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ArribaAbajoDocumentos sobre el exilio: La correspondencia entre Juan Larrea y José Manuel Castañón

José Fernández Fernández


I. E. S. «Bernaldo de Quirós» (Mieres)

«Los exiliados son nuestros», escribe Miguel Ángel Aguilar en el diario El País, en septiembre de este año 1999, a propósito del 60.º aniversario del final de la guerra civil y sus consecuencias. Entre ellas, el exilio al que se vieron obligados miles de españoles; son la base de la España Peregrina, la extraterritorial o la que Franco llamó antiEspaña, que debía ser aniquilada.

Con destino hacia Hispanoamérica mayoritariamente, recalaron nuestros intelectuales en países como México, Cuba, Santo Domingo, Chile o Argentina. José Luis Abellán ve una especial significación en esta emigración española hacia Hispanoamérica. En primer lugar, fue un exilio masivo y de sectores dirigentes desde el punto de vista intelectual; pero, al mismo tiempo, esta emigración americana fue para muchos intelectuales nuestros toda una experiencia espiritual: la de descubrir la condición planetaria de la cultura española. Por eso Juan Ramón Jiménez escribe que él no era un «deslenguado» ni un «desterrado» sino un «coterrado».

Entre los que sufrieron esta desgracia personal, aunque por razones diferentes, están Juan Larrea y José Manuel Castañón. Unos breves datos biográficos de ambos servirán para mejor situarlos en el tiempo que les tocó vivir.

Juan Larrea, vasco de Bilbao, nacido en 1895, estudió en Deusto y Salamanca; perteneciente al Cuerpo de Archivos, Bibliotecas y Museos, del que pidió excedencia, se asienta en París, después de viajes diversos por el extranjero, en 1931. En 1924 conoce al poeta peruano César Vallejo, con quien funda la revista Favorables París Poema, de la que salieron dos números; entre ambos prendió una amistad que jamás haría crisis. Después de la muerte de Vallejo (1938) y de la caída de la República, recala en Méjico, donde funda la revista España Peregrina (1940) y después Cuadernos Americanos (1942-49).

Con una bolsa de estudio de la Fundación Guggenheim va a Nueva York, donde permanece siete años. Se establece, definitivamente, en la ciudad argentina de Córdoba, donde enseña en la Facultad de Letras y funda el «Instituto Nuevo Mundo» y la revista de estudios vallejianos Aula Vallejo. Allí muere en julio de 1980.

De José Manuel Castañón, escritor asturiano (Pola de Lena, 1920), hay que indicar que su exilio fue voluntario, «en solidaridad con los mutilados republicanos que fueron la escupidera nacional durante cerca de cuarenta años». Sale de España en 1958, declarando incompatible su ideario con el deseo del régimen franquista de mantener vivo el espíritu de odios que encendió la guerra civil.

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Antes había conocido la poesía de César Vallejo, que desde entonces «se implantó como un narcótico confortador» en su espíritu. Salvo las novelas Moletú-Volevá (1956) y Bezana Roja (1957), que se publicaron en España, el resto de su obra (novelas, ensayos, artículos) vio la luz en Venezuela, país que lo acogió y donde se dedicó, por entero, a la «áspera y entrañable profesión de las letras». Regresa a España en el 77, aunque mantiene contactos y amigos «entre las dos orillas».

Común a estos dos amigos de exilio, el tercer vértice del triángulo: César Vallejo, su vida y su obra. Pasión por Vallejo o Al amor de Vallejo son títulos de libros que ambos sacaron movidos por versos como:


Todo acto o voz genial viene del pueblo
y va hacia él, de frente o transmitido
por incesantes briznas, por el humo rosado
de amargas contraseñas sin fortuna.



O el verso del soneto «Intensidad y Altura»:


no hay dios ni hijo de dios sin desarrollo.



O tantos otros que fluyen por las páginas que dedicaron al autor de España, aparta de mí este cáliz. Como las que escribe José Manuel Castañón de la relación Larrea-Vallejo:

ninguna amistad contribuyó tanto como la tuya para prolongar su vida (cuando yo me muera de vida y no de tiempo, dejó escrito Vallejo), para hacerla mejor comprender; ninguna fidelidad como la tuya, Larrea, para agradecer más allá de la muerte que sigue siendo vida alumbradora.



Pasamos ahora a hablar de la correspondencia escrita que hubo entre estos dos escritores exiliados. En el tiempo, esta relación epistolar se mantiene desde 1957 hasta 1978, con una característica: hay cartas mecanografiadas y cartas escritas a mano que van desde 1968 a 1972. El total de las mismas son 56.

De la importancia que puedan tener, ponemos un ejemplo ajeno a los dos escritores. Recuperada por José Manuel Castañón una carta de César Vallejo a su hermano Manuel, fechada en 1915, cuando el poeta no se había iniciado en su carrera literaria y es un estudiante pobre y nostálgico de su tierra, hace el envío correspondiente a Larrea, quien escribe:

nos parece un documento muy valioso, no sólo por el acento genuino que resonará años más tarde en Trilce sino como fotografía moral de la época.



Estamos seguros, por tanto, de que esta documentación inédita a la que vamos a referirnos contribuirá al mejor conocimiento tanto de estos dos escritores insignes como de la etapa que les tocó vivir. Hay que decir, además, que todas ellas son respuesta a otras anteriores de Castañón.

Sobre el contenido de las mismas, partimos de la primera que Larrea contesta a José Manuel Castañón, con fecha 25 de mayo de 1957; en ella acusa recibo de la novela Moletú-Volevá, a la vez que le pone de manifiesto su pasión por Vallejo; reside Castañón aún en España, aunque la crisis espiritual que le acucia le obligará pronto a tomar drásticas decisiones. A   —111→   partir de entonces disponemos de una correspondencia fluida en la que Larrea, considerado maestro por Castañón, responde, casi siempre, a vuelta de correo, al asturiano que reside en Venezuela.

Para una mejor comprensión, optamos por clasificar los temas que con más frecuencia se repiten; son éstos:

Asuntos domésticos.

Temas literarios.

España.

César Vallejo.


1.- Asuntos domésticos

Define Larrea a José Manuel Castañón como

héroe por largarse de España con cinco hijos al hombro como Vd. lo ha hecho;


escritor errante le llama, comprendiendo el vasco que la vida

en la clave que vd. la ha situado y cargado como vd. se encuentra, no es en modo alguno sencilla.


También le habla de su estancia en Córdoba,

tan agazapado en mi rincón o mejor, tan fuera de órbita como desde hace tantos años supervivo... estos cincuenta años que han venido cayendo como las campanadas de la torre del pueblo, sin que pudiera uno evitar que en ocasiones vinieran entremezcladas con truenos y centellas, más toda especie de calamidades.


(13 septiembre 75)                


Son frecuentes las alusiones a quehaceres diarios de ambos, a preocupaciones del día a día, animando Larrea a Castañón para que no se amilane ante las dificultades y contratiempos. Es ejemplarizante cómo resiste Larrea la pérdida de visión de un ojo y sigue, sin embargo, con sus papeles, sus trabajos y sus tareas domésticas.

La conclusión ante esta situación vital del día a día es que ambos son hombres de espíritu que tienen perfectamente claro su ideario: escribe Larrea que

vencer al mundo, aislarse de él, era la razón que daba vida a los primeros cristianos.





2.- Asuntos literarios

Sobre su propia poesía, escribe Larrea, cuando en 1969 la editorial Einaudi, de Turín, publica su poesía completa con el título de Versione celeste y con prólogo de Vittorio Bodini:

para mí tienen el valor de recordarme los parajes de desprendimiento psíquico y de extrema inefabilidad por la que hube de transitar antes de ser transportado a la otra vertiente, donde a partir de mi viaje a América en 1930-31, me encuentro.



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Sobre la novela de Castañón El virus, le dice:

noble esfuerzo que moralmente lo retrata; a lo largo de la narración tan sencilla, tan voluntariosamente monótona y despojada como opresora, va vd. trenzando las realidades objetivas y subjetivas de ese mórbido ambiente caribeño en escalones cada vez más subidos de interés y de incisivo apostolado... estoy seguro de que a no pocas conciencias habrá de llamarlas al orden de los valores humanos. Ha llevado vd. las gradaciones de sus vueltas de tuerca con maestría y prodigados brillos en no pocas de sus páginas. Su desenlace, un gran acierto.



Pero también aparecen referencias a Rafael Alberti, del que escribe:

éste y muchos otros poetizaron sin estrella polar y sin otra brújula que la de sus conveniencias circunstanciales, en función de una ideología de primera superficie. Ni tiene la decencia de ser fiel a esa supuesta ideología. Tan casquivano ahora como antaño, lamenta sin duda que no le hayan otorgado el premio Nobel, como a un cierto amigo suyo.



Sobre Neruda, al que llama «ganapán de la publicidad», escribe:

sus confusiones que no confesiones han de ser una talega fenomenal de mentiras. La alabanza hacia su persona que le atribuye a Vallejo, poniéndolo sobre Rubén Darío, constituye un delito de lesa honestidad. Y un testimonio de su soberana imbecilidad puesto que se vuelve contra él. No hay barras que lo detengan, lo mismo cuando embarulla el diccionario que cuando trata de hundir a los demás a favor de su encumbramiento. En 1926 le había César incluido sin nombrarlo, porque quizá ni conocía su nombre, entre los escritores de la juventud literaria que incrimina y contra la que levanta la gran voz inmortal de Rubén Darío, en su «Estado de la Literatura Española» que publicó en Favorables. Y en 1927 menciona su nombre para desprestigiarlo en su «Contra el secreto profesional». Que Vallejo, cuya actitud en la vida era antiliteraria por excelencia, le fuera a ensalzar personalmente en ese mismo año 1927 en que se conocieron en París, no habiendo Neruda publicado hasta entonces sino los Veinte poemas de Amor y Tentativa del hombre infinito, es un acto de delirium tremens de la desvergüenza subida al supercubo.



Habiendo roto con Gerardo Diego por la actitud de éste en la guerra civil, en carta a Castañón le dice:

me escribió G. D., desde Francia después de muchos años. No me decía nada muy importante pero aprecio la reanudación del diálogo.






3.- España

La primera referencia de España que aparece en una carta es de mayo del 68. Dice Larrea:

no me explico lo del ABC, puesto que desde 1939 mi nombre ha sido absolutamente tabú en el ruedo peninsular. Me sugieren que algo en España está transformándose... de todas maneras me resulta incómodo y casi me atemoriza.



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A partir de 1971, describe contactos con editoriales que le demandan textos para publicar; para Taurus propone Razón de ser, por haber publicado esta editorial a Teilhard de Chardin; a Barral le propone Al amor de Vallejo. Escribe Larrea:

está sonando la hora de la «invasión», que tengo además otras proposiciones.



