Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Anterior Indice Siguiente



  —303→  

ArribaAbajoLIBRO SEPTIMO.

DE LAS PINTURAS, É IMAGENES de los Santos, cuyas Festividades se celébran en el tercer trimestre del año



ArribaAbajoCAPITULO PRIMERO.

Las Pinturas, é Imágenes de S. Laureano Martir, y Arzobispo de Sevilla, de Santa Isabel Reyna de Portugal, de S. Juan Gualberto, de S Buenaventura Cardenal, de San Enrique Emperador de Roma, y de San Alexo


I Quando no hay cosa alguna, que evidentemente repugne á los hechos, hase de apreciar siempre mucho, y respetarse la antigüedad. Por ella sabemos, como por tradicion, que S. Laureano esclarecido Martir de Christo, fué Prelado de la Iglesia, y Metrópoli de Sevilla. Hácese tamben mencion de este Santo en el Martirologio Romano el dia 4. de Julio, y las notas, que le puso el doctísimo Baronio convencen bastantemente, que el Martirio, y Obispado de S. Laureano, contienen una historia recibida ya de muchos tiempos, y siglos en España. Me era muy facil recoger de varias partes su martirio, y esclarecidos hechos, á no haberme prevenido en este asunto un sabio de bello, y exâctísimo juicio, el Padre Maestro Fray Diego Tello, el qual compuso en Español un libro de tamaño regular, sobre la Vida, hechos, y martirio de S. Laureano Obispo de Sevilla, y lo imprimió   —304→   en Roma el año de 1722.; á cuya obra dí yo tambien la ajusta aprobacion que merecia. En esta obra se refieren, y se vén texidos como de un hilo seguido, los hechos de S. Laureano, sacados de nuestros Autores, y lo que es mas, del venerable Código de la antigüedad, que describió el doctísimo Padre Felipe Labbé; de suerte que no puede desear mas el Lector prudente en un escrito de tal clase: singularmente yendo añadidas á dicha obra, oportunas, y no vulgares disertaciones para ilustrar los lugares mas dificiles de la Historia, y Cronología. Y así, allá remito al Lector deseoso de saber, y de enterarse mas sobre los esclarecidos hechos de este ilustre Prelado, y Martir.

2 Por lo que respeta á sus Imágenes, y Pinturas, que son bastante freqüentes en Sevilla, donde hay tambien (por no pasar esto en silencio, lo que sería reprehensible) una célebre Escuela de mi Orden, en que laudablemente, y con fruto, se dedican sus alumnos á la piedad, y á los estudios de la Sagrada Theología: Por lo que respeta, vuelvo á decir, á sus Pinturas, desde luego nada mas se me ofrece que decir, sino lo que representa la Imagen, que está puesta en el principio de dicha Obra1460. Vése allá pintado el Santo, viejo, ó que tira ya á anciano; y con mucha razon: por haber nacido este Santo, segun el cálculo mas verisimil del citado Autor, el año 490., ó cerca de él, y muerto, el año de 546.; de suerte que era entonces de 55. años1461. Píntanle tambien adornado con el Palio de Arzobispo, lo que también es bastante verisimil. Porque, si bien, antes de S. Gregorio Magno (confesaré ingenuamente lo que ignoro) no es muy freqüente entre los Latinos la memoria del Palio de los Arzobispos: sin embargo enseña claramente el mismo S. Gregorio1462,   —305→   haber dimanado su uso de una antigua costumbre. Píntanle ademas arrodillado, aguardando que sobre él descargára el golpe el verdugo: todo lo qual es muy conforme al martirio que padeció este Santo Prelado.

3 Igualmente hacen muy bien en pintarle cortada la cabeza, y llevándola en sus propias manos: pues de aquí trae su origen lo que se refiere en el Código Bituricense, que describió, como diximos, el P. Labbé, á saber, que este esforzado Athleta de Jesu-Christo, siguiendo despues de su muerte á los mismos que le habian martirizado, y teniendo en sus manos su cabeza, les advirtió, que la lleváran luego á Sevilla, donde tenia su Sede; y que así que la entrarían en la Ciudad, reprimiría Dios el azote de su justo enojo, con que castigaba á Sevilla por sus delitos. Pero mejor será poner aquí las Actas del mencionado Código, que dicen así, segun las refiere el Escritor de su vida1463: Amedrentados como locos, por un excesivo temor, dexando la cabeza, empezaron á huír. ¡Cosa admirable! El Bienaventurado Laureano tomando su cabeza en sus manos, iba tras ellos dando voces como si viviese, y diciendo: Esperad, no huyais, tomad esta cabeza, llevadla á Sevilla, y entregadla al que por este motivo os ha enviado aquí. A que añade un esclarecido Escritor1464: Lo que como hubiesen visto los guardias, llenos de miedo, se convirtieron á la Fé de Jesu-Christo, y ungidos con el oleo del Bautismo, llorando, llevaron á Sevilla la cabeza de Laurearo. El citado Código concluye el hecho con estas palabras. Habiendo tomado la cabeza, besando sus manos, y pies, echaron el cuerpo en una cueva, y se marcharon1465 Esto es lo que tenia que decir sobre las Imágenes de tan ilustre Prelado, y Mártir.

4 Apenas habrá alguno, que no tenga noticia de la   —306→   insigne Reyna de Portugal Santa Isabel, hija de D. Pedro III. Rey de Aragon, que fué el vigésimo en el número de los Reyes de aquel Reyno, y á quien, por sus gloriosos hechos, llaman Magno los mismos Aragoneses. Con efecto, yo debo celebrar mucho á esta Santa por haber sido dignísima nieta de D. Jayme el Primero, á quien llaman comunmente los Historiadores el Vencedor, ó el Conquistador, por su pericia militar, y memorables hechos contra los Sarracenos: á que se añade, la que no es la postrera de sus glorias, el haber sido Patrono, y Fundador insigne de mi Orden. Pero los esclarecidos hechos de Santa Isabel, por lo mismo de ser muchos, dexo á los Historiadores que los refieran, conforme han hecho varios, ya en Latin, ya en Español, ya en Portugués, ya en Italiano; y ciñéndome á lo que es de mi inspeccion, advertiré solamente dos cosas. La primera: que á esta Santa se la puede pintar, ó antes de casarse, ó quando casada, ó bien quando viuda. Y con gran razon, pues leémos en su rezo: En la tierra, en tres géneros de vida, dexó á los venideros, exemplos de virtudes que imitar. Y luego: Corrió sin tropiezo el estado virginal, el conyugal, y el de viuda. En cuyos estados deberá observar siempre el Pintor erudito, lo que corresponde á la diversidad de edades. Pero no se ha de omitir, que esta Reyna dotada de singular prudencia, vistió quando casada adornos Reales, aunque siempre muy modestos: y así obraría ignorantemente el que la pintase en tal estado con vestido vulgar. Mas, quando la pintan ya en el estado de viuda, despues de la muerte de Dionysio Rey de Portugal, en ninguna manera se debe pintar con vestido seglar, por ser esto contra la verdad de la Historia: pues así que murió el Rey, cortándose luego el pelo, vistió intrépida al instante el hábito de la Orden de los Menores, ó de las Monjas de Santa Clara, con su correspondiente velo en la cabeza,   —307→   y en este trage asistió constantemente á las honras del Rey su marido, en Portugal, y en Santiago, donde ofreció muchas, y preciosas dádivas por la ánima del Rey; y en este mismo género de vestido, perseveró hasta el fin de su vida.

5 Pero, aun viviendo su marido, fué muy comun el pintar á esta heroyca Reyna, trayendo rosas en su delantal, para significar el singular suceso, ó insigne milagro, con que Dios quiso testificar su gran piedad, y santidad. El caso lo refieren de este modo. Llevaba la piadosísima Reyna en su delantal, el dinero que habia recogido, para distribuirlo, segun su costumbre, á los pobres: Salióle el Rey al encuentro, el qual viendo el hecho, ¿qué es esto (le dixo) que llevas contigo? Rosas, respondió la Reyna. ¿Cómo rosas? replicó el Rey, por estar entonces en Invierno. Dicho esto, abrió el delantal, y enseñóselas al Rey, quedando este admirado. En pocas palabras comprehendió el rezo este suceso: Para que el Rey no supiera (dice) el dinero que distribuía á los pobres, lo convirtió en rosas en tiempo de Invierno. A este mismo milagro aluden aquellos versos elegantísimos, que se cantan en uno de los Himnos del Oficio de esta Santa, los quales son tan bellos, que ni aun en el mismo Príncipe de los Lyricos, puede leerse cosa mas hermosa, ni mas poética: dicen así:


Præi, viamque dux salutis indica:
Sequemur. O sit una mens fidelium,
Odor bonus sit omnis actio; tuis
Id innuit rosis operta charitas

Finalmente, quando se pinta ya viuda, y vestida de Monja, convendrá pintarla, aunque con el semblante algo hermoso, pero como muger ya vieja; pues murió el año de Christo 1336. á los 65. de su edad.

6 Vamos á tratar ahora de S. Juan Gualberto, hijo de   —308→   una de las casas mas nobles de Florencia, y Fundador de la Orden, ó Congregacion de S. Benito, que llaman de Valleumbrosa. Fué este Santo insigne en méritos, y santidad, á quien por su excelente, y generosa índole, que aumentó, y perficionó en gran manera con la gracia de Dios, he venerado siempre con mucha particularidad. Pues para exercitarme algun tanto en la eloqüencia en la Real Academia Española, de quien soy el miembro mas ínfimo, describí en Español, no sin aprobacion de los oyentes, su conversion, que sucedió de este modo. Seguia Gualberto, por dar gusto á su padre, el estado militar; quando aconteció, que un pariente suyo mató á Hugon su único hermano. Ardia Gualberto en vehementes ímpetus de venganza, no omitiendo lugar, ni ocasion, en que pudiera hacer otro tanto con el homicida. El dia, pues, del Viernes Santo, yendo armado Gualberto, y acompañado de soldados, tropezó con el enemigo, quando este estaba solo, sin armas, y en lugar donde el uno no podia escapar del otro, y donde podia Gualberto atravesarle libremente la espada. Rendido entonces el homicida, acordándose de la santidad de aquel dia, puestas las manos en Cruz, estando ya para morir, le pidió que le perdonára en reverencia del Salvador crucificado. Conmovióse entrañablemente Gualberto con esta accion, y concedió piadoso la vida al enemigo. No quedó sin premio, como verémos luego, un hecho tan heroyco; pues que habiendo recibido Gualberto al enemigo como á hermano, y entrádose al Templo mas cercano, que era el de S. Miniato, como hiciese fervorosa oracion ante un Crucifixo, vió, que amoroso inclinaba el Señor su cabeza: y excitado en gran manera por este milagro, renunció la milicia, y todas las cosas terrenas, y profesando despues vida Monástica, instituyó con mucho fervor la mencionada Congregacion, baxo la regla de S. Benito, muriendo en fin lleno de dias, y de virtudes.

