I
Acordaos, por Dios, señora,
cuánto ha que comencé
vuestro servicio,
como un día ni una hora
nunca dejo ni dejé
de tal oficio;
acordaos de mis dolores,
acordaos de mis tormentos
que he sentido;
acordaos de los temores
y males y pensamientos
que he sufrido.
II
Acordaos cómo, en presencia,
me hallasteis siempre firme
y muy leal;
acordaos cómo, en ausencia,
nunca pude arrepentirme
de mi mal;
acordaos cómo soy vuestro
sin jamás haber pensado
ser ajeno;
acordaos cómo no muestro
el medio mal que he pasado
por ser bueno.
—61→
III
Acordaos que no sentisteis,
en mi vida, una mudanza
que hiciese;
acordaos que no me disteis,
en la vuestra, una esperanza
que viviese;
acordaos de la tristura
que siento yo por la vuestra
que mostráis;
acordaos ya, por mesura,
del dolor que en mí se muestra
y vos negáis.
IV
Acordas que fui sujeto
y soy, a vuestra belleza,
con razón;
acordaos que soy secreto,
acordaos de mi firmeza
y afición;
acordaos de lo que siento
cuando parto y vos quedáis,
o vos partís;
acordaos cómo no miento,
aunque vos no lo pensáis,
según decís.
—62→
V
Acordaos de los enojos
que me habéis hecho pasar,
y los gemidos;
acordaos ya de mis ojos,
que de mis males llorar
están perdidos;
acordaos de cuánto os quiero
acordaos de mi deseo
y mis suspiros;
acordaos cómo si muero
de estos males que poseo,
es por serviros.
VI
Acordaos que llevaréis
un tal cargo sobre vos
si me matáis,
que nunca lo pagaréis
ante el mundo ni ante Dios,
aunque queráis;
y aunque yo sufra paciente
a muerte y de voluntad
mucho lo hecho,
no faltará algún pariente
que dé queja a la Hermandad
de tan mal hecho.
—63→
VII
Después que pedí justicia,
torno ya a pedir merced
a la bondad,
no porque haya gran codicia
de vivir, mas vos habed
ya piedad;
y creedme lo que os cuento,
pues que mi mote sabéis
que dice así:
ni miento ni me arrepiento,
ni jamás conoceréis
al en mí.4
VIII
CABO
Por fin de lo que desea
mi servir y mi querer
y firme fe,
consentid que vuestro sea,
pues que vuestro quiero ser,
y lo seré,
y perded toda la duda
que tomasteis contra mí
de ayer acá,
que mi servir no se muda,
aunque no pensáis que sí,
ni mudara.
I
Ved qué congoja la mía,
ved qué queja desigual
que me aqueja,
que me crece cada día
un mal teniendo otro mal
que no me deja;
no me deja ni me mata,
ni me libra ni me suelta,
ni me olvida;
mas de tal guisa me trata,
que la muerte anda revuelta
con mi vida.
II
Con mi vida no me hallo,
porque estoy ya tan usado
del morir,
que lo sufro, muero y callo,
pensando ver acabado
mi vivir;
mi vivir que presto muera,
muera porque viva yo;
y muriendo
fenezca el mal, como quiera
—65→
que jamás no feneció
yo viviendo.
III
Viviendo nunca podía
conocer si era vivir
yo por cierto,
sino el alma que sentía
que no pudiera sentir
siendo muerto;
muerto, pero de tal mano
que, aun teniendo buena vida,
era razón
perderla, y estando sano
buscar alguna herida
al corazón.
IV
Al corazón que es herido
de mil dolencias mortales,
es de excusar
pensar de verle guarido;
mas de darle otras mil tales
y acabar,
acabar porque será
menor trabajo la muerte
que tal pena,
y acabando escapará
la vida que aun era fuerte
para ajena.