Como es de todos sabido, no sería tan fácil, como se puede comprobar en cartas posteriores.

Es curioso que sólo hace una referencia a Franco, en el 73:

Quizá alguna bola (de la muerte) se pare en el número de Franco



aunque sí son frecuentes las alusiones a la censura en varias de sus cartas.

Desde 1974 son numerosas las citas que hace a sus relaciones con editoriales españolas como Visor, Júcar o las ya citadas de Barral y Taurus; en unos casos para publicar obras suyas o comprometerse a publicar las completas de Vallejo, en las condiciones por él estipuladas. Pese a lo anterior, a una invitación de Ricardo Gullón para participar en la Universidad Menéndez y Pelayo le contesta en 1976:

no les ocultaré para terminar que mientras siga existiendo en España el Valle de los Caídos, considero prácticamente imposible que algo que me es muy radical deje de obligarme a seguir buscando en el exterior la Cumbre de los Levantados.



Pero en 1977 viene a España, invitado por la editorial Cuadernos para el Diálogo, que publica su Guernica. La sensación que transmite a Castañón es de

héroe resurrecto, aturdido, con la impresión de haber envejecido quince años de golpe en este Madrid tan fuera de mi tiempo.






4.- César Vallejo

Amigos desde que lo presentó en París V. Anido, a partir de ese momento, como después Castañón, es Larrea apasionado de Vallejo (varias publicaciones sobre el mismo avalan este sentimiento); hasta su muerte, mantenedor infatigable de su vigencia literaria en el tiempo. Por eso consideramos muy importante para conocer las interioridades de todo el proceso de consagración literaria de Vallejo, este epistolario. Apasionados los dos, Castañón y Larrea, del espíritu del poeta peruano, no hay carta en que no aparezca alguna referencia al mismo.

Si partimos del afán coleccionista de Larrea por cualquier texto o recuerdo gráfico de Vallejo, no es menor el que Castañón tiene durante el exilio, hasta el punto de ser nombrado hijo adoptivo de Santiago del Chuco, donde nació su mentor espiritual. Son constantes las alusiones al trabajo incansable que realiza Larrea en su «Instituto Nuevo Mundo», a la cátedra y cuadernos Aula Vallejo, a las preguntas que realiza Castañón para obtener documentos; todo porque es un símbolo para los dos. Como le escribe Larrea en la carta correspondiente, en el 72, recordando su estancia en París:

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Lo que no ha cambiado es mi amistosa devoción por él, por Vallejo, en cuyo esclarecimiento factual de vida y obra por un lado y en la indagación de su significado, por otro, tantas horas y energías, y a mi parecer muy bien empleadas; cada vez más se me revela César como persona singularísima, verdadera encarnación cultural, en la que actuaron dimensiones dinámicas más complejas que las reconocidas como posibles por la antropología tradicional aún reinante. Su figura está llamada a desempeñar un papel de mucha mayor trascendencia que la de quienes han venido ocupando proscenios literarios del mundo.



A lo largo de todo el epistolario, aparece todo el entramado de personas que tuvieron alguna relación vital con Vallejo: Pablo y Xavier Abril, Georgette -la mujer- los intelectuales compatriotas del poeta, reciben de Larrea el juicio correspondiente, según sus respectivas actitudes con el Chuco.

Sobre Pablo Abril, escribe Larrea a Castañón:

no procura la glorificación de César por su importancia para la conciencia colectiva sino por el provecho que significa para la propia gloria.



Con respecto a Georgette, es tal la inquina que le tiene que solicita, en Lima, según carta, «la expropiación de los manuscritos y originales» y se mantiene firme en esta opinión, pues más adelante escribe:

sigo creyendo que es necesario llevar la operación hasta el final como se extirpan sin contemplaciones los cánceres.



Para terminar, este polvo de oro que son las cartas, que con tanto cariño conservó en el tiempo José Manuel Castañón, permiten conocer un poco más lo que fue una etapa agitada de la historia de España, aunque, como escribe Larrea a su amigo en 1968:

el tiempo se encarga de que fructifiquen los valores que a uno le han exaltado o por los que ha juzgado oportuno desvelarse.



Y:

Las condiciones de una humanidad nueva, de la Espíritu-Humanidad han venido por los senderos diabólicos.







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ArribaAbajoEl exilio de Ramón Pérez de Ayala: Cartas para su comprensión (Epistolarios de R. Vansittart, N. Chamberlain y A. Eden, 1936-1940)

Florencio Friera Suárez


Universidad de Oviedo

(Traducción: Mónica Friera Álvarez)

A Ramón Pérez de Ayala le disgustó ser derrotado en las elecciones celebradas el 1 de marzo de 1928 para ocupar un sillón de la Real Academia Española. Entre la numerosa correspondencia que recibió en su vida se encuentra una carta del escritor y pedagogo asturiano, que también sufriría el exilio provocado por la guerra civil, Luis Álvarez Santullano (Oviedo, 1879-México, 1952). Decía éste a su amigo y paisano Pérez de Ayala, el 5 de marzo de 1928:

También vengo yo con mi palabrina. ¿Qué decirle? Lo siento por la Academia y, puesto que usted lo deseaba, participo en su contrariedad. Que los dioses le libren, a usted y a los suyos, de mayores, de las verdaderas amarguras que destrozan la vida163.



Diez años después, en 1938, el rayo de Marte caía sobre el solar ibérico truncando muchas vidas o creando amarguras que durarían para siempre en vidas como las de los dos escritores asturianos de la generación novecentista ahora evocados. Una prueba de esa amargura es que en ese mismo año de 1938 Pérez de Ayala vivió un primer exilio en París y viajó a Londres, donde el Times publicó una carta en la que manifestaba su adhesión a la causa de los sublevados, y en la que escribió, por ejemplo: «Considero un orgullo y un honor tener a mis dos únicos hijos sirviendo como simples soldados en la primera línea del Ejército nacionalista». Recordemos que Ayala estaba vivo gracias a que un anarquista, llamado Santiago Roca, se había opuesto resueltamente a que nuestro escritor fuera asesinado en un «paseo» del Madrid «republicano» del verano del 36. En ese mismo año de 1938, Vansittart fue apartado de sus altas funciones en el gobierno por Neville Chamberlain a causa de la hostilidad que venía manifestando hacia el nazismo. Adelantemos que Vansittart, el mejor amigo inglés de Ramón Pérez de Ayala, va a tener un cierto protagonismo en esta comunicación.

Trasladémonos, sin demasiada demora, a una época más cercana, a nuestro tiempo. En 1970 la Gran Enciclopedia Asturiana ofrece al lector información sobre los dos escritores asturianos mencionados. La autora del texto sobre Pérez de Ayala proporciona datos como los siguientes:

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En 1928 Pérez de Ayala fue propuesto para reemplazar a Juan Vázquez de Mella en la Academia de la Lengua. Nuestro autor fue «militante» del Partido Reformista y fundó con Ortega y Marañón la Agrupación al Servicio de la República. En 1931 fue nombrado director del Museo del Prado y, también, embajador de España en Londres. «Al estallar la Guerra Civil -copio el texto de nuestra informante- sale de España y se refugia en París y de aquí pasa a Lima y más tarde (1943) a la Argentina. En 1948 reanuda sus actividades periodísticas en España, publicando en ABC [...] Por entonces ya había publicado en Arriba, de Madrid, y en algunos periódicos de provincias como Proa, de León, o Región, de Oviedo. El 4 de mayo de 1949 regresa por primera vez a España, declarando entre otras cosas que venía a leer su discurso de ingreso en la Academia de la Lengua. A los pocos días regresa a Buenos Aires sin haber realizado nada de lo que había declarado a su llegada. En 1952 aporta una serie de trabajos al centenario del nacimiento de Clarín, y el 20 de diciembre de 1954 regresa definitivamente a España, estableciendo su residencia en Madrid».

Si recojo esta información que da cuenta, a grandes rasgos -pese a algún error- del exilio de Ramón Pérez de Ayala, es porque creo que su contenido responde a lo que sabíamos por aquel entonces quienes acabábamos de terminar nuestra licenciatura en la Universidad de Oviedo. Teníamos un cierto despiste. El exilio era propio de quienes habían combatido en el bando de la República y que se habían opuesto a Franco. Nuestro despiste se acrecentaba porque encontrábamos la firma de Pérez de Ayala en periódicos del Movimiento y porque nuestro escritor regresó definitivamente a España a finales de 1954, manteniendo hasta su muerte, en 1962, una actitud de encierro en su piso de Madrid, sin otro contacto con el exterior que sus colaboraciones en las terceras de ABC, donde solía escribir sobre asuntos intemporales. Nunca volvió, por ejemplo, al Oviedo de su infancia y juventud, a la Asturias donde quiso ambientar la mayoría de sus novelas y cuentos. Pero la información que acabo de recoger nada dice, por ejemplo, de la carta publicada en el Times en 1938 o de que los hijos de Pérez de Ayala fueran combatientes voluntarios -como los de Ortega o Marañón, citando a los otros dos fundadores de la Agrupación al Servicio de la República- en el ejército de Franco, tal como observé al comentar la carta de Santullano sobre los efectos creados en nuestro escritor por la elección anterior a la que proporcionó a Pérez de Ayala los votos suficientes para ser académico de número de la Española.

Confieso que a obtener una información veraz sobre el extraño exilio de don Ramón dediqué buena parte de mi tiempo y esfuerzos, sobre todo en la década de los ochenta. Tuve la suerte de que el profesor Martínez Cachero dirigiera mi tesis doctoral sobre la relación entre la literatura y la historia en la obra y en la vida de Ramón Pérez de Ayala164. Y conté con el asesoramiento y la amistad del profesor Carlos Seco Serrano para moldear mi formación de historiador y orientarme en la historia política, donde engarzaba perfectamente la biografía personal de Ayala. Debo señalar que todo ello queda claro en mi libro Ramón Pérez de Ayala, testigo de su tiempo. Quiero recordar el tiempo feliz durante la fase de la investigación. Y quisiera olvidar las desconsideraciones que sufrí, sucesivamente, en la Consejería de Cultura, en la Caja de Ahorros de Asturias y en el Ayuntamiento de Oviedo, por pretender publicar los resultados de mi trabajo, en algún caso pedido por responsables de esas instituciones que fueron dando largas a su edición.   —117→   Con prólogo del profesor Santiago Melón el libro apareció gracias a las atenciones que recibí de su editor, Juan Alvargonzález, presidente de la Fundación Alvargonzález, de Gijón. Tampoco voy a omitir la alegría de encontrarme con reseñas tan elogiosas como las de José María Martínez Cachero, de Jaime Siles, de Carlos Iglesias, de Juan Antonio Vaquero, de Ignacio Gracia Noriega...

