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ArribaJornada III

 

Valle, cercado de ásperos montes.

 

Escena I

 

Dentro, LUCRECIA, LESBIA y BANDOLEROS, luego, el ÁNGEL CUSTODIO, que sale vestido de bandolero.

 
LUCRECIA

 (Dentro.) 

No los sigáis, dejadlos por vencidos.
VOCES

 (Dentro.) 

A la falda del monte, foragidos;
¡al llano, por acá!
LESBIA

 (Dentro.) 

Lucrecia, espera.
LUCRECIA

 (Dentro.) 

Lesbia, sigue mi voz por la ladera,
a la falda del monte.
LESBIA

 (Dentro.) 

No está tierna,
5
y si está asada; vamos a la pierna.
LUCRECIA

 (Dentro.) 

Custodio, no te alejes.
CUSTODIO

 (Sale.) 

Ya te sigo.
Tus auxilios, Señor, vengan conmigo.
Custodio soy, que del celeste coro
asisto al hombre por defensa y guía. 10
Después que Franco en penitente lloro
trocó blasfemia, robo y tiranía,
de vista corporal por Dios privado,
de España, Italia y Francia peregrino,
los santos templos ciego ha visitado, 15
siendo María norte a su camino.
Y della misma su fervor guiado,
habita deste monte cavernoso
una silvestre gruta retirado,
sin salir della más que lo forzoso 20
a pedir de limosna el alimento,
que de su Santidad los comarcanos
admirados, le dan para el sustento;
donde al duro castigo de sus manos,
de los pesados hierros que afligido 25
su triste cuerpo trae, dellos cubierto,
tanto de todos se ha desconocido,
que para el mundo con su vida ha muerto.
Su pobre padre ya desamparado
y de humano favor destituido, 30
con unas ruedas un leal criado,
por los caminos mísero y tullido,
le trae, pidiendo de limosna al hombre,
no sustento a la vida, sino al nombre.
Pero Lucrecia ya desesperada, 35
al vicio se entregó, al deleite vano;
y de Franco ofendida y olvidada,
temiendo la venganza de su hermano,
de unos locos soldados asistida,
que del presidio al monte la siguieron, 40
en su disolución gasta su vida.
Caudillo de bandidos que acogieron,
al robo, a la lujuria, al homicidio,
el seguro trocó de aquel presidio.
Mas por ser causa de su error injusto, 45
tanto el ruego de Franco a Dios empeña,
que a mí remite Dios el celo justo
del llanto que su amor nunca desdeña.
Y porque esta alma logre su socorro,
tomando forma corporal, vestido 50
su traje y su apariencia, el campo corro
por compañero dellos admitido,
para guiar sus pasos a la senda
donde el brazo ha de hallar que la defienda.
Su hermano (su venganza pretendiendo) 55
trae el monte de deudos y de amigos
una escuadra, a quien ella resistiendo,
de su misma deshonra bate testigos.
Librarla deste riesgo está a mi cuenta,
porque logre la luz que el cielo intenta. 60
Malogre aquí el abismo su venganza,
huid de mí, cautelas infernales;
pecadores, vivid con esperanza;
no desconfíe vuestro error, mortales;
por sus cumbres buscad la penitencia; 65
que aunque el infierno busque sus legiones,
aunque juntos os hagan resistencia
con asombros, peligros, ilusiones,
en llegando al dolor de la flaqueza,
a vuestro llanto envidia mi pureza; 70
pues en glorias, aplausos y alegría
noventa y nueve justos en un día
de menos gozo para el cielo han sido
que sólo un pecador arrepentido.
Mas ya vienen.


Escena II

 

LUCRECIA, LESBIA y el SARGENTO, de bandoleros con pistolas; el ÁNGEL CUSTODIO; luego dentro, los demás BANDOLEROS y DATO.

 
LUCRECIA
Seguidme al llano todos.
75
LESBIA
¡Mueran cimbrios, esguízaros y godos!
¡Muera el mundo y la carne! No hay templarme;
que estoy hecha una onza y un adarme.
LUCRECIA
¿Custodio?
CUSTODIO
¿Qué hay, Lucrecia?
LUCRECIA
Tu consejo
estorbó mi venganza; por ti dejo 80
de tener hoy rendidos a mi mano
cuantos acompañaban a mi hermano.
La venganza he perdido
de un tirano, un aleve, un fementido,
que causa fue de toda mi ruina, 85
y tras serlo, sus pasos encamina
a darme muerte. Viven las estrellas,
que influyan mis desdichas, que aunque dellas
lo resista el poder o me lo impida,
he de quitarle la tirana vida, 90
porque el cielo salpique derramada
su sangre infame de mi mano airada,
y borre en su cuaderno cristalino
el decreto cruel de mi destino.
Por aguardarle donde tú dijiste, 95
el río los libró.
LESBIA
Y al verte triste
estuvo el valor mío,
viven los cielos, por matar el río:
que por matar me como yo los codos;
mas tras todo esto he muerto más que todos. 100
CUSTODIO
¿Qué has muerto?
LESBIA
Como no hemos almorzado,
salía un pobrete, que iba muy cansado,
la alforja te alivié, en que echarle plugo
un jamón, una bota y un mendrugo;
maté la sed y el hambre, y esto es cierto: 105
mira si más que todos habré muerto.
LUCRECIA
¡De enojo y de furor se abrasa el pecho!
CUSTODIO
Yo dejaré, Lucrecia, satisfecho
bien presto tu deseo y mi cuidado;
y aunque pienses que ahora te he estorbado 110
el intento furioso y vengativo,
a mayor vencimiento te apercibo.
Yo sé dónde has de hallar cabal contento,
y dónde has de lograr el vencimiento.
SARGENTO
Pues guía adonde sea la venganza 115
castigo de su loca confianza;
que repartidos ya los compañeros,
atalayando están esos oteros.
LUCRECIA
Muera este hermano vil, ciego y osado.
LESBIA
Muera este hermano, y hágole cuñado. 120
CUSTODIO
Seguidme pues, y recoged la gente;
que antes que el sol sepulte el occidente,
has de ver conseguida tu esperanza.
LUCRECIA
Lesbia, la señal da de la venganza.
SARGENTO
Pues agora verás, bella Lucrecia, 125
lo que mi amor tu desenojo precia.
LESBIA
¡Al llano, compañeros!
BANDOLEROS

 (Dentro.) 

