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  —334→     -pág. 258-  


ArribaAbajo- LXXVI -


Señor Teofilantrópico283


Villa de Morón, julio 31 de 1820


   A vos, Despertador, cuyos papeles
me gustan mucho más que los pasteles
morrudos, que me vende ña Dolores
cuando por oír la missa voy a Flores,
quiero en verso escribir sobre un suceso,  5
que casi me ha hecho ya perder el seso,
y que aunque cierto es, yo no quisiera,
que a creerlo ningún otro se atreviera,
porque es un deshonor a nuestro suelo,
es una ingratitud que clama al cielo,  10
y es una tan hedionda negra lava,
que si no se contiene nos acaba...
—335→

   ¿Qué dices?, me dirás. La verdad digo,
y también lo dirá el que fue testigo
del triste funeral, pobre y sombrío,  15
que se hizo en una iglesia junto al río284
en esta capital al ciudadano
Brigadier general Manuel Belgrano.

   Esos heroicos hechos y servicios,
nobles virtudes, grandes sacrificios  20
por diez años continuos al Estado,
   a quien dio nuevo ser285, no han alcanzado
-pág. 259-
siquiera el miramiento tan debido
¡al grado en la milicia conseguido!

   Ese desinterés y esa grandeza  25
de alma, en ceder con la mayor franqueza
los cincuenta mil pesos soberanos
para la educación de sus paisanos286,
en Tarija, en Jujuy, en el Tucumán
y en Santiago Lestero, cuyo plan287  30
—336→
de gratuitas escuelas ha dejado
con ciencia por su mano trabajado,
tan solo le han servido a que fuera
enterrado tan pobre cual viviera.

   El magnífico cuadro de blasones,  35
que tiene en el salón de sus sesiones
la municipalidad por ser presente,
que Belgrano le enviara dignamente
del alto Potosí, ¡con su elocuencia
no ha podido mover a su excelencia  40
a hacer a su memoria con empeño
de gratitud, un rasgo el más pequeño!

   El haber padecido la más larga
penosa enfermedad, triste y amarga
-pág. 260-
que soportó mortal, por consecuencia  45
de habernos libertado su presencia
de innumerables daños inminentes,
que nos iban a hacer los disidentes,
¡no ha servido tan solo a que la historia
lo transcriba siquiera a la memoria!  50

   ¡Ah!, señor, que el suceso bien lo veo
y a deciros verdad, aun no lo creo,
ni lo tendré jamás por verdadero
(mientras no lo refiera el gacetero),
pues que caber no puede en mi cabeza  55
que se trate, señor, con tal bajeza
y tanta ingratitud al gran Belgrano,
gloria, timbre y honor del Sud-indiano,
ni es posible pensar que un tal dechado
presente a los patriotas el Estado.  60
—337→

   A Dios, dispertador de los dormidos,
a Dios, descubridor de varios nidos,
a Dios, de nuestra patria fiel amigo,
a Dios, Despertador, a Dios te digo;
y sábete que soy de corazón  65
tu defensora
Gaucha de Morón

FRAY FRANCISCO DE PAULA CASTAÑEDA



  —338→  


ArribaAbajo- LXXVII -


Contestación288


   Señora de Morón, si mis escritos
a Usía le parecen tan bonitos,
más bonita es para mí en Usía
ésa su generosidad y bizarría.

   Las causas de olvidarnos de Belgrano  5
son muy justificadas en lo humano,
-pág. 261-
y a referirlas voy, según las veo.
Las tropas en campaña... y en rodeo
de la ciudad; los cívicos a una
custodiando los bienes y fortuna  10
de los propios, y extraños...; su excelencia
auxilios procurando en diligencia
para que de una vez se ausente, o muera
con su López y Alvear el ñor Carrera
verdugo por renombre y apellido,  15
y verdugo también porque lo ha sido.
—339→

   El gacetero, en fin con boletines
tan ocupado está por los cuatrines,
que no es dable nos ponga de su mano
si es vivo o muerto el general Belgrano.  20

   Mas día llegará, y es mi consuelo,
que gozándose paz en nuestro suelo,
la patria, su gobierno y su excelencia
demostrarán con hechos que la ausencia
del general Belgrano es tan sensible  25
como el volver a verle es imposible.
Y en su honor y memoria un monumento
suntuoso elevarán por complemento
que publique a la faz de la nación
del amor de la patria el galardón.  30

   El gacetero entonces, cual debía,
del héroe nos pondrá la biografía
en la ministerial, o de otro modo
para que la conozca el mundo todo;
y una vez en cada año, con canciones  35
de tan heroica vida, las acciones
-pág. 262-
recordará enlutado el Sud-indiano,
al pie del monumento de Belgrano.

