Jornada II
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Habiendo hecho blanco los instrumentos, empezó la
segunda jornada con cajas y trompetas; y transmutándose la
scena en populosa ciudad murada, se vio en el pequeño
recinto de un teatro tan gran fortificación que, a merced
del arte, cupo en ella la inmensa fábrica de altos muros,
dilatadas cortinas, irregulares baluartes, a quien no poco
hermoseaban, asomados como a caso por diferentes claraboyas,
militares instrumentos de picas, alabardas y banderas. La principal
fachada era la puerta guarnecida de pilastras, frisos y dinteles,
desde cuyo torreón corrían compartidas almenas que
coronaban todo el edificio. Con esta vista, y con el toque de la
marcha, salieron al tablado, en formado escuadrón, algunos
soldados y, detrás, HÉRCULES y ARISTEO, rey de Tesalia.
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-fol. 17r-
|
HÉRCULES |
Ya desde aquí se descubren |
|
torreones y murallas |
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de la gran corte de Libia. |
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Prosiga otra vez la salva, |
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porque otra vez y otras mil, |
5 |
alternando consonancias |
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los estruendos de Belona |
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y las blanduras de Aura, |
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entrambas de mi victoria |
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avisen, mezclando entrambas |
10 |
lo dulce de los clarines |
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y lo ronco de las cajas. |
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Mal «de mi victoria» dije, |
|
pues son dos: una que haya |
|
vencido a Aristeo, y otra |
15 |
a mí, pues aunque me daba |
|
cuidado aquella ilusión, |
|
que se pasó de fantasma |
|
a realidad, se llevaron |
|
los aires de la campaña |
20 |
sus memorias; que no en vano |
|
a la ausencia, muerte, llaman, |
|
de amor, pues falta el afecto |
|
en donde el objeto falta; |
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tanto, que no sé qué diga |
25 |
a Euristio si otra vez habla |
|
en que me case con Yole; |
|
pero excusa habrá que valga |
|
y, si no la hubiere, ¿qué |
|
importa que no la haya? |
30 |
Que una mujer que me dio |
|
admiración al mirarla, |
|
porque de la que soñé |
|
convino en la semejanza, |
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no ha de alabarse de que, |
35 |
abandonando mi fama, |
|
ella sola vengó el odio |
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que a todas tuve. La salva |
|
repetid, digo, otra vez |
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y otras mil; que hasta que salgan |
40 |
a recibirme no quiero |
|
entrar a la ciudad. Haga |
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alto el ejército aquí. |
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TODOS |
¡Alto y pase la palabra! |
45 |
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(Vanse los soldados.)
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ARISTEO |
¡Infeliz fortuna mía, |
|
siempre a mi estrella contraria! |
|
¿No te bastó que perdiesen, |
|
aquellas primeras ansias |
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que en mí introdujo un retrato |
50 |
de Yole, las esperanzas |
|
de su padre despedido? |
|
¿No te bastó en la
campaña |
|
haber perdido el sangriento |
|
trance de dura batalla, |
55 |
reino y libertad, sino |
|
que prisionero me traigas, |
|
por testigo de que Yole |
|
haya de ser lauro y palma |
|
del que me vence, logrando |
60 |
su ventura en mi desgracia? |
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HÉRCULES |
¿Qué te parece, Aristeo, |
|
que puede ser la tardanza, |
|
de no salir de los muros |
|
Euristio a darme las gracias? |
65 |
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ARISTEO |
Será que para tu triunfo |
|
hace prevenciones varias, |
|
y hasta estar en perfección, |
|
arcos, músicos y danzas, |
|
no se da por entendido |
70 |
de tu venida. |
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HÉRCULES |
No vana
|
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-fol. 17v- |
es la presumpción. Lleguemos |
|
al muro por si se alcanza |
|
a entender algo. |
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ARISTEO |
En un templo
|
|
que está del lienzo a la espalda, |
75 |
parece que cantan. |
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|
|
(MÚSICA a
lo lejos de voces bajas, en el tono que se canta
después.)
|
HÉRCULES |
Sí,
|
|
mas no se oye lo que cantan, |
|
porque solo hasta aquí llegan |
|
las voces sin las palabras. |
|
Tú dices bien: prevenciones |
80 |
son. |
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|
(Sale LICAS.)
|
LICAS |
Dame, señor, tus
plantas.
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|
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HÉRCULES |
Dos días ha que no te veo; |
|
¿a dónde, Licas, estabas? |
|
|
|
LICAS |
La gana de unas albricias |
|
me adelantó de la marcha; |
85 |
pero también me atrasó |
|
de las albricias la gana |
|
Euristio, que no hizo caso |
|
de mí quizá porque le hagas |
|
tú, a quien traigo mejor nueva |
90 |
que a él llevé. |
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|
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LICAS |
En dándome las albricias; |
|
que no quiero aventurarlas |
|
como esotras. |
|
|
HÉRCULES |
Yo las mando,
|
|
como la que juzgo traigas. |
95 |
¿Hay muchos carros triunfales |
|
dispuestos para mi entrada |
|
y en las calles mucho adorno? |
|
|
|
LICAS |
No, señor, no hay deso nada.35 |
|
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|
|
LICAS |
Que no hay que pensar
|
100 |
excusas, medios ni trazas |
|
para no casarte. |
|
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|
LICAS |
Como ya a Yole casada |
|
con Anteo la hallarás. |
|
Mira si es no menos alta |
105 |
victoria pues, no casado |
|
y victorioso, te hallas |
|
de lance hecha la disculpa. |
|
|
|
|
LICAS |
Lo que pasa.