—66→
V
Para ajena es congojosa
de verla y también de oírla
al que la tiene,
pues ved si será enojosa
al que, forzado, sufrirla
le conviene;
le conviene aunque no quiera
pues no tiene libertad
de no querer;
y si muriere, que muera,
cuanto más que ha voluntad
de fenecer.
VI
De fenecer he deseo
por el mucho desear
que me fatiga,
y por el daño que veo
que me sabe acrecentar
una enemiga;
una enemiga tan fuerte,
que en el arte del penar
tanto sabe,
que me da siempre la muerte
y jamás me da lugar
que me acabe.
—67→
VII
FIN
Ya mi vida os he contado
por estos renglones tristes
que veréis,
y quedo con el cuidado
y daréis.
No os pido que me sanéis,
que, según el mal que tengo,
no es posible;
mas pido que matéis,
pues la culpa que sostengo
es tan terrible.
I
Ni vivir quiere que viva,
ni morir quiere que muera,
ni yo mismo sé qué quiera,
pues cuanto quiero se esquiva;
ni puedo pensar que escoja
mi penado pensamiento,
ni hallo ya quién me acoja
de miedo de mi tormento.
II
Este dolor desigual
rabia mucho por matarme;
por hacerme mayor mal,
Muerte no quiere acabarme.
¿Qué haré?
¿Adónde iré
que me hagan algún bien?
Helo pensado y no sé
cómo ni dónde ni a quién.
III
Y ándome así perdido,
añadiendo pena a pena,
con un deporte fingido
con una alegría ajena;
—69→
mas presto se irá de mí,
que conmigo anda penada;
y pues la mía perdí,
perderé la que es prestada.
IV
El menor cuidado mío
es mayor que mil cuidados,
y el remedio que confío
es de los más mal librados;
que será poca mi vida
y presto se cumplirá,
que pena tan sin medida
nunca mucho durará.
V
¡Oh, Señor, que se cumpliese
esto que tanto deseo,
porque yo no poseyese
los dolores que poseo!
Que me puedes socorrer,
con sola muerte me acorre,
que si bien me has de hacer
venga presto y no se engorre.
VI
Sino, si mucho se aluenga,
yo me haré tan usado
a los males, que sostenga
cualquier tormento y cuidado;
—70→
pues, Muerte, venid, venid
a mi clamor trabajoso,
y matad y concluid
un hombre tan enojoso.
VII
FIN
Que si a ti sola te place,
pues a mí viene en placer,
según mi culta lo hace,
presto puedo fenecer.
I
Los fuegos que en mí encendieron
los mis amores pasados,
nunca matarlos pudieron
las lágrimas que salieron
de los mis ojos cuitados;
pues no por poco llorar,
que mis llantos muchos fueron,
mas no se pueden matar
los fuegos de bien amar,
si de verdad se prendieron.
II
Nunca nadie fue herido
de fiera llaga mortal,
que tan bien fuese guarido,
que le quedase en olvido
de todo punto su mal:
en mí se puede probar,
que yo no sé qué me haga,
que, cuando pienso sanar,
de nuevo quiebra pesar
los puntos de la mi llaga.
—72→
III
Esto hace mi ventura
que tan contraria me ha sido,
que su placer y holgura
es mi pesar y tristura,
y su bien, verme perdido;
mas un consuelo me da
este gran mal que me hace:
que pienso que no tendrá
más dolor que darme ya
ni mal con quien me amenace.
IV
¿Qué dolor puede decir
ventura que me ha de dar,
que no lo pueda sufrir?
Porque después de morir
no hay otro mal ni penar.
Por esto no temo nada,
ni tengo de qué temer,
porque mi muerte es pasada,
y la vida no acabada
que es la gloria que ha de haber.
V
Pues pena muy sin medida,
ni desiguales dolores,
ni rabia muy dolorida,
—73→
¿qué pueden hacer a vida
que los desea mayores?
No sé en qué pueda
dañarme
ni mal que pueda hacerme,
pues que lo más es matarme.
de esto no puede pesarme,
de todo debe placerme.
