Escena II
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ISABEL, D. FROILÁN
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FROILÁN | ¡Hola!
¡Cómo | | te aplicas a la lectura | | estos días!
¿También tú | | te aficionas como muchas | |
a las cuestiones políticas | | más que a la
plancha y la aguja? | |
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ISABEL | A todos nos interesa | | saber
quién vence en la lucha | | funesta que nos divide. | |
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FROILÁN | Eso ya no admite duda; | | al fin cantarán
victoria | | don Carlos y la cogulla. | | Ya todo esfuerzo
es inútil. | | Nuestro mal no tiene cura. | | La libertad
es aquí | | planta exótica, infecunda. | | La
sociedad se desquicia | | y la patria se derrumba. | |
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ISABEL | (Entre dientes.) | Si como tú se echan todos | |
en el surco... |
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FROILÁN | ¿Qué
murmuras? | | Yo soy un buen ciudadano; | | yo siento que la
fortuna | | nos vuelva la espalda, y son | | mis intenciones
muy puras; | | pero, en fin, estaba escrito | | allá
arriba, y es locura... | | Repasaré esos periódicos, | | sin embargo. Ni disputas | | políticas, ni noticias | | busco en ellos: son absurdas | | comúnmente las
primeras | | y fatales las segundas; | | pero en tanto que
me sirven | | el desayuno, me gusta | | recrearme con un trozo | | de amena literatura, | | descifrar una charada, | | reírme
con una pulla... | | Así me distraigo un poco, | | y
las lágrimas se enjugan | | que a mi corazón
arrancan | | las calamidades públicas. | | (Se iba
con los papeles, y vuelve.) | ¡Ah! ¿Viene aquí alguna
nueva | | de nuestra marcial columna? | |
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FROILÁN |
¡Pues!
¡Lo que yo digo! | | ¡Pereció! ¡Todo se frustra! | |
La falta de dirección... | | Alguna mano perjura | |
sin duda los hizo presa | | de Tristany o Camas-Crúas. | | ¡Qué dolor de juventud! | | ¡La flor de Cesaraugusta!... | | (A D. ELÍAS, que entra.) | ¡Oh amigo! Soy con
usted. | | ¡Qué horror! El almuerzo, Bruna. | |
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Escena III
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ISABEL, D. ELÍAS
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ISABEL | (¡Ay desgraciada! Su triste | | presagio
me hace temblar.) | |
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ELÍAS | (Yo la voy a declarar | |
mi amor... y laus tibi, Christe.) | | Para un asunto de urgencia, | | que diré en lenguaje explícito, | | concédame
usted, si es lícito, | | cuatro minutos de audiencia. | | Yo la amo a usted. Más conciso | | ningún
amante sería, | | y es que entra en mi economía | | no hablar más de lo preciso. | | En paz y en gracia
de Dios | | que hemos de vivir entiendo, | | y no es maravilla,
siendo | | capitalistas los dos. | | Mi caudal es la salud, | | el dinero y la alegría, | | y el de usted, señora
mía, | | la hermosura y la virtud. | | (Paso en silencio
su dote, | | que es lo que más me acomoda.) | | Ajustemos,
pues, la boda, | | y casémonos a escote. | | Mucho vale
el ser hermosa; | | mi amor sea el testimonio; | | pero un
rico patrimonio | | también vale alguna cosa. | | No
sé qué será peor | | en este mundo embustero: | | si hermosura sin dinero, | | o dinero sin amor; | | mas
siempre que a lo segundo | | lo primero unido va, | | allí
la ventura está, | | o no hay ventura en el mundo. | | Aunque en la ciudad se suena | | que soy dado a la avaricia, | | comer bien es mi delicia... | | (cuando como en casa ajena). | | Ello sí, como está en moda, | | la economía
cursé, | | y a todo la aplicaré... | | menos
al pan de la boda. | | Poco avaro, en fin, soy yo | | cuando
a casarme me allano. | | Conque... ¿acomoda mi mano? | | Responda
usted: sí o no. | |
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ISABEL | Aunque debo celebrar | | con
