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  -fol. 26v-  
49


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Jornada III

 

Para empezar la tercera jornada, no solo se contuvo el coliseo, como hasta aquí, en limitados foros; pero abriéndose el seno se dilató hasta topar con el último centro de su muro y, con ser tan grande la distancia, aún la hizo mayor la prespectiva: era un hermoso jardín cuyas calles tenían, por guarda de sus emparrados, dobladas pilastras de mármol blanco con remates de lo mismo; al pie de cada pilastra había un tiesto de porcelana con sus más usados frutos; lo que se descubría de ellas eran unos enrejados, a manera de glorietas, cubertadas de hojas y flores; de suerte que, mirando por cualquiera parte, cualquiera entrecalle era una dilatada galería; la principal estaba tan sujeta al arte que le obedecía desde su primero término al postrero, disminuyendo sus tamaños con tan ajustada regla que, huyendo los unos de los otros, cuanto iban a menos en la cantidad, iban a más en la apariencia; remataban sus líneas en un cenador y en él una fuente de varios jaspes, de cuyo surtidor se derramaban otros caños -no digo con ruido y sin agua, por no encarecer segunda vez el artificio-; en medio desta, al parecer, suma distancia, estaba un árbol natural, doradas sus hojas, cuajadas de manzanas de oro, sobre cuya copa apareció HÉRCULES en un blanco caballo alado a imitación del que se vio primero en el Parnaso. A este tiempo se levantó de la tierra batiendo también las alas y moviendo las garras y las presas un escamado dragón; conque, subiendo el uno y descendiendo el otro, partido el aire, se salieron al encuentro. Trabada la batalla, gozaban ambos de cuatro movimientos pues, elevándose el uno al tiempo que el otro se abatía y, al contrario, abatiéndose el uno cuando el otro se elevaba, se buscaban y se huían, trocando no solo las alturas, mas también los costados, pues se embestían ya por un lado y ya por otro; de cuya boreal lid duró la contienda lo que duraron estos versos.

 
HÉRCULES
Ya, alado «Belerofonte»,
que, «Bucentoro velero»,
huyendo escollos de tierra,
navegas golfos de viento;
ya que la vela del ala 5
desplegada, del pie el remo
batido, timón la cola,
popa el anca, quilla el cuello,
proa la frente, la crin
-fol. 27r-
jarcia y buque todo el cuerpo, 10
en alto aire, ya que no
en alta mar, a lo lejos
descubres de los dorados
celajes del verde puerto:
 

(Sube el dragón y baja HÉRCULES.)

 
amaina, amaina y no temas 15
el bruto huracán soberbio
que, cuando tú el vuelo abates,
levantar intenta el vuelo;
y pues al encuentro quiere
salirte: sadle al encuentro; 20
que si, en nueva cetrería,
de sierpe en sacre se ha vuelto,
yo en águila de bajel
también mudaré el concepto;
pues, cuando él se cale en puntas, 25
le buscaré en escarceos
haciendo que sea boreal
campaña de nuestro duelo
toda la vaga región
del más capaz elemento. 30
Avenado hipogrifo
que, áspid del jardín más bello,
no solo el tesoro guardas
de amables hechizos, pero
de aborrecidas beldades: 35
no a robar tus pomas vengo
por ser dichoso en amores
sino en aborrecimientos.
Embiste otra vez, que no
me has de poner en recelo 40
por más que el camada nube
traigas abortando incendios,
el relámpago en los ojos,
en los bramidos el trueno
y el rayo en la exhalación 45
del tósigo de tu aliento.
La clava de Hércules es
la que te hiere; y supuesto

 (Cae el dragón retirado en los bastidores.) 

que oír de Hércules el nombre
más que la clava le ha muerto: 50
¡a tierra, Pegaso!; y vea
que, a pesar de sus violentos
Vesubios, volcanes y Etnas,
introducido en el centro

 (Apéase y vuela el caballo.) 

de sus vedados jardines, 55
a ella y a sus monstruos venzo.
Y tú, tronco del amor,
de tus dorados renuevos
este me da por testigo
del triunfo, no porque quiero 60
ni ser amado ni amar
sino vencer mis desprecios.
¡Ha del palacio! ¡Ha del monte!
¡Salid cuantas estáis dentro
y entrad cuantos en mi busca 65
andáis, pues que ya no hay riesgo
que temer!
 

(Dentro golpes, y salen por una parte ARISTEO, LICAS, soldados y, por otra, HESPERIA, EGLE, VERUSA y YOLE y ANTEO a lo largo.)

 
ARISTEO

  (Dentro.) 

¡Romped las puertas
de aquesas voces al eco!
HESPERIA

  (Dentro.) 

Acudid al jardín todas
a ver quién causa este estruendo. 70
LICAS
¡Aten al dragón, que vamos!
ANTEO
¡Muera yo y sepa por quién es esto!
YOLE
Mas que es alguna desdicha
que a mí me viene siguiendo.
TODOS
¿Quién daba aquí voces?
HÉRCULES
Yo.
75
HOMBRE
¡Qué prodigio!
MUJER
¡Qué portento!
YOLE
Bien dijeron mis temores.
HESPERIA
¿Este no es el hombre, cielos,
del león?
EGLE y
VERUSA
Y aun el león.
HÉRCULES
Yo soy. ¿Qué os admira, viendo 80
muerto ese horrible vestiglo,
-fol. 27v-
el ser yo quien le haya muerto?
Pues mal pudiera ser otro.
LICAS
Sí pudiera, que a lo mesmo
también yo venía a las ancas, 85
sino que no entré acá dentro
porque no me atreví a entrar.
HÉRCULES
En tu busca, Yole, vengo,
para que sepas quién es
Hércules y quién Anteo. 90
Hércules, a quien dejaste,
es el que triunfó venciendo;
Anteo, a quien elegiste,
es el que se escapó huyendo.
Muerto tu padre, su rey 95
me aclama Libia; el pretexto
es cumplirme la palabra
que él me dio y que yo no aprecio;
que a quien puedo prisionera
no he de tratar como a dueño 100
el día que por mí mismo,
avasallado su reino,
capitulé la corona
por quien las armas suspendo.
Ven, pues, que has de ser testigo 105
del merecido trofeo
de coronarme sin ti.
ANTEO
No irá tal sin que primero
a mí la muerte me des.
HÉRCULES
Si eso falta, es fácil eso. 110
ANTEO
No mucho, que si falté
a nuestro aplazado duelo
de buscarte en la batalla,
fue por no menor empeño
que el de socorrer a Yole; 115
y aun este lo es también, puesto
que es dar lugar a su fuga.
Y pues no hay perdido tiempo:
retírate de tu gente,
que en ese bosque te espero 120
donde los dos nos veamos
brazo a brazo y cuerpo a cuerpo.
Madre Tierra: en confianza
tuya voy; dame tu esfuerzo.

