Acto I |
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Sale
TEODOSIA, vestida de pieles, y
LAURO, tras ella, con un venablo.
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TEODOSIA | Valedme ligeros pies | | que otras veces me habéis dado | | la vida con interés | | del fin con que la he guardado, | | que no porque vida es. | 5 |
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LAURO | ¡Detente, monstruo espantoso! | |
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TEODOSIA | ¡Oh, mancebo generoso!, | | |
—fol. 130v→
| ¿no te da, el verme, temor? | |
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LAURO | Es el natural valor | | más que el temor poderoso: | 10 | soy noble, aunque humilde miras | | mi traje. |
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LAURO | A matarte o a prenderte. | | (Descubre el rostro, apartando los
cabellos.) |
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LAURO | De ver tu rara belleza. | | ¿Es posible que ha crïado | | la varia naturaleza, | | en este monte nevado, | | tal rostro en tanta fiereza? | 20 | Tú, de quien los labradores | | huyeron por tantos años: | | más que para dar temores | | eras para hacerte engaños | | y para decirte amores. | 25 | Dame de ti misma nuevas | | si es bien que este amor me debas; | | que, en lo exterior que se mira, | | o eres la hermosa Filira | | o aquella sfinge de Tebas: | 30 | ¿es posible que has robado | | tanto pan, tanto ganado? | |
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TEODOSIA | Solo temor me ha guardado. | 35 |
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LAURO | Cuando con alas te viera, | | pensara que eras harpía: | | cielo en rostro, en cuerpo fiera, | | y, en las armas y osadía, | | con Hércules compitiera. | 40 | Y si te viera en la mar, | | pensara que eras sirena | | para cantar y encantar. | |
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TEODOSIA | Lo que mi desdicha ordena, | | no pudo el tiempo escusar. | 45 | Bien sé que no has de dejarme, | | pues te atreviste a seguirme | | y, siguiéndome, mirarme; | | y ansí, quiero apercebirme | | a obligarte y declararme. | 50 |
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LAURO | No solo yo lo estaré: | | pero cuanto aquí se ve; | | hasta las aves y el viento. | 55 |
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TEODOSIA | Yo soy la reina Teodosia, | | mujer, ¡que nunca lo fuera!, | | de Primislao, rey de Hungría. | |
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LAURO | Señora, ¿tú eres la Reina? | |
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TEODOSIA | Detente, por Dios, mancebo, | 60 | hasta que mi historia sepas; | | que aunque es pública en el mundo, | | quiero que de mí la entiendas. | | Recién casada y venida | | a Hungría, de Ingalaterra, | 65 | sentí soledad notable | | de mi tierra en tierra ajena. | | Rogué al Rey que me trujese | | una hermana más pequeña, | | con licencia de mi padre, | 70 | por consolarme con ella. | | Partió el Rey, trujo a Faustina, | | y, por el camino, ciega | | del valor de Primislao, | | a envidiar mi bien comienza. | 75 | Llegó a Hungría y mi alegría | | hizo a su venida fiestas, | | aunque ella en su corazón | | hacía a mi muerte exequias. | | Entristeciose conmigo | 80 | cuanto me alegré con ella; | | de su tristeza en mi casa | | echaba culpa a la ausencia. | | Creció la envidia y los celos | | hasta que, cayendo enferma, | 85 | mi esposo la visitaba, | | |
—fol. 131r→
| que era la salud más cierta. | | Finalmente cierto día | | le dijo que, en mi primera | | edad, amé al rey de Escocia, | 90 | y que estaba descontenta | | de tenerle por marido; | | para lo cual, por mil letras, | | le persuadía viniese | | con dos personas secretas | 95 | donde, para que me hablase, | | le daría entrada y puerta, | | de noche, por un jardín; | | y que si con gente inglesa | | y suya venir quisiese, | 100 | le daría la cabeza | | de Primislao, mi marido, | | como de Scila se cuenta. | | Creyolo el Rey, que era fácil, | | y porque vio contrahechas | 105 | algunas cartas, o acaso | | porque ya adoraba en ella, | | avisando a dos crïados | | de confïanza, a estas sierras | | me trujeron para echarme | 110 | a las más feroces bestias. | | Juntaron muchas y, en fin, | | me dejaron en las presas | | de sus dientes, una noche, | | y entre sus uñas sangrientas. | 115 | Volvieron a Primislao | | diciéndole que era muerta. | | Pero mirando los cielos | | mi desdicha y mi inocencia, | | permitieron que, a mis pies | 120 | mansos y humildes, las fieras | | me halagasen y me diesen | | consuelo entre tantas penas. | | Cobré aliento y con algunas | | me fui, mancebo, a sus cuevas, | 125 | donde por sus propias manos | | comí el fruto destas selvas. | | Pasados algunos meses, | | las pieles de las ovejas, | | cabras y otros animales, | 130 | de mil que trujeron muertas, | | curé al sol, y hice vestidos | | con que bajé de la sierra | | a ver gente y buscar pan | | por las humildes aldeas. | 135 | Los pastores, que no habían | | visto una fiera tan nueva, | | dieron en hüir de mí; | | aunque, en las verdes riberas | | deste arroyuelo que lava | 140 | los troncos desta alameda, | | cogí un villano una tarde, | | de quien supe, aunque por fuerza, | | que se casó con mi hermana | | el Rey: perdona que vengan | 145 | lágrimas a interrumpir | | las palabras a la lengua. | |
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LAURO | Con justa causa tus ojos, | | como mar de tantas penas, | | en el nácar de sus niñas | 150 | crían tan hermosas perlas. | | Pero prosigue tu historia... | |
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TEODOSIA | Parió Faustina contenta | | dos o tres veces, y todos | | sus hijos dicen que llegan | 155 | a cumplir un año el día | | que me echaron a las fieras, | | y que no pasan de allí; | | y espero que también sea | | en esta ocasión; que dicen | 160 | que el parto de un hijo espera | | porque está pronosticado. | |
