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  -198r-  

ArribaAbajoJornada II

 

Dentro cajas y trompetas.

 
UNOS

 (Dentro.) 

¡Arma, arma!
OTROS
¡Guerra, guerra!
UNOS
Caciques, a la muralla.
OTROS
A la muralla, españoles.
UNOS
¡Guerra, guerra!
OTROS
¡Al arma, al arma!
 

(Sale TUCAPEL huyendo.)

 
TUCAPEL
Si no hubiera un coronista 5
que huyera de las batallas,
no hubiera cómo saberlas,
no habiendo cómo contarlas;
y pues es este el papel
que me toca, mientras andan 10
allá como suelen, yo
escondido entre estas ramas
también, como suelo, tengo
de estar a ver en qué para
el trance de hoy, que hasta ahora 15
solo dicen44 voces altas...
UNOS
¡Arma, arma!
 

(Las cajas.)

 
OTROS
¡Guerra, guerra!
UNOS
¡Viva el Perú45!
OTROS
¡Viva España!
TUCAPEL
¡Oh, si el señor Sol quisiera
que sus paisanos lograran 20
la vitoria, y yo el deseo
de poder irme a mi casa!
No tanto porque en la propia
ningún marido descansa,
cuanto por hacerme el gusto 25
de hacer el disgusto a Glauca;
pues desde que el español,
cautivándome en mi patria,
conmigo, sin saber cómo,
dio en unas tierras extrañas, 30
donde su lenguaje y mío
hicieron tal mescolanza
que ya ni es mío ni es suyo,
bien que hasta entendernos basta,
y desde que, pertrechados 35
de gentes, bajeles y armas,
volvieron él y los suyos
a navegar estas playas,
de donde tomando tierra
han talado las campañas 40
que hay desde el Callao al Cuzco,
cuya gran corte hoy asaltan,
 

(Dentro las cajas.)

 
nunca me han dado lugar
de escaparme, por dos causas:
una, servirles de guía 45
para ir salvando sus marchas
de pantanos y lagunas;
y otra, que a decir no vaya
cuán faltos de municiones
y de víveres se hallan. 50
Y así, por ambos pretextos
con tal cuidado me guardan,
que al que desmandarme viere,
que me dé la muerte mandan;
con que me es fuerza esperar 55
día en que huyendo les hagan
volverse al mar. Mas no creo
 

(Dentro las cajas.)

 
que hoy sea el de esta esperanza,
pues entre las confusiones
que solo repiten varias... 60
TODOS
¡Arma, arma, guerra, guerra!
TUCAPEL
Lo que desde aquí se alcanza
es que, aunque las eminencias
de la ciudad coronadas
de indios están, no por eso 65
los españoles desmayan,
por más que de sus almenas
no solamente disparan
diluvios de flechas, pero
de los peñascos que arrancan, 70
despedazados los montes,
rodando sobre ellos bajan.
Alguno lo diga, pues
cae de la escala más alta,
diciendo:
  -198v-  
 

(Dentro mucho ruido y cajas, y sale PIZARRO cayendo con espada y rodela.)

 
PIZARRO
¡Virgen María!
75
Vuestra gran piedad me valga.
ALMAGRO
Acudid a retirarle,
no consigan la alabanza
estos bárbaros, de que
ni aun muerto pudo su saña 80
triunfar dél.
 

(Salen los dos y SOLDADOS, y él se levanta muy en sí.)

 
LOS DOS
¡Pizarro!
PIZARRO
¡Amigos!
LOS DOS
¿Qué desdicha es esta?
PIZARRO
Nada.
TUCAPEL
Pues no enterréis al mozo, Luis Quijada.
Esta fue una bagatela,
volvamos a la importancia. 85
CANDÍA
¿Cómo es posible que el golpe
de la peña y la distancia
del precipicio te deje
con la vida?
PIZARRO
¿Qué os espanta,
si quien invoca a María 90
aun de más riesgos se valga,
mostrando su piedad (puesto
que en el Perú nos ampara,
repitiendo los favores
que nos hizo en Nueva España) 95
cuánto de aquestas conquistas
se da por servida, a causa
de que mejor sol se adore
en brazos de mejor alba?
Y pues conserva mi vida 100
para que vuelva a emplearla
en su servicio; ea, amigos,
volvamos a las escalas,
que hoy en la corte del Cuzco
hemos de entrar, si esa valla 105
primera rompemos, antes
que a socorrerla mañana,
según dicen las espías,
en persona llegue el Guáscar
con inmensas gentes.
ALMAGRO
¿Quién
110
lo duda, si en esperanza
de propagación de fe
y honor de María, se ensalzan
la invocación de su nombre
en ti, y en Pedro de Candía 115
la exaltación de la Cruz,
pues vemos que en las montañas
como a árbol prodigioso
que vence fieras, la exaltan
ya infinitos indios?
PIZARRO
Pues
120
con estas dos confïanzas,
¿qué hay que temer? Ea, españoles,
al arma otra vez.
 

