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ArribaJornada III

 

Salen CÉFIRO y PASQUÍN, PIGMALEÓN y LEBRÓN.

 
CÉFIRO
Este es mi intento.
PIGMALEÓN
Este el mío.
CÉFIRO
¿Quién en el mundo creyera
que una piedra y una fiera
mandaran nuestro albedrío,
de suerte que me obligara 5
a mí en un monte a seguilla,
y a vós que para admitilla,
vuestro ingenio fabricara
ese alcázar que labráis?
PIGMALEÓN
¡Quién supiera cuánto ha sido 10
venenoso dios Cupido!
CÉFIRO
Y, en efeto, ¿dónde vais?
PIGMALEÓN
Díjome (cuando os pedí
licencia para empezar
el palacio singular 15
en el sitio que elegí,
ni bien de campo ni bien
de poblado; pues en medio
de monte y corte, en buen medio
todos fabricar le ven) 20
Anajarte que ofendida
della y de mí, por no vella
ni verme, me daría aquella
bella estatua que homicida
fue de mis ciegos sentidos, 25
pues con tan nuevos enojos
me ha enamorado los ojos,
sin saberlo los oídos.
Y como yo no tenía
alcázar donde tenella, 30
nunca he venido por ella;
pero llegando ya el día
en que la fábrica está
-237v-
tan adelante, quisiera
pedirla que me cumpliera 35
la palabra.
CÉFIRO
¿Quién creyera
que es tal mi pena severa
que a la vuestra la trocara?
¡Pluguiera al Amor yo amara
una estatua y no una fiera! 40
PIGMALEÓN
¿Qué decís?
CÉFIRO
Pues ¿no prefiere
a vuestra llama mi llama,
si esa, por no poder, no ama,
y estotra porque no quiere?
Cuanto va de no querer 45
a no poder ha excedido
mi mal.
PIGMALEÓN
Por eso ha tenido
la ventaja de tener
esperanza de mudar,
pues con el trato pudiera 50
domesticarse una fiera
y una piedra no.
CÉFIRO
Esperanza
muy vana es, pues desde el día
que la vi ando en busca della
y nunca he podido vella; 55
que la injusta tiranía
de aquel monstruo que la guarda,
con nombre de padre suyo
que la haya ausentado arguyo,
según lo que le acobarda 60
el que yo le busque.
PIGMALEÓN
Pues
¿quién es el hombre?
CÉFIRO
Un traidor
que opuesto siempre a mi honor
le vi... Mas esto no es
agora del caso. En fin, 65
hoy vengo al monte, dispuesto
a que no ha de quedar puesto
que no tale.
PIGMALEÓN
Yo al jardín,
a ver si a Anajarte bella
mueve mi llanto importuno. 70
CÉFIRO
Pues adiós, y cada uno
siga el rumbo de su estrella.
¿Dónde, Pasquín, ha quedado
la gente?
PASQUÍN
En el monte está,
de suerte que no podrá, 75
si no es que se haya ausentado
a otro clima, escapar hoy
del número que la sigue.
CÉFIRO
¡Oh, plegue a Amor que se obligue
de ver cuán rendido estoy 80
a su ciega tiranía,
pues di a una fiera mi fe!
PASQUÍN
Esa es cosa que se ve
en el mundo cada día.
CÉFIRO
¿Cómo una fiera pudiera 85
haber ejemplar tenido?
PASQUÍN
¿No habrá quien haya querido
a una roma? ¿Qué más fiera?

 (Vanse los dos.) 