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LAURO | No llores; que si te dejas | | llevar, señora, del llanto | | a tan profunda tristeza, | 165 | vendrás a acabar la vida | | antes que venganza veas | | de una hermana tan crüel; | | |
—fol. 131v→
| que tan injustas ofensas | | deben de cansar el cielo, | 170 | cuyas divinas orejas | | sin duda están a tus voces | | en esta ocasión abiertas, | | pues permitió que saliese, | | en tal ocasión como esta, | 175 | a caza por estos montes; | | y que bastasen las fuerzas | | de mi valor a seguirte, | | pues no hay hombre en esta tierra | | que de la cueva en que vives | 180 | ose acercarse una legua: | | suplícote que a mi casa, | | no lejos desta alameda, | | vengas a vivir conmigo; | | que, si por vivir secreta | 185 | en estos oscuros montes | | sin humano trato albergas, | | mejor podrás en mi casa, | | donde solamente quedan | | crïados míos que labran | 190 | estos campos y estas huertas. | | Estoy recién heredado | | de mis padres, que Dios tenga: | | podré servirte con joyas | | y con vestidos de seda; | 195 | descansarás de los años | | que entre esas pieles te acuestas, | | bebiendo salobres aguas, | | comiendo silvestres yerbas. | | ¿Qué respondes? |
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TEODOSIA | Que mi suerte, | 200 | que a tanto mal me condena, | | descubrirá presto al Rey | | y aquella tirana reina | | que vive esta vida triste; | | y aunque me está bien perderla, | 205 | por no perder lo esperado, | | permíteme que la tenga, | | donde ya por las costumbres | | no siento tanto las penas, | | y dame, pues eres noble, | 210 | palabra y fe verdadera | | que no dirás a ninguno | | que soy Teodosia. |
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LAURO | No creas | | que seré tan inhumano: | | sólo te pido licencia | 215 | para verte y regalarte. | |
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TEODOSIA | Podrás venir a mi cueva | | cuando quisieres; mas mira, | | hidalgo, que solo vengas. | | Y dime tu nombre. |
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TEODOSIA | Y es muy justo que lo seas | | para que, de tantos rayos, | | segura la vida tenga | | a la sombra de tus hojas. | |
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LAURO | Gente parece que suena: | 225 | echa por aqueste arroyo | | y yo por estas acequias. | |
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TEODOSIA | Los cielos te guarden, Lauro. | |
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LAURO | Teodosia, el cielo te vuelva | | a tu marido a tus brazos, | 230 | tu corona a tu cabeza. | |
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TEODOSIA | Quien deja a Dios sus venganzas, | | tales esperanzas tenga; | | que nunca sucede bien | | a quien vengarse desea. | 235 |
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(Éntrense; y salen
SELVAGIO y
BARTOLO, alcaldes,
LLORENTE y
BENITO: todos villanos.)
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SELVAGIO | Siéntense todos primero | | que el concejo se proponga. | |
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BARTOLO | Alto los asientos ponga, | | por orden, el pregonero; | | y no entiendan en la Corte | 240 | que nos ganan en saber | | concejo y cabildo hacer | | para lo que al pueblo importa. | |
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SELVAGIO | Siéntese, Llorente, aquí. | |
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LLORENTE | Téngolo a mucho favor. | 245 |
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—fol. 132r→
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SELVAGIO | Demás de ser regidor, | | podéis estar junto a mí, | | porque os tengo voluntad. | |
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BENITO | Donde quiera estaré bien: | 250 | el concejo escomenzad. | |
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SELVAGIO | Primeramente querría | | que un médico se trujese, | | y salario se le diese; | | que no es bien que cada día | 255 | vayan con los orinales | | las mujeres a la Corte; | | que más se paga de porte | | que acá costaran los males. | | Y como el pulso no va | 260 | en la orina (y todo es nada | | porque toda alborotada | | es fuerza que llegue allá) | | querría que aquí viviese | | y cara a cara curase, | 265 | y que el pueblo se animase | | a que salario se diese; | | porque es sin ver el doliente | | el pretendelle curar | | lo mismo que sentenciar | 270 | en ausencia un delincuente. | |
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BARTOLO | Tiene Selvagio razón: | | médico se busque luego | |
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BENITO | Y yo os ruego | | que no pongáis dilación: | 275 | que es el médico, aunque diga | | el pueblo de su virtud, | | alcalde de la salud | | que sus delitos castiga. | |
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BARTOLO | También a mí me parece | 280 | que haya en aqueste lugar | | un maestro de danzar; | | que por momentos se ofrece | | con las danzas ocasión. | |
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LLORENTE | A fe que en lo cierto dais; | 285 | y pues de danzas tratáis, | | y con tanta devoción | | celebráis el santo día | | de Dios, ¿qué fiestas tenéis? | |
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SELVAGIO | Los autos; que ya sabéis | 290 | que es la mayor alegría. | |
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SELVAGIO | El barbero, | | que ha sido medio escolar. | |
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BARTOLO | Idlo a llamar, pregonero. | 295 |
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SELVAGIO | Después que se hacen las fiestas | | de Dios con tal devoción, | | mejores los años son. | |
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BENITO | Pues háganse buenas estas; | | que yo quiero de mi parte | 300 | ayudar al gasto bien. | |
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(Entra el
BARBERO.)