  (Vase.) 

HÉRCULES
Ya yo te sigo: ninguno 125
me siga a mí o, ¡vive el cielo!,
que a quien me siga le mate.
Tú corta a esta sierpe el cuello,
que has de llevar su cabeza
hoy de Júpiter al templo. 130
LICAS
¡Mal haya mi alma y mi vida
si tal cortare!

  (Vase.) 

HÉRCULES
Aristeo:
guárdame estas puertas tú,
como te dije primero,
porque no se escape Yole 135
a quien prisionera dejo,
fiada a vosotras, en tanto
que a él mato y por ella vuelvo.

  (Vase.) 

ARISTEO
Pues que no debo seguirle
yo y obedecerle debo: 140
perdonad que desa puerta
no me aparte, deste cielo
dijera mejor, mirando
tal hermosura.
YOLE
Aristeo,
si algún tiempo te debí 145
algún mal logrado afecto
de amor, que apartó mi padre
con no mal fundados medios:
duélete de mí; no digan
que te vengaste, supuesto 150
que tomó mejor venganza
quien no se vengó pudiendo.
Padre, esposo y reino, todo,
perdí en un día; y pues reino,
esposo y padre me dejan 155
vida, que quizá no pierdo
por aborrecida, no
quites a mis sentimientos
la desdicha de llorarlos
que es la dicha de tenerlos. 160
Dame paso a aquesos montes
en cuyo áspero desierto
-fol. 28r-
hallaré entre brutas fieras
quizá más acogimiento
que en sola una fiera humana. 165
ARISTEO
Yole, tus desdichas siento.
A Hércules debí la vida
vencido; vencedor debo
a Hércules el honor
en que mis armas ha puesto. 170
Sobre esto la confianza
que de mi amistad ha hecho
me acobarda; y porque tú
ni las que me están oyendo
puedan presumir que yo 175
villanamente me vengo:
jueces las haré de que
hallándome entre dos riesgos,
de grosero o vengativo,
escojo del mal el menos, 180
pues lo vengativo infama
bien que mancha a lo grosero.
Yo vi tu retrato y vi
otra hermosura, el extremo
de lo vivo a lo pintado 185
pudo50 hacer... Mas, baste esto
para que, quien entendiere
que aquí es cortés el silencio,
entienda que no es venganza
al no servirte, sabiendo, 190
si hay razón para mi olvido
que no lo hay para tu ceño
pues, por no vengarme en ti,
quizá en mí mismo me vengo.

 (Vase.) 

VERUSA
Todo es enigmas este hombre 195
en sus respuestas. Mas esto,
¿qué puede importarme a mí,
que parece que lo siento?
YOLE
Hesperia, Verusa, Egle,
a vuestra piedad apelo, 200
¿dónde ocultar me podré?
HESPERIA
Si ves que ya no tenemos
ni aun guarda para nosotras,
pues Atlante en favor nuestro
no se da por ofendido 205
de ver su encanto deshecho,
quizá porque anda mayor
deidad aquí, mal podremos
aventurarnos nosotras
a su enojo; y más, habiendo 210
dejádote en confianza
nuestra.
VERUSA
Lo que yo te ofrezco
es por ti atreverme a una
experiencia, bien que arriesgo
de que pueda parecer 215
loco desvanecimiento
el darme por entendida
de que algo hermosa parezco.
La hermosura, pues, no tiene
alhaja de más aprecio 220
que el espejo; dél se dice
que templa la ira en poniendo
al colérico su imagen
delante; y así, aunque fiero
vuelva, yo le saldré al paso 225
con él, a ver si le templo
haciendo que sea menor
su enojo al verle en sí mesmo.
EGLE
Yo te ofrezco de mi parte,
supuesto que a otros suspendo 230
con mi voz, ver si por dicha
a él le parase suspenso,
para que menos airado
llegue a ti.
HESPERIA
Yo te prometo
salirle al paso también, 235
representándole ejemplos
en mis estudios hallados
de altos héroes que tuvieron
por mayor de sus victorias
el verse al amor sujetos. 240
VERUSA
Perdona si esto no basta...
HESPERIA
Que otras armas no tenemos
-fol. 28v-
con que socorrerte, Yole.
LAS TRES
¡Qué hermosura, voz y ingenio!
 

(Vanse.)

 
YOLE
¡Ay de aquella que a experiencias 245
fía su esperanza, siendo
así que experiencias se hacen
solo a falta de remedios!
Dioses, ¿en qué parará
la lid de Hércules y Anteo, 250
que sobre tantas desdichas
es la última que temo?
¿Qué haré si él llega a morir?
 

(VENUS y CUPIDO, cantando a sus lados, sin verlos.)

 
VENUS
Fingir.
YOLE
¿Qué puede fingir mi estrago? 255
CUPIDO
Halago.
YOLE
Y, ¿qué será ese furor?
CUPIDO
Traidor.
YOLE
Eco, ya que a mi dolor,
de oráculo eres trasumpto: 260
si él muere qué haré pregunto
ELLA y
LOS51 DOS
Fingir halago traidor.
YOLE
¿Más alivio a mis sospechas...
CUPIDO
que con flechas...
YOLE
... en fingir halagos das? 265
VENUS
Más.
YOLE
¿Que serán, no consideras,
muy...52
CUPIDO
...severas?
YOLE
Mal, con voces lisonjeras, 270
persuades a mis rencores
vengarse antes con favores...
ELLA y
LOS53DOS
... que con flechas más severas.
YOLE
Dime, anuncio más crüel...
VENUS
Que él... 275
YOLE
¿Qué obra halago que se aplica?
CUPIDO
...domestica...
YOLE
¿Quién dirá que dél lo esperas?
VENUS
... las fieras.
YOLE
¿Cómo es posible que quieras, 280
dudando si vence o no
Hércules, que escuche yo...
ELLA y
LOS54DOS
... que él domestica las fieras?
YOLE
Y pues son vanas quimeras...
CUPIDO
Fïeras... 285
YOLE
... el presumir que su ruina...
VENUS
... afemina...
YOLE
dime si hay medio mejor.
CUPIDO
... Amor.
YOLE
Permite que, mi temor, 290
crédito a tu voz no dé,
pues nada consuela oír que...
ELLA y
LOS55DOS
... fieras afemina Amor...
YOLE
... si ya, viendo mi dolor
junto todo, no te obligas 295
a que de una vez me digas,
qué medio me está mejor.
LOS56DOS
Fingir halago traidor;
que con flechas más severas
que él domestica las fieras, 300
fieras afemina Amor.
YOLE
Pues si el favor
que por consejo me das
es fingir, desde hoy verás
viéndome contra un furor... 305
ELLA, LOS57 DOS
y TODOS
...fingir halago traidor,
que con flechas más severas
que él domestica las fieras,
fieras afemina Amor.
 