(Vanse los tres, y tocan las cajas.)

 
[UNOS]

 (Dentro.) 

¡Al arma
otra vez, fuertes caciques!
UNOS
¡Viva el Perú!
OTROS
¡Viva España!
125
TODOS
¡Arma, arma, guerra, guerra!
TUCAPEL
Pues nunca en estas andanzas
están bien los coronistas
donde las flechas alcanzan.
¿Qué haré yo de mí, y más viendo 130
que embisten con furia tanta
que habré de llorar mi ruina
si ellos su vitoria cantan?
Pues en venciendo me quedo
en mi patria sin mi patria, 135
y si quiero irme, a peligro
es de la vida. ¡Oh, mal haya
aquella sacerdotisa,
pues por volver a buscarla
con Yupanguí, a mí me toca 140
todo el daño46! Y pues de nada
ella se duele, ¡oh, si hallase
de cuantos demonios hablan
en nuestros ídolos, uno
que a costa de vida y alma 145
me diga lo que he de hacer!
 

(Sale la IDOLATRÍA.)

 
IDOLATRÍA
Sí habrá, pues que tú le llamas,
-199r-
que esa es la razón con que
Dios la cadena te alarga.
Vente, Tucapel, conmigo, 150
que yo te pondré en tu casa.

  (Aparte.)47 

Por lo que en ella me importas
para que vuelva a sus aras
la hurtada víctima al Sol.
TUCAPEL
¿Quién eres tú que me agarras 155
sin que te vea?
IDOLATRÍA
Quien puede,
abreviando las distancias
que hay desde el Cuzco a tu tierra,
valle de Copacabana,
llevarte sin que te vean 160
las más vigilantes guardas,
solo a precio de que tú
por mí en el camino hagas
primero la diligencia
que te dictaren mis ansias. 165
TUCAPEL
Si tienes tanto poder,
¿cómo no la haces tú, y tratas
de que un hombre la haga?
IDOLATRÍA
Como
no puedo yo cara a cara
oponerme a quien me opongo, 170
y así, es fuerza que me valga
del hombre. Que él poseído
de mí, dándome él la entrada,
basta a cometer delitos,
a que el demonio no basta. 175
TUCAPEL
¿Y cómo ha de ser el irme?
IDOLATRÍA
Prestándote yo mis alas.
TUCAPEL
¿De qué suerte?
IDOLATRÍA
Desta suerte.
 

(En un pescante desaparece48 TUCAPEL.)

 
Ministros en quien entabla
su imperio la Idolatría, 180
dad al viento mi esperanza.
TUCAPEL
¿Pues soy tu esperanza yo?
IDOLATRÍA
Eres quien ha de lograrla,
pues revestido en ti el fiero
espíritu de mi rabia, 185
tuyas han de ser las voces,
pero mías las palabras,
cuando diciendo su afecto
el trance desta batalla,
digan el suyo mis iras; 190
y hasta entonces en dos varias
partes suene el eco, aquí
diciendo unos...
 

(Las cajas a rebato.)

 
[UNOS]

 (Dentro.) 

¡Arma, arma!
IDOLATRÍA
Y allí repitiendo otros...
 

(Otra caja a lo lejos a marchar.)

 
OTROS
Alto, y pase la palabra. 195
IDOLATRÍA
Con que a un mismo tiempo yo,
entre horrores y venganzas,
entre escándalos y estruendos,
diré influyendo en entrambas...
TODOS
¡Arma, arma, guerra, guerra! 200
OTROS
Alto, y pase la palabra.
 

(Con esta repetición, sonando a una parte el rebato y en otra la marcha, sale INGA con los INDIOS que pueda, armados a su modo y el SACERDOTE.)

