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ArribaAbajoGarcía de la Huerta, Vicente

Zafra (Badajoz). 1734 - Madrid. 1787

Dramaturgo y poeta. Estudió en Salamanca. Bibliotecario y académico. Debido a sus ataques al Conde de Aranda fue confinado en la prisión de Orán, donde escribió su tragedia Raquel, representada en Barcelona en 1775 y en Madrid en 1778. Además de sonetos, escribió églogas y elegías.




ArribaAbajo El verdadero amor


ArribaAbajo   Antes al cielo faltarán estrellas,
al mar peligros, pájaros al viento,
al sol su resplandor y movimiento,
y al fuego abrasador vivas centellas.

   Antes al campo producciones bellas,  5
al monte horror, al llano esparcimiento,
torpes envidias al merecimiento,
y al no admitido amor tristes querellas;

   antes sus flores a la primavera,
ardores inclementes al estío,  10
al otoño abundancia lisonjera

   y al aterido invierno hielo y frío,
que ceda un punto de su fe primera
cuanto menos que falte, el amor mío.




ArribaAbajoEn la ausencia...


ArribaAbajo   Si es muerte, si es infierno, Lisi mía,
el punto que me roba a tu presencia,
del vulgo la mordaz impertinencia
o de mi hado infeliz la tiranía,

   ¡cuánta habrá sido, Lisi, mi agonía,  5
mi confusión, mi pena, mi dolencia,
considerada bien la eterna ausencia
de las eternas horas de este día!

   ¡Ay, dulce prenda mía, si el no verte
un breve tiempo tiene tanta parte  10
de sentimiento, que me da la muerte!

   ¡cuánta será mi pena al contemplarte
capaz, por mi desdicha, de perderte,
incapaz por mi mal, de recobrarte!




ArribaAbajoA un disgusto de Filis


ArribaAbajo   Como si amor por sí, Filis, no fuera
bastante a ejercitar mi sufrimiento,
la malicia con ímpetu violento
en hacerme infeliz también se esmera.

   Vierte la envidia su ponzoña fiera,  5
atosigando el alma con su aliento,
y la astucia a favor del valimiento
me calumnia, mi bien y me impropera.

   Todos los males, Filis, mi constancia
podrá vencer; podré con mi paciencia  10
rendir del hado el proceder injusto.

   Contrastará al rencor mi tolerancia
pero, ¿quién tendrá, Filis, resistencia
al verte, ay Dios, con el menor disgusto?




ArribaAbajoAprecio de las penas sufridas por Filis


ArribaAbajo   Rodeado mi amor de inconvenientes,
víctima, Filis, soy de mi deseo;
y es mi fineza tal que hallo recreo
en que se frustren ansias tan ardientes.

   Mas ¿que gloria mayor que al ver que sientes  5
mis desgracias por tuyas? Pues no creo
que pueda yo lograr mayor trofeo
ni ellas más premio que el que así me alientes.

   Vengan pesares pues, vengan disgustos,
penas, fatigas, ansias, desconsuelos:  10
¡dichoso Hortelio cuanto más padece!

   pues los males más graves trueca en gustos
saber que sólo a costa de desvelos,
y así penando, a Filis se merece.




ArribaAbajoVolviendo a Filis sus elogios


ArribaAbajo   Vuelven a tu poder, Filis divina,
prendas a quienes dio ser y existencia
el gozo, el desconsuelo y al impaciencia,
conceptos del amor que me domina.

   Dichosas ellas, pues que las destina  5
a hacer cerca de ti su residencia
la suerte grata, cuando su violencia
con la más dura ausencia me conmina.

   ¡Con cuánto desconsuelo lucha el alma
vencida de un recelo que la embiste,  10
y contra quien en vano el juicio lidia!

   ¡Mas cómo yo podré esperar la palma,
cuando he llegado a término tan triste
que a mis mismos papeles tengo envidia!




