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  —227→  

- XXXIII -



ArribaAbajoProximidad del bien


    En el tiempo en que el mundo informe estaba,
creó el Señor, cuando por dicha extrema
el paraíso terrenal formaba,
un fruto que del mal era el emblema,
y otro fruto que el bien simbolizaba.  5

   Del miserable Adán al mismo lado
el Señor colocó del bien el fruto;
pero Adán nunca el bien halló, ofuscado,
porque es del hombre mísero atributo
huir del bien, del mal siempre arrastrado.  10

   El fruto que del mal el símbolo era
puso Dios escondido y muy lejano;
pero Adán lo encontraba dondequiera,
abandonando en su falaz quimera,
por el lejano mal, el bien cercano. 5  15

   ¡Ah! siempre el hombre en su ilusión maldita
su misma dicha en despreciar se empeña,
y al seguirla tenaz, tenaz la evita,
y aunque en su mismo corazón palpita,
¡lejos, muy lejos, con afán la sueña!...  20





- XXXIV -



ArribaAbajoPlaceres tristes


    Que te admire no es justo,
   si a bostezar empiezas,
la turba que a admirarte va al teatro.

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   ¿Quién ha de ver con gusto,
   que pertinaz bostezas  5
una vez, y otra vez, y tres y cuatro?
   ¡Ay, prenda que idolatro,
   ahora sé, a pesar mío,
que es el placer la fuente del hastío!

   Si el ver tantos galanes  10
   tu bostezo provoca,
¿qué harás cuando estés sola, Rosalía?
   No juzgué, voto a Sanes,
   tan inmensa esa boca
que ha poco me llamaba: «vida mía».  15
   ¡Cuanta razón tenía
quien dijo sabiamente
que son los goces del hastío fuerte!

   En tus ojos serenos
   hoy se ve una zozobra  20
que ya la bilis de tu madre exalta.
   ¿Qué echas de más o menos?
   ¿Es tu madre quien sobra?
¿Soy yo (¡quiéralo Dios!) lo que te falta?
   ¿Por qué el dolor te asalta?  25
   ¿Será cierto, bien mío,
que es el placer la fuente del hastío!

   Desde... (ya tú me entiendes),
   yo también, Rosalía,
con honda pena ¡ay de mí triste! lidio.  30
   ¡Cómo en rubor te enciendes!
   ¡Llora, sí, vida mía,
después de tanto amor, tanto fastidio!
   Lloremos (pese a Ovidio),
   aunque mi amor lo siente,  35
¡que son los goces del hastío fuente!

   Si el placer que gozamos
   nuestras almas abisma
en un fiero dolor que nos devora,
   tras la virtud corramos,  40
   pues tan solo a sí misma
eternamente la virtud se adora.
   ¡Oh, mal haya la hora
   en que aprendí, bien mío,
que es el placer la fuente del hastío!  45



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- XXXV -



ArribaAbajoLa dicha es la muerte

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   ¡Sarcasmo ruin de la suerte
para el alma dolorida,
no ver hermosa la vida
sino al dintel de la muerte!

(E. FLORENTINO SANZ)                



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- I -

       -¡Niño! a quien guarda el maternal cuidado,
pues que mi pecho tras la dicha va,
tal vez la dicha encontraré a tu lado.


LA MADRE

   -¡Llorando el niño entre mi seno está:
      Id más allá!...  5

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- II -

   -¡Hermosas! solo, en extranjera tierra,
prestadle dicha a quien tras ella va,
pues tantas dichas vuestro amor encierra.


LAS HERMOSAS

   -¡Triste del ser que idolatrando está:
      Id más allá!  10

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- III -

   -¡Magnates! hoy vuestra piedad imploro;
loco mi pecho tras la dicha va;
si el oro da la dicha, prestadme oro.


LOS MAGNATES

   -¡Ved que amagándoos el puñal está:
      Id más allá!  15

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- IV -

   -¡Ancianos! presa de infernal batalla
mi pecho en pos de la ventura va,
¿ni al borde mismo de la tumba se halla?


LOS ANCIANOS

   -¡Ni al borde mismo de la tumba está:
      Id más allá!...-  20





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ArribaAbajoSegunda parte



- XXXVI -



ArribaAbajoLa opinión

A mi querida prima Jacinta Wihte de Llano,
en la muerte de su hija.




