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ArribaAbajoLa espina en la pata

El burro y el tigre. El zorro, la yegua y la potranca


4 versiones y variantes


Cuentos del 658 al 661


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658. El burro y el tigre la espina en la pata

CATAMARCA

Dice qui andaba un burro cojudo, como llamamos acá, solo, dice, porque era bravísimo para peliar. Andaba gordo, lindo. El burro come y ya se descuida de su enemigo natural, el león. Entonce dice qui andaba pastiando por medio 'e los pedregales, el burro. Cuando menos acuerda se da una vuelta, hace una pequeña vuelta, y lo ve al león que estaba ya cerca, y a más no tenía escape, solamente la viveza lo podía salvar.

-¡Ayayayay, Dios mío! -que dice-. ¡Ay! ¡Si hubiera alguien que me favoreciera!

Se da la vuelta y lo ve al león cerquita.

-¡Ay don León -que dice-, haga el favor, salvemé! Mi ha entrau una espina di algarrobo en la pata -dice- y no me deja vivir. Saquemé la espina -dice- y matemé. Déme siquiera el alivio ése.

-¡A ver! -que dice el león.

Y si arrima a quererle hurgar.

-¡Ayayayay, ay, ay! -que le dice el burro y empezó a encoger la pata.

Y si arrima el león para verle y cuando ya tiene bien recogida la pata, ¡paf!, le da una patada en medio de la frente y lo larga revolcandosé al león y, ¡marche!, dice el burro y se va.

El león se lamenta y dice:

-Por tonto mi hi jodido.

Perfecto Bazán, 49 años. Belén. Catamarca, 1968.



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659. El zorro, la yegua y la potranca

SALTA

Diz que andaba el zorro con mucho hambre. Nu encontraba presa di animales chicos que él pudiera cazar. Andaba flaco, peludo, jodíu, el pobre zorro. Lu habían corríu los perros de todas partes porque hacía oprobios en las gallinas y en los corderos de los puestos.

Diz que ha ido trotando por el campo y si ha topau con una potranquita recién nacida.

-¡Ésta es mi suerte! -ha dicho el pícaro-. Güeno, ya guá hacer carne.

Áhi cerquita ha 'tau la yegua y si ha veníu las renguiadas, haciendo ruido. Si ha sosprendíu el zorro, pero como es tan pícaro y ladino li ha dicho:

-¡Güen día!, señora yegua.

-¡Güen día!, don Juan.

-Hi sabíu qui ha teníu esta guagua163 y la hi veníu a felicitar.

-Sí, ha nacíu anoche, pero yo nu ando muy bien. Se mi ha clavau una espina de vinal164 en un vaso y si usté mi ayudara a sacarla mi haría un gran favor.

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-Yo se la guá sacar en seguida. Yo sé un poco curar estos males. Así usté puede ir tranquila al monte, y yo mi ofrezco pa cuidar la guagua.

La yegua le agradece y levanta la pata pa que vea el zorro. Entonce el zorro si arrima, y cuando la yegua lo tiene bien cerquita, lu ha cociau en el hocico, li ha pegau una tremenda patada y li han saltau los dientes. Ahí el zorro ha quedau como muerto, y cuando ha podíu moverse, si ha ido arrastrando y no se lo ha visto más. Y esto li ha pasau por atrevido y perjudisto165.

Manuel Iseas, 90 años. Las Chacras. Las Víboras. Anta. Salta, 1952.



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660. El zorro y la yegua

SAN LUIS

Andaba andando el zorro, muerto de hambre y sin poder encontrar qué comer. En eso que iba encontró una yegua con un potrillito recién nacido.

-Éste no se me escapa -dijo el zorro-. Buscaré un pretexto para alejar la madre y dejarlo al potrillo solo.

Entonce le dijo a la yegua:

-Vengo, señora, de donde está su esposo y me encargó que le diga que vaya para hablar con usté en seguida, por un asunto muy urgente, y que yo me quede a cuidar el nene.

Pero la yegua le malició que era mentira y le dijo:

-Vea don Zorro, no voy a poder ir porque me he clavado una espina y no puedo caminar.

Entonces el zorro se ofreció para sacarle la espina, a fin de que se juera para comerse el potrillo, y le dijo:

-Yo le voy a sacar, señora, la espina. Digamé donde la tiene.

La yegua le dijo que la tenía en la pata. El zorro jue, miró, y cuando estuvo acomodado para sacarle la espina, le dio la yegua una tremenda patada, y le rompió la cabeza. Y en eso quedó por mal intencionado.

Cleobulino Ojeda, 37 años. Los Tapiales. El Trapiche. Pringles. San Luis, 1948.

El narrador es peón caminero. Ha cursado todos los grados de la escuela primaria.



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661. El zorro, el tigre y la yegua

LA PAMPA

Dice que uno vez andaba el tigre con mucha dificultá pa cazar, y el zorro andaba con él. Entonce el zorro le dijo qui áhi cerca había acampao una tropa 'e carro y había una tropilla grande, que podían ir a ver.

-No -dice el tigre-, las mulas son muy desconfiadas y van a bufar.

-La yegua madrina tiene una potranquita gorda. Yo se la puedo conversar a la yegua y usté caza la potranquita -dice el zorro.

Eso le gustó al tigre y se jueron. Ya llegaron. Ya vieron la yegua que 'taba medio sola, comiendo. El zorro la saludó y la empezó a hablar, y le preguntó cómo le iba. La yegua si había dao cuenta y empezó las renguiadas, y entonce le dice:

-Me va mal, porque ando enferma. Ando buscando un herrero que me arregle el clavo di una herradura, que lo tengo flojo y me lastima.

Y áhi le dijo el zorro qui él conocía un herrero y se jue a decirle al tigre que si arrime.

