[Nota preliminar: Edición digital a partir de Colección
de obras en verso y prosa de D. Tomás de Iriarte,
T. IV, Madrid, Impta. Benito Cano, 1787, pp. 123-326, cotejada
con la edición crítica de Rusell P. Sebold,
Madrid, Castalia, 1978.]
Escena I
|
|
D. CRISTÓBAL, examinando
con atención unos papeles, sentado junto a una mesa
en que hay recado de escribir. D.ª DOMINGA, sentada
en una silla algo distante de la mesa.
|
D. CRISTÓBAL
| (Con la pluma en la mano.) | Nueve y seis,
quince... dieciocho... | | veintisiete... treinta y cuatro...
| | llevo tres... y nueve, doce... | |
|
|
D.ª DOMINGA | Ahora
con el bocado | | en la boca, ¿tienes gana | 5 | de ajustar
cuentas, hermano? | |
|
|
D. CRISTÓBAL | Y
cuanto más las ajusto, | | menos las entiendo. Un año
| | de examen se necesita, | | según encuentro enredados
| 10 | estos papeles. |
|
|
D.ª DOMINGA | Descansa
| | de tu viaje; y más despacio | | podrás ir
viendo... |
|
|
D. CRISTÓBAL | Señora,
| | (Dejando la pluma, y apartando de sí con
enfado algunos de los papeles que tiene delante.) | perdido está el mayorazgo. | | Aquí me faltan
recibos. | 15 | Las cuentas, los inventarios, | | todo está
como Dios quiere. | | No hay formalidad. El gasto | | excede
en mucho a la renta. | | En bien diferente estado | 20 | dejó
mi hermano su casa. | |
|
|
D.ª DOMINGA | ¡Ah!
¡Dios le tenga en descanso! | |
|
|
D. CRISTÓBAL | Si
él viera algunas partidas | | de estas cuentas... Vamos
claros; | | su hijo de usted, mi dichoso | 25 | sobrinito, don
Mariano, | | se porta. En toda su vida | | sabrá ganar
un ochavo; | | pero arruinar una casa, | | eso lo sabe de pasmo.
| 30 | Él tiene mala conducta; | | yo riño; no
me hacen caso; | | usted le contempla en todo. | | Pues bien:
darle barro a mano; | | que se pierda, que nos pierda,
| 35 | si usted quiere. Ya estoy harto | | de predicar. |
|
|
D.ª DOMINGA |
Don
Cristóbal, | | seis días ha que has llegado
| | de vuelta de tu gobierno | | de las Indias, y ha otros
tantos | 40 | que no cesas de clamar | | contra el infeliz muchacho.
| |
|
|
D. CRISTÓBAL | No, amiga; contra
su madre, | | sí, contra usted sola clamo. | | ¡Qué
crianza! Ahora todos | 45 | hemos de pagar el daño,
| | cuando de nadie es la culpa | | sino de usted... Lo bonazo
| | de ese genio, ese amor ciego | | al hijo, el mimo, el regalo...
| 50 |
|
|
D.ª DOMINGA | (Arrastrando lánguidamente las
palabras.) | Yo, como naturalmente | | soy benigna... |
|
|
|
|
D. CRISTÓBAL | Pero,
| | cuñada mía, ¿es mal chasco | | el que me
he llevado yo? | 55 | Vaya usted considerando. | | Cuando partí
a mi gobierno, | | aún no tenía cuatro años
| | ese chico. Su buen padre | | le encomendó a mi cuidado;
| 60 | me nombré por su tutor; | | soy su tío;
en estos brazos | | le he sacado yo de pila. | | Vea usted
con cuántos cargos | | quedé respecto a un sobrino,
| 65 | un pupilo y un ahijado. | | Me era forzoso partir | |
a mi destino. Los llantos, | | las plegarias de su madre
| | entonces me precisaron | 70 | a sustituir en ella | | la tutoría,
esperando | | que no me tocase estar | | en Indias sino cinco
años; | | pero de un gobierno en otro | 75 | he pasado
quince largos. | | Desde allá, cada correo, | | ¿no
escribía un cartapacio, | | dando mis disposiciones
| | para educar a Mariano | 80 | al lado de unos maestros | | hábiles, y de un buen ayo? | | Usted los buscó
a su modo, | | según veo: descuidados, | | o necios,
o aduladores, | 85 | que la estaban engañando, | | y
me engañaban a mí, | | con enviarme unos retazos
| | de latín y de francés, | | como verdaderos
partos | 90 | del ingenio de su alumno; | | dibujos bien acabados;
| | muestras de gallarda letra; | | y nada era de su mano...
| | Usted siempre aseguraba | 95 | que el tal niño era
un milagro | | de aplicación, una alhaja; | | tan vivo
y adelantado, | | tan obediente a su madre, | | tan cortés...
Yo mentecato | 100 | lo creí muy santamente; | | y con
gozo extraordinario | | le prometí que sería
| | dueño de cuanto he ganado | | en Indias con mi sudor.
| 105 |
|
|
D.ª DOMINGA | Ni él ni yo
desconfiamos | | de promesa tan segura... | |
|
|
D. CRISTÓBAL |
Conforme. No hay que fiarnos. | | En fin,
vuelvo de mi viaje | | muy satisfecho; y lo que hallo
| 110 | es que ese caballerito | | cumplirá presto veinte
años | | sin saber ni persignarse; | | que está
lleno de resabios, | | de mil preocupaciones; | 115 | que es
temoso, afeminado, | | superficial, insolente, | | enemigo
del trabajo; | | incapaz de sujetarse | | a seguir por ningún
ramo | 120 | una carrera decente. | | ¿Por las letras? Es un
fatuo. | | ¿Por las armas? Es un mandria. | | Tirará...
por mayorazgo. | |
|
|
D.ª DOMINGA | ¡Qué
terrible eres! El chico | 125 | todavía no ha logrado
| | ver sereno ese semblante. | | Se asusta, se pone malo
| | sólo con que alces la voz. | | Siempre ha sido delicado.
| 130 | El estudio no le prueba. | | Ni tampoco es necesario
| | que un hijo de caballero | | lo tome tan a destajo | | como
si con ello hubiera | 135 | de comer. |
|
|
D. CRISTÓBAL |
Quedo
enterado. | | ¡Viva mi doña Dominga! | | Piensa bien.
