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  —208→  

ArribaAbajoEndechas

A la ausencia de un amante



ArribaAbajo   Amado Clelio mío,
si el hado rigoroso
dispone que te ausentes
de mis ya tristes ojos,
   y que en vez de ti que eras  5
mi alegría y mi gozo,
tenga a mi triste vista
sólo objetos odiosos;
   ve, mi bien, persuadido
ya que la suerte otro  10
consuelo no permite
en lance tan forzoso,
   que ni rigor, ni ausencia,
distancias ni remotos
climas, a donde pueda  15
arrojarte el enojo,
   serán jamás bastantes,
ni podrán ser estorbo
de que no te ame siempre
mi fiel pecho amoroso.  20
   Que en vano intentan fieros
el poder y el cruel odio,
dividir lo que unieron
los astros poderosos.
   Ni que dos corazones  25
que el amor por sí propio
enlazar ha querido,
—209→
los desuna el antojo:
   pues no importa que al cuerpo
separen rigorosos,  30
si a su albedrío el alma
como espíritu solo,
   volando presurosa
por el ámbito todo
del mundo, en un instante  35
vista lo más remoto,
   lo más distante acerca,
y penetrando estorbos,
asiste amante y tierna
donde existe su gozo.  40
   No te encargo, bien mío,
porque tu fe conozco,
que no olvides ausente
afectos tan costosos;
   tan constante caricia,  45
favores tan notorios,
como son los que debes
a mi amor portentoso.
   Tengo de tu fineza
la confianza, y todo  50
el concepto que debo,
de tu valor heroico:
   y ofender temería
dudándolo, no sólo
tu bien nacido afecto,  55
más también mi decoro.
   Y así, Clelio del alma,
hoy se limitan todos
mis deseos amantes,
—210→
mis fervorosos votos,  60
   a que bien te conserves,
a que vivas gustoso,
a que dures eterno,
a que cese el cruel odio:
   y a que el tiempo, batiendo  65
sus alas presuroso,
corra tan velozmente,
de su vuelta tan pronto,
   que el que en volver a verte
mis amorosos ojos  70
tarden, mi bien, parezca
aun al deseo corto.
   Y con esto a Dios, Clelio,
y que el Cielo piadoso
de venturas en tanto  75
tu valor colme heroico.




ArribaAbajoSeguidillas

Al desengaño de una enamorada



ArribaAbajo   Amarilis vivía
muy confiada
de que su ingrato amante
la idolatraba;
   con esta idea  5
Amarilis vivía
muy satisfecha.
   De una ilusión tan dulce
desengañola,
el tiempo que descubre  10
todas las cosas;
—211→
   que este caduco,
sin hablar manifiesta,
lo más oculto.
   Amarilis, hermosa,  15
vio que su amante,
era falso, engañoso,
vario y mudable;
   y que quería,
no amándola, alevoso,  20
fingir caricias.
   Como noble, Amarilis,
sintió la ofensa,
la no esperada ingrata
correspondencia;  25
   el vil engaño,
que es el mayor más fuerte
de los agravios.
   Que un amante que ha amado
con fe muy fina,  30
deje de amar, no es nuevo,
ni es maravilla;
   que a cada piso,
en los hombres se encuentran
estos milagros.  35
   Ni que aquel que adoraba
con grande extremo,
sin saber porque deje
de ser el mismo;
    pues con frecuencia,  40
tales monstruos produce
la inconsecuencia.
   Mas que aquel que se precia
—212→
de ser honrado,
bien nacido, entendido,  45
prudente y sabio,
   no se avergüence,
de fingir alevoso
lo que no siente.
   Y que intente atrevido  50
y desvergonzado17,
el que ya no ama, ¡cielos!
fingir halagos;
   y hacer aleve,
de un amor apariencia  55
que ya no tiene.
    Esto es lo que sufrirse
no puede apenas,
lo que a quien pensar sabe
más exaspera;  60
   lo que amor siente,
con lo que más se indigna,
y más se ofende.
   Diga claro que no ama
el que ha olvidado,  65
no añada injuria a injuria
con el engaño;
   que el fingimiento,
demás de ser infame,
no es duradero.  70
   En amor ser mudables,
aunque es delito,
los límites no excede,
del debilismo;
   pero el que engaña,  75
—213→
el que afecta que quiere,
cuando no ama.
   Y el que en cenizas frías
su amor yaciendo,
con escándalo quiere,  80
y horror de buenos;
   por otros fines,
hacer de un amor muerto
esfuerzos viles.
   Ese con ignominia,  85
y con infamia,
de débil a malvado
vilmente pasa;
   porque el engaño,
el mayor sambenito  90
es de lo honrado.
   Las voluntades libres
concedió el cielo,
y sólo a las acciones
castigo o premio;  95
   con que el que no ama,
no es culpable por eso,
sí por que engaña.
   Así pues que Amarilis
como tan noble,  100
como tan verdadera
en sus afecciones;
   sólo ha sentido,
del engaño la injurias
no el cruel olvido.  105
   Que éste con su injusticia
razón la ha dado,
—214→
para huir valerosa
del fiero encanto;
   en que había días,  110
que su espíritu altivo
muerto yacía.
   Con este desengaño,
cuerda Amarilis,
sacudir piensa el yugo  115
que cruel la oprime;
   desenlazando,
su corazón de aleves
indignos lazos.
   Con que en vez de sentirlo  120
si bien se mira,
al olvido Amarilis
agradecida;
   deberá estarle,
pues que de obligaciones,  125
con eso sale.
   Con tales procederes
su infiel amante,
conocer la ha hecho claro,
aunque muy tarde;  130
   que indigno ha sido,
del amor verdadero
que le ha tenido.
   Y como es imposible
que una alma noble,  135
en amar persevere
cuando conoce;
   y ve patente,
que su amado alevoso
—215→
lo desmerece.  140
   Asimismo Amarilis
que arder no sabe,
en fuegos poco dignos
y menos grases;
   cuerda ha calmado,  145
el suyo con lo acervo,
del desengaño.
    Del veneno advertida
triaca haciendo,
y del cruel desengaño  150
fruto y provecho;
   sacando diestra,
la borrasca en bonanza
dichosa trueca.
   Confiesa que al principio  155
le fue sensible,
como no hecha a acciones
tan inciviles;
   ni a sentimientos,
tan impropios, injustos  160
y de ella ajenos.
   Pero pasado el golpe,
la primer pena,
que el desengaño causa
que no se espera;  165
   pues evidente,
es que el que no se aguarda
siempre más duele.
   Amarilis ha visto
ya las ventajas,  170
que de renunciar firme
—216→
pasión tan cara,
   y tan inquieta
inagotable origen
de ansias y penas.  175
   Siguen al que valiente
atropellando,
caricias y embelecos
se pone en salvo;
   y así a los cielos,  180
rinde gracias eternas
de este suceso.




ArribaAbajoDécima

Aconsejando una Dama a otra amiga suya que no se case



ArribaAbajo   Guarda, deidad peregrina,
entre tantas perfecciones,
las gloriosas excepciones
que te acreditan divina:
a nadie tu fe destina,  5
conserva libre tu mano,
huye del lazo inhumano,
que el amante más rendido
es, transformando en marido,
un insufrible tirano.  10




ArribaAbajoOtra

Definiendo la infeliz constitución de las mujeres en general



ArribaAbajo De bienes destituida,
—217→
víctimas del pundonor,
censuradas con amor,
y sin él desatendidas:
sin cariño pretendidas,  5
por apetito buscadas,
conseguidas ultrajadas,
sin aplausos la virtud,
sin lauros la juventud,
y en la vejez despreciadas.  10




ArribaAbajoOtras dos

Respondiendo a una amiga que la pedía porfiadamente la hiciese una definición de los hombres, en punto al género y manera de su querer cuando aman, o dicen que aman, &c



ArribaAbajo   Clori, que el amar defina
de los hombres con instancia
pides, y es tal tu constancia
en esto, que aunque imagina
el corazón, y adivina,  5
que al mirarse tan copiados
han de prorrumpir airados
contra quien sus gracias cante,
por complacerte, no obstante,
diré que amantes y amados  10
   son, monstruos inconsecuentes,
altaneros y abatidos,
humildes, si aborrecidos,
si amados, irreverentes;
con el favor insolentes;  15
—218→
desean, pero no aman;
en las tibiezas se inflaman;
sirven para dominar,
se rinden para triunfar,
y a la que los honra infaman.  20




ArribaAbajoSeguidillas

A la satisfacción y confianza de un amante recién favorecido



ArribaAbajo   No te envanezcas Fabio
con tu fortuna,
mira que todavía
no está segura;
   recela cuerdo,  5
mudanzas de la suerte,
envidia o celos.
 

Estribillo o Estramboto glosado.

 
   De la suerte mudanzas
cuerdo recela,
que abatir prontamente  10
suele al que eleva;
   y es su costumbre,
que su rueda no pare
siempre voluble.
   De la cruel envidia  15
maquinadora,
teme las asechanzas
que es alevosa;
   y es su contento,
—219→
que el mérito o la dicha  20
muera a su esfuerzo.
   De los celos aleves
teme la furia,
que hay (a prueba de su ansia)
pocas corduras;  25
   y estos furiosos,
son dados o tenidos
siempre dañosos.