 
INGA
Supuesto que ya la49 noche
cubierta de sombras pardas
nos va retirando el día,
de aqueste monte en la falda 205
podrá restaurar la gente
las fatigas de la marcha,
para que con nuevo aliento
al amanecer mañana
demos vista a la ciudad, 210
llamando a campal batalla
a sus sitiadores, ya
que el socorrerla y librarla
a que yo en persona venga
me obliga.
 

(Sale YUPANGUÍ.)

 
YUPANGUÍ
Dame tus plantas.
215
INGA
¡Oh Yupanguí, bien venido
seas!
YUPANGUÍ
Quien llega a besarlas
fuerza es serlo.
INGA
¿Qué responde
Atabaliba?
YUPANGUÍ
La fama
le tenía ya informado 220
-199v-
desta prodigiosa entrada
que han hecho los españoles,
y antes de oír tu embajada
dijo que él mismo vendría
a darte auxiliares armas. 225
INGA
¡Con qué vergüenza lo escucho,
ofendido de que hayan
cuatro desnudos, descalzos
y hambrientos hombres, en tanta
confusión puesto mis gentes, 230
que sea fuerza que me valga
de mi hermano y mi enemigo,
solo en fe de la ventaja
que artificiales sus rayos
llevan a nuestras aljabas! 235
En llegando a ponderar
que en una y otra campaña,
si se contara la gente,
más de mil indios se hallaran
para cada español, pierdo 240
el juicio, la vida, el alma,
y no sé... Dejadme solo,
idos todos, que se arranca
el corazón, y no quiero
que nadie me vea en la cara 245
el semblante de la ira
sin ver el de la venganza.
YUPANGUÍ
¿Qué extraño furor es este
que su sentido arrebata?
SACERDOTE
No sé más de que estos días 250
le aflige.
 

(Vanse los SOLDADOS.)

 
INGA
Tú no te vayas,
Yupanguí.
YUPANGUÍ
Siempre yo estoy
atento a ver qué mandas.
INGA
Oye, pues solo contigo
pueden descansar mis ansias. 255
Desde el día, ¡ay infelice!,
que te mandé que libraras
aquella sacerdotisa,
todo es para mí desgracias,
sin que el mandarte después 260
que en su suerte la dejaras,
baste a que el Sol me remita
de aquella primera instancia
la culpa, pues en castigo
trae contra mí tan extrañas 265
gentes, como si el faltar
después fuese por mi causa.
YUPANGUÍ
Ya que el querer impedir
un sacrificio le agravia,
¿por qué no mandas que otro 270
igual a aquel satisfaga
sus sentimientos?
INGA
Porque
cuando lo intento, declaran
los sacerdotes del Sol
que sus sacros ritos mandan 275
que en echándose una vez
la suerte, porque no haya
favor o pasión que excuse
aquella sobre quien caiga,
no pueda hasta que ella mesma 280
sea la sacrificada,
echarse otra suerte. Y esto
dejado a sus observancias,
¿cómo pudo una mujer
intentar fuga tan ardua? 285
YUPANGUÍ
Si es fácil amar, señor,
dos a una hermosura rara,
y fácil dar un mismo
pensamiento dos que aman,
¿qué admiras que otro intentase 290
lo mismo, y que...?
INGA
Calla, calla;
que son mucho mal los celos,
para que el desdén les hagas
de acuadrillarlos con otros,
cuando ellos a matar bastan... 295
Mas no a mí, que en mí no hay celos.
YUPANGUÍ
¿Por qué?
INGA
Por la confïanza
de que aquí no hubo segundo
amante.
YUPANGUÍ
¿De qué lo sacas?
INGA
Si soberana deidad 300
tanto mi vida amenaza,
que no menos que de siglos
-[200r-201v]-
[alimentó mi mudanza,
¿cómo había de dejar,
siendo deidad soberana, 305
sin temor a otro?
YUPANGUÍ50
Bien dices.

  (Aparte. 

Quédese con su ignorancia;
que a mí me está bien que nunca
en que hubo otro amante caiga.)
Es sin duda que ella, o mal 310
conforme o desesperada,
del templo se huyó.
INGA51
El asombro
no es ese, sino que haya
ocultádose de suerte
que diligencias tan varias 315
no la hayan hallado. ¿Cuál
será el centro que la guarda?
YUPANGUÍ
Eso es lo que yo no puedo
decir.

