Ilustre varón, vecino de
Santa Fe, en el Nuevo Reino de las Indias. Siglos XVI-XVII.
Nombrado por Juan de Castellanos en su Elegías de
Varones Ilustres.
Soneto
Del griego vemos
hoy la lanza fiera,
del troyano la fama muy
abierta
por sonorosa musa que
despierta
aquello que pasó y entonces
era.
Destos agora
nunca se supiera
5
cosa que conociéramos por
cierta,
si la pluma de Homero fuera
muerta,
y la del mantuano no viviera.
Obligados al uno
los romanos,
obligados al otro los argivos:
10
oblíguense también a
Castellanos
los varones en
Indias más altivos.
Pues con sus versos dulces y
galanos
honran mucho los muertos y los
vivos.
Juan de
Castellanos
Si pudiera llegar
mi flaco vuelo
adonde con el tuyo te
abalanzas,
tuvieras, Castellanos,
alabanzas
tan altas que subieran hasta el
cielo.
Supla la falta de
ellas este celo
5
que tuvo levantadas esperanzas
cuando pensé con tales
confianzas
volar sobre los términos del
suelo.
Mas ya que
más no puedo, me contento
con hacer de mi parte lo
posible,
10
que es admirarme tu cabal
historia,
de
fábricas eterno monumento
en verso terso, dulce y
apacible,
digno por cierto de inmortal
historia.
León Espinel
España. Siglos XVI - XVII
Soneto
Cuando a la dulce
guerra de Cupido
de tus besos me llame el
instrumento,
cuando vea ondeado por el
viento
el fuego de tus ojos
esparcido,
sé que he
de acometer como atrevido,
5
teniendo por muy cierto el
vencimiento;
mas ¡ay! que al fin me
faltará el aliento,
quedando yo triunfante y yo
vencido.
Divina vencedora
de mis ojos,
hermosa triunfadora de mi
gloria,
10
Señora, si me vences
tú, paciencia,
Como vencido, te
daré despojos,
como rendido, te daré
victoria,
y como esclavo, te daré
obediencia.
Liñán de Riaza, Pedro
Toledo. ¿1540? - Madrid.
1607
Estudia en Salamanca. Secretario del
Marqués de Camarasa. Según Lope de Vega
escribió varias comedias.
Soneto
Si el que es
más desdichado alcanza muerte,
ninguno es con extremo
desdichado,
que el tiempo libre le
pondrá en estado,
que no tema, ni espere injusta
suerte.
Todos viven
penando, si se advierte;
5
éste por no perder lo que ha
ganado,
aquél por que jamás
se vio premiado,
condición de la vida injusta
y fuerte.
Tal suerte
aumenta el bien y tal le ataja;
a tal despoja porque tal
posea,
10
sucede a gran pesar gran
alegría.
Mas ¡ay!
que al fin les viene en la mortaja
al que era triste lo que más
desea,
al que era alegre lo que más
temía.
Soneto
La noche es madre
de los pensamientos,
cama de peregrinos y cansados,
velo de pobres y de enamorados
y día de ladrones y
avarientos;
cueva de
fugitivos y sangrientos,
5
guerra de enfermos, paz de
maltratados,
reino de vicio, tierra de
pecados
y testigo de santos
pensamientos.
Es un rebozo de
naturaleza,
es máscara del sol, luz de
estudiosos,
10
capa de pecadores y de justos;
es una sombra
llena de extrañeza,
espuela de cobardía y
animosos
y causa, al fin, de gustos y
disgustos.
Soneto
Es la amistad un
empinado Atlante,
en cuyos hombros se sustenta el
cielo;
Nilo, que por regar su patrio
suelo,
sale de madre, repartido
amante;
cristal que hace
el rostro semejante,
5
voluntad que en dos almas
unió a pelo,
arnés a prueba, temple sin
recelo,
Iris divina de la fe
triunfante.
Su madre es la
igualdad; por ella vive,
del corazón ajeno se
sustenta,
10
y el ajeno del suyo hasta
acabarse.
