Dramaturgo y
poeta. Estudió en Salamanca. Bibliotecario y
académico. Debido a sus ataques al Conde de Aranda fue
confinado en la prisión de Orán, donde
escribió su tragedia Raquel, representada en Barcelona en
1775 y en Madrid en 1778. Además de sonetos, escribió
églogas y elegías.
El verdadero amor
Antes al cielo
faltarán estrellas,
al mar peligros, pájaros al
viento,
al sol su resplandor y
movimiento,
y al fuego abrasador vivas
centellas.
Antes al campo
producciones bellas,
5
al monte horror, al llano
esparcimiento,
torpes envidias al
merecimiento,
y al no admitido amor tristes
querellas;
antes sus flores
a la primavera,
ardores inclementes al
estío,
10
al otoño abundancia
lisonjera
y al aterido
invierno hielo y frío,
que ceda un punto de su fe
primera
cuanto menos que falte, el amor
mío.
En
la ausencia...
Si es muerte, si
es infierno, Lisi mía,
el punto que me roba a tu
presencia,
del vulgo la mordaz
impertinencia
o de mi hado infeliz la
tiranía,
¡cuánta habrá sido, Lisi, mi
agonía,
5
mi confusión, mi pena, mi
dolencia,
considerada bien la eterna
ausencia
de las eternas horas de este
día!
¡Ay, dulce
prenda mía, si el no verte
un breve tiempo tiene tanta
parte
10
de sentimiento, que me da la
muerte!
¡cuánta será mi pena al
contemplarte
capaz, por mi desdicha, de
perderte,
incapaz por mi mal, de
recobrarte!
A
un disgusto de Filis
Como si amor por
sí, Filis, no fuera
bastante a ejercitar mi
sufrimiento,
la malicia con ímpetu
violento
en hacerme infeliz también
se esmera.
Vierte la envidia
su ponzoña fiera,
5
atosigando el alma con su
aliento,
y la astucia a favor del
valimiento
me calumnia, mi bien y me
impropera.
Todos los males,
Filis, mi constancia
podrá vencer; podré
con mi paciencia
10
rendir del hado el proceder
injusto.
Contrastará al rencor mi tolerancia
pero, ¿quién
tendrá, Filis, resistencia
al verte, ay Dios, con el menor
disgusto?
Aprecio de las penas sufridas por
Filis
Rodeado mi amor de
inconvenientes,
víctima, Filis, soy de mi
deseo;
y es mi fineza tal que hallo
recreo
en que se frustren ansias tan
ardientes.
Mas ¿que
gloria mayor que al ver que sientes
5
mis desgracias por tuyas? Pues no
creo
que pueda yo lograr mayor
trofeo
ni ellas más premio que el
que así me alientes.
Vengan pesares
pues, vengan disgustos,
penas, fatigas, ansias,
desconsuelos:
10
¡dichoso Hortelio cuanto
más padece!
pues los males
más graves trueca en gustos
saber que sólo a costa de
desvelos,
y así penando, a Filis se
merece.
Volviendo a Filis sus elogios
Vuelven a tu
poder, Filis divina,
prendas a quienes dio ser y
existencia
el gozo, el desconsuelo y al
impaciencia,
conceptos del amor que me
domina.
Dichosas ellas,
pues que las destina
5
a hacer cerca de ti su
residencia
la suerte grata, cuando su
violencia
con la más dura ausencia me
conmina.
¡Con
cuánto desconsuelo lucha el alma
vencida de un recelo que la
embiste,
10
y contra quien en vano el juicio
lidia!
¡Mas
cómo yo podré esperar la palma,
cuando he llegado a término
tan triste
que a mis mismos papeles tengo
envidia!
Auxilio pedido a Filis contra calumnias
e imposturas
Dices que no
merezco, dueño mío,
ser de ti amado; como si no
vieras
cada momento pruebas
verdaderas
de que tú sola riges mi
albedrío.
Vierta la envidia
de tu seno impío
5
contra mi firme amor calumnias
fieras;
pues, como que estoy hecho a sus
quimeras,
sus artes y acechanzas
desafío.
La verdad que ha
triunfado en mis desgracias
también contrastará
las imposturas
10
que me usurpan el logro de tus
gracias;
mas, ay, que si
tu fe no me aseguras,
aún podrá ser que
triunfen las falacias
si su auxilio las dan mis
desventuras.
