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Milagros de Nuestra Señora


Gonzalo de Berceo


[Nota preliminar: presentamos la edición de Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo, manuscrito 93 del Archivo de la Abadía de Santo Domingo de Silos, basándonos en la edición de Michael Gerli (Berceo, Gonzalo de, Milagros de Nuestra Señora, Madrid, Cátedra, 1988), cuya consulta recomendamos. Se opta por mantener las grafías del original eliminando las variantes gráficas no significativas, y por eliminar las marcas de editor, asumiendo, cuando lo creemos oportuno, las correcciones, reconstrucciones y enmiendas propuestas por Gerli.]







ArribaAbajoIntroducción


1 Amigos e vasallos          de Dios omnipotent,
si vos me escuchásedes          por vuestro consiment,
querríavos contar          un buen aveniment:
terrédeslo en cabo          por bueno verament.

2 Yo maestro Gonzalvo          de Berceo nomnado,
yendo en romería          caecí en un prado,
verde e bien sencido,          de flores bien poblado,
logar cobdiciaduero          pora homne cansado.

3 Daban olor sovejo          las flores bien olientes,
refrescaban en homne          las caras e las mientes;
manaban cada canto          fuentes claras corrientes,
en verano bien frías,          en ivierno calientes.

4 Habién y grand abondo          de buenas arboledas,
milgranos e figueras,          peros e mazanedas,
e muchas otras fructas          de diversas monedas,
mas non habié ningunas          podridas ni acedas.

5 La verdura del prado,          la olor de las flores,
las sombras de los árbores          de temprados sabores,
resfrescáronme todo          e perdí los sudores:
podrié vevir el homne          con aquellos olores.

6 Nunca trobé en sieglo          logar tan deleitoso,
nin sombra tan temprada          ni olor tan sabroso;
descargué mi ropiella          por yacer más vicioso,
poséme a la sombra          de un árbor fermoso.

7 Yaciendo a la sombra          perdí todos cuidados,
odí sonos de aves,          dulces e modulados:
nunca udieron homnes          órganos más temprados,
nin que formar pudiesen          sones más acordados.

8 Unas tenién la quinta,          e las otras doblaban;
otras tenién el punto,          errar no las dejaban;
al posar e al mover,          todas se esperaban,
aves torpes nin roncas          y non se acostaban.

9 Non serié organista          nin serié vïolero,
nin giga, nin salterio          nin mano de rotero,
nin estrument nin lengua          nin tan claro vocero
cuyo canto valiese          con esto un dinero.

10 Peroque vos disiemos          todas estas bondades,
non contamos la diezmas,          esto bien lo creades:
que habié de noblezas          tantas diversidades
que no las contarien          priores ni abades.

11 El prado que vos digo          habié otra bondat:
por calor nin por frío          non perdié su beltat,
siempre estaba verde          en su entegredat,
non perdrie la verdura          por nulla tempestat.

12 Manamano que fui          en tierra acostado,
de todo el lacerio          fui luego folgado;
oblidé toda cuita          el lacerio pasado:
¡Qui allí se morase          serié bienventurado!

13 Los homnes e las aves,          cuantos acaecién,
levaban de las flores          cuantas levar querién,
mas mengua en el prado          niguna non facién:
por una que levaban          tres e cuatro nacién.

14 Semeja esti prado          egual de Paraíso,
en qui Dios tan grand gracia,          tan grand bendición miso;
el que crió tal cosa          maestro fue anviso:
homne que y morase          nunca perdrié el viso.

15 El fructo de los árbores          era dulz e sabrido;
si don Adám hobiese          de tal fructo comido,
de tan mala manera          non serié decibido,
nin tomarién tal daño          Eva ni so marido.

16 Señores e amigos,          lo que dicho habemos
palabra es oscura,          esponerla queremos;
tolgamos la corteza,          al meollo entremos,
prendamos lo de dentro,          lo de fuera desemos.

17 Todos cuantos vevimos,          que en piedes andamos,
siquiere en preson          o en lecho yagamos,
todos somos romeos          que camino andamos,
San Peidro lo diz esto,          por él vos lo probamos.

18 Cuanto aquí vivimos          en ajeno moramos;
la ficanza durable          suso la esperamos;
la nuestra romería          estonz la acabamos,
cuando a Paraíso          las almas envïamos.

