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PALAS
¿Qué medio puede ser ese?
Que como tú le des, quiero
yo ayudarle, que también 515
su mal, como hermana, siento.
MERCURIO
Yo le he de representar
en las fantasmas de un sueño
toda su historia, con que
alentado a un mismo tiempo 520
y desconfïado viva;
pues ignorando y creyendo,
ni aquello le tendrá humilde
ni estotro le hará soberbio:
que viendo por una parte 525
quién es y por otra viendo
que no es, las cercanías
disfrazadas en los lejos,
le harán que intente labrarse
su fortuna, conociendo 530
que para cierto es engaño
lo que para engaño es cierto.
A este fin le he de llevar,
con algún fingido objeto
que le arrebate tras sí, 535
a la gruta de Morfeo,
donde entre confusas sombras
ha de ver su nacimiento.
PALAS
Pues si has de fingir alguno,
el más hermoso, el más bello 540
que puede, para fingido,
prestarte lo verdadero,
es Andrómeda.
MERCURIO
En su imagen
transformado, hablarle pienso;
sola la dificultad 545
que resta es que Juno, viendo
el fin, no intente estorbarlo,
a cuyo advertido efecto
tú, Palas, mañosamente,
la has de asistir, pretendiendo 550
apartarla la Discordia
de su lado aquel momento.
PALAS
Yo te agradezco, no solo
lo piadoso del afecto,
pero también lo sutil 555
de la industria te agradezco.
Y puesto que a mí me toca,
para reparar los riesgos
del hado que le amenaza,
es divertir el inquieto 560
semblante de la Discordia,
que a pesar de todo el cielo
conserva en el cielo Juno;
yo desde aquí te lo ofrezco,
con ánimo que si no 565
basta mañoso el intento
baste el valor a arrojarla
del no merecido asiento;
a cuyo glorioso fin,
sobre las alas del viento 570
otra vez a los umbrales
de nuestro alcázar me vuelvo.
MERCURIO
Pues yo en esa confïanza,
hoy en la tierra me quedo
a fingir una hermosura 575
y a representar un sueño.
PALAS
Pues queda en paz.
MERCURIO
En paz parte,
porque llegue a un mismo tiempo.
LOS DOS
A decirlo, sin decirlo,
y a saberlo, sin saberlo. 580
 

(Vuela PALAS y vase MERCURIO.)

 
[GENTE]4

 (Dentro.) 

To, to, Melampo, Barcino.
POLÍDITES
Al valle.
LIDORO
A la cumbre.
FINEO
Al puerto.
 

(Sale POLÍDITES y criados.)

 
POLÍDITES
Retírese la gente y no prosiga
la caza.
CRIADO
¿Qué es, señor, lo que te obliga?
POLÍDITES
Habiéndome informado 585
la desvelada posta, del cuidado
que asiste con afectos singulares
en guarda destos montes y estos mares,
por esperar que un día
(si no miente la docta Astrología) 590
ha de venir una beldad a ellos,
madre de un joven que ha de enriquecellos
de triunfos de que el sol será testigo.
Habiéndome informado, otra vez digo,
la atenta centinela, 595
que vela el mar y la campaña vela,
que unos y otros espacios
ocupan destos rústicos palacios
extranjeras naciones, cuya nueva,
hallándome cazando, el que la lleva, 600
en el monte me dio, saber deseo
quién son.
 

(Sale DÁNAE.)

