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Acto IV

 
 
Gabinete de estilo oriental y caprichoso con profusión de jaspes y adornos. Puerta grande en el foro que abriéndose deja ver una capilla. Puertas laterales. Una ventana.

Una mesa con avíos de escribir y una lámpara. Es de noche.

 
 

Escena I

 

ROSMUNDA, sentada. GUALTERO.

 
GUALTERO �Qué respuesta le he de dar?
ROSMUNDA La que siempre yo le di:
déjeme salir de aquí,
y libre al fin respirar.
GUALTERO Libre estáis; que pues amor 5
un trono os dará mañana
sois aquí la soberana
y el esclavo es mi señor.
ROSMUNDA Muy bien lo prueba, en verdad,
si tan guardada me tiene. 10
GUALTERO Una corona previene
con que honrar vuestra beldad.
ROSMUNDA Mucho deslumbra, lo sé,
una corona tan bella,
y breve instante con ella 15
yo también me deslumbré;
mas al punto horrorizada
la arrojé lejos de mí. [76]
GUALTERO No os sacrifiquéis así;
que del rey enamorada... 20
ROSMUNDA Harto le llegué a querer;
pero en mi suerte penosa
soy poco para su esposa
y su dama no he de ser.
Enrique es casado ya; 25
y puesto que dueño tiene,
admitir no me conviene
la corona que me da.
GUALTERO Si a Eleonora dio su mano,
le es repudiarla preciso; 30
y solo aguarda el permiso
del pontífice romano.
ROSMUNDA Ni se lo dará, ni yo
usara de él si lo diera.
GUALTERO Mirad que Enrique me espera. 35
�No dais más respuesta?
ROSMUNDA                                         No.
GUALTERO Con harto rigor tratáis
a quien por vos sólo vive.
No queréis verle; y si escribe
�con desdén le contestáis? 40
ROSMUNDA �No conoce ya mi anhelo?
Sólo un convento le pido.
GUALTERO �Rostro tan bello perdido
bajo obscuro y tosco velo!
�A quien palacios merece 45
dar de un claustro la prisión!
ROSMUNDA Y �de un claustro esta mansión
diferencia acaso ofrece? [77]
GUALTERO Solitaria es, lo confieso,
mas sin igual su hermosura: 50
que a la vez arte y natura
le prestan dulce embeleso.
�Qué es ver los retretes bellos
labrados por sabio moro,
donde los jaspes y el oro 55
deslumbran con sus destellos?
Y �qué es ver en derredor
pensiles mil, cuyas flores
encantan con sus colores
y embelesan con su olor? 60
De Woodstock el parque umbroso
es joya de la Inglaterra,
y tiene fama en la tierra
por lo ameno y delicioso.
ROSMUNDA �Qué importa, si su espesura 65
en laberinto intrincado,
mas que con muro doblado
a quien encierra asegura?
Ni el que está fuera, en su centro
logra nunca penetrar, 70
ni aun menos puede escapar
quien llega a mirarse dentro;
que en larga inútil carrera,
después de giros sin cuento,
vuelve loco y sin aliento 75
al punto de do partiera:
de tal suerte, que aunque entienda
su madeja enmarañada
Enrique, le da la entrada
subterránea oculta senda. 80
GUALTERO Por ella he venido yo
y entramos los que os servimos;
pues por ella preferimos...
 

(Suena debajo de la reja el preludio de una canción en una harpa.)