(Vase YOLE.)

 
 

 (Cantando CUPIDO y VENUS.) 

VENUS
Pues sigue tus designios 310
sin apurar más dellos
que ser contra un tirano
que se huye de tu imperio.
Dime, siendo como eres
el más glorioso afecto 315
de verdadero amor,
¿por qué su rendimiento
-fol. 29r-
fías a amor fingido?
 

 (Cantando CUPIDO.) 

CUPIDO
Porque amor verdadero,
en vez de ser castigo, 320
se convirtiera en premio.
Que él quiera y que no sea
querido es lo que quiero;
hállese más burlado
cuanto más satisfecho. 325
De amarle Yole, no
pudiera lograr luego
el que ella enamorada
le ponga en el desprecio
que le pondrá mañana 330
cuando mi prisionero,
trocando la acerada
clava en vil instrumento,
mi carro arrastre; y pues
aqueso dirá el tiempo, 335
dejemos el jardín,
en tanto que a él volvemos
a esforzar que descubran
el ignorado fuego
que él piensa que es rencor, 340
belleza, voz, ingenio.
VENUS
¡Ay! Que ingenio ni voz ni belleza
no han de poder dominar sus afectos
mïentras Yole no finja que llora.
CUPIDO
Pues llore aunque finja. 345
LOS DOS
Pues llore, supuesto
que no es la primera que llora fingiendo.
 

(Vanse y cúbrese el jardín con el bosque; y salen ANTEO y HÉRCULES.)

 
ANTEO
Al sitio que apenas bruta
planta pisó, guiando vengo
tus pasos porque ninguno 350
nos siga y se ponga en medio.
HÉRCULES
Di que a fin de dilatar
tu muerte, que es lo más cierto,
ya que solos estamos
y ocultos. Saca el acero. 355
ANTEO
Son muy desiguales armas
espada y clava, y en duelo
aplazado, el igualarlas
es ley; y así, pues yo dejo
la espada, deja la clava 360
y ven a los brazos.
HÉRCULES
Eso
ya es lo contrario, pues es
gana de morir más presto.
ANTEO

 (Aparte.)58 

Tú lo verás cuando veas
que cobro, en dando en el suelo, 365
dobladas fuerzas.
HÉRCULES
¿Qué aguardas?

 (Luchan.) 

Llega, pues, y del primero
ímpetu verás si doy
contigo en tierra.
 

 (Cae ANTEO y levántase.) 

ANTEO
¿Qué has hecho
en eso, si con mayor 370
valor a la lucha vuelvo?
 

 (Luchan.) 

HÉRCULES
Más resistencia hallo en ti
de la que antes hallé, pero
no importa para que deje
de ser superior mi esfuerzo. 375
 

 (Cae ANTEO y levántase.) 

ANTEO
También superior el mío
volverá a embestir de nuevo.
 

 (Luchan.) 

HÉRCULES

  [Aparte.] 

¿Qué es esto, ¡cielos!, pues cuando
más le rindo, más le encuentro
fortalecido?
ANTEO

  [Aparte.] 

Pues va
380
siempre mi fuerza en augmento,
en excediendo a la suya:
que le he de vencer es cierto.
HÉRCULES

  [Aparte.] 

Como es su madre la Tierra,
sin duda ella le da alientos 385
cuando ella cae; y así,
no ha de volver a ella.
 

 (Luchan.) 

ANTEO

  [Aparte.] 

¡Cielos!
¿Cómo ahora no me arroja?
Desalentado fallezco.
Haga maña lo que antes 390
era fuerza.
  -fol. 29v-  
 

  (Déjase caer y levántase.) 

HÉRCULES
Ahora veo,

 (Luchan.) 

pues que te dejas caer
tú cuando yo no te dejo,
que es señal de que la tierra
te fortalece en cayendo. 395
ANTEO
Sea lo que fuere, vuelve
a la lid.
HÉRCULES

  [Aparte.] 

Sí haré; ya vuelvo,
pero advertido de que,
si allá vencí sus portentos
porque me valí del aire, 400
he de hacer aquí lo mesmo.
No ha de caer en la tierra
por ver si en el aire le venzo

  (Levántale en el aire.) 

haciéndole que en mis brazos
reviente.
ANTEO
¡Valedme, cielos!
405
Que, oprimido sin tocar
en la tierra, desfallezco.
¿Quién creerá, cuando en los brazos
de Hércules espira Anteo,
que dando el aliento al aire 410
le niegue el aire el aliento?
HÉRCULES
Quien viere que yo te arrojo
hecho pedazos al viento
y tú, enemiga Cibele,
en tu horrible obscuro centro, 415
a quien meciste en la cuna
construyas el monumento.
 

(En esta última lucha, levantó de la tierra HÉRCULES a ANTEO y, significando que en vez de arrojarle a ella le arrojaba al aire, le despidió de sí con tan arrebatado ímpetu que no se dio término entre salir de sus brazos y verle, sin verle, de la otra parte de las nubes; conque al entrarse HÉRCULES victorioso, se abrió la tierra y salió de ella CIBELE en una eminente pirámide de mármol, como construido monumento al cadáver de su hijo; la cual, mezclando ya lo furioso y ya lo compasivo, desaparecida la pirámide en recitativo estilo, cantó llorando lo siguiente.)

 
CIBELE
Sí haré, y en esperanza
de que podrá mi ira
en esta infausta pira 420
inscribir dónde alcanza
del dolor de Cibele la venganza:
en distintas esferas,
en varios horizontes,
valida de mis montes, 425
conformadas hileras,
convocaré las huestes de mis fieras.
Y tú, verde gigante,
en quien el cielo estriba,
de tu fábrica altiva 430
venga el desdén: no cante
Hércules triunfos de Hespero y Atlante.
Pues estás ofendido
del vuelo del Pegaso:
arma contra el Parnaso, 435
de quien la guarda ha sido;
castigue Apolo el verle destruido;
las ninfas que inspiraron,
siguiéndole veloces,
contra el amor sus voces, 440
bien que no las lograron,
¡ahora lloren lo que allá cantaron!;
del Helicón la frente,
del Castalio la cima,
una agobie, otra gima, 445
sin que llore su fuente,
aun para el llanto seca su corriente;
todo el verdor que encierra
-fol. 30r-
su seno se destruya:
¡resulte en culpa suya 450
el dolor de la Tierra!
¡Arma contra el Parnaso! ¡Guerra, guerra!