|
|
Hoy la boda se celebra |
110 |
en el gran templo de Palas, |
|
a donde de tu venida |
|
la voz llegó; esta es la causa |
|
de que hasta que se concluyan, |
|
por no dejar empezadas |
115 |
las nupciales ceremonias, |
|
a recibirte no salgan. |
|
Y, pues ya están merecidas, |
|
vengan las albricias... |
|
|
HÉRCULES |
¡Calla,
|
|
calla, villano, si no |
120 |
quieres que te arranque el alma! |
|
|
|
LICAS |
Y como que no lo quiero. |
|
señores, ¿a quién
puñadas |
|
se han dado en albricias? |
|
|
HÉRCULES |
Pero,
|
|
¡qué digo! ¿A mí puede
nada |
125 |
perturbarme? Ven acá; |
|
vuelve a decirlo. ¿Anteo casa |
|
hoy con Yole? |
|
|
|
HÉRCULES |
¿Pues de decirlo no acabas? |
|
|
|
LICAS |
No, que lo que dije fue |
130 |
que a Yole hallarás casada |
|
con Anteo, mas no Anteo |
|
con Yole. |
|
|
HÉRCULES |
Pues, ¿en qué
hallas
|
|
la diferencia? |
|
|
LICAS |
En el solo
|
|
trastrueco de las palabras. |
135 |
|
|
HÉRCULES |
¡Maldígate el cielo,
amén! |
|
|
|
LICAS |
Tente; que, si esto no basta, |
|
habré de decir que ha sido |
|
engañarte por si dabas |
|
algo adelantado. |
|
|
HÉRCULES |
Mientes,
|
140 |
que ahora es cuando me engañas; |
|
pues aunque tú te desdigas, |
|
no se desdice la saña |
|
que ha introducido en mi pecho |
|
pensar que Euristio me agravia |
145 |
en la estimación, ya que |
|
|
-fol. 18r- |
no en el gusto; pues es clara |
|
cosa que en la estimación |
|
ofende el que a la fe falta |
|
de la palabra que dio. |
150 |
Y aunque nunca la palabra |
|
yo le había de pedir, |
|
son dos cosas muy contrarias |
|
ver él que yo no la pida |
|
o ver yo que él la quebranta. |
155 |
Mas, ¡ay!, que no es esto solo |
|
lo que me yela y me abrasa |
|
tan a un tiempo; que no sé |
|
qué fiera en el pecho inflama |
|
tal irá que excede a todas, |
160 |
con haber lidiado a tantas. |
|
Beldad que vi en vaga sombra, |
|
sombra que vi en forma humana, |
|
¿a qué efecto, en brazos de
otro, |
|
a mis ojos te retratas |
165 |
menos aparente y más |
|
viva que nunca? ¿No estaba |
|
ya apagado aquel primero |
|
afecto que al verte causas? |
|
Pues, ¿cómo ahora, aun en menos |
170 |
visible forma que en ambas, |
|
pues allí toda eras vista |
|
y aquí eres imaginada, |
|
con mayor fuerza me vences, |
|
con mayor poder me arrastras? |
175 |
¿Qué fuera? ¡Ay de mí!
Que fueran |
|
celos, si hay celos, la brasa |
|
que, envuelta en cenizas, no |
|
se sabe que oculta arda |
|
hasta que, desvanecidas |
180 |
del soplo que las levanta, |
|
lo que era ceniza es polvo, |
|
y lo que era polvo es ascua. |
|
Pero, ¿qué digo? ¿Yo,
amor? |
|
¿Yo, celos? No es sino rabia |
185 |
de la desestimación; |
|
y así, he de intentar vengarla, |
|
Aristeo. |
|
|
|
HÉRCULES |
A los dos Euristio agravia |
|
en el empleo de Yole |
190 |
con Anteo: a ti en negarla |
|
y a mí en ofrecerla; y más |
|
viendo que es para entregarla |
|
a un desvanecido joven |
|
de quien ni padre ni patria |
195 |
se sabe, pues solo ser |
|
de la Tierra hijo le ensalza, |
|
según los tesoros que ella, |
|
rasgándose las entrañas |
|
en despedazados montes, |
200 |
para su fausto desangra, |
|
ya de sus venas en oro, |
|
ya de sus minas en plata. |
|
Pues, siendo así que, en los dos, |
|
ofenda a un rey de Tesalia |
205 |
y a un Hércules, a quien dio |
|
en premio de sus hazañas |
|
el alcaidía del Parnaso |
|
Apolo, de quien es guarda, |
|
¿cómo los dos no tomamos |
210 |
de un agravio dos venganzas? |
|
|
|
ARISTEO |
¿Qué venganza un prisionero |
|
tomar puede? |
|
|
HÉRCULES |
Temerarias
|
|
acciones: el conseguirlas |
|
aun es menos que el pensarlas. |
215 |
¿Ayudárasme a ellas? |
|
|
ARISTEO |
¿Cómo
|
|
puedo excusarlo si acabas |
|
de oír que soy tu prisionero? |
|
|
|
HÉRCULES |
No eres tal: libre te hallas |
|
con condición de que vuelvas |
220 |
a recoger tus escuadras |
|
que, en mal fugitivas tropas, |
|
por los montes se desmandan, |
|
y estés a mi devoción. |
|
|
|
ARISTEO |
Mano te doy, y palabra, |
225 |
testigos haciendo a cuantos |
|
dioses contiene ese alcázar |
|
que Diana borra a sombras |
|
|
-fol. 18v- |
y Apolo a luces esmalta, |
|
de ser siempre esclavo tuyo |
230 |
y estar a lo que me mandas. |
|
|
|
HÉRCULES |
Pues vete; que yo, entre tanto, |
|
disimulando mis ansias, |
|
veré si hoy con mi presencia |
|
consigo que se deshaga |
235 |
esta boda antes que llegue |
|
al tálamo su esperanza; |
|
a cuyo efecto es el orden |
|
que llevas tocar alarma |
|
por ver si necesitando |
240 |
de mí otra vez, la dilatan; |
|
y de no lograrlo, puesto |
|
que su caudillo me aclama |
|
ese ejército, llevando |
|
tras mí las naciones varias |
245 |
de que se compone, haré |
|
que se pongan de tu banda; |
|
conque los dos contra toda |
|
Libia haremos que se arda |
|
en viva guerra. |
|
|
ARISTEO |
Si tú
|
250 |
en mi favor te declaras, |
|
el mundo es poco trofeo. |
|
|
|
|
|
|
ARISTEO |
Adiós; y adiós
|
|
amorosas esperanzas, |
255 |
que no hay pasión propria donde |
|
hay ajena confïanza. |
|
(Vase.)
|
|
|
HÉRCULES |
Vente tú, Licas, conmigo, |
|
que has de ejecutar la traza |
|
con que he de disimular |
260 |
mis designios en la falta |
|
de Aristeo. |
(Vase.)
|
|
|
LICAS |
Como sea
|
|
llevar nuevas que no traigan |
|
albricias, yo lo haré. |
|
|
HÉRCULES |
¿A mí
|
|
Euristio promesas falsas |
265 |
hasta verse victorioso? |
|
¿A mi amor celosas ansias? |
|
Eso no; y han de ver dioses, |
|
cielos, mares, montes, plantas, |
|
brutos, aves, fieras, peces, |
270 |
a no complacer mi saña |
|
Euristio, Yole y Anteo, |
|
que con más noble venganza |
|
y a menos costa de ser |
|
esposo de Yole ingrata, |
275 |
llego a coronarme en Libia; |
|
y aun ella, puesta a mis plantas, |
|
ha de ver, no solo que es |
|
mi esposa, sino mi esclava, |
|
mostrando que no hay tan soberana |
280 |
mujer que de el hombre a serlo no nazca. |
|
|
|
|
(Prosiguiendo con la MÚSICA que habían
cantado primero, se abrieron las puertas de la muralla y,
viéndose a lo lejos mal divisadas señas de
población y templo, salieron al tablado músicos y
DAMAS, y detrás
EURISTIO, YOLE y ANTEO.)
|
MÚSICA |
A la más dichosa unión, |
|
al vínculo más estrecho |
|
que ciñó, en amante lazo, |
|
gala y hermosura a un tiempo: |
285 |
ven Himeneo, ven Himeneo. |
|
|
|
REY |
Ya que con digno ejemplo |
|
(Siéntase.)
