Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
—60→

Acordaos, por Dios, señora...

I

   Acordaos, por Dios, señora,

cuánto ha que comencé

vuestro servicio,

como un día ni una hora

nunca dejo ni dejé

de tal oficio;

   acordaos de mis dolores,

acordaos de mis tormentos

que he sentido;

acordaos de los temores

y males y pensamientos

que he sufrido.

II

   Acordaos cómo, en presencia,

me hallasteis siempre firme

y muy leal;

acordaos cómo, en ausencia,

nunca pude arrepentirme

de mi mal;

   acordaos cómo soy vuestro

sin jamás haber pensado

ser ajeno;

acordaos cómo no muestro

el medio mal que he pasado

por ser bueno.

—61→

III

   Acordaos que no sentisteis,

en mi vida, una mudanza

que hiciese;

acordaos que no me disteis,

en la vuestra, una esperanza

que viviese;

   acordaos de la tristura

que siento yo por la vuestra

que mostráis;

acordaos ya, por mesura,

del dolor que en mí se muestra

y vos negáis.

IV

   Acordas que fui sujeto

y soy, a vuestra belleza,

con razón;

acordaos que soy secreto,

acordaos de mi firmeza

y afición;

   acordaos de lo que siento

cuando parto y vos quedáis,

o vos partís;

acordaos cómo no miento,

aunque vos no lo pensáis,

según decís.

—62→

V

   Acordaos de los enojos

que me habéis hecho pasar,

y los gemidos;

acordaos ya de mis ojos,

que de mis males llorar

están perdidos;

   acordaos de cuánto os quiero

acordaos de mi deseo

y mis suspiros;

acordaos cómo si muero

de estos males que poseo,

es por serviros.

VI

   Acordaos que llevaréis

un tal cargo sobre vos

si me matáis,

que nunca lo pagaréis

ante el mundo ni ante Dios,

aunque queráis;

   y aunque yo sufra paciente

a muerte y de voluntad

mucho lo hecho,

no faltará algún pariente

que dé queja a la Hermandad

de tan mal hecho.

—63→

VII

Después que pedí justicia,

torno ya a pedir merced

a la bondad,

no porque haya gran codicia

de vivir, mas vos habed

ya piedad;

   y creedme lo que os cuento,

pues que mi mote sabéis

que dice así:

ni miento ni me arrepiento,

ni jamás conoceréis

al en mí.4

VIII

CABO

   Por fin de lo que desea

mi servir y mi querer

y firme fe,

consentid que vuestro sea,

pues que vuestro quiero ser,

y lo seré,

   y perded toda la duda

que tomasteis contra mí

de ayer acá,

que mi servir no se muda,

aunque no pensáis que sí,

ni mudara.


—64→

Ved que congoja la mía...

I

   Ved qué congoja la mía,

ved qué queja desigual

que me aqueja,

que me crece cada día

un mal teniendo otro mal

que no me deja;

   no me deja ni me mata,

ni me libra ni me suelta,

ni me olvida;

mas de tal guisa me trata,

que la muerte anda revuelta

con mi vida.

II

   Con mi vida no me hallo,

porque estoy ya tan usado

del morir,

que lo sufro, muero y callo,

pensando ver acabado

mi vivir;

   mi vivir que presto muera,

muera porque viva yo;

y muriendo

fenezca el mal, como quiera

—65→
que jamás no feneció

yo viviendo.

III

   Viviendo nunca podía

conocer si era vivir

yo por cierto,

sino el alma que sentía

que no pudiera sentir

siendo muerto;

   muerto, pero de tal mano

que, aun teniendo buena vida,

era razón

perderla, y estando sano

buscar alguna herida

al corazón.

IV

   Al corazón que es herido

de mil dolencias mortales,

es de excusar

pensar de verle guarido;

mas de darle otras mil tales

y acabar,

   acabar porque será

menor trabajo la muerte

que tal pena,

y acabando escapará

la vida que aun era fuerte

para ajena.