más risa que sorpresa | | el sumo donaire de esa | |
declaración singular, | | merece el que así
me honró | | igual franqueza de mí. | | No puedo
decir que sí. | |
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ELÍAS | ¿Luego dice usted que
no? | | ¡Cruel mujer! |
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ELÍAS | ¡Tal desvío a mi pasión! | | ¡Ah! ¿Tiene usted corazón? | |
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ELÍAS | Si no ha de ser para mí, | | si otro hombre lo cautivó... | |
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ELÍAS | ¿Luego dice usted que sí? | | ¿Habrá fortuna más perra? | | ¿Habrá
mujer más ingrata? | | Si dice que no, me mata; | |
si dice que sí, me entierra. | |
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ISABEL | ¡Ay, don Elías,
que el cielo | | con mayor mal me atormenta! | | Ese no que
usted lamenta | | fuera para mí un consuelo. | |
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ISABEL | Basta
ya, si es chanza. | | Si habla usted de veras... |
|
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|
ISABEL | Yo
no tengo, ¡ay de mí! | | ni puedo dar esperanza. | |
Con harta pena lo digo. | |
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ELÍAS | ¿Qué va a
ser de mí, Isabel? | |
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ISABEL | Sea usted mi amigo fiel. | | Yo he menester un amigo. | |
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ELÍAS | Algo más
quise alcanzar, | | mas lo seré. (Y me conviene, | |
porque al fin y al cabo tiene | | haciendas que administrar.) | |
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Escena IV
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ISABEL,
D. ELÍAS, JACINTA
|
JACINTA | ¡Oh, que está
aquí don Elías! | | Lo celebro mucho. |
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ELÍAS |
Siempre | | a los pies de usted. ¿Qué tal? | | ¿Hay noticias
del ausente? | |
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JACINTA | Ninguna. Nada se sabe; | | ni hay cartas,
ni los papeles | | públicos me dan indicios | | de si
vive o de si muere. | |
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ELÍAS | No es extraño que
en la guerra | | los correos se intercepten, | | mas no tenga
usted cuidado, | | porque la facción rebelde | | o no
osará combatir | | con nuestra tropa valiente, | | o
pagará su osadía | | muy cara. |
|
|
JACINTA | Pero,
¡tenerme | | sin saber de él tanto tiempo! | | Si es
cierto que bien me quiere, | | ¿cómo no ha hallado
camino | | para hablarme de su suerte, | | de su amor?... ¡Su
amor!... Jacinta | | ya tal vez no lo merece. | | Quizá
a los pies de otra dama | | ha puesto ya sus laureles. | |
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ISABEL |
No digas tal de don Pablo, | | pues ningún motivo
tienes | | para dudar de su fe. | |
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JACINTA | ¡Ah, que la ausencia
es la muerte | | del amor! Los hombres... |
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ELÍAS | Son | | pérfidos, inconsecuentes... | | ¡Hombres! ¡Oh! Yo
no los quiero... | | Me gustan más las mujeres. | |
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UN CIEGO | (Dentro, gritando.) | El suplimiento
al Patriota Aragonés, que | | acaba de salir ahora
nuevo, con noticias interesantes. | |
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|
ISABEL | ¿Qué grita
ese ciego? Oigamos... | |
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|
EL CIEGO | Con la completa derrota
de la faición del | | Canónigo, por la colufna
que salió de esta | | capital en su presecución. | |
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ISABEL | ¿Has oído? ¡Ah! Don Elías... | |
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ELÍAS | El suplemento... Sí...
Voy... | | (Es chasco que se me peguen | | los cuartos...)