El tigre no quería arrimarse, pero al fin se arrimó a verle la pata a la yegua, y la yegua le dio una tremenda patada en el hocico que l'hizo saltar los dientes. Y como ésa es la parte más delicada del tigre, cayó al suelo revolcandosé y la yegua se disparó con la potranca. Cuando vio esto el zorro si alzó, también porque sabía lo que l'iba a pasar con el tío cuando se compusiera, porque el tigre tiene siete vidas como el gato.

Apolinario Pérez, 69 años. Conhelo. La Pampa, 1955.

El narrador es hachero. Oyó contar este cuento cuando era muy joven a un viejo tropero, en la parada de un arreo.



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ArribaAbajoNota

De nuestro cuento La espina en la pata tenemos dos variantes:

A. El tigre se encuentra con el asno y pretende comerlo. El asno finge no darse cuenta y le pide le saque una espina de la pata. El tigre lo intenta y el asno le da una patada que lo deja casi muerto (una versión).

B. El zorro (o el tigre) se encuentra con una yegua con cría y trata de comerle la potranca. La yegua simula estar renga y pide que le saque una espina de la pata o le arregle un clavo de la herradura. Cuando el cazador lo intenta le rompe los dientes de una patada (tres versiones).

El tema tiene en nuestros cuentos desarrollo independiente; en los españoles estudiados por Espinosa es motivo de otros, que son tradicionales (199, 200, 201, 204 y Espinosa, Castilla 30). En dos cuentos publicados por Chertrudi, en uno es independiente y en otro es motivo (5 y 24). Es muy antiguo y de gran difusión popular; y sus versiones se documentan desde los fabulistas latinos y los Esopos medievales hasta la tradición moderna. Figura en el Libro de Buen Amor. Para América lo da Rael, 396, y corresponde al tipo 47.3. de Aarne-Thompson.





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ArribaAbajo El hijo de la lechuza

El rey de los pajaritos o Caburé y la lechuza


5 versiones y variantes


Cuentos del 662 al 666


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662. El hijo de la lechuza

CATAMARCA

Diz que la lechuza tenía un pichón grandecito, pero no volaba lejo tuavía.

En eso, el rey de los pájaros166 andaba por el lugar haciendo fechorías. La lechuza no sabía cómo hacer pa que no le coma su hijo. Lo andaba escondiendo, pero un día tuvo que irse a buscar comida más lejos y para 'tar tranquila, jue a pedirle que no se lo coma al hijo. Entonce el rey de los pájaros le preguntó:

-Y ¿cómo es tu hijo?

-Mi hijo, señor, es el más lindo de todos los pájaros.

Al día siguiente la lechuza se jue tranquila. A la hora el rey de los pájaros tuvo hambre y empezó con su grito raro que tiene, a llamar a los pájaros. Áhi empezaron a llegar. Todos asustados los pájaros revolotiaban. Entonce el rey de los pájaros si acordó del pedido de la lechuza y no sabía cómo hacer para quedar bien. Entonce pensó que se iba a comer el más fiero pa no equivocarse. Y empezó a mirar y a mirar. En eso ve un pájaro muy fiero, de pico arquiau, de patas ganchudas, di ojos grandotes, con unas plumas que parecían prestadas, como son los pichones de la lechuza. Entonce pensó que a ése lo iba a comer, y se lo comió.

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A la noche, cuando volvió la lechuza, ya tuvo la noticia y se puso a llorar. Áhi no más se jue a decirle al rey de los pájaros lo que li había hecho. Entonce él le dijo:

-¡Pero, si vos mi habíais dicho que tu hijo era el más lindo y yo m'hi comío el más fiero!

María de Burgos, 76 años. Sumalao. Valle Viejo. Catamarca, 1953.

Campesina. Pertenece a la familia encargada de cuidar la capilla del famoso Señor de Sumalao.



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663. El hijo de la lechuza

SAN LUIS

Siempre el rey de los pajaritos llamaba a todos los pájaros y elegía uno para comerle los sesos. A la lechuza ya le había comido varios hijos. Le quedaba uno solo y como 'taba tan triste, resolvió un día ir a la casa del rey de los pajaritos a pedirle que no se lo comiera. Jue y le suplicó que no le comiera el único hijito que le quedaba. Al rey de los pajaritos le dio mucha lástima y le dijo que güeno, que no se lo iba a comer, pero que le diga cómo es el pichón de lechuza. Entonces la lechuza le agradeció mucho y le dijo que el hijito de ella era el más bonito de los pájaros, que él se iba a dar cuenta en cuanto lo viera. Se despidió y se jue muy contenta.

Cuando el rey de los pajaritos juntó a todos los pájaros, eligió el más feo para no equivocarse. Resultó ser el hijo de la lechuza, y los pichones de lechuza son, claro, muy fieritos.

Entonces la lechuza llorando jue a reclamarle al rey de los pajaritos que no había cumplido su palabra. Él le dijo que para no equivocarse había elegido al más feo para comerlo. Y áhi se dio cuenta la lechuza que ella había procedido como madre, y le dijo:

-¿Y usté no sabe que para la madre no hay hijo feo?

Y por eso, cuando se habla de que una madre no ve los defectos de los hijos, se dice, los hijos de la lechuza.

Alicia Bazán, 16 años. La Esquina. El Morro. Pedernera. San Luis.

La narradora es originaria del lugar. Ha concurrido a la escuela primaria. Tiene muy buenas condiciones de narradora.



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664. La lechuza y el rey de los pajaritos

Para la madre no hay hijo feo


SAN LUIS

Dice que una vez el rey de los pajaritos andaba por cerca di ande tenía su casa la lechuza. Y la lechuza tenía pichones167 grandecitos, que ya andaban fuera del nido. Entonce ella piensa que sus hijitos 'taban en gran peligro. Entonce resuelve hacerlo compadre al rey de los pajaritos para que no le coma los pichones.

