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Las Silvas Americanas Fragmentos inéditos con las variantes de redacción
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Primera parte
I
Tú que pides al suelo ora materias en que se ocupe artífice ingenioso, ora sustancias
que a los hombres nutran, antes que todo observa del
terreno el clima y temple; si abrigado yace
5 en un
valle profundo, o si la espalda
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de un monte ocupa; si
colinas breves acá y allá se elevan con
suave ascenso, o de una plana superficie se ofrece
la apariencia, do en invierno
10 hacen mansión
las aguas e inficionan con vapores morbíficos
el aire; cómo reciba de la luz dorada la vital
influencia, y a cuál punto mire del orbe etéreo;
si se cruzan
15 sobre su faz arroyos cristalinos,
o si sediento en el verano invoca las aguas de los cielos;
y cuál sea de antiguos labradores la costumbre,
y qué nativas plantas alimente.
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II
La faz, antes que todo, del terreno
debes mirar, la situación y el clima; si ocupa
el hondo seno de calurosos valles, o la cima y pendientes
laderas
25 de una montaña o yace a la ribera
de un cristalino río; si de abundantes jugos
da señales o si templar su sed en el estío
es menester, llevando por canales
30 las dulces ondas
a la gleba ardiente; si el imperio del hombre ya consiente
o domarlo es preciso a hierro y fuego; cuál
en él haya sido desde luego la inmemorial costumbre
35 de la rústica gente, de dó reciba
la celeste lumbre, y qué nativas plantas alimente.
Tanto menos dominio el frío
invierno tiene en los climas, cuanto más lejano
40
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del humilde horizonte el sol discurre, y menos
alto en la estrellada esfera se ve el Dragón del
Norte, o la Paloma del cielo Austral. Por eso dividido
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en cinco zonas el terrestre globo
45 pintó
la antigüedad; las dos extremas a los polos vecinas,
triste patria de infecundos helechos, jamás premian
el sudor del colono: estivas nieves malogran su esperanza,
y con los monstruos
50 del mar a combatir le obligan
por el diario sustento. Las templadas zonas entre
las frías y la ardiente yacen, do de purpúreas
flores Mayo, y de espigas doradas la cabeza
55 corona
Julio; donde tiñe Octubre sus pies en los lagares
espumosos,
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y cuando los terrones ateridos, constriñe
el rudo invierno, del paterno techo al abrigo, y del
hogar caliente,
60 hace el colono a las fatigas pausas.
Sabia Naturaleza dio varios dones
a los varios climas; ni es uno el vegetal, que en la
rudeza de la zona glaciar, o en las opimas
65 márgenes
crece del sagrado Betis, el que en las cumbres de los
Alpes mora, o en el imperio líquido de Tetis.
Ni solo el vegetal, mas cuanto dora la etérea
luz, o cuanto el mar encierra,
70 o en sus entrañas
recelosa esconde, la común Madre, a la virtud
propicia o del aire o del agua o de la tierra vario
en sustancia y formas corresponde. ¿Ves cómo eterno
cebo a la codicia
75 ofrece, y de su plata el orbe inunda
México? ¿Ves el hierro que al guerrero Cantabria
da, los granos de que abunda Mauritania, y las uvas del
ibero?
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Mientras que su café celebra ufana
80 Arabia, y su canela Trapobana, el ruso al mar el pino
añejo envía que hará la furia de
los vientos vana; Haití en sus montes la caoba
cría, y el oaqueño en su nopal la grana.
85
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Su vellón la vicuña da al peruano,
da al caribe el Atlántico sus perlas... Mas
¿quién decir las obras de tu mano o quién
puede en guarismo comprenderlas, Eterna Causa, inescrutable
fuente
90 del ser y de la vida? No, no es dado mensurar
tu poder ni al abrasado querubín que a tu trono
refulgente sirve de estrado, y cubre con las alas su faz ante la gloria de tu frente.
95 Tú que
al gran Todo, cual angosta escena, de una mirada calas,
Tú que por ambos cabos la cadena sostienes
de los orbes, que las puras ondas de los etéreos
golfos hienden,
100 o equilibrados de sí mismos
penden, Tú solo a numerar tus criaturas Padre
del Universo eres bastante. El hombre, cuya vida es un
instante, cuya mirada un punto circunscribe,
105 solamente
percibe de tus prodigios una breve parte,
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y en el
inmenso libro puede sólo descifrar una línea
y adorarte.
La faz, primeramente, del terreno
110 la situación y el clima debes examinar;
si el hondo seno de valles abrigados, o la cima y
pendientes laderas de una montaña ocupa, o las
riberas
115 de un cristalino río; si de abundantes
jugos da señales, o si templar su sed en el estío
es menester, llevando por canales las dulces ondas
a la gleba ardiente;
120 si el imperio del hombre ya consiente
o domarlo es preciso a hierro y fuego; cómo
reciba la celeste lumbre; cuál en él haya
sido desde luego la inmemorial costumbre
125 de la
rústica gente; y qué nativas plantas alimente.
Sabia Naturaleza hizo varios presentes
a los climas;
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ni es uno el vegetal que en la rudeza
130 de la costa glacial o en las opimas márgenes
crece del sagrado Betis, el que las cumbres de los Alpes
viste o besa el pie de la salobre Tetis. Ni solo
el vegetal; mas cuanto existe,
135 cuanto esconde la mar
o alumbra el día o la gran Madre en sus entrañas
cría siente el influjo del paterno cielo,
de la tierra, o del aura natalicia. ¿Ves cuán
fecundo el mexicano suelo
140 pábulo eterno dando
a la codicia de torrentes de plata el orbe inunda?
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¿Ves cómo de granos el morisco abunda, y en
generosas uvas el ibero? Mas el duro metal da a Marte
fiero
145 Cimbria; la Arabia en su café se ufana,
y en su grata canela Trapobana. La pacífica
oliva de Minerva las márgenes del Arno condecora.
¿Diré de Cuba la olorosa hierba
150 que cuando
en humo leve se evapora dulce cordial del alma divierte
el ocio y los cuidados calma? ¿O las fragantes lágrimas
que llora el arbusto sabeo?
155 ¿O las piedras que
compra el europeo en los felices reinos de la Aurora?
El ruso al mar el roble añejo envía,
su vellón la vicuña da al peruano, da
al caribe el Atlántico sus perlas...
160 Mas ¿quién
decir las obras de tu mano quién alcanza en guarismo
a comprenderlas, Eterna Causa, inescrutable fuente
del ser y de la vida? No, no es dado mensurar tu poder
ni al abrasado
165 serafín que a tu solio refulgente
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de escabel sirve y cubre con las alas su faz ante
la gloria de tu frente. Tú que el gran todo cual
angosta escena de una mirada calas,
170 Tú
que por ambos cabos la cadena sostienes de los orbes,
que las puras ondas de los etéreos golfos hienden
o en el gran vacuo equilibradas penden, Tú
solo a numerar tus criaturas
175 Padre del Universo eres
bastante. El hombre cuya vida es un instante, cuya
mirada un punto circunscribe, solamente percibe de
tus prodigios una breve parte,
180 y en el inmenso libro
puede sólo descifrar una línea y adorarte,
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Naturaleza a los diversos climas
diversos dones concedió; ni es uno el vegetal
que en los polares yermos
185 sufre eternas heladas, y
el que habita en la templada zona, do a la nieve
sucede el blando aliento de Favonio, o el que da sombra
a las ardientes playas que ven sumirse en la salobre
espuma
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el carro boreal. Ni el árbol solo
mas cuanto vive, y cuanto crece, y cuanto sostiene
el globo, o en sus entrañas hondas albergan, el
influjo de los cielos de la materna tierra, y de las
auras
195
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natalicias conoce. ¿No reparas cómo
abundoso de metales ricos pábulo eterno a la codicia
ofrece el suelo mexicano? Mas la Iberia
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sus mármoles
alaba; el ruso inerte
200 sus alerces y pinos que en las
ondas al Euro borrascoso desafían; su hierro
Cimbria; el Líbano su cedro.
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Espanto de
las selvas africanas salta el rayado tigre tras la presa;
205 mientras que haciendo escarnio de los dardos al
rojo cazador del Orinoco embiste el cocodrilo; al sarraceno
sirve el camello, el elefante al indio; su vellón
da al peruano la vicuña;
210 da al caribe el Atlántico
sus perlas... ¿Pero quién de Tus obras portentosas
puede la varia innumerable suma declarar, Causa Eterna,
Eterna Fuente del ser y de la vida? No, no es dado
215
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calar de Tu poder el hondo abismo ni a los puros espíritus,
que sirven de escabel a Tu trono, y con las alas
velan su faz ante el dosel de gloria en que sublime estás;
ni a los que mueven
220 en espacios sin límites,
o sólo limitado a Tu vista, la cadena inmensa
de los mundos. Todo canta de Tu magnificencia los prodigios,
Tú con el orden la riqueza uniste,
225 con
lo simple lo vario. Mas el hombre como el insecto que
en el verde cáliz de una flor es nacido, y vive
y muere, sólo una parte mínima contempla
de maravillas tantas, y en el libro
230 de la Naturaleza
puede sólo descifrar una línea y adorarte.
Vista de Caracas. Óleo sobre tela, por F. G.
Melbye, 1853. (Pertenece a don Andrés Boulton.)
—[21]→
III
Ni sólo el
sitio, que del suelo debe el grano examinarse y la apariencia.
Es tierra pingüe, la que inculta lleve
235 árboles
de robusta corpulencia; que ni toda es arcilla ni
arena toda, mas un medio justo; de color entre negra
y amarilla, suave al tacto, y desabrida al gusto.
240 No fácilmente en el verano adusto se pulveriza
o parte; no se pega a los dedos manoseada, ni espira
ingrato olor recién mojada. Mas de la mala tierra,
en mucha parte
245 puede los vicios corregir el arte.
Mézclese arena a la gredosa, y greda a la
que en demasía es arenosa; la que tras el esquilmo
exhausta queda haz que restaure su vigor ociosa;
250 la que es húmeda, al sol ararse debe, la pobre
de sustancia, cuando llueve.
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Así también la greda
que de la justa proporción exceda al vegetal
no poca
255 injuria causa. Con ansiosa boca chupa
el claro licor; mas lo retiene avarienta en sí
misma, de manera que a la raíz pequeña
parte viene; y tórnase, oreada,
260 en firme
pasta, que rehusa entrada a la luz, humedad de la atmosfera
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de donde luego aviene, que el vegetal de sed se abrase
y muera. Sobrada cal también
esteriliza,
265 que demasiado ardiente es de natura;
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mas con arena o greda la caliza tierra mezclada,
o bien la suelta arena con la greda tenaz, a la cultura
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responde; ni de todas la mixtura
270 a vil baldío
el labrador condena. Pero donde la
tierra no contiene la ceniza, disuelta ya y menuda,
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de animales y plantas, nada viene que con alegre
carga al hombre acuda.
275 Decreto es de Natura que alimente
aquello que ha vivido a lo viviente.
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No para siempre
encarceló la Parca a su triste cautivo, que el
candado quebrante al fin del arca
280 funérea,
y de sus hierros desatado
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su forma en otras formas convertida
pace otra vez las auras de la vida, Cual propio bien
con el despojo ajeno nos ufanamos hoy (¡breve ufanía!)
285 para volverle al seno
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de la materia en el prescrito
día, tal es el fardo del vivir terreno. Mas
en otra manera el Padre omnipotente,
290 ordenara
los hados y el gobierno de la raza viviente en aquella
primera Aurora, que con nuevo albor rosado la sombra
desgarró del caos eterno.
295 Inacabable ser le
fue acordado, segura paz y dulce bienandanza y copia
sin hastío y sin engaño amor y sin mudanza.
Pero vestido de culebra astuta
300 al Arcángel
impío sedujo al hombre; el hombre inobediente
osó gustar la prohibida fruta. De allí
nuestro dolor. Súbitamente se apareció
la Muerte, el descarnado
305
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brazo de hoz armado que
a la terrestre gente infatigable siega. Ni sola vino;
densa tropa llega de crímenes que sendas cada
día
310 descubren al morir. Huyó la pía
inocencia y nació la ley austera que puso
al campo valla, al pueblo muro. Huyó la dicha,
y vino la esperanza mensajera falaz del bien futuro,
315 de las artes solícita nodriza. Ya gime
el yunque; al hombre su pujanza somete el bruto; y desplegó
a la brisa túrgidas velas el bajel; ya doma
la reja el campo; el hijo de la selva
320 la índole
montaraz depone, y muda la amarga baya en regalada poma.
