Traductores hispanoamericanos
Ismael Enrique Arciniegas (Curití, Colombia, 1865 – Bogotá, 1938). Poeta y traductor, a los veintiún años publicó, con José Asunción Silva, Julio Flórez y Carlos Arturo Torres, entre otros, la antología poética La lira nueva (1886). Además de algunos de sus poemas, el escritor tomó a su cargo la composición del soneto introductorio del libro que funciona como especie de manifiesto, en el que se revocan las formas poéticas precedentes. Luego participó activamente en la edición de la antología poética Víctor Hugo en América (1889). Gran parte de su vida académica la desarrolló en diarios y publicaciones periódicas, en los que siempre ofreció un punto de vista netamente conservador. Participó igualmente en refriegas militares y alcanzó el grado de coronel. También destacó como diplomático y periodista, pero sobre todo como traductor y difusor de manifestaciones extranjeras. Sus traducciones de J. M.ª de Heredia, P. Géraldy y Horacio son las más reconocidas; sin embargo, también tradujo asiduamente a A. Samain, C. Baudelaire y V. Hugo.
Redactor: Gustavo A. Bedoya
Juan de Arona (Lima, 1839 – Lima 1895). Poeta, filólogo y traductor, llamado en realidad Pedro Paz-Soldán y Unanue. Satírico de las costumbres de sus contemporáneos y feroz crítico de otros escritores, es reconocido sobre todo por el humor y el criollismo de sus escritos. Publicó poesía, comedias, y obras en prosa. Entre estas últimas destaca su Diccionario de peruanismos (1884), que lo transformó en el verdadero fundador de la lexicografía peruana. De su pluma brotaron además obras de historia (Páginas diplomáticas, 1891; Descripción de los tres principales balnearios marítimos que rodean a Lima, 1894) y un volumen de memorias, testimonio de sus viajes por Europa y el cercano Oriente (Memorias de un viajero peruano, publicado en 1971 por Estuardo Núñez). Arona es autor de numerosas traducciones, casi todas fragmentarias y principalmente de autores latinos (Virgilio, Lucrecio, Propercio, Ovidio y otros). Sus versiones de autores antiguos se recopilaron en Poesía latina, publicado en 1883 a instancias de Menéndez Pelayo. Tradujo además del italiano (Dante, Leopardi), del francés (Boileau, Racine, Hugo), del inglés (Pope, Byron) y del alemán (Goethe).
Redactor: Andrés Tabárez
Andrés Bello (Caracas, 1781 – Santiago de Chile, 1865). Poeta, filólogo y jurista venezolano, considerado uno de los humanistas más importantes de América. Fue maestro y amigo de Simón Bolívar y participó en el proceso de emancipación americana frente a la Corona de España. En 1810 viajó a Londres como secretario de la junta revolucionaria, y allí residió por espacio de dos décadas. En 1829 se trasladó a Santiago de Chile, donde llevó a cabo una intensa labor educativa y jurídica. En 1843 fundó la Universidad de Chile, de la que fue rector hasta su muerte. Sus obras completas, que abarcan veintiséis volúmenes, incluyen escritos sobre filología, crítica literaria, derecho, historia, temas educativos y ciencias naturales. Entre sus poemas destacan las Silvas americanas (1826-1827), escritas durante su estancia en Inglaterra. Entre sus obras en prosa, la más importante es sin duda la Gramática de la lengua castellana (1898), que tuvo una enorme influencia en la gramática de la Real Academia Española. Su labor como traductor es considerable y abarca géneros e idiomas diversos. Se conservan versiones del latín (Virgilio, Horacio, Tibulo), del francés (Voltaire, Hugo, Dumas, Delille), del inglés (Pope, Locke, Byron), del alemán (Humboldt, el Cantar de los Nibelungos) y del italiano (Petrarca, Tasso).
Redactor: Andrés Tabarez
José Bianco (Buenos Aires, 1908 – Buenos Aires, 1986). Escritor y traductor argentino. Cultivó la novela, el cuento y el ensayo. Fue íntimo amigo de Jorge Luis Borges. Comenzó su carrera literaria en 1929 con la publicación del cuento «El límite» en La Nación, al que en 1932 siguió el volumen de relatos La pequeña Gyros. En 1941 apareció Sombras suele vestir, y en 1943 otra magistral novela corta, Las ratas. Posteriormente pasó a ser secretario de redacción de la revista Sur entre 1938 y 1961, año en que Victoria Ocampo decidió separarlo de la dirección por su visita a la Cuba castrista. En 1961 comenzó a trabajar en la Editorial Universitaria de Buenos Aires, empleo al que renunció por la intervención de la dictadura de Juan Carlos Onganía. En el año 1973 publicó su novela La pérdida del reino y en 1988 un libro de reflexiones y ensayos, Ficción y reflexión. Bianco ha sido un traductor prolífico. Entre sus traducciones abundan las versiones teatrales: así, de, Jean Genet, Jean Giraudoux, James Kirkwood, Bernard Pomerance o Tom Stoppard. También ha traducido a diversos autores franceses (Julien Green, Violette Leduc, André Malraux, Stendhal) y de habla inglesa (Samuel Beckett, Henry James), además de escritores polacos, a partir del francés (Witold Gombrowicz, Jan Potocki). Ha traducido, asimismo, a numerosos ensayistas (Roland Barthes, Simone de Beauvoir, T. S. Eliot, François Mauriac, Jean-Paul Sartre, Paul Valéry, etc.).
Redactor: Damià Alou
José Joaquín Borda (Tunja, 1835 – Bogotá, 1878). Escritor, diplomático, periodista, historiógrafo, pedagogo y traductor. Recibió su formación en su país, en Europa y en los Estados Unidos. Ocupó varios cargos políticos a lo largo de su vida. Ejerció como profesor en la Universidad de San José de Costa Rica, el Colegio Nacional de San Vicente del Guayas (Ecuador) y el Colegio el Salvador. Destacó como director y redactor en gran número de publicaciones periódicas. Lideró una de las más notables empresas culturales de su momento: la tertulia y publicación periódica El Mosaico. Cuenta con numerosas y variadas obras literarias e históricas. La mayor parte de su producción como traductor se encuentra disgregada en periódicos, especialmente en El Mosaico. Entre sus traducciones se cuentan obras de Lamartine (Las nuevas confidencias, La muerte de Sócrates), Lord Byron (La peregrinación de Childe Harold), Alphonse Karr (Genoveva) y Paul Féval (Los compañeros del silencio).
Redactor: Ana María Agudelo Ochoa
Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899 – Ginebra 1986). Escritor y traductor argentino de poesía, ficción corta, ensayo y crítica literaria, considerado uno de los autores más importantes del siglo XX. Las colecciones más famosas de sus celebrados cuentos son Ficciones (1944) y El Aleph (1949). Entre sus numerosos libros de ensayo se encuentran sus importantes contribuciones acerca de la traducción: «Las dos maneras de traducir» (1926). «Las versiones homéricas» (1932) y «Los traductores de Las 1001 noches» (1935). De las muchas hazañas intelectuales de Borges, quizás la menos reconocida es haber publicado su primera traducción, El príncipe feliz de Oscar Wilde, a la tierna edad de nueve años. A lo largo de su vida Borges tradujo poesía y prosa del alemán, inglés, francés y hasta el nórdico antiguo, y publicó su última traducción, las Fábulas de R. L. Stevenson en colaboración con Roberto Alifano a los 84 años de edad. Borges, de ascendencia española, portuguesa e inglesa, se crió en el barrio porteño de Palermo hablando tanto el inglés como el español. En 1914 la familia de Borges se trasladó a Ginebra para que su padre pudiera recibir tratamiento para una enfermedad hereditaria de los ojos que le dejaría ciego tanto a él como a su hijo. En Suiza Borges conoció la poesía expresionista alemana, que empezó a traducir al castellano al trasladarse a España en 1919, lo cual resultó una profunda influencia en el desarrollo del movimiento literario ultraísta. De vuelta a Buenos Aires en 1921, Borges inició su larga carrera de escritor y traductor. En sus varias colaboraciones con revistas y periódicos como la Revista Multicolor de los Sábados, El Hogar y Sur Borges tradujo poesía y cuentos innovadores de autores ingleses, norteamericanos, franceses y alemanes. En 1926, Borges publicó «La última hoja del Ulises», aportando el primer encuentro en lengua castellana con la novela de Joyce, hasta su traducción íntegra por Salas Subirat en 1945. Presentó por primera vez al público lector argentino importantes poetas norteamericanos como Langston Hughes y Edgar Lee Masters (1931). Fue el traductor de los primeros libros de Virginia Woolf que se publicaran en Latinoamérica, Un cuarto propio (1936) y Orlando (1937). El renombre internacional de Borges ha resultado en un caso extraordinario en el campo de la traducción. Mientras muchos traductores han sido y siguen siendo esencialmente invisibles, las traducciones de Borges suelen estimarse tanto por su traductor como por la fama de los textos originales, hasta superarlos en algunos casos. The Wild Palms (1940) de Faulkner, por ejemplo, se lee con mucho más entusiasmo en español (Las palmeras salvajes, 1944) que en inglés, donde esa novela es de las menos conocidas de su autor. Las traducciones de Borges se caracterizan por su «infidelidad creadora» (como escribe Borges en «Los traductores de Las 1001 noches»), valorizando más las posibilidades literarias que ofrece un texto que su contenido y contexto. Su estatus como uno de los grandes intelectuales del siglo XX ha resultado en la popularidad de sus traducciones, pese a ser de las menos fieles.