 
Mas, �qué instrumento sonó? [78]
ROSMUNDA No sé...
GUALTERO              �Quién puede?
ROSMUNDA                                      En verdad 85
que en este sitio es extraño.
GUALTERO Y tocan, si no me engaño,
bajo esa reja... Escuchad.
VOZ (Cantando.)
Gala y flor de la hermosura,
con mil gracias seductora, 90
A Rosmunda Enrique adora
y a sus pies postrado está.
   Él es rey, mas ella es bella,
y a la hermosa, �quién no cede?
Si él vencer al orbe puede, 95
de él la hermosa triunfará?
ROSMUNDA �Qué voz!... �cielos!... Si será...
GUALTERO �Vive Dios que es trovador!
ROSMUNDA Y �es mi historia! �Qué rubor!
GUALTERO Mas �por dónde entrado habrá? 100
VOZ (Canta.) En su ardor el cetro rinde
a Rosmunda un rey potente,
y ceñir a su alba frente
la diadema prometió.
   Rival fiera, en ira ardiendo 105
la hizo dar mortal bebida;
mas volviole amor la vida,
y en el trono la sentó.
ROSMUNDA �Es Arturo!
GUALTERO                     �Arturo?
ROSMUNDA                                     Sí:
no hay duda.
GUALTERO                      Tres días ha 110
que en la corte ya no está. [79]
Con efecto, vedle allí.
(Miran por la reja.)
La luna da en su semblante.
ROSMUNDA �Me ha visto!
GUALTERO                        Es de presumir;
que indica querer subir. 115
ROSMUNDA Abridle.
GUALTERO               Pero...
ROSMUNDA                          Al instante.
 

(Vase GUALTERO.)

 
 

Escena II

 

ROSMUNDA sola.

 
�Quién le pudo introducir
en esta oculta mansión
que impunemente jamás
osada planta pisó? 120
�Qué intentos serán los suyos?
�Ah! su noble corazón
para salvarme sin duda
hoy le arroja con valor
a tan temeraria empresa. 125
Protegedle, eterno Dios.
Mas ya llega.
 
 

Escena III

 

ROSMUNDA. ARTURO. GUALTERO.

 
GUALTERO                          Vedla allí.
(A ARTURO.)
ROSMUNDA �Arturo; eres tú! [80]
ARTURO                           Yo soy:
sí, Rosmunda.
ROSMUNDA                        �Quién tus pasos
aquí, imprudente, guió? 130
�Qué pretendes?
ARTURO                            Sólo a ti
puedo revelarlo... Vos (A GUALTERO.)
dejadnos solos.
GUALTERO                           Acaso...
ROSMUNDA Hacednos este favor.
GUALTERO Os obedezco, señora. 135
Esta extraña introducción... (Aparte.)
Conviene que el rey la sepa;
y de ella a informarle voy. (Vase.)
 
 

Escena IV

 

ROSMUNDA. ARTURO.