Les ruego que disculpen estas confidencias, impertinentes al momento y lugar en que nos encontramos. Pero es que el contenido sustancial de esta comunicación se encuentra en dicho libro. Y, por lo tanto, el hecho de estar aquí, agradeciendo la invitación del profesor Fernández Insuela, implica para mí solicitar a quien no conozca ese libro que consulte, al menos, la parte relativa a lo que nos ocupa. No voy a repetir lo que allí escribí y que ya está bastante resumido en el texto publicado. Pero sí me parece éste el momento oportuno para realizar nuevas aportaciones respecto a las fuentes utilizadas, particularmente las epistolares. Decirles, si me lo permiten, cómo veo el estado de la cuestión en este asunto. Y pedirles que centremos nuestra atención en algunas de ellas, sobre todo en las cartas de Vansittart a Pérez de Ayala.

Nuestro escritor nunca se decidió a redactar sus memorias, pero a lo largo de su vida escribió y recibió muchísimas cartas. Afortunadamente, se conserva buena parte de ese epistolario. En una de esas cartas decía a su amigo Miguel Rodríguez Acosta que sus «buenos servicios, algunos de los cuales hubieron de ser decisivos en momentos decisivos», para los intereses del bando de los sublevados, constituirían un secreto que no quedaría desvelado «hasta el valle de Josafat» (22- X-1947). La profundidad de ese arcano no conduce a la larga espera que decía Ayala. Basta acudir a las Memorias de Alcalá Zamora para leer lo que, sin duda, nuestro escritor contaría al que fuera presidente de la Segunda República: «Pérez de Ayala adoptó desde el primer momento posición sostenida en favor de Franco y su queja, como su jactancia, fueron las de que habiendo sido el oropel y el botín del cargo para el duque de Alba, habían sido de aquél los trabajos y los éxitos para concertar la Dictadura española con el constitucionalismo británico».

Las cartas que recibió Pérez de Ayala durante el exilio permiten comprender su vida en ese tiempo y contribuyen a desvelar, en mayor grado que ninguna otra fuente, el profundo secreto del que hablaba a Rodríguez Acosta. Señalemos, en primer lugar, cuáles son esas cartas, comenzando por la correspondencia con sus conciudadanos. Las personalidades españolas con las que se escribió Ayala durante esta época son: Jesús Pabón y Suárez de Urbina, el Duque de Alba, Gregorio Marañón, Miguel Rodríguez Acosta, Sebastián Miranda, Asunción Pérez de Ayala, el Conde de Bulnes, Enrique Giménez Arnau, Juan Beigbeder... Las principales personalidades extranjeras con las que se escribió Ayala en este tiempo fueron el político italiano Dino Grandi y los ciudadanos ingleses Godfrey Thomas, Neville Chamberlain y Robert Vansittart.

En el «Archivo Ramón Pérez de Ayala», de Oviedo, se conservan las cartas que dichas figuras escribieron a Pérez de Ayala, y, en casos contados, también podemos consultar las cartas que les escribió Pérez de Ayala, es decir, disponemos de la correspondencia cruzada. Una parte de esa correspondencia ha sido publicada, siendo el caso más notable el de las cartas de Pérez de Ayala a Miguel Rodríguez Acosta165, pero también pueden verse las   —118→   que escribió a Gregorio Marañón166, a Sebastián Miranda167, a su hermana Asunción Pérez de Ayala168, a Francisco Javier Sánchez Cantón, las que recibió de Jesús Pabón, de Giménez Arnau, de Juan Beigbeder, o de Dino Grandi. También es posible consultar la correspondencia cruzada entre Ayala y Jesús Pabón169.

En el libro antes citado presento los fragmentos o resumo las cuestiones que consideraba y sigo considerando fundamentales de esas cartas para cada uno de los momentos del complicado exilio de Pérez de Ayala. Insisto en que no siento ahora ninguna necesidad de modificar esa explicación. Quisiera, empero, completar algunas cuestiones, particularmente las provenientes de la correspondencia con personalidades de la política inglesa que tuvieron una influencia de primer orden en las relaciones internacionales durante los años finales de la guerra civil española y de los comienzos de la segunda guerra mundial.

Asunto a tener en cuenta es que, frente a la posibilidad de trabajar con la correspondencia cruzada de las personalidades españolas mencionadas, no he conseguido hasta la actualidad obtener las cartas que Pérez de Ayala dirigió a Dino Grandi, ni tampoco las que escribió a los políticos ingleses señalados. Entre éstos destaca por el número de cartas, por lo que cuenta en ellas y por la extraordinaria simpatía que muestra hacia su amigo español, el epistolario de Vansittart entre 1936 y 1940, es decir, el tiempo central del primer exilio de Ayala.

Permítanme que les proporcione alguna información sobre la figura de Sir Robert Vansittart. Fue, ante todo, un diplomático inglés que destacó en la historia de su país por lo que dio en llamarse el vansitarttismo, una doctrina germanófoba que fue radicalizándose al captar el peligro que suponía Hitler. «Fue (leo textualmente) uno de los pocos dirigentes británicos que alertó enérgicamente y con perseverancia de los peligros que representaba el nazismo y las verdaderas intenciones de Hitler», dice la Gran Enciclopedia Larousse, ratificando lo que escribió Churchill en sus Memorias: «nadie comprendía tan bien como Sir Robert el peligro alemán y la necesidad de subordinarlo todo a la necesidad de vencerlo». Es un rotundo testimonio de esa actitud la carta que escribe Vansittart a Pérez de Ayala el 29 de diciembre de 1939: «He de decirte que comparto tus deseos de que Hitler y el hitlerismo sean destruidos» (véase la carta número 34 del epistolario que reproducimos como apéndice a esta comunicación).

Lo que escribiría en la carta aludida Pérez de Ayala sobre Hitler sería una crítica feroz, como ya había hecho en artículos para La Prensa de Buenos Aires en los días 12-IX-37, 30-VI y 20-X-39, o seguiría haciendo después de la fecha de esa carta: La Prensa, 18-VIII-40, y 10-X-45.

Robert Gilbert Vansittart nació en Farnham el 25 de junio de 1881 y murió en Denham el 14 de febrero de 1957. Después de sus estudios en Eton ingresó en el cuerpo diplomático   —119→   inglés en 1903, cuando tenía veintiún años de edad. Prestó sus servicios en las embajadas de París, Teherán, El Cairo, y nuevamente, París, hasta que en 1920 ejerció de secretario del ministro de Asuntos Exteriores Lord Curzon durante cuatro años, y luego, entre 1928 y 1930, de los primeros ministros. Entre los años 1930 y 1938 fue secretario permanente del Foreign Office y su apellido dio origen, repitámoslo, al vansittartismo o doctrina germanófoba. Ello significaba un obstáculo para la política de apaciguamiento practicada por el premier Neville Chamberlain, de manera que la crisis checa de 1938 determinó que fuera cesado de tan alto cargo. Recibió un nuevo destino, el de jefe diplomático asesor, «un puesto sin importancia», dice la Gran Enciclopedia Británica. En 1941 se retiró y obtuvo un título de nobleza, primer barón de Vansittart, por lo que fue hasta su muerte miembro de la Cámara de los Lores. A quien interese su figura le aconsejaría «navegar» por Internet, donde, a título de ejemplo, en T. E.’s Famous Cousins podrá ver su árbol genealógico y comprobar que era primo de Anthony Eden (1897-1977), de Lawrence de Arabia (1888-1935) y de Bertrand Rusell (1872-1970).

Perteneció, pues, al Foreign Office desde 1903 hasta 1941 y desempeñó uno de los más altos puestos de la diplomacia británica entre 1930 y 1938, tiempo en el que tratará a Ramón Pérez de Ayala, primero como embajador de España entre 1931-1936, y después como amigo personal entre 1936 y 1940. Las cartas de Vansittart a Ayala prueban una amistad excepcional. Así lo pude oír de una persona que no recordaba a nuestro escritor con excesiva simpatía, Isabel Wes, viuda de Pedro García Conde: «Vansittart era el amigo del alma de Pérez de Ayala en Londres».

A la amistad entre Pérez de Ayala y Vansittart contribuiría que éste fue, además de diplomático, escritor de novelas, versos y obras teatrales. Cuando ambos se conocieron, Vansittart ya era autor de unas doce obras: novelas como The Gates y piezas teatrales como Les Pariahs (1902). En 1939 escribiría Dead Heat y en 1958, un año después de su muerte, se publicó The Mist Procession, un libro de memorias donde califica su vida como la historia de un fracaso. Estas memorias sólo llegan hasta 1936. En ellas Vansittart confiesa su amistad con Pérez de Ayala, lamenta que la vida les hubiera separado demasiado pronto, y dice que Ayala no se decepcionó tan pronto como Ortega de la evolución que siguió la República española170.

Esta reseña biográfica sobre la figura de Sir Robert Vansittart nos permite captar ciertos paralelismos con la vida de Ramón Pérez de Ayala. Además del dato fundamental de que son coetáneos (Ayala nació en 1880 y Vansittart en 1881; Ayala murió en 1962 y Vansittart en 1957), cabe recordar que nuestro escritor siempre estuvo atento a las cuestiones políticas y que ejerció funciones diplomáticas como embajador de España entre 1931 y 1936. Vansittart fue un diplomático y, en segundo lugar, un autor que mantuvo su afición a escribir a lo largo de toda su vida. Si Vansittart fue campeón en su país de las corrientes germanófobas, Pérez de Ayala hizo patente su germanofobia durante la primera guerra mundial, participando en cuantas organizaciones se opusieron a los germanófilos y redactando el llamado manifiesto de los intelectuales españoles que dejaba a las claras esa postura. Debía ser conocido por Vansittart, quien, desde su alto puesto, ante el cambio operado   —120→   en la política española en abril de 1931, defiende que su Gobierno debía fomentar las buenas relaciones con la República: «Personalmente doy la bienvenida al cambio de una dictadura a una democracia» escribía en 1931. Aconseja «crear un cierto ambiente de expectación cuando llegue el nuevo embajador», y añade: «parece un tipo interesante». Dos años después de la llegada de Ayala a Londres, escribe Vansittart a George Grahame: «Yo mismo me he salido de mi línea en mi genuina amistad con el embajador español aquí»171.