—66→

V

   Para ajena es congojosa

de verla y también de oírla

al que la tiene,

pues ved si será enojosa

al que, forzado, sufrirla

le conviene;

   le conviene aunque no quiera

pues no tiene libertad

de no querer;

y si muriere, que muera,

cuanto más que ha voluntad

de fenecer.

VI

   De fenecer he deseo

por el mucho desear

que me fatiga,

y por el daño que veo

que me sabe acrecentar

una enemiga;

   una enemiga tan fuerte,

que en el arte del penar

tanto sabe,

que me da siempre la muerte

y jamás me da lugar

que me acabe.

—67→

VII

FIN

   Ya mi vida os he contado

por estos renglones tristes

que veréis,

y quedo con el cuidado

y daréis.

   No os pido que me sanéis,

que, según el mal que tengo,

no es posible;

mas pido que matéis,

pues la culpa que sostengo

es tan terrible.


—68→

Ni vivir quiere que viva...

I

   Ni vivir quiere que viva,

ni morir quiere que muera,

ni yo mismo sé qué quiera,

pues cuanto quiero se esquiva;

   ni puedo pensar que escoja

mi penado pensamiento,

ni hallo ya quién me acoja

de miedo de mi tormento.

II

   Este dolor desigual

rabia mucho por matarme;

por hacerme mayor mal,

Muerte no quiere acabarme.

   ¿Qué haré? ¿Adónde iré

que me hagan algún bien?

Helo pensado y no sé

cómo ni dónde ni a quién.

III

   Y ándome así perdido,

añadiendo pena a pena,

con un deporte fingido

con una alegría ajena;

—69→
    mas presto se irá de mí,

que conmigo anda penada;

y pues la mía perdí,

perderé la que es prestada.

IV

   El menor cuidado mío

es mayor que mil cuidados,

y el remedio que confío

es de los más mal librados;

   que será poca mi vida

y presto se cumplirá,

que pena tan sin medida

nunca mucho durará.

V

   ¡Oh, Señor, que se cumpliese

esto que tanto deseo,

porque yo no poseyese

los dolores que poseo!

   Que me puedes socorrer,

con sola muerte me acorre,

que si bien me has de hacer

venga presto y no se engorre.

VI

   Sino, si mucho se aluenga,

yo me haré tan usado

a los males, que sostenga

cualquier tormento y cuidado;

—70→
   pues, Muerte, venid, venid

a mi clamor trabajoso,

y matad y concluid

un hombre tan enojoso.

VII

FIN

   Que si a ti sola te place,

pues a mí viene en placer,

según mi culta lo hace,

presto puedo fenecer.


—71→

Los fuegos que en mí encendieron...

I

   Los fuegos que en mí encendieron

los mis amores pasados,

nunca matarlos pudieron

las lágrimas que salieron

de los mis ojos cuitados;

   pues no por poco llorar,

que mis llantos muchos fueron,

mas no se pueden matar

los fuegos de bien amar,

si de verdad se prendieron.

II

   Nunca nadie fue herido

de fiera llaga mortal,

que tan bien fuese guarido,

que le quedase en olvido

de todo punto su mal:

   en mí se puede probar,

que yo no sé qué me haga,

que, cuando pienso sanar,

de nuevo quiebra pesar

los puntos de la mi llaga.

—72→

III

   Esto hace mi ventura

que tan contraria me ha sido,

que su placer y holgura

es mi pesar y tristura,

y su bien, verme perdido;

   mas un consuelo me da

este gran mal que me hace:

que pienso que no tendrá

más dolor que darme ya

ni mal con quien me amenace.

IV

   ¿Qué dolor puede decir

ventura que me ha de dar,

que no lo pueda sufrir?

Porque después de morir

no hay otro mal ni penar.

    Por esto no temo nada,

ni tengo de qué temer,

porque mi muerte es pasada,

y la vida no acabada

que es la gloria que ha de haber.

V

   Pues pena muy sin medida,

ni desiguales dolores,

ni rabia muy dolorida,

—73→
¿qué pueden hacer a vida

que los desea mayores?

   No sé en qué pueda dañarme

ni mal que pueda hacerme,

pues que lo más es matarme.

de esto no puede pesarme,

de todo debe placerme.

