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ArribaActo IV

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Prisión de MACÍAS. Puerta a la izquierda y derecha; la primera grande, la segunda secreta. Una lámpara, encendida.

 

Escena I

 

MACÍAS, FORTÚN.

 
MACÍAS
    ¿Eso propone el marqués?
¿Para eso sólo te envía?
Fortún, al lucir del día
ten prevenido mi arnés.
FORTÚN
    ¿Direle que del combate5
no desistes?
MACÍAS
¿Desistir?
¿Y él lo pudo presumir?
¿Y sangre en sus venas late?
Si olvida, mal caballero,
el campo que concedió,10
no me le ha de negar, no,
el rey Enrique Tercero.
Di más: que aunque el mismo rey
el campo franco rehúse,
y de su alto poder use15
para hollar su propia ley,
aún no está salvo el cobarde;
pues que juro por mi espada,
no quitarme la celada
hasta que, temprano o tarde,20
le encuentre por fin, doquiera,
y en su pecho fementido
deje mi acero escondido,
vengando mi afrenta fiera.
¿Piensa el marqués por ventura25
que soy yo la de Albornoz,
que oigo temblando su voz
y obedezco? ¡Qué locura!
FORTÚN
    ¿Direle?...
MACÍAS
Sí; di a Villena,
de mi parte, que no olvide30
lo que su clase le pide,
lo que debe a la honra ajena:
que es excusado su empeño;
que si aún vivo, ha de saber
que es porque anhelo beber35
la sangre al traidor; que es sueño
pensar que me vuelva atrás;
y al hidalgo, que ya anhelo
ver si es tan fuerte en el duelo
como en la corte, dirás;40
y tú al despuntar la aurora,
provén, Fortún, cuidadoso,
un alazán poderoso,
y mi espada cortadora.
Mis armas negras bruñidas45
registra bien, y dos lanzas
prevenme. Mis esperanzas
mira no salgan fallidas.
Mas si muero...
FORTÚN
Tiende un velo
sobre agüero tan fatal.50
MACÍAS
    No sabe ningún mortal
el fin que le guarda el cielo.
A Rodríguez del Padrón,
mi amigo, mi espada lleva,
y déme la última prueba55
de su afecto; mi pasión
le cuenta, y mi fin cruel:
di que la venganza mía,
mi honor a su brazo fía.
Tal confianza tengo en él.60
FORTÚN
    Adiós, señor, y descuida
cuanto encargas a mi fe:
yo te juro que lo haré
por tu nombre y por mi vida.

 (Vase FORTÚN.) 

MACÍAS
    Ve, y pide a Dios que me valga.65
Pues no puedo ser amado
de Elvira bella, ¡vengado
del reto, a lo menos, salga!


Escena II

 

MACÍAS, después de un momento de pausa, sumergido en el mayor dolor y enajenación.

 
MACÍAS
    ¿Íbate, pues, tanto en la muerte mía,
fementida hermosa, más que hermosa ingrata?70
¿Así al más rendido amador se trata?
¿Cupo en tal belleza tanta alevosía?
¿Qué se hizo tu amor? ¿Fue todo falsía?
¡Cielo! ¿Y tú consientes una falsedad,
que semeja tanto la propia verdad?75
¡Oh! ¡Lloren mis ojos! ¡Lloren noche y día!
    ¡Ah! La aleve copa, que el amor colmó,
heces también cría para nuestro daño;
¡Y las heces suyas son el desengaño!...
¡Ay del que la apura, cual la apuro yo!80
¡Ay de quien al mundo para amar nació!
¡Ay de aquél que muere por mujer ingrata!
¡Ay de aquél que amor tirano maltrata,
y que, aun desdeñado, jamás olvidó!...
    ¿Por qué al nacer, cielo, en pecho amador,85
tirano, me diste corazón de fuego?
¿Por qué das la sed, si emponzoñas luego
el más envidiado supremo licor?
Duélate, señora, mi acerbo dolor;
ven, torna a mis brazos, ven, hermosa Elvira:90
aunque haya de ser, como antes, mentira
vuélveme, tirana, vuélveme tu amor.