 
DÁNAE

  (Aparte.)5 

Aquí a Perseo
en las dudas dejé de mi fortuna;
vuelvo a buscarle, por si acaso alguna
razón puede en mi honor asegurarle, 605
ya que posible no es desengañarle,
porque sellan mis labios
de Juno celos y de Jove agravios.
POLÍDITES
Solicita informarte
de alguien6.
CRIADO
Una villana hacia esta parte
610
viene7.
POLÍDITES
Al ver perfección tan soberana
de una deidad en traje de villana;
decidme (ciego estoy a luz tan pura)
prodigio destos montes (¡qué hermosura!)
¿qué gente es la que ve vuestro horizonte 615
sulcar el golfo y discurrir el monte?
DÁNAE
Aunque decirlo quiera,
no me es posible, que de la ribera
ni del camino vengo.
POLÍDITES
Esperad.
DÁNAE
Haré mal si me detengo,
620
porque en alcance voy de otro cuidado.
POLÍDITES
Ya no le llevaréis, pues le habéis dado.
DÁNAE
Eso es lo que no entiendo.
POLÍDITES
Bien fácil es, pues lo que yo pretendo
decir es, que si os lleva 625
un cuidado y le dais, será acción nueva
darle y quedar con él.
DÁNAE
¿A quién le he dado?
POLÍDITES
A quien le tiene ya de haber mirado
vuestra rara belleza.
DÁNAE
Es error, que no puede mi tristeza 630
dar su cuidado a nadie, y bien lo pruebo,
pues no es el que tenéis como el que llevo.
POLÍDITES
¿No es de amor?
DÁNAE
Bien podría
ser que lo fuese; pero no sería
posible que lo fuese 635
tal, que mi amor al vuestro pareciese.
Quedad con Dios.
POLÍDITES
Oíd.
 

(Sale PERSEO.)

 
PERSEO
¿Qué es lo que veo?
DÁNAE
A mal tiempo, ¡ay de mí!, llegó Perseo.
PERSEO
Hidalgos cortesanos,
queda la lengua esté, quedas las manos, 640
un nuevo fuego en mis entrañas arde,
que tiene la zagala quien la guarde.
POLÍDITES
¡Qué donairoso brío
de joven!
DÁNAE
Perdonad, que es hijo mío;
y crïado en aquestas caserías, 645
no sabe lo que son cortesanías.
POLÍDITES
¿Hijo es vuestro o hermano?
PERSEO
¡Qué lisonjero chiste cortesano!
Hijo y muy hijo.
POLÍDITES
¿Y es de aquesta aldea?
DÁNAE
Aquí nació.
POLÍDITES
Feliz la patria sea
650
de una y otra hermosura soberana.
¿Cómo os llamáis?
DÁNAE
Dïana.
POLÍDITES
¿Hija de quién?
PERSEO
¿Quién vio preguntas tantas?
No le respondas más.
 

(Sale CARDENIO viejo, y los VILLANOS.)

 
CARDENIO
Dame tus plantas.
VILLANOS
Y a todos mos las dé.
BATO
No más que a vellas,
655
que su merced se quedará con ellas.
POLÍDITES
Del suelo alzad.
CARDENIO
Habiéndome contado
vuestros monteros cómo habéis trocado
el bosque por la aldea,
vengo a saber qué dicha nuestra sea 660
la que aquí os ha traído.
POLÍDITES
Habiéndome informado que ha venido
por tierra y mar a aqueste puerto gente,
quise saber quién son.
CARDENIO
Pues fácilmente
podrá informaros ella, 665
pues de tierra y de mar llegáis a vella.
DÁNAE
¿Quién es, señor, aqueste caballero?
CARDENIO
El Rey.
PERSEO

  [Aparte.] 

¿Este es el Rey? Sin duda hoy muero.
 

(Sale por una parte LIDORO y gente, y por otra FINEO y gente.)