   A Dios, señora Gaucha, a Dios señora,
todo me ofrezco a Usía en buena hora,  40
y en cualquiera ocasión bien puede Usía
ocupar mi respeto y cortesía.

El Teofilantrópico

FRAY FRANCISCO DE PAULA CASTAÑEDA



  —340→  


ArribaAbajo- LXXVIII -


Sueño del poeta compañero de Cuatro Cosas289


    Soñaba cierto día,
¡tiemblo de recordarlo!,
que la Verdad eterna
con el semblante airado
se acerca a mí y me dice:  5
«Si amas el desengaño,
sígueme sin tardanza».
Yo de la cama salto,
y, sin saber por dónde,
presto nos encontramos  10
en un lúgubre sitio,
en un inmenso espacio,
donde ruinas, escombros,
—341→
cenizas humeando
por doquiera se vían,  15
y mil y mil de estragos
causados por el fuego,
-pág. 263-
por el puñal causados.
Y en vez de estar el suelo
de flores esmaltado,  20
¡ay triste!, lo cubrían
cuerpos ensangrentados.
«¿Sabes, dijo la diosa,
dónde nos encontramos?
Donde, ha poco, habitaban  25
todos vuestros hermanos,
vuestros deudos y amigos,
sí, los americanos».
«¿Y quién, diosa infalible,
dígole, ahogado en llanto,  30
quien fue el negro instrumento
de tan negro atentado?».
«Vele allí cual se ostenta
ese monstruo nefando;
ella es, sí, la Discordia;  35
ella armó vuestro brazo
de su puñal sangriento:
mirad el resultado».
Dijo, y en el instante
se aparece en un carro  40
tirado por dragones,
y de tigres cercado,
Francisco Castañeda
con la tea en la mano,
los ojos encendidos  45
centellas arrojando,
de víboras crinada
—342→
-pág. 264-
la cabeza, que ufano
erguía y ostentaba.
Salió el monstruo del carro,  50
dio un espantoso grito
que los montes doblaron,
y al instante festivas
a este tigre cercaron
la Envidia, la Venganza,  55
el Fanatismo infausto,
que de la Hipocresía
venía acompañado.
Allí con alarido
las Furias se abrazaron,  60
y viendo al campo yermo,
y en su sangre nadando
los amigos, los deudos,
hijos, padres, hermanos,
tiernas madres, esposas,  65
parvulitos y ancianos,
«Nuestro es el triunfo», dijo
aquel monstruo nefando,
y todas un rugido
tan horrible lanzaron  70
en señal de victoria,
que recuerdo agitado,
y saltando del lecho
lleno de sobresalto,
juzgaba que veía  75
lo que había soñado.



  —343→     -pág. 265-  


ArribaAbajo- LXXIX -


Letrilla contra la letrilla de La Estrella


   Hablen cuanto quieran,
   «y viva la patria»290.

   El cruel egoísmo
que todos respiran
es un aire infecto
que todo lo intriga;
si está el egoísmo  5
metido en su casa,
fuerza es que en silencio
perezca la patria.
—344→

   Franklin en su casa
está electrizando  10
a los tinterillos,
y a todos los diablos;
si los montoneros
existen en casa,
fuerza es que en silencio  15
perezca la patria.

   Washington con su hija
están en su estancia,
y de polo a polo
esperan bonanza;  20
si estamos dormidos
contra la esperanza,
fuerza es que en silencio
perezca la patria.
-pág. 266-

   Si los practicantes  25
del gran Catamarca
son nuestros maestros,
buena va la danza;
toquemos la gaita,
y todos digamos:  30
fuerza es que en silencio
perezca la patria.

   ¡Porteños salvajes,
de puro bonazos!
Los de las provincias  35
son astutos guazos;
si os comen por sopas
por vuestra apatía,
—345→
fuerza es que en silencio
perezca la patria.  40

   Esos practicantes
trastes arribeños
son unos maestrazos
se zonzos porteños;
vayan a la porra  45
con su patarata,
o de no, perezca
la infelice patria.

FRAY FRANCISCO DE PAULA CASTAÑEDA



  —346→  


ArribaAbajo- LXXX -


Décima291

   El pueblo tiene advertido,
que en hablándonos Foción,
-pág. 267-
alguna revolución
se dispone en este nido.
Tenga el gobierno entendido,  5
que esta imprenta le es fatal,
prométase todo mal,
de los que Rubios se llaman,
y de otros locos que traman,
en la imprenta federal.  10

FRAY FRANCISCO DE PAULA CASTAÑEDA



  —347→  


ArribaAbajo- LXXXI -


El teruleque292


   Chimingo no parece
terule-terule-teruleque
después de corrido,
y muchos aseguran
terule-terule-teruleque  5
que estaba en su nido.
—348→

   Si el nido no largare
terule-terule-teruleque
por los mil y pico
le ha de salir muy caro  10
terule-terule-teruleque
   su loco capricho.

