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Sección de noticias

     �Al descender anoche de uno de los tranvías de Estaciones y Mercados, tuvo la desgracia de fracturarse el pie derecho nuestro ilustre amigo, el delicadísimo cronista de salones, don Delfín Sánchez de la Besuguera.

     Este doloroso accidente, que lamentamos de todo corazón, no privará mucho tiempo a nuestros lectores de las interesantes crónicas del gran mundo, que semanalmente les ofrecemos, porque si los pesimismos de la ciencia se confirman, nuestro querido amigo tiene el irrevocable propósito de aprender a escribir con la mano izquierda.�

 

     �Se ha acercado a nuestra Redacción el conocido autor cómico D. Sindulfo Brizuela, para manifestarnos que no es él, afortunadamente, el individuo de igual nombre detenido ayer por sustraer un saco de ropa en los lavaderos del Manzanares.

     Conocida como es de todos la brillante posición social que ocupa el Sr. Brizuela, parécenos inútil añadir que hemos dado entero crédito a su declaración, hecha con indudable sinceridad y bajo palabra de honor.

     El Sr. Brizuela nos ha manifestado también que tiene ya en poder de las diferentes empresas teatrales, una traducción, dos arreglos y tres adaptaciones.�

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El día del juicio

                                                     
-Yo lo explicaré.
                           -�Silencio!
-�Por qué?
                  �Digo que a callar,
antes que tenga que hacer
uso de mi autoridad! 5
�Ya me he callao!
                             -Hable, guardia.
-Bien, pues voy a prencipiar:
Estaba yo de servicio
la víspera de San Juan
en la calle de las Huertas, 10
junto a la de Echegaray
(antes Lobo), cuando en esto
pasa que oigo de gritar
a dos mujeres y noto
que contiguo de un portal 15
de dicha calle, cuestión
de seis casas más allá
de donde yo radicaba,
se prencipian a parar
un porción de transeúntes 20
como con curiosidaz.
Conque entonces yo me dije:
�Algo debe de pasar
allí cuando se glomera
la gente! Dicho lo cual 25
me aproximé poco a poco,
con el fin de no llamar
la atención, y envestigando
los hechos con frialdaz
me enteré, por el conduto 30
de un guardia munecipal,
de que estas damas, después
de diflamarse la faz
y viceversa (supongo
que el Juzgao comprenderá 35
la ensinuación), prencipiaron
e derigirse la mar
de expresiones modernistas,
que usía permitirá
que me reserve, siquiera 40
por respeto al trebunal.
-�Y por qué fue la cuestión?
-Resentimientos de atrás,
según deducí del dicho
de un testigo presencial; 45
pero como esto no basta
pa poder certificar
la esatituz, no aseguro
si es mentira o es verdaz.
Lo cierto es que aquí, la joven, 50
cuando me acerqué al portal
llamó �bruta! a la señora
(no me quiero equivocar
pero creo que fue �bruta!
la expresión). Entonces va 55
la intrepelada y contesta:
-�Ven que te voy a arrancar
los pelos del moño! (Puede
que yo comprendiera mal
esta pótesis, porque uno, 60
más que ejerce autoridaz,
está espuesto a equivocarse
lo mismo que los demás.)
Pero, en fin, el resultao
fue que al ir a poner paz 65
entre la una y la otra parte,
con ánimo de evitar
la espectación, la señora
me echó mano por detrás
pa desarmarme...
                           �Mentira! 70
-�Y a Isabelo Cajigal
y Puchol no le desarma
ni ella ni cincuenta más,
hoy, por hoy! Y esto lo digo
sin intención de agraviar 75
a mis otros compañeros
de estituto, que quizá
que velen por su deber
y su derecho y demás,
conforme a las ordenanzas... 80
-Procure usté concretar
los hechos y no se cuide
de otra cosa.
                     -Pa final,
que rechacé a la señora,
teniendo nesecidaz 85
de ejercer la fuerza bruta,
porque me empezó a llamar
venao, delante del público
y que al ver desacatás
mis insinias y con ellas 90
la primer autoridaz
del país (a la que tengo
la honra de representar),
me la llevé cuasi arrastras
a la delega y en paz. 95
Estos son los hechos; ahora
el Juzgao emetirá
su dino fallo.
                      -Corriente.