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       ¡Pobre Carolina mía!
¡Nunca la podré olvidar!
Ved lo que el mundo decía
viendo el féretro pasar:

   Un clérigo.- Empiece el canto.  5
El doctor.- ¡Cesó el sufrir!
El padre.- ¡Me ahoga el llanto!
La madre.- ¡Quiero morir!

   Un muchacho.- ¡Qué adornada!
Un joven.- ¡Era muy bella!  10
Una moza.- ¡Desgraciada!
Una vieja.- ¡Feliz ella!

   -¡Duerme en paz! -dicen los buenos.
-Adiós! -dicen los demás.
Un filósofo.- ¡Uno menos!  15
Un poeta.- ¡Un ángel más!



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- XXXVII -



ArribaAbajo¡Quién supiera escribir!


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- I -

    -Escribidme una carta, señor Cura.
      -Ya sé para quién es.
-¿Sabéis quién es, porque una noche oscura
   nos visteis juntos? -Pues.
-Perdonad; mas... -No extraño ese tropiezo.  5
      La noche... la ocasión...
Dadme pluma y papel. Gracias. Empiezo:
      Mi querido Ramón:
-¿Querido?... Pero, en fin, ya lo habéis puesto...
      -Si no queréis... -¡Sí, sí!  10
-¡Qué triste estoy! ¿No es eso? -Por supuesto.
      Qué triste estoy sin ti!
Una congoja, al empezar, me viene...
      -¿Cómo sabéis mi mal?...
-Para un viejo, una niña siempre tiene  15
      el pecho de cristal.
¿Qué es sin ti el mundo? Un valle de amargura.
      ¿Y contigo? Un edén.
-Haced la letra clara, señor Cura;
      que lo entienda eso bien.  20
El beso aquel que de marchar a punto
      te di... -¿Cómo sabéis?...
-Cuando se va y se viene y se está junto,
      siempre... no os afrentéis.
—231→
Y si volver tu afecto no procura,  25
      tanto me harás sufrir...
-¿Sufrir y nada más? No, señor Cura,
      ¡que me voy a morir!
-¿Morir? ¿Sabéis que es ofender al cielo...
      -Pues, sí, señor, ¡morir!  30
-Yo no pongo morir. -¡Qué hombre de hielo!
      ¡Quién supiera escribir!


- II -

¡Señor Rector, señor Rector! en vano
      me queréis complacer,
si no encarnan los signos de la mano  35
      todo el ser de mi ser.

Escribidle, por Dios, que el alma mía
      ya en mí no quiere estar;
que la pena no me ahoga cada día...
      porque puedo llorar.  40

Que mis labios, las rosas de su aliento,
      no se saben abrir;
que olvidan de la risa el movimiento
      a fuerza de sentir.

Que mis ojos, que él tiene por tan bellos,  45
      cargados con mi afán,
como no tienen quien se mire en ellos,
      cerrados siempre están.

Que es, de cuantos tormentos he sufrido,
      la ausencia el más atroz;  50
que es un perpetuo sueño de mi oído
      el eco de su voz...

Que siendo por su causa, el alma mía
      ¡goza tanto en sufrir!...
Dios mío, ¡cuántas cosas le diría  55
      si supiera escribir!...


- III -

Epílogo

-Pues señor, ¡bravo amor! Copio y concluyo:
      A don Ramón... En fin,
que es inútil saber para esto arguyo
      ni el griego ni el latín.-  60

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- XXXVIII -



ArribaAbajoAmar al vuelo

A la niña Asunción de Zaragoza y del Pino.