PIGMALEÓN
Entra, mientras yo turbado
sigo el norte que me guía, 90
tú, a saber de parte mía
cómo la noche ha pasado
esa hermosa imagen bella
a quien el alma rendí.
LEBRÓN
¿No ves que no hace de mí 95
caso, y que aunque hable con ella,
nunca me responde, pues
yendo y viniendo a la fuente,
con ser para otros corriente,
moliente para mí es? 100
Y así, pues que nunca oyó
recado que yo la llevo,
ve a hablarla tú.
PIGMALEÓN
No me atrevo
a entrar en el jardín yo,
que de Anajarte el rigor 105
es fuerza que tema y huya.
LEBRÓN
Yo, de aquella criada suya
que me entró en el cenador,
-238r-
donde fuimos desbocado
caballo el cristal y yo. 110
PIGMALEÓN
Pues ¿cómo?
LEBRÓN
Como él corrió
y fui yo el que quedó aguado.
PIGMALEÓN
Deja locuras y ve
a decirla, ¿cuándo el día
será que yo la vea mía? 115
Dila cómo ya acabé
de labrarla el sumptüoso
palacio en que ha de vivir
cuando me llegue a cumplir
Anajarte el generoso 120
ofrecimiento; que estoy
a esta puerta y si me da
licencia de enamoralla,
lo haré, aunque aventure hoy
el enojo de Anajarte. 125
LEBRÓN
Yo, señor, se lo diré,
aunque no haré tal.
PIGMALEÓN
¿Por qué?
LEBRÓN
Porque no está ya en la parte
donde la habemos dejado.
Fuente y ella se han hundido. 130
PIGMALEÓN
Pues, ¿adónde se habrá ido?
LEBRÓN
Donde la hubieren llevado,
que yo te aseguro della,
señor...
PIGMALEÓN
¿Qué?
LEBRÓN
Que no se fue
con la pila por su pie. 135
PIGMALEÓN
¡Ay de mi infelice estrella!
¡Ay de mi amor y ay de mí!
Que esta tirana beldad,
celosa de su deidad,
la habrá ausentado de aquí; 140
y por no llegar a vella
con envidia colocada,
habrá querido indignada
ocultalla u deshacella.
Porque si esto hubiera sido 145
por la palabra que dio,
lo hubiera sabido yo.
LEBRÓN
Haz cuenta que lo has sabido
y deja, señor, locura
tan extraña.
PIGMALEÓN
¡Infame necio!
150
¿Tú también haces desprecio
de que adore una hermosura
la más perfecta que vio
el sol? De ti y de una ingrata
me vengaré.
LEBRÓN
¡Ay, que me mata!
155
 

(Sale ANAJARTE.)

 
ANAJARTE
¿Quién aquí da voces?
PIGMALEÓN
Yo.
LEBRÓN
Y yo también.
ANAJARTE
¿Qué crüel
causa os ha obligado?
PIGMALEÓN
A mí,
quejarme, ingrata, de ti.
LEBRÓN
Y a mí, ingrata, de ti y dél. 160
ANAJARTE
Pues, ¿qué ocasión has tenido
ni en qué tu queja consiste?
PIGMALEÓN
¿De qué palabra me diste?
ANAJARTE
De lo que te la he cumplido.
¿Dije yo más de que había 165
de arrojar a este jardín
una vil estatua, a fin
de no ver a quien podía
ser objeto de otro amor?
Pues si ansí lo hice, ¿de qué 170
te quejas?
PIGMALEÓN
De que no sé
dónde la echó tu rigor.
ANAJARTE
¡Bueno fuera que quisiera
tu loca, necia porfía
que yo de su fantasía 175
fuese cómplice y tercera!
Yo me cansaba de vella
y así de ahí mandé quitalla
y en ese monte arrojalla.
Ve tú a ese monte por ella, 180
que basta que yo le dé
por simulacro profano,
-238v-
sin que la dé de mi mano.
PIGMALEÓN
Tan en busca suya iré
que no habrá rastro ni seña 185
que no inquiera mi congoja,
rama a rama y hoja a hoja,
risco a risco y peña a peña,
no habrá centro en cuanto encierra
este bárbaro horizonte 190
desde este alcázar...
[GENTE]

 (Dentro.) 

Al monte.
PIGMALEÓN
Desde aquel piélago...
[GENTE]

  (Dentro.) 

A tierra.
ANAJARTE
Voces en tierra y en mar
a un mismo tiempo se oyeron.
PIGMALEÓN
Es que mar y tierra fueron 195
testigos de mi pesar,
al ver el indigno ultraje
de una deidad ofendida.
Mas, ¿qué le importa a mi vida
que de aquella cumbre baje 200
inmenso escuadrón, ni que
de aquel mar la riza espuma
ser vaga ciudad presuma
con la armada que se ve
que sobre sus ondas hierra, 205
si a mí en todo este horizonte
solo me toca ir...?
[GENTE]

  (Dentro.) 

Al monte.
PIGMALEÓN
Para ver si encuentro...
[GENTE]

  (Dentro.) 