Si mucho puede
dar, mucho recibe;
si poco, con lo poco se
contenta;
ni sabe hacer ofensas ni
quejarse.
Blanca
El blanco
nácar que las perlas cría,
las mismas perlas finas del
Oriente,
el más puro cristal
resplandeciente,
el alabastro helado y nieve
fría,
odorífera
flor de Alejandría,
5
blanca azucena, clara y pura
fuente,
plata acendrada, limpia y
refulgente,
el blanco aljófar que la
aurora envía,
del regalado
armiño la piel blanca,
de la misma alba blanca y su
hermosura
10
la cara hermosa, bella, alegre y
franca,
la más
perfecta y relumbrante estrella,
y de la escarcha la mayor
blancura
todo es negro delante de mi
Blanca.
Litala, Jerónimo
Matías
España. Siglo XVII
Hijo de Joseph de Litala y
Castelvi
A las Tres Musas que hoy saca a la
luz mi padre para unirlas a las seis de don Francisco de
Quevedo.
Soneto
Suene otra vez en
plectro, si sagrado
la voz que a tanta fama ha
renacido,
cante, que sólo porque se ha
excedido,
es tu Lira quien sólo le ha
imitado.
No es de mi
obligación afecto osado,
5
aunque tuyo el mayor aplauso ha
sido,
que en el que tu Deidad ha
merecido
huye estas atenciones el
cuidado.
Blasón del
tiempo, de Caliope gloria,
es todo, y cuanto Euterpe te
asegura
10
de la inmortalidad grave
desvelo:
Vencida, sino
muda a tu memoria
tiene en la envidia Urania, que en
luz pura
doctos prodigios te dictó
del Cielo.
Soneto
Segunda erige en
el Parnaso cumbre
segundo Coro de las Tres
Hermanas,
y en voces celestiales,
soberanas,
deleitan la gustosa
pesadumbre,
Asistidas de
Apolo y de su lumbre
5
alternan melodías no
profanas,
y con las liras, y armonía
ufanas
siguen de las Hermanas la
costumbre.
Cantan las seis
cada una en Plectro de oro
seis Esferas moviendo a su
concento,
10
que el Ritmo siguen músico y
canoro.
Responde la otra
punta en blando acento,
uno y otro se alternan dulce el
Coro
pero las Tres han enfrenado el
viento.
Lomas Cantoral, Jerónimo de
Valladolid. 1542 - 1600
Poeta. Alabado por Cervantes en su
Canto de Calíope. Publicó sus obras en
1578.
Soneto
Ya de mis quietos
días el sereno
cielo se va turbando y con
sosiego
en el alma se enciende un nuevo
fuego
que me consume dulcemente el
seno.
Recoge,
corazón, recoge el freno
5
y a más sano lugar te vuelve
luego,
pues que de amor el más
sabroso juego
está con hiel templado y con
veneno.
Al suspirar y al
llanto triste y laso,
a oscura luz y a noches
congojosas
10
no tornes, ya que miras libre el
cielo.
Huye a los ojos
bellos, cierra el paso
al vano desear y a mentirosas
esperanzas, y cércate de
hielo.
Soneto
Abrióme
Amor, con diestra mano, el lado
izquierdo, y en el pecho, ya
herido,
un árbol puso, que ha en
color vencido
el más hermoso y verde
colorado.
Para que de mis
penas el arado
5
y el aire de mis ansias
encendido
le críen y le adornen, y el
crecido
humor, por mis mejillas
derramado.
Honor, fama,
saber, virtud que espanta,
casta belleza en hábito
divino,
10
son las raíces de esta
ilustre planta.
Yo, triste, de
tan rico peso indigno
(pecho por tierra), como a cosa
santa,
la adoro y reverencio de
contino.
Soneto
Sombra fresca,
agua clara, verde asiento,
tierras alegres y olorosas
flores,
lugar secreto que de mis
dolores
y quejas escucháis el triste
acento.
¡Así
rigor de hielo, lluvia o viento,
5
no turbe vuestro estado y mil
Amores
volando en torno con los
ruiseñores,
perpetuo albergue os hagan de
contento!