�Tiene que manifestar
alguna cosa la joven? 100
-�Quién yo?
                    -Sí.
                           -�Pues natural!
La señora y yo teníamos
unas cuentas que zanjar
y las hemos ajustao
y a nadie le importa na. 105
�Que ella me zumbó la cara,
y yo como es natural,
la di..., donde buenamente
tuve proporción de dar?
�Pocas gracias!�Ca quisque hace 110
su santisma voluntaz
con las carnes que ha sacao
del vientre de su mamá!
Y en lo de que mi persona
haiga intentao desarmar 115
a este hombre, dígale usía
que de ganas no anda mal.
�A menos tendría yo
poner mis manos lavás
en un feo tan subido 120
como el señor! �Pa eso están!
-�Señora!
                -�Pero es calunia?
Tenga usía la bondaz
de fijarse, y diga usía
si es fácil el encontrar 125
un fenómeno de feria
tan pronunciao.
                          -�Basta ya!
�O habla usté con el respeto
que se debe a este lugar,
o sale usté del Juzgado 130
con la pareja detrás!
-No sé otro lenguaje.
                                   -�Bueno,
pues se puede usté callar!
-Muchas gracias.
                            -Siga la otra,
y cuéntenos la verdad 135
de todo.
              -Pues, mire usía,
señor juez, yo estoy casá
desde Oztubre, pero en forma
muy decente y muy legal,
a Dios gracias, porque no hago 140
lo que algunas desahogás
que cambian ca diez minutos
de estao.
               -Bien hecho.
                                    -Lo cual
que tengo dos niñas; una
de pecho y otra que va 145
pa los tres años y estoy
en vísperas además.
-Al grano.
                 -Pues mi marido
era un pedazo de pan
y no había en todo el gremio 150
de carpinteros de armar
quien le ganase a decente
ni a buen padre; pero hará
quince días que esta golfa
me le empezó a calentar 155
los cascos, y desde entonces
no tengo tranquilidaz,
ni él cumple en casa como antes
ni he vuelto a ver un jornal
porque se lo saca todo 160
la señora, pa comprar
enaguas con entredoses,
y camisitas bordás,
y zapatitos bebés,
y peinetas de metal 165
con rubises. Yo comprendo
que los hombres a qué están:
�a eso!, pero diga usía
si no es una iniquidaz
que caigan con semejantes 170
lombrices.
                  -No regañar.
-�Adiós, Fornanina!
                                  -�Claro
que sí! Lo que es compará
contigo �la diosa Ceres!
Al fin yo puedo enseñar 175
mis carnes con mucho orgullo,
y no como tú, que estás
lo mismo que los despojos
de San Isidro.
                       -�Pues hay
quien tira la carne y chupa 180
los huesos!
                  -Pero será
pa purgarse.
                    -�No me busques
la lengua!
                 -�Qué he de buscar,
hija! �Cuando me haga falta
te la pediré prestá 185
pa un ratito!
                    -�Vaya, jóvenes,
tengamos la fiesta en paz!
Y usté concluya, si puede,
su declaración.
                         -Pues na;
que hace diez u doce días 190
me topé por un casual
con ésta, nos enzarcemos
a piropos y demás
y la puse las piltrafas
lo mismo que el cordobán. 195
Esto es todo lo ocurrido,
señor juez.
                   -Hable el fiscal.
-Pues bien; el fiscal entiende
que se debe condenar
a cada una de las partes 200
comparecientes, a la
multa de quince pesetas
por escándalo en lugar
público y por malos tratos.
-�Y un jamón!
                         �Qué es eso?
                                               -Na. 205
-El juez eleva a sentencia
el dictamen del fiscal.
-Visto.
           -Bueno; diga usía:
�No se pueden abonar
en vez de quince pesetas 210
treinta?
             -No.
                      -�Maldita sía!...
Lo siento, porque enseguida
que salgamos del local
voy a repetir, y, es lástima
tenerse que molestar 215
en volver.
                  -Y sobre todo
yo que estoy tan ocupá,
-�Demasiao!
                        �Vaya, despejen!
-Pues hasta dentro de un par
de días.
              -Lo mismo digo. 220
-�Quién, tú? �Difícil será!
-�Por qué?
                  -Porque pue que entonces
estés en el hespital.
-�En cualo?
                    �Tira pa alante,
que afuera te lo dirán! 225

