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ArribaAbajoEl neorrealismo no es pesimista

Creo que no se trata, en vuestros mejores films, de pesimismo en el sentido empírico de la palabra. De hecho, en ellos, nada hay de problemático o confiado al azar. Un pesimismo que proviene de la contrastación de un mal común y que denunciándolo sugiere los medios para resolverlo; un sentimiento activo inmerso en una vida que admite en el presente un puesto a una esperanza no genérica fundando en ella sus razones concretas. Un pesimismo de este género refleja las condiciones de la Europa «real»: de aquí la extraordinaria fuerza de persuasión de los argumentos de las películas de la escuela italiana. Distinto y totalmente opuesto me parece el caso del cine francés. Aquí la tristeza y el sufrimiento giran alrededor de un fenómeno particular en la casuística del individuo que deben escogerse por falta de motivos reales, dentro de un orden literario meramente novelesco. Por ejemplo: una prostituta muere loca porque asesinó a una persona. ¿Es este un drama que nos pueda conmover? No. Y es porque estamos fuera de los términos de una verdad que interese o simplemente de la verdad.

JEAN PAUL SARTRE
(En unas declaraciones a un periodista italiano.)

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ArribaAbajoEl cine fuera de casa

Carta de Luis G. Berlanga sobre el festival de Punta del Este


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«Querido amigo: Resulta que tengo mucho trabajo y gran pereza, no sé si cogida en mi contacto con América. Hacer por lo tanto una crónica contrarreloj me es imposible. Pero como os debo tantas atenciones, procuraré suministraros unos datos en esta carta por si os son útiles.

»El cine llegó a Punta del Este, como a todos los demás festivales, con una intención benéfica. La de ayudar a la recuperación de célebres Casinos o Balnearios hoy en decadencia. Parece ser que la Argentina había cerrado la emigración turística hacia las playas de Uruguay, y Punta del Este se resentía de esto. Entonces inventaron el Festival como un posible salvavidas.

»Sin embargo en las dos primeras ediciones, la fiesta, los bikinis y la pequeña crónica de escándalos, habían ido acompañados de una calidad en la selección de películas y de una justicia en el premio que hacían sospechar una seria y honesta intervención de gente apasionada por el cine. La crítica uruguaya con un punto de excesiva erudición y algo de despotismo ilustrado pero siempre digna de tenerse en cuenta y el amplio desarrollo de los cine-clubs y de las revistas cinematográficas arropaban esta sensación de que en Punta del Este no todo estaba podrido.

»Con este espíritu desembarqué en Montevideo, invitado por sugerencia uruguaya, a este Tercer Festival de 1955, clausurado con una especie de ciclón que derribó todas las banderas participantes, ahorrando al Comité el jornal de quien tuviera que desmontarlas.

»El jurado declaró desierto el Gran Premio, salvo posteriores y posibles modificaciones del Comité cuyo presidente hizo constar su protesta legal contra el veredicto.

»Personalmente, creo que el Jurado falló con justicia. Yo no sé si este fallo influirá en la venta de parcelas o en el retorno al Uruguay de los veraneantes argentinos, pero la realidad es que el Gran Premio, -que no sé por qué siempre me suena a película de hipódromo- hizo bien en quedarse en su vitrina, suponiendo sea esa copa que sólo sirve para fotografiarse con ella.

»El lote oficial fue flojísimo y con un marcado carácter comercial. Esto confirma un poco los rumores que oí de la intervención de las casas distribuidoras en la selección de películas. No deja de ser curioso que las mejores películas que vimos, Romeo y Julieta, La ley del silencio, El Caso Maurizius, se presentasen fuera de concurso.

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Significativo cartel de Enrique Herreros para una representación de España en la Bienal de Venecia y que al parecer podría seguir representándonos en todos los Festivales.