No tengo suelto... | |
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JACINTA | (Dándole el ridículo, del cual saca cuartos
DON ELÍAS.) | Aquí
habrá. |
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ELÍAS | Nueve... | | diez... Hay bastante. |
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ELÍAS | (Yéndose.) | (Si
lo saco en siete...) | |
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Escena VII
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ISABEL, JACINTA, D. ELÍAS, D. FROILÁN
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FROILÁN | Todo el barrio se alborota; | |
los ciegos van dando gritos... | | ¿Qué anuncian
esos malditos? | | Sin duda, alguna derrota. | |
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FROILÁN | ¿Lo veis? ¡Oh días
aciagos! | |
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ISABEL | Mas quien llora sus estragos | | es la enemiga
facción. | |
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FROILÁN | Dirán que es suyo
el revés, | | mas yo temo que en el lance... | |
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ELÍAS |
¡Oh!... Lea usted el alcance | | del Patriota Aragonés. | | (Le da el impreso, y lo lee para sí DON FROILÁN.) |
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ISABEL | En nada encuentra
placer. | |
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ELÍAS | Corneja debía ser | | ese hombre,
o sepulturero. | |
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FROILÁN | Es muy vaga la noticia. | |
Es atrasada la fecha. | | Si fue la facción deshecha, | | ¿qué se hizo nuestra milicia? | | En la guerra hay
mil azares, | | y, además, la exactitud | | no siempre
fue la virtud | | de los partes militares. | | Muchos planes
y cautelas, | | y alardes y movimientos, | | y zanjas y campamentos, | | y curvas y paralelas. | | Mucho de causar zozobras | | a
las fuerzas enemigas; | | de encarecer las fatigas, | | de
describir las maniobras. | | Mucha recomendación; | |
mucho de Roma y Numancia; | | Y ¿qué nos dice en
sustancia | | el jefe de división? | | Que anduvimos
cuatro leguas; | | que el faccioso echó a correr | |
dejando en nuestro poder | | una mochila y dos yeguas; | |
que allí hubieran muerto muchos | | de la gavilla
perjura | | a no ser la noche oscura | | y a no faltar los
cartuchos; | | que el cabecilla vasallo | | huyó a tiempo
de la quema, | | y se salvó... por la extrema | | ligereza
del caballo; | | que por falta de refuerzo | | deja el campo
de batalla | | y va a esperar la vitualla | | a Villafranca
del Bierzo; | | que envíen francas de portes | | diez
cruces de San Fernando; | | y concluye suplicando | | al Ministro
y a las Cortes | | que sin exigir recibo | | le traigan los
maragatos | | seis mil pares de zapatos | | y un millón
en efectivo. | |
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|
JACINTA | Jefes hay que en tu pintura | | su
historia acaso verán, | | pero no todos, Froilán, | | merecen esa censura. | |
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|
ISABEL | Ver siempre males eternos | | es fatal filosofía. | |
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ELÍAS | Se previene
por si un día, | | va a parar a los infiernos. | |
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Escena
IX
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JACINTA, ISABEL, D. FROILÁN, D. ELÍAS
|
ISABEL | ¡No escribir don Pablo! (¡Oh Dios!) | |
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|
ELÍAS | Abra
usted | | pronto esa carta, Jacinta, | | y saldremos de inquietudes, | | y ahorraremos profecías. | |
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|
JACINTA
(Abre la carta
y lee.) «En el mismo campo de batalla,
cubierto de cadáveres enemigos, me apresuro a participar
a usted la victoria de nuestras armas. Los restos de la facción
huyen dispersos y aterrados, y una parte de la columna los
persigue y acosa en todas direcciones. Yo también
parto ahora en su seguimiento. La pérdida del enemigo
es grave; la nuestra muy corta: cuatro soldados muertos y
unos veinte heridos, todos de tropa...» |
|
ELÍAS | (A D. FROILÁN.) | ¿Lo
ve usted? | |
|
|
FROILÁN | Déjela usted que prosiga | | leyendo, y harto será | | que alguna mala noticia... | |
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|
JACINTA | Lo demás son cumplimientos, | | memorias,
galanterías... | | ¡Es tan fino aquel muchacho! | |
En el campo, entre las filas, | | rendido acaso del hambre, | | de la sed, de la fatiga, | | me escribe tan obsequioso; | | y al que en la amarga partida | | me juró constancia
eterna | | ¡no le merezco dos líneas! | | Así
son todos los hombres. | | ¡Necia la que en ellos fía! | |
|
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ISABEL | No habrá podido escribir. | |
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ELÍAS |
Muchas cartas se extravían... | |
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|
FROILÁN | Mi
corazón es leal. | | No en vano me lo decía. | | Don Pablo es un aturdido. | | Engolfado en la milicia, | | ya no se acuerda de ti. | |
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|
ISABEL | (¡No tuviera yo esa dicha!) | |
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FROILÁN | Alguna linda patrona | | en sus brazos le
cautiva. | |
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JACINTA | ¡Quién
creyera | | que su amor fuese mentira! | |
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UNA CIEGA | (Dentro.) | El supimiento al Boletín Oficial. | | El supimiento extraudinario. | |
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|
ISABEL | ¿Habéis oído?