 
LIDORO
Rústicos aldeanos,
decid...
FINEO
Decid, ilustres cortesanos.
670
LIDORO
¿Por dónde desta cumbre
antes podré vencer la pesadumbre?
Pero, ¿qué es lo que miro?
DÁNAE
Lidoro es este.
LIDORO
Justamente admiro
su hermosura y su seña. 675
Fuerza es callar, pues a callar enseña.
FINEO
Lo mismo mi deseo
os preguntara; y pues mi duda veo
en otros labios puesta,
satisfaga a los dos una respuesta. 680
POLÍDITES
Antes es bien que acuda
a dos dudas mi voz con una duda.
Quién sois saber pretendo,
primero que os informe.
LIDORO
Yo siguiendo
(fuerza es disimular) voy la ventura 685
de la más infeliz triste hermosura
que vio el sol, cuya mísera fatiga
a consultar a Júpiter me obliga.
No puedo detenerme, ni hablar puedo.
FINEO
Yo tampoco, que pierdo si me quedo 690
el mejor temporal para volverme
al instante que llegue a responderme
el oráculo a una
pregunta, hija también de otra fortuna.
Perdonad que hoy sin responder me vaya. 695
CARDENIO
Ved que es el rey Polídites de Acaya
con quien habláis.
LIDORO
A vuestras plantas pido
me perdonéis.
FINEO
También, a ellas rendido,
me sirva de disculpa
saber que la ignorancia nunca es culpa. 700
POLÍDITES
Ya que sabéis quién soy, saber es fuerza
quién sois los dos.
FINEO
Aunque el afecto tuerza
de mi primer intento,
ley el respeto es, escucha atento:
Casiopea, de Trinacria 705
hermosa, infelice reina
(que las infelicidades
son lunar de las bellezas),
de Cefeo, amante suyo,
una hija tuvo, tan bella 710
que afrentó con su hermosura
toda la naturaleza,
puesto que desconfïada
de hacer otra como ella,
en sus excelencias mismas 715
apuró sus excelencias.
Creció Andrómeda, que este
es su nombre, tan perfecta...
¿Pensarás que a decir voy
que no hay nadie que la vea 720
que no la enamore? Pues
tan al contrario lo piensa,
que no hay nadie que la mire,
que la ame; que no deja
esperanzas para amarla 725
a nadie que llegue a verla.
Y así, en su primer instante
la voluntad más atenta
no es posible quedar viva,
viendo su esperanza muerta. 730
Dígalo yo; pero esto
no es del caso. Casiopea,
mirando a Andrómeda un día
que a la orilla lisonjera
del Nereo, festejada 735
de las hermosas Nereidas,
ninfas suyas, florecía
el oro de sus arenas
al contacto de sus plantas,
desvanecida y soberbia 740
les dijo: «Decid a Venus,
marítima deidad vuestra,
que reina de la hermosura
no se intitule, pues llega
a ver que Andrómeda sola 745
hay que ese imperio merezca,
pues ella sola debía
ser de la hermosura reina».
Ofendiéronse las ninfas,
que en tocando a esta materia 750
de más hermosa soy yo,
no hay deidad que no lo sienta;
sumergiéronse en las ondas,
y ofendidas por sí mesmas
en voz de Venus, pidieron 755
satisfacción de la ofensa.
Nereo, sagrado río,
que en el mar gozoso entra
solo por ver si en el mar
con alguna espuma encuentra 760
de las que fueron de Venus
cuna, pues amante della
son sus lágrimas sus ondas,
sintió de suerte la afrenta,
que en toda Trinacria quiso 765
vengarla y satisfacerla.
Marino monstruo escamado
de cerúleas, verdinegras
conchas, con pies y con alas
en sus bóvedas engendra, 770
de sus entrañas aborta,
y de sus senos revienta,
tan disforme, que si nada,
tan tremendo, que si vuela,
brama el aire y gime el mar, 775
confundidos de manera
que no se sabe si es
aire o mar adonde llega;
pues escupidas las ondas,
hace cada vez que alienta, 780
que el mar se suba a las nubes
y el aire a las ondas venga
a ocupar aquel vacío,
haciendo la azul esfera
mil desiguales montañas 785
de nubes y de cavernas.
Este, pues, fiero vestiglo,
esta, pues, marina bestia,
con su saliva las aguas
de todo el río avenena, 790
con su anhélito inficiona
del monte plantas y yerbas,
y de todos los ganados
el templado ambiente infesta.
A la orilla no es posible 795
llegar nadie que no sea
pasto suyo; no hay bajel
de cuantos al puerto llegan
que no zozobre a su vista;
porque su estatura inmensa, 800
si se mueve, es huracán,
escollo si se está queda;
de suerte que horror y susto
tienen a Trinacria hecha
sepultura de sí misma, 805
en sed, hambre y peste envuelta.
De varios ritos ha usado
devota la piedad nuestra,
sacrificándola a Venus
en sus altares diversas 810
víctimas; pero ninguna
su sacra ojeriza templa.
Yo, que más interesado
que todos soy en su adversa
fortuna, porque infelice 815
primo de Andrómeda bella,
espero lograr su mano,
siendo en tan gloriosa empresa
el no merecerla medio
de llegar a merecerla, 820
a Júpiter en su templo,
que más antiguo celebra
la ancianidad de los siglos,
que es ese cuya eminencia
sobre la siempre nevada 825
cerviz de Acaya se asienta,
ofrecí un precioso don,
que traigo conmigo en muestra
del voto; y así te pido,
señor, que me des licencia 830
para penetrar su cumbre,
y saber de su respuesta
qué sacrificios a Venus
haremos, con que se vea
su beldad desagraviada 835
y mi feliz patria exenta
deste monstruo que la aflige,
este susto que la cerca,
este pasmo que la asombra,
y este horror8 que la atormenta. 840
POLÍDITES
¡Extraño caso!
DÁNAE
¡Notable
prodigio!
PERSEO
¡Rara extrañeza!
No porque haya un monstruo, cuanto
porque no haya quien le venza.
VILLANOS
¿Quién de oírlo no se admira? 845
BATO
¿Quién de escucharlo no tiembla?
LIDORO
Aunque desta novedad
tan grande el extremo sea,
oye, señor, que no menos
extraña es la que me lleva 850
al templo también a mí
de Júpiter, con la mesma
acción, si bien es la causa
en sus principios opuesta.

