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ArribaAbajo- 100 -


Vino un sueño de amor...


ArribaAbajo   Vino un sueño de amor que yo sentía
a distraer la paz de mi presente,
como si yo pudiera ser sirviente
de otra Musa distinta que la mía.

   Vi desnuda mi alma en compañía  5
de otros brazos de amor, tan dulcemente,
que se quemó entre llamas, lentamente,
el deseo de aquella fantasía.

   Desperté enfebrecido con la aurora
y restregué mis ojos soñolientos,  10
tratando de volver a ser quién era.

   Que de este mal me cura, quien me adora,
cuando Satán me ofrece tratamientos
cambiando por mi alma lo que quiera.




ArribaAbajo- 101 -


Tan herido de amor...


ArribaAbajo   Tan herido de amor yo me sentía
por aquello que tanto amor le daba,
que la pasión del alma me sangraba
sin encontrar con nada mejoría.

   Viéndome en este estado, quise un día,  5
que a esta ingrata que así me castigaba,
le impusieran la pena que penaba
mi corazón por esta idolatría.

   Ante un juez por audiencia requeridos,
fuimos a tal instancia mal llamados,  10
para ponerle fin a esta amargura.

   Que la justicia es causa de perdidos,
me dijo la razón, pues me han robado,
aquello que causó mi desventura.




ArribaAbajo- 102 -


Venus y Adonis


ArribaAbajo   A la orilla de un río, seducía,
Venus, al casto, Adonis. Le olfatea
y le pone los ojos donde vea
Como todo su cuerpo se encendía.

   Pero viendo que el juego, no entendía,  5
y que el joven imberbe se marea,
en el agua sumerge aquella tea
que serena la luz de una onda fría.

   Ella insiste y le incita, a ver si moja,
de rocío la flor que el Sol bendice;  10
cuando, Adonis, rendido, la murmura:

   ¿Qué deseas poniendo mi piel roja?
Y, Venus, abrazándole le dice:
No quiero tu rubor, quiero tu albura.




ArribaAbajo- 103 -


Yo me sentía hervir...


ArribaAbajo   Yo me sentía hervir cuando leía
tanta pasión en versos contenida
y el manantial que luego me dio vida
tuvo tu cauce siempre como guía.

   Yo levanté mi voz, cuando dormía  5
tu voz en el olvido consumida
y me presté a curarte cada herida
sin saber que tu alma está vacía.

   Que la Musa que dio gloria a mi vida,
me lo fue dando todo en cada verso,  10
hasta quedar de amor extenuada.

   Sin embargo, la tuya era mentira,
aunque fueras la luz del universo,
pues el amor no pudo darte nada.




ArribaAbajo- 104 -


Dios no sabe quién eres...


ArribaAbajo   Dios no sabes quién eres y me guardo
de decirle rezando, que me diste,
que a lo peor mi Dios no se resiste
a quitarme la dicha en la que ardo.

   Ni lo sabe, Satán, infame bardo,  5
siempre esperando al débil y al más triste,
por si acaso con rimas me conquiste
mi corazón herido por tu dardo.

   Nadie sabe tu nombre ni quien eres,
ni delato tu andar, ni tu figura,  10
ni en un gesto inocente te diseño.

   Mi tesoro es saber que me prefieres
y el único lugar que estás segura
es tenerte en mi alma cuando sueño.




ArribaAbajo- 105 -


Alejandrinos a Celia


ArribaAbajo   He visto en los jardines de las grandes ciudades,
las flores más hermosas de la Naturaleza,
y al David, en Italia, su pedernal belleza
desafiando el eco de todas las edades.

   Nacer mi primer hijo, con su pan de bondades  5
y presentir al verlo mi rastro de pureza.
He visto en la ribera de un sueño, la riqueza,
de ver brotar a Venus de las profundidades.

   He visto cierta noche, como dejó en el cielo,
el paso de una estrella, el nombre de tu abuela  10
y su albura adornada con un millón de rosas.

   Pero jura, quién es, tu poeta y tu abuelo,
que cuando tú naciste, yo fui tu centinela
y al verte me olvidé de todas estas cosas.