ArribaAbajoAuxilio pedido a Filis contra calumnias e imposturas


ArribaAbajo   Dices que no merezco, dueño mío,
ser de ti amado; como si no vieras
cada momento pruebas verdaderas
de que tú sola riges mi albedrío.

   Vierta la envidia de tu seno impío  5
contra mi firme amor calumnias fieras;
pues, como que estoy hecho a sus quimeras,
sus artes y acechanzas desafío.

   La verdad que ha triunfado en mis desgracias
también contrastará las imposturas  10
que me usurpan el logro de tus gracias;

   mas, ay, que si tu fe no me aseguras,
aún podrá ser que triunfen las falacias
si su auxilio las dan mis desventuras.




ArribaAbajoPreferencia dada a todas las desdichas sobre los celos


ArribaAbajo   De tu dueño tirano los recelos,
castigo de una vil desconfianza,
con dilatar el fin a mi esperanza
defraudan de su logro a mis anhelos.

   Él pena, Filis, con sus duros celos,  5
y como tanto mal a mí me alcanza,
dudo a donde se inclina la balanza,
Filis, si a su pesar o mis desvelos.

   Él goza, aunque celoso, tu hermosura,
si bien aborrecido; yo, privado  10
de tanta gloria, aunque adorado, muero.

   Pero, ¿dónde me lleva mi locura?
Muera mil veces yo desesperado,
que antes morir que estar celoso quiero.




ArribaAbajoEsperanza fundada más en la compasión que en la inclinación


ArribaAbajo   En el tropel de males que padezco,
de la común envidia combatido,
nuevos tormentos a mi suerte pido
y más gustoso cada vez me ofrezco.

   Al odio, a las venganzas agradezco  5
los duros trances a que me han traído;
pues los medios, mi bien, ellos han sido
de lograr galardón que no merezco.

   Muerda la envidia pues, el odio invente
calumnias nuevas, no me asusta nada,  10
ni haber mal puede que mi gloria impida.

   Pues todo es fuerza que tu amor aumente,
pues quien así me quiere enamorada
me ha de amar mucho más compadecida.




ArribaAbajoLa firmeza de Filis desarma a la envidia


ArribaAbajo   La envidia con su aliento venenoso,
Filis, pretende emponzoñar mi gusto,
haciéndome vivir con tanto susto
que no alcanza consuelo ni reposo.

   Mas, quien a ser llegó tan venturoso  5
que mereció tu amor no fuera justo
que tanto bien gozase sin disgusto,
ni sin tanta pensión fuese dichoso.

   Tanto bien es, mi bien, ser de ti amado
que mereciera ser aborrecido,  10
si pudiera extrañar ser envidiado.

   Vengan envidias pues, calumnias pido,
promuevan maliciosos mi cuidado,
que yo en lo firme de mi bien descuido.




ArribaAbajoAgradecimiento a la memoria del amor


ArribaAbajo   Acostumbrado, Filis, a tu halago
y privado ya de él por tiranía
de mi suerte, las glorias de algún día
con doblados tormentos satisfago.

   ¿Quién tan mortal y tan acerbo trago  5
de tan grade dulzura esperaría,
que ni tan corto tiempo trocaría
tanto placer en tan terrible estrago?

   Pero, ¿cómo es posible que yo sienta
pesar alguno tras de gusto tanto,  10
por más que amor me niegue ya su gloria?

   Pues para disipar cualquier tormenta,
en el mar proceloso del quebranto,
tengo un iris seguro en mi memoria.




ArribaAbajoA los desvelos de Hortelio, mayores que los de los demás hombres


ArribaAbajo   Busca el albergue en la tiniebla fría
de la noche el cansado caminante;
el rústico, artesano y negociante
acaban su fatiga con el día;

   de los vientos la ruda rebeldía  5
en los puertos encierra al navegante,
y aun hace deponer su arnés brillante
a Marte del invierno la porfía;

   reposa el ganadero en su majad
las abrasadas siestas del verano;  10
todos descansan por distintos modos.