¿Conque sacamos | | en limpio que un caballero | | no ha de
ser hombre? En contando | 140 | con una renta segura | | de
cinco a seis mil ducados, | | ¿a qué fin ha de afanarse
| | para ser buen ciudadano, | | ni buen padre de familia,
| 145 | ni sabio, ni buen soldado? | | ¿Para qué? Dejemos
eso | | a los hombres ordinarios. | | (Levantándose.)
| ¡Vaya; que merece usted | | dirigir un seminario! | 150 |
|
|
D.ª DOMINGA |
Digo: ¿y te parecerá | | que no sé
yo quién te ha dado | | contra tu mismo sobrino | |
unos informes tan falsos? | | (Exclamando.) | ¡Hijo de mi
alma! Pantoja, | 155 | ese traidor de criado | | es quien le ha
vendido. ¡Infame! | | Pues ¿qué? ¿Tú y él
encerrados | | no estabais de conferencia | | antes de ayer
muy temprano? | 160 | Ya mi doncella Felipa | | oyó,
no todo, pero algo, | | por el hueco de la llave. | |
|
|
D. CRISTÓBAL |
Cierto; y porque sentí pasos, | | dejé la conversación | 165 | para otra vez.
Llega el caso | | de que en presencia de usted, | | no a espaldas,
la prosigamos. | | (Toca una campanilla, que está sobre
la mesa.) | ¿Para qué andar con misterios | | en un
asunto tan claro? | 170 | Él vendrá... |
|
|
D.ª DOMINGA |
Déjale
ahora. | | (Levantándose.) | ¿A tal extremo llegamos
| | que se nombra por fiscal | | de la conducta del amo | |
a un criado, a un chocarrero? | 175 | Yo no sé cómo
lo aguanto. | |
|
|
D. CRISTÓBAL | Le
cito, no por fiscal, | | por testigo y abonado... | | (Vuelve
a tocar la campanilla.) | Pantoja es algo chancero, | | pero
no miente; es honrado; | 180 | nos tiene gran ley; conoce
| | desde la cuna a Mariano, | | y sabe todas sus mañas.
| | Se explica con desparpajo... | |
|
|
D.ª DOMINGA | Más
de lo que es menester; | 185 | porque es tan atravesado, | | tan socarrón, tan ladino... | |
|
|
Escena
II
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D. CRISTÓBAL, D.ª DOMINGA,
FELIPA, que sale por la puerta de la derecha; y PANTOJA,
que viene luego por la de la izquierda.
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D. CRISTÓBAL | (A D.ª DOMINGA.)
| Usted perdone el mal rato. | 190 | Nuestra disputa será
| | muy breve; vamos al grano. | | Pantoja. |
|
|
|
D. CRISTÓBAL | Parece
| | que esta señora, intentando | | convencerme y disculparse
| 195 | de la crianza que ha dado | | a mi sobrino, desea | | que me venga el desengaño | | por tu boca. Di sobre
esto | | cuanto sabes, sin empacho | 200 | y con toda realidad.
| |
|
|
|
|
PANTOJA | No sé cómo
he de atreverme... | |
|
|
D. CRISTÓBAL | Contemplaciones
a un lado. | | A quien tenga la razón, | 205 | dársela.
|
|
|
|
D. CRISTÓBAL | La
averiguación importa; | | y yo seré el agraviado
| | si usted se resiste a ella. | |
|
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D.ª DOMINGA | Eso
es darle mucha mano... | 210 |
|
|
D. CRISTÓBAL | Y
si usted no está culpada, | | ¿qué teme? |
|
|
PANTOJA |
¿Con
que mi encargo | | es predicar un sermón | | panegírico
en aplauso | | de la vida y las hazañas | 215 | de aquel
joven...? |
|
|
D.ª DOMINGA | Sí,
de tu amo; | | y mira cómo hablas de él. | |
Su madre te está escuchando. | |
|
|
D. CRISTÓBAL |
Y su tío te prohíbe | | disimular.
|
|
|
PANTOJA | Apretado
| 220 | es el lance en que me ponen. | | Para quedar bien con
ambos, | | ¿no hay medio?... Pues si no le hay, | | aquí
del valor. Hagamos | | justicia seca; y perdonen | 225 | ustedes,
que soy mandado... | | Mi sermón tendrá dos
puntos; | | que, al fin, me ha de servir de algo | | haber
estudiado un poco | | de latín cuando muchacho.
| 230 | Primer punto: las flaquezas | | de mi señor don Mariano
| | en cuanto al entendimiento. | | Segundo punto: las que
hallo | | por lo que hace al corazón. | 235 | Y digo
así... | (Tose y escupe.) |
|
|
|
|
PANTOJA | Dejó el amo don
Cristóbal | | a mi señorito un ayo, | | hombre
severo y formal, | | que, por no ser del agrado | 240 | de mi
ama y señora, pronto | | hizo dejación del cargo.
| | Enseñó al niño a leer, | | y en esto
hubo sus trabajos; | | pues si el niño no quería
| 245 | deletrear un vocablo, | | ya le entraba la rabieta.
| | Su mamá con agasajo | | acudía a libertarle
| | del poder de aquel tirano; | 250 | le daba un dulce, un
juguete; | | se le llevaba a su cuarto; | | y en quince días
después | | no había fuerza en lo humano | |
para que viese un renglón. | 255 | Con la razón
y el halago | | nunca se sacaba fruto. | | ¡Azotes! ¡Oh, ni
nombrarlos! | | ¡Sujeción! No se hable de eso. | | ¡Reprehender!