 
ARTURO El tiempo es precioso, ven:
no perdamos la ocasión. 140
ROSMUNDA �Qué intentas?
ARTURO                         Salvarte.
ROSMUNDA                                       �A mí?
ARTURO Si esclava de un vil amor,
no quieres en estos sitios
vivir sin honra.
ROSMUNDA                          �Quién? �Yo?
pues �no sabes? [81]
ARTURO                           Sólo sé 145
que aquí peligra tu honor.
ROSMUNDA �Dudas que guardarlo supe?
ARTURO No tengo esa duda, no;
que a tenerla... Pero ven:
huyendo de esta mansión, 150
mas puro queda ensayado
de tanta prueba al crisol.
ROSMUNDA �Ah! tu presencia me mata;
que no puedo sin rubor...
ARTURO Alza la frente, Rosmunda; 155
que no es juez sin compasión
este que hora entre sus brazos
te estrecha con dulce ardor.
Es tu amigo, sí... No temas
de negra infamia el baldón 160
pues aunque breves momentos
pudo el brillo seductor
de una corona ofuscarte,
la virtud al fin triunfó.
ROSMUNDA �Y qué fuera de Rosmunda 165
si tu vista, si tu voz,
esa olvidada virtud
no volviera al corazón,
a este corazón que débil
tan fácilmente cedió? 170
Mas perdona... Yo no sé
que encanto fascinador
de mis sentidos, de mi alma,
Arturo, se apoderó.
�Pueden tanto los recuerdos 175
de no extinguida pasión!
�pueden tanto una corona
y un deseo vengador!
que �cómo en tan fiero trance [82]
hallar resistencia? �ay Dios! 180
Te presentaste... A tu acento
disipose la ilusión:
vi de un abismo insondable
a mis pies todo el horror...
Me estremecí... La diadema 185
mi mano airada arrojó...
Que aunque trono, amor, venganza
trastornaban mi razón
pudiste al fin más que todos,
�oh tú, mi ángel salvador! 190
ARTURO En vano el rey despechado
de la entereza que halló
en ti, vencer no pudiendo
tu noble resolución,
con pretexto de ocultarte 195
de tu enemiga al furor,
te encerrara en este sitio
que impenetrable creyó.
�Impenetrable! Lo fuera
a quien con menos tesón 200
no jurara libertarte
de este peligro cual yo.
�Muros de bronce asaltara
por salvarte, vive Dios!
�cuánto más de un laberinto 205
la reducida extensión!
Sus peligrosas revueltas
osé arrostrar sin temor,
y al cabo de pruebas mil,
ya mi constancia venció. 210
Heme aquí, pues... El camino
que abrir logró mi valor,
un hilo nos trazará
que en el tendido quedó:
con tal guía en un momento 215
huir podemos los dos.
ROSMUNDA Hombre generoso, deja
que bese tus plantas. [83]
ARTURO                                  No,
no, Rosmunda; �qué haces?
ROSMUNDA                                             Tú eres
mi ángel tutelar, mi Dios. 220
�Qué noble desprendimiento!
�qué animoso corazón!
�Ah! �cómo podré pagarte?..
ARTURO �Pagarme!.. Ya se acabó...
mas sálvate... Lo demás 225
que lo disponga el Señor.
Ven, huyamos sin tardanza;
que en este país feroz
otros peligros te cercan.
Eleonora en su furor 230
de rebelión contra Enrique
ha levantado el pendón.
Pronto a inflamarse el inglés
de la discordia a la voz,
numerosos partidarios 235
junta de ella en derredor.
No lejos de estos lugares
ya sus reales sentó,
y horrible guerra civil
va a encender un torpe amor. 240
ROSMUNDA �Ah! por fuerza yo he nacido
en hora de maldición.
Do quier mi vista produce
desgracias, guerras y horror...
ARTURO Vamos, pues... pronto... salgamos. 245
ROSMUNDA Sí... Mas espera... Antes voy...
ARTURO �Dónde?
ROSMUNDA                Perdona... Tan solo
concédeme este favor. [84]
ARTURO �Cuál?
ROSMUNDA            Que le escriba.
ARTURO                                    �Y te atreves?...
ROSMUNDA No culpes, no, mi intención. 250
Rogarle sólo pretendo
por tan malogrado amor,
que me olvide; y renovando
lazos que Dios consagró,
vuelva la paz a sus reinos. 255
ARTURO Está bien... Escribe.
 

(ROSMUNDA se sienta y escribe rápidamente una carta. Llama después; y sale un CRIADO a quien la da.)

 
ROSMUNDA                                  Vos
llevad esta carta al Rey. (Vase el CRIADO.)
A seguirte pronta estoy. (A ARTURO.)
ARTURO Vamos, pues... Pero �qué es esto?
�No ves aquel resplandor? 260
(Señalando la ventana.)
ROSMUNDA Sí... �qué será?
ARTURO                         �Cielo santo!
(ARTURO va a mirar por la reja.)
�Perdidos somos!.. �Qué voz!
�La Reina!
ROSMUNDA                   �La Reina!
ARTURO                                     Sí.
Su gente está en derredor
de este palacio... Tu carta 265
quitan el paje. [85]
ROSMUNDA                        �Por Dios!
Escóndete tú.
ARTURO                       �Yo?.. Nunca.
�Cómo pudo?... �Maldición!
El hilo la habrá guiado
que mi imprudencia dejó. 270
ROSMUNDA Ya llegan.
ARTURO                  Pues bien, aquí
pereceremos los dos.
 