   Sólo Hortelio por ti, Filis amada,
nunca descansa de su afán tirano.
¿Por qué? porque interesa más que todos.




ArribaAbajoRemedio contra los celos de Filis


ArribaAbajo   Si más me pides celos, Filis mía,
que te burlas creeré de mi fineza,
o que mal satisfecha tu belleza
de su merecimiento desconfía.

   ¿Quién goza de la luz del claro día  5
que busque de la noche la torpeza?
¿Y quién en la abundancia y la riqueza
que padece escasez persuadiría?

   ¿Será posible abrigues en tu idea
caprichos tan extraños o infundados  10
cuando te atreves a pedirme celos?

   ¿Quién habrá, Filis, que tus celos crea,
cuando en ti vea la copia de los cielos
y en mi el original del amor vea?




ArribaAbajoSentimientos en las disposiciones de una ausencia voluntaria de Lisi


ArribaAbajo   Parte a dorar con luces celestiales
de los floridos sotos los primores,
a dar nuevos alientos a las flores
y veneno mortal a los zagales.

   Yo quedo en el infierno de mis males,  5
víctima del volcán de mis ardores,
lastimoso ejemplar a los pastores
que alcancen mis martirios infernales.

   De nuevas flores tu belleza vista
esas florestas, mientras mi quebranto  10
fúnebres flores a mi muerte alista.

   Y no te cause mi expresión espanto;
pues si tú las produces con tu vista,
yo también con el riego de mi llanto.




ArribaAbajoSeguridades del amor fundadas en la misma incomparable hermosura de Lisi


ArribaAbajo   Si tu mérito, Lisi, conocieras,
como la envidia persuadir procura,
y estimaras en tanto tu hermosura,
cuanto estimarla por razón debieras,

   poco desconfiaras ni temieras  5
de un amor tan leal y fe tan pura,
y viviendo en tu mérito segura,
menos motivos de pesar me dieras.

   ¡Cuál quedara la envidia, Lisi mía,
al verte como estás desconfiada,  10
desvanecida su mordaz sospecha,

   y en mí el deseo y pertinaz porfía
de verte de tu mérito pagada,
por verte de mi afecto satisfecha!




ArribaAbajoSentimientos amorosos en el desmayo de una dama causado de un atroz suceso


ArribaAbajo   Hermoso y adorado dueño mío,
copia y compendio del hermoso cielo,
origen de mi mal y mi desvelo,
norte de mi cuidado y albedrío;

   cobrad aliento, resucite el brío  5
que muerto yace en tanto desconsuelo;
no así, siendo su sol, neguéis al suelo
la luz que eclipsa ese desmayo frío.

   Libre del daño que esgrimió a mi vida
en vuestro riesgo mi contraria suerte,  10
bien podéis ya alentar asegurada;

   si no queréis, dulcísima homicida,
que en Fabio sea verdadera muerte
la que en vos sólo es muerte figurada.




ArribaAbajoReflexiones amantes de un apasionado considera y reverente


ArribaAbajo   Si nadie puede verte sin amarte,
dulce bien mío, y nadie puede verte
sin que le abrase con rigor de muerte
ardentísimas ansias de agradarte;

   quien logra tan de cerca contemplarte,  5
y tanto como yo sabe quererte,
difícil es que a contenerse acierte
en los límites sólo de mirarte.

   Abrásome a tu vista, dueño mío,
pretendo triunfos, pero al conocerte  10
repugnante, desisto en mis trofeos;

   que a mi ciego furioso desvarío
refrena más el miedo de ofenderte,
que le mueve el tropel de mis deseos.