Redactor: Leah Leone
Manuel Cortés Campomanes (1775 – ¿1835?). Miembro del Real Colegio de Pajes de Madrid. En 1976, participó junto a Juan Bautista Picornell, Sebastián Andrés, Bernardo Garasa, Juan Pons Izquierdo y José Lax, en la llamada «Conspiración de San Blas», la cual se proponía derrocar el régimen monárquico e instaurar en España una república al estilo de la francesa. Descubierta la conspiración, que debía estallar el 3 de febrero de 1796, los conspiradores fueron detenidos, condenados a muerte y su pena luego conmutada por presidio en La Guaira (Venezuela). Allí, lograron evadirse en junio de 1897 y, junto a los venezolanos Manuel Gual y José María España, Cortés Campomanes y Picornell prepararon para fines del mismo año la denominada «Conspiración de Gual y España» destinada a independizar Venezuela de la corona española. Entre los documentos incautados a Manuel Gual tras el develamiento de la conspiración y la huida de los independentistas al Caribe, se encontraron varias traducciones como la Declaración del Hombre y la Carmañola americana. Dichos textos y otros fueron impresos en Guadalupe por Picornell. Se imprimieron unos ocho mil ejemplares de la Carmañola cuyo traductor fue Manuel Cortés Campomanes, conocido como el «poeta de la revolución». Cortés Campomanes recorrió luego varias islas del Caribe y sirvió diez años en el ejército francés como oficial. Con el estallido de la guerra entre Francia y España en 1808, viajó a Inglaterra, donde conoció a Francisco de Miranda, a quien ayudó en sus actividades revolucionarias. Allí en 1810 trató también a los agentes de la Junta de gobierno de Caracas, Simón Bolívar, Andrés Bello y Luis López Méndez. En 1811 vuelve a Venezuela a servir bajo las órdenes de Miranda, y llegó a ser nombrado teniente coronel del Cuerpo Nacional de Artillería de Venezuela, cargo que ocupó hasta la caída de la Primera República. Paradójicamente, Cortés Campomanes participó en el grupo que arrestó a Miranda en 1812. Viajó luego a las Antillas y a Cartagena (Nueva Granada) donde, en 1815, se negó a prestar apoyo al Libertador. Seguidamente como producto del odio por el juicio y la prisión a la que había conducido por traición a Nariño, Cortés Campomanes atacó a Miranda, a Nariño y otros. Cayó en desgracia y perdió la confianza de Bolívar. En la década de 1830 volvió a Venezuela.
Redactor: Georges L. Bastin
Constantino Carrasco (Lima, 1841 – Lima, 1877). Además de poeta, fue periodista. Sirvió en la Marina y fue profesor de historia y literatura en diversos colegios de provincias. Murió de tuberculosis y en la miseria en 1877. Además de haber realizado, sin disputa, la mejor versión poética del quechua del drama Ollanta durante el siglo XIX, fue difusor de la poesía indígena quechua con algunas interesantes traducciones. Aunque postergado por una crítica atenta casi siempre a los fastos externos, la obra desigual de Carrasco es una de las más interesantes del romanticismo peruano, pese a su pobreza verbal y falta de imaginación, por su tono de elegía vernácula y por querer captar ese paisaje peruano original, tan difícil casi siempre de lograr por su inaprensible multiplicidad, y el de la naturaleza americana.
Redactor: Ricardo Silva-Santisteban
Julián del Casal y de la Lastra (La Habana, 1863 – La Habana, 1893). Conocido por su labor como poeta, editor y periodista, destacó también como traductor, en particular por sus versiones de Baudelaire. Casal es uno de los principales bardos modernistas de América Latina y, junto a Martí, Heredia y Avellaneda, una de las cuatro grandes figuras de la literatura cubana en el siglo XIX. La muerte de su madre en 1868, siendo aún niño, fue un golpe muy rudo que marcó su personalidad, acusada de fuertes rasgos nostálgicos. Desde muy temprano mostró un talento particular para la poesía y su primer poema conocido apareció en El Ensayo, el 13 de febrero de 1881. En sus años de formación en el colegio de Belén animó El Estudiante, un pequeño periódico clandestino y manuscrito. Utilizó indistintamente los seudónimos de Conde de Camors, Hernani y Alceste. Fue un traductor prolijo, pero en sus mediaciones de otras lenguas hay más admiración por las culturas y obras de los autores a quienes tradujo que conocimientos lingüísticos reales para realizar los transvases. Se interesó por los autores parnasianos Joris-Karl Huysmans y Catulle Mendès, de quien tradujo algunos cuentos cercanos al género del poema en prosa. Tuvo ocasión de compilar, además, sus versiones de poemas rimados franceses en el pequeño tomo de Hojas al viento, que se dio a la estampa en 1890.
Redactor: Lourdes B. Arencibia
Eduardo Castillo (Zipaquirá, Colombia, 1889 – Bogotá, 1938). Periodista destacado por sus estudios críticos y sus traducciones. De escasa formación, sus principales conocimientos fueran adquiridos de manera autodidacta. Durante su adolescencia leyó sistemáticamente a Alexandre Dumas, Eugène Sue y Paul Féval. Cultivó el estudio del inglés, el francés, el portugués y el italiano, lo que le permitió la lectura ordenada de Eugénio de Castro, Gabriele D'Annunzio y Oscar Wilde, y la traducción de, entre otros muchos autores, Albert Samain, Charles Baudelaire, Anna de Noailles, Stéphane Mallarmé y Pierre Loti. Tuvo una columna semanal en la revista Cromos a lo largo de casi veinte años, donde fue animador de la página de poesía que raramente faltó. Fue uno de los grandes propagadores de la poesía colombiana durante los años 1918 a 1936. También participó con frecuencia en los suplementos Lecturas Dominicales (de El Tiempo) y El Nuevo Tiempo Literario (de El Nuevo Tiempo). Del último suplemento fue director desde 1914. Tuvo a su cargo la sección «Páginas históricas» del diario que reunía obras francesas de carácter histórico y biográfico. Él mismo se encargó de la traducción de dichas participaciones y, según sus propias palabras, todas sus traducciones podrían compilarse en más de diez volúmenes. Las historias literarias y la crítica lo consideran un puente entre las corrientes del siglo XIX y las manifestaciones de principios del siglo XX. Algunos lo consideraron, sin embargo, un poeta menor, algo que él mismo reconoció, quizás por su humildad, en diversas ocasiones. Fue secretario privado del poeta Guillermo Valencia durante catorce años. Según la crítica literaria perteneció a la Generación del Centenario (1910), junto con José Eustasio Rivera y Luis Carlos López. En 1928 publicó el poemario El árbol que canta. Antes, en 1918, había publicado junto con Ángel María Céspedes Duelo lírico. El resto de su obra descansa en antologías y recopilaciones, así como en las páginas de los periódicos en los que participó.
Redactor: Gustavo A. Bedoya
Henrique Garcés (Oporto, 1520-1525 – ¿Madrid?, 1593-1596). Experto en minería, inventor y traductor. Debió de seguir estudios de humanidades y de alguna especialidad práctica en minería, probablemente en Almadén del Azogue, cerca de Ciudad Real, donde se hallaban las minas más ricas en mercurio. Desconocemos la fecha de su llegada al Nuevo Mundo, pero en 1547 su firma aparece en dos cartas y un memorial dirigido al monarca. En 1558 se dirige del reino del Perú a la Nueva España para estudiar el proceso de amalgamación de la plata por el azogue, y regresa al Perú un año más tarde, donde aplica el innovador método, aunque sin mucho éxito en Potosí. En 1560 descubre las minas de azogue de Tomaca (en Huamanga), y entre 1572 y 1573 es factor de la Caja Real de Huancavelica, el más importante yacimiento de mercurio en América. Debido a sus conocimientos es nombrado consejero del virrey Francisco de Toledo en materia minera. Garcés es el primero de los traductores de obras italianas de largo aliento en América. En 1591 publica en Madrid Los sonetos y canciones del poeta Francisco Petrarcha (traducción del Rerum vulgarium fragmenta); Los Luisiadas de Luis de Camo?s y De reyno y de la institución del que ha de reinar del jurista y filósofo Francesco Patrizi. Aunque estas obras se publicaron en 1591, el elogio que hace Cervantes del poeta en su Galatea (1584) permite adelantar la fecha, por lo menos de composición de los Sonetos y canciones, en casi diez años, y suponer una difusión manuscrita previa a su publicación. También compuso la Canción al Perú, «a imitación de Italia mia, ben ch’l parlar sia in darno» de Petrarca, poema de defensa y reivindicación que puede considerarse entre sus escritos de interés político. Garcés fomenta la translatio studii, y la producción petrarquista peruana sería inexplicable sin él.
Redactor: Tatiana Alvarado Teodorika
Felipe Gerardo Cazeneuve (Lima, 1849 – Lima, 1907). Tras estudiar en la Escuela Normal de su ciudad, se inició en el periodismo a los dieciocho años con colaboraciones en los periódicos limeños El comercio, El nacional, La sociedad y El correo del Perú, donde publicó entre 1867 y 1873 numerosas críticas literarias y narraciones breves. En 1874 inició los estudios de Ciencias Políticas y Administrativas en la Universidad de San Marcos. En 1877 viajó a Cuba, donde colaboró en la Revista de Cuba y en El triunfo, de La Habana. Regresó al Perú en 1880, al parecer para participar en la guerra con Chile, pero al poco salió de nuevo del país para dirigirse a los Estados Unidos y a México, donde fundó el diario El partido liberal junto con José Vicente Villada, Gutiérrez Nájera y Manuel Caballero, colaboró en el diario La libertad y dictó cinco conferencias sobre Leopardi en el Liceo Hidalgo. En 1887 viajó a París, donde trabajó durante unos meses como corresponsal de El partido liberal. A su regreso a México, fue nombrado cónsul del país en Eagle Pass, Texas, donde residió de 1887 a 1894. Durante su estancia en Texas publicó, en 1890, en una imprenta anónima, su traducción de «The Raven», de Edgar Allan Poe. En 1894 se dirigió a Nueva York, ciudad en la que dirigió La revista ilustrada, colaboró con El correo americano y publicó diversos ensayos sobre la poesía de Salvador Díaz Mirón. Dos años después regresó a Lima, donde la revista El modernismo (I, 6: 63-67) publicó en 1901 por segunda vez su traducción de «El cuervo».