Vamos todos.
LESBIA
Gloria es verlos echar atrás los codos;
a mi voz vienen, como gato a bofes;
todo es bulla y contento, todo es voces. 130
Más gente va al camino.
DATO

 (Dentro.) 

Almas cristianas
(así nunca durmáis por las mañanas),
que a estos dos pobres mancos y tullidos
algún socorro den vuestras piedades,
por las ochenta y tres necesidades. 135
LUCRECIA
¡Valgame el cielo! El pecho se me altera
siempre que oigo esta voz; pues considera,
siendo el padre de Franco y su criado,
mi afrenta en ellos.


Escena III

 

DATO, tirando de un carretón, donde viene MANSTO; ambos pobremente vestidos. Dichos.

 
LESBIA
¡Qué desandrajado
que viene el pobre Dato!
MANSTO
Dato amigo,
140
anda a espacio; que vamos fatigados.
DATO
No puedo más conmigo,
que el hambre me da priesa. A estos cuitados,
muertos de hambre: siquiera algún mendrugo
me den que coma, o un celemín de harina, 145
o en una artesa cantidad de engrudo.
Así los libre Dios de hambre canina.
MANSTO
Socorrednos, por Dios.
DATO
Hombre del diablo,
que no sabes pedir, suelta el vocablo
muy remilgado y pide con tonillo, 150
que eso lastimará a quien llega a oillo.
Socorran a este pobre disparate,
pues de los dos que ven en tal pobreza,
uno no tiene pies ni otro cabeza;
porque estando jugando nuestros amos, 155
de una pinta corrupta así quedamos.
LUCRECIA
Calla, villano, loco.
DATO
¡San Marcelo!
LESBIA
Calla, traidor.
MANSTO
¡Qué veo, santo cielo!
DATO
¿Lesbia? ¿Lucrecia?
LUCRECIA
Infames, pues testigos
sois de mi agravio, aquí de mis castigos 160
probaréis el rigor, Lesbia, excusemos
en estos dos afrentas que tenemos:
tira tú al uno, que yo al otro tiro.
LESBIA
Caigan al punto, nuestra infamia muera.
DATO
Mujer de Barrabás, aguarda, espera. 165
CUSTODIO
Tened; con unos pobres sin defensa,
¿Qué es lo que hacer queréis?
LUCRECIA
Vengar mi ofensa.
MANSTO
Señora, si estas canas parte han sido
de vuestra injuria, ya me veis rendido;
mas si os queréis vengar, no desa suerte, 170
porque en mí es beneficio el darme muerte.
LUCRECIA
Déjalos; que no hiere la violencia
del rayo donde no halla resistencia.
SARGENTO
Vamos, que espera ya la compañía.
LUCRECIA
Vamos, Custodio.
CUSTODIO
Vamos; que este día
175
verás lo que en mí tienes.

 (Aparte. 

Guiaréla
donde el abismo rinda su cautela.)
 

(Vase con LUCRECIA.)

 
DATO
¡Ah, Lesbia, Lesbia!
LESBIA
De matarte dejo,
porque no sé qué hacer de tu pellejo.
 

(Vase con el SARGENTO.)

 


Escena IV

 

MANSTO, DATO; luego, FRANCO, dentro.

 
DATO
¡Ay, Señor! pues nos dejan, escapemos; 180
huyamos de la furia en que nos vemos,
que aunque se van, estuvo ya resuelta,
y temo que han de darnos una vuelta.
MANSTO
¡Ay, Dato! Guía donde hallar podamos
quien socorra el aprieto con que estamos. 185
DATO
¿Quién ha de socorrer, si no ocasionas,
ni tú sabes pedir ni el llanto entonas?
¿No harás algún falsete o un contralto,
que este es de los ochavos el asalto?
MANSTO
¿No basta el verme así?
DATO
No es buen encuentro,
190
porque aunque estás tullido es hacia dentro;
si tú con una yerba permitieses
que dos llagas te hiciera en una pierna,
vieras caer más cuartos que en taberna.
MANSTO
¡Qué esos discursos ignorantes hagas! 195
DATO
Pues ¿hay renta más fija que dos llagas?
Pobre hay que no las diera (si son finas)
por un juro, aunque sea de salinas.
MANSTO
Pues ¿a ese le dan más?
DATO
Pues ¿no lo tocas?
MANSTO
Pues ¿por qué?
DATO
Por que pide por más bocas.
200
MANSTO
Pues ¿no basta pedir por algún santo?
DATO
Pobre hay que gasta (pues te admira tanto)
ciento con retahíla. Bueno es eso,
lo de las tentaciones del demonio:
San Pedro, San Francisco y San Antonio; 205
y si ve que el ochavo se dilata,
con las once mil vígines remata;
y si no basta, apela al purgatorio,
y aunque más se resista a la parola,
le saca por el ánima más sola. 210
MANSTO
¿Qué mayor purgatorio que el que paso
perdiendo un hijo por tan raro caso?
Un año ha que de Franco no he sabido;
ciego quedó, no sé dónde habrá ido.
¿Si es muerto ya?
DATO
El causó la muerte trague
215
nuestro mal.
 

(Óyese ruido de cadenas.)

 
FRANCO

 (Dentro.) 

Quien tal hace que tal pague.
DATO
¡Jesús, qué estruendo! El pelo se enarbola.
MANSTO
¿Qué es esto, Dato?
DATO
El ánima más sola.
¡Dios mío!
MANSTO
Espera; que ilusión sería.
DATO
Por Dios que no he de hacerla compañía. 220
MANSTO
No me dejes aquí.
DATO
¿Quieres que trague
salivas?
FRANCO

 (Dentro.) 