ArribaAbajoExplicación de la firmeza del verdadero amor


ArribaAbajo   Antes al cielo faltarán estrellas,
al mar peligros, pájaros al viento,
al sol su resplandor y movimiento,
y al fuego abrasador vivas centellas;

   antes al campo producciones bellas,  5
al monte horror, al llano esparcimiento,
torpes envidia sal merecimiento,
y al no admitido amor tristes querellas;

   antes sus flores a la primavera,
ardores inclementes al estío,  10
al otoño abundancia lisonjera,

   y al aterido invierno hielo y frío,
que ceda un punto de su fe primera,
cuanto menos que falte el amor mío.




ArribaAbajoTemores justos y continuos de un amante desconfiado de su mérito


ArribaAbajo   ¿Qué es esto, amante corazón rendido?
¿De qué te sirve tan dichos estado,
si tus penas parece se han doblado
de que empezaste a ser favorecido?

   La imagen horrorosa del olvido  5
turba mi gloria y crece mi cuidado,
y aun al alma confieso, a penetrado
(no celos) un recelo mal nacido.

   ¡Ay, Lisa mía, en qué mortal quebranto
despedazado el corazón me siento  10
de un temor a la rústica violencia!

   Y si sólo un temor me aflige tanto,
¡cuánto será, bien mío, mi tormento,
si a ser este temor llega a evidencia!




ArribaAbajoDisculpa de una injusta desconfianza


ArribaAbajo   Perdona, Lisa mía, la extrañeza,
si en dicha que es mayor que la esperanza,
en idioma de mi desconfianza
lastima tus oídos mi fineza,

   que hiciera agravio a la mayor belleza,  5
si tranquilo en mi torpe confianza
no temiera en mis dichas la mudanza
que tu mérito inspira y mi rudeza.

   Disculpe tu gallardo entendimiento
mis tiernos siempre apasionados modos,  10
dialecto del temor más importuno,

   nacido de mi fiel conocimiento;
que, aunque gloria mayor logro de todos,
también merezco menos que ninguno.




ArribaAbajoDescripción de la hermosura de Lisi por un término peregrino


ArribaAbajo   Es tan grande mi amor, oh Lisi mía,
que no podré explicarle aunque más quiera,
porque si en voces mi pasión cupiera,
ni de ti ni de mí digna sería.

   A tu mérito, Lisi, y gallardía  5
amor se debe de más alta esfera,
y, si acaso adorarte alguien pudiera
como mereces, sólo yo podría.

   No es soberbia, mi bien, no desvarío
del juicio perturbado al miserable  10
estado en que hoy se advierte mi albedrío.

   Verdad es cierta y hecho incontrastable,
pues, si bien se examina el amor mío,
a sola tu belleza es comparable.




ArribaAbajoPonderación justa de un amor verdadero


ArribaAbajo   Arde mi corazón, y su violento
incendio por las venas se derrama,
siendo pábulo noble de esta llama
amor, que en mis entrañas alimento.

   Ardiente exhalación es cada aliento,  5
que el aire vago a su contacto inflama,
si es que más propiamente no se llama
bostezo del volcán de mi tormento.

   Este es, Lisi, mi amor voraz y altivo,
a quien es imposible hallar segundo,  10
milagro que obro en mí naturaleza;

   superior al amor más excesivo,
mayor que cuanto en sí comprende el mundo;
sólo, Lisi, inferior a tu belleza.




ArribaAbajoSoneto segundo del caballero con los mismos consonantes


ArribaAbajo   Ponderarte el ardor, que violento
por mi abrasado pecho se derrama,
no es empeñarte, Fili, en que a su llama
ni tus desprecios sirvan de alimento.

   Sin esperanzas mi pasión aliento,  5
que con los imposibles más se inflama;
advierte, Fili, bien si nadie llama
en el mundo ambición lo que es tormento.

   Y aunque mi amor confieso que es altivo,
pues blasona en la tierra sin segundo,  10
por milagro de la naturaleza,

   ser tu esclavo es blasón más excesivo;
mira, mi bien, si quien te diera el mundo
pensará esclavizar a tu belleza.




