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  -fol. 223r-  

ArribaAbajoActo II

 

Salen cajas, soldados, bandera, LEONARDO, General.

 
LEONARDO
Para haber desembarcado
nuestra vitoriosa armada,
poco nos han celebrado.
 

(Sale un CAPITÁN.)

 
CAPITÁN
Está la ciudad turbada
y todo el vulgo alterado.5
LEONARDO
¿Qué puede haber sucedido?
CAPITÁN
Si, por ventura, han venido,
como a corte, falsas nuevas,
o ya las envidias pruebas
de haber Leonardo vencido.10
LEONARDO
Cuando vencido volviera,
roto, perdido y deshecho,
menos alboroto hubiera,
mayor mal, Cintio, sospecho
alguna traición me espera. 15
No sé si paséis de aquí.
CAPITÁN
Luego, ¿no quieres que entremos
en la ciudad?
LEONARDO
Siempre fui
de parecer que esperemos,
cuando el mal se viene ansí.20
 

(Salen dos ciudadanos.)

 
CIUDADANO 1.º
Llega, y tomemos lugar
donde todos lo veamos.
LEONARDO
Haz esos hombres parar,
Cintio, para que sepamos
la ocasión antes de entrar.25
CAPITÁN
Hidalgos tened.
CIUDADANO 2.º
¿Quién llama?
CAPITÁN
Desta armada el general,
si no os le ha dicho la fama.
CIUDADANO 1.º
Tu nombre y bastón real
toda esta ciudad aclama.30
Pero, si valiente y sabio
te celebra el mar remoto,
muéstralo en aqueste agravio.
LEONARDO
¿Pues de qué es el alboroto?
CIUDADANO 1.º
Degüellan al Conde Otavio.35
LEONARDO
Válgame el Cielo.
CIUDADANO 1.º
Esto pasa.
LEONARDO
Dime presto la ocasión.
CIUDADANO 1.º
Por deshonor de tu casa.
LEONARDO
¿Pues el Conde a mi traición?
CIUDADANO 1.º
Ya con tu hermana se casa, 40
pero el Rey no da lugar,
antes la mandó prender
y la quiere castigar.
LEONARDO
¡Oh, como el fin del placer
es principio del pesar!45
CIUDADANO 1.º
Sus hijos tiene en prisión,
con ser niños y ignorantes,
desto que llama traición.
LEONARDO
¿Hay sucesos semejantes,
pues los niños cuyos son?50
CIUDADANO 1.º
Del Conde Otavio y tu hermana.
LEONARDO
No fue vana mi sospecha,
pero la guarda fue vana,
que ningún muro aprovecha
cuando es la mujer liviana. 55
Id con Dios.
CIUDADANO 2.º
Guárdete el Cielo.
LEONARDO
No en balde tuve recelo
de que algún mal me aguardaba,
o en balde el alma temblaba
-fol. 223v-
de pisar el patrio suelo. 60
Pero si conoce un ave
del tiempo la variedad,
y un delfín muestra que sabe
de la mar la tempestad,
y está avisando a la nave,65
qué mucho que pronostique
el alma de un hombre el daño,
y por potencias aplique
al temor el desengaño,
y por venir le publique. 70
¡Ay de mi ventura corta!,
qué me importa haber vencido,
ni volver vivo, ¿qué importa?,
cuando soy tan mal venido
que el deshonor me reporta.75
¡Ah, falsa hermana Teodora!,
con mi enemigo, no más,
no más gente vencedora,
volved las cajas atrás,
cese la trompa sonora, 80
vuelva a tragarnos la mar,
no salgamos a la tierra,
el bastón quiero arrojar,
si una mujer infamar
puede el honor de la guerra. 85
Tan larga infamia y secreta,
hijos de Otavio en mi casa,
la suya a mi sangre aceta,
aún no creo lo que pasa,
tanto el dolor me sujeta. 90
Bien muestra el Rey compasión
de mi honor y calidad
en castigar su traición.
 

(Sale FULGENCIO, padre de OTAVIO.)