Redactor: Bernat Castany
Aurelio Espinosa Pólit, S. J. (Quito, 1894 – Quito, 1961). Humanista ecuatoriano. Fundador de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador e iniciador de la Biblioteca Ecuatoriana que hoy lleva su nombre. Es autor de volúmenes de temas religiosos, crítica literaria e historia local, además de escritos sobre pedagogía, aportaciones a la lingüística y varios libros de poemas. En el ámbito de la traducción destacó sobre todo por sus versiones de autores clásicos: Lírica horaciana: Odas, epodos, canto secular (Quito, Editorial Clásica, 1953; reed. en México, Jus, 1960); El teatro de Sófocles en verso castellano: Las siete tragedias y los 1129 fragmentos (Quito, Prensa Católica, 1959; reed. en México, Jus, 1960); Virgilio en verso castellano: Bucólicas, Geórgicas, Eneida (México, Jus, 1961). De sus traducciones de lenguas modernas, la más celebrada es su versión de The Hound of Heaven, de Francis Thompson: El lebrel del cielo de Francis Thompson: Semblanza, versión poética y comentario (Quito, Editorial Ecuatoriana, 1948; reed. en Quito, Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit, 1998).
Redactor: Andrés Tabárez
Lisandro Z. D. Galtier (Pigüé, 1902 – Buenos Aires, 1984). Poeta, traductor y artista plástico argentino de origen francés. Inició su trayectoria en la revista Martín Fierro (1924-1927), donde en 1926 publicó su traducción del poema Zona, de Guillaume Apollinaire. Compartió con otros martinfierristas (como Xul Solar, Oliverio Girondo, Jacobo Fijman o Jorge Luis Borges) ciertas inquietudes místicas y esotéricas, que le llevaron a explorar la tradición del ocultismo, las corrientes espiritualistas y las religiones orientales. Como traductor, gozó de un notable prestigio y reconocimiento. Juan Ramón Jiménez lo eligió para traducir al francés su Animal de fondo (1949). Del francés tradujo 32 Poemas de Guillaume Apollinaire (1929), El gran Meaulnes, de Alain-Fournier (1938), Adriana Mesurat de Julien Green (1939), además de poemas de Supervielle, Michaux, Saint-John Perse y Giorgos Seferis, y ensayos de Mircea Eliade, entre otros. En la trayectoria de Galtier tuvo una influencia decisiva el poeta franco-lituano Oscar Milosz (1877-1939), cuya obra traduciría a lo largo de varias décadas: Los orígenes ibéricos del pueblo judío (1935), la antología Poemas de Oscar Wladislas de Lubicz Milosz (1941); Cánticos, Salmos y Plegarias (1943); Miguel de Mañara: misterio en seis cuadros (1947). Por último, Galtier fue autor del ensayo y antología en tres volúmenes La traducción literaria. Antología del poema traducido (1968).
Redactor: Evarista García-Peña
José Gaos (Gijón 1900 – México 1969). Filósofo, traductor, profesor universitario y autor de una copiosa obra personal (diecisiete tomos publicados por la Universidad Nacional Autónoma de México). Estudió en las universidades de Valencia y Madrid. De esta última obtuvo el doctorado en Filosofía en 1928 y fue rector antes de salir de España en 1938. Discípulo de Ortega y Gasset y de García Morente, es además una figura representativa del medio filosófico hispánico del siglo XX. En México, fue profesor de la Casa de España (posteriormente El Colegio de México [COLMEX]) y de la UNAM. Ocupó un lugar predominante en el ambiente filosófico del México de su época (polémica con Francisco Larroyo en 1938) y fue el mentor de Leopoldo Zea, Luis Villoro, Emilio Uranga, intelectuales de primer orden en ese país. De su faceta traductora se desprende un corpus de cincuenta y ocho traducciones del alemán, griego, latín, francés e inglés. La más célebre es sin duda El ser y el tiempo de Martin Heidegger, publicada en 1951 por el Fondo de Cultura Económica. Para Gaos, la filosofía es su historia y ésta se narra en un conjunto de textos. Aprender a filosofar es confrontar el relato histórico en sus fuentes. De ahí el acento historicista de su propia filosofía, que se inserta como una más entre los posibles relatos construidos a lo largo de la tradición filosófica occidental.
Redactor: Nayeli Castro Ramírez
Henrique Garcés (Oporto, 1525 – Madrid, 1593-1596). Hijo de hidalgos portugueses, ya en 1547 estaba en Perú para ocuparse de sus actividades comerciales. En 1556, estableció en Guayaquil un negocio de librería y papelería de importación. Probablemente a causa de las dificultades económicas, volvió a Lima, donde empezó a trabajar en la explotación minera. Debido a su descubrimiento de yacimientos de mercurio, viajó a la Nueva España donde aprendió el sistema de apurar la plata por medio del azogue. El trabajo en la minería no le impidió cultivar sus intereses literarios y formar parte del círculo de intelectuales de Lima, donde comenzó a trabajar para el impresor Antonio Ricardo ocupándose de la impresión de textos líricos y profanos en pliegos sueltos. Ya en su vejez pidió una pensión de gracia y, ante la lentitud de la burocracia, en 1589 decidió viajar a Madrid para publicar sus obras a sus expensas, en 1591: Los sonetos y canciones del poeta Francisco Petrarcha, que traduzía Henrique Garcés de la lengua thoscana en castellana y Los Lusíadas de Luís de Camões, a cargo del impresor Guillermo Drouy. El mismo año editó Del reino y de la institución del que ha de reinar y de cómo debe haberse con los súbditos y ellos con él, de Francesco Patrizi, por el impresor Luis Sánchez. Las tres obras se tradujeron en Perú en un período anterior al año de su publicación en Madrid. Probablemente su labor como ayudante de A. Ricardo le permitió difundir en pliegos sueltos los poemas que iba traduciendo. Las versiones de Garcés se difundieron seguramente en los círculos intelectuales del virreinato de Perú entre 1570 y 1590. Su aparición coincidió con el auge de la Academia Antártica que actuaba en Lima al menos desde 1580.
Redactor: Paola Mancosu
Manuel García de Sena (1780 – ?). Militar venezolano que luchó junto a Simón Bolívar en la guerra de independencia. A principios del siglo XIX se estableció en Filadelfia y allí tuvo la oportunidad de vivir de cerca el ambiente de la naciente república norteamericana, así como de familiarizarse con la obra de Thomas Paine. En 1811 publicó La independencia de la Costa Firme justificada por Thomas Paine treinta años ha. Además de los fragmentos de las obras de Paine, incluyó su traducción de laDeclaración de Independencia de los Estados Unidos y la traducción de las Constituciones de varias colonias norteamericanas. En 1812 dio su traducción deHistoria concisa de los Estados Unidos desde el descubrimiento de América hasta 1807de John M'Culloch, a la que agregó una nueva versión de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Esta traducción se convirtió en una especie de manual y de lectura obligada para la redacción de las primeras constituciones en los países suramericanos. En el caso de Venezuela, los historiadores han podido identificar las coincidencias entre la traducción de García de Sena y la Constitución Federal venezolana de 1811.
Redactor: Álvaro Echeverri
Inca Garcilaso de la Vega (Cuzco, 1539 – Córdoba, 1616). Su nombre de nacimiento era Gómez Suárez de Figueroa. Fue hijo natural de un capitán extremeño, Garcilaso de la Vega, y de una mujer indígena, Chimpu Ocllo, posible sobrina del inca real Huayna Cápac. Estudió en un colegio de indios nobles que se fundó, para esta primera generación de mestizos, en el Cuzco. Vivió junto a su padre los graves motines, rebeldías y perturbaciones que ocurrieron en el Cuzco, motivados por las luchas entre los intereses de los conquistadores y los de la Corona española. En enero de 1560, con veintiún años de edad, partió del Cuzco a España con un claro motivo: ir a la Corte a pedir compensaciones o mercedes por los servicios prestados por su padre y por la restitución patrimonial de su madre Chimpu Ocllo. Garcilaso, tras el fracaso de su empresa, tuvo la intención de regresar a Perú aunque, por motivos que se desconocen, nunca realizó el viaje de vuelta, con lo cual permaneció en la Península hasta su muerte. Comenzó así para él una nueva etapa que persiguió la consolidación de su persona como hombre de armas y letras y que, simbólicamente, se inició con la primera transformación apreciable: el cambio de nombre, tomando el de su padre, el capitán Garcilaso de la Vega. Vivió en Montilla y en octubre de 1591 se instaló definitivamente en la ciudad de Córdoba, donde murió. En Montilla se forjaron sus dos primeros trabajos literarios –la traducción de los Dialoghi d’amore de León Hebreo y la crónica La Florida del Inca– así como el inicio de su obra capital, los Comentarios reales, que publicó en 1609. La segunda parte de los Comentarios reales, editada de forma independiente con el título Historia general del Perú, salió a la luz póstumamente.