   Los muchachos preguntan
terule-terule-teruleque
si alguno lo ha visto  15
con cartas o gacetas
terule-terule-teruleque
para hacerle el tiro.
-pág. 268-

   ¡Pobre de él si lo encuentran!,
terule-terule-teruleque  20
porque han entendido
que ahorcará inocentes
terule-terule-teruleque
con el delirio.
—349→

   No solo a Don Chimungo  25
terule-terule-teruleque
acechan, los chicos
tienen echado el ojo
terule-terule-teruleque
a muchos Chimingos.  30

   Polifemo el ladrador
terule-terule-teruleque
es de los conscriptos
desde que a Cornelia
terule-terule-teruleque  35
le robó el vestido.

   El agrio Mozalbete
terule-terule-teruleque
corre gran peligro
por citar unas leyes  40
terule-terule-teruleque
de que abusa él mismo.
—350→

   Crispinillo el trompudo
terule-terule-teruleque
por entrometido  45
sufrirá la montera293
terule-terule-teruleque
-pág. 269-
con barbas de chivo.

   El rengo con pistola,
terule-terule-teruleque  50
está muy mal visto
pues se fue con espadas
terule-terule-teruleque
y con copas quiso.

   Maniferro el militar  55
terule-terule-teruleque
y otros sus amigos
perdieron los bigotes
terule-terule-teruleque
por andar de primos.  60

   ¡Oh, locos incurables!
terule-terule-teruleque
oíd lo que os digo:
en la Convalecencia294
terule-terule-teruleque  65
os darán asilo.
—351→

   Si os metieseis a guapos,
terule-terule-teruleque
Chimungos y Chimingos
para uno de vosotros  70
terule-terule-teruleque
habrá dos mil niños.

FRAY FRANCISCO DE PAULA CASTAÑEDA



  —352→  


ArribaAbajo- LXXXII -


El anchopiteco295


   Escriben desde Areco
ancho, anchopi, anchopiteco,
-pág. 270-
que todos los zagales,
han levantado el eco
ancho, anchopi, anchopiteco  5
contra los federales.

   No perdonar a Meco
ancho, anchopi, anchopiteco
es toda su divisa;
y la ruina de Esteco  10
ancho, anchopi, anchopiteco
será la pena del que no va a misa.
—353→

   De todo chuchumeco
ancho, anchopi, anchopiteco
la confusión llegó,  15
y el que no quede seco
ancho, anchopi, anchopiteco
será porque en su sangre se mojó.

   Todo federal puerco
ancho, anchopi, anchopiteco  20
aunque sea sol dorado
se verá con un cerco
ancho, anchopi, anchopiteco
de abrojos y de espinas engastado.

   El, aquí que no peco  25
ancho, anchopi, anchopiteco
en los de dentro y fuera
será el trueco y retrueco
ancho, anchopi, anchopiteco
que al fin nos librará de montonera.  30
—354→
-pág. 271-

   De los ponchos el fleco
ancho, anchopi, anchopiteco
será el grande blasón,
que de todo podenco
ancho, anchopi, anchopiteco  35
mostrará la traición.

   El maldito maneco
ancho, anchopi, anchopiteco
de chimangos, chimengos
fue el elocuente elenco  40
ancho, anchopi, anchopiteco
que hizo armar a los rengos.
—355→

   Un babieca y babieco
ancho, anchopi, anchopiteco
es todo provinciano,  45
que cual tecum tereco
ancho, anchopi, anchopiteco
se nos cuela de hermano.

   Yo como buen mostrenco
ancho, anchopi, anchopiteco  50
destino los chimingos
a palenque y palenco
ancho, anchopi, anchopiteco
porque son muy lulingos.

   Del todo me estremezco  55
ancho, anchopi, anchopiteco
al ver a los chimongos
con ánimo tan fresco
ancho, anchopi, anchopiteco
-pág. 272-
rebanando mondongos.  60

   De coraje perezco
ancho, anchopi, anchopiteco
al ver a Don Chimungo
que en su gaceta o cuesco
ancho, anchopi, anchopiteco  65
fedífrago se muestre sin segundo.

   Aunque dio un grande vuelco
ancho, anchopi, anchopiteco
nuestro buen gacetero
pero no lo revuelco  70
ancho, anchopi, anchopiteco
porque de los de adentro es montonero.
—356→

   Él es un embeleco
ancho, anchopi, anchopiteco
pero él es invencible  75
porque en el pueblo nuestro
ancho, anchopi, anchopiteco
es un ente invisible.