ArribaAbajo- 106 -


Soneto a Celia (III)


ArribaAbajo   Le faltaba a este cielo de mi vida,
para envidia del nácar y la albura,
este pequeño aroma de ternura
que a destapar la esencia me convida.

   Me faltaba en la rama más florida,  5
esa rosa que sueña la pintura
y que el tiempo guardaba en su clausura
como la luz más dulce y más querida.

   Me faltaba esa guinda de belleza
coronando mi mágico destino,  10
en el pastel más rico de mi suerte.

   Me faltaba tener esa grandeza,
para sentarme al borde del camino
y allí, esperar, que el viento me despierte.




ArribaAbajo- 107 -


He tenido en la vida...


ArribaAbajo   He tenido en la vida tanta suerte
con tenerte a mi lado, compañera,
que mi sangre es un río en primavera
que ni la mar le puede dar la muerte.

   No he dejado ni un día de quererte,  5
ni dejaré de hacerlo cuando muera;
mientras tenga por ojos, cuando quiera,
los ojos de mis hijos para verte.

   Y si el alma es verdad que nunca muere,
a las puertas del cielo prometido,  10
te seguirá esperando, enamorada.

   Que si el alma es de Dios, y Dios nos quiere,
no me puede negar, si se lo pido,
la gracia de la espera por mi amada.




ArribaAbajo- 108 -


Me gozaba en mirar...


ArribaAbajo   Me gozaba en mirar y no hacer nada,
bajo un árbol de sombra limpia y pura,
sin advertir mi estática postura
ni mi dormida sangre enamorada.

   Me devolvía el eco la mirada  5
del agreste paisaje, con la usura,
del que guarda sus glorias en clausura
y mantiene la luz con sombra atada.

   Era tal la quietud, que ni la Musa,
que es alivio de todas mis congojas  10
quiso turbar la paz de ese momento.

   Mas la brisa llegó como una intrusa,
desgajando del árbol tantas hojas,
que me cegó en el alma el pensamiento.




ArribaAbajo- 109 -


Quieren que te compare...


ArribaAbajo   Quieren que te compare con el cielo
sin ofender con ello, tu pureza,
o que intente saber si tu belleza
fue esculpida, por Dios, como modelo.

   Quieren, amor, que busque mi consuelo  5
en gozar con la fiel Naturaleza,
cuando tengo en tu ser tanta riqueza
que con sólo nombrarte sé que vuelo.

   ¡Pues qué te cambie, sólo de poeta,
como cambia una rosa de relente,  10
el creador de todo lo nacido!

   Aunque no existe fórmula secreta
que a mi alma separe de la fuente
donde aprendí a querer y ser querido.




ArribaAbajo- 110 -


Visitas a Juan Gil-Albert


ArribaAbajo   Nada me alegra más que visitarte
y oír como tu voz cuenta una historia,
que sin querer, florece en tu memoria,
como un regalo dado al escucharte.

   Hay siempre en lo que cuentas, una parte,  5
que me lleva a tu luz mas que a tu gloria,
sin saber si es el gesto o la oratoria
o tus manos creando un nuevo arte.

   De tu casa me voy como impregnado
de una razón que invita a un sentimiento,  10
que aun sin nacer, el alma ya me inquieta.

   No olvides que, también, es mi pecado,
dejarlo casi todo al pensamiento
de aquel que como tú nació poeta.




ArribaAbajo- 111 -


Otro soneto a Celia (IV)


ArribaAbajo   Es más dulce que el dulce de membrillo.
Es más lista que el perro de un gitano.
Es más bella que un cuadro de Murillo
y más suave que un día de verano.

   Me acarician sus ojos con el brillo  5
cuando extiende mimosa cada mano
y su beso le sabe a azucarillo
a mi labio nacido en el secano.

   ¿Quién es este prodigio?, dice el verso.
¿Quién provoca este espacio de ternura  10
en el fondo del alma de un poeta?

   ¿Dónde vive este ser del Universo?
Oíd mi corazón, que jura y jura,
que sólo estoy hablando de mi nieta.




ArribaAbajo- 112 -


La oscuridad cegada...


ArribaAbajo   La oscuridad cegada por la albura
altera la piedad del asesino.
El inocente trepa en el espino
donde la rosa pena su tortura.