Guardad en vos
eterna la memoria
del bien que Amor aquí
prestó al deseo
10
que tanto tiempo en mí cual
fuego ardía:
De suerte que el
que oyó mi breve gloria
en Filis reconozca y Melibeo
su terrible mudanza y la fe
mía.
Soneto
Madre de amor
gentil, que cuando el día
asoma por levante, tú
riendo,
con amorosa luz estás
hendiendo
la tierra, el mar y el aire de
alegría.
Así
jamás de amor nueva porfía
5
Adonis, siga, por quien vas
ardiendo,
que el pecho abrases desta que
encendiendo
y helando está rebelde el
alma mía.
Que yo juro y
prometo en sacrificio
¡oh, Santa Diosa! consagrarte
altares,
10
y en ellos esparcir
purpúreas flores.
Y junto por tan
alto beneficio
sacrificarte víctimas a
pares
y en su fuego quemar de Arabia
olores.
Soneto
¡Ay! nunca
vuelva a descubrir el día
el alba; mas perpetua y ciega
noche
cubra este fresco valle y sea la
noche
a mis ojos aurora, sol y
día.
Mueran otros por
ver llegar el día;
5
que yo mil días
trocaré a una noche.
¡Serena, amiga y sosegada
noche!
¿Cuál, como
tú, jamás podrá ser día?
Así con
Filis sólo a media noche
cantaba alegre Melibeo, el
día
10
puesto en olvido por tan dulce
noche.
Do, ambos
creyendo que no hubiese día
embebecidos, se pasó la
noche,
y descubriólos el contrario
día.
López de Ayala, Pedro
Vitoria. 1332 - Calahorra. 1407
Poeta y cronista español.
Miembro del Consejo de Regencia. Fue un poeta religioso ya que
estuvo de canónigo en Toledo y Palencia.
Déjame penetrar
por este oído
Déjame
penetrar por este oído,
camino de mi bien el más
derecho,
y en el rincón más
hondo de tu pecho
deja que labre mi amoroso
nido.
Feliz eternamente
y escondido
5
viviré de ocuparle
satisfecho...
¡De tantos mundos como Dios
ha hecho,
este espacio no más a Dios
le pido!
Ya no codicio
fama dilatada,
ni el aplauso que sigue a la
victoria,
10
ni la gloria de tantos
codiciada...
Quiero cifrar mi
fama en tu memoria;
quiero encontrar mi aplauso en tu
mirada,
y en tus brazos de amor toda mi
gloria.
López de Úbeda, Juan
Toledo. Siglo XVI - 1596
Poeta.
Soneto
Dulcísimo
Jesús, mi amor festina,
festina que por verte peno y
muero;
muero por ti, y ansí, mi
amor, lo quiero;
quiérolo porque amor a esto
me inclina.
Inclíname
a decir: Mi amor, camina,
5
camina más que le gamo muy
ligero,
ligero y sin tardarte, porque
espero,
espero que esperando amor se
afina.
Enfermo estoy de
amor y muy sediento,
sediento como el siervo
fatigado;
10
fatigado de amor tengo mi
pecho;
mi pecho
sólo en verte está contento;
contento no hay sin ti,
Jesús amado,
amado con amor fuerte y
estrecho.
Soneto
De aquel
vellón que nunca se mojaba,
estando el campo en pura agua
bañado,
el ser vos engendrada sin
pecado,
Virgen madre de Dios
representaba.
Y cuando el agua
todo lo bañaba,
5
enjuto el campo, es un
significado
del bien, que no cabiendo en lo
criado,
un sí en vuestras
entrañas lo encerraba.
Fue la zarza
también señal que fuiste
tan perfecta, que no os igualan
santos
10
ni espíritus
angélicos tampoco:
Pues ser virgen y
madre mereciste,
Alaben os sin fin, por bienes
tantos
los ángeles y Dios, que el
hombre es poco.
López de Vega, Antonio
España. Siglo XVII
Poeta y amigo de Lope de Vega.
A San
Isidro
Los campos de
Madrid, Isidro santo,
santifica, llenándolos de
cielo,
mientras subiendo con glorioso
vuelo,
parece despreciar lo que ama
tanto.
