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ArribaAbajoLa Encuhetada o los gauchos y la intervención en el Río de la Plata en 1848

[La Encuhetada, o la intervención anglo-francesa en el Río de la Plata en 1848]216


Montevideo, a 18 de agosto de 1848.

Señor patrón y relator del Comercio de la Plata.



    Hoy hará una trasnochada
apretando el imprentero,
y allá al rayar el lucero
piensa acabar mi versada.
Siendo ansí, a la madrugada  5
la echaré en la población;
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pero antes hago intención
(se lo alvierto por si acaso)
de ir a pegarle un albazo
llevándosela, patrón.  10

    Por ahora voy a largar
solamente el primer trozo,
y hay otro más cosquilloso,
que después le he de atracar
hasta hacerlo corcoviar  15
a ese conde PALMETÓN;
y le asiguro, patrón,
que no desprecio a otro inglés
más que a ese maula, y después
a otro de un ZAINO RABÓN.  20

    Con que, ya sabe, temprano,
mañana al venir el día,
me cuelo en la imprentería
de HERNÁNDEZ el Valenciano,
y me agarro mano a mano  25
a cimarroniar con él:
y en cuanto acabe el papel
dándomelo, de ahí mesmito
me guasquiaré, patroncito;
a su casa de tropel.  30

    Verá, señor, con qué esmero
ha pintao la estampería,
que le ha hecho a mi versería
Musiú LEBAS217 el santero.
¡Ah, francés, lindo!, ansí quiero  35
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pagarle muy rigular;
y ansí tienen que alumbrar
los que pretiendan libritos,
con diez y ocho vintencitos
al tiro y sin culanchear.  40

Su amigo, LUCIANO CALLEJAS.



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ArribaAbajoAdvertencia a los uropeos cosquillosos

[Advertencia a los europeos cosquillosos, para que esperaran la publicación de la encuhetada sin alarmarse]



    Van tres gauchos liberales
a quejarse, con razón,
de una floja y ruin aición
de dos gobiernos desleales218.
Siendo gauchos, como tales,  5
se explicarán sin rodeos,
sin que dentre en sus deseos
ni un remoto pensamiento
de hacer en el fundamento
agravio a los uropeos.  10



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ArribaAbajoDedicatoria

[Dedicatoria de la encuhetada a lord Palmerston, ministro de Inglaterra]




    Señor conde Palmetón:
a usté por lo bien portao,
y el haberse acreditao
¡tan lindo en su Intervinción!
¡Callejas, de refilón,  5
a nombre de la gauchada,
le dedica está enflautada219,
celebrando entre otras cosas,
que en ancas le largue Rosas
por el Harpy220 una ensilgada!  10

    ¿Sabe lo que es ensilgada?
Es una vaina, patrón,
sin grano, y (con su perdón)
que jiede a bosta quemada:
medio aceitosa, y buscada  15
en los pagos221 del Tandil222,
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y propia para el candil
de cualesquier baladrón;
¡con que, atráquele, patrón,
esa mecha a Mistre-Pil223!  20



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ArribaAbajoLa Encuhetada

[Diálogo de la Encuhetada entre los gauchos Morales y Olivera, quien describe a su modo lo que es un buque de vapor armado en guerra]


Sorpresa del gaucho Morales al recibir a su amigo OLIVERA en su rancho junto a las trincheras de Montevideo




    ¡Cristo!... ¿Si será verdá
lo que dudo en la ocasión?...
Cabal... no es una ilusión...
que es él mesmo... ¡voto-va!,
lléguese, amigo Olivera:  5
¿Diaónde224 sale?, ¿qué anda haciendo?

OLIVERA

    ¡Tristemente consumiendo
la vida, hasta que Dios quiera!
Ansí caigo225 a su presencia
dichosamente, aparcero226,  10
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pues acá soy forastero
sin la menor conocencia.

MARCELO

    Debe serlo, me hago el cargo,
como que de Maldonao
presumo que habrá llegao,  15
y habrá padecido largo...

OLIVERA

   ¡Largo y fiero!... mesmamente:
y toda laya de penas,
tanto mías como agenas,
que es mejor que ni las mente227,  20
porque el corazón, lueguito
que dentro a considerar,
se me oprime de pesar
y se me hace chiquitito.

MARCELO

   ¡Infeliz viejo Olivera!,  25
¡lagrimiando!... sientesé;
aunque no tengo, ya ve,
ni un triste tronco228 siquiera.
    Ansí, amigazo, en el suelo
crúcese sobre este hijar229;  30
a bien que no ha de extrañar...
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OLIVERA

    ¡Qué he de extrañar, ño Marcelo!,
después que me han baquetiao
ocho años de sacrificios
tan crudos, que hasta los vicios230  35
¡sin sentir he olvidao!

MARCELO

   Dejuramente231 lo creo:
porque yo en el mesmo caso
de infelicidá y atraso
con la familia me veo.  40
    Ahora mesmo mi Pilar
cogió y fue desesperada
a vender una frezada,
ganosa de yerbatiar232.

OLIVERA

   ¿Con que, Dios se la conserva  45
alentada?...

MARCELO

Y traginista,
mientras la salú le asista:
ya verá como trai yerba,
y tabaco y aguardiente,
—322→
y en ancas233 puede que traiga  50
la frezada, sin que la haiga
ni empeñao siquieramente.
    Por lo tanto, a prevención
voy a mandar hacer fuego,
cosa que, en llegando, luego  55
tomemos un cimarrón234...
    Con su licencia... ¡Agapito:
vení, llená la caldera!...

AGAPITO

    ¡La bendición, ño Olivera!

OLIVERA

    ¡Que Dios te haga un santo, hijito!  60
¡Temeridá que ha crecido
el muchacho!... y memorista:
en cuanto me echó la vista
al golpe me ha conocido.
    Vení, largame un abrazo,  65
rubio amargo... ¿cómo estás?,
y decime... ¿te acordás
de tu potrillo picazo235?...