  —309→  

7 Si se hubiese de pintar alguna Imagen de este Santo, me parece sería la mas á propósito, el pintarle de rodillas delante de un Crucifixo, en trage de seglar, por no haber entonces profesado aun vida Monástica; y la Imagen de Christo, debiera pintarse en la agonía, y sin la herida en el costado: porque de otra manera, no se pudiera percibir bien, el que la Imagen del Señor, como dándole gracias, inclinó su cabeza: constando por otra parte del Evangelio, que Jesu-Christo no espiró, sino inclinando la cabeza, conforme á aquellas palabras tan sabidas: Y inclinada la cabeza, espiró. Mas, si se pintase á S. Gualberto, solo, debería pintarse viejo, con hábito Benedictino, y juntamente con las insignias de Abad, esto es, el báculo, y la mitra: pues conforme aprueba, ó supone el Cardenal Bona1466, ya los Sumos Pontífices de muchos tiempos antes, habian concedido á los Abades el uso de estos Pontificales. Lo mismo debe observarse quando se representan los Santos Abades mucho mas antiguos, de suerte que no deberá carecer de semejantes adornos el mismo San Benito, esclarecido Patriarca de los Cenobitas; porque, si bien en los tiempos en que floreció este Santo, aun no habian concedido semejante privilegio los Sumos Pontífices, sin embargo no hay inconveniente de que en la Pintura tenga lugar aquella figura, que los Retóricos llaman Prolepsis, ó Anticipacion: á la manera que diximos en otra parte mas á la larga, que la famosa Ciudad de Egipto llamada No, uno de los Profetas la llama Alexandría; sin embargo de no haber recibido este nombre hasta muchos años despues, quando Alexandro Rey de Macedonia, la restauró, y amplificó magníficamente. Ni debe servir de impedimento alguno para dexar de practicarlo, el que dos Abades Santísimos, ilustres en santidad, y doctrina, S. Bernardo,   —310→   y Pedro Blesense1467, parece que abiertamente reprueban el uso de dichos Pontificales concedido á los Abades. Pues, aunque esto lo hicieron, movidos, ó de su profundísima humildad, ó de otros justos motivos; sin embargo despues de ellos, ha sido lo contrario lo que se ha acostumbrado. Ni debe obstar la autoridad, y el juicio particular de estos hombres, aunque doctísimos, y recomendables en santidad, contra el uso, y sentencia comun de los demas.

8 Ni es esta la misma razon, por la qual se debe pintar con púrpura Cardinalicia, y su birreta encarnada, S. Buenaventura, General de la Orden de S. Francisco, Cardenal, y Obispo de Albano, y lo que es mas, varon de insigne doctrina, y santidad, á quien Sixto V. el año de 1588. honró con el glorioso título de Sexto Doctor de la Iglesia. No corre, digo, la misma razon, quando se pinta al Doctor Seráfico adornado de la Púrpura Cardinalicia; pues antes de ser creado Cardenal, habia ya concedido á los Cardenales el uso de la Púrpura, el Sumo Pontífice Inocencio IV. poco despues de su eleccion, que fué el año de 1243. Dexo á los demas, segun mi costumbre, el referir los hechos, y virtudes de un varon tan ilustre en doctrina, y santidad, advirtiendo solamente una cosa, que convence quan grande era su fama, y opinion. Habia tres años que estaba vacante la Silla Apostólica, de que, como estuviesen enfadados los Cardenales, unánimemente comprometieron sus votos en S. Buenaventura, rogándole con las mayores veras, que él solo eligiera Sumo Pontífice; que indubitablemente obedecerian ellos al que él nombrase, aunque se eligiese á sí mismo. Tan alto era el concepto, que tenian los Cardenales de su probidad, é integridad, aun antes de ser Cardenal, ni Obispo. Quedó   —311→   atónito al punto Buenaventura al oír semejante proposicion, no pudiendo apenas persuadirse, que á él se le confiase un encargo de tanto peso. Pero reflexíonando seriamente, que todo se obraba por Providencia de Dios, hizo lo que le pedian, y nombró por Pontífice á Theobaldo, natural de Placencia, Arcediano de Liege, que entonces estaba ausente del Cónclave, á quien los Cardenales todos llamaron Gregorio X. en cuyo tiempo se celebró el Concilio General XIV. que fué el Lugdunense II. el año de 1274. y lo que es mas, fué este Pontífice de virtud tan acendrada, que poco há se ha tratado de su canonizacion, la que, segun se crée, se verificará algun dia. El mismo Gregorio X. creó Cardenal, y Obispo de Albano á S. Buenaventura, que murió el mismo año durante el Concilio, quando ya habia muerto tambien el mismo año en Fosanueva el Angélico Doctor Santo Thomas, yendo á Leon de Francia para asistir al Concilio, sin tener dignidad alguna Eclesiástica, por haberlas siempre rehusado constantemente; pero con tanta opinion de sabiduría, y santidad, que ya entonces la admiraba la Iglesia, y la admirará siempre mas, y mas. Quedó, pues, privada la Iglesia Católica en un mismo año de dos grandes lumbreras suyas, ó por mejor decir, quedó mas adornada con ellas, por estár ya colocadas en las moradas celestiales. Murió S. Buenaventura de edad de 53. años; por lo que no debe pintarse viejo, sino como que tiraba á esa edad.

9 Despues de haber tratado de la Púrpura Cardinalicia, no será fuera de propósito tratar de la Imperial: pues al cabo de dos dias de haberse celebrado la memoria de S. Buenaventura, se celébra la festividad de S. Enrique Emperador Augusto de los Romanos, el qual, como de Duque de Baviera, fuese elegido Emperador, resplandeció como estrella brillante de la Iglesia Romana; de suerte que para defenderla, y amplificarla   —312→   obró tantas cosas, así en tiempo de guerra, como en el de paz, que apenas bastarían libros enteros para referirlas. Por lo que respeta á sus Imágenes, que á la verdad son freqüentes, bastará advertir, que hacen muy bien en pintarle, como suelen, armado de pies á cabeza, y cubierto con un largo manto Imperial de Púrpura; teniendo en una mano desenvaynada la espada, y en la otra al mundo en figura de globo: particularmente, porque en un lugar muy trillado, y vulgar1468, el Emperador de Romanos se llama Señor del mundo. Pero dexo á otros el tratar mas exâctamente sobre este título, contentándome con advertir aquí, que se pintaría no menos bien, si en la misma mano en que trae la espada, le pusiesen un ramo de cándidas azucenas en señal de su insigne castidad, por haber juntado (cosa rara!) el matrimonio con la virginidad, y entregado intacta (como afirman) á Cunegunda su esposa al tiempo de su muerte, á sus parientes, y deudos, y á los Magnates del Imperio. ¡Oxalá se movieran con tal exemplo todos los Príncipes Christianos, para que, ya que no aspirasen á la cumbre de una perfeccion tan elevada (pues no manda tanto el Evangelio, y el suave yugo de Jesu-Christo) se ciñesen á lo menos dentro de los términos, y límites de la honestidad, contentándose solamente con sus propias mugeres! Murió S. Enrique á 52. años de su edad; por lo que debe pintarse, no enteramente viejo, aunque sí muy quebrantado por otra parte, á causa de las maceraciones de su cuerpo, y trabajos de la guerra.

10 Apenas se atreverá nadie á decidir, si es mayor mérito, pasar virgen el marido toda la vida con su muger tambien virgen; ó bien, en la primera noche de las bodas, dexar virgen á su esposa, renunciar de un golpe las delicias de su casa, y las pompas   —313→   del siglo, y quedarse en fin como incógnito, y despreciable en la misma casa de sus padres, y morir allí santamente. Lo primero hizo el Emperador Enrique, de quien acabamos de hablar: lo segundo lo habia hecho muchos tiempos antes S. Alexo, hombre nobilísimo, segun dicen, entre los Romanos. Yo dexo gustoso á otros el exâminar, y pesar estas dudas, en que se exercitan, y aguzan los ingenios, omitiendo tambien el averiguar, si esta admirable Historia de San Alexo sucedió en Italia, y en la misma Ciudad de Roma, ó en la Thracia, y en la Real Ciudad de Constantinopla, que los Griegos en los posteriores siglos de su fundacion, ó en la magnífica restauracion que de ella hizo Constantino Magno, llamaron á boca llena muchas veces Roma: pues no es este el propio lugar de exâminar semejantes cosas. En quanto á sus Imágenes, es lo mas recibido pintarle en trage de un pobre peregrino, como hospedado en la misma casa de sus padres, y recostado debaxo de la escalera; insultando de mil maneras los criados orgullosos de su casa por la parte superior de dicha escalera, á este varon santísimo, y verdaderamente dueño de aquella casa: pues, que de este modo fué tenido, y recibido en su casa diez y siete años enteros, perseverando incógnito todo este tiempo, lo afirman quantos han escrito su vida.




ArribaAbajoCAPITULO II.

Las Imágenes, y Pinturas de Santa María Magdalena, de Santiago Apostol, y de S. Christoval Martir


I Ya arriba manifestamos largamente haber sido una sola aquella muger excelente en santidad, que muchas veces llama el Evangelio María Magdalena, y por tanto, que no fueron dos, y mucho menos tres, como algunos han pretendido. No intento por esto, que quanto   —314→   permite la razon de la historia, lo haya demostrado con la mayor firmeza, y claridad. Confieso con ingenuidad, que la sentencia contraria, singularmente la que afirma, que María Magdalena hermana de Lázaro, dueña, ó habitante del Castillo, ó Lugar llamado Bethania, fué distinta de la pecadora que regó con lágrimas los pies á Jesu-Christo, y se los enjugó con sus cabellos en casa del Fariséo, donde el Señor estaba convidado; tiene sus graves, y buenos fundamentos: pero que no son tales, que debiliten la firmeza, y autoridad de nuestra sentencia, recibida ya de muchos siglos. Todavía la Iglesia no ha definido expresamente este punto, y así tienen plena libertad los Católicos de defender, y abrazar aquellas sentencias, que no son contrarias á sus estatutos, y decretos. Abunde, pues, cada qual en su sentir, como dice el Apostol, quedándonos á nosotros la libertad de seguir lo que parece mas recibido. Pero exâminemos ya las Pinturas, é Imágenes de Santa Magdalena.

2 Advertimos tambien arriba con la mayor diligencia, y manifestamos con muchos argumentos, que por tanto no los quiero ahora repetir, de que manera debia pintarse esta Santa, quando en el convite del Fariséo lavó con lágrimas los pies al Señor, los ungió con ungüentos, y se los limpió cuidadosa con sus cabellos. Hase de notar aquí, que suelen pintarla quitándose resueltamente el aderezo, y demas adornos del cuello, y de la cabeza, y juntamente sus ricos vestidos, y pompas: lo que sin embargo no aprueban hombres de mas severa piedad, y doctrina1469: Porque ¿quién dexará de vér (dice un pio Escritor, segun lo que él concebia, y conciben otros, y á quien he citado repetidas veces) que nos es mas util la Pintura, que nos propone á Magdalena derramando lágrimas á los pies de Christo, que   —315→   la que nos la representa, quando era esclava, y estaba poseída de siete demonios? Pero todavía es mucho peor lo que hacen otros, que la pintan arrodillada delante de Christo pendiente de la Cruz, enjugando con un pañuelo sus lágrimas, y lo que ya hemos reprehendido, adornada con un rico, y precioso vestido. Pues consta del Evangelio, que en tiempo de la Crucifixîon del Señor, el Evangelista S. Juan, y las santas mugeres, junto con la Reyna de todos los Santos, estuvieron en pie junto á la Cruz, sin ninguna pompa de vestidos, que en ningun modo decia bien con un tal espectáculo. Mas, quando la pintan llorando junto al sepulcro, la representan algunos, tendido el cabello, y sueltos de industria los vestidos, acaso mas allá de lo que permite la modestia: punto, á que debiera atenderse con mucho cuidado, y pintarse con mas circunspeccion, y cautela. Pero omito de propósito el hablar aquí mas largamente sobre esta materia, por haberla tratado en sus propios lugares.