Sustitución, ¡o cuánto puede,
o cuánto
5
más que la acción,
contemplativo celo,
celeste baja y fertiliza el
suelo,
que su ardor alentó,
regó su llanto.
Activo humor y
fervoroso olvido
no sólo fácil dejan
al tributo,
10
mas al cielo la tierra
semejante.
Así,
más labrador adormecido,
de gloria allá
también coge abundante,
sembrando aquí sus
lágrimas, el fruto.
López de Zúñiga,
Ruiz
España. Siglos. XVI -
XVII
Poeta. Catedrático de la
Universidad de Alcalá.
A fray Pedro de
Padilla por su Tesoro de poesías publicado en
1587
Segundo Apolo
(por venir postrero)
primero en ser de ingenio
levantado,
y aunque segundo, al mundo
celebrado,
del mundo conocido por
primero.
Contra el tiempo
más vario, y más ligero,
5
la fama escriba tu blasón
sagrado,
en templo d e inmortal nombre,
fijado
con tinta de oro, y en papel de
acero.
Mas deja fama de
escribir tal suma
pues no puede sumar tanta
grandeza,
10
cual es la que en Padilla encierra
el cielo.
Que a su furor
divino y su destreza,
contra la suerte de este
frágil suelo
le ha de inmortalizar su inmortal
pluma.
López del Valle, Juan
España. Siglos XVI - XVII
A la grandeza del
Duque de Béjar
Recibid
blandamente, oh luz de España,
las flores de las musas más
perfectas
que han resonado en liras de
poetas
en cuanto el sol alumbra y el mar
baña;
que a vueltas de
librarse de la saña
5
del tiempo, a cuya injuria
están sujetas,
será con general aplauso
acetas
si vuestro alto valor las
acompaña.
Que pues la clara
fama, con las blancas
plumas de aquestes cisnes
excelentes,
10
eterno monumento les levanta,
vos, rama al fin
de majestades francas,
debéis, en honra de tan
dignas frentes,
hacer sombra, si sombra hay en luz
tanta.
López Maldonado
Toledo. Siglo XVI - XVII
Amigo de Cervantes y Lope entre
otros. Sirvió a D. Juan de Austria. En la Academia de los
Nocturnos de Valencia, ingresó con el nombre de
«Sincero».
Deja, que ya es
tiempo, en su sosiego
Deja, que ya es
tiempo, en su sosiego
al cuerpo que hasta ahora
fatigado,
bástete amor lo que ha por
ti pasado
sin valerle jamás justicia o
ruego.
¿Para
qué tratas tú de arderle en fuego
5
cuando le ha el tiempo y la
razón helado,
y cuando tus engaños le han
dejado
sordo a tus voces y a tu lumbre
ciego?
En sus trabajos y
miserias fuiste
rico de sus despojos y
contento
10
y yo también lo fui de sus
contentos.
Esos (por darte
el alma) Amor me diste.
Allá te avén con mis
pasados daños,
que a sí lo haré yo
con tu escarmiento.
Desta nube que a tanto
ya que llueve
De esta nube que
a tanto ya que llueve
por mis cansados ojos agua
tanta
de esta que a cualquier sitio, a
cualquier planta
en abundancia a humedecer se
atreve,
de esta que el
corazón hace de nieve
5
y con ardiente rayo le
quebranta
y con viento inclemente que la
espanta
amargas olas en mi alma mueve,
¿cuándo la lluvia larga e
importuna,
el viento fiero, el fuego
intolerable,
10
la helada nieve menguarán su
fuerza?
Fin pues suele
tener cualquier fortuna;
no suele ser el mal siempre
durable,
sino en mí, que hasta el
bien me le refuerza.
¿Será
verdad, permitarálo el cielo
¿Será verdad, permitarálo el
cielo
que los serenos y hermosos
ojos
que dieron dulce fin a mis
enojos
den amargo principio al
desconsuelo?