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- I -

    Así, niña encantadora,
porque tus gracias no roben
las huellas que el tiempo deja,
juega como niña ahora,
como niña cuando joven,  5
como joven cuando vieja.
Por mis muchos desengaños,
te ruego, Asunción querida,
que ames mientras tengas vida
como amas a los seis años.  10
Justamente, de ese modo;
amando desamorada;
así, no queriendo nada,
esto es, queriéndolo todo;
anhelante y sin anhelo,  15
ya resuelta, ya indecisa,
pasa de la risa al duelo,
pasa del duelo a la risa;
así, deprisa, deprisa;
todo al vuelo, todo al vuelo.  20


- II -

   Sé amorosa y nunca amante;
lleva a la vejez tu infancia;
sé constante en la inconstancia,
o en la inconstancia constante;
que en amor creen los mas duchos,  25
contra los que son más locos,
que en vez de los pocos muchos,
valen más los muchos pocos;
y cuando tu labio bese,
que formule un beso insápido,  30
inerte, estentóreo y rápido...
Pues, así, lo mismo que ése.
Nunca beses como loca,
besa como una loquilla;
jamás... jamás en la boca,  35
siempre, siempre en la mejilla;
ten presente que la abeja,
queriendo entrañar la herida,
la desventurada deja
entre la muerte la vida.  40
—233→


- III -

   ¡Sí! si lo mismo que hoy eres
la hermosa entre las hermosas,
ser, mientras vivas, quisieres
dichosa entre las dichosas,
tal ha de ser tu divisa:  45
amar muy poco y deprisa,
como hacen las mariposas;
aunque no importa realmente
que ames infinitamente,
si amas infinitas cosas.  50

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- IV -

   Son tan cuerdos mis consejos,
que me atreveré a jurarte
por mis ojos que, aunque viejos,
aun, Asunción, al mirarte,
aspiran a ser espejos,  55
que aplicando estos consejos
a mi vejez, todavía
pienso curar, hija mía,
de mi corazón las llagas;
llagas ¡ay! que no tendría,  60
si yo hubiera hecho algún día
lo que te aconsejo que hagas.


- V -

   Para ver si es verdadero
lo que un apóstol revela,
-Que lo fijo es pasajero,  65
que sólo es real lo que vuela-,
tiende el rostro, hermosa niña,
como ese cielo sereno,
ya al cielo, ya a la campiña,
y verás de una mirada  70
que es lo más rico más bueno
lo que vuela o lo que nada,
como la espuma en los mares,
en el cielo los fulgores,
el incienso en los altares,  75
en los árboles las flores,
los celajes en el viento,
en el viento los sonidos,
la vida en nuestros sentidos,
y en la vida el pensamiento.  80


- VI -

   Sigue el plan a que te exhorto,
amando al vuelo; hazte cargo
que el viaje es largo, ¡muy largo!...
y el tiempo corto, ¡muy corto!...
Sé ligera, no traidora;  85
sopla el fuego que no abrasa;
quiere, como el que no quiere;
sea siempre como ahora,
tu llanto, nube que pasa,
tu risa, luz que no muere;  90
ama mucho, mas de modo
que estés siempre enamorada
de un cierto todo que es nada,
de un cierto nada que es todo.
Si ríes, olvida el duelo;  95
si lloras, pasa a la risa;
así... deprisa, deprisa;
todo al vuelo, todo al vuelo.



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- XXXIX -



ArribaAbajoEl beso

Mucho hace el que mucho ama.


(KEMPIS, lib. I ,cap. XV)                



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- I -

    Me han contado que al morir
un hombre de corazón,
sintió o presumió sentir,
en Cádiz repercutir
un beso dado en Cantón.  5
¿Que es imposible, Asunción?...
Veinte años hace que di
el primer beso ¡ay de mí!
de mi primera pasión...
¡Y todavía, Asunción,  10
aquel frío que sentí
hace arder mi corazón!


- II -

   Desde la ciega atracción,
beso que da el pedernal,
subiendo hasta la oración,  15
último beso mental,
es el beso la expansión
de esa chispa celestial
que inflamó la creación,
y que en su curso inmortal  20
va de crisol en crisol
su intensa llama a verter
en la atmósfera del ser
que de un beso encendió el sol.


- III -

   De la cuna al ataúd  25
va siendo el beso, a su vez,
amor en la juventud,
esperanza en la niñez,
en el adulto virtud,
y recuerdo en la vejez.  30


- IV -

   ¿Vas comprendiendo, Asunción,
que es el beso la expresión
de un idioma universal
que, en inextinto raudal,
de una en otra encarnación  35
y desde una en otra edad,
en la mejilla es bondad,
en los ojos ilusión,
en la frente majestad,
y entre los labios pasión?  40


- V -

   ¿Nunca se despierta en ti
un recuerdo, como en mí,
de un amante que se fue?...
Si me contestas que sí,
eso es un beso, Asunción,  45
que en alas de no sé qué,
trae la imaginación.