VI
CABO
Sobró mi amor, en amor,
al amor más desigual,
y mi tristeza, en tristeza,
al dolor que fue mayor
en el mundo, y más mortal;
y mi firmeza en firmeza
sobró todas las firmezas,
y mi dolor, en dolor,
por perder una belleza
que sobró todas bellezas.
I
Ve, discreto mensajero,
delante aquella figura
valerosa
por quien peno, por quien muero,
flor de toda hermosura
tan preciosa,
y mira cuando llegares
a su esmerada presencia
que resplandece,
doquiera que la hallares
tú le hagas reverencia
cual merece.
II
Llegarás con tal concierto,
los ojos en el sentido
resguardando,
no te mate quien ha muerto
un corazón y vencido
bien amando;
y después de saludada
su valer, con afición
tras quien sigo,
de mi triste enamorada
—75→
le harás la relación
que te digo.
III
Dirasle que soy tornado
con más penas que llevé
cuando partí,
todo siempre acompañado
de aquella marcada fe
que le di.
Aquel vivo sentimiento
me ha traído sin dudanza
asegurado
al puerto de salvamiento,
do está la clara holganza
de mi grado.
IV
Dirasle cómo he venido
hecho mártir, padeciendo
los deseos
de su gesto tan cumplido,
mis cuidados combatiendo
sus arreos;
no te olvides de contar
las afligidas pasiones
que sostengo
sobre estas ondas de mar,
do espero los galardones
tras quien vengo.
—76→
V
Recuerde bien tu memoria
de los trabajados días
que he sufrido,
por más merecer la gloria
de las altas alegrías
de Cupido;
y plañendo y suspirando
por mover a compasión
su crudeza,
le di que ando esperando
bordado mi corazón
de firmeza.
VI
Que no quiera ni consienta
la perdición que será
enemiga
de mi vida, su sirvienta,
en quien siempre hallará
buena amiga;
mas que tenga por mejor
-pues con razón me querello-
de guiarme,
y si place al Dios de amor,
a ella no pese de ello
por salvarme.
—77→
VII
Y dirás la pena fuerte
que de tu parte me guarda
fatigando,
y cuán cierta me es la muerte
si mi remedio se tarda
de su bando;
dirasle mi mar amargo,
mi congojoso dolor
y mi pesar,
y sepa que es grande cargo
al que puede y es deudor.
no pagar.
VIII
Dile que vivo sin ella,
como las almas serenas,
muy penado
de pena mayor que aquella,
de sus grillos y cadenas
aferrado;
y si no quiere valerme,
pues yo no sé remediarme
en tal modo,
para nunca socorrerme,
muy mejor será matarme
ya del todo.
—78→
IX
Si vieres que te responde
con amenazas de guerra,
según sé,
dile que te diga dónde
su mandato me destierra,
que allá iré;
y si por suerte o ventura
te mostrare que es contenta,
cual no creo,
suplica a su hermosura
que a su servicio consienta
mi deseo.
X
FIN
Remediador de mis quejas,
no te tardes, ven temprano,
contemplando
el peligro en que me dejas,
con la candela en la mano
ya penando;
y pues sabes cómo espero
tu vuelta para guarirme
o condenarme,
que no tardes te requiero
de traer el mando firme
de gozarme.
Memorial que hizo a su corazón, que parte al desconocimiento de su amiga donde él tiene todos sus sentidos
I
Allá verás mis sentidos,
corazón, si los buscares,
pienso que harto perdidos,
con gran sobra de pesares.
Envíame acá al oír,
porque mucho me conviene,
porque oiga de quien los tiene
algunas veces decir.
II
Allá está mi pensamiento,
allá mi poca alegría
que perdí en mi vencimiento,
y todo el bien que tenía.
Si tú los pudieres ver,
mucho me los encomienda;
mas cata que no lo entienda
la que los tiene en poder.
III
Allá está mi libertad
allá toda mi cordura;
—80→
tiénelo en cargo Bondad,
cautivolos Hermosura;
la portera es Honestad,
por lo cual nunca podrás
hablar con quien tú querrás,
si no buscas a Piedad.