Contrabando. | 260 | «Señora -esto no lo digo | | yo,
que lo decía el ayo-, | | ¿qué sirve lo que
en un mes | | con mi paciencia adelanto, | | si usted en medio
minuto | 265 | consigue desbaratarlo?» | | Tras de aquel ayo
vino otro | | de manga ancha, dócil, manso... | |
|
|
D.ª DOMINGA |
¡Charlatán! Y con todo eso, | | ¿acaso
el chico ha dejado | 270 | de aprender lo que le basta? | |
|
|
PANTOJA |
¡Cómo! Pues ¿no fue un milagro
| | saber ya firmar su nombre | | antes de los catorce años?
| | Por lo que mira a contar, | 275 | se quedó un poco
atrasado; | | mas para eso que llegó | | a la puente
de los asnos, | | y ya empezaba a saber | | aquello de quorum,
quarum. | 280 |
|
|
D.ª DOMINGA | ¡Buena gana
de llenarse | | los sesos de latinajos! | | Si él tirara
por la Iglesia... | |
|
|
FELIPA | ¡Toma! Conozco
yo tantos | | hombres de mucho provecho | 285 | que jamás
han estudiado. | |
|
|
PANTOJA | Pues ya se ve.
Comen, beben, | | se pasean con descaro; | | y si hay quien
les dé un empleo, | | le toman sin hacer ascos.
| 290 |
|
|
|
PANTOJA | Decía
| | que el señorito, entregado | | todo a los nominativos
| | y otros estudios abstractos, | | no pudo hacer gran progreso
| 295 | en el francés, sin embargo | | de que en seis
meses tomó | | sus tres lecciones, o cuatro. | | Las
demás habilidades, | | como montar a caballo, | 300 | el baile, música, esgrima | | y dibujo, le costaron
| | aun mucho menos. Pagar | | maestros, y no cansarlos. | | Además de esto... |
|
|
FELIPA | Señora,
| 305 | yo me voy de aquí, o me tapo | | los oídos.
|
|
|
|
D.ª DOMINGA | ¡Hermano!
| | ¡Que tengas gusto de oír | | las chanzas de ese
bellaco! | 310 |
|
|
D. CRISTÓBAL | ¡Ojalá
no fueran veras | | estas chanzas! |
|
|
|
|
PANTOJA | Como
empezó | | mi amo desde muy temprano | | a campar por
su respeto, | 315 | y holgarse muy a su salvo, | | sin que le
tomasen cuentas | | ni le siguiesen los pasos, | | bien se
deja discurrir | | qué poco le habrán faltado
| 320 | amigotes que le enseñen | | a gastar con todo
garbo, | | a frecuentar las insignes | | aulas de Cupido y
Baco, | | cafés, mesas de trucos, | 325 | nobles garitos,
fandangos | | de candil, y otras tertulias | | perfumadas del
cigarro. | | Sobre todo, aquellos fieles | | compañeros
(aquí llamo | 330 | la atención de mi auditorio)
| | le han proporcionado el trato | | de la célebre
señora | | doña Mónica de Castro, | |
en cuya mansión se pasan | 335 | los más divertidos
ratos. | |
|
|
D. CRISTÓBAL | Ya me
has nombrado otra vez | | esa mujer, y no caigo | | en quién
sea. |
|
|
D.ª DOMINGA | Es
una amiga | | que me hace de cuando en cuando | 340 | algunas
visitas, viuda | | de un coronel retirado... | |
|
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|
PANTOJA | ¡Gran labia, gran
garabato! | |
|
|
D.ª DOMINGA | Que tiene
en Madrid negocios... | |
|
|
|
|
PANTOJA | O de otra parte,
¿quién sabe? | |
|
|
FELIPA | Vive hace
tiempo en el cuarto | 350 | principal de aquella casa | | que
es propia del mayorazgo | | del señorito... |
|
|
|
|
|
FELIPA | Pues
si en la casa | 355 | andaba un duende malvado | | que no dejaba
vivirla, | | hasta que tomó a su cargo | | doña
Mónica ahuyentarle. | |
|
|
D.ª DOMINGA | Era
ya mucho el espanto | 360 | que causaba a los vecinos. | |
|
|
D. CRISTÓBAL |
¿Quién? ¿El duende? ¡Qué
insensatos! | |
|
|
PANTOJA | Lo cierto es que
algunas noches | | se oyeron golpes de mazo | | en las paredes,
ruido | 365 | como si rodase un carro, | | quejidos muy lamentables
| | y cadenas arrastrando. | |
|
|
|
|
FELIPA | Y
algunos trastos | 370 | viejos, que en unos desvanes | | quedaron
arrinconados, | | se hallaban por la mañana | | vueltos
lo de arriba abajo. | |
|
|
D. CRISTÓBAL | ¿Mi
sobrino cree en duendes? | 375 |
|
|
|
|
PANTOJA | En
casa, todos. | | Pues sí, desde que era mi amo | | tamañito,
le asustaban | | con cocos y mamarrachos, | 380 | fantasmas,
disciplinantes, | | brujas y otros espantajos. | | Si no duda
que hay mal de ojo, | | que hay palacios encantados, | | que
cura un saludador, | 385 | y el martes es día aciago,
| | ¿qué mucho será que ahora...? | |
|
|
D. CRISTÓBAL |
¡Aquí de Dios! Yo no alcanzo | |
cómo usted, señora mía, | | cayó
en semejante lazo. | 390 |
|
|
FELIPA | Si la pidió
el señorito | | que a lo menos por medio año
| | dejase ocupar la casa... | |
|
|
|
D.ª DOMINGA | Ella
estaba inhabitable. | 395 |
|
|
FELIPA | Como el
señor don Mariano, | | que es el dueño, lo quería...