VI

CABO

   Sobró mi amor, en amor,

al amor más desigual,

y mi tristeza, en tristeza,

al dolor que fue mayor

en el mundo, y más mortal;

   y mi firmeza en firmeza

sobró todas las firmezas,

y mi dolor, en dolor,

por perder una belleza

que sobró todas bellezas.


—74→

Estando ausente de su amiga a un mensajero que allá enviaba

I

   Ve, discreto mensajero,

delante aquella figura

valerosa

por quien peno, por quien muero,

flor de toda hermosura

tan preciosa,

   y mira cuando llegares

a su esmerada presencia

que resplandece,

doquiera que la hallares

tú le hagas reverencia

cual merece.

II

   Llegarás con tal concierto,

los ojos en el sentido

resguardando,

no te mate quien ha muerto

un corazón y vencido

bien amando;

   y después de saludada

su valer, con afición

tras quien sigo,

de mi triste enamorada

—75→
le harás la relación

que te digo.

III

   Dirasle que soy tornado

con más penas que llevé

cuando partí,

todo siempre acompañado

de aquella marcada fe

que le di.

   Aquel vivo sentimiento

me ha traído sin dudanza

asegurado

al puerto de salvamiento,

do está la clara holganza

de mi grado.

IV

   Dirasle cómo he venido

hecho mártir, padeciendo

los deseos

de su gesto tan cumplido,

mis cuidados combatiendo

sus arreos;

   no te olvides de contar

las afligidas pasiones

que sostengo

sobre estas ondas de mar,

do espero los galardones

tras quien vengo.

—76→

V

   Recuerde bien tu memoria

de los trabajados días

que he sufrido,

por más merecer la gloria

de las altas alegrías

de Cupido;

   y plañendo y suspirando

por mover a compasión

su crudeza,

le di que ando esperando

bordado mi corazón

de firmeza.

VI

   Que no quiera ni consienta

la perdición que será

enemiga

de mi vida, su sirvienta,

en quien siempre hallará

buena amiga;

   mas que tenga por mejor

-pues con razón me querello-

de guiarme,

y si place al Dios de amor,

a ella no pese de ello

por salvarme.

—77→

VII

   Y dirás la pena fuerte

que de tu parte me guarda

fatigando,

y cuán cierta me es la muerte

si mi remedio se tarda

de su bando;

   dirasle mi mar amargo,

mi congojoso dolor

y mi pesar,

y sepa que es grande cargo

al que puede y es deudor.

no pagar.

VIII

   Dile que vivo sin ella,

como las almas serenas,

muy penado

de pena mayor que aquella,

de sus grillos y cadenas

aferrado;

   y si no quiere valerme,

pues yo no sé remediarme

en tal modo,

para nunca socorrerme,

muy mejor será matarme

ya del todo.

—78→

IX

   Si vieres que te responde

con amenazas de guerra,

según sé,

dile que te diga dónde

su mandato me destierra,

que allá iré;

   y si por suerte o ventura

te mostrare que es contenta,

cual no creo,

suplica a su hermosura

que a su servicio consienta

mi deseo.

X

FIN

   Remediador de mis quejas,

no te tardes, ven temprano,

contemplando

el peligro en que me dejas,

con la candela en la mano

ya penando;

   y pues sabes cómo espero

tu vuelta para guarirme

o condenarme,

que no tardes te requiero

de traer el mando firme

de gozarme.


—79→

Memorial que hizo a su corazón, que parte al desconocimiento de su amiga donde él tiene todos sus sentidos

I

   Allá verás mis sentidos,

corazón, si los buscares,

pienso que harto perdidos,

con gran sobra de pesares.

   Envíame acá al oír,

porque mucho me conviene,

porque oiga de quien los tiene

algunas veces decir.

II

   Allá está mi pensamiento,

allá mi poca alegría

que perdí en mi vencimiento,

y todo el bien que tenía.

   Si tú los pudieres ver,

mucho me los encomienda;

mas cata que no lo entienda

la que los tiene en poder.