IV
Mas está tan encerrada,
que si tú hablarla esperas
tal será la tu tornada
que antes que partas mueras.
Si no buscas algún arte
como hables con quien quieres,
cuanto en Piedad no esperes
alcanzar ninguna parte.
V
CABO
Y dirás a la señora
que tiene toda esa gente,
que soy presto toda hora
a su mandar y obediente;
y que es vuelto a mi servicio
un público vasallaje,
y mi fe en pleito homenaje,
y mi penar en oficio.
Otras suyas en que pone el nombre de una dama; y comienza y acaba en las letras primeras de todas las coplas [y versos], y dice:
I
¡Guay de aquél que nunca atiende
galardón por su servir!
¡Guay de quien jamás entiende
guarecer ya ni morir!
¡Guay de quien ha de sufrir
grandes males sin gemido!
¡Guay de quien ha perdido
gran parte de su vivir!
II
Verdadero amor y pena
vuestra belleza me dio,
Ventura no me fue buena,
Voluntad me cautivó;
veros sólo me tornó
vuestro, sin más defenderme;
Virtud pudiera valerme,
valerme, mas no valió.
—82→
III
Y estos males que he contado,
yo soy el que los espera;
yo soy el desesperado,
yo soy el que desespera,
yo soy el que presto muera,
y no viva, pues no vivo;
yo soy el que está cautivo
y no piensa verse fuera.
IV
¡Oh, si aquestas mis pasiones,
oh, si la pena en que está,
oh, si mis fuertes pasiones
osase descubrir yo!
¡Oh, si quien a mí las dio
oyese la queja de ellas!
¡Oh, qué terribles querellas
oiría que ella causó!
V
Mostrara una triste vida
muerta ya por su ocasión;
mostrara una gran herida
mortal en el corazón;
mostrara una sinrazón
mayor de cuantas he oído:
—83→
matar un hombre vencido,
metido ya en la prisión.
VI
Agora que soy ya suelto,
agora veo que muero;
agora fuese yo vuelto
aunque muriese primero
aunque muriese primero
a lo menos moriría
a manos de quien podría
acabar el bien que espero.
VII
CABO
Rabia terrible me aqueja,
rabia mortal me destruye,
rabia que jamás me deja,
rabia que nunca concluye;
remedio siempre me huye,
reparo se me desvía,
revuelve por otra vía
revuelta y siempre rehuye.
Otra obra suya en que puso el nombre de su esposa, y asimismo nombrados los linajes de los cuatro costados de ella, que son: Castañeda, Ayala, Silva, Meneses
I
Según el mal me siGUIÓ
MARavíllome de mí
cómo así me despedí
que jamás no me mudó.
Cáusame aquesta firmeza,
que, siendo de vos ausente,
ante mí estaba presente
continuo vuestra belleza.
II
Por cierto no fueron locas
mis temas y mis porfías,
pues que las congojas mías
de muchas tornastes poCAS
TAÑED Agora, pues vos
en cuerdas de galardón:
como cante a vuestro son,
muy contento soy, par Dios.
—85→
III
VAYA LA vida pasada
que por amores sufrí,
pues me pagasteis con sí,
señora, bien empleada;
y tened por verdadera
esta razón que diré:
que siempre ya cantaré
pues que fuisteis la primera.
IV
SI'L VAler vuestro querrá
-pues que me quiso valer-
amarme mucho y querer,
sé que buen logro dará.
Si vos así lo hacéis,
doblada será mi fe,
y aunque yo nunca diré,
señora, no me culpéis.
V
Lo que causa que más aMEN
ES ESperanza de ver
buen galardón de querer;
y el contrario, que desamen.
Yo lo habré por muy extraño
si, en pago de mi servir,
—86→
queréis cantar y decir:
A mí venga muy gran daño.