Tú si el campo quisieres que
se vuelva de terco dócil, mixturar no duda las tierras diferentes, abonando
325 una con otra y con
el polvo blando de orgánica materia. Así
el terrón se esponja, así se empapa de
la frescura aeria,
—31→
y porción muy pequeña
se le escapa
330 del riego y lluvia y matinal rocío.
Por eso aquellos campos que ha dejado mudando lecho,
un caudaloso río o que de tiempo en tiempo inunda
hinchado, tuvieron justamente
335 de fértiles
renombre; que con diente
—32→
mordaz el agua, cuanto errando
toca, lima; y la misma roca deshace al fin, que silenciosa
lava, montañas desmorona, valles cava,
340
y las varias menudas partecillas arrastra, mezcla, y
de fecundo lodo por doquiera que va, lo cubre todo.
Y más la que contempla a sus orillas alegre
sucesión de torreados
345 lugares, alquerías
y ganados, y fugaz acarrea el pingüe fimo de
hombres y brutos. Tal, ¡oh Nilo hermoso! el prolífico
limo que ufano con las parias de la Etiopia
350
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llevas
a Egipto; así del venturoso agricultor corona
las fatigas indefectible copia, y no basta la hoz
a las espigas. Mas beoda la gleba se
requiere
355 do caluroso el clima y seco fuere; y
más también, do el móvil suelo es hondo
y la grave humedad se filtra al fondo; donde toldo
a la tierra no entreteje el vegetal que en ella se cultive,
360 o do escurrir las dulces ondas deje de la ladera
el rápido declive. Bajo la línea,
pues, o bajo el polo, u en zonas, do al ardor sucede
el hielo,
—34→
su propia y peculiar temperatura
365 a
cada planta señaló Natura. Mas cuanto erige
la ancha frente al cielo un monte ecuatorial, tanto mitiga
su ardor genial, y si la adusta falda orna de copos
y de negra palda,
370 en sus laderas a la rubia espiga
templado hospicio ofrece.
Bajo la línea pues o bajo el
polo, o do el ardor alterna con el hielo, su propio
temple y suelo
375
—35→
a cada planta señaló
Natura. Mas cuanto eleva la ancha frente al cielo un monte ecuatorial, tanto en frescura gana el adusto
clima, y de apariencia muda la alpestre población
frondosa,
380 y si en la falda, expuesta a la violencia
—36→
de tórridos calores, la enhiesta palma se
levanta airosa, y cubiertos de juncos trepadores
los árboles mayores
385 ven de sus ramas descolgarse
al viento foliaje extraño y peregrinas flores;
luego, en más fresco asiento, la americana
encina descuella y la balsámica resina
390
del liquidámbar chupan auras leves; mientras con
ceño eterno reina, en arreo de brumales nieves,
sobre los yermos picos el Invierno.
Bajo la línea, pues, o bajo
el polo
395 o do el ardor alterna con el hielo, Litografía
que representa la ciudad de Caracas. (Museo Bolivariano,
Caracas.)
—[37]→
su propio temple y suelo a
cada planta señaló Natura. Mas cuanto eleva
sobre el mar la cima un monte ecuatorial, tanto en frescura
400 gana el adusto clima, y si en la falda expuesta
a perpetuo calor la palma enhiesta sobre humildes
opuncias y popayos alza, cual verde parasol, su copa
405 (a donde de parleros guacamayos viene a mecerse
la pintada tropa) y envueltos en bejucos trepadores
los árboles mayores ven asombrados, de su copa
anciana,
410
—38→
ajena pompa descolgarse al viento; en
menos bajo y más templado asiento la americana
encina se levanta lozana; su velloso capullo abre
la quina,
415 su aroma el aura al liquidámbar bebe;
mientras con ceño eterno reina, en arreos
de encrespada nieve, sobre los yermos picos el Invierno.
IV
En lomas elevadas (mas no tanto
420 que deslustre a la tierra el verde manto la escarcha
y los pimpollos tiernos tale),
—39→
también medra
el café, la yuca medra; ni el cambure se arredra
de pintar su racimo; y tanto vale
425 la nativa frescura
que no apetece riego el arbolillo. No es allí
de la selva la espesura cual del Aragua o Tuy en la ribera,
ni con la mala hierba el escardillo
430 ha tanto que
lidiar. Así vestida una y otra ladera se ve
de suave-olientes cafetales en El Hatillo, y donde sus
reales
—40→
asentaba otro tiempo la aguerrida
435 gente
mariche, y donde el teque fiero. Si
tan rígido empero el alto clima fuese que
ni esperar la yuca permitiese, la mazorca nativa coronada
440 de purpúrea melena, puede nutrir nostante
la chilena papa su globo, y la manzana puede a perfección
llegar, y la preciada poma que a Persia debe nombre y
cuna.
445
—41→
V
En bajos
llanos cuando el estío recuece el campo y los
terrones hiende,
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debe el colono la humedad fecunda
mantener con el riego; allí se place el plátano
lustroso; ahí su tallo
450 nectáreo erige
la otaitina caña, y el arbusto de Arabia se corona
de cerezas purpúreas y el cacao
—43→
de hermosa
grana sus mazorcas tiñe, ni el trigo mexicano
sus espigas
455 ve malograr, ni el algodón sus
copos. Mas en las frescas lomas no
requieren las plantas vigorosas el socorro de artificial
irrigación: contenta
—44→
con las anuales lluvias
y el rocío
460 educa allí sus globos harinosos
la chilena patata; allí se inclina el cambure
prolífico a la tierra, de melifluos racimos agobiado.
En las profundas vegas
465 que del
Sol los geniales rayos cuecen y lluvias y canales humedecen
cuales son, Tuy dichoso, las que riegas, es do Natura
con más pompa brilla. ¿Quién a las plantas
que en tu margen crecen
470 poner nombre o guarismo hay
que presuma? Antes podráse en la bramante orilla
contar las gotas de estrellada espuma o los menudos
átomos de arena. ¡Oh qué de formas miro
allí juntarse!
475
—45→
Cuál se levanta de arrogancia
llena, y crecer y morir y renovarse ve a su sombra
la plebe enmarañada; cuál de garras armada
se ase de otras y sube, a la melena
480 de la cañada
amena sus débiles bejucos enlazando; cual
que injertó Natura en algún alta copa,
contemplando está desde su altura
485 el susurrante
caos; penacho leve, que el primer llanto de la aurora
bebe; ésta flota en el agua, estotra gira
como enroscada sierpe, haciendo alfombra al negro suelo,
o con voluble espira
490 abrazando tal vez el tronco anciano;
todo vestido está, fresco y lozano;
—46→
una ama
el claro día, otra la sombra, una la enjuta loma,
y otra el llano. Ceibas, laureles, mirtos, vides, gramas
495 apiñados están; ramas a ramas pugnando
por gozar de las felices auras y de la luz, hacen la
guerra; a las ramas, al aire, a las raíces angosto viene el seno de la tierra.
500
En la vega profunda que del sol
los geniales rayos cuecen y lluvias y canales humedecen
como las que el ameno Tuy fecunda, es do la rica
almendra
505 que de Caracas la riqueza hacía,
en mazorcas de púrpura se cría. Allí
también acendra el arbusto de Arabia el blando
aroma de su baya sanguina,
510 y da el mamey su naranjada
poma y la caña otaitina su tallo dulce, y
su raíz la yuca.
Diferente es el clima donde lleve
el algodón lanígero su nieve.
515 Los
inviernos allí Naturaleza determinó con
límite seguro;
—47→
ni del copo inmaturo viene
a injuriar la cándida belleza, por el aire batiendo
520 su empapado plumaje el cierzo frío. Cuando
en menudo polvo torna estío el cocido terrón,
y está muriendo de sed el monte, y aun la humilde
vega, súbito horror de nubes se congrega
525 en el olimpo, y fuertes aguaceros refrigeran el año
caluroso. Pero no bien los huracanes fieros lanza
a la mar Octubre proceloso, alma serenidad jamás
turbada
530 ríe en los aires; no hay oscura nube
que ose empañar la bóveda azulada,
o si descuelga el tenebroso velo la noche, o si la grande
antorcha sube y en un golfo de luz convierte el cielo;
535 hasta que Primavera rubicunda, alterando, fecunda
—48→
los varios elementos, y cruza el aire en alas de
los vientos vaga hueste de nubes, que ya envía
540 la suspirada lluvia a los sembrados. Así
la Providencia con eterna saludable armonía
el giro anual gobierna, en tus valles, Aragua, afortunados.
545 Tal es el suelo do el cacao su almendra cría
en urnas purpúreas. Allí acendra el arbusto
de Arabia el blando aroma de su baya sanguina. Allí
el mamey su naranjada poma
550 y su robusta nuez el coco
educa, y la caña otaitina su dulce tallo,
y su raíz la yuca, y su arropada espiga
—49→
brinda
el maíz y a fallecer obliga
555 la pesadumbre de
la hermosa carga al banano, primero de los dones
que dio la Providencia en copia larga del tostado ecuador
a las naciones; cuya sabrosa fruta
560 la pobre mesa
del esclavo adorna; o cuando cruda o cuando al sol enjuta
en hilos de dorada miel se torna; vegetal bienhechor,
que no forzado
—50→
de humanas artes rinde el premio opimo
565 y ni al rastro es deudor, ni al rudo arado ni
a la corva segur de su racimo; escasa industria bástale,
cual puede ofrecerle a intervalos mano esclava; crece
veloz, y cuando exhausto acaba
570 numerosa prosapia le
sucede.
VI
Así ves coronarse tu ribera
de algodón, y de añil, con quien pudiera
—51→
sus algodones confundir Bengala, sus añiles
la bella Guatemala.
575 También la yuca, así;
y así prospera la dulce caña, ni el café
rehusa tu comarca feliz, ni el fruto enano del cambure
africano, ni el trigo haitino o la haitina musa
580 que guarda el nombre de su patria antigua. Así
también tu margen Tacarigua
—52→
de variadas cosechas
enriqueces, tú, plateado lago, que humedeces
de la Nueva Valencia el campo ameno,
585 y acoges en
tu seno de cien dulces raudales en tributo. Ni el
Aragua ni el Tuy producen fruto El camino de Maiquetía.
Óleo sobre tela, por F. G. Melbye. 1853. (Pertenece
a la Fundación John Boulton, Caracas.)
—[53]→
que no den tus estancias exquisito. Ni tiene
el mundo tan feliz distrito
590 más amable ribera
que el que a tu entorno yace, ni bella perspectiva
que solace la vista, como tú, del pasajero,
—54→
o ya cuando se ve de la mañana
595 el claro
albor primero, y tu horizonte se tiñó de
grana y un mar figuras de ondeante niebla; o cuando
ocupa el mundo la tiniebla y la cándida luna se
retrata
600 en tu cristal, y con su luz de plata la
callada ribera está bañando, y de cucuyas
mil bandadas bellas por la líquida sombra van
volando cual fugitivo ejército de estrellas;
605
—55→
o por el claro día cuando en toda su pompa
y lozanía tus playas y tus islas verdeguean
y por la tierra y por las altas copas y por el aire
embalsamado tropas
610 de felices vivientes juguetean
todo es amor, y todo es armonía. Mas otros
climas piden ya tu canto ¡oh rústica Talía!
VII
Mas ¡oh, si cual
no cede
615 la tuya, Venezuela, a tierra alguna, y
como de Natura esmero ha sido
—56→
de tu indolente habitador
lo fuera! Que al ávido extranjero no pidiera
lo que le brinda el tuyo agradecido,
620 y ni el toscano
olivo envidiaría ni el lino egipcio, ni la vid
ibera;
—57→
y en la cumbre que agora abriga fieras, cabe
el olivo y el nogal vería madurarse las uvas y
las peras.
625
VIII
Antes
que todo, si una selva umbría tienes que desmontar,
cuida primero que en propicia estación el corvo
acero
—58→
los corpulentos árboles derribe y toda
la maleza enmarañada;
630 y que de su frescura
el sol la prive, y del materno gremio separada los
naturales jugos evapore para que el fuego prenda fácilmente
y de un extremo al otro la devore.
635
Antes que todo, si una selva umbría
tienes que desmontar, cuida primero que la postre
el acero en tiempo y que sus jugos evapore al sol
expuesta, a fin que prenda luego
640 rápidamente
en la hojarasca el fuego y de un extremo al otro la devore;
antes que te lo impida de las primeras aguas la avenida.