ArribaAbajoSoneto tercero del caballero con los mimos consonantes


ArribaAbajo   Bien sé que en vano mi dolor violento
lanza suspiros, lágrima derrama,
y que no resta a mi amorosa llama
más que sola mi pena, otro alimento.

   Bien conozco el empleo a que me aliento,  5
y cuán en vano el corazón se inflama,
mas a un amor que heroico se llama,
ni aterra lo imposible ni el tormento.

   Y si fuera mi amor menos altivo
por tu desdén, bien mío, sin segundo  10
desdijera de mí naturaleza;

   que aunque parezca término excesivo,
solas tres cosas grandes tiene el mundo:
mi soberbia, mi amor, y tu belleza.




ArribaAbajoSoneto cuarto del mismo caballero con distintos consonantes


ArribaAbajo   Necio, atrevido y loco me apellida,
Fili, tu injusta condición ingrata,
y con infames títulos maltrata
la más noble pasión y bien nacida.

   Emplea en mí tu cólera encendida,  5
abrasa un corazón que te retrata,
y consume, si te es empresa grata,
la ya torpe memoria de mi vida.

   Ya aborrezco el vivir, pues inhumana
segunda causa das a mi tormento,  10
por que acabe mi vida de esta suerte:

   Acción por todos términos tirana
ensangrentarte en mi aborrecimiento,
sobrando tu desdén a darme muerte.




ArribaAbajoAl oráculo del Manzanares


ArribaAbajo   Vierte sus abundancias Amaltea
sobre el suelo español, Ceres ufana
las trojes llena y la codicia insana
del labrador, por ávido que sea.

   Vuela la paz, y en tanto que recrea  5
a Europa su ocio, la nación hispana
en castigar la audacia Mauritania
su celo ejerce y su valor emplea.

   Los astros que faltaban a la esfera
y robó el cielo al carpetano suelo  10
resarce hoy Luisa a la región ibera

   en uno y otro cándido gemelo.
¡Oh, qué felicidad si estable fuera!
¡Pues qué! ¿No basta un géminis al cielo?




ArribaAbajoA la feliz expedición contra Argel en 1784


ArribaAbajo   Del gran Carlos la sabia providencia
al bien común atenta determina
de Argel con el incendio y con la ruina
poner freno a la bárbara regencia.

   La Constancia, el Valor y la Prudencia  5
de Barceló a la grande acción destina;
mas la Fortuna, el Viento, el Mar se obstina
contra su Celo, Esfuerza y Experiencia.

   Vence los Elementos y la Suerte
del héroe balear; confunde, huella,  10
abras a Argel. Adversidad ninguna

   intimida al varón Constante y fuerte;
que el Valiente los Riesgos atropella
y el Prudente domina a la Fortuna.




ArribaAbajoGarcía Tejada, Juan Manuel

Santa Fe de Bogotá (Colombia). 1774 - Madrid. 1845

Poeta y político.




ArribaAbajo A Jesús crucificado


ArribaAbajo   A vos corriendo voy, brazos sagrados
en la Cruz sacrosanta descubiertos,
que para recibirme estáis abiertos
y para no castigarme estáis clavados:

   A vos, ojos divinos, eclipsados,  5
de tanta sangre y lágrimas cubiertos,
que para perdonarme estáis despiertos
y por no confundirme estáis cerrados.

   A vos, clavados los pies, para no huirme,
a vos, cabeza baja por llamarme;  10
a vos, sangre vertida para ungirme:

   A vos, costado abierto, quiero unirme,
a vos, clavos preciosos, quiero atarme
con ligadura dulce, estable y firme.




ArribaAbajoSoneto


ArribaAbajo   Escucha Dios en su encumbrado cielo
de humildes golondrinas el gemido
cuando, lejanas del paternal nido,
vagan desamparadas por el suelo.