ArribaAbajoEndechas endecasílabas

A la mudanza no esperada de un amante en una corta ausencia



ArribaAbajo   Ingrato Celio aleve,
que olvidar has podido
en una sola ausencia,
amor tan grande y fino,
   oye las justas quejas  5
de la que has ofendido,
con tu injusta mudanza,
aunque tu ingratitud sienta el oírlo.
   En una sola ausencia
si larga para el vivo  10
dolor de un pecho amante
del Dios alado herido,
   breve para la prueba
de un corazón, que activo
arde amorosamente  15
en su incendio divino.
   Tu inconstante fineza
conservar no ha sabido,
—220→
la fe que con palabras
lágrimas y suspiros,  20
   en tu infausta partida
poniendo por testigos,
los cielos y la tierra
de tu amante delirio,
   guardar inviolable  25
juraste fementido,
prometiendo constancias,
firmezas apostando al amor mismo.
   De vulgares bellezas
tu infiel pecho atraído,  30
y entregado tu afecto
a comunes cariños,
   de tal suerte las riendas
has dado al albedrío,
que como plaza abierta  35
para todo enemigo,
   trocando el amor noble
por el vil apetito,
ha sido tu infiel alma
presa de la primera que ha querido.  40
   No siento los ultrajes
que con tan vil, e indigno
proceder, Celio ingrato,
mi amor habrá sufrido:
   siento sólo la injuria  45
que con eso a ti mismo,
te has hecho decayendo
de aquel concepto antiguo,
   de aquella idea noble
que te habían adquirido,  50
—221→
en mi aprecio las prendas
que en algún tiempo en ti creí haber visto.
   Siento que no pudiendo
mi corazón altivo,
amar constantemente  55
a quien de amor no es digno,
   mi pasión amorosa
también ha decaído,
de aquella esfera ardiente
de aquel extremo fino;  60
   a que en medio de tantos
azares y peligros,
contradicciones, penas,
temores entredichos,
   persecuciones, iras,  65
crueles nuevas y avisos,
ceños de poderosos,
contrarios y enemigos;
   cual roca incontrastable;
al embate continuo,  70
de las airadas olas,
a despecho de todo había ascendido.
   Pues al paso que ahora
tan trocado te miro,
de lo que un tiempo fuiste,  75
veo, aunque a pesar mío,
   que justamente airada
y ofendida en lo vivo,
de tu infame mudanza
yo tampoco soy ya la que he solido.  80
   No sin dolor, ¡oh Celio!
sin pesar excesivo,
—222→
de mi amor de esta suerte
la proscripción intimo.
   Tú propio, Celio aleve,  85
tú propio eres testigo
del dolor, de la pena,
las ansias, los suspiros,
    la indignación, la ira,
el furor, el desvío,  90
que en mi pecho ha causado
la mudanza cruel, que en ti he advertido.
   Mi llanto muchas veces
tiernamente te ha dicho,
cuanto la inesperada  95
mudanza que en ti miro;
   tu trocada fineza,
tu ya desconocido
amor, ha contristado
y exasperado al mío;  100
   y cuanto un alma noble,
incapaz del inicuo
proceder que tú ostentas,
es capaz de extrañarlo y de sentirlo.
   Mas, pues pasar me has hecho,  105
por el dolor esquivo
de ver, y haber tocado
tus agravios y míos,
   y que una pena aleve
haya en fin padecido,  110
que no imaginé nunca
sufrir por ti y contigo;
   sabe que este fiel llanto,
estos tiernos suspiros,
—223→
este dolor acervo,  115
este cruel martirio,
   estos afectos nobles
con que sentir me has visto,
de fineza tan grande
el no esperado olvido,  120
   a mi amor las exequias
han hecho compasivos,
pues son de mi caricia
los últimos alientos que despido.
   Y que en estas congojas,  125
en estos parasismos,
en estas crueles ansias,
en estos desvaríos,
   y en estos sentimientos
con que afligida miro  130
que tu amor ha finado,
he dado yo sepulcro honroso al mío.
   Y así, a Dios, Celio ingrato,
a Dios ciegos delirios
de un amor que fue sombra  135
no más, pavesa y viso:
   pues como sombra vana
al movimiento, al giro
del cuerpo que la hacía
se ha desaparecido.  140
   A Dios vanos contentos,
a Dios gozos fingidos,
mentidas esperanzas,
engañosos cariños:
   a Dios amador falso,  145
amante fementido,
—224→
que a prueba de una ausencia
no sabe, infiel, tu amor vivir invicto.
   A Dios, y en paz te queda,
que yo vuelvo a mi antiguo  150
venturoso sistema
y acertado principio,
   de huir las asechanzas
de ese ciego dios niño,
de ese engañoso halago,  155
de ese tirano hechizo,
   de esa sierpe entre flores,
martirio apetecido,
veneno disfrazado,
y encanto de potencias y sentidos.  160
   Vuelva de mis afectos
el glorioso dominio,
con que siempre entre tantas
me he ostentado prodigio.
   Y no te atrevas, Celio,  165
con halagos fingidos,
con mentidas finezas,
con infieles suspiros,
   cuando a otros simulacros
sacrificas rendido  170
holocaustos e inciensos
que son de mí ya indignos,
   a procurar osado,
a pretender altivo,
que se revoque y mude  175
el decreto que intimo:
   porque si lo intentares,
si aspiras atrevido,
—225→
después de ofensas tantas
a evadir el castigo,  180
   juro por la entereza,
por el decoro mismo,
por mí, y amor, a quienes
tienes tan ofendidos,
   que sean mis venganzas  185
escándalo del siglo,
horror, pasmo y asombro
de amantes fementidos,
   que enseñado te dejen,
aleve y advertido,  190
que no siempre se ofenden
impunemente generosos bríos.




ArribaAbajoRomance

A uno que siendo muy fácil en mudar de amores y de amantes, decía sin embargo que sabía amar y que había amado muy de veras



ArribaAbajo   Miente Fabio cuando dice
que de veras ha querido,
que no olvida ni aborrece
tan fácilmente quien quiso:
   en eso se diferencian  5
el amor y el apetito,
que este cuenta por instantes,
si pudiera aquel por siglos.
    Dos veces querer a Fabio
con igual extremo he visto,  10
la una su amor paró en odio,
—226→
la otra en un ingrato olvido.
   Quien así quiere, no extrañe
le respondan con el mismo
querer y pues que si se haga  15
nos dice un adagio antiguo.
   Deseos tan mal formados,
afectos tan mal nacidos,
tan despreciable fineza,
tan aborrecible estilo,  20
   ansias tan abominables,
nacidas de un vil principio;
llama tan vaga y errante,
legítima hija del vicio:
   holocaustos tan comunes,  25
rendimientos tan indignos,
votos tan irreverentes,
tan infames sacrificios,
   no aspiren llegar osados,
sacrílegos y atrevidos  30
a las supremas deidades
que habitan el sacro Olimpo:
   conténtense con ir siempre
arrastrando y abatidos
por el valle, pues son sólo  35
de la baja venus dignos.
   Y así nobles hermosuras,
regias beldades, divinos
simulacros de las aras
sagradas del Dios Cupido,  40
   guardad de vuestro decoro,
los privilegios altivos,
con que del vulgo de tantas
—227→
distinguir la suerte os quiso:
   vivid alerta contra esos  45
falsos traidores suspiros,
que teniendo tan villanos
padres y tan abatidos,
   origen tan vil e infame,
solar tan desconocido,  50
quieren sin embargo, aleves,
de nobles parecer hijos.
   No sea que el candor vuestro,
desconociendo benigno,
de vulgares amadores  55
los engaños y artificios,
   tomando por eco amante
el que es de serpiente silbo,
os haga indebidamente
triunfo infeliz de un indigno.  60
   Advirtiendo que igualmente
en las guerras del Dios niño,
como en las del arrogante
fiero Marte vengativo;
   si aumenta al vencedor glorias  65
el valor de los vencidos,
del vencedor los valores,
son disculpas del vencido.