Bueno... Agarró, la lechuza, se arregló bien, se puso polvo, se peinó, y se puso el manto -ése que usaban las señoras di ante y que algunas todavía lo usan para salir. Bueno... Muy compuesta y arreglada se fue a la casa del rey de los pajaritos. Y ya llegó, y saludó, y la hicieron pasar para adentro. Estuvieron conversando y entonce le dice la lechuza que lo venía a hacer compadre y a decirle que no le vaya a comer los hijitos, que eran sus ahijaditos.

-Bueno -dice el rey de los pajaritos-, pero, ¿cómo voy a saber yo cuáles son sus hijitos, comadre?

-Pero, mire, compadre, es lo más fácil, mis hijitos son los pichones más bonitos que usté va a ver. No se puede equivocar. Ya quedaron así.

Al otro día va el rey de los pajaritos y se pone a llamar, como llama él a los pajaritos para comerlos, con un gritito raro, que los domina a los pajaritos y vienen todos como embrujados, como si tuviera imán este pájaro carnicero y lo dan vuelta gritando y revolotiando sin poderse disparar.

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Bueno... Ya se llenó el árbol de pajaritos y había muchos pichones. Todos los pajaritos aletiaban nerviosos, esperando a cuál agarraba el rey de los pajaritos. Y éste decía:

-Voy a mirar bien, cuales son los más feos de estos pichones porque no quiero quedar mal con mi comadre lechuza. Después de un rato, vio unos pichones feísimos, y ahí no más los cazó y se los comió. ¡Qué pucha!, habían síu los hijos de la lechuza. Al rato no más llegó la lechuza, los llantos y las quejas:

-Compadre, usté no tiene palabra, usté mi ha comíu mis hijitos.

-Pero, comadre, si yo hi comíu los pichones más feos.

-No puede ser, compadre, usté nu ha visto bien -le dice la lechuza.

Áhi jue el equivoco168 de la lechuza, claro, como para la madre nu hay hijos feos.

Y así, la pobre lechuza perdió lo hijos.

Guillermo Benítez, 73 años. Piedra Blanca. Junín. San Luis, 1951.



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665. El rey de los pajaritos y la lechuza

SAN LUIS

El rey de los pajaritos tiene el poder de comerse a todos los pájaros. Él los llama con un silbidito largo y perdido, y áhi vienen todos revolotiando alrededor d 'él, y áhi elige el que quere y lo come. Ése es el poder que tiene.

Que la lechuza había sacau pichones y ya 'taban grandecitos los hijitos. Y si anotició de qui andaba por esos mundos el rey de los pajaritos haciendo de las suyas. Y no sabía cómo hacer para que éste no le coma los hijos. Y resolvió de169 ir a conocerlo y hacerse amiga.

Y áhi jue y lu habló y s'hicieron muy amigos y le pidió tamén que li alce los hijos170, que si hagan compadres. Y han quedau en eso.

Y güeno, que le dice la lechuza:

-Vea, compadre, no me vaya a comer los hijitos cuando yo salga a buscar comida, ¿oye?

Y güeno, comadre, pero yo no los conozco a sus hijitos, digamé cómo son.

-Mire, compadre, usté los va a conocer cuando los vea, son los más bonitos. Usté los va a ver entre los otros y los va diferenciar por bonitos que son.

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Y que un día el rey de los pajaritos 'taba con hambre y empieza a llamar a los pajaritos. Y ya comenzaron a cáir de todos los pajaritos chicos y a revolotiar, ¡pobrecitos!, asustados alrededor del cazador. Y cuando iba a cazar, si acuerda, pues, del pedido de la comadre lechuza. Y empezó a mirar y a remirar. Y claro, había muchos pajaritos bonitos y no sabía cuáles eran los más bonitos. Entonces pensó de171 comer los más feos, para acertar. Y áhi vio unos pichones ojos saltones, con el pico ganchudo, con las plumas descoloridas y alborotadas, los más fieritos de todos, y se los comió. Y justo, eran esos los hijos de la comadre lechuza.

Ya cuando vino la lechuza y vio que andaba por áhi el rey de los pajaritos, claro, se dio cuenta de lo qui había pasado, y llorando, muy sentida, le va a decir al compadre:

-Pero, compadre, ¿no le dije que no me comiera los hijitos? Yo le dije, tuavía pa que los reconociera, que eran los más bonitos.

-Sí, comadre, pero yo m'hi como los fieritos que han estau áhi. ¡Cómo puede ser eso!

Y claro, como nu hay hijos feos para la madre, la lechuza lo confundió al compadre. Y por eso, cuando una madre alaba a los hijos, dicen la gente, los hijos de la lechuza han de ser.

José García, 80 años. San Martín. San Luis, 1933.



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666. El hijo de la lechuza

SANTA FE

Éste es el cuento del rey de los pajaritos y la lechuza. Es el que llaman también caburé.

Este rey da un grito y vienen alrededor de él los pajaritos, y él come uno. Elige el que él quiere y lo come; lo despedaza y lo come.

La lechuza era viuda y tenía un solo hijo, y se desesperaba pensando que este pájaro criminal se lo podía matar. Empezó a pensar qué podía hacer para salvarlo. Entonce pidió audiencia al rey y la atendió. Entonce le dice:

-Le vengo a pedir un favor, rey, ya que usté es tan caritativo. Tengo un solo hijo, y es el único sostén mío. Yo le pido que no me lo mate, que me haga ese gran favor. Entonce él le dice:

-Bueno, señora, le prometo que no se lo voy a matar. Pero, ¿cómo podemos hacer para reconocer a su hijo entre todos los pájaros?

Entonce la lechuza le dice:

-Mire, Ray172, mi hijo es el más lindo, el más primoroso. El mejor de todos los pájaros es mi hijo.

Llegó el día de la junta de los pájaros. Comenzó a llamarlos el caburé, con ese graznido medio sordo que él tiene. Todos los pajaritos empezaron a juntarse a su alrededor, gritando, alarmados, a ver quién le toca la muerte. Todos estaban temblando de miedo y esperando la suerte que les podía tocar.