3 De dos maneras pintan freqüentemente los Pintores al Apostol Santiago hijo del Zebedéo, principal Patron de España, por mas que otros hayan fingido lo que se les ha antojado. Píntanle en trage de peregrino, afianzado en un grande báculo, de donde está colgando una bolsa, y sobre los hombros aquel género de adorno, ó vestidura, que los Españoles llamamos Esclavina; y ademas, con un sombrero bastante grande, adornado de conchas, que facílmente se encuentran en la orilla del mar. Todo esto discurro habrá dimanado, de haber corrido este Apostol con mucha presteza, y conforme convenia al hijo del trueno, la España, donde fué trasportado su cuerpo desde Jerusalén, y se venera con el debido culto. Otros le pintan con espada, y un libro abierto: Cuya Pintura (dice Molano)1470, aunque   —316→   menos freqüente, se ha de preferir á la primera, por estár tomada de la Sagrada Escritura, y explicar el instrumento de su martirio; pues en ella se dice: Mató (Herodes) á Jacobo el hermano de Juan á cuchillo. Píntanle tambien muchas veces montado á caballo, armado con la espada, rompiendo por en medio de los esquadrones de los Moros, y persiguiéndolos hasta matarlos. Lo que se hace muy bien, y con no pequeña gloria del nombre Español, por haberse visto muchas veces pelear en el ayre á favor de los Españoles: de que no podrán dudar los que asistiendo á su oficio Eclesiástico, hayan oído, que se cantaba de él:


Tu bella cum nos cingerent,
Es visus ipso in prælio,
Equoque et ense acerrimus
Mauros furentes sternere

Y en otra parte1471 se repite lo mismo en prosa con estas palabras: Dicho glorioso Apostol dexándose vér claramente en combates muy peligrosos, ayudó admirablemente á los Españoles, que peleaban contra los Infieles Pero no es este el lugar de tratar estos sucesos, que no lo refieren del mismo modo nuestros Historiadores.

4 Mas dificultad, y trabajo hay, segun parece, en la representacion de un Coloso: por lo que no será de extrañar, si me detengo algun tanto en las Imágenes, y Pinturas de S. Christoval, que ya de muchos siglos á esta parte las extienden los Pintores á una mole de magnitud gigantéa, haciéndolas tan altas como un Coloso, lo que yo permito de buena gana. Porque, sí bien este Santo Martir se venéra en la Iglesia solamente con rito   —317→   simple, ó con simple conmemoracion, y en nuestra España, ni aun esto, por incidir en el mismo dia en que se celébra la memoria del Gran Patron Santiago; con todo muchos por la piedad, y reverencia que tienen á este Santo, se glorían del nombre de S. Christoval, y yo mismo nací de un padre, que tuvo este nombre. Pero para proceder con mas claridad, hemos de establecer dos, ó tres cosas. I. ¿Si realmente ha exîstido un tal Martir de Jesu-Christo? II. ¿Si se pinta bien de magnitud gigantéa, y si esto es conforme á la verdad de su historia? III. Finalmente ¿qué denota, ó significa un tal modo de pintar á dicho Martir, supuesto que esta Pintura sea simbólica?

5 En quanto á lo primero, los Hereges novadores de estos tiempos, como que andan solícitos para combatir, y destruir la verdad de las cosas que con unánime consentimiento recibe la Iglesia, niegan abiertamente, que haya habido algun hombre llamado Christoval: y de consiguiente dicen no ser este nombre propio de alguno, sino apelativo, y que se puede atribuir á qualquiera. Como si aquel Martir Ignacio, que la antigüedad, á quien no se atreven oponerse, llamó Theophoro, esto es, Deifero, no hubiese sido un hombre propio, y verdadero, sino fingido; y no le hubiesen realmente despedazado en Roma los Leones, sino que hubiese sido un hombre formado solamente en el celébro, y fantasía de los impíos, de donde luego se hubiese desaparecido. A esta sentencia, ó error, subscriben los Hereges, á quienes cita, é impugna, segun su costumbre, esto es, doctísimamente, un gran Theólogo el P. Nicolas Serario en su preciosa obrilla, que intituló Litaneuticus1472. De cuyo error (pues no debo disimularlo) no se alejaron mucho algunos Doctores píos, y Católicos, entendiendo en un sentido alegórico,   —318→   y simbólico, toda la historia de S. Christoval representada en la Pintura. Uno de ellos es, un noble, y sabio Profesor de la Orden de S. Agustin, el qual lo dice bastante claro con estas palabras1473: En las declamaciones expondrémos, que quieren decir algunas historias, y Pinturas fingidas, como la de S. Christoval, que representa al pregonero del Evangelio, el qual mientras levanta en alto á Christo, y lo lleva por todas partes, dándole á vér, y conocer á todos, corre peligro en las tormentas, y olas de este mundo, y por todos lados se halla infestado de los malos, como de monstruos, y bestias marinas: sin embargo atendiendo continuamente á la antorcha del Verbo Divino, que traen, y manifiestan encendida los Santos Padres, Profetas, y Apóstoles que salen de la Iglesia, y afianzado además con la esperanza de los gustosísimos frutos que recibirá despues, ó al acabarse la vida (estos son los que se simbolizan por el báculo verde, y florído de arriba) y contentándose con su pobre suerte, á saber, con tener de que vivir, y vestir (lo que significa el pan, y un despreciable pececillo en su zurron, y tambien el vestido corto, y sin pliegues) se encamina por fin á la orilla, y al paradero, donde gozará de quietud, y gloria eterna con Christo, á quien llevó. Todo esto dice un varon docto, y Católico, lo que con efecto puede servir muy bien para explicar algunas Pinturas alegóricas de los Santos1474: Pero lo que hemos dicho, é inculcado (dice Molano) son cosas, que realmente pertenecen al Martir Christoval: ni me parece tolerable el que los hereges lo quieran traer para significar al pregonero del Evangelio, como si debiéramos desechar toda la historia de este Martir, como á fábula, y ficcion. En el mismo escollo tropezó tambien otro Autor Católico1475, el qual sigue mas todavía   —319→   la alegoría de S. Christoval1476: La trata con mas aspereza (son palabras del citado Molano) y parece se inclina demasiado al partido de los contrarios,quando dice entre otras cosas:


Hæc sub Christophori monstravit Imagine quisquis
Figmenti extiterit primis mortalibus Auctor
Cumque nihil fidei contra pia fabula dicat,
Sub quovis sanè tolerari judice quibit

Pero, como varios Padres de la Iglesia bastante antiguos1477, y ademas los Martirologios, y la constante tradicion de muchas Iglesias, celébran la memoria de S. Christoval Martir, como la de un hombre verdadero, y singular; concluyamos de aquí, que lo que se dice de S. Christoval, no se dice solamente por alegoría, sino que se refiere con fé verdaderamente histórica, aunque algunas de las cosas que se expresan en sus Imágenes, ó Pinturas, sean alegóricas, ó simbólicas.

6 Tal es (y es lo segundo que hemos de averiguar) el pintarle de una mole gigantéa, y qual apenas han tenido los gigantes, de quienes se hace mencion en las historias profanas, ó en las sagradas. Lo que hacen, para significar su elevada virtud, santidad, y constancia; la que no pudo acaso describirse mejor, sino en la figura, y magnitud de un gigante. Añádense tambien otras cosas á su Imágen, como el llevar S. Christoval en sus hombros á Christo en figura de muchacho, que así vá pasando el rio, y otras cosas de este tenor. Y ya que todo esto lo comprehendió en un elegante Epigrama, un Autor, no solamente Católico1478, sí tambien excelente en santidad, y doctrina,   —320→   me ha parecido del caso poner aquí sus mismos versos, que dicen así:


Christophore, infixum quod eum usque in corde gerebas,
Pictores Christum dant tibi ferre humeris:
Quem gestans, quoniam multa es perpessus amara,
Te pedibus faciunt ire per alta mari
Id quia non poteras nisi vasti corporis usu,
Dant membra immanis quanta gigantis erant,
Ut te non capiant, quamvis ingentia templa,
Cogeris & rigidas sub Jove ferre hiemes
Omnia quod victor superasti dura, virentem
Dant manibus palmam, qua regis altus iter
Quod potis ars tibi dat, nequeat cum fingere vera,
Accipe cuncta bono tu bonus ista animo

Esta es (y hé aquí lo tercero que quisimos establecer) la verdadera razon, y la mas congruente, de pintar á S. Christoval en forma de gigante. Y por ser bastante elegantes los versos, que se léen debaxo de la Imagen de S. Christoval que hay en el grande Templo de Sevilla, la que insinuamos antes, no me ha parecido mal trasladarlos aquí: los versos son como se siguen:


Deo Sacrum
Christifer est fortisque gigas, cui lucet eunti
In tenebris operosa fides, larvasque minaces
Non timet, atque ullis rerum immersabilis undis
Nititur usque Deo, talem te Maxime Divum
Credimus, exemplumque piis ad limina templi
Ponimus, & meritos aris adolemus honores
A. M.D.XXC.IIII.

7 Una sola cosa parece nos resta que advertir, y aun muy de paso, esto es, que no es para todos el   —321→   pintar bien, y segun reglas un Coloso, ó estatua grande. Por lo que vémos no pocas Imágenes de S. Christoval en los Templos, y delante sus puertas, trabajadas con poco primor, y sin observar las reglas del Arte. Es indecible quanto se peca en esto, que llamamos nosotros proporcion, ó conmensuracion de miembros, y los Griegos, simetría:


..................Ut nec pes ner caput uni
Reddatur formæ...............................

Vénse unos pies de gigante, y unas espinillas mas que de gigante, y sobre esto una cabeza, y hombros de la estatura regular de un hombre. Con efecto, los que antiguamente pintaron colosos, ó bien los formasen de metal, ó de otra materia, fueron excelentes Artífices, á quienes alabó un célebre Escritor de la Naturaleza, y también del Arte1479: y por lo que nos hace al caso, un esclarecido, y eloqüente Predicador de nuestra España, reprehende el abuso de emprender los Pintores vulgares la Pintura de S. Christoval, poniendo todo su conato en pintarle gigante, sin cuidar de las reglas del Arte y de la debida proporcion de los miembros.




ArribaAbajoCAPITULO III.

Las Pinturas de Santa Ana, Madre de la Bienaventurada Virgen, de S. Pantaleón Martir, de Santa Marta Virgen, y de S. Ignacio Confesor


I Fué muy grave, é ingenioso aquel emblema, en que, para demostrar la dignidad de la Madre de Dios, pintaron una resplandeciente, y preciosa perla junto á la misma concha de donde se significaba que acababa   —322→   de salir, con aquel Lema de Horacio: O matre pulchra filia pulchrior. Pues en realidad fué así: porque, aunque la Sagrada Virgen haya excedido mucho en dignidad, y excelencia á quantas mugeres ha habido, hay, y habrá, sin exceptuar á su misma madre; sin embargo nació la Virgen de una madre tambien hermosísima por la gracia, esto es, de S. Ana, de quien se hacen lenguas los Padres de la Iglesia que tuvieron pleno conocimiento de esto, pues á los mas antiguos, se les escondió enteramente. Véanse S. Epifanio, y S. Damasceno, á quienes despues han seguido otros que encontraron el camino mas trillado, y que no me parece necesario referirlos aquí prolixamente.