III

   Allá está mi libertad

allá toda mi cordura;

—80→
tiénelo en cargo Bondad,

cautivolos Hermosura;

   la portera es Honestad,

por lo cual nunca podrás

hablar con quien tú querrás,

si no buscas a Piedad.

IV

   Mas está tan encerrada,

que si tú hablarla esperas

tal será la tu tornada

que antes que partas mueras.

   Si no buscas algún arte

como hables con quien quieres,

cuanto en Piedad no esperes

alcanzar ninguna parte.

V

CABO

   Y dirás a la señora

que tiene toda esa gente,

que soy presto toda hora

a su mandar y obediente;

   y que es vuelto a mi servicio

un público vasallaje,

y mi fe en pleito homenaje,

y mi penar en oficio.


—81→

Otras suyas en que pone el nombre de una dama; y comienza y acaba en las letras primeras de todas las coplas [y versos], y dice:

I

   ¡Guay de aquél que nunca atiende

galardón por su servir!

¡Guay de quien jamás entiende

guarecer ya ni morir!

¡Guay de quien ha de sufrir

grandes males sin gemido!

¡Guay de quien ha perdido

gran parte de su vivir!

II

   Verdadero amor y pena

vuestra belleza me dio,

Ventura no me fue buena,

Voluntad me cautivó;

veros sólo me tornó

vuestro, sin más defenderme;

Virtud pudiera valerme,

valerme, mas no valió.

—82→

III

   Y estos males que he contado,

yo soy el que los espera;

yo soy el desesperado,

yo soy el que desespera,

yo soy el que presto muera,

y no viva, pues no vivo;

yo soy el que está cautivo

y no piensa verse fuera.

IV

   ¡Oh, si aquestas mis pasiones,

oh, si la pena en que está,

oh, si mis fuertes pasiones

osase descubrir yo!

¡Oh, si quien a mí las dio

oyese la queja de ellas!

¡Oh, qué terribles querellas

oiría que ella causó!

V

   Mostrara una triste vida

muerta ya por su ocasión;

mostrara una gran herida

mortal en el corazón;

mostrara una sinrazón

mayor de cuantas he oído:

—83→
matar un hombre vencido,

metido ya en la prisión.

VI

   Agora que soy ya suelto,

agora veo que muero;

agora fuese yo vuelto

aunque muriese primero

aunque muriese primero

a lo menos moriría

a manos de quien podría

acabar el bien que espero.

VII

CABO

   Rabia terrible me aqueja,

rabia mortal me destruye,

rabia que jamás me deja,

rabia que nunca concluye;

remedio siempre me huye,

reparo se me desvía,

revuelve por otra vía

revuelta y siempre rehuye.


—84→

Otra obra suya en que puso el nombre de su esposa, y asimismo nombrados los linajes de los cuatro costados de ella, que son: Castañeda, Ayala, Silva, Meneses

I

   Según el mal me siGUIÓ

MARavíllome de mí

cómo así me despedí

que jamás no me mudó.

   Cáusame aquesta firmeza,

que, siendo de vos ausente,

ante mí estaba presente

continuo vuestra belleza.

II

   Por cierto no fueron locas

mis temas y mis porfías,

pues que las congojas mías

de muchas tornastes poCAS

   TAÑED Agora, pues vos

en cuerdas de galardón:

como cante a vuestro son,

muy contento soy, par Dios.

—85→

III

   VAYA LA vida pasada

que por amores sufrí,

pues me pagasteis con sí,

señora, bien empleada;

   y tened por verdadera

esta razón que diré:

que siempre ya cantaré

pues que fuisteis la primera.

IV

SI'L VAler vuestro querrá

-pues que me quiso valer-

amarme mucho y querer,

sé que buen logro dará.

   Si vos así lo hacéis,

doblada será mi fe,

y aunque yo nunca diré,

señora, no me culpéis.

V

   Lo que causa que más aMEN

ES ESperanza de ver

buen galardón de querer;

y el contrario, que desamen.

   Yo lo habré por muy extraño

si, en pago de mi servir,

—86→
queréis cantar y decir:

A mí venga muy gran daño.