 
FULGENCIO
Cuando sepa la verdad
ayudará mi razón. 95
¡Oh, generoso Leonardo!,
que la noble frente adornas
del árbol de las batallas,
que tiene inmortales hojas.
Nuevo, generoso Aquiles,100
que a tu patria ingrata y loca
ilustras con más trofeos
que el Griego sacó de Troya.
No te asombre mi presencia,
si la fama te alborota,105
que del hombre más airado
merecen las canas honra.
Habrante dicho que el Rey
a mi hijo Otavio corta
la cabeza por tu agravio, 110
y justa venganza toma.
Tendrás enojo y es bien,
que el agravio presto enoja,
pero nunca los prudentes
juzgan primero que oigan. 115
Oye, pues, aunque no sea
porque a tu remedio importa,
mas porque te habla un viejo,
que tienen verdad de historia.
El Rey de Sicilia, el Rey, 120
mozo al fin, que la edad moza
admite mozos consejos,
y a los deleites se arroja,
puso en tu hermana los ojos,
y porque tu honor le estorba, 125
a la conquista te envía
de la gente sarda y corza,
de suerte que fue el bastón
coluna de tu deshonra,
basa de su amor injusto, 130
nube del sol de tus glorias.
Con esto, al Conde mi hijo,
luego que tu armada azota
la blanca espuma del mar
y le obedecen las olas, 135
manda que a Teodora diga
sus amorosas congojas.
Otavio, al fin su marido,
-fol. 224r-
aunque enemigo le nombras,
con lágrimas y palabras140
dice el peligro a su esposa,
ella concierta decirle,
hablando a Ricardo a solas,
que con Ricardo se casa,
por ver si el Rey se reporta, 145
pero queriendo Ricardo
con deslealtad afrentosa
hacer de las burlas veras,
y atreverse a su persona.
Ella le desprecia y dice 150
que a Otavio, su esposo, adora.
Ricardo lo cuenta al Rey,
El Rey a Otavio aprisiona,
haciéndome a mí firmar
la sentencia rigurosa. 155
Leonardo, Otavio es mi hijo,
no te espantes que me ponga
delante del filo airado,
padre soy, el nombre sobra.
Por vuestros bandos, Otavio160
no te ha dicho que interpongas
tu autoridad con el Rey,
y que le des a Teodora.
Mal hizo, yo lo confieso,
ya es hecho, aquí no perdonas 165
a Otavio, sino a tu hermana,
y cuando con ella rompas,
con tus dos sobrinos debes
mostrar entrañas piadosas,
pues la culpa de sus padres 170
en su inocencia se abona.
¿Qué fiero León de Albania,
qué tigre, Hircana furiosa,
no perdona la inocencia,
cuando a sus pies se la arrojan? 175
Leonardo, cuando tu patria
fuera la frígida zona,
cuando en los montes nacieras,
por donde sale el aurora,
¿no es posible que prefieras180
esas manos generosas
en dos niños inculpables,
vasos de tu sangre propia?
Por ellos mis blancas canas,
a tus nobles pies se postran, 185
no por Teodora y Otavio,
si el agravio te apasiona.
Mas mira que el mejor padre,
cuando el hijo humilde torna,
hace fiestas al perdido,190
alegre de que le cobra.
Tus hermanos y mis hijos
están en peligro agora,
pide al Rey, pues eres parte,
que su castigo interrompa. 195
Que Otavio será su esposo,
y en haciéndose las bodas
quedas con honra y sobrinos
que celebren tus vitorias.
Si Otavio fuera culpado,200
no diera a Torcato Roma
la gloria que a mí Sicilia,
pero la verdad me consta.
Volvamos los dos al Rey,
que si el decreto deroga 205
será paz de nuestros bandos,
y fin de nuestra discordia.
LEONARDO
Bien creerás que habrá crecido
mi agravio en tu relación,
y que está, por el oído,210
Fulgencio, tu información
dando tormento al sentido.
Bien creerás cuánto dolor
dará mi perdido honor
a quien como yo le adora, 215
y bien creerás que Teodora
me habrá incitado a rigor.
Bien creerás que se ha movido
mi sangre a justa venganza,
pues créeme que no ha sido 220
-fol. 224v-
como el dolor que me alcanza
de ver que el Rey me ha ofendido.
De aquí más pena me viene
y satisfación conviene,
que la ofensa del señor 225
tiene todo aquel valor
que la confianza tiene.
A mí el bastón y el oficio
de General, porque diese
lugar a tan torpe vicio, 230
que por mí no mereciese
deste cargo el ejercicio.
Que voy en cuenta de aquellos
que por mujeres o hermanas
cubren diamantes sus cuellos,235
y entre oficios y honras vanas,
el vulgo murmura dellos.
Tenedme, lengua, en los labios,
que es la lealtad santa ley,
y por consejo de sabios 240
no se han de atrever al Rey
las quejas, ni los agravios.
Si lo ha hecho, está en razón
sufrirlo por justas leyes.
Es mozo, los años son,245
y el amor y la ambición
dan mal consejo a los reyes.
Vamos, amigo Fulgencio.
FULGENCIO
De ningún fuerte romano
tu prudencia diferencio.250
LEONARDO
Pon en la boca la mano,
que el mal se rinde al silencio.
 

(Salen el REY, y TEODORA, y RICARDO.)

 
REY
¿Para qué quieres entrar
a malograr tu prudencia?
TEODORA
Dame si quiera licencia255
para que le pueda hablar.
REY
En tu mano está, Teodora,
que muera Otavio o que viva,
tú de loca, tú de altiva
le darás la muerte agora. 260
¿Pierdes algo en que yo sea
primer dueño de tu honor?
TEODORA
Pues, ¿puedo yo hacer, señor,
cosa más injusta y fea?
Soy casada, como ves, 265
¿no es ofensa de mi estado?
REY
Otavio no se ha casado,
la ofensa fuera después,
cuando casado se vea,
habrá pasado el agravio, 270
que no está a cuenta de Otavio,
hasta que tu esposo2 sea.
¿Ves como es tema, Teodora,
y no el honor que defiendes?
TEODORA
En fin, ¿matarle pretendes?275
REY
Tú lo verás.
TEODORA
¿Cuándo?
REY
Agora.
TEODORA
¿Agora?
REY
Sí.
TEODORA
¿Qué razón
das para matarle?
REY
Es llano
el agravio de tu hermano.
TEODORA
¿Los casamientos lo son?280
REY
No lo fuera si supiera
Leonardo3 vuestra amistad,
y diera su voluntad,
porque entonces justo fuera.
Esta es fuerza que te ha hecho, 285
Otavio.
OTAVIO
No ha sido tal,
que no fuerza, ni hace mal
a quien dan puertas y pecho.
Cuando una mujer rendida
da lugar a un hombre, aquello 290
no es fuerza.
REY
No puede hacello
si hay término que lo impida.
TEODORA
No lo ha impedido el tercero.
REY
Fue porque no lo sabía
y así, a la justicia mía 295
toca el agravio primero.
TEODORA
No es justicia la que es parte.
REY
¿Yo soy parte?
TEODORA
¿Pues quién más?,
y aun el todo, pues que das
-fol. 225r-
en que de Otavio me aparte.300
REY
Yo soy Rey y soy juez.
TEODORA
Con pasión, ninguno es bueno.
REY
Por su padre le condeno,
que él lo ha firmado esta vez.
TEODORA
La prisión, no la sentencia, 305
y si sentencia firmó,
sería porque pensó
que obligaba tu clemencia.
REY
Muy cansada estás, Teodora,
y más libre que casada.310
TEODORA
De sufrirte estoy cansada.
REY
Pensarás que me enamora
ese ignorante desdén.
TEODORA
Mal sabes mi pensamiento,
porque tu aborrecimiento315
voy conquistando también.
 

(Sale FULGENCIO.)