 (Aparte.) 

¡Ay Guacolda amada!
¡Y cómo que es verdad!, pues 320
no puede decir quien52 te ama
ni el villaje que te esconde,
ni el traje que te disfraza.
INGA
Supuesto que en que parezca
estriban las esperanzas 325
de que el Sol se desenoje
para que venzan mis armas,
ya que todos por vencidos
se dan de que no la hallan,
haz tú por mí la fineza 330
de ser quien ponga en buscarla
desde hoy nuevos medios.
YUPANGUÍ
Yo
te doy, señor, la palabra,
en habiéndote asistido
en la facción de mañana 335
(que no es53 bien desparecerme
víspera de una batalla),
de ir a buscarla con tal
deseo, cuidado y ansia,
que ni descanse ni duerma, 340
ni sosiegue hasta encontrarla.
Y así, si me echares menos,
no preguntes por mí, a causa
de que en busca de Guacolda
estoy.
INGA
Otra vez me abraza;
345
que bien de ti esa fineza
fío.
YUPANGUÍ
Creo que he de hallarla,
aunque sus recatos digan...
INDIOS

 (Dentro.) 

Sepúltennos las entrañas
de los montes, pues nos echa 350
de las suyas nuestra patria.
INGA
¿Qué confusas voces son
las que parece54 que hablan
en nombre suyo? Pues dicen...
INDIOS

 (Dentro.) 

Sean tumbas las montañas, 355
que antes nos entierren vivos
que esclavos.
INGA
¡Ah de la guardia!
¿Qué voces aquestas son?
 

(Salen el SACERDOTE e INDIOS.)

 
SACERDOTE
De tropas que desmandadas
con sus mujeres e hijos 360
y ancianos, en mil escuadras55
huyendo a ampararse vienen
de los montes.
INGA
Pues ¿qué causa
puede obligarles a tanto
desorden?
 

(Sale TUCAPEL.)

 
TUCAPEL
Oye y sabrasla.
365
INGA
Sin duda traes malas nuevas
pues a todos te adelantas.
¿Quién eres?
TUCAPEL
El indio soy
que cautivó en esa playa
aquel primer56 español 370
que en ella57 puso las plantas;
con él fui, y volví con él,
sin poderme librar hasta
que la confusión de hoy
me ha dado la puerta franca: 375
pues habiendo la ciudad
entrado a fuerzas de armas
los españoles, en tanto
que hidrópicamente apagan
en su saco las dos sedes 380
de riquezas y vïandas,
en tanto que por salvar
las vidas, la58 desamparan
sus naturales, dejando
bienes, familias y casas, 385
sin poner en más la mira
que en el celo con que sacan
los ídolos de los templos,
a fin de que sus estatuas
sin ultraje se retiren 390
en la custodia y la guarda
del mayor adoratorio
del Sol, que es Copacabana;
en fin, en la confusión
de hoy, logrando mi esperanza 395
vengo sin que lo veloz
sea en fe de traer las malas
nuevas, que quizás podrá
hacer buenas una traza,
conque pérdida tan grande 400
se trueque en mayor ganancia.
Los más principales cabos
de esa española canalla
con los más soldados suyos
se alojan en ese alcázar 405
de los Ingas; este tiene
al reparo de las aguas
que suelen de la ciudad
inundar calles y plazas,
entre otras muchas surtidas 410
una mina que desagua
cerca de aquí, cuya boca
es preciso que ignorada
de hombres tan recién venidos,
esté a estas horas sin guardas; 415
y si por ella eligiendo
el cabo de mayor fama,
hicieses que con la gente
también de más importancia,
la mina entrase llevando 420
seca fajina59 a la espalda
y oculto fuego, no dudes
que si por el pie la llama
prende una vez, vuele todo,
pues su arquitectura rara 425
toda es preciosas maderas;
y más si a este tiempo mandas
que se inficionen las flechas,
en vez de nocivas plantas,
de embreadas cuerdas que 430
entre piedra y pluma, al asta
pendientes, el aire corten,
y medida la distancia
por elevación, hicieses
darlas fuego al dispararlas; 435
siendo como son los techos
solamente de enea y paja,
será fuerza que volando
en cada saeta una ascua60,
sean también rayos nuevos 440
adondequiera que caigan.
Y, pues a darte este aviso
y este arbitrio me adelanta
quizá alto espíritu que
la voz mueve, el pecho inflama, 445
no lo desdeñes, creyendo
que no te habla quien habla,
pues aunque son mías las voces,
no son mías las palabras.