VI

CABO

   Tomando de aquí el nombre

que está en la copla primera,

y de esta otra postrimera

juntando su sobrenombre,

    claro verán quién me tiene

contento por su cautivo,

y me place porque vivo

sólo porque ella me pene.


—87→

I

   Quien no estuviese en presencia

no tenga fe en confianza,

pues son olvido y mudanza

las condiciones de ausencia.

II

   Quien quisiere ser amado

trabaje por ser presente,

que cuan presto fuere ausente,

tan presto será olvidado:

   y pierda toda esperanza

quien no estuviere en presencia,

pues son olvido y mudanza

las condiciones de ausencia.


I

   No sé por qué me fatigo,

pues con razón me vencí,

no siendo nadie conmigo

y vos y yo contra mí.

—88→

II

   Vos por me haber desamado,

yo por haberos querido,

con vuestra fuerza y mi grado,

habemos a mí vencido;

   pues yo fui mi enemigo

en darme como me di,

¿quién osará ser amigo

del enemigo de sí?


I

   Quien tanto veros desea,

señora, sin conoceros,

¿qué hará después que os vea,

cuando no pudiere veros?

II

   Gran temor tiene mi vida

de mirar vuestra presencia,

pues amor en vuestra ausencia

me hirió de tal herida;

   aunque peligrosa sea,

deliro de conoceros,

y si muero porque os vea,

mi victoria será veros.


—89→

I

   Es una muerte escondida

este mi bien prometido,

mas no puedo ser querido

sin peligro de mi vida.

II

   Mas sólo porque me quiera

quien en vida no me quiere,

yo quiero sufrir que muera

mi vivir, pues siempre muere;

    y en perder vida perdida

no me cuento por perdido,

pues no puedo ser querido

sin peligro de mi vida.


I

   Por vuestro gran merecer,

amor me pone tal grado,

que me pierdo por perder

de las angustias cuidado.

—90→

II

   Pues que se acabe la vida

con dolor tan lastimero,

soy contento y lo quiero,

si ella queda servida;

   porque quiere mi querer,

muy contento y no forzado,

que me pierda por perder

de las angustias cuidado.


I

   Con dolorido cuidado,

desgrado, pena y dolor,

parto yo, triste amador,

de amores desamparado,

de amores, que no de amor.

II

   Y el corazón, enemigo

de lo que mi vida quiere,

ni halla vida ni muere

ni queda ni va conmigo;

   sin ventura, desdichado,

sin consuelo, sin favor,

parto yo, triste amador,

—91→
de amores desamparado,

de amores, que no de amor.


I

   Cuanto más pienso serviros,

tanto queréis más causar

que gaste mi fe en suspiros

y mi vida en desear

lo que no puedo alcanzar.

II

   Bien conozco que estoy ciego

y que mi gran fe me ciega,

y que esperando me niega

que no os venceréis de ruego,

   y que, por mucho serviros,

no dejaréis de causar

que gaste mi fe en suspiros

y mi vida en desear

lo que no puedo alcanzar.


I

   Justa fue mi perdición;

de mis males soy contento,

—92→
no se espeta galardón,

pues vuestro merecimiento

satisfizo mi pasión.

II

   Es victoria conocida

quien de vos queda vencido,

que en perder por vos la vida

es ganado lo perdido.

   Pues lo consiente Razón,

consiento mi perdimiento

[sin esperar galardón],

pues vuestro merecimiento

satisfizo mi pasión.


I

   Cada vez que mi memoria

vuestra beldad representa,

mi penar se torna gloria.

mis servicios en victoria,

mi morir, vida contenta.

II

   Y queda mi corazón

bien satisfecho en serviros;

el pago de sus suspiros

halo por buen galardón;

—93→
   porque vista la memoria

en que a vos os representa,

su penar se torna gloria,

sus servicios en victoria,

su morir, vida contenta.


I

   No tardes, Muerte, que muero;

ven, porque viva contigo;

quiéreme, pues que te quiero,

que con tu venida espero

no tener guerra conmigo.

II

   Remedio de alegre vida

no lo hay por ningún medio,

porque mi grave herida

es de tal parte venida,

que eres tú sola remedio.