A tierra.
PIGMALEÓN
...la imagen divina y bella,
y si mi amor la restaura. 210
 

(Vase, y salen LAURA y ISBELLA.)

 
LAURA
¡Qué asombro!
ANAJARTE
¿Qué es eso, Laura?
ISBELLA
¡Qué espanto!
ANAJARTE
¿Qué es eso, Isbella?
LEBRÓN
Para el bobo que sabello
de la una ni la otra aguarde.
LAURA
No sé, señora, qué causa 215
pueda obligar a tan grande
admiración, como ver
que desa montaña baje
tanto número de gente,
cercando por todas partes 220
el monte que ha parecido,
según se cubre su margen,
que por poblar los desiertos
se despueblan las ciudades.
ISBELLA
A mí la gente de tierra 225
no bien me admire ni espante
tanto como la del mar,
pues desas veloces naves
que a nuestro puerto han venido,
tan grande número sale 230
que pueden mudar los montes
desde una parte a otra parte.
ANAJARTE
¿Qué será aquesto?
IFIS

 (Dentro.) 

La gente
baja, como desembarque
en ese playazo, donde 235
no se lo resista nadie,
doblándose en escuadrones,
y en ellos mi orden aguarde,
en tanto que a estos jardines
solo es bien que me adelante. 240

 (Sale.) 

ANAJARTE
¡Qué miro! ¿Aqueste no es Ifis?
Sin duda viene a vengarse
de mi ingratitud.
IFIS
Sí vengo;
mas no con venganza infame,
porque un corazón rendido, 245
otra, señora, no sabe
que vengarse en los placeres
de quien le costó pesares.
Mandásteme que me fuese,
obedecite al instante; 250
y vuelvo, porque no entonces
que no vuelva me mandaste.
A lo que vuelvo es a que
sepas quién soy y cuán grande
distancia hay desde mí a mí, 255
u derrotado u triunfante.
Ifis, príncipe de Epiro
soy, que la saña inconstante
-239r-
del mar, navegando a Acaya33
al través dio con mi nave 260
en esos bajos, de quien
me echó el esquife a esta margen.
En ella vi tu hermosura,
dejo los hados aparte
de que un rayo había de ser 265
el destino que me mate;
pues ya se vio que era rayo
el que pudo, penetrante,
a un relámpago de luz
de tus ojos celestiales 270
hacer, sin hacer herida
en el cuerpo, que se abrase
un corazón que en el pecho
en muertas cenizas arde,
y voy al intento que 275
hoy a tus plantas me trae.
Esa armada que del mar
encrespando los cristales
vuela y nada con envidia
de los peces y las aves 280
(pues monstruos de dos especies
sus bucos y jarcias hacen:
huellas unos en la espuma,
surcos otras en el aire),
armada es tuya que llena 285
de aparatos militares,
a la vista de un volcán
tray otros tantos volcanes,
como quillas que a su tiempo
verás, si sus vientres abren, 290
cuántas nubes a las nubes
de pólvora y humo esparcen.
Porque no ignorando yo,
como no lo ignora nadie,
la tiranía que injusta 295
usan Céfiro y Argante
contigo, (pues prisionera,
bien que entre pompas reales
en esta cárcel te tienen,
sin que eso al consuelo baste, 300
pues por dorada que esté
siempre la cárcel es cárcel),
a ponerte en libertad
vengo, y a hacer que restaures
tu reino, restando el mío 305
al condicionado trance
de una lid, en cuya empresa
me adelanté a suplicarte,
poniendo aqueste bastón
a tus pies, que me le encargues 310
de tu mano, porque sea
mayor mi honor, cuando afable
de tu general me des
el título con que ensalce
mi nombre a sombra del tuyo. 315
Y cuando de honor tan grande,
incapaces mis desdichas
no las hagas tú capaces,
me des licencia, señora,
para que más arrogante 320
cuanto más humilde, sirva
entre los particulares,
a obediencia de quien tú
quieras que esas armas mande,
que a mí en la primera hilera 325
premio me será bastante,
que alcance que en tu servicio
la primer flecha me alcance.
Y porque desprevenidos
los trinacrios, llegue antes 330
que el trueno que los avise,
el rayo que los abrase,
no pierdas tiempo, que a veces
los no imaginados trances
vencen con la confusión 335
aún más que con el combate.
No demos lugar a que
Céfiro sus huestes arme,
pues es mejor que indefenso
nuestra avenida le asalte. 340
Y así, pues, que tu licencia
no más es justo que aguarde,
-239v-
para que el campo disponga
y con él en orden marche,
a quien la das de que muera, 345
no la niegues de que mate.
Y porque no temerosa
de mi fineza te agravies,
presumiendo que en favores
quiero que el sueldo me pagues, 350
para que veas que no
grosero ni interesable
mi amor, sino aventurero,
sirve a merced de otros gajes,
palabra te doy de que 355
cuanto la guerra durare
no te hable en el amor mío.
Bien que aunque en él no te hable,
me perdonarás que sienta
todo aquello más que calle; 360
porque retirado el fuego
a centro que no le exhale,
es preciso que se cebe
en la materia que halle;
que callado y oprimido 365
se vio, o mal, o nunca, o tarde.
ANAJARTE
Dos34 veces agradecida
a dos finezas tan grandes
como el favor y el silencio
que me ofreces y me traes, 370
el discurso me conoce,
la razón me persüade;
pero ninguna el amor
que, siempre rebelde alcaide
de mi corazón, está 375
a la ley del homenaje35
que juró de aborrecer,
sin que, para que yo ame,
ser pueda el odio de todos
privada excepción de nadie. 380
Y así, porque en ningún tiempo
de mi ingratitud te agravies
(pues el no querer no es culpa,
y si lo es, es más tratable
que te desdeñe, que no 385
que te desdeñe y te engañe),
digo que con el pretexto
de que en tu amor no me trates,
acepto el de tu valor.
Merece el costoso examen 390
de que tus hechos me digan
lo que tus voces me callen,
y manda que como vaya
la gente ocupando el margen,
sitie el monte; que hoy en él 395
Céfiro está, porque amante
de aquella fiera, continuamente
en estas soledades
atalaya es de sus cumbres,
centinela es de sus valles. 400
Esa gente que le ocupa
gente es que consigo trae
al ojeo de las fieras
cuya resistencia es fácil.
Porque desarmada y poca 405
no es a impedirte bastante,
y como una vez le prendas,
y al pueblo caudillo falte,
será fuerza que al asombro
de nuestras armas desmaye. 410
Mayormente que no dudo
que como valida me halle
de quien mi justicia abono,
de quien mi derecho ampare,
a cuyo lado me vean, 415
haciendo al corcel que tasque
al compás de la trompeta
el son de los alacranes;
que el fuste al borrén ocupe,
que rija a la rienda el ante, 420
que trence el bruñido arnés,
que el gravado escudo embrace,
que el templado acero ciña,
que la sobrevista cale,
y que de la oreja al ristre 425
el herrado fresno pase.
-240r-
No dudo, digo otra vez,
que en mi favor se declaren
muchas nobles intenciones,
muchos callados leales. 430
Testigo Nicandro sea...
 