   En cada aurora existe una locura  5
que a de llevar a un cuerdo a su destino
y la virtud alberga en su intestino
al náufrago sin voz de la cultura.

   Cada jardín asila una letrina
y cada horror un joven pervertido.  10
Nada tiene futuro ni presente.

   Que estos males pesares, se imagina,
quién como yo, padece de tu olvido,
después de ser el labio de tu fuente.




ArribaAbajo- 113 -


Denuncio al editor...


ArribaAbajo   Denuncio al editor de tanta escoria.
Al mendigo que alega que no roba.
A la virtud haciéndose la boba
y al elector que pierde la memoria.

   Me revela cualquier jaculatoria.  5
El humilde que no suelta la escoba,
el que ríe los chistes y da coba
y el que aburre contándonos su historia.

   ¿Qué me salva de tanto aburrimiento,
de tanta confusión y tanto intruso,  10
y la infame lectura de un diario?

   Estar como el vigía, siempre atento,
tratando de evitar que cierto uso
imponga entre los míos su calvario.




ArribaAbajo- 114 -


A mi nieto Mario


ArribaAbajo   Dignada claridad que a mí desciendes
en el nardo más tierno de tu albura.
Luz rendida en su estela de hermosura,
renovadas caricias hoy me enciendes.

   Ya presientes al tacto y me comprendes,  5
pues con tu risa todo mal me cura,
querubín que en mi nombre se satura
por el aura del aire que desprendes.

   No concibo, sin ti, ninguna gloria,
pues tu gracia es el néctar de mi vida  10
y el impulso que alienta por mis venas.

   Siempre, Mario, te tengo en la memoria.
Confitura que al labio le convida
a beber en tu fuente de azucenas.




ArribaAbajo- 115 -


A Rafael Alberti


ArribaAbajo   Dejé por ser lector de tus sonetos
quizás ser comediante de barraca,
que sin dejar de ser, nunca destaca,
ni aparece su nombre en los folletos.

   Dejé por ser adicto a tus cuartetos  5
cantar la madrugada de resacas
y que un toro cantara entre sus vacas
de mi pase de pecho sus secretos.

   Dejé mi juventud, como prendida,
en alas al amor de tu paloma,  10
sirviéndome de Musa y de consuelo.

   Sé que darte la gloria es darte vida
y que en este soneto está el aroma
del niño que al mirarte vio su cielo.




ArribaAbajo- 116 -


Sobre el poder


ArribaAbajo   Creí que todo aquello que decía
era puro evangelio y verdadero;
que era de la verdad el pregonero
y el defensor de un pueblo que nacía.

   Creí que era el pastor que conducía  5
el rebaño hacia un pasto duradero
y que después, también, era cordero,
que toda nuestra dicha compartía.

   Creímos que era fiel y le votamos,
quizás como la última esperanza  10
que a todos nos quedaba del futuro.

   Pero el tiempo nos dijo que fallamos:
Porque el hombre se pierde cuando alcanza,
un puesto de poder y está seguro.




ArribaAbajo- 117 -


Cuando mi Musa...


ArribaAbajo   Cuando mi Musa busca su reposo,
y dice muy cansada ¡hasta mañana!
también voy a dormir de mala gana
tratando de soñar que soy dichoso.

   Porque el duende que soy, por ser curioso,  5
sin querer, deja abierta la ventana,
por si vaga en la sombra una cristiana
que no encuentra consuelo con su esposo.

   Ni a mi Musa le digo que ha pasado,
ni le cuento siquiera mi aventura,  10
cuando la luz del día nos despierta.

   Lo soñado lo doy por olvidado
y disfruto de toda la hermosura
que la vida me da con esta oferta.




ArribaAbajo- 118 -


A Juan Gil-Albert


ArribaAbajo   Al dorado pichón que fue tu fama,
-mensajero de amor a Federico-
la impronta de un soneto le dedico
desde el modesto canto de mi rama.

   De aquel alto volar, la luz derrama,  5
por la orilla del mar en abanico,
la esencia de tu ser, que sólo explico
en la Musa encendida con tu llama.

   Enmudecido estás porque el destino
abatió con su espada tu cadera;  10
que era la frágil flor de tu esqueleto.