El rey empezó a mirar y mirar. Se acordaba su compromiso con la lechuza y buscaba, para no equivocarse, el más feo. El Rey eligió el más feo que había. Una vez que eligió, tiró el zarpazo, lo destrozó y lo mató. Era justo el hijo de la lechuza.

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Cuando vino la lechuza y vio lo que había pasado, largó un graznido terrible y empezó a llorar y a echarle en cara al rey de los pajaritos que no sabía cumplir su palabra y que no tenía lástima de nadie. Entonce le dice:

-¡Ray, me ha comido mi hijo! ¡Qué ha hecho! ¡Me ha comido mi único hijo!

Entonce le dice el caburé:

-Vieja adulona, eso te pasa por pretender que tu hijo sea el más lindo, el mejor de todos, cuando es el más feo. Yo elegí el más feo, y tu hijo era el más feo.

Por eso cuando una madre alaba a sus hijos porque sí, se dice: ¡Bah, el hijo de la lechuza!

Pedro Sanón, 58 años. San Carlos. Las Colonias. Santa Fe, 1969.

El narrador oyó este cuento de niño, en la región.



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ArribaAbajoNota

Nuestro cuento El hijo de la lechuza tiene los siguientes motivos fundamentales:

A. La lechuza pide al caburé o rey de los pajaritos que no le coma sus hijos, y le dice que son los más hermosos de los polluelos, y el cazador se lo promete.

B. El rey de los pajaritos mata a los polluelos de la lechuza, y cuando ella le protesta por su incumplimiento, él contesta que ha muerto a los más feos.

El tema es antiguo. Figura en el cuento esópico de la mona y su hijo (la madre lo considera el más hermoso de los animales) y en el cuento medieval, aún más semejante al nuestro, en el del búho y su cría, citado por Dänhnhard II, 242-243. Espinosa, en su estudio, considera las versiones modernas de la tradición hispánica, y opina que debe ser tema antiguo en la tradición de Europa (p. 353). Corresponde al tipo 247 de Aarne-Thompson.





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ArribaAbajo El muñeco de brea. El muñeco de cera

10 versiones y variantes


Cuentos del 667 al 676


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667. El conejo y el zorro

JUJUY

Diz que un hombre tenía un jardincito. Y había un conejo que se llamaba Martín qu' era muy dañino. Qu' iba de noche y le robaba y le comía las plantas al vecino. Entonce el dueño del jardín hizo un hombre de cera. Y lo puso áhi.

Entró Martín a hacer daño por la noche y se encontró con el hombre de cera y lo saludó. Y como el otro no contestaba nada, le fue a dar la mano, en calidá di amistada. Y claro, al darle la mano muy juerte, quedó prendido de la cera. Entonce le decía el conejo que lo suelte. Y lo seguía agarrando. Entonce le dio un puñete y se quedó prendido de l' otra mano. Entonce le dio unas patadas y se quedó prendido de las dos patas. Y entonce lo mordiá, y se quedó prendido del hocico. Y entonce al día siguiente viene el dueño y lu encuentra al dañino prendido de la cera. Entonce ricién supo que el dañino era el conejo. Entonce lu agarró, lu amarró bien al conejo y lu ha dejáu amarráu en un palo. Y él se jue a preparar l' agua caliente y pelarlo y comerselá. Y en ese momento pasaba el Juan qu' era el zorro. Y lu pregunta al conejo porque 'taba amarrado, preso. En eso el Martín le contesta que 'taba amarrado porque no se quería casar con l' hija 'el hortelano. Entonce diz que el zorro le dijo:

-Y entonce, si vos no te querís casar, amarrame a mí, y me voy a casar yo.

Y entonce el conejo lu ha dejado amarrado al zorro, lu ha atau bien pa que no se dispare. Y cuando volvió con l'agua   —294→   caliente para pelar al conejo se encontró con el zorro. Así que el hortelano tuvo qui hacer el castigo en el zorro. Y el zorro que contestaba qu' el se quería casar no más con l' hija del hortelano, que él la quería a su hija, y más rabia le dio al hortelano y lo peló no más al zorro con l' agua caliente.

Marcelina Cruz de Peñaloza. La Quiaca. Yavi. Jujuy, 1951.

Oyó el cuento a la madre, pastora puneña.



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668. El mono y el león

JUJUY

Diz que había una vieja que tenía un melonarcito y todas las noches le robaban el mejor melón. Ya no sabía quí hacer para castigar al ladrón.

Jue a revisar el melonar y se dio cuenta que por un portillo qui había en el cerco se entraba el que robaba los melones. Entonce la vieja pensó di hacer como un muñeco, como un hombre de cera y ponerlo que cuide el melonar.

A la noche viene el ladrón, que era un mono, y lo ve a éste que 'tá cuidando y le dice:

-Oiga, amigo, hagasé un lau y dejemé pasar.

Como el muñeco no contestaba, le pegó un manotazo y se quedó pegau.

-Largame que te pego con la otra mano.

Le pegó y se quedó pegau.

-Largame que te muerdo -le dice.

Y lo mordió y se quedó pegau de la boca también.

Al día siguiente viene la vieja y lo encuentra al mono pegau del muñeco de cera. Lo pilla y lu ata bien atau di un árbol y se va a calentar agua para matarlo.

El mono 'taba muy triste, esperando la muerte, cuando ve que va pasando un lión y lo llama.

-Venga, amigo, lo quiero saludar porque ya me van a matar.

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-¿Y porque te van a matar? ¿Quí has hecho?

-Porque no me gustan las ovejas gordas y me quieren obligar a comer una.

El lión, qui andaba buscando carne, le dice:

-Dejame a mí en tu lugar y yo voy a comer la oveja.

Se puso el lión y lo largó al monito.

Se vino la vieja con l'agua hirviendo y se la echó encima. Lo quemó al pobre lión y lo largó.

El lión, furioso, salió en busca del mono.