Redactor: Mercedes Serna Arnaiz
Antonio Gómez Restrepo (Bogotá, 1869 – Bogotá, 1947). Conocido crítico literario, poeta y traductor colombiano, que alcanzó cierta proyección internacional. Su padre, Ruperto S. Gómez Restrepo, desempeñó cargos diplomáticos en varios países. Por su parte, fue diputado, senador y ministro de Educación Pública, así como profesor de Derecho y de Literatura en la Universidad de Bogotá. Fue nombrado Doctor «honoris causa» por varias universidades y, a propuesta de Menéndez Pelayo, de quien fue discípulo, correspondiente de la Real Academia Española. Fue secretario perpetuo de la Academia Colombiana de la Lengua y editó su Anuario durante años. En su faceta literaria, fue un poeta culto, así como un excelente traductor, no solo de Leopardi sino también de Carducci. En su obra poética se percibe claramente, por ejemplo, la influencia parnasiana. Como crítico literario, destaca su obra Historia de la literatura colombiana. Fue también autor de títulos como Ensayo sobre los estudios críticos de don Rafael M. Merchán (1886), Apuntes de literatura (1893) y En la región del ensueño: fantasía en un acto (1917).
Redactor: Assumpta Camps
Enrique González Martínez (Guadalajara, México, 1871 – Ciudad de México, 1952). Reconocido poeta mexicano. Posee una vasta obra donde la traducción ocupa un lugar importante. Estudió medicina y la ejerció durante muchos años, pero la inquietud por las letras lo acompañó siempre. Ocupó cargos públicos y fue parte del servicio exterior mexicano, posición que lo llevó a vivir en Chile, Argentina, España y Portugal entre 1920 y 1931. Formó parte del Ateneo de la Juventud, del cual fue presidente en 1912. Dirigió y creó las revistas literarias Arte (1911), Argos (1913) y Pegaso (1917). Fue profesor de la Escuela Nacional Preparatoria y de la Escuela de Altos Estudios, donde enseñó literatura francesa. Escribió el famoso soneto «Tuércele el cuello al cisne», considerado por la crítica como un manifiesto literario contra el Modernismo, lo cual González Martínez matizó declarando que sólo constituía su reacción contra ciertos tópicos modernistas. Fue nominado al premio Nobel de Literatura en 1949. Tradujo a autores como Edgar Allan Poe, William Shakespeare, Paul Verlaine, Charles Baudelaire, José María de Heredia, Paul Fort, Maurice Maeterlinck, Jean Moreás, Maurice Vaucaire, Gabriele D'Annunzio, Henri de Regnier, Albert Samain, Charles Guérin, Ephraim Mikhaël, Paul Fort, Mazade y Francis Jammes. En 1915 reunió sus traducciones de poesía francesa en una antología que tituló Jardines de Francia (México, Librería Porrúa Hnos.).
Redactor: Lili Atala García
Manuel González Prada (Lima, 1844 - 1918). Nacido en el seno de una familia acomodada y católica, tuvo que exilarse en Chile con su familia. De regreso a Lima realizó su formación en el Seminario de Santo Toribio, que pronto abandonó convertido en un buen heterodoxo. Ejerció de crítico y polemista, pero destacó más como ensayista y fustigador de la sociedad limeña. Sus traducciones, del alemán sobre todo, le hacen figurar por derecho propio en el panteón de traductores al español. Incluso merecería el título de prócer de la patria peruana, al ser uno de los políticos que más lucharon por la modernización del Perú y la dignificación del indígena. Sus viajes europeos (por Alemania, sobre todo), su afán polemista, así como su labor política, editorial y de bibliófilo (llegó a suceder a Ricardo Palma al frente de la Biblioteca Nacional) le hacen sobresalir, incluso en ese contexto de extraordinaria actividad cultural nacional en la que vive (la época de 1870 a 1920 se puede calificar de auténtica Edad de Plata en el Perú), como uno de sus más destacados prohombres, aunque desde la marginalidad política. Obras destacadas son Pájinas libres (1894), Nuestros indios (1904), Horas de lucha (1908), amén del Discurso en el Politeama.
Redactor: Miguel Ángel Vega
Felipe Guaman Poma de Ayala (entre 1530 y 1550 – después de 1615). De su vida se sabe realmente muy poco, más allá de lo que él mismo afirma por escrito. Nació probablemente en Huamanga (departamento de Ayacucho, Perú). Según declara el autor en su Nueva crónica y buen gobierno (1615), se trata de un indio puro, descendiente de una dinastía de los Yarovilcas de Huánuco, cuyos padres habrían sido Huaman Malqui y Curi Ocllo, hija menor del Inca Túpac Yupanqui. Al igual que sucede con su abuelo, Huaman Chava-Yarovilca Allauca Huánuco, Guaman Poma resalta la figura de su padre para elevarlo a la categoría de «segunda persona del Inca» Túpac Yupanqui, su suegro, pero sin explicar cómo descendió después a la modesta categoría de curaca de la región de Lucanas. Notoriamente marcada por una constante motivación de reivindicación social y económica (especialmente por los litigios por tierras) en el interior de la incipiente y compleja sociedad colonial a partir de la segunda mitad del siglo XVI, la vida de Felipe Guaman Poma de Ayala se caracteriza por ser itinerante, como la de miles de personas andinas de su generación. Presentándose a sí mismo como un cristiano devoto (probablemente para evitar sospechas sobre la honestidad de su conversión, como indio, a la nueva religión), habría trabajado como asistente de inspector eclesiástico en el área de Lucanas hacia el final de la década de 1560, donde regresaría posteriormente como funcionario nativo de la administración colonial al final de la década de 1590 y donde, además, se instalaría después de 1600. Al parecer, inició la redacción de su única obra a partir de poco después del 1600. La escritura de Guaman Poma revela, en cuanto a su contenido esencial, una visión profundamente crítica de la sociedad colonial del Perú antiguo, revelándose en ésta, incluso, una perspectiva ideológica oral y andina de resistencia cultural que subyace tras una apariencia letrada y occidental. Tras permanecer el texto en la oscuridad por casi trescientos años (fue descubierto por Richard Pietschmann en la Biblioteca de Copenhague, en 1908, y su primera edición facsimilar la realizó Paul Rivet en 1936) la Nueva crónica y buen gobierno es considerada en la actualidad como una de las piezas únicas para el conocimiento del mundo indígena de la región de los Andes.
Redactor: Roberto Viereck
José María Heredia (Santiago de Cuba, 1803 – Toluca, México, 1839). Poeta, humanista y abogado cubano. Tras una infancia y temprana juventud caracterizadas por los numeroso traslados por motivos familiares (La Florida, Santo Domingo, Venezuela y Cuba), se vio obligado a exiliarse a Estados Unidos, tras participar en una conspiración fallida contra el régimen colonial español. Posteriormente marchó a México, donde vivió prácticamente el resto de su vida. Allí desempeñó diversos cargos políticos y jurídicos, además de ejercer de periodista, profesor y escritor. Su ideología se sustentaba en los pilares democrático y antiesclavista. En el terreno de las letras, el lirismo romántico se superponía a la formación clásica. El llamado «poeta nacional» de Cuba ejerció una influencia destacada en el panorama literario de su época. Tradujo del latín, francés e inglés (Horacio, Lamartine, Ossian y Byron, entre otros), y como escritor sobresalió por su poesía patriótica de estilo romántico, con el tema heroico o nostálgico como fuente de inspiración. Entre sus obras principales destacan: En el Teocalli de Cholula (1820), con la que se inauguró el romanticismo poético latinoamericano; Oda al Niágara (1824); Himno del desterrado (1825); la tragedia Tiberio (1827); y Lecciones de historia universal (1832).
Redactor: José Enrique García
Lorenzo María Lleras (Bogotá, 1811 – Bogotá, 1868). Traductor, educador, poeta, político y periodista. Participó como director y redactor en numerosos medios. Es una figura principal del teatro colombiano decimonónico, campo en el que ejerció principalmente como director de escena y traductor de piezas teatrales. Otras de sus obras son Elegía escrita por Lorenzo María Lleras, en consecuencia de la triste jornada del 28 de agosto de 1830 (1830), República de Colombia: o noticia de sus límites, extensión, montañas, ríos, producciones (1837), Ecos de la prisión (1861), Ocios poéticos (1863), Gramática inglesa. Tratado primero de la pronunciación (186?) y A los artesanos liberales, y a la juventud de Bogotá (1863). La traducción fue uno de sus mayores intereses. Siendo aún muy joven, durante una estancia en los Estados Unidos tradujo del inglés la pieza teatral Altorfo de Frances Wright, incluida en Versos juveniles (1831). A esta obra siguieron Un capricho de la fortuna de William Allingham (1851), Nacimiento, fortuna y mérito o La prueba electoral de Casimir Bonjour (1851), Domingo o El endemoniado de Jean-Baptiste Epagny (1851), Cada cual tiene su flaco de Elizabeth Inchbald (1851), El jorobado de James Sheridan Knowles (1851) y Democracia de George Sydney (1852). En Ocios poéticos (1863) incluyó Temora de Ossian, que ya había aparecido en El Mosaico (1863). Igualmente en este periódico aparecieron las traducciones de El Mesías de Alexander Pope (1860) y Asem. Cuento oriental de Oliver Goldsmith (1863). Como director del periódico escolar Crónica mensual del Colegio del Espíritu Santo (1847-1850) publicó un importante número de artículos y poesías traducidos del inglés.
