Basándose en las teorías lingüísticas y
en algunos análisis específicos de su próximo estudio
The Art of Translating Prose (Penn. State
Univ. Press, 1994), Raffel hace una detallada comparación de las
traducciones impresas del
Quijote -por Smollett, Ormsby / Douglas /
Jones, Putnam, y Cohen- y de su propia traducción (Bantam, 1994). Raffel
plantea que, en general, las traducciones anteriores desfiguran el sentido de
algunos aspectos claves de la prosa de Cervantes y, por tanto, falsifican la
esencia de la obra considerada, por el nuevo traductor, como la mejor novela
del mundo.
En este
artículo me ocupo de la auto-imagen amistosa proyectada por Cervantes a
través de sus textos reflexivos, mayormente los prólogos y el
Viaje del Parnaso, considerándola
como una estrategia retórica empleada para suavizar el impacto de la
sátira literaria. En particular, me centro en los motivos
psicológicos de la agresividad polémica que preside la primera
parte del
Quijote, y que se deriva fundamentalmente
del rechazo a las composiciones dramáticas de Cervantes que éste
padece al volver a su 'antigua ociosidad' (poco antes de 1600). Este
revés provocaría el conocido y sólo aparente complejo de
inferioridad que Cervantes ostenta con respecto a sus dotes poéticas, y,
unido a su sed de fama después de años de anonimato literario,
desencadenaría el rencor derramado sobre libros de caballerías,
Lope de Vega y su escuela, autores de comedias, y demás
obstáculos a su ambición y vanidad frustradas. En los textos
reflexivos que siguen al triunfo de 1605, Cervantes recapacita la epopeya de
sus amarguras, reveses y logros en una actitud de irónica serenidad, en
que van entremezclados el orgullo, la auto-crítica, y una nueva
benignidad para con sus rivales literarios. El
Viaje del Parnaso es fruto de este examen
de conciencia.
En
El gallardo español Cervantes
investiga el contraste entre mito y realidad. Don Fernando ha adquirido fama
legendaria como resultado de sus hazañas en batalla. Su actitud y sus
acciones antes y después del sitio de Orán demuestran, sin
embargo, que su carácter tiene un fallo que eficazmente
«desmitifica» la leyenda que ha crecido en torno suyo. Obsesionado
por su honra, don Fernando es incapaz de reconocer que debe subordinar sus
intereses personales al bien común cuando la ocasión así
lo requiere. Sólo cuando reconoce públicamente su error
será posible resolver la confusión que ha creado y restaurar la
armonía.
In this
article we study the prologues to
Don Quijote and examine how, while
introducing what is considered the first 'modern novel', Cervantes prefaces the
First and Second Parts of his masterpiece with two genuine mini-novels,
assuring the birth of yet another literary genre: the 'novelistic prologue'.
New light is shed on the ontological question of the mysterious
«friend» who appears in the
Prólogo I, as well as on
the significance of, and real drive behind, the seemingly fierce attack on
Avellaneda in the
Prólogo
II.
The art of
conversation is a form of dialogue found frequently in the Renaissance, which
presents a polite, well-mannered, and elegant interaction between two speakers.
To this courtesy and social refinement Cervantes adds a new element, the
«subdialogue», which is an interior level in the conversation that
includes the thoughts and reflections of the speakers. We can find the
subdialogue in the festive symposium, which presents a discussion of love and
friendship in a courteous and well protected environment. At one point in the
conversation a character conceives a plan to manipulate Don Quixote and Sancho,
or perhaps a character reflects quietly on the foolish beliefs of Don Quixote.
The second type of conversation is the asymmetrical dialogue: an interlocutor
speaks abundantly while the other listens politely to everything that is being
said. By limiting his participation, the listener expresses his courtesy, while
at the same time he can sit back to consider and reflect on the ideas of the
speaker. In Cervantes' dialogue the thoughts of characters are as important as
the elegant gestures and polite manners.
Al ser
descubierta en la Sierra Morena, siente Dorotea la necesidad de explicar las
razones de haberse huido al despoblado, pues su situación -solitaria y
disfrazada de mozo- naturalmente ha de provocar sospechas. Sus oyentes son
Cardenio, Maese Nicolás, y el cura Pero Pérez; éste es el
que por su oficio parece prometerle compasión y auxilio si no
exculpación. Para asegurarse de este apoyo, Dorotea insiste en su propia
victimización, pintándose más inocente que no lo era en su
trato con don Fernando, pero a pesar de su retórica, deja entrever su
verdadera personalidad y su voluntad de elevarse a un nivel social que mejor
corresponda a su belleza y aptitudes.