Va el lión y lo encuentra al mono descuidau y se lo traga entero. Áhi 'taba el mono en la panza del lión y no sabía por ónde iba a salir. Al fin si acordó que tenía un cortapluma y le cortó la panza y salió disparando. El lión cayó al suelo y al rato se murió. Volvió el mono y le sacó el cuero. Con el cuero hizo riendas, cincha, lazo y boleadoras.

Dio la casualidá que pasó una tropilla de guanacos y el mono bolió un guanaco y lo ensilló. Montó en el guanaco, pero el guanaco disparó por entre los cerros y lo voltió y lo mató al mono. Y así se terminó.

José Peñaloza, 44 años. Cieneguillas. Santa Catalina. Jujuy, 1952.

El narrador es puneño. Ha concurrido a la escuela primaria. En la actualidad es comerciante y criador, modesto hacendado.



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669. El muñeco de cera

JUJUY

El conejo173 tenía una huerta de hortalizas. Su compadre el zorro lo visitaba todas las noches y robaba las lechugas, zanahorias y otras verduras. Entonce el conejo resuelve hacer un muñeco grande de cera y lo coloca en la huerta. Por la noche entró el zorro a robar y como ve un hombre alto, parado, le dice:

-¡Buena nochi, señor!

Y como no tiene contestación, le dice:

-¡Buena nochi, señor! ¿Qué este hombre será sordo? Gritando le dice, entonce:

-¡Buena nochi, señor! Contestemé, que si no contesta le doy un sopapo.

Y diciendo se lo dio no más y quedó con la mano prendida.

-¡Ay, señor, sueltemé! -lloraba el zorro.

Y seguía llorando y diciendo:

-¡Sueltemé, que si no le doy una patada!

Y le dio una patada y quedó prendido de una pata. El zorro desesperado luchaba por librarse, pero todo fue inútil y gritando más aún le repetía:

-¡Sueltemé, señor, por favor! ¡Sueltemé o si no le doy otra patada! Y le dio no más y quedó con la segunda pata prendida en la cera. Cuando estaba bien atrapado salió el conejo y así cazó al ladrón de sus hortalizas y le dio su buen castigo.

María Elsa Salas de Varela, 28 años. La Quiaca. Yavi. Jujuy, 1952.



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670. El conejo y el hombrecito de cera

JUJUY

El caso di un conejo174 qui hacía daño en un rastrojo. El conejo es siempre dañino. Entraba a comer el trigo, a sacar las papitas, en fin, lo que había en el rastrojo. Molestaba mucho. Picaba las plantitas y comía todo. Y el dueño del rastrojo venía y encontraba hecho el daño y ha resuelto poner una trampita. Le hizo una trampita, un hombrecito de cera, en la puertita por donde entraba el conejo. Entonce en la noche llegó el conejo y al hombrecito le dice:

-Permiso, amiguito, para pasar para adentro.

El hombrecito no le ha contestado.

-Permiso, mi amiguito.

Así, repetidas veces ha insistido en entrar. El hombrecito no le contestaba. Entonces él se nojó diciendo:

-No permita que le pegue porque no me contesta, porque yo tengo necesidá de pasar. No permita que le pegue. Entonce que no le contestó éste, le pegó una patada. La patita se quedó pegada. Después así ha seguido y otra vez, otra patada, y se quedó pegado. Y ya le dio un sopapo. También se le quedó pegada la manito. Con la otra manito le pegó y también se quedó pegado. Y después le decía que le va a dar un chirlo con la cola, con su colita. También su colita se quedó pegada. Entonce él ha querido morderle. Le ha mordido y se quedó peor pegado.

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Al otro día viene el hombre, le encuentra en la trampa, vivo. Le saca y le ata para matarle175, y le dice:

-Dañino, ahora vas a morir.

Y le dejó atado para volver y matarle.

Él quedó atadito, hasta que venga el hombre.

Ante que venga el hombre, pasó por ahí un zorro y le preguntó:

-¿Che, por qué 'tás atado?

-Pero, el dueño de este rastrojo quiere que me case con su hija, y yo no me quiero casar. Ésa es la razón que me tiene atado.

-Chey... yo me voy a casar... Yo te dehato y dejame atado a mí.

-¡Bueno!

Así hicieron. El zorro deható al conejo y el conejo le dejó atado al zorro, ahí, en su lugar y se fue el conejo haciendolé la burla.

El zorro quedó atado. Cuando volvió el hombre quien lo ató, le dice:

-Por qué 'tás atado vos -le preguntó al zorro.

Y el zorro le dice:

-El conejo me dejó acá porque dice que usté le quiere hacer casar con su hija y él no quiere. Yo me voy a casar, señor.

-¡Tomá, casar! -y le dio unos chirlos.

Y él con el miedo pegó unos tirones, cortó la piola y se fue el zorro. Se fue enojado el zorro a buscarlo al conejo porque si había hecho la burla de él. Se fue a buscarlo, y en tanto buscarlo le encontró al conejo. Cuando el conejo lo ha visto al zorro, dice que si ha agarrado él di una peña. 'Taba agarrado di una peña. Ante que el zorro hable a él, él le ganó de mano. Le dice:

-Che, hermanito, viene la quemazón, por allá. Se van a quemar mis hijos que 'tán acá adentro. Ahí tengo la casa. 'Tán   —300→   mi señora, mis hijos. Haceme el bien de tenermeló vos a la peña, yo voy a traer un palo para poner de puntal.

El zorro olvidó todo y le quiso ayudar. Él se quedó a agarrar la peña. Y se fue el otro haciendosé más la burla. No había teniu hijos, ni nada. Él se cansó de tener la peña. Al último, no venía el conejo, él largó la peña y salió disparando... Y de verle que era mentira, el zorro se va a buscarle. Se va a buscarle y lo encontró. Y enojado el zorro le ha dicho si por qué li ha hecho esta mala partida, que qué le tiene engañando, burlandosé de él.

-¡Ahora te voy a comer!