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PREGONERO | Todos me mandan llamarte. | |
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BARTOLO | Dios guarde a vuesas mercedes. | |
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BENITO | ¡Oh, Pablos, albéitar nuestro, | 305 | que por acertado y diestro | | sangrar al Gran Turco puedes!, | | ¿cómo va de las sangrías | | de las ninfas del Parnaso? | |
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BARBERO | Trabajo en sangrarlos paso; | 310 | que no hay vena los más días. | |
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BARBERO | Porque no hacellos juré, | | y lo voy cumpliendo ya. | 315 | Si queréis historia humana | | de la dama y el galán | | que peregrinando van | | por senda segura y llana: | | yo lo haré. Pero otra cosa | 320 | que, por ser alta y sutil, | | ponga en confusión a mil: | | hoy cesa en verso y en prosa; | | y aun las humanas, muy presto, | | |
—fol. 132v→
| también las pienso dejar, | 325 | por no me ver censurar | | ni ser a nadie molesto. | | Yo fui primero inventor | | de la Comedia en Hungría; | | que las que primero había | 330 | eran sin gracia y primor. | | Y tras haber enseñado | | el estilo que hoy se ve, | | y corregido el que fue, | | de Vega me he vuelto en Prado; | 335 | que cuando vengo a tener | | fruto de mil escritores, | | hay mil que dejan las flores | | y andan buscando alcacer. | | Es fuerte cosa que intente | 340 | dar gusto a toda el aldea, | | y que un inorante sea | | curioso y impertinente. | | No quiero tener oficio | | que a muchos ha de agradar | 345 | pudiéndome yo ocupar | | en más seguro ejercicio; | | que hay hombre que piensa aquí, | | y más si entiende un soneto, | | que no puede ser discreto, | 350 | y no dice mal de mí. | | Comprar quiero unos antojos | | para mirar a lo sabio, | | torciendo a lo falso el labio | | y encapotando los ojos. | 355 | A los que merced me han hecho | | yo los sabré celebrar | | dándoles justo lugar | | en el papel y en el pecho. | | A los demás que no agrada | 360 | mi intención, les digo, en suma, | | que quiero colgar la pluma | | como otros cuelgan la espada. | |
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SELVAGIO | ¡Pardiez que tiene razón! | | Siempre la patria es ingrata. | 365 |
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BARTOLO | Un tigre a sus hijos trata | | con más piedad y afición. | |
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LLORENTE | Por muchos que os quieren bien, | | perdonad con pecho igual | | algunos que dicen mal | 370 | y querranos bien también. | | A las costumbres del mundo | | no tratéis de dar consejo, | | que ha muchos años que es viejo. | |
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BARBERO | Saben las musas que fundo | 375 | en agradar mi intención | | a los sabios y discretos. | |
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BARTOLO | ¿Quereisme hacer mil sonetos? | |
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BARTOLO | Escuchad la razón: | | al Rey los quiero envïar. | 380 |
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BARBERO | Hay allá otros mejores; | | y a tan pobres labradores | | nunca los dejan entrar. | | Pero yo los quiero hacer. | |
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BENITO | Callad, que no puede ser; | | que a muchos oigo decir | | que los que componen, sudan, | | gruñen, gimen y trasudan | 390 | como quien quiere parir. | | Y que, empezando un soneto | | por Navidad, fin le dan | | la víspera de San Juan, | | y que no sale perfeto. | 395 |
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BARBERO | Fáltales el natural | | que da cielo a quien él quiere. | |
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PASCUAL | (Dentro.) | Aunque el concejo se altere | | he de entrar. |
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(Entra
PASCUAL, villano.)
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PASCUAL | Yo, | 400 | |
—fol. 133r→
| que os traigo una buena nueva | | para que albricias me deba | | todo el lugar. |
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SELVAGIO | Eso no; | | que yo las haré pagar, | | porque debellas es ley | 405 | de ingratos. |
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PASCUAL | ¡Hoy viene el Rey | | a nuestro monte a cazar! | | Y pienso que, hoy también, | | que aunque tan preñada estaba, | | Faustina le acompañaba. | 410 |
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SELVAGIO | Mal fuego la queme, amén; | | que por ella dieron muerte | | a la Reina sin razón. | |
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PASCUAL | Gozad la buena ocasión: | | habladle y haced de suerte | 415 | que maten este animal, | | pues traen tantos monteros, | | perros y lebreles fieros, | | y cesará tanto mal | | como padece el aldea | 420 | y toda la serranía. | |
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BENITO | Ayer Lorenza venía, | | que ya sabéis que no es fea, | | con una carga de pan, | | y al camino le salió: | 425 | huyó y el pan le dejó. | | Volvió a la tarde Silván | | y anduvo todo el camino, | | y aun el pollino no halló: | | que todo el pan se comió, | 430 | costal, albarda y pollino. | |
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BARTOLO | No es cosa para sufrir: | | háblese al Rey. |
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SELVAGIO | Pues los dos podemos ir, | 435 | aunque yo temo turbarme. | |
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LLORENTE | ¿Y qué importa que os turbéis? | |
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BARBERO | Bien será que lo penséis. | |
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SELVAGIO | Con vós quiero aconsejarme, | | que sois hombre que ha estudiado. | 440 |
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BARBERO | Vamos, que por el camino | | os diré lo que imagino: | | ni largo que cause enfado | | ni breve que no se entienda. | |
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BARTOLO | Hoy muere aqueste animal. | 445 |
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BENITO | Por velle en este arenal | | tendido, daré mi hacienda. | |
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(Éntrense; y salgan, con mucho
acompañamiento, por un palenque, algunos cazadores con perros de
traílla y otros con aves; y detrás, en un sillón,
FAUSTINA, y el
REY DE HUNGRÍA a caballo. Apéanse en el
teatro.)