Quien tal hace que tal pague.
DATO
Me lleve el diablo a mí si tal pagare.
MANSTO
Dato, espera.
DATO
El ladrón que aquí parare.
MANSTO
Tu temor mi llanto apague; 225
llévame tras ti.
DATO
Si haré.


Escena V

 

FRANCO, rodeado de una cadena y con un palo en la mano, sale, tropieza en el carretón donde está su padre y cae. Dichos.

 
FRANCO
Señor, contra ti pequé;
quien tal hace que tal pague.
MANSTO
¿Quién causará asombros tantos?
DATO
Alma es de algún muerto intonso; 230
defiéndame aquí un responso
del día de Todos Santos.
FRANCO
¡Ay, cielos! ¿Quién de dolor
llega a socorrerme aquí?
MANSTO
¿Quién sois, amigo?
FRANCO
¡Ay de mí!
235
Soy un pobre pecador,
y caído a verme llego;
que aun no he sabido perder,
la costumbre de caer.
MANSTO
¡Válgame Dios! Pues ¿sois ciego? 240
FRANCO
Ciego soy y ciego fui.
MANSTO
¿Perdiste la vista?
FRANCO
No,
porque siempre he sido yo
ciego desde que nací.
MANSTO
Dato, tu socorro llegue; 245
un ciego es.
DATO
Y ¿con cadena?
Mira a ver si es alma en pena,
no sea que nos la pegue.
MANSTO
Llega a levantarle aprisa.
FRANCO
Pues en mis culpas estoy, 250
sin duda alma en pena soy.
DATO
Pues levántele una misa.
MANSTO
Llega a ayudarle.
DATO
Un demonio.
MANSTO
Que le levantes espero.
DATO
¿Qué es levantarle? Primero 255
levantaré un testimonio.
FRANCO
Llega a socorrer mi afán;
muerto estoy, según infiero;
no tengáis miedo.
DATO
Si quiero,
que no he sido sacristán. 260
MANSTO
Amigo, arrimáos a mí.
FRANCO
¿Dónde estáis?
MANSTO
Dadme la mano.

  (Aparte. 

De Franco me acuerdo en vano
Desde que este pobre oí.)
FRANCO
Pues ¿de qué lloráis, Señor? 265
MANSTO
Amigo, a mi hijo lloro,
que en vos le miro y le ignoro,
por tener vuestro dolor;
nuevas dél tener no puedo,
y es ciego.
FRANCO
Ese es mi descanso.
270
DATO
Oigan, que parece manso;
ya le voy perdiendo el miedo.
Pues ¿dónde vais por aquí,
atraillado como galgo?
FRANCO
A pedir limosna salgo. 275
DATO
Pues ¿pedís limosna?
FRANCO
Sí.
DATO
Eso sí; ¿ve cómo enrosca
la cadena? Aprenda el trato,
mire todo el aparato
que trae para juntar mosca. 280
Y ¿llaga en los codos? Haga
otro tanto, y vera usté.
MANSTO
¿Qué dices?
DATO
Pues ¿no lo ve?
La mosca viene a la llaga.
Si con el arenga mía 285
yo aqueste pobre trajera
en el carro, no lo hiciera
con cien reales cada día.
FRANCO
No tengo poco interés;
que yo este hierro aprovecho 290
para sacar los del pecho,
que yo siento y tú no ves.
Pues como el hierro en su centro
clavado está, aunque no quiera,
al golpe de los de afuera 295
saliendo van los de adentro.
A Dios, ingrato, ofendí,
de los ojos me privó,
y al alma me trasladó
los que del cuerpo perdí. 300
MANSTO
No prosigas, no prosigas;
que no te podré escuchar,
amigo, por el pesar
a que con tu voz me obligas.
O habla, porque en dolor tanto 305
quedemos ciegos los dos:
tú por decreto de Dios,
y yo al dolor de mi llanto.
FRANCO
Pues ¿por qué lloráis así?
Que hice mal, si lo he causado. 310
MANSTO
Porque os habéis comparado
a un hijo que yo perdí;
mas no será vuestro error
tanto; que el suyo fue mucho.
FRANCO
¡Válgame el cielo! ¿qué escucho? 315
Yo acaso seré peor.
MANSTO
No seréis tal, porque aquel
fue blasfemo, jugador,
engañoso, matador,
lascivo, ingrato, cruel. 320
Al cielo tanto ofendió,
que de su culpa indignado,
por castigar su pecado,
de la vista le privó.
FRANCO
No prosigas, no prosigas; 325
que no caben en mi pecho,
con los delitos que he hecho,
el dolor a que me obligas.
O habla, porque en su distrito
si es corto, al oír mi error, 330
entrará tanto dolor,
que echará fuera el delito.
MANSTO
Pues ¿por qué no estás en ti?
FRANCO
Porque he oído mi pecado.
MANSTO
Mi hijo fue desesperado. 335
FRANCO
También yo, y me arrepentí.
MANSTO
Mi hijo la vista jugó.
FRANCO
Yo la jugué y la perdí.
MANSTO
Él huyó luego de mí.
FRANCO
Pues ese mismo soy yo. 340
MANSTO
¿Qué escucho? ¡Ay, hado prolijo!
FRANCO
¡Padre mío!
MANSTO
Mi ansia crece.
FRANCO
Aquí está quien no merece
que le llaméis vuestro hijo.
MANSTO
¡Hijo mío! ¿A verte llego? 345
FRANCO
Ya estoy a tus pies felices.
Tu hijo Franco soy.
DATO
¿Qué dices?
Hombre del diablo, ¿estás ciego?
FRANCO
Franco soy, Dato, que arranco
La voz al dolor, porque hable. 350
DATO
Viéndote tan miserable.
No puedo crêr que eres Franco.
FRANCO
¡Ay de mí!, que ya sin ojos,
lograr no puedo el placer
de llegaros, padre, a ver. 355
DATO
Prueba con unos antojos.
MANSTO
Hijo, mi dicha le vio.
Llega, llégame a abrazar.
FRANCO
No me mandes levantar.
MANSTO
Hijo mío, ¿por qué no? 360
FRANCO
Porque a Dios pedí perdón,
que fue mi padre primero;
tú eres segundo, y espero
que me des tu bendición.
MANSTO
Con la mía la de Dios 365
nos alcance, hijo, este día;
y tu petición la mía,
y la de Dios a los dos.
Llega ahora, hijo querido.
FRANCO
¿Si es ilusión del deseo? 370
¡Padre mío, ya te veo!
MANSTO
¡Hijo, y yo no estoy tullido!
FRANCO
A Dios el favor confieso.
MANSTO
Gracias a su amor se den.
DATO
¿Qué miro? Y a mi también 375
se me ha sanado un divieso.
MANSTO
Hijo, ¿qué habemos de hacer?
DATO
Si estáis sanos, ¿quién lo ignora?
Que tratéis de hacer ahora
milagros para comer. 380
FRANCO
Padre, guiado de Dios.
A aqueste monte llegué,
en una cueva me hallé
que es capaz para los dos;
y della no he de salir, 385
si Dios no ordena otra cosa;
que en esta paz venturosa
pienso acabar de vivir.
MANSTO
Hijo mío, a ella me lleva.
DATO
También yo iré, Franco mío, 390
a ser (ya que no muy frío)
ermitaño de la cueva.
FRANCO
Mi dicha allá te diré;
las limosnas que me dan
allí nos sustentarán. 395
DATO
Y lo las recogeré.
FRANCO
Pues ven, Señor.
MANSTO
Tú me guías.
FRANCO
Bien me lo puedes fiar;
que para poder guiar
tengo la luz de María. 400
 