| |
|
|
D. CRISTÓBAL | Cabal: era necesario
| | darle gusto. Ya iré yo | | a ver al duende despacio.
| 400 |
|
|
PANTOJA | Hay malas lenguas que dicen
| | que un perillán bien pagado | | por una de las guardillas
| | se introducía en el cuarto | | para hacer las travesuras
| 405 | que alborotaron el barrio. | | Yo no sé quién
dispondría | | la artimaña, pero, al cabo,
| | doña Mónica, ayudada | | de uno a quien llama
cuñado, | 410 | que vive en su compañía,
| | a vista del sobresalto | | del señorito, propuso
| | con espíritu bizarro | | que, por hacerle favor,
| 415 | no tendría gran reparo | | en ir a habitar allí
| | por algún tiempo, dejando | | un incómodo
mesón | | en que se alojó de paso. | 420 |
|
|
D. CRISTÓBAL |
Bien sabía la gran maula | | a qué
bobos daba el chasco. | |
|
|
|
D. CRISTÓBAL | Yo
creo | | esto y mucho más. No aguardo | | a mañana,
no; en la hora | 425 | acudiré a remediarlo. | | Me basta
saber que aquélla | | es la casa en que Mariano | |
se junta con botarates | | que han de ocasionar su estrago.
| 430 |
|
|
PANTOJA | También allí
ganará | | buen caudal; porque el cuñado | |
de la susodicha dama, | | que es un terrible lagarto, | | sabe
convertir en oro | 435 | el hierro, el plomo y el barro. | | Es alquimista... |
|
|
|
PANTOJA | Con el dinero que mi
amo | | le adelanta, podrá al fin... | |
|
|
D. CRISTÓBAL |
¡Señor! ¿En qué siglo estamos?
| 440 | ¿Conque sólo mi sobrino | | ignora que ese arte
falso | | mil ricos empobreció, | | y a ningún
pobre dio un cuarto? | | No hablemos más del asunto.
| 445 | (A PANTOJA y a FELIPA.) | Idos ya los dos. Dejadnos
| | a solas. |
|
|
PANTOJA | Más
me valdría | | no haber cantado de plano; | | pero usted,
tras que yo tengo | | el frenillo bien cortado, | 450 | me ha
puesto en el precipicio. | |
|
|
|
|
FELIPA | ¡Qué pimentón en
la lengua, | | picotero, traidorazo! | |
|
|
Escena
III
|
|
D. CRISTÓBAL y D.ª DOMINGA.
|
|
D. CRISTÓBAL | Estoy
| 455 | conmigo mismo irritado. | | Creí que era usted
sencilla | | y débil, pero no tanto. | | ¿Cuándo
la fiara yo | | la crianza del muchacho, | 460 | si hubiera
tenido entonces | | las experiencias que hoy palpo? | |
|
|
D.ª DOMINGA |
Pues, para que te confundas, | | ese mozo
mal criado | | por su madre, tan inútil, | 465 | tan
despreciable, tan malo, | | merece el tierno cariño,
| | la estimación y la mano | | de una señora
de prendas, | | joven, rica y noble. |
|
|
D. CRISTÓBAL |
Extraño
| 470 | que llegue ahora al tutor | | la noticia. |
|
|
D.ª DOMINGA |
Se
ha tratado | | el asunto con reserva. | |
|
|
|
D.ª DOMINGA | A
espacio. | | Escucha la historia, y luego | 475 | hablarás.
|
|
|
|
D.ª DOMINGA | Nuestro amigo
don Alfonso, | | que está al presente hospedado | |
en casa con su hija Flora, | | vino hace un mes... |
|
|
D. CRISTÓBAL |
Bien;
le trajo | 480 | desde Granada a Madrid | | ese pleito con don
Fausto. | | Todo esto lo sé. ¿Qué más?
| |
|
|
D.ª DOMINGA | Como era amigo y paisano
| | del difunto... |
|
|
D. CRISTÓBAL | Y
también mío. | 485 | Le estamos muy obligados
| | en esta casa, y merece | | todo nuestro obsequio. Al caso.
| |
|
|
D.ª DOMINGA | Poco antes de tu llegada
| | me vino el lance rodado | 490 | de proponerle la boda | | de su hija con mi Mariano, | | supuesto que ambos se quieren,
| | y las circunstancias de ambos | | son iguales. Don Alfonso
| 495 | admitió con sumo agrado | | mi propuesta; y me
ofreció | | en los términos más claros
| | que apenas ganase el pleito, | | que se hallaba en buen
estado, | 500 | se dispondría esta unión. | |
Debe ya cumplirse el pacto | | después de la favorable
| | sentencia que hoy ha logrado. | |
|
|
D. CRISTÓBAL |
¿Y eso callabas, hermana? | 505 |
|
|
D.ª DOMINGA |
Sí, para tener el lauro | | de ser
yo quien negociase | | tan ventajoso tratado | | sola sin necesitar
| | tutelas, ni padrinazgos, | 510 | ni protecciones de tíos.
| | Usted que me está acusando | | de madre tan floja
y simple, | | ya verá que sirvo de algo | | para colocar
a un hijo, | 515 | pero bien. |
|
|
D. CRISTÓBAL | (Pensativo.)
| Ya.
Sin embargo... | |
|
|
D.ª DOMINGA | ¿Qué
sin embargo? Es negocio | | seguro en que no hay engaño.
| |
|
|
D. CRISTÓBAL | Mas ¿cómo
este don Alfonso | | no ha despegado sus labios | 520 | para
hablarme del asunto? | |
|
|
D.ª DOMINGA | ¡Oh!