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»De las seleccionadas, la más importante fue Le rouge et le noir, donde Autant-Lara20 recrea una Danielle Darrieux prodigiosa y convierte a Julián en un 'engagé'. Rodríguez Monegal21, uno de los más sensibles críticos uruguayos la calificó de fracaso distinguido. En todo caso es un film a discutir y no estoy de acuerdo con los que acusan a Aurenche y Bost de desacato a Stendhal.

»Señalaré también la labor de David Lean en Hobson's choice22 dirigiendo a la luna para mayor gloria de Charles Laughton23, la revelación de Andrés Michel como director en Confesión bajo cuatro ojos, la frenética transformación de Pierre Fresnay24 en Le défroqué de suave adversario en endemoniado folletinesco, la decepción sueca manteniendo sus símbolos bajo una procacidad neo-realista y el reconocimiento o esa perfecta máquina hollywoodense que transforma una nadería en una espléndida diversión. Sabrina es eso y Audrey Hepburn25.

»De nuestra aportación sólo puedo decir que El Caballero Andaluz fue un auténtico éxito popular y que Crimen imposible pasada fuera de concurso tuvo una atención estimable en la crítica. Cómicos o una película de este tipo hubiese sido el ideal para la crítica uruguaya. Al sector intelectual de Punta del Este hay que llevarle un cine muy cuidado de forma, por eso gusta tanto el cine sueco y este Festival premió la crítica el Romeo y Julieta, ejercicio de redacción de Castellani.

»Desierto como he dicho el Gran Premio, se dieron las siguientes menciones: Hobson's choice26, inglesa, de David Lean, justa. Robinson Crusoe, mejicana, de Buñuel, injusta. El desierto viviente, norteamericana, de Walt Disney, justa. Lección de amor, sueca, de Bergman, injusta, y Le rouge et le noir, francesa, de Autant-Lara27, justa.

»Estos justos e injustos me pertenecen. Firmo.

L[UIS]. G[ARCÍA]. B[ERLANGA].»




ArribaAbajoCrónica de París

Cine religioso y cine judicial


François Mauriac
entre J. Mousselle y G. Rosett

François Mauriac entre J. Mousselle y G. Rosett discutiendo una encuadratura

Entre el abundante número de películas que estos días están de actualidad en Francia -films en rodaje, terminados y estrenos- se barajan las constantes que han tenido vigencia siempre en el cine francés. La literatura con Le rouge et le noir, de Autant-Lara28 (de la que André Maurois ha dicho que se ha hecho lo mejor que se ha podido y ese «mejor» es muy bueno) y Nana, de Christian Jacque. El «realismo negro», con una serie interminable de títulos: Les diaboliques, de Clouzot, Bonnes à tuer, de Decoin y Du rififi chez les hommes, de Dassin, entre ellos. Y también dos géneros que han contado siempre en el buen cine francés: el religioso y el judicial, con Le pain vivant, de Mousselle, recién estrenada, y Le dossier noir29, de Cayatte, que comienza ahora su rodaje.

El cine francés ha sido el que ha dado al cine religioso obras más completas y auténticas. Recordemos Dieu a besoin des hommes30, de Delannoy y Les dames de Bologne y Journal d'un cure de campagne, de Bresson, entre los títulos más recientes. Supone por lo tanto una aportación más a esta lista el intento, bien conseguido, de la película de Mousselle31. Sin embargo, su mayor trascendencia la tiene en la incorporación activa al cine de François Mauriac, quien ha escrito la historia de Le pain vivant directamente para ser llevada al cine.

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«La idea -ha declarado Mauriac- no es mía, sino del productor Rosetti, que me pidió que imaginara un drama cuyos episodios ilustrasen en el plan humano, el sacrificio divino que se lleva a cabo en la misa». El drama imaginado por Mauriac trata de un «sacrificio absurdo», que en resultas no es tan absurdo corno parecía. La trama gira en torno a los amores de Teresse y Valmy. Ella todas las mañanas sale de casa, él cree que va a una clase y la sigue, pero es en una iglesia donde entra. «Mi joven héroe -escribe Mauriac- que no tiene ni idea de ninguna religión, penetra detrás de ella. Y, es entonces, cuando se anuda el drama».