AGAPITO

   ¿Cuál?... ¿Aquel bellaco viejo?,
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me lo ageniaron cuantuá236  70
en las puntas de Aceguá237,
junto con otro azulejo238.
Que yo le puse collera239
y se lo prendí al picazo,
porque como era malazo  75
presumí que se me juera.
    Y ni bien se aquerenció
cuando cierta madrugada,
con la yunta y la manada
una partida se arrió.  80

MARCELO

   Vaya un recuerdo prolijo
del tiempo de don Echagua240:
pero de calentar agua,
¿a que no te acordás, hijo?
    Aunque... alvierto a ño Severo  85
ganoso de hablar con vos;
así, quédense los dos,
que voy y vuelvo ligero.

OLIVERA

    Bueno, paisano... ¿Con que,
Agapito, ahora andarás  90
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como andamos, a cual más
atrasao, pobre y a pie?

AGAPITO

    Pobre, a veces suelo andar,
y ansí mesmo siempre yo
me amaño, creameló,  95
y agenceo241 qué ensillar.
    Luego verá, ño Severo,
un potrillo pangaré242,
¡lindo!, que le traginé
a un inglés, que fue chasquero:  100
    Y salía cola alzada
ajuera continuamente,
y de ahí volvía caliente
a presumir en la Aguada:
   Aonde se apea243 y se cuela  105
atrás de cualquier muchacha,
a pesar que tiene facha
de más zonzo que su agüela...

OLIVERA

   ¡La del inglés, Agapito!...
¡barajo!... no te turbés...  110

AGAPITO

    ¿Cuál quiere que sea, pues?,
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la del Bisquete244 mesmito:
ese maula que cruzaba
lo mesmo que autoridá,
del Cerrito a la Ciudá,  115
y aquí nos menospreciaba...
    Tanto, que a mí en la avanzada,
porque le pedí un cigarro,
si no ando vivo, en el barro
me arronja de una pechada.  120
    ¡Ahijuna!... y se la juré.
Ansí un día que salió
de mañanita y volvió
trayendo el tal pangaré245,
    dije entre mí... «¡si te pillo  125
hoy en pedo246 lo verás,
matucho247, si te me vas
golpiao y sin el potrillo!».

OLIVERA

    ¡La purísima, el muchacho,
que es propio para un descuido!,  130
me alegra que haigás salido
alentao248 y vivaracho.
    Proseguí, no te parés,
que recién me va gustando.
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AGAPITO

    Pues, como le iba contando,  135
resolví dende esa vez
no darle alce ni cuartel,
y sobre el rastro ahí no más
largámele por atrás,
¡y que se me iba el infiel249!  140
    Alvierta, señó Severo,
que dende que lo seguí,
y aun antes, ya conocí
que el pingo era pajarero250.
    De suerte que en cuanto entró  145
en el pueblo esa mañana,
le dio al potrillo la gana
de espantarse, y se tendió.
    Y ya por el costillar
lo echó al hombre de cabeza,  150
y en colmo de la maleza251
medio lo empezó a arrastrar.
    Porque al cair, en la estribera
de una pata lo enredó,
fortuna que reventó  155
el ojal de la arcionera252.
    Entonces echó el caballo
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a disparar como flecha
por esa calle derecha
del Veinticinco de Mayo:  160
    Y yo atrás dél me largué,
hasta que allá entre las tiendas
se enredó fiero en las riendas,
se sofrenó y lo agarré.

SEVERO

    Mirá el diablo... ¡de manera  165
que en cuanto lo asiguraste,
de ahí mesmo ya enderezaste
a media rienda hasta juera!

AGAPITO

    Al contrario, le aflojé
la cincha, y bajo la silla  170
el tronco de una costilla
de punta le acomodé.
    Luego le cinché flojito,
dejando el cuhete253 tapao,
y el pingo, por de contao,  175
comenzó a lomiar254 lueguito.
    Últimamente, tirando
volví a traírselo al inglés,
al cual lo encontré otra vez
alentao y renegando.  180
—328→
    Y después que le arreglé
el estribo como pude,
dije entre mí: ¡Dios te ayude!...
y el potrillo le arrimé.
    Con que, patrón... ¿cómo se halla?,  185
le pregunté medio en broma;
y él me contestó en su aidioma255:
«¡Machi diabli la caballa!».
    Y al verlo en disposición
de montar, cuasi me río;  190
porque... cuándo... ¡Cristo mío!,
¡se aguantaba el chapetón!
    Mesmamente, la acerté.
El hombre apenas montó,
y ni bien se acomodó,  195
¡la gran... punta el pangaré!
    Cuanto le asentó la nalga
a-la-inglesa, y con el peso
le hizo tomar gusto al güeso256,
se encogió, y ¡Cristo le valga!  200
    Conoció al ginete tierno,
y al pingo se le hizo robo257
aliviarse, y de un corcovo
echó la carga al infierno...

OLIVERA

   ¡Óiganle al matucho inglés!,  205
—329→
¡cómo aflojó de un tirón...
y tan altivos que son
en sus barcos!... y ¿después?

AGAPITO

   Hasta frente a un conventillo
que le llaman de Pozolo,  210
siguió guasquiándose solo
y corcoviando el potrillo:
    Tanto, que al fin se quedó
en pelos258 completamente,
y como era consiguiente  215
entonces se sosegó.
    Ahi-mesmito lo agarré;
y... «¡ahora sí, lo verás, Laucha,
si has de pelar esta chaucha!»,
le dije, y me le senté.  220
    Y dende allí cachetiando
y meniándole talón,
me fui a golpiar del tirón
a la Aguada disparando.
    Y como hasta hoy en el pago259  225
ni el inglés me lo ha cobrao,
que lo habrá descogotao
es la cuenta que yo me hago.
    Con que ansí, señó Olivera,
supuesto que se halla a pie,  230
—330→
disponga del pangaré
como guste y cuando quiera...

MARCELO

   Pero, hijito, ¿todavía
estás meniándole taba260?,
¿y usté soltando la baba,  235
aparcero? ¡Virgen mía!

OLIVERA

   ¡Voto-alante, ño Marcelo!,
por su tardanza ha perdido
de oír cómo me ha divertido
su Agapito, que es un cielo,  240
y gaucho crudo y a macho261:

MARCELO

    Y prosista262 más que todo
si no, repare del modo
con que a mí me largó el guacho
de hacer fuego y calentar  245
la agua que yo le mandé.
¡Ah, diablito!... pero... che,
¡velay, acá está Pilar!...

