Escena
II
|
|
BASILIO.
CAMILO.
|
CAMILO |
(Saliéndole al paso.)
|
¡Será posible
|
|
hallazgo tan feliz, o mi deseo |
|
me burla en lo que veo! |
|
¡Basilio! ¿Tú en el valle?
¿Tú en mis brazos? |
|
¡Mi querido Basilio! |
70 |
|
|
|
CAMILO |
¿Qué estrella tan
dichosa
|
|
a mis ojos te vuelve? Yo temía |
|
algún fin desastrado, |
|
desde el aciago día |
|
en que el fatal concierto fue ajustado |
75 |
de Camacho y Quiteria, |
|
y tú celoso, triste, dolorido, |
|
cual novillo furioso que vencido |
|
fue en la lucha, del valle te ausentaste, |
|
llenándonos de amargo desconsuelo |
80 |
con las sospechas de tu cruda muerte. |
|
|
|
BASILIO |
¡Pluguiera al justo Cielo |
|
que ella hubiese acabado |
|
con presto golpe mi infelice suerte! |
|
|
|
CAMILO |
¡Y en el día a las bodas
señalado |
85 |
tornas a renovar tus desventuras |
|
entre sus regocijos y alegrías! |
|
¿O has olvidado a tu enemiga bella? |
|
|
|
BASILIO |
No lo consiente mi contraria estrella, |
|
pastor amigo: las desdichas mías |
90 |
crecen como la llama |
|
por intrincada selva en el estío. |
|
|
|
CAMILO |
¿Pues qué causa te vuelve? |
|
|
BASILIO |
El más impío
|
|
furor, la más rabiosa |
|
determinada voluntad que pudo |
95 |
caber en pecho de pastor. ¡Ay bella |
|
cuanto falsa Quiteria! Está segura |
|
que presto, presto acabará tan crudo |
|
dolor, pues tú lo quieres. |
|
|
|
CAMILO |
¡Oh anuncio infausto! ¡Oh nueva
desventura! |
100 |
¡Ay mísero zagal! Vuelve a tu
seso, |
|
y tu clara razón no ultrajes loco |
|
con tan culpable exceso. |
|
|
|
BASILIO |
¡Aún te parece mi tormento poco! |
|
No, zagal, mi destino |
105 |
es morir por Quiteria. Yo vivía |
|
para adorarla fino. |
|
Hoy a Camacho ha de entregar su mano, |
|
y la esperanza mía |
|
acaba de agostarse. ¡Quién tan
vano |
110 |
fruto coger temiera |
|
de tan florida mies! ¡Quién tus
palabras, |
|
Quiteria, no creyera! |
|
|
|
CAMILO |
¡Ay zagal! Que deliras con el cuento |
|
de tu pasada gloria, |
115 |
doblándote las ansias su memoria. |
|
|
|
BASILIO |
No puedo refrenar el pensamiento. |
|
Tú conoces mi amor: tú, amigo,
sabes, |
|
que de la edad más tierna |
|
sola su ley mi voluntad gobierna. |
120 |
Pared en medio la enemiga
mía |
|
de mi casa vivía: |
|
casi a un tiempo nacimos, |
|
y juntos nos criamos, |
|
y casi ya en la cuna nos amamos. |
125 |
Apenas empezaba |
|
a hablar aún balbuciente, |
|
ya con gracia inocente |
|
decía que me amaba, |
|
y a mis brazos corría, |
130 |
y los suyos me daba, y se reía. |
|
Yo la amaba también, y con mil juegos |
|
pueriles la alegraba, |
|
ya travieso saltando |
|
tras ella en la floresta, |
135 |
ya su voz remedando |
|
con agradable fiesta, |
|
ya en pos de algún nevado corderillo |
|
corriendo en rededor de los rediles, |
|
o acechando el pintado jilguerillo |
140 |
en las varas sutiles |
|
llenas de blanda liga. |
|
Voluntad tan acorde y tan amiga |
|
jamás fue vista en una edad tan breve. |