2 En quanto á su Imagen, dos cosas tengo que advertir. La primera, que se la debe pintar pero si verdaderamente anciana; no como una vieja disforme, y regañona; por persuadirlo seriamente así, lo que los Autores antiguos, y Santos Padres han advertido sobre el matrimonio de Santa Ana, y de S. Joachîn, los quales dicen expresamente, que fueron estériles muchos años, y que no sacudieron de sí aquella nota de esterilidad, sino en una edad muy avanzada, quando dieron á luz á la que habia de ser Madre del Criador. Hase, pues, de pintar como vieja venerable, de edad de unos 50. años: á los que, si se añaden quince (por ser creíble, que viviría hasta que la Inmaculada Virgen parió á Jesu-Christo) se puede colegir, que moriría de edad de sesenta y cinco años: lo que debe tenerse por cosa bastante pía, y verisimil.

3 Porque, el que despues de haber dado Ana á luz á la Santísima Virgen, casase con otro, ó que del mismo San Joachîn tuviese otros hijos llamados por esto hermanos del mismo Christo, ó lo que parece que hace mas fuerza, que tuviese aquellas mugeres, ó á lo menos la una de ellas llamada María Cleophé, como parece ser constante por las palabras de S. Juan en que dice, que junto   —323→   á la Cruz de Jesus estuvo en pie la hermana de su Madre María Cleophé; aunque así les haya parecido á algunos Padres antiguos, aun de los de primera clase: sin embargo ya no se admite una cosa tal, y con mucha razon, ni la tienen por verisimil los que seriamente la exâminan. Véanse sobre este punto los Intérpretes de los Evangelios, que yo no puedo detenerme en exâminarlo largamente, por tener que parar la consideracion en otras cosas.

4 Lo segundo que se ha de advertir (de que ya hemos hablado en su propio lugar) es, ser muy absurda la Pintura en que suelen representar á la Virgen de edad de siete, ú ocho anos, junto á Santa Ana su Madre, quien en un libro que trae en sus manos, le enseña á deletrear, y los primeros rudimentos de las letras: lo qual en ningun modo es conforme á lo que se dice ya con unánime consentimiento, y parece confirmarlo la Iglesia con su dictamen sobre la Presentacion de nuestra Señora en el Templo. Pues afirmándose, que dicha Presentacion se hizo quando la Virgen tenia solos tres años ¿cómo podrá decirse, ó pintarse, el que á la misma Virgen, quando de edad de ocho, ó aun de cinco años, le enseñase á leér su venerable madre, siendo muy dificil de creér, que aprendiese las letras en la tierna edad de no mas de tres años? Ademas: no faltan quienes afirman, que ni su Madre, ni ningun otro maestro se las enseñó, sino que las aprendió del Espíritu Santo. Véase sobre este particular lo que diximos arriba.

5 Omitiría tratar de S. Pantaleón, á no acordarme haber visto pintada alguna vez su Imagen, en la que se le representaba como soldado, con escudo, y calzado á lo militar, que no puede darse cosa mas absurda. Pues el Martir S. Pantaleon, ni fué soldado, ni siguió nunca la milicia; sino que fué Médico pío, y segun se puede pensar, docto, y erudito. Mas, creér   —324→   que en la Ciudad de Nicomedia, llevaban un mismo género de vestido Médicos, y Soldados, es lo mismo que manifestarse ignorantísimo de las cosas mas triviales. Y así los que pintan de semejante modo, se parecen á aquel Pintor, de quien dice Horacio, que


Delphinum silvis appingit, fluctibus aprum

Pero decir, é inculcar esto una, y muchas veces, quando los que se dedican á la noble, y excelente Arte de la Pintura no tienen deseos de instruirse, es lo mismo que lo que dice el refran, dar música á un sordo.

6 Mucho mas molesta, é intrincada es aquella qüestion, ó disputa que suelen mover los Historiadores críticos, sobre el arribo de S. Lázaro, Santa Marta, y Santa Magdalena á aquella parte de Francia, que por ser la primera que los Romanos reduxeron en forma de Provincia, fué llamada Provincia por antonomasia. Por cuyo motivo dexo á otros que la exâminen. Y habiendo ya advertido lo que teníamos que decir sobre la Imagen de Santa Magdalena, solamente nos restan que advertir algunas cosas, acerca de la Pintura de su hermana Santa Marta, que hospedó á Christo Señor nuestro: lo que no quiero hacerlo con otras palabras, sino con las del Autor, que en toda esta obra he tenido casi siempre á la vista. Dice pues: A la qual (habla de Marta) la pintan con un hisopo, y agua bendita. Da la razon de esto Clicthovéo1480diciendo, que hallándose aun (Marta) en el territorio Aqüense, habia sobre el rio Rhone entre Arlés, y Aviñon, un dragon de disforme magnitud, el qual escondiéndose á veces debaxo de las aguas, y á veces caminando por la tierra, hizo naufragar á muchas embarcaciones, y mató á muchos pasageros. Y que habiendo suplicado á este fin á la bienaventurada   —325→   Marta, lo hizo manso, y que no dañára á nadie, con manifestarle la señal de la Cruz, y rociarle con agua bendita. Lo que advirtiéndolo el pueblo, á go pes de lanxas, y á pedradas, le mataron al instante. Este milagro se representa en la acostumbrada Pintura de Santa Marta, pintando un dragon á sus pies, y un hisopo de agua bendita

7 Esto dice Molano, á quien tantas veces hemos citado; lo que á mí me excita la curiosidad de indagar el origen de una cosa que vemos en nuestra España, y que no hay otra mas sabida, y manifiesta. En la solemne pompa, y á manera de triunfo, en que, segun antigua costumbre, y por decreto tambien del Santo Concilio de Trento, se lleva el dia del Corpus públicamente, y con la debida veneracion por las calles, y plazas el Santísimo Sacramento de la Euchâristía; delante de la Procesion donde van gentes de todas clases, se lleva en una máquina cubierta un monstruo fingido, que representa á un dragon disforme, ó serpiente de la mayor magnitud, que sirve de diversion, y de gustosísimo espectáculo á los muchachos. A este monstruo, que le adornan, y componen de varias maneras los que corren con ello, lo llaman nuestros Españoles con una voz recibida en todas partes la Tarasca, el qual (pues no quiero omitirlo) está trabajado con tal artificio, que vá caminando abierta la boca, y la garganta: juguetones los muchachos, como traviesos que son, procuran meterle á porfia dentro de su boca sus monteras, y sombrerillos: todo parece tragarselo aquel monstruo, y metérselo en su estómago, con tal voracidad, segun parece, que ha dado ocasion á un refran Castellano; pues quando queremos describir un monstruo de portentosa voracidad, decimos de él, que el presentarle muchas presas menores, es lo mismo que echar caperuzas á la Tarasca. Sobre que puede verse el Diccionario Español, que consta ya de   —326→   algunos tomos, el qual empezó á darse á luz baxo la proteccion del poderosísimo Monarca, y Rey de las Españas Felipe V. Pero volvamos oportunamente al asunto de donde nos habíamos alejado.

8 Con efecto, habia pensado repetidas veces, de donde podia traér su origen esta costumbre, y á que se queria aludir con semejante hecho. Pero me pareció haber dado en el blanco, quando contemplando seriamente la Imagen de Santa Marta, paré la consideracion en la historia de este dragon muerto, y vencido. Juzgo, pues, que por el dragon que vá delante, se significa el demonio, que es llamado en la Escritura Serpiente antigua; pero vencido, y manifestado en el triunfo que sobre él consiguió Jesu-Christo: y esto con evidente alusion á aquel dragón, ó serpiente, que dicen haber vencido la bienaventurada sierva de Dios Santa Marta. Y para que no parezca que esto se funda solo en mi fantasía, téngase presente lo que noté antes, esto es, que los Españoles llaman vulgarmente á dicho monstruo la Tarasca. Lo que á mí me parece no indica otra cosa, sino que aquel monstruo fué muerto en Tarasco, ó Tarascon, Ciudad de la Provincia Narbonense, que así la llaman Ptoloméo, Estrabon, y otros Geógrafos1481: en cuya Ciudad, ó á lo menos en su territorio, afirma expresamente el Martirologio Romano haber sido depositada Santa Marta. Sobre lo qual basta haber advertido esto de paso.

9 El último dia de Julio está consagrado á un Héroe de mucha santidad, y recomendable particularmente por su celestial prudencia, S. Ignacio de Loyola, Fundador, y Patriarca de la Compañía de Jesus. No es mi ánimo recoger aquí secamente algun poco de la abundante mies, y fértil campo de sus alabanzas. Pero por lo que mira á su Imagen, me tendria por muy   —327→   culpable, si omitiese lo que entre muchos Historiadores de su vida, notó el eloqüentísimo Padre Juan Pedro Maffei1482, hombre recomendable por su pureza en la Lengua Latina, cuyas palabras, por su acostumbrada elegancia en el estilo, quiero ponerlas enteras: Fué (S. Ignacio, dice este Historiador) de pequeña estatura, y de semblante agradable, y venerando: su color entre blanco, y moreno: ancha, y dilatada la frente, los ojos vivos, la nariz larga, y encorvada, que es la que tienen por la primera, y mas cierta señal de prudencia los Fisonomistas. Cojeó algun poco de resultas de la herida que recibió en la defensa del Alcazar de Pamplona, pero sin ninguna deformidad, de suerte que nadie lo reparaba, sino poniendo en ello mucha atencionSus retratos no son muy al vivo, segun afirman los que le trataron familiarmente, por quanto solo despues de muerto sacaron su imagen en yeso; pues durante su vida, no permitió que pintáran, ni esculpieran su efigie, mostrándose en todo despreciador insigne de la gloria mundana

10 Esto dice con su acostumbrada claridad, y elegancia, el citado Escritor: á que puede añadirse lo que afirma otro esclarecido Autor del mismo Instituto1483 sobre el modo de pintar á S. Ignacio, que ilustra admirablemente lo que diximos antes: pues citando á los Escritores de su Vida, dice, que, jamas permitió que le pintasen; en tanto que hizo no solo dificil, pero imposible el poderle retratar: convirtiéndose qual otro Prothéo en semblantes (aunque siempre de hombre) pero totalmente diversos; de suerte que al Pintor que curioso, y diligente, queria retratarle, ya le parecia uno, ya otro. Lo que bella, y elegantemente va siguiendo el mencionado Escritor, á quien podrá   —328→   verse en el lugar citado arriba. Pintan á este Santo Patriarca, dignísimo de toda alabanza, en hábito Clerical, llevando en una mano aquel admirable libro de los Exercicios, aprobado por la Silla Apostólica, y por la utilidad que todos sacan de él; y en la otra, en medio de los rayos del Sol, el Santísimo Nombre de Jesus, cuya gloria con escritos, y hechos promovió por todas partes, por sí, y por medio de sus hijos. Píntanle tambien con bastante freqüencia vestido con adornos Sacerdotales, y con mucha razon: por haber sido Ignacio el que procuró con tanto esmero, como dice su rezo, la limpieza en los Templos, la enseñanza del Catecismo, la freqüencia de la Divina Palabra, y de los Sacramentos. Siendo esto así, he querido añadir aquí un Epigrama, que compuse en otro tiempo sobre la Imagen de dicho Santo, mirando al Cielo (como solia hacerlo á menudo) el qual dice así:


Heu quàm dùm Cœlum suspecto, nubilus aër
Sordet is! heu sordent æquora! sordet humus!
Quis nisi vana putet collata palatia regum,
Atque hominis, viles pauperis esse casas?
Quod si ego nunc templi lætor conspectibus altis,
Vix mihi cum liceat cernere vestibula;
Quantum erit, ò! magnæ rutilo cum lumine? quando
Jam pateant oculis interiora domus?