PILAR

    ¡Aparcero ño Olivera,
—331→
gracias a Dios que lo veo!,  250
¿y ña Petrona, y Mateo?...

OLIVERA

    A su mandao, aparcera.

MARCELO

    ¡María Santísima!, amigo,
perdone si he olvidao
el haberle preguntao  255
por su mujer... pucha digo:

OLIVERA

    Recién se acaba de apiar,
y ya quería venir;
pero no puede salir
basta medio pelechar263.  260

PILAR

    ¡Por vida!... Y ¿cómo les ha ido
en tanto apuro o redota264?

OLIVERA

    ¡Hágase cargo!... en pelota,
y en montón hemos venido:
    Pues mandaron embarcar  265
de un modo tan redepente,
—332→
que fue rejuntar la gente:
y al momento de mandar,
    como aguacero a la costa
la botería265 acudió,  270
y el criollaje ahí se juntó
como manga de langosta.
    De ahí empezaron a echar
viajes al barco a menudo,
y en el bordo266 como pudo  275
nos hizo desparramar...
    Del pértigo267 a la culata
de un barcazo roncador,
ñato viejo y rodador
a impulsos de una fogata:  280
    Cosquilloso a una ruedita
que de atrás un marinero
se le prendió a lo carnero,
como haciéndole colita268.
    Pero, paisana... ¡qué cosa  285
de barco tan maquinal!,
y grandote el animal
de una manera asombrosa.
    Oiga, le relataré
la laya de barco que era:  290
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que no es fácil, aparcera;
pero, en fin, me amañaré.
    Era un barco... ¡tamañazo!,
de madera de mi flor,
y tendría de largor  295
como dos tiros de lazo.
    En la barriga tenía
un pozo, donde se apiaba
la gente que traginaba
en pura carbonería.  300
    Arriba los comendantes
rodeaos de la oficialada,
y mucha marinerada,
con sombreros relumbrantes.
    Que a unos horcones269 tan altos,  305
que en las nubes se perdían,
por unas cuerdas subían
de tropel y dando saltos.
    Abajo había cuarteles
y corrales y galpones;  310
y encima grandes cañones
con rondanas y cordeles.
    Y un cañuto ¡temerario!
enterrao yo no sé cómo
en lo más ancho del lomo,  315
y más allá un campanario:
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    Y luego en cada costao
una rueda con aletas,
que no he visto ni en carretas
de esa laya de rodao.  320
    Viese, aparcera, al montar,
¡qué julepe y qué jabón
nos pegó una quemazón
que abajo entró a reventar!...
    Y ver salir apuraos  325
como avestruces corridos...
los hombres, que a unos chiflidos270
subían todos tiznaos.
    Yo me empecé a refalar
el poncho para aliviarme,  330
y estuve por azotarme271
como carpincho272 a la mar.
    Pero supe que de intento
prendían abajo el fuego,
y vi a un oficial que luego  335
se puso a vichar273 atento.
    Y en cuanto por el cañuto
vido salir la humadera,
le aflojaron, aparcera,
y echó a correr ese bruto.  340
    A dos laos274, y relinchando,
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campo ajuera salió al mar,
aonde empezó a bellaquiar:
y ya nos juimos echando.
    Luego no más, en tendales  345
quedó todito el hembraje,
y atrasito entró el machaje
a rodar como costales.
    Al momento una fatiga
y un asco tal nos entró,  350
que a todos nos revolvió
tan de-una-vez la barriga...
    Que con los ojos saltaos,
haciendo juerza bramaban
los criollos, y gomitaban  355
quedando despatarros:
    Y sin poder aguantar
a semejante alboroto,
hasta el último poroto
nos hizo desembuchar.  360
    Ansí he cruzao el camino
con todito ese trabajo,
y he venido cuesta abajo
a entregármele al destino.

MARCELO

    ¿Ha visto cuán rigoroso  365
el nuestro nos ha salido,
que a todos nos ha sumido
en un abismo espantoso?
    ¿Y cuánta sangre y estrago
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aún devora nuestra tierra?,  370
sin terminarse esta guerra,
porque hay hombres...

PILAR

Eche un trago;
y arme275, aparcero: velay
papel, tabaco y facón276,
pues alvierto en la ocasión  375
que usté ni cuchillo trai.

OLIVERA

   Cabal, paisana: ni quiero
negarle que traigo apenas
muy poca sangre en las venas,
y ojales por todo el cuero277.  380

MARCELO

    ¿Y cuándo, amigo, al remate,
de esta custión llegaremos?
¡Por Cristo!, que ya debemos
tener juicio y...

AGAPITO

Velay mate.

MARCELO

    ¿Será posible que siendo  385
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tan poquitos los paisanos,
como fieras entre hermanos
nos sigamos destruyendo?
    Usté que tiene experencia
profunda, y conocimiento,  390
y en cada razonamiento
el poder de una sentencia:
    Diga, si por desventura
nos ha condenao el cielo
a tener el desconsuelo  395
de cair a la sepultura...
    Sin que logremos jamás
bendecir a cualesquiera
que a nuestros hijos siquiera
les ponga su tierra en paz...  400

OLIVERA

    Sí, amigo: no desespere
de que esta calamidá
puede terminarse ya
si la Virgen y Dios quiere.
    Pues ya sabe que en la vida  405
no hay cosa que no termine,
por más que el hombre imagine
de que no tiene medida.