Preferencia dada a todas las desdichas
sobre los celos
De tu dueño
tirano los recelos,
castigo de una vil
desconfianza,
con dilatar el fin a mi
esperanza
defraudan de su logro a mis
anhelos.
Él pena,
Filis, con sus duros celos,
5
y como tanto mal a mí me
alcanza,
dudo a donde se inclina la
balanza,
Filis, si a su pesar o mis
desvelos.
Él goza,
aunque celoso, tu hermosura,
si bien aborrecido; yo,
privado
10
de tanta gloria, aunque adorado,
muero.
Pero,
¿dónde me lleva mi locura?
Muera mil veces yo
desesperado,
que antes morir que estar celoso
quiero.
Esperanza fundada más en la
compasión que en la inclinación
En el tropel de
males que padezco,
de la común envidia
combatido,
nuevos tormentos a mi suerte
pido
y más gustoso cada vez me
ofrezco.
Al odio, a las
venganzas agradezco
5
los duros trances a que me han
traído;
pues los medios, mi bien, ellos han
sido
de lograr galardón que no
merezco.
Muerda la envidia
pues, el odio invente
calumnias nuevas, no me asusta
nada,
10
ni haber mal puede que mi gloria
impida.
Pues todo es
fuerza que tu amor aumente,
pues quien así me quiere
enamorada
me ha de amar mucho más
compadecida.
La
firmeza de Filis desarma a la envidia
La envidia con su
aliento venenoso,
Filis, pretende emponzoñar
mi gusto,
haciéndome vivir con tanto
susto
que no alcanza consuelo ni
reposo.
Mas, quien a ser
llegó tan venturoso
5
que mereció tu amor no fuera
justo
que tanto bien gozase sin
disgusto,
ni sin tanta pensión fuese
dichoso.
Tanto bien es, mi
bien, ser de ti amado
que mereciera ser aborrecido,
10
si pudiera extrañar ser
envidiado.
Vengan envidias
pues, calumnias pido,
promuevan maliciosos mi
cuidado,
que yo en lo firme de mi bien
descuido.
Agradecimiento a la memoria del
amor
Acostumbrado,
Filis, a tu halago
y privado ya de él por
tiranía
de mi suerte, las glorias de
algún día
con doblados tormentos
satisfago.
¿Quién tan mortal y tan acerbo
trago
5
de tan grade dulzura
esperaría,
que ni tan corto tiempo
trocaría
tanto placer en tan terrible
estrago?
Pero,
¿cómo es posible que yo sienta
pesar alguno tras de gusto
tanto,
10
por más que amor me niegue
ya su gloria?
Pues para disipar
cualquier tormenta,
en el mar proceloso del
quebranto,
tengo un iris seguro en mi
memoria.
A
los desvelos de Hortelio, mayores que los de los demás
hombres
Busca el albergue
en la tiniebla fría
de la noche el cansado
caminante;
el rústico, artesano y
negociante
acaban su fatiga con el
día;
de los vientos la
ruda rebeldía
5
en los puertos encierra al
navegante,
y aun hace deponer su arnés
brillante
a Marte del invierno la
porfía;
reposa el
ganadero en su majad
las abrasadas siestas del
verano;
10
todos descansan por distintos
modos.
Sólo
Hortelio por ti, Filis amada,
nunca descansa de su afán
tirano.
¿Por qué? porque
interesa más que todos.
Remedio contra los celos de Filis
Si más me
pides celos, Filis mía,
que te burlas creeré de mi
fineza,
o que mal satisfecha tu
belleza
de su merecimiento
desconfía.
¿Quién goza de la luz del claro
día
5
que busque de la noche la
torpeza?
¿Y quién en la
abundancia y la riqueza
que padece escasez
persuadiría?
¿Será posible abrigues en tu
idea
caprichos tan extraños o
infundados
10
cuando te atreves a pedirme
celos?
¿Quién habrá, Filis, que tus
celos crea,
cuando en ti vea la copia de los
cielos
y en mi el original del amor
vea?