   Ven aquí, pues, ya que muero;

búscame, pues que te sigo:

quiéreme, pues que te quiero,

y con tu venida espero

no tener vida conmigo.


—94→
   Hallo que ningún poder

ni libertad en mí tengo,

pues ni estoy ni voy ni vengo

donde quiere mi querer:

   que si estoy, vos me tenéis;

[y] si voy, vos me lleváis;

si vengo, vos me traéis;

así que no me dejáis,

señora, ni me queréis.


   Yo callé males sufriendo,

y sufrí penas callando;

padecí no mereciendo,

y merecí padeciendo

los bienes que no demando:

   si el esfuerzo que he tenido

para callar y sufrir,

tuviera para decir,

no sintiera mi vivir

los dolores que ha sentido.


   Pensando, señora, en vos,

vi en el cielo una cometa:

es señal que manda Dios

que pierda miedo y cometa

—95→
   a declarar el deseo

que mi voluntad desea,

porque jamás no me vea

vencido como me veo

en esta fuerte pelea

que yo conmigo peleo.


   Callé por mucho temor;

temo, por mucho callar,

que la vida perderé;

así con tan grande amor

no puedo, triste, pensar

qué remedio me daré.

   Porque alguna vez hablé,

halléme de ello tan mal,

que, sin duda, más valiera

callar, mas tan bien callé

y pené tan desigual,

que, más callando, muriera.


   ¡Qué amador tan desdichado,

que gané

-en la gloria de amadores-

el más alto y mejor grado,

   por la fe

que tuve con mis amores!

   Y así como Lucifer

se perdió por se pensar

—96→
igualar con su Señor,

así me vine a perder

por me querer igualar

en amor con el Amor.


   Mi temor ha sido tal

que me ha tornado judío;

por esto el esfuerzo mío

manda que traiga señal:

   pues viendo cuán poco gano

viviendo en ley que no es buena,

osándoos decir mi pena

me quiero tornar cristiano.


   Es mi pena desear

ser vuestro, de vuestro grado;

que no serlo es excusado

pensar poderlo excusar;

por esto lo que quisiera

es serlo a vuestro placer,

que serlo sin vos querer

desde que os vi me lo era.


—97→

Don Jorge Manrique sacó por cimera una noria con sus arcaduces llenos y dijo:

   Aquestos y mis enojos

tienen esta condición:

que suben del corazón

las lágrimas a los ojos.


—98→

A su mote que dice: «ni miento ni me arrepiento»

I

   Ni miento ni me arrepiento,

ni digo ni me desdigo,

ni estoy triste ni contento,

ni reclamo ni consiento,

   ni fío ni desconfío;

ni bien vivo ni bien muero,

ni soy ajeno ni mío,

ni me venzo ni porfío,

ni espero ni desespero.

II

FIN

   Conmigo solo contiendo

en una fuerte contienda,

y no hallo quién me entienda

ni yo tampoco me entiendo;

   entiendo y sé lo que quiero,

mas no entiendo lo que quiera

quien quiere siempre que muera

sin querer creer que muero.


—99→

«Siempre amar y amor seguir»

I

   Quiero, pues quiere Razón

de quien no puedo huir,

con fe de noble pasión,

pasión que pone afición,

siempre amar y amor seguir.

II

   Siempre amar, pues que se paga

-según muestra amar Amor-

con amor, porque la llaga

-bien amando- del dolor

se sane y quede mayor.

   Tal que con tal intención

quiero sin merced pedir,

pues que lo quiere Razón.

con fe de noble pasión,

siempre amar y amor seguir.


—100→

«Sin Dios y sin vos y mí»

I

   Yo soy quien libre me vi,

yo, quien pudiera olvidaros:

yo soy el que, por amaros,

estoy, desque os conocí,

sin Dios y sin vos y mí.

II

   Sin Dios, porque en vos adoro:

sin vos, pues no me queréis;

pues sin mí, ya está de coro

que vos sois quien me tenéis.

   Así que triste nací,

pues que pudiera olvidaros

yo soy el que por amaros

estoy, desque os conocí,

sin Dios y sin vos y mí.