 (Vase.)  

INGA
Oye, espera. Detenedle. 450
SACERDOTE
Si aun el viento no le alcanza,
no es posible61.
INGA
Yupanguí,
bien este aviso declara,
pues por sendas nos le envía
tan nuevas y tan extrañas, 455
que ya el Sol se desenoja.
Y pues empresa tan alta
parece que para ti
la tuvo el cielo guardada,
pues esperó a que vinieses 460
para haber de ejecutarla,
de toda esa gente escoge
la de mayor confïanza,
y a ejecutar la sorpresa
parte; que en tu retaguardia 465
porque en todo trance tengas
segura la retirada,
con todo el grueso iré yo
guardándote las espaldas.
YUPANGUÍ
Por tanto honor tus pies beso, 470
que en la guerra cosa es clara
que no sirve el que obedece
tanto como honra el que manda.
A obedecerte voy.

 (Aparte.) 

Bien
que con temor de que vaya 475
Tucapel donde Guacolda
está en la choza de Glauca.
¡Oh, quiera amor que sin verla
se oculte!

 (Vase.) 

INGA
Sin tocar arma
marche el ejército en mudo 480
silencio. No, deidad sacra,
pues no proseguí en mi afecto
prosigas en tu venganza;
que cuando me desengañen
ilusiones y fantasmas 485
no ser mi natural padre,
al fin no me desengañan
no ser mi natural dios;
y de un dios ser hijo basta
adoptivo, para ser 490
del mundo el mayor monarca.
Marche el campo en tal silencio
que aun a sordina bastarda
no dé62 el orden.
 

(Vanse.)

 
 

(Sala en un palacio del Cuzco.)

 
 

(Salen PIZARRO, ALMAGRO, CANDÍA y SOLDADOS.)63

 
ALMAGRO
Pues ya quedan
las centinelas dobladas, 495
bien puedes, lo que a la noche
resta, dormir.
PIZARRO
Vigilancias
de un heroico pecho, mientras
menos duermen, más descansan.
No solo al sueño he de dar 500
el tributo de esta humana
propensión, pero escribiendo
lo que de la noche falta
he de estar, porque es forzoso
que de tan gloriosa hazaña 505
como hoy hemos conseguido
lleguen las nuevas a España,
y sepan dos majestades,
Carlos que en Yuste descansa,
y Felipe, que en su nombre 510
reina, que es ya bien que añadan
a los coronados timbres
de sus católicas armas
las columnas del Perú,
que fijas sobre las aguas, 515
como el plus ultra al non ultra
las de Hércules aventajan.
CANDÍA
En tanto que desvelado
tú en eso la noche pasas,
Almagro y yo rondaremos 520
con divididas escuadras
el palacio.
ALMAGRO
Y no será
fineza; que su dorada
riqueza y sumas grandezas
aun más deleitan que cansan. 525
 

(Vase cada uno por su puerta.)

 
PIZARRO

 (Llamando.)  

Traedme aquí la escribanía
y el bufete. Esté la carta
escrita, porque con ella
Fernando, mi hermano, parta
al punto que...
ESPAÑOLES

 (Dentro.) 

¡Fuego, fuego!
530
PIZARRO
Mas ¿quién en confusión tanta
ciudad y palacio pone?
Iré a ver de qué se causa.
 

(Sale CANDÍA.)

 
CANDÍA
¿De qué ha de causarse, si es
un volcán todo el alcázar, 535
que del centro de la tierra
humo aborta y fuego exhala?
De sus bóvedas empieza,
y es que, sin duda, minadas
los bárbaros las tenían. 540
PIZARRO
Acudamos a atajarlas.
CANDÍA
Por aquí será imposible,
porque el incendio tomadas
tiene esas puertas.
PIZARRO
Pues vamos
por estotra64 parte.
 

(Sale ALMAGRO.)

 
ALMAGRO
Aguarda;
545
que no solo...
ESPAÑOLES

 (Dentro.) 