|
El par más fiel de tórtolas
amantes |
145 |
en el más hondo valle retiradas, |
|
y solo a acariciarse abandonadas, |
|
eran para los dos ejemplo leve. |
|
Una la voluntad, uno el deseo, |
|
una la inclinación, uno el cuidado, |
150 |
amar fue nuestro empleo |
|
sin saber que era Amor; en tanto grado |
|
que ya por la Alquería |
|
de todos se notaba y se reía |
|
nuestra llama inocente. |
155 |
Después en la puericia floreciente |
|
mi viejo padre a gobernar me puso |
|
el hato de mis cabras, y su padre |
|
igualmente dispuso, |
|
que ella a pastar por los alegres prados |
160 |
sacase sus ganados. |
|
¡Ay! qué felices días! |
|
¡Qué sencillas y puras
alegrías! |
|
Si ella se enderezaba hacia un otero, |
|
yo estaba allá primero; |
165 |
y si al valle bajaba, |
|
en el valle esperándola me hallaba. |
|
No hubo flor, no hubo rosa de mi mano |
|
cogida que en su seno no parase; |
|
no hubo dulce tonada |
170 |
que yo no le cantase; |
|
ni nido que en su falda no pusiese. |
|
Mis cabritos saltando la seguían, |
|
y la sal sus corderas me lamían |
|
en la palma amorosas. |
175 |
De esta suerte las horas deliciosas |
|
pasábamos felices, |
|
cuando un deseo de saber nos vino |
|
qué era Amor, de manera |
|
cual si un encanto fuera |
180 |
y a un zagal ya maestro preguntando, |
|
«un niño hermoso, respondió
burlando, |
|
halagüeño, festivo, bullicioso, |
|
con alitas doradas, |
|
que causa mil placeres y dolores. |
185 |
Gusta de los pastores, |
|
y de edad floreciente: |
|
el pecho agita, y mil suspiros cría: |
|
hace hablar a los rudos dulcemente, |
|
hace velar, y el corazón abrasa, |
190 |
y olvida del ganado, |
|
pensando sólo en el sujeto amado, |
|
y sólo con su vista da
alegría». |
|
Quiteria se encendía, |
|
y yo turbado estaba aquesto oyendo, |
195 |
consigo mismo cada cual diciendo: |
|
yo me agito, y suspiro, |
|
yo canto dulcemente, y yo me abraso, |
|
velo, me quejo, y lloro, |
|
¡ay! A Quiteria. ¡Ay! A Basilio
adoro. |
200 |
|
|
CAMILO |
¡Discurso bien extraño, y más
extraña |
|
simplicidad la vuestra! |
|
|
BASILIO |
Desde entonces
|
|
sabiendo que era Amor, a amar nos dimos |
|
con inquietud tan rara, |
|
que en vano a ponderártelo bastara, |
205 |
contando un día entero mis venturas. |
|
¡Qué promesas hicimos! |
|
¡Qué afectos! ¡Qué
ternuras! |
|
¡Qué dulce libertad! ¡Y
qué delicias! |
|
Imagina, Camilo, las caricias, |
210 |
las miradas, los juegos, los favores |
|
que hallarían dos pechos abrasados |
|
en el amor más puro. |
|
|
|
CAMILO |
Fingírselos no puede el mismo amante |
|
fuera de aquel instante. |
215 |
|
|
BASILIO |
Siete veces abril tornó florido, |
|
y diciembre aterido, |
|
viviendo yo seguro |
|
sin recelar mudanza, |
|
cuando Camacho ¡oh bárbara
memoria! |
220 |
vino a arrojar por tierra mi esperanza; |
|
y yo resuelto me partí del valle |
|
a dar fin a mi vida |
|
desesperado y fiero. |
|
(Con determinación.)