(Vase guiando a su padre.)

 
DATO
Voy a vestirme el recado
de ermitaño de antubión,
y Dios me haga sabañón,
si no fuere bien barbado.

 (Vase.) 



Escena VI

 

El ÁNGEL CUSTODIO y FEDERICO, de bandoleros.

 
CUSTODIO
Ya que solos estamos, sólo espero 405
saber para qué efecto me has buscado.
FEDERICO

 (Aparte.) 

Logre la suerte el golpe de mi acero,
pues a justa venganza le he indignado.
CUSTODIO
Decidme qué queréis.
FEDERICO
Ya lo refiero.
Yo, amigo, soy caudillo de otra gente 410
que aquel monte que el sol dora primero,
vive no en ejercicio diferente,
pues el robo también nos alimenta;
y viendo que vuestro ánimo valiente
la vuestra obedeció, daros intenta 415
parte en una ocasión la ambición mía,
que desempeñe de robar la afrenta.
Ricas hará a una y otra compañía,
si nos juntamos hoy en este monte
antes que muera el esplendor del día; 420
porque ya descubriendo este horizonte,
sé que vienen cargados de oro y plata
dos mercaderes. A lograr disponte
la empresa; que el deseo nos dilata
con tan grandes azares la codicia; 425
pues esta ni aun del riesgo se recata,
yo expiaré el camino a su avaricia,
sí tú señalas dónde pueda hallaros.
CUSTODIO

 (Aparte. 

¡Qué en vano que disfraza su malicia!
No sabe con quién habla; más reparos 430
son estos que a estas almas hace el cielo,
y así se han de lograr.) Para ayudaros
toda la compañía y mi desvelo
hoy tiene en este día convidada
a la mesa que usamos, que es el suelo. 435
Aquí estará, y apenas escuchada
vuestra seña será de mi deseo,
cuando la empresa se verá lograda
FEDERICO
Pues si eso es cierto, del mayor trofeo
que puedo pretender iré seguro. 440
CUSTODIO
Ya conseguido en mi atención le veo.
FEDERICO
Pues yo iré a prevenirlo.
CUSTODIO
Y yo procuro
que la puntualidad el logro sea.
FEDERICO
Eso esperando estoy.
CUSTODIO
Yo lo aseguro.
FEDERICO

 (Aparte.) 

Con esta industria haré que el mundo vea 445
(pues ya vio mi deshonra) mi venganza;
y tal, que apenas el horror la crea;
desquitaré en la furia la tardanza,
y de su sangre, que beber espero,
el verdor teñirá de mi esperanza 450
los manchados blasones de mi acero.

 (Vase.) 



Escena VII

 

El ÁNGEL CUSTODIO; luego, DATO; después, dos villanos, con una NIÑA.

 
CUSTODIO
El riesgo que a Lucrecia ha prevenido
su hermano es el camino verdadero
de sacarla del malo que ha seguido.
Salga este corazón de sus errores; 455
pues como aquí hasta verlo conseguido
no moverá sus plantas destas flores.
DATO

 (Dentro.) 

Déjenme, que voy a orar.
VILLANO 1.º

 (Dentro.) 

Padre, escuche.
VILLANO 2.º

 (Dentro.) 

Tras él voy.
 

(Sale DATO de ermitaño.)

 
DATO
No se cansen; que no estoy 460
hoy para milagrear.
¿Quién creyera lo que pasa?
Santo soy en relación;
Si me dura esta opinión,
es cosa de labrar casa. 465
De verme con Franco estar,
deste monte los serranos
no se dan conmigo manos
a pedir y regalar.
Los prodigios que obra fiel 470
los atribuyen a mí;
mas ellos vienen aquí,
quiero arrobarme como él.

 (Arrodíllase.) 

CUSTODIO

 (Aparte.) 

Unos villanos del ruego
de Franco a valerse vienen, 475
y a este por santo le tienen,
error de su afecto ciego;
mas, pues a Dios por tal hombre
remedio van a pedir.
invisible he de suplir 480
el mérito de su nombre.
VILLANO 1.º

 (Dentro.) 

Trae el cabrito y la bota,
y en este repecho aguarda.
DATO
¿Bota dijo? ¡Oh cómo tarda!
Sin duda viene con gota. 485
 

(Salen los dos villanos con la NIÑA desmayada.)