MARCELO

    Con todo eso, van ocho años
de ruina que hemos tenido;  410
¡y en la guerra hemos sufrido
tan amargos desengaños!...
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    De ambición en los de acá
hasta asigurar el mono278,
y a lo último de abandono  415
y perfidia en los de allá...
¿No ha visto de Ingalaterra
y de Francia, lo que han hecho
con nosotros, que hasta el pecho
nos han metido en la guerra?  420
    Haciendo al principio roncha
con tanta alianza y promesa,
y a lo último con vileza
juir y meterse en la concha...
    Queriéndonos entregar  425
después de sacrificaos
por esos mesmos aliaos
que nos han hecho matar...
    ¡Maltidos sean... ahijuna,
ciertos monarcas del mundo,  430
a quienes odio profundo
les juro y piedá ninguna!
    Y de corazón, quisiera
que cierto rey reculao
algún día ande arrumbao  435
y con las tripas de juera.
    Pues, si algún criollo no sale
a sacarnos de este infierno,
será nuestro mal eterno,
¡y cairse muerto más vale!  440
—339→

OLIVERA

   Dejuro, tiene razón
de quejarse y renegar;
pues a eso ha dado lugar
la ruinosa Entrivención279:
    Que la figura más ñata280  445
con fantástico poder,
es lo que ha venido hacer
en el Río de la Plata.
    Ansí es, paisano Marcelo,
que me alegro de que Rosas  450
a esas potencias famosas
hoy las humille hasta el suelo.
    Sin que ninguno le ladre
de esos diablos coronaos,
que de miedo y sobajeaos.  455
lo están haciendo compadre:
    Y le quitan el bocleo
como diciendo: «nos vamos,
y velay que te entregamos
por junto a Montevideo».  460
    Aonde nos echan bravatas
a nosotros, pero a aquel,
al tirano Juan Manuel
lo saludan con fragatas.
    En fin, usté me ha templao,  465
—340→
y malo es que me caliente;
pero... deme el aguardiente,
y luego me oirá, cuñao.

MARCELO

    ¡Ah, viejo terne!... de balde
lo traquea la vejez,  470
se conserva cada vez
con más letras que un alcalde.
    Sí, amigo: me ha de gustar
oírlo a usté, y oír a Callejas;
casualmente hacen parejas  475
en el modo de pensar.

OLIVERA

    ¿Con que, mi amigo Luciano,
también anda por acá?,
me alegro: y ¿cómo le va?

MARCELO

   Rigularmente paisano.  480
    Hoy ha venido un ganao281
que lo están desembarcando,
y allí lo dejé enlazando
por seis pesos y un asao.
    Y ahí mesmo me asiguró  485
que viene a hacer mediodía,
—341→
conmigo, y que me trairía
vino duro, y ¡qué sé yo!
    De suerte que comeremos;
y luego con mi patrona  490
a traer a señá Petrona
al cuartel nos largaremos.
    Pero... ¿usté está cabeciando?
Mal dormido... ya se ve...

OLIVERA

    Es verdá...

MARCELO

...Pues echesé,
 495
vaya medio dormitando.
    Y... andá, Pilar, por favor,
mientras duerme ño Severo,
ve si te empriesta el pulpero
un vaso y el asador.  500
    Y en cuanto llegue Luciano,
la venida de Olivera,
celebraremos siquiera
con un pedo soberano.
    Ansí, apróntate, mujer,  505
como para cocinar;
que yo voy a traginar
más leña, que es menester.
    Vos, Agapito, por la olla
andá al muelle, ya sabés...  510
—342→

AGAPITO

    ¿Y si me topa el inglés?

PILAR

    Sumile, hijito, la bolla.

AGAPITO

   Entonces, por si lo pillo282,
y me atropella Balija283,
para irme más a la fija  515
voy a llevar mi cuchillo.
    Pues, si me atraviesa el zaino284
en que ahora anda, y con la tranca285
me ataja, y volea la anca286,
ahí mesmo le desenvaino...  520

MARCELO

   Salí... maula... farolero:
si te ronca, ¿qué has de hacer?

AGAPITO

    Nadita... aunque... ¡puede ser
que le haga sonar el cuero!



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ArribaAbajoAl nacimiento de Geromo

[Salutación del gaucho Rocamora, defensor de Montevideo, al cumpleaños del ministro de Oribe, residente en el Cerrito, donde acampaba el general Alderete con su ejército rosista]


Campamento en Montevideo, al lao zurdo de la Zanja, el 21 de julio, el día de SAN GEROMO.

Aparcero Jacinto, me hará la gracia de imprentarme esa versada, porque quiero celebrar a un cogotudo que anda «amontonando laureles» a la par de Alderete y su tropilla; como les ha dicho el paisanito Lasala el 17 julio en un papel de letra de molde, más tierno que un zapallal: porque a lo último bien claramente se explica diciéndoles que «el Sol los contempla y que Dios los ayude en este invierno para que puedan con la carga». ¡Mire qué maravilla de mozo ladino!

Con que, será hasta la vista, que bien ganoso ando de darle un vistazo.

Su aparcero, ROCAMORA.

A la salú y nacimiento de don Geromo Frasco, o de cualquier ministro de Alderete.



       ¡Téngalos muy felices,
       señó GEROMO!,
       y Dios me lo conserve
—344→
       sano del lomo,
       para que cargue  5
    su montón de laureles,
       cuando se largue.

       Tin tin de la Aguada,
       tin tin del Cordón:
       no se me entristezca,  10
       póngase alegrón.

Allá va giniebra, coñaque y anís:
a ver si se alegra y baila el mis-mis...
       con gallardía,
       para que lo publique  15
       la orden del día.

       A estas horas le estoy
       adivinando
       que le están los ojitos
      relampaguiando.  20

       ¡Escupa, amigo!,
       y no se eche las babas
       en el umbligo.

       Tin tin por la Aguada
       tin tin o el Cordón,  25
       cuidado no pegue
       algún trompezón
con un inglesito llamado SAMUEL287,
que ha de darle sueño toparse con él;
       que al Miguelete  30
—345→
       se larga, por hacerles
       un bifisquete.

       Dígale de mi parte
       a don Panchito,
       el que larga poclamas  35
       desde el Cerrito...

       Que es un Salomón
       y el mozo más ladino
       de la expedición.

       Tin tin de la Aguada,  40
       tin tin del Cordón
       ya los bonetudos
       ofrecen perdón;
porque don Ciriaco, Lasala y Turpín,
andan con el lomo como un espadín...  45
       en este apuro,
       en que ningún rosín
       está siguro.

       Con que, amigo GEROMO,
       ¡que Dios lo ayude!,  50
       y que el Sol lo contemple
       sin que estornude.