|
No de intención mudé; mas ora
quiero |
225 |
que ante sus ojos sea, |
|
y que la ingrata vea |
|
en el momento de sus tristes bodas, |
|
con qué extremo la amaba |
|
este desventurado, |
230 |
y hasta qué punto mi despecho llega. |
|
|
|
CAMILO |
¡Ay Basilio infelice! Que te ciega |
|
tu celosa pasión. |
|
|
BASILIO |
Quizá mudado
|
|
su pecho entonces llorará mi suerte, |
|
vivo gozar queriendo |
235 |
al que ahora por pobre da la muerte. |
|
|
|
CAMILO |
Consuelo inútil para mal tan grave. |
|
|
|
|
|
|
CAMILO |
El que tú hablaras
|
|
a Quiteria, esforzando |
240 |
su corazón cobarde, |
|
que aún constante te adora, |
|
y por tus celos agraviada llora. |
|
|
|
BASILIO |
¡Yo a Quiteria! Primero |
|
el fuego será frío, el Sol
escuro, |
245 |
y el mayo irá sin flores, |
|
que yo la hable, ni vea. |
|
No, zagal, yo no quiero |
|
ponerme de la infiel a los desvíos |
|
ni a su intención contravenir en nada, |
250 |
turbando en vano con los ruegos míos |
|
la luz serena de sus claros ojos, |
|
ni las purpúreas delicadas rosas |
|
de sus mejillas. |
|
|
CAMILO |
Tu ventura
|
|
tú mismo estorbas. |
|
|
|
CAMILO |
Pues por no hablarla perderás su mano. |
|
|
|
|
CAMILO |
Que aún puede haber retorno tu fineza. |
|
De Quiteria el silencio, la tristeza, |
|
su despego a Camacho, su desvío, |
260 |
sus suspiros, sus ojos, |
|
más de una vez me han dicho que te
adora. |
|
|
|
|
CAMILO |
Bailando en la enramada el otro día |
|
sin ser notado, y viéndola elevada |
265 |
como en ti contemplando, |
|
yo le dije burlando: |
|
«Olvídale, zagala, pues le
niegas |
|
el premio a tantas ansias merecido». |
|
Turbose en escuchándome encendido |
270 |
su rostro de vergüenza, y sus mejillas |
|
salpicó alguna lágrima, que en
vano |
|
quiso ocultar su mano. |
|
Háblala pues. |
|
|
BASILIO |
¡Oh firme
|
|
malograda esperanza! Vuelve, vuelve |
275 |
de nuevo a florecer. Mas ¡sin ventura! |
|
¡Cómo yo la he de hablar en este
día |
|
y en tanta confusión! ¡Ay! No me ha
dado |
|
Amor tal osadía. |
|
|
|
CAMILO |
Pues yo por ti lo haré: mira en qué
grado |
280 |
tu dicha anhelo, y dispondré de modo |
|
que en secreto os veáis. |
|
|
BASILIO |
¡Ay dulce amigo!
|
|
Pues eres de mis lágrimas testigo, |
|
sensible le pondera |
|
mi amor, mi fe sincera. |
285 |
Haz esto, y premio pide; mi ganado, |
|
cuanto vale Basilio todo, todo |
|
está Camilo fiel a tu mandado. |
|
Y a Dios, que podrán verme. |
|
|
CAMILO |
Aquí me espera
|
|
dentro de un hora. |
|
|
BASILIO |
Tornaré ligero,
|
290 |
cual hambriento cordero |
|
de la madre al balido. |
|
(Vase.)
|
|
|
Escena
III
|
|
CAMILO.
DON QUIJOTE. SANCHO.
|
CAMILO |
¡Cuán fácil es, cuán
fácil al olvido, |
|
zagalas vuestro pecho! La corriente |
|
del arroyo, del céfiro el ambiente |
295 |
tienen en su inconstancia más firmeza; |
|
pues torna un solo día |
|
en odio crudo la mayor terneza, |
|
si el orgullo, el antojo, la porfía, |
|
o el interés el ánimo os
provoca. |
300 |
¡Felice yo! Que la esperanza loca |
|
lanzar del pecho conseguí... ¿Mas
cómo |
|
haré en bullicio tanto, que se vea |
|
con Quiteria Basilio? De su lado |
|
no se aparta Camacho... De zagales |
305 |
todo el valle está lleno... la
alegría... |
|
la confusión... las danzas... ¡Ha!...