¿Será verdad que irresoluble
yelo
5
venga a entibiar del fuego los
despojos
con que Amor desterró
cuantos antojos
hicieron dura guerra a mi
consuelo?
¿Será verdad que el sol
resplandeciente
cuya luz alumbraba el alma
mía
10
en tinieblas la deje
sepultada?
Verdad
será, mas no que eternamente
por más que se a de vos
menospreciada
deje de ser mi fe cual ser
solía.
A fray Pedro de
Padilla por su Tesoro de poesías publicado en
1587
Esta
resplandeciente y viva llama,
que alumbra al mundo, y se levanta
al cielo,
esta que ilustra al gran
señor de Delo,
y desde el Tajo, al Ganges, se
derrama.
Esta que a la
virtud incita, y llama,
5
con nuevo ejemplo a todos los del
suelo,
y presta, porque de más alto
el vuelo,
mil ojos, y mil alas a la
fama.
No la
entendió el varón que con su pluma
cantó de su Troyano el gran
renombre,
10
ni aquel por sus dos lauras
celebrado.
Que de estos, y
de todo mortal hombre
eres, (o gran Padilla) tú la
suma
y tal llama en tal pecho se ha
criado.
López Román, Juan
España. Siglo XVII
Poeta.
A fama póstuma
del doctor Juan Pérez de
Montalbán
Venera aquesta
Pira, o Caminante,
que yace en ella aquel Doctor
famoso,
Montano, que en su tiempo dio
glorioso
alma a las Musas, de su ser
Atlante.
Aquel que en lo
discreto, y elegante
5
se vio tan eminente que es
forzoso
presumir de su modo milagroso
que no queda en el mundo
semejante.
O Parca fiera que
con mano aleve
-la vida le quitaste al
Fénix sólo-
10
en el arte, y primor de la
Poesía!
Aquel que las
Hermanas todas nueve
le dieron el laurel del sacro
Apolo,
celebrando sus versos a
porfía.
Lucinda, Camila
España. Siglo XVI - Siglo
XVII
Amante de Lope de Vega durante los
años 1593 a 1608 y madre de cinco de sus hijos.
Al
peregrino
Mientras a un
dulce epitalamio tiemplo
la lira humilde de tu canto
indina,
goza a tu Nise celestial
divina,
peregrino de amor único
ejemplo.
Si el centro es
Nise, y de tu ardor contemplo
5
la esfera en su hermosura
peregrina,
cuelga el bordón, sombrero y
esclavina
en las sagradas aras de tu
templo.
Pon una tabla, y
di: Cuando me llama,
llego a su esfera -Lope con
divinos
10
versos, llegó también
hasta la fama-;
aquí dio
fin amor a mis caminos,
Lope a su historia, y a los dos nos
llama
el mundo en un sujeto
peregrinos.
A Lope de
Vega
Cuando como otra
Eurídice, teñido
de sangre el blanco pie, mas no el
deseo
de las injustas quejas de
Aristeo,
pasado hubiera el agua del
olvido:
al arco de tu
lira detenido,
5
y en blanda paz sus almas. el
Leteo
vieran mis ojos, español,
Orfeo,
segunda vez el resplandor
perdido.
¡Oh clara
luz de amor que el cielo inflama!
Su curso el tiempo en estos versos
mida,
10
sirvan de paralelos a su
llama.
Por ellos corra
mi memoria asida,
que si vive mi nombre con tu
fama,
del alma igualará la
inmortal vida.
Luzón y Bobadilla, Baltasar
España. Siglos XVI - XVII
Poeta. Amigo de Lope de Vega.
A Lope de
Vega
Decir, Lope, que
el oro es como el oro,
y que es clara del sol la ardiente
llama,
es llamaros famoso: sois la
Fama;
¿qué os puede
añadir gloria o dar decoro?
Vistió
naturaleza al tigre, al toro
5
de piel, de pluma al ave, al pez de
escama,
a vos de un vivo ingenio que
derrama
por fértil vena celestial
tesoro.
Al palio de esta
edad nadie ha corrido
con tal velocidad, aunque
delante
10
la envidia ponga el pie, que os ha
seguido:
ya la fama con
pluma de diamante
vuestro nombre escribió
contra el olvido
desde la blanca Aurora al negro
Atlante.