VI
CABO
Tomando de aquí el nombre
que está en la copla primera,
y de esta otra postrimera
juntando su sobrenombre,
claro verán quién me tiene
contento por su cautivo,
y me place porque vivo
sólo porque ella me pene.
I
Quien no estuviese en presencia
no tenga fe en confianza,
pues son olvido y mudanza
las condiciones de ausencia.
II
Quien quisiere ser amado
trabaje por ser presente,
que cuan presto fuere ausente,
tan presto será olvidado:
y pierda toda esperanza
quien no estuviere en presencia,
pues son olvido y mudanza
las condiciones de ausencia.
I
No sé por qué me fatigo,
pues con razón me vencí,
no siendo nadie conmigo
y vos y yo contra mí.
—88→
II
Vos por me haber desamado,
yo por haberos querido,
con vuestra fuerza y mi grado,
habemos a mí vencido;
pues yo fui mi enemigo
en darme como me di,
¿quién osará ser amigo
del enemigo de sí?
I
Quien tanto veros desea,
señora, sin conoceros,
¿qué hará después que os vea,
cuando no pudiere veros?
II
Gran temor tiene mi vida
de mirar vuestra presencia,
pues amor en vuestra ausencia
me hirió de tal herida;
aunque peligrosa sea,
deliro de conoceros,
y si muero porque os vea,
mi victoria será veros.
I
Es una muerte escondida
este mi bien prometido,
mas no puedo ser querido
sin peligro de mi vida.
II
Mas sólo porque me quiera
quien en vida no me quiere,
yo quiero sufrir que muera
mi vivir, pues siempre muere;
y en perder vida perdida
no me cuento por perdido,
pues no puedo ser querido
sin peligro de mi vida.
I
Por vuestro gran merecer,
amor me pone tal grado,
que me pierdo por perder
de las angustias cuidado.
—90→
II
Pues que se acabe la vida
con dolor tan lastimero,
soy contento y lo quiero,
si ella queda servida;
porque quiere mi querer,
muy contento y no forzado,
que me pierda por perder
de las angustias cuidado.
I
Con dolorido cuidado,
desgrado, pena y dolor,
parto yo, triste amador,
de amores desamparado,
de amores, que no de amor.
II
Y el corazón, enemigo
de lo que mi vida quiere,
ni halla vida ni muere
ni queda ni va conmigo;
sin ventura, desdichado,
sin consuelo, sin favor,
parto yo, triste amador,
—91→
de amores desamparado,
de amores, que no de amor.
I
Cuanto más pienso serviros,
tanto queréis más causar
que gaste mi fe en suspiros
y mi vida en desear
lo que no puedo alcanzar.
II
Bien conozco que estoy ciego
y que mi gran fe me ciega,
y que esperando me niega
que no os venceréis de ruego,
y que, por mucho serviros,
no dejaréis de causar
que gaste mi fe en suspiros
y mi vida en desear
lo que no puedo alcanzar.
I
Justa fue mi perdición;
de mis males soy contento,
—92→
no se espeta galardón,
pues vuestro merecimiento
satisfizo mi pasión.
II
Es victoria conocida
quien de vos queda vencido,
que en perder por vos la vida
es ganado lo perdido.
Pues lo consiente Razón,
consiento mi perdimiento
[sin esperar galardón],
pues vuestro merecimiento
satisfizo mi pasión.
I
Cada vez que mi memoria
vuestra beldad representa,
mi penar se torna gloria.
mis servicios en victoria,
mi morir, vida contenta.
II
Y queda mi corazón
bien satisfecho en serviros;
el pago de sus suspiros
halo por buen galardón;
—93→
porque vista la memoria
en que a vos os representa,
su penar se torna gloria,
sus servicios en victoria,
su morir, vida contenta.
I
No tardes, Muerte, que muero;
ven, porque viva contigo;
quiéreme, pues que te quiero,
que con tu venida espero
no tener guerra conmigo.