Redactor: Ana María Agudelo Ochoa
Manuel María Madiedo (Cartagena, Colombia, 1815 – Bogotá, 1888). Periodista, escritor, editor y político. La labor periodística ocupó gran parte de su vida; fue redactor y colaborador en periódicos como El Catolicismo, La Ilustración, La Imprenta, Veteranos de la Libertad, Investigador Católico, La Voz, La Voz de la Patria y La Voz del Tolima. Es autor de varias obras sobre filosofía y religión: La ciencia social, Socialismo filosófico, Derivación de las grandes armonías morales del cristianismo, El catolicismo y la libertad, Tratado de derecho de gentes, La divina profundidad de la filosofía del Evangelio. Cuenta, además, con obras literarias variadas: comedias (Tres diablos sueltos, Una mujer de las que no se usan, El doctor Berenjena), dramas (La niña de la posada, Una idea-abismo), tragedias (Lucrecia o Roma libre, La caída de los Tarquinos, Coriolano), novelas (La maldición, Nuestro siglo XIX, El desconocido) y libros de versos (Poesías, El 25 de septiembre). Es traductor del Origen del lenguaje de Segismundo Zaborowsky, publicada en 1884.
Redactor: Olga Vallejo Murcia
José Arnaldo Márquez, (Lima, 1832 – Lima, 1903). Márquez se distinguió por su vocación poética desde muy joven. A lo largo de su vida editó varias revistas (La Semana, 1851; El Cosmorama, 1867; El Educador Popular, 1873-1877). Ingresó a la Marina del Perú y alcanzó a ser nombrado ayudante de Estado Mayor y luego secretario de José Rufino Echenique, presidente de la República. Sin embargo, a raíz del derrocamiento de éste en 1855 fue desterrado a Chile. Poco después regresó a Lima y logró su nombramiento como cónsul en San Francisco. De regreso a Lima realizó labores para el gobierno hasta que en 1867 fue nombrado cónsul general en Nueva York, puesto que luego dejaría para dedicarse a los negocios. Posteriormente, Real Academia Española le encargó la traducción de dos volúmenes, de un total de cuatro, de las obras dramáticas de William Shakespeare, que aparecieron en 1883 y 1884. Luego de una breve estancia en Argentina y Uruguay, dedicado a la enseñanza, regresó a Lima, donde ejerció el periodismo. Sus obras se hallan parcialmente reunidas en Prosas y versos (1901-1902).
Redactor: Ricardo Silva-Santisteban
José Martí (La Habana, 1853 – Dos Ríos, Oriente, 1895). Poeta, escritor, político y militar cubano. Es uno de los escritores y pensadores más universales de Hispanoamérica así como el mayor de los próceres cubanos. Hijo de la canaria Leonor Pérez y del valenciano Mariano Martí. Desde sus días escolares comenzó a escribir y fundar publicaciones patrióticas para luchar por la independencia de Cuba. En 1869 fue condenado a presidio por una carta considerada sediciosa. Un año después se le conmutó la pena por la de destierro a España, donde estudió Derecho y Filosofía y Letras. A su regreso vivió en México, Guatemala y Venezuela, para establecerse finalmente en Estados Unidos. Escribió desde Nueva York para periódicos estadounidenses e hispanoamericanos sus crónicas modernistas, tan admiradas por Rubén Darío, en las que renueva la lengua castellana al mismo tiempo que articula una doctrina americanista a favor de las repúblicas de Latinoamérica y en previsión del expansionismo galopante de los Estados Unidos. Concibió numerosos proyectos editoriales y trabajó como traductor para la Casa Appleton. Su labor conspirativa constante y abnegada lo llevó a organizar el Partido Revolucionario Cubano. Al romper las hostilidades, desembarcó en el oriente de Cuba en 1895 y murió en combate en uno de los primeros enfrentamientos con el ejército español. Entre sus obras se encuentran, entre otros muchos textos políticos y literarios, las «Escenas norteamericanas» escritas para los periódicos en la década de los 80 fundamentalmente, así como sus poemarios Ismaelillo (1882), Versos sencillos (1891) y Versos libres (publicación póstuma en 1913). Actualmente el Centro de Estudios Martianos de La Habana trabaja en la edición crítica de sus obras completas y ya ha publicado veintitrés tomos.
Redactor: Carmen Suárez de León
Manuel Antonio Matta (Copiapó, 1826 – Santiago de Chile, 1892). Matta fue un político y periodista chileno y ocasional pero importante traductor. Fue también fundador de algunos periódicos y del partido radical, partido que todavía hoy pervive en el espectro político del país andino. En calidad de político llegaría a ser, por breve tiempo, presidente de la Cámara de Diputados de su país en 1876. Iniciado en las letras en el seminario, en los años 40 emprendería viaje de formación a Europa, más en concreto a Alemania, donde permaneció varios años. Vuelto a Chile, tras un periodo de actividad política, en 1858 y a causa de su oposición al presidente Montt, es desterrado a Liverpool. El incipiente político convierte este viaje forzado de nuevo en viaje de formación. Los dos años que permaneció en Europa (Francia, Alemania e Inglaterra) le proporcionaron una apertura de horizontes literarios y le pusieron en contacto con los círculos literarios de la diáspora americana (entre otros con el también chileno y confeso antiespañol Francisco Bilbao). En esa época emprendería la que fue «su» traducción, pues, en efecto, como traductor fue homo unius libri, aunque se trata de una versión de gran transcendencia y envergadura: la integral (I y II) del Fausto de Goethe. Esta traducción le acompañaría durante largos años y la edición íntegra de la obra no se publicaría sino hasta después de su muerte.
Redactor: Miguel Ángel Vega
Laura Mestre Hevia (La Habana, 1887 – La Habana, 1944). Helenista, humanista, escritora, es la única mujer que hasta el presente ha traducido los poemas homéricos, la Ilíada y la Odisea, a la lengua española, de los cuales sólo se han publicado fragmentos, puesto que ambas traducciones permanecen inéditas. También tradujo epinicios de Píndaro, poemas de Safo, anacreónticas y cantos populares de la Grecia moderna como parte de sus ensayos, según se puede apreciar en Estudios griegos (1929). Igualmente publicó Literatura Moderna. Estudios y narraciones (1939). Al morir dejó manuscritos y preparados para su publicación otros cuatro libros: Naturaleza, Elementos de Dibujo y Pintura, Las Disertaciones (que otras veces aparece con el título de Morbidezza), Florencia (en que recoge sus narraciones), así como sus traducciones de la Ilíada y la Odisea, a los cuales agregó en sus anotaciones la traducción del diálogo de Cicerón sobre la amistad, lamentablemente perdida. Aunque nunca cursó una carrera, estudió los programas seguidos en la Facultad de Filosofía y Letras y se aplicó al conocimiento, además del latín y el griego, del francés, el inglés y el italiano, así como de sus respectivas literaturas. Tras ver cómo le era arrebatado injustamente en oposiciones el puesto de directora del colegio Heredia, se refugió en los estudios y renunció a todo papel en la vida pública. Mestre tomó como paradigmáticos el arte, la literatura y la filosofía de los griegos, en cuanto que ostentan valores y cualidades que, según su modo de pensar, habían de estar presentes en la educación de los jóvenes y propuso que ésta había de asentarse en el conocimiento de los textos homéricos. A partir de una formación clásica proponía el estudio de la obra de los sabios modernos y su emulación en cuanto a la difusión y ampliación de ideas y descubrimientos hasta comprender a toda la humanidad.
Redactor: Elina Miranda
Diego Mexía de Fernangil (Sevilla, ca. 1565 – ¿?, después de 1617). Se trasladó al Perú hacia 1581, donde llevó a cabo la mayor parte de su actividad literaria. Formó parte de la Academia Antártica, un grupo poético de corte clasicista e italianista, al que también pertenecieron su fundador, Diego Dávalos y Figueroa, y Juan de Miramontes y Zuazola. Pudo dedicarse también al comercio de libros. Realizó un breve y accidentado viaje a México en 1596 durante el cual tradujo Las Heroidas de Ovidio, lo que lo convierte en uno de los mayores difusores del poeta latino en el Perú, traducción que completó y corrigió a su regreso a Lima, entre 1598 y 1599. Dicha obra conforma, junto con una traducción de la Epístola a Ibis, o invectiva In Ibin, también de Ovidio, una «Vida de Ovidio» y un «Discurso en loor de la poesía», la Primera parte del Parnaso Antártico, que se publicó en Sevilla en 1608. Aunque Diego Mexía finalizó, en Potosí, hacia 1617, la Segunda parte del Parnaso Antártico, ésta permanece inédita en su mayor parte. Dicha obra incluye doscientos sonetos inspirados en las 153 estampas que el jesuita Jerónimo Nadal realizó sobre el tema de la vida y pasión de Cristo y una «Epístola a don Diego de Portugal», escrita en tercetos endecasílabos, que narra, en tono elegíaco, la caída del imperio incaico. A pesar de que Mexía de Fernangil prometió una tercera parte de su Parnaso Antártico, no se tiene noticia de su existencia. Consta que, hacia 1617, ostentaba el cargo de ministro del Tribunal del Santo Oficio en la vista y corrección de libros. Esta es la última noticia que se tiene de él.