Sentimientos en las disposiciones de una
ausencia voluntaria de Lisi
Parte a dorar con
luces celestiales
de los floridos sotos los
primores,
a dar nuevos alientos a las
flores
y veneno mortal a los zagales.
Yo quedo en el
infierno de mis males,
5
víctima del volcán de
mis ardores,
lastimoso ejemplar a los
pastores
que alcancen mis martirios
infernales.
De nuevas flores
tu belleza vista
esas florestas, mientras mi
quebranto
10
fúnebres flores a mi muerte
alista.
Y no te cause mi
expresión espanto;
pues si tú las produces con
tu vista,
yo también con el riego de
mi llanto.
Seguridades del amor fundadas en la
misma incomparable hermosura de Lisi
Si tu
mérito, Lisi, conocieras,
como la envidia persuadir
procura,
y estimaras en tanto tu
hermosura,
cuanto estimarla por razón
debieras,
poco desconfiaras
ni temieras
5
de un amor tan leal y fe tan
pura,
y viviendo en tu mérito
segura,
menos motivos de pesar me
dieras.
¡Cuál quedara la envidia, Lisi
mía,
al verte como estás
desconfiada,
10
desvanecida su mordaz
sospecha,
y en mí el
deseo y pertinaz porfía
de verte de tu mérito
pagada,
por verte de mi afecto
satisfecha!
Sentimientos amorosos en el desmayo de
una dama causado de un atroz suceso
Hermoso y adorado
dueño mío,
copia y compendio del hermoso
cielo,
origen de mi mal y mi desvelo,
norte de mi cuidado y
albedrío;
cobrad aliento,
resucite el brío
5
que muerto yace en tanto
desconsuelo;
no así, siendo su sol,
neguéis al suelo
la luz que eclipsa ese desmayo
frío.
Libre del
daño que esgrimió a mi vida
en vuestro riesgo mi contraria
suerte,
10
bien podéis ya alentar
asegurada;
si no
queréis, dulcísima homicida,
que en Fabio sea verdadera
muerte
la que en vos sólo es muerte
figurada.
Reflexiones amantes de un apasionado
considera y reverente
Si nadie puede
verte sin amarte,
dulce bien mío, y nadie
puede verte
sin que le abrase con rigor de
muerte
ardentísimas ansias de
agradarte;
quien logra tan
de cerca contemplarte,
5
y tanto como yo sabe quererte,
difícil es que a contenerse
acierte
en los límites sólo
de mirarte.
Abrásome a
tu vista, dueño mío,
pretendo triunfos, pero al
conocerte
10
repugnante, desisto en mis
trofeos;
que a mi ciego
furioso desvarío
refrena más el miedo de
ofenderte,
que le mueve el tropel de mis
deseos.
Explicación de la firmeza del
verdadero amor
Antes al cielo
faltarán estrellas,
al mar peligros, pájaros al
viento,
al sol su resplandor y
movimiento,
y al fuego abrasador vivas
centellas;
antes al campo
producciones bellas,
5
al monte horror, al llano
esparcimiento,
torpes envidia sal
merecimiento,
y al no admitido amor tristes
querellas;
antes sus flores
a la primavera,
ardores inclementes al
estío,
10
al otoño abundancia
lisonjera,
y al aterido
invierno hielo y frío,
que ceda un punto de su fe
primera,
cuanto menos que falte el amor
mío.
Temores justos y continuos de un amante
desconfiado de su mérito
¿Qué
es esto, amante corazón rendido?
¿De qué te sirve tan
dichos estado,
si tus penas parece se han
doblado
de que empezaste a ser
favorecido?
La imagen
horrorosa del olvido
5
turba mi gloria y crece mi
cuidado,
y aun al alma confieso, a
penetrado
(no celos) un recelo mal
nacido.
¡Ay, Lisa
mía, en qué mortal quebranto
despedazado el corazón me
siento
10
de un temor a la rústica
violencia!
Y si sólo
un temor me aflige tanto,
¡cuánto será,
bien mío, mi tormento,
si a ser este temor llega a
evidencia!
Disculpa de una injusta
desconfianza
Perdona, Lisa
mía, la extrañeza,
si en dicha que es mayor que la
esperanza,
en idioma de mi desconfianza
lastima tus oídos mi
fineza,
que hiciera
agravio a la mayor belleza,
5
si tranquilo en mi torpe
confianza
no temiera en mis dichas la
mudanza
que tu mérito inspira y mi
rudeza.
