Jornada cuarta |
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Entra el cautivo que se huyó, descalzo,
roto el vestido, y las piernas señaladas como que trae muchos rasgones
de las espinas y zarzas por do ha pasado.
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[CAUTIVO] | Este largo camino, | | tanto pasar de breñas y montañas, | | y el bramido contino | | de fieras alimañas | | me tiene de tal suerte, | 5 | que pienso de acabarle con mi muerte. | | El pan se me ha acabado, | | y roto entre jarales el vestido; | | los zapatos, rasgado; | | el brío, consumido; | 10 | de modo que no puedo | | un pie del otro pie pasar un dedo. | | Ya la hambre me aqueja, | | y la sed insufrible me atormenta; | | ya la fuerza me deja; | 15 | ya espero desta afrenta | | salir con entregarme | | a quien de nuevo quiera cautivarm[e]. | | He ya perdido el tino; | | no sé cuál es de Orán la cierta vía,
| 20 | ni senda ni camino | | la triste suerte mía | | me ofrece; mas, ¡ay laso!, | | que, aunque la hallase, no hay mover el pa[so], | | |
-fol. 13r-
| ¡Virgen bendita y bella, | 25 | remediadora del linaje humano, | | sed Vos aquí la estrella | | que en este mar insano | | mi pobre barca guíe | | y de tantos peligros me desvíe! | 30 | ¡Virgen de Monserrate, | | que esas ásperas sierras hacéis cielo, | | enviadme rescate, | | sacadme deste duelo, | | pues es hazaña vuestra | 35 | al mísero caído dar la diestra! | | Entre estas matas quiero | | asconderme, porque es entrado el día; | | aquí morir espero. | | Santísima María, | 40 | en este trance amargo, | | el cuerpo y alma dejo a vuestro cargo. | |
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(Échase a dormir entre unas matas, y sale
un león y échase junto a él muy manso, y luego sale otro
cristiano, que también se ha huido de Argel, y dice:)
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[CRISTIANO] | Estas pisadas no son, | | por cierto, de moro, no; | | cristiano las estampó, | 45 | que con la misma intención | | debe de ir que llevo yo. | | De alárabes las pisadas | | son anchas y mal formadas, | | porque es ancho su calzado; | 50 | el nuestro más escotado, | | y ansí son diferenciadas. | | Yo seguro que no está | | muy lejos de aquí escondido, | | porque el rastro he ya perdido; | 55 | mas el sol alto está ya, | | y yo mal apercebido. | | Aquí me quiero esconder | | hasta que al anochecer | | [to]rne a seguir mi viaje; | 60 | que en este mismo paraje | | Mostagán viene a caer. | | Pues el sol sale de allí, | | el norte hacia aquí se inclina: | | no está lejos la marina. | 65 | ¡Oh, qué mal que estoy aquí! | | ¡Buen Jesús, tú me encamina, | | que mucho alárabe pasa | | por esta campaña rasa! | | Si hoy me he acertado a esconder, | 70 | no me despido de ver, | | mis hijos, mujer y casa. | |
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(Escóndese, y luego sale un morillo, como
que va buscando yerbas, y ve escondido a este segundo cristiano, y comienza a
dar voces:
«¡Nizara,
nizara!», a las cuales acuden otros moros y cogen al
cristiano, y dándole de mojicones se entran.)
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(En entrando, despierta el primer cristiano, que
está junto al león, y viéndole, se espanta y
dice:)
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[CRISTIANO] | ¡Sancto Dios! ¿Qué es lo que veo?