19 En esta romería          habemos un buen prado
en qui trova repaire          tot romeo cansado:
la Virgin Glorïosa,          madre del buen Criado,
del cual otro ninguno          egual non fue trobado.

20 Esti prado fue siempre          verde en honestat,
ca nunca hobo mácula          la su virginidat,
post partum et in partu          fue virgin de verdat,
ilesa, incorrupta          en su entegredat.

21 Las cuatro fuentes claras          que del prado manaban
los cuatro evangelios,          eso significaban,
ca los evangelistas          cuatro que los dictaban,
cuando los escribién,          con ella se fablaban.

22 Cuanto escribién ellos,          ella lo emendaba,
eso era bien firme          lo que ella laudaba;
parece que el riego          todo d'ella manaba
cuando a menos d'ella          nada non se guiaba.

23 La sombra de los árbores,          buena, dulz e sanía,
en qui ave repaire          toda la romería,
sí son las oraciones          que faz Santa María,
que por los pecadores          ruega noche e día.

24 Cuantos que son en mundo,          justos e pecadores,
coronados e legos,          reis e emperadores,
allí corremos todos,          vasallos e señores,
todos a la su sombra          imos coger las flores.

25 Los árbores que facen          sombra dulz e donosa
son los santos miraclos          que faz la Glorïosa,
ca son mucho más dulces          que azúcar sabrosa,
la que dan al enfermo          en la cuita rabiosa.

26 Las aves que organan          entre esos fructales,
que han las dulces voces,          dicen cantos leales,
estos son Agustino,          Gregorio, otros tales,
cuanto que escribieron          los sos fechos reales.

27 Estos habién con ella          amor e atenencia,
en laudar los sos fechos          metién toda femencia;
todos fablaban d'ella,          cascuno su sentencia,
pero tenién por todo          todos una creencia.

28 El roseñor que canta          por fin maestría,
siquiere la calandria          que faz grand melodía,
mucho cantó mejor          el barón Isaía
e los otros profetas,          honrada compañía.

29 Cantaron los apóstolos          muedo muy natural,
confesores e mártires          facien bien otro tal;
las vírgines siguieron          la gran Madre caudal,
cantan delante d'ella          canto bien festival.

30 Por todas las eglesias,          esto es cada día,
cantan laudes ant ella          toda la clerecía:
todos li facen cort          a la Virgo María;
estos son roseñoles          de grand lacentería.

31 Tornemos ennas flores          que componen el prado,
que lo facen fermoso,          apuesto e temprado;
las flores son los nomnes          que li da el dictado
a la Virgo María,          madre del buen Criado.

32 La benedicta Virgen          es estrella clamada,
estrella de los mares,          guïona deseada,
es de los marineros          en las cuitas guardada,
ca cuando ésa veden          es la nave guiada.

33 Es clamada, y éslo          de los cielos, reina,
tiemplo de Jesu Cristo,          estrella matutina,
señora natural,          pïadosa vecina,
de cuerpos e de almas          salud e medicina.

34 Ella es vellocino          que fue de Gedeón,
en qui vino la pluvia,          una grand visïón;
ella es dicha fonda          de David el varón
con la cual confondió          al gigant tan felón.

35 Ella es dicha fuent          de qui todos bebemos,
ella nos dio el cebo          de qui todos comemos;
ella es dicha puerto          a qui todos corremos,
e puerta por la cual          entrada atendemos.

36 Ella es dicha puerta          en sí bien encerrada,
pora nos es abierta          pora darnos la entrada;
ella es la palomba          de fiel bien esmerada,
en qui non cae ira,          siempre está pagada.

37 Ella con grand derecho          es clamada Sïón,
ca es nuestra talaya,          nuestra defensïón:
ella es dicha trono          del reï Salomón,
reï de grand justicia,          sabio por mirazón.

38 Non es nomne ninguno          que bien derecho avenga
que en alguna guisa          a ella non avenga;
non ha tal que raíz          en ella no la tenga,
nin Sancho nin Domingo,          nin Sancha nin Domenga.

39 Es dicha vid, es uva,          almendra, malgranada,
que de granos de gracia          está toda calcada,
oliva, cedro, bálsamo,          palma bien ajumada,
piértega en que sovo          la serpiente alzada.