—101→

(A Juan Álvarez Gato)

I

   Después que el fuego se esfuerza

del amor, en cualquier parte

no vale esfuerzo ni fuerza,

seso ni maña ni arte;

   ni vale consejo ajeno,

ni hay castigo ni enmienda,

ni vale malo ni bueno,

ni vale tirar del freno,

ni vale darle la rienda.

II

   Pues no aprovecha probarlo

para haberle de matar,

muy mejor será dejarlo

que se acabe de quemar;

   que con aquello que entiende

matar el fuego cruel,

con eso mismo lo prende,

porque tanto más lo enciende

cuanto más echan en él.

—102→

III

   Era excusado pedir

remedio para mi mal,

pues que tengo de morir

por remedio principal.

   Así que estoy en temor

bien cierto de mala suerte,

pues me hallo ser mejor

el remedio que el dolor,

ni el remedio que la muerte.

IV

   Vuestra discreción me hace

tener alguna esperanza,

y mi ventura deshace,

mi bien y mi confianza;

   mas dígame lo que pido,

aunque remedio no tenga:

yo estoy cerca de perdido

y lejos de socorrido,

y quieren que me detenga.


   Entre dos fuegos lanzado,

donde amor es repartido,

del uno soy encendido,

del otro cerca quemado;

—103→
   y no sé yo bien pensar

cuál será mejor hacer;

dejarme más encender

o acabarme de quemar:

decid qué debo tomar.


   Entre bien y mal doblado

pasa un gran río caudal;

yo estoy en cabo del mal

y el río no tiene vado.

   Galardón, que era la puente,

es ya quebrada por medio;

¿qué me daréis por remedio,

que el nadar no lo consiente

la fuerza de la creciente?


(A Guevara)

   Porque me hiere un dolor

quiero saber de vos, cierto,

cuando matasteis Amor

si lo dejasteis bien muerto;

   o si había más amores

para dar pena y cuidado,

o si ha resucitado,

porque, según mis dolores,

Amor me los ha causado.


—104→

(A Guevara)

   Los males que son menores

de amor, es mi opinión

que más y mayores son

de los que de él son mayores;

   y el Dios de los amadores

no da favor ni destierra

cuando son merecedores;

mas do la virtud se encierra,

la gracia cobra más tierra.


(A Gómez Manrique)

   Mi saber no es para solo,

dadme plazo hasta el martes,

pues imos donde hay las artes

que hablan, señor, del Polo.

   Mas de tal saber ayuno

digo, sin acuerdo alguno,

que debemos todos ir

a vuestro mando cumplir

señor, que no quede uno.


—105→

Obras burlescas

A una prima suya que le estorbaba unos amores

   Cuando el bien templar concierta

al buen tañer y conviene,

tanto daña y desconcierta

la prima falsa que tiene;

   pues no aprovecha templarla,

ni por ello mejor suena,

por no estar en esta pena,

muy mejor será quebrarla

que pensar hacerla buena.


—106→

Coplas a una beoda que tenía empeñado un brial en la taberna

I

   Hanme dicho que se atreve

una dueña a decir mal,

y he sabido cómo bebe

continuo sobre un brial;

   y aun bebe de tal manera

que, siendo de terciopelo,

me dicen que a chico vuelo

será de la tabernera.

II

   Está como un serafín

diciendo ya: -«¡Ojalá

estuviese San Martín

adonde mi casa está!»

   De Valdiglesias se entiende

esta petición, y gana

por ser de allí parroquiana

pues que tal vino se vende.

—107→

III

   Y reza de cada día,

esta devota señora,

esta santa letanía

que pondremos aquí ahora,

   (en medio del suelo duro

hincados los sus hinojos,

llorando de los sus ojos

de beber el vino puro:)

IV

   -«¡Oh, beata Madrigal

ora pro nobis a Dios!»

«¡Oh, santa Villa Real,

señora, ruega por nos!»

   «¡Santos Yepes, Santa Coca,

rogad por nos al Señor,

porque de vuestro dulzor

no fallezca a la mi boca!»