Que mi primer encargo | | fue que guardase el secreto. | |
|
|
D. CRISTÓBAL |
¡Misterios bien excusados! | |
|
|
|
|
D.ª DOMINGA | ¿Y
hallas | 525 | inconvenientes? |
|
|
D. CRISTÓBAL | Hay
varios. | | (Contando por los dedos.) | Primero, que don Alfonso
| | es un hombre muy sensato, | | y cuando dio esa palabra,
| | no, no estaría informado | 530 | de los defectos
del novio. | | Segundo, que si Mariano | | no se corrige, no
puede | | ser buen padre, esposo ni amo. | | Tercero, que si
hoy le estima | 535 | Flora, tendrá desengaños
| | mañana que desvanezcan | | su amor tan reciente.
Cuarto... | |
|
|
D.ª DOMINGA | ¡Lindos escrúpulos!
Voy | | a responderte, contando | 540 | también por los
dedos... Mira. | | Lo primero, que ha empeñado | | don
Alfonso su palabra | | conmigo, fijando el plazo. | | Lo segundo,
que en mi chico, | 545 | aunque me predique un santo, | | no
veré, ni creeré | | defecto alguno de cuantos
| | le está achacando su tío. | | Lo tercero,
que es en vano | 550 | pretender que doña Flora | | deje
de amarle. Lo cuarto, | | que ha de ser... porque ha de ser,
| | y yo lo quiero, y lo mando. | |
|
|
D. CRISTÓBAL |
Ésa sí que es gran razón,
| 555 | amiga. De pie de banco... | | (Mirando hacia la puerta
de la izquierda.) | ¡Hola! Don Alfonso... |
|
|
|
Escena IV
|
|
D.ª DOMINGA,
D. CRISTÓBAL, D. ALFONSO que sale por la
puerta de la izquierda con muestras de inquieto y pensativo.
|
D.ª DOMINGA | (A D. ALFONSO.) | Le
estaba enterando... | |
|
|
D. CRISTÓBAL | Usted
me ha tenido oculto | | un secreto, y yo me espanto...
| 560 |
|
|
D.ª DOMINGA | De todo le he dado parte.
| | Ya no hay que disimularlo, | | porque está con la
noticia | | de la boda tan ufano | | como usted y como yo...
| 565 | ¡Qué gozo! El pleito ganado, | | colocada doña
Flora, | | unidos los mayorazgos | | de dos casas tan amigas...
| | ¿No es así? Pero ¿qué escaso | 570 | de palabras
viene usted? | | ¿Qué pensativo? Reparo | | yo no sé
qué frialdad... | |
|
|
D. ALFONSO | ¡Ah,
señora! Un hombre blanco | | suele verse en tales lances...
| 575 |
|
|
|
D. ALFONSO | Soy
claro, | | pero con ustedes hoy | | temo serlo demasiado.
| | Ya no es posible ocultar | | mi inquietud. |
|
|
D. CRISTÓBAL |
¿Puedo
yo acaso | 580 | servir, aliviar a usted? | |
|
|
D. ALFONSO |
(Con pausa y gravedad.) | Amigo, veo que si hablo, | | hago
un mal papel; que soy | | un padre injusto si callo. | | Conozco,
como si ahora | 585 | despertase de un letargo... | | (Con prontitud.)
| Luego dirán que los mozos | | proceden atropellados,
| | y cometemos los viejos | | unos absurdos tan crasos...
| 590 |
|
|
|
|
D. ALFONSO | Don Cristóbal,
he guardado | | tal silencio con usted | | acerca de este contrato
| | por causarme gran vergüenza | 595 | confesar el juicio
errado | | que formé; pero, ya vista | | mi imprudencia,
es necesario | | acudir a repararla. | |
|
|
D. CRISTÓBAL |
Hermana, ¿voy acertando | 600 | en mis pronósticos?
|
|
|
D.ª DOMINGA | ¡Cómo!
| | Don Alfonso, ¿nos burlamos? | |
|
|
D. ALFONSO | Los
informes fidedignos | | y contestes que hoy me han dado | | de la increíble conducta | 605 | que se nota en don
Mariano, | | el bienestar de una hija | | a quien tan de veras
amo, | | cuya educación ha sido | | el mayor de mis
cuidados, | 610 | me aconsejan que no debo | | sacrificarla.
|
|
|
D.ª DOMINGA | Es
bien raro | | el capricho. |
|
|
D. CRISTÓBAL | Yo
me pongo | | en lugar de usted. Sobrados | | motivos puede
alegar | 615 | que le sirvan de descargo | | para suspender
al menos... | |
|
|
D.ª DOMINGA | ¡Suspender!
¿Qué es esto, hermano? | | ¡Un tío contra un
sobrino | | hablar así! |
|
|
D. CRISTÓBAL |
Yo
siempre hablo | 620 | en favor de la verdad. | | Por la razón
me declaro; | | y todos los parentescos | | del mundo suponen
tanto | | como nada cuando importa | 625 | no mantener en su
engaño | | a un amigo, hombre de bien. | |
|
|
D.ª DOMINGA |
Y antes de haber empeñado | | su
palabra el tal amigo, | | ¿no pudo haberse hecho cargo
| 630 | de las consecuencias? |
|
|
D. ALFONSO | Sí,
| | debía. Pero ¡qué caro | | me ha salido aquel
error! | | Bien se me representaron | | la nobleza y conveniencias
| 635 | de ese joven, el agrado | | con que él y Flora
se tratan, | | el apetecible lazo | | que estrecharía
la unión | | de nuestras casas; mas ¿cuándo
| 640 | pudiera yo sospechar | | que un hijo de tan honrados
| | padres, único heredero | | de un decente mayorazgo
| | y criado entre personas | 645 | de distinción y buen
trato, | | anduviese distraído, | | cercado de amigos
falsos, | | de locos, de estafadores; | | ya sin dejar de la
mano | 650 | los naipes, ya contrayendo | | deudas por fútiles
gastos, | | pasando noches enteras | | fuera de casa, mudando
| | el traje de caballero | 655 | en capote jerezano; | | en
fin, cobrando opinión | | de ocioso y desarreglado?