Se conservan 36 cartas escritas por Vansittart a Pérez de Ayala: 7 en 1936, 5 en 1937, 17 en 1938, 5 en 1939, y 2 en 1940. Se extienden desde abril de 1936, tiempo en que se prepara la sustitución de Ayala por López Oliván en la embajada de Londres, hasta mayo de 1940, cuatro meses antes de que Ayala llegara a Buenos Aires. La mayoría de esas cartas van dirigidas a las sucesivas residencias que tuvo Pérez de Ayala en Francia durante ese tiempo: Hossegor (septiembre de 1936), París (octubre de 1936 a julio de 1938) y Biarritz (mediados de julio de 1938 hasta junio de 1940). Durante este mismo tiempo, entre los años 1936 y 1938, Ayala realizó cinco viajes a Londres, donde sus estancias tuvieron duración variable: diciembre de 1936, junio a octubre de 1937, noviembre a diciembre de 1937, mayo a junio de 1938 y primera quincena de septiembre de 1938.

¿Cuál es el contenido de estas cartas? ¿Qué dice Vansittart a Ayala? A falta de las cartas de Ayala, que serían precisas para dar una respuesta perfecta a estas preguntas, se puede afirmar que Vansittart y su mujer, Sara, muestran un gran afecto hacia sus amigos Ramón y Mabel durante un tiempo muy distinto al que había transcurrido en la época de embajador.

El primer asunto que resulta claro es la preocupación y el interés por las dificultades que sufrió Ayala para salir de España. No repetiré tal cuestión, resuelta gracias a los buenos oficios del encargado de negocios de la embajada de Londres en Madrid. George Ogilvie Forbes, quien siguió instrucciones de Vansittart172. Forbes es citado varias veces en las cartas, a propósito de realizar gestiones que favorecieran la salida de España de personas por las que se interesaba Ayala. Las primeras cartas (números 2 a 7) contienen expresiones muy claras de la preocupación de Robert y Sara Vansittart sobre la suerte de Ramón y Mabel. Se capta una verdadera ansiedad por conocer noticias, y el alivio sentido al saber que las cosas han ido bien, como podrá comprobar el lector de dichas cartas. Observemos que seguirá insistiendo en su voluntad de ayudar a Pérez de Ayala. Ofrecerá al matrimonio   —121→   amigo su casa en Londres, o a pagarles un hotel donde pudieran estar más cómodos e independientes, pero cerca del domicilio de los Vansittart.

Como hemos indicado, los oficios del secretario permanente del Foreign Office servirán para ayudar a salir de España a amigos o conocidos de Pérez de Ayala, que querían marchar de su país. En varias ocasiones volverá a recurrir a los oficios de Ogilbie Forbes. Hemos de lamentar, de nuevo, no disponer de las cartas de Ayala, pero sí pueden deducirse algunas cuestiones atendiendo a los nombres que cita Vansittart en respuesta a las solicitudes de su amigo: Gregorio Marañón (número 7), Juan de la Cierva (números 10 y 16), el señor Villaverde, el doctor José Bago, la familia Collantes, la llegada a Londres del arquitecto del Museo del Prado Pedro de Muguruza (número 10), la familia de la señora Alcalá Zamora (número 19), o la salida de Barcelona de José Camón (número 27).

Debo insistir en que las cartas traslucen unos sentimientos de afecto, de admiración y simpatía que dan la razón a Vansittart cuando escribía a George Graham sobre su «genuina amistad con el embajador español». Por ejemplo, da la noticia a su amigo español de que acaba de morir su padre y, después, le dice lo consolador que les ha resultado a él y a su mujer recibir la carta de pésame de Ayala. Vansittart consuela, a su vez, a un Pérez de Ayala deprimido, haciendo labores de terapia espiritual de esta manera: «Espero que tan pronto como te sea posible vuelvas a escribir en la mejor forma que sabes, ya que no hay nada más eficaz que un trabajo satisfactorio para alejar las preocupaciones de una mente intranquila» (Carta número 18, del 15-II-1938. Véase otro ejemplo en la carta número 12, del 29 de noviembre de 1937).

Las cartas finales, tras la anexión por Hitler de los Sudetes y el tratado de Munich, raíz de la caída del puesto preeminente que hasta entonces había desempeñado Vansittart, muestran bien tales circunstancias históricas, así como el ejercicio por el diplomático inglés de las características que reúnen quienes se dedican a ese oficio (números 29, 30 y 31).

No faltan tampoco las referencias al tiempo final de Ayala en Francia y a la preocupación de nuestro escritor sobre su futuro y el de sus hijos. Teme por su vida en la nueva España de los vencedores y trata de conseguir un salvaconducto, considera la posibilidad de marchar a Italia, y, finalmente, en 1940, adopta la decisión de ir a Buenos Aires (número 31). Vansittart le pide que, antes de marchar a América, acuda a Londres, presintiendo, acaso, que era la última oportunidad para poder estar con su amigo español.

Bastante menores en número y en el grado de intimidad de las cartas anteriores son las de Neville Chamberlain y de su esposa Ana, a Ramón Pérez de Ayala. Son siete cartas en total, tres de Neville Chamberlain y cuatro de su mujer Ana, escritas por las mismas fechas (junio y julio de 1937, y mayo de 1938). Todas llevan membrete «10» u «11 Downing Street», donde Ayala se ve con el premier británico en 1937. Manteniendo siempre un tono protocolario, se capta en ellas sentimientos de afecto y simpatía hacia el ex embajador español. En una, muy corta, Chamberlain lamenta que su gobierno no pueda hacer más a favor del doctor José Bago. La más importante está fechada el 4 de mayo de 1938: en respuesta a Pérez de Ayala, Chamberlain explica las razones de su política, manifestando con toda claridad su desconfianza respecto a los alemanes, según he señalado en mi libro. Otro grado de interés es el que reúne la extensa carta que escribe Anne Chamberlain a Pérez de Ayala para darle información respecto a un ensayo que nuestro escritor publicará en La Prensa, de Buenos Aires, sobre la dinastía de los Chamberlain.

Las dos cartas de Anthony Eden, en junio y julio de 1937, son meras respuestas diplomáticas del ministro del Foreign Office a su amigo el ex embajador español. En la   —122→   primera de ellas se limita a lamentarse que le resulta imposible entrevistarse con Pérez de Ayala.

Otro amigo inglés que escribe a Pérez de Ayala es Godfrey Thomas, funcionario en Buckingham Palace, membrete que figura en las dos primeras cartas de octubre de 1936 y marzo de 1937. La tercera carta nos inspira un cierto sentimiento de ternura. Godfrey Thomas, que acaba de jubilarse de su trabajo en el Palacio Real, ha recibido la noticia de que Pérez de Ayala está de vuelta en Madrid. Evoca los días felices durante el tiempo que fue embajador en Londres y, luego, el tiempo amargo de la guerra.

Otro asunto del que no me ocuparé ahora será la extensa correspondencia con Dino Grandi, también presidida por un gran afecto y una gran amistad.

Terminaré repitiendo que si no disponemos actualmente de las cartas de Pérez de Ayala a Vansittart, a Neville Chamberlain, a Eden, o a otras personalidades como Dino Grandi, es a causa de quien informó negativamente mi solicitud, en 1998, de una ayuda a la Universidad de Oviedo para ir a Londres, y que la misma negativa recibí, en 1999, de la Obra Social y Cultural de Cajastur. Acaso no exista interés en tratar de averiguar lo que escribió Ramón Pérez de Ayala a unos señores llamados Neville Chamberlain, Robert Vansittart, Anthony Eden o Dino Grandi en el tiempo de nuestra guerra civil y del inicio de la segunda guerra mundial. Pero debo agradecer a mi hija, Mónica Friera Álvarez, que pasara unos días de octubre de 1999, durante un viaje privado a Londres, en los archivos de Public Record Office. También quiero manifestarle mi gratitud por haberme ayudado a traducir al castellano los textos de las cartas que siguen a continuación.


Cartas de Vansittart a Pérez de Ayala


1

27 de Abril de 1936.

Mi querido Ramón:

Durante tu visita del 14 de abril me comunicaste que a tu Gobierno le complacería que se aceptara al señor Oliván como tu sucesor.

Me complace poder anunciarte que el Rey aprobará dicho nombramiento.

Un fuerte abrazo

Robert Vansittart

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  —123→  
2

28 de Septiembre de 1936.

Mi querido Ramón:

Al no saber a qué dirección escribirte, no tuve más remedio que esperar a que tú me escribieras primero. Lo único que he sabido de ti ha sido por la carta tuya o de Mabel que recibió mi hermana, y ha sido ella quien me ha dado la dirección que espero sea correcta. Como no estoy totalmente seguro de que sea así, te enviaré hoy una breve carta para que sepas lo mucho que Sarita y yo nos hemos alegrado de tener buenas y tranquilizadoras noticias vuestras, lo que ha sido un gran alivio para los dos, ya que estábamos muy preocupados por vosotros.

Si esta carta te llega, volveré a escribirte más detenidamente. Me gustaría saber por qué no me has escrito; de haber sido así, sin duda te hubiera escrito mucho antes.

Recibid los dos un saludo de nuestra parte. Espero que podamos vernos pronto.

Un fuerte abrazo

Van

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  —124→  
3

7 de Octubre de 1936.

Mi querido Ramón:

Nos encantó [a mi mujer y a mí] recibir tu carta. Espero que me disculpes por escribir esta carta a máquina, pero estoy muy agobiado de trabajo y creo que puedo escribir más rápido a máquina que a mano.

Ha sido un alivio indecible para Sarita [la esposa de Robert] y para mí saber que todos estáis bien y a salvo; tu carta ha sido una verdadera alegría para los dos. Os enviamos cariñosos saludos, muy por encima de lo que es posible expresar en un papel. Esperamos ansiosos volver a veros, y si venís por aquí esperamos sin duda alguna que consideréis nuestra casa como la vuestra.

Entretanto, abordaré de una vez un delicado asunto, espero que sin ofenderte, ya que nuestra vieja y sólida amistad debería ser una garantía contra ello. ¿Nos permitiréis tú y Mabel, a Sarita y a mí, prestaros ayuda mientras estáis en París? Nos alegraría mucho poder hacerlo y creemos que quizá lo necesitéis de verdad. Perdóname por mencionar el asunto, pero uno tiene que vivir, y a los dos nos gustaría saber que estáis viviendo confortablemente. Por favor, sé franco conmigo, y no seas demasiado orgulloso. Cualquier ayuda que podamos prestaros será más que un placer. En todo caso, queremos que ambos sepáis que si necesitáis cualquier cosa, en cualquier momento, siempre podéis contar con vuestros queridos amigos.

Guardaré siempre como uno de mis mejores recuerdos el haber contribuido a vuestra seguridad, lo que será un gran alivio para vosotros como lo es para nosotros.