—59→
Suele a Caracas la estación lluviosa
645 mayo
traer; por eso aquí temprano cuando febrero de
su pompa hojosa
—60→
al bucare desnuda, ya en la mano la hoz relumbra, y ya desapiadada desbasta de los brutos
la morada.
650 Suena el hacha; los golpes el lejano
eco redobla. Ya el samán añoso
—61→
de tantos
huracanes victorioso, se bambanea, da el postrer gemido,
y barre el suelo; el ciervo huyó medroso;
655 deja la prole implume y caro nido el ave, y otro bosque,
no sabido de los humanos, va a buscar doliente. Ah
guarte, no la dé mortal venganza la traidora serpiente
660 que enroscada tal vez ocupa el hueco de un viejo
tronco, puesta en acechanza para clavarte el venenoso
diente.
Mas derribado el alto bosque y seco
sea el incendio en tal región prendido
665
—62→
de do lo empuje a las demás el viento. Antes habrás,
empero, prevenido una barrera al rápido elemento
—63→
en torno despejando toda materia que cebarle pueda.
670 Si no, desenfrenado irá talando por montes
y por campos la arboleda y ni la verde selva será
parte a sujetarle, ni del hombre el arte... ¡Cielos!
¿qué torbellino de humareda
675 la luz embarga,
y nube sobre nube aglomerando, en parte espira sube
por el éter inmenso? Cual si el bando de espíritus
rebeldes que al Infierno precipitado fue, de nuevo alzando
680 sedicioso pendón contra el Eterno
—64→
la damantina
cárcel quebrantara, y el Abismo en bostezos vomitara
huestes de fuego armadas que impusiesen montes a
montes y a escalar subiesen
685 el alcázar Empíreo.
Mas en cuanto la parda noche descogió su manto
crece el horror: del Avila eminente se ve ardiendo
en mil partes la floresta. Como en aquella noche, que
la gente
690 ha dedicado a regocijo y fiesta brillan
en las cornisas y portales de un soberbio palacio mil
labores y grupos mil de antorchas y fanales; el resplandor
de lejos reverbera
695 en calles, plazas, domos, miradores;
pártese en rumbos mil desta manera la llama
activa, y desde el alta cumbre por cuanto en derredor
la vista abraza se derrama la trémula vislumbre.
700 Mas ¡ay! no nos anuncia regocijo, estrago sí,
rüinas amenaza. ¡Mísero labrador cuyo cortijo
cercano está! tener tú parecía
segura la cosecha; mas el día
705 nunca verás,
cuitado, de conducir tus frutos al mercado. Tarde
la grey servil, tarde se afana abriendo contra fuegos:
la hidra insana nuevas cabezas alza y por doquiera
710 señalan su carrera
—65→
cenizas yermas. ¡Ah! si
al fin tocado de la miseria humana no hubiese Dios
la brisa encadenado, y libertad no diera
715 al Sur
lluvioso que el incendio apaga; adivinarse el fin no
se pudiera de la tremenda asoladora plaga.
—66→
—67→
-[3]-
4-20. Primera redacción28 :
Ante
todo investiga del terreno cuál
es la situación; cómo reciba la
benéfica luz; y de las auras el
ya funesto ya propicio soplo;
V si
le humedece un cristalino río, o
si sediento en el verano invoca las
aguas de los cielos; cómo puedas templar
su ardor trayéndole de lejos las
frescas ondas; si abrigado yace
X en
un valle profundo, o bien la espalda de
un monte ocupa, o de colinas breves; cuál
su aspecto y su genio y la costumbre
-[4]-
de
antiguos labradores, y las plantas que
en él vegeten sin cultivo, sean,
XV
y cuáles frutos brinde y cuáles niegue.
ii Primeros intentos de redacción:
la
condición y el sitio
el
temple y situación; cómo reciba
el
temple y situación; si ya[ce]...
la
situación; cuál índole...
la
situación; cómo la luz reciba
v Primeros
intentos de redacción:
si
de algún río la humedad [fecunda]
si
el refrigerio de vecinas aguas
viii
Primeros intentos de redacción:
templar
su sed llevándole de lejos
-[4]-
xiii-xv
Primeros intentos de redacción:
de
antiguos labradores, haya sido, y
cuáles frutos brinde, y cuáles niegue.
de
antiguos labradores, y las plantas que
en él se crían sin cultivo [sean]
que
en él vegetan sin cultivo sean,
que
en él frondecen sin cultivo, sean,
y
cuál fruto prometa, y cuál rehúse.
y
cuál fruto prometa [y cuál rehúse].
y
cuáles frutos niegue y cuáles brinde.
y
cuál fruto rehúse, y cuál te ofrezca.
7-16. Otra redacción:
ascenso,
o bien de un campo anivelado se
presenta su aspecto, do en los meses de
las copiosas lluvias estancada forma
el agua lagunas, e inficione
Va con
vapores pestíferos el aire; cómo
reciba de la luz hermosa el
benéfico influjo, y a qué punto mire
del orbe etéreo; si humedece
viiia
Primeros intentos de redacción:
se
halla expuesta del cielo
de
la celeste...
19. A partir de este
verso inició la siguiente redacción:
Naturaleza
a los diversos climas diversos
dones repartió; no es uno de
las glaciales playas el semblante
-[5]-
21-23. Primera redacción:
La
faz, primeramente, del terreno la
situación y el clima debes
examinar; si el hondo seno
26.
Primera redacción:
de
una montaña ocupa o la ribera
31. Otra redacción:
las
dulces ondas al terrón ardiente
35. Comenzó a redactar:
37. Primera
redacción:
cómo
reciba la celeste lumbre
39-49.
Primeros intentos de redacción:
Ni
sólo de los polos la distancia constituye
los climas; que una misma latitud
suele ver la nieve eterna
latitud
suele ver eternas nieves
-[6]-
Los
productos varían de la tierra según
la varia latitud; o altura
según
la varia latitud. Por eso la
latitud diversa de las tierras
Dos
causas principales el producto diversifican
de la tierra; el clima, que
las distancias forman de los polos, y
la altura del suelo sobre el plano que
cerca el ancho imperio de Neptuno.
y
la altura del suelo sobre el limbo que
cerca los dominios de Neptuno.
De
dos causas dependen las diversas producciones
del suelo; la distancia a
que esté de los polos, y la altura sobre
las playas que a Neptuno cercan
Dos
causas constituyen el diverso
Dos
causas contribuyen al diverso temple
de las regiones; la distancia de
los terrestres polos y la altura
de
los polos terrestres y la altura sobre
el nivel de las marinas ondas.
Tanto
son menos frías las regiones cuanto
del Ecuador menos se apartan y
menos alto en la celeste esfera ven
el Dragón, o la dorada (?) ...
Tanto
son menos frías las regiones cuanto
del Ecuador se aparten menos y
menos alto en la celeste esfera se
ve el ártico Dragón, o la Paloma del
cielo austral. Por eso dividieron
Tanto
menos dominio el frío invierno tiene
en el suelo...
tiene
en los climas, cuanto más vecinos
tiene
en los climas, cuanto más sublimes
tiene
en los climas, cuanto más excelsos miran
los sitios por do el sol discurre y
menos alto en la estrellada esfera se
ve el Dragón del Norte, o la Paloma del
cielo austral. Por eso ha dividido
-[7]-
45-61. Primeros intentos de redacción:
En
cinco zonas el terrestre globo se
suele figurar: las dos extremas, a
los polos vecinas, son la patria de
eternos hielos...
En
cinco zonas el terrestre globo, suele
representarse: las extremas
se
acostumbra pintarnos; las extremas a
los polos vecinas, son la patria de
los hielos perpetuos y la nieve.
Allí
de los hielos...
Allí
hielos perpetuos, ven la nieve destruir
en estío la esperanza de
infecundos helechos, y de musgos
de
agricultora mano
de
infecundos helechos no coronan con
alegr[e]...
del
colono el sudor.
el
sudor del colono: estivas nieves malogran
su esperanza, y con los monstruos del
borrascoso mar le hacen que luche,
del
hinchado mar le hacen que luche,
del
mar airado a combatir le fuerzan
del
mar soberbio a combatir le fuerzan por
el diario sustento. Las templadas zonas
entre éstas yacen y la media. Allí
con pacto igual su imperio ejercen Favonio
y Flora en ellos
Favonio
excelso, do en Mayo...
-[8]-
do
Mayo de purpúreas flores y
do de espigas Julio se corona,
y
do de espigas se corona Julio, do
tiñe Octubre en el lagar sus plantas
do
tiñe en los lagares espumosos los
pies Octubre...
el
rojo Octubre sus desnudas plantas, y
do, cuando constriñe el rudo invierno los
ateridos cuerpos, al abrigo del
patrio techo y del hogar caliente hace
el colono a las fatigas pausa.
y
cuando los terrones ateridos constriñe
el rudo invierno, al dulce abrigo del
patrio techo y del hogar caliente hace
el colono a las fatigas pausa.
75-85. Primera redacción:
¿Ves
como eterno cebo a la codicia do
México, y de plata el orbe inunda? Mas
el duro metal da a Marte fiero
-[9]-
Cimbria;
de granos el morisco abunda,
V de
generosas uvas el ibero. La
Arabia su café celebra ufana, y
su preciada canela Trapobana. Rusia
a la mar el roble añejo envía, que
contrastar a las borrascas puede,
V VOaxaca
a los dominios de la Aurora manda
el carmín que en sus nopales cría. Los
aromas Natura dio al sabeo y
el diamante a los reinos de la Aurora. Crece
en Italia el árbol de Minerva.
XV Crece en Cuba la hierba que
cuando en humo leve se evapora dulce
cordial del alma divierte
el ocio y los cuidados calma
iv-x
Otra redacción:
Cantabria
en granos el morisco abunda y
en generosas uvas el ibero. Si
Rusia al mar el pino añejo envía que
contrastar a las borrascas puede, mientras
Oaxaca en sus nopales cría
mientras
el rico insecto de la grana
Oaxaca
al europeo la
grana manda que...
xiv-xviii
Otra redacción:
Crece
en el Lacio el árbol de Minerva. Crece
en Colombia la olorosa hierba
Crece
en Colombia la fragante hierba
Crece
en los reinos de Colón la hierba que
cuando en sierpes de humo se evapora blando
cordial del alma engaña
el tiempo y los cuidados calma.
Segunda redacción:
¿Ves
cómo eterno cebo a la codicia ofrece,
y de su plata el orbe inunda México?
¿Ves el hierro que al guerrero
-[10]-
Cantabria
da, los granos de que abunda
Va
el morisco y las uvas del ibero? En
tanto su café celebra ufana Arabia,
y su canela Trapobana, la
Rusia al mar el pino añejo envía que
resistir a las borrascas puede
X ay
el oaqueño en sus nopales cría precioso
tinte, que al de Tiro excede
iiia-viiia
Otra redacción:
México?
¿Ves la Arabia cuán ufan de
su café, los granos de que abund la
playa mauritana?
de
su café, los granos que fecunda la
costa mauritana y
cual exalta la región sabea su
incienso y su canela Trapobana
y
cual su incienso la región sabea decanta,
y su canela Trapobana
-[10]-
via-xia
Otra redacción:
¿No
ves de su café la Arabia ufana y
de su cinamomo Trapobana? Carmín
Oaxaca en sus nopales cría, y
el arbusto sabeo incienso llora. Haití
en sus bosques la caoba cría, y
Caledonia el roble corpulento que
el furor de las olas desafía, y
Rusia el pino que las ondas hiende.
Haití
de la caoba que se cría
Haití
en sus bosques la caoba cría y
la Rusia su pino, que
a las ricas mansiones...
Haití
en sus montes la caoba cría, de
los palacios fúlgido ornamento: y
Rusia al mar el pino añejo envía que
burlará la cólera del viento.
93. Comenzó a redactar: serafín
94. Comenzó a redactar:
de escabel
106-107. Primera redacción:
de
Tus prodigios nada más percibe que
una mínima parte,
-[11]-
110.
Primera redacción:
La
faz, antes que todo, del terreno
117. Primera redacción:
si
de humedad nativa da señales,
si
de abundosos jugos da señales
119. Primera redacción:
es
fuerza conduciendo por canales
120. Otra redacción:
las
dulces linfas a la gleba ardiente;
122. Siguen dos versos tachados:
Cuál
punto mire de la eteria esfera, y
cómo el viento y cómo el sol le hiera;
123-127. El primitivo orden de estos
versos era 124-126-125-123-127.