 

Escena V

 

ROSMUNDA. ARTURO. ELEONORA. ROBERTO. SOLDADOS.

 

(Salen precipitadamente la Reina y los SOLDADOS llevando éstos hachas encendidas. La Reina lleva en la mano la carta de ROSMUNDA.)

 
ELEONORA �Aquí estás?... En mi poder
caíste, por fin, traidora:
la que de mi trono excelso 275
con negro baldón me arroja,
la que su impúdica frente
quiere orlar con mi corona.
No será... yo te lo juro...
que tósigo infiel ahora 280
no burlará mi venganza;
y tu sangre gota a gota
ante mis ojos corriendo
afirmará mi victoria.
ROSMUNDA �Qué tardáis? Venga el verdugo; 285
que ya a morir estoy pronta.
ELEONORA No me esperabas �es cierto?
Y aquí en placenteras horas [86]
�gozar de amor hoy creías
las caricias deliciosas? 290
Sin duda porque tardaba
ese amante que te adora,
iba esta carta a avivar
su venida perezosa.
ROSMUNDA �La habéis leído?
ELEONORA                             Presumo 295
lo que en frases amorosas
dirá.
ROSMUNDA         Con todo, leedla:
os lo suplico.
ELEONORA                       En buenhora.
(Abre la carta y la lee.)
Veamos pues... �Dios! �qué he leído?
�Será verdad?
ROSMUNDA                        �Qué os asombra? 300
ELEONORA �Esto pensabais hacer?
ROSMUNDA �Lo dudáis?
ELEONORA                     Me quedo absorta.
ROSMUNDA �Quién, señora, vuestro esposo,
ni vuestro cetro ambiciona?
Guardadlos, guardadlos sí; 305
y sed con ellos dichosa.
ELEONORA �Pensáis que habré menester
vuestro permiso, orgullosa?
ROSMUNDA �Quién tal dice? Vuestros son:
yo ni aun quiero su memoria. 310
ELEONORA �Qué, en fin, estabais resuelta? [87]
ROSMUNDA Vuestra vista sólo estorba
que estemos lejos de aquí
ELEONORA Y �ha de ser más generosa? (Aparte.)
ARTURO �Ah! sin duda la piedad 315
en vos su imperio recobra.
ELEONORA �Piedad en mí!
ARTURO                         Sí, que en vano
su voz resistís celosa.
ELEONORA Y �quién sois vos?.. Mas �qué miro?
�Arturo!... �Ah! traidor... �Y aún osas 320
ante tu reina ofendida
presentarte?
ROSMUNDA                     No te expongas,
Arturo, márchate y deja
que aquí perezca yo sola.
ARTURO Y si en el mundo no estás 325
�ya la vida qué me importa?
Sí, lo confieso yo soy (A ELEONORA.)
quien con bebida engañosa
de vuestro injusto furor
quise librar esa joya. 330
Soy quien de ese laberinto,
las revueltas misteriosas
osé arrostrar, y la senda
hallé que todos ignoran.
�Necio de mí, sólo ha sido 335
guiar a su matadora!
Soy, en fin, quien por salvar
una vida tan preciosa
no hallo riesgos que me asusten,
ni estorbos que se me opongan. 340
Si esto se llama ofenderos,
os he ofendido, señora. [88]
ELEONORA �Qué escucho?... Sin duda tú
también a esa infame adoras.
ARTURO La adoro, sí... No penséis 345
que ocultarlo me proponga.
Siendo niño la adoré;
creció mi pasión fogosa
con los años, y un volcán
es inextinguible ahora. 350
La adoro sin esperanza,
la adoro ingrata, alevosa;
y para quererla más,
otro y no yo su amor logra.
Su vista evitar debí 355
mientras pudo ser dichosa;
es infeliz, y a su lado
manda el honor que me ponga.
Vedme, reina, a vuestros pies;
mi amor por ella os implora. 360
Perdonadla, no es culpable;
su alma noble y candorosa
ni torpe ambición conoce,
ni impuros deseos forma.
También engañada ha sido; 365
también traición alevosa,
fingiendo amor inocente
quiso labrar su deshonra.
No castiguéis la virtud
que triunfo tan bello logra 370
y huye de quien tanto amó
despreciando una corona.
Perdonadla, perdonadla:
con ella sed generosa.
ELEONORA No lo merece la infame: 375
llegó ya su postrer hora.
ARTURO Pues bien, si sois inflexible,
si sois a mis ruegos sorda,
yo la sabré defender [89]
de vuestra furia rabiosa. 380
(Saca la espada y se coloca delante de ROSMUNDA.)
Venid, mandad los verdugos:
que esta espada cortadora
su sangre vil verterá
si aun mirarla infames osan:
o a lo menos, si a pesar 385
de mis esfuerzos la inmolan,
sufriendo una misma suerte
no la veréis morir sola.
ELEONORA �Atrevido!
ROSMUNDA                  �Qué haces?
 