Escríbeme contándome cómo te va y si hay algo que pueda hacer por ti.

Entretanto me complace poder decirte lo mucho que me alegra haber recibido tu carta, tan valiente y optimista. Escríbeme cuando te sientas animado a hacerlo.

Con todos nuestros mejores deseos.

Un fuerte abrazo

Van173.



  —125→  
4

8 de Octubre de 1936.

Mi querido Ramón:

Te comunico que tu mensaje ha sido entregado. El destinatario expresó su gratitud, pero añadió que prefería permanecer donde se encuentra.

Un fuerte abrazo

Van

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  —126→  
5

15 de Octubre de 1936.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu carta. Me alegra saber que estás bien y sin dificultades materiales. Éstas son noticias tranquilizadoras. De todos modos, sabes que tienes un amigo en caso de necesidad. Y después de eso no añadiré nada.

Todas tus noticias fueron de gran interés para mí. Me gustaría verte personalmente y estoy seguro de que muchos de tus otros amigos aquí también se alegrarán de verte. Hazme saber si piensas venir y, si lo haces, cuándo, incluso si vienes solamente por unos días. Espero con ganas verte pronto y charlar contigo.

Un fuerte abrazo

Van174.




6

27 de Octubre de 1936.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tus cartas del 18 y del 23 de Octubre.

Sin duda alguna, habría enviado de buena gana tu carta a Ogilvie Forbes, pero, de momento, no podemos garantizar que un paquete llegue, a salvo, a Madrid. Por ello, consideré más oportuno no enviar tu carta a fin de evitar que cayera en manos equivocadas.

Comprendo que tu amigo continúe negándose a marchar y que afirme que se encuentra bien. De todos modos, le he hecho llegar tu mensaje final.

Encuentro difícil contestar por escrito a tu pregunta principal. Me parece que sólo tú puedes hacerlo. No necesito repetir que todas tus amistades y conocidos ingleses estarían, sin duda, más que contentos de verte. Has de saber que aquí siempre serás bien recibido.

Sarita y yo hemos disfrutado con la lectura de tus cartas y nos alegramos de que, a pesar de todo, conserves tu buen ánimo.

  —127→  

Recibid los dos un cariñoso saludo de nuestra parte.

Un fuerte abrazo

Van175.




7

14 de Noviembre de 1936.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu carta. Me estoy ocupando de los casos a los que aludes, así que volveré a comunicarme contigo.

No dudes de que te mantendré informado sobre cualquier novedad acerca del doctor Marañón. Desde la última información que te he proporcionado, Forbes no ha vuelto a comunicarme nada nuevo. Confiemos, pues, en el proverbio que dice: «el no tener noticias es una buena noticia».

Me pregunto cuándo podremos volver a verte aquí. Entretanto, espero que todo os vaya bien a Mabel y a ti. Sarita también os envía un cariñoso saludo a los dos. Ambos os deseamos todo lo mejor en estos tiempos de ansiedad y de dificultades.

Un fuerte abrazo

Van176.



  —128→  
8

12 de Enero de 1937.

Mi querido Ramón:

Te agradezco la tarjeta de felicitación recibida. Tus noticias nos han alegrado mucho. Sinceramente, espero que Mabel ya esté mejor de salud. Hazle llegar nuestros mejores deseos, por favor. No te he escrito antes, en el comienzo del Año Nuevo, porque estuve pasando una semana en el campo. Te escribo ahora estas líneas con el fin de enviaros a ti y a Mabel un cariñoso saludo, y desearos que 1937 sea un buen año para los dos. Si hay alguna posibilidad de que viajes de nuevo a Londres, háznoslo saber, por favor. Siempre es un placer ver a los buenos amigos como vosotros.

Espero que todo le vaya bien a tu hijo en Londres. No dudes en decirle que acuda a nosotros siempre que necesite ayuda o consejo, pero espero que ya se lo hayas dicho y que no necesite ninguno de los dos. En cualquier caso, he de decirte que la última vez que le vimos en Londres, tanto a Sarita como a mí nos pareció una persona mucho más segura de sí misma, y tenía muy buen aspecto, a nuestro juicio.

Un fuerte abrazo

Van177.



  —129→  
9

3 de Junio de 1937.

Mi querido Ramón:

Fue para mí una gran alegría recibir tu carta del 26 de Mayo. Tus noticias me son muy gratas. Con gusto veré lo que se puede hacer por la madre de tu amigo, aunque quizá no sea mucho.

Pasemos ahora a otro asunto; respecto a tu viaje a Londres, no es necesario decirte lo mucho que a Sarita y a mí nos complacería que los dos vinierais y os quedarais en nuestra casa. También se me ocurre que seguramente queráis visitar a mucha otra gente, y he pensado que disfrutaríais de mayor libertad en cualquier otro lugar. Por ello, me atrevo a sugerirte un hotel como lugar de residencia durante vuestra estancia, asunto del que insisto en hacerme cargo personalmente. De este modo tendríamos el placer de veros en las comidas, cuando así lo deseéis, y al mismo tiempo dispondríais de toda libertad de movimiento.

Espero que finalmente podáis venir, así tendremos ocasión de hablar de filosofía, para lo que cualquier época del año es buena, y de ostras, para lo que desafortunadamente no es la temporada.

Recibe un cariñoso saludo de nuestra parte.

Un fuerte abrazo

Van178.




10

19 de Agosto de 1937.

Mi querido Ramón:

Recordarás que el día 10 de Agosto me consultaste acerca de la posibilidad de hacer averiguaciones, o prestar ayuda a varios españoles ansiosos de salir de España. Pues bien,   —130→   el departamento competente se ha encargado de investigar dicho asunto, y por lo tanto considero que, a excepción de la familia Collantes, ya nos hemos interesado por todos los casos a los que aludes.

En lo que respecta al señor La Cierva, acogido en la embajada noruega, te interesará saber que nuestro Chargé d’Affaires en Valencia nos ha comunicado que, en vista de que en estos momentos se está negociando un acuerdo general entre las autoridades valencianas y los gobiernos extranjeros interesados, a fin de llevar a cabo la evacuación de los huéspedes de las legaciones extranjeras en Madrid, una intervención nuestra más que ayudar sólo serviría para entorpecer las cosas; así que, como seguro comprenderás, dadas las circunstancias, hemos creído oportuno no continuar con este caso.

Nuestra embajada en Valencia está al corriente de todos los detalles del caso del señor Villaverde, y lo mismo se puede afirmar de nuestra embajada en Hendaya respecto al doctor Bago. Se está haciendo todo lo posible por estos dos caballeros, aunque comprenderás que el hecho de poseer nacionalidad española imposibilita cualquier acción oficial por nuestra parte.

Con respecto a la familia Collantes, me temo que no podemos hacer nada por ellos, ya que en la región de Santander no tenemos ningún representante consular que pueda encargarse del asunto apropiadamente. Sólo puedo sugerir que una solicitud a la Cruz Roja Internacional en Ginebra pueda servir de ayuda a esta familia.

El señor Muguruza, como sabes, ya ha llegado a Inglaterra.

Un fuerte abrazo

Van179.



  —131→  
11

16 de Noviembre de 1937.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu carta. Me aflige saber que estás enfermo, pero confío plenamente en tu pronta recuperación y espero que no se presenten complicaciones. Sarita también te envía sus condolencias junto con un cariñoso saludo.

Espero que pronto te mejores y puedas volver a viajar a Londres. Ya sabes lo mucho que me agrada tener noticias tuyas. No dejes de escribirme cuando te encuentres mejor.

Un fuerte abrazo

Van180.




12

29 de Noviembre de 1937.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu carta del 23 de Noviembre. No he podido responderte antes por la gran presión a la que he estado sometido. Me aflige pensar que estás deprimido y que consideras ésta tu última visita a Londres durante algún tiempo. Ojalá encontrara la manera de que pudieras quedarte, ya que no puedo creer que no haya un buen puesto para ti.

Hoy y mañana estaré ocupado todo el día con la visita francesa, pero después tenemos que vernos.

Los dos te enviamos nuestros mejores deseos y esperamos volver a verte pronto.

Un fuerte abrazo

Van181.



  —132→  
13

5 de Enero de 1938.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu amable carta y las felicitaciones recibidas. Una palabra tuya siempre es bien recibida, y añadiré que todas tus palabras están siempre llenas de sabiduría e ingenio, además de amistad, si éstas van dirigidas hacia mi persona, lo que es aún mejor. No es necesario que yo te diga cuánto correspondo esta amistad, y siempre lo haré. Vuelve pronto a Inglaterra, y así podremos hablar del nuevo nombramiento y de otras muchas cosas. Entretanto, querido amigo, te deseamos todo lo mejor para 1938 y para siempre.

Un fuerte abrazo

Van

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  —133→  
14

9 de Enero (1938).

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu carta y por los adjuntos recibidos. No te escribo una carta más larga porque acabo de recibir un telegrama en el que se me comunica el fallecimiento de mi padre; así que estamos haciendo las maletas y saldremos de inmediato, antes de haber concluido nuestras vacaciones. Sarita está mejor de salud, pero aún no se ha recuperado del todo, para ello hubiera hecho falta más tiempo. Mi querido Ramón, si dispones de algún tiempo, escríbenos unas líneas a Londres.

Un abrazo

Van

Y à bientôt, espero.

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  —134→  
15

15 de Enero de 1938.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu amable carta de condolencia. Fue muy amable de tu parte escribir, y de tal modo.

Sin duda alguna creo que el haber acortado nuestras vacaciones de un modo tan brusco y triste no ha sido en absoluto beneficioso para la salud de Sarita, y aún estoy preocupado por ella. Espero poder disponer, más adelante, de tiempo para que Sarita disfrute de otras cortas vacaciones, pero de momento la complejidad de este triste asunto no nos permite marchar.

Con todo nuestro cariño, y esperando verte pronto.

Un fuerte abrazo

Van182.




16

19 de Enero de 1938.

Mi querido Ramón:

Recordarás que el pasado Agosto te escribí una carta a razón de un grupo de españoles deseosos de salir de España, incluyendo al señor Juan de la Cierva.

Ahora siento mucho tener que comunicarte que nuestro Chargé d’Affaires nos ha informado que el señor la Cierva falleció el 11 de Enero.

Un fuerte abrazo

Van183.



  —135→  
17

20 de Enero de 1938.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por la carta recibida. Tus noticias me son muy gratas, y me es aún más grato saber los títulos de algunos libros ingleses que quieres leer. Lo he arreglado todo para que te sean enviados directamente desde las editoriales. Me siento en deuda contigo por haberme recomendado Bio-político de Morley Roberts, y he aprovechado la ocasión para pedir una copia del mismo para mí.