Otro parte | | sin duda... |
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ELÍAS | Será
la misma | | relación... |
|
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JACINTA | Manda
a comprarlo, | | Froilán. |
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Escena XI
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ISABEL, JACINTA, D. ELÍAS, D. FROILÁN
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ELÍAS
(Lee.) «Capitanía
general de Aragón. Hago saber al público para
su satisfacción que los rebeldes han sido en efecto
batidos completamente entre Mora y Gandesa por la valerosa
columna de milicianos y tropa que salió últimamente
de esta capital. Mientras se imprime y publica el parte circunstanciado,
me complazco en asegurar a este heroico vecindario que nuestra
pérdida sólo ha consistido en seis hombres
muertos, entre ellos un oficial, y diez y ocho heridos, ascendiendo
la del enemigo a ciento veinte de los primeros, sobre trescientos
de los segundos, y más de quinientos prisioneros.
Zaragoza, &C.» |
ISABEL | ¡Ah!
¿Quién será ese oficial | | muerto? ¿Será
por desdicha... | | don Pablo? |
|
|
|
JACINTA | ¡Jesús, que fatal manía | | de presagiar infortunios! | |
|
|
ELÍAS | Si alguno de
la Milicia | | hubiera muerto en la acción, | | en su
carta lo diría | | don Matías. |
|
|
JACINTA | Cierto.
Esa | | reflexión me tranquiliza. | |
|
|
FROILÁN |
Aún seguían nuestras tropas | | a las huestes
fugitivas | | cuando se escribió la carta; | | esto
y el no haber noticias | | de don Pablo, hacen temer | | que
alguna bala homicida | | abrevió ¡desventurado! | |
la carrera de sus días. | |
|
|
ISABEL | ¡Ah! ¡Fundado es
su temor! | |
|
|
JACINTA | Que lo tema y no lo diga. | | Parece que
se deleita | | en afligir... |
|
|
ELÍAS | ¿Y
no había | | más oficiales allí? | | ¡Qué
razón nos autoriza | | a suponer que entre tantos | |
tocó a don Pablo la china? | | Otro pudo ser el muerto: | | quizá el mismo que escribía | | tan gozoso... |
|
|
JACINTA | ¡Oh!
Sí. ¿Quién sabe? | | Dice en su carta que él
iba | | a marchar segunda vez | | contra la fuerza enemiga. | |
|
|
FROILÁN | Pues bien, el uno o el otro, | | ya no hay
duda, han sido víctimas. | | ¡Tal vez entrambos! ¡Oh
guerra! | | ¡Guerra infausta, fratricida! | | ¡Pobres muchachos!...
En fin, | | ¡estaba escrito allá arriba! | | No han
de dar vida a los muertos | | nuestras lágrimas tardías. | | Yo me voy a mis negocios. | | Esas cosas me contristan | | sobremanera. De hoy más | | nadie me hable de política. | | Soy sensible... | (A JACINTA e ISABEL.) | ¡Eh!