Disculpe tu
gallardo entendimiento
mis tiernos siempre apasionados
modos,
10
dialecto del temor más
importuno,
nacido de mi fiel
conocimiento;
que, aunque gloria mayor logro de
todos,
también merezco menos que
ninguno.
Descripción de la hermosura de
Lisi por un término peregrino
Es tan grande mi
amor, oh Lisi mía,
que no podré explicarle
aunque más quiera,
porque si en voces mi pasión
cupiera,
ni de ti ni de mí digna
sería.
A tu
mérito, Lisi, y gallardía
5
amor se debe de más alta
esfera,
y, si acaso adorarte alguien
pudiera
como mereces, sólo yo
podría.
No es soberbia,
mi bien, no desvarío
del juicio perturbado al
miserable
10
estado en que hoy se advierte mi
albedrío.
Verdad es cierta
y hecho incontrastable,
pues, si bien se examina el amor
mío,
a sola tu belleza es
comparable.
Ponderación justa de un amor
verdadero
Arde mi
corazón, y su violento
incendio por las venas se
derrama,
siendo pábulo noble de esta
llama
amor, que en mis entrañas
alimento.
Ardiente
exhalación es cada aliento,
5
que el aire vago a su contacto
inflama,
si es que más propiamente no
se llama
bostezo del volcán de mi
tormento.
Este es, Lisi, mi
amor voraz y altivo,
a quien es imposible hallar
segundo,
10
milagro que obro en mí
naturaleza;
superior al amor
más excesivo,
mayor que cuanto en sí
comprende el mundo;
sólo, Lisi, inferior a tu
belleza.
Soneto segundo del caballero con los
mismos consonantes
Ponderarte el
ardor, que violento
por mi abrasado pecho se
derrama,
no es empeñarte, Fili, en
que a su llama
ni tus desprecios sirvan de
alimento.
Sin esperanzas mi
pasión aliento,
5
que con los imposibles más
se inflama;
advierte, Fili, bien si nadie
llama
en el mundo ambición lo que
es tormento.
Y aunque mi amor
confieso que es altivo,
pues blasona en la tierra sin
segundo,
10
por milagro de la naturaleza,
ser tu esclavo es
blasón más excesivo;
mira, mi bien, si quien te diera el
mundo
pensará esclavizar a tu
belleza.
Soneto tercero del caballero con los
mimos consonantes
Bien sé que
en vano mi dolor violento
lanza suspiros, lágrima
derrama,
y que no resta a mi amorosa
llama
más que sola mi pena, otro
alimento.
Bien conozco el
empleo a que me aliento,
5
y cuán en vano el
corazón se inflama,
mas a un amor que heroico se
llama,
ni aterra lo imposible ni el
tormento.
Y si fuera mi
amor menos altivo
por tu desdén, bien
mío, sin segundo
10
desdijera de mí
naturaleza;
que aunque
parezca término excesivo,
solas tres cosas grandes tiene el
mundo:
mi soberbia, mi amor, y tu
belleza.
Soneto cuarto del mismo caballero con
distintos consonantes
Necio, atrevido y
loco me apellida,
Fili, tu injusta condición
ingrata,
y con infames títulos
maltrata
la más noble pasión y
bien nacida.
Emplea en
mí tu cólera encendida,
5
abrasa un corazón que te
retrata,
y consume, si te es empresa
grata,
la ya torpe memoria de mi
vida.
Ya aborrezco el
vivir, pues inhumana
segunda causa das a mi
tormento,
10
por que acabe mi vida de esta
suerte:
Acción por
todos términos tirana
ensangrentarte en mi
aborrecimiento,
sobrando tu desdén a darme
muerte.
Al
oráculo del Manzanares
Vierte sus
abundancias Amaltea
sobre el suelo español,
Ceres ufana
las trojes llena y la codicia
insana
del labrador, por ávido que
sea.
Vuela la paz, y
en tanto que recrea
5
a Europa su ocio, la nación
hispana
en castigar la audacia
Mauritania
su celo ejerce y su valor
emplea.