40 El fust que Moïsés          enna mano portaba
que confondió los sabios          que Faraón preciaba,
el que abrió los mares          e depués los cerraba,
si non a la Gloriosa          ál non significaba.

41 Si metiéremos mientes          en el otro bastón
que partió la contienda          que fue por Aarón,
ál non significaba,          como diz la lectión,
si non a la Gloriosa,          esto bien con razón.

42 Señores e amigos,          en vano contendemos,
entramos en grand pozo,          fondo no'l trovaremos;
más serién los sus nomnes          que nos d'ella leemos
que las flores del campo,          del más grand que sabemos.

43 Desuso lo disiemos          que eran los fructales
en qui facién las aves          los cantos generales
los sus sanctos miraclos,          grandes e principales,
los cuales organamos          ennas fiestas caubdales.

44 Quiero dejar con tanto          las aves cantadores,
las sombras e las aguas,          las devantdichas flores;
quiero d'estos fructales          tan plenos de dulzores
fer unos pocos viesos,          amigos e señores.

45 Quiero en estos árbores          un ratiello sobir
e de los sos miraclos          algunos escribir;
la Gloriosa me guíe          que lo pueda complir,
ca yo non me trevría          en ello a venir.

46 Terrélo por miráculo          que lo faz la Gloriosa
si guiarme quisiere          a mí en esta cosa;
Madre, plena de gracia,          reina poderosa,
tú me guía en ello,          ca eres pïadosa.



ArribaAbajoLa casulla de San Ildefonso


47 En España cobdicio          de luego empezar,
en Toledo la magna,          un famado logar,
ca non sé de cual cabo          empiece a contar
ca más son que arenas          en riba de la mar.

48 En Toledo la buena,          esa villa real,
que yace sobre Tajo,          esa agua cabdal,
hobo un arzobispo,          coronado leal,
que fue de la Gloriosa          amigo natural.

49 Diciénli Ildefonso,          dizlo la escriptura,
pastor que a su grey          daba buena pastura,
homne de sancta vida          que trasco grand cordura,
que nos mucho digamos,          so fecho lo mestura.

50 Siempre con la Gloriosa          hobo su atenencia,
nunca varón en dueña          metió mayor querencia;
en buscarli servicio          metié toda femencia,
facié en ello seso          e buena providencia.

51 Sin los otros servicios,          muchos e muy granados,
dos yacen en escripto,          éstos son más notados,
fizo d'ella un libro          de dichos colorados
de su virginidat          contra tres renegados.

52 Fizo'l otro servicio          el leal coronado,
fízoli una fiesta          en deciembre mediado.
La que cae en marzo,          día muy señalado,
cuando Gabrïel vino          con el rico mandado.

53 Cuando Gabrïel vino          con la mesagería,
cuando sabrosamientre          diso «Ave María»,
e dísoli por nuevas          que parrié Mesía
estando tan entrega          como era al día.

54 Estonz cae un tiempo,          esto por conocía,
non canta la eglesia          canto de alegría,
non lieva so derecho          tan señalado día.
Si bien lo comediéremos,          fizo grand cortesía.

55 Fizo gran providencia          el amigo leal,
que puso esa festa          cerca de la Natal;
asentó buena viña          cerca de buen parral,
la Madre con el Fijo,          par que non ha egual.

56 Tiempo de cuaresma          es de aflictión,
nin cantan «Aleluya»          nin facen procesión;
todo esto asmaba          el anviso varón,
hobo luego por ello          honrado gualardón.

57 Señor Sant Illefonso,          coronado leal,
facié a la Gloriosa          festa muy general;
fincaron en Toledo          pocos en su hostal
que non fueron a Misa          a la sied obispal.

58 El sancto arzobispo,          un leal coronado,
por entrar a la Misa          estaba aguisado;
en su preciosa cátedra          se sedié asentado;
aduso la Gloriosa          un present muy honrado.

59 Apareció'l la Madre          del Rey de Magestat
con un libro en mano          de muy grand claridat:
el que él habié fecho          de la virginidat;
plógo'l a Illefonso          de toda voluntat.

60 Fízoli otra gracia          cual nunca fue oída:
dioli una casulla          sin aguja cosida;
obra era angélica,          non de homne tejida,
fablóli pocos vierbos,          razón buena, complida.