123. Después de este verso, aparece tachado el siguiente:
y
a cuál punto esté vuelto de la esfera
124. Primera redacción:
129. Primera redacción
dio
varios dones a los varios climas;
-[12]-
131-132. Primera redacción:
márgenes
crece del templado Betis, el
que corona las alpinas cimas
el
que corona las alpinas cumbres
el
que la frente de los Alpes cubre
135-139. Primeros intentos de redacción:
Ni
solo el árbol: cuanto vive, y cuanto sostiene
la tierra avara
la
tierra avara encubre
avaro
el suelo encubre sobre
el terráqueo globo se descubre
cuanto
sobre el terráqueo globo nace
o
en sus entrañas escondido yace
cuanto
en el seno de la tierra yace
cuanto
en el gremio de la tierra yace o
a recibir la luz del almo cielo
o
a ver la luz del almo cielo nace,
o
a recibir bajo la luz etérea o
en las entrañas de la tierra yace,
de
las auras...
siente
el influjo de su patrio cielo y
de la tierra, y del aura natalicia.
140-153. Primeros intentos de redacción:
¿No
ves cuán abundoso de metales el
mexicano suelo
¿No
ves cuán rico el mexicano suelo pábulo
eterno ofrece [a la codicia]
-[13]-
ofrece
eterno cebo a la codicia? Mas
el duro metal da a Marte fiero Cimbria.
De granos el morisco abunda de
sabrosos racimos el [ibero]. La
Arabia su café celebra ufana, su
rico cinamomo Trapobana. ¿Diré
de Cuba la olorosa yerba que
vuelta en secos polvos o humo leve del
importuno tedio nos preserva y
los cuidados tétricos remueve? ¿O
las preciosas lágrimas que llora el
arbusto sabeo?
158. A partir de
este verso aparece tachada la redacción siguiente:
que
contrastar a las borrascas puede, y
el oaxaqueño en sus nopales cría purpúrea
misura que a la Tiria excede?
El
segundo verso lo modifica:
carmín
viviente el Oaxaqueño cría
162. Primera redacción:
o
quién puede en guarismo comprenderlas.
-[14]-
168. Primera redacción:
su
faz ente la gloria en que resides.
169-176. Primeros intentos de redacción:
Tú
que de un golpe mides el
grande e inmenso y... Tú
solo eres bastante a
numerar tus bellos criaturas.
V Tú
solo la cadena vacilante sostienes
de los mundos que en las puras ondas
del éter surcan, o
equilibrados de sí mismos penden.
v-vi Otros intentos de redacción:
de
soles y de mundos y las puras sustancias...
y
regiones de éter...
viii
Otros intentos de redacción:
y
cuanto en sí comprenden
o
equilibrados de ti solo penden
o
en el espacio equilibrados penden
177-180. Otros intentos de redacción:
Mas
el hombre que vive apenas
un instante y
cuyo ser un punto circunscribe, de
tantas maravillas ¿qué percibe
V sino
lo más pequeña y leve parte? Tú
solo ves el límite lejano de
lo criado y tus hechuras cuentas Mas
el hombre, que dura un solo instante
-[15]-
Mas
el hombre que dura un breve instante
Mas
el hombre que apenas un instante
Mas
el hombre que al insecto semejante un
fugitivo instante sobre
el capullo de una rosa [vive]
Pero
¿qué puede el hombre? Un sólo insta[nte]
Pero
¿qué es el hombre? Un...
Pero
¿qué puede el hombre? Un solo instante, un
punto su existencia circunscribe
Mas
¿qué es el hambre? Un átomo. Un instante
su
fugaz existencia circunscribe, de
tantas maravillas no percibe
Mas
el hombre que dura un breve instante, y
a cuyo ser un punto circunscribe, solamente
percibe de
tus prodigios la más breve parte
183-196. Primera redacción:
Naturaleza
a los diversos climas diversos
dones concedió; ni es uno el
vegetal que en los glaciares campos sufre
eternos inviernos, y el que habita
V en
la tórrida zona do a la nieve sigue
el genial Favonio y los calores al
polvoroso Julio; o bien las playas de
do se ven las árticas estrellas precipitarse
al piélago solado
Segunda
redacción:
Naturaleza
a los diversos climas diversos
dones concedió; ni es uno el
vegetal que en las glaciales playas sufre
eternas heladas, y el que habita
Va en
la templada zona do a la nieve
-[16]-
siguen
geniales auras y a las flores el
polvoroso Agosto; o en las costas que
ven el carro boreal sumirse en
las salobres ondas; mas la altura
Xa de
las varias regiones al influjo ceden
las plantas;
va
Otra redacción:
en
los templados países, do a la nieve
-[16]-
viiia
Intentó iniciar este verso con las palabras bajar
y mojar
ixa
Otras intentos de redacción:
en
la salada mar;
en
el salobre abismo; mas la altura
bajo
el salobre abismo; ni tan sólo
Tercera redacción:
Naturaleza
a los diversos climas diversos
dones concedió, ni es uno el
vegetal que en los polares yermos sufre
eternas heladas, y el que habita
Vb en
la templada zona, do a la nieve siguen
geniales auras, o el que viste de
flores odoríferas las playas que
ven el carro boreal sumirse en
el salobre abismo. Ni tan solo
Xb la
planta; cuanto vive, y cuanto crece, y
cuanto cubre el globo, y cuanto albergan sus
lóbregas entrañas, reconoce del
cielo natalicio la influencia.
vib-ixb
Otras redacciones:
siguen
geniales auras, o el que llena
siguen
benignos aires, o el que llena
siguen
benignos aires, o embalsama de
su aliento aromático las playas que
ven sumirse en el salobre abismo
que
ven sumirse en las espumas... del
carro boreal. Ni el árbol solo
sigue
el benigno aliento de Favonio. o
el que nace en las costas abrasadas
o
el que nace en las playas abrasadas
o
el que habita en las playas abrasadas
o
el que da sombra a la abrasada costa
o
el que da sombra a las ardientes costas
xb-xiiib
Otras redacciones:
mas
cuanto vivo, y cuanto crece, y cuanto cubre
la faz del globo, y cuanto albergan
cubre
la faz del globo, y cuanto esconden
-[17]-
cubre
la faz del globo, y cuanto encierran
cubre
la faz y cuanto yace oculto
sustenta
el globo, o sus entrañas hondas encierran,
el influjo de los cielos de
la materna tierra, y de las auras natalicias
conoce; trepa alegre sobre
los hielos árticos la foca; oprime
del unguímano elefante los
anchos lomos las...
Después
de este verso intentó redactar el siguiente tema:
En
los áridos desiertos de la Arabia vive
el dócil camello; hambriento sigue en
los líbicos bosques tras la presa el
pintado leopardo
En
los secos desiertos de la Arabia vive
el dócil camello; salta hambrienta en
los líbicos bosques tras la presa el
pintado leopardo
espanto
de los líbicos desiertos corre
el pintado tigre tras la presa
196-211. Otros intentos de redacción:
natalicias
conoce. El mexicano
natalicias
conoce. El suelo indiano
natalicias
conoce. El indiano suelo
abunda en metales
natalicias
conoce. Inagotables venas
de plata el suelo mexicano enriquecen...
venas
de plata a México enriquecen;
natalicias
conoce. Ricos de oro los
montes mexicanos
los
de Iberia venas inexhaustas
natalicias
conoce. ¿No reparas cómo
inexhaustos de metales ricos los
mexicanos montes inexhaustos pábulo
ofrecen eterno a la codicia
pábulo
eterno a la codicia ofrece
el
suelo mexicano? Mas la Iberia sus
mármoles alaba
sus
canteras alaba
-[18]-
al
cincel del artífice brinda...
brinda
al cincel...
el
suelo mexicano? Mas la Iberia sus
mármoles alaba, sus lustrosas pieles
el ruso...
pieles
de Rusia...
el
suelo mexicano? Mas la Iberia sus
mármoles alaba; el ruso inerte sus
pieles, y su hierro y sus encinas
sus
pinos que las velas
sus
pinos que en las ondas al
borrascoso viento desafían
Albión
su hierro...
su
hierro Albión y sus aromas...
sus
aromas Arabia; Albión su hierro
su
hierro Albión; el Líbano su cedro
Acecha
al indio incauto a las orillas
A
la margen del rápido Orinoco acecha
al indio incauto el escamoso caimán;
espanto de africanos montes
caimán;
espanto de las líbicas aren[as]
sobre
la arena que Orinoco baña acecha
al indio incauto el escamoso caimán;
espanto de las selvas africanas
caimán;
espanto de los líbicos desiertos corre
el pintado tigre tras la presa; mas
el ciervo...
el
caimán a las márgenes floridas del
Orinoco...
salta
el pintado tigre tras la presa;
salta
el rayado tigre tras la presa; mientras
del Orinoco a las orillas la
suya acecha el lúbrico caimán
-[19]-
el
lúbrico caimán la suya aguarda
la
suya acecha el cocodrilo
sirve
al árabe errante el dromedario; su
vellón da al peruano la vicuña: la
quina su corteza; al tirio errante
la
quina su corteza; al vago sirio
la
quina su corteza; al israelita
sirve
el camello; el elefante al indio
sirve
el camello; al indio el elefante
sirve
al árabe errante el dromedario. su
vellón da al peruano la vicuña;
sus
nácares la mar...
sus
perlas el Atlántico
sus
perlas al goagiro
da
al goagiro sus perlas
212-214.
Comenzó a redactar:
Pero
quién de tus dones la riqueza, la
inmensa variedad, o quién las leyes puede
explorar, ¡oh Padre de los seres! ¿Quién
las leyes eternas con que a todos
215. Primera redacción:
del
ser y de la vida? ¿Puede el hombre
del
ser y de la vida? ¿Puede acaso
-[20]-
216. Primera redacción:
Pued[e]
calar de tu poder el hondo
219-220.
Primeros intentos de redacción:
velan
su faz ante la gloria augusta de
tu dosel de luz, ni a [los que mueven]
con
que tus ojos el Empíreo llenan
de
tu dosel sublime en
que sentado estás; ni a los que mueven
223-224. Primeros intentos de redacción:
inmensa
de los mundos. Mas el hombre como
el insecto que en el tierno cáliz de
una flor nace y muere,
inmensa
de los mundos. Todo llena
inmensa
de los mundos. Todo ofrece de
tu magnificencia las señales,
de
tu magnificencia las hechuras
228-229.
Primera redacción:
de
una flor nace, y vive cual
mínima porción de tus hechuras
231. Primera redacción:
de
la Naturaleza puede apenas
-[21]-
233-246. Primeras redacciones:
Ni
solamente el sitio, pero debe verse
también del suelo la apariencia. Tierra
es jugosa y rica, la que lleve inculto
bosque de alta corpulencia;
V la
que ni toda arcilla ni
arena toda, mas un medio, fuere; de
color entre negra y amarilla; suave
al tacto; y levemente adhiere a
los dedos, tocada;
X ni
fácilmente el sol la pulveriza, ni
espira ingrato olor recién mojada.
i-iv
Otra redacción:
Ni
sólo el sitio, que del suelo debe verse
también el grano y la apariencia. Tierra
es granosa y rica, la que lleve nativos
troncos de alta corpulencia;
Ni
sólo el sitio, que del suelo debe el
grano contemplarse y la apariencia.
atenderse
también y la apariencia. Es
rica tierra, la que inculta lleve árboles
de notable corpulencia;
243. Primera
redacción:
no
se pega a los dedos manejada,
-[22]-
253-259. Primera redacción:
Ni
poco a poco el agua allí circula, mas
cuando lluvia o riego la acumula, parte
se sume hasta encontrar la roca, parte
al aire en fugaz vapor se eleva,
V y
el jugo apetecido al árbol lleva. ¿Y
qué la greda? O sola, o demasiada, al
vegetal no poca injuria
causa. El agua derramada chupa
sí, mas avara la rehusa
iv-v
Otros intentos de redacción:
parte
en sutil vapor el aura lleva,
parte
el aire a...
parte
a las auras en vapor se eleva,
y
oportu[no jugo al árbol lleva],
y
sustantivo jugo al árbol lleva.
y
el nutritivo jugo al árbol lleva,
y
nutrimento a las raíces lleva,
y
el grato jugo a las raíces lleva,
y
la nutricia linfa al árbol lleva,
y
el nutricio licor al árbol lleva,
y
la nutricia savia al árbol lleva,
Y
al arbolillo la sustancia lleva,
vi
Otra redacción:
¿Y
qué la greda? En copia dema[siada]
viii
Otra redacción:
injuria
causa. La humedad embebe,
ix
Otros intentos de redacción:
sedienta
absorbe; mas la guarda avara
chupa
sí, mas la guarda codiciosa
259-262. Primera redacción:
que
poca parte a las raíces viene; y
tórnase, oreada, en
correosa pasta, que la entrada rehúsa
a la humedad de la atmosfera
-[23]-
265-271. Primera redacción:
Sobrada
cal también esteriliza, que
demasiado seca es de Natura; mas
do a la cal la greda neutraliza, o
a la greda tenaz la suelta arena,
Va o
equívoca mixtura forman
las tres, a la humedad serena abierto
el suelo está; la desleída hez
de sustancias que tuvieron vida adhiriendo
al terrón le da grasura;
Xa ni
es inútil de puro aprisionada el
agua, o por exceso de soltura profusa
se evapora o se desliza; mas
a la tierna fibra trasegada la
nutre gota a gota y vigoriza.
via-viiia
Primera redacción:
forman
las tres, allí el campo
forman
las tres, el campo la serena frescura
embebe. Allí la desleída
las
tres componen...
forman
las tres, el campo la serena humedad
bebe. Allí la desleída
Segunda redacción:
Sobrada
cal también esteriliza que
demasiado ardiente es de Natura; mas
con arena o greda la caliza o
con la greda tenaz la suelta arena
Vb suele
ser obediente a la cultura;
-[24]-
ni
la triple mixtura el
labrador condena; pero
la desleída hez
de sustancias que tuvieron vida
Xb es
necesaria al vegetal doquiera; y
más al que la industria ha mejorado domando
la salvaje índole fiera con
el largo cultivo, o
de quien rico premio el hombre espera
XVb como
el trigo dorado, o
tu purpúrea vid, Baco festivo como
la caña de nectárea savia o
el arbusto odorífero de Arabia.