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El triunfo de la virtud

                                                     
   -Te advierto que como sigas
hablando de esa manera
ya hemos acabao.
                              -De modo
que no pue tener ideas
nadie más que tú, �no es eso? 5
-Según y conforme sean.
Tú me dices, supongamos,
que Villaverde tie fuerza
celebral, cuando le salga,
pa curarnos la peseta 10
(que es lo mismo que decir
que los galápagos vuelan),
y yo, que lo oigo, te pego
dos patás en cualesquiera
de tus regiones, no sólo 15
por la emisión de la idea,
sino por bruto; pues bueno,
lo mismo te hago si llegas
a tocarme la conduta
de esa mujer. La Indalecia 20
pue que tenga, si me apuras,
tal u cual costumbre fea,
porque no hay en este mundo
ninguna cosa perfeta.
(Y al decir cosa, se entiende 25
que me refiero a las hembras.)
Pero es tanto lo que vale
moralmente, y como quiera
que la examines, que al hombre
que hoy día cargue con ella 30
le toca el gordo.
                           -Respeto
tu opinión u lo que sea,
que al fin es tuya y merece
pensarse; pero dispensa
que te refute: ya sabes 35
que hay algunos que se dejan
decir por ahí que si han hecho
u han dejao de hacer.
                                   -�De lengua!
-No sé.
              -�Parece mentira
que un hombre que anda en faena 40
con el otro seso cuasi
desde que soltó la teta,
se deje llevar de cuatro
fantasiosos! La Indalecia,
�sabes tú cuál es la falta 45
que tie? Pues que te alimenta
las ilusiones y luego
se le olvida cuando llega
la coyuntura, lo cual
reconozco que molesta, 50
sobre too cuando uno sabe
que ha trabajao a conciencia;
pero de eso a lo que digan
quince o veinte sinvergüenzas
porque han sacao los pies fríos 55
y caliente la cabeza,
digo que me se figura
que hay bastante diferiencia.
En fin: pídele noticias
al Menflis de las Peñuelas, 60
que fue el primero que tuvo
la suerte de conocerla;
pregúntale por sus cosas
al nieto del Pocayema,
que se la tomó en traspaso 65
poco después al Malluendas,
y últimamente, consulta
con el Ninchi y el Apenca,
que la han tratao al unísono
y son dos personas serias, 70
y si a pesar de que toos
han ido con mala idea,
como es natural, hay uno
que vierte cualquier especia
lesiva pa la muchacha, 75
dejo que me corten ésta.
Yo la he tratao por encima
na más; la verdaz es esa,
sin embargo de las muchas
burradas que me aglomeran; 80
pero tengo, como sabes,
treinta y cinco primaveras
consecutivas y gracias
a Dios me sobra esperencia
pa echar el fallo y decirte 85
la que es mala y la que es buena.
-Ya lo sé.
                 -Porque lo sabes,
me hace ya la vinagreta
ver lo pesao que te pones
en esto. �De qué manera 90
se conoce a las personas,
por reservadas que sean?
�Obrando!, �no estás conmigo?
-Sí.
        -Pues da la concidencia
de que yo la he visto obrar 95
seis meses, y de que pueda
darte un consejo y decirte:
�Si a ti te gusta por fuera
la chica, y ves que su envase
(por el sitio que se vea 100
buenamente) no tie macas,
desconchaos, ni cosas de esas,
cásate, que su interior
yo lo abono donde quiera
que haga falta. �Tú qué buscas 105
en la mujer cuando llevas
intención de darla el dulce
nombre de esposa? Que tenga
buenas formas, es decir,
educación y maneras 110
delicadas, y de paso
diafanidaz u limpieza
en su historia; claro que esto
pue pedirse cuando sea