 (Aparte.) 

(¡Ay Dánae! No sé si al verte 855
palabras tendrá la lengua.)
Yace a la falda de aquel
monte africano, que ostenta
sobre su cerviz el cielo
(bien que ya alguna experiencia 860
mostró que solo un cuidado
aun más que sus rumbos pesa),
yace pues, digo, a su falda
una fábrica pequeña,
casa de campo a una parte, 865
y a otra una intrincada selva,
cuyo variado país
tiene siempre en competencia
de primores, aquí el arte
y allí la naturaleza. 870
Esta, pues, noble alquería,
nativa cuna primera
fue de Medusa, beldad
tan sin ejemplar, que apenas
le vendrán las alabanzas 875
que otro de Andrómeda cuenta;
bien que no tan venturosas,
cuya infelice experiencia
dice que es más su hermosura
cuanto es más triste su estrella. 880
Entre cuantas perfecciones
dotó el cielo su belleza,
en la que más se esmeró
fue el cabello, cuyas hebras
hiló el sol entre sus rayos, 885
siendo su frente una esfera,
que trenzada anochecía
porque amaneciese suelta.
Dígalo el efecto, pues
un día que a la ribera 890
del mar a peinar salió
el rubio Ofir de sus trenzas,
envidioso al ver Neptuno
que el aire en su espacio tenga
más bello golfo de ondas, 895
cuyos piélagos navegan
en bajeles de marfil,
conchas de nácar y perlas,
pasó la envidia a deseo,
si ya no a codicia necia 900
de presumir que podía
enriquecer su soberbia
con el oro de otras Indias,
más ricas cuanto más cerca.
Amante pues suyo, no 905
se valió de las finezas
de rendido; que el amor
de un poderoso no ruega,
cuando puede la caricia
valerse de la violencia. 910
Y así, un día que la vio
en el templo de Minerva,
que a las orillas del mar
sobre sus rizos se asienta,
desatando de sus ondas 915
toda la saña violenta,
para sus tranquilidades
se valió de sus tormentas.
El templo inundó, y entre
el susto que a todos cerca, 920
el miedo que a todos turba,
el pavor que a todos ciega,
reservando de Medusa
la soberana belleza,
por fuerza logró su amor... 925
Mas miente, miente mi lengua,
que aunque consigue, no logra
el que consigue por fuerza.
Minerva ofendida, al ver
las dos sacrílegas muestras, 930
que a su templo y su decoro
hizo la ruina y la ofensa,
no pudiendo en él vengarse,
dispuso vengarse en ella,
que un rencor que en el culpado 935
no se satisface, queda
siempre rencor, hasta que
en el que puede se venga.
Y viendo que fue el cabello
causa de su amor primera, 940
las hebras que fueron de oro
trocó en rizadas culebras,
cuyo veneno en los ojos
se comunica y se ceba,
tanto, que a ninguno miran 945
que en tronco no le conviertan.
Rabiosa vive en los montes,
tan sañuda bandolera
de las vidas, que no pasa
peregrino que no muera 950
a su vista, racional
basilisco de la selva.
Nadie se atreve a matarla,
porque nadie que a ver llega
su rostro, vive, porque 955
darla la muerte no puedan.
Dormida, sus dos hermanas
están en su guarda puestas;
de suerte que cuando una
descansa, la otra está en vela, 960
con que es imposible que
remedio este asombro tenga;
si ya Júpiter sagrado,
a quien yo traigo otra ofrenda,
como príncipe que soy 965
de aquella africana tierra,
bien que príncipe infelice,
dado a fortunas adversas,
tanto que si hablara de otras
no fuera la mayor esta, 970
con su piedad no socorre,
con su poder no remedia
este escándalo, esta ruina,
este estrago, esta violencia,
en sus oráculos dando 975
a mis preguntas respuesta
de cómo desenojar
a la deidad de Minerva,
quedando libre mi patria
de desdichas y miserias, 980
ansias y calamidades,
iras, muertes y tragedias.
POLÍDITES
De vuestros raros sucesos
tanto me admiran las nuevas,
que tengo de acompañaros 985
al tiempo, por ver qué llega
Júpiter a responderos.