| | ¡Qué manso y fiero león! | | Saltos me da el corazón; | 75 | cumplido se ha mi deseo; | | libre soy ya de pasión, | | pues lo quiere mi ventura. | | Éste, con su fuerza dura, | | mis días acabará, | 80 | y su vientre servirá | | al cuerpo de sepultura. | | Pero tanta mansedumbre | | no se ve ansí fácilmente | | en animal tan valiente, | 85 | aunque su fiera costumbre, | | muestra a las veces clemente. | | Mas, ¿quién sabe si movido | | el cielo de mi gemido, | | |
-fol. 13v-
| este león me ha enviado | 90 | para ser por él tornado | | al camino que he perdido? | | Sin duda es divina cosa, | | y asegúrame este intento | | que en mis espíritus siento, | 95 | con fuerza maravillosa, | | un nuevo crecido aliento; | | y ya es caso averiguado | | que otro león ha llevado | | a la Goleta a un cativo | 100 | que le halló en un monte esquivo, | | huido y descaminado. | | ¡Obra es ésta, Virgen pía, | | de vuestra divina mano, | | porque ya está claro y llano | 105 | que el hombre que en vos confía | | no espera y confía en vano! | | Espérame, compañero, | | que yo determino y quiero | | seguirte doquier que fueres; | 110 | que ya me parece que eres, | | no león, sino cordero. | |
(Éntrase y vuelve a salir en la cuarta
jornada con el león que le guía. Dice:)
| Nunca con menos afán | | he caminado camino; | | y, aquello que yo imagino, | 115 | no está muy lejos Orán. | | ¡Gracias te doy, Rey divino! | | ¡Virgen pura, a Vos alabo! | | Yo ruego llevéis al cabo | | tan estraña caridad; | 120 | que, si me dais libertad, | | prometo seros esclavo. | |
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(Vase, y en la cuarta jornada salen dos
cautivos:
PEDRO y
SAYAVEDRA.)
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[PEDRO] | Siete escudos de oro he granjeado | | [co]n mi solicitud, industria y maña, | | [y au]n son pocos, según he trabajado. | 125 | Nunca tuve otros tantos en España, | | cuando anduve en la guerra de Granada, | | armado nueve meses en campaña. | |
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SAYAVEDRA | ¿Cómo cayeron, Pedro en la celada | | los siete escudos hoy, por vida mía, | 130 | cualque nueva campaña fabricada? | |
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PEDRO | Muy mal se negará a tu cortesía | | cualquier secreto mío. Escucha agora, | | y verás lo que he hecho en este día. | | En esta casa grande do Yzuf mora, | 135 | renegado español que está casado | | con Zahara, la ilustre hermosa mora, | | está un cativo nuevo, que es llamado | | Aurelio, y una Silvia, hermosa dama, | | de quién está el Aurelio enamorado. | 140 | Los dos de principales tienen fama, | | y helo dicho yo al rey, y mandó darme | | los tres escudos déstos. |
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PEDRO | Gentil o no gentil, si remediarme | | no puedo de otra suerte, y cada día | 145 | he de dar mi jornal y sustentarme, | | ¿quieres que cate y guarde
cortesía | | a quien puede pagar bien su rescate? | | ¡No reza esa oración mi ledanía! | |
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PEDRO | Son de un jaque y mate | 150 | que he dado en una bolsa de un cristiano | | con un muy concertado disparate. | | Hele hecho tocar casi con mano | | que tengo ya una barca medio hecha, | | debajo de la tierra, allá en un llano. | 155 | Queda desta verdad bien satisfecha, | | su voluntad, y, cierto, el bobo piensa | | alcanzar libertad ya desta hecha; | | y para ayuda, el gasto y la despensa | | de tablas, vela, pez, clavos y estopa, | 160 | los cuatro dio con que compró su ofensa. | |
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SAYAVEDRA | ¡Desdichado de aquel que acaso topa | | contigo, Pedro, y tú más desdichado, | | que así cudicias la cristiana ropa! | | ¡En peligroso golfo has engolfado | 165 | tu barca, de mentiras fabricada, | | y en ella tú serás sólo anegado! | |
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PEDRO | La de Noé, que está bien ancorada | | |