II
Remedio de alegre vida
no lo hay por ningún medio,
porque mi grave herida
es de tal parte venida,
que eres tú sola remedio.
Ven aquí, pues, ya que muero;
búscame, pues que te sigo:
quiéreme, pues que te quiero,
y con tu venida espero
no tener vida conmigo.
Hallo que ningún poder
ni libertad en mí tengo,
pues ni estoy ni voy ni vengo
donde quiere mi querer:
que si estoy, vos me tenéis;
[y] si voy, vos me lleváis;
si vengo, vos me traéis;
así que no me dejáis,
señora, ni me queréis.
Yo callé males sufriendo,
y sufrí penas callando;
padecí no mereciendo,
y merecí padeciendo
los bienes que no demando:
si el esfuerzo que he tenido
para callar y sufrir,
tuviera para decir,
no sintiera mi vivir
los dolores que ha sentido.
Pensando, señora, en vos,
vi en el cielo una cometa:
es señal que manda Dios
que pierda miedo y cometa
—95→
a declarar el deseo
que mi voluntad desea,
porque jamás no me vea
vencido como me veo
en esta fuerte pelea
que yo conmigo peleo.
Callé por mucho temor;
temo, por mucho callar,
que la vida perderé;
así con tan grande amor
no puedo, triste, pensar
qué remedio me daré.
Porque alguna vez hablé,
halléme de ello tan mal,
que, sin duda, más valiera
callar, mas tan bien callé
y pené tan desigual,
que, más callando, muriera.
¡Qué amador tan desdichado,
que gané
-en la gloria de amadores-
el más alto y mejor grado,
por la fe
que tuve con mis amores!
Y así como Lucifer
se perdió por se pensar
—96→
igualar con su Señor,
así me vine a perder
por me querer igualar
en amor con el Amor.
Mi temor ha sido tal
que me ha tornado judío;
por esto el esfuerzo mío
manda que traiga señal:
pues viendo cuán poco gano
viviendo en ley que no es buena,
osándoos decir mi pena
me quiero tornar cristiano.
Es mi pena desear
ser vuestro, de vuestro grado;
que no serlo es excusado
pensar poderlo excusar;
por esto lo que quisiera
es serlo a vuestro placer,
que serlo sin vos querer
desde que os vi me lo era.
Don Jorge Manrique sacó por cimera una noria con sus arcaduces llenos y dijo:
Aquestos y mis enojos
tienen esta condición:
que suben del corazón
las lágrimas a los ojos.
A su mote que dice: «ni miento ni me arrepiento»
I
Ni miento ni me
arrepiento,
ni digo ni me desdigo,
ni estoy triste ni contento,
ni reclamo ni consiento,
ni fío ni desconfío;
ni bien vivo ni bien muero,
ni soy ajeno ni mío,
ni me venzo ni porfío,
ni espero ni desespero.
II
FIN
Conmigo solo contiendo
en una fuerte contienda,
y no hallo quién me entienda
ni yo tampoco me entiendo;
entiendo y sé lo que quiero,
mas no entiendo lo que quiera
quien quiere siempre que muera
sin querer creer que muero.
«Siempre amar y amor seguir»
I
Quiero, pues quiere Razón
de quien no puedo huir,
con fe de noble pasión,
pasión que pone afición,
siempre amar y amor seguir.
II
Siempre amar, pues que se paga
-según muestra amar Amor-
con amor, porque la llaga
-bien amando- del dolor
se sane y quede mayor.
Tal que con tal intención
quiero sin merced pedir,
pues que lo quiere Razón.
con fe de noble pasión,
siempre amar y amor seguir.
«Sin Dios y sin vos y mí»
I
Yo soy quien libre me vi,
yo, quien pudiera olvidaros:
yo soy el que, por amaros,
estoy, desque os conocí,
sin Dios y sin vos y mí.
II
Sin Dios, porque en vos adoro:
sin vos, pues no me queréis;
pues sin mí, ya está de coro
que vos sois quien me tenéis.
