Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

61

Elsa Dehennin, La résurgence de Góngora et la génération poétique de 1927 (París: Didier, 1962), pp. 64 y 87. Sobre el interés personal de Miró en la participación de los jóvenes. Dámaso Alonso, «Gabriel Miró en mi recuerdo», en Ensayos sobre poesía española (Madrid: Revista de Occidente, 1944), p. 309. Ian R. Macdonald señala cómo el prestigio de Miró ante la crítica se alza en curva paralela a la rehabilitación gongorina de estos años (Gabriel Miró, p. 21). Visión de conjunto en Javier Díez de Revenga, «Gabriel Miró y los poetas del 27», en Homenaje a Gabriel Miró, pp. 243-63.

 

62

La arboleda perdida (Buenos Aires, 1959), p. 256.

 

63

En enero de 1922 escribía a D. Prudencio Rovira, secretario de Maura, acerca de los libros que «esperan que yo me encuentre a mí mismo» (Duque de Maura, Prólogo, p. XVI). Peculiaridad observada por Roberta Johnson, «Time and the Elements Earth, Air, Fire and Water in Años y leguas» en Critical Essays on Gabriel Miró, ed. R. Landeira (Ann Arbor, 1979), pp. 42-56.

 

64

«Gabriel Miró en mi recuerdo», p. 311.

 

65

Miró se evade (Madrid, 21 de octubre, 1925) del encargo de un libro que Melchor Fernández Almagro desea hacerle para su colección de biografías españolas del siglo XIX. Asegura que le agradaría en principio escribir la de Suñer y Capdevila (el famoso ateo), pero no puede aceptar ninguna clase de compromiso, pues «actualmente no escribo y debo dos o tres libros» (Archivo J. G. R., Puerto Rico). El 2 de febrero, 1929, explica a José María Ballesteros cómo ni siquiera cumple desde hace año y medio con su obligada colaboración en El Sol. Casi un año después (22 de enero, 1930) rehúsa un prólogo al mismo: no cree en dicho género, quedaría entonces abierto a ineludibles compromisos «y yo trabajo muy costosamente» (Archivo J. G. R., Puerto Rico). El 27 de febrero, 1928, declina, en carta a José María Sarabia, toda colaboración en una revista literaria que desean lanzar ciertos amigos de Orihuela. De nuevo, le expondría a otros compromisos, cuando ni siquiera puede cumplir con El Sol (Archivo J. G. R., Puerto Rico).

 

66

Prólogo al volumen VII de la Edición Conmemorativa (Barcelona, 1936), p. IX. Este afán trascendente por abrazarse con el suelo natal «es tan trágicamente espiritual, tan expresivo del afán de inmortalidad como la más alta poesía» (p. XXI). Algunos detalles sobre la adquisición de la finca de Polop y la vida de intenso retiro que ello supuso en Vicente Ramos, Vida y obra de Gabriel Miró, pp. 340 y ss.: «A partir de ahora, casi podríamos decir que la vida de Gabriel Miró carece de historia externa... Apenas si atiende las voces y sugestiones del mundo, de ese mundo para quien él era un "muerto". La tormenta difamatoria y la incesante avalancha de insidias pudo más que su voluntad» (p. 340).

 

67

Prólogo al volumen VIII de la Edición Conmemorativa (p. XXVIII).

 

68

A José Ruiz Castillo (Benisaudet, 16 de julio, 1929), contándole cómo hace trabajo de jornalero en el naciente huerto de su casita (Juan Guerrero Ruiz, «Unas cartas de Gabriel Miró [1912-1929]», Cuadernos de Literatura, n.º 5-6 [1942], 224).