-[25]-
Así
contino el orbe renovado,
XXb florece; y lo
que hoy muerto llama, o vivo mañana
está mundando de figura. Arde
con los despojos de la Parca puro,
inextinto el fuego de la vida.
iiib-viib
Otros intentos de redacción:
mas
la gredosa tierra a la caliza y
a la greda tenaz la suelta arena suele
hacer obediente a la cultura;
mas
la tierra caliza con
la gredosa; o bien la suelta arena con
la greda tenaz, a la cultura suele
obediente ser, ni la mixtura triple
el experto agricultor condena
mas
la tierra caliza con
la gredosa; o bien la suelta arena con
la greda tenaz, a la cultura es
más agradeci[da]
suele
corresponder
responde
agradecida, ni
de las tres tampoco la mixtura
ni
la triple cultur[a]
ni
la triple mixtura
-[24]-
ni
menos la mixtura el
labrador condena
por
infecunda el labrador condena
viii-ixb
Otros intentos de redacción:
Pero
la hez a polvo reducida de
aquellos cuerpos que tuvieron vida
de
cuerpos que tuvieron antes vida
xiii-xviiib
Otros intentos de redacción:
como
cien generaciones de siglos,
con
el largo cultivo, cual los dones
con
la labor de siglos, cual tu amado pámpano,
Baco, de la risa amigo,
pámpano,
Baco, cual la dulce caña, cual
tu dorado trigo;
y
el espigado trigo;
pámpano,
Baco, o la amarilla [poma]
pámpano,
Baco, o la extranjera poma de
Persia o Media
pámpano,
Baco, o la persiana poma
o
como el rubio trigo o
como el tallo de nectárea savia, la
rubia Ceres o el café de Arabia,
o
el fragante arbolillo de la Arabia
con
el largo cultivo, y de quien el cuidado humano
digna recompensa espera de
Baco regalado
y
de quien el cuidado humano
larga recompensa espera
o
de quien largo premio el hombre espera, como
la caña de nectaria savia, la
rubia Ceres o el café de Arabia. Como
el maíz dorado, como
tu cara vil, Baco festivo;
-[25]-
como
tu amada, Baco festivo;
o
tu quer[ida] vid, Baco festivo;
o
tu preciada vid, Baco festivo;
xixb-xxiiib :
Así
contino el orbe renovado, florece;
y alimenta el muerto al vivo
Así
florece el orbe renovado, formas
cambia constantemente vivo
y
lo que hoy muerto lloras permanece,
mudando de figura.
Así
dan los despojos de la Parca pábulo
eterno al fuego de la vida
arde
entre los despojos de la Parca la
vital llama inextinguible y pura, ni
para siempre el Monstruo exangüe abarca en
su...
Tercera
redacción:
Pero
la desleída hez
de sustancias que tuvieron vida es
necesaria al vegetal doquiera. Deuda
es de todo el que nació que muera
Vc y
su sustancia injerte en
otras formas luego, y
que entre los estragos de la muerte arda
inextinto, de la vida el fuego.
viic-viiic
Otros intentos de redacción:
y
alimentado por la misma muerte
y
que arda alimentado por la muerte puro,
inextinto, de la vida el fuego.
de
la antorcha vital el sacro fuego.
de
la vital antorcha el sacro fuego.
272-291. Primera redacción:
Pero
en aquella tierra nada viene do
de plantas y brutos fallecidos
-[26]-
los
informes fragmentos no contiene a
finísimo polvo reducidos.
V Que
de Natura en los dominios todos, uniforme
en el fin, varia en los modos, alimento
recibe de
aquello que ha vivido lo que vive. No
para siempre la tirana Parca
X en
sus garras la exangüe presa abarca que
luego en otras formas la convierte en
que la etérea llama es infundida, y
brilla alimentado por la muerte puro,
inextinto el fuego de la vida.
XV El
Padre omnipotente así
regló el gobierno de
la terrena creación viviente en
aquella primera mañana,
que con nuevo albor rosado
XX la
sombra desgarró del caos eterno. Desnúdase
uno de su ser prestado y
ya de los despojos ataviado otro
se ufana (¡mísera ufanía!) que
también de la Madre Tierra al seno
XXV baja
a su vez en el prescrito día. Fecunda
al campo que hoy florece ameno el
polvo del que ayer le poseía... Mas
¿dó me alejo? De la tierra mala, puede
los vicios enmendar sudando
ii
Otra redacción:
que
de plantas y brutos tallecidos
-[26]-
iv
Otra redacción:
a
levísimo polvo reducidos.
xv-xvi
Otra redacción:
Regló
de esta manera el
Padre omnipotente los
hados y el gobierno
xxii-xxiv
Otra redacción:
y
de aquellos despojos ataviados otro
se ufana ya (¡breve ufanía!) que
también a la tierra al vasto seno
xxviii-xxx
Otros intentos de redacción:
Mas
¿dó me alejo? De la tierra mala, puede
los vicios enmendar el arte mezclándole
otra tierra,
Mas
¿dó me alejo? De la tierra mala, mezclándole
otra tierra, enmienda el vicio: de
la que húmeda exhala
a
la que infecta exhala malos
vapores, purgue el sol...
Segunda
redacción:
Pero
donde la tierra no contiene la
ceniza, disuelta ya y menuda,
-[27]-
de
animales y plantas, nada viene que
con alegre carga el hombre acuda.
Va De
cuanto de Natura el ser recibe (o
vegetal o sensitivo fuere) ofrece
a lo que vive necesario
sustento lo que muere. No
para siempre la tirana Parca
Xa en
sus garras la exangüe presa abarca, antes
en otras formas la convierte, que
pasen la celeste lumbre luego, y
brilla alimentado por la muerte de
la vital antorcha el sacro fuego.
-[28]-
Ni
se ha dado tampoco a lo terreno para
siempre gozar la lumbre etérea. Despójase
uno de su ser prestado, y
otro ya empavonado
Vb ufanándose
está (¡breve ufanía!) con
los despojos, que también al seno de
la antigua materia ha
de volver en el prescrito día. Regló
de otra manera
Xb el Padre
omnipotente los
hados y el gobierno de
la terrestre creación viviente en
aquella primera aurora
que con nuevo albor rosado
XVb la sombra desgarró
del caos eterno.
-[29]-
iva-ixa
Otras redacciones:
que
con larga cosecha al hombre acuda. Pues
cuanto en la tierra se concibe
En
todo lo que vario el mundo exhibe es
ley común, que ofrezca a lo que vive necesario
alimento lo que muere
es
ley común, se injerte en lo que vive
es
ley común, se infunda en lo que vive
es
ley común, que pasea lo que vive
En
todo cuanto vario el mundo exhibe lo
que vivió sustenta a lo que vive
No
para siempre la tirana Parca en
sus garras la exangüe presa abarca, antes
en otras formas la convierte, do
la vital antorcha es infundida, y
brilla alimentado por la muerte puro,
inextinto el fuego de la vida.
[El
Padre omnipotente] de
todo lo viviente así
regló los hados. No
para siempre la tirana Parca en
sus manos la exangüe presa abarca; antes
en otras formas la convierte, que
la lumbre vital reciben luego
que
la celeste lumbre pasan luego
do
a la vital antorcha se recibe
do
otra vez el genial calor se anida
do
otra vez el vital calor se anida
y
sobre los escombros de la muerte florece
el orbe y renovado vive.
y
brilla alimentado por la muerte puro,
inextinto el fuego de la vida.
do
otra vez la celeste antorcha anida, y
brilla renovado por la muerte hermoso
y puro el fuego de la vida.
-[28]-
iiib-viib
Otros intentos de redacción:
Que
negóse al terreno polvo
gozar por siempre
polvo
pacer por siempre
Ni
es dado a ser terreno pacer
por siempre el aura dulce eteria.
pacer
sin fin la alegre lumbre eteria.
para
siempre gozar la lumbre eteria.
respirar
para siempre el aurea eteria.
Cuál
se desnuda de su ser prestado y
cuál ya engalanado
desnúdase
uno del vivir prestado y
ya el otro engalanado se
está ufa[nando]...
ufanándose
está (¡breve ufanía!) en
los despojos, que también al seno de
la común materia
Hoy
ufanarse (¡mísera ufanía!) en
el despojo ajeno
ufanarse
una hora en el ajeno despojo;
en la siguiente de
la Madre Común volverle al seno
volverle
de la Madre Tierra al seno
bajar
con él de la Gran Madre al seno, tal
es el fardo del vivir terreno.
¡Ay!
de otro modo el Padre omnipotente ordenara
los hados y el gobierno
determinó
los hados y el gobierno de
la terrestre gente
de
la mundana gente
-[29]-
de
todo lo viviente en
aquella alborada primera,
que con nuevo
¡Ay!
en otra manera el
Padre omnipotente, ordenara
los hados y el gobierno de
la terráquea gente
V cen
aquella primera aurora,
que con nuevo albor rosado la
sombra desgarró del caos eterno. Sin
término el vivir le fue acordado, blanda
paz, inocencia, y bienandanza;
Xc deleite
sin rubor, y sin hastío, sin
valla el campo y la ciudad sin muro, y
sin fraude el amor y sin mudanza; ni
fue del bien futuro incierta
mensajera la esperanza
xc
Otra redacción:
sin
leyes, inocencia y bienandanza
296. Otras redacciones:
Interminable
ser le fue acordado,
Perdonable
vivir le fue acordado,
299. Primera
redacción:
y
sin fraudes amor y sin mudanza
303. Comenzó la redacción:
osó
probar la prohibida fruta
-[30]-
307. Primera redacción:
309. Primera redacción:
Ni
sola vino; en densa tropa llega
313. Primera redacción:
317-320. Intentos
de redacción:
Ya
suena el yunque herido; y se lanza al
mar la nave que desplegó a la brisa túrgidas
velas; ya la reja doma el
crudo suelo; el hijo de la selva
ya
gime el yunque; el bruto su pujanza rinde
al hombre; el bajel tendió a la brisa
túrgidas
alas el bajel; ya doma la
reja el campo; el hijo de la selva
322. Comenzó a redactar:
329. Primera redacción:
-[31]-
332-348.
Primeros intentos de redacción:
Por
eso aquellos campos que ha dejado mudando
lecho, o los que cubre hinchado, de
tiempo en tiempo un caudaloso río (del
cual vagando visitó no pocas
V regiones,
y mordaz limó mil rocas, cuyas
leves mezcladas partecillas acá
y allá se asientan, y
más el que contempla a sus orillas ciudades
y risueñas alquerías).