ArribaAbajoCAPITULO IV.

Las Imágenes de S. Pedro in vinculis, de Santo Domingo, de los Santos Mártires S. Justo, y S. Pastor, de S. Cayetano, y de S. Lorenzo Mártir


I El primer dia de Agosto se hace memoria del Príncipe de los Apóstoles S. Pedro, quando estaba en prisiones; cosa que suelen tambien representarla los Pintores;   —329→   pero por la ignorancia de la antigüedad, no la pintan bien, por no decir, que la pintan absurdamente: ello es que hacen lo que suelen. Píntanle atado con una cadena que estriba en una pared, columna, ó en un palo: sin embargo ello no fué así, como facilmente lo conocerá qualquiera, que aun sin mucha reflexîon haya leído la Historia Sagrada, que dice1484: En la misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas: y los guardias custodiaban la carcel delante de la puerta. Hé aquí á Pedro atado no con una sola cadena, sino con dos, y que estas no estribaban en ninguna pared, ni columna. ¿Pues en qué? A saber, en lo que nunca soñáran los Pintores, esto es, en los dos soldados que custodiaban á Pedro, en medio de los quales, sin temer el Santo Apostol la muerte que le amenazaba, y que iba ya á descargar sobre su garganta, estaba él durmiendo á sueño suelto. Y para que se véa esto mas claro, conviene saber, que los reos, singularmente los que estaban presos por algun motivo mas grave, solían atarlos, y entregarlos á dos soldados para custodiarlos; de suerte que la una cadena ataba la mano derecha del reo, y la izquierda del soldado, y la otra por el contrario, la derecha del soldado, y la izquierda del reo. Podria demostrar esto con muchos documentos; pero basten pocos. Séneca dice expresamente1485:A la manera que una misma cadena ata al preso, y al soldado, al mismo paso andan estas cosas, aunque tan desemejantes. Lo que ilustra mas, y con mayor firmeza S. Agustin1486: Están atados dos (dice este Santo), y remítense al Juez, el ladron, y el que está atado junto con él: aquel es un malvado, y este, inocente: ambos están atados con una misma cadena, con estar muy distantes entre sí. Esto supuesto, está clara la inteligencia de la Historia Apostólica, y   —330→   el modo de pintar al Apostol con las cadenas: pues son de suyo evidentes aquellas palabras: Estaba Pedro durmiendo entro dos soldados, atado con dos cadenas. Ni es menester preguntar ¿por qué motivo harian esto los antiguos Romanos, aun segun sus leyes? Pues está claro que solian hacerlo, para que los presos á quienes custodiaban, no pudiesen escaparse facilmente: lo que no podia acontecer, aun en el caso de dormirse los guardias, á no ser que los presos atraxesen violentamente consigo á los que los guardaban, y custodiaban; lo que con dificultad podia suceder, y aun de ninguna manera, si Dios obrando sobrenaturalmente no manifestaba algun tanto su poderosísima mano, como sucedió quando Pedro quedó libre, y se escapó.

2 Y así, para representar con la mayor propiedad este admirable suceso, casi debe ponerse á la vista del modo siguiente. Píntese á S. Pedro echado en tierra, durmiendo, y atado con cadenas de una, y otra parte; y que estas, colgando de sus manos del modo que hemos dicho antes, atan tambien á ambos soldados. Deberá tambien pintarse el Apostol, no enteramente vestido, ni desnudo, sino vestido con una sola túnica, y quitados sus zapatos, ó calzado, para dar así lugar á la advertencia del Angel, el qual resplandeciendo con admirable resplandor (como dice el texto) y hablando con el mismo S. Pedro, Cíñete (le dixo) y ponte tu calzado. Y luego: Echate tu ropa, y sígueme. Mas, si se le pintáre estribando ya sobre sus pies, en este caso deben representarse rotas por una, y otra parte las cadenas, segun afirma la misma Historia Sagrada, la qual despues de haber dicho, que el Angel despertó á S. Pedro, añade luego: Y cayeron las cadenas de sus manos. Describir así esta Historia, es pintarla, y representarla como se debe: lo contrario, no es mas que una locura, y seguir su propia, y necia fantasía; lo que debe precaverse, y evitarse: á   —331→   este fin se dirige todo mi trabajo, y la idéa que me he propuesto. Pero parémonos un poco en estas últimas palabras.

3 Digo esto, porque si bien en todo el discurso de mi obra, he procurado, como era razon, apartarme lo menos que he podido de mi asunto, no negaré sin embargo, que, ó ya por causa de diversion, ó por el afecto, que tenia á lo que iba tratando, me he apartado de él alguna vez: lo que podia sucederme con mucha mas freqüencia, si no hubiese procurado estar siempre sobre mis estribos. Para que esto se véa mas claro, no es menester ir muy lejos por sus pruebas: pues vamos ya á exponer las Pinturas, é Imágenes del muy esclarecido Patriarca Santo Domingo, varon superior á toda alabanza, cuyos hechos, y virtudes, si quisiese referir aquí, sería cosa muy larga, y me extendería mas allá de lo que permite mi intento. Por cuyo motivo, así en esto, como en lo restante que haya de tratar, dexando á parte lo demas que podia ofrecerse, solamente me pararé en la exposicion de las Imágenes, y Pinturas. En primer lugar, ningun hombre cuerdo podrá extrañar, que al Santísimo Patriarca se le pinte con una resplandeciente estrella en la frente; pues luego despues de bautizado, la advirtió en el tierno niño la piadosa, y noble muger, que fué su madrina. Ni es tampoco extraño, que se le pinte con aquel emblema de un perro teniendo en su boca una antorcha con que abrasa al universo; por no ignorar nadie haber tenido su madre este sueño, quando estaba preñada de él. Pero sí es cosa desusada el pintarle vestido con sobrepellíz, y capa de Canónigo: porque, aunque es cierto, que fué Canónigo de la Iglesia de Osma; sin embargo se demuestra bastante sin estas insignias, ó aparato (porque el que algunos pretendan, que habiendo vestido la Cruz de Santiago, fué uno de los Clérigos de esta Orden, no hago de esto tanto aprecio, que quiera,   —332→   ó deba ahora refutarlo; pues, con licencia de los que lo dicen, me parecen estas representaciones de quien está soñando, ó sueños de hombres que están despiertos.) Con todo, como despues en todo el discurso de su vida, empezó á usar de aquel género de hábito que traen los Religiosos Dominicos, y esto no sin inspiracion celestial, y aun precepto de la Sagrada Virgen, como afirman los principales Escritores de su vida; es justo representarle siempre en un mismo hábito, usando de un modo bastante freqüente, en que valiéndose de anticipacion, ó Prolepsis, ó lo que se suele decir en Griego Hysteronproteron, mudado algun tanto el orden de las cosas, se refiera como sucedido antes, lo que aconteció despues.

4 Pintan regularmente al Santo Patriarca con las insignias que todos saben, esto es, con un libro, y un ramo de candidísimas azucenas. Ambas cosas parecen muy bien; por significarse en las azucenas su excelente candor de alma, y cuerpo, con que tanto agradó á la Virgen de las Vírgenes María Santísima; y en el libro, su sabiduría, con la qual, ya por sí mismo, y ya por medio de sus hijos, y compañeros de esta ilustre, y célebre Orden, dignísima de las mayores alabanzas, ilustró con admirables luces á toda la Iglesia Católica. Pero referir esta materia con palabras áridas, y estériles, no tanto parece que es alabar á Santo Domingo, como obscurecer sus glorias.

5 Mas, no se puede pasar en silencio otro modo bastante comun de pintar al Santo Patriarca. Todos saben por los Historiadores de su vida, que el Santo solía disciplinarse cruelmente tres veces al dia. Píntanle, pues, con unos ásperos azotes, y puntas en sus extremidades, ó con una cadenilla de hierro, descargando fuertemente sobre sus espaldas delante de un Crucifixo, con tales muestras del mayor dolor, y compuncion, que bastaría para ablandar los duros corazones de los   —333→   que merecerian con mucha mas razon experimentar en sí mismos semejantes mortificaciones. Estas Pinturas las vemos con mucha freqüencia; pero de quantas he visto, la mas hermosa de todas es, la que se vé en el Noviciado del gran Convento de esta Orden, que hay en la Ciudad, y Universidad de Salamanca (Universidad, cuyo nombre solo lleva consigo el elogio) trabajada con mucho primor por un Pintor (segun dicen) Religioso de la misma Orden. En este Convento, digo, se vé dicha Imagen; y yo añado, que no está allí ociosa, ni inutilmente: pues suele excitar en gran manera los ánimos de los Religiosos jóvenes, que se exercitan siempre en obras de santidad, y de penitencia, como lo demuestran claramente las señales impresas en las paredes. Y supuesto que esta Imagen bastante famosa, se echa de vér á cada paso, ya puse arriba el Epigrama que compuse en otro tiempo sobre este asunto, y por no repetir lo dicho, allá remito al Lector1487

6 Fué este Santo (pues no debo omitir lo que es de mi instituto) fué, digo, de mediana estatura, y muy hermoso de semblante: tenia aguileña la nariz, los ojos vivos, algo carilargo, blanco el color, la barba que tiraba á rubia, y nada calvo; pero fué algo mas macilento de lo que correspondia á su edad de cincuenta y un años, lo que se ha de atribuír á sus inmensos trabajos, y á las austeridades de su vida. Así describió á este Santísimo Patriarca un Historiador de mucho nombre1488, añadiendo aun otras cosas sacadas de buenos, y antiguos Escritores de su vida, de que facilmente puede sacarse el modo de pintar, y formar la Imagen de dicho Santo.

7 Apenas tendria yo que hacer mencion aquí de los esclarecidos muchachos superiores á toda alabanza, S. Justo,   —334→   y S. Pastor, á no haber observado, que les pintan, no muchachos, sino mozos algo mas grandes. Pero que ello no fué así, sino que á la verdad murieron muchachos, lo convence eruditamente, como suele, por el testimonio de S. Isidoro, de Prudencio, y de otros Escritores antiguos, un sabio de muy acendrado juicio, Ambrosio de Morales, singularmente en el libro que dió á luz el año de 1568. pag. 6. de la vida de estos Santos Mártires, de su martirio, y translacion de sus reliquias. Lo que sin duda engrandece mas la gracia de Dios, y hace mucho mas glorioso el triunfo de dichos Santos. Juzga, pues, Morales, que S. Pastor no tenia mas de nueve años, ni S. Justo mas de siete, y que de este modo deben absolutamente pintarse, como lo demuestra por extenso el citado Autor, en quien pueden verse, y observarse oportunamente otras cosas: pues yo debo ya pasar á otro asunto.

