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ArribaAbajo

Cancionero blanco




- XXII -


ArribaAbajo   Tan peligroso y nuevo es el camino
por donde lleva Amor mi pensamiento,
que en sólo los discursos de mi intento
aprueba la razón su desatino.

   Efecto nunca visto y peregrino,  5
enloquecer de puro entendimiento
un sujeto incapaz del escarmiento,
ciego por voluntad y por destino.

   Amor no guarda ley, que la hermosura
es lícita violencia y tiranía  10
que obliga con los mismos que maltrata.

   Su fin es fuerza, y esperar locura,
pues es tal por su causa el ansia mía,
que de mí que la tengo se recata.




- XXIII -


ArribaAbajo   De cera son las alas, cuyo vuelo
gobierna incautamente el albedrío,
y llevadas del propio desvarío,
con vana presunción suben al cielo.

   No tiene ya el castigo, ni el recelo  5
fuerza eficaz, ni sé de qué me fío,
si prometido tiene el hado mío
hombre a la mar como escarmiento al suelo.

   Mas si a la pena, Amor, el gusto igualas,
con aquel nunca visto atrevimiento,  10
que basta a acreditar lo más perdido.

   Derrita el sol las atrevidas alas,
que no podrá quitar el pensamiento
la gloria, con caer, de haber subido.




- XIV -


ArribaAbajo   Véome en dos extremos diferentes,
y sigue cada cual contrario afeto;
dos violencias de amor y de respeto
mantienen en un ser mil accidentes.

   Los fines de estos fines evidentes  5
van por vario camino a ser perfeto,
y es un incomprensible por sujeto
las causas de estas causas eficientes.

   Luchan estos contrarios noche y día;
el respeto al amor vencer espera,  10
y amor, que solo basta, en sí se funda.

   Departir sólo puede la porfía
de estas dos cada cual causa segunda
quien de tan nuevas causas es primera.




- XXV -


ArribaAbajo   Ando tan altamente que no alcanza
al sujeto la vista, sólo verse
puede por fe, y por fe comprenderse
aquella excelsa luz sin semejanza.

   Ni un átomo de sombra de esperanza  5
a mi suerte jamás puede atreverse,
antes llegó mi amor a prometerse
en vivo fuego bienaventuranza.

   Que sólo lo inmortal respeta y ama,
nunca por lo posible se enajena,  10
como no aspira a causa transitoria;

   antes, si en la pureza de la llama
es la gloria lo acerbo de la pena,
no ha de poder faltarme en pena gloria.




- XXVI -


ArribaAbajo   Vuelvo, y no como esclavo fugitivo
que teme de su dueño el rostro airado,
mas como buen vasallo despechado
que tiene fe segura en pecho altivo.

   Y aunque descubro el sentimiento, vivo  5
de un dolor no creído o no aliviado;
confieso que a mis daños obligado,
en sujeción gloriosa estoy cautivo.

   Mas no consiente Amor que mi tormento
tenga fin, ni principio, ni esperanza,  10
que aún del mal que padezco está envidioso.

   Tal es la causa y tal el pensamiento,
que puestos gloria y pena en su balanza
está el peso del bien y el mal dudoso.




- XXVII -


ArribaAbajo   Cuando me trato más, menos me entiendo
hallo razones que perder conmigo,
lo que procuro más, más contradigo,
con porfiar y no ofender sirviendo.

   La fe jamás con la esperanza ofendo,  5
desconfiado más, menos obligo,
el padecer no puede ser castigo,
pues sólo es padecer lo que pretendo.

   De un agravio, señora, merecido,
siempre será remedio aquel tormento  10
que cuanto mayor es, más se procura.

   Porque para morir agradecido,
basta de vos aquel conocimiento
con que nunca eche menos la ventura.




- XVIII -


ArribaAbajo   Cuando por ciegos pasos ha llegado
a costosa experiencia el sufrimiento,
y de perdidas quejas tengo el viento
no menos condolido que cansado;

   cuando apenas los yerros he colgado  5
en el sagrario del conocimiento,
con mayor fe, y con menos escarmiento
vuelvo a servir contento y mal pagado.

   Nuevo efecto de amor: no hay desatino
que no siga la parte del objeto  10
donde especie de bien cause su engaño.

   Sólo el poder violento del destino
mi voluntad entrega a tal sujeto,
que conociendo el yerro sigo el daño.




- XXIX -


ArribaAbajo   ¡Oh cuánto dice en su favor quien calla,
porque de amar sufrir es cierto indicio,
y el silencio el más puro sacrificio
y adonde siempre amor mérito halla!

   Morir en su pasión sin declaralla  5
es de quien ama el verdadero oficio,
que un callado llorar por ejercicio
da más razón por sí, no osando dalla.

   Quien calla amando, sólo amando muere,
que el que acierta a decirse no es cuidado;  10
menos dice y más ama quien más quiere.

   Porque si mi silencio no ha hablado,
no sé deciros más que, si muriese,
otro os ha dicho lo que yo he callado.




- XXX -


ArribaAbajo   Esta imaginación que, presumida
de su ofensa mayor no se recela,
por fantásticos bienes se desvela,
más engañada y menos advertida.