- VI -

   ¡Gloria a esa oscura señal
del hado en incubación,
que es el germen inmortal  50
del alma en fermentación,
y a veces trasunto fiel
de todo un mundo moral;
y si no, dígalo aquel
de entre el cual y bajo el cual  55
nació el alma de Platón!


- VII -

   ¡Gloria a esa condensación
de toda la eternidad,
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con cuya tierna efusión
a toda la humanidad  60
da la paz, la religión;
con la cual la caridad
siembra en el mundo el perdón;
himno a la perpetuidad,
cuyo misterioso son,  65
sin que lo oiga el corazón,
suena en la posteridad!


- VIII -

   ¿Vas comprendiendo, Asunción?
Mas por si acaso no crees
que el beso es el conductor  70
de ese fuego encantador
con que este mundo que ves
lo ha animado el Criador...
prueba a besarme, y después
un beso verás cómo es  75
esa copa del amor
llena del vital licor
que en el humano festín,
de una en otra boca, al fin
llega, de afán en afán,  80
a tu boca de carmín
desde los labios de Adán.


- IX -

   Prueba en mí, por compasión,
esa clara iniciación
de un oscuro porvenir;  85
y entonces, bella Asunción,
comprenderás si, al morir,
un hombre de corazón
habrá podido sentir
en Cádiz repercutir  90
un beso dado en Cantón.

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- XL -



ArribaAbajoLo que es eterno

Dedicada al conde de san Luis,
con motivo de la fundación del Teatro Español.




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I.- La inteligencia

    Pasan un siglo y cien, el tiempo pasa
como Escita que mata a la carrera;
verdugo y creador, en cuanto impera,
lo humilde encumbra y lo soberbio arrasa.
   La vida el tiempo a cuanto existe tasa,  5
mas, siempre inútil, su guadaña fiera
sobre el grande Platón, era tras era,
con excusado afán pasa y repasa.
   Y es que la idea que en los cielos flota,
fija cual Dios, como de Dios esencia,  10
del tiempo móvil la guadaña embota.
   Por eso, al declinar de la existencia,
de entre las ruinas de los mundos brota,
crisálida inmortal, la inteligencia.


II.- La virtud

   Penélope es el tiempo, que hoy se afana  15
en destejer la vida ayer tejida;
no hay en el mundo edad que un sol no mida,
ni hay un sol que resista a algún mañana.
   Sólo del tiempo en la extensión lejana
sobrenada de Sócrates la vida;  20
que es bella espuma la virtud, salida
del Océano de la vida humana.
   Y es que de la virtud el santo anhelo
burla del tiempo la eternal victoria,
sobre cuanto hay mortal alzando el vuelo.  25
   Por eso, como esencia de la gloria,
va cual perfume embalsamando el cielo
sagrada eflorescencia de la historia.


III.- El teatro

   El tiempo, ese Saturno cuya saña
se goza en devorar sus creaciones,  30
jamás en sus sangrientas irrupciones
tu templo arrasará, gloria de España.
   No extirpará del tiempo la guadaña
ese estadio de heroicas acciones;
no se extingue la voz de los Platones,  35
ni el brillo de los Sócrates se empaña.
   Cuando tu obra inmortal al mundo asombre,
mostrando ejemplos de virtud y ciencia,
glorioso entre ellos sonará tu nombre.
   ¡Ah! ¡dichoso el que adhiere su existencia  40
a la virtud, perpetuo bien del hombre,
y a la eterna verdad, la inteligencia!

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- XLI -



ArribaAbajoFuente inagotable

A mi amigo don Teodoro Guerrero.




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- I -

    ¡Amé una, vez, y dos, inmensamente,
      y tres... y acaso más!
¡Del corazón la inextinguible fuente
      no se agota jamás!

¡Magnífico está el baile! ¡Encantadora  5
      se halla prendida así!
Resumen de la vida en una hora
      es la existencia aquí.