   Pero el pichón dorado de tu trino,
volverá con la nueva primavera
a ser la nueva luz de mi soneto.




ArribaAbajo- 119 -


Tratando de buscar...


ArribaAbajo   Tratando de buscar la nueva forma,
del hombre con su mal comportamiento,
un sabio, en soledad, se fue a un convento,
para pensar el bien de la reforma.

   Tras mil meditaciones, nos informa,  5
que el hombre si es feliz, está contento.
Que es capaz de llevar su pensamiento
a todo lo que tenga buena horma.

   Para tal expresión, falta no hacía,
llevar tanto saber a tal destierro.  10
Pues todo se reduce y lo sabemos

   a ser un hombre bueno en compañía.
Que enfermo es quien padece hasta su entierro,
de siempre lamentar lo que tenemos.




ArribaAbajo- 120 -


Belleza en el Caribe


ArribaAbajo   ¿Quién te puede escribir con tanto celo
un soneto de amor apasionado,
sino aquel que ha vivido recostado
en la nube más blanca de tu cielo?

   Ni las Musas me sirven de consuelo  5
si no tengo tu aliento en mi costado,
porque soy solamente el resultado
de una sombra que vaga por tu pelo.

   Y aunque tenga la nieve caprichosa
la querencia de estar en mi cabeza,  10
mientras guíe mi mano, cuando escribe,

   la luz de tu mirada luminosa.
Recordaré tu amor y la belleza
de una mujer desnuda en el Caribe.




ArribaAbajo- 121 -


Doy fe que mis sonetos...


ArribaAbajo   Doy fe que mis sonetos han gustado
a todos los poetas, que en su día,
tocaron con su voz mi poesía
con un tono de afecto apasionado.

   Con esto ya me siento bien pagado  5
y bien pagada está mi fantasía,
ya que yo, sé que nada merecía
y todo se me dio como prestado.

   Porque decir en verso lo que siento
por todos los que forman mi familia,  10
es algo que no cambio por la fama.

   Que mi virtud está en el sentimiento
que da mi corazón a esta vigilia
de ser el centinela de mi dama.




ArribaAbajo- 122 -


Estaba Lucifer...


ArribaAbajo   Estaba, Lucifer, tan aburrido
al ver la calidad de las personas,
que puso en las rebajas su corona
por darle a su trabajo colorido.

   Un perro contestó con un ladrido  5
y un ciego pregunto: ¿qué se pregona?
tratando de saber si perfeccionas
algún invento nuevo con sentido.

   El Diablo, que no sale de sus trece,
siguió buscando en vano nuevas almas  10
poniendo más ardor en su trabajo.

   Mas todo sigue igual, porque carece,
del cante necesario y de las palmas
para lograr un alma en un atajo.




ArribaAbajo- 123 -


Hoy me duele la voz...


ArribaAbajo   Hoy me duele la voz y la cabeza
y anda suelta mi gran melancolía.
Ni mi sombra me da su compañía
pues no está para andar con mi tristeza

   Me tomaré en el bar una cerveza  5
y compraré a algún ciego lotería,
por si la suerte tiene puntería
y con este aburrido se tropieza.

   Me encuentro tan vacío que no siento,
ni el ruido que me envuelve por la calle.  10
Sólo falta que encuentre algún perdido

   buscando en mi intención su salvamento.
Mañana contaré con más detalles
las cosas que mañana siempre olvido.




ArribaAbajo- 124 -


Estaba, Satanás tan aburrido...


ArribaAbajo   Estaba, Satanás, tan aburrido
de ver la calidad de los autores,
que puso en las rebajas sus favores
tratando de obtener algún perdido.

   Sintiéndose en su orgullo, mal herido,  5
al no encontrar su oferta compradores,
posó para un congreso de pintores
y no logró ninguno parecido.

   De pronto, se acordó de aquel poeta,
que nunca interesó lo que decía.  10
«Te cambio por tu alma ser famoso.»

   Y el hombre más oscuro del planeta
le dijo sin rimar, con ironía:
«Mi alma es la razón de un perezoso.»




ArribaAbajo- 125 -


Si el poeta y la música...