Maestra y Barragán, Luis de
la
España. Siglo XVII
Poeta
Al doctor Juan
Pérez de Montalbán
De un Sol que al
Cielo nace, al mudo espira,
cuyos rayos deslumbran si le
adoro,
la Fama aplaude sus influjos de
oro,
y España reverente
más le admira.
Los Eruditos le
construyen Pira
5
donde siempre inmortal raya
canoro
el esplendor de su mayor
decoro
cuando eminente en sus escritos
gira.
Si le lloran y
cantan hoy las Musas,
y manzanares con funesto
enredo
10
forma en los secos valles negros
montes.
Sus ilustres
virtudes deja infusas
en el duro metal, libre de
miedo,
por mares, por diversos
Horizontes.
Malón de Chaide, Pedro
Cascante (Navarra). 1530 -
Barcelona. 1589
Poeta y religioso.
Soneto
¡Oh
paciencia infinita en esperarme!
¡Oh duro corazón en no
querernos!
¿Qué esté yo
cansado de ofenderos,
y no lo estéis Vos en
perdonarme?
¡Cuántas veces volvisteis a
mirarme
5
esos divinos ojos, y a
doleros,
al tiempo que os rompía
vuestro fueros,
y Vos, mi Dios, callar, sufrir y
amarme?
¡Oh guarda
de los hombres! Vuestra saña
no mostréis contra
mí, que soy de tierra;
10
mirad a lo que es vuestro, y
levantadle;
que no es deleite
ya lo que me engaña,
sino costumbre que me vence en
guerra,
pues por sólo pecar, peco de
balde.
Maluenda, Antonio de
Español. 1563 - 1630
Abad y poeta.
Tú que en
la flor de los más verdes años,
ardiendo el alma en generoso
celo,
alzaste la esperanza a noble
vuelo
huyendo de este siglo los
engaños,
y con vida
inocente en pobre paños,
5
cual cauto caminante con
recelo,
sigues la senda que encamina al
Cielo
rodeada de fieles
desengaños,
canta del santo
amor la fuerza ardiente,
vírgenes, de tiranos
vencedoras,
10
claros martirios, cetros
despreciados,
que a mí
el justo dolor no me consiente,
si no es llorar las mal gastadas
horas
en vanos gustos del dolor
cercados.
Los trabajos de la
vida
¡Trabajos,
peso dulce, don precioso
al que con humildad os sufre y
lleva;
toque de la virtud; ilustre
prueba
del corazón constante y
generoso!
¡Saludable
licor, néctar sabroso
5
que las fuerzas del ánimo
renueva;
breve y seguro atajo; senda
nueva
para llegar al reino del
reposo!
¡Dichoso el
que os abraza y se sustenta
del fruto del honor y de la
gloria
10
que entre vuestras espinas nace y
crece!
¡Mas ay de
aquel, que, en ocio y vida exenta,
dejando al mundo infame su
memoria,
sin beber de este cáliz
envejece!
Culto
inmortal
Bien como el can
fiel que se ha perdido,
solícito, continuo y
anhelando,
va con torcidos pasos
rastreando
el olor de su dueño
conocido:
que aunque
esté con halagos detenido
5
adonde le acogieron
lisonjeando,
sintió apenas la voz del
amo, cuando
sale a buscarle alegre y
desvalido,
así mi
corazón que, enajenado
de su bien, por industria o por
engaño,
10
hasta ahora moró en poder
ajeno,
en recibiendo del
semblante amado
un rayo que destierra el
desengaño,
adora el sol que enriqueció
su seno.
Elocuencia del
llanto
Estas
lágrimas vivas que corriendo
van publicando lo que el alma
calla,
es una diligencia sin pensalla
que está el dolor de su
favor haciendo.
Quien llora,
está atreviéndose y temiendo,
5
vencido de su pena, por no
dalla;
toma el llanto a su cargo el
declaralla;
nadie la dice y él la
está diciendo.