(Le ase por el brazo y le impide esgrimir la espada.)

 
ARTURO                                        Suelta,
ELEONORA Desarmadle.
ARTURO                     �Y tú me estorbas!... 390
 

(Los SOLDADOS se abalanzan sobre ARTURO y le desarman. ROBERTO quiere herirle; la Reina le detiene.)

 
ELEONORA Apartaos.
ROSMUNDA                 �Imprudente!
�Dónde un ciego amor le arroja!
No castiguéis su locura (A ELEONORA.)
que es mía la culpa toda.
ELEONORA �También vos le defendéis? 395
ROSMUNDA Y �quién no siendo, señora,
un monstruo vil, puede ver
tanto amor, y no le adora?
ARTURO �Qué has dicho? �Oh felicidad!
�Ah! que esa palabra sola 400
me premia cuanto sufrí. [90]
ROSMUNDA Ya la muerte es deliciosa;
que el hombre debe morir
cuando tanta dicha logra.
Oh Reina, mandad que sea 405
común nuestra suerte ahora.
ELEONORA Sí, lo será: lo resuelvo:
sé ya lo que hacer me toca.
Roberto, en todas las puertas
poned segura custodia. 410
Que de este cuarto no salgan
ni uno ni otro... A que dispongan
yo voy cuanto a tu venganza,
a mi dignidad importa.
Vosotros aquí esperad: 415
mi sentencia será pronta.
 

(ROBERTO habrá colocado centinelas fuera de las puertas: hecho lo cual, sigue a ELEONORA con los demás SOLDADOS, quedando ROSMUNDA y ARTURO solos.)

 
 

Escena VI

 

ROSMUNDA. ARTURO.