Los astros que
faltaban a la esfera
y robó el cielo al carpetano
suelo
10
resarce hoy Luisa a la
región ibera
en uno y otro
cándido gemelo.
¡Oh, qué felicidad si
estable fuera!
¡Pues qué! ¿No
basta un géminis al cielo?
A
la feliz expedición contra Argel en 1784
Del gran Carlos la
sabia providencia
al bien común atenta
determina
de Argel con el incendio y con la
ruina
poner freno a la bárbara
regencia.
La Constancia, el
Valor y la Prudencia
5
de Barceló a la grande
acción destina;
mas la Fortuna, el Viento, el Mar
se obstina
contra su Celo, Esfuerza y
Experiencia.
Vence los
Elementos y la Suerte
del héroe balear; confunde,
huella,
10
abras a Argel. Adversidad
ninguna
intimida al
varón Constante y fuerte;
que el Valiente los Riesgos
atropella
y el Prudente domina a la
Fortuna.
García Tejada, Juan Manuel
Santa Fe de Bogotá
(Colombia). 1774 - Madrid. 1845
Poeta y
político.
A
Jesús crucificado
A vos corriendo
voy, brazos sagrados
en la Cruz sacrosanta
descubiertos,
que para recibirme estáis
abiertos
y para no castigarme estáis
clavados:
A vos, ojos
divinos, eclipsados,
5
de tanta sangre y lágrimas
cubiertos,
que para perdonarme estáis
despiertos
y por no confundirme estáis
cerrados.
A vos, clavados
los pies, para no huirme,
a vos, cabeza baja por
llamarme;
10
a vos, sangre vertida para
ungirme:
A vos, costado
abierto, quiero unirme,
a vos, clavos preciosos, quiero
atarme
con ligadura dulce, estable y
firme.
Soneto
Escucha Dios en su
encumbrado cielo
de humildes golondrinas el
gemido
cuando, lejanas del paternal
nido,
vagan desamparadas por el
suelo.
Yo, gimiendo en
amargo y triste duelo,
5
familia, bienes y el hogar
perdido,
de su beneficencia he recibido
socorro en mi orfandad y
desconsuelo.
Guárdete
el mismo Dios tres veces santo,
y a tu familia y grey, ¡oh
pastor bueno!
10
bajo la sombra de su augusto
manto.
Como de gratitud
le pido lleno,
pues tan grata acogida mi
quebranto
halló en tu dulce y
compasivo seno.
González, Diego
España. 1732 - 1794
Poeta hallado en
Internet.
A
un orador contrahecho zazoso y satírico
Botijo con bonete
clerical
que viertes la doctrina a
borbollón
falto de voz, de afectos, de
moción
lleno de furia, ardor y odio
fatal.
La cólera
y despique por igual
5
dividen en dos partes tu
sermón
que por tosco punzante y sin
sazón
debieras predicárselo a un
zarzal.
¿Qué prendas de orador en ti se
ven?
Zazoso acento, gesto pastoril,
10
el metal de la voz cual de
sartén,
tono uniforme
cual de tamboril.
Para orador te faltan más de
cien;
para arador te sobran más de
mil.
A
la paz ventajosamente concluida por Carlos III
La guerra por un
caso inevitable
invadió la española
monarquía,
juzgando que aceptada
acabaría
de una vez con la gente
miserable.
Y rehusada, al
monarca respetable
5
la gloria militar
rebajaría
el pueblo ofrece a Carlos a
porfía
dones mil del tesoro
inagotable
de su amor, y por
Carlos negociada,
viene la paz con palma de
victoria.
10
La guerra cruel, huyendo
apresurada,
tantos despojos
deja en nuestra tierra
que Carlos de la paz saca la
gloria,
y el pueblo la abundancia de la
guerra.
Hickey y Pellizoni, Margarita de
Barcelona. 1753 - Madrid. 1791
Soneto Definiendo el amor y sus
contrariedades
Borrasca,
disfrazada en la bonanza;
engañoso deleite de un
sentido;
dulzura amarga, daño
apetecido;
alterada quietud; vana
esperanza.
Desapacible paz;
desconfianza;
5
desazonado gozo, mal sufrido;
esclava libertad; triunfo
abatido;
simulada traición;
fácil mudanza.
