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1

Húrca-méndi. En euskera palabra formada por hurca (horca) y mendia (montaña) equivalente a la castellana de «horca» y cuyo nombre lleva el sitio en que ocurrieron los sucesos que se han referido. En tiempos atrás debió llamarse Húrca-méndimendia, es decir, Montaña de la horca, pero, suprimida con el tiempo la última palabra, hoy sólo se le designa con la que sirve de título a la tradición. (N. del A.)

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2

Gara-paita. Corte de helecho. Faena rústica para la cual acuden al caserío donde se verifica, de todos los inmediatos, multitud de parientes y convecinos a prestarles ayuda. Dura varios días y, en todos ellos terminado el trabajo, se entretienen los jóvenes en bailar y en arreglar sus bodas, y los viejos en jugar y contar o cuentos, convirtiendo así una labor dura y penosa en una verdadera fiesta de campo. (N. del A.)

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3

Astiya. Palabra vascongada, que equivale a la castellana de «adivinadora». (N. del A.)

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4

Una teja, un árbol y una armadura. Por el fuero de Vizcaya hereda el primogénito todos los bienes, dejando a los demás tan solo sus armas como caballero, un árbol en significación sin duda de que estaba arraigado en el Infanzonado, y una teja como originario de casa Solariega. (N. del A.)

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5

Aitz-bek. Peña negra. Conócese, con ese nombre, una montaña de Mendaro en la que hay una sima de profundidad desconocida, por lo que cree el vulgo que termina en el infierno. (N. del A.)

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6

Eche-jaun. Señor de casa. Llámanse así los Señores de casas Solariegas. (N. del E.)

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7

Millares. Se designaba con este nombre la cuota de bienes raíces que exigía el fuero para gozar de los derechos forales; comprendiéndose más tarde en lenguaje común con él, porción de bienes procedentes de herencia, dotes, legítimas u otro concepto. (N. del E.)

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8

Hasta veinte y uno. Era costumbre inmemorial en la marina vascongada, tanto de guerra como mercante, disparar veinte y un cañonazos al descubrir la Iglesia de Nuestra Señora de Iciar, venerada como especial protectora de los Navegantes. (N. del A.)

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