No lloréis... | | Dios guarde a usted, don Elías. | |
|
|
Escena XII
|
|
ISABEL,
JACINTA, D. ELÍAS
|
ELÍAS | Maldita
sea tu estampa, | | y otra vez sea maldita. | | ¿Por qué
no lleva a una gruta | | su negra misantropía? | | Malo
está ese hombre. Yo creo | | que padece de ictericia. | |
|
|
JACINTA | (¡Mi Pablo! ¿Será posible... | | ¡La prenda
del alma mía!... | | ¡Ah, qué amargura! Y el
otro... | | El amable don Matías... | | Lástima
fuera por cierto...) | |
|
|
ELÍAS | (Y ello..., si bien se
examina... | | no es temerario el pronóstico. | | Lo
cierto es que los carlistas | | no tiran con algodón. | | Broma pesada sería | | haberse muerto don Pablo | | dejándome a mí per istam | | sin cobrar aquella
cuenta, | | y en circunstancias tan críticas!) | |
|
|
ISABEL |
(Saber la verdad anhelo..., | | y tiemblo de descubrirla.) | |
|
|
JACINTA | (¡Tan bizarros y morir | | en lo mejor de su vida!) | |
|
|
ELÍAS | (Diez onzas me debe el uno, | | y el otro sólo
una fina | | amistad. Si el uno de ellos | | expiró,
Virgen Santísima, | | ¡que sea el vivo don Pablo | |
y el difunto don Matías!) | |
|
|
ISABEL | (No quiero que
nadie muera: | | quiero que don Pablo viva, | | aunque otra
mujer le goce..., | | y yo me muera de envidia!) | |
|
|
|
JACINTA | (Corriendo
a recibirle.) | Esa
voz... |
|
|
ISABEL | (Lo mismo y también D. ELÍAS.) | ¿Qué
oigo? | |
|
|
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|
Escena XIII
|
|
ISABEL,
JACINTA, D. ELÍAS, D. MATÍAS
|
JACINTA |
¡Bien venido el vencedor! | |
|
|
|
|
MATÍAS | Apenas hace una hora | | que llegué... |
|
|
|
|
MATÍAS | Solo. Yo he traído el parte | | de nuestro triunfo glorioso. | | En casa del general | |
me han tenido hasta hace poco; | | he abrazado a mi familia, | | y sin quitarme este lodo | | vengo a saludar a ustedes. | |
|
|
JACINTA | ¿Y sabes que viene gordo, | | Isabel? Pero don Pablo... | |
|
|
ISABEL | ¡Ah! ¿Qué es de él? ¿Vive? |
|
|
MATÍAS |
El
destrozo | | del enemigo fue grande, | | pero los humanos gozos | | ¡cuán rara vez son completos! | |
|
|
|
|
MATÍAS | El
rostro | | de la fortuna no siempre | | sonríe al valor
heroico. | |
|
|
|
|
JACINTA | ¡Cumplióse el fatal pronóstico | | de Froilán! |
|
|
MATÍAS | Siento
afligir | | a ustedes. Su ciego arrojo... | |
|
|
ISABEL | ¡Ay, dolor!
¡Ay, desventura! | | (Se deja caer en una silla y llora amargamente.) |
|
|
ELÍAS | (¡Mi dinero!) ¡Pobre mozo!... | |
|
|
|
MATÍAS | Justo es,
Jacinta, ese lloro, | | mas si la flor de su vida | | cortó
el enemigo plomo, | | al menos murió vengado, | | y
en los siglos más remotos | | vivirá inmortal
su nombre. | |
|
|
ISABEL | ¡Dios mío! ¡Salvarse todos, | |
y él solo morir! |
|
|
|
MATÍAS | Persiguiendo a los facciosos | | con
más valor que cautela... | |
|
|
|
MATÍAS | ¿Y quién detiene una bala, | | Isabel? Ciego de encono | | contra la armada facción, | | se desvió de nosotros | | demasiado cuando ya | |
la columna, después de ocho | | o diez horas de pelea, | | necesitando reposo, | | se acantonaba triunfante | | en
los pueblos del contorno. | |
|
|
JACINTA | ¡Ah! ¿Quién se
lo hubiera dicho? | | ¡Infeliz! |
|
|
|
ISABEL | ¡Y abandonado en el monte | | será
presa de los lobos | | su cadáver insepulto! | | Y ¿quién
sabe si esos monstruos | | ceban la impotente saña | | en sus sangrientos despojos! | | ¡Ah! | (Queda abismada
en su dolor.) |
|
|
ELÍAS | ¡Qué
horror!... ¿Murió don Pablo | | sin reconocer...? |
|
|
|
ELÍAS | (¡Ah! ¿de quién reclamo?...Ese hombre | | estaba dado al demonio. | | ¿A quién le ocurre morirse | | sin arreglar sus negocios?) | | (Se sienta en otra silla
junto a ISABEL, y de cuando en cuando le dirige la palabra
para consolarla.) |
|
|
MATÍAS | También yo corrí
peligro | | de quedar allí. |
|
|
JACINTA | (Con interés.) | Pues ¿cómo?... | |
|
|
MATÍAS | Me pasó el
chacó una bala, | | y otra me alcanzó en el
hombro. | |
|
|
JACINTA | ¡Cielos! ¿Fue grave la herida? | |
|
|
MATÍAS |
No; me lastimó muy poco. | | Venía cansada.