 
VILLANO 2.º
¡Ay, mi hermanica querida!
VILLANO 1.º
El Santo la ha de sanar;
a él la podemos llegar.
¿Santo mío?...
DATO

 (Aparte.) 

De mi vida...
VILLANO 2.º
Arrobado al parecer 490
está.
VILLANO 1.º
¡Ah santo!
VILLANO 2.º
Está arrobado.
DATO

 (Aparte.) 

Si antes hubiera llegado
la bota, pudiera ser.
VILLANO 2.º
Vuelva acá su caridad.
¿No responde?
VILLANO 1.º
¡Ah santo!
VILLANO 2.º
¡Ah padre!
495
DATO

 (Aparte.) 

Yo no sé quién es su madre;
mas puede decir verdad.
VILLANO 2.º
Padre, ¿no escucha aunque grito?
VILLANO 1.º
Tira el hábito.
DATO

 (Aparte.) 

Con tiento.
VILLANO 1.º
¿Dónde tendrá el pensamiento? 500
DATO

 (Aparte.) 

En la bota y el cabrito.
VILLANO 2.º
Trasudando está del celo.
DATO

 (Aparte.) 

No es sino de que me canso.
VILLANO 1.º
Ya volvió.
DATO
¡Oh cordero manso!
Gran calor hace en el cielo. 505
¿Quién está aquí?
VILLANO 1.º
¿No escuchaba
nuestra voz?
DATO
No llegué a oillo.
Sólo escuché un cabritillo,
que parece que balaba.
VILLANO 1.º
Le traemos de presente. 510
DATO

 (Aparte.) 

Pues presto estará pasado.
VILLANO 2.º
¡Ay padre! A esta niña ha dado
un grande mal de repente.
En tres horas la mezquina
no ha vuelto en sí.
DATO
¿Come y bebe?
515
VILLANO 1.º
Sí, padre; mas no se mueve.
DATO
Echenla una melecina.
VILLANO 1.º
Echele su bendición.
VILLANO 2.º
No aprovechan otras cosas.
DATO
Pues sájenla unas ventosas. 520
VILLANO 1.º
No; que es mal de corazón.
DATO
Pues ¿quiere un milagro a posta?
VILLANO 2.º
Sí, que también traigo un queso.
DATO
No lo puedo hacer por eso;
que me tiene más de costa. 525
VILLANO 1.º
Haga que vuelva a sus voces.
DATO
Harélo por la muchacha.
Levantese la borracha,
o le daré veinte coces.
¿No vuelve? Es que se regala. 530
CUSTODIO

 (Aparte.) 

Por Franco y por su virtud
cobre tu vida salud.
DATO
Lévantese en hora mala.
NIÑA
¿Quién llama?
DATO
¿Ya se ha movido?
VILLANO 1.º
Pues ¿no lo ve?
DATO

 (Aparte.) 

¡Grande espanto!
535
Esto es hecho, yo soy santo,
y no me había conocido.
VILLANO 2.º
¡Milagro, milagro!
DATO
Calle;
que puede escandalizar.
Cuentelo allá en el lugar; 540
que acá estamos en un valle.
NIÑA
Hermano, ¿que llego a veros?
Da un abrazo a quien te adora.
VOCES

 (Dentro.) 

¡Al valle!
LESBIA

 (Dentro.) 

A comer, que es hora.
VILLANO 1.º
¿Qué es esto?
DATO
Los bandoleros.
545
VILLANO 1.º
Huyamos.
DATO
Yo les consagro
mi temor; mas ¿el presente?
¿A quién digo? Buena gente,
¿Quieren correrme el milagro?
VILLANO 2.º
En la encina lo hallarás. 550
 

(Vanse los dos villanos con la NIÑA.)

 
DATO
Escapar quiero con él
de esta canalla cruel.
CUSTODIO
Hipócrita, ¿dónde vas?
¿Cómo te finges austero
para lograr esa palma? 555
DATO
Pues diga, pese a su alma,
predica y ¿es bandolero?


Escena VIII

 

LUCRECIA, el SARGENTO; LESBIA, con un canastillo lleno de viandas; un bandolero; después, FEDERICO, dentro. Dichos.

 
 

(Saca LESBIA el recado que trae en el canastillo y lo coloca sobre la yerba.)

 
LESBIA
Ea, vamos a comer;
que están las ollas bizarras.
LUCRECIA
Comamos.
DATO

 (Aparte.) 

Caí en sus garras.
560
SARGENTO
A fe, que ya es menester.
LUCRECIA
¿Custodio?
CUSTODIO
Aquí os esperaba.
LUCRECIA
No me puedo hallar sin ti.
DATO

 (Aparte.) 

¡Si no me hallases a mí!
LESBIA

 (Reparando en DATO.) 

¿Qué veo?
DATO

 (Aparte.) 

Mi vida acaba.
565
LESBIA
¿Es Dato?
DATO

 (Aparte.) 

¡Lance infelice!
LESBIA
Lucrecia, ¿no ves a Dato?
DATO
No soy Dato ni soy gato.
LESBIA
Dato es.
DATO
Miente quien lo dice.
LUCRECIA
Pues ¿de ermitaño se entabla? 570
DATO
Soy santo.
LESBIA
Pues no estás magro.
DATO
Calle, o haré aquí un milagro
con que la deje sin habla.
LUCRECIA
Ea, de comer nos den.
LESBIA
Llega, y comerás, cuitado. 575
DATO
Eso vaya, si es hurtado.
LESBIA
Por eso sabrá más bien.
LUCRECIA
No sé qué temor me altera,
que a comer sin gana llego.
CUSTODIO

 (Aparte.) 

Presume el corazón ciego 580
la mudanza que le espera.
LESBIA
Pon estos pájaros, Dato,
y siéntate ahí en el suelo.

 (Dale un plato, que estará cubierto.) 

DATO

 (Colocándolo en el suelo.) 