Perenne manantial
de sentimientos;
efímera aprehensión
que experimenta
10
dolorosas delicias y
escarmientos.
Azarosa fortuna;
cruel, violenta
zozobra; sinsabor;
desabrimientos;
risa en la playa y, en el mar,
tormenta.
Soneto primero del caballero
Arde mi
corazón y su violento
incendio por el pecho se
derrama,
siendo pábulo noble de esta
llama,
el amor que en mis venas
alimento.
Ardiente
exhalación es cada aliento,
5
que el aire vago a su contacto
inflama,
si es que más propiamente no
se llama,
bostezo del volcán de mi
tormento.
Este es Fili mi
amor, y tan altivo,
que no es fácil poder hallar
segundo
10
milagro, que obró en
mí naturaleza;
superior al amor
más excesivo,
mayor que cuanto en sí
comprende el mundo,
solamente inferior a tu
belleza.
Respuesta primera de la dama
Silvio, el voraz
incendio que violento
en tu amoroso pecho se
derrama,
de ardores juveniles, vulgar
llama,
y de común pasión
propio alimento.
Lo esforzado
acredita de tu aliento,
5
que con los imposibles más
se inflama,
si es que más propiamente no
se llama
de una loca ambición, justo
tormento.
Pues transformar
(¡qué error!) quieres altivo,
en tu noble arrogancia sin
segundo,
10
el genio que me dio
naturaleza;
advierte que ese
empeño es excesivo,
porque más que el imperio,
sí, del mundo,
la libertad estima mi belleza.
Segundo caballero con las mismas
consonantes
Ponderarte el
ardor que violento,
por mi abrasado pecho se
derrama,
no es empeñarte, Fili, en
que a su llama,
ni aun tus desprecios sirvan de
alimento:
Sin esperanzas mi
pasión aliento,
5
que con los imposibles más
se inflama;
advierte, Fili, bien si nadie
llama
en el mundo ambición, lo que
es tormento:
Y aunque mi amor
confieso que es altivo,
pues blasona en la tierra sin
segundo,
10
por milagro de la naturaleza,
ser tu esclavo es
blasón más excesivo;
mira, mi bien, si quien te diera el
mundo
pensará esclavizar a tu
belleza.
Segunda respuesta de la dama, con los
mismos consonantes
Renuncia, Fabio,
empeño tan violento,
que pierde tu fe el llanto que
derrama,
y fácilmente se
ahogará la llama
que carece como esta de
alimento:
Destínese
mejor tu noble aliento,
5
que sin correspondencia al que se
inflama,
el amor mismo temerario llama,
y amor sin esperanza es cruel
tormento.
No camino al
abrojo abras altivo,
blasonando en tu afecto sin
segundo,
10
(¡Raro milagro de
naturaleza!)
ni intentes vuelo
que es tan excesivo,
que no podrá tu amor vencer,
ni el mundo,
la esquivez natural de mi
belleza.
Soneto tercero del caballero, con los
mismos consonantes
Bien sé que
en vano mi dolor violento
lanza suspiros, lágrimas
derrama,
y que no resta a mi amorosa
llama
más que sola mi pena, otro
alimento.
Bien conozco el
empeño a que me aliento,
5
y cuán en vano el
corazón se inflama,
mas a un amor que heroico se
llama,
ni aterra lo imposible, ni el
tormento:
Y si fuera mi
amor menos altivo
por tu desdén, bien
mío, sin segundo
10
desdijera de mí
naturaleza;
que aunque
parezca término excesivo,
solas tres cosas grandes tiene el
mundo,
mi soberbia, mi amor y tu
belleza.
Respuesta tercera de la dama, con los
mismos consonantes
Porfiado
está tu amor, y es muy violento,
que el hielo que el desdén
Fabio derrama,
avive impropiamente más la
llama,
y crezca el fuego más, sin
alimento.
En vano, pues,
repito, ama tu aliento,
5
en vano el corazón necio se
inflama,
en vano tu fervor bella me
llama,
y en vano, al fin, al alma das
tormento.
Porque mi pecho,
Fabio, es tan altivo,
y en el aborrecer tan sin
segundo,
10
que igual no le crió
naturaleza.
Y en esto es mi
rigor tan excesivo,
que aquel que más lisonjas
deba al mundo,
deberá el desengaño a
mi belleza.
