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Antonio Alcalá Galiano

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Escritura autobiográfica: Recuerdos de un anciano y Memorias

Los escritos autobiográficos publicados en el siglo XIX se deslizan a través de denominaciones harto difusas y en un contexto histórico harto complejo, inmerso en acontecimientos transcendentales en la historia de España. Alcalá Galiano vive intensamente un periodo histórico intensísimo, en una España convulsionada desde los inicios del XIX por la Guerra de la Independencia y lacerada más tarde por guerras civiles hasta bien entrado el siglo. Una España dividida que provocará el exilio de un amplio número de intelectuales y políticos que, condenados a muerte, como en el caso de Galiano, tuvieron que refugiarse en Inglaterra y Francia, fundamentalmente, para no perder la vida y subsistir en la penuria, desarraigados y deseosos de volver a su patria. Una España enfrentada ideológicamente desde múltiples puntos de vista en donde se percibe el cambio de una sociedad que añora su pasado frente a los nuevos valores que aporta la modernidad, como el enfrentamiento entre clasicistas y románticos, la rivalidad permanente entre unos y otros que provocaría enconadas polémicas literarias en la prensa. Las configuraciones urbanísticas, el Arte, la Literatura, las Humanidades en general, se sumergen también en un cambio radical que es percibido por una serie de personas relacionadas con la política o por escritores y militares para dar testimonio de los acontecimientos más transcendentales de su época. Es por ello, por lo que no es extraño que el género autobiográfico adopte acepciones diversas a lo largo del XIX, como Memorias, Recuerdos, Autobiografías, Remembranzas, Evocaciones, etc., denominaciones que suelen ser frecuentes en las entregas de periódicos o revistas para dar información de unos hechos acaecidos en una época determinada o, simplemente para dar testimonio, de un suceso realmente transcendental en un momento específico de su vida. Es evidentemente que Alcalá Galiano adopta en sus entregas para la publicación La América. Crónica hispanoamericana los marbetes Recuerdos y Memorias, acepciones más usuales en la época en las que se escriben. Cabe señalar también que las obras autobiográficas se engarzan con otras de la misma o parecida índole con las publicadas en España antes de la aparición o edición de las debidas a Alcalá Galiano, no como un hecho aislado o poco frecuente, tal como apunta la crítica en el siglo XIX o editores de la primera parte del XX. Tópicos que parten, fundamentalmente de lo expuesto por Patricio de la Escosura en el inicio de sus Reminiscencias biográficas (1876) en donde alude a la escasez de obras autobiográficas, a diferencia de Francia. En idéntica línea se muestra Serrano y Sanz en su introducción al volumen de Autobiografía (1905), que fue «poco cultivado» en la España del siglo XIX, al igual que el testimonio de Ortega y Gasset en el que España, comparada con Francia en literatura autobiográfica, cuenta con una escasa producción. Tópicos que parece asumir el colector de la obra de Alcalá Galiano, Jorge Campos, revisados y analizados por la crítica en estas últimas décadas y que demuestra que dicha penuria no alcanza, evidentemente las cotas pesimistas dictadas hasta bien entrado el siglo XX, tal como como se constata en los estudios debidos Santillán (1961), Olney (1971; 1980); Moreno (1979); Lino (1980); Pilling (1981); Caballé (1991: 143-169; 1995; 1998: 347-363); Fernández (1992); Mateos (1993); Romera et alii (1993); Durán (1996; 1997; 2000; 2002a: 153-189; 2000b: 47-120).

La obra autobiográfica de Alcalá Galiano se engarza con las vivencias y episodios históricos más relevantes y convulsos, aunque su arranque expositivo nos introduzca a sus primeros años de existencia, a su nacimiento, a su educación, profesión del padre, su afición a la lectura y escritores preferidos, entre otros múltiples aspectos. Un contexto histórico de vivencias que se desarrolla en su Cádiz natal, descrito con primor, detenimiento, como un cuadro vivo de sus ilusiones, vivencias juveniles, plagadas de fervor patriótico. A diferencia de otras memorias en las que se prescinde de la inclusión de reflexiones personales tanto de carácter sentimental como íntimo, las Memorias de Alcalá Galiano, fundamentalmente el primer volumen, sí incluye episodios íntimos, personales, de gran interés sobre su vida, tal como señala Julián Marías, pues es «uno de los pocos españoles que se ha vuelto sobre su propio pasado para contarlo; un hombre de buena memoria y que ha escrito Memorias; y por dos veces: con este título y con el de Recuerdos de un anciano» (1968: 82).