|
las ceremonias celebré del templo: |
|
en este espacio en quien, no menos puro, |
|
altar de Palas es también el muro, |
290 |
podrá con más decoro |
|
volver del dulce epitalamio el coro. |
|
|
-fol. 19r- |
Y pues a un tiempo aplauden mi alegría |
|
la militar y métrica armonía, |
|
es bien que a todo acuda; y así, en
tanto |
295 |
que los himnos repite vuestro canto, |
|
que en fe de culto siempre son primero, |
|
salir a recibir a Hércules quiero |
|
porque de mi tardanza no se ofenda |
|
y, también, porque entienda |
300 |
della la causa y sepa que la fama, |
|
si allá premia al que lidia, aquí al
que ama; |
|
y, ofreciéndole a Yole, no se alabe |
|
de que sabe vencer y amar no sabe. |
|
Y ya que su deseo |
305 |
fue triunfar por triunfar, y en el trofeo |
|
que trae viene premiado, |
|
todos quedamos bien; y pues que veo |
|
puesta Yole en estado, |
|
feliz el vencedor y alegre Anteo... |
310 |
|
|
ELLA y
MÚSICA |
Ven Himeneo; ven, ven Himeneo. |
|
|
|
ANTEO |
De esas tres dichas, solamente en una |
|
puede fijar su rueda la fortuna: |
|
esa es, señora, la mía; |
|
que, vencer al contrario, cada día |
315 |
se ve, mas no se ve vencer aquella |
|
oposición de desigual estrella |
|
que, en la común desdicha, |
|
puso el hado entre el mérito y la
dicha. |
|
|
|
YOLE |
Si lícito me fuera, |
320 |
cúya es la dicha o mérito
dijera. |
|
|
|
REY |
Pues porque no lo digas, |
|
ya que a entenderlo36
sin decirlo obligas, |
|
el canto lo dirá: vuelvan veloces |
|
vuestras festivas voces, |
325 |
mientras que yo me ausento, |
|
a llenar con sus cláusulas el viento. |
|
|
|
MÚSICA |
A la más dichosa unión |
|
de dos en quien compitieron |
|
la tierra a puros tesoros |
330 |
y a puras luces el cielo: |
|
ven Himeneo; ven, ven Himeneo. |
|
|
|
|
(Al entrarse el REY, sale HÉRCULES.)
|
-fol. 19v-
|
HÉRCULES |
Yo lo debo de ser, pues que yo vengo |
|
a vuestra invocación. |
|
|
REY |
¡Extraño
encuentro!
|
|
Hércules, ¿tú
aquí? |
|
|
HÉRCULES |
Cansado
|
335 |
de esperar a que tú salgas |
|
a honrar mi triunfo y a darme |
|
de igual vitoria las gracias, |
|
vengo a tomármelas yo. |
|
Fuera desto, oír se cantan |
340 |
epitalamios me ha hecho |
|
creer que debo de hacer falta, |
|
pues, sin el novio, no sé |
|
que ningunas bodas se hayan |
|
celebrado y, pues lo soy |
345 |
en fe de la real palabra |
|
que me diste de que Yole |
|
sería mía: ¿qué te
espantas |
|
de que a lograr me anticipe |
|
el gozo con que me aguardas? |
350 |
|
|
|
YOLE |
No prosigas,
|
|
que yo responderé, a causa |
|
de que desengaños suenan |
|
mejor en labios de dama; |
|
que no agravian aunque enojen. |
355 |
|
|
HÉRCULES |
Que «blancas manos no agravian» |
|
oí tal vez; conque tú debes |
|
de querer hablar fïada |
|
en que rojos labios tengan |
|
licencia de manos blancas: |
360 |
di, pues. |
|
|
ANTEO |
[Aparte.]
|
En notable empeño,
|
|
si a reducirle no basta, |
|
estoy. |
|
|
YOLE |
Hércules: mi padre
|
|
ofreció a tus esperanzas |
|
mi libertad, suponiendo |
365 |
mi gusto; pues cosa es clara |
|
que mi padre no querría |
|
que me casase forzada. |
|
Yo, viendo con el despego |
|
que su ofrecimiento tratas, |
370 |
por una parte, y por otra |
|
oyendo que tus hazañas |
|
son lidiar hidras, dragones |
|
y sierpes, cuya arrogancia |
|
desdeñó con experiencias |
375 |
de amor las delicias blandas, |
|
tanto que de aborrecer |
|
a las mujeres te alabas: |
|
horror te cobré; que no |
|
soy tan neciamente vana |
380 |
que fíe de mi hermosura |
|
que me den pago a tu gracia |
|
las puertas de aborrecida |
|
a las viviendas de amada. |
|
Y así, con este temor, |
385 |
para que aquí te persuadas |
|
a que no fue de mi padre |
|
sino mía la mudanza: |
|
a que me diese la muerte, |
|
resuelta y determinada, |
390 |
de Anteo amada, me atreví |
|
a decirle... |
|
|
|
|
(Cajas y
trompetas.)
|
|
VOCES |
(Dentro.)
|
¡Al arma, al arma! |
|
|
HÉRCULES |
¿Qué ha de
ser?
|
|
Proseguir trompas y cajas: |
|
lo que se atrevió a decirte; |
395 |
pues, decirte que dejaras |
|
a Hércules por Anteo, fue |
|
decirte que aventurabas |
|
a que por él respondiera, |
|
en generosa demanda |
400 |
de tu rompida fe, todo |
|
el orbe diciendo... |
|
|
|
|
(Sale LICAS.)
|
|
|
LICAS |
Novedades bien extrañas. |
|
Aristeo, o sobornando |
405 |
o amenazando las guardas, |
|
se ha huido de la prisión |
|
y, juntando las escuadras |
|
que en alcance de su rey |
|
siguieron tu retaguardia, |
410 |
|
-fol. 20r- |
en formados escuadrones |
|
vuelve doblando la marcha. |
|
No es esto lo peor sino |
|
que las naciones que aman |
|
tu valor, en fe de que |
415 |
él las ilustra y ensalza, |
|
y aun los naturales mismos, |
|
perdidas las esperanzas |
|
de que tú su rey no seas, |
|
a su ejército se pasan. |
420 |
Conque tu gente deshecha |
|
y la suya recrutada, |
|
hecha frente de banderas |
|
te presenta la batalla. |
|
|
|
[VOCES]38 |
(Dentro.)
|
¡Arma, arma! ¡Guerra, guerra! |
425 |
|
|
REY |
Acude, Hércules; ataja |
|
tan gran novedad. |
|
|
HÉRCULES |
No quiero.