(Sale ANTEO y BRUNEL.)

 
ANTEO
Sí será, que en el instante
que vi esa armada en el mar,
sin que nada me acobarde,
salí a ver cúya era, y quiso 435
mi ventura que encontrase
con este soldado que
habiéndome visto antes,
perdido el modo que a otros
da mi persona y mi traje: 440
«¿Cúya es?» me dijo, y «¿Quién eres
y el intento que te trae?».
A cuya causa veloz
vengo con él a buscarte,
para que sepas de mí, 445
que el vivir como salvaje
las entrañas de esas grutas,
de quien soy vivo cadáver,
es porque no habiendo yo
aplaudido a los parciales, 450
en demanda de mi reina
con la voz de sus leales,
huyendo salí; y pensando
que en aquestas soledades
estaba seguro, a causa 455
de ser tan impenetrables
por sus Parcas y sus Etnas,
sus fraguas y sus volcanes,
no quise perder de vista
la patria, por si llegase 460
esta ocasión que hoy los cielos
facilitan liberales,
no sin aviso, pues ya
mis ciencias, bien que inconstantes,
entre otros prodigios vieron 465
(leyendo a esos celestiales
orbes las obscuras cifras,
de tanto hermoso cadáver
como me asegura fijo,
como me perturba errante) 470
que había de llegar día
en que mi reina restaure
su corona; y siendo ansí
que hoy el hado favorable
cuando no que se consiga 475
quiere, al menos, que se trate,
vengo a ponerme a tus pies
y a los suyos, y a alistarme
debajo de las banderas
destas armas que auxiliares 480
los dioses envían; que no
pueden venir de otra parte.
Y para que veas mejor
si es mi persona importante,
primero que el valor venza, 485
he de vencer con el arte.
Céfiro, bien que asustado
de ver sobre aquesos mares
la confusa Babilonia,
pensil de tanto velamen, 490
en mi alcance vengativo
más que de Irífile amante,
el monte discurre; y como
a algunos soldados mandes
que me sigan, podrá ser 495
que yo tal lazo le arme
que dé en él; con que no dudo
que será el triunfo más fácil.
IFIS
No solo yo quien te siga
daré, pero acompañarte 500
tengo; que tal interpresa
no la he de fïar de nadie.
ANTEO
Pues sígueme con alguna
gente y donde me escuchares
llamara a Irífile, haz alto, 505
solicitando ocultarle
en la cercana aspereza
del más fragoso celaje.