ArribaAbajoRomance

Dedicado a las Damas de Madrid, y generalmente a todas las del mundo



ArribaAbajo   Altas y nobles beldades,
discretas y hermosas Damas,
—228→
que al humilde Manzanares
ilustráis con vuestras gracias:
   cuyo sazonado chiste,  5
cuyo garbo, cuya gala,
cuya viveza, donaire
y disposición bizarra,
   os han hecho tan famosas
en las regiones extrañas,  10
que entre todas las del mundo
sois mantuanas celebradas.
   Sexo hermoso, combatido
sin piedad, con furia tanta,
a pesar y sin embargo  15
de creer vuestras fuerzas flacas,
   por continuos enemigos,
que con soberbia arrogancia,
(y aun cobardes, pues que lidian
con tan desiguales armas)  20
   continuamente os acechan,
y suponiendoos incautas,
de la buena fe abusando
os sitian, cercan y asaltan:
   una afecta vuestra, una  25
amiga, una apasionada
de las relevantes prendas
que os adornan y acompañan,
   deseando que discretas
no malogréis dichas tantas,  30
y el sinsabor excusaros
de verlas mal empleadas,
   compadecida, ¡oh hermosas
condolida y lastimada
—229→
ver cuan frecuentemente  35
la confianza os engaña;
   persuadiendoos (¡qué locura!)
neciamente lisonjeadas
del amor propio a que todos
los que os desean os aman;  40
   en precaución del peligro
de tanto daño (si basta
alguna para evitarse
males que el deseo abraza)
   con el más sincero afecto,  45
del que la debéis llevada,
hoy a vuestros pies dedica,
hoy ofrece a vuestras plantas.
   Estos mal formados rasgos
de sus poesías varias,  50
con que ha divertido a ratos
la ociosidad que la agrava:
   en las cuales, al impulso
de prolijas meditadas,
continuas observaciones  55
del hombre y de sus mudanzas,
   ha sacado las pinturas,
que en ellas van dibujadas,
con el buen fin y deseo
de que al verlas, al mirarlas,  60
   precaviéndoos advertidas,
en otras escarmentadas,
contra enemigos tan fieros
sepáis defenderos cautas:
   y que ya que no es posible  65
de enemigos tan de casa
—230→
libertaros, por lo menos;
prevenidas y avisadas,
   sepáis de vuestro decoro
las prerrogativas altas  70
conservar, estando alerta
contra sus alarmas falsas,
   y en conociendo el engaño,
la vil traición, la asechanza,
la engañosa batería,  75
la correspondencia ingrata,
   a combates tan villanos,
a tan indignas batallas,
sin recelo de ignominia,
volváis prudentes la espalda:  80
   y aunque el contrario os insulte
con afrentosas palabras,
desistid de tal empresa,
aunque esté ya comenzada:
   que el proseguir en un yerro  85
porque se empezó, dilata
el error, y es cobardía
en lugar de ser constancia:
   que un yerro, una inadvertencia
corregida y enmendada,  90
de los juiciosos siempre
mereció las alabanzas;
   y un jugador advertido
si ve que un naipe le daña,
con destreza prontamente  95
de su juego le descarta:
   porque un azaroso naipe
el juego todo desgracia,
—231→
entonces es necesario
dejarle, o mudar baraja.  100
   Esto, nobles hermosuras,
esto, hermosas Mantuanas,
quien vuestras glorias desea,
quien os quiere, quien os ama,
   quien vuestros fastos procura,  105
vuestro aplauso, vuestra gala,
os aconseja y advierte
de su afección obligada:
   porque ya que no insensibles
seáis a pasión tan gratas  110
a encanto tan halagüeño,
a propensión tan tirana,
   a tan violento atractivo,
a tan poderosa instancia,
que los más nobles esfuerzos  115
lleva tras sí y arrebata.
   Y ya que no de invencibles,
en guerras tan obstinadas
como las que amor os hace,
podáis blasonar ufanas,  120
   el rendimiento a lo menos
sea en tales circunstancias,
con tan honrosos partidos,
con tan gloriosas ventajas,
   que esos fieros enemigos  125
que en vencer creen que avasallan,
a vuestra condescendencia
no intenten hacer esclava:
   y sepan que si atendidas
quieren que sean sus ansias,  130
—232→
si el grado y la fineza
quieren lograr vinculadas,
   con rendimientos continuos,
con sumisiones, con gratas
y finas correspondencias  135
de los favores que alcanzan;
   con perennes gratitudes
y finezas continuadas,
han de lograr solamente
fijarla y afianzarla.  140
   Y que el que quiera gloriarse
de que le estiman, que le aman,
que admiten sus sacrificios,
que sus ofrendas agradan;
   que distinciones merece,  145
que glorias consigue ufanas,
que facilita imposibles
y que deidades humanas
   ha de saber adquirirse
discreto dichas tan altas,  150
y finalmente el que amado
ser quiera, amable se haga.
   De otra suerte ignominiosa,
afrentosa, vil y baja,
haréis la pasión más noble,  155
más ilustre, más hidalga,
   más generosa, más digna,
más ínclita y celebrada,
de cuantas combaten fieras
la debilidad humana:  160
   a la que sólo rendirse
saben generosas almas,
—233→
remontados corazones,
fieras elevadas garzas,
   nobles altivos alientos,  165
peregrinas arrogancias,
espíritus altaneros,
divinas deidades sacras:
   que en vencer y ser vencidos,
puede haber gloria e infamia,  170
atendidas de uno y otro
suceso las circunstancias.




ArribaAbajoSeguidillas

A un amante que por vengarse dejó de cortejar a una Dama de mérito, y se dedicó a una fea



ArribaAbajo   El que deja una linda
por una fea,
en lo que pierde al trueque
lleva la pena;
   y así la burla,  5
será el digno castigo
de su locura.
   De necio se acredita
cualquiera amante,
que veleidad afecta  10
por desquitarse;
   porque el despique,
no igualando las prendas
sólo es repique.
El servir a una fea  15
—234→
tiene de bueno,
lo sobrado que siempre
se goza el tiempo;
   pues que es forzoso,
alma y cuerpo en tal lance  20
tener ocioso.
   Éste es todo su logro
aun cuando sean,
como el vulgo supone
las más discretas;  25
   pues ya nos dijo,
un ingenio famoso
del otro siglo,
   Que importa que una fea
sea entendida,  30
si en viéndola la cara
no hay que decirla18.




ArribaAbajoDos octavas

A la muerte de la Señora Pepa Huertas, cómica famosa de una de las dos Compañías representado de Madrid; de quien la que las hizo era muy apasionada



ArribaAbajo   Llora, Melpómene divina, llora,
pues la que más feliz, más dignamente
supo pintar en cuanto Phebo dora
de tus desastres el dolor vehemente;
—235→
al corte fiero en su mejor aurora,  5
de la limpia, la implacable, la inclemente
átropos cruel, con ella, en la fría losa
sepultado ha, tus fastos rigurosa.
   Recibid, ¡oh, vosotras venturosas
almas de las moradas celestiales!  10
A aquella, que tan dulces, tan gustosas
lágrimas, recitándonos los males
con que las tres hermanas ruginosas
afligen con frecuencia a los mortales,
nos hizo derramar; y en premios justos,  15
en los Elisios goce eternos gustos.




ArribaAbajoSoneto

Habiéndose pedido a la Autora porfiadamente de palabra y por escrito hiciese una definición moral del hombre, satisfizo la curiosidad de los que la importunaban sobre este particular, en el siguiente



ArribaAbajo   Es el hombre, entre todos los vivientes,
el que mayor malignidad alcanza,
excediendo en fiereza y en venganza,
a los Tigres, Leones y Serpientes:
   son sus torpes deseos más impacientes:  5
de él la simulación y la mudanza,
la traición, el engaño, la asechanza,
que no se halla en las fieras más rugientes:
   de él la loca ambición con que quisiera
vejar y avasallar a sus antojos  10
todos sus semejantes, si pudiera:
—236→
    éste es el hombre: mira sin enojos,
si es que puedes, mortal, tanta quimera,
y para tu gobierno abre los ojos.
 

Habiéndose suscitado en presencia de la misma, la disputa de si era o no propio del militar ser enamorado, y habiendo dicho esta lo parecía que en ninguna manera desdecía ni se oponía el ser enamorado a ser gran soldado, y que antes creía que el amor podía contribuir a que lo fuese y supiese ser más racional y humanamente, la pidieron expusiese este su dictamen en un Soneto; lo que ejecutó en el siguiente de consonantes iguales o seguidos.

 
   Si Venus apacible, hermosa, afable,  15
el rigor no templara y la fiereza
del furibundo Marte, y la aspereza
de su Belona fiera, e intratable,
   ¿quién tolerar pudiera su espantable
condición, arrogancia y fortaleza?  20
Así que de Accidalia la terneza,
su amorosa caricia y gracia amable,
   mitigando de Marte la dureza,
su furor y su fura inexorable,
dulcifica y suaviza su rudeza:  25
   que no en vano la siempre venerable
antigüedad, a la deidad belleza,
quiso que se rindiese el formidable.




ArribaAbajoRomance

Al desengaño de un amante, que no amando ya a su amada como antes la había amado, quería fingir el mismo amor que antes la había tenido, y seguir en el empeño de obsequiarla.