-fol. 14r-
| en las sierras de Armeña, sería buena, | | si no vale la mía acaso nada. | 170 | Quizá nos llevará a Sierra Morena, | | pero, por cuatro escudos, buena es ésta, | | si acuden otros cuatro a caer carena. | | Ajenos pies han de subir la cuesta | | agria de mi trabajo, y yo, holgando, | 175 | haré agasajo, regocijo y fiesta. | | ¿Qué piensas, Sayavedra? |
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SAYAVEDRA | Estoy pensando | | cómo se echa a perder aquí un cristiano, | | y más, mientras más va, va peorando. | | Cautivo he visto yo que da de mano | 180 | a todo aquello que su ley le obliga, | | y vive a veces vida de pagano. | | A otro le avasalla su fatiga, | | y en Dios y en ella ocupa el pensamiento; | | la abraza y la quiere como amiga. | 185 | Y de ti sé que tienes el intento | | holgazán, embaidor y cudicioso, | | fundado sobre embustes sin cimiento. | | T[arde ha]brá libertad... |
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PEDRO | ¡Estás donoso! | | [An]tes la tengo ya cierta y segura, | 190 | sino que estoy un poco vergonzoso. | | Pienso mudar de nombre y vestidura, | | y llamarme Mamí. |
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PEDRO | Sí quiero, mas entiende de qué hechura. | |
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SAYAVEDRA | Reniega tú del modo que quisieres, | 195 | que ello es muy gran maldad y horrible culpa, | | y correspondes mal a ser quien eres. | |
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PEDRO | Bien sé que la conciencia ya me culpa, | | pero tanto el salir de aquí deseo, | | que esta razón daré por mi disculpa. | 200 | Ni niego a Cristo ni en Mahoma creo: | | con la voz y el vestido seré moro, | | por alcanzar el bien que no poseo. | | Si voy en corso, séme yo de coro | | que, en tocando en la tierra de cristianos, | 205 | me huiré, y aun no vacío de tesoro. | |
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SAYAVEDRA | Lazos son ésos cudicioso[s], vanos, | | con que el demonio tienta fácilmente | | con el alma ligarte pies y manos. | | Un falso bien se muestra aquí aparente, | 210 | que es tener libertad, y, en renegando, | | se te irá el procurarla de la mente, | | que siempre esperarás el cómo y
cuándo: | | «Este año, no; el otro será cierto»; | | y ansí lo irás por años dilatando. | 215 | Tiéneme en estos casos bien esperto | | muchos que he visto con tu mismo intento, | | y a ninguno llegar nunca a buen puerto. | | Y, puesto que llegases, ¿es buen cuento | | poner un tan inorme y falso medio | 220 | para alcanzar el fin de tu contento? | | Daño puedes llamarle [a] tal remedio. | |
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PEDRO | Si no puede esperarse, ni es posible | | de mi necesidad otra salida | | para alcanzar la libertad gozosa, | 225 | ¿es mucho aventurarse algunos días | | a ser moro no más de en la aparencia, | | si con esta cautela se granjea | | la amada libertad que [se] va huyendo? | |
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SAYAVEDRA | Si tú supieses, Pedro, a dó se estiende | 230 | la perfectión de nuestra ley cristiana, | | verías cómo en ella se nos manda | | que un pecado mortal no se cometa, | | aunque se interesase en cometerle | | la universal salud de todo el mundo. | 235 | Pues, ¿cómo quieres tú, por verte libre | | de libertad del cuerpo, echar mil hierro[s] | | al alma miserable, desdichada, | | cometiendo un pecado tan inorme | | como es negar a Cristo y a su Iglesia? | 240 |
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PEDRO | ¿Dónde se niega Cristo ni su Iglesia? | | ¿Hay más de retajarse y decir ciertas | | palabras de Mahoma, y no otra cosa, | | sin que se miente a Cristo ni a sus santos, | | ni yo le negaré por todo el mundo, | 245 | que acá en mi corazón estará siempre | | y Él sólo el corazón quiere del hombre? | |