Confío en que me mantengas informado de todos los libros ingleses que necesites. Será para mí un placer enviártelos.

Muchas gracias por haber pensado en enviarme una copia de la edición francesa de tu libro. Estoy ansioso por leerla.

Con todos nuestros mejores deseos.

Un fuerte abrazo

Van184.




18

15 de Febrero de 1938.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu carta y todas las amables e interesantes líneas que en ella escribes.

  —136→  

Me aflige saber que no estás bien de salud. Sin duda, debes estar muy preocupado por tu hijo, y esa ansiedad no contribuirá a tu mejoría. Espero que tan pronto como te sea posible vuelvas a escribir en la mejor forma que sabes, ya que no hay nada más eficaz que un trabajo satisfactorio para alejar las preocupaciones de una mente intranquila.

Por supuesto, veré lo que se puede hacer respecto a las personas a las que aludes en tu carta; te volveré a escribir sobre este asunto tan pronto como me sea posible, y espero que para entonces pueda darte alguna buena noticia. Ya sabes que haré encantado todo lo que esté en mis manos, ya sea por ti o por cualquier amigo tuyo, algo que no es necesario decir entre dos buenos amigos como tú y yo.

Sin más que añadir, espero que pronto estés mejor, mi querido Ramón. Te enviamos nuestros mejores deseos.

Un fuerte abrazo

Van185.




19

8 de Marzo de 1938.

Mi querido Ramón:

Recordarás que hace poco tiempo me preguntaste si se podría ayudar a los familiares de la señora Alcalá Zamora a salir de Madrid.

Tras haber estudiado el asunto detenidamente, siento comunicarte que, debido a la decisión por parte del Gobierno Español de suspender la emisión de todos los pasaportes a sus nacionales, nada podemos hacer, ni aun con las mejores intenciones, para asegurar la evacuación de personas españolas.

Pero, sin duda, has sabido que las partes españolas contendientes han llegado a un acuerdo sobre las bases para las negociaciones de un intercambio de prisioneros a gran escala, rehenes y otras personas detenidas, y que el Gobierno de Su Majestad ha acordado   —137→   nombrar un juez árbitro encargado de concluir dicho intercambio. Sin embargo, el juez árbitro solamente considerará aquellas propuestas presentadas por una u otra de las partes contendientes, y aunque sinceramente espero que dicho intercambio favorezca la rápida evacuación de los familiares de la señora Zamora, no podemos anticipar que el juez árbitro pueda atender peticiones particulares. De hecho, si así lo hiciera, únicamente serviría para añadir complicaciones a lo que ya parecen ser unas negociaciones sumamente difíciles y delicadas.

Dadas las circunstancias, me temo que solamente puedo sugerirte que instes a las Autoridades Nacionalistas a que incluyan los nombres de los familiares de la señora Zamora en la lista de personas para las que se solicita la liberación conforme al intercambio. Siento mucho no poder darte una respuesta más útil.

Un fuerte abrazo

Van186.




20

24 de Marzo de 1938.

Mi querido Ramón:

Hace ya algún tiempo que tenía el propósito de escribirte, pero, dada la acumulación de acontecimientos, no he podido disponer de tiempo para la correspondencia privada;   —138→   incluso ahora no hallo nada en particular que contarte, excepto que tanto Sarita como yo a menudo pensamos en vosotros y que me gustaría saber cómo os encontráis tú y los tuyos.

Hazme saber si quieres más libros o si hay alguna otra cosa que pueda hacer por ti. Me gustaría saber cuándo regresarás a Inglaterra. Estamos deseando volver a verte. Entretanto, recibe un cariñoso saludo de nuestra parte.

Un fuerte abrazo

Van187.




21

3 de Junio de 1938.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu carta. No sé si tendré la oportunidad de volver a verte antes de que te vayas, aunque espero poder hacerlo. En cualquier caso, confío en que pronto vuelvas a visitarnos, porque siempre eres bienvenido aquí.

Un fuerte abrazo

Van188.



  —139→  
22

1 de Julio de 1938.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu carta. Te envío ésta a tu dirección en París. Espero que la recibas. En tu carta me dices que sales para Biarritz, pero no me dices a dónde.

Pasemos ahora al asunto del que me hablaste. Leeper y Lord Lloyd se están ocupando de ello y están intentando elaborar un proyecto. Confío en que pronto puedan escribirte. Si en dos semanas no has tenido noticias suyas, por favor vuelve a escribirme.

Espero que tú y Mabel estéis bien de salud y que disfrutéis de vuestra estancia en Biarritz. Sin duda, os sentará bien.

Sarita y yo a menudo pensamos en vosotros. Recibid un cariñoso saludo de nuestra parte. Espero que podamos resolver este asunto a tu favor.

Un fuerte abrazo

Van189.




23

29 de Julio de 1938.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu carta. Ha sido una alegría tener noticias tuyas y un gran alivio para nosotros saber que vuestros chicos se encuentran bien. Confío, por lo tanto, en que Mabel y tú estéis disfrutando de un buen descanso en Biarritz, alejados de toda preocupación; y espero que este cambio os haga todo el bien del mundo.

He vuelto a comunicarme con el British Council. Han estudiado la mejor forma de utilizar tu amable sugerencia. Probablemente recibirás pronto una carta suya. Sé que quieren estudiar la idea contigo, así que espero que todo se resuelva satisfactoriamente.

Sarita también te envía un cariñoso saludo. Espero poder a volverte pronto, querido Ramón.

  —140→  

Un fuerte abrazo

Van190.




24

11 de Agosto de 1938.

Mi querido Ramón:

Tengo entendido que el British Council te ha enviado una carta a tu dirección en Biarritz. Espero que la hayas recibido sin ningún problema y confío en que todo te vaya bien.

Un fuerte abrazo

Van191.




25

25 de Agosto de 1938.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu amable carta del 15 de Agosto.

No creo que la demora en contestar a la propuesta del British Council haya causado algún perjuicio. Espero que podamos verte aquí en un futuro próximo y que todo se resuelva satisfactoriamente.

Con todo nuestro cariño y esperando con ilusión verte pronto.

  —141→  

Un fuerte abrazo

Van192.




26

22 de Septiembre de 1938.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu carta del 18 de Septiembre. Fue para mí una alegría recibir noticias tuyas.

He estudiado el asunto de un «salvaconducto», pero nuestro Ministerio del Interior afirma que ellos no pueden expedir un documento de esa naturaleza. En cualquier caso, pienso que tu pasaporte de Franco te bastaría para poder viajar sin dificultades a Inglaterra en cualquier momento, ya que, como bien sabes, nuestras autoridades de inmigración lo consideran válido.

Si tu aprensión respecto a la situación que describes llegara a convertirse en algo real, lo mejor sería que vinieras cuanto antes. Me resulta imposible imaginar que el Gobierno de Su Majestad pueda pedirte salir del país en contra de tu voluntad, y en mi opinión sería una descortesía hacia el Gobierno Francés, del que eres un invitado, actuar presuponiendo que harían una cosa así.

Un fuerte abrazo

Van193.



  —142→  
27

26 de Septiembre de 1938.

Mi querido Ramón:

Recordarás que recientemente me entregaste una nota en la que aludías a un cierto Don José Camón, quien en estos momentos se halla en Barcelona.

Te escribo ahora para informarte que a nuestro ministro en Barcelona se le ha comunicado tu deseo de que Don Camón reciba toda la ayuda posible en caso de emergencia. Pero lamento que la Embajada carezca de autoridad para refugiar a personas españolas.

Un fuerte abrazo

Van194.




28

27 de Septiembre de 1938.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu carta del 24 de Septiembre. Me alegra que no te sintieras decepcionado al saber que no podemos enviarte un documento oficial de la naturaleza de un «salvaconducto». Te podrá parecer que el documento que te adjunto dista mucho de serlo, pero puede servirte de ayuda en caso de que desees ponerte en contacto con alguien de los nuestros en tu vecindario.

  —143→  

Con mis mejores deseos,

Van195.




29

21 de Octubre de 1938.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu carta. Entiendo perfectamente tu postura respecto a los artículos y estoy seguro de que el Consejo también la comprenderá.

Me alegró mucho volver a tener noticias tuyas. Salgo de inmediato para pasar un mes de vacaciones, lo que ya había planeado hace mucho tiempo, pero que tuve que aplazar debido a la crisis. Espero que a Sarita le favorezca el cambio; lo necesita incluso más que yo. A nuestro regreso espero volver a tener noticias tuyas; incluso es posible que el asunto de los artículos te traiga de nuevo aquí. Si fuera así, sería una gran alegría para nosotros dos.

Como siempre, recibe un cariñoso saludo para ti y los tuyos.

Un fuerte abrazo

Van196.



  —144→  
30

25 de Marzo de 1939.

Mi muy querido Ramón:

Fue un placer para mí recibir tus dos cartas; nos hemos alegrado mucho de volver a tener noticias tuyas. No hace falta que te diga cuánto apreciamos y compartimos tus impresiones y esperanzas de futuro.

Pronto volveré a escribirte, esta vez con más detenimiento; por el momento carezco de tiempo para hacerlo, ya que esta semana he estado muy ocupado con el asunto de la crisis política y con la visita del presidente francés. Y por si fuera poco, he tenido que dedicar gran parte del tiempo a organizar la función teatral que fue representada el jueves por la noche en la recepción del Gobierno, y ahora estoy sumido en las inevitables consecuencias de la correspondencia.

Recibid Mabel y tú un cariñoso saludo de nuestra parte y nuestros mejores deseos para los dos, querido Ramón.

Un abrazo

Van197.




31

15 de Junio de 1939

Mi muy querido Ramón:

Muchas gracias por tu carta y por el cheque que me has devuelto. Siento mucho saber que no tuviste la oportunidad de utilizarlo. Quizá vengan tiempos mejores y, según tus propias palabras, más propicios. Todo este asunto ha de estar agotando tu paciencia. Espero que al menos no dejes que esto afecte a tu salud. No es que tema que pueda ser así; eres un buen filósofo, demasiado brillante e inteligente como para dejar que este asunto te afecte. Tengo gran interés en tu posible viaje a Buenos Aires. ¿Sería posible que vinieras antes aquí? Eso haría que la idea fuese aún mejor.

  —145→  

Recibid un cariñoso saludo de Sarita y mío y nuestros mejores deseos para los dos.

Un fuerte abrazo

Van198.




32

18 de Julio (falta año).

