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ArribaAbajoLa muñeca de Juanita

Juanita daba rienda suelta a su charla infantil. Yo sólo escuchaba, asentía y miraba.

La niña parecía estar gozosa, muy gozosa, como si se hallara bajo la agradable impresión de algún fausto acontecimiento.

-¡Oh sí! estoy mejor -me dijo- pero, naturalmente, usted querrá ver mi muñeca. Bueno; primero le hablaré de ella y luego se la enseñaré. Su nombre es «Reina Regente» y usted no podría adivinar nunca, jamás, por qué lleva este nombre. Es porque ella me la regaló estando yo en el hospital. Ya sabe usted que mamá, la pobre, me llevó allí. Un día, la enfermera me dijo que la reina venía a vernos. ¡Magnífico! ¡Una reina entera y verdadera! Yo estaba muy contenta; quería verla bien.

Pero cuando entró en la sala quedé sorprendida. ¡Ni corona, ni manto de armiño, ni cetro, ni pajes! Una señora elegante, con vestido negro y con sombrero, acompañada por un caballero como cualquier otro, que nos traía una bandeja llena de juguetes.

Me dio la muñeca, sin que yo me asustara lo más mínimo. Le dije: -¡gracias, graciosa majestad! -y entonces ella sonrió. Es una linda muñeca, y voy a enseñársela si se espera un instante.

Lámina 5

Una visita al hospital




ArribaAbajoAlicia monta a caballo

Lámina 6

Luisito iba a dar un paseo a caballo con su padre, cuando, después que las cabalgaduras estuvieron dispuestas, oyó que su hermanita Alicia gritaba:

-¡Oye, Luisito! Yo también desearía ir a caballo.

-Temo que aun no sepas montar lo bastante bien -dijo Luis;- pero, si quieres, daremos un paseo sólo para ti, mañana por la mañana.

-¡Oh! ¡Muy bien, muy bien! ¡Qué alegría! -exclamó Alicia.

Y, para demostrar su contento, se puso a saltar como ligera cervatilla.

Así, pues, a la mañana siguiente, Luis ayudó a Alicia a montar en su jaquita y fueron a dar una vuelta por la granja.

-¡Cuánto me gusta esto! -decía Alicia.- Espero que pronto sabré montar tan bien como tú, Luisito.

Así lo creo -repuso Luis;- pero ahora, querida, debemos detenernos. Necesito bajar al parque para ver lo que hace nuestro bebé. Puedes venir conmigo, si gustas.

Y, al llegar al parque, encontraron a la niña en su cochecito, mirando al cielo y cantando con toda la fuerza de sus pulmones.

-Me parece que le gusta eso tanto, como a mí montar a caballo -dijo Alicia.

Lámina 7



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