8 Acerca de la Imagen de S. Cayetano de Tiene, esclarecido Fundador de la Orden de Clérigos Regiares, cuya gloria casi inmensa, mas quiero envolverla en un respetoso silencio, que tocarla con débiles alabanzas, se me ofrece advertir, el que freqüentemente le pintan á la verdad como varon de avanzada edad, pero no viejo, sin embargo de haberlo sido, pues murió de edad de sesenta y siete años, el año de M.D.XLVII. de la Era Christiana, molido, y quebrantado por los trabajos de su vida penosa, y austera, como lo ha observado diligentemente despues de otros, el moderno Escritor de su vida el Padre D. Eugenio Calderon de la Barca lib. 2. cap. 19. Píntanle tambien, y muy á menudo, arrodillado, y abrazando respetosamente al Niño Jesus, á que dió motivo el insigne, y singular favor, que le hizo en Roma la Virgen Santísima la noche de la Natividad del Señor, quando oraba fervorosamente, y se derretia en ardores celestiales en la Basílica de Santa María la Mayor; pues convidado entonces una,   —335→   y otra vez por la dulcísima Madre de Dios, y de los hombres, recibió en sus brazos al Divino Niño; lo que el mismo Santo, aunque humildísimo zelador, y custodio de las divinas gracias, ingenua, y sinceramente lo escribió en un estilo sencillo á la Virgen Laura Miñana, cuyas palabras refiere el célebre Autor que hemos citado1489. Pero por haber sucedido esto antes de fundar su Orden, será del caso, que en este lance no se le pinte viejo, ni cerca de esta edad.

9 Muchas cosas habia que decir, y casi son infinitas las alabanzas que podian darse al celebérrimo Martir de Christo S. Lorenzo, si me fuera lícito detenerme en lo que han dicho de un tal Santo los mas esclarecidos Padres de la Iglesia. Bastará advertir el que suelen pintar á este Martir en trage de Levita (que así hablaron los Padres antiguos) ó de Diácono, y junto á él unas parrillas de hierro, donde como hubiesen echado al Santo, y puesto ascuas encendidas debaxo, consiguió un tan grande triunfo del tirano perseguidor, que (como dice el Padre S. Agustin)1490 fué tanta la gloria de su martirio, que iluminó con su pasion á todo el universo, y con el fuego que padeció victorioso, enardeció los corazones de todos los Christianos. Pero hase de observar, que algunos neciamente figuran estas parrillas tan pequeñas, que apenas podria tostarse en ellas un pez de á dos libras. Deben, pues, pintarse mas grandes, ya que sobre ellas estuvo el cuerpo, no de un niño, sino el de un joven fuerte, y robusto. Desagradó algun tanto á un Escritor1491 sobradamente nimio, el que algunos pinten á este Santo sobre las parrillas, y ascuas encendidas debaxo, sin estár quemado por ninguna parte su cuerpo, como si estuviera echado no sobre ascuas, sino sobre una cama. Pero esto es cosa muy   —336→   prolixa, ni merecia notarse con tan diligente exámen. Porque primeramente puede significarse, como que acababan de echar sobre las parrillas al esclarecido Martir de Christo, y sobre esto, nunca debiera pintarse enteramente quemado, sino medio asado, si damos fé á Prudencio, que describe elegantemente todo el hecho: el qual dice en boca del Tirano, hablando á los ministros, y verdugos1492:


Sed non volenti impertiam,
Præstetur ut mortis citæ
Compendiosus exitus:
Perire raptim non dabo
Vitam tenebo, & differam
Pœnis morarum jugibus,
Et mors inextricabilis
Longos dolores protrahet
Prunas tepentes sternite,
Ne fervor ignitus nimis
Os contumacis occupet,
Et cordis intret abdita
Vapor senescens langueat:
Qui fusus adflatu levi
Tormenta sensim temperet
Semiustulati corporis

¿Quién dexará de vér, que esta circunstancia hace subir de punto la gloria, y paciencia del esforzado Martir y (lo que no debo callar) de este Español?

10 Español, digo, lo que afirmo siempre, y constantemente, por mas que piensen de otro modo, ó quieran delirar, los que pretenden decir mal de la gloria de España pretextando erudicion. Los Escritores Españoles han ilustrado bastante esta materia, y á ellos   —337→   podrian añadirse otros extrangeros; pero de estos, solamente quiero citar á una lumbrera, y columna de Italia, y aun de la misma Roma, cuya amenidad de ingenio, y erudicion, hizo que Roma Christiana no tuviese nada que envidiar á la antigua Roma Gentil. Este es, el que antes se llamó Mafféo Barberino, el qual por las singulares prendas, y virtudes de su excelente, y culto ingenio, mereció primero ser condecorado con distinguidos honores, y empleos, y subiendo finalmente á la cumbre del Pontificado, resplandeció en Roma, y en todo el universo, como favorecedor, y protector insigne de las letras, y de los hombres sabios. Un Autor, pues, de tanta nota, que no solamente entre los grandes negocios, y ocupaciones en que se hallaba, ilustró la Theología, la Jurisprudencia, y la Política, sino que tambien adornado de las amenas flores de la Poesía, reformó los Himnos Eclesiásticos, y enseñó á las Musas á servir tambien á Jesu-Christo; en sus Obras Poéticas, que son mas hermosas, y elegantes de lo que puede decirse, afirmó claramente que S. Lorenzo fué Español. Y para que no parezca que lo digo sin fundamento, quiero copiar aquí por encima algo de lo que dice en el Himno de S. Lorenzo, ú Ode, como la llaman los Poetas, donde dice así:


Ibera tellus Austrio
Sub Rege felix, aurifero Tagi
Te dicant alii flumine mobilem,
Te classe, te bello ferocem,
Oceani dominam celebrent, Regnisque potentem:
Hic Peruanis divitem metallis,
Mexici gazis, Arabumque conchis,
Et mercibus Goæ beatam
Te laudet: fera prælia
Extollat alter, & triumphos Caroli,
Ac temperatis vividum
Consiliis animum Philippi.

  —338→  

Dicho esto en honor de España, añade luego el mismo Autor, que por otra parte no era muy Español:


Te concinam Laurentii
Sacro parentem lumine fulgidam

Y despues de varias cosas, reprehendiendo á Valeriano, concluye:


Acres quid iras aggeras Rex barbare?
Impavidus contemnere novit
Hispanus Juvenis Regum fera jussa

Lo que gustoso he querido referir aquí, para que se eche de vér, no como cosa decidida por la Silla Apostólica, pero sí, por quien dignamente la obtuvo, que siempre se ha afirmado, y afirmará, que S. Lorenzo no fué Romano, ni Italiano, sino Español.




ArribaAbajoCAPITULO V.

De las Pinturas, é Imágenes de Santa Clara Virgen, de los Santos Mártires Hipólito, y Casiano, y de las de S. Jacinto, S. Roque, y S. Bernardo Abad de Claravál


I No solamente los Escritores de la Orden Seráfica, sí tambien muchos otros, que sería ahora superfluo formar su catálogo, celébran con las mayores alabanzas á la ilustre Virgen Santa Clara (que en su mismo nombre, dice quan esclarecida es) Fundadora de las Monjas Menores, cuya obra emprendió con la ayuda, y á instancias del Gran Padre S. Francisco. Píntanla llevando en sus manos con mucha reverencia la Custodia del Santísimo Sacramento: el origen de esta Pintura, que no hay otra mas freqüente, es, el que no quiero referir con otras palabras, sino con las que usa la   —339→   Iglesia en su rezo, donde se dice: Sitiando los Sarracenos á Asis, y pretendiendo asaltar el Monasterio de Clara, quiso que enferma la lleváran á la puerta de él, y juntamente el vaso donde estaba el Santísimo Sacramento de la Euchâristía, y allí hizo oracion, &c. Mas acerca de este hecho, dexando á parte otras cosas que por ventura podian causar mayor reparo, he oído repetidas veces á hombres doctos, que con ser muy píos, y eruditos, llevaban muy á mal el que una muger, aunque santa, y purísima, llevára en sus manos el Santísimo Sacramento. Pero ellos, movidos de la inviolable costumbre de estos, y de otros tiempos modernos, que dimanó de las nuevas disposiciones de la Iglesia, no hicieron bastante reflexîon en que á la Santa Virgen inspirada de Dios (como piamente debe creerse) le fué lícito, y verdaderamente laudable en tan grave peligro, si no el tocar con sus piadosas manos la misma Euchâristía, á lo menos el vaso que la contenía. Con efecto antiguamente, no una, ú otra vez, sino en todos los cinco primeros siglos de la Iglesia, no se metia la Sagrada Euchâristía en la boca de los que comulgaban (lo que todavía es mucho mas moderno, como advirtió muy bien el Cardenal Juan de Bona)1493, sino que se ponia en las manos aun de los seglares: A quienes (son palabras de un hombre muy erudito, y versadísimo en materias de Disciplina Eclesiástica)1494 les era permitido llevarla á su propia casa, y guardarla privadamente. S Cipriano tract. de Lapsis, junta muchos exemplos, de aquellos que habiendo recibido con manos indignas este Sacramento, y guardádolo en su casa con no menor indignidad, experimentaron su ruína, y la divina venganza de su temeridad. Pero que tambien fueron milagrosos los beneficios conferidos á los que recurriendo   —340→   á este Sacramento, que con pia devocion lo guardaban en sus casas particulares; por callar de los demas, lo refirieron S Gregorio Nacianceno de su hermana Gorgonia, y S. Ambrosio de su hermano Sátyro, en las Oraciones que cada uno de estos Santos recitaron en los respectivos funerales de sus hermanos. A que añade muchas otras cosas el mismo Escritor, con quien concuerda el citado Cardenal Bona1495 Véa á estos dos Escritores, y tambien á otros, el que desea imponerse mas sobre esta materia.

2 Una sola cosa quiero añadir, y es, que aun en los mismos siglos en que estaba en uso el llevarse cada qual á su casa la Euchâristía, estaba en algunos lugares prohibido á las mugeres tocar el Sacramento con sus propias manos, sino que debian tener un lienzo blanco, y muy limpio, que llamaban Dominical, para poner la Sagrada Euchâristía, como con bastante claridad lo da á entender S. Agustin1496, y aun parece que lo manda, quando dice: Todas las mugeres tengan lienzos limpios para recibir el Cuerpo de Christo. Y aun mas severamente lo indica el Concilio Antisiodorense celebrado el año 578. can. 36. con estas palabras: No le es permitido á la muger recibir la Euchâristía con la mano desnuda. Y luego en el Can. 42. manda: Que cada muger quando comulga, tenga su Dominical; y que si alguna no lo tuviere, no comulgue hasta otro Domingo. Estas, y otras muchas cosas, que facilmente podrian traerse, demuestran claramente, que no debia haber movido á hombres doctos, el que se pinte á Santa Clara teniendo en su mano la Custodia del Santísimo Sacramento. Ademas, que por un Escritor antiguo se echa de vér, sin que se opongan las palabras que se léen en su rezo, que Santa Clara no tomó en sus manos la Euchâristía, ni el vaso en que esta se guardaba, sino   —341→   que mandó, que la Euchâristía que estaba en aquel sagrado vaso, precediera á ella, y á las demas Vírgenes que la acompañaban. Nombré de propósito, y he procurado advertir á los doctos; pues quanto á los demas, aun de los que no quieren que su nombre pase por el del vulgo, diría de ellos mas severamente, que llevados de su imaginacion han caído en estas, y otras ridiculeces, que dimanan del poco, ó ningun conocimiento de la antigüedad, y de su profunda ignorancia en semejantes materias. Debe tambien pintarse á esta Santa (pues me ha desagradado el haber observado mas de una vez que no lo hacen) con un hábito pobre, y muy raído, como á verdadera hija del Padre S. Francisco: ni tampoco se la ha de pintar muy joven, pues por graves argumentos se infiere, que quando murió, era de cerca de 60. años.