faztible, porque no están 115
los tiempos pa desigencias
redículas, ni tú debes
por tu edaz y tu esperencia
dar a ciertos requisitos
otro valor que el que tengan. 120
�No es así? Pues, acetando
mi criterio, la Indalecia
vale por muchos estilos
pa hacer feliz a cualquiera,
y si hay alguien que lo dude 125
y quiere hacer una apuesta,
me juego los intestinos
contra dos o tres pesetas�.
Eso es too lo que tenía
que decirte; tú lo piensas 130
y haces lo que te se antoje
y obras como te parezca,
porque a mí, como comprendes,
por más de que la defienda,
últimamente me sale 135
too por una friolera,
que las cosas de este mundo,
por importantes que sean,
las he tomao cuasi siempre
como el difunto Pucheta. 140
-�Me permites que te diga
dos frases?
                   -Di las que quieras.
-Bueno pues oye, Sindulfo:
confieso que a la Indalecia,
mirada físicamente, 145
no hay en Castilla la Nueva
dos señoras que la mojen
el pabellón de la oreja.
-�Ni que se traigan sus cosas!
-�Ni que agiten las caderas 150
con más verdaz!
                           -�Ni que lleven,
por mucha gracia que tengan,
diseminadas las carnes
con tanto gusto como ella!
-A mí me tiene hecho un pingo. 155
-Como que es una sujeta
que cuando entorna los ojos
y dice �vaya canela!,
boca abajo, porque no hay
más remedio que quererla. 160
-Sí que es guapa.
                             �Superábit!
Y más noble que una perra.
-�Y trabajadora?
                           -Lo hace
too, por complicao que sea.
-Pues así da gusto, chico. 165
-Y además, como ella sepa
que hay una necesidaz
a su lao, ten la evidencia
de que se queda en pelota
na más que por socorrerla; 170
pero sin que Dios se entere
nunca, que la verdadera
virtuz está en dar las cosas,
pero darlas con reserva.
-Ties razón.
                     -Por eso mismo 175
no se debe hablar a ciegas,
como tú, de la conduta
de una señora.
                       -Dispensa.
-Y es que cuatro rencorosos
te han rellenao la cabeza 180
de caluznias indecentes
y de chismes de taberna,
y tú te has dejao llevar
como un chico de la escuela.
-�Ya ves! Pues si no tropiezo 185
con una persona seria
que me aclara los sentidos,
me hago la cusca por sécula,
porque yo pensaba hablarla
de mi asunto con franqueza, 190
pero me han dicho unas cosas
que azaran a cualisquiera.
-Pues ya te habrás convencido.
-�Natural!
                 -Y ahora, �qué piensas
hacer?
            -Buscarla enseguida 195
pa cerrar trato con ella,
no ocurra que por descuido
me cojan la delantera
y me quede de verano.
-Bien hecho.
                      -�No que se juega! 200
�Tú sabes en dónde vive?
-En la calle de la Greda,
número setenta y cinco,
principal de la derecha,
la tienes de ama de cría. 205
-Pues mañana voy a verla,
y si quiere nos casamos
pa darles en la cabeza
a tos esos que la ponen
que no hay por donde cogerla. 210
-Oye: pues mira una cosa
que puede que sos convenga.
-�Cuál?
            -Que como estoy de huéspede,
por causa de que la Aurelia
se ha empeñao en cambiar de aguas 215
a fin de ver si la prueba,
si cuando tomes el cuarto
ves que sobra alguna pieza
y quieres, pues me la arquilas,
yo te pago lo que sea 220
y así tienes quien te ayude.
-Bueno.
             -�Te gusta la idea?
-Sí.
       -Pues hecho.
                             -Muchas gracias.
-�Qué gracias ni qué lentejas!
Los buenos amigos son 225
pa circustancias como esta.