 
FULGENCIO
Bien puede entrar un padre sin licencia,
alegre de la vida de su hijo,
a pedirte las manos.
REY
¿Qué es aquesto?
FULGENCIO
¿No me conoces ya?
REY
Bien te conozco,
320
que solo las razones desconozco.
FULGENCIO
¿Por qué das muerte a Otavio?
REY
Por la fuerza
que ha hecho Otavio en casa de Leonardo,
porque al partirse a sosegar las islas
me encomendó su casa, y pues me sirve 325
su honor, Fulgencio, por mi cuenta corre.
FULGENCIO
Dices muy bien, y como justo Príncipe;
pero si el agraviado perdonase,
¿es bien que el ofensor le castigase?
REY
Aunque perdone el ofendido, queda 330
del Rey la ofensa.
FULGENCIO
Siempre el Rey perdona.
Que la parte ofendida esté contenta.
REY
¿Y dónde está el perdón?
FULGENCIO
Si yo le traigo,
¿perdonarás a Otavio y a Teodora?
REY
Digo que los perdono desde agora.335
 

(Sale LEONARDO.)

 
FULGENCIO
Entra, Leonardo.
LEONARDO
Aquí, señor, me tienes
a tu servicio.
REY
¡Válganme los cielos!,
¿cómo dejaste la conquista? ¿Cómo
la armada y el ejército?
LEONARDO
Volviendo
con vitoria, con honra y con tu armada, 340
y esforzando en las islas los presidios.
REY
¿Tú has vencido?
LEONARDO
Señor, tus pensamientos,
-fol. 225v-
en cosas diferentes ocupados,
no miran en el tiempo, que ligero
lleva su curso por los verdes años, 345
mezclado en blando sueño y dulce olvido.
Y como me enviaste sin propósito
de verme vitorioso en tu servicio,
ayudome corrida la fortuna,
que huye de quien ruega e importuna.350
REY
¿Sabes lo que ha pasado?
LEONARDO
Y te suplico
me des a Otavio libre, que es mi hermano.
REY
¡Tu hermano!
LEONARDO
Al que es marido de Teodora,
así puedo llamarle desde agora.
REY
¿No está casado Otavio?
LEONARDO
Yo le quiero
355
casar con tu licencia, y le perdono
cualquier agravio de mi sangre y casa,
porque no queda agravio si se casa.
REY
Ricardo.
RICARDO
Gran señor.
REY
Saquen a Otavio
de la prisión, pero no doy licencia 360
que se case en la corte.
LEONARDO
¿Dónde mandas?
REY
Sea en cualquiera aldea de la costa,
y advertid que no vuelvan a la corte,
Leonardo, Otavio ni Fulgencia.
LEONARDO
Creo
que te ha causado enojo mi vitoria, 365
pues la quieres premiar con tal destierro.
REY
No estéis aquí.
LEONARDO
Perdona.
REY
Buen soldado,
ponelde por bastón la rueca al lado.
RICARDO
La infamia que perdona.
FULGENCIO
Vamos, hijos,
que siempre agradeciendo los agravios 370
logran su pretensión los hombres sabios.
LEONARDO
Ricardo.
RICARDO
¿Qué me quieres?
LEONARDO
No perdono
infamias yo de Otavio, sino tuyas,
pues por tener respeto al Rey
TEODORA
¿Qué haces?
¿No ves que estos son lobos?
LEONARDO
Y qué fieros.
375
TEODORA
Pleito quieren buscar con los corderos.
 

(Vanse los tres.)

 
RICARDO
Tu prudencia y discreción
pasó la humana medida.
REY
No tuve en toda mi vida
mayor desesperación.380
RICARDO
A notable tiempo vino,
ya se la dio por mujer.
  -fol. 226r-  
REY
Para poderme tener
de hacer algún desatino
y sosegar mi persona, 385
tomé el cetro por bordón
y para ver mi razón,
por espejo la corona.
RICARDO
¿Quiéreste destos vengar?
REY
Si estos que ves se van fuera 390
de mi tierra, en la estranjera,
me han de hacer algún pesar.
RICARDO
No digo que los destierres,
ni que ensangrientes la espada.
REY
Hazlo sin decirme nada, 395
yerra por ti cuando yerres.
 

(Vase el REY.)

 
RICARDO
Hermosa ingrata, yo juré que había,
aunque te defendiesen tus desdenes
y más rigor a más amor previenes,
de vencer tu desdén con mi porfía.400
Sobre las aras del amor, un día,
viendo que con mis daños te entretienes,
juré a mis males de seguir tus bienes,
y ver el fin de la esperanza mía.
Juré, ya voy cumpliendo el juramento, 405
mas de tus celos, que mi amor vencido
y loco en tu desprecio el sufrimiento.
Tú verás lo que puedo aborrecido,
que obliga a un descortés atrevimiento,
pagar tan largo amor con tanto olvido.410
 

(Salen el CAPITÁN CINTIO y GUARDA.)

 
CAPITÁN
Dos cosas, cuando salió,
mandó el Rey, señor Ricardo.
RICARDO
La que a mí me toca aguardo.
CAPITÁN
Al alcaide le mandó
diese a Otavio libertad, 415
que ya de la fortaleza
sale a templar la tristeza
de la confusa ciudad.
El vulgo que le esperaba
muerto le da el parabién420
de la vida.
RICARDO
Hicieron bien,
gran príncipe les faltaba.
CAPITÁN
A mí luego me mandó
lo que mandáis venga a ver
con mi gente.
RICARDO
Hoy has de hacer,
425
Cintio, lo que hiciere yo,
que cuanto el Rey te ha mandado,
solo se resuelve en esto.
CAPITÁN
A servirle estoy dispuesto,
vós conocéis mi cuidado,430
RICARDO
Cincuenta soldados junta
con jacos y con pistolas.
CAPITÁN
¿No más armas?
RICARDO
Éstas solas.
CAPITÁN
¿Fuera curiosa pregunta
querer saber para quién?435
RICARDO
Allá, Cintio, lo sabrás,
-fol. 226v-
y no quieras saber más
de que son para un desdén.
 

(Salen el CONDE OTAVIO, y FULGENCIO, su padre, y caballeros de acompañamiento.)