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SAYAVEDRA | ¿Quieres ver si lo niegas? Está atento. | | Fíngete ya vestido a la turquesca, | | y que vas por la calle y que yo llego | 250 | delante de otros turcos y te digo: | | «Sea loado Cristo, amigo Pedro. | | ¿No sabéis cómo el martes es vigilia | | y que manda la Iglesia que ayunemos?» | | |
-fol. 14v-
| A esto, dime: ¿qué responderías? | 255 | Sin duda que me dieses mil puñadas, | | y dijeses que a Cristo no conoces, | | ni tienes con su Iglesia cuenta alguna, | | porque eres muy buen moro, y que te llamas, | | no Pedro, sino Aydar o Mahometo. | 260 |
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PEDRO | Eso haríalo yo, mas no con saña, | | sino porque los turcos que lo oyesen | | pensasen que, pues dello me pesaba, | | que era perfecto moro y no cristiano; | | pero acá, en mi intención, cristiano siempre. | 265 |
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SAYAVEDRA | ¿No sabes tú que el mismo Cristo dice: | | «Aquel que me negare ante los hombres, | | de Mí será negado ante mi Padre; | | y el que ante ellos a Mí me confesare, | | será de Mí ayudado ante el Eterno | 270 | Padre mío?» ¿Es prueba ésta
bastante | | que te convenza y desengañe, amigo, | | del engaño en que estás en ser cristiano | | con sólo el corazón, como tú dices? | | ¿Y no sabes también que aquel arrimo | 275 | con que el cristiano se levanta al cielo | | es la cruz y pasión de Jesucristo, | | en cuya muerte nuestra vida vive, | | y que el remedio, para que aproveche | | a nuestras almas el tesoro inmenso | 280 | de su vertida sangre por bien nuestro, | | depositado está en la penitencia, | | la cual tiene tres partes esenciales, | | que la hacen perfecta y acabada: | | contrición de corazón la una, | 285 | confesión de la boca la segunda, | | satisfación de obras la tercera? | | Y aquel que contrición dice que tiene, | | como algunos cristianos renegados, | | y con la boca y con las obras niegan | 290 | a Cristo y a sus sanctos, no la llames | | aquella contrición, sino un deseo | | de salir del pecado; y es tan flojo, | | que respectos humanos le detienen | | de ejecutar lo que razón le dice; | 295 | y así, con esta sombra y aparencia | | deste vano deseo, se les pasa | | un año y otro, y llega al fin la muerte | | a ponerle en perpetua servidumbre | | por aquel mismo modo que él pensaba | 300 | alcanzar libertad en esta vida. | | ¡Oh cuántas cosas puras, excelentes, | | verdaderas, sin réplica, sencillas, | | te pudiera decir que hacen al caso, | | para poder borrar de tu sentido | 305 | esta falsa opinión que en él se imprim[e]! | | Mas el tiempo y lugar no lo permite. | |
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PEDRO | Bastan las que me has dicho, amigo; bastan, | | y bastarán de modo que te juro, | | por todo lo que es lícito jurarse, | 310 | de seguir tu consejo y no apartarm[e] | | del santísimo gremio de la Iglesia, | | aunque en la dura esclavitud amarga | | acabe mis amargos tristes días. | |
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SAYAVEDRA | Si a ese parecer llegas las obras, | 315 | el día llegará, sabroso y dulce, | | do tengas libertad; que el cielo sabe | | darnos gusto y placer por cien mil vías | | ocultas al humano entendimiento; | | y así, no es bien ponerse en contingencia | 320 | que por sola una senda y un camino | | tan áspero, tan malo y trabajoso | | nos venga el bien de muchos procurado, | | y hasta aquí conseguido de muy pocos. | |
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PEDRO | ¡Mis obras te darán señales ciertas | 325 | de mi ar[r]epentimiento y mi mudanza! | |
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SAYAVEDRA | ¡El cielo te dé fuerzas y te quite | | las ocasiones malas que te incitan | | a tener tan malvado y ruin propósito! | |
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PEDRO | El mesmo a ti te ayude, cual merece | 330 | la sana voluntad con que me enseñas. | | Adïós, que es tarde. |
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(Sale el
REY con cuatro turcos.)