| |
|
|
D.ª DOMINGA | Mi hijo queda agradecido
| | a elogios tan cortesanos. | 660 | Crea usted esos informes,
| | crea los de mi cuñado, | | y retracte su palabra;
| | pero sepa que me llamo | | doña Dominga Piñeiro,
| 665 | y que lo que se ha tratado | | conmigo, se ha de cumplir.
| | Que si es mi genio pacato | | y flexible en otros puntos,
| | en tocando a mi Mariano, | 670 | soy una sierpe, una furia.
| | Voyme; que si no... | (Vase.) |
|
|
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Escena VI
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D. ALFONSO y D. FAUSTO.
|
D. ALFONSO |
(Con agrado.) | Señor
don Fausto, | | lo que hoy para mi es fortuna, | 715 | es para
usted un quebranto; | | y le juro que mi gozo | | no puede
ser tan colmado | | como algunos pensarían. | |
|
|
D. FAUSTO |
Sé que es usted muy humano,
| 720 | y creo serlo también. | | Cuando el respetable fallo
| | de un tribunal se declara | | por usted, bien me persuado
| | que le asiste la justicia. | 725 | Ni me enojo, ni me abato.
| | Yo he seguido este litigio | | porque le dejó entablado
| | mi difunto padre, y muchos | | me estaban siempre culpando
| 730 | de tener los intereses | | de mi casa abandonados,
| | mas no por eso en mi pecho | | con tal motivo labraron
| | ni el encono, ni el capricho, | 735 | ni los viles sobresaltos
| | de la codicia. Mi lengua | | ni una palabra ha soltado
| | que sonase a enemistad. | | Allá nuestros abogados
| 740 | han contendido. Nosotros | | hemos corrido entretanto
| | con la mejor armonía, | | y ésta durará.
|
|
|
D. ALFONSO | No
extraño | | que usted, con una franqueza | 745 | tan
noble, haya continuado | | en frecuentar esta casa | | mientras
seguían los autos. | | He formado gran concepto | |
de usted porque de ordinario | 750 | los que pleitean se miran
| | con odio. |
|
|
D. FAUSTO | No
soy tan bajo. | | Me han dicho algunos que apele. | | ¿Para
qué? Para arruinarnos. | |
|
|
|
D. FAUSTO | Pero,
señor... | 755 | ¿podré con desembarazo | | descubrir...?
|
|
|
|
D. FAUSTO | Amigo, ni
el menoscabo | | que de la sentencia de hoy | | me resulta,
ni el atraso | 760 | o la pérdida total | | de cuanto
poseo y valgo | | me serán jamás sensibles,
| | si a pesar de mis escasos | | méritos, consigo al
fin | 765 | no incurrir en desagrado | | de usted cuando le
suplico | | apruebe el amor en que ardo | | por doña
Flora. Mi dicha | | depende ya de su mano. | 770 | (Tomando
a D. ALFONSO la mano y besándosela tiernamente.) | Y de ésta... que reconozco | | por la de un padre.
|
|
|
D. ALFONSO | (Sorprendido.) | ¡Don
Fausto! | |
|
|
D. FAUSTO | Un tierno afecto
disculpa | | mi arrojo. Si es temerario... | |
|
|
D. ALFONSO |
No, no lo es; mas, por desgracia, | 775 | presumo que ha de ser vano. | |
|
|
D. FAUSTO | ¿Por
qué vano? ¿En quién consiste? | | ¿En usted
o en Flora? |
|
|
D. ALFONSO | En
ambos. | | En mí, por una palabra | | que siento haber
empeñado; | 780 | y en ella, porque se inclina... | |
|
|
D. FAUSTO | (Con viveza.) | Sí, ya lo sé,
a don Mariano. | |
|
|
D. ALFONSO | Mientras
yo no la convenzo | | de que ese mal empleado | | amor la hará
desdichada, | 785 | y mientras no pongo a salvo | | mi honor
sobre una fatal | | obligación que contrajo, | | ni
su deseo de usted, | | ni el mío... |
|
|
Escena VIII
|
|
D. FAUSTO,
FELIPA y después D. MARIANO.
|
D. FAUSTO |
Doña Flora y yo dejamos | | pendiente
una explicación | | que la importa. ¿Habrá reparo
| 800 | en que la digas...? |
|
|
FELIPA | Sí
le hay; | | como que ya voy notando | | que estos días
la hace usted | | carocas, y que está mi amo | | don
Mariano receloso | 805 | de que es usted su contrario. | | ¿Piensan
que soy yo criada | | de estas que hacen a dos palos? | | No;
me trata el señorito | | muy bien, y soy de su bando.
| 810 |
|
|
D. FAUSTO | Ni yo pretendo que
dejes | | de ser fiel; antes lo alabo. | |
|
|
FELIPA | A
fe que si no lo fuera, | | perdiera buenos regalos. | |
|
|
D. FAUSTO |
Ya no te alabo, Felipa. | 815 |
|
|
FELIPA | ¡Chito!
Aquí está don Mariano. | | Es galán en
toda forma, | | ¿no es verdad? |
|
|
|
(D. MARIANO
llega vestido en traje de por la mañana, con un bastoncito
de petimetre, etc. Sale por la puerta de la izquierda, dirigiéndose
con alguna aceleración a entrar por la de en medio.