Su hermana... |
|
Petronila es buen medio: |
|
ella es vana, y sagaz, y con envidia |
|
ve a Quiteria dichosa, |
310 |
y ama a Camacho, y, está celosa. |
|
Buscarla, me conviene. |
|
|
|
DON QUIJOTE |
(Empezará a descubrirse
hablando con SANCHO de
modo que al llegar a CAMILO acabe el razonamiento de los
dos.)
|
¿Bien arrendado a Rocinante dejas? |
|
Que además la cuita de Basilio |
|
solícito me tiene. |
|
|
SANCHO |
Yo me atengo
|
315 |
al ricote Camacho: muy bien hizo |
|
la zagala en cogelle; |
|
no sino estar sin blanca, y por las nubes |
|
querer luego casarse: cada oveja, |
|
vaya con su pareja... ¡Cielo santo! |
320 |
(Viendo a CAMILO.)
|
¡Qué garrido zagal! Tal sea mi
vida. |
|
¡Qué sayo! ¡Qué
limpieza! |
|
|
DON QUIJOTE |
Calla, calla,
|
|
Sancho hablador, que tú como villano |
|
sirves al interés. Pastor hermano, |
|
(Llegándose a CAMILO.)
|
hoy que en esta floresta la alegría |
325 |
y el regocijo viven, |
|
¿licencia habrá un andante
caballero |
|
de ver con su escudero |
|
unas fiestas tan célebres, y nuevas |
|
cual la fama pregona? |
330 |
|
|
CAMILO |
Un huésped tal de nuevo las abona. |
|
(Admirado.)
|
Mas ¡qué traje! ¡Qué
arreo!... |
|
|
PRÍNCIPE |
Non vos faga
|
|
pavor, zagal amigo, su extrañeza. |
|
Un caballero soy, de los que dicen |
|
van a sus aventuras: |
335 |
e que magüer de tiempos tan perdidos |
|
al ocio renunciando y las blanduras, |
|
huérfanos acorriendo y desvalidos, |
|
y enderezando tuertos y falsías, |
|
si el Cielo no le amengua su esperanza, |
340 |
ha de resucitar la antigua usanza. |
|
|
|
SANCHO |
Es mi Señor el más valiente
andante |
|
que tiene el mundo todo. A Rocinante |
|
oprime el fuerte lomo, y deja fechos |
|
cien mil desaguisados. |
345 |
Señora universal de sus cuidados |
|
es la sin par princesa Dulcinea... |
|
|
|
CAMILO |
(A SANCHO interrumpiéndole.)
|
Yo no os entiendo, amigo. |
|
(A DON QUIJOTE.)
|
Mas vos, señor, en tan felice
día |
|
de aquí no partiréis: nuestra
alegría |
350 |
venid, venid a honrar, y del esposo |
|
a recibir obsequios, y favores. |
|
|
|
DON QUIJOTE |
Ya sabidor me hicieron dos pastores, |
|
que es cortés cuanto rico, |
|
siéndolo en todo extremo; |
355 |
y otro que tal la desposada hermosa |
|
como él rico y cortés; y la
manera |
|
insólita en que quiere |
|
sus bodas celebrar y su ventura. |
|
|
|
CAMILO |
Vence la verdad pura |
360 |
cuanto contar pudieron. En riquezas |
|
no hay mayoral alguno que te iguale. |
|
Estas sierras pobladas |
|
tiene con sus vacadas, |
|
y valles y laderas |
365 |
de cabras y corderas, |
|
siendo a par dadivoso que hacendado. |
|
De la hermosa Quiteria enamorado |
|
al fin su honesta mano ha conseguido, |
|
y celebrar los desposorios quiere |
370 |
con mil regocijadas invenciones. |
|
Las grandes y abundosas prevenciones |
|
no me es dado contar: veréis tendido |
|
el albo y rico pan así en rimeros, |
|
cual suele el trigo estar en el ejido. |
375 |
Así veréis arder olmos enteros |
|
cociendo las viandas, |
|
cual si fuesen alumbradas de verano. |
|
Así caza colgada por los robles |
|
cual si su fruta fuera. |
380 |
Ha enramado este valle de manera |
|
que a hurto el Sol ha de entrar, si a vernos
viene. |
|
Danzas y bailes de zagalas tiene, |
|
y de zagales juegos y carrera. |
|
Finalmente este día |
385 |
es todo del placer y la alegría |