V

   «¡Santo Luque, yo te pido

que ruegues a Dios por mí;

y no pongas en olvido

de me dar vino de ti!»

—108→
   «¡Oh, tú, Baeza beata,

Úbeda, santa bendita,

este deseo me quita

del torontés que me mata!»


—109→

Un convite que hizo a su madrastra [doña Elvira de Castañeda]

I

   Señora muy acabada:

tened vuestra gente presta,

que la triste hora es llegada

de la muy solemne fiesta.

   Cuando yo un cuerno tocare,

moveréis todas al trote,

y a la que primer llegare, (sic)

de aquí le suelto el escote.

II

   Entrará vuestra merced,

porque es más honesto entrar,

por cima de una pared

y dará en un muladar.

   Entrarán vuestras doncellas

por bajo de un albollón,

hallaréis luego un rincón

donde os pongáis vos y ellas.

III

   Por remedio del cansancio10

de este salto peligroso,

—110→
hallaréis luego un palacio

hecho para mi reposo;

   sin ningún tejado el cielo,

cubierto de telarañas,

ortigas por espadañas,

derramadas por el suelo.

IV

   Y luego que hayáis entrado,

volveréis a mano izquierda;

hallaréis luego un estrado

con la escalera de cuerda;

   por alcatifa una estera;

por almohadas, albardas

con hilo blanco bordadas,

la paja toda de fuera.

V

   La cama estará al sereno,

hecha a manera de lío

y un colchón de pulgas lleno

y de lana muy vacío;

   una sábana no más

dos mantas de lana lucia,

una almohada tan sucia

que no se lavó jamás.

VI

   Asentaréis en un poyo

mucho alto y muy estrecho;

—111→
la mesa estará en un hoyo,

porque esté más a provecho;

   unos manteles de estopa;

por paños, paños menores:

servirán los servidores

en cueros vivos, sin ropa.

VII

   Yo entraré con el manjar,

vestido de aqueste son;

sin camisa, en un jubón

sin mangas y sin collar;

   una ropa corta y parda,

aforrada con garduñas;

y por pestañas, las uñas,

y en el hombro una espingarda.

VIII

   Y unas calzas que de rotas

ya no pueden atacarse,

y unas viejas medias botas

que rabian por abajarse:

   tan sin suelas, que las guijas

me tienen quitado el cuero;

y en la cabeza un sombrero

que un tiempo fue de vedijas.

—112→

IX

   Vendrá luego una ensalada

de cebollas albarranas,

con mucha estopa picada

y cabezuelas de ranas;

   vinagre vuelto con hiel,

y su aceite rosado,

en un casquete lanzado,

cubierto con un broquel.

X

   El gallo de la Pasión

vendrá luego tras aquesto,

metido en un tinajón,

bien cubierto con un cesto,

   y una gallina con pollos,

y dos conejos tondidos,

y pájaros con sus nidos

cocidos con sus repollos.

XI

   Y el arroz hecho con grasa

de un collar viejo, sudado,

puesto por orden y tasa,

para cada uno un bocado,

—113→
    por azúcar y canela,

alcrebite por ensomo,

y delante el mayordomo

con un cabo de candela.

XII

   Acabada ya la cena,

vendrá una pasta real

hecha de cal y arena,

guisada en un hospital;

   hollín y ceniza ensomo

en lugar de cardenillo,

hecho un emplasto todo

y puesto en el colodrillo.

XIII

   La fiesta ya fenecida,

entrará luego una dueña

con una hacha encendida,

de aquellas de partir leña,

   con dos velas sin pabilos,

hechas de cera de orejas;

las pestañas y las cejas

bien cosidas con dos hilos.

XIV

   Y en el un pie dos chapines

y en el otro una chinela;

—114→
en las manos escarpines,

y tañendo una vihuela;

   un tocino, por tocado;

por sartales, un raposo;

un brazo descoyuntado

y el otro todo velloso.

XV

CABO

   Y una saya de sayal

forrada en peña tajada,

y una pescada cicial

de la garganta colgada,

   y un balandrán rocegante,

hecho de nueva manera:

las faldas todas delante,

las nalgas todas de fuera.