Redactor: Bernat Castany Prad
Francisco de Miranda (1750 – 1816). Actor y agente mayor de la transculturación vivida por toda la América hispana en la época de la emancipación (desde finales del siglo XVII hasta las primeras décadas del siglo XIX), Francisco de Miranda nace en Caracas el 28 de marzo de 1750 y fallece en la cárcel de La Carraca en Cádiz el 14 de julio de 1816. A la edad de 21 años se embarca hacia Europa donde vivirá la gran mayoría de su vida, recorriendo España, Francia, Rusia e Inglaterra entre muchos otros países. Como militar servirá en distintos ejércitos efectuando misiones de inteligencia y mandando tropas en combates en el norte de África, en los Estados Unidos, en el Caribe y en Francia. Fue la única figura de su tiempo que participó en la lucha por la independencia de las Trece Colonias, la Revolución Francesa y la guerra de liberación de la América hispana. En estas andanzas trabó relación con figuras notables de su época, entre ellos el general Washington, el marqués de La Fayette, Haydn el compositor, la emperatriz Catalina II, el ministro inglés William Pitt, Alexander Hamilton, el general Dumouriez y Napoleón. Se relacionó con los representantes de la alta jerarquía de América Latina como Simón Bolívar y Andrés Bello, de Venezuela; San Martín, del Cono Sur; Nariño, de la Nueva Granada; Montúfar y Rocafuerte, del Ecuador; Servando Teresa de Mier, de México; y José Bonifacio, del Brasil. En el marco de su dedicación por la independencia del continente llamado por él «colombiano», Miranda dedicó una enorme energía a preparar, publicar y difundir documentos de distinta índole: cartas, proclamas, planes, proyectos, artículos, ensayos, etc. Gran parte de este material implicó una transferencia cultural, ideológica y política a través de la traducción. Además de traducir del latín y del griego, Miranda manejaba por lo menos seis lenguas modernas (español, francés, inglés, alemán, ruso e italiano), conocía el árabe, e incluso escribía utilizando varios idiomas. Su actividad intelectual abarcaba los más diversos temas además de los políticos, filosóficos y militares. Fue el primer hispanoamericano en pedir el 26 de octubre de 1792 la concesión de los derechos políticos a la mujer a los pocos meses de la publicación de la Déclaration des droits de la femme et de la citoyenne (1791) de Olympe de Gouges. Varias deben haber sido las traducciones realizadas a lo largo de su vida diplomática y política. Una queda como testimonio ineludible: la de la Lettre aux Espagnols Américains de Juan Pablo Viscardo y Guzmán. Publica el original en Londres en 1799 y la versión española en 1801 con el mismo editor.
Redactor: Georges L. Bastin
Bartolomé Mitre (Buenos Aires, 1821 – Buenos Aires, 1906). Político, militar, historiador, hombre de letras, estadista y periodista. Por sus amplias actividades se le considera un verdadero hombre de su tiempo, un claro exponente de la generación del 80. Participó activamente en la guerra contra el Paraguay y gestó la institucionalización nacional a través de la consolidación del Ejército Nacional, la fundación de bancos nacionales y la redacción del Código Procesal Civil y Comercial. Fue diputado nacional, gobernador de la Provincia de Buenos Aires y presidente de la Nación Argentina entre 1862 y 1868. En política fue opositor a Rosas y como militar se alineó con el liberalismo y el unitarismo. Su proyecto político, propio de su generación y heredero de los ideales del 37, fue el de consolidar el Estado Nacional tras décadas de enfrentamientos militares y de facciones. Buscaba crear un Estado liberal, con un poder ejecutivo fuerte, electo en el marco de una democracia restringida manejada por una oligarquía, que gobernó el país hasta por lo menos la década de 1930. Fomentó el comercio, suprimió las trabas a las exportaciones y nacionalizó la aduana, además de aumentar las rentas nacionales, impulsar la inmigración, crear colegios nacionales e instalar vías férreas y telegráficas. Su actividad periodística fue destacada: fundó el diario La Nación (1870), dirigido por sus descendientes hasta la actualidad. Desde sus páginas defendió los vínculos económicos e ideológicos con Gran Bretaña, y buscó emular sus instituciones y laicizar el país. Publicó obras históricas, como la Historia de Belgrano y de la independencia argentina (1887) y la Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana (1890). Se dedicó también a la creación literaria, dentro de la corriente romántica, y escribió poesía (Rimas, 1854) y novela (Soledad, 1847). Tradujo a autores contemporáneos y también clásicos. Entre los primeros a Víctor Hugo (Ruy Blas, 1845) y obras de Grey, Longfellow, Byron y Béranger. Entre los segundos, a Horacio (Horacianas, 1900) y a Dante (Divina Comedia, versión definitiva 1897); en esta obra incluyó un prefacio con su «Teoría del traductor», una «Bibliografía de la traducción en las ediciones anteriores» y un epílogo que consignaba la doble corrección de versos correspondientes a veintiocho cantos, en una versión manuscrita autógrafa. Como traductor, creía firmemente en la traducción literal, concentrada en el fondo y la forma del original, para al menos asemejarlo al texto de origen.
Redactor: Gabriela P. Bekenstein
Mariano Moreno (Buenos Aires, 1778 – En viaje a Londres, 1811). Abogado e intelectual revolucionario, de formación enciclopedista. Fue fundador del periódico La Gaceta de Buenos Aires. Como traductor, Moreno facilitó la difusión de las ideas emancipadoras francesas y ayudó a concienciar al pueblo de sus derechos. Tradujo Les ruines de Constantin de Volney. Parafraseó el escrito de Volney en el prólogo para la edición porteña de El contrato social (1810) de Jean-Jacques Rousseau. Tradujo a Condorcet y elogió a otro girondino, el P. Claudio Fauchet, y tradujo parte de uno de sus discursos. Del francés tradujo la Carta a los españoles americanos de Juan Pablo Viscardo y Guzmán. Quedó impresionado por la obra de Rousseau, y en 1810 publicó la traducción del francés que él mismo realizara de El contrato social, aunque hay quienes cuestionan la autoría de tal versión, en la que aparece como editor. Más allá de eso, esta traducción tuvo gran importancia para la historia nacional argentina; Moreno trató de poner en práctica las propuestas de Rousseau, tanto en dicha obra como en el Emilio, para favorecer la independencia nacional. Había hecho una adaptación de la Constitución de los Estados Unidos, más que una traducción del inglés, ya que omitía ciertos temas como la esclavitud; también hizo traducciones de obras de Jean-Jacques Barthélemy. En general, Moreno no fue neutral ni literal en sus traducciones: imprimió un sesgo bien claro, suprimiendo a veces ideas que no condecían con las suyas.
Redactor: Gabriela Bekenstein
Antonio Nariño y Álvarez (Bogotá, 1765 – Villa de Leyva, 1823). Antonio Nariño es conocido, entre otras cosas, por ser el traductor de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. Formó parte del ejército realista por muy corto tiempo antes de dedicarse al comercio de libros y de plantas medicinales. También fue el centro de una tertulia en la que los criollos letrados podían comentar los libros y periódicos que llegaban de Europa y de Estados Unidos. Bajo el régimen español ocupó cargos públicos importantes. En 1811 fue elegido presidente de la provincia de Cundinamarca y el mismo año fundó el primer semanario político de la Nueva Granada, La Bagatela, que circuló del 14 de julio de 1811 hasta el 12 de abril de 1812. El nombre de Antonio Nariño está fuertemente ligado a la historia de la traducción en Hispanoamérica, ya que fue el autor de la primera traducción al español de la Déclaration des droits de l'homme et du citoyen, redactada durante la Revolución francesa en 1789.
Redactor: Álvaro Echeverri
Pablo Neruda, seudónimo de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (Parral, 1904 – Santiago de Chile, 1973). Poeta, diplomático y traductor. Cultivó el surrealismo, el realismo-social, el naturalismo y el neosurrealismo. Destacó por su poesía lírica (Veinte poemas de amor y una canción desesperada, 1924) y erótica (El hondero entusiasta, 1933). Fue cónsul de Chile en Rangoon, Colombo, Batavia y Singapur. La soledad en Oriente inspiró su poesía metafísica, reunida en el volumen Residencia en la tierra (1933). Fue cónsul general de Chile en Buenos Aires, Barcelona, Madrid y ciudad de México, y Senador de la República en Chile. De su poesía social destaca Tercera Residencia (1947) y Canto General (1950). A esta siguió un ciclo de poesía naturalista, desideologizada: Odas elementales (1954), Nuevas odas elementales (1956). Durante los últimos años de su vida se anticipó a la postmodernidad, especialmente en Fin de mundo (1969) y 2000 (póstumo). Tradujo poemas de William Blake, Walt Whitman, Nazim Hikmet, Stephan Hermlin, Semion Kirsánov, Adam Mickiewicz, Thiago de Melo, Charles Baudelaire, Evgueni Evtuchenko, así como «Romeo y Julieta» de William Shakespeare. En 1945 obtuvo el Premio Nacional de Literatura y, en 1971, el Premio Nobel.