Y siento | | no haber caído redondo | | en el campo
de batalla. | |
|
|
JACINTA | No diga usted despropósitos. | |
|
|
MATÍAS | Más vale morir amado | | que pasar
el purgatorio | | en vida, siendo el objeto | | del menosprecio,
del odio | | de una ingrata. |
|
|
JACINTA | ¿Y
es posible | | que cuando lloran mis ojos | | la desgracia
de don Pablo | | usted me hable de ese modo? | |
|
|
MATÍAS |
¡Ah! si el muerto fuese yo, | | no bañara usted su
rostro | | en lágrimas de amargura. | |
|
|
JACINTA | ¿Por
qué no? ¿Soy algún tronco | | insensible? |
|
|
MATÍAS |
Usted
me dijo...; | | burla fue; bien lo conozco, | | que me amaría
a no estar | | comprometida con otro. | |
|
|
JACINTA | Y crea usted...
Pero ¡ay Dios! | | dejemos este coloquio. | | Necesito desahogar | | mi corazón en sollozos. | | No debo pensar ahora | | sino en mi Pablo. Aún le oigo | | decirme el último
adiós | | tan tierno, tan amoroso... | | ¡Y eterna felicidad | | le juré yo! Si de pronto | | aquí se alzara
su sombra, | | ¡cuál sería mi sonrojo! | |
|
|
MATÍAS |
No. Don Pablo desde el cielo | | aprueba nuestro consorcio. | | ¿Sabe usted lo que me dijo... | | (apelemos al embrollo) | | cuando rompimos el fuego | | contra el rebelde Canónigo? | | «Tú eres mi mejor amigo, | | Matías. Si cierro
el ojo, | | a ti dejo encomendada | | mi Jacinta. Sé
su esposo, | | y el Ser Supremo bendiga | | vuestro casto matrimonio.» | |
|
|
|
MATÍAS | Ah,
sí, señora, | | y lo dijo con un tono | | de
solemnidad profética | | que llenó mi alma de
asombro. | |
|
|
JACINTA | ¡Pobrecillo! ¡Ay, Dios! Ahora | | con más
motivo le lloro. | |
|
|
MATÍAS | Yo también lloro
y me aflijo, | | y más cuando reflexiono, | | Jacinta,
que no merezco | | heredar tanto tesoro. | |
|
|
JACINTA | Merecerlo...,
¡ah!... sí. |
|
|
MATÍAS | ¿De
verás? | | Esa palabra es el colmo | | de mi gloria. |
|
|
JACINTA | Yo
¿qué he dicho? | | Por ahora nada respondo. | | La memoria
de don Pablo | | es un cordel, es un tósigo | | que
me mata. Si algún día | | la paz del alma recobro... | |
|
|
|
JACINTA | (Bajando la voz.) | ¡Ah! Váyase usted, | | que no estamos entre sordos. | |
|
|
|
JACINTA | Usted
vendrá | | fatigado, y es forzoso | | descansar. | (Siguen hablando aparte.) |
|
|
ELÍAS | (Se
levanta.) | (No me responde. | | Veo que en vano la exhorto | | a consolarse... Y a mí | | ¿quién me consuela?
Hoy no como | | de pena..., aunque esto no entraba | | en mis
planes económicos. | | Vámonos de aquí.)