|
de Quiteria merced a la hermosura, |
|
pues cual la rosa es reina de las flores, |
|
ella lo es de la gracia, y gentileza. |
|
Sus ojos amorosos |
390 |
son más que el Sol lumbrosos, |
|
y sus luengos cabellos |
|
no hay valor para vellos. |
|
De la boca destila miel y azahares, |
|
y su cuello preciado |
395 |
alabastro es labrado. |
|
Venciendo a su beldad su gallardía, |
|
y a esta su honestidad y cortesía. |
|
|
|
SANCHO |
Pardiez que es la zagala |
|
después de mi señora Dulcinea |
400 |
lo mejor que ver pienso. El oro, el oro |
|
sabe allanarlo todo; y a la larga |
|
a la liebre más suelta el galgo carga. |
|
|
|
CAMILO |
Decís bien: de Quiteria |
|
otros muchos la mano codiciaron, |
405 |
y en mil tiernas canciones |
|
sus ansias y sus celos ponderaron. |
|
Estos olmos veréis de letras llenos, |
|
que en la ruda corteza |
|
publican su desdén y su belleza, |
410 |
sobre todos Basilio |
|
ya en la niñez más tierna la
servía, |
|
y ella su honesto amor favorecía: |
|
mas el oro triunfó de este cuidado. |
|
Es Basilio un zagal tan acabado |
415 |
en gracias cuanto pobre: |
|
suelto y ágil al salto y la carrera, |
|
de dulce voz, de razonar suave, |
|
y gentil hermosura; |
|
y ámala de manera |
420 |
que, cuantos sus finezas conocemos, |
|
algún fin desastrado de él
tememos. |
|
|
|
|
SANCHO |
El que fortuna olvida
|
|
ha de sobra la vida. |
|
|
|
CAMILO |
Así es verdad; y solo por ser pobre |
425 |
mientras Camacho ríe, |
|
Basilio triste y despechado llora. |
|
|
|
DON QUIJOTE |
(Con entusiasmo.)
|
¡Oh riqueza! En mal hora |
|
la madre tierra de su seno duro |
|
te lanzó entre los hombres. |
430 |
Tú lo conturbas todo, y el seguro |
|
amor tornas olvido: |
|
por ti el mérito yaz escurecido, |
|
virtud es otrosí desacatada, |
|
e hubo en el suelo la maldad entrada. |
435 |
Ya non vale, ni afán esclarecido, |
|
ni sangre por la patria derramada, |
|
ni feridas gloriosas |
|
de caballero fuerte... |
|
|
CAMILO |
Permitidme
|
|
avisar de la dicha que hoy le viene |
440 |
al felice Camacho. |
(Vase.)
|
|
|
Escena
IV
|
|
DON QUIJOTE.
SANCHO.
|
SANCHO |
(En acción de oler, y muy
alegre al descubrir las calderas.)
|
¡Sancho!
¡Sancho!
|
|
¡Oh qué olor tan divino! |
|
¡Qué calderas aquellas! no las
vide |
|
tamañas en mi vida. ¡Pues las
ollas! |
|
son seis grandes tinajas. |
445 |
Bien la aventura empieza: |
|
a esto me atengo y no a la gentileza |
|
y gracias de Basilio. |
|
|
DON QUIJOTE |
(Con mesura.)
|
Sancho hijo
|
|
non denuestes al pobre, que los bienes |
|
por eso son llamados de fortuna, |
450 |
porque los da sin discreción alguna |
|
esta inconstante diosa; |
|
y es sandez además tanta
alegría. |
|
(Con entusiasmo.)
|
Mal haya, a decir vuelvo, el negro día |
|
en que topó codicia con el oro. |
455 |
Por él se amengua el virginal decoro |
|
de la tierna doncella, y puerta tiene |
|
franca el recuestador... |
|
|
SANCHO |
(Interrumpiéndole.)
|
Habilidades
|
|
son sin él necedades: |
|
nunca en casa del rico el duelo viene: |
460 |
el dar peñas quebranta: los dineros |
|
vuelven en caballeros. |
|
|
|
DON QUIJOTE |
El Cielo te confunda y tus refranes. |
|
|
|
|
(Un CORO de
doncellas galanamente vestidas empieza a asomar por entre la
enramada. DON QUIJOTE se
entona con mucha gravedad, y SANCHO se admira con sus
rústicas demostraciones.)