ArribaAbajo   Si el poeta y la música se adoran
y el pintor y la luz son como amantes,
como pueden romper estos semblantes
el tiempo y el olvido si lo ignoran.

   Si al ausente le alaban y le lloran  5
y la falsa belleza tiene amantes.
como pueden ser cosas importantes
el favor de las almas más traidoras.

   Quizás, mi corazón, está perdido,
como un niño en el bosque de la vida  10
o todo se reduce a ser actores

   de la misma comedia, o el vestido
que lleva nuestra piel, tan presumida,
no admita donde están nuestros errores.




ArribaAbajo- 126 -


¿Qué te pasa, Ramón...


ArribaAbajo   «¿Qué te pasa, Ramón?» Dijo el soneto.
«Que te adivino un aire de tristeza.
Tú, que me das a voces la belleza
cómo quieres que ignore tu secreto.»

   El poeta contesta: «Estoy inquieto,  5
porque me ronda un verso la cabeza
y no sé dónde acaba o dónde empieza
la música que adorna este cuarteto.

   Es una sensación de tal vacío,
que no encuentro palabras que diseñen  10
siquiera tu perfil de perfecciones.

   Por eso me acomodo junto al río
y espero que las aguas desempeñen,
labores con mis dudas y razones.»




ArribaAbajo- 127 -


Soneto urbano para Sabina


ArribaAbajo   ¡Qué el cielo azul y limpio me proteja
si alguna vez cometo algún delito!
Mi calle es un garaje gratuito
y el barrio un almacén de chapa vieja.

   Me tengo que cuidar este apetito  5
y darle más verdura a la bandeja,
si quiero que no tenga mi pareja
el abrazo más amplio del distrito.

   Mañana sin faltar me hago un chequeo,
por ver si la corriente de mis venas  10
funciona como mandan los doctores.

   Me tengo que pasar por el museo,
a ver si esta visita me serena
y acabo de una vez con mis temores.




ArribaAbajo- 128 -


Otro soneto urbano


ArribaAbajo   A ver si se descubre la vacuna
que acabe con el sida y con sus muertos.
No tengo nada más que tres aciertos,
mañana probaré con más fortuna.

   La ley que se discute es oportuna  5
si no produce nunca desaciertos.
El fuego por Valencia hace desiertos
y yo renuevo el pase de tribuna.

   Se acerca el fin del año capicúa.
Añoro los billetes del tranvía  10
y aquella Navidad sin alimento.

   La vida, que es mi gloria, me sitúa,
donde existe un espacio de utopía,
a ver si así me encuentro más contento.




ArribaAbajo- 129 -


Si al llegar la vejez...


ArribaAbajo   Si al llegar la vejez estoy contento
con todo lo logrado en esta vida.
Si a estos años les doy la bienvenida
y me apresto a soñar con nuevo aliento.

   Si mi Musa me dicta el pensamiento  5
y me deja volar, y que decida.
Si mi sangre se vuelve más florida
en aquellos que son mi sentimiento.

   Quiero dejar, mi alforja de valores,
en las manos del niño que yo era.  10
Porque ya presintió lo que sería,

   cuando dijo mirando a sus autores:
Esta dicha tendrá cuando Dios quiera,
en mi canto de amor, sabiduría.




ArribaAbajo- 130 -


No hay secretos...


ArribaAbajo   No hay secretos en esto que yo hago,
ni es un don de los astros siderales,
ni una virtud nacida entre pañales
por la gracia de algún extraño mago.

   Ni me cuesta dolores, ni lo pago,  5
con aquello que merme mis caudales,
ni mis cinco sentidos corporales
se resisten si alguna vez naufrago.

   Es cuestión de paciencia con la Musa,
que por nacer mujer, es caprichosa  10
y no atiende a mi voz si se lo ruego.

   Y aunque con malas artes, hoy me usa,
le da mi corazón su bella rosa,
con tal de que yo siga con mi juego.




ArribaAbajo- 131 -


Raudo río que tomas...


ArribaAbajo   Raudo río que tomas de mis venas
el caudal, que a mi amor, nombre le ha dado.
Regadío de un campo enamorado
que amamanta su luz entre azucenas.