-Bueno, si me querés comer, a mí me vas a comer bien cocinado en un horno, no me comás así crudo. Yo te pido qué me comás así. Yo te voy a decir cómo me vas a cocinar.

Y acepta el zorro. Entonce le dice:

-Vamos a cavar un agujero grande y me enterrás ahí y encima ponés la leña que arda. Cuando termine la leña ésa de arder, cuando ya esté en brasas, es seña que yo ya me 'toy empezando a cocer. Y volvés a poner leña. Cuando termine de arder eso, entonce es seña que ya estoy en medio cocinarme. Y volvés a poner leña y echás un pedazo de sal al fuego, y ande termine de arder esa leña, y va a reventar toda esa sal, es seña que 'toy terminado de cocer. Ya 'toy cocinado, entonce tenís que empezar a comerme guatiado176.

Así lu hizo el zorro. Y él destapa ansioso para comerlo. Nu había nada. Él si había ido cavando un aujero.

Se fue el zorro otra vez en busca del conejo y lo encontró más enojado.

Al verlo el conejo al zorro, ante de encontrarse, se metió en una laguna, a una islita. Llegó el zorro y le dice:

-¡Ahora te voy a comer!

-Bien, tenés que tomar toda esa agua para sacarme. El zorro, a fin de sacarlo de la islita, empezó a tomar l'agua. El zorro siempre tiene miedo del agua y por eso no entraba a la   —301→   laguna. Pero tomaba y tomaba y se ha llenau di agua, y no se terminaba. Él estaba lleno, hinchado. Salió a caminar un poquito, s'hincó con un palo en la pancita y se murió. Y áhi se murió.

Josefa Lamas de Mamaní, 63 años. Abra Pampa. Jujuy, 1968.

En este cuento aparecen motivos de otros cuentos.



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671. El muñeco de brea

SAN JUAN

Había un hombre que le robaban muchas cosas de la despensa que tenía. No podía saber quién era el ladrón. Entonces hizo un estudio de hacer un muñeco de pega, como un hombrecito. Lo puso en una pieza con tres divisiones, en la puerta del medio, porque por áhi tenía que pasar el ladrón. Resulta que al siguiente día no vino el ladrón. Al siguiente tampoco. Que al tercer día vino. El que robaba era un mono.

El mono, cuando entró vio el muñeco y le pegó con una mano, y se pegó. Le pegó con la otra, y se quedó pegau también. Le pegó con los pies, y se quedó del todo pegau. Y áhi vino el dueño y lo encontró. Lo llevó y lo metió en una jaula. Después lo sacó y lu ató para marcarlo. Y se puso a calentar la marca.

Cuando 'staba el mono atado vino un lión y le pregunta porqué lo tienen atau.

-Porque no me quiero casar con l'hija 'el Rey -le dice.

-Atame a mí, yo me voy a casar.

-Bueno, chey, ti ataré y yo m'irí.

Viene el hombre con la marca caliente y el lión grita:

-Yo me quiero casar con l'hija 'el Rey.

-Con ésta es l'hija 'el Rey que te vas a casar -le dice, y le asienta la marca caliente-. ¡Que te vaya bien! -le dice, y lo larga.

Y el lión se fue bramando de dolor a buscar el mono para hacerle pagar la que le había hecho.

Martín González, 42 años. Desamparados. Rivadavia. San Juan, 1951.

Criollo originario del lugar. Trabaja en los viñedos y en las bodegas de la comarca.



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672. El mono de barro

SAN LUIS

Que era un hombre que tenía una quinta. Y había un bicho que le hacía daño. Un día, descubrió qu' era un mono. Y él, pa agarrarlo, hizo otro mono de barro y le puso pega. Y lo puso en el medio 'e la quinta.

Güé...Ya vino el mono a hacer el daño de costumbre. Y cuando lo vido al otro mono que dice:

-¡Qué suerte que tengo un amigo para divertirme!

Y ya lo desafió a jugar a la taba. Y varias veces lo envité, y como no le contestaba, se enojó. Se allegó y le pegó un chirlo. Se le quedó pegada la mano derecha. Y le dice:

-Largame o de no con ésta otra te guá pegar más juerte. Y en vista que no le contestaba, le pegó un zurdazo. Y quedó pegáu de l' otra mano. Y entós le dice:

Largame o de no te guá pegar con las dos patas.

Y le pegó con las dos patas, y quedó pegáu. Y ya no se pudo mover. Que la pega era muy fuerte. Y claro, al otro día vino el hombre y lu agarró, y lo echó en un saco de cuero pa quemarlo más tarde.

'Taba áhi, cuando pasó el zorro, y como son tan curiosos los zorros, se allegó, y le preguntó al mono:

-¿Y porque 'stás áhi?

-Y, acá mi han echau para darme unas gallinas gordas.

Y el zorro le dice:

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-Dejame a mí, entoce.

-Y, desatame -le dice el mono.

El zorro lo desató y se encerró en el saco. El mono lu ató bien y él se mandó a cambiar.

Vino el hombre más tarde y no se podía explicar cómo el mono se le volvió zorro. Pero lo castigó, lo quemó no más por dañino. Y así se salvó el mono.

Mateo Lucero, 47 años. El Arenal. La Carolina. San Martín. San Luis, 1948.

El narrador dice que este cuento lo sabe toda la gente antigua de El Arenal.



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673. El zorro, el muñeco de pega y el león

SAN LUIS

El zorro era muy ladino, como todos los zorros. Había un almacén y el zorro si había cebado a entrar a ese almacén. Y había un güequito, y por ese güequito entraba y se comía las pasas de higo. Y viendo el almacenero que le faltaba, se puso en guardia. Y dijo:

-Voy a poner aquí una trampa.

Y puso una especie de muñeco de trapo, y le puso pegapega a todo. Y entonce el zorro al verlo le dice:

-Hacete a un lau, que voy a entrar.

