Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

150.       Véase el P. Risco: la Castilla y el más famoso Castellano, pág. 186.

Anterior


151.       También existen sospechas acerca de la verdad histórica de esta segunda derrota del Conde.

Anterior


152.       El Poema-crónica del Cid desarrolla esta circunstancia del no comer el conde, con un colorido muy característico de la época y del heroico Campeador. Véase el número 12 del Apéndice.

Anterior


153.       Dando al marco ocho onzas de peso, a cada onza de oro de Valencia el valor de 8 sueldos de oro por cálculo íntimo, y a cada sueldo de oro diez y seis sueldos barceloneses, la cantidad que resulta raya en excesiva y verdaderamente enorme atendidos los tiempos. Por esto no es de extrañar que la crónica pondere tanto las riquezas que allegó el Cid y las que pudieron gozar sus gentes, ni que después, cuando sus cabos le instan a que sea amigo del conde, digan que a éste le había Rodrigo despojado de todas sus alhajas y riquezas, frase que de otro modo parecería muy exagerada.

Anterior


154.       Todos los historiadores de Cataluña han afirmado que el conde de Cerdaña Guillelmo Raimundo murió en su tierra, al paso que no cuentan pasase a la Siria sino su hijo Guillermo Jordán, al cual atribuyen todas las hazañas que junto a Trípoli se mencionan de un conde de Cerdaña. Esto no puede admitirse sin violentar el texto de los documentos. Guillelmo Raimundo otorgó testamento en 1095 con motivo del viaje que proyectaba a ultramar; y si se tiene en cuenta que con aquella cruzada partió a la Siria Raimundo, conde de Tolosa, y guerreó muy particularmente contra Trípoli donde vino a fallecer, no parecerá muy distante de la certeza que el de Cerdaña le acompañó, como que eran vecinos y amigos y quizás enlazados por algunos feudos. Además, únicamente así se explica que por 1099 muriese de un flechazo en el sitio de una plaza inmediata a Trípoli un Guillelmo, conde de Cerdaña; pues nos parece osadía negar esa muerte absolutamente sin ninguna prueba, como hace Diago, y compaginar una historia acomodaticia e inverosímil que fuerce al hijo Guillelmo Jordán a hacer dos viajes, que es decir, a ser el mismo personaje que acompañaba a Raimundo de Tolosa, a regresar a Cerdaña y a volver después a la Tierra Santa. Ello es que Guillelmo Jordán no otorgó testamento con este objeto de partir a ultramar sino el año de 1102; y harto se sabe que esta era la primera diligencia de casi todos los que allá pasaban, y no la hubiera descuidado a ser cierta la primera partida. Y para mayor confirmación de nuestro aserto, entonces marchó acompañando a Beltrán, conde de Tolosa, que con una armada genovesa y socorros del rey de Jerusalén iba a continuar la empresa de su padre Raimundo y a vengar con la toma de Trípoli su muerte.

Anterior


155.       Es falso lo que dice Pujades de que el sobrenombre de Jordán lo debiese a sus hazañas o a su muerte acaecida en Siria; pues el testamento de su padre, otorgado en 1095, ya le llama así.

Anterior


156.       Conde, Part. 3.�, cap. 24.

Anterior


157.       Conde, Part. V cap. 24.

Anterior


158.       En el Tomo de MALLORCA narramos circunstanciadamente esa expedición, esforzándonos por comprobarla con la copia de los datos que habían de dar valor histórico a este suceso, antes en gran parte tenido o por fabuloso o por muy incierto.

Anterior


159.       Véase este importante documento en el Tomo de MALLORCA.

Anterior