 (Queda un momento abismado en su dolor.) 



Escena III

 

MACÍAS, ELVIRA.

 
 

Se siente abrir una puerta secreta a la derecha, y aparece ELVIRA cubierta con un manto negro, y debajo de blanco, sencillamente de una cinta negra trae colgada una cruz de oro al cuello.

 
MACÍAS
    ¿Mas qué rumor?... ¿Una llave?...
¿Una puerta?... ¡Vive Dios!
¿Quién?
ELVIRA

 (Al paño.) 

Corre, Beatriz. Adiós.
95
Nada el de Villena sabe.
Antes que el crimen se acabe
que venga, por si no puedo
salvarle sola. Aquí quedo.-
¡Él es! ¿Macías?...

 (Llega descubriéndose.) 

MACÍAS
¿Qué miro?
100

 (Conociéndola arrebatado.) 

¿Es ella? ¿Sueño? ¿Deliro?
¡Elvira!
ELVIRA
Tente: habla quedo.
MACÍAS
    ¡Necio de mí! ¡Qué injusta y locamente
mi fortuna acusé! Cuando alevosa
te llamo y te maldigo, ¿tú a mis brazos105
secretamente entre peligros tornas?
¡Perdón, ídolo mío! Mis ofensas,
ofensas son de amor; a la ardorosa
pasión que me consume acusa sólo:
suyo es mi yerro, y mis ofensas todas.110
¿Yo soy tan venturoso todavía?
ELVIRA
    ¡Imprudente! Silencio, no esa loca
alegría te ciegue, que aun la suerte
aciaga se nos muestra.
MACÍAS
¡Más dichosa
nunca fue para mí!
ELVIRA
Tiembla, insensato.
115
Las horas, infeliz, nos son preciosas.
Oye mi voz...
MACÍAS
Sí, Elvira, llega y habla.
Habla, y que oiga tu voz. ¡Cuán deliciosa
suena en mi oído! ¡Un bálsamo divino
es para el corazón! ¡Ah! De tus ropas120
al roce sólo, al ruido de tus pasos,
estremecido tiemblo, cual la hoja
en el árbol, del viento sacudida.
La esperanza de verte, tu memoria,
todo el encanto son de mi existencia.125
Mas si te llego a ver, mi alma se arroba,
y me siento morir, cuando en tus ojos
clavo los míos; si por suerte toca
a la tuya mi mano, por mis venas
siento un fuego correr que me devora,130
vivo, voraz, inmenso, inextinguible,
y abrasado y pendiente de tu boca,
anhelo oírte hablar; habla, bien mío;
dime que te conduce aquí a deshora
un amor semejante; y di que me amas,135
¡Y esto hará mi desdicha venturosa!
ELVIRA
    De ese fatal delirio que te ofusca
la terrible verdad el velo rompa.
La muerte está a tu lado, y el momento
propicio acecha ya.
MACÍAS
¡Venga en buen hora!
140
Y hálleme junto a ti.
ELVIRA
¿Qué escucho? Atiende,
¿entrambos nos perdemos, y aún tú nombras
el riesgo sin temblar? Los asesinos,
acaso aquí la planta sigilosa
encaminando ya, su hierro aguzan,145
y bien pronto en tu sangre generosa
apagar se prometen el incendio
de ese funesto amor. ¿Y tú lo ignoras?
MACÍAS
    ¿Qué profieres de amor y de asesinos
juntamente?
ELVIRA
Con mi oro, con mis joyas
150
esa puerta me abrí. Fernán la infame
conjuración dispuso.
MACÍAS
¡Oh, más hermosa
te hace tanto valor!
ELVIRA
Dudo cuál puerta
elegirá el cobarde. Sin demora
sálvate, que a esto vengo. ¿Presumiste155
que corriese en tu busca presurosa
sin tan terrible causa?
MACÍAS

 (Desesperado.) 