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Taurina

                                                     
   -Oye tú: �mañana irás?
-�Ande?
               -A los toros.
                                    -�Corriendo!
�Pa qué? �Pa gastarme un ojo
y olvidar lo poco bueno
que sabe uno? �Cualquier día 5
me cogen a mí los perros
con ese cartel! �Me voy
a Carabanchel primero!
-Pues yo he tomao dos mesetas
pa Antolín y pa mí.
                                 -�Bueno, 10
que sos divertáis! Por parte
de Antolín está bien hecho,
porque ese, como es novato,
pue que aprenda.
                            -�Ya lo creo!
�Quisieras tú compararte 15
con él!
           -�Con el Virutero?
-Sí, señor.
-�Vamos, no digas
barbaridades! Durmiendo,
si me pongo, sé yo más 20
de toros que ese despierto.
-�Adiós, Fuentes!
                             -No te digo
que Fuentes ni el Algabeño,
ni otros dos o tres, me tengan
pelusa, pero toos esos 25
Gallitos y Bienvenidas
y Corchaos y Camiseros
que andan por ahí degollando
caracoles sin respeto...,
�ni pa sonarme el catarro! 30
-Bueno; pero �tú qué has hecho?
Porque oyéndote parece
que ha resucitao Frascuelo.
-�Que qué he hecho yo? Pues tomarme
muchas cornás lo primero, 35
por mi arrojo (y aquí está
la que traje de Alaejos
en el glutio), y lo segundo
hacer que se corte el pelo
mucha gente.
                      -No sabía 40
que te has metido a barbero,
Basiliso.
               -�Bueno, mira,
u se habla u no se habla en serio!
-No te enfades.
                         -�Se ha ocupao
la Prensa de el Virutero, 45
desde que tomó el oficio,
ni pa malo ni pa bueno?
-�Hombre, no sé!
                              �Pero sabes
que La Voz de Almadenejos
ha publicao mi retrato 50
de busto, marcando el quiebro
y con orla!
                   -Lo que digo
es que ese ha pisao más ruedos
que tú.
            -�De pleita!
                                -�Y de toos!
-��Por aquí!!
                      -�Tampoco creo 55
que te haiga yo dao motivo
pa que contestes con eso!
-�Hombre, por Dios, si es que sacas
un pedazo de torrezno
que no sabe colocarse 60
las chanclas y estás poniéndolo
de comparación! Que vengas
y me digas, por ejemplo,
que desde que me he casao
le he tomao asco a los cuernos 65
y que ves que no me arrimo
como endenantes, de acuerdo,
porque la familia tira
y hay que cuidar del puchero;
pero el negarme que tenga 70
condiciones pa el toreo
son ganas de molestar
porque sí. �Ni más ni menos!
Después de too, que yo sepa
más que muchos no tie mérito, 75
mirándolo bien. Carcula:
mi padre, que esté en el cielo,
fue mono; mi pobre abuela
fue novia de el Buñolero
de recién casá, y mi madre 80
toreó bastante tiempo
cuando soltera. De modo
que lo he mamao. Súmale a esto
que al echar yo los molares
ya estaba en el Matadero, 85
y que tiraba el cachete
de ballestilla, y me creo
muy natural que yo entienda
más que él, cincuenta por ciento.
-�Claro!
              -Sobre too hay un modo 90
muy bonito pa saberlo,
ya que te sonríes. Mira:
nos jugamos algo bueno,
porque pa una cosa así
lo robo si no lo tengo; 95
nos vamos al Don Jacinto;
se abre un pebliscito de esos
de moda, y se le pregunta
a la afición: �De estos diestros,
