Paraíso occidental, o sea fundación del convento de Jesús María de México. (N. del A.)
Página 176, tomo 1: «Conversación undécima». (N. del A.)
Tomo 2, página 125. (N. del A.)
Capítulo 13 del Génesis. (N. del A.)
Éxodo, capítulo 2, v. 10. (N. del A.)
In modico suades me cristianum fieri. Capítulo 26 de los Hechos apostólicos. (N. del A.)
Antes de referirlo debo decir a mis lectores que aunque nada de lo expuesto aparece en la Historia del padre Clavijero, porque esta relación está tomada de los manuscritos de Boturini que él no vio, cuenta sin embargo el hecho atroz del cacique de Chalco Toteotzin, y dice que Moctheuzoma Ilhuicamina, que entonces gobernaba en México, determinó que el ejército texcocano atacase por tierra la ciudad de Chalco, y mientras él, y el rey de Tacuba con sus tropas respectivas, la atacaría por agua: que para no errar el golpe reunió un número increíble de barcos en que poder transportar su ejército, tomando a su cargo el mando de la expedición. Que los chalqueses, a pesar de la superioridad numérica de sus enemigos, les hicieron una resistencia vigorosa; porque además de ser naturalmente belicosos, el despecho aumentó en aquella vez sus bríos. El señor de aquel estado, aunque tan viejo que no podía hacer uso de sus pies, se hizo llevar en una litera al campo de batalla para animar con su presencia y su voz a sus soldados. Sin embargo, fueron vencidos, la ciudad saqueada y el jefe castigado con el último suplicio por sus atroces crímenes. El botín, según el convenio hecho con el rey Izcóatl, se dividió entre los tres monarcas; pero la ciudad con todo su territorio quedó desde entonces sometida al rey de México. Esta victoria, según dicen los historiadores, se debió en gran parte al valor de Axóquetzin, hijo de Netzahualcóyotl. Página 164, tomo 1.
Nada de esto desmiente el suceso referido; porque si Axóquetzin era un niño de 17 años, que jamás se había visto en campaña, ni salido del palacio de Texcoco, un triunfo de esta naturaleza no pudo adquirirlo sino por medios extraordinarios y prodigiosos. Por otra parte, se sabe que el mando del ejército de Texcoco sobre Chalco no lo confirió Netzahualcóyotl, sino a su hijo Tlachotlatoaltzin, y por la derrota que éste sufrió a Chantlatoatzin, hombre brusco que despreció al niño Axóquetzin. ¿Cómo pues aparece éste después como victorioso y causa del triunfo? ¿Cómo tomó el mando del ejército siendo menor que sus demás hermanos y no militar?... A esta duda no se puede responder. Pudo muy bien suceder que atacasen simultáneamente los mexicanos y los de Tacuba reunidos; pero ¿quién es el que vence a un ejército, sino el que logra aprisionar o matar al general enemigo? Esto hizo Axóquetzin y así él fue el vencedor. El padre Vetancurt es el que nos da idea del motivo por que se declaró esta guerra, que no lo expresan ni Veytia ni Clavijero y fue porque como en aquel año hubo una espantosa inundación en México, y Netzahualcóyotl acudió con su gente a trazar y poner la grande albarrada que pudiese librar esta ciudad de la inundación, como se lo pidió Moctheuzoma primero, el cacique de Chalco se valió de la ocasión y suponiéndolo descuidado como que atendía a este grande objeto, se presentó en campaña atisbando el momento de sacar ventajas. Esto es lo que he podido poner en claro después de exquisitas investigaciones, salvando siempre la verdad de los hechos prodigiosos que he referido. (N. del A.)
A los 54 años después tuvo su cumplimiento esta profecía en Texcoco, según el cálculo del padre Clavijero. (N. del A.)
No perdamos de vista que la muerte de Netzahualcóyotl se fija por Clavijero en 1470. (N. del A.)
Torquemada, página 170, libro 2, tomo 1. (N. del A.)