       Y no se ofusque,
       que salga algún Musiur
       y lo desnuque.  55

       Tin tin por la Aguada,
       tin tin y el Cordón,
—346→
       andan los rosines
       medio en confusión;
como los baguales cuando los acosan,  60
que medio se empacan y medio retozan...
       hasta que al cabo
       a bolas se les liga
       patas y rabo.



  —347→  

ArribaAbajoBrama el tigre

[Brama el tigre de Palermo. Reproche que de Montevideo le mandó un soldado de la defensa a Rosas, por las mentiras que hacía publicar en su Gaceta Mercantil de Buenos Aires]


Pocos días después de que en la Horqueta del Rosario fue batida la columna del general Núñez por las fuerzas del general Rivera, irritado Rosas por tal descalabro, mandó publicar un artículo en la Gaceta Mercantil de Buenos Aires negando completamente tal derrota, y diciendo que, por el contrario, Núñez se había incorporado intacto el ejército de Urquiza, y este a Oribe, quien con tales refuerzos había intentado un reconocimiento para asaltar luego las trincheras de Montevideo, de las cuales con esa sola operación Oribe había conseguido el que todos los defensores de la plaza huyesen aterrorizados; y que los extranjeros armados, esa noche salieran desbandados a robar y matar en la ciudad.

El mismo artículo, después de otras mentiras, decía también, que la extrema miseria del Gobierno de Montevideo lo había puesto en el caso de ordenar al señor Lamas (jefe de Policía entonces) que violentamente le sacara una fuerte contribución pecuniaria a un don Juan M. Pérez (a quien nunca se le pidió un real para la defensa), y que Pérez había abierto sus cofres, de los cuales el señor Lamas habíale sacado los únicos cuarenta y cinco patacones que tenía el señor Pérez en esos días.

Por último, el artículo decía también, que el señor Lamas arbitrariamente había mandado fusilar por la espalda a varios orientales oribistas, porque tenían armamento escondido y preparado para una revolución en favor de Rosas, la cual se les había descubierto, etc., ¡qué mentir de Restaurador!

  —348→  

La nota embustera que se deja referida, dio lugar a la siguiente composición.



    Oigan lo que dice Rosas
el día ocho de este mes,
en un Gacetón que suelta
más bravo que un buscapiés.

    Dice que acá repicaron  5
al pedo la vez pasada:
que ¿cuándo le han hecho nada
ni a Núñez lo revolcaron,
si juntos se incorporaron
con Urquiza en el Cerrito?,  10
y veremos si lueguito
Oribe nos basurea
y nos saca una manea
a cada oriental... ¡Ah, hijito!

    Dice que nos asustaron  15
la otra noche los rosines,
—349→
pues sólo con sus clarines
acá ya se alborotaron:
que las campanas sonaron,
y se juntó la gringada  20
saliendo desesperada
a robar por la ciudá,
y de la zanja, ¡ja, ja!,
corrió la gente asustada...

    Que ninguno se ha pasao,  25
dice también con frescura:
que aquí todo es impostura
y un mentir desesperao.
Que a naides han degollao
sus mashorqueros jamás:  30
¡eh, pucha, el gaucho falaz!,
pues dice que los rosines
nos corren como mastines...
¡de hambre será y nada más!

    Dice que mandó el Gobierno,  35
apurao el otro día,
saquiarle a un don Juan María
más patacones que infierno:
que el hombre se mostró tierno
para que le soliviaran,  40
y dejó que le robaran
cuarenta y cinco no más...
¡Vaya un paisano voraz!,
¡puede ser que lo ablandaran!

    Del jefe de Polecía,  45
dice que está muy caliente
y afusilando a la gente
por la espalda todo el día;
—350→
porque tiene una armería
escondida en la ciudá:  50
tal es la fidelidá
de los buenos orientales
a Oribe y sus federales.
¡Cristo!... ¡qué barbaridá!

    Dice al fin que al COMODORO288  55
ya verán como le va;
pues, Ingalaterra está
contra Purvis como un toro,
que no es inglés, sino moro,
que ojalá lo descuarticen,  60
y lo frían y lo guisen:
que aunque los dé contra el suelo,
los rosines por consuelo
todo el día lo maldicen.



  —351→  

ArribaAbajoAviso anunciando la aparición de La Indireuta

[Aviso anunciando la publicación de La Indireuta al comodoro Herbert, parcial de Oribe]


En los últimos meses del año 1818, dirigió Rosas a la Sala de Representantes una nota acompañando unos documentos y un tratado, y para ocultar los nombres de las personas que se decían comprometidas en ellos, las determinaba con enes: el ministro N. N., el diputado N. N., el coronel N. N.; y para ridiculizar esta patraña del tirano se escribió la siguiente composición.

SEÑOR EDITOR Y PAISANO



    No tan sólo Rosas tiene
nueva laya de escrebir,
y de amolar y embutir
al ñudo tanta N... N.,
ahora de atrás se nos viene  5
un chasquero inglés de Flandes
—352→
largando otras enes grandes
que ni Cristo las entiende,
ni el librero que las vende
en lo del amigo Hernández.  10

    ¿No ha visto, patrón, las enes?,
vaya, y lea por favor;
aunque le será mejor
aflojar ocho vintenes,
para no andar con va-y-vienes  15
un hombre así como usté.
Con que, afloje y digamé,
después que lea la cosa,
si entiende esa geringoza...
y se lo agradeceré.  20

ROCAMORA.



  —353→  

ArribaAbajoLa Indireuta

[La Indireuta]



Allá van estos ENTRESES
contra EL CABALLO RABÓN:289
con el permiso y perdón
de los AMIGOS ingleses.


Para el Federal más chocho
del pago de la Raleise:290
Aguada y noviembre trece
del año cuarenta y ocho.

Señor comeloro Herbete.