�cuál tie más arte y es más 100
popular? �El Virutero
u el Modorro chico?� �A ver
si en el público hay ni medio
que diga que él! Y si lo hay
pago la apuesta y me pelo. 105
-�Pa qué? �Tú ganas!
                                   -�Qué duda
coge de que sí!
                         -�Por eso
toreas tanto!
                    -El que yo
me dedique a vender juegos
de cacerolas, por causa 110
de mi enemistaz con Niembro,
no quie decir que yo tenga
que envidiarle a el Virutero.
Y últimamente, que él haga
lo que yo hice en Fuente el fresno 115
con un Biencinto, y entonces
que presuma.
                      -No recuerdo.
�Qué hicistes?
                       �Quedarme solo!
-�Quién, tú?
                     -Sí, señor; �mi cuerpo!
-�Y cómo fue?
                         -Pues jugándome 120
a cara o cruz el pellejo.
-�Qué bárbaro!
                          -�Entodavía
me paece que le estoy viendo!
Era un torazo retinto,
de treinta arrobas lo menos 125
y con dos velas que no
cabían por el chiquero
de grandes. Mira: salir;
prencipiar el primer tercio,
moverse la res y entrarles 130
la zangarriana a los diestros,
fue too uno. Con que yo entonces
pongo en la arena el moquero,
clavo encima los dos pieses,
me estiro a lo don Tancredo, 135
se arranca, le voy a dar
la salida..., y por un pelo
talmente me echó por alto
y no pude dar el quiebro,
�que si no!...
                     -�Chico, qué lástima! 140
-�Suponte tú! Pero bueno;
�allí verías tú aplausos,
y puros de a quince céntimos,
y pestiños, y acerolas
y el desmagren! Por supuesto, 145
que ahora entra lo más bonito.
-�Sí?
          -Viene el segundo tercio
y empiezan toos: -�El Modorro!
Y yo, que estaba queriendo,
agarro un par de las cortas,
pido una silla, me siento, 150
cito, después de cruzar
las piernas... �y no te quiero
decir el par que le pongo
si no se mete por medio
el Zanoria, que es más bruto 155
que un candao! Lo cual que luego,
en el otro tercio...
                              -Sí;
que salió el Catorce tercio
pa que no te asesinaran
los aficionaos del pueblo. 160
-�Quién te lo ha dicho?
                                       -El Escorza,
que fue de banderillero
contigo, y que aún tie las quimosis
de las pedrás que le dieron.
-�Palabra de honor?
                                -Palabra. 165
No hace ni ocho días.
                                   -Bueno;
�ves tú? Pues a ese le pongo
los morros como un pimiento
de que le coja.
                         -�Cuidao,
no te pierdas!
                            -�Vas a verlo! 170
-�Pero por qué?
                           -Porque el hombre
que no le guarda el secreto
a un amigo, cuando sabe
que le ha pasao algo feo,
es un guarro y se le da 175
con el puño en el celebro.
�Y ese le anda dando vueltas
a la autosia ya hace tiempo!
�Mialas!
               -�Pero no te irrites
de ese modo!
                       -�Si estoy ciego, 180
y sé que hasta que le zumbe
no me se calman los nervios!
�Alárgame esas lecheras!
-�Oye!
            -�Dame esos pucheros!
-�Ande vas?
                      -��Quita!!
                                       -�Pero oye!... 185
-��A seis pesetas el juego
de cacerolas!! �Cacillos
y orinales!
                  -�Vaya un genio!