 (Vase.) 

IFIS
Yo lo haré ansí; tú, Brunel,
-240v-
di que algunos me acompañen 510
a lo largo.
BRUNEL
¡Plegue al cielo
que él por su piedad me saque
de escudero andante!

 (Vase.) 

IFIS
Tú,
hermosísima Anajarte,
pon a cuenta de mi amor, 515
que de mi amor no te hable.
ANAJARTE
Hablar en que no hablas, ya
es hablar más que si hablases.
IFIS
¿Que calle un dolor no basta,
sin que en lo que calla, calle? 520
ANAJARTE
No, que mudez que se explica
no deja de ser lenguaje.
IFIS
Sí deja, porque no es voz
la seña que aún no es del aire.
ANAJARTE
Dictamen que habla por señas 525
es muy bachiller dictamen.
IFIS
Eso es quererle quitar
sus idiomas al semblante.
ANAJARTE
Claro está que las colores
ya son retóricos frases. 530
IFIS
¿Quién le negó a un accidente
que pálido se declare?
ANAJARTE
Quien quiso hacer la fineza
de sufrirle.
IFIS
Aunque no es fácil,
cuidado con mi silencio. 535
ANAJARTE
Ni ese cuidado me encargues,
que ya dice que le tiene
quien pide que le repare.
IFIS
Pues solo que no le tengas
te diré de aquí adelante. 540
ANAJARTE
Ni aun eso me has de decir,
que no deja en un amante
de ser acuerdo el acuerdo
que del olvido se vale.
IFIS
Pues para que no te ofenda 545
lo que diga o lo que calle,
lo que acuerde o lo que olvide,
quitándome de delante,
te serviré de manera
que la noticia te alcance, 550
sin el ruido de mi voz
ni el color de mi semblante.

 (Vase.) 

ANAJARTE
Eso es obligarme a que
piense que puedo obligarme;
pero en vano, pues no tienen 555
esos orbes celestiales
estrella que a mí, no digo
me incline para que ame,
mas para que no aborrezca
por más que del cielo baje 560
el correspondido Amor,
a persuadirme süave
yugo suyo, contra quien
mi pecho armó de diamante
Cupido, absoluto Amor, 565
interesado y mudable.
ISBELLA
Pues no, señora, te fíes
dél, porque es traidor que sabe
dar muerte sobre seguro;
y como obligada te halles, 570
podrá ser...
ANAJARTE
No hará, pues cuando
Ifis mi reino restaure
y en su posesión me ponga,
sabré el auxilio pagarle,
poderosa como reina 575
y no tierna como amante.
LAURA
Y si con aquese premio
su amor no se satisface,
¿qué has de hacer de un acreedor
que a todas horas delante 580
se te ponga?
ANAJARTE
¿Faltará
un desdén con que le aparte,
un rigor con que le ausente?
Y cuando aqueso no baste
a no verle, ¿faltará 585
un veneno que le acabe,
una cuerda que le ahogue,
o un acero que le mate,
-241r-
aunque venganza después
pida Anteros a su madre? 590
ANTEO

 (Dentro.) 

Sí pedirá, porque siempre
amor con amor se pague.
ANAJARTE
¡Ay infelice de mí!
¿Qué voz se escuchó en el aire?
LAURA
Yo no la oí.
ISBELLA
Yo tampoco.
595
ANAJARTE
Oíd, por si a pronunciarse
vuelve, sepamos quién puede
turbar mis felicidades.
ANTEO

 (Dentro.) 