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MONTERO | Aquí, con dulce y agradable acento, | | bastante a deshacer todos los daños | | del cansancio y calor, refresca el viento | 450 | una fuente que hiciera mil engaños | | a la hermosura loca de Narciso, | | y guarnécenla enebros y castaños. | |
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FAUSTINA | Es todo aqueste prado un paraíso | | donde parece que naturaleza | 455 | mostrar su mano artificiosa quiso. | |
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—fol. 133v→
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REY DE HUNGRÍA | Antes que de la sierra la aspereza | | subas, mi bien, en esta verde falda | | descansa; y honre el prado tu belleza. | | Mira cómo le sirve de guirnalda | 460 | nieve escarchada como plata pura | | y se baña los pies en esmeralda. | | Mira por esa parte la espesura | | de mil sombrosas hayas, y estas fuentes | | que espejos quieren ser de tu hermosura. | 465 | Y cómo tantas aves diferentes | | repiten en unísona armonía | | del dulce amor los tiernos accidentes. | | Y que, envidiosos de su melodía, | | cantan las aguas y responde el valle | 470 | con los ecos que aprende todo el día. | | Mira esta verde y deleitosa calle | | de álamos negros; y, este prado, mira, | | donde apenas hay flor que no se halle: | | aquí divino olor el lirio espira, | 475 | el jacinto oriental y la azucena, | | con granos de oro que la vista admira; | | la estrella mar y la violeta amena, | | con el jazmín y la purpúrea rosa | | teñida en sangre de su misma vena. | 480 | Descansa, pues, aquí, querida esposa, | | porque subas mejor la inculta sierra | | en cayendo la siesta calurosa. | |
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FAUSTINA | Ningún regalo ni contento encierra | | toda aquesta hermosura que te iguale; | 485 | ni todos los tesoros de la tierra. | | Sin el contento del amor no vale | | el sitio ameno, el prado ni la fuente, | | que en rayos de cristal del monte sale, | | un átomo de bien. Pero presente | 490 | con que se goza todo el bien se aumenta. | |
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REY DE HUNGRÍA | Tu vida el cielo, mi Faustina, aumente; | | que a mí ninguna cosa me contenta | | lejos de tu hermosura, en cuyos ojos | | el cuerpo vive, el alma se alimenta, | 495 | la guerra es paz y gloria los enojos. | |
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—fol. 134r→
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(Salen los alcaldes,
SELVAGIO y
BARTOLO, y
LLORENTE con ellos.)
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SELVAGIO | Llegad con mucho cuidado. | |
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BARTOLO | ¿Traeislo bien aprendido? | |
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SELVAGIO | Muy bien lo traigo estodiado, | | mas todo se me ha caído | 500 | en habiendo al Rey mirado. | |
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MONTERO | Señor, | | labradores del aldea. | |
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SELVAGIO | ¿Hasnos de oír, por favor? | |
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REY DE HUNGRÍA | Pues ese tu nombre sea. | 505 |
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FAUSTINA | [Aparte.] | No lo merece mejor. | |
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SELVAGIO | ¿Hasnos de ayudar ahora | | para matar una fiera | | que nuesos campos devora? | | ¿Hasnos también, porque quiera, | 510 | de dar tu favor, señora? | | Es un animal que anida | | en este monte; tan fuerte | | que nos roba la comida, | | y, como le des la muerte, | 515 | darasnos señor, la vida. | | Y si guerra hacer esperas: | | llevarasnos donde quieras | | y a servirte obligarasnos. | |
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REY DE HUNGRÍA | ([Aparte.] | Todo este lugar es asnos | 520 | y todo este monte fieras.) | | Días ha que se decía | | que deste monte en lo espeso | | aqueste animal había. | |
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BARTOLO | Ya su retrato anda impreso | 525 | y se cantan cada día | | las coplas de sus traiciones. | |
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REY DE HUNGRÍA | ¿Por qué en tantas ocasiones | | no le salís a matar? | |
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BARTOLO | Está muy pobre el lugar | 530 | de rocines y lanzones. | | Y esta bestia no es de aquellas | | que no se saben guardar; | | que es como vós, no como ellas, | | pues sabe correr y hablar, | 535 | y aun sabe forzar doncellas. | |
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BARTOLO | Si no es que el miedo | | las ha obligado a mentir, | | más de seis decirte puedo. | |
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SELVAGIO | En decir | 540 | su forma, temblando quedo. | | Él es como una persona, | | poco más a menos. |
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REY DE HUNGRÍA | Bien | | su simplicidad le abona. | | ¿Y hablara también? |
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BARTOLO | A nadie perdona. | | Tiene el rostro hacia adelante, | | las espaldas hacia atrás | | y el cuerpo como un gigante. | |
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REY DE HUNGRÍA | Calla, que ocasión darás | 550 | a que la Reina se espante. | |
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FAUSTINA | No me da la fiera espanto, | | sino el sol y algún dolor. | |
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MONTERO | No es fresco este prado tanto | | como aquel bosque, señor. | 555 |
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FAUSTINA | ¡Ay, cielo piadoso y santo! | | ¡Que no sé qué siento en mí! | |
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REY DE HUNGRÍA | Si el bosque es mejor lugar: | | mejor, mi Faustina, allí, | | podrás la siesta pasar. | 560 |
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SELVAGIO | Echad, señor, por aquí, | | que yo sé bien la espesura, | | hasta el pie de las montañas: | | veréis con cuánta hermosura, | | entre lirios y espadañas, | 565 | un arroyuelo murmura. | | Veréis zarzas intricadas | | donde las vides colgadas | | hacen lazos de mil modos. | |
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REY DE HUNGRÍA | Vayan a alojarse todos | 570 | por las sombras enramadas | | mientras descansa mi esposa; | | y, en cayendo el sol ardiente | | desta siesta calurosa, | | acudirán a la fuente | 575 | |
—fol. 134v→
| de aquesta arboleda hermosa. | | Iremos a ver si, acaso, | | hallamos este animal... | |
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REY DE HUNGRÍA | ... Que no se ha de ir si es igual, | 580 | en las alas, al Pegaso. | |
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(Éntrense, y quede allí el labrador
LLORENTE.)