¡Fuego, fuego!
ALMAGRO
...la salida el fuego ataja,
pero de un incendio en otro
irás a dar cuando salgas.
Encendidas flechas tanto 550
del aire la esfera abrasan,
que vagas exhalaciones,
puntas haciendo en su estancia,
neblíes de fuego suben
y sacres de fuego bajan 555
a hacer la presa.
CANDÍA
Perdidos
somos, pues no hay quien nos valga,
cuando en toda la ciudad
común el incendio clama...
UNOS65

 (Dentro.) 

¡Que me abraso!
OTROS

 (Dentro.) 

¡Que me quemo!
560
UNOS

 (Dentro.) 

¡Virgen pura...
OTROS

 (Dentro.) 

Madre intacta...
UNOS

 (Dentro.) 

Inmaculada María...
OTROS66

 (Dentro.) 

María llena de gracia!
TODOS

 (Dentro.) 

¡Favor, piedad!
PIZARRO
¡Oh españoles!
¡Qué bien vuestra fe declara 565
que ella es sola en las tormentas
cabo de Buena Esperanza!
A morir iré con todos,
porque con todos añadan
mis voces la aclamación. 570
CANDÍA
Ya que la muerte nos halla,
sea con su dulce nombre
en los labios.
LOS TRES y
OTROS

 (Dentro.) 

Madre intacta,
Inmaculada María,
¡favor, piedad!
 

(Vanse.)

 
 

(Vista exterior del Cuzco.)

 
 

(Salen el INGA, YUPANGUÍ, el SACERDOTE e INDIOS.)67

 
INGA
Pues lograda
575
tan felizmente la acción
dejas, para que no haya
tan generosa osadía,
que española salamandra
se atreve a salir del fuego, 580
toda la ciudad sitiada
tened, y dé en nuestras flechas
quien68 saliere de sus llamas.
YUPANGUÍ
¿Quién ha de salir, no habiendo
átomo que no sea brasa, 585
y ya los gemidos suenan
en voces tan desmayadas,
que apenas se oyen o escuchan?
PIZARRO

 (Dentro.) 

Hija elegida sin mancha,
del Padre...
CANDÍA

 (Dentro.) 

Madre del Hijo,
590
doncella y fecunda...
ALMAGRO

 (Dentro.) 

Casta
Virgen, esposa de Santo
Espíritu...
PIZARRO

 (Dentro.) 

Tú nos salva69.
CANDÍA y
ALMAGRO

 (Dentro.) 

Tú nos favorece70.
ESPAÑOLES

 (Dentro.) 

nos socorre y nos ampara71. 595
INGA
¿Quién será esta a quien invocan?
YUPANGUÍ
Quien no les responde.
INGA
Calla,
y volvamos a escuchar,
pues tan bien suenan sus ansias.
 

(La MÚSICA en lo alto.)

 
MÚSICA
El que pone en María las esperanzas, 600
de mayores incendios no solo salva
rïesgos de la vida, pero del alma.72
YUPANGUÍ
¿Qué es esto? Tristes lamentos
de un instante en otro pasan
a ser dulces armonías 605
de sonoras voces blandas.]
  -202r-  
 

(Aura de Copacabana, con el Niño Jesús en las manos y el tiempo que empieza a descubrirse73, y todo lo que dura el paso, hasta desaparecerse, estará nevando la nube, y todo lo alto del tablado.)

 
INGA
No es eso, no es eso solo
lo que admira y lo que pasma,
pues del oído a la vista
el prodigio se adelanta. 610
¿No ves, no ves que los cielos
sus azules velos rasgan,
y dellos luciente nube
sobre todo el fuego baja
lloviendo copos de nieve 615
y rocío, con que apaga
su actividad?
YUPANGUÍ
Y aún más veo,
pues veo que la nube, basa
(guarnecida a listas de oro
y tornasoles de nácar) 620
es de una hermosa mujer,
que de estrellas coronada
trae el sol sobre sus hombros,
y trae la luna a sus plantas;
hermoso niño en sus brazos 625
trae también. ¿Quién vio que nazca
mejor sol a media noche,
a quien con voces74 más claras
hijo de mejor aurora
mejores pájaros cantan? 630
MÚSICA
El que pone en María las esperanzas,
de mayores incendios no solo salva
riesgos de la vida, pero del alma.
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