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  —146→  

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Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu carta. Sarita y yo seguimos de vacaciones; ella todavía no se ha recuperado del todo. Supongo que pronto se acabará este periodo de descanso y tendré que regresar al trabajo cualquier día de la próxima semana, aunque, como puedes imaginar, procuraré que sea lo más tarde posible. Tus noticias me son muy gratas y me alegra saber que estás cómodamente instalado en el campo. Espero que pases allí algún tiempo, al menos el suficiente para escribir. Por la dirección parece un lugar tan tranquilo que ya estarás en vena. Sin más que añadir, cuídate. Una vez vuelva al trabajo, tendré que ir a Londres todos los días, así que si estás allí podremos vernos fácilmente. Recibe un cariñoso saludo de Sarita.

Un fuerte abrazo

Van




33

25 de Septiembre de 1939.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu amable carta. Es agradable volver a tener noticias tuyas, y aunque no necesito pruebas de tu apoyo y amistad, tu carta me ha alegrado muchísimo.

Sarita y yo os enviamos un cariñoso saludo a Mabel y a ti; hablamos de vosotros con frecuencia y deseamos y deseamos volver a veros pronto; aunque me temo que viajar pueda entrañar dificultades, al menos durante algún tiempo.

  —147→  

Con todo nuestro cariño.

Un fuerte abrazo

Van199.




34

29 de Diciembre de 1939.

Mi querido Ramón:

Muchas gracias por tu carta y tus buenos deseos para conmigo. Tus noticias me son muy gratas.

Os deseo a ti y a los tuyos todo lo mejor para el próximo año. He de decirte que comparto tus deseos de que Hitler y el hitlerismo sean destruidos.

Sarita también desea enviaros un cariñoso saludo.

Un fuerte abrazo

Van200.




35

23 de Abril de 1940.

Mi querido Ramón:

Fue una gran alegría saber de ti. He tomado las medidas necesarias respecto a los libros y ya te han sido enviados. Espero que te lleguen a tiempo.

  —148→  

Por lo que se refiere a tu hijo, he escrito a Sir Maurice Peterson pidiéndole que haga todo lo que esté en sus manos para facilitarle las cosas, y también me he puesto en contacto con el Ministerio del Interior aquí; por tanto, espero que todo vaya bien. Confío en que cuando tu hijo esté aquí te sentirás tentado a venir y a verle; de este modo Sarita y yo podremos volver a veros a ti y a Mabel. Pero si vas a viajar a Sudamérica para dar una conferencia a finales de junio tendrás que venir cuanto antes. ¿Sería posible que nos hicierais una visita antes de ir a Buenos Aires? A propósito, hazme saber cómo está llevando Alba el asunto de tu hijo, por si fuera necesario que yo mismo le remitiera a las autoridades del Ministerio del Interior.

Sarita también os envía un cariñoso saludo y nuestros mejores deseos.

Un fuerte abrazo

Van201.




36

17 de Mayo de 1940.

Mi querido Ramón:

Nuestras autoridades aquí me acaban de comunicar que el encargado del control de pasaportes en San Sebastián recibió la autorización para darle el visado a tu hijo. Tu hijo deberá, pues, solicitar el visado a través del encargado consular británico más próximo al lugar donde reside.

Un fuerte abrazo

Van

  —149→  

Pero me imagino (?) que en estos momentos las circunstancias puedan haber alterado tus planes202.

imagen





  —150→  
Cartas de Neville Chamberlain a Pérez de Ayala


1

7 de Junio de 1937.

Mi querido Ayala:

Me ha encantado recibir tu carta, no sólo por el cordial mensaje de felicitación y buenos deseos, sino también porque me preguntaba qué había sido de ti en estos días difíciles, a mi mujer y a mí nos ha tranquilizado que estés a salvo y bien en París. Ella se une a mí en la más amistosa consideración hacia Madame Ayala y hacia ti.

Nunca olvidaremos tu gran amabilidad al buscar a mi hijo un lugar para aprender español.

Atentamente.

N. Chamberlain203.




2

20 de Julio de 1937.

Querido don Ramón:

Lamento oír las noticias acerca de José Bago. Temo que no sea mucho lo que pueda hacer el Gobierno Británico en ese caso, pero haremos cuantas investigaciones podamos.

Atentamente.

N. Chamberlain204.



  —151→  
3

4 de Mayo de 1938.

Mi querido amigo Ayala:

Casi no necesito decirte que me alegró recibir tu carta del 1 de mayo, escrita desde París. A menudo pensamos en ti y nos preguntamos cómo te va y, aunque nos dices poco de ti mismo, espero que todo te vaya bien.

Con tu amplio conocimiento sobre asuntos europeos y tus amplias perspectivas, valoro particularmente tu opinión, y, por consiguiente, estoy encantado de saber que apruebas tan cordialmente mi línea de trabajo.

El objetivo, por supuesto, es claro y simple; queremos situar a Europa en una posición en la que las naciones aprueben acatar, respetar y reconocer la ley y el orden.

Sólo entonces la gente tendrá la suficiente confianza para proceder con sus iniciativas económicas, ya que éstas han de disponer de una atmósfera de estabilidad en la que trabajar adecuadamente.

El principal centro de sospecha y ansiedad es Berlín y, aunque los líderes alemanes declaran con frecuencia su deseo de paz, alternan estas declaraciones con tal patriotería y altanería como para destruir toda confianza en sus intenciones.

No podemos esperar inducirles a que adopten, de forma inmediata, una actitud más razonable, pero cada vez estoy más convencido de que el arte de gobernar los asuntos internacionales consiste en aprovechar la oportunidad que surja.

A causa de haber dejado pasar tales oportunidades hemos cometido tantos errores en el pasado.

Una vez más muchas gracias por tu carta, y me despido con la esperanza de que alguna vez vengas a Londres y podamos verte de nuevo.

Atentamente.

N. Chamberlain205.





  —152→  
Cartas de Anthony Eden a Pérez de Ayala


1

19 de Junio de 1937.

Mi querido Ayala:

Ha de darte las gracias por tu carta del 16 de Junio. Lamento mucho que no me fuera posible fijar una hora para verte esta semana. Estoy seguro de que comprenderás, no obstante, que la cantidad de trabajo aquí ahora es tan grande que mi tiempo no es mío.

Atentamente.

Anthony Eden206.




2

20 de Julio de 1937.

Mi querido de Ayala:

He de darte las gracias por tu carta del 16 de Julio. Estimo en mucho tus buenos deseos. Gracias por escribirme.

Atentamente.

Anthony Eden207.





  —153→  
Cartas de Anne Chamberlain a Ramón Pérez de Ayala


1

10 de Junio de 1937.

Querido señor Pérez de Ayala:

Mi esposo acaba de percatarse de la posdata de tu carta, después de haberte enviado una respuesta, así que le dije que yo misma te enviaría estas líneas para decirte que nos alegramos mucho ante la perspectiva de verte en Londres. Esperamos con ganas que nos hagas saber cuándo vienes para poder verte.

Espero que quizá la señora Ayala te acompañe, aunque me temo que no será posible.

Atentamente.

Anne Chamberlain208.




2

13 de Julio de 1937.

Querido don Pérez de Ayala:

Debería haberte escrito antes de recibir tu carta, pero estaba esperando a conseguirte alguna información y, ahora que ha llegado, probablemente habrás regresado a Francia, por lo que te la enviaré allí.

Los artículos que te envío te facilitarán muchos datos acerca de la vida y trabajo de mi marido y, en particular, hay algún que otro detalle que quizá te interese tener.

Es muy aficionado a los pájaros; recuerdo que en una ocasión, cuando estábamos en Cumberland, pasamos un par de horas siguiendo la pista de dos pájaros grises hasta su nido. Conoce los cantos y las costumbres de la mayoría de los pájaros de Gran Bretaña. También tiene una colección muy buena de mariposas, hecha por él mismo antes de casarse. Hay muy pocas flores silvestres del país que no conozca.

Pasamos habitualmente las vacaciones en Escocia, donde nunca es tan feliz como cuando está pescando, cazando y paseando por la montaña.

Como verás, puso en marcha una orquesta municipal en Birmingham a fin de hacer llegar la música a la gente, y cuando está en Londres y tiene oportunidad le encanta ir a conciertos.

No creo que en ninguno de estos artículos que te envío se mencione que mi marido ha viajado mucho. Ha estado en EE. UU., Canadá, las Antillas, la India, África del Este y conoce gran parte de Europa.

  —154→  

Sería interesante que tú escribieras un artículo sobre mi marido en La Prensa, sé que es uno de los periódicos sudamericanos más importantes y me encantaría poder leer tu ensayo cuando se publique.

... (?) Anne Chamberlain209.

11, Downing Street,
Whitehall, S. W.
13th July, 1937.

Fue un gran placer comer con vosotros dos.

Creo que el editorial del Times es muy bueno, ya que, para mí, el rasgo principal del carácter de mi marido, que tú conoces tan bien como yo, es que es un idealista a la vez que realista.

Su pensamiento también es, principalmente, constructivo, cualidad que a mi parecer se refleja en todo lo que hace, ya sean asuntos de Estado o pequeños detalles de la vida. Parece tener la habilidad de valorar las cosas en su justa medida y de ver la diferencia entre lo esencial y lo no esencial de las cosas.

... Anne Chamberlain210.



  —155→  
3

20 de Julio de 1937.

Querido Don Pérez de Ayala:

Después de haber leído tu encantadora carta, un poema en sí, qué podría decirte. Mi apellido de soltera era Cole; mi padre, el Comandante Cole, era soldado. Murió en la India siendo yo una niña de ocho años; era inglés y mi madre, irlandesa.

El apellido de soltera de mi madre era de Vere y vivía en Curragh Chase, en Limerick. Era descendiente de los condes de Oxford, famosos en algunos capítulos de la historia de Inglaterra. Su tío, mi tío-abuelo, Mr. Aubrey de Vere, tiene poemas publicados en Oxford Book of English Verse, al igual que mi bisabuelo, Sir Aubrey de Vere. Sir Vere de Vere, mi tatarabuelo, también escribía poesía; hace algunos años encontré varios poemas suyos en una antología compilada en América.

He trabajado en política con las «votantes femeninas de Inglaterra», y durante varios años fui presidenta de la región West Midlands, donde pronuncié discursos prácticamente en todos los distritos.

Me interesa mucho la arqueología, afición a la que probablemente dedico la mayor parte de mis lecturas, y allí donde voy me intereso por esta disciplina y por la historia.

Te envío el artículo sobre el discurso que mi marido pronunció en el Albert Hall el 8 de Julio; creo que te será útil, en particular la última parte.

Atentamente

Anne Chamberlain

P. D. Algunos de tus claveles todavía están vivos y están preciosos.

... (?)211



  —156→  
4

18 de Mayo (1938).