¡Santo cielo!
No la trajo el amor, la trajo sola
la compasión.
ELVIRA
Tú, ingrato, ¿mis tormentos
con esa injusta desconfianza doblas?160
¿Vida y honor por compasión tan sólo
arriesga una mujer? Deja, abandona
tan injuriosas dudas. Urge el tiempo.
Parte de aquí.
MACÍAS
¿Partir?
ELVIRA
No es afrentosa
la fuga ante el puñal del asesino.165
No mancharás huyendo tantas glorias
que tienes adquiridas. Obedece:
parte.
MACÍAS
¿Sin ti, bien mío?
ELVIRA
¿Qué te importa?
Nadie soy para ti: ni ya uno de otro
podemos ser jamás.
MACÍAS
¡Jamás! ¿Y lloras?
170
¿Cubres el rostro en las dolientes palmas?
¿Y quieres separarnos? ¡Ay! ¿No notas
que ese llanto, en que gozo tantas dichas,
es para el corazón letal ponzoña?
ELVIRA
    Sí, lloro, y por ti lloro; y si es preciso175
para que huyas decirte que te adora
esta infeliz mujer; que no hay reposo
para ella, si su intento se malogra;
que morirá, si mueres, ya mi labio
se atreve a confesión tan vergonzosa.180
Sí; yo te amo; te adoro, ni me empacha
el rubor de decirlo. ¿A cuánta costa
del bárbaro imploré que me dejase
un consuelo siquiera en ser virtuosa?
Y él lo negó, y él mismo al precipicio,185
donde contigo acabaré, me arroja.
Sí; yo también sé amar. Mujer ninguna
amó cual te amo yo. Vuelve, recobra
un corazón que es tuyo, y que más tiempo
el secreto no guarda que le agobia.190
MACÍAS
    Más bajo, por piedad, que envidia tengo
hasta del aire que te escucha.
ELVIRA
¿Ahora
qué tardas ya? Consérvame tu vida.
Huye.
MACÍAS
Ven.
ELVIRA
¡Imposible!
MACÍAS
¿Siempre sorda
a mi ruego serás?
ELVIRA
Acaso un día...
195
MACÍAS
¡Un día!
ELVIRA
¿Qué pronuncio?... Anda, y la aurora
lejos de Andújar al lucir te encuentre;
mi remedio a los cielos abandona.
Yo encontraré un asilo impenetrable,
en donde a salvo del traidor me ponga.200
Comprometer tu fuga yo podría
retardándola acaso. En tal congoja
sólo esta daga tengo, que escondida

 (Saca una daga.) 

entre los pliegues traje de mis ropas.
Sírvate ella, aunque débil, de defensa.205
A las puertas de Andújar, cautelosa,
te seguiré a tu lado, hasta que libre
te mire allí desparecer yo propia.
Sólo una cosa exijo: has de jurarla.
Si a pesar de la noche protectora,210
que con sus densas sombras nos ampara,
antes de que salvemos la espaciosa
muralla y honda cava, sorprendidos
por Fernán Pérez somos, oye: ahoga
la piedad en tu pecho: que tu mano215
en este corazón la daga esconda.
Y así el remordimiento y la vergüenza
borre, que entre los hombres le destrozan,
no sea suya jamás; mi amor se salve,
ya que imposible fue salvar mi honra.220
Y si tú no te atreves, en mis manos
pon la daga: la muerte no me asombra.
Recuerda que a sus brazos de los tuyos
pasara, y que esta noche a las odiosas
caricias de un rival...

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MACÍAS
Sí, lo prometo.
225
ELVIRA
Jura sobre esta cruz.

 (La que trae colgada del cuello.) 

MACÍAS
¡Mujer heroica!
¡Yo lo juro ante Dios! ¡Oh qué suprema

 (Toma la daga.) 

felicidad! ¡Por mí la muerte arrostra!
ELVIRA
    Primero que ser suya, entrambos juntos
muramos.
MACÍAS
Sí, muramos.
ELVIRA
Peligrosa
230
fuera ya la tardanza. Ven: partamos.-
¿Mas qué rumor?... ¡Los cielos me abandonan!