¡Mirad qué hermosa está! ¡Si no la miro
      siquiera en ilusión,  10
falta una cosa al aire que respiro!...
      ¡Otra vez, corazón!


- II -

Mientras bailamos ¡ay! el tiempo vuela...
      Pero ¿qué hemos de hacer?
La vida humana al fin sólo es la tela  15
      de que se hace el placer.

Allí va. ¡No, no va! Mi pensamiento,
      de su imagen en pos,
aquí y allí, en la tierra y en el viento,
      la crea, como Dios!  20

¡Maldito corazón, que nunca cesa
      de mudar y querer;
la carne de mi espíritu es hoy esa,
      como otra ha sido ayer!

¡Ira del cielo! Como nunca tierna,  25
      baila con otro... ¡Oh Dios!
¡La breve vida a veces es eterna!
      Ya va un instante... dos...

¡Ni una mirada de su amor merezco!
      Van cuatro... seis... ¡Pardiez!  30
¡Cuando ella no me mira me aborrezco!
      Van ocho... nueve... diez..

¡Y once van ya! ¿la eternidad entera
      tarda tanto en pasar?...
¡Oh, cuánto gemiría, si pudiera  35
      gemir sin respirar!

Vamos como ella, a enloquecer con ésa,
      y con ésta también...
¡Divino! Concepción. -¡Bravo! Teresa.
      ¿Que si vas bien? ¡Muy bien!  40
—238→

No quisiera más días de contento,
      Mercedes, por quien soy,
que de besos te dan de pensamiento,
       cuantos te miran hoy.-

¡Huyamos de ella, huyamos, alma mía!  45
      ¿Cómo huir, ¡maldición!
Si exceptuando su amor, todo me hastía?
      ¡Otra vez, corazón!


- III -

¡En baile! ¡Vedla como siempre hermosa!
      -¿Que estoy muy triste, Inés?  50
Tú no entiendes mi pena, eres dichosa,
      ¿Que es porque no amo? ¡Pues!

Te se ha subido, Inés, con el contento
      al rostro el corazón;
y eso no es, vive Dios, el sentimiento:  55
      eso es la sensación.

¡En baile! ¡En baile! -Tu semblante augura
      castidad y salud;
bien dicen, Asunción, que la hermosura
      es casi una virtud.  60

¿Quién hoy, responde, tus encantos labra?
      ¿Dices que es la pasión
ventura que deshace una palabra?
      (¡Cruel! ¡Tiene razón!)


- IV -

(¡Allí pasa otra vez! Mas no; es mi anhelo  65
      que se lo forja así...)
-¿Que en qué pienso, Leonor, mirando al cielo?
      ¿Qué he de pensar? En ti.

¿Quién besará, mi bien, labios tan bellos?...
      Mas perdona, Leonor;  70
quise decir: poner el alma en ellos...
      ¡Bendigo tu pudor!

Cuando te vi, cruzó por mi cabeza
      un pecado venial...
¿Si habrán dicho por ti que es la belleza  75
      demonio temporal?

Tu pupila, esa entrada de los cielos,
      me llena de embriaguez;
no eres mía, Leonor, y tengo celos.
      ¿Qué es envidia? Tal vez.  80

-¡Bella música, a fe! ¡Cuál corresponde
      su acento a mi pasión!...
Esto lo oí con ella no se dónde...
      ¡Siempre ella, corazón!

¡Qué sufrir! -Luz, no sufras; es el modo  85
      de que sufran por ti;
una mujer que me lo cuenta todo,
      me lo ha contado así...-

Pasó el baile y la noche. ¡Con el día
      ya vendrá otra embriaguez!...  90
¿Dónde la muerte está de esta agonía?...
      ¡Otra vez, corazón! ¡ay! ¡Otra vez!

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- XLII -



ArribaAbajo¡Más!... ¡más!...

¿Piensas satisfacer tu apetito?
Pues no lo alcanzarás.


(KEMPIS, lib. I, cap. XX)                




- I -

    Brindemos por Salomón,
que con tan cuerdo saber
nos pinta la condición
del alma de la mujer.
Ved, por ejemplo, a Leonor,  5
que ya del Rhin a merced,
ve girar en derredor
los frescos de la pared,
y cansada de gozar,
aunque no harta de sentir,  10
llena de pasión quizás,
y sin quizás, de elixir,
sintiéndose derrumbar
a una postrer libación,
¡oh insaciable corazón!  15
aun dice en sueños: ¡Más!... ¡Más!...