|
|
Mejor será que Anteo vaya |
|
y yo me quede a la boda. |
|
¡Ea!, Anteo, a la campaña |
430 |
y a la música vosotros |
|
puesto que el novio no falta. |
|
Llega tú, Yole. |
|
|
YOLE |
Primero
|
|
me daré, desesperada, |
|
mil muertes. |
|
|
ANTEO |
Yo, porque no
|
435 |
presumas que me acobardan |
|
delicias de amor a que |
|
deje de acudir mi fama |
|
a horrores de Marte, iré |
|
donde digan mis hazañas; |
440 |
que, ya que no falta el novio, |
|
tampoco el general falta. |
|
|
|
HÉRCULES |
Pues siendo así que tú
irás |
|
y la ley del duelo manda |
|
que se venguen en los hombres |
445 |
los desaires de las damas: |
|
también yo iré. Y porque
tú |
|
me busques en la batalla |
|
y cuerpo a cuerpo los dos |
|
nos veamos cara a cara: |
450 |
de la parte de Aristeo |
|
me hallarás; que mi venganza, |
|
no solo en ti, pero en toda |
|
Libia, ha de ser. |
|
|
ANTEO |
Pues, ¿qué
aguardas,
|
|
si en la campaña te espero? |
455 |
|
|
HÉRCULES |
El verte a ti en la campaña. |
|
|
|
ANTEO |
¡Al arma y Euristio viva! |
|
|
|
|
(Cajas.)
|
HÉRCULES |
¡Viva Hércules y al arma! |
|
|
|
|
(Vanse.)
|
REY |
([Alto.]
|
¡Oye, Hércules! ¡Anteo,
espera!) |
|
Fuerza es que tras ellos vaya, |
460 |
por ver si con mi respeto |
|
tanto empeño se restaura; |
|
y si no, canas de honor |
|
verán ser del Etna canas, |
|
que en la cumbre obstenta nieve |
465 |
y fuego en el pecho guardan. |
|
|
|
|
REY |
¡Nada me digas,
|
|
ay belleza desdichada, |
|
cuando a perder por ti voy |
|
vida, honor, reino y patria! |
470 |
(Vase.)
|
|
|
YOLE |
«Patria», «reino»,
«honor» y «vida» |
|
dijo; y es tal mi desgracia |
|
que otra pérdida le queda |
|
aun con haber dicho tantas |
|
pues, entre padre y esposo, |
475 |
va en dos mitades el alma. |
|
Todo va a perderse; pues |
|
no quede en resguardo nada: |
|
dadme un caballo. Fortuna, |
|
no siempre seas contraria |
480 |
a dichas de amor; permite |
|
que sea suya la alabanza, |
|
siquiera una vez, dejando |
|
al trance de la batalla, |
|
pues es de Hércules la ira, |
485 |
ser de Yole la venganza, |
|
por más que neutral el eco |
|
repita ahora en voces varias... |
|
|
|
ELLA y
UNOS |
¡Viva Euristio! ¡Guerra, guerra! |
|
(Vase.)
|
|
|
OTROS |
¡Viva Hércules! ¡Arma,
arma! |
490 |
|
|
-fol. 20v-
|
TODOS |
¡Viva Euristio! ¡Hércules
viva! |
|
¡Guerra, guerra! ¡Al arma, al
arma! |
|
|
|
|
(Fíngese dentro la batalla y, cubriéndose el
muro con el teatro del primero bosque, salen como asustados, oyendo
a lo lejos el estruendo de las armas EGLE y VERUSA, teniendo a HESPERIA.)
|
|
HESPERIA |
|
|
desde el alcázar al monte, |
|
por todo aqueste horizonte, |
495 |
tanto militar estruendo |
|
sin que se pueda entender |
|
dónde y nos haga saber |
|
qué puede, Verusa, ser, |
|
¿cómo es posible dejar |
500 |
de salir a ver si alguno |
|
pasa que cuenta nos dé? |
|
|
|
|
(Las cajas a lo lejos.)
|
EGLE |
Dices bien; pero no sé |
|
que aquí se atreva ninguno |
|
a llegar; que si llegó |
505 |
aquel valiente soldado |
|
del león, fue derrotado |
|
sin saber dónde; que no |
|
llegara si lo supiera. |
|
|
|
VERUSA |
No en vano el aviso fue |
510 |
que le dimos. |
|
|
EGLE |
Bien se ve,
|
|
puesto que en toda la esfera |
|
destos cotos no paró. |
|
|
|
HESPERIA |
Pues aseguraros puedo |
|
que no se ausentó de miedo; |
515 |
que, según lo que él
contó |
|
y nosotras vimos, era |
|
hombre de tanto valor |
|
que solo temía al amor; |
|
(Las cajas.)
|
y ojalá no le temiera; |
520 |
que, aunque no tengo esperanza |
|
de que he de volverle a ver, |
|
en la parte de mujer |
|
no poca, ¡ay de mí!, me alcanza |
|
de oír las aborrecía: |
525 |
bien que en quien verle no espera, |
|
consuelo es que a otra no quiera. |
|
|
|
VERUSA |
A lo lejos todavía |
|
la arma se escucha. |
|
|
HESPERIA |
No sé
|
|
qué diera porque llegara |
530 |
alguien aquí. |
|
|
|
(Sale LICAS.)
|
LICAS |
Cosa es rara
|
|
que canse el correr a pie |
|
aunque sea huyendo. |
|
|
EGLE |
Allí
|
|
vi un hombre. ¡Ha, soldado! |
|
|
LICAS |
No
|
|
habla conmigo, que yo |
535 |
no lo soy. |
|
|
|
LICAS |
¡Ay de mí!
|
|
¡Con las «ásperas» he
dado! |
|
|
|
HESPERIA |
Llegad, que no hay qué temer. |
|
|
|
|
|
LICAS |
Saber
|
|
si es que está el dragón atado. |
540 |
|
|
|
|
HESPERIA |
¿En qué fundarlas
puedes? 40
|
|
|
|
LICAS |
Por donde salen ustedes, |
|
¿quién quita salir dragones? |
|
Mas, ¿qué me mandáis? |
|
|
HESPERIA |
Saber
|
545 |
qué rumor de armas es ese. |
|
|
|
LICAS |
Yo lo diré aunque me pese |
|
de haberme de detener. |
|
Hércules, el que hizo aquí, |
|
si os acordáis, a un león |
550 |
de la boca boquerón: |
|
porque el padre dijo «sí» |
|
y Yole «no», se indignó; |
|
conque, alterando la tierra |
|
a él, por no o por sí hizo
guerra |
555 |
y a ella paz por sí o por no. |
|
Hoy la batalla se han dado |
|
y aunque Hércules va venciendo, |
|
para que yo venga huyendo |
|
no importó ser su criado. |
560 |
Este es el caso; y así: |
|
adiós, que el rumor se acerca, |
|
pues se oye desde más cerca |
|
decir... |
|
|
YOLE |
(Dentro.)
|
|
-fol. 21r- |
¡Ay infeliz de
mí!