 (Vase.) 

 

(Toda la MÚSICA y cajas.)

 
[MÚSICA]
¡Arma contra el Parnaso! ¡Guerra, guerra!
 

(Cúbrese la apariencia y sale VERUSA con un espejo, deteniéndola ARISTEO.)

 
ARISTEO
¡No pases de aquí!
VERUSA
¡Desvía!
Que en vano tenerme quieres 455
puesto que tú solo eres
guarda de Yole y no mía.
ARISTEO
Que fuera parar el día
no lo dudo; pero advierte
que el procurar detenerte 460
no es usar jurisdición
sino superior razón
que me obliga.
VERUSA
¿De qué suerte?
ARISTEO
De tu alcázar has salido
al monte; y viendo tan nuevas 465
acciones como que llevas
a él tu espejo, he presumido
que, loco y desvanecido,
Narciso retar intente
tu hermosura y que, valiente 470
ella a igualar el cotejo,
lleva el cristal de tu espejo
contra el cristal de su fuente.
Y aunque tu valor infiera
ver cuán sin ventaja alguna 475
se arme de solo una luna
quien de todo un sol pudiera:
con todo eso yo quisiera
tenerte, no porque arguya
no ser la victoria tuya, 480
sino por ver si podría
hacer que en la muerte mía
te ensayes para la suya.
VERUSA
Muy al contrario has creído,
que no es contra una belleza 485
sino contra una fiereza
el cristal que he prevenido.
Y así, que vuelvas te pido
a la puerta y este paso
me dejes donde no acaso 490
Hércules me halle al volver
antes que a Yole.
ARISTEO
Temer
debo que a algún gran fracaso
de su ira llegue el extremo,
y así, no quiero impedir 495
medio que pueda servir
contra lo mismo que temo.
VERUSA
Pues, ¿qué aguardas?
ARISTEO
Tan supremo
poder tu hermosura tiene
que él me aparta y me detiene. 500
VERUSA
Pues débale el que te aparte;
y más cuando hacia esta parte
es Hércules el que viene.
 

(Retírase ARISTEO y salen HÉRCULES y LICAS.)

 
LICAS
Si ya los aires venenos
de Anteo fueron, ¿dónde vas? 505
HÉRCULES
Con una ansia a Yole más
y a mí con una ansia menos;
que será, de dudas llenos
mis sentidos, un pesar
que hace placer al mirar: 510
que son pesar y placer
que no tenga a quien querer
y que tenga a quien llorar.
LICAS
¿Que no tenga a quien querer
y que tenga a quien llorar 515
es placer que hace pesar
y es pesar que hace placer?
¡Plegue a Dios...!
HÉRCULES
¿Qué hay que temer?
LICAS
¿Qué sé yo? Pero recelos
que traen penas y consuelos, 520
-fol. 30v-
plegue a Dios no sean, señor,
no haber a quien quiera amor
y haber a quien llore celos.
HÉRCULES
¿Celos ni amor para mí?
Pero, ¿qué dama es aquella? 525
LICAS
La que campa de más bella
entre las tres.
HÉRCULES
¿Dónde, di,
Yole está? Pues, ¿cómo así
la espalda me vuelves?, ¿no
merezco respuesta yo? 530
VERUSA
El semblante de tu ira
tanto de ti me retira
que su temor me obligó
a intentar irme sin verte.
HÉRCULES
¿Tanto asombro? ¿Tanto espanto? 535
VERUSA
Fácil fuera decir cuánto.
HÉRCULES
¿De qué suerte?
VERUSA
Desta suerte.
Tú mismo en ti mismo advierte
si espanto y asombro das.

 (Mírase al espejo.) 

HÉRCULES
¡Yo soy este! Ya con más 540
causa a mi descuido riño,
pues no me debió el aliño
verme a una fuente jamás.
¡Qué varia naturaleza
es en su desigualdad! 545
¡Qué mal dice una fealdad
en brazos de una belleza!
Si es tan grande mi fiereza,
¿qué mucho que la luz pura
huya de la sombra obscura 550
y que le haga novedad
ver a la mostruosidad
en brazos de la hermosura?
Disculpada, Yole bella,
en cierta parte se halla. 555
¿Qué digo? Que el disculpalla
ya camina hacia querella...
Pero si por otro ella
me dejó; pero si yo
maté a por quien me dejó 560
y si en su memoria queda,
y si hay cómo yo pueda
borrarle della, ¿quién vio
tan rara contrariedad?
Quítame esa luna impura, 565
no vea yo que es tu hermosura
espejo de mi fealdad.
Ya sin verme, a mi crueldad
vuelvo: a Yole llevaré
donde por testigo esté 570
que Libia a su rey me iguala.
 

(Sale EGLE cantando.)

 
EGLE
Guarda corderos, zagala;
zagala no guardes fe...
HÉRCULES
Mas, ¿quién pudo suspender
mi nuevo furor ahora? 575
EGLE
... que quien te hizo pastora
no te libró de mujer.
HÉRCULES
¿No te bastó, Hércules, ver
tu horror sino que después
suspenso a una voz estés 580
que trae tras tu desaliño?
EGLE
La pureza del armiño
que tan celebrada es...
HÉRCULES
¿Y qué haré yo desta piel
si a otros ropajes me aplico? 585
EGLE
... vístela con el pellico
y desnúdala con él.
HÉRCULES
Voz que en disfraz de zagala
persuades a no sé quién
que deje purezas y ame: 590
¿por quién lo dices?
EGLE
No sé;
por divertirme, esta letra,
por más sabida canté,
no porque con nadie hablase
más que con el aire.
HÉRCULES
Pues
595
ni aun con el aire has de hablar
de que culto se le dé
al amor cuando yo voy
no a amar sino a aborrecer.
  -fol. 31r-  
EGLE
Pues, ¿qué te ofende que yo 600
diga sin saber por quién?

 (Canta.) 