ArribaAbajo   En vano te cansas, Julio,
en vano tu amor esfuerzas,
tu Clori ya se mudó,
llamar puedes ya a otra puerta:
   mientras tu Clori pensó  5
que la amabas tierno, mientras
tus caricias y expresiones
juzgó Clori verdaderas,
   mientras tus dulces palabras
tuvo, Julio, por ingenuas,  10
mientras de tu alevosía
no tuvo Clori sospecha:
   mientras creyó confiada
como hermosa, que eran ciertas
tus finas amantes ansias,  15
tus amorosas protestas,
   tus cuidados, tus esmeros,
tu solicitud, tus quejas,
tu siempre bien expresada
y aparentada fineza:  20
   de ejemplo al mundo la suya
pudo servir y de regla,
de única en él blasonando,
cuando no de la primera.
—238→
   De tal suerte que al ver todos  25
y al mirar la indiferencia
con que Clori contemplaba
todo lo que tú no era,
   la Penélope segunda
la llamaban, que discreta  30
destejiendo y retejiendo
la tan afamada tela,
   entretenía animosa
tan constante como tierna,
de un amor cuasi difunto  35
esperanzas cuasi muertas:
   y con ellas aguardaba,
con indecible firmeza,
de su fiel amante Ulises
la tan deseada vuelta:  40
   pero habiendo visto Clori
con indubitables pruebas,
que imitas al Griego sólo
en traiciones y cautelas,
   en engaños, en falacias,  45
y en las mentidas finezas,
con que a Circe y a Calipso
correspondió con fe griega:
   y no en el vivo deseo,
en las ansias verdaderas,  50
con que en medio de los gozos
de la primavera eterna,
   que reinaba y disfrutaba
en las regiones amenas
de la hermosa inmortal Ninfa,  55
y de la bella hechicera,
—239→
   continuamente procura,
suspira y por ver anhela
los Patrios muros de Ítaca,
y su amada esposa bella;  60
   y menos en la constancia,
en el esfuerzo y destreza
con que de Scila y Caribdis
huyó las gargantas fieras,
   y burlar supo en el golfo,  65
temido las halagüeñas
voces de las cantadoras,
o encantadoras Sirenas:
   pues contra lo que esperaba
Clori, y esperar debiera,  70
a pesar de tus falaces
y mentirosas promesas,
   todo el discurso y el tiempo
de tu fingida fineza,
ha sido un continuo enlace  75
de traiciones y de ofensas:
   de engaños, de alevosías,
de malas correspondencias,
de ficciones, disimulos,
y mal pagadas ternezas.  80
   La de Clori, Julio mío,
se ha entibiado de manera,
que de todo aquel gran fuego,
de aquella máquina inmensa,
   de aquel ardor amoroso,  85
de aquella pasmosa hoguera
en que amante se abrasaba
tan gustosa como tierna,
—240→
   apenas rescoldos tibios,
apenas tibias pavesas,  90
o cenizas cuasi frías,
son las que se ven apenas:
   tantas y tales mudanzas,
tales y tan lastimeras
novedades ocasiona  95
en amor, una fe incierta:
   ¿por qué pensarás, o Julio,
que de amor la madre bella,
alas le daría a su hijo,
con las que ligero vuela?  100
   ¿Piensas acaso que es solo
para que inconstante sea,
vario, mudable, atrevido,
y lleno de inconsecuencias.?
   Pues te engañas, Julio mío,  105
que Venus amante y tierna
se las dio para que cuando
sus agravios amor viera,
   cuando vea la inconstancia,
el engaño, la cautela,  110
la traición, la alevosía,
la ingrata correspondencia
   a tan monstruosas fealdades,
a monstruosidad tan fea,
la espalda airado y resuelto  115
velozmente volver pueda:
   amor para que subsista,
para que medre y que crezca,
necesita del halago,
de la amorosa terneza,  120
—241→
   del cariño el agasajo,
de la fiel correspondencia,
del constante rendimiento,
de la continua fineza,
   del contento, la alegría,  125
la cortés condescendencia,
de la complacencia amante,
y de la fe verdadera:
   de otra suerte al menor soplo
de la liviandad se vuela;  130
se desaparece, huye,
y tan distante se aleja,
   que el pretender, Julio mío,
que una vez que se fue vuelva,
es querer surcar los aires  135
y en el mar encontrar huellas.
   Bien sabes que sin Anteros
se moría de tristeza,
amor, y que se le dieron
para que vivir pudiera:  140
   si el amor, pues, sin Anteros,
que es la fiel correspondencia,
ni ser, ni medrar podía
y para que no muriera,
   para que no falleciese  145
del todo, y no careciera
el mundo, por esta falta,
de su mayor excelencia,
   fue preciso, y fue forzoso,
dársele en fin. ¡Qué extrañeza  150
te ha de hacer, que sin el tuyo,
el de tu Clori fallezca!
—242→
   Del amor, Julio querido,
todo el ser, toda la esencia,
la constituye y le forma  155
del amante la terneza:
   ésta es la que deidad le hace,
ésta la que le aparenta,
con un cuerpo que no tiene,
con aljaba y con saeta.  160
   Ésta la que ser le influye
y la que hace que parezca
un ente distinto, siendo
los dos una cosa misma:
   pues el ardor del amante,  165
sus extremos, su fineza,
sus implacables deseos,
su ansia, sus gozos, su pena,
   es el mismo que con arco,
con carcaj, vendado y flechas,  170
alado, desnudo y niño,
la fábula nos presenta:
   queriendo sólo con tales
tan demostrables señas,
de sus daños, atributos,  175
y efectos darnos la idea:
   si amor, pues, no es otra cosa
que aquella afición, aquella
fiel voluntad que el amante
a su amado le profesa,  180
   faltando esta, es preciso
que en nada aquel se resuelva,
que deje de ser cupido,
todo desaparezca:
—243→
   a manera de los duendes,  185
de los que hablillas añejas,
sentando que esta alimaña
hay en la naturaleza;
   animales invisibles
e irracionales, que engendra  190
la putrefacción y masa
de los vapores grosera,
   que en las cuevas, subterráneos
y otros parajes se encuentran,
con novedad y con chiste,  195
dicen que son y asevera,
   de la que ellos asimismo
se mantienen y alimentan,
y viven sólo aquel tiempo
que existe y subsiste aquélla:  200
   y que de oírlos a tiempos
es esta razón previa,
porque se mueren y acaban
luego que les falta esta.
   De la evidencia prescindo  205
del argumento y sus pruebas,
y el símil aplico sólo
porque hace al caso a mi tema:
   y con él, Julio querido
te declaro, que es quimera,  210
desvarío, desatino,
temeridad, vana empresa:
   sabiendo que no las has,
Julio, con alguna necia,
intentar suplir la falta  215
de una afición verdadera,
—244→
   con un afecto fingido,
con una vana apariencia,
con un alevoso engaño,
con una falsa fineza;  220
   que amor verdadero tiene
tan indubitables señas,
tan precisas circunstancias,
tan infalibles las muestras;
   tan evidentes, seguras,  225
y tan constantes las pruebas,
que no es posible engañarse,
ni que equivocarse puedan.
   Y así deja, Julio mío
intento tan vano, deja  230
de añadir a tu inconstancia,
del engaño las ofensas;
   y pues que Clori al auxilio
el desengaño, ya llega
a verse de los combates  235
de su pasión más serena;
   no la inquietes, no la irrites,
déjala que viva, deja
que tome de tus injurias
esta venganza, siquiera;  240
   que yo en su nombre en el mío,
en el de la razón misma,
te repito aunque les pese
a tus injustas querellas,
   que en vano te cansas, Julio,  245
en vano engaños esfuerzas,
tu Clori ya se mudó,
llamar puedes ya a otra puerta.



  —245→  

ArribaAbajoRomance

Imitando al de aprended flores de mí lo que va de ayer a hoy, &c.



ArribaAbajo   Aprended Clicies de mí
lo que va de ayer a hoy;
de amor extremo ayer fui,
leve afecto hoy aún no soy:
   ayer de amor poseída,  5
y de su aliento inflamada,
en los ardores vivía,
del fuego me alimentaba;
   y a pesar de la violencia
con que sus voraces llamas,  10
cuanto se opone a su furia
arden, consumen y abrasan,
   como pábulo encendido,
cual cantada Salamandra,
solamente hallaba vida  15
entre sus ardientes ascuas:
   y hoy en tan tibios ardores
yace o desfallece el alma,
que el frío carbón apenas
da señas de que fue brasa.  20
   Ayer los fieros volcanes
de amor, no sólo halagaban
el pecho, si no que amante
fuera de ellos no se hallaba:
   y sin ellos decadente  25
y exánime desmayaba,
y moría y perecía
—246→
como el pez fuera del agua:
   y hoy no sólo temeroso
y pavoroso se espanta  30
de la más leve centella
que en el aire corre vaga,
   sino que el horror y miedo,
que a la luz la fiera brava
tiene, imitando a cualquiera  35
resplandor vuelve la cara:
   ayer por poco el incendio
en que amante me abrasaba,
vuelve en pavesas el mundo,
todo, y en humo le exhala:  40
   y en una hoguera la hermosa
máquina de él, transformada,
por poco vuela en cenizas,
de mi ardor comunicadas:
   y hoy apenas de que ha habido  45
lumbre dan señas escasas
tibios rescoldos; tan muertas
yacen ya, y tan apagadas.
   Ayer de verme amar tierna,
hasta lo insensible amaba,  50
y de mi ejemplo movidas
las piedras inanimadas,
   contra su naturaleza
y dureza decantada,
del amor y sus halagos  55
sentían las dulces ansias;
   y hoy de mis tristes lamentos
y de mis quejas amargas,
la región toda amatoria
—247→
conmovida y espantada:  60
   los símbolos de amor mismo,
las enamoradas plantas,
la arrulladora paloma,
la tórtola amartelada,
   temiendo encontrar desdichas  65
donde gozos esperaban,
los patrios amantes nidos
abandonan asustadas.
   Tanto puede, tanto influye,
tanto mueve, tanto daña;  70
tantos y tales estragos,
y metamorfosis causa,
   un doble alevoso trato,
un engaño, una fe falsa,
una indebida tibieza,  75
y correspondencia ingrata;
   un desengaño, una injusta
veleidad, una villana
aspereza, una grosera
ficción, una vil mudanza:  80
   y pues veis y habéis notado
regularmente en que paran
de los más finos anhelos
y más amantes constancias,
   por falta de verdaderos  85
amadores, y de gratas
ardientes correspondencias
las más amorosas ansias;
   haciéndoos como discretas
el escarmiento, avisadas,  90
infiriendo de lo de hoy
—248→
lo que podrá ser mañana.
   Aprended, Clicies, de mí
lo que va de ayer a hoy;
de amor extremo ayer fui,  95
leve afecto hoy aún no soy.




ArribaAbajoRomance

A un vicioso y abandonado, que se alababa de no haber amado en tu vida, y decía ser incapaz de amar.



