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Profeta Ezequiel

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Sobre un hermoso fondo de paisaje melancólico se destaca la figura de este Profeta, que Goríbar ha representado como un viejo asceta y místico, y recordado en la más célebre de sus profecías: la «Visión», inmortalizada por Rafael en aquella pequeña tabla que, si mal no recordamos, se encuentra en el Museo del Louvre. Por supuesto, que el grupito incidental del pintor quiteño en el extremo derecho superior del cuadro, no se acerca siquiera a la magnífica creación del maestro de Urbino; como que es hasta el más insignificante de todos los detalles que abundan en los Profetas de Goríbar. Más interesante es la escena del martirio de Ezequiel recordada en la parte baja de la tela, perdida en el paisaje del fondo.

Amplio manto verde claro, de densas y espesas arrugas, cae por la espalda de Ezequiel; se recoge y se pierde en su flanco diestro, junto a la cintura, mientras un extremo se arrolla desde el hombro en todo el brazo derecho de la figura, que extiende su mano en actitud expresiva. De esta manera, el busto aparece con su doble vestido: un tunicón, de manga larga, color azul verdoso oscuro, y una túnica exterior roja con manga corta, de largas jetas triangulares terminadas en borlas. Con su mano izquierda oprime suavemente un libro contra su cadera. Lleva los pies calzados con ligera sandalia. La banderola, que vuela con el viento, dice: «VISTO SIMILITVDINIS GLORIAS DONIINI CP. 2». Toda la figura del Profeta se halla muy bien trabajada, y aunque sus vestidos pequen de exagerado academismo, son agradables por la manera como se hallan pintados. En este caso, el convencionalismo cede su puesto al buen arte, y éste acaba por imponerse del todo. La cabeza es magnífica, con un escorzo natural y expresivo, que guarda justa relación con toda la figura. En ninguna de las cabezas de los Profetas de Goríbar se notan más las veladuras como en ésta del Profeta Ezequiel, que aparece demasiado trabajada en seco y destituida, por tanto, de aquella fuerza sin igual que uno admira en los demás Profetas. Con todo, el conjunto del cuadro es hermoso: la figura de Ezequiel tiene un garbo decorativo que satisface completamente.

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Figura 98.- El Profeta Ezequiel

Figura 98.- El Profeta Ezequiel

(Foto Mera)

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Figura 99.- Cabeza del Profeta Ezequiel

Figura 99.- Cabeza del Profeta Ezequiel

(Foto Mera)

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Figura 100.- El Profeta Ezequiel. Detalle

Figura 100.- El Profeta Ezequiel. Detalle

(Foto Mera)