X Estos
la palma con razón tuvieron de
la fertilidad. Los que cubrías afortunado
Nilo, tales fueron
iii
Otros intentos de redacción:
un
crist[alino río]
o
que de tiempo en tiempo cubre hinchado
vi-ix
Otros intentos de redacción:
cuyas
desmenuzadas partecillas leves
rodando, acá y allá se asientan, y
más el que contempla a sus orillas haciendas
y ciudades
ciudades
y alquerías que frecuentan
ciudades
y alquerías
pastos
alegres, florecientes villas
y
sobre todo aquel cuyas orillas
cuyos
diversos át[omos]
cuyos
varios fragmentos
cuyas
menudas partes acarrea;
y
más aquel que vea
y
más aquel que a sus orillas vea ciudades
y risueñas alquerías
xii
Aparecen después de este verso, los siguientes intentos:
De
pingües justamente alcanzaron
renombre. La corriente
han
alcanzado estima
Segunda
redacción:
Que
con diente voraz mil rocas lima el
agua en su veloz huida, y lava laderas
mil y mil quebradas cava; y
arrastrando las varias partecillas,
-[32]-
por
doquiera que va lo envuelve todo en
prolífico todo; y
aquella mucho más, cuyas orillas frecuenta
el hombre y cubren torreados pueblos
y alegres quintas y ganados.
337.
Otra redacción:
mordaz
el agua lima cuanto toca
339. Otra
redacción:
que
hoy la detiene, al fin deshecha en leves átomos
que jugando
en
vano lo resiste
en
vano por un tiempo le resiste
al
fin en leves átomos deshecha acata
su poder
341. Otra redacción:
y
de las varias leves partecillas
344-348. Otra redacción:
Mas
el raudal que mira a sus orillas alegre
sucesión de torreados pueblos
y bellas quintas y
fugitivo lleva de
hombres, brutos y plantas los despojos
de
hombres, brutos y plantas las ruinas
348-350. Otras redacciones:
de
hombres y brutos, tal la egipcia tierra...
ufano
con las parias de la Etiopia, Padre
Nilo, enriqueces con tu limo.
inundando
enriqueces con tu limo.
-[33]-
351-352.
Otros intentos de redacción:
llevas
a Egipto; de allí del venturoso agricultor
bendice las f[atigas]
354. A continuación
de este verso aparece suelto y sin tachar el siguiente verso:
Ni
a todo fruto es una tierra propia
359-362. Otras redacciones:
o
donde umbroso toldo no entreteja el
mismo vegetal que se cultive, o
do en fin escurrir las aguas deja de
la ladera el rápido declive.
do
frondoso a la tierra no proteja el
vegetal que de ella el ser recibe, o
donde no proteja con
su sombra a la tierra el
vegetal que della el ser recibe,
o
donde no proteja a la tierra el
vegetal que en ella se cultive,
do
frondoso a la tierra no proteja el
vegetal que en ella se cultive,
363. Comenzó a redactar:
Del
uno al otro polo todo
ordena...
363-364. Primera redacción:
Ya
bajo el ecuador, ya bajo el polo cada
planta su patria reconoce; y
el temple en que se place; mas la altura
Segunda redacción:
Ya
bajo el ecuador, ya bajo el polo ya
en zonas, do al color sigue la nieve
-[34]-
367-368. Primeros intentos de redacción:
Mas
el terreno ecuatorial que al cielo
Mas
si el terreno que en las altas cumbres, se
eleva más a la región aérea
se
eleva más a la región etérea
En
las altas cumbres, cuanto el suelo...
En
las montañas cuanto más el suelo Mas
cuanto altivo se levanta al cielo un
monte ecuatorial, su cumbre tanto
Mas
cuanto empina su cerviz al cielo un
monte ecuatorial, tanto su cumbre Mas
cuanto erige el ancha espalda al cielo un
monte ecuatorial, tanto parece
un
monte ecuatorial, tanto se templa
un
monte ecuatorial, tanto su clima
369-372. Primeros intentos de redacción:
del
prolífico suelo
del
prolífico ardor
su
clima y si la ardiente falda
su
clima y si la adusta falda orna
de cocos y de negra palda, en
sus laderas la cereal espiga
en
sus laderas la rubia espiga ofrece
grato hospicio.
hospicio
grato ofrece.
-[35]-
378-381. Primeros
intentos de redacción:
un
monte ecuatorial, cuanto a la pura
un
monte ecuatorial, tanto en frescura el
clima va ganando
va
ganando el mudable clima...
va
poco a poco el...
y
tanto muda el bosque su apariencia
y
tanto el bosque su apariencia altera
y
tanto el bosque su apariencia muda otra
en la falda hojosa
otra
en la falda umbrosa
otra
en la cima umbrosa
otra
en la yerma cima de
la silvestre población frondosa.
de
la nativa población frondosa.
de
la verde población frondosa.
Allá
casi desnuda
Allá
de grandes árboles desnuda la
no de humanos pies tocada
cima...
yerma
arriba y desnuda ve
bajo de sí la solitaria cima
oye
mugir la tempestad furiosa;
bajo
de sí...
Acá
la palma se levanta airosa, y
cubiertos de juncos trepadores los
árboles mayores ven
de sus ramas descolgarse al viento
no
de otra suerte que en color
otra
en la falda, y otra en la eminencia
otra
vive en la falda calurosa,
otra
es la planta que en la falda hojosa
y
si en la falda, ardiente
-[36]-
388-394.
Otros intentos de redacción:
Arriba,
en menos abrazado asiento, la
americana encina crece,
y de la balsámica fragancia
se
erig[e] y la balsámica fragancia del
liquidámbar chupan auras leves;
arriba,
apenas asaltan estivales nieves
arriba,
apenas asaltan eternas nieves
en
vano asaltan al...
vestido
arriba de brumales nieves
mientras
arriba de brumales nieves
mientras
envueltos en infaustas nieves arriba
reina con rigor eterno sobre...
reina
con ceño eterno
reina
en la alta región sobre
infecundas rocas el invierno
sobre
desnudas rocas el invierno
mientras
arriba el crudo invierno en
triste arreo de brumales nieves,
reina
en la alta región con ceño eterno sobre
los yermos picos el invierno.
-[37]-
397. Primera redacción:
399-419. Primera
redacción:
Mas
cuanto eleva la ancha frente al cielo un
monte ecuatorial, tanto en frescura gana
el adusto clima, y de apariencia muda
la alpestre población frondosa,
V y
si en la falda expuesta a la violencia de
tórridos calores la
enhiesta palma se levanta airosa y
cubiertos de juncos trepadores los
árboles mayores
X ven
descolgarse de su copa anciana follaje
extraño y peregrinas flores; luego
en más fresco asiento se
levanta la encina americana y
el viento la balsámica resina
XV del
liquidámbar bebe, y
su vellosa flor abre la quina mientras
con ceño eterno crece,
en arreos de erizada nieve, sobre
los yermos picos el Invierno.
Segunda
redacción:
Mas
cuanto se sublima un
monte ecuatorial, tanto en frescura gana
el adusto clima, y la apariencia va
por grados mudando el bosque umbrío,
-[38]-
Va y
si en la playa expuesta a
la violencia de perpetuo estío la
altiva palma se levanta enhiesta o
cubiertos de juncos trepadores los
árboles mayores
Xa ven
asombrados, de su copa anciana apenas
flores descolgarse al viento en
menos bajo y más templado asiento la
americana encina se
levanta lozana;
XVa su aroma el viento al
liquidámbar bebe, y
su velloso nardo abre la quina mientras
con ceño eterno crece
en arreos de escarpada nieve sobre
los yermos picos el Invierno.
iiia-iva
Otros intentos de redacción:
gana
el malsano clima
el
insalubre clima va ganando
muda
la selva umbría
muda
el boscaje...
el
bosque muda...
-[38]-
va-viia
Otra redacción:
y
si en la playa expuesta a
los ardores de perenne estío la
altiva palma se levanta airosa
la
airosa palma se levanta enhiesta
solaza
al [viajador la palma enhiesta]
consuela
al viajador la palma enhiesta, que
alimento le ofrece, y toldo umbrío a
donde vienen de parleros papagayos
a
donde de locuaces papagayos viene
a mecerse la parlera tropa
xia
Otra redacción:
con
extraño follaje descolgarse
un festón de airosas flores
420-431. Primera redacción:
En
lomas elevadas (mas no tanto que
el crudo Enero la verdura tale) medra
el café también, la yuca medra,
-[39]-
ni
el caolí se arredra
V de
dorar su mazorca; y tanto vale del
aire la frescura que
no demanda riego el arbolillo. Ni
tanta allí del monte la espesura, ni
con la mala hierba el escardillo
vi-x
Otras redacciones:
de
la lluvia y rocío la frescura,
de
la lluvia y del aire la frescura,
la
nativa frescura que
no demanda riego el arbolillo. No
es tanta allí del bosque la espesura, como
[a] orillas del Tuy, ni el escardillo
como
del Tuy en la lozana margen;
como
del Tuy en la ribera ardiente, ni
con la mala hierba el escardillo ha
tanto que lidiar.
421-422. Estos dos versos son resultado
de diversos intentos de redacción:
que
el crudo Bóreas o la escarcha fría aje
a la tierra el florecido manto)
que
el crudo Bóreas la verdura tale
que
el crudo Bóreas los pimpollos tale
o
la escarcha a la tierra
ni
con escarcha fría deslustre
Enero el florecido manto
425. Primera
redacción:
de
dorar su racimo; y tanto vale
428.
Primera redacción.
No
es tanto allí del bosque la espesura
-[40]-
436. Primera redacción:
nación
mariche, y donde el teque altivo.
mariche
gente, y donde el teque fiero.
mariche
gente, y donde el teque altivo.
437-445. Primera redacción:
Si
tanto empero un monte se elevare que
ni el caolí estivo ni
la mandioca prosperar dejare,
Si
tanto empero el alto clima fuere que
ni sembrar la yuca permitiere ni
el fecundo caolí, o la peruana papa
con todo alimentar podría. Y
podría también a la manzana europea
adaptarse y
a la poma persiana
y
a la almendra temprana
y
al manzano europeo convendría,
Si
tanto empero el alto clima fuere, que
ni sembrar la yuca permitiere ni
la haitina mazor[ca] de
rubia [cabellera]
de
roja cabellera,
puede
nutrir nostante la chilena papa
su harina...
papa
su globo, y puede la manzana de
europeas regiones, a
perfección llegar, y la preciada pérsica
poma...
-[41]-
446-449. Primer intento
de redacción:
En
las húmedas vegas, donde...
En
hondas vegas, donde estío
cuece de la ardiente zona, tiñe
de negra púrpura el cacao sus
cóncavas mazorcas; y se cubre
En
hondas vegas que el eterno estío de
la tórrida zona cuece y tuesta;
En
hondas vegas por el sol tostadas tiñe
de negra púrpura el cacao sus
cóncavas mazorcas; mas los rayos del
sol le ofenden...
sus
cóncavas mazorcas; mas no sufre los
meridianos rayos, y de erguidos árboles
pide la paterna sombra
los
meridianos rayos, y de erguidas matas
pide la paterna sombra
sus
cóncavas mazorcas; mas no sufre el
meridiano sol, y de gigantes matas
pide la paterna sombra
los
meridianos rayos, y requiere de
la erguida eritrina la tutela.
los
meridianos rayos, y al colono
pide
la paterna sombra al colono
En
hondas vegas por el sol tostadas, o
donde en bajos llanos,
o
en llanos calurosos
o
en bajos llanos, donde supla el riego el
dulce humor de las nativas aguas,
el
dulce humor de las nativas linfas,
supla
la falta de nativas linfas,
En
hondos llanos que el eterno estío de
la tórrida zona cuece y tuesta es
necesario que en los secos meses
-[42]-
En
bajos llanos por el sol tostados es
necesario que industriosa mano
es
necesario que la humana industria
debe
el colono la humedad fecunda mantener,
desangrando en largas venas los
vecinos raudales, o trayendo
los
próximos raudales, o trayendo en
altos cauces las lejanas ondas
449-456. Primera redacción:
Allí
sus blancas flores el arbusto de
Arabia desenvuelve; allí sus hojas el
plátano lustroso; allí su tallo nectáreo
eleva la otaitina caña; ni
rehusan del trigo americano
ni
del maíz rehusan las espigas
ni
el trigo americano sus espigas rehusa
fecundar; mas en las lomas de
elevadas regiones,
ni
el trigo americano sus espigas ve
malograr, ni el algodón sus copos.