ArribaAbajo   De un gran necio te acreditas,
pensando que de discreto,
cuando ostentas que es, y afirmas
incapaz de amar tu pecho:
   porque has de saber, Crisanto,  5
que sólo un entendimiento
verdadero, claro, exacto,
de buenos principios lleno,
   una alma grande, dotada
de todos los privilegios  10
que la hacen y constituyen
racional en su complejo,
   un ánimo generoso,
un corazón bien dispuesto
y organizado, ser puede  15
capaz de un noble afecto:
   porque para amar es fuerza
preceda el conocimiento
de las virtudes que amable
hacen al amado objeto;  20
   y éste no puede encontrarse
—249→
ni existir sino en discretos,
en entendimientos grandes,
en juicios sanos y rectos:
   pues así como es el blanco  25
del juicio lo verdadero,
de la voluntad humana
es, y debe ser lo bueno.
   Y esta discernencia, esta
sindéresis o criterio  30
de la bondad y lo justo,
no es repartición de necios:
   con que haz cuenta, que pensando
que dices un buen concepto,
cuando de incapaz te alabas  35
de tan noble sentimiento,
   profieres inadvertido
un disparate estupendo,
un desatino evidente,
y contra ti un vilipendio:  40
   pues de un afecto tan digno,
segregándole lo excelso
que incluye, lo más precioso,
más estimable y supremo,
   que es aquella pura y limpia  45
voluntad, que prescindiendo
de accidentes y materias
sabe arder en puros fuegos;
   te quedas con lo más torpe,
más despreciable y grosero,  50
que es el apetito: escoria
del vulgo de los afectos:
   con el que vil se asemeja,
—250→
(si él solo de sus deseos
es el móvil y principio)  55
el hombre al bruto jumento:
   pues éste, sin que preceda
razón, ni elección, a tiempos
como tú, por solo instinto,
siente el estímulo mismo.  60
   Mira el favor que por ese
mal entendido gracejo
te haces a ti propio, y pide
albricias al pensamiento:
   pues por él, inadvertido,  65
sin reflexión, indiscreto,
te igualas a los que pueblan
el monte y bosques espesos;
   a las aves, a las fieras,
al caballo, al gato, al perro,  70
a los reptiles más viles,
y al más despreciable insecto:
   quedémonos, pues, Crisanto,
en esto acordes, e ingenuo
confiesa que es capaz sólo  75
de amor el sabio, el discreto,
   el de un pensar escogido,
el de un espíritu entero,
el hombre fino, educado,
no el ordinario y plebeyo:  80
   que éste sólo el apetito
conoce y torpe fomento,
la insolencia, la torpeza,
y del amor lo ratero:
   que de funciones del alma,  85
—251→
como el bruto, cuasi, ajeno,
desconociéndolas todas,
sólo atiende a las del cuerpo:
   y deja la empresa vana
de aparentarte, (creyendo  90
que estriba en eso el ser fuerte,
o siquiera el parecerlo):
   incapaz, como los brutos,
de un sentimiento tan bello,
que es un distintivo, entre otros,  95
que te distingue de aquellos;
   contra lo que interiormente
te está el corazón diciendo,
y a pesar del testimonio
que te da el alma allá dentro,  100
   por sólo parecer fuerte
a los bobos; que los cuerdos,
a pesar de tu artificio
te conocerán el juego;
   a manera del cobarde,  105
que para ocultar su miedo
a la vista, con frecuencia
ostenta el brillante acero.
   Y sabe, Crisanto mío,
igualmente y asimismo,  110
que el ser fuerte no consiste
en ser un hombre estafermo;
   en carecer de pasiones,
en no tener sentimientos;
que eso en lugar de los vivos  115
fuera tratar de los muertos:
   sino en no dejar que aquellas
—252→
dominen nunca el sujeto
que acompañan; pues es sólo
de ellas culpable el exceso:  120
   la demasiada vehemencia
con que a veces sin remedio,
por una condescendencia
nimia, oprimen alma y cuerpo:
   que hombre sin sentido humano,  125
y sin pasiones, es cuento
que existe sólo en ideales
y voluntarios conceptos:
   y cuando se hallara, fuera
por eso mismo imperfecto;  130
pues de responder dejara
por lo mismo a su compuesto:
   y para que lo comprendas
claramente y sin rodeos,
te lo explicaré, Crisanto,  135
mejor, con un argumento.
   Es cierto que el hombre consta
de alma racional y cuerpo;
y que de las tres potencias
consta aquélla, es también cierto:  140
   si el hombre sin ejercicio
las tuviera, y sin empleo,
del fin a que fue criado
desdijera, y de sí mismo:
   porque el Criador divino,  145
el sumo hacedor supremo,
que ningún ente produjo
por acaso, ni superfluo,
   la dotó liberal de ellas
—253→
justamente y con intento,  150
de que las emplee en justos
dignos debidos objetos:
   y que rastreando advertido,
sagaz, entendido y diestro,
por lo bueno lo mejor,  155
por lo mejor, lo más bueno,
   fuera por sí, y de este modo,
de grado en grado subiendo,
hasta llegar a aquel sumo
bien, de toda bondad centro:  160
   origen de la hermosura
y discreción, complemento
de todo lo más amable,
de lo bueno y lo perfecto:
   y conocido, le amase  165
como debe, pues es cierto
que lo bueno de justicia
debe amarse, y de derecho.
   Además de que de todas,
a las que el hombre sujeto  170
está desde su pecado,
es ésta la de más precio,
   la más noble, la más digna
de su racional compendio;
la sola que con el alma  175
pasa dichosa a lo eterno:
   con que no siendo posible
que sin humanos afectos
o pasiones, se halle el hombre
en su natural completo:  180
   pues si se hallara, sería
—254→
una disonancia, un yerro
de la gran naturaleza,
y más que hombre, monstruo fiero;
   dicho se queda, que sólo  185
en evitar los extremos
de ellas, y saber en todas
guardar un prudente medio,
   consiste la fortaleza,
el ser racional, discreto,  190
la Justicia, la templanza,
virtuoso, sólido y cuerdo.
   Y si tan claras razones,
y tan fundado argumento
no te dejan convencido  195
de engaño y error tan feo,
   y a pesar de todo, quieres
mantenerte en él, creyendo
pueril, flaca y vanamente
hacer de hombre fuerte en eso;  200
   y antepones obstinado
a los honestos anhelos,
que el decente amor inspira
los brutales movimientos,
   dejándote por lo que eres,  205
enviarte en fin resuelvo
a los bosques y a las selvas
con tus dignos compañeros.



  —255→  

ArribaAbajoRomance

Elogios y Encomios al amor verdadero, decente, lícito y honesto.