FRAY FRANCISCO DE PAULA CASTAÑEDA



  —357→  


ArribaAbajo- LXXXIII -


Aníbal sobre Capua296


   ¡Lector discreto!... En la famosa Capua297,
en aquel pueblo siempre tan humilde,
hubo un tiempo fatal en que la Envidia,
la Ambición y el Orgullo, produjeron
-pág. 273-
reiterados partidos y facciones  5
que, después de observar con ceño torvo
el progresar ajeno, destruían
al pueblo, y la república perdían.

   La raza inútil de los charlantines,
o los pseudoradores, persiguiendo  10
a los más entusiastas ciudadanos,
se complacían en mover rencores
—358→
concitando las plagas intestinas.
Entonce Aníbal, militar experto,
salta, vuelve y revuelve, y todo intenta,  15
y sobre Capua altivo se presenta.

   ¿Qué hacer, qué resolver en tal peligro?...
¡Capua! ¿Tu suerte se verá en las manos
del invasor que, ansioso, te desea?...
El senado en tropel, llega y se reúne,  20
y en tropel delibera sus consultas;
el pueblo mil insultos le prodiga;
corre a las armas, grita y las facciones
pugnan por cimentar sus opiniones.

   Doquier gritaba impune la Discordia,  25
y la muerte afilando su guadaña,
se prometía un triunfo sanguinoso;
cual el viejo Pacuvio, aquel talento
tan lleno de experiencia, halló el recurso
felice, en situación tan apurada,  30
de apaciguarlo todo; y sin demora
se dirige al Senado en aquella hora...

   «¡Senadores!... Por vos, muy largo tiempo
-pág. 274-
he sufrido el destierro y la injusticia;
vosotros, sin razón me despojasteis  35
de mi escasa fortuna; y por vosotros
mi nombre siempre se miró execrado:
mas en la situación en que yacemos,
miro en vos del estado las penurias,
y olvido en vos del hombre las injurias.  40
—359→

   »A ese pueblo que veis así extraviado
reconducir es fuerza a sus deberes;
y yo ejemplar lección intento darle.
Del corazón humano tengo larga
experiencia... Dejadme obrar; y ciertos  45
y seguros estad que en tal conflicto
cuando la patria en su morir trepida,
por mí tendrá salud y tendrá vida».

   El susto hizo aprobar cuanto él propuso.
Cuando cada hombre atento a su fortuna  50
teme y tiembla por sí, si se presenta
un otro cualquier hombre que asegure
ponerlo en salvación, se le concede
facultad de operar según le plazca:
tal fue, en Pacuvio, pues dejó al Senado  55
con llaves y con guardas custodiado.

   A la plaza se avanza, y su presencia
la oscilación calmó del tumultuoso
pueblo por un instante. «¡Compatriotas!
(les dice) ¡La justicia del Eterno  60
ved cómo a vuestros votos es propicia!
¡Ved pues cómo a esos hombres delincuentes,
-pág. 275-
a aquesos senadores inhumanos
ved cómo los entrega en vuestras manos!

    »Henchidos del terror, y sin defensa  65
yo en mi poder los tengo. Ahora vosotros,
sin guerrear los hermanos contra hermanos,
ni los padres contra hijos, francamente
los podéis castigar, tomar venganza;
—360→
justo es cuanto intentareis en su mengua:  70
los destierros, las muertes, todo es justo;
el perdonar tan solo será injusto.

   »Yo el amigo del pueblo me proclamo:
como tal vuestro amigo debéis creerme,
y debéis no tocar en la clemencia».  75
La asamblea, con gritos y con vivas,
cien y cien veces aplaudió tan noble
comportación... en pos le dio el sufragio
general, ordenando, se obedezca
cuanto Pacuvio desde allí establezca.  80

   Pendiente de su voz mirando al pueblo,
torna y les dice... «Castigad delitos;
mas nunca traicionéis los intereses
que son del ciudadano. Se proscriban
los senadores, pero no al senado.  85
Un tal consejo del estado es alma,
es guardián de las leyes, es la mano
por quien se rige el pueblo soberano.

   »Desde el Vulturna hasta el augusto Tíber
se odia la esclavitud, se odian los reyes».  90
Nuevo aplaudir del pueblo y nuevos vivas
-pág. 276-
le interrumpen, mas él sigue, diciendo:
«He aquí, compatriotas, el partido
que se deba seguir... Cada culpado
en este sitio al punto comparezca,  95
y oiga de vos la pena que merezca.

   »Mas antes que su culpa satisfaga
a nuestras leyes, haya en el senado
quien su lugar ocupe y sustituya.
—361→
tomad pues el cuidado de elegirle  100
de entre vosotros: elegid un nuevo
senador, vigilante en sus deberes,
exento de ambición y de avaricia,
enemigo del fausto, y sin codicia.

   »En suma, un senador que sea el hijo  105
de las virtudes, y en igual manera
sea todo el senado que eligieseis.
Ya veis, ¡oh, ciudadanos!, ¡cuánto es fácil
que escarmentados acertéis ahora!».
Entre aplausos y plácemes y vivas  110
la moción desde luego fue adoptada,
y sin examinarla ejecutada.