Aquella amorosa vid
que enlazada al olmo ves,
parte pámpanos discreta
con el vecino laurel. 605
HÉRCULES
¿Qué hechizo tiene esta voz
que me obliga a suspender
mi enojo? Pero, ¿qué digo?
El acento, Egle, detén;
que sobre darme los ojos 610
horror al llegarme a ver,
los oídos suspensión
al llegarte a oír, no sé
que falten ya contra mí
sino los labios también 615
que en favor de Yole quieran
persuadir a mi altivez
que hay amor.
 

(Sale HESPERIA.)

 
HESPERIA
¿Qué altivez pudo
negarlo cuando se ve
Júpiter en lluvia de oro, 620
Marte en cautelosa red,
Saturno amando a una estatua,
Apolo amando a un laurel?
Y descendiendo a lo humano,
que en las tablas que heredé 625
de Atlante no solo vi
lo pasado, mas también
lo futuro, ¿qué valiente
héroe no será o fue
triunfo de Amor? Hablen cuantos 630
su carro arrastran en que
o son fieras de su yugo
o son huellas de su ex.
Julio César por Cleopatra;
por Drusila, Augusto el rey; 635
Masinisa por la bella
Sofonisba, hasta el cruel
Nerón por Popea; Jasón
por la gran Medea, después
Teseo por Arïadna, 640
Eneas por Dido y con él
Paris por Helena, Antonio
por Faustina y... ¿Para qué,
procediendo en infinito,
te repito más que haber 645
visto a Aquiles, por Deidamia,
en hábito de mujer
cuando...?
HÉRCULES
No prosigas, no
lo digas; que no ha de ser
consecuencia el que obren mal 650
para que yo no obre bien.
Ni el espejo ni la voz
ni el ingenio han de poder
templar mi enojo.
 

(Sale YOLE.)

 
YOLE
Pues pueda
el arrojarme a tus pies, 655
donde ni vida ni reino
te pido por interés
de confesarme rendida
sino solo que me des
licencia para que diga, 660
ya que he de morir, por qué.
Argante, un vil agorero,
dijo a mi padre, después
de la palabra que dio,
que en aquese azul dosel 665
había visto que de entrambos
había un hijo de nacer
que violentamente había
de darle59 la muerte. Él,
creyendo su vaticinio, 670
que es muy fácil de creer
lo peor, por que me hallases
casada me impuso en que
me echase yo a mí la culpa,
dando, como hice, a entender 675
que tu horror me había obligado;
-fol. 31v-
siendo así, que no lo fue,
su violencia; porque yo
nunca a Anteo quise bien
ni mal a ti; antes si fuera 680
permitido a una mujer
de mis prendas confesar
que tu fama, tu altivez,
tu valor... Pero esto baste,
que más dije que pensé 685
cuando dije que «no mal»;
que es casi decir que «bien».
Dígalo cuando veloz
el desbocado corcel,
saliendo de la batalla 690
me trajo al monte; que aunque
vi que Anteo me seguía,
deste alcázar me amparé
por estar en él segura
tanto de ti como dél. 695
Y dígalo el que ahora, oyendo
su muerte, ¡ay de mí!, no sé
si es que tengo que sentir
o tenga que agradecer.
Y ya que el hado ha cumplido 700
sus amenazas, al ver
muerto mi padre a las manos
de un hijo tuyo, pues lo es
tu rencor, y mío, pues yo
soy la que en mí le engendré 705
con lo que fingí, ¿qué aguardas
para darme muerte o que
me lleves como a rendida
a coronarte por rey?
Que a mí me baste que todos 710
hayan llegado a saber
que hubo sobrenatural
causa aquí y...
HÉRCULES
La voz detén;
que aunque es verdad que pudiera
no solamente creer 715
una causa, pero dos60
sobrenaturales, pues
antes de verte te vi;
y consiguiendo después
la hermosa manzana veo 720
que, prodigiosa, también
me hace, con tu desengaño,
dichoso en amor: no sé
qué sueño, poma, cristal,
cantos ni ejemplos mover 725
hayan podido mi afecto
hasta verte llorar; que es
sin duda el llanto el mayor
hechizo de la mujer.
Levanta del suelo; llega, 730
llega a mis brazos, y ven
donde tu reino te admita
y la posesión te dé
de tu heredada corona;
que el victorioso laurel 735
que me da su aclamación
ya no es mío, tuyo es,
de albricias de que no es tuyo
ni su amor ni mi desdén.
LICAS
Gracias a Dios que te veo 740
puesto en razón una vez.
HÉRCULES
Venid, pues, venid con ella
todas sirviéndola, y den
a toda Libia noticia
festivas voces de que 745
Yole es su reina y quien ella
elija será su rey.
YOLE
¿A quién puedo elegir yo
que pueda estarme más bien
que ser hoy reina y esposa 750
de quien rendida era ayer?

 (Aparte.) 

(Si bien lo supieras; pero
presto lo sabrás.) Y pues,
dos veces felice, Libia
me llega a reconocer, 755
una vez como heredera
y como esposa otra vez,
-fol. 32r-
dejando las asperezas
de intratables montes, ven
a mis palacios, de donde 760
trocando la bruta piel
a real púrpura, que en fin
lo exterior del parecer
gana más afectos cuando
da que amar y no temer, 765
galán en público salgas;
a cuyo efecto seré
yo la primera que, entre
mis damas, me veas torcer
en hilados copos de oro 770
blandas hebras que después
ellas, en varios dibujos
sobre la encendida tez
de la grana, asentarán
con tales primores que 775
dude Tiro si sus campos
matizados a merced
de la broca y de la abuja
dan flores de rosicler;
en cuyo espacio no habrá, 780
porque más gustoso estés,
instante que no sea todo
gozo, música y placer.
HÉRCULES
Mal podrá no serlo allá
si ya desde aquí lo es. 785
VERUSA
Las tres, pues ya en estos montes
sin la guarda del vergel
no está seguro el alcázar,
contigo iremos a ser,
si esta dicha merecemos, 790
tus criadas, y a tener
parte en los reales adornos
de igual majestad.
YOLE
No iréis
sino con mis amigas
y compañeras las tres. 795
HÉRCULES
Bien dices: yo las estoy
agradecido también,
y estimo el que vayan.
EGLE
Sea
en festivo parabién,
todas cantando y bailando. 800
LICAS
Estotra ha dicho más bien.
HESPERIA
Empieza, Egle, tú; que todas
te seguiremos después.
LICAS
Gracias a Dios que llegó
el día de algún placer. 805
 

 (Cantando EGLE.) 

EGLE
Sea para bien...
MÚSICA
Sea para bien.
EGLE
... que Hércules y Yole
en culto a Amor den...
CORO SEGUNDO
Sea para bien. 810
EGLE
... él su fortaleza
y ella su desdén.
CORO PRIMERO

 (De todas.) 