    Mi comadre tiene una hija
que expliquí-tu-macho inglés,
y a esa le escribe esta vez
un tal don N. Balija291:
—354→
diciéndole que a la fija,  5
en la semana que viene,
usté empluma292, pues ya tiene
orden de ser reculao
por rosín y apasionao
a don N. N. de N.  10

    Tal noticia, en el cuartel,
a la tropa le gustó,
y luego la celebró
a cencerro y cascabel:
porque dijo el coronel,  15
que el mesmo N. le ha escrebido
así también, persuadido
que usté alza moño y se va:
noticia que en la ciudá
de N. y más N. ha salido.  20

    Pero ¿por Cristo?, tanta N.
¿qué diablos quiere decir?,
¿y ese modo de escrebir
con qué Balija se viene?
Yo, patrón, que me condene  25
si lo entiendo, y no soy bruto:
al contrario, me reputo
por lenguaraz en inglés;
velay si me explico: -Yes,
¡Gotejel y very guto!  30

    Con todo, no es duda poca
la que tengo, y me interesa
que usté se largue de priesa,
para golpiarles la boca
—355→
a las hembras, que les toca  35
llorar su ausencia, patrón;
porque usté tiene opinión
de galante y bien portao;
y de ¡muy aficionao!
a la cachucha y al ron.  40

    ¿Al ron dije?, he dicho mal,
queriendo decir al rin,
a lo que usté es bailarín
de lo lindo y principal:
como afeuto sin igual  45
a bailar la refalosa,
pues me asigura una moza,
de que usté salía enfermo
de calor, cuando en Palermo
bailaba con Ene Sosa293.  50

    ¡Ah, gaucho!... de esa manera
con otras habilidades
cautivó las voluntades
de la gente mashorquera;
y hasta el Ilustre, aonde quiera  55
presume de su amigazo,
diciendo que usté es buenazo,
hombre llano y sin bambolla,
y para hacer una embrolla
¡ahijuna... superiorazo!  60

    Y dice, que, en esta guerra,
usté a chismes y cabriolas
lo enredó y le ató las bolas294
—356→
al Ministro de su tierra;
y que hoy en Ingalaterra  65
N. N. Palmetón,
lerdo viejo barrigón,
recién entra a corcoviar,
como queriendo largar
las bolas por el garrón.  70

    ¡Ah, hombre infeliz!, que se fiaba
en su comeloro inglés,
siendo federal como es
desde el pelo hasta la taba,
y el mesmo que se tiraba  75
al vizconde chapetón
y a la inglesada en montón;
porque usté don N. N.
¡la p... ucha!, dicen que tiene
más alma que un redomón.  80

    Por eso le arrima guasca
la inglesería todita,
y allá en su lengua le grita,
—357→
San-Babichi-deme-rasca:
y es justo que se complazca  85
en que lo haigan reculao,
porque usté los ha dejao
metidos en el pantano,
y que el Gran Americano
se los haiga traginao.  90

    Así dicen sus paisanos
don N. y don N. N.
de que su ausencia le viene
lindamente a los Britanos:
y alzan al cielo las manos  95
creyendo que usté se va;
y diz que esa noche habrá
luminarias, cuhetería,
y pedo y musiquería,
¡todo con temeridá!  100

    Ojalá esté despachao,
y del Río de la Plata
se largue con su fregata
a enredar por otro lao.
Mire que si el agraviao  105
fuese yo, siendo Gobierno,
atrás le soplaba un cuerno
a quien tan mal me tratase,
y le hacía que mosquiase295
hasta el rincón del infierno.  110

    En fin, patrón, me despido
deseando que le aproveche
—358→
esta INDIREUTA; y no la eche
en el rincón del olvido.
Luego, por favor le pido,  115
(y no extrañe que apetezca,
ni de que yo le agradezca
hallándome tan delgao)
el que me largue un asao,
si le sobra CARNE FRESCA296.  120

    Luego me dispensará
que, siendo gaucho y soldao,
de escrebirle me he tomao
la confianza y libertá,
por lo que, si mi amistá  125
le agradare y le conviene,
en la avanzada me tiene
siempre a su disposición:
con que, adiosito, patrón.
N. N. N. N.


P. D.

    Si se va y me hace el favor  130
de hacerse cargo de un choclo
para el coronel Cradoclo297
—359→
se lo estimaré, señor;
pues apreceo a ese Lor
don N. de Morondanga,  135
desde que armó la bullanga
en el Janeiro ahora poco,
porque un negro medio loco
le chulió a la maturranga.

VALE.- N. N.



  —360→  

ArribaAbajoContestación de Jacinto Cielo

[Contestación de Jacinto Cielo al soldado de Oribe, que lo mandó amenazar con tocarle la Refalosa]




    A un bonetudo298 que de hambre
me remitió esa canción299,
le mando en contestación
estas coplas y un matambre.

    Mirá, trompeta rosín:  5
si sos capaz de agarrarme,
a gusto dejo tocarme
tu Refalosa y tin tin.

    Pero, si no te das maña,
cuando te topés conmigo,  10
sin tanta bulla te digo
que has de largar ¡una entraña!
—361→

   Siendo así, no hablemos más,
seguí con tu refalosa:
pero al fin... ¿no será cosa  15
que te las prienda de atrás?

    Porque ya los mashorqueros
muy fiero han mostrao la hilacha;
y si uno se les agacha
salen como parejeros300.  20

    Con que, será hasta después:
y aunque roncás y me gruñes,
dale memorias a Núñez
si por fortuna lo ves.

JACINTO CIELO



  —362→  

ArribaAbajoCarta ensilgada que le escribió el gaucho Juan de Dios Chaná, soldado de la escolta del general Rivera para don Antonio Tier, ministro que fue de la ciudad de Francia en 1840

[Carta ensilgada que le escribió el gaucho Chaná a don Antonio Tier, ministro de la ciudá de Francia, en el año 1840]



Campamento general
al frente del Cerro Largo:
a veintinueve de agosto
del año cuarenta cuatro.