   Los nombres de los reos senadores
son ya en la urna fatídica por suerte...
Salió el primero... (se olvidó la historia  115
de trasmitirnos si era el más culpado;
mas nosotros debemos suponerlo).
Salió el primero, digo, y al instante
fue conducido al medio de la plaza...
Cada uno al verlo, grita y amenaza.  120
-pág. 277-

   No hay tormentos, no hay muertes, no hay suplicios
para tal delincuente. «¡Ciudadanos!,
(dijo Pacuvio) ese clamor me atesta
que ha merecido el general desprecio
este hombre criminoso. Sin demora  125
se le excluya del rango, y se decida
el virtuoso mortal que le suceda...
¡Ciudadanos! ¡Cuán vasto campo os queda!
—362→

   »Pesad los candidatos en la justa
balanza de justicia... Ahora es el tiempo  130
de que os hagáis felices... ¡Compatriotas!
¿A cuál elegís, pues?». Tetro y sombrío
silencio es la respuesta. Entre su mente,
cada cual busca al hombre que desea:
le procura encontrar satisfactorio,  135
y únicamente él se halla meritorio.

   Ninguno halla acreedor de tal empleo
sino es a él mismo. Al fin, no faltó alguno
que un tan profundo silenciar notando
osó en sumisa voz decir un nombre;  140
mas no en voz tan sumisa que algún otro
no lo escuchara, y a otros lo repita,
y de otros a otros pasa cual contagio,
y el grito elevan, y le dan sufragio.

   El frémito imitando a un terremoto,  145
de opuesta parte gritan: «¡Fiera mengua!
¿Ni en los delirios del soñar, sería
dable que alguien osara proponernos
senador semejante? Mil de veces
-pág. 278-
era mejor el que ora desechamos...».  150
Por un segundo votan... Por tercero...
Y lo mismo adelantan que al primero.

   Votan al cuarto... Quinto y sexto votan...
Y lo propio sucede. Todos quedan
con manchas infamantes denegridos,  155
y nada se consigue. El pueblo entonces
abre los ojos: muda de consejo
y en pos la multitud que a todos sigue,
—363→
la plaza deja con veloce paso,
sin de sus corifeos hacer caso.  160

   ¡Oh, día harto fatal para intrigantes!
Pacuvio, que ha observado lo ya expuesto,
les dice: «Perdonadme un inocente
artificio, adoptado en salud vuestra.
A la vez hoy el pueblo y senadores  165
quedan justificados. Mas, vosotros,
Genios de la Discordia, hombres malvados,
que osasteis sindicar los magistrados,

   »¿por qué no confesáis que ambicionabais
ocupar sus lugares?... ¡Ciudadanos!,  170
despreciemos al vil que sugestiona,
y corramos de Aníbal al encuentro.
¡Virtud y unión!... ¡Sucumban las contiendas!
Librar la Italia sea nuestro voto.
Al pueblo que en la unión se escuda y obra,  175
para ser libre su querer le sobra».

   Se le creyó a Pacuvio... Mas... ¡oh, estrellas
errantes!... ¡Los espíritus de Capua
-pág. 279-
eran más inconstantes que vosotras!
Las convulsiones no se daban tiempo...  180
Llega Aníbal, y vence, y bajo un yugo
puso al pueblo, al senado, y senadores...
Este es un simple aviso a mis lectores.

SCIPIÓN EL AFRICANO



  —364→  


ArribaAbajo- LXXXIV -


Acto de contrición de don C. M. A.298


   Ya que por lo que sabéis299
me he visto, como me he visto
os pido me perdonéis,
señor mío Jesucristo.

   Aunque tanto os ofendí  5
de vos mi perdón espero;
tened compasión de mí,
Dios y hombre verdadero.

   ¡Oh, nunca yo me creyera
semejante desvarío!  10
Pues juzgué fuese Carrera
Criador y Redentor mío.

   Ya no vuelvo a molestaros
compatriotas, ya me voy
pues no puedo gobernaros  15
solo por ser vos quien sois.
—365→

   Como soy Carlos de Alvear,
os conjuro, y os proclamo
-pág. 280-
que si os quise gobernar
fue por lo mucho que os amo.  20

   Me persuadieron podría,
razones muy poderosas
y que remedio pondría
yo, sobre todas las cosas.

   Mas el pueblo alarmado  25
me ha hecho conocer mi error,
confieso me he equivocado
y que me pesa, Señor.

   Como no tengo cabeza
no he escuchado la razón,  30
y repito que me pesa
de todo mi corazón.

   Confieso con humildad
aunque soy tan presumido
me causa remordimiento  35
el haberos ofendido.