3 Es bastante célebre, y lo será siempre para nuestra antigua España, y singularmente para aquella region de América, á quien los Conquistadores dieron nombre de Nueva España, el dia de S. Hipólito, de quien se hace larga mencion en las Actas, y Martirio de S. Lorenzo: pues en este dia, ya hace mas de dos siglos, se tomó, y subyugó aquella célebre Ciudad, que con la misma palabra propia de los Indios, llamamos México, que fué la Capital de toda la América Septentrional, y de todo aquel Nuevo Mundo: Ciudad, que podria competir con qualesquiera otras de la Asia, y de la Europa, á no haberse puesto de por medio las intenciones de hombres codiciosos, y que no tienen otras miras que las de su propio interes. Este es tambien el parecer de los Escritores extrangeros. Pero baste sobre este punto.

4 Los Hereges, como aborrecedores que son de las cosas de la Iglesia, en tanto grado, que como yo he pensado muchas veces á mis solas, hubieran deseado, ó querrian, que pocos, ó ningunos exemplos hubiesen   —342→   quedado en la Iglesia de Martirios, y de vida penitente; afirman á las claras, y sin disfraz alguno, ó por mejor decir, desvergonzadamente, que de ninguna manera puede pintarse al Martir S. Hipólito: pues se atreven á decir, con suma osadía, y locura, que no ha habido tal Martir. Omito el hablar de sus Gefes, cuyo discípulo un tal Raynoldo, conforme puede verse en un Autor pío, y erudito1497 habla, ó parla así de S. Hipólito: A los Papistas, se les representa á la vista desquartizado por los caballos, como regularmente le pintan. Hasta aquí aun estamos bien: porque á lo menos, aun parece admitir otros Hipólitos, de quienes en ninguna parte se lée que fuesen desquartizados, y despedazados por los caballos: y uno de estos puede ser el Presbítero de Antiochía, cuya memoria se celébra el dia 29. de Enero, ó el Obispo Portuense, del qual se hace fiesta el dia 22. de Agosto. Pero ¿porque, pregunto, no ha de entenderse de estotro, cuya Pintura está conforme con su nombre, y con su historia? Con efecto, á este reconocen los Autores antiguos, Adon, Usuardo, Beda, y otros no pocos. Pero el género de martirio junto con el nombre de Hipólito, no huele, dicen, á otra cosa, sino á la antigua, y fingida fábula de Hipólito hijo de Theséo, á quien arrastraron, y despedazaron rápidamente los caballos; cuya fábula describió elegantemente Séneca, y antes de él Ovidio, y el que es mas antiguo que ambos, Eurípides, en su Tragedia sobre este argumento. Así sienten de las cosas sagradas, y de las pasiones de los Mártires, los que hacen mas caso de los Poetas, y de las fábulas, que de las Historias Eclesiásticas. Yo, á estos Poetas, les opondré otros Poetas; pero Poetas Christianos, y píos. Tal es nuestro Prudencio, que supo bien los hechos de los Mártires, y se enteró de ellos con grande cuidado en la misma Ciudad de Roma,   —343→   el qual hizo larga relacion, no solo de este esclarecido Martir, sino tambien del género de martirio que padeció: aunque en su narracion (lo que espontaneamente confieso) de un Hipólito hizo tres, ó los hechos de tres, los confundió en uno, como lo notó muy bien un Autor muy principal de la Historia Eclesiástica1498. Y el mismo Prudencio dió el medio tambien, y ofreció el escudo con que pudiese rechazarse el dardo poco agudo, y temible á la verdad, que tomaron de la alusion del nombre de Hipólito con respecto al Hipólito fabuloso: porque dice, que el impío juez Gentil tomó ocasion para aquel martirio del mismo nombre de Hipólito. Pues el pío, y elegante Poeta introduce á los jóvenes Romanos hablando con grandes clamores al Juez, y dice así1499:


Insolitum leti poscunt genus, & nova pœnæ
Inventa, exemplo quo trepident alii

Y prosigue:


Ille supinata residens cervice: Quis, inquit,
Dicitur? Adfirmant dicier Hippolytum:
Ergo sit Hippolytus: quatiat turbetque jugales,
Intereatque feris dilaceratus equis

Quede, pues, sentado ser verdadera la Pintura del Martir Hipólito arrastrado por los caballos; cuya Pintura me acuerdo haber visto pintada en Salamanca por un excelente Pintor.

5 Nada resonaba con mas freqüencia en nuestros oidos, quando muchachos, ibamos á la escuela del Maestro de niños, que el nombre del Martir S. Casiano. La esclarecida confesion de este Santo, es particularmente de mi asunto; la que como el Poeta Prudencio hubiese visto pintada en una tablilla, admirado, y   —344→   pasmado, paró allí su consideracion, y conforme á ella nos refirió este hecho, mas con fé de Historiador, que con alabanzas de Poeta: el qual dice claramente haber visto dicha Pintura, quando moraba en una Ciudad, que los antiguos llamaron el Foro de Cornelio, y hoy se llama Imola; lo que refiere con las siguientes palabras:


Hic mihi cum peterem te, rerum maxima Roma,
Spes est oborta, prosperum Christum fore

Y poco despues, añade:


Erexi ad Cœlum faciem, stetit obvia contra
Fucis colorum picta Imago Martyris:
Plagas mille gerens, totos lacerata per artus,
Ruptam minutis præferens punctis cutem,
Innumeri circum pueri, miserabile visu,
Confossa parvis membra figebant stylis:
Unde, pugillares soliti percurrere ceras,
Scholare murmur adnotantes scripserant:
Ædituus consultus ait: Quod prospicis, hospes,
Non est inanis, aut anilis fabula
Historiam pictura refert: quæ tradita libris
Veram vetusti temporis monstrat fidem

6 Con la misma elegancia va refiriendo luego toda la historia del martirio, que con igual, ó mayor gravedad compendió el Martirologio Romano con estas palabras1500:En la Ciudad de Imola en Italia S. Casiano Martir, maestro que enseñaba los niños: al qual porque no quiso adorar los Idolos, entregó el tirano en poder de los muchachos (de los quales era aborrecido, porque en la escuela los castigaba) y dióles licencia para que le matasen. Y quanto mas flacas eran las fuerzas de estos verdugos, tanto era mayor el tormento con que le daban espaciosa   —345→   muerte Nadie ignorará, segun pienso, que los muchachos no solían aprender antiguamente los primeros rudimentos de las letras, como ahora: pues no escribian sobre papel con plumas de ganso, sino sobre unas tablillas enceradas, sobre las quales formaban con estilos, ó punzones de hierro, los lineamentos de las letras, y abreviaturas. Puede verse sobre esta materia, y otras cosas pertenecientes á ella (ademas de otros, pues es cosa muy obvia) un erudito, y ameno Autor el Padre Hermanno Hugo1501. Con dichos estilos, que eran muy puntiagudos, y acaso con cuchillos pequeños que usarían los muchachos, mataron á este ilustre Martir de Christo, á quien aborrecian. Ni es de extrañar: puesto que no solo entre Gentiles, pero ni aun entre los Christianos, apenas se encuentra un muchacho de tan buena índole, que sufra con paciencia, y cariño los golpes de la férula, y los azotes: grave martirio por cierto; pero no tan desacostumbrado, que no hayan hecho mencion de él los Antiguos. Séneca1502, tratando del suplicio popular que dieron á Erixon Caballero Romano, habla de este género de tormento; y fuera de él, Suetonio in Caio, dice: Deseando que dicho Senador fuese despedazado, sobornó gente, que al entrar en la Curia lo embistiesen de repente, llamándolo enemigo público, y habiéndole traspasado con punzones, le entregaron á los demas, que le despedazáran. Ni solamente se ha dado este género de tormento para causar una muerte mas larga, sino que muchas veces se ha dado tambien en las torturas para averiguar la verdad. Por eso aquella insigne muger llamada Porcia, hablando con su marido, le dixo entre otras cosas1503: No soy de una naturaleza tan mugeril, que sean parte para obligarme á revelar el secreto, llamas, azotes, ni punzones.

  —346→  

7 Hase, pues, de pintar á este esclarecido Martir, conforme se representaba en aquella tabla que refiere Prudencio haber visto él mismo con mucha edificacion; cuyas palabras puse antes, y pueden leerse enteras en el citado Himno IX. Pero no deberá pintarse, segun mi parecer, con adornos Episcopales, ni semejantes ornamentos junto á él. Porque si bien no faltan quienes digan, que este Martir fué Obispo de Brixîa, ó de alguna otra Ciudad de Alemania, ó de los Suizos; pero todo esto tiene poco fundamento: prueba de ello es, que algunos que lo dicen, afirman tambien que le ordenó Fortunaciano Obispo de Aquileia; sin embargo de ser constante, que este (que fué Arriano) vivió en los tiempos de Constancio Augusto, y fué mucho mas moderno que Casiano. Séase como se fuere, Prudencio en su Himno no hizo mencion de esta dignidad, ni tampoco el Martirologio Romano, y no es verisimil que la omitiese, si fuese así.

8 S. Jacinto, gloria inmortal de la Orden de Predicadores, y perfectísimo exemplar de una vida Religiosa, que es el elogio que le dá la Iglesia, y comprehende no una sola alabanza, sino casi infinitas1504: No pasó ningun dia en que no diese algunas ilustres pruelas de su fé, piedad, é inocencia; y es un Santo á quien le dán freqüentes alabanzas. Muchos han escrito su vida, y esclarecidos hechos, entre los quales un Escritor docto, y muy pío1505, pone principalmente dos, ademas de otros bastante conocidos, á saber, á Severo Cracoviense, y á Diego Masio, ambos de la Orden de Predicadores, y ambos insignes Catedráticos de Theología: los quales, por haber tomado de otros muchos, cuentan el prodigioso caso mas acomodado á mi intento. Refieren, pues, que viviendo el Santo en las partes de la   —347→   Sarmacia Européa, ó segun la llaman sus naturales, de la Rusia Oriental, aconteció que los bárbaros pusieron sitio á la Ciudad donde él moraba; y faltando ya poco, para que se entrasen vencedores á dicha Ciudad, y lo pasasen todo á fuego, y á cuchillo, estaba á la sazon Jacinto celebrando el Santo Sacrificio de la Misa. Viéndose, pues, en tan apretado conflicto, al acabar la Misa, determinó apartarse de allí; y como estuviera aun vestido con los adornos Sacerdotales, resolvió llevarse consigo el Santísimo Sacramento. Habia tambien en el mismo lugar una Imagen de la Sacratísima Virgen bastante grande, y de mucho peso (pues era de alabastro) la que sentía mucho el Santo verse obligado á dexarla por no poder con tanto peso. Pero avisado por boca de la misma Virgen, de que en ninguna manera le incomodaría el peso de la Sagrada Imagen, la tomó intrépido, y echó prudentemente á huír, acompañándole algunos compañeros, y Religiosos de la misma Orden. Este hecho de suyo tan admirable, lo hizo luego Dios mas ilustre con un nuevo milagro. Porque habiendo llegado al grande rio, que sus habitantes llaman Nieper, y los Griegos, y Latinos Borysthenes, sobre el qual nota Hortelio varias cosas sacadas de los principales Geógrafos Ptoloméo, Estrabon, y tambien de Aristóteles: habiendo, digo, llegado el Santo con sus compañeros á este rio tan grande, que despues del Danubio, se tiene por el mayor de la Europa, y viéndose destituido de todo barco; confiado siempre en la divina Providencia, y afianzado en su misma inocencia, púsose de pies sobre la corriente del agua, la que sin embargo de su natural fluidéz, tributóle el obsequio de mantenerle firme: cosa, que S. Pedro Chrisólogo refiere haber sucedido tambien en otra parte. Mostróse Dios propicio á tan piadoso atrevimiento; y no solamente pasó sin lesion con sus compañeros á la otra parte del rio, sino que por mandado del mismo Dios, erigió   —348→   despues un monumento inmortal en testimonio de tan gran milagro, dexando ademas impresas en las aguas sus mismas huellas: pues esto añaden tambien, y dicen, que en el mismo parage en que S. Jacinto pisó las aguas, se echan de vér aun en el dia de hoy, como unas pisadas de hombre. Lo que, por mas que parece increíble, conforme solemos juzgar de las cosas humanas; pero no se hace totalmente increíble á los que consideran el poder de un Dios Omnipotente: y en tanto no contiene esto ninguna ficcion, que es cosa que se propuso en los procesos de Canonizacion de dicho Santo. Ni debe causarnos admiracion (por preocupar los reparos que acaso podria objetar algun importuno) el que cite yo aquí sus Actas: antes sí debe extrañarse mas, el que habiendo sido S. Jacinto un tan gran Santo, y obrado en vida, y despues de muerto tan freqüentes milagros, y algunos tan prodigiosos, y que apenas jamas se habian oído; sin embargo se pasasen 337. años enteros sin darle el honor que tenia bien merecido, de ser puesto en el número de los Santos, lo que executó finalmente Clemente VIII. Pontífice Máxîmo, el dia 17. de Abril de 1594. Todo lo dicho está tan claro, que no necesita de mas explicacion para quedar enterado el Pintor pío, y erudito, de qué manera, y conforme á la fé de la Historia, deba pintar á S. Jacinto.