   Sé remanso en mis horas más serenas  5
como el gozo del fruto ya granado,
librándome del mal y del pecado
como la espuma cubre las arenas.

   Y en la ribera hollada por su huella,
detén su caminar de alada diosa  10
y muéstrale el candor de mi deseo.

   Tú alcanzarás su albura de doncella
en la orilla donde mi amor reposa,
para llevarla al mar donde sesteo.




ArribaAbajo- 132 -


Aún por las viejas calles...


ArribaAbajo   Aún por las viejas calles de mi infancia,
donde aprendí a soñar, veo la sombra,
de una princesa alada que me nombra
y alberga mi regreso en su fragancia.

   El olvido no marca la distancia  5
de los años que son, como la alfombra
donde el amor trabaja y desescombra
los muros que levanta la ignorancia.

   Y cual herido ciervo por la vida
siento en mi corazón desvanecerse,  10
los sueños de mi dulce primavera.

   ¡Quién pudiera sin mácula ni herida,
cruzar por la espesura y parecerse
al príncipe encantado que yo era!




ArribaAbajo- 133 -


A Blanca en su 36 aniversario de boda


ArribaAbajo   Si la fortuna hubiera remediado
esta necesidad de dar con creces,
además del amor que te mereces
algún lujo que fuera de tu agrado.

   Algo, por tan querido, no logrado,  5
algo con lo que sueñas y amaneces
o porque yo lo ignoro, lo padeces,
a pesar de tenerme enamorado.

   No soy capaz en este Aniversario,
treinta y seis años juntos por la vida,  10
de acertar con el mínimo presente.

   A no ser que me sirva de notario
el Amor, y que sea quien decida,
si con darte mi alma es suficiente.




ArribaAbajo- 134 -


Soneto a mi madre


ArribaAbajo   Reflejaba la luna de un espejo
tu cara y al mirarte yo veía,
el retrato teñido de oro viejo
del recuerdo más dulce que tenía.

   Sin querer, cuántas veces yo me quejo,  5
de que Dios te eligiera en aquel día
y que tenga consuelo en un reflejo
de la luz que me dio la madre mía.

   No se puede morir tanta ternura,
ni marchitar la voz que en mi florece  10
de aquel primer amor, apenas nato.

   Ni me puedo olvidar que soy Natura,
de un corazón que tanto se parece
en el gesto, en la forma y en el trato.




ArribaAbajo- 135 -


A Celia (V)


ArribaAbajo   Claridad desprendida de la Luna.
¡Cómo llenas mi noche de luceros
cuando en mi sueño invento los veleros
que van desde mi cama hasta tu cuna!

   Todo mi amor remando con la brisa  5
que me levanta un verso de ternura.
Cada reflejo alberga tu figura
donde la luz dibuja tu sonrisa.

   Y cuando el alma vuela por el cielo
que sumiso se rinde a tu belleza,  10
mi corazón en ti se despereza.

   rizándose en un bucle de tu pelo.
Tanto valen mis sueños por tu causa,
que el tiempo por mirarte, hace una pausa.




ArribaAbajo- 136 -


Sobre el celeste mar


ArribaAbajo   Sobre el celeste mar que es nuestro cielo,
donde el céfiro tiene su morada,
llega mi voz cautiva, enamorada,
por la infinita raya de tu pelo.

   Desde mi playa, Blanca, inicio el vuelo  5
con la ilusión del alma siempre alada,
esperando que al fin de la escalada
calme mi corazón su largo celo.

   Todo me impulsa a ti, noche y aurora,
pues aún ciego te encuentro en mi camino  10
cuando imanta tu voz mi pensamiento.

   No hay espacio, ni luz, ni existe hora,
que me impida soñar que mi destino
es un gesto querido por tu aliento.




ArribaAbajo- 137 -


A mi nieto Ramón


ArribaAbajo   Estaba mi Ramón, junto a la orilla
de un río donde Venus se bañaba,
absorto, contemplando como daba
el contraluz de aquella maravilla.

   La Reina del Amor, es tan sencilla,  5
que en su infantil mirada, ya soñaba,
con un joven, Adonis, que le daba,
la albura de su mágica semilla.