   Yo, gimiendo en amargo y triste duelo,  5
familia, bienes y el hogar perdido,
de su beneficencia he recibido
socorro en mi orfandad y desconsuelo.

   Guárdete el mismo Dios tres veces santo,
y a tu familia y grey, ¡oh pastor bueno!  10
bajo la sombra de su augusto manto.

   Como de gratitud le pido lleno,
pues tan grata acogida mi quebranto
halló en tu dulce y compasivo seno.




ArribaAbajoGonzález, Diego

España. 1732 - 1794

Poeta hallado en Internet.




ArribaAbajoA un orador contrahecho zazoso y satírico


ArribaAbajo   Botijo con bonete clerical
que viertes la doctrina a borbollón
falto de voz, de afectos, de moción
lleno de furia, ardor y odio fatal.

   La cólera y despique por igual  5
dividen en dos partes tu sermón
que por tosco punzante y sin sazón
debieras predicárselo a un zarzal.

   ¿Qué prendas de orador en ti se ven?
Zazoso acento, gesto pastoril,  10
el metal de la voz cual de sartén,

   tono uniforme cual de tamboril.
Para orador te faltan más de cien;
para arador te sobran más de mil.




ArribaAbajo A la paz ventajosamente concluida por Carlos III


ArribaAbajo   La guerra por un caso inevitable
invadió la española monarquía,
juzgando que aceptada acabaría
de una vez con la gente miserable.

   Y rehusada, al monarca respetable  5
la gloria militar rebajaría
el pueblo ofrece a Carlos a porfía
dones mil del tesoro inagotable

   de su amor, y por Carlos negociada,
viene la paz con palma de victoria.  10
La guerra cruel, huyendo apresurada,

   tantos despojos deja en nuestra tierra
que Carlos de la paz saca la gloria,
y el pueblo la abundancia de la guerra.




ArribaAbajoHickey y Pellizoni, Margarita de

Barcelona. 1753 - Madrid. 1791




ArribaAbajoSoneto Definiendo el amor y sus contrariedades


ArribaAbajo   Borrasca, disfrazada en la bonanza;
engañoso deleite de un sentido;
dulzura amarga, daño apetecido;
alterada quietud; vana esperanza.

   Desapacible paz; desconfianza;  5
desazonado gozo, mal sufrido;
esclava libertad; triunfo abatido;
simulada traición; fácil mudanza.

   Perenne manantial de sentimientos;
efímera aprehensión que experimenta  10
dolorosas delicias y escarmientos.

   Azarosa fortuna; cruel, violenta
zozobra; sinsabor; desabrimientos;
risa en la playa y, en el mar, tormenta.




ArribaAbajoSoneto primero del caballero


ArribaAbajo   Arde mi corazón y su violento
incendio por el pecho se derrama,
siendo pábulo noble de esta llama,
el amor que en mis venas alimento.

   Ardiente exhalación es cada aliento,  5
que el aire vago a su contacto inflama,
si es que más propiamente no se llama,
bostezo del volcán de mi tormento.

   Este es Fili mi amor, y tan altivo,
que no es fácil poder hallar segundo  10
milagro, que obró en mí naturaleza;

   superior al amor más excesivo,
mayor que cuanto en sí comprende el mundo,
solamente inferior a tu belleza.




ArribaAbajoRespuesta primera de la dama


ArribaAbajo   Silvio, el voraz incendio que violento
en tu amoroso pecho se derrama,
de ardores juveniles, vulgar llama,
y de común pasión propio alimento.

   Lo esforzado acredita de tu aliento,  5
que con los imposibles más se inflama,
si es que más propiamente no se llama
de una loca ambición, justo tormento.

   Pues transformar (¡qué error!) quieres altivo,
en tu noble arrogancia sin segundo,  10
el genio que me dio naturaleza;

   advierte que ese empeño es excesivo,
porque más que el imperio, sí, del mundo,
la libertad estima mi belleza.