La realización no está por debajo del guión. Es la consagración definitiva de Mousselle32, director, Françoise Goléa33 y Jean-François Calvé34, intérpretes, que con Le pain vivant35 hacen su primera película de importancia.

André Cayatte (director, como saben, de Justicia cumplida, No matarás y Avant le déluge), simultáneamente al estreno de Le pain vivant, ha dado comienzo al rodaje de su próxima película Le dossier noir, sobre guión de él mismo y Charles Spaak, en el que llevan trabajando desde hace más de un año.

La película es la primera parte de una trilogía incompleta por la prohibición de Affaire Seznec, que con Justicia cumplida y No matarás, formaban la crítica de la administración de la justicia en sus tres frases de instrucción, juicio y ejecución.

André Cayatte

André Cayatte dirigiendo

Le dossier noir, sobre un suceso imaginario, para evitar dificultades de censura, es la historia de un joven magistrado de 24 años que pronto se encuentra cogido en un asunto que él mismo «instruye», siendo incapaz de conducirlo, ni de detener todas sus proliferaciones. Esto será lo que le pasará al protagonista de la película que desencadenando toda una serie de catástrofes, no tiene más remedio que huir.

En los mismos estudios se celebró con ocasión de darse «la primera vuelta de manivela», una rueda de prensa de la que transcribimos un párrafo con el que damos fin a nuestra crónica.

«Es tan difícil y tan poco corriente el tener la ocasión de poder expresarse a través del cine, que los autores de películas deberían darse cuenta del favor que se les ofrece. En cuanto a mí, a veces me agobia el pensar la responsabilidad que nos incumbe».

París, febrero, 1955.

AGNÉS FAVARD

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ArribaAbajoEl cine en Londres

Entre los éxitos de Londres de los últimos tiempos, han sobresalido las siguientes películas.

Robinson Crusoe. Se hizo en Méjico, bajo la dirección del ex-surrealista español, Buñuel, uno de los más inteligentes hombres de cine en el mundo actual. Durante la mayor parte de la película, Crusoe está solo en su isla desierta, pero el interés nunca flaquea. Claro que ha habido de echar mano al truco moderno de que oigamos sus reflexiones mientras se construye su casa, planta un campo de trigo o descubre la huella de un pie humano en la playa. (Dicen que, al realizar esta escena, han   —50→   estado muy dudosos de cómo conseguir una huella sola sin más y que han tenido que bajar a un hombre con una grúa para imprimirla). Es el mismo sistema que emplean tan magistralmente los franceses con los pensamientos del protagonista de Rojo y negro; sospecho que ahora tendremos muchas novelas famosas en la pantalla en las que las figuras más esenciales comentan en voz alta sin mover los labios. Está en color; cada vez más películas lo están. Pronto habrá que pensar en serio si están mejor así o no, como las estatuas griegas en los tiempos antiguos.

La condesa descalza36. Película con Ava Gardner. Como casi siempre, el guión pretende llegar a unas alturas que no consigue, por falta de sutileza, igual que en Pandora37 y Las nieves del Kilimanjaro38. Vistas de las calles de Madrid y música de guitarras y castañuelas, con ausencia, sin embargo, del baile flamenco.

Beau Brummel39. Una película americana acerca del máximo dandy de la historia inglesa. Como era de temer, falta el verdadero sentido de la historia. El principal interés de esta película se encuentra en la magnífica interpretación de Jorge IV, real amigo de Brummel y llamado «el primer caballero de Europa» por el gran dramaturgo Peter Ustinov. Como en todo lo que emprende Ustinov, aquí da muestras de su firme inteligencia y magnífico espíritu artístico.

La gran aventura. Viene de Suecia y nos da una bellísima visión de los animales salvajes en ese país, el lince, la raposa, la nutria que un niño tiene en casa y enseñó a seguirle como un perro en sus paseos por la nieve. Como El desierto viviente40, de Disney, del año pasado, atrae mucho público, siempre ansioso de ver la naturaleza a lo vivo en la pantalla.