61 «Amigo, -díso'l- sepas          que só de ti pagada,
ásme buscada honra          non simple, ca doblada:
fecist de mí buen libro,          ásme bien alabada,
fecístme nueva festa          que non era usada.

62 A la tu Misa nueva          d'esta festividat,
adúgote ofrenda          de grand auctoridat:
casulla con que cantes,          preciosa de verdat,
hoy en el día sancto          de la Navidat.

63 De ser en la cátedra          que tú estás posado,
al tu cuerpo señero          es esto condonado;
de vestir esta alba          a ti es otorgado,
otro que la vistiere          non será bien hallado.»

64 Dichas estas palabras,          la Madre glorïosa
tollióseli de ojos,          non vío nulla cosa;
acabó su oficio          la persona preciosa
de la Madre de Cristo,          crïada e esposa.

65 Esta festa preciosa          que habemos contada
en general concilio          fue luego confirmada:
es por muchas eglesias          fecha e celebrada,
mientre el sieglo fuere          non será oblidada.

66 Cuando plogo a Cristo,          al celestial Señor,
finó Sant Illefonso,          precioso confesor;
honrólo la Gloriosa,          Madre del Crïador,
dio'l gran honra al cuerpo,          a la alma muy mejor.

67 Alzaron arzobispo          un calonge lozano,
era mucho sobervio          e de seso liviano;
quiso eguar al otro,          fue en ello villano,
por bien non gelo tovo          el pueblo toledano.

68 Posóse enna cátedra          del su antecesor,
demandó la casulla          que'l dio el Crïador;
diso palabras locas          el torpe pecador,
pesaron a la Madre          de Dios Nuestro Señor.

69 Diso unas palabras          de muy grand liviandat:
«Nunca fue Illefonso          de mayor dignidat,
tan bien so consegrado          como él por verdat,
todos somos eguales          enna humanidat.»

70 Si non fuese Sïagrio          tan adelante ido,
si hobiese su lengua          un poco retenido,
non serié enna ira          del Crïador caído,
ond dubdamos que es          ¡mal pecado! perdido.

71 Mandó a los ministros          la casulla traer
por entrar a la Misa,          la confesión facer,
mas non li fo sofrido          ni hobo él poder,
ca lo que Dios non quiere          nunca puede ser.

72 Pero que ampla era          la sancta vestidura,
isióli a Sïagrio          angosta sin mesura:
prísoli la garganta          como cadena dura,
fue luego enfogado          por la su grand locura.

73 La Virgen glorïosa,          estrella de la mar,
sabe a sus amigos          gualardón bueno dar:
bien sabe a los buenos          el bien gualardonar,
a los que la desierven          sábelos mal curar.

74 Amigos, a tal Madre          aguardarla debemos:
si a ella sirviéremos          nuestra pro buscaremos,
honraremos los cuerpos,          las almas salvaremos,
por poco de servicio          grand gualardón prendremos.



ArribaAbajoEl sacristán fornicario


75 Amigos, si quisiésedes          un poco esperar,
aun otro miraclo          vos querría contar,
que por Sancta María          denó Dios demostrar,
de cuya lege quiso          con su boca mamar.

76 Un monje beneíto          fue en una mongía,
el logar no lo leo,          decir no lo sabría,
querié de corazón          bien a Sancta María,
facié a la su statua          el enclín cada día.

77 Facié a la su statua          el enclín cada día,
fincaba los enojos,          dicié: «Ave María»;
el abat de la casa          dio'l la sacristanía,
ca teniélo por cuerdo          e quito de folía.

78 El enemigo malo,          de Belzebud vicario,
que siempre fue e éslo          de los buenos contrario,
tanto pudió bullir          el sotil aversario,
que corrompió al monje,          fízolo fornicario.

79 Priso un uso malo          el loco pecador,
de noche, cuando era          hechado el prior,
isié por la eglesia          fuera del dormitor,
corrié el entorpado          a la mala labor.

80 Siquier a la exida,          siquier a la entrada,
delante del altar          li cadié la pasada;
el enclín e la Ave          teniéla bien usada,
non se li oblidaba          en ninguna vegada.