   A paso algo más que vivo
mi retirada dispongo
y para lo sucesivo
la firme enmienda propongo.  40

   Por vida mía, yo juro
no tratar de gobernar
pues es el medio seguro
de nunca jamás pecar.
—366→

   Pues de Carrera la intriga  45
iba ya a precipitarme
-pág. 281-
para que no lo consiga
yo procuraré apartarme.

   En público testimonio
de mis buenas intenciones,  50
huiré como del demonio
de todas las ocasiones.

   Compatriotas muy queridos
ya conozco vuestros fueros,
conozco cuán malo he sido.  55
¡Qué mal hice de ofenderos!

   Yo de vuestros sacrificios
no hice más que aprovecharme
conozco mis artificios
y trato de confesarme.  60

   Aunque no querréis creerme,
vivid en la inteligencia
que si podéis absolverme
cumpliré la penitencia.

   A una reconciliación  65
se encuentra mi alma dispuesta
y a llenar mi obligación
siempre que me fuere impuesta.

   Buenos Aires, yo he querido
ser en ti un liberticida;  70
lo confieso, y compungido
te ofrezco, Señor, mi vida.
—367→

   Yo te ofrezco mis talentos,
mis gracias, mis agasajos.
-pág. 282-
Te ofrezco mil elementos,  75
mis obras y mis trabajos.

   Es cierto que al despotismo
tuve siempre inclinación,
quise engañarme a mí mismo
lo digo en satisfacción.  80

   ¡Oh, si olvidarme pudiera
de mis muchos atentados!
De que soy un calavera,
y de todos mis pecados.

   Sea el mundo entero testigo  85
de mi vergüenza y baldón,
de que es verdad lo que digo
y de que os pido perdón.

   Compatriotas, pues ya veis
cuan claramente me explico,  90
espero me perdonéis
así como os lo suplico.

   Como sé me habéis amado
y me hicisteis mil favores,
no temo de vuestro enfado  95
y así confío, señores.

   Más que por la compasión
que merece mi maldad
espero la remisión
de vuestra mucha bondad.  100
—368→

   Cierto es que si me perdona,
mucha bondad necesita
-pág. 283-
mas de que tiene blasona
misericordia infinita.

   Mis yerros son, lo confieso  105
tan grandes como ya veis
mas no hay cuidado por eso,
que me los perdonaréis.

   ¿Me perdonaréis por mí
y por mis conocimientos?  110
¿Por lo que soy, lo que fui
y por los merecimientos?

   Solamente siendo un necio
de una alma loca y fogosa
pude hacer tanto desprecio  115
de vuestra sangre preciosa.

   Si de la súplica el medio,
mi perdón no consiguiera
¡ya está visto, no hay remedio,
pasión y muerte me espera!  120

   Mas yo me atrevo a esperar
en mi traviesa eficacia
que me habéis de perdonar
y me daréis vuestra gracia.

   Si de la lección presente  125
supiera yo aprovecharme,
no hay duda que es suficiente
motivo para enmendarme.
—369→

   Yo debí tener juicio,
yo debí no alborotar,  130
-pág. 284-
yo debí perseverar
en vuestro santo servicio.

   Mas yo perseveraré
si mi oferta es admitida,
y a la patria le seré  135
fiel hasta el fin de mi vida.

   Me ha puesto tan desabrido
este maldito vaivén
que estoy de mando aburrido
por siempre jamás, amen.  140

   Pues de mi loca ambición
al extremo ya toqué
concluyo aquí mi oración
diciendo: Señor, pequé.



  —370→  


ArribaAbajo- LXXXV -


Soneto300


   El genio que preside la anarquía
concitó a la discordia, y su bramido
de viles sediciosos fue atendido
la horrenda noche de un infausto día.

Solo Acevedo a la caterva impía  5
presenta el pecho por jamás vencido,
y truena el bronce, y por el bronce herido,
víctima muere allí de su osadía.

Pero no en vano enrojeció la tierra
su noble sangre, pues no bien vertida  10
se alzó el pendón de vengadora guerra;
-pág. 285-

y el laurel victorioso rodeado
a la sien de la patria redimida
con la sangre del héroe fue regado.