Pues esta garra es al vuelo,
para mí viene este plato. 585
SARGENTO
Hermano, los pecadores
por acá en el monte usamos
comer de lo que matamos.
DATO
Lo mismo hacen los doctores.
LUCRECIA
Pues ¿qué vocación te llama, 590
que a ermitaño te has metido?
DATO
Sigo a Franco arrepentido;
que es ya santo de gran fama.
SARGENTO
¿Franco?
DATO
Franco.
LUCRECIA
Y ¿dónde está?
DATO
En una cueva metido, 595
tan santo y tan compungido,
que allí Dios a verle va.
SARGENTO
¿Franco en tan santos cuidados?
Esta es de las que echar suelen;
más posible es el que vuelen 600
estos pájaros asados.

 (Al decir esto descubre el plato donde están los pájaros y lo vuelve a tapar.) 

CUSTODIO

 (Aparte. 

Yo volveré por tu honor.)
Déjenlo, y comamos. Dato,
descubre ya aquese plato.
DATO
Digo que es santo, y mejor. 605
SARGENTO
Como volar puede ser
estos pájaros.
 

(Descubre DATO el plato, y vuelan los pájaros.)

 
LUCRECIA
¡Qué espanto!
DATO
Digo otra vez que soy santo,
y no lo acabo de creer.
LESBIA
¡Qué asombro!
SARGENTO
Digo que ha sido
610
mi desconfianza necia.
CUSTODIO
Franco es gran santo, Lucrecia.
LUCRECIA
Absorta lo he conocido.
 

(Disparan dentro.)

 
FEDERICO

 (Dentro.) 

Ellos son, bien los atajas.
Mueran todos a mi mano. 615
LUCRECIA
Esta es la voz de mi hermano.
¡Muerta he quedado!
LESBIA
Y yo pajas,
vendidas sin duda fuimos.
LUCRECIA
Nuestra muerte es conocida.
SARGENTO
Libra, Lucrecia, tu vida 620
mientras que los resistimos.
CUSTODIO
Vente, Lucrecia, tras mí;
que yo te defenderé.

 (Vase.) 

LUCRECIA
Ya voy.

 (Vase.) 

LESBIA
Yo la seguiré.

 (Vase.) 



Escena IX

 

FEDERICO, sus parciales y BANDOLEROS, acuchillándose; el SARGENTO, DATO y un bandolero.

 
FEDERICO
No salgan vivos de aquí, 625
matadlos.
DATO
Eso a estos dos.
FEDERICO
Mueran.
SARGENTO
No es fácil, traidores.
 

(El SARGENTO y los bandoleros se retiran defendiéndose, FEDERICO los persigue con su gente, DATO queda solo en la escena.)

 
DATO
Miren lo que hacen, señores;
que dan a un siervo de Dios.
¡Gran mal! ¡Quién pudiera hacer 630
aquí un milagro de espanto!
¡Cielos, que sea yo santo
cuando no lo he menester!
¿Qué haré? Satanás me prueba.
¿Qué dudo? Pese a mi vida, 635
cargaré con la comida,
y meteréme en la cueva.
Franco, a ti me iré a amparar;
mas si ellos vuelven, ¿por dónde?

 (Coge la comida, entra por un lado y sale por otro.) 



Escena X

 

Monte. Vese la entrada de una cueva.

 
 

El ÁNGEL CUSTODIO y LUCRECIA; DATO.

 
CUSTODIO
En esta cueva te esconde; 640
que en ella te has de salvar.
LUCRECIA
No me dejes sola, espera.
CUSTODIO
No; que a asegurarte voy.

 (Vase.) 

LUCRECIA
¡Válgame Dios! Muerta estoy.
DATO
Yo escurro por acá fuera. 645

 (Vase.) 

 

(Entra LUCRECIA dentro de la cueva.)

 


Escena XI

 

Interior de la cueva. Un Cristo y una lamparilla.

 
 

FRANCO, arrodillado delante del Cristo; después, MÚSICOS dentro; LUCRECIA.

 
LUCRECIA
¿Qué haré en tanta confusión?
Mas ¡cielos, asombro extraño!
Aquí está un santo ermitaño
elevado en su oración.
Pero ¿qué miro? ¡Ay de mí! 650
¿Cómo tan mala mujer
amparada piensa ser
de quien con Cristo está allí?
Mas la piedad moverá
su favor. Santo varón, 655
amigo (su elevación
le enmudece, absorto está),
a una mujer afligida
valed con vuestro sagrado.
FRANCO
Señor, ¿si habréis perdonado 660
los errores de mi vida?
LUCRECIA
¡Válgame el cielo! ¿qué oí?
Éste duda su perdón;
pues con tan mal corazón
Señor, ¿qué será de mí? 665
El alma me ha traspasado,
mi Dios, aquella sentencia.
Si esto dice esta inocencia,
¿qué os dirá tanto pecado?
 

(Vuelve el Crucifijo las espaldas, y al pie de la cruz se descubre una calavera.)

 
MÚSICOS

 (Dentro.) 

Tibi soli peccavi. 670
LUCRECIA
¡Ay infelice de mí!
La espalda me ha vuelto el Cristo,
y el rostro a la muerte he visto;
justo es, pues yo le ofendí.
Pues agora, llanto mío, 675
agora, agora, pesar,
agora es tiempo de dar
calor a pecho tan frío.
Sean mis ojos un río,
ciéguense a tanto dolor, 680
y pues les niega el favor
del rostro vuestra piedad,
no les quede claridad
para ver vuestro rigor.
Anúdeseme el aliento 685
al dolor que le quebranta,
y la voz a la garganta
quede asida en tal tormento.
¡Ay de mí, que aun no lo siento!
Pues vos me volvéis aquí 690
la espalda (si no es que ansí,
cuando no verme intentáis,
los azotes me mostráis
que habéis pasado por mí),
volved, volved a templaros, 695
pues ya rendida me veis;
llanto tengo en que os bañéis,
cabellos para limpiaros.
No, no podéis excusaros;
que a Magdalena por ellos 700
volvisteis los ojos bellos,
y estos os han de vencer,
pues he llegado a coger,
la ocasión por los cabellos.
Mas si no os pueden tocar 705
por estar en mi cabeza,
centro de tanta torpeza,
yo me los he de arrancar.
Al aire quiero entregar
este manojo, arrancado 710
de mi frente, vuelve osado,
porque vuestros pies, más bellos,
puedan ir a buscar ellos
sin la raíz del pecado.
Y tú, que a sus pies te miras, 715
varón justo, ejemplo grande
de su gran misericordia,
socórranme tus piedades;
pues está Dios indignado,
de ti mi temor se vale: 720
lo que no por mi delito,
por tu intercesión lo alcance.
Piedad, piedad a mi llanto,
socorre esta triste nave,
que de un través se va a pique, 725
siendo mis ojos dos mares.
¡Que me anego! ¡Que me anego!
Porque no basta a sacarme
del golfo de mis pecados
de mis suspiros el aire. 730
Con lluvia el austro me alienta
para que mis ojos bañen
del dolor la hinchada vela
que al viento seca se abre.
Zozobrando a tus pies llego, 735
y dellos no he de apartarme
sin que mi llanto el escollo
de mis delitos ablande.