  (Aparte.)  

Mas miento, ¡ay zagala bella!
por verte este rato más,
no doy a la corte vuelta. 990

 (Vase.) 

FINEO
Guárdete el cielo.

 (Vase.)  

LIDORO
Tus plantas
beso. ¡Ay Dánae, quién pudiera
hablarte!

 (Vase.)  

DÁNAE
¡Quién por no verte,
Lidoro, ni que supieras
de mí, se hubiera anegado 995
en el mar!
CARDENIO
Ven, Diana bella,
a ver Júpiter qué dice
en maravillas como estas.
DÁNAE
Ven, Perseo.

 (Vase.) 

PERSEO
Ya yo voy.
GILOTE
Ven, Bato.
BATO
Id vós norabuena,
1000
que yo no pienso ir allá.
ERGASTO
¿Por qué?
BATO
Porque no quijera
ver nada que me acordase
de que hay monstruos y culebras
en el mundo, pues me basta 1005
saber que hay suegros y suegras,
que hay cuñados y cuñadas,
que hay tíos, tías y viejas,
y viejos, y finalmente
que hay...
GILOTE
Di, ¿qué?
BATO
Dueños y dueñas.
1010

 (Vanse.) 

PERSEO
Loco pensamiento mío,
que cuando ignoras quién eres,
pasar temerario quieres
de la duda al desvarío:
¿adónde te lleva el brío, 1015
presumiendo altivo y vano
que uno y otro horror tirano
tú solo vencer podrás,
si oyendo a un villano estás,
que aún no eres un villano? 1020
¡Quién de Trinacria venciera
el monstruo! Y de África ¡quién
venciera el pasmo también!
Para que nadie pudiera
decir que más que yo era. 1025
Pues a quien se hace por sí
su fortuna, es a quien vi
dar mayor estimación,
que hijos de sus obras son
los hombres; mas...
ANDRÓMEDA

 (Dentro.) 

¡Ay de mí!
1030
PERSEO
El ¡ay de mí! aquella roca,
antes que yo, pronunció.
No sin causa me quitó
el suspiro de la boca;
pues es mi suerte tan poca, 1035
que ni aun suspirar merece
por el alivio que ofrece
el ay a un triste; y así
no diga yo el...
ANDRÓMEDA

 (Dentro.) 

¡Ay de mí!
PERSEO
Oírse más cerca parece. 1040
Mal haré, si osado no
descubro cúya es la ira
que anticipada suspira
porque no suspire yo.
 

(Sale ANDRÓMEDA, de cazadora.)

 
ANDRÓMEDA
Si el cielo, ¡oh joven!, te dio 1045
valor que desmienta al traje,
siendo de tu vida ultraje
verse de sayal vestida,
procura amparar mi vida
de una fiera, antes que baje 1050
de ese risco, donde ¡ay cielos!
andando a caza la vi.
PERSEO
Cobra el aliento, y de mí
fía, ¡oh beldad!, tus recelos;
que no esos azules velos 1055
en vano a mí te han traído.
ANDRÓMEDA
Que no me siga, te pido,
mientras yo escapo.
PERSEO
Eso no,
que mal podré vencer yo
dejándome tú vencido. 1060
Si mientras te dejo ir,
ella de esos montes baja,
y en otra parte te ataja,
¿de qué te podré servir?
Y así, pues he de morir 1065
en tu defensa, será
bien que no te deje ya,
pues el riesgo de que huir quieres;
está donde tú estuvieres,
no donde la fiera está. 1070
ANDRÓMEDA
Eso es querer que yo hoy
dé en un riesgo por huir
de otro. Ni me has de seguir
joven, ni saber quién soy;
y así, mientras yo me voy, 1075
buscar la fiera procura.
PERSEO
¿No ves que será locura
de vario amor, por hallar
a una fiera, aventurar
el perder una hermosura? 1080
Contigo he de ir, pues contigo
va tu peligro.
ANDRÓMEDA
Eso no.
Quédate.
PERSEO
Mal podré yo
acabarlo ya conmigo.
ANDRÓMEDA
Pues sígueme.