 
OTAVIO
Vuélvanse todos, señores,
ninguno pase de aquí, 440
no se queje el Rey de mí,
si me hacéis tantos favores.
No quiero darle sospecha.
CABALLERO 2.º
Conde, a vuestra libertad
hace fiesta la ciudad445
de la verdad satisfecha.
Y como nos ha pesado
agora nos da placer,
con justa razón, el ver
la libertad que os han dado.450
OTAVIO
Libertad con tal destierro,
que hoy salgo de la ciudad,
es esclava libertad,
pues al fin lleva este yerro.
Plega a Dios que no lo sea 455
esta sinrazón del Rey.
FULGENCIO
Hijo, ya sabéis la ley,
sin que de nuevo os la lea,
a que nacéis obligado.
Vuélvanse estos caballeros.460
CABALLERO 2.º
A todos nos pesa el veros,
Conde, en tan humilde estado.
Plega al Cielo que os veamos,
presto, al vuestro reducido.
 

(Váyanse todos los que acompañaban, con reverencias.)

 
OTAVIO
Fortuna deshecha ha sido.465
FULGENCIO
Llorando van.
OTAVIO
¿Qué esperamos?
Que me dicen que Teodora
va caminando hacia el mar.
FULGENCIO
Yo la hice adelantar
con Rosela y con Leonora, 470
para que estemos seguros
si el Rey de intento mudase.
OTAVIO
Justo fue que se alejase,
padre y señor destos muros,
porque no hay seguridad 475
en fe de ningún amante,
que amor es tan inconstante,
que hace sol con tempestad.
¿Leonardo dónde quedó?
FULGENCIO
Fue a dar cuenta de la armada,480
para que quede entregada
a quien el Rey se la dio.
OTAVIO
Como caballero ha hecho.
Mucho le estoy obligado,
FULGENCIO
Siempre estuve confiado 485
del gran valor de su pecho.
OTAVIO
Qué buen premio del servicio
que ha hecho en esta ocasión,
pero fundose en traición,
que es el más falso edificio. 490
Buenos vamos, desterrados
a montes y a labradores,
buenos quedan los traidores,
agradecidos y honrados.
Por decir estoy.
FULGENCIO
No digas,
495
hijo, cosa en deshonor
de tu natural señor,
que al Cielo a venganza obligas.
OTAVIO
¿Qué importa, pues está ausente,
y todo mi bien me quita?500
FULGENCIO
El Rey, como a Dios imita,
donde quiera está presente.
No se puede murmurar
del que es supremo en valor,
que el respeto del señor 505
asiste en todo lugar.
Nunca me vi tan perdido
que a la suprema cabeza
se atreviese mi tristeza.
OTAVIO
¿Quién pondrá, padre, en olvido 510
tan notables sinrazones?
FULGENCIO
El freno de la razón.
  -fol. 227r-  
OTAVIO
Quiero seguir tu opinión
en tantas contradiciones.
Quiero esforzarme a sufrir515
y venerar la corona,
que el callar y obrar abona,
y infama solo el decir.
Vamos, señor, desterrados,
que donde te llevo a ti, 520
no es destierro para mí,
tú consuelas mis cuidados,
tú enriqueces mi pobreza,
y entre fieras y montañas,
mi soledad acompañas 525
de prudencia y fortaleza.
Mis bienes llevo conmigo,
como aquel sabio decía,
pues los libros que traía
no se han de igualar contigo. 530
Contigo llevo a Platón,
y a Aristóteles también,
pues tú aconsejas más bien,
cuanto diferentes son
las letras o la voz viva, 535
y fuera de ti, mi esposa,
es compañía dichosa,
y que en paz del alma estriba.
Adiós, soberbios palacios
del alto Rey de Sicilia, 540
dura ambiciosa familia
que le ocupáis los espacios,
tan parecidos a abejas,
en los que tiene el panal,
pues vivís de trato igual, 545
susurrando a las orejas.
¡Oh!, ¿cómo vivir podéis,
pagando dulce tributo?,
pero siempre dais el fruto,
como las flores coméis. 550
Adiós, confusa ciudad,
que yo voy a donde sea
mi corte una tosca aldea,
mi trato la soledad.
Para siempre me despido 555
de vuestros altos lugares,
vuestros gustos son pesares
y vuestra memoria olvido.
No más, para no ser menos,
ni menos que sufrir más, 560
por no salir del compás
en que se encierran los buenos.
 

(Váyanse y salgan TEODORA, con capotillo y sombrero, ROSELA y FABIO.)

 
TEODORA
Tarda el Conde, estoy con pena,
no he de pasar adelante.
ROSELA
El salir, fuera importante, 565
de aquesta mojada arena,
que al fin es playa del mar,
vuelve al coche, por tu vida.
FABIO
No hay cosa que más impida
que el pararse al esperar.570
TEODORA
Antes al revés sucede,
que el que camina se aleja
del bien que espera y que deja,
pues alcanzalle no puede.
Mejor fue parar aquí 575
para que me alcance Otavio,
que el que desea no es sabio,
si del bien se aleja ansí.
FABIO
Que llegaras al aldea
tuviera por acertado, 580
que ya el sol verse bañado
en el ancho mar desea,
y es la orilla peligrosa.
TEODORA
¿Si de una y otra atalaya
está cubierta la playa, 585
de qué he de estar recelosa?
¡Ay!, si viniese mi bien...
ROSELA
Dos hombres bajan allí.
TEODORA
¿Buen traje?
ROSELA
Señora, sí.
TEODORA
¿Buenos caballos?
ROSELA
También.
590
  -fol. 227v-  
FABIO
Ya se apean, por llegar
donde estás.
TEODORA
Qué mejor seña.
FABIO
No los deja aquesta peña
con los caballos entrar.
 

(Salen OTAVIO y FULGENCIO.)