   Sólo la voluntad es atrevida;  5
mas la que con engaños me consuela
no es esperanza ya, sino cautela,
contra lo que presumo de mi vida.

   Nueva invención del mal, nuevo castigo,
hacer de los engaños alimento;  10
más persuadido a lo que menos creo.

   Guerra que amor me hace a mí conmigo,
pues desmintiendo siempre lo que siento,
por un fingido bien mil males veo.




- XXXI -


ArribaAbajo   Esta guerra trabada que conmigo
trae mi sentido en accidentes varios,
supone en un sujeto dos contrarios,
pues siempre estoy temiendo lo que digo.

   Así que por costumbre o por castigo,  5
casos no vistos son en mí ordinarios,
y en los propios intentos temerarios
se acobarda la fe con que los sigo.

   Miro en varios objetos un objeto,
que aún la imaginación no se derrama  10
a sentir de mi suerte la miseria;

   predomina la causa en el efeto
y como es interior, de interior llama,
en lo inmortal se esconde su materia.




- XXXII -


ArribaAbajo   Esta causa a su efecto tan ingrata
produce un nuevo modo de tormento,
de cuya queja nace el sentimiento
que ni vivo me deja ni me mata.

   Y la prisión que mis sentidos ata  5
no admite ley, ni teme al escarmiento,
dejándose llevar de un pensamiento
que de mi que le tengo se recata.

   El discurso previene inadvertido
la muerte a que yo mismo me sentencio,  10
hallándome quejoso y obligado.

   Y de estos dos extremos perseguido,
ni el mérito me vale del silencio,
ni a descubrir me atrevo mi cuidado.




- XXXIII -


ArribaAbajo   Después, Amor, que mis cansados años
dieron materia a lástima y a risa,
cuando debiera ser cosa precisa
el costoso escarmiento en tus engaños;

   y de los verdaderos desengaños  5
el padre volador también me avisa,
que aunque todo lo muda tan aprisa,
su costumbre común niega a mis daños;

   cuando ya las razones y el instinto
pudieran de mi mismo defenderme,  10
y con causa fundada en escarmiento;

   en otro peligroso laberinto
me pone Amor, y ayudan a perderme
memoria, voluntad y entendimiento.




- XXXIV -


ArribaAbajo   Obediencia me lleva y no osadía,
tan igual al amor que la ha causado,
muriendo por volver donde he dejado
la parte que es más propia y menos mía.

   No es de la voluntad la cobardía,  5
que peligrosamente el pecho osado
corta el inquieto mar de mi cuidado
con la luz de aspereza que la guía.

   Y aunque en la noche de la ausencia oscura,
con osada esperanza busca puerto,  10
este nunca vencido pensamiento,

   mi desdichada muerte me asegura
en peligroso escollo el golpe cierto,
pues olvido es el mar, mudanza el viento.




- XXXV -


ArribaAbajo   Después que puse al pie dura cadena,
después que puse al cuello indigno yugo,
besé el cuchillo y adoré el verdugo
que a muerte y a paciencia me condena,

   en esta oscuridad, en esta pena,  5
ciego así porque a ciegas deidad plugo,
ni descanso yo más, ni el llanto enjugo,
ni llego a percibir aura serena.

   Antes parece que el rigor violento
de astros se declaró, sino ofendidos,  10
de sus efectos mismos indignados.

   Que les parezca venenoso aliento
para martirizar a mis sentidos
el disponer precioso de los hados.




- XXXVI -


ArribaAbajo   ¿Qué mar es este, Amor? ¿Qué confianza
pondrá en tus ondas el osado pecho,
si disfrazas el daño en el provecho
y tienes más peligro en la bonanza?

   Cuando el aliento vence a la tardanza,  5
vengo a quedar en lágrimas deshecho,
porque el vivir de engaños satisfecho
dudas cultiva en sustos de mudanza.

   ¡Oh dura ley de amor, que el no guardalla
naturaleza y no costumbre sea  10
de quien no da placer sin desengaños!

   Dudoso muere el que ofendido calla,
y su agravio averigua el que granjea
con la solicitud los propios daños.




- XXXVII -


ArribaAbajo   Llegar, ver y entregarme a sido junto,
la deuda general pagada os tengo,
y a ser de vos injustamente vengo
condenado si culpa en sólo un punto.

   Padezco el mal, la causa no barrunto,  5
que yo sin esperanza me entretengo,
y sólo de adoraros me mantengo,
vivo al servir y al merecer difunto.

   Quien sabe tanto y claramente entiende
que esperar algo es yerro sin disculpa,  10
con la intención no puede haber errado.

   Miro, y no hallo en mí de que me enmiende;
mas, si desdichas las tenéis por culpa,
¿cómo estará sin ella un desdichado?




- XXXVIII -


ArribaAbajo   Amor es un misterio que se cría
en las dulces especies de su objeto;
de causas advertidas luz y efeto,
y de ciegos efectos ciega guía.

   Fraude que apeteció la fantasía,  5
imán del daño, acíbar del secreto,
de tirana deidad, ley sin preceto,
de preceptos sin ley leal porfía.