Vos
podréis disfrutar algún suspiro,
sin que yo pierda el nombre de
callado,
10
pues palabra no oiréis de
mis enojos.
Pero
tendré por fuerza, cuando os miro,
remitido el deciros mi
cuidado,
a la lengua del agua de mis
ojos.
Soneto
Madre de Dios
eterno, norte y guía
de los que en este siglo
tenebroso
corren por mar incierto y
peligroso
con mal segura nave y
compañía.
¿Cuándo será el feliz y
alegre día
5
en que mi corazón triste y
penoso
halle a su largo error libre
reposo
y cobre nuevo aliento y
alegría?
Hoy, libre de los
hierros y cadena,
en que me tuvo el viejo, a noble
vuelo
10
me remonto del mundo y sus
engaños.
¿Cuándo de tu piedad la luz
serena
hará que vuele puro al alto
cielo,
ahuyentada la niebla de mis
daños?
Mancebo de Velasco, Pedro
Jerónimo
España. Siglo XVII
Poeta. Pagador por Su Majestad del
Alcázar de Madrid, y de sus Reales Obras y Bosques.
A la muerte para mejor
vida del doctor Juan Pérez de
Montalbán
Esta luz que en
los términos fatales
amenazada del horror, parece
que en resplandores trémulos
fenece
luchando con las sombras
funerales,
En Farol (que de
sólidos metales
5
la piedra le construye)
permanece
exenta al común soplo, que
oscurece
tanto vital ardor de hachas
mortales.
Atenta
aquí la Parca (cuando fiera
extinguir suele toda luz
viviente)
10
midió el golpe fatal de su
tijera:
Cortó
avivando; con qué más luciente
quedó la llama que a la vez
primera,
cuanto va de caduca permanece.
Manuel, Francisco
Portugal. Siglo XVII.
Amigo de Quevedo. Floreció su
obra en tiempos de Felipe IV.
A un sujeto maltratado
de un ministro
No es
tiranía, Fabio, esa que emprende
e fiero monstruo que adorar
solías,
cuando aspirante a más que
idolatrías
hoy con tu mesma ceguedad se
ofende.
Ni el fuego que
en el ánimo se enciende,
5
sobre quien arden esperanzas
frías,
se paga del vapor, ni a los que
envías
injustos votos, su altivez
atiende.
No por desgracia,
por piedad lo cuenta;
¡O desprecio a más
luces venerable,
10
padre del desengaño siempre
justo!
Deja que siga
lastimando el gusto,
y en lugar de aquel ídolo
execrable
adora por tu ídolo tu
afrenta.
Semejanza de los
tiempos
Fabio, si
tú has topado un nuevo mundo,
nuevo Colón, sin penetrar su
daño,
no solo yo disculparé tu
engaño,
mas surcaré su
piélago profundo.
Mas, si como el
primero es el segundo,
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tan vario, tan confuso y tan
extraño;
antes quiero habitar mi
desengaño
en que el remedio de mis males
fundo.
Si en este
amaneciese un justo día
a la virtud de gloria y de
alabanza,
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y a la culpa de afrenta y
vituperio;
yo sus bultos
también adoraría;
mas, ¿cuál
razón no huye a la esperanza,
que lo más que promete es
cautiverio?
Marañón, Pedro
España. Siglo XVI
Poeta.
Soneto
Del sol que ella
vistió, toda vestida
sube la Virgen Madre,
acompañada;
más que el Arca con himnos
celebrada
que en casa de David fue
recibida.
De mil dones de
gracia enriquecida
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para salvar al hombre
fabricada,
de mortíferas aguas
apartada,
y en los montes del cielo
detenida.
Es la escala
arrimada a las Estrellas,
do se recoda el mismo autor del
mundo;
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y serafines suben para arriba.
Suben virtudes,
pues subió por ellas,
y por dar celestial favor al
mundo,
aunque en el cielo toca, en tierra
estriba.
Marqués de Santillana
Íñigo López de
Mendoza
Carrión de los Condes
(Palencia). 1398 - Guadalajara. 1458
El primer escritor español
que escribe sonetos al «itálico modo».