 
ROSMUNDA Oíd... esperad... �Malvada!
�Monstruo de infamia y horror!
�No le basta a su rencor
mi sangre verter airada? 420
�Aún quiere más su furor!
�Quiere la tuya!... Infelice,
yo soy, yo soy quien te mata;
�por qué a mujer tan ingrata
hora tu voz no maldice? 425
ARTURO �Qué pronunciáis, insensata?
�Yo maldecirte!... No, no:
bendigo más bien al cielo;
pues sensible a tanto duelo,
mi ruego ardiente cumplió. 430 [91]
Morir contigo es mi anhelo,
morir a tu lado, sí;
verte en mi postrer suspiro;
y una señal ver en ti
cuando muriendo te miro 435
de compasión hacia mí.
Desde la infancia florida
fuiste mi dulce ilusión;
mas esa ilusión perdida,
ya marchito el corazón, 440
�de qué me sirve la vida?
ROSMUNDA Calla, calla; que un puñal
clavas agudo en mi seno:
yo te fui siempre fatal;
y en tu vivir el veneno 445
ha derramado del mal.
Por mí tu patria dejaste,
hallando la esclavitud:
pagué con ingratitud
tanto amor... Tú me salvaste; 450
y es tu premio un ataúd.
ARTURO �Mi premio!.. Pues �cuál mayor
puedo aguardarlo de ti?
�Tu compasión y tu amor!
Porque �ya me quieres, sí? 455
ROSMUNDA �Qué he de decirte? �ay dolor!
Cual mereces, no lo sé;
mas te adoro como a un Dios.
ARTURO Y �tanta dicha logré?
ROSMUNDA No ufano tu pecho esté: 460
que a morir vamos los dos.
ARTURO Y �qué me importa? Un momento
de este inefable contento
vale muy bien el morir:
y cuando me venga a herir 465 [92]
luego el verdugo sangriento,
a su acero mi garganta
sin pesar entregaré;
y a la muerte le diré:
quien te debe dicha tanta, 470
cual un bien llegar te ve.
Tan solo un favor pretendo
de tu enemiga impetrar:
en tu tumba descansar:
si no eres mía viviendo, 475
selo después de expirar.
Mas �qué digo?... �No me queda
un instante todavía?
�Quién esta dicha me veda?
�Ay! antes que al hierro ceda 480
el placer me mataría!
Sí, Rosmunda, es menester:
de mi eterno padecer
yo exijo una recompensa.
ROSMUNDA �Cuál?... dímela.
ARTURO                             Es grande, inmensa. 485
ROSMUNDA Para ti corta ha de ser.
ARTURO Si en mí de este amor el fuego
siempre fue sincero, puro;
si a muerte por él me entrego,
jura que a mi último ruego 490
accederás.
ROSMUNDA                  Sí, lo juro.
ARTURO Mira que lo has de cumplir.
ROSMUNDA Habla.
ARTURO             A la esfera gloriosa
de Dios te va a recibir,
tú, Rosmunda, has de subir 495 [93]
con el nombre de mi esposa.
ROSMUNDA �Yo!
ARTURO         Mi fe recibe ahora;
que no nos ha de negar
en nuestra postrimer hora
un ministro del altar 500
nuestra fiera matadora.
ROSMUNDA �Ah! �qué pretendes de mí?
ARTURO �Te retractas por ventura?
ROSMUNDA Yo no soy digna de ti.
ARTURO Di que me aborreces, di 505
que eres ingrata, perjura.
ROSMUNDA �Arturo!
ARTURO               Aparta, y me deja
buscar la muerte horrorosa.
ROSMUNDA Detente.
ARTURO                �Mujer odiosa!
ROSMUNDA �Ah! cese tu injusta queja. 510
Triunfaste ya: soy tu esposa.
(Se arroja a sus pies.)
ARTURO �Mi esposa!... �Es cierto?
ROSMUNDA                                          Lo soy:
tu esclava fuera también.
Mira: a tus plantas estoy.
ARTURO No, ven a mis brazos, ven. 515
Toma: este anillo te doy;
es el anillo nupcial. [94]
ROSMUNDA Lo acepto.
 

(ARTURO saca un anillo que lleva y se lo da a ROSMUNDA: esta lo toma; y abrazados luego los dos, caen arrodillados.)

 
ARTURO                    Y tú, eterno Dios,
desde tu asiento inmortal
tu bendición celestial 520
derrama sobre los dos.
Abre el alto firmamento,
muestra tu trono, Señor;
y entre su santo esplendor,
dígnate el fiel juramento 525
recibir de nuestro amor.
Recíbelo, sí, que es puro;
y estas almas que lo dan,
dejando este suelo obscuro
tras él se refugiarán 530
hoy a tu eternal seguro;
y allí en perdurable paz
ante tu divina faz,
de esta santa unión la tea,
si aquí lució tan fugaz, 535
inmortal y eterna sea.
 
 

Escena VII

 

Dichos. ROBERTO. SOLDADOS.

 
ROBERTO Allá os esperan, marchad.
(A ROSMUNDA y ARTURO.)
Vosotros acompañadlos. (A los SOLDADOS.)
 

(Vanse ARTURO y ROSMUNDA rodeados de SOLDADOS.) [95]

 
 

Escena VIII

 

ROBERTO solo.

 

(ROBERTO mira por la ventana.)