|
SANCHO |
¡Válame Dios! ¡Qué
danzas! ¡Qué zagalas! |
|
En solo vellas se me van los ojos. |
465 |
¡Oh qué alegres! ¡Qué
sueltas! No parece |
|
sino que sus cabellos extendidos |
|
semejan de oro puro unos manojos. |
|
¡Qué sartas de corales! No hay
pagallas. |
|
¡Pues montas los vestidos! |
470 |
¡Oh bien haya Camacho y su riqueza! |
|
Eso que tienes vales. |
|
|
|
|
(El CORO
irá pasando y dividiéndose en dos
bandas.)
|
CORO I |
Tras el divino fuego |
|
de su adorada esposa |
|
Camacho vuela ciego |
475 |
cual tierna mariposa. |
|
|
|
CORO II |
Quiteria desdeñosa |
|
su ardor cubrir procura, |
|
cual virgen vergonzosa, |
|
cual niña mal segura. |
480 |
|
|
LOS DOS COROS |
Pues baste de extrañezas, |
|
y en tálamo de flores... |
|
|
|
CORO I |
... goce ya sus finezas... |
|
|
|
CORO II |
... temple ya sus ardores. |
|
|
|
LOS DOS COROS |
En tálamo de flores |
485 |
goce ya sus finezas, |
|
temple ya sus ardores. |
|
|
|
DON QUIJOTE |
(Indignado.)
|
Fuyamos de aquí al punto: no, no
quiero, |
|
que el ocio muelle, o femenil halago |
|
me embarguen pensamientos. |
490 |
(Como fuera de sí.)
|
Hay huérfanos, viudas y pupilos |
|
que amparar, hay doncellas |
|
que acorrer, hay gigantes |
|
soberbios y arrogantes |
|
con quien lidiar, ¿y yo me
detendría? |
495 |
dulce Señora mía, |
|
no vuestro caballero |
|
non fará sandez tal. Fuyamos Sancho. |
|
|
|
SANCHO |
¿Cómo es eso de huir? ¿Para
esto solo |
|
fue sin yantar dormir en la floresta; |
500 |
y hacerme despertar cuando hacen salva |
|
los pájaros al alba, |
|
hablando de la fiesta |
|
y de Basilio mísero? ¡Ay abuelo! |
|
Sembrasteis alazor, nació anapelo. |
505 |
|
|
|
SANCHO |
¿Quién sabe, si
aquí puede
|
|
saltar tal aventura, |
|
que cuantas hasta ahora hemos tenido |
|
nada con ella sean? |
|
|
Escena
V
|
|
DON QUIJOTE.
SANCHO. BERNARDO. CAMACHO.
|
CAMACHO |
Bien venido
|
|
seáis a honrarme en mi felice boda; |
510 |
que ya el zagal con quien habéis
hablado |
|
de todo me ha informado. |
|
Y así rendido os ruego |
|
deis el último punto a mi
alegría |
|
con vuestra compañía. |
515 |
Este es día de gracia y regocijos: |
|
venid a ver los que a Quiteria hermosa |
|
ordenar aunque rústico amor sabe, |
|
y hacedla, en esto solo más dichosa. |
|
|
|
DON QUIJOTE |
Yo, mancebo gentil, sólo lo fuera |
520 |
si ofertas tales disfrutar pudiera, |
|
como sé agradecellas comedido. |
|
|
|
|
DON QUIJOTE |
(Entonado.)
|
En fiestas non es dado
|
|
por ley a caballero detenerse, |
|
de las altas empresas olvidado |
525 |
a que el Cielo le llama. |
|
Él te haga con Quiteria venturoso |
|
luengos siglos, Camacho, generoso; |
|
y licencia me da... |
|
|
SANCHO |
Señor, teneos.
|
|
¿Cómo queréis partir, y a
ruegos tales |
530 |
ser desagradecido, |
|
habiendo siempre sido |
|
la misma cortesía? |
|
Miren que monta un día |
|
para un tan valeroso caballero. |
535 |
(A BERNARDO.)
|
Vos pedídselo, hermano. |
|
|
BERNARDO |
Aunque no quiero,
|
|
señor, importunaros, si estas canas, |
|
y esta edad algo pueden, |
|
no hagáis que nuestras súplicas sean
vanas. |
|
Y el dichoso Bernardo, de Quiteria |
540 |
padre feliz, añada esta ventura |
|
a cuantas hoy Camacho le asegura. |
|
|
|
|
SANCHO |
¡Qué dureza!