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Sátira

                                                     
                                A todos y a ninguno
mis advertencias tocan...
Madrid, Febrero, diez. Querido Pepe:
Desde la hermosa vega de Granada,
donde tranquilo y venturoso vives
alejado del mundo y de sus farsas;
desde ese rinconcito delicioso 5
que el Darro y el Genil miman y bañan;
�qué hay -me preguntas- del Madrid querido
que nuestros sueños juveniles guarda?
�De ese pueblo sin par, todo nobleza!
�De esa hermosa Babel, rica y simpática, 10
emporio del valor y la hidalguía
y cuna del ingenio y de la gracia!
�Madrid!... �Ay, Pepe amigo, de qué modo
se muda con la ausencia y con las canas,
y qué bien se discurre desde lejos 15
y la propia ventura cómo engaña!...
Al recuerdo de goces inefables,
tristemente me dices en tu carta:
�Dichoso tú que en los Madriles vives!
�Dichoso tú que con gañanes tratas, 20
y no ves superhombres a la vela
de sexo amorfo y de cabeza vana!
�Dichoso tú, que ajeno a las miserias
de una generación enclenque y sádica,
das en ese rincón paradisiaco 25
salud al cuerpo y regocijo al alma!
Ya no es este el Madrid cuyo recuerdo
de tu memoria en lo profundo guardas;
es un poblacho histérico y podrido,
reflejo fiel de nuestra pobre España; 30
vivero de Alfaraches y Manguelas,
plantel de entretenidas y de randas,
feria de apostasías y cohechos,
corte del organillo y la navaja,
donde hay por cada gallo cien capones, 35
por cada par de acero treinta vainas
y por cada Quijote veinte Sanchos,
que truecan el discurso por la panza.
Donde vuelves la vista sólo encuentras
vanidad, osadía o ignorancia, 40
literatos que escriben con ganzúa,
Aristarcos suspensos en Gramática,
doncelletes de tente mientras cobro,
gobernantes de cirio y de sotana
y necios que al influjo de este ambiente 45
de ruindad, de miseria y de farándula,
por lucir un cintajo en la levita,
juegan con el honor a la rebata.
�Sí, noble amigo, ya ni sombra queda
del famoso Madrid con que soñaras! 50
�Ya todo se ha cambiado, y tan deprisa
corre a su fin nuestra gloriosa raza,
que mientras Marte postergado duerme
por sus respetos Afrodita acampa!
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De sobra sé que mi franqueza ruda 55
de justo enojo encenderá tu cara,
pero, aun a pique de causarte daño,
ya dispuesto a decir las cosas claras,
no he de callar, por más que con el dedo
silencio impongas a mi pluma osada. 60
�Yo diré la verdad, pese a quien pese!
�Yo diré la verdad, caiga el que caiga,
que la verdad la decretó el de Arriba
y a mí me gusta hacer lo que Dios manda!
�Pues qué -preguntarás- tan fácilmente 65
de un pueblo grande se perdió la savia?
�Qué fue de su vigor? �Dónde se oculta
la indómita fiereza castellana?
�Dónde están los varones esforzados,
de pechos fuertes y de sangre hidalga, 70
que al conjuro del santo patriotismo
dieron a su nación riqueza y fama?
�Se acabó en este suelo la vergüenza?
�Ya de nuestro poder no queda nada?
�Es que ya se ha perdido para siempre 75
la idea del honor en nuestra casta?
�No, pobre viejo, no! Fuera injusticia
culpar a todos de las mismas faltas,
que aunque perdió su brillo de otros tiempos
aún no se ha puesto el sol en nuestra España, 80
�Mas cambiaron las cosas de tal suerte
y han sufrido los hombres tal mudanza,
que en Oscar Wilde se trocó Tenorio
y ya es Gomorra lo que fue Numancia!
Los que antes combatían ahora rezan; 85
lo que era sangre ayer es hoy horchata;
hombrea la mujer y el hombre toma
sus andares, sus modas y sus gracias;
aquellos que de noche y sin testigos
dirimían sus cuentas a estocadas, 90
ahora, llevando a prevención el médico,
a punta de asador la piel se arañan;
heredó el antipático automóvil
al potro cordobés de sangre brava,
y se trocó en estómago el cerebro, 95
y el reluciente arnés en corsé-faja;
al gallardo torneo siguió el polo;
al duro acero sucedió la alpaca,
y las fuertes cabezas que otros días
soportaron el yelmo y la celada, 100
neuróticas hogaño se doblegan
al peso ruin del canotier de paja.
Tras un pendón glorioso nuestros padres
se dejaron hacienda, vida y alma,
y hoy, tras otros pendones bien distintos 105
nuestra salud y nuestro honor se arrastran.
Honestas las mujeres de otros tiempos,
sus divinos encantos ocultaban,
y a la simple sospecha de lo oculto
el sexo del varón se despertaba; 110
hoy lucen orgullosas por la calle
redondeces y curvas soberanas,
�y triunfa la virtud y duerme el sexo!,
�gime el amor y la vergüenza clama!...
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�Quién busca ya valor en este pueblo 115
del �pasa, pollo!, y del �detente, bala!,
si hoy los hombres de empuje se congregan
pidiendo guerra en actitud que espanta,
y al toque de atención de un cornetilla
pierden lo que hay debajo de la espalda? 120
�Cómo pedir cultura, si al que intenta
flotar sobre el nivel de la morralla
el rencor y la envidia le agarrotan
y tiran de él hasta romperle el alma?
�Quién habla de adelanto en esta tierra 125
de nenúfares, glaucos y beatas,
si se compran los libros por adarmes
y se vende el coldcrem por toneladas?
Ya, perdido el respeto a lo pasado,
nuestra flamante juventud dorada 130
llama congrios a Lope y a Moreto
y a su costa se nutre y se regala.
Ya del arte viril, fuerte y robusto,
triunfa el arte de talco y sobrefalda;
lo vano se entroniza; se nos mete 135
el virus de Pantoja en las entrañas,
y así, por la pendiente del abismo
rodando va nuestra querida España,
hasta que Dios omnipotente quiera
que en un alborear de vida sana 140
surja un hombre de espíritu valiente
que la sepa decir: �Álzate y anda!
Mas por si este deseo de ventura
malogra por fin y no hay quien haga
un obrero manual de cada fraile 145
y un presidio mayor de cada tasca,
sigue dichoso en el rincón florido
de la espléndida vega de Granada
y deja que al recuerdo de otros días,
trémulo el labio de vergüenza y rabia 150
llore su pena tu mejor amigo,
que te envía un abrazo, Juan Carranza.

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