no tanto mira en la veneracion de los Santos el grado de honor que tuvieron en la tierra, como la utilidad, que de ellos resultó á los descendientes. Pues como ella les venéra por causa de agradecimiento, tributa mayor culto, á quienes está mas obligada. Con efecto, S. Esteban, y S. Lorenzo, fueron solamente Diáconos, de los quales aquel sirvió en su oficio á Santiago Obispo, y Apostol, y este, á S. Sixto Sumo Pontífice: con todo la Iglesia honra mas á S. Esteban, que á Santiago, y á S. Lorenzo, que á Sixto: por resplandecer admirablemente en toda la Iglesia los insignes martirios de tales Diáconos. Todo esto dice el Cardenal Belarmino, añadiendo otras cosas muy oportunas.





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