Sea para bien.
CORO SEGUNDO

 (Dentro.) 

No sea para bien...
 

(Dentro CALÍOPE.)

 
CALÍOPE
... ni diga el Amor 815
que dejó por él...
CORO SEGUNDO
No sea para bien.
CALÍOPE
... Hércules su fama,
Yole su altivez.
CORO SEGUNDO
No sea para bien. 820
HÉRCULES
Oíd, escuchad, ¿qué contrario
eco puede ser aquel?
 

(Sale ARISTEO.)

 
ARISTEO
Una bellísima tropa
de ninfas, Hércules, es;
y viene hacia aquí.
HÉRCULES
Que sea
825
quien fuere: al canto volved.
CORO PRIMERO
Sea para bien
que Hércules y Yole
-fol. 32v-
en culto a Amor den
él su fortaleza 830
y ella su desdén.
 

(Salen las NINFAS.)

 
CORO SEGUNDO
No sea para bien...
CALÍOPE
... que diga el Amor
que dejó por él
Hércules su fama, 835
Yole su altivez.
No sea para bien.
CORO PRIMERO
Sea para bien.
CORO SEGUNDO
No sea para bien.
LICAS
¡Lindas ninfas del Parnaso, 840
para echarnos a perder
nuestro alborozo!
HÉRCULES
¿Qué es esto,
Calíope?
CALÍOPE
¿Qué ha de ser?
¿Cómo es, Hércules, posible
que con tal descuido estés 845
de la guarda en que el Parnaso
puso Apolo en tu poder
cuando por ausencia tuya,
o otra causa que no sé,
Cibele, no solo haciendo 850
sus riscos estremecer
pero titubear sus cimas,
al fiero temblor crüel
de un embate y otro embate,
de un vaivén y otro vaivén, 855
su ruina amenaza, pero,
amotinando también
sus fieras, no hay flor que no
talen, siendo de su sed
dañado tósigo hoy 860
el que era antídoto ayer?
HÉRCULES
¡Qué escucho! ¿Cibele toma
en él venganza porque,
ofendido, Apolo en mí
castigue mi ausencia? Ven, 865
Calíope, y venid todas
conmigo; que habéis de ver...
YOLE
¿Tan presto quieres dejarme?

  [Aparte.] 

¡Oh, no se vaya antes que
ejecute mi venganza! 870
HÉRCULES
No llores, que no me iré
si tú has de sentirlo.
CALÍOPE
¿Cómo
atrás te vuelves?
HÉRCULES
No sé.
CALÍOPE
¿Qué es de tu valor?
HÉRCULES
Bien dices.
YOLE
¿Qué es de tu amor?
HÉRCULES
Dices bien.
875
CALÍOPE
Volved a acordar su fama.
YOLE
Mi amor a acordar volved.
CORO PRIMERO
Sea para bien
que Hércules [y Yole
en culto a Amor den 880
él su fortaleza
y ella su desdén.]
CORO SEGUNDO
No sea para bien
ni diga el Amor
[que dejó por él 885
Hércules su fama,
Yole su altivez.]
YOLE y CALÍOPE
En fin, ¿en qué te resuelves?
HÉRCULES
¿En qué me he de resolver?
Piérdase todo y no tú, 890
que es lo más que hay que perder.
Calíope, dile a Apolo
que si me oyó alguna vez
que sé vencer y no amar,
ya sé amar y no vencer. 895
Ven, Yole.
YOLE
Porque no vuelva,
¡volved al canto otra vez!
CALÍOPE
¡Volved otra vez al canto
por si obligarle podéis!
CORO PRIMERO

  (Todos.) 

Sea para bien, 900
que Hércules [y Yole
en culto a Amor den
él su fortaleza
y ella su desdén.]
CORO SEGUNDO

 (Todos.) 

No sea para bien 905
ni diga el Amor
[que dejó por él
Hércules su fama,
Yole su altivez.]
  -fol. 33r-  
UNA
Sin admitir nuestra queja 910
se va.61
CALÍOPE
¿Quién pudo creer
que Hércules abandonara
su fama por su amor?
UNA 2.ª
Quien
sepa que sabe el amor
vencer aún más fieras que él. 915
CALÍOPE
Con todo, no por vencidas
nos hemos de dar; y pues
a quien le trató tan mal
trata de premiar tan bien:
¡quejémonos dél! 920
TODAS

 (Cantando.) 

¡Quejémonos dél!
CALÍOPE

 (Canta.) 

¿Por qué, ceguezuelo62 dios,
aunque lo diga otra vez,
a quien te trató tan mal
tratas de premiar tan bien? 925
TODAS
Quejémonos dél.
 

(Dentro CUPIDO.)

 
CUPIDO
Esperad, no os quejéis, no os quejéis
hasta ver que cautelas de Amor
tal vez son piedad y castigo tal vez.
 

(Sale CUPIDO.)

 
CALÍOPE
Ya que a nuestra queja atento 930
te deja, Cupido, ver:
dinos, ¿qué quieres decirnos
en eso?
CUPIDO
Que no os quejéis,

  (Cantando.) 

hasta ver que cautelas de Amor
tal vez son piedad y castigo tal vez. 935
TODAS
¿Cuándo hemos de verlo?
CUPIDO
Cuando
desengañadas lleguéis
a ver que entre mis astucias
hay fineza que es desdén
en cierta crueldad piadosa 940
que pasa a piedad cruel.
TODAS
Sí; mas, ¿cuándo será?
CUPIDO
Presto;
y tanto que, al parecer,
vuele el tiempo con mis alas
que son más ligeras que él. 945
Venid, pues, venid conmigo,
que no solo habéis de ser
testigos de mi venganza
pero ministros también
de su castigo.
CALÍOPE
Tras ti
950
iremos hasta saber...
TODAS

  (Cantando.) 

... si es verdad que cautelas de Amor
tal vez son piedad y castigo tal vez.
 