|
|
|
|
|
VERUSA |
Que un caballo
|
565 |
desbocado se despeña |
|
desde la más alta peña |
|
del monte. |
|
|
HESPERIA |
¡Quién
remediallo
|
|
pudiera! |
|
|
|
HESPERIA |
Y más siendo, al parecer, |
570 |
la que despeña mujer. |
|
|
|
CUPIDO |
(Dentro.)
|
No temas, Yole, que Amor, |
|
aunque a otras despeña, a ti, |
|
porque en su triunfo te empeñes, |
|
hará que no te despeñes. |
575 |
|
|
|
|
(Al decir YOLE
este verso, desde no poca altura cayeron abrazados al tablado ella
y CUPIDO y
dejándola desmayada entre las tres, volvió
arrebatadamente a desaparecer representando en el aire los
siguientes versos.)
|
CUPIDO |
En mis brazos has caído, |
|
segura estás. ¿Quién
creyera |
|
que para que aborreciera |
|
la socorriera Cupido? |
580 |
Mas, ¿quién no lo creerá, al
ver |
|
que Amor, atento a su queja, |
|
para aborrecer la deja |
|
a donde la ha menester? |
|
(Vase.)
|
|
|
HESPERIA |
Lleguemos por si, por dicha, |
585 |
no habiendo muerto podemos |
|
su vida amparar. |
|
|
|
|
|
|
|
|
HESPERIA |
Quien en albricias de que |
590 |
vivas, atenta a la fe |
|
con que te estima y te ama, |
|
mil vidas diera. ¿Qué ha sido |
|
esto? |
|
|
YOLE |
Que viendo, ¡ay de
mí!,
|
|
que contra el que aborrecí, |
595 |
habían los que amé salido, |
|
que fueron padre y esposo, |
|
llevada de mi valor, |
|
mejor diré de mi amor, |
|
de un caballo apenas osó |
600 |
tomar a la rienda el tiento |
|
y la noticia al estribo, |
|
el fuste al borrén, y altivo |
|
pasarle de bruto a viento, |
|
cuando al lado de los dos |
605 |
al embestir me mostré; |
|
si lo sintieron no sé, |
|
mas sé que al encuentro, ¡ay
Dios!, |
|
primero arbolada flecha |
|
el rostro a mi padre hirió |
610 |
y del caballo cayó. |
|
Yo, humana víbora hecha, |
|
desesperada a morir |
|
en su venganza, me entré |
|
en la batalla; y tal fue |
615 |
la violencia del batir |
|
el ijar que, desbocado |
|
el corcel, de espuma lleno, |
|
rompió el alacrán al freno |
|
y la montada al bocado. |
620 |
Tanto la cólera mía |
|
fue que al verme despeñar |
|
me holgué solo por quitar |
|
la sospecha de que huía. |
|
Pero como al desdichado |
625 |
aun la muerte se escasea, |
|
cruel piedad que cúya sea, |
|
no sé, un céfiro alado |
|
en el aire me detuvo, |
|
haciendo que la caída, |
630 |
menos violenta, mi vida |
|
guardase; y aun después tuvo |
|
tan doblados los favores |
|
que si con presteza suma |
|
me dio allí lecho de pluma, |
635 |
aquí me le da de flores. |
|
(Cae
desmayada.)
|
|
|
LAS TRES |
Entrémosla donde pueda |
|
repararse y descansar. |
|
|
|
-fol. 21v-
|
|
|
(Retíranla entre las
tres.)
|
LICAS |
Id mientras voy yo a avisar |
|
a mi amo dónde queda, |
640 |
ya que el militar espanto |
|
tregua pone a la batalla. |
|
|
|
|
(Vase LICAS y sale
ANTEO.)
|
ANTEO |
¿Quién en el mundo se halla |
|
en tanta aficción, en tanto |
|
desconsuelo como yo? |
645 |
Pues, con Euristio la vida |
|
y la batalla perdida, |
|
el ejército aclamó |
|
a Hércules su rey, en fe |
|
de que él le cumpliría |
650 |
la palabra que le había |
|
dado, en el instante que |
|
se sepa dónde paró, |
|
bárbaramente entendiendo |
|
que a solo escapar huyendo |
655 |
de la batalla salió, |
|
que es lo que también de mí |
|
pensará en viendo que no |
|
parezco tampoco yo |
|
dél retado; siendo así |
660 |
que, desbocado el caballo, |
|
Yole salió, y yo tras ella, |
|
donde fue fuerza el perdella |
|
de vista, conque me hallo |
|
habiéndome desmontado |
665 |
por penetrar la aspereza |
|
en busca de su belleza, |
|
sobre rendido, obligado, |
|
o viva la encuentre o no, |
|
a dos contrarios extremos: |
670 |
pues muerta ambos la perdemos, |
|
y viva la pierda yo. |
|
Bien que, porque viva, diera |
|
mil vidas mi suerte esquiva; |
|
que a precio de que ella viva, |
675 |
poco importa que yo muera |
|
de tanta celosa pena |
|
como que en la edad de un día |
|
amanezca para mía |
|
y anochezca para ajena. |
680 |
¡Yole hermosa! No responde. |
|
¡Bella Yole! No me escucha: |
|
o mucha desdicha o mucha |
|
ventura es la que esconde. |
|
¿Quién, cielos, me dirá
della? |
685 |
Mas, ¿quién decirlo
podrá |
|
como la Tierra, si ya |
|
quien fue rosa no es estrella? |
|
Fecunda madre del hombre |
|
en común y, en singular, |
690 |
madre de un hijo a quien dar |
|
quisiste alma, vida y nombre: |
|
ya que me dio tu piedad |
|
los tesoros que me dieron |
|
tanto lustre que pudieron |
695 |
crecer mi felicidad |
|
a esposo de Yole bella, |
|
dime dónde iré a buscalla; |
|
hállela yo aunque el hallalla |
|
venga a ser para perdella. |
700 |
Y si esto no mereció |
|
mi llanto, siquiera di |
|
si es que vive Yole. |
|
|
|
|
|
ANTEO |
Pues ya que, madre piadosa, |
705 |
te permites oír, ¿por
qué |
|
no te dejas ver? |
|
|
|
ANTEO |
De clavel, jazmín y rosa, |
|
nuevo iris al parecer |
|
forma una bella guirnalda |
710 |
a la tierra de esmeralda |
|
y al cielo de rosicler. |
|
Sacra deidad, si mi idea |
|
no miente, entre sus fulgores |
|
viene derramando flores |
715 |
de la copia de Amaltea |
|
|
-fol. 22r- |
y, iluminando horizontes, |
|
trae tras su vario celaje |
|
todo el bruto vasallaje |
|
de los senos de los montes |
720 |
que de un risco en otro yerra; |
|
como en sacrificios suele |
|
ante el ara de Cibele, |
|
que es la diosa de la tierra, |
|
a mí se acerca veloz, |
725 |
como que hablarme procura: |
|
¡oh, iguálese a su hermosura |
|
la dulzura de su voz! |
|
|
|
|
(Rasgándose las nubes que eran cielo del bosque,
apareció en lo más alto de la frente del teatro
CIBELE, diosa de la
tierra, en un trono de flores que a manera de guirnalda iluminaba
el aire con ocultas luces. Traía en una mano la copia de
Amaltea derramando flores y en la otra la rienda de encarnadas
colonias con que al parecer gobernaba, uncida, la ferocidad de
cuatro leones que tiraban desde la tierra el trono; a cuyo tiempo
aparecieron, por entre unos y otros bastidores, diversos animales
como en acompañamiento de su diosa; la cual, en blando
movimiento, bajó hasta la punta del tablado en recitativo
estilo, cantando ella y respondiendo el coro.)