 (Arrójase a los pies de FRANCO.) 

FRANCO
¡Ay de mí! Cuando pregunte
si mis culpas perdonaste, 740
me respondes con que vea
quien por mí te ofende fácil.
Pues ahora, Señor mío,
es ocasión de empeñarte
a más piedad, que te pido 745
por los dos que a tus pies yacen.
Señor, si has vuelto la espalda
por mostrar en las señales
de tus azotes la causa
que tienes para enojarte, 750
con la misma acción te obligo;
pues si por las culpas grandes
del hombre los padeciste,
cuando tus golpes señalas,
también tu piedad señalas, 755
pues nos acuerda tu imagen
que para olvidarte dellos
a la espalda los echaste.
Esta es la oveja perdida.
Ea, Pastor; ea, Padre; 760
que della tú mismo has dicho
que más gozo al pastor trae
ésta sola que las otras
noventa y nueve restantes.
Con tu palabra te obligo, 765
Señor, no puedes faltarme,
pues dices por aquel rey
pecador en otra parte...
 

(Vuélvese el Cristo mientras cantan.)

 
MÚSICOS

 (Dentro.) 

Cor contritum et humiliatum,
Deus, non despicies. 770
FRANCO
Ya el iris de paz señala
Seguras serenidades.
Mujer, ya Dios te perdona
por ser tu dolor tan grande.
LUCRECIA
El corazón se me arranca 775
del dolor y del combate
de mi pesar y mi culpa.
Mis alientos son volcanes,
fuego respiro, y parece
que a interiores golpes graves 780
este mortal edificio
titubea, si no cae.
Lánguida la voz me avisa;
del pulso el vital volante,
la postrer hora el reloj 785
con intercadencias late.
Ya las columnas flaquean,
ya rinde la basa frágil
su seguridad al peso
de la fábrica inconstante. 790
Mi luz se acaba ¡ay de mí!
Escucha mis culpas, Padre;
mi confesión sea llama
que doble antes que se apague.
FRANCO
¿Qué dices? que no merezco 795
yo esa dignidad tan grande,
si no es, porque más los llore,
ser la causa de tus males.
LUCRECIA
¿Qué dices?
FRANCO
Que yo soy Franco,
porque con llanto incesable 800
debo llorar tus pecados
con sentimiento más grande.
LUCRECIA
Caiga sobre mí tu llanto
para que mis culpas lave,
y a tus pies, oh santo, pido 805
como deuda a tus piedades,
pues a enfermar me trajiste,
que me lleves donde sane.
Mira que me va faltando
aliento; que al golpe grave 810
del cuchillo del dolor
ha sido el llanto la sangre.
FRANCO
¡Dichoso dolor! ¿Qué haré?
María, tu luz me ampare.
MÚSICOS

 (Dentro.) 

Franco, pues Dios te perdona, 815
busca, por lograr tu celo,
la religión del Carmelo,
que te ha de dar la corona.
FRANCO
¡Oh soberana María!
No sólo os debo el guiarme, 820
sino el aviso también
del socorro deste trance.
Levanta, mujer, pues ya
caída, te levantaste.
Sígueme; que porque vayas 825
decente, mi anciano padre
te acompañará a la cumbre
más cercana deste valle,
donde está un santo convento
que es de la virgen del Carmen. 830
En él los dos pediremos,
tú fuente donde te laves,
y yo el santo escapulario;
y pues me guió, él me salve.
LUCRECIA
Tu virtud mi arrimo sea. 835
FRANCO
Quien te arruinó te levante.
LUCRECIA
¡Qué dicha!
FRANCO
A Dios le agradezco...
LUCRECIA
¿Qué agradeces?
FRANCO
Sus piedades.
LUCRECIA
¿Por qué?
FRANCO
Porque han permitido...
LUCRECIA
¿Qué?
FRANCO
Que las llamas voraces
840
que para encenderte fueron,
sirvan ya para alumbrarte.


Escena XII

 

Campo. Portería y fachada principal de un convento del Carmen.

 
 

DATO, LESBIA; luego, FEDERICO, dentro.

 
LESBIA
Dato, ampárame, que vienen.
DATO
El demonio que te ampare.
Anda, mujer.
LESBIA
Ya no puedo.
845
DATO
Cerca está el convento.
LESBIA
¿Qué haces?
DATO
Este es el Carmen, camina.
LESBIA
¿Adónde?
DATO
A meterte fraile.
LESBIA
Mira que llegan.
FEDERICO

 (Dentro.) 

Seguidlos,
ninguno vivo se escape. 850
LESBIA
Ya han muerto a Lucrecia.
DATO
Cierto.
LESBIA
Y al Sargento también.
DATO
Dale.
LESBIA
Ya a alcanzarnos vienen...
DATO
Toma.
LESBIA
Más de cien ladrones.
DATO
Zape.
Aquesta es la portería. 855
Yo llamo. ¡Ah de casa, padres!