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LLORENTE | Ya por el bosque se van | | a buscar el arroyuelo | | en cuya orilla podrán | | pasar el sol; que, en el cielo, | 585 | altos, sus rayos, están. | | Aunque mucho mejor fuera | | que alguno dél te pasara, | | ¡oh, tirana, injusta y fiera, | | más que la que el monte ampara | 590 | y asombra nuestra ribera!; | | que esta, en fin, es animal | | que baja a buscar sustento, | | y tú mujer desigual | | de cuyo tirano intento | 595 | nos resulta tanto mal: | | hiciste matar la hermosa | | Teodosia, del Rey esposa, | | santa, honesta y adorada | | de Hungría, y tu hermana amada, | 600 | solo en ser mártir dichosa. | | Voces dan, mas es que allí | | va corriendo un jabalí; | | y ya el Rey y sus monteros | | le van siguiendo ligeros. | 605 | Mas, ¡cielos!, ¡quién viene aquí!: | | ¿no es aqueste el animal | | espanto de toda Hungría? | |
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(Entra
TEODOSIA.)
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TEODOSIA | No temas, hombre, confía; | 610 | que no vengo a hacerte mal. | |
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LLORENTE | ¡Ay, señor, por Dios le ruego | | que tenga piedad de mí! | | [Aparte.] | ¡Los ojos tiene de fuego! | |
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TEODOSIA | ¡Escúchame y vuelve en ti! | 615 |
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TEODOSIA | No más | | de saber qué gente es esta. | |
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LLORENTE | Pienso que de la respuesta | 620 | conmigo te enojarás. | |
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LLORENTE | Sepa que son | | el Rey y aquella tirana | | que fue de Teodosia hermana, | | que quiere hacerle Anteón | 625 | en figura de Dïana; | | que de este monte han venido | | villanos que le han contado | | lo que ha robado y comido, | | y darle muerte han jurado. | 630 |
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TEODOSIA | Otra vez lo han pretendido; | | no es aquesta la primera. | |
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LLORENTE | En verdad que no es tan fiera | | como en la villa decían. | |
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TEODOSIA | Fiera soy, pues que me envían | 635 | a que entre ellas viva y muera. | |
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LLORENTE | Escóndase por su vida; | | mire que matarla quieren... | |
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TEODOSIA | Del cielo estoy defendida. | |
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LLORENTE | Temo que al pasar la esperen | 640 | por esta margen florida. | | Y después que la miré, | | sin temor me aficioné | | a su cara, que es tan bella | | que de la tarde la estrella | 645 | no es tan hermosa, a la fe. | | ¿Dónde vive? Y llevarele | | algún regalo de pan | | y vino que la consuele. | |
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TEODOSIA | Casa los montes me dan, | 650 | la tierra alojarme suele. | | |
—fol. 135r→
| Vete en buen hora, y no cuentes | | a ninguno que me has visto. | |
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LLORENTE | No solamente a las gentes; | | mas verá que me resisto | 655 | a estos olmos y a estas fuentes. | | ¡Dios le libre de traidores! | |
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TEODOSIA | Aun la sangre no es leal. | |
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LLORENTE | Campos, aguas, plantas, flores, | | el que llamáis animal, | 660 | merece ser dios de amores. | |
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(Vase el labrador.)
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TEODOSIA | Asperísimas sierras que en altura | | sois ícaros del sol, pues a su llama | | ambiciosa la tierra os encarama | | para que deis asalto a su hermosura; | 665 | las blancas alas de la nieve pura | | derrite y como plumas las derrama | | en este prado, a sus arroyos cama, | | y en aquella laguna, sepoltura: | | años he sido vuestra humana fiera; | 670 | yo pienso que en mi muerte se declaran | | los mismos que intentaron la primera; | | mas, aunque cielo y suelo en vós me
amparan, | | ¡qué fuera de los tristes si no hubiera | | muerte en que todas las desdichas paran! | 675 |
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(Sale
FAUSTINA con un niño en los brazos.)