ArribaAbajoSegundo caballero con las mismas consonantes


ArribaAbajo   Ponderarte el ardor que violento,
por mi abrasado pecho se derrama,
no es empeñarte, Fili, en que a su llama,
ni aun tus desprecios sirvan de alimento:

   Sin esperanzas mi pasión aliento,  5
que con los imposibles más se inflama;
advierte, Fili, bien si nadie llama
en el mundo ambición, lo que es tormento:

   Y aunque mi amor confieso que es altivo,
pues blasona en la tierra sin segundo,  10
por milagro de la naturaleza,

   ser tu esclavo es blasón más excesivo;
mira, mi bien, si quien te diera el mundo
pensará esclavizar a tu belleza.




ArribaAbajoSegunda respuesta de la dama, con los mismos consonantes


ArribaAbajo   Renuncia, Fabio, empeño tan violento,
que pierde tu fe el llanto que derrama,
y fácilmente se ahogará la llama
que carece como esta de alimento:

   Destínese mejor tu noble aliento,  5
que sin correspondencia al que se inflama,
el amor mismo temerario llama,
y amor sin esperanza es cruel tormento.

   No camino al abrojo abras altivo,
blasonando en tu afecto sin segundo,  10
(¡Raro milagro de naturaleza!)

   ni intentes vuelo que es tan excesivo,
que no podrá tu amor vencer, ni el mundo,
la esquivez natural de mi belleza.




ArribaAbajoSoneto tercero del caballero, con los mismos consonantes


ArribaAbajo   Bien sé que en vano mi dolor violento
lanza suspiros, lágrimas derrama,
y que no resta a mi amorosa llama
más que sola mi pena, otro alimento.

   Bien conozco el empeño a que me aliento,  5
y cuán en vano el corazón se inflama,
mas a un amor que heroico se llama,
ni aterra lo imposible, ni el tormento:

   Y si fuera mi amor menos altivo
por tu desdén, bien mío, sin segundo  10
desdijera de mí naturaleza;

   que aunque parezca término excesivo,
solas tres cosas grandes tiene el mundo,
mi soberbia, mi amor y tu belleza.




ArribaAbajoRespuesta tercera de la dama, con los mismos consonantes


ArribaAbajo   Porfiado está tu amor, y es muy violento,
que el hielo que el desdén Fabio derrama,
avive impropiamente más la llama,
y crezca el fuego más, sin alimento.

   En vano, pues, repito, ama tu aliento,  5
en vano el corazón necio se inflama,
en vano tu fervor bella me llama,
y en vano, al fin, al alma das tormento.

   Porque mi pecho, Fabio, es tan altivo,
y en el aborrecer tan sin segundo,  10
que igual no le crió naturaleza.

   Y en esto es mi rigor tan excesivo,
que aquel que más lisonjas deba al mundo,
deberá el desengaño a mi belleza.




ArribaAbajoSoneto cuarto del caballero con los mismos consonantes


ArribaAbajo   Necio, atrevido y loco me apellida,
Fili, tu injusta condición ingrata,
y con infames títulos maltrata
la más noble pasión, y bien nacida.

   Emplea en mí tu cólera encendida,  5
abrasa un corazón que te retrata,
y consume, si te es empresa grata,
ya la torpe memoria de mi vida.

   Ya aborrezco el vivir, pues inhumana
segunda causa das a mi tormento,  10
porque acabe mi vida de esta suerte.

   Acción por todos términos tirana
ensangrentarte en mi aborrecimiento,
sobrando tu desdén a darme muerte.




ArribaAbajoSoneto cuarto de la dama respondiendo a este último del caballero, con diferentes consonantes


ArribaAbajo   Si fuera dable que mi extravagancia
se dejase vencer de la fineza,
triunfando hubiera ya de mi entereza
tu tesón, tu porfía y tu constancia.

   Pero cuanto me obliga tu arrogancia,  5
y el seguro que ofrece tu firmeza,
me ofende, Fabio, por naturaleza,
el eco sólo de amorosa instancia.