 
OTAVIO
Esposa mía.
TEODORA
Mi bien.
595
OTAVIO
¿Cómo habéis aquí parado?
TEODORA
Por no os dar tanto cuidado
y perderle yo también.
Con esto más presto os vi.
FULGENCIO
Hija, dadme vuestros brazos, 600
si es que os han quedado abrazos
destas vistas para mí.
TEODORA
No he dado tantos a Otavio
que no tenga para vós
reservados estos dos.605
FULGENCIO
¿Dos no más? mucho me agravio.
TEODORA
El uno es de obligación
y el otro de amor, mas quedo
cierta, que añadirles puedo
mil ceros de mi afición, 610
con que destos dos se harán
dos mil, y dos mil millones.
FULGENCIO
Todos son de obligaciones.
OTAVIO
¿Y mis hijos dónde están?
TEODORA
Luego, ¿vós no los traéis?615
OTAVIO
Yo no, pensando que vós.
TEODORA
Y yo, por vós.
OTAVIO
Bien, por Dios,
gran pesar dado me habéis.
FULGENCIO
No os aflijáis, hijos míos,
que yo volveré por ellos. 620
Para dos ángeles bellos,
bien tendrán mis brazos bríos.
OTAVIO
No señor, que os cansaréis.
FULGENCIO
Hijo, queda con tu esposa.
 

 (Vase.) 

OTAVIO
No es ya, cielos, justa cosa, 625
que en mi venganza paréis.
¡Oh patria!, que mal salí
del fuego en que ya te veas,
no fui en la piedad Eneas,
en las desdichas lo fui.630
Mi padre anciano saqué,
aunque no en hombros piadosos
de los muros generosos
que en otro incendio dejé.
Saqué mi esposa querida 635
de entre la furia de Marte,
mas dejé la mayor parte
de mi sangre y de mi vida.
Hijos de mi corazón,
no culpéis la piedad mía, 640
que pensé yo que os traía
vuestra mayor afición.
Mi padre os vuelve a buscar,
hijos, con amor de abuelo,
pero no permite el Cielo645
que en duda os pueda esperar.
Voy tras él, que ser podría
que se los negase el Rey.
 

(Vase OTAVIO.)

 
TEODORA
Otavio, Otavio, esa ley
ni es amor, ni es cortesía. 650
Pues yo los dejé por vós,
dejaldos, mi bien, por mí,
no me dejéis sola aquí.
ROSELA
Ya se van juntos los dos,
no te canses en dar voces.655
TEODORA
Fabio, corre tras Otavio.
FABIO
Yo voy.
TEODORA
Y tú sigue a Fabio,
 

(Vase FABIO.)

 
si su ignorancia conoces.
¡Dile a mi bien que se vuelva!
ROSELA
Voy, aunque temo que amor 660
a buscarlos con rigor
su pensamiento resuelva.
 

(Vase ROSELA.)

 
  -fol. 228r-  
TEODORA
Peñascos altos [por] la mar batidos,
de nubes coronadas las cabezas,
donde se rompen en diversas piezas, 665
cristales espumosos resistidos.
Constantes a sus rígidos bramidos,
como mi corazón a sus tristezas,
por lo que parecí a vuestras firmezas,
prestad a mi dolor tiernos oídos.670
Cual pena, si le cansa el resistirse,
quiere trocar conmigo el ser que tiene,
y de su fundamento desasirse.
Mas ninguna querrá, ni le conviene,
que no podrá sufrirle sin rendirse 675
el mar de llanto que a mis ojos viene.
 

(Salen RICARDO y el CAPITÁN CINTIO, y soldados, todos de Turcos, con pistolas y rebozos.

 
RICARDO
Cercalda, y si atrevido alguno llega
a su defensa, muera.
TEODORA
¿Qué es aquesto?
CAPITÁN
Las manos al cordel, cristiana, entrega.
TEODORA
No en balde mi temor pensaba en esto.680
RICARDO
Los pies, las manos y la voz sosiega.
TEODORA
En lo postrero del rigor, me ha puesto
la mísera fortuna; ya ninguna
puede ser para mí mayor fortuna.
CAPITÁN
¿Cómo veniste sola a la ribera 685
del mar, tan sospechoso de cosarios?
TEODORA
Acompañada vine, aunque no fuera
defensa en tanta copia de contrarios.
RICARDO
¿A nadie aguardas? ¿Nadie a ti te espera?
TEODORA
No pienso que serán tan temerarios690
los que pueden venir, llevadme a solas,
o en mi pecho probad vuestras pistolas.
RICARDO
Hola, subid por ese monte arriba.
TEODORA
¿No me lleváis al mar?
RICARDO
Entra en el monte,
que luego irás al mar, si quedas viva.695
tú apercibe una lancha Floramonte.
TEODORA
Otavio, Otavio, ya que voy cautiva,
ponte a mirar desde esas peñas, ponte
desde esos riscos a mirar mi muerte.
-fol. 228v-
RICARDO
¡Oh, qué bien sucedió!
CAPITÁN
Famosa suerte.
700
 

(Llévanla y salgan el REY y EVANDRO, caballero.

 
REY
No he visto yo mayor atrevimiento,
nunca mayor maldad.
EVANDRO
Traición ha sido
que excede las industrias de los griegos.
Yo fui, señor, con el traidor Leonardo,
como mandaste a recebir la gente, 705
tomó una lancha, que a la orilla estaba,
y déjandome en ella, entró en la nave,
donde después de poco tiempo, vimos
arrojar las banderas de tus armas
a las saladas aguas, y en los árboles 710
alzar pendones de color de guerra,
tocaron cajas y trompetas luego,
y alargándose al mar dos o tres veces,
las piezas principales dispararon,
en fin se declaró por enemigo, 715
y con tu armada y con la misma gente
que le cobró afición desta jornada,
o será Coriolano desta Roma,
o pirata del mar o, por ventura,
querrá servir a príncipe estranjero.720
REY
Con mis armas, Evandro, y con mi gente,
con mis naves y fuerte artillería.
EVANDRO
Venganza dicen que es, aunque es injusto
de haber querido tú, que no lo creo,
forzar su hermana y alejarle della, 725
para poder mejor.
REY
Diralo el vulgo,
no prosigas en eso, que me ofendo.
Leonardo fue traidor, no tiene escusa.
 