|
CIBELE |
(Cantando.)
|
Feliz y infeliz amante, |
|
pues compitiendo entre sí |
730 |
te hizo feliz el nacer |
|
y el amar te hizo infeliz: |
|
ya dejo por ti, |
|
en lechos de mayo, regazos de abril. |
|
|
|
MÚSICA |
Y a su voz el eco responde sutil |
735 |
que rompe los aires dejando por ti... |
|
|
|
ELLA y
MÚSICA |
... en lechos de mayo, regazos de abril. |
|
|
|
CIBELE |
Cibele soy, de la tierra |
|
tan fecunda emperatriz |
|
que, del confín oriental |
740 |
al occidental confín, |
|
en todo su ámbito hermoso |
|
no hay reservado país |
|
que sus montes y sus mares |
|
no descansen sobre mí; |
745 |
fieras y flores lo digan |
|
viendo a mis plantas rendir |
|
lo vegetable su tez, |
|
lo sensible su cerviz, |
|
dejando por ti |
750 |
en lechos de mayo, regazos de abril. |
|
Motejada de que solo |
|
para el aire concebí |
|
fruto y flor, y me quedé |
|
no más que con la raíz, |
755 |
por obstentarme deidad |
|
que pudiese competir |
|
con cuantas contiene el coro |
|
de ese celeste zafir, |
|
como gusano que hila |
760 |
su mesma vida de sí, |
|
a ti te engendré sin más |
|
padre que mi mesmo ardid. |
|
Viendo que tu nacimiento |
|
creyó no más que el gentil, |
765 |
porque nadie le dudara, |
|
no tan solo te ofrecí |
|
sin reservarte diamante, |
|
perla, esmeralda o rubí: |
|
en plata todo el Pactolo |
770 |
|
-fol. 22v- |
y en oro todo el Ofir. |
|
Mas viéndote hoy en dos riesgos |
|
de amar y de competir, |
|
a cautelarte de entrambos |
|
quise a tus voces venir, |
775 |
dejando por ti |
|
en lechos de mayo, regazos de abril. |
|
El uno, que es cuidado |
|
de Yole: no hay que sentir |
|
su muerte; que Yole vive |
780 |
más donde no he de decir |
|
por no empeñarte en el riesgo |
|
de que es preciso morir |
|
si vas a buscarla. El otro, |
|
que es el de haber de reñir |
785 |
con Hércules, cuyas fuerzas |
|
nadie pudo resistir: |
|
llega a los brazos [con]44
él; |
|
que aunque él una vez y mil |
|
te arroje a la tierra, ella |
790 |
te sabrá restitüir |
|
dobladas fuerzas con que |
|
puedas volver a la lid. |
|
Y en cuanto a que tú no sepas |
|
de Yole y Hércules sí: |
795 |
no temas que a verla llegue, |
|
pues, cuando pretenda ir |
|
a buscarla, sabré yo |
|
tanto la senda impedir |
|
que no se atreva a pisarla. |
800 |
Y pues ya quedas aquí |
|
sabiendo que vive Yole, |
|
y cómo has de resistir |
|
a Hércules y que él no
irá |
|
a verla, vuelva el sutil |
805 |
aire a repetir sus ecos |
|
en tanto que yo al pensil |
|
de mi retirado albergue |
|
vuelvo de donde salí |
|
dejando por ti... |
810 |
|
|
MÚSICA |
Dejando por ti... |
|
Y a su voz el eco responde sutil... |
|
|
|
ELLA y
MÚSICA |
En lechos de mayo, regazos de abril. |
|
|
|
|
(Desapareció midiendo con la MÚSICA la distancia de lo
alto.)
|
ANTEO |
¡Oye! ¡Escucha! No tan presto |
|
te ausentes sin permitir |
815 |
que de tanta admiración |
|
cobrado diga... |
|
|
|
(Dentro LICAS,
HÉRCULES y
ARISTEO.)
|
|
HÉRCULES |
Pues no dejes
|
|
en su alcance de seguir |
|
la vereda. |
|
|
ANTEO |
Gente viene:
|
820 |
forzoso es al monte huir |
|
quien a todo un vencedor |
|
ejército trae tras sí. |
|
Pues está segura Yole, |
|
duélete, ¡oh cielo!, de
mí: |
825 |
no haya tan mal ejemplar |
|
como que pueda decir |
|
que hallé piedad en la tierra, |
|
y no en el cielo. |
(Vase.)
|
|
|
|
(Salen HÉRCULES, ARISTEO y LICAS.)
|
LICAS |
Hacia aquí
|
|
vuelvo a decir que es la senda |
830 |
del hespérico país. |
|
|
|
HÉRCULES |
Pues guía, ya que te afirmas |
|
en que Yole quedó allí. |
|
|
|
ARISTEO |
Si pudiera aconsejar |
|
a quien me toca servir, |
835 |
dijera, Hércules, que no |
|
está el triunfo en adquirir |
|
tanto como en mantener |
|
lo adquirido. Siendo así, |
|
pues, que te hallas aclamado |
840 |
rey, ¿no es mejor acudir |
|
a establecer esta vez |
|
que dejarlo por venir |
|
|
-fol. 23r- |
tras un afecto que puedes |
|
lograr después? |
|
|
HÉRCULES |
Para mí
|
845 |
ni el triunfo ni reino importan |
|
tanto como destrüir |
|
encantos de Amor llevando |
|
esclava a Yole a asistir |
|
a mi coronación. Vea, |
850 |
ya que a un hijo aborto vil |
|
de la Tierra prefirió |
|
a Hércules, que merecí |
|
ser su rey a menos costa |
|
que su esposo. |
|
|
LICAS |
Ya de aquí
|
855 |
de sus torres se descubren |
|
los homenajes. |
|
|
HÉRCULES |
A abrir,
|
|
a pesar del fiero monstruo |
|
que los vela sin dormir, |
|
sus puertas iré, si fueran |
860 |
de diamante. |
|
|
ARISTEO |
Y yo tras ti,
|
|
que uno es aconsejar cuerdo |
|
y otro es restado morir. |
|
|
|
LICAS |
Yo no, que uno es morir loco |
|
y otro es tratar de vivir. |
865 |
|
|
HÉRCULES |
Ven pues; que, juntos los dos, |
|
¿quién nos ha de resistir? |
|
|
|
CIBELE |
(Dentro.)
