Sonetos
«Ocios» del Conde de Rebolledo
Amada soledad testigos mudos
Amor si en mi cobarde rendimiento
Arde el Báltico mar cuyos Cristales
Ciudad insigne de Absalón fundada
Con achacosos pies a paso lento
De amor dichoso desdichado efecto,
Del tronco de Moncada Catalina
Desprecio no piedad del Elemento
De tus asombros la razón vencida
Doce veces al año ha renacido
El exceso de nuestras ambiciones
El Héroe invicto que el vital aliento
El invencible Alfonso a quien tenía
El invencible curso de los años,
El suelo de enemigos ocupado,
En habiendo llegado al Reino oscuro,
En las Sirtes del Albis encallada
En nuestra edad el más ferviente afecto
Esta máquina excelsa, esta eminente
Este jardín que líquidos Cristales
Este polvo que agitan Mar, y Viento,
Este que del Dominio del Tirano
Este sitio que ciñe caudalosa
Estos suspiros, Lisi, estos acentos,
Fabio ni te disputo la hermosura
Félix si sus aplausos autorizas
Hoy el tiempo repite el feliz día
Ícaro pensamiento que atrevido
¡O cuán inútil yace! ¡Cuán postrada
Julio pues a los Orbes celestiales
La que el tiempo apagó sagrada lumbre,
«Selvas pues de vosotras me destierra,
Lelio en vano presumo tu energía
Lise porque repites tan frecuentes
Lo que con más desvelo solicito
Mariposa a la lumbre de unos ojos
Mira Rogelio el Mar que en ondas mueve
Necesitado de la luz del Cielo
No sed común de atesorar riquezas
No se dejó vencer mi pensamiento
Por camino Real más desusado
Pues te resuelves a tomar estado
Que de años ah Señor que fugitivo
Que en su mayor ofensa más constante
Que tan graves ofensas repetidas,
Señor cuya piedad, cuya clemencia,
Si cuando en mi favor más te declaras
Siguiendo a Fabio y adorando a Lisi,
Si la Deidad que la ambición venera
Tal pudo un atrevido rendimiento,
Urna breve contiene el vasto pecho
Venere o huésped tu piadoso celo
Vive en la antigua edad tan venerada
Ya de nuestra amistad el yugo leve
One fine body…