Y como no le contestaba le dice:

-Mirá que te voy a pegar una trompada.

Y le pegó con una mano, y quedó pegado de esa mano.

-Largame la mano mía, que te voy a pegar con la otra.

Y le pegó, y quedó preso de las dos manos.

-Te voy a pegar con un pie -le dice.

Y le pegó y quedó pegau del pie. Y no le quedó más de un solo pie, que pegaba más juerte. Y le pegó y quedó pegado de las dos manos y de los dos pieses. Al otro día lo pesca el alma cenero. Entonce lo saca, di ande 'taba pegado. Le pone una cadena y lo ata ajuera, en la calle. Mientras tanto calentaba unos fierros para ponerle por el poto, el traste. En esto acierta a pasar un lión y le dice:

-¿Qué te pasa, ahijau?

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-Aquí me tienen atau, pagrino, porque no soy capaz de comerme una vaquillona que 'stán asando.

Entonce le dice el lión:

-Yo te desato y me la voy a comer yo.

Así jue que lo desató y el zorro lu ató bien seguro al lión. Y el zorro se jue, y si había libertado.

Cuando llegó el momento de hacerle la operación al ladrón, el hombre vio que si había vuelto lión, y le dice:

-¡Así que te habías vuelto lión! Lo mismo vas a recibir el castigo.

¡Pobre lión!, nu había comido ni una pasa. Y lu aseguró bien y le metió el fierro colorau. Después que l'hicieron la operación, lo largaron. Y claro, el lión trataba de vengarse de lo que le había hecho el zorro. Y en busca del zorro andaba por áhi el lión.

Un día lu encontró en un arenal durmiendo al zorro, el lión. Y lu agarró di una pata. Y entonce el zorro, al verse preso, le dijo al lión:

-Pagrino, por agarrame la patita mi agarró el bastoncito. Entonce el lión aflojó y el zorro disparó. Pero en lo qu'iba disparando el zorro, para alejarse del lión, venía un ovejero con varios perros. Y al ver el zorro se los chumbó. Y lu agarraron los perros y lo deshicieron.

Juan Lucero, 64 años. El Durazno. Pringles. San Luis.

El cuento tiene motivos de otros cuentos.



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674. El monito

CORRIENTES

Las aguas del pozo de una estancia siempre amanecían sucias de hojas, palitos, boñigas secas. El capataz espió a los peones para ver quién era el malhechor, pero sin lograr averiguarlo.

Desconfió que fuese algún animal dañino. Mandó hacer un muñeco de cera, que puso de centinela junto al pozo. Efectivamente, fue un monito el que después de beber se entretenía en arrojar basuras dentro del pozo.

Al divisar la figura tuvo recelo, quedándose a observar si hacía algún movimiento, y como no vio nada, se aproximó paulatinamente. Cuando estuvo cerca, miró detenidamente y le habló:

-Dejame beber.

Como no tuvo respuesta, insistió, con igual resultado. Le insultó amenazándole con castigarle.

-¡Con esta mano te voy a castigar! -le dice.

Le enseñó la derecha. No le contestó. Entonces a la figura de cera le dio un manotazo. No hubo contestación y le quedó pegada la mano. Entonces le dijo:

-Con esta otra castigo más fuerte.

Y otro manotazo con la izquierda dio a la figura. Tampoco hubo contestación y le quedó pegada la mano. El monito dijo:

-Ya que no sentiste mis manotazos, con una patada te haré hablar.

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La figura recibió una patada y le quedó pegada la pata. Y le dice

-Parece que no sentiste. Ahora con este otro pie sí te haré hablar -y le pegó.

Nada no hubo y le quedó pegado el pie.

-Con un mordiscón por la barriga te haré hablar, ¡sotreta! -le dice.

Y un feroz mordiscón dado en la barriga deja su huella profunda. Como no consiguió ninguna manifestación de vida, se alejó orondo el monito, seguro de haber dado una lección.

El confiado animal, dejó suficiente prueba para identificarlo y así recibir su merecido.

Juan Bautista Acosta. Mburucuyá. Corrientes, 1950.

El narrador es Director de Escuela.



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675. El león y el mono

SANTA FE

Dice que había un hombre que tenía un gran olivar y hacía todos los años una gran cantidá de aceite.

Dice que un año este hombre estaba en la tarea de hacer el aceite y empezó a notar que de noche le sacaban el aceite. Entonce empezó a vigilar y descubrió que era un monito el que le tomaba el aceite. Como es tan difícil de cazar un mono porque trepa por todos lados, pensó en ponerle una trampa que el mono no descubra que es trampa. Entonce mandó hacer un mono de cera y le puso encima como una goma bien pegajosa.

El hombre lo puso al mono de cera en el mismo lugar por donde entraba el mono ladrón. En cuanto anocheció vino el mono y cuando vio que el otro le atajaba el camino le dijo:

-¡Hola!, amigo, ¿cómo le va? Me parece que voy a tener un compañero.

Como el mono de cera no le contestaba, le vuelve a decir:

-Amigo, no se haga el sordo. Hagasé un lado y dejemé entrar, y si no le voy a dar una paliza.

Tampoco le contestó el mono de cera y el mono se enojó y le pegó un puñetazo:

-¡Tomó por zonzo! -y se quedó pegado.

-¡Largame! -le dice, y le pegó con la otra mano y se quedó pegado.

-¡Largame! -le vuelve a decir y le pegó con las dos patas y se quedó pegado del todo el mono ladrón.

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A la madrugada viene el hombre dueño del aceite y lo encuentra al mono pegado, y le dice:

-Así te quería agarrar, ladrón. Ara177 te voy a pelar con agua hirviendo y te voy a poner la marca.

Agarró y lo sacó al mono y lo ató. Hizo juego y puso agua y puso a calentar la marca de marcar los animales.

Por casualidá andaba por áhi el león, y cuando lo vio al mono se acercó y le preguntó qué hacía áhi. Y entonce el mono que es tan vivo le dice:

-Aquí me han atao porque no quiero comer una ternera gorda que tiene el patrón.