Soneto cuarto del caballero con los
mismos consonantes
Necio, atrevido y
loco me apellida,
Fili, tu injusta condición
ingrata,
y con infames títulos
maltrata
la más noble pasión,
y bien nacida.
Emplea en
mí tu cólera encendida,
5
abrasa un corazón que te
retrata,
y consume, si te es empresa
grata,
ya la torpe memoria de mi
vida.
Ya aborrezco el
vivir, pues inhumana
segunda causa das a mi
tormento,
10
porque acabe mi vida de esta
suerte.
Acción por
todos términos tirana
ensangrentarte en mi
aborrecimiento,
sobrando tu desdén a darme
muerte.
Soneto cuarto de la dama respondiendo a
este último del caballero, con diferentes consonantes
Si fuera dable que
mi extravagancia
se dejase vencer de la fineza,
triunfando hubiera ya de mi
entereza
tu tesón, tu porfía y
tu constancia.
Pero cuanto me
obliga tu arrogancia,
5
y el seguro que ofrece tu
firmeza,
me ofende, Fabio, por
naturaleza,
el eco sólo de amorosa
instancia.
Supuesta esta
verdad ¿qué fruto esperas
del llanto que derramas
obstinado,
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por más que sean tus ansias
verdaderas?
Si la que ha de
premiar tan fiel cuidado,
no sólo no agradece que la
quieras,
más aun el ser querida le da
enfado.
Soneto quinto y único de un
caballero portugués, remitiendo a una dama, las obras de
Candamo, de quien esta se había mostrado apasionada
Al nombre de
Candamo un monumento
erigir suntuoso así
procuro,
pues le forman aplauso más
seguro
tus elogios, que tu
merecimiento.
Hoy le eterniza
este acontecimiento
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más que la prevención
del bronce duro,
porque respetarán en lo
futuro,
más que su
discreción, tu entendimiento.
Mas que en el
mármol que en el jaspe herido,
contra los accidentes de la
historia
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la dejan tus aplausos
defendido.
Pues para
asegurar inmortal gloria,
no teme los insultos del
olvido,
quien su nombre eterniza en tu
memoria.
Soneto
Es el hombre,
entre todos los vivientes,
el que mayor malignidad
alcanza,
excediendo en fiereza y en
venganza,
a los Tigres, Leones y
Serpientes.
Son sus torpes
deseos más impacientes:
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de él la simulación y
la mudanza,
la traición, el
engaño, la acechanza,
que no se halla en las fieras
más rugientes.
De él la
loca ambición con que quisiera
vejar y avasallar a sus
antojos
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todos sus semejantes, si
pudiera.
Este es el
hombre: mira sin enojos,
si es que puedes, mortal, tanta
quimera,
y para tu gobierno abre los
ojos.
Soneto
Si Venus apacible,
hermosa, afable,
el rigor no templara y la
fiereza
del furibundo Marte, y la
aspereza
de su Belona fiera, e
intratable.
¿Quién tolerar pudiera su
espantable
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condición, arrogancia y
fortaleza?
Así que de Acidalia la
terneza,
su amorosa caricia y gracia
amable,
mitigando de
Marte la dureza,
su furor y su furia
inexorable,
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dulcifica y suaviza su rudeza.
Que no en vano la
siempre venerable
antigüedad, a la deidad
belleza,
quiso que se rindiese el
formidable.
A
la venganza de un amor mal correspondido
Amó Fileno
un tiempo a Fili bella,
con extremos de amor, tantos y
tales,
que más pareció
incendio de inmortales,
que de común pasión
vulgar centella.
Correspondiole,
Fili, y con estrella
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favorable su amor, los
desiguales
rumbos suyos corrió, sin que
los males
la aquejen con que aflige y
atropella.
Pero habiendo
mudado derrotero
Fileno, y con indigna infame
maña
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trocado en amor falso el
verdadero,
de Fili noble y
fiel, la justa saña
castigó con rigor el
más severo,
dando, muerto a su amor tan vil
hazaña.
Iglesias de la Casa, José
Salamanca. 1748 - 1791
Presbítero
y párroco de diversos pueblos. Murió en Salamanca, en
la Plaza Mayor, en la casa esquina al Arco de Toril.