 
ROBERTO Si la obscuridad no engaña
ya Enrique se va acercando. 540
Él es, no hay duda... Cumpliendo
de Eleonora los mandatos,
esta carta dejo aquí:
Retiremos los soldados.
 

(Coloca sobre la mesa la carta de ROSMUNDA; hace después salir a los centinelas que había colocado fuera de la puerta, y vase.)

 
 

Escena IX

 

ENRIQUE solo.

 
�Qué soledad!... �Dios mío!... �Por qué causa 545
do mis pasos dirijo a nadie encuentro?
�Dónde Rosmunda está?... Su estancia es esta...
Reposando tal vez... Con todo, entremos.
(Quiere entrar por la puerta de la izquierda.)
�Cielos! �cerrado!.. �Qué misterio?.. El paje
aseguró que Arturo... �Con qué intento 550
ha podido venir?... �Cómo ha logrado
penetrar?... �Do estará?... �Por qué tan tierno,
tan profundo interés muestra por ella?
�Acaso?... �Qué sospecha!... No, no es cierto.
Esa lámpara indica que no ha mucho 555
alguno estaba aquí... Pero �qué veo?
�Una carta!... �A mi nombre!... Es de Rosmunda.
Veamos... �Cielos!... Al abrirla tiemblo.
 

(Abre la carta y la lee con grande agitación pronunciando en alta voz algunos trozos de ella.)

 
�Huyo de vos... Un ángel me ha salvado...
�Yo no puedo ser vuestra... Mano y cetro 560
�a Eleonora debéis... Dadme al olvido... [96]
�Restituid la paz a vuestros pueblos.�
�Ah! Ya penetro tan horrible arcano.
�Soy vendido!... �Traidores! �Este premio
das, ingrata a mi amor!... Yo generoso 565
pongo a tus pies mi corazón, mi cetro;
todo sin vacilar lo sacrifico;
horrible guerra por tu causa enciendo;
�y me vendes así!... Pérfida, tiembla...
Probarás mi venganza... De aquí lejos 570
no puede estar aún... Vamos... Hallarla
sabré, mas que la oculte el mismo infierno.
(Va a salir.)
 
 

Escena X

 

ELEONORA. ENRIQUE.

 
ELEONORA Detente... �Dónde vas?
ENRIQUE                                      �Dios! �Eleonora!
�Tú aquí?... �Cómo pudiste?... �Ah? ya comprendo.
�Horrible trama!... No, no es delincuente 575
Rosmunda, no lo es, no puede serlo.
Tú, malvada, a escribir la has obligado
esta carta, sí, tú... �Vano proyecto!
�Torpe e inútil ardid!... Siempre la adoro;
y a ti, pérfida, a ti, más te detesto. 580
ELEONORA Enrique, os engañáis... Ya estaba escrita
cuando aquí penetré.
ENRIQUE                                   No, no lo creo.
ELEONORA Lo estaba: yo os lo digo; y con Arturo
iba Rosmunda de este sitio huyendo.
ENRIQUE �Arturo! �Arturo!... �Y bien! �Quién es? �qué quiere? 585
�quién le trajo? �Do está? �Cuál es su intento?
Pronto, decid, hablad. [97]
ELEONORA                                     Señor, calmaos.
�Eso me preguntáis?... �Qué! �Sois tan ciego,
que no habéis conocido lo que todo
revelando os está?... �Su ardiente fuego 590
por ventura ignoráis?... �Nunca os han dicho
que ambos en su niñez se conocieron
que a la par con la edad, en paz dichosa,
creció su ardor entre infantiles juegos?
Sabed que en su pasión por conseguirla 595
todo él lo arrostra, despreciando riesgos;
y ella premiando su constante llama,
olvida vuestro amor, rehúsa el cetro.
ENRIQUE �Ah! �qué es lo que decís? �Atroz engaño!
�Que tanta falsedad quepa en su pecho! 600
ELEONORA Mirad, mirad quien preferirme osasteis:
por esa aleve despreciar me veo;
por ella Enrique sacros nudos rompe:
�del amor de un monarca digno objeto!
ENRIQUE No prosigáis, callad... Ved que es horrible 605
este suplicio que al oíros siento.
ELEONORA �Luego conoces ya los que he debido
por tu amor padecer fieros tormentos!
�Mira si son atroces!... Si los sientes
como yo los sentí, vengada quedo. 610
ENRIQUE No cabe más sufrir... Se abrasa el alma...
�Eleonora infeliz, te compadezco!
Mas solo la venganza... Di: �por dónde
esos infames de este sitio huyeron?
ELEONORA No huyeron, no... Para evitar su fuga 615
aquí sin duda me condujo el cielo.
ENRIQUE �Luego se hallan aquí?
ELEONORA                                      Sí. [98]
ENRIQUE                                           �Dónde?
ELEONORA                                                         Cerca.
ENRIQUE �Cerca?... Vamos.
ELEONORA                               Detente.
ENRIQUE                                             Verla quiero.
ELEONORA �Para qué?
ENRIQUE                   No lo sé... Quiero vengarme...
Echarle en cara su maldad pretendo... 620
Ver qué disculpa da... �Quién sabe?... Acaso
no es tan culpada, no, como creemos.
ELEONORA Sí, la verás... Mas pierde la esperanza;
que de pensar en ella pasó el tiempo.
Tuya no puede ser.
ENRIQUE                               �Por qué?
ELEONORA                                               Sabraslo. 625
Abrid... Mírala allí... Tiene otro dueño.
 