9 Un Escritor muy moderno, á quien nombro honoríficamente, el M. R. P. M. Fr. Benito Feyjoo, de la Orden del Gran Padre S. Benito, pretendió no sin doctrina, y nervio convencer de falso, lo que vulgar, y comunmente se dice, que La voz del pueblo, es voz de Dios. No quiero ahora entrar en disputa con este erudito, ni quisiera (aun quando pudiera) hacer vér, como aquel adagio por lo comun es verdadero, por mas que parezca quedar convencido de falso, y enteramente destruído, en fuerza de los argumentos tomados de todas partes de que se vale el citado Autor. Pero sí me   —349→   atreveré á afirmar sin apartarme de mi intento, que á S. Roque por ningun otro título se venéra entre los Santos, y que no se ha acostumbrado á llamarle Santo en la Iglesia Católica, sino por la fé, voz, y aclamacion del Pueblo. Pues que habiendo vivido en aquellos siglos, en que ya estaba en uso el que solamente el Romano Pontífice canonizaba á los que habian muerto con fama, y opinion de santidad; con todo no hay Bula alguna de Sumo Pontífice, y aun se dice, que nunca la habido, por la qual se haya declarado por Santo á San Roque. Y para que esto se haga mas evidente, no será fuera de propósito tomar el agua de mas arriba. Floreció S. Roque en el siglo décimo tercio de la Iglesia, y dicen haber muerto el año de Christo 1237. Mucho tiempo despues tuvieron noticia de él los Padres del Concilio de Constanza: Por cuyo decreto (son palabras del doctísimo Baronio)1506 se le tributaron los honores debidos á los Santos, para apartar la peste que iba acometiendo; pues con acompañamiento de todo el pueblo, llevaron por toda la Ciudad con solemne pompa su Imagen: y al instante desapareció la peste. De aquí tuvo origen el que en todas partes se le erigieran Imágenes, altares, oratorios, y aun templos

10 Esto supuesto, no faltaron hombres doctos, y Católicos, que escribieron los hechos, y virtudes de tan noble Varon, y Confesor de Christo. Muchos alega el citado Cardenal, entre los quales no es el de menor autoridad Alberto Krantzio1507 á quien cita, y por lo que dice Baronio, le citan tambien otros: pero por decir la verdad, ni en aquel lugar, ni en otros que he mirado con bastante diligencia, he podido encontrar tal cosa. Sea de esto lo que fuere, quantas Imágenes, y Pinturas he podido vér de este Santo, todas le representan   —350→   del mismo modo. Píntanle en trage de Peregrino, levantado algun tanto el vestido, y con una llaga en el muslo: junto á él está un perro teniendo en su boca un pequeño pan, y como que con reverencia lo está ofreciendo á S. Roque. El origen de pintarle así, lo que parece estár enteramente recibido, se toma de su historia, donde se lée, que quando el Santo joven (pues verdaderamente era joven, ni pasaba de 32 años, quando volvió á la Ciudad de Mompellér su patria) quando joven, digo, iba siguiendo las Ciudades de Italia por motivo de peregrinacion, sanando á muchos inficionados de peste con sola la señal de la Santa Cruz, sucedió que muchos, por parecerles que era aquel un hombre desconocido, y despreciable, le injuriaron, y trataron contumeliosamente, á que se añadió que en una riña, ó debate, le hirieron con una flecha en el muslo, y que así estuvo echado debaxo de un arbol, destituído de todo socorro humano. Pero Dios que tenia cuidado de él, hizo (dicen) que cada dia fuera allá un perro, ofreciéndole un pan, tomado de la mesa de un rico. Este parece haber sido el origen de dicha Imagen.

II Sería un trabajo infinito, querer representar aquí en una pequeña tabla las muchas cosas que hizo por la gloria de Dios, y los milagros que obró aquel primer Abad de Claravál, bien conocido por su nombre en todo el Orbe, y República Christiana, el glorioso S. Bernardo. Emprendió este trabajo Guillermo Abad del Instituto Cisterciense, el qual por haber muerto antes, no pudo concluirlo; pero lo perficionó despues, en quanto pudo, el Abad Gaufrido. Aunque, ni estos, ni otros que se encargaron de semejante asunto, pudieron concluirlo todo. Con efecto el Abad Guillermo, el qual, aun viviendo S. Bernardo, empezó á escribir su historia (pues habla de él como que aun vivía); confesó en varios lugares, que se veía obligado á omitir muchas cosas, así por la abundancia de la materia,   —351→   como por la gravedad, y modestia del Santo, que procuraba en gran manera encubrir, y que ignoráran los hombres sus cosas. Y así omitiendo esto, ó dexándolo á mayores ingenios, y principalmente á hombres fervorosos, y de sólida piedad, sigamos nosotros nuestro camino. De tres maneras he observado que suelen pintar á S. Bernardo. La primera: puesto de rodillas ante la Imagen de un Crucifixo, y estrechando con sus brazos los instrumentos de la Pasion del Señor, la Cruz, la lanza, la esponja, la escalera, y otros. El único motivo de esto, es, el que apenas hay otro entre los Sagrados Doctores, y Padres, que haya hablado, ó escrito de la Pasion del Señor con tanta eloqüencia, piedad, y dulzura, y de un modo que parece inspirar piedad, aun á los que no la quieren.

12 Llegando aquí, así como lo hemos hecho en otros lugares de los mas notables de esta obra, me perdonará el piadoso, y erudito Lector poner ahora el epigrama que compuse en otro tiempo, contemplando esta Imagen de S. Bernardo, que dice así:


Instrumenta necis Christi complecteris ulnis,
Verbaque ab ore fluunt nectare blanda magis
Magne, rogo, Bernarde Parens, rem dissere verbis,
Attica queis cuperet Musa canora loqui:
Nempe salutifero Domini depastus in horto
Hyblæas supero mellificatus apes
Sæpius & Jesu pœnas meditatus acerbas,
Solvitur in dulces nostra loquela favos:
Et fio interea fellis potatus amari
Haustibus his totus, credite, mellifluus

13 La otra manera de pintar á S. Bernardo, que he observado en varias partes, es esta. Píntanle estando en pie con mucha reverencia, y que Jesu-Christo pendiente de la Cruz, le está abrazando con la mano derecha. El   —352→   origen de esto, segun yo juzgo, no es incierto, por referirlo muchos1508, particularmente los modernos, los quales dicen que de hecho sucedió así al Santo, el qual meditando con mucha ternura, y lágrimas sobre los dolores, y Pasion del Señor, le dió Jesu-Christo á entender con una mocion indecible, y verdaderamente celestial, que se arrimára mas: y habiéndolo executado el fervorosísimo amante, la Sabiduría encarnada, que ama á los que la aman, le hizo un favor tan singular, como fué el que soltando la mano derecha, que la tenia atada con un clavo, abrazó á S. Bernardo, que ya estaba deshaciéndose en fuego de un amor casi divino. Yo no dudo, que aunque no es facil de saber de dónde se ha tomado semejante modo de pintarle; pero que ello habrá sido de alguna Historia antigua, que yo no he podido vér, sin embargo de haber leído todo lo que de la vida de este Santo, escriben los Abades Ruperto, Bernardo de Bonavalle, y Gaufrido. Finalmente suelen pintarle muy á menudo juntas las manos ante el pecho, arrodillado delante de una Imagen de la Sacratísima Virgen, y como chupando en sus labios el rocío de su purísima leche, con que la Virgen de las Vírgenes roció á su siervo de pureza tan singular: lo que dimanó, ó bien de alguna vision interior con que la Santísima Virgen se manifestó á este su hijo fervorosísimo, y obedientísimo; ó de difundirse S. Bernardo en alabanzas de esta Señora, con tal dulzura, y suavidad, que apenas puede darse cosa igual.

14 Mas, sobre si debe pintarse con aquellos adornos de Mitra, y Báculo Pontifical, que ya en tiempos de S. Bernardo, por privilegio de los Sumos Pontífices se habian concedido á algunos Abades, es cosa que con razon puede dudarse: estando á favor de la parte afirmativa el uso, y la costumbre generalmente recibida:   —353→   á que apenas podrá contradecir, sin nota de temeridad, el Pintor pío, y erudito. Aunque, si alguno quisiese oponerse á esta costumbre, podría sin duda defenderse con el testimonio de un Autor sabio, y de mucho nombre. ¿Pero quién es este? No otro sino el mismo humildísimo, y doctísimo Abad de Claravál, cuyas son las siguientes palabras1509: Algunos de estos declaran abiertamente quáles son sus pensamientos, quando habiendo alcanzado con mucho trabajo, y suma de dinero, privilegios de la Silla Apostólica, se atribuyen en fuerza de ellos las insignias Pontificales, usando como los Obispos, de mitra, báculo, sandalias, &c. Y un poco mas abaxo, se explica con palabras mas agrias que no quiero transcribir. El Abad Gaufrido hace una descripcion de su venerable persona, y de todas sus facciones, diciendo1510: Era muy delgado de cuerpo, y sin carnes, y tenia algo encarnado el finísimo cutis de sus mexillas. Pues su continua meditacion, y su mucha compuncion, habia llamado á aquella parte, lo que tenia de calor natural. Su cabellera era de color medio entre rubio, y blanco: la barba un tantico roxa, y al fin de sus dias con algunas canas. Su estatura fué mediana, y antes alta que baxa



Anterior Indice Siguiente