|
Quien, en defensa de Yole, |
|
lo impedirá. |
|
|
|
|
|
(Apenas desde lo alto pronunció CIBELE este medio verso, cuando se
oyeron en el aire truenos y en la tierra temblores; y
abriéndose en ella un volcán que atravesaba todo el
tablado, arrojó de sí tan condensados humos que
obscurecieron el teatro, bien que sin molestia del auditorio porque
estaban compuestos de olorosas gomas, de suerte que lo que pudiera
ser fastidio de la vista, se convirtió en lisonja del
olfato.)
|
|
ARISTEO |
Un fiero
|
870 |
temblor de tierra que abrir |
|
su centro intenta en quebradas |
|
grietas. |
|
|
|
|
(Sale humo.)
|
HÉRCULES |
Y no solo a fin
|
|
de que sus cavados senos |
|
quieran el paso impedir, |
875 |
pero de que sus funestas |
|
bocas arrojan de sí |
|
(El terremoto.)
|
entupecidos vapores |
|
que, en pirámides, subir |
|
se ven a empañar45
la tez |
880 |
de todo el azul viril. |
|
|
|
ARISTEO |
¿Quién vio que el Vesubio en
Libia |
|
humo exhale? |
|
|
LICAS |
Yo lo vi
|
|
por señas, que el verlo fue |
|
de puro ciego. |
|
|
|
|
(Terremoto.)
|
HÉRCULES |
Aun a mí
|
885 |
la vista perturba, pues |
|
ni veo alcázar ni jardín. |
|
|
|
ARISTEO |
En pardas nieblas la Tierra |
|
nos le ha sabido encubrir. |
|
|
|
HÉRCULES |
Como es la madre de Anteo, |
890 |
sin duda intenta impedir |
|
ultrajes de Yole; pero |
|
no lo podrá conseguir: |
|
que si de la tierra el centro |
|
conjura ella contra mí, |
895 |
contra ella el del aire yo |
|
(Terremoto.)
|
moveré. Quédate aquí, |
|
Aristeo, por si en este |
|
tiempo Yole intenta ir |
|
donde yo no sepa della, |
900 |
tú lo sepas con seguir |
|
sus pasos. |
|
|
ARISTEO |
De mí confía
|
|
el que no falte de aquí. |
|
|
|
HÉRCULES |
En ese seguro voy, |
|
como dije, a prevenir, |
905 |
pues no puedo por la tierra, |
|
por el aire entrar. Tras mí |
|
|
-fol. 23v- |
ven, Licas. |
[Vase.]
|
|
|
LICAS |
Sí haré, que aunque
es
|
|
tan malo el andar tras ti, |
|
peor fuera el que aquí quedara. |
910 |
(Vase.)
|
|
|
ARISTEO |
No fuera; pues, ya de aquí |
|
ausente Hércules, la Tierra |
|
sus cimas vuelve a cubrir, |
|
el humo a desvanecer |
|
y el alcázar a lucir. |
915 |
Y si no me engaño, una |
|
dama viene por aquí. |
|
¿Si será Yole? Mas no; |
|
que, aunque yo nunca la vi, |
|
nunca tampoco borré |
920 |
las especies que imprimí |
|
de su retrato: no es ella. |
|
|
|
|
(Sale VERUSA.)
|
VERUSA |
Yole, del desmayo en sí |
|
volvió apenas cuando de otro |
|
dolor se tornó a afligir, |
925 |
que es no saber de su padre |
|
ni de la batalla el fin. |
|
Compadecida a su llanto, |
|
por si fuera tan feliz |
|
que con una buena nueva |
930 |
la pudiera divertir, |
|
al monte salgo; allí un hombre |
|
está. ¿Sabreisme decir, |
|
caballero, que en el traje |
|
bien el serlo descubrís, |
935 |
en qué paró la batalla |
|
de cuyo rumor oí |
|
en estos montes los ecos? |
|
|
|
ARISTEO |
No me atrevo a discurrir |
|
en cuál os esté mejor: |
940 |
o oír la ganancia o oír |
|
la pérdida, cuando os veo |
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tan cuidadosa; y así, |
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hasta saber qué deseáis |
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saber, nada he de decir, |
945 |
por no aventurar que pueda |
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ser lo que hayáis de sentir. |
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VERUSA |
Aunque siempre de la patria |
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el cariño lleva, a mí |
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sus victorias o sus ruinas |
950 |
no me tocan. |
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ARISTEO |
Quizás sí,
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ya que no a vós, a persona |
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de cuya parte venís. |
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Decidla que un forastero |
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que hallasteis acaso aquí |
955 |
no quiso deciros nada. |
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VERUSA |
Harto en eso me decís. |
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Quedad con Dios. |
(Vase.)
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ARISTEO |
Él os guarde.
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En toda mi vida vi |
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igual hermosura, ¡cielos! |
960 |
¿Qué fuera que un infeliz, |
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que ni vencido una vez |
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ni otra vencedor, decir |
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pudo su pena? Mas esto |
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no es ahora para aquí; |
965 |
baste que para aquí sea |
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no dejarla de seguir, |
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por verla otra vez. |
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(Vase ARISTEO, y
salen HÉRCULES y
LICAS.)
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LICAS |
Señor,
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¿esto es caminar o huir? |
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HÉRCULES |
Volar quisiera que fuera, |
970 |
Licas, hasta descubrir |
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de la cumbre del Parnaso |
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la verde cima. |
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LICAS |
Eso sí:
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volvámonos a ser guardas |
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de ninfas, gente feliz |
975 |
y alegre. ¿Qué Yole o Libia? |
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Como habitar en país |
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a donde todo es cantar, |
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danzar y bailar y, en fin, |
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todo es paz y nada es guerra... |
980 |
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HÉRCULES |
Hablaste como hombre ruin. |
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LICAS |
No tanto que mienta, pues |
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ya se escuchan desde aquí, |
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al tiempo que don Pegaso, |
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-fol. 24r- |
en el último perfil |
985 |
del monte, batiendo el ala |
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tremola al aire la crin, |
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dulces músicas: ¿no oyes |
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sus blandos acentos? |
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HÉRCULES |
Sí,
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acerquémonos a ver46 |
990 |
lo que llegamos a oír. |
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(Al entrarse los dos, empezó a descubrirse un monte
cuya eminencia, casi de improviso, frisó las nubes con la
cumbre y los bastidores con la falda; de suerte que no dejó
más foso el teatro que su mismo foro y un pedazo de nuevo
cielo que a espaldas suyas, por entre tremoladas bandolinas y
quebradas peñas, fingía lejanos horizontes. Ocupaba
su cima el Pegaso, extendidas las alas como haciendo sombra al
risco de CALÍOPE,
principal musa de las nueve, desde cuyo superior asiento derribaban
los peñascos sus últimos perfiles. Estaban todos
coronados de frondosa arboleda y, entre uno y otro tronco, una y
otra ninfa: Urania y Polonia a la diestra mano, y Tersícore
y Clío a la siniestra. Debajo de las cuatro, en segundo
descanso que hacía con adelantadas proyeturas más
corpulento el monte, estaban a un lado Melpómene, Erato y a
otro Euterpe y Talía. Eran sus ropajes como los de los
signos y los meses, diferenciándose solo en haber trocado el
campo azul al nácar, confrontando matices aquí con
las flores si allá con las estrellas. En el corazón
de el monte corría tan artificiosa fuente que, sin agua ni
sonido de agua, no se echaba menos ni el agua ni el sonido.