81 Corrié un río bono          cerca de la mongía;
haviélo de pasar          el monje todavía;
do se vinié el loco          de complir su folía,
cadió e enfogóse          fuera de la freiría.

82 Cuando vino la hora          de matines cantar,
non habié sancristano          que podiese sonar;
levantáronse todos,          quisque de su logar;
fueron a la eglesia          al fraire despertar.

83 Abrieron la eglesia          como mejor sopieron,
buscaron al clavero,          trobar no lo podieron;
buscando sus e yuso          atanto andidieron,
do yacié enfogado,          allá lo enfirieron.

84 Qué podrié ser esto          no lo podién asmar,
si's murió o'l mataron          no lo sabién judgar;
era muy grand la basca          e mayor el pesar,
ca cadié en mal precio          por esto el logar.

85 Mientre yacié en vano          el cuerpo en el río,
digamos de la alma          en cual pleito se vío:
vinieron de dïablos          por ella grand gentío,
por levarla al báratro,          de deleit bien vacío.

86 Mientre que los dïablos          la trayén com a pella,
vidiéronla los ángeles,          descendieron a ella,
ficieron los dïablos          luego muy grand querella,
que suya era quita,          que se partiesen d'ella.

87 Non hobieron los ángeles          razón de vocealla,
ca hobo la fin mala          e asín fue sin falla;
tirar no lis podieron          valient una agalla;
hobieron a partirse          tristes de la batalla.

88 Acorrió'l la Gloriosa,          reina general,
ca tenién los dïablos          mientes a todo mal;
mandólis atender,          non osaron fer ál,
moviólis pletesía          firme e muy cabdal.

89 Propuso la Gloriosa          palabra colorada,
«Con esta alma, foles,          -diz- non habedes nada;
mientre fue en el cuerpo          fue mi acomendada;
agora prendrié tuerto          por ir desamparada.»

90 De la otra partida          recudió el vocero,
un sabidor dïablo, sotil et muy puntero:
«Madre eres de Fijo,          alcalde derechero,
que no'l place la fuerza          nin es end placentero.

91 Escripto es que homne          allí do es fallado
o en bien o en mal,          por ello es judgado;
si esti tal decreto          por ti fuere falsado,
el pleit del Evangelio          todo es descuidado.»

92 «Fablas -diz la Gloriosa-          a guis de cosa nescia;
non te riepto, ca eres          una cativa bestia;
cuando ixió de casa,          de mí priso licencia,
del pecado que fizo          yo'l daré penitencia.

93 Serié en fervos fuerza          non buena parecencia;
mas apelo a Cristo,          a la su audïencia,
el que es poderoso,          pleno de sapiencia,
de la su boca quiero          oír esta sentencia.»

94 El Reï de los Cielos,          alcalde sabidor,
partió esta contienda,          non vidiestes mejor:
mandó tornar la alma          al cuerpo el Señor,
desent cual mereciese,          recibrié tal honor.

95 Estaba el convento          triste e desarrado,
por esti mal ejemplo          que lis era uviado;
resuscitó el fraire          que era ya pasado;
espantáronse todos          ca era aguisado.

96 Fablólis el buen homne,          dísolis: «Compañeros,
muerto fui e so vivo,          d'esto seet bien certeros,
¡Grado a la Gloriosa          que salva sos obreros,
que me libró de manos          de los malos guerreros.»

97 Contólis por su lengua          toda la ledanía,
qué dicien los dïablos          e qué Sancta María;
cómo lo quitó ella          de su podestadía,
si por ella non fuese,          serié en negro día.

98 Rendieron a Dios gracias          de buena voluntat,
a la sancta reina,          mader de pïadat,
que fizo tal miraclo          por su benignidat,
por qui está más firme          toda la cristiandat.

99 Confesóse el monje          e fizo penitencia,
mejoróse de toda          su mala contenencia,
sirvió a la Gloriosa          mientre hobo potencia,
finó cuando Dios quiso          sin mala repindencia,
requiescant, pace          cun divina clemencia.

100 Muchos tales miraclos          e muchos más granados
fizo Sancta María          sobre sos aclamados;
non serién los millésimos          por nul homne contados,
mas de lo que sopiéremos,          seed nuestros pagados.