    Don Tier301: voy con su licencia
a escrebirle de atrevido,
aunque jamás he tenido
con usté una conocencia302:
pues sólo la buena ausiencia  5
que ha hecho usté de la opinión
—363→
que defiendo en la ocasión,
es la que me ha decidido
a ofrecerle agradecido
mi cabal estimación.  10

    Tal es, que si lo topara
algún día en un apuro,
por sacarlo le asiguro
ni la vida mezquinara.
¡Ah, malhaya, se animara  15
y a estos pagos se viniera!,
para que yo mereciera
entonces servirle en algo,
pues, aunque de poco valgo
puede ser que lo sirviera.  20

    En esta conformidá
me le daré a conocer,
porque, al fin, pudiera ser
que yo caiga por allá.
Soy Juan de Dios el Chaná303,  25
gaucho salvage y negao304,
forastero desgraciao
que rueda en tierras agenas,
por no arrastrar las cadenas
de un tirano endemoniao.  30

    Ése es Rosas, a quien tengo
que rastrear toda mi vida,
sigún la fe decidida
que de aujerearlo305 mantengo,
—364→
porque yo también sostengo,  35
sin recularle al mejor,
que ese vil degollador
todita su vida fue,
lo mesmo que ha dicho usté,
un brigán o salteador.  40

    ¡Le cae tan lindo en francés
brigán a Rosas, ahijuna!,
como cae a treinta y una
para con veintiocho el tres.
Mesmamente, de esta vez  45
usté el nombre le ha acertao,
y tanto nos ha gustao
su agachada de brigán,
que como copla o refrán
entre el gauchage ha quedao.  50

    Pero, extrañamos, patrón,
que un hombre tan escrebido
como usté, se haiga metido
en tratos con un ladrón.
Así es que su Convención  55
de octubre estuvo muy ñata306,
y, si le he de hablar en plata307,
diré que está bien empleao
que Rosas se haiga burlao
tan fiero de su contrata.  60

    De balde ahora alega usté
que Rosas no le ha cumplido;
—365→
como diciendo: «se me ha ido
con las bolas que le até».
Ni por esas, ya lo ve:  65
dos ministros a la par308
le han salido a retrucar
diciendo: «no te quejés,
porque vos mesmo esa vez
lo dejaste retozar».  70

    ¡Ah, patrón!... cuando se halló
lindamente acomodao,
antes de ser reculao309
del cargo que disfrutó,
no sé cómo se mostró  75
tan manso y tan halagüeño,
ni por qué hizo tanto empeño
en tratar con Juan Manuel;
pues, de atrás quejarse de él,
mesmamente causa sueño.  80

    De suerte que, aunque sabemos
cuánto alega por nosotros,
como se lo cruzan otros
poca esperanza tenemos:
¿ni qué quiere que esperemos  85
de hombres como don Guisote310,
—366→
si usté no les pega un trote,
y los echa cuesta abajo,
a que no le den trabajo
tantos maulas y Macote311?  90

    Usté me dispensará
si le hablo en este lenguaje,
pues como gaucho salvaje
me explico con claridá:
pero mire que de allá  95
han caído por estos laos,
de esos maulas retobaos
con veneras y medallas,
que ¡al diablo le dan tres rayas312
a rudos y desalmaos!  100

    No quiero decir por esto
que jamás ningún francés
vuelva a llevarme otra vez,
como dicen «del cabresto»;
por eso si le protesto  105
y le digo con verdá,
que los franceses de acá
son hombres de mejor ley
que algunos que mandó el rey
a traginarnos de allá.  110

    Tal vez por eso en usté
no todos tengan confianza,
y ahora se les haga chanza
su afición, (dispensemé).
—367→
¿Qué quiere, señor?, ya ve,  115
si anda la gente ariscona,
es porque de las caronas
que nos echó en su tratao,
a muchos nos han quedao
las uñeras313 frescachonas.  120

    Velay: y temen que vaya
de esta vez haciendo el juego
a costa nuestra, y que luego
salga diciendo: «otro talla»314,
y como ahora usté no se halla  125
lo mejor asigurao,
presumen que haiga formao
con los salvajes pretexto
para calzar cierto puesto,
y de ahí hacernos a un lao.  130

    ¿A qué le he de andar mintiendo,
si eso malician de usté?,
y asiguran, creamé,
de que nos está meciendo,
pero acá yo lo defiendo  135
¡en su lindo!, a la verdad;
y así con ingenuidá
usté pudiera decirme,
si ahora es moquillo315 o es firme
su decisión y amistá.  140

    Por lo demás, no hay cuidao,
—368→
aun cuando a la Entirvención
se le aplaste el mancarrón
antes que llegue a este lao;
que ha de ser el resultao,  145
si usté la quiere apurar,
después que le hizo aguachar
el pingo cuando el tratao:
y estando el pingo aguachao316
dejuro se ha de aplastar.  150

    Eso fue la vez pasada,
como cuatro años harán,
luego que el viejo Leblán317
alzó moño con la armada;
y cuando aquella ensartada  155
de nuestra alianza famosa,
en que, después de la prosa,
que la Francia nos metió,
al fin solos nos dejó
a sufrir la refalosa318.  160

    ¡Ah, viejo ese don Leblán,
tan buenazo y sin dobleces!,
creo que entre los franceses
pocos de su laya habrán:
pues naides con más afán  165
voltiar a Rosas pensó;
pero se le atravesó
—369→
por desgracia Doputié319,
que el diablo no sé por qué
antes no se lo llevó.  170

    Me acuerdo que en cuanto vino,
otro viejo, un tal Dupuí,
se apareció por aquí
medio despiao y chapino,
y ya le salió al camino,  175
y al fin ganó mucha plata,
haciendo que don Batata320
con Doputié platicara
mano a mano, y se mamara321
almorzando en la fregata.  180

    Después que se retiró
don Leblán de estos destinos,
que orientales y argentinos,
todo vicho lo sintió:
lo mesmo que se alentó  185
todo el mundo a su llegada,
hasta hacer una pueblada322
al principio del bocleo,
cuando le paró rodeo
a Rosas nuestra gauchada.  190

    ¡Viese, patrón, qué mozada
se le alzó al Degollador!,
créame que fue la flor
—370→
de nuestra gente hacendada
pero más acostumbrada  195
a lidiar con lazo y bolas
que con sable y tercerolas,
anduvo medio trabada,
y en la primera topada
dejamos las mentas323 solas.  200