   Siempre que tiembla, Venus, hierve el agua,
de aquel río que en terma de consuelo,  10
se convierte para el que enfermo llega.

   Pero es, Ramón, Vulcano con su fragua,
cuando siguiendo el juego, mira el cielo,
y el ansia de la diosa se sosiega.




ArribaAbajo- 138 -


Escribir tu virtud...


ArribaAbajo   Escribir tu virtud poco me cuesta,
maldecirte, también, me cuesta poco.
Ayer cuerdo por ti, mañana loco,
sin obtener, jamás, una respuesta.

   En silencio mi amor se manifiesta  5
y al tratar de explicarlo, me equivoco,
porque soy como soy y me desboco
y de nada me vale si protesto.

   Tanto pensar en ti, que en mí no pienso,
que este quebranto va teniendo holgura  10
por todos los canales de mis venas.

   Aunque de tanto mal, bien te dispenso,
cuando miente tu boca y me asegura,
que ella no es la culpable de mis penas.




ArribaAbajo- 139 -


Ruego de corazón...


ArribaAbajo   Ruego de corazón a quien decida
quién tiene más desgracia y quién más suerte,
un navegar sereno por la vida
y un segundo perdido ante la muerte.

   La razón de mi herencia está cumplida  5
con esperar que el alba me despierte,
aunque pase mi rima inadvertida
en aquellos donde mi amor se vierte.

   Lo que tenga que ser, será algún día,
porque nadie es eterno en este mundo  10
y en el otro no tengo confianza.

   Aunque puede que tal melancolía,
en el ser que yo soy, pero confundo,
alcance con la duda su esperanza.




ArribaAbajo- 140 -


Esta gloria bendita...


ArribaAbajo   Esta gloria bendita que es mi casa,
tiene tanta ternura en sus cimientos
que quizás sobreviva a mis alientos
por el amor que puse en su argamasa.

   Que si el amor es fuego, ella es la brasa,  5
que me recuerda tantos nacimientos,
tanta felicidad y tantos sufrimientos
con que la vida a veces nos rebasa.

   Ella sabe quién somos, qué pensamos.
Nos ampara de frío del invierno  10
y nos llena en verano de colores.

   Y aunque no se da cuenta, acariciamos,
al limpiarla, su piel, como el cuaderno,
donde escribo quién fueron mis amores.




ArribaAbajo- 141 -


Por la puerta de un sueño...


ArribaAbajo   Por la puerta de un sueño inesperado
me ha llegado tu imagen repentina,
tú, llegabas a mí, de una colina,
como un río hacia el mar desesperado.

   Mi corazón no olvida lo sembrado,  5
ni la flor que el recuerdo me ilumina,
porque el amor primero no termina
ni en la muerte del ser más desgraciado.

   Y en el sueño, sin voz y sin distancia,
sin presencia de cuerpos ni miradas  10
y sin saber por qué ni lo que hacía.

   Me entregué nuevamente a tu fragancia,
al besar tus enaguas decoradas
con el primer ¡te quiero! que decía.




ArribaAbajo- 142 -


¿Cómo ser en la vida...


ArribaAbajo   ¿Cómo ser en la vida más dichoso
si no encuentra descanso mi fatiga?
¿Por qué siempre la noche me castiga
y es el día de luz tan orgulloso?

   Dos rivales de origen muy dudoso  5
se conjuran por ver quien más me hostiga,
y que en todas mis quejas no consiga
estar cerca de ti como un esposo.

   Que te copia la luz, le digo al día,
cuando ocultan las nubes su tesoro.  10
A la noche la halago y la cortejo

   con la estrella del cielo que me guía.
Pero el día me embiste como un toro
y la noche me arranca hasta el pellejo.




ArribaAbajo- 143 -


Hoy la Musa que siempre...


ArribaAbajo   Hoy la Musa que siempre me da aliento
no responde a mi voz pidiendo ayuda,
sin embargo, mañana se desnuda
y me implora que escriba un sentimiento.

   Mas apenas me dicta su talento,  5
su espíritu burlón, ya pone en duda,
si mis versos son dignos de que acuda
o palabras tan huecas como el viento.

   La he puesto en un altar y en una esquina.
La he vestido de reina y de mendiga  10
y le he dado mil nombres y cien caras.