|
|
Dad luego y dais dos veces: que lo mismo |
|
es negar que tardar. |
|
|
DON QUIJOTE |
Agraviaría
|
545 |
esas canas, Bernardo venerable, |
|
y tu discreta, afable cortesía, |
|
gentil Camacho, en resistir más
tiempo. |
|
Vuestro me constituyo, a vuestro grado, |
|
ordenad, os veréis obedecidos. |
550 |
|
|
BERNARDO y
CAMACHO |
Hacedlo vos, pues nos tenéis rendidos. |
|
|
|
SANCHO |
Bueno; cayó. No ayuno |
|
cuentes al importuno. |
|
(Muy alegre.)
|
Dios mejora las horas. Sancho afuera |
|
la escuderil miseria, y al buen día |
555 |
abre y métele en casa. ¡Oh qué
bien huele!... |
|
Conforta el airecillo. Buen Bernardo, |
|
(A BERNARDO.)
|
habrá, decid, manera... solamente..., |
|
de probar... no el olor... |
|
|
DON QUIJOTE |
¡Oh vil!
¡Infame!
|
|
¡Mal nacido escudero! ¡Así me
amenguas! |
560 |
Viven los altos cielos, |
|
donde más latamente se contiene... |
|
|
|
|
BERNARDO |
(A SANCHO.)
|
Venid hacia este lado
|
|
que yo os haré placer. |
|
|
CAMACHO |
(A DON QUIJOTE.)
|
A mi Quiteria
|
|
la dicha a decir vamos que en vos tiene. |
565 |
|
|
Escena
VI
|
|
DON QUIJOTE.
SANCHO. BERNARDO. CAMACHO.
|
|
SANCHO
yéndose por el un lado con BERNARDO.
|
SANCHO |
(Mirando a lo que dicen los
versos, que ha de verse colgado por los árboles.)
|
¡Válame Dios que día a Sancho
viene! |
|
Tiernas pollas... cabritos... y conejos... |
|
pichones, lechoncillos... allá lejos |
|
asándose un novillo... ¡Ay dulces
zaques! |
|
¡Aquí también os hallo! Ya mis
ojos |
570 |
finos enamorados, |
|
no pueden de vosotros apartarse. |
|
Ea, Sancho, animarse, |
|
y pues hay vino, afuera los cuidados. |
|
|
|
DON QUIJOTE |
(Yéndose con CAMACHO, y un poco detrás como
embebido en las memorias de su Dulcinea.)
|
Fermosa y encantada Dulcinea, |
575 |
Soberana Señora |
|
de este vuestro afincado caballero, |
|
membraos de mí, pues yo por vos me
muero. |
|
|
|
|
(CORO I DE ZAGALES Y
ZAGALAS.)
|
TODO EL CORO |
Ven, dulce Amor: |
|
de tus zagales |
580 |
oye el clamor. |
|
Ven, dulce Amor. |
|
Ven, dulce Amor. |
|
|
|
CORO DE ZAGALES |
Tú nos previenes |
|
todos los bienes: |
585 |
tú el orbe alientas, |
|
y le sustentas |
|
como señor. |
|
|
|
|
CORO DE ZAGALAS |
Sin ti la rosa |
590 |
fresca olorosa |
|
no, nacería: |
|
todo lo cría |
|
tu suave ardor. |
|
|
|
|
CORO DE ZAGALES |
Con dócil cuello |
|
el joven bello |
|
busca a su amada, |
|
por ti apiadada |
|
de su dolor. |
600 |
|
|
|
CORO DE ZAGALAS |
Tú a la doncella |
|
tímida y bella |
|
rindes al blando |
|
yugo, triunfando |
605 |
de su temor. |
|
|
|
|
CORO DE ZAGALES |
Tú a sus desvelos |
|
das mil hijuelos |
|
bellos, graciosos. |
610 |
Frutos preciosos |
|
de un mutuo ardor. |
|
|
|
|
CORO DE ZAGALAS |
Ven, y en el suelo |
|
la Paz del cielo |
615 |
nunca alterada |
|
reine ayudada |
|
de tu favor. |
|
|
|
|
CORO DE ZAGALES |
De tus zagales |
620 |
oye el clamor. |
|
|
|
|
|