(Al irse las NINFAS en seguimiento de CUPIDO, transmutado el pasado jardín en real salón, volvió a desabrochar todo su fondo el coliseo; de suerte que, repetidas las verdaderas elegancias del pincel en los mentidos lejos del noble engaño de sus prespectivas, se vio en igual distancia lo deleitable de un vergel convertido en lo majestuoso de un palacio. Era toda su fábrica de variados jaspes a colores, cuanto más distantes, más unidos. Estribaban sus colunas en agobiados leones de bronce, a quien correspondían de bronce también los capiteles. Sobre sus cornisas enlazaba su arquitrabe un dorado artesón, dosel de todo su edificio. Tan bien avenidos desde su embasamiento a su techumbre y desde su portada a su retrete se hallaban en él pinceles y buriles, que se dudaba si todo de una pieza le hubiese el buril pintado o el pincel esculpido. Este era el cuerpo de la sala; pero el alma della: hermosa tropa de bizarras damas ocupadas en laboriosos ejercicios. Unas hilaban copos de oro que otras devanaban y otras, en bastidores y almohadillas, daban a entender que aprovechaban sus tareas. Solazado HÉRCULES entre Hespérides y damas, y sobre rica alfombra al lado de YOLE, en una almohada recostado gozaba absorto ambas delicias así en lo que vía como en lo que escuchaba cuando las damas, al mudo compás de sus labores, cantaban, no fuera del propósito, esta letra.)

 
  -fol. 33v-  
MÚSICA
Esto que me abrasa el pecho
no es posible que sea amor 955
sino un rabioso dolor
del mal que el amor me ha hecho.
HÉRCULES
¡Qué bruto el tiempo viví,
Yole, que viví y no amé!
Mas, digo mal; que no fue 960
vivir: durar solo sí.
¿Estas delicias en sí
tenía Amor? ¡Qué mal he hecho
en tratarle con despecho!
Mas, ¡qué mucho no sabía 965
que tan dulcemente ardía...
ELLA y
MÚSICA
... esto que me abrasa el pecho!
YOLE
No menos necia vivía
quien, porque otro lo mandaba,
ni aborrecía ni amaba, 970
y cautelosa fingía
que amaba y que aborrecía;
y entre desdén y favor,
ignorando lo mejor,
decía: «Este afecto fingido, 975
si es posible que sea olvido...
ELLA y
MÚSICA
... no es posible que sea amor.»
HÉRCULES
Tan anticipado fue
tu raro prodigio en mí
que te vi antes que te vi 980
y amé sin saber que amé.
Cómo fue, no sé; mas sé
que, domeñado el furor,
como dure tu favor,
siempre en mi pecho amoroso 985
será un halago piadoso...
ÉL y
MÚSICA
...si no un rabioso dolor.
HESPERIA
La primera vez que vi
a Hércules, y que me dio
la vida aunque me obligó, 990
como nunca presumí
volverle a ver, no sentí
lo que ahora; pues sospecho
que, al verle cuán satisfecho
ama engañado, no sé 995
cómo el bien le pagaré...
ELLA y
MÚSICA
...del mal que el amor me ha hecho.
MÚSICA
Esto que me abrasa el pecho...
YOLE
No cantéis; y pues rendido
Hércules al sueño queda: 1000
escucha, Egle; Hesperia, aguarda;
oye, Verusa.
LAS TRES
¿Qué intentas?
YOLE
Que, pues no ignoráis que ha sido
cuanto le he dicho cautela,
a darme venganza venga 1005
de la muerte de mi padre
y de Anteo y de que quiera
coronarse en Libia rey.
¿Qué mejor ocasión que esta?
Ayudadme, por si acaso 1010
-fol. 34r-
entre las ansias despierta,
a que con aqueste acero
le dé muerte.
HESPERIA
Considera
que no queda tan vengado
el que de una vez se venga 1015
como el de muchas, ni hay
dolor para una soberbia
como ultrajarla y dejarla
vida para que lo sienta:
pongámosle en tal desaire 1020
que Libia corrida vea
si le aclamó una victoria
que le degrada una afrenta.

 (Aparte.)63 

Esto es pagarle la vida
con la vida.
YOLE
Bien lo piensas
1025
y yo no mal el desaire.
LAS TRES
¿Cómo?
YOLE
De aquesta manera:
quítale esa clava tú
mientras le ciño esta rueca
yo; y ahora, todas vosotras, 1030
la nunca peinada greña
de su cabello de cintas,
en desaliñada trenzas
prended.
UNA
¡Qué hermoso le vamos
dejando!
YOLE
Tú ahora, Hesperia,
1035
a los soldados de guardia,
porque si airado despierta
nos hallemos defendidas,
manda que toquen trompetas
y cajas, y que entren todos 1040
con armas, y que le prendan,
llevándole desta suerte
donde Libia vea,
si hay hombres que las agravian,
que hay mujeres que las vengan. 1045
VERUSA
Yo, segunda vez usando
del espejo, a otra experiencia
examinaré su luna,
tan contraria como era
allá para que se temple 1050
y aquí para que se ofenda.
EGLE
Yo en satíricos baldones
motejaré su soberbia.
HESPERIA
Yo, en acordadas noticias.
 

(Dentro TODOS.)

 
TODOS
¡Arma, arma! ¡Guerra, guerra! 1055
HÉRCULES
¿Qué nuevo rumor, qué nuevo
estruendo de armas inquieta
mi solaz? ¿Dónde la clava
está, para que con ella
castigue a quien...? Mas, ¿qué miro? 1060
¿Qué transformación es esta
que pudo hacer que en tan torpe,
vil instrumento se vuelva
al tiempo que dicen otros...
 

(Dentro las cajas y trompetas.)

 
TODOS
... «¡Arma, arma! ¡Guerra, guerra!»? 1065
HÉRCULES
Pues, ¿cómo, si dar no puedo
paso ni mover la lengua?
¿Qué delirio, qué letargo
tanto de mí me enajena
que me da a entender que yo 1070
no soy yo?
VERUSA
Pues no lo entiendas;
vuelve a mirarte.

  (Pone el espejo.) 

HÉRCULES
¿Esto más?
¿Yo con mujeriles señas?
HESPERIA
¿Qué dirás ahora de Aquiles?
HÉRCULES
Diré...
 

 (Cantando EGLE.) 

EGLE
Por Deidamia bella
1075
vistió mujeriles galas
peinando el cabello en trenzas.
YOLE
No dirás sino que Yole,
vengando en él sus ofensas,
vengó también las de todas 1080
las mujeres.
[VOCES]64

  (Dentro.) 

¡Arma! ¡Guerra!
YOLE
Entrad todos.
HÉRCULES
No los llames;
-fol. 34v-
y pues las tres experiencias
de ingenio, hermosura y voz
no movieron mi soberbia 1085
hasta que lloraste tú,
pues no hay desdoro que sienta
sino el que tu amor me engañe:
el verme a tus pies te mueva,
no sé si diga llorando 1090
y, sí lo sé, en clara muestra
de que lágrimas de amor
son el uso desta rueca.
No te duelas de mi fama,
que no quiero que te duelas 1095
sino de mi amor. Mi dueño,
mi bien, mi esposa y mi reina,
no cautelosa...
YOLE
Es en vano.
Las cajas y trompetas vuelvan,
y entrad todos.
 