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REY | De ira y de dolor hablar no puedo; | | y es la ocasión de mi pesar insano | | el ver que don Antonio de Toledo | 335 | ansí se me ha escapado de la mano. | | Los arraces, sus amos, con el miedo | | que yo no les tomase su cristiano, | | |
-fol. 15r-
| a Tetuán con priesa le enviaron, | | y en cinco mil ducados le tallaron. | 340 | ¿Un tan ilustre y rico caballero | | por tan vil precio distes, vil canalla? | | ¿Tanto os acudiciastes al dinero, | | tan grande os pareció que era la talla | | que le añedistes otro compañero, | 345 | el cual solo pudiera bien pagalla? | | ¿Francisco de Valencia no podía | | pagar solo por sí mayor cuantía? | | En fin, favorecióles la ventura, | | que pudo más que no mi diligencia; | 350 | que ésta es la que concierta y asegura | | lo que no puede hacer humana ciencia. | | Conocieron el tiempo y coyuntura, | | y huyeron de no verse en mi presencia: | | que si yo a don Antonio aquí hallara, | 355 | cincuenta mil ducados me pagara. | | Es hermano de un conde y es sobrino | | de una principalísima duquesa, | | y en perderse, perdió en este camino | | ser coronel en una ilustre empresa. | 360 | Airado el cielo se mostró y begnino | | en hacerle cautivo y darse priesa | | a darle libertad por tal rodeo, | | que no pudo pedir más el deseo. | | Pero, pues ya no puede remediarse, | 365 | el tratar más en ello es escusado. | | Mirad si viene alguno a querellarse. | |
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MORO | Señor, aquí está Yzuf, el renegado. | |
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REY | Entre con intención de aparejarse | | a obedecer en todo mi mandado; | 370 | si no, a fe que le trate en mi presencia | | cual merece su necia inobidencia. | |
(Entra
YZUF.)
| ¿Dónde están tus
cristianos? |
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YZUF | No se espera, | 375 | de tu bondad agravios tan sobrados. | |
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YZUF | Da siquiera | | algún alivio en parte a mis cuidados. | | Al esclavo te doy, rey, sin dinero, | | y déjame la esclava, por quien muero. | 380 |
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REY | ¿Tal osaste decir, oh moro infame? | | Llevalde abajo, y dalde tanto palo, | | hasta que con su sangre se derrame | | el deseo que tiene torpe y malo. | |
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YZUF | Dame, señor, mi esclava, y luego dame | 385 | la muerte en fuego, a hierro, a gancho, en p[alo]. | |
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REY | ¡Quitádmelo delante! ¡Acabad presto! | |
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YZUF | ¿Por pedirte mi hacienda soy molesto? | |
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(Sacan fuera a
YZUF a empujones, y entran luego dos alárabes con
el cristiano que se huyó, que asieron en el campo, y estos dos moros
dicen al
RE[Y]:
«Alicun çalema çultam
adareimi gu[a]naran çal çul».)
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CRISTIANO | Procuraba | | llegarme a Orán, si el cielo lo quisiera. | 390 |
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CRISTIANO | Ya murió; que no debiera, | | pues me dejó en poder de una tan brava | | mujer, que no la iguala alguna fiera. | |
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REY | Bien lo mu[e]stras en ser ansí atrevido. | | ¡Oh yuraja caur! Dalde seiscientos | | palos en las espaldas muy bien dados, | | y luego le daréis otros quinientos | | en la barriga y en los pies cansados. | 400 |
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CRISTIANO | ¿Tan sin razón ni ley tantos tormentos | | tienes para el que huye aparejados? | |
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REY | ¡Cito cifuti breguedi! ¡Atalde, | | abrilde, desollalde y aun matalde! | |
(Átanle con cuatro cordeles de pies y de
manos, y tiran cada uno de su parte, y dos le están dando; y, de cuando
en cuando, el cristiano se encomienda a Nuestra Señora, y el
REY se enoja y dice en turquesco, con cólera:
«L[a]guedi denicara, bacinaf; ¡a
la testa, a la tes[ta]!», y está diciendo, mientras
le están dando:)
| ¡No sé qué raza es ésta