Recuerdos de un anciano se publica en la revista quincenal La América. Crónica hispano-americana, que inició su andadura periodística el 8 de marzo de 1857. Alcalá Galiano empezó a colaborar a partir de 1861 con varios artículos sobre Byron, Martínez de la Rosa y otros de contenido político. Tras estas colaboraciones aparecería una serie de entregas, correspondientes al periodo 1862-1864, que configurarían el libro Recuerdos de un anciano. Como es bien sabido el cotejo entre estos artículos y la edición prínceps (1878) solo sufre alguna variación imperceptible, solo el orden cronológico de presentación, más coherente en el libro, y la supresión de alguna alusión intranscendental a un motivo de actualidad. La obra tiene un claro referente: Cádiz. Desde este importantísimo contexto urbano en el siglo XVIII y primeras décadas del XIX por motivos bien conocidos, Alcalá Galiano describe la ciudad, su pulso diario, como una especie de cuadro o escena costumbrista en la que se engarzan los comportamientos de los gaditanos en su cotidiano vivir. A partir del tercer capítulo sus recuerdos nos trasladan al Madrid de Carlos IV, a la primera y convulsa etapa de la primera década en la Corte, una ciudad sitiada que es descrita con precisión, con sentimiento, resignación, dolor y desazón. A partir del capítulo quinto los recuerdos se entrecruzan y los contextos urbanos también, pues Galiano nos introduce de nuevo a Cádiz, a su Andalucía natal, y de nuevo a Madrid para contar desde su perspectiva personal episodios relacionados con el Trienio Liberal, con sus vivencias con las Sociedades Patrióticas, con las Sociedades Secretas en dicho periodo constitucional, hasta la deposición del rey por las Cortes en Sevilla el 11 de junio de 1823 y sus recuerdos de la emigración constitucional. Todo ello referido con una memoria prodigiosa, con un entusiasmo singular.

Años más tarde, en 1886, aparecen las Memorias de D. Antonio Alcalá Galiano publicadas por su hijo, que en la Advertencia que figura al frente del libro señala que solo se limita a cumplir la promesa expuesta a raíz de la publicación de sus Recuerdos, dar a la luz pública sus memorias inéditas «en que se presentará al público el personaje en la vida política y privada, desnudo de todo atavío, tal como fue en sus propósitos y hechos, y derramando cual brillante antorcha la más viva luz sobre los sucesos de los dos primeros periodos de la revolución española» (Memorias I: 251).

Advertencia de su hijo Antonio, el 1 de febrero de 1886, en el que nos indica también que parte de este material se publicó en los suplementos de la gaceta política independiente El Día y que la parte tercera de las Memorias «que según oí, comprendía desde el año 24 al 40, haya desaparecido casi por completo, pues sólo me restan fragmentos del principio, que se refieren a su emigración en Inglaterra, y otros muy inconexos del 34 al 36. Perdidos no sé cómo ni cuándo, pero completamente perdidos, por desgracia, sobre ser materiales preciosos para reconstruir la historia de aquella accidentada época, eran a la vez, según le oí afirmar, una vindicación de su conducta política […]» (Memorias I: 251). La crítica ha estudiado y comparado su conducta como político en relación con su obra biográfica, escrita por el propio Galiano con un claro interés reivindicativo, convertido según el criterio de quienes vivieron en su época, en una especie de converso arrepentido, en un desengañado liberal que olvida sus ideales de juventud para trocarlos por otros de carácter conservador. Lo cierto es que a través de sus recuerdos lo que realmente hace Galiano es alegar, evidenciar o verificar unos hechos históricos vividos en primera persona, no negarlos, como indica Llorens (1968), sino justificarlos desde su punto de vista, sin hacer apología, como señaló tempranamente Serrano y Sanz (1905: CXXXIII). La lectura de los hechos históricos vividos y sentidos por Galiano en sus Memorias se asemeja en no pocas ocasiones a lo descrito en los episodios nacionales galdosianos, pues se tiene la percepción de que estamos frente a unos hechos descritos y vividos desde una perspectiva sincrónica, inducidos por la emoción de los mismos y que nos introducen a la España más convulsa del XIX. Alcalá Galiano es una especie de héroe novelesco que vive con ardor sus años de exaltado liberal, de masón, de conspirador, capaz de declarar a Fernando VII demente, incapacitado para gobernar. Político, hombre de estado y orador sin parangón en su época, nos ofrece la pequeña intrahistoria de la España del primer tercio del siglo XIX con una vivacidad increíble, sin escatimar los detalles más insignificantes, a diferencia de otras obras autobiográficas que se ceñían más a lo puramente histórico, prescindiendo del calor humano que otorga Galiano a sus obras.

Cabe señalar finalmente que tanto las Memorias como los Recuerdos de un anciano ayudan a entender en primera persona los sucesos históricos correspondientes a las primeras décadas del siglo XIX, que complementados con estudios críticos sobre las Cortes de Cádiz - (Solís, 1958; Comella, 1962: 69-112; Suárez, 1982; Cantos y Ramos, 2012: 23-47; García León, 2007; Cantos y Ramos, 2012: 23-47; Ramos, 2019: 1-16)-, Sociedades secretas y patrióticas -(Fuente, 1871; Zavala, 1970: 113-147; 1971; Gil Novales, 1975; 1976; 1979, 1980)-, pronunciamientos y textos exaltados -(Cantos y Ramos, 2019: 9-16)- o aspectos relacionados con el periodo constitucional -(Alas, 1886; Martínez Quinteiro, 1982: 227-241)-, visión de conjunto de las Cortes (Argüelles, 1834; Campoamor, 1845; Madrazo, 1857; García Venero, 1946) y estudios sobre la Guerra de la Independencia y orígenes del régimen constitucional (Escalera, 1865; Fernández de los Ríos, 1879; Lafuente, 1887-1890; Fernández Almagro, 1928; Artola, 1959; 1978; Ramos, 2014: 249-253)... Conjunto de estudios que se entrecruzan con los Recuerdos y Memorias de Alcalá Galiano desde una perspectiva crítica, historicista, desde una visión que contrasta pero que se complementa con la realizada en primera persona por un testigo presencial y partícipe de los hechos estudiados.

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