457-464. Primeros intentos de redacción:
Pero
en menos ardientes vegas
Pero
la rubia Ceres más templada habitación
requiere, y el enano cambure,
oriundo de africano suelo
Mas
la rubia Ceres más templada habitación
reclama, y el cambure de
africana extracción, y el dominico
habitación
reclama, v el ameno cambure,
hijo del África remota
Mas
la rubia Ceres más templada habitación
reclama, y el cambure de
africana extracción, y los frutales que
debe a Europa el colombiano suelo
Mas
el dorado trigo, y el cambure de
africana extracción, y los frutales que
debe a Europa el suelo colombiano, menos
ardiente habitación reclama.
-[43]-
No
desdeña el café las frías lomas
de
elevadas regiones, como nunca
No
desdeña el café las cumbres frías
de
altas regiones donde nunca injurie la
ruda escarcha sus pimpollos tiernos;
No
desdeña el café las cumbres frías,
mas
no tan elevadas que sofoquen
mas
no tan eminentes que haya injuria
No
desdeña el café las cumbres frías,
como
la escarcha su verdor no injurie;
su
delicado germen las...
pero
la helada...
mas
las escarchas...
No
desdeña el café las cumbres frías
No
repugna el café las altas cumbres,
Las
frías cumbres el café no esquiva como
no injurie sus pimpollos tiernos la
ruda escarcha; ni apetece en ellas otro
alimento, que los aires puros, y
la lluvia y las nieblas y el rocío.
la
lluvia y leves nieblas y el rocío.
ni
otro alimento en ellas que la lluvia, y
el aire puro, y la delgada niebla,
el
aire puro, la delgada niebla, y
el nocturno rocío, necesita
A continuación escribe
Bello las siguientes líneas, como anotación
en prosa del tema poético que va desarrollando: Cambure ,
papas , trigo , frutas europeas , piden habitación más
templada . La yuca (tachado: sufre ) se da por todas partes .
El café sufre el frío de las lomas bajas , y
más que todos la caña .
Después de esta
nota reemprende la elaboración poética:
Mas
en las lomas frías no requiere la
planta vigorosa otro alimento que
las lluvias de Julio
que
las anuales lluvias y el rocío el
aire puro y la delgada [niebla]
-[44]-
Mas
en las frescas lomas no requieren las
plantas vigorosas el socorro de
artificiales riegos: contenta con
las anuales lluvias y el rocío el
aire puro y la delgada niebla
las
leves nieblas y los aires puros vive
la planta allí...
trabaja
a[llí]...
463. Primera redacción:
de
sus dulces racimos agobiado;
de
pálidos racimos agobiado;
bajo
su dulce carga
lózanse
allí las frutas europeas, y
la rosa, y los lirios
465. Primera
redacción:
467. Primera redacción:
y
que perennes aguas humedecen
475.
Primeros intentos de redacción:
Allí
las formas todas ves juntarse.
Las
formas todas vense allí juntar.
Las
formas todas miro allí juntarse.
-[45]-
488. Primera redacción:
Esta
flota en las aguas, ésta gira como
enroscada sierpe, haciendo espi[ra]
491-492. Primera redacción:
Abrazando
tal vez el tronco añoso; cuál
ama el claro día, otra la sombra,
una
ama el claro día, otra la sombra, una
el seco terreno, otra el jugoso.
una
las secas lomas, y otra el llano.
una
la enjuta loma, y otra el llano. Unas
a otras se cruzan y enclavijan
Mutuamente
se cruzan y enclavijan laureles,
mirtos, palmas, vides, yedras,
laureles,
mirtos, yedras, vides, palmas mutuamente
se cruzan y enclavijan; todo
poblado está; las duras piedras
todo
vestido está; la loma, el llano; doquiera
dulce sombra, doquiera
flores: en el todo
todo
apiñado está: falta la tierra a
las raíces; y a las ramas
todo
apiñado está: viene a las ramas escaso
el aire, el suelo a las [raíces]
-[46]-
falta
el aire a las raíces...
todo
apiñado está: mirtos y gramas, laureles,
palmas, vides, lirios, yedras,
Cedros,
ceibas, laureles, mirtos, vides apiñados
están; disputándose
ansiosos por
gozar las felices auras
y clara luz, eterna guerra hacen,
y a las raíces angosto
viene el gremio de la tierra.
511.
Primera redacción:
Allí
el mamey su naranjada poma
514-521.
Primera redacción:
De
condición distinta debe
ser la campiña, donde lleve
-[47]-
sus
penachos de nieve el
algodón, y el negro añil su tinta.
V Allí
Naturaleza determinó
con límite seguro la
lluviosa invernada; ni
del copo inmaturo viene
a injuriar la cándida belleza,
X o
del añil la savia delicada, por
el aire batiendo las
empapadas alas, cierzo frío.
iv
Otra redacción:
el
algodón, y dé el añil su tinta.
xi
Comenzó a redactar:
524-526: Primera redacción:
de
sed el monte, y aun la enjuta vega, súbito
horror de nubes se congrega en
el olimpo, y recios aguaceros
en
el olimpo, y la llanura anega
533-535.
Primera redacción:
ya
cuando el pardo velo tiende
la noche, o cuando Apolo sube o
en un yermo de luz convierte el cielo;
535. Otro intento de redacción:
o
si descoge el tenebroso velo
-[48]-
539-545. Primera redacción:
y
cruza el aire en hombros de los vientos vaga
hueste de nubes, que ya trae
vaga
hueste de nubes, que reparten la
suspirada lluvia a los sembrados. Estas
las leyes son que el año parten en
tus valles, Aragua, afortunados.
546-547. Primera redacción:
Tal
es el suelo do la rica almendra que
hace tu gloria, cara patria mía, en
mazorcas de púrpura se cría. Allí
también acendra
Tal
es el suelo do la rica almendra un
tiempo tu riqueza, en
sus urnas de púrpura se cría
553-564. Primera redacción:
su
dulce tallo, y su raíz la yuca, que
tósigo dañoso encierra
a un tiempo mismo y pan sabroso y
da el caolí su arropada espiga
-[49]-
V y
la húmeda rizófora su grano y
a fallecer obliga la
pesadumbre de la hermosa carga al
rollizo banano, el
más precioso bien de los que en larga
X copia
virtió Pomona sobre
los hijos de la ardiente zona; el
fecundo banano, cuya fruta la
pobre mesa del esclavo adorna, o,
cuando al sol enjuta,
XV la cruda
pulpa en áurea miel se torna con
las viandas compite del
señoril opíparo convite;
-[50]-
el
plátano que da mullido lecho al
siervo en su follaje, y cubre el techo
XX de
la humilde cabaña; y
no por sol o lluvia o norte helado las
esperanzas de su dueño engaña; vegetal
bienhechor, que no forzado de
humanas artes rinde el premio opimo
XXV y
ni es al rastro deudor, ni al arado ni
a la corva segur de sus racimos.
-[51]-
iv A partir de este verso escribe al margen del manuscrito los
siguientes intentos de redacción:
Allí
el maíz en su arropada espiga
Y
su arropada espiga dora
el maíz, y...
Allí
sazona su arropada espiga el
trigo indiano
el
maíz, y rizófora su grano,
-[49]-
y
el maíz dora su arropada espiga,
y
da el maíz su arropada espiga, y
al banano fatiga
El
banano, primero de los bienes
El
banano, primero de los dones que
a la tórrida zona en copia [larga]
copia
asignó Pomona a
la tórrida zona;
que
da su sabrosa...
que
da su rico...
no
la desdeña el señoril convite el
banano que da mullido lecho
xii-xxvi
Otra redacción:
el
fecundo banano cuya fruta la
pobre mesa del esclavo adorna; y
después que su pulpa al sol enjuta en
hilos de sabrosa miel se torna; no
la desdeña el señoril banquete. No
por calor, o por lluvia, o norte helado las
esperanzas de su dueño engaña.
el
fecundo banano cuya fruta la
pobre mesa del esclavo adorna; y
aun la del amo, cuando al sol enjuta la
cruda pulpa en hilos
en
hilos de dorada miel [se torna]
su
cruda pulpa, en áurea miel se torna,
-[50]-
el
fecundo banano cuya fruta la
pobre mesa del esclavo adorna; y
después que su pulpa al sol enjuta en
hilos de dorada miel se torna, no
la desdeña el señoril banquete. No
por calor, o por lluvia, o norte helado
No
de Agosto la saña
No
de Julio la saña ni
la lluvia, ni el norte destemplado
No
el norte helado, no del sol la saña
No
el frío norte, no del sol la saña las
esperanzas de su dueño engaña. Dócil,
no violentado,
el
fecundo banano cuya fruta la
pobre mesa del esclavo adorna; y
aun la del amo, cuando al sol enjuta en
hilos de sabrosa miel se torna; no
el norte helado, ni del sol la saña
No
el frío norte, no del sol la saña las
esperanzas de su dueño engaña.
No
de agosto la saña ni
la lluvia, ni el norte destemplado, dócil,
ni violentado, las
esperanzas de su dueño engaña.
572-575. Primeros intentos de redacción:
Así
ves coronarse tu ribera de
rico añil y de algodón...
de
añil y de algodón, que el mundo envidia;
-[51]-
de
hermoso añil y de algodón precioso
de
añil lozano y de algodón precioso
Así
en ellas prospera
de
algodón que no envidia al...
de
preciado algodón, de añil que iguala al
de la venturo[sa] Guatemala
al
que vende la rica Guatemala
del
añil que robaste a Guatemala
Así
ves coronarse tu ribera del
añil, que robaste a Guatemala y
de algodón que envidia da a Bengala
de
añil y de algodón que no cediera
y
con tu añil, famoso, Guatemala
y
con tu añil, amena Guatemala
ni
del añil, florida Guatemala
576-581. Primeros intentos de redacción:
Así
en ella prospera la
dulce caña; y ni el café rehusa, ni
el áureo trigo, ni la haitina musa que
guardo el nombre de su patria antigua, ni
el cambure de origen ofricano
Así
también la yuca, así prospera la
dulce caña; ni el café rehusa, ni
el dorado maíz, ni el fruto enano del
cambure africano ni
el rubio trigo, ni la haitina musa que
guarda el nombre de su patria antigua
582. Comenzó a redactar esta parte relativa al
lago de Valencia en la forma que se trascribe:
Así
crece en tu margen, Tacarigua, rey
de los lagos...
ii
Otra redacción:
(rey
de los dulces lagos, que enriquece
-[52]-
El
más hermoso de los dulces lagos
Así
en tu margen crece, rey
de los dulces lagos, Tacarigua, aromoso
tabaco, que abaste[ce]
el
tabaco, aromoso; y
la naranja...
y
el árbol chino su áurea poma ofrece letal
veneno a un tiempo y pan sabroso
A
la margen así de Tacarigua (rey
de los dulces lagos, que humedece de
la nueva Valencia, el campo ameno, y
con el claro humor se ensoberbece
V que
a su plateado seno arrastran
cien raudales en tributo) el
tabaco aromoso también crece y
cuanto vario fruto en
premio dan de su industrioso empeño
X el
Aragua y el Tuy al caraqueño
vii
Otras redacciones:
el
tabaco aromoso verdeguea,
el
tabaco aromoso reverdece
¿Olvidaré
tu margen Tacarigua? ¿Tú,
plateado lago, que enriqueces de
la nueva Valencia el campo ameno, y
con el dulce humor te ensoberbeces Vaque
arrastran en tributo cien
hermosos raudales a tu seno? ¿Cuál
es, de cuanto fruto, en
galardón de su industrioso empeño, da
el Aragua, da el Tuy al caraqueño,
Xa el
que tu suelo a madurez no lleva? Que
tanto crece el jugo de la gleba, tanto
el frescor de la campiña herbosa, cuanto
más a tu orilla cenagosa vecina
está, y ofreces deste modo
XVa a cada
especie el suelo que le agrada, desde
el enjunto añil hasta el beodo arroz
que alegre entre las olas nada
xvia
Otra redacción:
desde
el adusto añil hasta el beodo
Tal
es también tu margen Tacarigua, tu,
plateado lago, que humedeces
-[53]-
el
ameno distrito de Valencia, y
con el dulce humor te ensoberbeces
Vb que
llevan en tributo cien
hermosos raudales a tu seno. ¿Cuál
es el rico fruto, que
tu distrito a madurez no lleva? Que
tanto crece el jugo de la gleba,
Xb tanto
el frescor de la campiña herbosa, cuanto
más tu ribera cenagosa vecina
deste modo el
suelo ofreces conveniente a cada siembra,
desde el añil a quien agrada
viib-viiib
Otra redacción:
¿Cuál
estimado fruto tu
almo distrito a madurez no lleva?