   Supuesta esta verdad ¿qué fruto esperas
del llanto que derramas obstinado,  10
por más que sean tus ansias verdaderas?

   Si la que ha de premiar tan fiel cuidado,
no sólo no agradece que la quieras,
más aun el ser querida le da enfado.




ArribaAbajoSoneto quinto y único de un caballero portugués, remitiendo a una dama, las obras de Candamo, de quien esta se había mostrado apasionada


ArribaAbajo   Al nombre de Candamo un monumento
erigir suntuoso así procuro,
pues le forman aplauso más seguro
tus elogios, que tu merecimiento.

   Hoy le eterniza este acontecimiento  5
más que la prevención del bronce duro,
porque respetarán en lo futuro,
más que su discreción, tu entendimiento.

   Mas que en el mármol que en el jaspe herido,
contra los accidentes de la historia  10
la dejan tus aplausos defendido.

   Pues para asegurar inmortal gloria,
no teme los insultos del olvido,
quien su nombre eterniza en tu memoria.




ArribaAbajoSoneto


ArribaAbajo   Es el hombre, entre todos los vivientes,
el que mayor malignidad alcanza,
excediendo en fiereza y en venganza,
a los Tigres, Leones y Serpientes.

   Son sus torpes deseos más impacientes:  5
de él la simulación y la mudanza,
la traición, el engaño, la acechanza,
que no se halla en las fieras más rugientes.

   De él la loca ambición con que quisiera
vejar y avasallar a sus antojos  10
todos sus semejantes, si pudiera.

   Este es el hombre: mira sin enojos,
si es que puedes, mortal, tanta quimera,
y para tu gobierno abre los ojos.




ArribaAbajoSoneto


ArribaAbajo   Si Venus apacible, hermosa, afable,
el rigor no templara y la fiereza
del furibundo Marte, y la aspereza
de su Belona fiera, e intratable.

   ¿Quién tolerar pudiera su espantable  5
condición, arrogancia y fortaleza?
Así que de Acidalia la terneza,
su amorosa caricia y gracia amable,

   mitigando de Marte la dureza,
su furor y su furia inexorable,  10
dulcifica y suaviza su rudeza.

   Que no en vano la siempre venerable
antigüedad, a la deidad belleza,
quiso que se rindiese el formidable.




ArribaAbajoA la venganza de un amor mal correspondido


ArribaAbajo   Amó Fileno un tiempo a Fili bella,
con extremos de amor, tantos y tales,
que más pareció incendio de inmortales,
que de común pasión vulgar centella.

   Correspondiole, Fili, y con estrella  5
favorable su amor, los desiguales
rumbos suyos corrió, sin que los males
la aquejen con que aflige y atropella.

   Pero habiendo mudado derrotero
Fileno, y con indigna infame maña  10
trocado en amor falso el verdadero,

   de Fili noble y fiel, la justa saña
castigó con rigor el más severo,
dando, muerto a su amor tan vil hazaña.




ArribaAbajoIglesias de la Casa, José

Salamanca. 1748 - 1791

Presbítero y párroco de diversos pueblos. Murió en Salamanca, en la Plaza Mayor, en la casa esquina al Arco de Toril.




ArribaAbajoSoneto


ArribaAbajo   Era invierno, y las horas del sosiego,
cuando Fabio, durmiendo descuidado,
soñaba que era estío y que abrasado
se vio de la canícula y del fuego.

   Sueña que a un limpio estanque se va luego,  5
y de enojosa ropa despojado,
se entra en el baño dulce y regalado,
que le refrigeró con blando riego.

   La frialdad del agua placentera
conoce que del pecho enardecido,  10
poco a poco el calor le echaba fuera.

   Despierta en esto, torna a su sentido,
y ve que a efecto de su borrachera,
en un gran lodazal se halla tendido.



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