Viene cantando entre dientes, y se suspende al ver a D. FAUSTO.)
|
D. MARIANO | ¡Oh,
seó don Fausto! | | ¿Conque, en fin, se vio ese pleito?
| |
|
|
D. FAUSTO | Hoy mismo se ha sentenciado.
| 820 |
|
|
D. MARIANO | Dicen que usted le
ha perdido; | | y me alegro, ¡voto a tantos!, | | me alegro.
|
|
|
|
D. MARIANO | ¿Qué
importa | | que usted pierda, si yo gano? | | Con eso el buen
don Alfonso | 825 | no me tendrá ya penando | | por su
hija. Estoy impaciente. | | Vengo a que me dé un abrazo,
| | y a que disponga cuanto antes | | la boda. A fe de Mariano,
| 830 | que hasta ahora no creía | | estar tan enamorado.
| | Sobre que usted y su pleito | | me estaban ya jorobando
| | la paciencia... ¡Anda con Dios! | 835 | Ya hemos salido
del paso. | |
|
|
D. FAUSTO | Envidiable es
la fortuna | | de usted. |
|
|
D. MARIANO | ¿Y
la de ella es barro? | | Ya usted lo ve. La Florita | | es
una chica de garbo; | 840 | yo, sin vanidad, tampoco | | soy
de lo más desgraciado. | | Es viva; yo no soy muerto;
| | tiene un lindo mayorazgo, | | pero no es malejo el mío;
| 845 | y con lo que el tío indiano | | me deja, lo pasaré
| | como un padre jubilado. | | Usted no sabe vivir. | | Siempre
metido en cuidados | 850 | de sus pleitos, de su hacienda;
| | revolviendo unos legajos, | | unos librotes... sirviendo
| | su empleo como un esclavo... | | No, señor; la libertad.
| 855 | Por eso, cuando ha dicho algo | | mi madre sobre buscarme
| | destino, se lo he quitado | | de la cabeza. La vida | |
es corta. Se pasa un rato | 860 | de paseo, otro de juego;
| | cuatro amigos, el teatro, | | algún baile, la tertulia,
| | tal cual partida de campo; | | y uno gasta alegremente
| 865 | lo poco que Dios le ha dado. | | Ociosidad llaman esto
| | algunos críticos raros..., | | pero a los hombres
de modo | | nunca los prenden por vagos. | 870 |
|
|
D. FAUSTO |
Los que gozan conveniencias | | son los
que están obligados | | a dar el más digno ejemplo
| | de aplicación. Los estragos | | de la ociosidad...
|
|
|
D. MARIANO | ¿Yo
ocioso? | 875 | En todo el día no paro. | |
|
|
D. FAUSTO |
La lectura, por ejemplo... | |
|
|
D. MARIANO |
¡Qué lectura! Jamás abro
| | un libro; pero con todo | | váyame usted preguntando
| 880 | sobre cualquier materia. | | ¿Oye usted qué bien
lo parlo? | | Pues no he leído en mi vida, | | después
del Catón cristiano, | | sino David perseguido | 885 | y alivio de lastimados. | |
|
|
D. FAUSTO | No
digo que usted se prive | | de la sociedad. El trato | | decente...
|
|
|
D. MARIANO | ¿Y
qué es la decencia? | | ¿Estar un hombre espetado?
| 890 | ¿Cortesías, cumplimientos? | | ¿Estudiar cada
vocablo | | porque de todo se espantan? | | No, amiguito, yo
soy franco. | | Me va muy bien con la gente | 895 | del bronce,
y nunca me amaño | | a gastar zalamerías. | | Todo se vuelve reparos | | en estas casas de forma. | | Las
busco de vuelo bajo. | 900 | Lo demás es vivir mártir.
| | Estos afilosofados | | le meten a un hombre en prensa.
| | Si uno se pasea, malo; | | si juega, peor. |
|
|
D. FAUSTO |
Un
juego | 905 | de comercio, y moderado... | |
|
|
D. MARIANO |
Calle. Donde está una banca, | |
una treinta y una, un cacho... | | estos juegos sí
que empeñan, | | y no calientan los cascos. | 910 |
|
|
D. FAUSTO |
Pero esto de no pensar | | en servir de
algo al Estado... | |
|
|
D. MARIANO | ¿Y
el Estado necesita | | de mí ni de nadie? Vamos. | | Vea usted lo que se saca | 915 | de leer tanto libraco. | | Al fin será menester | | que yo le vaya enseñando
| | el arte de ser feliz, | | y que le dé unos repasos
| 920 | sobre la ciencia del mundo. | | Como ande usted a mi
lado | | quince días... |
|
|
D. FAUSTO | Nadie
debe | | singularizarse. |
|
|
D. MARIANO | ¿Acaso
| | me singularizo yo? | 925 | Vivo como uno de tantos | | que
hay por Madrid... Pero voyme | | a ver al suegro, y me escapo
| | de oír un sermón que lleva | | traza de ser
muy pesado. | 930 | Felipilla, di a mi novia | | que ya pasaré
a su cuarto. | | Ella... el padre... mamá... el tío,
| | todos estarán saltando | | de contento. Sólo
usted | 935 | se me pone cabizbajo. | | (Dando una palmada en
el hombro a D. FAUSTO, que está pensativo.) | Digo: ¿En qué piensa? ¿En el pleito? | | Alegrarse,
que hoy estamos | | de enhorabuena. | (Alejándose
un poco de D. FAUSTO, y mirándole de medio lado.)
| ¡La
envidia | | que me tiene! ¡Pobre diablo! | 940 | (Vase
por la puerta de en medio.) |
|
|
Escena
X
|
|
D.ª FLORA, D. FAUSTO y FELIPA.