El Rey Ricardo y los cruzados. Está sacado, como Ivanhoe, de una novela histórica de Sir Walter Scott. Buena película de aventuras, y poco más.

El mar no los ha de tener. Un grupo de náufragos ingleses cruza el mar en bote. El cine ahora tiende muchísimo, como en Robinson Crusoe, en San Demetrio, Londres y en La gran aventura a enfrentarnos con la soledad de los hombres y de los bichos. He aquí una manera de tratar de vencer el gran obstáculo de la innata teatralidad de cualquier película que cuenta una historia corriente.

Svengali41. Es una novela de George du Maurier. Trilby. Historia fantástica. Un mago embruja una cantante con un violín que contiene la esencia de su voz. La idea se sacó de uno de los cuentos de Hoffmann42, aquel que no se dio en la versión española de la ópera de Offenbach43, para que los Cuentos de Hoffmann44 duraran menos tiempo.

Long John Silver. Es una nueva versión hecha en Australia de La isla del tesoro, de Stevenson. No cae en el error de ésta, la americana, que intentaba suavizar la personalidad de los malignos piratas, dándoles un rasgo de dulzura humana que no es propia. La historia está bien contada, con sus escalofríos stevensonianos correspondientes. Es para muchachos pero, dentro de lo que pretende, está bien.

CHARLES DAVID LEY
Lector de inglés en la Universidad de Salamanca.

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ArribaAbajoCrónica desde Dinamarca

He tenido ocasión de ver, hace unos días solamente, dos películas a mi parecer muy interesantes por lo que luego diré: Der Mörder Dimitri Karamasoff45, de Fedor Ozep (Terro Film 1931) y Vinca, de Claude Autant-Lara. La primera es ya una película antológica y como tal fue presentada por el Filmklubben de Aarhusen en su última sesión. La otra se acaba de estrenar en un cine de la ciudad.

Creo que sólo una cosa puede permitir el traerlas de la mano, juntas, al lector. Pero creo también que del solo lazo que las une es posible sacar algunas sabrosas consecuencias a poco que se medite.

Las dos películas han surgido de dos famosas obras literarias: Der Mörder Dimitri Karamasoff46, de la novela de Dostoyevsky47; Vinca, presentada en Dinamarca con el título muy significativo de La sangre joven, de la de Colette, Le blé en herbe.

¿Cómo han tratado Ozep y Autant-Lara los originales? En realidad ninguno de los dos ha seguido fielmente la narración primitiva, sino que lo único que les ha interesado ha sido conservar el espíritu de la obra. ¿Lo han conseguido? Creo que Ozep está más distante de Dostoyevsky48 que Autant-Lara de Colette y que por eso mismo se encuentra mucho más cerca de él.

Me explicaré. Ozep se ha atrevido a desvirtuar esencialmente el pesimismo del autor ruso construyendo un mundo de impresiones nuevas donde siempre cabe la salvación final, donde hay siempre un hueco para la esperanza. La película es así un canto menos triste; en ella los hombres se imponen a su propia miseria y esperan la regeneración del amor, el mismo amor que los condujo al precipicio. Pero el resto está allí, entero y vivo.

Autant-Lara ha seguido de cerca a Colette, pero ha sufrido un error de interpretación esencial del que luego hablaré.

Plano de Le blé en herbe

Un plano de Le blé en herbe de Autant-Lara

Ozep posee como director cinematográfico una clara personalidad. Comenzó haciendo en Rusia El pasaporte amarillo, un film social sobre el problema de la prostitución, pero pronto pasó al Oeste construyendo sus mejores obras en Alemania.

Der Mörder Dimitri Karamasoff49, Ozep ha conseguido una película realmente admirable en muchos aspectos aunque no completa. Ozep ha tenido delante de los ojos, siempre, el original, pero lo ha desbordado en muchas ocasiones. Sobre todo líricamente. Hay mucha poesía -rara poesía febril- dentro de este celuloide.