   En cielo oscuro tempestad serena,
apacible pasión, dulce fatiga,  10
lisonja esquiva, lisonjera pena.

   Premio que mata, alivio que castiga,
causa que, propiamente siendo ajena,
con lo que más ofende más obliga.




- XXXIX -


ArribaAbajo   Amor no es voluntad, sino destino
de violenta pasión y fe con ella;
elección nos parece y es estrella
que sólo alumbra el propio desatino.

   Milagro humano en símbolo divino,  5
ley que sus mismas leyes atropella,
ciega deidad, idólatra querella,
que da fin y no medio a su camino.

   Sin esperanza, y casi sin deseo,
recatado del propio pensamiento,  10
en ansias vivas acabar me veo.

   Persuasión eficaz de mi tormento,
que parezca locura y devaneo,
lo que es amor, lo que es conocimiento.




- XL -


ArribaAbajo   Cuando apenas las lágrimas enjugo,
que lloro la razón, bebió la afrenta,
vuelvo con más aviso y menos cuenta
a entregarle mi cuello al propio yugo.

   Sacar de un pedernal pretende jugo  5
quien sigue voluntad de amor exenta,
con aviso costoso del que intenta
hallar piedad en manos del verdugo.

   No pudo ser herido de otro brazo,
ni en otro pecho cabe la herida,  10
que no contiene término su plazo;

   circunstancia de ofensa presumida,
la cuerda aflojo, aunque conozco el lazo,
que a ciegos nudos vinculó la vida.




- XLI -


ArribaAbajo   Tarde es, Amor, ya tarde y peligroso
para emprender ahora que mis quejas
hallen justa piedad en las orejas
que concluyó el desdén más riguroso.

   Porque a tantos avisos no es forzoso  5
idolatrar los hierros de unas rejas,
ni juntar así nueva a penas viejas
permite el tiempo a un ánimo dudoso.

   Tus cadenas, Amor, tus hierros duros
mejor ya en mí parecen forcejados  10
que peligrosamente obedecidos;

   bienes dudosos, males son seguros,
y los desdenes más solicitados
avisos con escrúpulo admitidos.




- XLII -


ArribaAbajo   Como amor es unión alimentada
con pacto de recíproca asistencia,
en la mayor distancia está en presencia
por milagros de fe calificada.

   Bien que el sentido, parte ya agraviada  5
de los prolijos vínculos de ausencia,
ciego se pierde, y cede a la violencia
de rayo prometido en luz negada.

   La porción superior que unida vive
por misterio de amor a su sujeto  10
con tenaces afectos está en gloria.

   Mas la vista, ni logra, ni concibe,
si no es especies de presente objeto
negadas a la fe, no a la memoria.




- XLIII -


ArribaAbajo   Amor rige su imperio sin espada,
con arte de admirable providencia,
tal que aparente suele una violencia
ser razón con misterios paliada.

   Sus armas son belleza declarada,  5
y su alimento la correspondencia;
cultiva con el trato su existencia
en dulces lazos, dulce unión atada.

   Ufano de las almas cautiverio,
que en recíprocos medios y cadenas  10
de voluntades dos sabe hacer una;

   luz, remedio, milagro es, y misterio
de aprehensión que glorifica penas,
exenta de las leyes de fortuna.




- XLIV -


ArribaAbajo   Ausencia de dos almas es distancia,
y debe ser distancia, mas no ausencia,
cuando amor en ideas de presencia,
de inseparable unión forma constancia.

   De afectos puros lícita jactancia  5
mental, opuesta a material violencia,
para que con su aliento la paciencia
sea coronada la fe de tolerancia.

   Los ojos que del ínfimo elemento
originaron su común defecto  10
lloren ciegos y ríndanse mortales.

   La parte superior del pensamiento,
en complicados nudos con su objeto,
logre prendas de fines inmortales.




- XLV -


ArribaAbajo   Como la simple mariposa vuela,
que tornos y peligros multiplica,
hasta que alas y vida sacrifica
en lo piramidal de la candela.

   Así del tiempo advierte la cautela  5
una pasión de desengaños rica,
y su inadvertimiento califica
las injurias que busca y no recela.

   De semejante impulso que el alado,
cándido, aunque lascivo pensamiento,  10
a morir me conduce mi cuidado,

   y me voy por mis pasos al tormento
sin que se deba el mal solicitado
los umbrales pisar del escarmiento.




- XLVI -


ArribaAbajo   Aquí donde fortuna me destierra
con vos estoy, señora, aunque sin veros,
por milagro este bien me hizo quereros,
que en lo demás ningún pesar me yerra.

   Sin que pueda morir me falta tierra;  5
moriré en la memoria de perderos,
seguro con saber que ha de teneros
en sí mi alma donde Amor os cierra.

   A la vista inmortal del pensamiento
no se verá jamás que ausencia impida  10
lo que impide a mis ojos hoy mi suerte.

   Ni yo desde tan largo apartamiento
tengo más que ofreceros que una vida,
que de no veros es eterna muerte.

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