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FAUSTINA | ¿Quién con tanta soledad | | ha tenido tal suceso? | | Pero no fuera por eso | | mayor mi infelicidad; | | que alguna oculta deidad | 680 | a este monte me ha traído, | | donde, habiendo el Rey seguido | | un jabalí, me dejó | | donde solamente yo | | todo mi remedio he sido; | 685 | que apenas decir oí | | de aqueste animal, ¡oh, rayo | | de Hungría!, cuando un desmayo | | en el corazón sentí | | tan mortal que me caí | 690 | en las yerbas de aquel prado; | | donde, habiendo despertado, | | hallé en juncos y espadañas | | el fruto de mis entrañas, | | como traidor, desdichado. | 695 | Envolvile como pude, | | y del miedo de una voz | | que dijo que aquel feroz | | animal al agua acude, | | para que no me le mude | 700 | de mi vientre al suyo fiero, | | buscar a mi esposo quiero: | | voces no me atrevo a dar, | | porque sería llamar | | al cruel monstruo primero. | 705 |
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TEODOSIA | ([Aparte.] | Esta es mi enemiga hermana; | | Faustina es esta, ¡ay de mí! | | ¿Es posible que te vi | | en este monte, inhumana? | | Mas tengo por cosa llana | 710 | |
—fol. 135v→
| que el cielo te trujo aquí | | porque me vengue de ti | | y de tu sangre no goces | | el fruto, pues desconoces | | la que tuviste de mí. | 715 | No te trujo en vano el cielo | | a la aspereza en que vivo; | | que, aunque traidora, recibo | | con verte en mi mal consuelo. | | Que me conozca recelo: | 720 | quiero encubrirme la cara | | con el cabello.) Repara | | en que me tienes aquí. | |
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FAUSTINA | ¡Cielos!, ¡la vida perdí! | | ¡Rey, señor, nadie me ampara! | 725 |
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TEODOSIA | Desmayose de mirarme | | o el cielo a entender le dio | | que la vida pretendió | | con reino y honor quitarme. | | ¡Qué buen tiempo de vengarme | 730 | si en mi nobleza cupiera! | | Pero si me han hecho fiera: | | fiereza podré tener. | | Pero no, que soy mujer | | y he de ser lo que antes era: | 735 | solo será mi venganza, | | pues el cielo lo ha querido, | | quitarle este mal nacido | | fruto en que está su esperanza; | | no ha de ser todo bonanza. | 740 | Fiera, crüel, homicida, | | no le quitaré la vida; | | mas quitarele a tus ojos | | para templar los enojos | | de que me siento ofendida: | 745 | harele fiera conmigo | | lo que durare la mía, | | para tener compañía | | y en mi pena algún testigo; | | no lo verás más contigo, | 750 | ni los cielos más te den; | | a quien ruego que también | | saquen de ser animal | | quien padece tanto mal | | y se ha visto en tanto bien. | 755 | (Tome la criatura.) | Gente suena, bien será | | subirme ese monte arriba; | | que mi cueva, en peña viva, | | segura del Rey está. | | Ya dan voces. |
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MONTERO | (Dentro.) | ¡Por acá!; | 760 | que no está la Reina aquí. | |
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(Éntrese
TEODOSIA.)
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REY DE HUNGRÍA | ¡Ay de mí! | | ¡Corred el monte, vasallos! | |
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MONTERO | ¡No pueden subir caballos! | |
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REY DE HUNGRÍA | ¡Toda mi gloria perdí! | 765 |
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(Salga el
REY y su gente.)
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MONTERO | ¿Bulto es aquel o me engaño? | |
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REY DE HUNGRÍA | Si es ella, sin duda es muerta. | |
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REY DE HUNGRÍA | Mi bien, despierta, | | si no es que en verte me engaño; | | mira que tu rostro baño | 770 | en lágrimas amorosas. | |
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REY DE HUNGRÍA | Deidades piadosas: | | dadle aliento, dadle vida. | | ¿Es desmayo o es herida? | |
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MONTERO | Yo pienso que entrambas cosas. | 775 |
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FAUSTINA | Un grande mal: | | aquel feroz animal... | |
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REY DE HUNGRÍA | [Aparte.] | Dejalla fue desvarío. | |
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FAUSTINA | ... vino atravesando el río | 780 | |
—fol. 136r→
| y se me puso delante | | con la altura de un gigante; | | y el fruto de mis entrañas | | se ha llevado a las montañas | | de aqueste segundo atlante; | 785 | que luego que te partiste | | salió a ver la luz del cielo; | | mas puede darte consuelo | | que es mujer. |
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REY DE HUNGRÍA | ¡Ay de mí, triste! | | Cielo airado, ¿en qué consiste | 790 | que no se logren jamás? | | Pero, pues con vida estás, | | tratemos de tu reparo. | |
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FAUSTINA | [Aparte.] | De temor no le declaro | | que aquesto merezco y más... | 795 |
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REY DE HUNGRÍA | Cazadores y monteros: | | ¡mi hija lleva una fiera! | | Si acaso la ha muerto: muera. | | Seguidla todos ligeros: | | yo prometo a los primeros | 800 | que la vieren o mataren | | todo aquello que alcanzaren | | a ver desde el mismo puesto. | |
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MONTERO | Tú verás su muerte presto. | |
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REY DE HUNGRÍA | Los cielos tu vida amparen. | 805 | Anímate, esposa mía: | | muestra agora tu valor. | |
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FAUSTINA | Es tanto el grave dolor | | que la vida desconfía. | |
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REY DE HUNGRÍA | Toda mortal alegría | 810 | viene a parar en tristeza: | | al que la estraña fiereza | | del monstruo pueda vencer, | | hoy le prometo poner | | mi corona en la cabeza. | 815 |
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(Váyanse; y entren con ruido de
desembarcación tres caballeros,
PLÁCIDO,
FULGENCIO,
ARFINDO, y traigan un
NIÑO de pocos años consigo.)