Pero, que sos zonzo. Dejame a mí, entonce, yo la puedo comer.

-Güeno, si la querés comer desatame y yo te voy atar acá, pero tené cuidado que no vea el patrón porque no va a permitir que yo deje el lugar a nadie.

El león lo desató al mono y el mono lo amarró bien al león y se disparó.

Cuando vino el hombre se llevó una gran sorpresa de ver que el mono si había convertido en león, pero le dijo:

-Aunque te hagás el león lo mismo te voy a marcar, y te voy a pelar con la agua hirviendo, para que no me vengás a robar el aceite.

Entonce le metió la marca caliente en la anca y le echó la agua hirviendo. El león daba unos tremendos bramidos y de tanto que hizo juerza se cortaron las piolas y se pudo disparar. Iba quemado y pelado y dando bramidos de dolor.

Ya se dio cuenta el león de la mala jugada que le había hecho el mono, y en cuanto se pudo mover un poco empezó a buscarlo.

Va el león y lo encuentra al mono que estaba comiendo duraznos en un árbol alto, lleno de fruta. El mono lo había visto de lejo y se llenó los bolsillos de piedras y se subió al árbol. Llegó el león y le dijo:

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-¡Bajate, mono, porque te voy a comer!

-Sí, me puede comer en seguida, pero primero tiene que probar estos durazno que son riquísimos. Abra la boca, áhi le tiro uno.

El león abrió la boca y el mono le tiró un durazno muy maduro y muy rico.

-Ahí va otro, abra la boca.

Y el león para comer los duraznos que estaban tan ricos, se olvidó de que venía a matar al mono. El mono le dice entonces:

-Ara tiene que abrir bien grande la boca porque le voy a tirar unos cuantos juntos y están muy maduros.

El león abrió bien grande la boca y el mono le tiró todas las piedras que tenía, le llenó la boca y le quebró todos los dientes. Lo dejó al león medio augado con las piedras, y se disparó.

El pobre león como no podía comer, se murió al poco tiempo. El mono se quedó libre y siguió haciendo picardías ande quera que andaba.

Ramona Andrea Quiroga, 55 años. Campo de los Zapallos. Santa Rosa. Garay. Santa Fe, 1951.

Campesina. Criolla originaria del lugar. Ha concurrido a la escuela de la comarca.



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676. El mono de barro

CHUBUT

Era un hombre que tenía un parral de uvas y siempre se las comían. Descubrió que era un mono. Entonces un día hizo un mono de barro, le puso por encima pega-pega y lo puso en la puerta por donde tenía que entrar el mono. Y vino el mono y lo vio al mono de barro y creyendo que era vivo, le dijo:

-Buenas noches, amigo.

Y le dio la mano, y se quedó pegado.

Y entonce le dijo:

-Soltame que te doy una trompada -y le pegó y se quedó pegado.

Y le pegó con un pie y se quedó pegado.

Y le pegó con el otro pie y se quedó pegado también. Entonce vino el dueño del parral y lo ató al mono. Y le dijo que le iba a dar una paliza.

Entonce pasaba un lión y el mono le dijo:

-¿Qué tal, tío lión? ¿Quiere comer una res de carne? Porque yo no la quiero comer, no tengo hambre, me han atado aquí. Entonce dijo el lión:

-Bueno.

Y lo desató al mono y el mono lo dejó atado al lión.

Y entonce vino el dueño y le dio una paliza tremenda al lión. Y el lión se fue a buscar al mono para matarlo. Y el mono había robado una olla con tortas fritas y se había subido a un árbol. Y lo vio el lión y le dijo:

  —313→  

-¡Ah, monito pícaro, ahora te voy a matar!

Y entonce le dijo:

-Cayate, tío lión, subite conmigo a comer tortas.

Y entonce, cuando iba subiendo al árbol, le echó encima la olla con grasa caliente y lo quemó al lión. Y se disparó. El lión lo salió a buscar.

Un día el lión lo alcanzó al mono. Y el mono, cuando vio que llegaba el lión, se ató de un árbol. Cuando llegó el lión le dijo que él se ataba porque iba a venir un viento muy fuerte y se iba a llevar a todos los árboles y a todas las cosas del mundo, menos a ese árbol.

Y entonce el lión le dijo:

-¡Átame a mí, por favor!

Entonce lo ató bien fuerte y se disparó.

Angélica Molina, 9 años. Esquel. Chubut, 1955.

Variante del cuento tradicional, al que se han agregado motivos de las aventuras del mono, del tigre y del zorro.



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ArribaAbajo Nota

El tema esencial de nuestro cuento es muy antiguo, y universal por su difusión. Su origen es la India, según las conclusiones del famoso estudio de Aurelio M. Espinosa, El muñeco de brea (Madrid, 1947), elaborado sobre 319 versiones de Asia, Europa, África y América. Las variantes son también muy numerosas. Nuestras 10 versiones contienen los motivos fundamentales del cuento tradicional occidental y sus variantes son mínimas. El dueño del huerto, jardín, despensa o pozo de agua es un hombre -en un solo caso es un animal- y el ladrón es un animal. El muñeco o mono destinado a atrapar al ladrón es artificial y recubierto de una sustancia fuertemente pegajosa; se coloca en el lugar por donde debe entrar el ladrón; el ladrón lo cree vivo, le pide le deje libre la entrada, y al no recibir respuesta, le pega con las manos, las patas,   —315→   la cabeza, y queda atrapado. Generalmente se salva engañando a otro animal que deja en su lugar y él huye. Todos estos motivos figuran en la larga lista de motivos tradicionales que anota Espinosa, para quien el cuento primitivo sólo tuvo seres humanos como personajes.

Difusión geográfica del cuento

Difusión geográfica del cuento

Corresponde al Tipo 175 de la Clasificación de Aarne-Thompson.





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