Así que triste nací,
pues que pudiera olvidaros
yo soy el que por amaros
estoy, desque os conocí,
sin Dios y sin vos y mí.
(A Juan Álvarez Gato)
I
Después que el fuego se esfuerza
del amor, en cualquier parte
no vale esfuerzo ni fuerza,
seso ni maña ni arte;
ni vale consejo ajeno,
ni hay castigo ni enmienda,
ni vale malo ni bueno,
ni vale tirar del freno,
ni vale darle la rienda.
II
Pues no aprovecha probarlo
para haberle de matar,
muy mejor será dejarlo
que se acabe de quemar;
que con aquello que entiende
matar el fuego cruel,
con eso mismo lo prende,
porque tanto más lo enciende
cuanto más echan en él.
—102→
III
Era excusado pedir
remedio para mi mal,
pues que tengo de morir
por remedio principal.
Así que estoy en temor
bien cierto de mala suerte,
pues me hallo ser mejor
el remedio que el dolor,
ni el remedio que la muerte.
IV
Vuestra discreción me hace
tener alguna esperanza,
y mi ventura deshace,
mi bien y mi confianza;
mas dígame lo que pido,
aunque remedio no tenga:
yo estoy cerca de perdido
y lejos de socorrido,
y quieren que me detenga.
Entre dos fuegos lanzado,
donde amor es repartido,
del uno soy encendido,
del otro cerca quemado;
—103→
y no sé yo bien pensar
cuál será mejor hacer;
dejarme más encender
o acabarme de quemar:
decid qué debo tomar.
Entre bien y mal doblado
pasa un gran río caudal;
yo estoy en cabo del mal
y el río no tiene vado.
Galardón, que era la puente,
es ya quebrada por medio;
¿qué me daréis por remedio,
que el nadar no lo consiente
la fuerza de la creciente?
(A Guevara)
Porque me hiere un dolor
quiero saber de vos, cierto,
cuando matasteis Amor
si lo dejasteis bien muerto;
o si había más amores
para dar pena y cuidado,
o si ha resucitado,
porque, según mis dolores,
Amor me los ha causado.
(A Guevara)
Los males que son menores
de amor, es mi opinión
que más y mayores son
de los que de él son mayores;
y el Dios de los amadores
no da favor ni destierra
cuando son merecedores;
mas do la virtud se encierra,
la gracia cobra más tierra.
(A Gómez Manrique)
Mi saber no es para solo,
dadme plazo hasta el martes,
pues imos donde hay las artes
que hablan, señor, del Polo.
Mas de tal saber ayuno
digo, sin acuerdo alguno,
que debemos todos ir
a vuestro mando cumplir
señor, que no quede uno.
Cuando el bien templar concierta
al buen tañer y conviene,
tanto daña y desconcierta
la prima falsa que tiene;
pues no aprovecha templarla,
ni por ello mejor suena,
por no estar en esta pena,
muy mejor será quebrarla
que pensar hacerla buena.
I
Hanme dicho que se atreve
una dueña a decir mal,
y he sabido cómo bebe
continuo sobre un brial;
y aun bebe de tal manera
que, siendo de terciopelo,
me dicen que a chico vuelo
será de la tabernera.
II
Está como un serafín
diciendo ya: -«¡Ojalá
estuviese San Martín
adonde mi casa está!»
De Valdiglesias se entiende
esta petición, y gana
por ser de allí parroquiana
pues que tal vino se vende.
—107→
III
Y reza de cada día,
esta devota señora,
esta santa letanía
que pondremos aquí ahora,
(en medio del suelo duro
hincados los sus hinojos,
llorando de los sus ojos
de beber el vino puro:)
IV
-«¡Oh, beata Madrigal
ora pro nobis a Dios!»
«¡Oh, santa Villa Real,
señora, ruega por nos!»
«¡Santos Yepes, Santa Coca,
rogad por nos al Señor,
porque de vuestro dulzor
no fallezca a la mi boca!»