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PLÁCIDO | (Dentro.) | ¡A costa el barco, a costa! |
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FULGENCIO | No permitas | | que salga a tierra algún piloto, Arfindo. | |
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ARFINDO | ¡Quédense todos en la nave! |
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PLÁCIDO | ¡Ténganse! | | Que ninguno ha de ver la tierra. |
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(Salgan.)
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PLÁCIDO | Si verdad te digo, | 820 | ni sé si es tierra firme ni si es isla. | |
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FULGENCIO | Pues estamos de España tan distantes, | | ¿qué nos importa? |
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ARFINDO | De importancia fuera | | saber dónde quedaba este inocente. | |
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FULGENCIO | Si ha de ser pasto de las fieras y aves | 825 | deste desierto, poco importa, Arfindo: | | trátese de dejarle y quiera el cielo | | que este grave delito nos perdone. | |
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ARFINDO | Yo hago lo que el Conde me ha mandado. | | El Conde es mi señor; su hija ha sido | 830 | culpada, inobediente y atrevida, | | en casarse, Fulgencio, de secreto. | | |
—fol. 136v→
| Puesto que se casó con primo suyo, | | yo pienso que a los dos dará la muerte, | | pues a este niño y nieto suyo intenta | 835 | dársela tan estraña, o por lo menos | | alejalle de España y Barcelona, | | donde jamás se entienda que es su nieto, | | si acaso le guardare la fortuna, | | cosa que es imposible en este monte. | 840 |
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PLÁCIDO | No hay imposible a lo que Dios ordena, | | ni fortuna ni hado ni suceso; | | que todo pende, vive y se conserva | | de su divina voluntad. |
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ARFINDO | El Conde | | fue, en aquesto, más bárbaro que padre. | 845 | ¿De qué sirvió prender a su sobrino, | | siendo segundo hijo de tal príncipe | | como es el rey de Nápoles? |
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FULGENCIO | El día | | que vence a la piedad, al deudo y sangre | | el agravio que obliga a la venganza: | 850 | no tiene la razón su justo imperio; | | pareciole, y decía que si fuera | | el delito de un mes, o un año, estaba | | más de su parte la piedad; mas viendo | | que ha tantos años que el agravio dura, | 855 | cuantos tiene este niño que traemos: | | ellos quiere que mueran en prisiones | | y el niño en tierra estraña. |
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PLÁCIDO | Yo sospecho | | que es bien estraña tierra en la que estamos: | | áspero monte y elevada tierra, | 860 | río pequeño, arroyos delicados, | | sombrosas hayas y robustos robles, | | castaños acopados, altos pinos, | | cipreses tristes y intricadas zarzas | | se descubren aquí sin senda alguna. | 865 | Ea, Felipe, aquí esperad un poco; | | que queremos cazar por este monte | | algún venado o jabalí que pueda | | darnos sustento en nuestra nave en tanto | | que vamos a la patria: Barcelona. | 870 |
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NIÑO | ¿Para qué queréis que espere? | | ¿No es mejor ir con vosotros? | |
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ARFINDO | Vamos muy lejos nosotros, | | y ir solo Plácido quiere. | | |
—fol. 137r→
| Vós, mi bien, os cansaréis: | 875 | mejor es que en este prado, | | porque no os canséis, sentado, | | que volvamos, esperéis. | | Jugad aquí con las flores | | que aqueste arroyo guarnecen | 880 | mirando cómo os parecen | | en la frescura y colores. | | Sentaos en estas gamarzas, | | coged lirios amarillos, | | tirad a los pajarillos | 885 | piedras por aquellas zarzas. | | Y si viéredes, mis ojos, | | que tardamos, bien podéis | | dormiros. |
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NIÑO | No me engañéis, | | que es doblarme los enojos. | 890 | Decidme, amigos, verdad: | | si os vais y el abuelo mío | | quiere, con rigor impío, | | matarme en tal soledad; | | mejor es el desengaño | 895 | o mejor que me matéis, | | porque allá le aseguréis | | los recelos de su daño; | | que mientras más presto muera, | | más presto a Dios pediré | 900 | venganza. |
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FULGENCIO | ¡Ay cielos! No sé | | qué león, qué tigre, fiera | | hiciera tanta crueldad; | | los ojos me baña el llanto. | |
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ARFINDO | Mientras reparares tanto | 905 | en su inocencia y piedad, | | no has de tener corazón | | para que pongas el gusto | | del Conde, justo o injusto, | | en debida ejecución. | 910 |
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FULGENCIO | Felipe, quedaos aquí | | y, si merendar queréis, | | en este lienzo hallaréis | | lo que para vós pedí; | | que es todo dulce y muy bueno. | 915 |
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ARFINDO | Sí haréis, que está el monte lleno | | de peñascos y de asperezas: | | ¡quedaos con Dios, Dios os guarde! | 920 |
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NIÑO | Miren que no vuelvan tarde... | |
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FULGENCIO | [Aparte.] | Podrá con estas ternezas | | enternecer un diamante. | |
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(Váyanse.)
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NIÑO | ¡Qué bueno quedo, ay de mí, | 925 | en soledad semejante! | | Que se van estos sospecho | | y me dejan a morir, | | pues lloraban al partir | | con enternecido pecho. | 930 | Quiero sobre aquesta peña | | subirme y mirar el mar. | |
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(Súbese el
NIÑO en una peña.)
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(Salen
LAURO y
LLORENTE y
BENITO.)