Estaban, pues, las nueve como divertidas en sus siempre festivos
solaces, cantando, desasida de la fábula, esta
letra.)
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MÚSICA |
Ruiseñor que volando vas |
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cantando finezas, cantando favores, |
|
¡oh, cuánta pena y envidia me
das! |
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Pero no, que si hoy cantas amores, |
995 |
tú tendrás celos y tú
llorarás. |
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HÉRCULES |
Todo el coro de las ninfas |
|
junto está. Mas, ¡ay de
mí!; |
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que parece que la letra |
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conmigo ha hablado, al oír, |
1000 |
para que se irriten más |
|
mis vengativos rencores |
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y amor no sean jamás... |
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MÚSICA |
Pero no, que si hoy cantas amores... |
|
|
|
ELLA y
MÚSICA |
... tú tendrás celos y tú
llorarás. |
1005 |
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HÉRCULES |
Sagradas hijas de Apolo, |
|
a quien desde este cenit, |
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por cuantos círculos corre |
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hasta su opuesto nadir, |
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para coronar los rizos |
1010 |
de vuestro peinado, Ofir |
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flores dora ciento a ciento, |
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luces brilla mil a mil: |
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vuestro Hércules, por quien |
|
en estos montes vivís |
1015 |
seguras de incultas fieras |
|
amedrentadas de mí, |
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por quien a la excelsa cumbre |
|
nadie se atrevió a subir |
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-fol.24v- |
sin pasar porta47
de Apolo, |
1020 |
que yo he de cerrar y abrir, |
|
a beber de los cristales |
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en que aquel don infundís |
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que, abandonando lo útil, |
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se pagó de lo sutil: |
1025 |
hoy contra una hermosa fiera |
|
favores viene a pedir, |
|
no para amarla, no, pero |
|
para aborrecerla sí. |
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TODOS y
MÚSICA |
¡Ay de ti! |
1030 |
¡Que vencer a las fieras |
|
no es vencerse a sí! |
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(Cantando CALÍOPE.)
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CALÍOPE |
Hércules: ya tus hazañas |
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sabemos, y que por ti |
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templaron, Fama y Apolo, |
1035 |
la lira con el clarín. |
|
Ya sabemos que en Tesalia |
|
la Hidra pudiste rendir; |
|
en el Abismo al Cerbero |
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y en Calidonia al espín. |
1040 |
Que al león venciste en Libia, |
|
donde pudiste adquirir |
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lo sagrado del laurel, |
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lo sangriento de la lid. |
|
Que perdonaste, sabemos, |
1045 |
de la Hespéride el jardín, |
|
mas no sabemos que puedas |
|
a ti vencerte; y así... |
|
|
|
ELLA y
MÚSICA |
¡Ay de ti! |
|
¡Que vencer a las fieras |
1050 |
no es vencerse a sí! |
|
|
|
CALÍOPE |
Quejoso de Yole vienes, |
|
procurando desmentir, |
|
con razones de vengar, |
|
sin razones de sentir. |
1055 |
Teme el ardid del amor: |
|
que es tan cauteloso ardid |
|
que tal vez para vencer |
|
hace maña del hüir. |
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Teme su disimulada |
1060 |
traición: que sabe vestir |
|
los desaliños del áspid |
|
de las galas del jazmín. |
|
No te vengues si te quieres |
|
vengar de Yole; que vi |
1065 |
muchas veces que el dejar |
|
alcanza más que el seguir. |
|
Y si estos avisos no |
|
te bastan a reducir: |
|
en mi voz y en la de todas |
1070 |
oirás una vez y mil... |
|
|
|
ELLA y
MÚSICA |
¡Ay de ti! |
|
¡Que vencer a las fieras |
|
no es vencerse a sí! |
|
|
|
HÉRCULES |
Bella Calíope, a quien |
1075 |
siempre tocó el presidir |
|
al castalio coro: no |
|
desconfíes del gentil |
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espíritu que me ilustra; |
|
que dejé de conseguir |
1080 |
de Amor, que es fiera de fieras, |
|
la victoria; a cuyo fin, |
|
por vuestro Pegaso vengo: |
|
que le lleve, permitid, |
|
a que en los golfos del aire |
1085 |
sea alado bergantín; |
|
que, a pesar del huracán, |
|
que levanta contra mí |
|
la Tierra, madre de Anteo, |
|
tomen puerto tan feliz |
1090 |
que deshaga los prodigios |
|
de su encantado pensil. |
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|
|
CALÍOPE |
Si en tu peligro nosotras |
|
no habemos de concurrir: |
|
lo que tú puedes tomar, |
1095 |
¿para lo qué has de pedir? |
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HÉRCULES |
Dices bien, sube por él, |
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|
-fol. 25r- |
pues tú también has de ir. |
|
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|
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|
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|
LICAS |
Porque si
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1100 |
él es rocín de poeta |
|
y nunca pudo sufrir |
|
ancas su puchero, ¿cómo |
|
sufrirá ancas su rocín? |
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(Vase.)
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HÉRCULES |
Anda, cobarde; y vosotras |
1105 |
quedad en paz hasta oír |
|
mi triunfo. |
|
|
TODAS |
Antes, porque no
|
|
te empeñes en él, tras ti |
|
iremos todas diciendo... |
|
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HÉRCULES |
¿Qué es lo que habéis de
decir? |
1110 |
|
|
TODAS |
(Cantando.)
|
¡Ay de ti! |
|
¡Que vencer a las fieras |
|
no es vencerse a sí! |
|
|
|
|
|
HÉRCULES |
Pues venid todas, venid; |
1115 |
veréis de cuán poco os sirve |
|
el escuchar... ¿Qué
decís? |
|
|
|
ÉL y TODAS |
¡Ay de ti! |
|
¡Que vencer a las fieras |
|
no es vencerse a sí! |
1120 |
|
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|
(Cantar las musas este estrebillo, repetirle el coro, volar
el Pegaso a la nubes, CALÍOPE al centro y las ocho a
distantes partes llevándose consigo a pedazos el monte, fue
tan uno que, al verle deshecho, apenas pudo percibir la vista el
cómo; conque, causando más novedad en todos lo que
dejaron ver que lo que vieron, acabó la segunda
jornada.)
|
|