Buenos Aires



  —371→  

Imagen




ArribaAbajo- LXXXVI -


A la muerte del señor brigadier de los Ejércitos de la Patria, y general de los Ejércitos Auxiliadores del Norte y Perú don Manuel Belgrano301


   Ya en la noche profunda del sepulcro302
hundió la parca al capitán ilustre,
al héroe, que con ánimo esforzado
sustentaba las aras vacilantes
—372→
de la patria afligida; ya cumplidos  5
los presagios están del llanto y luto,
que tributamos hoy a la memoria
del virtuoso Belgrano: anuncio horrible
-pág. 286-
fue de su muerte la Discordia impía303,
cuando lanzada por el negro Averno  10
en la gran Capital, en rabia ciega
inflamaba los pechos de sus hijos
para eterno baldón; tremendo anuncio
fue de su muerte el funeral semblante
de Buenos Aires, cuando envilecida  15
pagaba a los rivales de su gloria
tributo ignominioso; cuando vimos
del hermano caer víctima el hermano,
del hijo el padre, y en infanda guerra
arder los ciudadanos... ¡Ay! entonces  20
la esperanza del bien todos perdimos,
solo Belgrano en el dolor agudo
de insanable dolencia imperturbado
conservarla podía. En vano el ruido
de la plebe agitada y sus clamores  25
oyó desde su hogar; él la constancia
contra el furor de la ambición funesta
aconsejaba a los amigos fieles,
que rodeaban su lecho; él de la patria
se despidió tranquilo; ella en su seno  30
grata acogió los últimos suspiros
del mejor de sus hijos. ¡Cuál entonces
creyeron los malvados en sus triunfos
de horrenda iniquidad! ¡Cuán destructora
—373→
se alzó con cien cabezas la Anarquía,  35
-pág. 287-
cuando el alma inmortal del gran Belgrano
dejó el planeta donde habita el hombre!
¡Cómo en su trono de voraces llamas
más fiera dominó el nativo suelo,
que el ínclito caudillo ya en la huesa  40
defender no podía! ¡Oh, triste patria!,
por el monstruo feroz y sus secuaces
profanadas del héroe las cenizas,
tu decoro ultrajado, sin falanges,
dolor, cual tu dolor en este día,  45
no vio jamás el mundo. Con la muerte
de tan grande varón su fuerte escudo,
el apoyo más firme de su gloria
perdió entonces la hermosa Buenos Aires,
y un mar la circundó de inmensa pena:  50
en ella, antes mansión de la justicia,
habitó el homicidio; los consejos
del inicuo vencieron, y sus calles
quedaron ¡ay! desiertas, lamentando
de los buenos la ausencia; el más terrible  55
espíritu de vértigo agitaba
todos los corazones, y aun los sabios
erraron en sus obras. Aún más plagas
nos restan que sufrir, pues que no existe
Belgrano entre nosotros, y él la diestra  60
desarmaba de Dios con sus virtudes,
cuando iba a confundirnos, y del crimen
la semilla extirpar con nuestra ruina
y universal estrago... Tormentoso,
ya del frígido polo se desprende  65
-pág. 288-
el Austro fiero, y con tremenda saña
nos trae la tempestad; con negras nubes
—374→
nos roba ya del claro firmamento
la lumbre bienhechora; todos temen
siglos en noche eterna ser envueltos;  70
ya hiere el rayo las más altas cumbres;
el huracán con horroroso silbo
embravece las aguas caudalosas
del Argentino Río304, que bramando
con sus hinchadas olas amenaza  75
todo tragar al corrompido pueblo.
Y tragado lo hubiera en sus abismos,
a no ser que ya el héroe disfrutando
cabe el trono de Dios palma gloriosa,
cual numen tutelar intercedía  80
por el suelo en que vio la luz primera
tantas y tan terribles las señales
debieron ser de la funesta muerte
del virtuoso patriota, del guerrero,
que en nuevo idioma y elocuente labio  85
revelaba a los pueblos abatidos
de libertad los más sagrados fueros;
que nos condujo en la más ardua empresa,
que al hombre presentaron las edades;
cual fue romper el yugo de ignominia  90
con que España ambiciosa por tres siglos
nos oprimió... ¡Gran Dios!... sobre su tumba
-pág. 289-
tendida veo la terrible espada
antes en los combates victoriosa
la espada, que sirvió a los juramentos  95
de vencer o morir en la atroz guerra,
—375→
con que fieros tiranos afligían
el suelo patrio. ¿Quién en adelante
dará a la triste patria honor y gloria?
¿Quién ¡ay! puede animar el fuerte brazo  100
que yace helado en el sepulcro?... ¡Oh, día
el más funesto que los hombres vieron!
Al duro golpe de la fiera Parca
cayó Belgrano, cual robusto roble
por el recio Aquilón mil y mil veces  105
en ásperos inviernos combatido;
cayó... y con él los altos pensamientos,
que el genio de la patria le inspiraba,
huyeron ¡ay! al reino impenetrable
de las terribles sombras. En un tiempo  110
lo vimos perseguir a los tiranos,
batallar y vencer; en las riberas
de los ríos caudalosos, en la cima
de los más altos montes colocaba
el estandarte patrio, que a los pueblos  115
oprimidos llamaba a los combates.
En el augusto templo, los pendones
de las vencidas huestes nos recuerdan
que en Salta y Tucumán siglos eternos
dio de honor a la patria: allí ligado  120
el orgullo español con cien cadenas
brama, viendo humilladas sus insignias;
-pág. 290-
allí la Envidia sus prisiones muerde
con inútil furor, mientras la Fama,
con raudo vuelo por el orbe todo,  125
lleva los hechos y glorioso nombre
del ilustre Belgrano, y acrecienta,
y realiza las bellas esperanzas
del hombre libre, que a la dulce patria
consagró su vivir con alma heroica.  130
—376→
Grande siempre y sublime en sus empresas,
en el alto Perú sobre los restos
del arruinado imperio de los Incas
consultaba a sus manes el origen
y sagrado carácter de sus leyes.  135
En su mente fatídica esculpida
la serie larga de ominosos tiempos,
llanto de compasión sobre la sangre
vertió de los colonos infelices
sacrificados a la vil codicia  140
del cruel conquistador... Americanos,
estatuas levantad a su memoria,
vuélvanlo vuestros votos a la vida...
Mas ¡ay! que el que una vez los ojos cierra
al sueño sempiterno de la muerte,  145
no torna a ver la luz que le prestara
benigno antes el sol. ¡Ay! para siempre,
para siempre sin fin perdió la patria
al gran Belgrano, cuando más debía
de glorias coronarla, cuando al solio  150
meditaba marchar, donde se eleva
el cruel visir de Lima; sorprenderle
-pág. 291-
y preguntarle sobre la injusticia
de sus guerras y antiguo poderío.
Él entonces formó nuevos campeones,  155
que heredasen su honor, y que a la patria
salvaran en el día del peligro.
¡Oh, memorias amargas! ¡Quién pudiera
atrás volver los ya pasados tiempos!