- II -

   ¡Más! ¡Más! suprema explosión
del pensar y del sentir
misteriosa evocación
de un oscuro porvenir,  20
prolífica emanación
que entre gozar y sufrir,
en eléctrica ascensión
corre en eterna espiral
de eslabón en eslabón  25
una cadena inmortal.
¡Más! divina aspiración
   a otra trasfiguración
como así nos lo hacen ver,
en perpetua evolución,  30
las gramas con germinar,
las flores con florecer,
los frutos con madurar,
los árboles con crecer;
y en su anhelo de llegar  35
a más alto porvenir,
cuanto siente, con sentir,
llega como el hombre a amar;
y el hombre, supremo ser,
de todo infinito en pos,  40
con pensar y con querer
sube a arcángel, y además
llega hasta embeberse en Dios.
¡Más! alma mía. ¡Más!... ¡Más!...


- III -

    ¡Rhin! El más, en conclusión,  45
es el anhelo eternal
de toda la creación,
siendo en fuerza desigual.
—240→
En la materia, atracción,
tendencia en el vegetal,  50
en lo vital, sensación,
pensamiento en lo humanal.
Más, como alma, es religión;
como espacio, inmensidad;
como cuerpo, corazón;  55
como tiempo, eternidad;
y entre amar y florecer,
entre pensar y sentir
a un fin aspira mejor,
cuanto fue, y es, y ha de ser,  60
ya fruto, ya árbol, ya flor.
¡Elixir! ¡Más elixir!
¡Brindis!... al más de Leonor.


- IV -

   ¡Más de todo! ¡Venga Rhin!
¡Más aire! Abrid el balcón,  65
y veremos la extensión
de esa Australia celestial,
cuyas islas de coral
las piedras miliarias son,
con que el principio sin fin  70
marca la imaginación
de ese insondable caudal,
de esa eterna sucesión,
que no tienen fin jamás,
tiempo y espacio, expresión  75
del más, del último más!...


- V -

   ¡Rhin! ¿Más en el tiempo qué es?
Contad un día y un mes,
luego un siglo, después mil;
siglos de siglos después  80
con la cabeza febril
por siglos multiplicad;
y después que acumuléis
a toda una eternidad,
si no amengua vuestro ardor  85
jamás, jamás y jamás,
aun acumular podéis
cien eternidades más,
del postrer jamás al fin...
¡Siempre más! ¡Gloria a Leonor,  90
Rhin, Ganimedes, más Rhin!...


- VI -

   ¡Rhin, Rhin! como en la evasión
del tiempo que se nos va,
también se halla en la extensión
ese eterno más allá.  95
Sumad un mundo, dos, tres,
y cuatro, y mil, y un millón
y mil millones después,
y hallaréis, en conclusión,
de vuestras sumas al fin,  100
del postrer mundo al través,
siempre otro mundo detrás.
¡Rhin, Ganimedes, más Rhin!...
¡Más!... ¡mucho más!!... ¡mucho más!!!...

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  —[241]→  

- XLIII -



ArribaAbajoCosas del tiempo

    Pasan veinte años; vuelve él,
y al verse, exclaman él y ella:
(-¡Santo Dios! ¿y éste es aquél?
(-¡Dios mío! ¿y ésta es aquella?...)

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- XLIV -



ArribaAbajoEngaños del engaño


       -¡Cuánto creía en ti, cuánto creía!
-Te juro que, aunque infiel, soy inocente.
-¿No pensabas amarme eternamente?
Yo lo pensaba así, querida mía.

   De mi error en disculpa, este letrero  5
sobre mi tumba dejaré grabado:
«Perdónale al infiel que te ha engañado,
porque a sí mismo se engañó primero».-





- XLV -



ArribaAbajoTodo está en el corazón

   La reina que enloquecía
por Don Felipe el Hermoso
la tumba al ver de su esposo,
-¡Todo está allí! -se decía.
Sus restos exhumó un día,  5
mas nada allí vio; y así,
en vez del -todo está allí-,
desde tan triste ocasión,
señalando al corazón
decía: -¡Todo está aquí!-  10



  —[242]→  

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- XLVI -



ArribaAbajo¿Qué es amor?