(Sale un CRIADO.)

 
CRIADO
Aquí viene, señor, el Conde Otavio
y Fulgencio, su padre.
REY
Diles que entren.
730
OTAVIO
Antes de mi destierro, invicto Príncipe,
quise besar tus manos con mi padre,
por la merced que dellos recebimos,
y suplicarte que cumplida sea.
Mis hijos, dicen, que en prisiones tienes.735
-fol. 229r-
¿Qué libertad me das, si me los quitas?
no tengo libertad si no los llevo,
pedilos al alcaide, y el responde
que no me los dará sin tu licencia
y, así, señor, los pido a tu clemencia.740
REY
¿Sabéis cómo, con mi armada,
Leonardo se levantó,
y al ancho mar se volvió?
¿Sabéis que la infame espada
contra su señor volvió? 745
¿Sabéis que tendré razón
detenellos en prisión,
mientras que Leonardo huye,
y a su Reino restituye
las naves que suyas son? 750
Yo no quiero ser crüel,
sino asegurarme dél.
Los hijos os quiero dar,
¿pero quién ha de quedar
o por ellos o por él?755
FULGENCIO
¿Qué prenda, señor, querrás?
REY
Uno de vosotros dos.
FULGENCIO
Bien dices, piadoso estás
hijo, volvereisos vós,
que importáis a todos más. 760
Yo no puedo ser marido
de vuestra esposa, ni padre
de vuestros hijos, ya he sido
vuestro, no hay medio que os cuadre,
sino el que os tengo ofrecido. 765
Yo quedaré por resguardo,
mientras que vuelve Leonardo,
id vós con vuestra mujer,
que todo será saber
Leonardo, que yo le aguardo.770
Él vendrá, que no querrá
que pague un anciano viejo
su cólera y mal consejo,
que aunque está lejos, está
su honor mirando en mi espejo. 775
A vuestros hijos llevad
con mi buena bendición,
y a vuestra esposa gozad,
si es el bien la sucesión,
la vuestra importa a mi edad.780
¡Ea!, ¿qué miráis ansí?
OTAVIO
¿No queréis que me enternezca,
que esto me digáis a mí,
y que tan piedra os parezca,
como algunas que hay aquí? 785
No padre, no quiera Dios,
ya que mis desdichas pueden
dividirnos a los dos,
que mis hijos libres queden,
y quedéis en prisión vós.790
Id con mis hijos a ser
su padre, y de mi mujer
marido, que la mejora
de esposo y padre a Teodora,
y a ellos dará placer. 795
Yo quedaré, que es razón,
mientras que vuelve Leonardo,
que no es Alfonso el León,
Rogerio, ni yo Bernardo,
que lloro vuestra prisión. 800
Si la romana mujer
los pechos daba a su padre,
y por piedad vino a ser
de su mismo padre madre,
dándole preso a comer,805
mejor su prisión tomara
y a su padre libertara.
Luego no será razón
que vós quedéis en prisión,
y yo en infamia tan clara. 810
-fol. 229v-
Señor, a mi padre dad
sus nietos, que desde aquí
os rindo mi voluntad.
REY
Si no hubiera sangre en mí,
fuera notable amistad. 815
Más grande fuera el amor,
aunque licencia le prestes,
fama antigua a su valor,
que de Pílades y Orestes,
que de Polus y Castor. 820
Yo viendo tanta amistad,
por no ser tercero aquí
retiro la majestad,
porque si lo juzgo ansí
es contra mí la piedad. 825
Prender a un viejo no fuera
lícito en parte que hubiera
un mozo, ni un padre adonde
un hijo, ni dar al Conde
libres los hijos que espera. 830
Que el camino de cobrar
un rebelde, que intentar
pudo iguales desatinos,
es tener a sus sobrinos
en tan seguro lugar. 835
Tú con esto, desde agora
serás solícito padre,
y como madre Teodora,
pues llorará como madre,
presos los hijos que adora. 840
Sea pues resolución
que hasta que Leonardo venga
a darme satisfación
tus hijos Evandro tenga,
para resguardo, en prisión. 845
No quiero que con mi gente
y naves sirva estranjero,
que contra mí guerra intente.
OTAVIO
Señor, escucha.
REY
Esto quiero,
y esto mando expresamente.850
FULGENCIO
¡Evandro, Evandro!
EVANDRO
No puedo
replicar a sus enojos,
que a más daño tengo miedo.
 

(Vanse el REY y EVANDRO.)

 
OTAVIO
Bien pueden llorar mis ojos
en las desdichas que quedo. 855
¡Ay, hijos del alma mía!,
cual tigre tras cazador,
corrí con tanta porfía,
que pudiera hacer mi amor
mayor estrago este día. 860
Mas débeme de tener
respeto, a mi Rey debido,
triste que tengo de hacer,
pues por los hijos he sido
tan tirano a mi mujer. 865
Serelo agora con ellos
por ella, y iré a buscalla,
que quedo sin mí y sin ellos,
¿o podrá el amor dejalla
de pura lástima dellos? 870
No podrá, que no es razón
que ellos en esta prisión
están seguros de daño,
y ella no de algún engaño
nacido desta traición. 875
Padre, la fortuna corre
sin rienda, tus caros nietos
están en aquesta torre,
de tu causa son efetos,
tú los anima, y socorre. 880
No te me quites de aquí
mientras que voy por mi esposa.
FULGENCIO
¿Volveré a hablar al Rey?
OTAVIO
Sí.
FULGENCIO
Tú en viéndola te desposa,
mira que te importa ansí. 885
No ponga por objeción
el Rey que no estás casado,
ni piense que es dilación
el no hacerlo tu cuñado,
-fol. 230r-
para tratarte traición. 890
Yo voy al Rey y seré
piedra de la torre, Otavio,
que a su puerta firme esté.
OTAVIO
Represéntale mi agravio,
di que mis hijos te dé.895
FULGENCIO
Él lo hará, que es generoso,
viendo mis canas y viendo
mi llanto, que riguroso
irá por ellos corriendo,
hasta su pecho piadoso. 900
Ve tú, que importa que estéis
juntos.
OTAVIO
Adiós, noble padre.
FULGENCIO
¡Qué lágrimas me debéis!
OTAVIO
¡Ay, hijos!, no os espantéis
que os deje por vuestra madre.905
 

(Váyanse, y salgan cinco o seis villanos, BATO, FLORO, RISELO, TIBURCIO.)