ArribaAbajo   ¡Oh amor, de las pasiones
del hombre, la más hidalga,
la más noble, la más digna,
la más regia, la más alta!
   Apolo me dé benigno  5
su fuego, y las nueve hermanas
me asistan, para que pueda
con voz sonora y templada,
   de tus heroicas virtudes,
de tu noble ser, tu gala  10
y de tu mucha excelencia
cantar hoy las alabanzas.
   Hablo del amor honesto,
de aquella divina llama
que del sacro consistorio  15
a la tierra destellada;
   uniendo en decentes lazos
de un casto afecto las almas
hermosea y vivifica
la naturaleza humana:  20
   y excluyo de todo punto
la abatida, la vil, vaga
concupiscencia común,
hija del amor bastarda;
   como fea, como espuria,  25
como aleve, como ingrata,
—256→
como impropia y como indigna
de lucir en nobles aras:
   y volviéndome ¡oh amor!
a ti, a tu nobleza rara,  30
a tus dignos atributos,
a tus gloriosas hazañas,
   digo, ¿qué fuera del mundo
ya, si la divina sacra
providencia, con el suyo  35
infinito no ordenara,
   que máquina tan hermosa,
en debida consonancia,
el todo con cada parte
correspondencia guardara?  40
   A ti, ¡oh noble ser! virtud
de la inmensa dimanada,
se debe la gran concordia,
la correspondencia grata,
   que entre sí los elementos,  45
los principios y las causas
segundas, en sus efectos,
movidas de la primaria,
   con admirable armonía,
con dirección siempre sabia  50
para bien del universo
tienen, conservan y guardan:
   con la que incesantemente
producen las variadas,
maravillas y prodigios  55
que nuestra vista regala:
   y renovando cada año
sus producciones, sus gracias,
—257→
mantiene el mundo en perpetua
juventud continuada:  60
   donde tú existes, ¡oh amor!
ninguna cosa por alta,
por noble y grande que sea,
por preciosa y estimada,
   las riquezas, poderíos,  65
las magníficas estancias,
los edificios soberbios,
las profusiones, las galas,
   los mandos, los señoríos,
los regalos, la abundancia,  70
ni los preciosos tesoros
se echan menos ni hacen falta:
   y al contrario, donde tú
no asistes, ¡oh amor! de nada
sirve el poder, la riqueza,  75
el fausto, el lujo, la gala;
   los Palacios más hermosos,
las más preciosas alhajas,
los festines, los paseos,
las opulencias bizarras,  80
   los trenes y los arreos,
la mesa exquisita y grata,
pues nada de esto, ¡oh amor!
da gusto, donde tú faltas:
   que así como el ser inmenso  85
él a sí mismo se basta,
y sin él ninguna cosa
subsiste, ni ser alcanza;
   donde tu favor no adorna,
no sazona, no acompaña  90
—258→
las demás satisfacciones,
el todo se vuelve en nada:
   pues sin ti, sin tus halagos,
sin tu hermosa activa llama,
en las mayores delicias  95
sólo fastidios se hallan:
   diganlo tus desgraciados,
diganlo cuantos y cuantas
por no querer tú asistirlos
por tu ausencia, por tu falta,  100
   en las mayores grandezas,
en las fortunas más altas,
y en soberbias posesiones
viven una vida amarga;
   y trocarían su suerte,  105
en tu agrado, y con tu gracia,
en medio de sus riquezas,
por la más pobre y más baja:
   dígalo el gusto que reina
en las pajizas cabañas  110
contigo, y sin ti el disgusto
en las torres más ufanas:
   contigo todo da gusto,
todo alegra, todo agrada,
y sin ti todo da enojos,  115
todo ofende, todo enfada:
   desdichado el himeneo
que sin ti enciende su llama,
y dichoso el que contigo
la tea nupcial abrasa:  120
   a ti se debe, ¡oh amor!
dulce afecto de las almas,
—259→
las sucesiones continuas,
que en las familias preclaras,
   desde el principio del mundo  125
ilustrando las prosapias,
han dado dichosamente
tantos héroes a la fama:
   continuamente por ti
todas las especies varias  130
de la gran naturaleza,
se ven, amor, renovadas:
   siendo el verdadero Fenis
tú, mejor que el de la fama,
pues produciendo renuevos  135
continuos de los que acaban;
   de las cenizas de unos,
a otros das ser y levantas,
disponiendo sabiamente
si unos mueren que otros nazcan.  140
   Para que en continua serie,
para que en igual balanza,
el mundo conserve siempre
una juventud lozana.
   Tú, de todas las pasiones  145
la sola eres que no acabas
con la vida, y que trasciendes
a la eterna con el alma,
   para amar constantemente,
para adorar cara a cara  150
con la vista intuitiva,
a la causa de las causas:
   a aquella inmensa dulzura,
inmensa hermosura y gala,
—260→
inmensa bondad, inmenso  155
ser, sabiduría y gracia;
   abismo de perfecciones,
piélago de amor, de gracias,
y fuente de donde todas
las hermosuras dimanan.  160
   Los que injustos te atribuyen
que has causado, amor, y causas
en el mundo desventuras,
estragos, muertes, desgracias,
   equivocando indiscretos  165
los efectos con las causas,
y confundiendo accidentes
con las esencias, se engañan:
   porque tú, amor, en ti mismo,
sin mezcla de aquella rabia,  170
furia infernal de los celos,
de su furor, de su saña,
   sin una concupiscencia
común, y lascivia vaga,
desorden del apetito,  175
imagen de amor bastarda:
   sin la violencia, el engaño,
la veleidad, la inconstancia,
la ingratitud, el olvido,
sin la traición, la venganza,  180
   y los demás accidentes
que por la miseria humana,
y por sus debilidades
comúnmente te acompañan,
   eres sólo un ente puro,  185
limpio, precioso y sin mancha,
—261→
necesario al universo,
de todas las cosas alma;
   sin el cual todo yaciera,
todo muriera y faltara,  190
y en breve tiempo el humano
ser, se resolviera en nada.
   Mas desde que aquel contrario
de las venturas humanas,
las turbó y deshizo todas  195
con aquella vil manzana,
   que fue, y es la verdadera
Pandora, cuya cruel caja,
abriéndose esparció al mundo
los males y las desgracias:  200
   toda la máquina hermosa
del universo, alterada
por él, y por su malicia,
por su envidia, por su rabia,
   siempre a lo mejor, más bueno,  205
a la virtud más exacta
acompaña algo de malo,
con que su esencia desgracia:
   bien que sólo lugar tiene
esto en las almas pacatas,  210
no en las nobles y altaneras,
no en las elevadas garzas;
   que remontando su vuelo,
traspasando las montañas
de los defectos comunes,  215
seguras sobre ellos marchan:
   y saben vivir exentas,
al fin como grandes almas,
de aquellas debilidades
—262→
que a las vulgares arrastran.  220
   Últimamente, tú, amor,
noble esencia, dimanada
del manantial de virtudes
de la fuente de las gracias,
   hiciste la incomparable,  225
la inefable, la admirada
y nunca bastantemente
celebrada fina hazaña:
   (que al humano entendimiento
asombra, estremece y pasma),  230
de que el Eterno divino,
increado se humanara:
   y tomando en unas puras
inmaculadas entrañas
ser humano, (¡qué portento!)  235
desde sus esferas altas,
   desde sus excelsos solios
enamorado bajara,
a la tierra, y al gran precio
de su sangre Sacrosanta,  240
   a ella ansioso volase
a rescatar una alhaja,
que él había formado sólo
por ser amado y amarla.
   Después de hecho tan insigne,  245
de tan portentosa hazaña,
de fineza tan extrema,
debida a tu virtud rara,
    no hallando más que decir
ya, ni con que compararla,  250
pasmado de tal portento
mi canto, su curso para:
—263→
   y deja mis merecidos
elogios, tus alabanzas,
los dignísimos encomios  255
de tus proezas y hazañas,
   de tus nobles atributos,
de tus virtudes preclaras,
y de tu grande excelencia
a plumas más ilustradas.  260




ArribaAbajoRomance

A una fea, que envidiosa de los aplausos de hermosa, que lograba otra Dama de alguna más edad que ella, por disminuírselos e injuriarla, la llamaba vieja



ArribaAbajo   Muy engañada te tiene,
Anarda, tu aprehensión necia,
creyendo que el ser anciana
es más tacha que el ser fea:
   a Belisa, que de hermosa,  5
en las gloriosas palestras
de la hermosura ha llevado
siempre la ilustre bandera,
   porque algunos bellos años
a ti dichosa te lleva,  10
sin que estos hayan causado
detrimento en su belleza,
   para consolar la envidia
que te despedaza fiera
de ver que sus alabanzas  15
parece han de ser eternas,
   por si puedes disminuirles
—264→
el mérito a tantas prendas
como la ilustran y adornan,
rabiosa la llamas vieja.  20
   ¿Sabes tú que entre los males
con que las furias leteas,
pueden afligir al mundo,
no le hay mayor que el ser fea?
   La anciana que ha sido hermosa,  25
aunque ya no lo parezca
tanto, como en lo florido
de su verde primavera,
   siempre algunos bellos restos
logra de aquellas riquezas,  30
que en su juventud ha gozado,
con los que la vista alegra:
   pero la que después y antes
ha sido, es, y será fea,
siempre a los ojos de todos  35
será, ha sido, y es molesta:
   además que la que logra,
porque la naturaleza
privilegiarla ha querido,
como madre y como dueña,  40
   que el voraz tiempo no haga
el daño, y estrago en ella,
que acostumbra hacer en todos
por ley precisa y severa;
   de demérito ninguno  45
puede servirle el que tenga
mucha edad, aunque esta, Anarda,
la de los patriarcas sea:
   pues si logra verse hermosa,
como a los veinte, a los treinta,  50
—265→
añade dones y gracias
con que su beldad completa:
   porque en la juventud suma
por bien que a todos parezca,
siempre el juicio echa menos  55
la madurez que no es de ella:
   pues siempre en ella se halla
la insipidez, la aspereza,
que en la fruta no madura
todo buen sabor encuentra:  60
   de modo que el que lograse
en la edad madura y cuerda,
gozar la misma hermosura
que en la juventud extrema,
   ese sólo lograría  65
la cumplida, la perfecta
felicidad, pues a un tiempo
en sí dos cosas uniera,
   que si a verse llegan juntas
en una persona misma,  70
puede temer sujeciones
la redondez de la tierra:
   pues logra tocar a un punto
las dificultosas teclas,
y los expuestos extremos  75
de verdor y madureza.
   Así que, Anarda, la tacha
con que a Belisa la bella
piensas ultrajar, diciendo
a boca llena, que es vieja;  80
   toda la vez que consigue
mirar su beldad exenta
—266→
de la injuria de los tiempos,
y de su infausta carrera;
   pues por privilegio raro  85
de la gran naturaleza,
es más hermoso su otoño,
que de otras la primavera;
   más la ilustra y engrandece,
más la aplaude y la celebra,  90
porque a las prerrogativas
del Ángel puro la eleva;
   y a la gracia de inmortales,
que en las supremas esferas
logran ser de muchos tiempos,  95
sin que por eso envejezcan:
   y supuesto, Anarda mía,
que por más que te enardezca
el pesar de ver hermosa
a Belisa, y a ti fea,  100
   ni ella ha de dejar por eso
de serlo, ni tú de fea
has de poder evitarte
la rigorosa sentencia:
   ya que a los hombres de hermosa  105
no puedes llegar, y es fuerza
conformarte con tu suerte,
aspira a los de discreta:
   que además de ser más nobles,
más dignos de honra y de excelsas  110
alabanzas, puedes sola
erigírtelos tú misma:
   y conseguirás por ellos
dominar esas flaquezas
—267→
gloriosamente de envidias  115
vergonzosas y rateras:
   no emulando perfecciones
tan caducas y terrenas,
y elevando tu deseo
a las del alma y eternas:  120
   sabiendo que de unas a otras
hay la misma diferencia,
y las exceden en precio,
lo que va de Cielo a tierra:
   consolándote, mi Anarda,  125
con que ya que el Cielo fea
quiso hacerte, de otros dones
te ha dotado en recompensa.
   Pues si la hermosa o deseos
arrastra ufana y soberbia,  130
y aplausos que las más veces
son causa de su miseria.
   A la fea de entendida,
de sagaz y de discretas
la ha concedido las palmas,  135
con las que orla sus empresas:
   si es la beldad aplaudida,
es motejada de necias
mientras se ve vinculada
la discreción en las feas:  140
   a la hermosura, desgracias
el Cielo airado decreta,
acaso en pena debida
de las que ocasiona ella;
   y a la fealdad venturas,  145
tanto que en fin a ser llega
—268→
proverbio, y principio cierto
la ventura de la fea:
   que de este modo la siempre
justa y sabia providencia,  150
en sus amadas hechuras
la dicha y desdicha alterna:
   para que ni unas aflijan
con demasiada tristeza,
ni engolfadas en las otras  155
de tal suerte se envanezcan,
   que les borre enteramente
del corazón la certeza
de que fueron para el Cielo
hechas, no para la tierra:  160
   si no es que lo que el discreto
Gracián, en aquella idea
de criticones graciosos
y agudos nos dice, sea,
   donde en común discurriendo19  165
de la hermosura y sus prendas
y del orgullo que influye
a quien la posee, sienta
   que si ésta generalmente
poco dichosa no fuera  170
en el mundo averiguarse
nadie podría con ella.
   Así pues, que Anarda mía
con tu destino contenta,
para que puedas estarlo  175
—269→
prudente, avisada y cuerda:
   y que atrevida no arguyas
faltas en la providencia,
ni en sus arcanos juicios,
repasa la verdad cierta,  180
   de que si a la plaza todos
expusiesen sus miserias,
cada uno con las suyas
a su casa se volviera.