 (Escuchan.) 

¡Ellos son! A esta puerta se aproximan.
MACÍAS
    ¿Son ellos? No entrarán.

 (Corre el cerrojo.) 

ELVIRA
¡Ah!, por esotra.
Corramos.
UNO

 (Dentro.) 

¿Han cerrado?

 (Golpea.) 

FERNÁN PÉREZ

 (Ídem.) 

¡Me han vendido!
235
ELVIRA
    ¡Él es! Corre.
MACÍAS
Ya es tarde; ya se agolpan
esta entrada a tomar.
ELVIRA
¡Suenan sus armas
al pie de la escalera silenciosa!
MACÍAS
    ¡Aún no suben!
ELVIRA
¿Mas no oyes? ¡Infelices!
¿Qué será de nosotros? ¡Ya ni sombra240
de esperanza nos queda!
MACÍAS
¡Suerte impía!
Jamás has desmentido tu espantosa
tenacidad conmigo.
ELVIRA
Oye, siquiera

 (Corre a echar la llave a la puerta secreta.) 

ganemos algún tiempo: acaso pronta
ya Beatriz llegará.
MACÍAS
¿Tiemblas?
ELVIRA
¿Y cómo
245
no temblar, si tu vida...?
MACÍAS
¿Y qué me importa?
¿No me amas?
ELVIRA
¿Y lo dudas?
MACÍAS
Pues muramos;
repítemelo siempre, y haz que lo oiga
muriendo.
ELVIRA
¿Y aquí me hallan?
MACÍAS
¿Qué, a ese mundo,
que murmura de aquéllos que no logra250
ni comprender siquiera, qué debemos?
¿No es él quien nos perdió con engañosas
preocupaciones? Llega. Las lazadas
que al mundo nos unían ya están rotas.
Ya vamos a morir; un moribundo255
soy sólo para ti; ven, llega, y orna
de flores mi agonía; di que me amas...
ELVIRA
    Calla: la muerte ya tiende sus sombras
sobre nosotros. ¿No oyes?... ¿Y a este punto
ha de venir la muerte rigurosa?260
¡Con tanto amor morir!
MACÍAS
¡Ah! Tú cobarde
me volverás aún: ¡morir no ha un hora
desdeñado anhelaba, y tiemblo amado!

 (Desasiéndose.) 

Deja: corro a su encuentro; más gloriosa
sea mi muerte.
ELVIRA

 (Siguiéndole.) 

¿Do corres contra tantos?
265
MACÍAS
    A merecerte.
ELVIRA
¡Ay, triste! ¿Qué haces? Torna:
cumple antes lo jurado... ¡No me escucha!
 

(Sale MACÍAS.)

 
MACÍAS
    ¡Fernán Pérez! ¿Do estás?
ELVIRA
¡Ya el mal se colma!

 (Corre a una ventana del foro, que abre, y se asoma.) 

¡Beatriz! ¡Beatriz! ¡Socorro!
 

(Escucha: se oye ruido de espadas a la derecha.)

 
¡Don Enrique!

 (Se aparta de la ventana y vuelve a la derecha.) 

¡Nadie oye! ¡Nadie viene! ¡Ah!, la horrorosa270

 (Cae en un asiento.) 

lid se percibe ya.
MACÍAS

 (De dentro.) 

¡Traidores!
FERNÁN PÉREZ

 (Ídem.) 

¡Muere!
MACÍAS

 (Ídem.) 

    ¡Me habéis muerto!
ELVIRA

 (Arrojándose del asiento.) 

¡Macías! -Ya le inmolan
los pérfidos! ¡Tened!
 