 
BATO
Pues que digo que los vi,
non tenéis que replicar.
FLORO
¿Y tan cerca del lugar
has vido los moros?
BATO
Sí.
No están lejos deste valle, 910
dar quieren sobre el aldea.
RISELO
Non quiera Dios que tal sea,
ponerle fuego y quemalle.
TIBURCIO
¿Eran muchos?
BATO
Muchos son,
pero como el puebro acuda, 915
a pura piedra menuda
se irán con la maldición.
FLORO
Vamos a tomar lanzones.
BATO
Son armas de cerca y solas,
y para contra pistolas, 920
a gran peligro nos pones.
No ha hecho el hombre defensa
como la piedra en la honda.
RISELO
El gigante te responda,
a cuya estatura inmensa925
el pastorcillo David
dio con un canto en el suelo.
Coged piedras, que recelo
que no están lejos.
TIBURCIO
Oíd.
BATO
Voto a mí, que son aquellos930
que bajan del encinar.
TIBURCIO
¿Si se vuelven a la mar?
FLORO
Si vuelven, demos sobre ellos.
RISELO
Dadme arroyo, piedras vós.
BATO
Esta cojo la primera.935
TIBURCIO
¡Oh!, quien con esta le diera,
que buenas son estas dos.
FLORO
Esta si que es bien redonda.
RISELO
Calaos entre aquestos cerros.
BATO
No hay cosa que teman perros 940
como estallidos de honda.
 

(Escóndanse y salgan el CAPITÁN y RICARDO, de moros, y otros criados y TEODORA.)

 
CAPITÁN
¿Qué es lo que piensas hacer?
RICARDO
Llevarla al Rey con engaño,
pero aqueste desengaño
con más secreto ha de ser. 945
Prevén el coche aquí cerca,
mientras le digo quién soy.
CAPITÁN
Con los soldados me voy,
hacia el camino te acerca.
RICARDO
No te alejes, porque estés 950
a la mira del suceso.
CAPITÁN
Aunque es este monte espeso,
hasta una voz que me des.
 

(Vase el CAPITÁN, con la gente.)

 
RICARDO
¡Ea, cristiana!, ya estás
sola.
TEODORA
Pues moro, ¿qué quieres?
955
RICARDO
¿No me conoces?
TEODORA
No esperes
que te conozca jamás.
RICARDO
Ricardo soy.
TEODORA
¿Quién?
RICARDO
Ricardo.
TEODORA
¿No eres moro?
RICARDO
¿No lo ves?
960
TEODORA
Pésame.
RICARDO
Que aun aquí estés
tan libre.
TEODORA
Más daño aguardo.
-fol. 230v-
Ya pensé que la fortuna
no tenía más caudal,
y veo, que aun en el mal 965
no tiene firmeza alguna.
De un mal en otro me lleva
siempre al mayor.
RICARDO
Cuanto ves
del Rey es industria, y es
de mi amor eterna prueba.970
¿Cuál quieres más, ir a ser
Lucrecia suya, o aquí
tener lástima de mí,
y dejarete volver?
TEODORA
¡Oh, infame!, ¿tales razones 975
salen de tu boca fiera?
RICARDO
Deja esa vana quimera,
que en más peligro te pones.
TEODORA
Daré voces a los cielos.
RICARDO
Ya es en vano.
TEODORA
Cielos santos,
980
que habéis socorrido a tantos
en menores desconsuelos,
¿cómo os olvidáis de mí?
RICARDO
Calla, que te he de matar.
TEODORA
Cielos, venidme a ayudar.985
 

(Sale el CAPITÁN y gente.)

 
CAPITÁN
¿Que le ayuden dijo?
SOLDADO
Sí.
CAPITÁN
¿Qué es esto?
RICARDO
Yo no os llamaba.
CAPITÁN
¿Pues quién dio voces?
RICARDO
Teodora.
 

(Salen los pastores.)

 
BATO
Salgamos todos agora.
TEODORA
¿Nunca mi dolor se acaba?990
FLORO
Estallen las hondas bien,
¡ea, perros!, que un lugar
entero os viene a matar.
CAPITÁN
¿Qué es esto?
BATO
Ya no lo ven.
CAPITÁN
Pues villanos.
RICARDO
¿No tenéis
995
pistola alguna cargada?
 

 (Todo esto sea con las hondas y mucho estallido.) 

CAPITÁN
A estos basta una espada.
TIBURCIO
¿Espada?, ya lo veréis.
SOLDADO
¡Ay, que me han muerto!
TEODORA
Entre tanto,
quiero buscar una cueva 1000
donde me esconda.
CAPITÁN
Qué nueva
 

(Vase TEODORA.)

 
guerra.
RICARDO
Del furor me espanto.
CAPITÁN
Soldados, a retirar,
que piedras es arma fuerte.
 

 (Hasga BATO a RICARDO.) 