Redactor: Darío Ulloa Cárdenas
Pablo de Olavide y Jáuregui (Lima, 1725-Baeza, 1803). Tras el terremoto de 1746, en que perdieron la vida sus padres, el joven oidor de la Audiencia de Lima se trasladó a España. En 1752 llegó a Madrid, y a partir de 1757 fueron frecuentes sus viajes por Italia y Francia y sus estancias en París, donde se relacionó con la elite cultural francesa y entabló amistad con Voltaire y Diderot. En 1765 regresó a Madrid y participó de forma muy activa en el proyecto de reforma del teatro emprendida por el marqués de Grimaldi y el conde de Aranda. En 1767 fue nombrado asistente en Sevilla y director de las Nuevas Colonias que iban a crearse en Sierra Morena. Se instaló en Sevilla, donde mantuvo, como en Madrid, una tertulia literaria, y donde fundó más tarde una escuela de arte dramático. De estos años en Madrid y Sevilla dataría la mayoría de sus obras dramáticas, todas traducciones, emprendidas con el objetivo de aportar al teatro español modelos de corte neoclásico y de servir de estímulo a la reforma teatral. El celoso burlado (1764), zarzuela probablemente traducida del italiano, inició una producción centrada en el género trágico; tradujo Mitrídates y Fedra, de Racine, pero sobre todo a autores franceses del siglo XVIII: Zayda, Merope, y Olimpia de Voltaire, Hipermenestra y La Lina de Lemierre, y Celmira de De Belloy. Vertió también la comedia de Regnard El jugador, y el drama serio El desertor, de Mercier. Aunque ya venían de antes unas denuncias de sus palabras y actos a la Inquisición, en 1778 Olavide fue condenado por hereje además de por el préstamo de libros prohibidos. Aprovechando un permiso en 1780 para tomar las aguas de Caldas en Cataluña, pudo huir a Francia, hasta que el Terror le llevó de nuevo a prisión «por extranjero» en 1794. Redactó entonces El Evangelio en triunfo, obra de difícil clasificación aunque apologética de la doctrina católica, que le supuso el perdón real y la posibilidad de volver a España en 1798. Retirado en Baeza, cultivó al final de su vida el género narrativo; bajo el seudónimo de Atanasio Céspedes y Monroy publicó Lecturas útiles y entretenidas, colección de novelas cortas, iniciada en 1800 con siete entregas, que contenían veintiuna novelas, y reanudada en 1816-1817, tras la muerte del autor, con varias novelas más; algunas de ellas son traducciones o adaptaciones de relatos franceses (de Mme Riccoboni, Baculard d’Arnaud, Blanchard). Otras obras menores de carácter religioso (Poemas cristianos y traducciones de salmos), y varios informes relacionados con sus cargos, entre ellos un Plan de estudios para la Universidad de Sevilla y un Informe sobre la ley agraria, completan su producción.
Redactor: M.ª Jesús García Garrosa
Virgilio Domingo Piñera Llera (Cárdenas, 1912 – La Habana, 1979). Poeta, narrador, dramaturgo, ensayista y traductor. Es uno de los autores más importantes de la literatura cubana y el más grande autor teatral de la isla en el siglo XX. Fue fundador de las revistas Poeta (1942) y Ciclón (1955) y colaboró en muchas otras: en las cubanas Espuela de Plata, Grafos, Clavileño, Ultra, Orígenes, Gaceta del Caribe, Lyceum, Universidad de la Habana, Lunes de Revolución, La Gaceta; las argentinas Unión, Sur, Hoy, Realidad, Mundo Argentino y Anales, y las francesas Lettres Nouvelles y Les Temps Modernes. Viajó por América Latina, Estados Unidos y Europa. Figura referencial del teatro cubano y auténtico pionero del teatro del absurdo, sus piezas se representaron incluso antes que las de Ionesco. Las tres estancias en Buenos Aires en varios períodos de su vida (desde 1946 hasta 1958, aunque con interrupciones) permitieron a Piñera desempeñarse desde allí no solo como traductor, corrector de pruebas y revisor en el consulado cubano, sino también como corresponsal de Orígenes y frecuentar a autores tan diferentes como Borges, Bianco, Girondo, Macedonio Fernández, Sábato o Mallea, que ejercieron gran influencia en su formación como escritor. Borges, por ejemplo, fue el primero en publicar en Argentina un cuento suyo en la revista Anales de Buenos Aires (1947) y dio cabida a su obra también en la mítica Sur. Trabajó durante algunos años en el Departamento de Traducciones del actual Instituto Cubano del Libro, donde tradujo importantes obras de la literatura africana francófona (F. Oyono, O. Sembene), además de autores como J.-P. Sartre, B. Harding, I. Medách, etc.
Redactor: Lourdes Beatriz Arencibia
Juan Antonio Pérez Bonalde (Caracas 1846 – La Guaira, Venezuela, 1892). Intelectual, hombre de letras, poeta y traductor. Su vida estuvo siempre marcada por el exilio y los conflictos sociales y políticos venezolanos. Su padre fue miembro activo del Partido Liberal, ministro y senador. Huyendo de los peligros de la llamada Guerra Federal, toda la familia emigró a Puerto Rico en 1861. La conclusión de dicha confrontación armada propició su regreso a Venezuela en 1864. Unos años después, en 1870, la situación se complicó de nuevo, con el acceso al poder del general Antonio Guzmán Blanco, enemigo acérrimo de los liberales, y contra el cual Pérez Bonalde había escrito unos versos satíricos, lo que provocó su segundo exilio. Se estableció en Nueva York, desde donde viajó por los Estados Unidos, Europa y América del Sur, y puntos de Asia y África. Regresó de nuevo a Venezuela en 1876 al advenimiento de un nuevo presidente, Francisco Linares Alcántara. Sin embargo, en apenas un año regresó de nuevo a Nueva York, al retornar al poder Guzmán Blanco. Tras permanecer durante un año recluido en un sanatorio, volvió en 1889 a su país solicitado por el presidente Raimundo Andueza Palacio, aunque no pudo asumir su puesto de diplomático por problemas de salud. En 1946, centenario de su nacimiento, sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional. Pérez Bonalde publicó en Nueva York sus principales obras originales, los poemarios Estrofas (1877) y Ritmos (1880). La crítica ha considerado a Pérez Bonalde como un buen exponente de la lírica romántica hispana, con ciertos influjos becquerianos, así como un precursor del modernismo. Como traductor, destacan sus versiones de El cancionero de Heinrich Heine (1885) y El cuervo de E. A. Poe (1887), la primera en español y la primera vertida en versos métricos en lengua alguna. También tradujo a figuras tan señeras y variopintas como el latino Lucrecio, los británicos William Shakespeare y Aubrey Thomas de Vere, los alemanes Ludwin Uhland, Johann Gottfried Herder y Eduard Mörike, el austriaco Nikolaus Lenau, el portugués Abilio Guerra Junqueiro, el francés Paul de Saint-Victor o el brasileño Casimiro D’Abreu, entre otros.
Redactor: Juan Miguel Zarandona
Rafael Pombo (Bogotá, 1833 – Bogotá, 1912). Poeta, profesor, ingeniero y traductor, aficionado a la literatura desde su infancia. Obtuvo el grado de ingeniero civil en Inglaterra a los 18 años. Ejerció como profesor en el Colegio San Buenaventura de Bogotá (1853). Fue militar, secretario de la embajada colombiana en Washington y encargado de negocios en la misma ciudad. Colaboró en los periódicos La Siesta, El Escudo, El Centro, La Guirnalda y El Cartucho. Prolífico poeta, publicó una vasta obra: En el Niágara (1864), Cuentos pintados (1867), Cuentos morales para niños formales (1869), Vademecum militar (1876), Amor y matrimonio (1874), Buena nueva (1893), Fábulas y cuentos (1888), Jardín sonoro (1905), entre otros. En el campo de la traducción publicó un volumen de Traducciones poéticas (1917), Fausto de Jules Barbier y Michel Carré, libreto de la ópera de Gounod (1879), El herrero de aldea de Henry W. Longfellow (1880), El kindergarten o La escuela jardín de niños de Elizabeth Peabody (1871) y El poeta moribundo de Alphonse de Lamartine (1860).
Redactor: Ana María Agudelo
Simón Rodríguez (alias Samuel Robinson) (Caracas, 1769 – Amotape, 1854). En 1791 Simón Rodríguez fue designado maestro en una escuela de primeras letras en Caracas; entre sus alumnos se encontraba el joven Simón Bolívar, en cuya formación Rodríguez se propuso aplicar los principios expuestos por Rousseau en Emilio o de la educación. En sus Reflexiones sobre los defectos que vician la Escuela de las Primeras Letras de Caracas, y medio de lograr su reforma por un nuevo establecimiento (1794), Rodríguez subraya el derecho a la enseñanza para toda la población, independientemente de las diferencias raciales y sociales. En 1797 abandonó Caracas y residió algún tiempo en Kingston (Jamaica) con el nombre de Samuel Robinson. Hasta 1800 vivió en Baltimore (Estados Unidos), donde trabajó como tipógrafo; luego viajó a Bayona (Francia) y se dedicó a enseñar idiomas. Allí conoció a Servando Teresa de Mier, un fraile mexicano con quien se reunió nuevamente en 1801 en París, donde abrieron una escuela de español. Ese mismo año apareció, bajo el nombre del traductor «S. Robinson», la primera traducción al español de Atala, que acababa de ser publicada por Chateaubriand. Después de acompañar a Bolívar a Italia en 1805, viajó por Alemania, Polonia, Rusia e Inglaterra, donde coincidió con Bello, y regresó a América en 1823. Inició en Chuquisaca un nuevo proyecto educativo, vivió en Perú, en Chile, en Ecuador, siempre dedicado a la enseñanza, creando escuelas y escribiendo. En Sociedades americanas en 1828 (1828, 1840, 1842) y Luces y virtudes sociales (1834) expone sus ideas político-pedagógicas radicalmente republicanas y democráticas, cuestionando, con un estilo y una tipografía peculiares, el sistema discursivo de su tiempo.