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LLORENTE | Del que la pudiere hallar | | no será dicha pequeña. | |
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LAURO | No hayas miedo, porque es grande | 935 | deste monte la aspereza, | | aunque toda su riqueza | | a los cazadores mande. | | ¡Oh cuánto me pesaría | | que la Reina fuese hallada! | 940 | Aunque pienso que vengada | | de Faustina moriría | | sólo en haberle quitado | | lo que dicen que parió. | |
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NIÑO | ¿Qué miro, mísero yo, | 945 | pues nací tan desdichado? | | Ya se han entrado en la mar, | | y desde el barco en la nave, | | el viento corre süave, | | |
—fol. 137v→
| las velas he visto izar. | 950 | Traza ha sido de mi abuelo, | | pues a mis padres prendió: | | ¿qué haré, desdichado yo, | | solo en este monte? |
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LAURO | ¡Ay, cielo! | | ¿No escuchas una voz tierna | 955 | quejarse entre estos enebros? | |
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BENITO | ¿Si es ave y dice requiebros | | al sol que el mundo gobierna? | |
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NIÑO | ¿Qué haré yo, triste de mí, | | en tierra estraña? |
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LLORENTE | Esta fuente | 960 | parece que tristemente | | murmura y se queja ansí. | |
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LAURO | No es ave ni es fuente, no; | | voz humana me parece: | | ¿no veis cómo el llanto crece? | 965 |
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NIÑO | ¿Qué culpa he tenido yo | | de la ofensa de mi abuelo? | | ¡Ay Dios! Entre estos jarales | | oigo algunos animales. | | ¡Piedad, piedad, justo cielo, | 970 | que me vienen a comer! | |
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LAURO | Quedo, que ya he visto yo | | quién se queja. |
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LAURO | ¿Cómo no acabáis de ver | | un niño, en aquella peña, | 975 | que está llorando? |
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LLORENTE | Las piedras mueve a piedad. | |
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LAURO | Niño que Dios guarde: ¡baja | | y dinos qué mal te aqueja! | 980 |
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NIÑO | ¡Ay, señores, no me maten, | | que vengo de estrañas tierras! | |
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LAURO | Español habla, ¡por Dios! | |
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LLORENTE | Tú puede ser que le entiendas, | | que has ido a España. |
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LAURO | Yo sí: | 985 | tres años estuve en ella. | | ¡Deciende niño, deciende!; | | ¡baja del monte, no temas! | |
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LAURO | ¿No lo ves | | en el traje y en las señas? | 990 |
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LAURO | Estraño caso: | | ¿qué es esto que el cielo ordena? | 995 |
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NIÑO | Señores, no me hagan mal. | |
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LAURO | ¿Cómo has venido a esta sierra | | en traje y lengua español? | |
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NIÑO | Sepa | | que el conde de Barcelona | 1000 | tiene una hija y que, della, | | soy hijo, y de un caballero, | | hijo de un rey de una tierra | | que está más allá del mar. | | No fue casado con ella, | 1005 | y mi abuelo, que lo supo, | | a mi madre tiene presa; | | y a mí me mandó traer | | en una nave, a que fuera | | lejos de España arrojado | 1010 | en alguna isla o selva, | | por no ensangrentar las manos | | en una cosa tan tierna. | | ¿Qué tierra es aquesta? |
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NIÑO | Dígame: ¿matan en ella | 1015 | a los niños que su abuelo | | quiere muy mal? |
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LAURO | ¡Qué inocencia! | | No, mi señor; no, mis ojos: | | antes comida, merienda, | | juegos, vestidos, regalos, | 1020 | cama, casa, almuerzo y cena; | | yo os llevaré donde estéis | | como con la madre vuestra; | | que un nieto de un rey merece | | que como a quien es le tengan; | 1025 | podrá ser que Dios permita | | que alguna vez se arrepienta | | el conde de Barcelona, | | y que os busque, estime y quiera | | para señor de su estado. | 1030 |
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NIÑO | Ruegue a Dios que verdad sea; | | que yo le daré mil cosas. | | |
—fol. 138r→
| ¿Está su casa aquí cerca? | |
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LAURO | Detrás de aquestos peñascos. | |
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NIÑO | ¿Y tiene niños en ella? | 1035 |
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NIÑO | ¿Y ha mucho que anda a la escuela? | |
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LAURO | No, mi rey; que de mi casa | | está la villa una legua. | |
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NIÑO | Yo le enseñaré a leer. | 1040 |
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LAURO | Aunque le importen las letras, | | mejor es que le deis armas, | | pues los reyes honran dellas | | los hidalgos que los sirven. | |
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NIÑO | Es cuando los reyes reinan, | 1045 | que no cuando desterrados | | van por las tierras ajenas. | |
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LLORENTE | ¿Qué te dice? Que su lengua | | no le entendemos nosotros. | 1050 |
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LAURO | Cosas estrañas y nuevas | | que algún día las sabréis. | | Vamos, mi bien, porque os vea | | la que ya tendréis por madre | | hasta que gocéis la vuestra. | 1055 |
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NIÑO | Como a mi señora y tía | | la serviré. |
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LAURO | El cielo quiera | | que Nápoles y Aragón | | os coronen la cabeza. | | ¿Qué nombre tenéis? |
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LAURO | Gran valor el nombre muestra. | | Si sois como el macedonio | | y otro Alejandro os hereda, | | seréis señores del mundo. | | ¿Qué es aquesto? |
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NIÑO | La merienda | 1065 | que me dejaron los hombres | | que ya por el mar navegan. | |
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LAURO | Acá le tendréis mejor: | | salid, mi bien, de la selva; | | que Dios que os trujo a mi casa | 1070 | os hará rey en la vuestra. | |
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