¿Da
acaso el Tuy o da el Aragua un fruto que
a madurez no lleva de
tu almo suelo la fecunda gleba? ¿O
tiene el mundo entero
Vc distrito
más amable y placentero que
el que en torno se extiende a
tus cristales puros? ¿O
bella perspectiva que solace la
vista como tú, del pasajero
Xc cuando
de mil colores tu horizonte se
cubre, y tú embozado en niebla leve un
mar figuras de ondeante nieve?
-[54]-
O
sea que la sombría noche
tienda sus lóbregos capuces
XVc cuando
en tu faz la luna se retrata y
vislumbres de plata
ic-vic
Otros intentos de redacción:
¿Que
no da el Tuy ni da el Aragua un fruto
Porque
cuál es de Arag[ua]
de
tu alma orilla la fecunda gleba?
de
tus orillas la fecunda gleba?
Ni
el Aragua ni el Tuy producen fruto que
no dé sazonado tu terreno. Ni
tiene el orbe tan feliz distrito más
risueña ribera que
el que a tu cristal en torno yace
ixc-xviiic
Otros intentos de redacción:
y
el alma embargue en calma deleitosa, sea
que el alba con su pie de rosa
del
alto olimpo con su pie de rosa
y
se tiñe de grana tu horizonte
se
tiñe y un mar figura en niebla leve
aurora
el quicio de oro
-[54]-
el
umbral de oro del olimpo monte
o
por la noche umbría
o
por la noche fría
cuando
tienda la noche umbría
cuando
tienda la noche fría
o
por la noche fría con
la cabaña alterna la alquería, con
el campo la villa populosa,
599-601.
Primeros intentos de redacción:
o
reina la tiniebla
cuando
la luna en tu cristal se mira
y
en tu cristal la luna se retrata,
o
la parda tiniebla
o
cuando se derrama la tiniebla
o
cuando la tiniebla ocupa el orbe.
605. Primeros intentos de redacción:
y
luciérnagas bellas
o
luciérnagas bellas van
por la sombra líquida cruzando cual
escuadrón de alígeras estrellas;
cual
volador ejército de estrellas;
y
de cucuyas mil falanges bellas
y
de cucuyas mil bandadas bellas
y
de cucuyas mil legiones bellas por
la líquida sombra van volando
-[55]-
609-612. Primeros intentos de redacción:
y
miles de vivientes por la tierra
y
por la tierra y por el aire miles de
felices vivientes juguetean y
se llena la selva de armonía?
y
se hincha todo el bosque de armonía?
613. Primera redacción:
Pero
otro suelo pide ya tu canto,
615-622.
Primeros intentos de redacción:
¡Oh
si como a ninguna región,
la tuya, Venezuela, cede y
como fuiste de Natura esmero de
tu indolente habitador lo fueras! Entonces
no pidieras ningún
fruto...
Que
al avaro extranjero fruto
ninguno pidieras;
ningún
fruto pidieras, y
entonces en tus colinas elevadas fructificar
con el olivo el pero
y
en tus colinas elevadas vieras
y
en tus montañas elevadas vieras
y
en tus cimas elevadas vieras
y
vieras en tus cumbres
-[56]-
Mas
¡oh si cual no cede la
tuya, Venezuela, a tierra alguna, y
como fuiste de Natura esmero, de
tu indolente habitador lo fueras! Que
entonces fruto alguno
Que
fruto alguno entonces no pidieras a
las avaras naves del ibero;
a
las odiosas naves del ibero; y
en tus montañas vieras fructificar
con el olivo el pero.
que
ningún fruto entonces
que
ya fruto ninguno
que
de fruto ninguno ya serías
que
ya fruto ninguno esperarías
que
de nada serías deudora...
Que
envidia no tuvieras a
las ricas vendimias del ibero
Que
a las ricas vendimias del ibero
y
madurar verías cuanto
fruto te vende el extranjero
envidia
no tuvieres
que
envidia no tendrías
que
envidia no tuvieras a
las vendimias del distante ibero;
que
ni el vino bebieras pisado
en los lagares del ibero;
que
en iberos...
619-625. Otras redacciones:
Que
al ávido extranjero fruto
ninguno entonces pediría
Que
a las odiosas naves del ibero fruto
ninguno entonces pedirías
-[57]-
fruto
ninguno entonces pedirías a
las odiosas naves del ibero
al
ávido extranjero, y
en las alturas frías, do
ahora inútil bosque abriga fieras, cabe
el olivo y el nogal verías madurarse
las uvas y las peras.
626-635.
Primera redacción:
Antes
que todo, si una selva umbría tienes
que desmontar, mira primero que
en propicia estación postre el acero la
maleza intrincada,
V y
sus húmedos jugos evapore
-[58]-
al
sol abandonada, para
que fácilmente en ella prenda, y
de una vez el fuego la devore. No
sea que la lluvia te sorprenda,
X y
haya caído el alto bosque en vano.
ii-x
Otros intentos de redacción:
tienes
que desmontar, postre el acero temprano
la maleza enmarañada,
los
corpulentos árboles temprano y
toda la maleza enmarañada; y
expuesta a los ardores del verano su
humedad se evapore no
sea que importuna la lluvia...
que
en propicia estación el corvo acero los
corpulentos árboles abata y
toda la maleza enmarañada; y
que el calor la prive de
su humedad...
y
que el sol poco a poco seque
y
que de su humedad el sol la prive de
la materna tierra separada;
y
los nativos jugos evapore
sus
naturales jugos evapore
todos
sus jugos evapore
muera,
y sus jugos todos evapore;
para
que el fuego sin afán la encienda y
de un extremo al otro la devore no
sea que la lluvia te sorprenda y
hayas con hacha y hoz sudado en vano.
para
que prenda el fuego fácilmente
para
que prenda sin afán la llama
-[58]-
para
que el fuego prenda fácilmente, y
de un extremo al otro la devore no
sea que lo impida de
las primeras lluvias la avenida, y
el siervo diligente haya
sudado con el hacha en vano
no
sea que la lluvia de repente aniegue...
no
sea que la lluvia te sorprenda
636-650. Primera redacción:
Antes
que todo, si una selva umbría tienes
que desmontar, cuida primero que
el afilado acero en
estación propicia la derribe
V y
que de su frescura el sol la prive y
sus vitales jugos evapore; para
que prenda luego rápidamente
el fuego y
de un extremo al otro la devore;
X antes
que te lo impida de
las primeras aguas la avenida.
-[59]-
Mayo
a Caracas la estación lluviosa suele
traer. Por eso ya en la mano la
cortadora hoz desde el temprano
-[60]-
XV alborear
de primavera hermosa empieza
a relumbrar; suena la hojosa morada
acá y allá
ii
Otra redacción:
tienes
que desmontar, postre pri[mero]
xii-vi
Otros intentos de redacción:
Suele
a Caracas la estación lluviosa abril
traer. Por eso ya en la mano
-[59]-
traer
Abril; por eso ya en febrero
Suele
a Caracas la estación lluviosa Mayo
traer. Por eso ya en la mano la
cortadora hoz desde Febrero empieza
a relumbrar; y la frondosa morada
acá y allá
empieza
a desnudar la selva hojosa
empieza
a desbastar la selva hojosa la
cortadora hoz
hace
brillar en...
relumbra
bajo el br[illo]
empieza
a relumbrar en la frondosa morada
de los brutos el acero
a
talar [la hojosa]...
a
desbastar la hojosa
comienza
en la arboleda nemorosa
Mayo
a Caracas la estación lluviosa suele
traer; por eso ya Febrero ve
relumbrar en la arboleda hojosa la
cortadora hoz del jornalero
Suele
a Caracas, la estación lluviosa Mayo
traer; por eso ya en Febrero
Mayo
traer o Abril; y así en Febrero a
desbastar el arboleda hojosa
abrirse
cuando el sol los cuernos
abrirse
cuando al toro
Suele
a Caracas la estación lluviosa Mayo
florido abrir
Suele
en Caracas la estación lluviosa abrirse
en Primavera y
por eso temprano
y
por eso no bien su frente hojosa despojando
Eritrina, el suelo estera
en
Mayo abrirse; y luego que Febrero
en
Mayo abrirse. Luego, pues, que Enero
Suele
en caracas la estación lluviosa ya
al terminarse abrirnos primavera
ya
hacia su fin abrirnos primavera
en
su postrero tercio abrirnos primavera
En
Caracas la bella p[rimavera]
Suele
la primavera en
su mitad postrera
-[60]-
abrir
al caraqueño en su postrera
al
caraqueño en su mitad postrera
La
bella primavera en
su mitad postrera suele
traernos la estación lluviosa y
por eso no bien el campo estera
A
nuestro territorio primavera
En
su mitad postrera a
nuestros labradores primavera
645-652.
Otros intentos de redacción:
Acá
la primavera en
su mitad postrera abre
al colono la estación lluviosa; y
por eso no bien su pompa hojosa
Va pierde
el bucare, el jornalero esgrime la
hoz desapiadada que
tala de los brutos la morada. Acá
y allá la oscura selva gime.
-[61]-
No
más frecuente el yunque de Vulcano
Xa bajo
el martillo infatigable suena; dobla
los duros golpes el lejano eco
del valle...
iiia-xiia
Otros intentos de redacción:
suele
traernos la estación lluviosa y
así cuando Febrero con la hojosa
y
por eso no bien de su frondosa cabellera
el bucare se desnuda,
y
por eso no bien el campo estera con
su melena hojosa
y
apenas la frondosa melena
de eritrina el campo estera a
relumbrar empieza
y
no bien al bucare quita
Febrero su melena hojosa
y
apenas el bucare corpulento de
su hojosa melena se desnuda ya
se ve relumbrar el hacha aguda, en
la rústica [mano]
y
por eso no bien de su frondosa cabellera
el bucare se desnuda; ya
a relumbrar empieza en la nervuda mano
la hoz; el alto bosque gime bajo
las hachas...
ya
el jornalero esgrime en
la mano nervuda la
corva hoz; ya el alto bosque gime bajo
las hachas; no el martillo suena tan
frecuente en el yunque de Vulcano
-[61]-
y
por eso no bien de su frondosa pompa
el alto bucare se desnuda
y
por eso no bien su pompa hojosa pierde
el bucare ya en la fuerte mano relumbra
el hierro, y sin piedad se estrella; suena
el bosque oscuro y
redobla los golpes el lejano eco
del valle; tal el yunque duro
y
redobla los golpes el lejano eco
del valle; cruje el tronco anciano bajo
las hachas...
eco;
no de otro modo bate
el martillo el yunque de Vulcano
eco;
no suele el yunque de otro modo sonar
bajo el martillo de Vulcano
eco
de la montaña;
eco;
no de otro modo el
yunque gime y el martillo hiere
suena
batido el yu[nque]
657. Primera
redacción:
el
ave y otro albergue no sabido
659-660.
Primera redacción:
Ah
guarte, no la dé fatal venganza de
la culebra el venenoso diente.
664-670. Primeros intentos de redacción:
Mas
rendido del hierro a la pujanza el
bosque, y por el sol medio tostado, al
punto el fuego sea en
diferentes partes [aplicado]
-[62]-
en
partes diferentes aplicado de
do a las otras le propague el viento. No
empero al material la humosa tea primero
arrimes
No
empero arrimarás la humosa tea
No
empero al seco material la tea
No
empero al pingüe pábulo la tea primero
arrimarás, que un ancha valla
antes
arrimarás, que un ancha valla prevengas
de antemano al elemento
haya
formado al rápido elemento cuya
violencia todo lo avasalla,
previnieras
en torno extensa valla,
antes
arrimado que hayas
antes
que preparado hayas
antes
que hayas preparado
tengas
un dique al rápido elemento
tengas
en torno al rápido elemento una
barrera que su curso ataje
carrera
el...
a
la furia...
al
rápido elemento
una
barrera al rápido elemento
antes
le arrimarás, que preparado hayas
en torno, al rápido elemento
antes
arrimarás que una inviolable
antes
arrimarás que un vallado
hayas
formado al rápido elemento,
hayas
formado en torno
al
rápido elemento hayas formado
póngase
en torno
-[63]-
antes
arrimarás, que una muralla
antes
arrimarás, que de una valla impenetrable
al rápido elemento
antes
arrimarás, que preparada al
rápido elemento haya
a su alrededor un ancha valla
hayas
un ancha valla
un
ancha valla al rápido elemento
una
barrera al rápido elemento
al
rápido elemento hayas
en torno...
el
suelo despejando en torno de
cuanto pueda darle
de
cuanto darte pueda nutrimento