Ozep no ha podido librarse de las modas del tiempo: es entonces la glorificación del sonoro.   —52→   Pero Ozep ha sabido aprovechar el sonido habilísimamente, con una inmensa capacidad. Y pocas veces es dado presenciar un comienzo tan certero, tan revelador como el de esta película. Un comienzo en el que los personajes no hablan, a pesar de la intensidad del momento, y en que todo está contado con sonidos manejados sabiamente: es la despedida de Dimitri y Katja en la estación. Está allí dicho todo, puede adivinarse allí todo, el pasado, el presente y el porvenir. Sin una sola palabra. Cabe a Ozep este prodigioso mérito: el haber sabido superar la época del sonido -mejor, del ruido-, empleado en un sentido naturalista simplemente, para pasar al sonido como personaje que es necesario manejar porque también sirve -¡y de qué manera!- para insinuar las acciones, para aclarar la psicología de los personajes, para iluminar, para revelar.

La plasticidad del film es inmarchitable; se han marchitado otras cosas, aquellas en las que Ozep roza el folletín.

El cine francés es un cine esencialmente literario. No hay más que recordar títulos. Y no es sólo esto. La misma técnica de este cine tiene mucho de literaria.

Claude Autant-Lara ha constituido sobre Le blé en herbe una película que tiene de todo. Pero después de verla me quedo, sin dudarlo, con Colette.

El comienzo de la película de Autant-Lara, lo encuentro infelicísimo, de una pobreza de recursos manifiesta. Además, es totalmente innecesario. No se ambienta una época, la vida de un pueblecito junto al mar, en verano, con carteles púdicos a la entrada de la playa, con bañadores hasta la rodilla y la sesión de viejo cine, con la mujer gorda que toca el piano. Ni el vigor y poderío físico, la belleza de la adolescencia, con la torpeza del desnudo casi total.

Todas estas cosas las consigue Colette en un solo capítulo finísimo, lleno de intuiciones sorprendentes, de insinuaciones.

La película mejora luego, pero siempre dentro de una línea irregular. Junto a momentos de una real calidad se agrupan otros que suenan continuamente a falso. La gente ha acogido con carcajadas ciertos pasajes del film: aquellos de las relaciones de Phil y «la dame blanche». En realidad, existe una grotesca desproporción entre la pasión de los personajes, que de no ser bien manejado puede caer -como de hecho ocurrió en algunas ocasiones- por el arrumbadero de lo cómico. Y esto a pesar -o quizá por esto mismo- de la grandeza que ha querido dar a la pasión de «la dame blanche» Autant-Lara, creo que equivocadamente. Este es el error de interpretación de que hablaba. Era la primera pareja central, era Phil y Vinca quienes más requerían su atención, quienes importaban. Era la pareja joven, abriéndose a la vida, conociéndola, conociendo sus frutos amargos, sus íntimas alegrías. Cuando Autant-Lara quiere ofrecérnosla es ya demasiado tarde.

Ozep ha ido a crear una película, su película, partiendo de Dostoiewski50. Ha prescindido de lo que ha creído que le cortaba las alas. Nos ha dado así un film personalísimo y donde los rasgos de la novela -excepción hecha del pesimismo, del nihilismo- están vivos. Le ha interesado sobre todo el personaje central, su vitalidad, lo dramático de su caso. Y nos lo ha ofrecido con un estilo segurísimo. Ha creado.

Autant-Lara ha dudado entre los caminos a seguir y le ha cogido el toro. Aunque yo creo que en realidad su caso no es tanto un caso general -capacidad de cine y literatura para desnudar psicológicamente unos seres, para intuir, para iluminar- como un simple caso personal. La diferencia que hay entre el talento y la sensibilidad de Colette y el suyo propio para tratar el tema.

Gabriel Rosado
Lector de español en Aarhus.

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