Cual es cada una en la interior,
tal juzga lo de fuera.


(KEMPIS, lib. XI, cap. IV)                



    Dudando, Enriqueta, tu pura inocencia,
si amor, que aun no sientes, es dicha o dolor,
pretendes que diga mi amarga experiencia,
¡feliz, pues lo ignoras! ¿qué cosa es amor?

   ¡Alzad de las tumbas, y al par de la brisa  5
cruzad, bellas sombras, dejando el no ser!
La Estuardo, Francisca, Lucrecia, Eloísa,
¡dementes sublimes! decid ¿qué es querer?

   -Querer, un misterio, comienza la Estuardo,
que a dos funde en uno, partiendo uno en dos.  10
¿Qué son tus amores, amor de Abelardo?
Infierno de dichas y cielo sin Dios.

   No amar siendo amada, prosigue, no es vida;
no ser nunca amante ni amada, es no ser;
querer, el infierno, no siendo querida;  15
mas, siendo querida, la gloria es querer.-

   ¡Perdona, oh perpetuo pudor de la historia,
perdona a mi musa, si evoca en tropel
los nombres que fueron escándalo o gloria:
Cleopatra, la Cava, Teresa, Raquel!  20

   Dejad los sepulcros, falange divina,
tomando a mi acento las formas de ser:
Elena, Artemisa, Judith, Mesalina,
¡honor o vergüenza! decid ¿qué es querer?

   Decidme si es fiebre que el alma envenena,  25
o sólo un deleite que se une al pudor:
Semíramis, Safo, Ninón, Magdalena,
¡falsarias eternas! ¿qué cosa es amor?

   Teresa la santa, más bien la divina,
-Amor -dice- junta ternura y deber.  30
-Amar es -replica la vil Mesalina-
hallar el descanso, cansando el placer.
—[243]→

   -Amor pierde -dicen la Cava y Elena-
la fe y patria siempre, los goces jamás.
-Es -dice gimiendo de amor Magdalena-  35
gozar mucho, y luego llorar mucho mas.-

   Y Safo, con fiebre de amor que no espera,
-Morir por quien se ama, prorrumpe, es querer.
-Es cierto, -responde Lucrecia altanera-:
morir por quien se ama, si se ama el deber.  40

   Vivir en la mente -prosigue Artemisa-
de aquel que amó mucho, y amó porque sí.
-Vivir siempre en otro, -murmura Eloísa.
Semíramis dice: -Vivir otro en mí.

   -¡Hablar con el aire!- de amor satisfecha,  45
¡mal haya su boca! prorrumpe Ninón-:
Amores sin crimen, son sueños sin fecha;
pasión que no afrenta, no es digna pasión.-

   ¡En fin! ¿halla el que ama la gloria o el infierno?
¡Aquí las perjuras! ¡Las fieles aquí!  50
Decidme, en resumen, lo que es ese eterno
deseo que miente, mintiéndose a sí.

   -¡Morir! -dice Safo. Francisca, ¡el incesto!
Teresa, -aquel místico amor del amor!-
Judith y Lucrecia, -¡gozar con lo honesto!-  55
Cleopatra, -¡la orgía! -Raquel, -¡el pudor!-

   ¡Silencio! así al mundo volvieron demente;
aun dudan hoy locas, más locas que ayer,
si amor da delicias, o si es solamente
perder la ventura buscando el placer.  60

   ¡Huid! falsas dueñas de todos los dueños
que el mundo anegaron en llanto por vos,
que hacéis de la vida ya un sueño de sueños,
que hacéis de la carne ya un monstruo, ya un dios.

   ¿Amor en vosotras es todo o no es nada,  65
verdad o mentira, virtud o placer?
¡Odiosa falange del mundo adorada,
pues sois siempre un caos, tornad al no ser!

   ¡Maldito aquelarre de diosas, que ignora
si amor cura o mata, si afrenta o da honor!  70
-Ya oíste, Enriqueta; si sabes, ahora
responde tú misma: ¿qué cosa es amor?-

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