   Pero todo mi amor no la ilumina,
ni hay palabra del alma que bendiga
este espacio de luz que nos separa.




ArribaAbajo- 144 -


¿Por qué el primer amor...


ArribaAbajo   ¿Por qué el primer amor, nunca se olvida?
El corazón contesta cuando quiere,
que lo que bien él guarda, nunca muere,
mientras pueda latir y tenga vida.

   Pero, también, es ciencia bien sabida,  5
todo lo que a esta parte se refiere:
Que a los amantes jóvenes los hiere,
después que a tanto gozo les convida.

   A mi primer amor, debo mi encanto,
y mi primera pena por perderte  10
con el dolor que siente el que más ama.

   Pero mi voz existe cuando canto
la gracia de tu nombre, que es la muerte,
del cisne enamorado que te llama.




ArribaAbajo- 145 -


Iba por los mares orientales un barco cargado de niños


(Noticia de prensa)


ArribaAbajo   Te agradezco, Señor, tu indiferencia,
en este viernes negro de mi vida,
cuando apelo por hijo a tu conciencia
y te niegas a ser el que decida.

    Sólo pido que ampares la inocencia  5
de unos niños sin patria y sin comida,
sin rumbo por los mares de violencia
sin despertar tu compasión dormida.

   Te agradezco que ignores por completo
a este juguete tuyo, que es el mundo,  10
porque soy de tu juego analfabeto.

   Y me duele tu paz más que mi guerra.
Aunque espero que escuches un segundo
mi voz clamando amor sobre la tierra.




ArribaAbajo- 146 -


A veces nace un día tan oscuro...


ArribaAbajo   A veces nace un día tan oscuro
que va desde la aurora hasta el ocaso,
incapaz de avanzar un sólo paso
sin el temor de darte contra un muro.

   Es como presentir que no hay futuro  5
y que todo te llaga con retraso
y que el presente incuba tu fracaso
y el consuelo es un vaso de cianuro.

   Luego, llega otra vez un nuevo día,
y se despeja el cielo del nublado  10
que te impide mirar al sol radiante.

   Y cantas a esa luz con alegría
del que siente un momento ilusionado,
al verse en la mirada de su amante.




ArribaAbajo- 147 -


Esta blanca paloma...


ArribaAbajo   Esta blanca paloma que me brota
del centro de mi ser más escondido,
con sus plumas de gala ha enternecido
la aspereza que hablando se me nota.

   Transparencia que alcanza la alta cota  5
cuando su albura sabe lo que pido:
Sucesión de mi sangre y apellido
y otra fuente sobre mi fuente rota.

   Sucesores me nacen de alma y sombra,
como al árbol la flor en primavera  10
o la espuma del mar que me da vida.

   Pero no acierto a ver al que me nombra
y recoge el testigo y la montera
antes de que del mundo me despida.




ArribaAbajo- 148 -


No vino a mí, de pronto...


ArribaAbajo   No vino a mí, de pronto, como el viento,
que levanta en la mar los temporales.
Ni por llenar de luz mi pensamiento
tuvo su forma nuevas claridades.

   No floreció de un bello sentimiento  5
cuando el amor desborda manantiales,
ni la soñó mi labio en el aliento
que perfuma el color de los rosales.

   No pudo ser así, porque nacía,
cuando ya no esperaba de la vida  10
otra cosa que estar, serenamente.

   Me regaló su nombre: Poesía.
Mi corazón le dio la bienvenida
y brindamos por ti, lector paciente.




ArribaAbajo- 149 -


No me acusa el espejo...


ArribaAbajo   No me acusa el espejo de ser viejo,
siendo tú y juventud, la misma cosa.
Mas si dejas que muera en ti la rosa
mi ataúd es el vidrio del espejo.

   Dado que tu belleza, así festejo,  5
mi corazón se alaba si te glosa,
porque vive en el tuyo que rebosa
la dulce pubertad que yo protejo.

   Vela tu corazón y el mío velas,
como yo con guardarte, bien me cuido,  10
y que guarde el amor nuestra ventura

   como una bella estrella sus estelas.
No cuentes con vivir, si caigo herido,
que está en mi corazón tu sepultura.

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