(ARISTEO, LICAS y soldados.)

 
TODOS
¿Qué es aquesto?
1100
ARISTEO
Hércules postrado en tierra
con viles armas llorando.
LICAS
Si hay días en las bellezas:
hoy debe de ser su día,
pues tan hermoso despierta. 1105
ARISTEO
¿Qué es esto, Hércules?
HÉRCULES
No sé;
que apenas, y bien «a penas»65,
no sé si muero o si vivo.
YOLE
¿Qué ha de ser sino que vea
no tan solo Libia, pero 1110
el mundo, cuán vil, cuán ciega
fue deponiéndome a mí
y obligándome a que sea
forzada esposa de un bruto
la infame aclamación vuestra? 1115
Si el valor os movió, viendo
que es él el que vence fieras,
¿cuánto es más valor el mío?
Pues es clara consecuencia
que vence a las fieras quien 1120
al que a fieras vence: venza.
UNO
Dice bien, nobles isleños;
pues es Yole vuestra reina
y Hércules, afeminado,
ni oye ni mira ni alienta: 1125
no forcéis su libertad.
TODOS
¡Viva Yole! ¡Hércules muera!
ARISTEO
¿Qué haré, cuando a mí me toca
su ofensa aquí y su defensa?
YOLE
Prendedle, pues.
HÉRCULES
Mal podréis;
1130
que aunque aquí no me defienda
porque sois muchos y estoy
sin armas, yo iré por ellas,
valiéndome de la fuga
ahora, mientras no me vuelva 1135
en mí mi valor.
YOLE
¡Seguidle!
TODOS
¡Muera Hércules!
NINFAS y
CALÍOPE
No muera
ni le sigáis, porque estamos
nosotras en su defensa.
YOLE
¿Cómo en su defensa? ¿No es 1140
también mi venganza vuestra?
CALÍOPE
Sí, Yole; mas si tú vivo
para que sienta le dejas:
nosotras también queremos
que viva para que sienta. 1145
Date a prisión al Amor.
NINFAS
Él nos envía a que vengas
a ser fiera de su carro.
HÉRCULES
Mal puedo hacer resistencia
cuando hay fuerza que confiese 1150
que contra el amor no hay fuerza.
CALÍOPE
Llevadle todas en tanto
que yo, dulcemente tierna,
invocando las deidades
de Cupido y Venus bella, 1155
intento ver si consigo
que, en fantástica apariencia,
-fol. 35r-
se deje mirar triunfante
bien como le representa
ya pinceles y ya plumas. 1160
TODOS
¿Cómo?
CALÍOPE
De aquesta manera.

  (Canta.) 

¡Ha de los bellos jardines,
ha de las hermosas selvas
de Chipre, trono de Venus
y cuna de Amor!
 

(Dentro CUPIDO y VENUS.)

 
LOS DOS

 (Cantando.) 

¿Qué intentas?
1165
CALÍOPE

 (Cantando.) 

Que iluminando los vientos
y floreciendo la tierra
vea el teatro del mundo
tu triunfo; para que vea,
quien quiso que las mujeres 1170
esclavas del hombre sean,
que él es su esclavo pues es
esclavo de Amor por ellas.
LOS66DOS
Ya, a tu invocación, los dos
damos piadosa respuesta 1175
que repitirán tus ninfas
diciendo en voces diversas...

  (Cantando.) 

«Para que suenen mejor
sus cláusulas lisonjeras,
de Hércules en deshonor: 1180
que si él domestica fieras,
fieras afemina Amor.»
 

(A la invocación de CALÍOPE respondieron VENUS y CUPIDO, no solo en voz, pero en efecto; pues dando a entender que en fantástica apariencia se gozaban en dejarse ver triunfantes, con la repetición de la pasada copla salieron al tablado, en festiva tropa, primero las musas, delante del carro, cantándoles la gala, y después, coronados de laurel, algunos cautivos en acción que forcejaban al movimiento de sus ruedas. Era su diseño imitación de aquellos que, ya en pinturas o ya en historias, nos acuerdan los romanos triunfos. Su altura se medía con el tercer cuerpo de las primeras colunas y su longitud con el tercer término del tránsito. Desde las cartelas de proa hasta los cartelones de la popa resplandecía recamado de cogollos y follajes de oro, y en sus faldones bosquejudos algunos héroes, como atropellados de su huella. En su eminencia venían VENUS y CUPIDO con HÉRCULES a las plantas; y, habiendo repetido la MÚSICA la aclamación, prosiguió la representación la suya.)

 
LOS CAUTIVOS
Todos cuantos el imperio
conocimos de tus flechas
y al pértigo de tu carro 1185
vamos moviendo las ruedas,
confesaremos que es
tu mayor victoria esta.
LAS NINFAS
Y cantándote la gala
las sonoras voces nuestras, 1190
dirán, en plectros y plumas,
que son de la fama lenguas...
MÚSICA
... para que suenen mejor
sus cláusulas lisonjeras,
-fol. 35v-
de Hércules en deshonor: 1195
que si él domestica fieras,
fieras afemina Amor.
HÉRCULES
Nada podréis decir ya
que menos dolor no sea
que ver que traidora, Yole, 1200
sin amor al Amor venga.
Y así será mi valor
el que en las voces primeras
diga para más dolor...
ÉL y
MÚSICA
... que si él afemina fieras, 1205
fieras afemina Amor.
TODOS
¡Todos su triunfo sigamos!
ARISTEO
Pues otra mayor le resta.
TODOS
¿Qué es?
ARISTEO
Que vean que, de todas
las gracias, es la belleza 1210
la que en su segundo triunfo
se corona la primera,
si ser de Verusa, yo,
esclavo también merezca.
VERUSA
Esa dicha es mía.
LICAS
Según
1215
eso, pues vengadas quedan
las damas en una parte
y, en otra, por más suprema
coronada la hermosura,
prometerme puedo della 1220
el perdón, diciendo todos,
puestos a las plantas vuestras...
TODOS y
MÚSICA
Para que suenen mejor
sus cláusulas lisonjeras
de las damas en favor: 1225
que si él domestica fieras,
fieras afemina Amor.
 

(Con este aparato, majestad y pompa, cantando unos y representando otros, se escondió el carro, se desplegó la cortina y dio fin la comedia.)

 



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