destos perros | 405 | cautivos españoles! ¿Quién se huye? | | Español. ¿Quién no cura de los
hierro[s]? | | Español. ¿Quién hurtando nos destr[uye]? | | |
-fol. 15v-
| Español. ¿Quién comete otros mil
hierros? | | Español, que en su pecho el cielo influye | 410 | un ánimo indomable, acelerado, | | al bien y al mal contino aparejado. | | Una virtud en ellos he notado: | | que guardan su palabra sin reveses, | | y en esta mi opinión me han confirmado | 415 | dos caballeros Sosas portugueses. | | Don Francisco también la ha sigurado, | | que tiene el sobrenombre de Meneses, | | los cuales sobre su palabra han sido | | enviados a España, y la han cumplido. | 420 | Don Fernando de Ormaza también fuese | | sobre su fe y palabra, y ansí ha hecho, | | un mes antes que el término cumpliese, | | la paga, con que bien me ha satisfecho. | | De darles libertad, un interese | 425 | se sigue tal, que dobla mi provecho: | | que, como van sobre su fe prendados, | | les pido los rescates tresdoblados. | | Y éste dalde a su amo, y llamad luego | | un cristiano de Yzuf, que está allí fuera, | 430 | que quiero que granjee su sosiego | | por ver si mi opinión es verdadera. | | De pérdida y ganancia es este juego. | |
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MORO | Señor, del bien hacer siempre se espera | | galardón, y si falta d[e]ste suelo, | 435 | la paga se dilata para el cielo. | |
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(Entra
AURELIO y dícele el
REY:)
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[REY] | Ya sé quién eres, cristiano; | | tu virtud, valor y suerte, | | y sé que presto has de verte | | en el patrio suelo hispano. | 440 | Esta Silvia, ¿es tu mujer? | |
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REY | Y ¿adónde ibas | | cuando en las ondas esquivas | | perdiste todo el placer? | |
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[AURELIO] | Yo se lo diré, [s]eñor, | 445 | en verdad[era]s razones. | | De otro rey y otras prisiones | | fui yo esclavo, que es Amor. | | Desta Silvia enamorado | | [and]uve un tiempo en mi tierra, | 450 | y la fuerza desta guerra | | me ha traído en este estado. | | A su padre la pedí | | muchas veces por mujer, | | pero nunca a mi querer | 455 | sólo un punto le rendí; | | y, viendo que no podía | | por aquel modo alcanzalla, | | determiné de roballa, | | que era la más fácil vía. | 460 | Cumplí en esto mi deseo, | | y, pensando ir a Milán, | | trújome el hado al afán | | y esclavitud do me veo. | |
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REY | No pierdas la confianza | 465 | en esta vida importuna, | | pues sabes que de Fortuna | | la condición es mudanza. | | Yo te daré libertad | | a ti y a Silvia al momento, | 470 | si tienes conocimiento | | de pagar tal voluntad. | | Mil ducados he de dar | | por los dos, y sólo quiero | | que me deis dos mil; empero, | 475 | habéismelo de jurar, | | y así, sobre vuestra fe, | | os partiréis luego a España. | |
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AURELIO | Señor, a merced tamaña, | | ¿qué gracias te rendiré? | 480 | Yo prometo de enviallos | | dentro de un mes, sin mentir, | | aunque los sepa pedir | | por Dios, y si no, hurtallos. | |
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REY | Pues, luego os aparejad, | 485 | y en la primera saetía | | tomad de España la vía, | | que a los dos doy libertad. | |
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AURELIO | El suelo y cielo te trate | | cual merece tu bondad, | 490 | y tomá mi voluntad | | por prenda deste rescate; | | que yo perderé la vida | | o cumpliré mi palabra: | | que este bien ya escarba y labra | 495 | en mi sangre bien nacida. | |
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REY | Mejor es que no de Oriente. | | ¿Es de gavia? |
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MORO | Podría ser, aunque se suena | | que la mercancía es buena | | si es limosna. |
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REY | Sí sería. | | Vamos. Tú, Aurelio, procura | 505 | tu partida, y ten cuidado | | de aquello que me has jurado. | |
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AURELIO | Crezca el cielo tu ventura. | |
(Éntrase el
REY y queda
AURELIO.)