ArribaAbajoRomance

Satisfaciendo a la duda de una Dama, que no habiendo amado nunca, preguntaba si era verdad que en amar y ser amados hubiese las satisfacciones y contentos que comúnmente se creía



ArribaAbajo   ¿Si es verdad que amor es gozo
preguntas, bella Fenisa,
y si en amar el contento
se halla, que el vulgo publica?
   Y aunque sus dificultades  5
encierra la preguntita,
la discreción para todas
espero encuentre salida:
   primeramente te digo
ingenuamente, Fenisa,  10
que en mi opinión los esfuerzos
las armas, las baterías,
   los asaltos, las batallas,
verdaderas o fingidas,
—270→
que para lograr sus triunfos  15
astuto el amor aplica,
   en obsequios, rendimientos,
solicitudes, caricias,
amorosas expresiones,
firmes y amantes porfías,  20
   corteses condescendencias,
complacencias siempre finas,
astucia en aprovecharse
de la ocasión envestidas,
   Alarmas falsas o ciertas,  25
sorpresas y tentativas,
con que procura advertido
asegurar sus conquistas;
   son más sabrosos, más gritos,
más gustosas y atractivas,  30
que el logro de sus esmeros
y sus cantadas delicias:
   y que en las inmediaciones,
y en los contornos, Fenisa,
del amor, sus alrededores,  35
linderos y cercanías,
   se hallan más satisfacciones,
más gustos, más alegrías,
que en sus decantados reinos,
y afamada Monarquía:  40
   o que por sus arrabales
se goza de más festivas
diversiones y contentos,
que en su mansión aplaudida.
   Siendo el amor, a manera  45
de la guerra y de sus iras,
—271→
más agradable en su imagen,
que en su ser y esencia misma:
   así, que Fenisa bella,
si quieres pasar la vida  50
sin cuidados, sin zozobras,
sin penas y sin fatigas;
   con satisfacciones ciertas,
con dulzuras positivas,
con perennes complacencias,  55
con tranquilidad continua;
   jamás en sus peligrosos
dominios, inadvertida
te metas, ni te sujetes
a su acerba tiranía;  60
   contentándote discreta,
para que segura vivas,
de ingratitudes, mudanzas,
traiciones y alevosías,
   con la espuma solamente  65
y sólo la florecita,
de los contentos y gustos
con que el sagaz amor brinda:
   que consiste en ser amadas,
deseadas, pretendidas,  70
y sin querer a ninguno,
verse de todos querida:
   siempre influyendo deseos,
nunca de estos combatidas,
sabiendo encender el fuego  75
sin chamuscarse en sus chispas:
   y salvando contingencias,
tan diestra como esparcida,
—272→
ser de todos simulacro,
de nadie holocausto y pira:  80
   mas sin jamás internarte,
(si es que quieres divertida
pasar el tiempo con gusto)
en su furiosa anarquía:
   donde todo es confusiones,  85
todo voces, todo gritas,
disputadas excepciones,
y nunca bien decididas:
   donde pretendiendo todos
mandar, ninguno domina,  90
ni salen de antecedentes
las consecuencias precisas:
   no alistándote confiada,
por más que fueros de linda
pretendan asegurarte,  95
en su arriesgada milicia,
   limitando tus contentos
a verte siempre con finas
ansias rogada, buscada,
solicitada, aplaudida,  100
   siempre arrastrando trofeos
de amantes quejas votivas,
nunca siendo indecoroso
triunfo de llamas indignas.
   Segura de que el más dulce  105
empeño, la más bienquista
voluntad, a pocos lances
si no fallece, agoniza:
   y el amante más amado,
por ley fatal y precisa  110
—273→
de la humana insubsistencia,
la más gustosa caricia,
   el más grato rendimiento,
la voluntad más rendida
a cansar al fin y al postre  115
llega, cuando no fastidia:
   no me aparto, no, por eso
de concederte, Fenisa,
que una elección acertada,
una fe constante y fina,  120
   un fiel amor verdadero
y correspondencia digna,
no sea el mayor contento,
y el mayor bien de la vida.
   ¿Pero dónde encontraremos  125
esa Fenisa aplaudida?
¿dónde esa feliz Arabia
está, que esas aves cría?
   Allá en un siglo soñado
que de oro se decía  130
se cuenta, que se encontraban
esas raras maravillas:
   pero a hora sólo vemos
ingratitudes, perfidias,
infames correspondencias,  135
nobles fes mal atendidas:
   inconstancias, veleidades,
inconsecuencias mentiras,
vagas llamas y volubles,
con apariencias de fijas:  140
   y en tan conocidos riesgos,
la sola prudencia dicta
—274→
el evitarlos y huirlos
a la que deidad se estima:
   para que nunca se miren  145
sus altas prerrogativas
y sus preeminencias nobles
injuriadas ni ofendidas.
   Esto es Fenisa del alma,
con sinceridad de amiga,  150
lo que a impulsos de prudentes
observaciones continuas,
   quien habiendo discurrido
por su dicha, o su desdicha
gloriosamente los campos  155
de celebrada y querida,
   de amada, de idolatrada,
de buscada, pretendida,
solicitada y rogada
de finezas exquisitas:  160
   y habiendo en fin ocupado
en la región de las lindas,
e imperio de los hermosos
una ilustre Jerarquía,
   ha notado y conocido  165
en las otras y en sí misma
de ese caos, o quimera,
que amor en fin apellidan:
   y si esto no te basta,
para que prudente elijas  170
y que avisada no yerres,
bástete saber, Fenisa,
   que por el sabio nos dice
la eterna sabiduría
—275→
que es maldito y desdichado  175
el hombre que de otro fía.




ArribaAbajoEndechas

Reconviniendo a un amante con su mudanza, engaños y mala correspondencia: y desahuciándolo de poder volver a ella, como aparentaba desearlo