Irífile.
ISBELLA
Allá en el monte
llaman.
ANAJARTE
¿No es esta la voz de antes?
600
Pero sea la que fuere,
nada a mí me sobresalte,
que un corazón como el mío
nunca ha de vivir de balde.
 

(Vanse las tres, y sale ANTEO y IFIS, BRUNEL y otros.)

 
ANTEO
Irífile.
IRÍFILE

  (Dentro.) 

¿Dónde, Anteo,
605
te ocultas?
ANTEO
Hacia a esta parte.
IFIS
¿Por qué, si la llamas, huyes
de donde viene a buscarte?
ANTEO
Porque suenen nombre y voz
el tiempo que no me halle, 610
que ese es el veneno que
he de sembrar en el aire.
Ocúltate tú y tu gente.
IFIS
Sí haré.
ANTEO
Irífile.
IRÍFILE
Anteo, padre,
¿dónde estás?
 

(Sale CÉFIRO.)

 
CÉFIRO
Aunque esa armada
615
que surta en la playa yace,
me obliga a dar a la Corte
vuelta donde me resguarde
de su traición, si es traición
la que a estos puertos la trae, 620
con todo, es tan poderosa
esta voz que el viento esparce,
dando de Irífile el nombre
al eco, que he de ver antes
que me retire, si puedo, 625
siguiendo el nombre süave
de su acento, hallarla entre estas
intrincadas soledades
adonde suena la voz.
ANTEO
Irífile.
 

(Sale IRÍFILE.)

 
[IRÍFILE]
Anteo.
CÉFIRO
No en balde
630
fue mi diligencia, pues
atravesando a esta parte
viene al imán de su nombre.
IRÍFILE
¿Dónde, Anteo, te ocultaste?
CÉFIRO
No preguntes por Anteo, 635
que aunque él sea el que te llame,
yo, Irífile, el que te busca,
y no es bien respondas antes
a quien costaste una voz
que a quien un alma costaste. 640
IRÍFILE
Céfiro...

 [Aparte.] 

(¡ay de mí, infelice,
si ahora viniera mi padre!),
yo confieso, ¡muerta estoy!,
que al verte, ¡la voz me falte!,
tan fino, ¡dude el aliento!, 645
conmigo, ¡la lengua calle!,
agradecida, ¡qué digo!,
quisiera...
ANTEO
¿Y a qué hay que aguardes?
TODOS
Date a prisión.
CÉFIRO
¡Ha, traidora!,
¿para esto tu voz al aire 650
diste y tu nombre? En lisonjas
oculto tenías el áspid.
IRÍFILE
¡Ay de mí!, que yo la causa
he sido a traición tan grande.
ANTEO
No te resistas si no 655
quieres que contigo acabe.
CÉFIRO
No siento tanto, traidor,
que te vengues y me mates,
cuanto que esa fiera sea
-241v-
tan fiera que ella me engañe. 660
IRÍFILE
Pues porque mejor lo digas,
dejadme todos, dejadme
llegar a mí, porque como
yo aqueste acero le saque
de la vaina, haré con él 665
que de todos se desate
para que, libre de todos,
huyendo, la vida escape.
BRUNEL
¿Quién me metió en ser corchete?
IRÍFILE
Dejalde todos, dejalde. 670
ANTEO
Detente, Irífile, mira
que no sabes lo que haces,
pues su prisión o su muerte,
lo que te importa, no sabes.
IRÍFILE
No puede importarme nada 675
tanto como que incostante
la fama de mí no diga
que fue amor tan infame
que el que de mí enamorado
vino a este monte buscarme 680
no le mató mi hermosura
y tuvo otros que le maten.
Toma, Céfiro, tu acero,
y pues no huyes de cobarde,
huye de solo, que yo 685
a que no te siga nadie
quedo aquí.
CÉFIRO
Más que la vida,
fineza estimo tan grande.
El cielo me dé ocasión,
Irífile, en que la pague. 690

 (Vase.)  