ArribaAbajo El clérigo y la flor


101 Leemos de un clérigo          que era tiestherido,
ennos vicios seglares          ferament embebido;
pero que era loco,          habié un buen sentido,
amaba la Gloriosa          de corazón complido.

102 Comoquiere que era          en ál mal costumnado,
en saludar a ella          era bien acordado;
nin irié a eglesia          nin a ningún mandado,
que el su nomne ante          non fuese aclamado.

103 Decir no lo sabría          sobre cuál ocasión,
ca nos no lo sabemos          si lo buscó o non,
diéronli enemigos          salto a est varón,
hobieron a matarlo:          ¡Domne Dios lo perdón!

104 Los homnes de la villa          e los sus compañeros
esto como cuntiera          com non eran certeros,
defuera de la villa          entre unos riberos,
allá lo soterraron,          non entre los dezmeros.

105 Pesó'l a la Gloriosa          con est enterramiento,
que yacié el su siervo          fuera de su conviento;
pareció'l a un clérigo          de buen entendimiento,
dísoli que ficieran          en ello fallimiento.

106 Bien habié treinta días          que era soterrado:
en término tan luengo          podié ser dañado;
díso'l Sancta María:          «Ficiestes desguisado,
que yaz el mi notario          de vos tan apartado.

107 Mándote que lo digas:          que el mi cancelario
non merecié ser          echado del sagrario;
dilis que no lo dejen          y otro trentanario,
métanlo con los otros          en el buen fosalario.»

108 Demandóli el clérigo          que yacié dormitado:
«¿Quí eres tú que fablas?          Dime de ti mandado,
ca cuando lo disiero          seráme demandado
quí es el querelloso          o quí el soterrado.»

109 Dísoli la Gloriosa:          «Yo so Sancta María
madre de Jesu Cristo          que mamó leche mía;
el que vos desechastes          de vuestra compañía,
por cancellario mío          yo a esi tenía.

110 El que vos soterrastes          lueñe del cimiterio,
al que vos non quisiestes          facer nul ministerio,
yo por esti te fago          todo est reguncerio:
si bien no lo recabdas,          tente por en lacerio.»

111 El dicho de la dueña          fue luego recabdado,
abrieron el sepulcro          apriesa e privado;
vidieron un miraclo          non simple ca doblado,
el uno e el otro,          fue luego bien notado.

112 Isiéli por la boca          una fermosa flor
de muy grand fermosura,          de muy fresca color;
inchié toda la plaza          de sabrosa olor,
que non sentién del cuerpo          un punto de pudor.

113 Trobáronli la lengua          tan fresca e tan sana
cual parece de dentro          la fermosa mazana;
no la tenié más fresca          a la meredïana
cuando sedié fablando          en media la quintana.

114 Vidieron que viniera          esto por la Gloriosa,
ca otri non podrié          facer tamaña cosa;
transladaron el cuerpo,          cantando «Specïosa»,
aprés de la eglesia          en tumba más preciosa.

115 Todo homne del mundo          fará grand cortesía
qui ficiere servicio          a la Virgo María;
mientre que fuere vivo          verá placentería,
e salvará el alma al          postremero día.



ArribaAbajoEl galardón de la Virgen


116 D'un clérigo otro          nos diz la escriptura
que de Sancta María          amaba su figura:
siempre se inclinaba          contra la su pintura,
habié muy grand vergüenza          de la su catadura.

117 Amaba al so Fijo          e amaba a ella,
tenié por sol al Fijo,          la Madre por estrella;
querié bien al Fijuelo          e bien a la poncella,
porquelos servié poco          estaba con grand querella.

118 Apriso cinco motes,          motes de alegría,
que fablan de los gozos          de la Virgo María;
diciéselos el clérigo          delante cada día,
habié ella con ellos          muy grand placentería.

119 «Gozo ayas, María,          que el ángel credist,
gozo ayas, María,          que virgo concebist;
gozo ayas, María,          que a Cristo parist,
la ley vieja cerresti          e la nueva abrist.»

120 Cuantas fueron las plagas          que el Fijo sufrió,
dicié él tantos gozos          a la que lo parió;
si bono fo el clérigo          e bien lo mereció,
hobo gualardón bueno,          buen grado recibió.

121 Por estos cinco gozos          debemos ál catar:
cinco sesos del cuerpo          que nos facen pecar,
el ver, el oír,          el oler, el gostar,
el prender de las manos          que dicimos tastar.