ArribaAbajo   ¿Cómo puedes, ¡o Lelio!
cuando mudado, aleve,
no sientes lo que dices,
decir lo que no sientes?
   ¿Un pecho, que de honrado  5
se precia, cómo puede
mentir a quien un tiempo
amó extremadamente?
   Lo honrado y bien nacido
muy mal se compadece  10
con engaños, cautelas,
y virtud aparente:
   a la que tanto tiempo,
a la que tantas veces
has protestado tierno  15
amar eternamente;
   y a la que con mil ansias
y suspiros ardientes,
has dicho y expresado
tan repetidamente,  20
   que en el alma tenías
no haberla visto desde
la aurora de tus años
—276→
y primaveras verdes,
   para no haber amado,  25
no haber querido adrede
de todas las que has visto
si no a ella solamente:
   y contando los años,
los días y los meses,  30
que amándola pasaban,
decías fino siempre,
   que otra cosa no ansiabas
con deseo más vehemente,
ni otra te complacía  35
después de la de verte;
   de la de contemplarte
estimarte, y creerte
de tu Doris amada
amado tiernamente;  40
   si no contar por siglos
y edades si pudieses,
tu pasión amorosa,
y que esta ejemplo fuese,
   de finezas, constancias,  45
de deseos indemnes,
de amantes y de amados,
y envidia de las gentes:
   ¡y alguna vez (¡ay cielos!)
el alma se estremece  50
de ver cuán olvidados
tus juramentos tienes!
   Alguna vez llevado
del contento de verte
colmado de favores,  55
—277→
de dichas y de bienes:
   y en señal de tus triunfos
coronadas tus sienes
de gloriosas encinas,
de palmas y laureles,  60
   de mirtos, azucenas,
jacintos y claveles,
de rosas, amapolas,
y de arrayanes verdes,
   a los Cielos dijiste  65
con protesta solemne,
que no querías la vida,
y pedías la muerte,
   si para amar a Doris,
y ser de Doris siempre  70
amado idolatrado,
y querido no fuese:
   de cuyo amante ruego,
Venus en premio alegre,
creyéndole sincero,  75
proscribiendo desdenes,
   duplicando favores,
y ahuyentando en esquiveces,
raudales de contentos
franqueaba perennes:  80
   y ahora, Lelio ingrato,
ahora, Lelio aleve,
después que confiada
tanto tiempo la tienes,
   en que la amas de veras,  85
y en que tu llama ardiente
inextinguible ardía,
—278→
y ardería eternamente,
   sales con no ser, Lelio,
el que eras y pretendes,  90
siendo amor todo sustos,
cuidado intermitente,
   fieras sospechas, dudas
acerbas y crueles,
recelos y temores  95
de perderle y perderse;
   a pesar de atalayas
tan vivas y tan fieles,
de espías tan despiertas,
de explorador tan fuerte,  100
   con mentidos halagos,
y engañosos quereres
introducir por finas
las falsas brillanteces;
   queriendo que un fingido  105
amor sólo aparente,
del noble y verdadero
haga infame las veces:
   de necio te acreditas
Lelio, cuando pretendes,  110
a quien amó de veras
engañar de esa suerte:
   y demás de lo impropio,
lo injusto, lo indecente,
de intento tan inicuo,  115
un imposible emprendes:
   porque amor, aunque niño,
con veras se entretiene,
las burlas le sufocan,
—279→
y en engaños fenece:  120
   déjate, pues, o Lelio,
si es que acaso no quieres
con Doris el concepto
acabar de perderle,
   de esforzar fingimientos,  125
de mentir aparentes
finezas, que si un tiempo
sentido has, ya no sientes:
   que a Doris, pues, te consta
que piensa noblemente,  130
será menos sensible
el verte tibio, el verte
   sin aquellos ardores,
sin aquellos vehementes
anhelos que amor tierno  135
te inspiraba otras veces:
   que el contemplarte falso,
engañador, aleve,
y con unas acciones
impropias de quien eres:  140
   que al menos dirá sólo
quien tu mudanza viere
que eres débil, variable,
mas no que infame eres:
   dejar de ser amante  145
un hombre de honor puede,
pero de ser honrado
y hombre de bien no debe:
   que lo sea no es posible
quien engaña, quien miente,  150
quien finge y aparenta
—280→
un amor que no tiene,
   quien con falsas caricias
quiere injusto y pretende,
una fe verdadera  155
pagar inicuamente:
   y pues que manifiesta
tu ardor inconsecuente,
que de aquellos amantes
vulgarísimos eres,  160
   a quienes Doris noble
y altiva, mortalmente
ha detestado, odiado,
y despreciado siempre,
   no reputes injusto,  165
no extrañes ni te quejes
cuando en Doris despegos
y desagrados vieres,
   pues de Doris discreta
las dignas altiveces,  170
amar nunca han sabido
a quien no lo merece.
   Y así, Lelio alevoso,
de ti exige y pretende
Doris hoy sólo en premio  175
de los esmeros fieles,
   con que de agradecida
supo heroica atenderte,
mientras tu amor ejemplo
fue de amorosas fiebres:  180
   que de amarla desistas,
que de ella no te acuerdes,
que la huyas, la abandones,
—281→
la olvides y la dejes;
   y que ya que tu afecto  185
no es el que fue otras veces
con fingidas caricias,
traidor, no la molestes.
   Y pues las medianías
a quien de veras quiere,  190
siendo el amor extremos
no es posible contenten,
    ya que el tuyo extremado
ser, Lelio, ya no puede
como un tiempo solía,  195
déjala enteramente.
   Damas tiene este pueblos
(mejor diré mujeres),
pues para quien comunes
glorias sólo apetece,  200
   para quien en vulgares
llamas sólo arder quiere,
demás están las Damas,
y le bastan mujeres.
   En estas podrás, Lelio,  205
emplear dignamente
tus engañosas ansias,
tu rendimiento aleve,
   tus fingidos cariños,
tu fineza aparente,  210
tu veleidad, tu engaño,
tus ideas infieles,
   y demás propiedades
que lastimosamente
con tanto dolor, Doris,  215
—282→
en ti nuevas advierte,
   que Doris, sin embargo
de su pesar vehemente,
como a ella no dediques
tan vergonzosas preces,  220
   a los cielos benignos
rogará fina siempre,
que todos tus intentos
a tu gusto prospere.




ArribaAbajoSoneto

A la venganza de un amor mal correspondido



ArribaAbajo   Amó Fileno un tiempo a Fili bella,
con extremos de amor, tantos y tales,
que más pareció incendio de inmortales,
que de común pasión vulgar centella:
   correspondiole Fili, y con estrella  5
favorable su amor, los desiguales
rumbos suyos corrió, sin que los males
la aquejen con que aflige y atropella:
   pero habiendo mudado derrotero
Fileno, y con indigna infame maña  10
trocado en amor falso el verdadero,
   de Fili noble y fiel, la justa saña
castigó con rigor el más severo,
dando, muerto a su amor tan vil fazaña.



  —283→  

ArribaAbajoRomance

A la despedida de un amante que ya disgustaba



ArribaAbajo   Amigo Glauco, Celaura,
agradecida al despecho
con que al fin arrebatado
de un brutal ímpetu fiero,
   has rompido las cadenas  5
en que amante tanto tiempo
te has ostentado con gusto
su glorioso prisionero:
   en vez de quejas, alegres
vivas y agradecimientos  10
te envía y da, por el grande
placer que en eso la has hecho:
   porque has de saber, mi Glauco,
que desde el instante mismo
en que a Celaura su claro  15
y pronto conocimiento
   la hizo advertir la mudanzas
la diferencia de afectos,
la novedad de sistemas,
los extraños pensamientos  20
   que en tu condición liviana,
y en tu deleznable genio,
por veleidad o inconstancia
causó el transcurso del tiempo;
   tus obsequios la ofendían,  25
tu trato le era molesto,
desagradable tu vista,
y enojosos tus esmeros:
—284→
   porque es para ella infalible
el axioma y documento,  30
y aquel principio innegable
a todo juicio cuerdo;
   de que como el fin y el blanco
del humano entendimiento,
y del racional discurso  35
ha de ser lo verdadero,
   asimismo de la noble
voluntad, el digno objeto,
y la mira que la guíe,
es, y debe ser lo bueno:  40
   por cuya razón, Celaura,
no hallando en ti ya los precios
de aquella virtud, que amado,
por ser amable te hicieron:
   de tal suerte, a la manera  45
los tuyos, sus afectos
se han trocado y variado,
que ya no son los que fueron:
   y en vez de satisfacciones
en vez de agrado y contento,  50
tu comunicación sólo
la ofrece desabrimientos,
   pues del modo que se dice
que la sangre del que ha muerto
violentamente, a la vista  55
de su agresor brota hirviendo,
   así de Celaura bella
los siempre nobles afectos,
a vista del que los mata
renueva sus sentimientos:  60
—285→
   y solamente en tu ausencia,
apartada de tu encuentro,
su corazón halla gustos,
halla descanso y sosiego.
   Por todo lo cual, resuelta  65
te dice en fin, que supuesto
que su amor ya ser no puede
jamás el que fue primero,
   y que éste no satisface,
no da gozo ni contento,  70
ni de tal merece el nombre
no siendo de ardor exceso:
   que en medianías desfallece,
le desaniman respetos,
las tibiezas le amortiguan,  75
y sólo vive en extremos:
   prosigas constantemente
en el arrogante empeño
que has empezado, pues este
coincide con sus deseos,  80
   por ser aqueste en llegando
a estos términos, los duelos
del amor, a su decoro,
el único y digno medio:
   y en tu vida ya te atrevas,  85
falso, engañoso y artero,
a pretender se revoquen
tan merecidos decretos;
   pues si a intentarlo llegases,
logrará sólo con eso  90
tu engaño, ver repetidos
los desaires y desprecios.



  —286→  

ArribaAbajoCuarteto

Cuarteto, que una Dama envió a otra amiga suya, pidiéndola se le glosase, y ésta lo ejecuta en las cuatro décimas que le siguen



ArribaAbajo   Al que me amó aborrecí,
del que amé fui olvidada,
¡qué estrella tan rigurosa
es la que influye en mis ansias!




ArribaAbajoGlosa


ArribaAbajo   Amor, ¿de qué me ha servido
que aparentando halagarme
hayas dispuesto que amarme
quiera el que yo he aborrecido?
Tu don ha sido fingido  5
y engañoso; ¿por qué, di?
¿de qué me ha servido, si
haciendo tu cruel malicia
tormento de la caricia
al que me amó aborrecí?  10
   En prueba de que fingidas
han sido tus expresiones
conmigo, falsos tus dones,
falaces y fementidas
todas tus gracias mentidas;  15
si aborrecí siendo amada,
después la suerte trocada
para aumentar mis enojos
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y tus inicuos despojos,
del que amé fui olvidada.  20
   Para ser tan desgraciada
en amor, fuera mejor
por no sufrir tal dolor,
que mi triste suerte airada,
de sus rigores llevada,  25
y en eso sólo piadosa
acabará generosa
de una vez mi vida infiel,
pues más vale muerte cruel,
que estrella tan rigurosa:  30
   sin duda que para hacerme
la suerte tan desdichada
en amar y ser amada,
obstinada en ofenderme
y desdichas oponerme;  35
las horribles discordancias,
las pavorosas estancias
del confuso horror interno,
y la furia del averno
es la que influye en más ansias.  40