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-fol. 16r-
| ¡Gracias te doy, eterno Rey del cielo, | | que tan sin merecerlo has permitido | 510 | que, por la mano de quien más temía, | | tanto bien, tanta gloria me viniese! | |
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(Entra
FRANCISCO y dice:)
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[FRANCISCO] | ¡Albricias, caro Aurelio!, que es llegado | | un navío de España, y todos dicen | | que es de limosna cierto, y que en él viene | 515 | un fraile trinitario cristianísimo, | | amigo de hacer bien, y conocido, | | porque ha estado otra vez en esta tierra | | rescatando cristianos, y da ejemplo | | de mucha cristiandad y gran prudencia. | 520 | Su nombre es fray Juan Gil. |
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AURELIO | Mira no sea, | | fray Jorge de Olivar, que es de la Orden | | de la Merced, que aquí también ha estado, | | de no menos bondad y humano pecho; | | tanto, que ya después que hubo espendido | 525 | bien veinte mil ducados que traía, | | en otros siete mil quedó empeñado. | | ¡Oh caridad estraña! ¡Oh sancto pecho! | |
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(Entran tres esclavos, asidos en sus
cadenas.)
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[ESCLAVO 1.º] | ¡Qué buen día,
compañeros! | | La limosna está en el puerto. | 530 | Mi remedio tengo cierto, | | porque aquí me traen dineros. | |
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[ESCLAVO 2.º] | No tengo bien, ni le espero, | | ni siento en mi tierra quien | | me pueda hacer algún bien. | 535 |
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[FRANCISCO] | Dios nos ha de remediar, | | hermanos: mostrad buen pecho, | | que el Señor que nos ha hecho, | | no nos tiene de olvidar. | 540 | Roguémosle, como a Padre, | | nos vuelva a nuestra mejora, | | pues es nuestra intercesora | | su Madre, que es nuestra Madre; | | porque, con tan sancto medio, | 545 | nuestro bien está seguro: | | que ella es nuestra fuerza y muro, | | nuestra luz, nuestro remedio. | |
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(Echan todos las cadenas al suelo y
híncanse de rodillas, y dice el uno:)
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[UNO] | ¡Vuelve, Virgen Santísima
María, | | tus ojos que dan luz y gloria al cielo, | 550 | a los tristes que lloran noche y día | | y riegan con sus lágrimas el suelo! | | Socórrenos, bendita Virgen pía, | | antes que este mortal corpóreo velo | | quede sin alma en esta tierra dura | 555 | y carezca de usada sepultura. | |
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OTRO | Reina de las alturas celestiales, | | Madre y Madre de Dios, Virgen y Madre, | | espanto de las furias infernales, | | Madre y Esposa de tu mismo Padre, | 560 | remedio universal de nuestros males: | | si con tu condición es bien que cuadre | | usar misericordia, úsala agora, | | y sácame de entre esta gente mora. | |
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OTRO | En Vos, Virgen dulcísima María, | 565 | entre Dios y los hombres medianera, | | de nuestro mar incierto cierta guía, | | Virgen entre las vírgenes primera; | | en vos, Virgen y Madre; en Vos confía | | mi alma, que sin Vos en nadie espera, | 570 | que me habréis de sacar con vuestras manos | | de dura servidumbre de paganos. | |
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AURELIO | Si yo, Virgen bendita, he conseguido | | de tu misericordia un bien tan alto, | | ¿cuándo podré mostrarme agradecido, | 575 | tanto que, al fin, no quede corto y falto? | | Recibe mi deseo, que, subido | | sobre un cristiano obrar, dará tal salto, | | que toque ya, olvidado deste suelo, | | el alto trono del impereo cielo. | 580 | Y, en tanto que se llega el tiempo y punto | | de poner en efecto mi deseo, | | al ilustre auditorio que está junto, | | en quien tanta bondad discierno y veo, | | si ha estado mal sacado este trasunto | 585 | de la vida de Argel y trato feo, | | pues es bueno el deseo que ha tenido, | | en nombre del autor, perdón l[es pido]. | |
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-fol. 16v-
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