(Va a salir al encuentro de MACÍAS, pero éste al mismo tiempo vuelve a entrar retrocediendo, la mano izquierda en la herida, y la daga en la derecha: le persiguen de cerca FERNÁN, ÁLVAR y tres hombres: al mismo tiempo uno de ellos corre a abrir la otra puerta y entran otros tres, dos de ellos con teas. ELVIRA al ver llegar a MACÍAS le sostiene, y él cae sobre el asiento.)

 
MACÍAS

 (Al entrar.) 

¡Ah!, ¡ni aun vengado
muero!
ELVIRA
¡Mi bien!
MACÍAS
¡Elvira!


Escena IV

 

ELVIRA, MACÍAS, FERNÁN PÉREZ, ÁLVAR, seis armados.

 
FERNÁN PÉREZ

  (Se detiene asombrado.) 

¡Aquí mi esposa!
ELVIRA
    ¡Socorredle si es tiempo!
MACÍAS
Ya es en vano:
275
mortal la herida siento.
FERNÁN PÉREZ
¡Esto soporta
mi furor! Separadlos.
 

(Quiere adelantarse y tras él los suyos, pero ELVIRA se opone a ellos.)

 
ELVIRA
Asesinos,
no lleguéis. Monstruo, a contemplar tu obra
ven tú. Sí; el triunfo es tuyo, pero inútil
si no acabas también con quien le adora.280
No; nunca seré tuya; te aborrezco.
¡Maldición sobre ti!
FERNÁN PÉREZ
¿Qué oigo, traidora?
Infiel, tiembla...
ELVIRA

 (Con ironía amarga.) 

El punto ya es llegado.

 (A MACÍAS.) 

¡Salva, mi único bien, salva a tu esposa!
Lo juraste.

 (Arrebatándole la daga, que él alarga débilmente.) 

FERNÁN PÉREZ
¿Qué intenta?
ELVIRA
Ya no tiemblo.
285

 (Enseñando la daga a FERNÁN PÉREZ.) 

La tumba será el ara donde pronta
la muerte nos despose.

 (Se hiere y cae al lado de MACÍAS.) 

FERNÁN PÉREZ
¡Álvar!

 (Al conocer su intención hace seña a ÁLVAR, que está más cerca de ELVIRA, que la detenga.) 

ELVIRA

 (Cayendo.) 

Dichosa
muero contigo.
FERNÁN PÉREZ
¡Ya no es tiempo!
MACÍAS

 (Haciendo un último esfuerzo.) 

Es mía
para siempre... sí... arráncamela ahora,
tirano.
FERNÁN PÉREZ
¡Qué furor!
MACÍAS
Muero contento.
290

 (Expira.) 

ELVIRA
    Llegad... ahora... llegad... y que estas bodas
alumbren... vuestras... teas... funerales.
 

(Expira. Se oye ruido de muchas personas que llegan cerca.)

 
FERNÁN PÉREZ
    ¡Qué rumor!
BEATRIZ

 (Dentro.) 

¡Ah! Corred.
FERNÁN PÉREZ

 (Agitado.) 

¿Quién?... ¡Qué zozobra!
BEATRIZ

 (Dentro.) 

    Acaso es tiempo aún.


Escena V

 

ELVIRA, MACÍAS, FERNÁN PÉREZ, ÁLVAR, sus seis armados, BEATRIZ, DON ENRIQUE, NUÑO HERNÁNDEZ, RUI PERO, FORTÚN, pajes; dos hombres con teas.

 
 

Entran por la izquierda con las espadas desnudas; al otro lado se reúnen los demás.

 
BEATRIZ
¡Ah!, no. ¡Ya es tarde!

 (Ve al entrar a ELVIRA, corre a ella y la coge una mano.) 

NUÑO
    ¡Mi hija!

 (Hace lo mismo.) 

BEATRIZ
¡Elvira!
DON ENRIQUE

 (Asombrado.) 

¡Fernán Pérez! -¡Vuestra esposa!
295
¡Macías! -¿Qué habéis hecho?
FERNÁN PÉREZ
Me vendían.
Ya se lavó en su sangre mi deshonra.
 

(Cae el telón sobre este cuadro final.)

 

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