Yo en mi angustia y dolor espanto solo  160
en torno de mí veo... ¡ay, Dios! en vano
a mis amigos llamo y a mis deudos
que consuelo me den; nadie me escucha,
ninguno me responde... estéril yermo
—377→
de sangrientos cadáveres sembrado,  165
imagen de los reinos de la muerte,
me circunda sin fin... en vano, ¡ay, triste!
Mi vista horrorizada allí se tiende
en una horrenda inmensidad, buscando
a mis conciudadanos y a mi patria;  170
mis ojos ¡ay! no ven más que vestigios
de su gloria y poder; solo las huellas
ven del gran capitán y sus guerreros,
de sus caballos y soberbios carros.
No es ilusión, ¡oh, Dios! cuanto descubro:  175
éstas las huestes son, éstos los campos,
donde un tiempo Belgrano infatigable
al soldado ensayaba a nuevas lides,
donde el clarín un tiempo resonando
inspiraba en las almas noble aliento.  180
Todo despareció de entre nosotros
-pág. 292-
desde el fatal instante en que las tropas
sin freno de obediencia, sin caudillo,
sirvieron a merced de impíos genios,
que escándalo y horror serán al orbe.  185
¡Días llenos de gloria y de ventura,
ya más no tornaréis para nosotros!,
A Belgrano perdimos, al guerrero,
que con el brillo de su heroica espada
amedrentó en su trono a los tiranos,  190
que con su aspecto de la gloria imagen,
del valor y constancia reprimía
el violento huracán de las pasiones,
que hora todo lo arrasan y destruyen.
Inmenso es nuestro mal, terrible el golpe,  195
que causa nuestro llanto, que nos cubre
de luto universal... el cenotafio,
los cantos de la Iglesia lamentables,
—378→
las fúnebres antorchas... todo anuncia
que el héroe ya fino... Mas a la muerte  200
en su furia implacable no le es dado
borrar de sus virtudes la memoria
grabada en nuestros pechos: ellas deben
formar el alma a nuevos ciudadanos,
que den lustre a la patria y nombre eterno;  205
ellas, para consuelo, nueva vida
a la patria darán, que hoy ultrajada
es vana imagen, yerto simulacro;
por ellas lucirán los bellos días
que en medio del Indiano Continente  210
-pág. 293-
levantemos el ara sacrosanta,
do de edad en edad todos sus hijos
tributen en unión a la Concordia,
de patriotismo cultos reverentes,
y los hechos acuerden memorables,  215
y el ejemplo inmortal, que al Nuevo Mundo
dejó de patrio amor el jefe ilustre.
Justos son entre tanto los suspiros,
que exhalamos piadosos y sensibles;
justo es nuestro dolor, cuando a Colombia  220
vemos, rodeada de los patrios manes,
llorar sobre el sepulcro de Belgrano
en lúgubre ropaje; cuando gime
en angustia profunda, y entre sombras
no brillan los destinos, que en su frente  225
escribió, para bien de las naciones,
con rasgos luminosos indelebles
la mano poderosa del Eterno.

ESTEBAN DE LUCA



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