Redactor: Andrea Pagni
Ana María Rota de Muzás. Ana María Rota de Muzás tradujo Relato de las misiones de los Padres de la Compañía de Jesús en las Islas y en Tierra Firme de América Meridional, de Pierre Pelleprat en 1965 para José Fajardo del Rey. No tenemos hasta la fecha ningún dato sobre su trayectoria profesional ni sobre otras posibles traducciones que pudiera haber realizado. Por otro lado, su nombre no figura en la portada ni tampoco en los créditos del libro, y el investigador jesuita responsable del estudio preliminar se limita a mencionar a esta traductora con una línea al final de dicho estudio, señalando que se trata de una profesora. Todo ello invita a pensar en una colaboración esporádica, más que en una actividad profesional dedicada a la traducción.
Redactor:Icíar Alonso Araguás
José Salas Subirat (Buenos Aires, 1900 – Buenos Aires, 1975) fue autodidacta y tuvo una trayectoria vital muy variopinta, que incluyó oficios tales como agente de seguros o fabricante de juguetes. En la década de los 20 publicó ensayos de diversa temática –entre los que se cuentan su crítico Marinetti: un ensayo para los fósiles del futurismo (1926), o el conmemorativo A cien años de Beethoven: 1827-26 de marzo-1927 (1927)–, además de ser colaborador habitual en revistas argentinas de corte socialista y anarquista, como Los pensadores (1922-1926), Claridad (1926-1941) y La campana de palo (segunda época: 1926-1927). Este momento inicial de mayor compromiso se reflejó en sus novelas sociales La ruta del miraje (1924) y Pasos en la sombra (1926), sobre la huelga metalúrgica acaecida en la capital argentina durante la Semana Trágica de 1919. A partir de los años 40, sin embargo, se observa un notable giro en la producción de Salas Subirat, condicionado sin duda por el clima político. Por una parte, pasó a cultivar el género de la poesía con las colecciones Alije y transbordo (1941), La traición del sol (1941), Las hélices del humo (1942) y Señalero (1944); y, por otra, publicó una decena de obras sobre diversos aspectos de su profesión como agente de seguros. Dentro de esta línea más productiva, editó en 1953 tres títulos que podrían clasificarse como de superación personal o autoayuda, y revisó para la editorial Anaconda Esquema de la Historia Universal. Historia sencilla de la vida y de la humanidad. Desde sus orígenes hasta la fecha de H. G. Wells (1952). Es recordado principalmente por ser el primer traductor del Ulises de Joyce en castellano, en la versión publicada en 1945.
Redactor: M.ª Ángeles Conde Parrilla
José María Salazar Morales (Rionegro, Colombia, 1784 – París, 1828). Político, escritor y traductor colombiano. Fue rector y catedrático en el Colegio Pinillos de Mompós, donde se involucró en el movimiento de la Independencia. Ya instaurada la República, desempeñó cargos políticos de relevancia, como por ejemplo el de Ministro de Colombia en los Estados Unidos del Norte. Reconocido en la literatura colombiana como el escritor que mejor muestra la transición del Neoclasicismo al Romanticismo, es autor de poesías patrióticas de inspiración bolivariana de alta circulación. Se conoce de la existencia de las obras de teatro El soliloquio de Eneas y El sacrificio de Idomeneo, hoy desaparecidas y sin datos de edición. Como traductor destaca su versión de L'art poétique de N. Boileau del año 1810 y de otras poesías amorosas y de tema lírico publicadas primero en la revista La Colombiada y, más tarde, en forma de libro (1852).
Redactor: Olga Vallejo Murcia
Carlos Arturo Torres Peña (Santa Rosa de Viterbo, Colombia, 1867 – Caracas, 1911). Político y diplomático liberal, es considerado como un filósofo idealista, un sociólogo positivista, pero sobre todo como un educador y periodista. La crítica literaria ha desconocido su faceta como traductor; sin embargo, como coordinador de diversas publicaciones periódicas de finales del siglo XIX y principios del XX, dio cabida a la publicación y adaptación de autores tales como G. Leopardi, O. Wilde, A. de Vigny, V. Hugo, H. Heine y E. A. Poe. A los diecinueve años colaboró en la antología poética La Lira Nueva (1886), junto con José Asunción Silva, Julio Flórez e Ismael Enrique Arciniegas. Tres años después participó en la antología de traducciones Víctor Hugo en América. A principios del siglo XX empezó a ejercer como diplomático en diversos lugares del mundo. Su obra literaria, impresa en España en 1909, comprende: Obra poética, Estudios ingleses, Estudios varios e Idola fori. El resto de su obra permanece sin ser estudiada y se halla dispersa en las publicaciones periódicas en las que participó como redactor y coordinador, a saber: El Impulso (1896), El Republicano (1896), La Crónica (1897-1899), La Opinión Pública (1898), El Nuevo Tiempo (1902-1905), el suplemento El Nuevo Tiempo Literario (1903-1905) y La Civilización (1910).
Redactor: Gustavo A. Bedoya
Cintio Vitier (Cayo Hueso, Florida 1921 – La Habana, 2009). Uno de los poetas e intelectuales más importantes del siglo XX cubano. Ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Literatura en 1988, el Premio de Literatura Iberoamericana y del Caribe «Juan Rulfo» de 2002 y la Orden José Martí. Como ensayista, entre sus obras más conocidas destacan Lo cubano en la poesía (1958), Poética (1961), Crítica sucesiva, (1971), Ese sol del mundo moral. Para una historia de la eticidad cubana (1975) o Temas martianos (1981). Entre sus libros poéticos destacan Poemas (1937-1938) (1938), Vísperas 1938-1953 (1953), Testimonios (1966), Dama pobreza (1994), Poesía (1997). Son famosas sus antologías Diez poetas cubanos (1937-47) (1948), Cincuenta años de poesía cubana (1952), Las mejores poesías cubanas (1959), Poetas románticos cubanos (1960) y Flor oculta de la poesía cubana (1978). Escribió algunas novelas como De peña pobre (1980) o Los papeles de Jacinto Finalé (1984). Es traductor de Iluminaciones, de Rimbaud, y «Un golpe de dados», de Mallarmé.
Redactor: Mercedes Serna Arnaiz
Juan Rodolfo Wilcock (Buenos Aires, 1919 – Lubriano, Italia, 1978). Poeta, crítico, traductor. Hijo de padre inglés y de madre argentina de origen italiano y suizo, Wilcock pasó buena parte de su infancia y adolescencia en Suiza y Londres, y vivió en Argentina, Gran Bretaña e Italia. Estudió Ingeniería Civil en la Universidad de Buenos Aires y trabajó como ingeniero hasta 1944, año en que abandonó la profesión para dedicarse de lleno a la literatura. Publicó varios poemarios en español: Libro de poemas y canciones (1940), Ensayos de poesía lírica (1945), Persecución de las musas menores (1945), Paseo sentimental (1946) y Sexto (1953). Dirigió las revistas Verde memoria (1942-1944) y Disco (1945-1947). También colaboró con otras revistas hispanoamericanas como La prensa, Anales de Buenos Aires y Orígenes. Su trayectoria literaria estuvo marcada por su vinculación con la revista Sur y su amistad con Silvina Ocampo, Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y José Bianco. Entre sus múltiples actividades, Wilcock destacó por su intensa labor de traducción. Entre los muchos autores que tradujo se encuentran Kafka (Cartas a Milena, 1955; En la colonia penitenciaria, 1977), T. S. Eliot (Cuatro cuartetos, 1956), Graham Greene (Caminos sin ley, 1953; El poder y la gloria, 1959; El revés de la trama, 1959) y Jack Kerouac (El ángel subterráneo, 1959). En 1953 emprendió un largo viaje por Europa en compañía de Silvina Ocampo y Bioy Casares, y visitó Italia por primera vez. Entre 1953 y 1954 residió en Londres y trabajó como traductor en la Oficina Central de Informaciones. Después de regresar a Buenos Aires, se instaló por un tiempo en Roma, donde ejerció como profesor y traductor, aunque volvió a Buenos Aires después de la caída de Perón. En esos años adquirió la nacionalidad italiana. En 1956 publicó la obra de teatro Los traidores, escrita en colaboración con Silvina Ocampo. No obstante, pronto viajó a Italia para instalarse ya definitivamente a partir de 1957, fecha en que pasó a escribir en italiano, o reescribir en italiano obras que inicialmente había escrito en español, como el poemario Luoghi comuni (1961). En su etapa italiana publica títulos como Fatti inquietanti, La siganoga degli iconoclasti (1972), Lo steroscopio dei solitari (1972) Parsifal: I raconti del Caos (1974). Murió en su retiro campestre de Lubriano, Italia, en 1978.
Redactor: Augusto Gutiérrez Torres
Francisco Ximénez (Écija, España, 1666 – ¿Antigua, Guatemala, 1729?). Religioso dominico, que llegó a Guatemala en 1688, donde ejerció una vida misionera muy activa, así como también una prolífica actividad intelectual, lo cual le permitió alcanzar un conocimiento profundo de la cultura, de la religión y de varios idiomas mayas, incluyendo el k'iche', el kaqchikel y tz'utujil. Su cargo de archivero del convento de Santo Domingo le facilitó la escritura de algunas de sus obras, en particular su Historia de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala de la Orden de Predicadores (1715). Es también autor de Historia natural (1722), de un estudio lingüístico de los idiomas autóctonos que conocía, titulado El tesoro de las tres lenguas (1701-1704), así como de una transcripción y traducción al español de las historias mito-históricas maya-k'iche', mejor conocida como Popol Wuj. Esta última, además de ser la única copia existente del original en k'iche', representa una fuente valiosa de investigación del mundo mitológico maya precolombino.
Redactor: Néstor I. Quiroa