Señora... | |
|
|
MATÍAS | Si viene usted hacia el
Coso, | | vamos juntos. Señoritas... | | (Bajo a JACINTA.) | No olvide usted que la adoro. | | Hasta luego. |
|
|
|
ELÍAS | (Otra vez yo ataré
corto | | al que me pida dinero. | | Sin recibo... y testimonio | | de no morir insolvente, | | no vuelvo a prestar al prójimo.) | |
|
|
Escena XIV
|
|
ISABEL,
JACINTA
|
JACINTA | ¡Tú, Isabel, llorando
así! | | Me admira tu amargo duelo. | | ¿Habrá
de darte consuelo | | quien lo esperaba de ti? | |
|
|
ISABEL | (Se
levanta.) | Viendo en mi frente la pena | | dices que admirada
estás... | | Yo debo admirarme más | | de ver
la tuya serena. | |
|
|
JACINTA | ¡Ah, que es mucha mi aflicción | | aunque veo mi rostro enjuto! | |
|
|
ISABEL | Cuando en el rostro
no hay luto | | no hay pena en el corazón. | |
|
|
|
ISABEL | Sabe
el cielo | | que en alma capaz de amor | | no es verdadero
dolor | | dolor que pide consuelo. | | No hipócrita
al cielo implores. | | ¡Aún el cuerpo no está
frío | | del que te dio su albedrío, | | y de
otro escuchas amores! | |
|
|
JACINTA | Siempre me amó don
Matías, | | y aunque en tan mala ocasión | |
me recuerda su pasión, | | yo no sé hacer groserías. | | No es culpa mía, Isabel, | | que ese muchacho me
quiera; | | ni porque Pablo se muera | | he de enterrarme con
él. | | Yo le amé mientras vivió. | |
Si el cielo cortó sus días, | | y no ha muerto
don Matías, | | ¿puedo remediarlo yo? | | No es decir
que esté dispuesta | | a admitir amante nuevo, | | aunque
en justicia no debo | | darle una mala respuesta. | | Don Pablo,
que era su amigo, | | le dijo que si él moría | | y yo en ello consentía, | | se desposase conmigo. | | Harto en mi dolor demuestro | | cuán de veras he
sentido | | que se haya ¡ay de mí! cumplido | | aquel
presagio siniestro; | | mas yo ahora te pregunto: | | si al
otro llego a querer, | | ¿hago más que obedecer | |
la voluntad del difunto? | |
|
|
ISABEL | ¿Su voluntad? ¡Impostura! | | ¡Maldad! Quien de veras ama, | | con el amor que le inflama | | desciende a la sepultura. | | Si el pago que tú
le das | | sabido hubiera al morir, | | pudiérate maldecir, | | pero ¿olvidarte? ¡Jamás! | | ¡Así tu lengua
le infama! | | ¿Qué amante, si de este nombre | | es
merecedor, a otro hombre | | deja en herencia su dama? | |
No, que es la dulce mitad | | de su alma, y en la agonía | | tras sí llevarla querría | | a la inmensa
eternidad. | |
|
|
JACINTA | Tanta exaltación me asombra | |
y tan extraña amargura. | | ¿Le amabas tú,
por ventura, | | que así defiendes su sombra? | |
|
|
ISABEL |
Le amaba... ¿Qué digo? Le amo, | | le idolatro todavía, | | y él sólo me arrancaría | | las lágrimas
que derramo. | | Él ignoró mi tormento | | ¡triste
ley de la mujer! | | y ni aun pude merecer | | cortés
agradecimiento. | | Ahora sin rubor quebranto | | del silencio
la cadena; | | ¡ahora que la dicha ajena | | no turbaré
con mi llanto! | | Ya no temo adversa suerte, | | ni rivales,
ni baldón. | | Sagrada es ya mi pasión. | | ¡La
divinizó la muerte! | |
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JACINTA | ¿Tú le amabas,
Isabel? | | Absorta me dejas. |
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ISABEL | ¡Cielos! | | Sin esperanza..., con celos... | | ¿Hay suplicio más
cruel? | | Y otra vez lo sufriría, | | aunque penando
muriera, | | porque a la vida volviera | | el dueño
del alma mía. | | Yo infeliz no borraré | | su
imagen de mi memoria; | | y tú, que fuiste su gloria, | | ¡le guardas tan poca fe! | |
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JACINTA | Deja ya reconvenciones. | | No porque celos te di | | te quieras vengar de mí | | con importunos sermones. | | ¡Jacinta! |
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JACINTA | ¡Calla
por Dios! | | Amar sin consuelo es duro; | | mas también
es fuerte apuro | | el verse amada por dos. | | Mujeres hay,
más de diez, | | que a dos suelen contentar; | | pero
yo no puedo amar | | más que uno solo a la vez. | |
Pues basta con un esposo, | | querer a dos es punible; | |
pero mi pecho es sensible... | | y no puede estar ocioso. | | Iguales galanterías | | debí a los dos de
que hablo, | | mas mientras vivió don Pablo | | no quise
yo a don Matías. | | ¿Y no será un desacierto, | | si ahora de amarle me privo, | | matar sin piedad al vivo | | porque no se ofenda el muerto? | | Su especial filosofía | | cada cual tiene en secreto, | |
y pues la tuya respeto, | | déjame en paz con la
mía. | |
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