ANTEO
¡Hija!
IRÍFILE
No me llames hija,
que quien es traidor no es padre.
IFIS
Irífile, mira.
IRÍFILE
Ifis,
si dél pretendes vengarte
campañas hay donde escriba 695
tu fama el valor con sangre.
No te valgas de traiciones.
IFIS
En la lid no es bien se llame
traición el que es ardid, pero
ya que este a mi intento falte, 700
verás que el valor me sobra
para ir siguiendo su alcance.

 (Vase.) 

ANTEO
¡Ay infelice de ti,
que lo que has hecho no sabes!

 (Vase.) 

IRÍFILE
Sí sé, pues sé que he hecho una 705
acción de noble y de amante,
aunque le pese a Cupido
que haya mujer que no engañe,
mas, ¿qué importa?, que yo quiero
más el blasón de constante 710
que el de ingrata, aunque de mí
pida venganza a su madre.
CUPIDO

  (Dentro.) 

Sí pedirá, porque nunca
amor con amor se pague.
IRÍFILE
¿Qué voz es aquesta? Pero 715
nada mi amor acobarde,
aunque a vengarse de mí
Cupido los cielos rasgue,
sala habiendo de justicia
en los orbes celestiales. 720
 

(Vense en lo alto VENUS a un lado, ANTEROS con un coro de música, y a otro, CUPIDO con arco caro, y todo esto cantado.)

 
VENUS
Pues que todo en los cielos es armonía.
Porque aquí hasta las quejas suenan a dichas.
Ya que habéis penetrado los dos el cielo,
patria de la hermosa deïdad de Venus:
dulce música vuestras quejas repita, 725
porque aquí hasta las quejas suenan a dichas.
ANTEROS
Oye de mi coro las que yo traigo,
y por mí las publiquen favor y halago.
  -242r-  
CUPIDO
Oye de mi coro las que yo tengo,
y por mí las publiquen envidia y celos. 730
VENUS
Uno y otro sonoras cláusulas digan.
PRIMERO
Pues escucha.
SEGUNDO
Pues oye.
PRIMERO
Pues ve.
SEGUNDO
Pues mira.
TODOS
Porque aquí hasta las quejas
suenan a dichas. 735
ANTEROS
Hermosa madre mía,
en plumas de mis alas,
a tus etéreas alas,
donde es eterno el día
venganza pido de una tiranía, 740
a quien correspondido Amor no alcanza.
¡Venganza, Venus, de un desdén!
PRIMERO
¡Venganza!
CUPIDO
Madre, no digo hermosa,
en alas de mi fuego
a tus umbrales llego, 745
donde la luz reposa,
a que me vengues de una rigurosa
fiera en quien puso toda mi esperanza.
¡Venganza, Venus, de un favor!
SEGUNDO
¡Venganza!
ANTEROS
¿Por qué, de plomo herida, 750
ha de durar una beldad ingrata?
CUPIDO
¿Por qué quien fiera mata
ha de amparar rendida?
ANTEROS
Dando esta muerte.
CUPIDO
Aquella dando vida.
ANTEROS
Sin que su mal mejore. 755
CUPIDO
Sin que padezca y llore.
ANTEROS
¿Quién vio mi amor?
CUPIDO
¿Quién vio mi confïanza?
TODOS
Venganza, Venus, [de un favor! ¡Venganza!]
ANTEROS
Tras estos dos se ofrece
otro no menos fiero, 760
sañudo arpón severo,
de quien, porque Cupido le aborrece,
flecha de irracional amor padece,
una piedra le abrasa, helada y fría.
PRIMERO
Piedad, piedad, hermosa luz del día. 765
CUPIDO
¿Cómo el mundo supiera
que con mortal desmayo
soy, abrasando, rayo;
soy, maltratando, fiera;
soy piedra no sintiendo, si no viera 770
esos ejemplos tres mi monarquía?
CORO 2.º
Rigor, rigor, hermosa luz del día.
ANTEROS
Amar quien se ve amada, es igual suerte.
CUPIDO
Querer es culpa en quien se ve querida.
ANTEROS
Quien da una muerte, indigna es de una vida. 775
CUPIDO
Quien da una vida, digna es de una muerte.
ANTEROS
Sépase que una piedra se convierte
al llanto de un Amor correspondido.
CUPIDO
Sépase que una piedra es de Cupido
triunfo en que su mayor aplauso alcanza. 780
PRIMERO
Piedad, piedad.
SEGUNDO
Rigor, rigor.
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