122 Si estos cinco gozos          que dichos vos habemos
a la Madre gloriosa          bien gelos ofrecemos,
del yerro que por estos          cinco sesos facemos
por el so sancto ruego          grand perdón ganaremos.

123 Enfermó esti clérigo          de muy fuert manera,
que li querién los ojos          esir de la mollera;
tenié que era toda          complida la carrera,
e que li venié cerca          la hora postremera.

124 Apareció'l la Madre          del Reï celestial
que en misericordia          nunca hobo egual.
«Amigo -díso'l- sálvete          el Señor spirital,
de cuya Madre fust          tú amigo leal.

125 Afuérzate, non temas,          non seas desmarrido,
sepas serás aína          d'esti dolor guarido;
tente con Dios aúna          por de cuita esido,
ca dizlo el tu pulso          que es bueno complido.

126 Yo cerca ti estando,          tú non ayas pavor,
tente por mejorado          de toda la dolor;
recebí de ti siempre          servicio e amor,
darte quiero el precio          de esa tu labor.»

127 Bien se cuidó el clérigo          del lecho levantar,
e que podrié por campo          en sos piedes andar,
mas ha grand diferencia          de saber a cuidar:
hóbose otro guisa          esto a terminar.

128 Bien se cuidó el clérigo          de la presón esir
con sus conocientes          deportar e reír;
mas non podió la alma          tal plazo recebir,
desamparó el cuerpo,          hobo end a esir.

129 Prísola la Gloriosa,          de los cielos Reina,
fuese la afijada          con la buena madrina;
prisiéronla los ángeles          con la gracia divina,
leváronla al Cielo          do el bien nunca fina.

130 La Madre glorïosa          lo que li prometió,
benedicta sea ella          que bien gelo cumplió;
como lo dicié ella          él no lo entendió,
mas en cuanto que diso          verdadera isió.

131 Cuantos la voz udieron          e vidieron la cosa,
todos tenién que fizo          miráculo la Gloriosa;
tenién que fue el clérigo          de ventura donosa,
glorificaban todos          a la Virgo preciosa.



ArribaAbajoEl pobre caritativo


132 Era un homne pobre          que vivié de raciones,
non habié otras rendas          nin otras furcïones
fuera cuando labraba,          esto pocas sazones:
tenié en su alzado          bien pocos pepïones.

133 Por ganar la Gloriosa          que él mucho amaba,
partiélo con los pobres          todo cuanto ganaba;
en esto contendié          e en esto puñaba,
por haber la su gracia          su mengua oblidaba.

134 Cuando hobo est pobre          d'est mundo a pasar,
la Madre glorïosa          vínolo convidar;
fablóli muy sabroso,          queriélo falagar,
udieron la palabra          todos los del logar.

135 «Tú mucho cobdiciest          la nuestra compañía,
sopist pora ganarla          bien buena maestría,
ca partiés tus almosnas,          diciés "Ave María",
por qué lo faciés todo          yo bien lo entendía.

136 Sepas que es tu cosa          toda bien acabada,
ésta es en que somos          la cabera jornada;
el "Ite misa est",          conta que es cantada,
venida es la hora          de prender la soldada.

137 Yo so aquí venida          por levarte comigo
al regno de mi Fijo          que es bien tu amigo,
do se ceban los ángeles          del buen candïal trigo;
a las Sanctas Virtutes          placerlis há contigo.»

138 Cuand hobo la Gloriosa          el sermón acabado,
desamparó la alma          al cuerpo venturado,
prisiéronla de ángeles,          un convento honrado,
leváronla al Cielo,          ¡Dios sea end laudado!

139 Los homnes que habién          la voz ante oída,
tan aína vidieron          la promesa complida,
a la Madre gloriosa          que es tan comedida,
todos li rendién gracias,          quisque de su partida.

140 Qui tal cosa udiese          serié mal venturado
si de Sancta María          non fuese muy pagado,
si más no la honrase          serié desmesurado,
qui de ella se parte          es muy mal engañado.

141 Aun más adelante          queremos aguijar:
tal razón como ésta          non es de destajar,
ca éstos son los árbores          do debemos folgar,
en cuya sombra suelen          las aves organar.
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