    Dejamos digo, porque
yo también de Chascomún324
al apurar el ¡tun!... ¡tun!,
ya salí tendiendomé,
y a rebenque enderecé  205
rumbiando al rincón de Ajó325,
aonde mesmo enderezó
el resto de la gauchada,
que caliente y de coplada
a los barcos acudió.  210

    Pues don Leblán que sabía
que Rosas nos apuraba,
por si acaso nos golpiaba
nos mandó su barquería:
¡ah, Francés que nos quería!,  215
lo mesmo la oficialada;
y de ahí la marinerada
tan liberal y corriente:
¡viera usté en que redepente
se embarcó a la paisanada!  220
—371→

    ¡Ah, Cristo!, ¡qué sentimiento
tuve al soltar mi gatiao326
y después liar el recao
para embarcarme al momento!...
Pero bien o mal contento  225
me arremangué el chiripá327,
y «obre Dios, dije, allá va
Juan de Dios, ¡cómo ha de ser!,
si el destino es padecer,
cúmplase su voluntá».  230

    Ahí no más nos embarcó
un oficial en el bote,
que se llamaba el canote,
y echando diablos salió,
hasta que fue y sujetó  235
allá en el medio del río,
junto a un barco, ¡Cristo mío!,
morrudo como un galpón,
y que era una confusión
de cañones y gentío.  240

    Montó al bordo el oficial
cuanto tocaron el pito,
y de subir al ratito
a mí me hicieron señal:
yo me le prendí a un torzal  245
que a una escalera colgaba;
porque, amigo, se me andaba
la cabeza dando güeltas,
—372→
y aun las entrañas revueltas
sentía cuando trepaba.  250

    Luego de estar embarcaos
subió la marinería,
le aflojó la velería328,
y el barco salió a dos laos.
Me acuerdo que bien delgaos329  255
hicimos esa cruzada,
pues toda la paisanada,
cuanto el barco corcovió,
a vomitar comenzó
y a quedar despatarrada.  260

    Viera al barco, ¡Virgen mía!,
¡correr con el ventarrón,
crujiendo la tablazón,
chiflando330 la cuerdería!
Mesmamente parecía,  265
al disparar tan ligero,
nube que arrea el pampero331
cuando zumba, y de allá lejos
trai a los ombuses viejos
dando güeltas de carnero.  270

    En fin, después del jabón332
que nos dio tanto meneo,
el barco a Montevideo
se vino a dar del tirón.
Ya murieron un montón  275
—373→
de infelices argentinos,
que entonces a estos destinos
cayeron esperanzaos
en la alianza, y por confiaos
Rosas los puso barcinos333.  280

    También yo entonces llegué
tan sumamente cortao,
que una tarde de apurao
hasta el cuchillo empeñé:
desde entonces, creamé,  285
ni de mi gaucha sé nada,
pues la dejé abandonada
con cuatro criaturitas,
mis ovejas y vaquitas,
mi tropilla y mi manada.  290

    Oiga no más mis lamentos:
aunque mejor es callar,
que no entrarle a relatar
todos mis padecimientos;
pues sería en los momentos  295
hablar de güeyes perdidos334,
mencionarle lo fundidos
que todos hemos quedao,
a causa de aquel tratao
que hasta hoy nos tiene tullidos.  300

    Así mesmo, hoy lo tenemos
al saltiador en conflitos,
y puede ser que solitos
—374→
cualquier día lo estiremos:
sigún la fuerza que hacemos  305
los criollos, y sus paisanos
los franceses milicianos,
que con valor sin igual
por la causa liberal
pelean de ciudadanos.  310

    Viendo la partida fiera335
que su rey336 nos hizo, ¡ha visto!,
de hacer compadre, ¡por Cristo!,
al brigán... ¡quién tal hiciera!,
ni menos quién presumiera  315
que un rey así se portara
después que de MALA CARA337
lo trató un gaucho albitrario,
cuando todos, al contrario,
¡creímos que se lo tragara!...  320

    Pero, vanas esperanzas,
pues el loco Juan Manuel
anduvo a güeltas con él
hasta que le echó las mansas338.
Lo pior es que en las cobranzas  325
de usté, nos ha traginao,
pues a mí que fui su aliao,
y a otros por estos parajes,
Juan Manuel como a salvajes
¡ni guascas nos ha dejao!  330
—375→

    Al fin ese basigote339
se lo aguantamos a Rosas,
pero no las cuatro cosas340
que nos quiere hacer Guisote:
pues en ancas que Macote  335
nos amoló una ocasión,
que ahora nos largue a Pichón341
a que nos venga a enredar...
eso ya es mucho amolar:
¿no le parece, patrón?  340

    Ahí anda a lo volantín,
luciendo por el Cerrito,
de leva342 y de bigotito,
echándola de rosín.
¡Vaya un mozo malo y ruin!,  345
¿de qué manada será?,
no he visto, ni se verá,
un vicho más cabulista,
buscapleitos y enredista.
¡Jesús, qué barbaridá!  350

    Gracias a qué don Lané343
es un jefe de razón,
y con todo eso Pichón
medio lo hizo... no sé qué;
pero el hombre, ya se ve,  355
—376→
era novato y cayó;
mas, en cuanto coligió
que Pichón es un lagaña,
vea como se dio maña
y a las yeguas lo aventó.  360

    Esto por acá, patrón,
es lo que hay entre dos platos;
no sé allá sus alegatos
si serán conversación:
pero si al gaucho ladrón  365
quiere darle un rato amargo,
sin más esperas le encargo
que sólo con don Lané
le haga sacudir, porque
lo demás... ¡es cuento largo!  370

    Con que así, dispensará
el que lo haiga molestao;
y cuente por decontao
con mi aprecio y voluntá:
y si acaso por allá  375
me lo ve a don Martiní344
me hará el favor, eso sí,
de pegármele un abrazo,
diciéndole que, si acaso,
vuelva a disponer de mí.  380

    No ofreciéndose otra cosa,
concluyo, bien persuadido
que esta carta le habrá sido,
por supuesto, fastidiosa;
—377→
aunque una prueba amistosa  385
al mesmo tiempo será,
por la cual usté podrá
ver mi cariño completo
y disponer del afeto
de...
JUAN DE DIOS EL CHANÁ.
 390