BATO
Date, o darete la muerte.1005
RICARDO
¿A ti me tengo [que] dar?
FLORO
Ya los demás han hüido,
ten ese perro muy bien.
BATO
Tente, o haré que te den
mil palos.
RICARDO
Yo soy perdido.
1010
TIBURCIO
No hay para qué los seguir,
bien descalabrados van.
RISELO
¿Eres Zaide o Solimán?
¿Eres alcaide o visir?
RICARDO
Hermanos, yo soy cristiano, 1015
no me atéis.
BATO
¡Oh, perro infiel!,
da vueltas a ese cordel
hasta quebralle la mano,
que estos renegados perros
son los que nos hacen mal.1020
RICARDO
Mirad que soy principal.
FLORO
Cepos, cadenas y hierros
os han de echar a los pies.
Dadnos luego la cautiva.
RICARDO
Ya sube ese monte arriba.1025
BATO
¿Y la cautiva quién es?
TIBURCIO
Llevémosle a tu cabaña
y ande esta noche moxinga,
mas que el mayoral le pringa.
RICARDO
No me subáis la montaña, 1030
sino bajadme al aldea,
y allí el cura me llamad.
BATO
¿Está agora en la ciudad?
RICARDO
Que tal mi desdicha sea,
pues decir quien soy, ¿es yerro?1035
BATO
Camine.
RICARDO
Escúchame.
FLORO
Vamos.
BATO
Esta noche le quemamos
-fol. 231r-
por renegado y por perro.
 

(Vanse, y salgan FABIO y OTAVIO.)

 
OTAVIO
¿Qué dice Fabio?
FABIO
¿Qué quieres,
triste señor, que te diga? 1040
Moros llevan a Teodora.
OTAVIO
¿Teodora, Fabio, cautiva?
FABIO
Teodora cautiva, Otavio,
que al tiempo que yo volvía
vi que del monte bajaban1045
retumbando sus encinas.
El eco de las pistolas
que disparando venían,
su favor les dio la mar,
porque con las aguas vivas 1050
en alguna casa entraron
las fragatas que traían.
Confieso que me escondí
de la confusa morisma,
pues mi muerte no pudiera 1055
dar a Teodora la vida.
Ya por el golfo del mar
la llevarán donde sirva
a un fiero moro.
OTAVIO
¡Ay de mí!,
tente Fabio, no prosigas, 1060
no prosigas, que me matas.
¡Oh, mar soberbia y altiva,
cómo aplacaste las hondas
con que a los cielos te empinas!
¿Cómo fieros montes de agua 1065
pudo pasar por encima
de vuestras saladas peñas
tanta fragata enemiga?
Maldígate el Cielo, amén,
y plega a Dios que te embistan 1070
fiero cosario los vientos,
que los dos Polos desquician.
Vayas por rumbo contrario
de la derrota que sigas,
a parar donde no piensas,1075
mas qué locura la mía.
Llévasme el alma misma
y maldígote yo, ¡qué gran desdicha!
FABIO
Señor, no des ocasión,
con la furia de las voces,1080
a que tus cuerdos sentidos
se confundan y alboroten.
OTAVIO
¡Oh, Fabio!, ¿pues no es mejor
que a quien la fortuna pone
en semejante desdicha1085
ningún sentido le informe?
¿Para qué quiero sentir?,
pues ha de crecer al doble
el sentimiento, la pena,
que hace las cosas mayores, 1090
Fabio, ya no tengo seso,
ven acá, di al Rey que el Conde
aquí dejó los sentidos,
que más venganza no tome
en mis inocentes hijos, 1095
que le llamarán Herodes,
y vive Dios si no vas
a decir estas razones,
que ha de quitarte la vida.
FABIO
¡Oh, qué bien!, mal me conoces, 1100
iré y le diré palabras
que le confundan y asombren,
esto va todo perdido.
OTAVIO
Entra, Fabio, por la corte
y di que le desafío 1105
a pie, a caballo, en coche,
en tierra, en mar, aire y fuego,
desnudo y con armas dobles.
Di que le espero en la China,
en África, en los Japones,1110
entre valientes franceses,
y entre fuertes españoles.
De cuerpo a cuerpo, si quiere,
o con fuertes escuadrones,
en las Indias o en Noruega, 1115
donde hay seis meses de noche.
FABIO
Yo voy.
OTAVIO
No vayas a pie,
-fol. 231v-
lleva un caballo que trote
a quince leguas por hora.
Pica, ¿qué aguardas?, ¿no corres?1120
FABIO
Si le dejo, ha de matarse.
OTAVIO
¿Hay mayores sinrazones?,
¡mis hijos entre cristianos,
y entre moros mis amores!
¿Cómo pudistes sufrirlo, 1125
altos y soberbios montes,
pudiendo tan fácilmente
matar ese moro entonces?
Nunca lleguéis a ser canos,
ni blanca nieve os adorne, 1130
mal pastor, con cierzo abraso
vuestras sabinas y robles.
Esos limpios arroyuelos,
que al mar tributarios corren,
jamás bajen a los prados.1135
Mas, ¿cómo doy maldiciones,
a quien ni vee, ni oye?
El Conde soy, ¿ninguno me responde,
quién está aquí?
FABIO
Yo, señor.
OTAVIO
¿Ya de la corte volviste?1140
FABIO
Sí, señor.
OTAVIO
¿Qué dijo el Rey?
FABIO
Que saldrá cómo tú dices.
OTAVIO
¿A pie o a caballo?
FABIO
A pie.
OTAVIO
¿Qué días de plazo?
FABIO
Quince.
OTAVIO
Muchos son, bastan catorce.1145
FABIO
En uno, no más, no mires.
OTAVIO
Alto, prevenirme quiero.
FABIO
¿Cómo quieres prevenirte?
OTAVIO
Armarme contra ese Rey,
que dos ángeles persigue, 1150
haz cuenta que tú lo eres.
¡Ea!, la espada te ciñe,
que habemos de pelear.
FABIO
El diablo se le reviste,
pues yo no pienso esperarle.1155
OTAVIO
Desa suerte te apercibes,
aguarda, espera villano.
¡Vitoria!, ya quedan libres
mis hijos, ¡oh!, dulces prendas
que de mis entrañas fuistes.1160
¿A cuál besaré primero?,
al mayor, sí, muy bien dices.
Venga Ludovico agora,
¡qué mozo!, parece un cisne.
¿Es nave aquella, por dicha? 1165
Que es nave y quiere partirse.
Las velas izan y el viento
refresca. ¡Esperadme, oíme,
hola pilotos!, echadme
por lastre y por piedra firme, 1170
que no se hundirá la nave,
porque nunca muera un triste,
mar en ti me recibe,
y muera en agua quien en fuego vive.