 (Llama.) 

LESBIA
Que llegan ya; llama apriesa.
DATO
Rajas el badajo se hace,
y no lo oyen. ¡Padres míos!
Cenando están estos frailes. 860
¡Padre portero!


Escena XIII

 

Dos frailes del Carmen. DATO, LESBIA.

 
UNA VOZ

 (Dentro.) 

¿Quién llama?
DATO
Salgan, pese a mi gaznate;
que se me arranca el gallillo
de dar voces.
 

(Salen dos frailes del Carmen.)

 
FRAILE 1.º
Ya los abren.
FRAILE 2.º
¿Qué es lo que quieren, hermanos? 865
DATO
¡Socorro, socorro, padre!
Que vienen tras de nosotros
cien hombres como gigantes.
¡Socorro! Sí, padres míos:
¡Socorro, que han de cascarme; 870
Socorro, que ya se acercan;
Socorro, que el miedo es grande;
Socorro, que vienen muchos!
FRAILE 2.º
Quedo, que no viene nadie.
DATO
¿No vienen? Y si no vienen, 875
lo pensé, así Dios me guarde.
FRAILE 2.º
Sólo un hombre venir veo,
que en la apariencia del traje
más compadece que ofende.


Escena XIV

 

FRANCO. Dichos.

 
FRANCO
Mis pies fatigados hallen, 880
María, el centro que busco,
pues ya a Lucrecia mi padre
a un religioso ha guiado,
que la confiese y la saque
del abismo de su culpa. 885
DATO
Franco es este. ¡Ay Franco! Dame
mil abrazos luego al punto.
LESBIA
¡Cielos, mudanza notable!
FRAILE 2.º
¿Este es Franco, de quien todos
cuentan prodigios tan grandes? 890
FRANCO
No soy sino un pecador
que humilde a esas plantas yace.
De voz del cielo guiado,
a pediros vengo, padres,
que me deis para morir 895
en la religión del Carmen,
el sagrado escapulario,
que ha sido norte brillante
por donde saqué del golfo
de mis delitos la nave; 900
y hoy os te pido porque
sepan todos los mortales
que este santo hábito sólo
a salvarnos es bastante.
FRAILE 2.º
¡Qué dices?
FRAILE 1.º
Padre prior,
905
désele, en nada repare,
no le malogre un tesoro
a la religión tan grande.
FRAILE 2.º
¿Cómo eso decís, sabiendo
que están tan pobres los padres, 910
que no hay en toda la casa
ningún hábito que darle?
Pues ¿cómo quiere que ahora,
con tantas necesidades,
nuestra pobreza le admita? 915
FRANCO
No me neguéis bien tan grande;
que el ciclo os dará remedio.
DATO
Padre, si este bien nos hace,
denos el hábito a entrambos;
que aunque no lo digo a nadie, 920
soy santo de cuando en cuando,
y porque hábito no falte,
haré un milagro al momento.
FRAILE 2.º
¿Cómo ha de ser?
DATO
Eso es fácil.


Escena XV

 

Varios religiosos, dos de ellos con luces delante del ÁNGEL CUSTODIO, que trae el hábito en un azafate; luego, FEDERICO, dentro. Dichos.

 
MÚSICOS

 (Dentro.) 

Te Deum laudamus, etc. 925
CUSTODIO
Franco, Dios, que aquí te llama,
para que nada te falte,
aquí el hábito te envía.
FRANCO
Mi humildad su nombre alabe.
DATO
Venle aquí, me lleve el diablo 930
si no soy santo; de un ángel
tengo el alma, sean testigos.
FRAILE 2.º
¡Cielos, prodigio notable!
FRAILE 1.º
¡Gran ventura!
LESBIA
¡Extraño asombro!
CUSTODIO
Llega, Franco, y el ultraje 935
de los hierros quita al cuerpo,
pues del alma los quitaste.
FRANCO
Señor, tu voz obedezco.
CUSTODIO
Tu ventura envidia un ángel.
 

(Quítase FRANCO la cadena, y mientras cantan le visten el hábito.)

 
MÚSICOS

 (Dentro.) 

Te Deum laudamus, etc. 940
FEDERICO

 (Dentro.) 

Deje mi honrada venganza
cubierto el campo de sangre.
DATO
Estos son los bandoleros.
LESBIA
¡Ay de mí!
CUSTODIO
No tema nadie;
que esto es para que de Franco 945
sean las glorias cabales.
 

(Aparece una cruz en el fondo.)

 


Escena XVI

 

LUCRECIA, de rodillas al pie de la cruz y sostenida por dos ángeles; el SARGENTO y otros BANDOLEROS, huyendo de FEDERICO. Dichos.

 
SARGENTO
Este sagrado me valga.
FEDERICO
No podrá, aunque dél te ampares;
mas, cielos, ¿qué resplandores
me han cegado en un instante? 950
CUSTODIO
Honrad a Dios, pecadores,
la fe imitando constantes
de Lucrecia, a quien miráis,
pues fue su dolor tan grande,
que después de haber lavado 955
con la contrición más grave,
en la confesión sus culpas,
al que le dio auxilios tales
ya el santo espíritu entrega.
LUCRECIA
En manos de tus piedades, 960
Señor, mi alma encomiendo.
CUSTODIO
Espíritus celestiales,
los que a vuestro cargo está
esta alma, a quien amparastes,
llevadla donde la espera 965
sitia de gloria inmutable.
 

(Sube LUCRECIA en brazos de los ángeles.)

 
ÁNGEL 1.º
Ven, dichosa pecadora.
ÁNGEL 2.º
Ven donde el cielo te ampare.
MÚSICOS

 (Dentro.) 

Te Deum laudamus, etc.
DATO
Con esto, señores míos, 970
si gustan los circunstantes,
los milagros de este santo
dirá la segunda parte.
Lesbia irá a las recogidas,
yo a ser donado en el Carmen; 975
y con que le den un vítor
al poeta que esto hace,
Da fin dichoso a San Franco
de Sena, el lego del Carmen.





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