|
D. FAUSTO | (A D.ª FLORA.) | Si
usted se dignase ahora | | de oír, ya que nos cortaron
| | la conversación... |
|
|
D.ª FLORA | No
pude | | entender, señor don Fausto, | | eso que usted
me decía | 955 | sobre un retrato. He quedado | | con
suma curiosidad. | |
|
|
D. FAUSTO | En breve
la satisfago. | | Conozco dos caballeros | | que asisten algunos
ratos | 960 | a una casa (y creo está | | no muy lejos
de este barrio) | | en que vive cierta viuda, | | llamada,
si no me engaño, | | doña Mónica. |
|
|
|
D. FAUSTO | Dijéronme por
acaso | | que en poder de aquella dama | | habían visto
un retrato | | de usted. |
|
|
|
|
D.ª FLORA | A la verdad que lo extraño.
| 970 |
|
|
D. FAUSTO | Yo, como es tan fiel
mi afecto, | | señora, aunque mal premiado, | | ansioso
de poseer | | joya de valor tan alto, | | ofrecí cualquier
dinero. | 975 | Desempeñaron mi encargo | | muy bien
los negociadores, | | y ayer mismo me entregaron | | esta alhaja...
| (Sacando un retrato de la faltriquera.) | que
valía, | | si yo la hubiera tasado, | 980 | no tesoros,
que eso es nada, | | sino las penas que paso | | por el bello
original... | |
|
|
FELIPA | No, no es esto lo
ajustado. | | Usted refiera su cuento | 985 | sin ribetes, liso
y llano. | |
|
|
D. FAUSTO | Si fuera yo tan
dichoso | | que ahora lograse en pago | | de mi ternura el
permiso | | de conservar este hallazgo... | 990 |
|
|
D.ª FLORA |
No es lo mismo merecerle | | usted que hallarme
en estado | | de concedérselo yo. | |
|
|
FELIPA | ¡Ay,
éste es aquel retrato | | que mandó mi ama sacar
| 995 | para el señor don Mariano! | |
|
|
D.ª FLORA |
Pues le ha guardado muy bien. | |
|
|
D. FAUSTO |
Tal vez se le habrán robado...
| |
|
|
|
FELIPA | ¡Vaya!
¿A qué viene | | hacer juicios temerarios? | 1000 |
|
|
|
FELIPA | Calle
usted. Si él | | se muere por sus pedazos. | |
|
|
D.ª FLORA |
(A D. FAUSTO.) | En fin, usted me
lo entregue. | |
|
|
|
D.ª FLORA | No;
entretanto | | que descubro la verdad. | 1005 |
|
|
|
D.ª FLORA | Después...
tan varios | | pueden ser los accidentes... | | no es posible
adivinarlos. | | El retrato en mi poder | | quedará
depositado. | 1010 |
|
|
D. FAUSTO | Para su
restitución. | | ¿No es así? |
|
|
|
FELIPA | Si es robado,
ha de volver | | a su dueño. ¿Pues no es claro? | |
|
|
D. FAUSTO |
No tengo yo menor gloria | 1015 | de saber
que le rescato | | que de poseerle. Éste es. | | (Entregándosele
a D.ª FLORA.) | Si algún día llega el
caso | | de poder usted más libre | | disponer de él,
yo la encargo | 1020 | que se acuerde de que fue | | prenda
que un apasionado | | amante adquirió, y no pudo | | guardar por no hacer agravio | | al dueño, hurtándole
así | 1025 | favores involuntarios. | | Si él
consigue recobrarla | | por dádiva de esa mano, | |
sabrá no ponerla en otras. | |
|
|
D.ª FLORA | Siento
haberla enajenado; | 1030 | pero desde hoy, yo lo juro, | |
para ninguno la guardo | | que no haya de ser mi dueño,
| | y que no la estime... tanto, | | a lo menos, como usted.
| 1035 |
|
|
D. FAUSTO | ¿Quién no revive,
animado | | con tan halagüeña oferta? | |
|
|
|
D. FAUSTO | Sin
embargo, | | sabe el señor don Alfonso | | a quien ya
he comunicado | 1040 | mi legítima intención...
| |
|
|
D.ª FLORA | Ni a su honor, ni a mi
recato | | está bien que yo me explique | | con más
libertad. No mando | | en mis afectos ahora | 1045 | todo lo
que es necesario | | para pensar cuerdamente | | lo mejor;
pero si acaso | | un breve error me deslumbra, | | con un breve
desengaño | 1050 | seré dueña de mí
misma. | |
|
|
FELIPA | ¡Lo que la da este retrato
| | que discurrir! |
|
|
|
|
D.ª FLORA | Observando
| | mi crítica situación, | 1055 | las dudas con
que batallo, | | mi fe empeñada, el aprecio | | de que
es tan digno ese honrado | | proceder, lo que me ofenden
| | ciertos recelos que callo... | 1060 | En fin, baste por ahora.
| |
|
|
D. FAUSTO | En fin, basta que el retrato
| | será de quien le merezca. | | ¡Qué dulce
esperanza! |
|
|
FELIPA | Vamos,
| | señorita. Mire usted | 1065 | que está en
casa don Mariano, | | y no gusto de quimeras. | |
|
|
D.ª FLORA |
Él debe temer mis cargos | | algo
más que yo los suyos. | |
|
|
D. FAUSTO | Ya
he puesto mi suerte en manos | 1070 | de un buen padre. La
pasión | | lisonjea demasiado, | | pero volveré...
|
|
|
|
|
|
D. FAUSTO | Señora,
adiós. Con su casa | 1075 | de usted tuve un pleito.
Hoy salgo | | de él, pero me empeño en otro
| | de interés más elevado. | | Con esta sentencia
sí | | que soy feliz, si la gano. | 1080 | (Vase.) |
|
|