V
«¡Santo Luque, yo te pido
que ruegues a Dios por mí;
y no pongas en olvido
de me dar vino de ti!»
—108→
«¡Oh, tú, Baeza beata,
Úbeda, santa bendita,
este deseo me quita
del torontés que me mata!»
I
Señora muy acabada:
tened vuestra gente presta,
que la triste hora es llegada
de la muy solemne fiesta.
Cuando yo un cuerno tocare,
moveréis todas al trote,
y a la que primer llegare,
(sic)
de aquí le suelto el escote.
II
Entrará vuestra merced,
porque es más honesto entrar,
por cima de una pared
y dará en un muladar.
Entrarán vuestras doncellas
por bajo de un albollón,
hallaréis luego un rincón
donde os pongáis vos y ellas.
III
Por remedio del cansancio10
de este salto peligroso,
—110→
hallaréis luego un palacio
hecho para mi reposo;
sin ningún tejado el cielo,
cubierto de telarañas,
ortigas por espadañas,
derramadas por el suelo.
IV
Y luego que hayáis entrado,
volveréis a mano izquierda;
hallaréis luego un estrado
con la escalera de cuerda;
por alcatifa una estera;
por almohadas, albardas
con hilo blanco bordadas,
la paja toda de fuera.
V
La cama estará al sereno,
hecha a manera de lío
y un colchón de pulgas lleno
y de lana muy vacío;
una sábana no más
dos mantas de lana lucia,
una almohada tan sucia
que no se lavó jamás.
VI
Asentaréis en un poyo
mucho alto y muy estrecho;
—111→
la mesa estará en un hoyo,
porque esté más a provecho;
unos manteles de estopa;
por paños, paños menores:
servirán los servidores
en cueros vivos, sin ropa.
VII
Yo entraré con el manjar,
vestido de aqueste son;
sin camisa, en un jubón
sin mangas y sin collar;
una ropa corta y parda,
aforrada con garduñas;
y por pestañas, las uñas,
y en el hombro una espingarda.
VIII
Y unas calzas que de rotas
ya no pueden atacarse,
y unas viejas medias botas
que rabian por abajarse:
tan sin suelas, que las guijas
me tienen quitado el cuero;
y en la cabeza un sombrero
que un tiempo fue de vedijas.
—112→
IX
Vendrá luego una ensalada
de cebollas albarranas,
con mucha estopa picada
y cabezuelas de ranas;
vinagre vuelto con hiel,
y su aceite rosado,
en un casquete lanzado,
cubierto con un broquel.
X
El gallo de la Pasión
vendrá luego tras aquesto,
metido en un tinajón,
bien cubierto con un cesto,
y una gallina con pollos,
y dos conejos tondidos,
y pájaros con sus nidos
cocidos con sus repollos.
XI
Y el arroz hecho con grasa
de un collar viejo, sudado,
puesto por orden y tasa,
para cada uno un bocado,
—113→
por azúcar y canela,
alcrebite por ensomo,
y delante el mayordomo
con un cabo de candela.
XII
Acabada ya la cena,
vendrá una pasta real
hecha de cal y arena,
guisada en un hospital;
hollín y ceniza ensomo
en lugar de cardenillo,
hecho un emplasto todo
y puesto en el colodrillo.
XIII
La fiesta ya fenecida,
entrará luego una dueña
con una hacha encendida,
de aquellas de partir leña,
con dos velas sin pabilos,
hechas de cera de orejas;
las pestañas y las cejas
bien cosidas con dos hilos.
XIV
Y en el un pie dos chapines
y en el otro una chinela;
—114→
en las manos escarpines,
y tañendo una vihuela;
un tocino, por tocado;
por sartales, un raposo;
un brazo descoyuntado
y el otro todo velloso.
XV
CABO
Y una saya de sayal
forrada en peña tajada,
y una pescada cicial
de la garganta colgada,
y un balandrán rocegante,
hecho de nueva manera:
las faldas todas delante,
las nalgas todas de fuera.