 (Vase.)  

PERSEO
Ya te sigo.
1085

 (Vase.)  

ANDRÓMEDA

  (Dentro.)  

Si a volar te atreves más.
PERSEO
El viento se deja atrás.
 

(Sale ANDRÓMEDA.)

 
[ANDRÓMEDA]
¿Aún seguirme intentas?
 

(Sale PERSEO.)

 
[PERSEO]
Sí.
ANDRÓMEDA
¡Ay infeliz de ti,
que no sabes dónde vas! 1090

 (Vase.)  

PERSEO
Como vaya donde fueres,
no temo infelicidad.
ANDRÓMEDA

 (Dentro.)  

Ya que mi velocidad,
mísero joven, prefieres,

 (Sale y da vuelta.) 

búscame, si hallarme quieres, 1095
en esta gruta.
PERSEO
Aunque veo
que en la gruta de Morfeo
se ha entrado, tras ella voy.
ANDRÓMEDA

 (Dentro.)  

Aquí me hallarás, pues soy
la sombra de tu deseo. 1100
 

(Vase, y salen en lo alto luchando PALAS y la DISCORDIA.)

 
DISCORDIA
No hallarás, porque primero
le diré yo cuanto pasa
a Juno.
PALAS
Calla, Discordia.
DISCORDIA
¿Cuándo la Discordia calla?
¡Sagrada deidad de Juno! 1105
PALAS
No prosigas.
DISCORDIA
Suelta.
PALAS
Aparta.
No has de hablar.
DISCORDIA
No he de callar.
Mira que en el cielo Palas,
y que Mercurio en la tierra...
PALAS
Suspende la voz.
DISCORDIA
Aparta.
1110
Por declarar el bastardo
hijo de Júpiter andan,
en oprobio de tus celos;
pues si una vez les declaran,
sabrá el mundo que no estima 1115
tu mérito el que te agravia.
PALAS
Suspende la aleve lengua,
mentida deidad, pues basta
que el acento de tu voz,
sonando sin consonancia, 1120
diga quién eres, sin que
lo diga también la saña9
de tu siempre escandalosa
condición.
DISCORDIA
En vano tratas
que calle; y si para esto 1125
de Juno ahora me apartas,
yo sabré volverme a ella.
PALAS
No harás, porque hasta que haya
Mercurio el fin conseguido
que pretende, a cuya causa 1130
con la bellísima imagen
de Andrómeda, llevar traza
a la gruta de Morfeo
a Perseo, mi esperanza
te tendrá aquí.
DISCORDIA
Mal podrás.
1135
PALAS
Escucha...
DISCORDIA
Aparta,
u desde aquí daré voces.
PALAS
Pues mira que si no callas,
te haré callar de otra suerte.
DISCORDIA
¡Qué soberbia con las armas 1140
que te dio Marte, rendido
a tu hermosura y tu gracia,
estás! Pero contra mí
ni escudos ni arneses bastan,
porque ¿qué puedes tú hacerme? 1145
PALAS
Arrojarte deste alcázar.
DISCORDIA
¿Tú a mí?
PALAS
Yo a ti.
DISCORDIA
Pues si Juno
en él me conserva y guarda,
¿de qué suerte podrás tú
obligarme a que dél salga? 1150
PALAS
Desta suerte. Recibid,
montes, en vuestras entrañas
esta mentida deidad
que arroja del cielo Palas.
DISCORDIA
¡Ay infelice de mí! 1155
PALAS
Sigue, Mercurio, la instancia
sin temor, que la Discordia
ya de entre nosotros falta.

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