(Las puertas del fondo se abren y dejan ver una capilla con su altar alumbrado. ROSMUNDA y ARTURO están arrodillarlos a los pies de un sacerdote recibiendo la bendición nupcial. Están rodeados además de soldados.)

 
 

Escena XI

Dichos. ROSMUNDA. ARTURO. ROBERTO. SOLDADOS.

 
ENRIQUE �Qué veo?... �Santo Dios!... �Al pie del ara!
�Con Arturo! �Oh furor!... Sabrá mi acero...
 

(ENRIQUE saca un puñal y corre furioso para herir a ROSMUNDA; pero al ir a dar el golpe, retrocede horrorizado y arroja el arma. ROSMUNDA y ARTURO [99] se levantan con espanto. ELEONORA acude a defenderlos, haciendo que se interpongan los soldados.)

 
ARTURO �El rey!
ENRIQUE              �Qué horror!... �Jamás!
ROSMUNDA                                                   �Señor!
ELEONORA                                                               No temas.
Soldados acudid... Yo te defiendo. 630
ENRIQUE �Vos!
ELEONORA           Su noble virtud me ha desarmado.
ENRIQUE Su perfidia más bien.
ELEONORA                                   Ese himeneo
yo lo he querido.
ENRIQUE                             �Oh cielos! Tú, Rosmunda,
�te sacrificas?
ROSMUNDA                        No... Que un ángel tengo,
un ángel por esposo.
ENRIQUE                                   �Has olvidado 635
que yo también?...
ROSMUNDA                                 Señor, no habléis en eso...
Sólo una prueba ya de amor os pido.
ENRIQUE �Cuál?
ROSMUNDA              Mirad vuestra esposa.
ENRIQUE                                                  �Ah! ya te entiendo.
A sus pies estoy ya.
(Se arroja a los pies de ELEONORA.) [100]
ELEONORA                                  Ven a mis brazos
 

(ENRIQUE y ELEONORA se abrazan.)

 
ROSMUNDA Sed dichosos... A Dios.
ENRIQUE y ELEONORA                                        A Dios.
ROSMUNDA (A ARTURO.)                              Marchemos; 640
la Francia nos espera.
ARTURO                                    Vamos.
ENRIQUE                                                  �Nunca
volveré a verte?
ROSMUNDA                           Sí.
ENRIQUE                                �Dónde?
ROSMUNDA                                               En el cielo.

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