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  —157→  

Querido Ramón:

Mi marido me pide que te dé las gracias por tu carta, de la cual, por supuesto, ya había oído ... (?)

Te envío unas líneas de inmediato para decirte lo mucho que nos gustaría que comieras con nosotros ... (?) el viernes 24 de junio a la 1:30.

Monsieur (?) André Maurois (?) viene ...212.







  —[158]→     —159→  

ArribaAbajoEl discreto exilio del musicólogo Eduardo Martínez Torner

Modesto González Cobas


Real Instituto de Estudios Asturianos

El título de esta comunicación creemos que se corresponde con la natural discreción que ha presidido siempre la vida de Eduardo Martínez Torner, una gran personalidad que pasó por el mundo sin hacer ruido, «como cumple a un hombre de sereno estudio y honda preparación científica» que ha seguido los dictados de su irrevocable vocación sin dar un solo paso atrás213.

Como si su destino estuviese marcado, Torner va cubriendo etapas, que tienen nombres específicos y que pertenecen a estos dos grandes periodos: antes y después de la guerra civil española (1936-1939), España e Inglaterra, con el paréntesis por el medio del internamiento en el campo de refugiados de Argelès (Francia). Nosotros hemos seguido su trayectoria tan de cerca como nos fue posible. Yo, personalmente, por razones que se irán diciendo, llevo muchos años familiarizándome con la vida y obra de Torner.


Fuentes de conocimiento

Aunque sólo sea de manera muy somera, a continuación dejamos apuntadas unas cuantas fuentes de información y conocimiento, que nos han aproximado a la figura de este insigne ovetense.

1) Eduardo Martínez Cué, el hijo de Torner, que fue compañero nuestro en Radio Nacional de España y gran amigo.

2) Con la viuda de Torner, doña Jovita Cué, he mantenido muchas y largas conversaciones. Me obsequió con una serie de guiones radiofónicos de tipo folklórico-musical y literario, emitidos por la poderosa BBC de Londres en los años 40 y parte de los 50.

3) La viuda de Eduardo Martínez Cué (el hijo de Torner) me ha facilitado partituras inéditas de obras completas y de otras inacabadas, así como de la adaptación al inglés para la representación en la BBC de diversas obras, entre otras Yerma, Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba, con música de Torner. En este mismo lote se hallaba el titulado Tesoro de la Música Española, selección y transcripción de manuscritos y ediciones antiguas. Otro con las Seis canciones corales españolas de la época de Cristóbal Colón,   —160→   transcritas por Torner de los códices originales, pequeñas obras, fiel trasunto del arte musical de España en el mismo momento en que las naves de Cristóbal Colón salían de nuestros mares, impulsadas por el soplo del espíritu de Castilla. Pertenecen estas viejas canciones españolas a la época en que el arte de los sonidos comenzaba a emanciparse en Europa de las amaneradas y pobres formas de expresión medievales.

4) También pertenece al mismo lote la conferencia de Torner pronunciada en el campo de refugiados españoles de Saint Cyprien (a 6 kilómetros del de Argelès). Esta conferencia fue la primera de dicho campo y llevaba por título El ritmo de los estilos literarios. Está fechada el 4 de abril de 1939.

5) Otra muy extensa fuente de información procede de un entrañable amigo, José Menéndez Carreño, «Cuchichi», que ya había colaborado con Torner desde el año 1915, junto con María Argüelles, ilustrando con sus voces las primeras conferencias-concierto del maestro por Asturias, Madrid y otras ciudades. José Menéndez Carreño, «Cuchichi», y su hija Faustina acompañaron a Torner en aquella embajada artística que los llevó seis meses por la isla de Cuba y tres más por Méjico.

«Cuchichi», que era hombre de excelentísima memoria, nos contó mil detalles vividos por él, que nos ayudaron a «retratar» el hecho artístico y musical, por una parte, y por otra la humanidad singular de nuestro personaje.

6) Muy clarificadora fue la entrevista celebrada en Oviedo con Torner por el doctor Frau Marsal en septiembre de 1924 y publicada por el Diario de la Marina de La Habana, bajo este título: «El alma de Asturias».

El doctor Frau Marsal define ya a Torner como un hombre de «tímidos ademanes, un soñador perenne que va por la vida en éxtasis perpetuo. Vueltos los ojos y atento el oído a las imágenes íntimas y a la interna música de que está lleno su corazón»214.

7) Tenemos testimonios de diversos y notables contemporáneos, muchos de ellos tertulianos de «La Claraboya» del Café Español, de la calle Cimadevilla de Oviedo. Otros, aunque más jóvenes que él, llegaron a conocerlo y tratarlo, como Paulino Vicente y Ángel Muñiz Toca215.

8) De sus hermanos, hemos tenido la oportunidad de cambiar impresiones con Antonio, conocido médico de Oviedo, casado con Matutina Rodríguez Álvarez, hermana de Alejandro Casona.

9) Hemos manejado todos o la mayoría de los recortes de prensa de Asturias, Madrid, Valladolid, Zamora, Sevilla, etc. y de Cuba y Méjico relacionados con la actividad de Torner.

10) Hemos podido conocer y examinar una buena parte de su producción publicada e inédita, tanto en España como en Inglaterra.

11) Valoramos por su gran peso específico, por ejemplo, el juicio que le merecía Torner a Adolfo Salazar, expuesto en el diario madrileño El Sol. Adolfo Salazar, recordemos, fue un eminente musicólogo -y compositor-, creador de la moderna crítica musical de España y, por supuesto, el crítico más respetado de su tiempo216.

  —161→  

12) Federico Sopeña en su Historia de la música contemporánea española afirma nada menos que Torner aporta todo el bagaje musical e histórico necesario para fundar una auténtica Escuela. En este sentido, la guerra civil española también nos ha privado de la consagración de Torner como fundador y cabeza visible de esa auténtica Escuela de estudios folklórico-musicales de España217.

Para no alargarme más en las fuentes de conocimiento a las que he tenido acceso, añadiré que personalmente hice lo posible y lo imposible por conocer al máximo a este «ilustre musicólogo», como lo llamó el propio Menéndez Pidal218.




Etapas y destino de Torner

Aunque de pasada, quisiera matizar cómo ha jugado el destino en todas y cada una de las etapas por las que pasó Torner.

1.ª) De providencial podemos calificar el paso de Torner, como alumno oficial, por la Schola Cantorum, de París. Y en París, el magisterio decisivo de D’Indy y de Tiersot. Aquí fue donde se reveló su vocación.

2.ª) Su llegada y permanencia en el Centro de Estudios Históricos de Madrid a lo largo de 20 años, desde 1916 a 1936, como directo colaborador de Menéndez Pidal. Su participación en el Archivo de la Palabra con Navarro Tomás.

3.ª) Su estancia en la Residencia de Estudiantes, donde tuvo por compañeros, entre otros, a Moreno Villa, Luis Buñuel, Salvador Dalí y Federico García Lorca. Dalí ilustraría la portada de Cuarenta canciones españolas o Cancionero de la Residencia, de Torner219. La relación de Torner con García Lorca fue muy estrecha a través de la música popular. Ambos, Lorca y Torner, tocaron juntos en aquel Pleyel de la Residencia y hablaron largo y tendido: Lorca de Nanas infantiles y Torner de Añadas220.

4.ª) Torner contrae matrimonio el 8 de septiembre de 1920 en la iglesia de San Juan el Real de Oviedo, con la señorita ovetense Jovita Cué Landa, su primera y única novia, a quien le dedica numerosas poesías que están en nuestro archivo.

5.ª) Torner se decide a pasar el charco. Costó bastante trabajo convencerlo. Seis meses en la isla de Cuba y tres en Méjico. Un viaje que podemos calificar de apostolado. Él fue en estos países un embajador del espíritu de la región. Le acompañaban «Cuchichi» y su hija Faustina, como intérpretes. Ellos llevaban el eco sentimental de Asturias, el lazo espiritual que más fuertemente sujeta a la región: el amor de aquellos de sus hijos que tienen que vivir apartados y lejos de ella.

  —162→  

6.ª) Torner se integra en las llamadas Misiones Pedagógicas, él como director del Coro de universitarios y Casona como director del Teatro. Torner hizo bastantes arreglos, armonizaciones y obras nuevas para este romántico Coro, y también grabaciones gramofónicas (Parlophon).

7.ª) Torner, profesor de Prácticas de Folklore en el Conservatorio de Madrid, a partir de 1932. En 1935 dedica a sus alumnos un interesantísimo libro, Temas folklóricos221.

8.ª) Torner sigue los desplazamientos del aparato gubernamental de la República. De Madrid a Valencia y de Valencia a Barcelona. De Barcelona, en el último minuto, en un autocar renqueante, camino de Gerona, con su hijo. De aquí a La Junquera y de La Junquera, andando, hasta la frontera con Francia.

9.ª) En Francia, internamiento en el campo de refugiados de Argelès. El exilio había comenzado con muy mal pie. Torner enferma, lo hospitalizan en Perpiñán y vuelta al campo de refugiados, hasta que el Comité de Ayuda Inglés logra su entrada en Inglaterra. Era el 3 de septiembre de 1939.




Torner, investigador de prestigio

A partir de los años 20, Torner había cimentado su prestigio como investigador de primerísima fila, reconocido por aquel mundo de Madrid que seguía sus pasos. Sus obras no dejaban el más leve resquicio de duda. Era una autoridad indiscutible, pese a su gran modestia y sencillez, a su discreción innata y a su timidez casi nunca superada.




Torner, político

El intensivo seguimiento de Torner que venimos haciendo desde hace 40 años nos «autoriza» para formular el siguiente pronunciamiento: Creemos firmemente que Torner fue un republicano convencido. Si se nos permite algo más, diríamos que fue un republicano puro, idealista.

No conocemos ninguna intervención política suya, ni hemos visto nunca ninguna reseña en la que se destacara esta actividad.

Su obra creativa comprende en números redondos 50 títulos, incluyendo el desaparecido y aparecido Cancionero gallego y su obra póstuma Lírica hispánica (Relaciones entre lo popular y lo culto). No contamos aquí ni sus innumerables conferencias, sobre temas de primer rango, ni los centenares de guiones radiofónicos emitidos por la BBC de Londres, ni su labor en este poderoso centro emisor, donde también llevaba varios programas, algunos de consulta y otros de literatura española avanzada222.

Los cargos ocupados por Torner en Madrid y durante la República, todos, absolutamente todos, estaban relacionados con su vocación de investigación musicológica, con el folklore musical de España, con la música histórica, con la composición y la enseñanza.

  —163→  

Liberal, como todos los intelectuales, y republicano de la mejor ley. Ni con su hijo, ni con su viuda, en las conversaciones que hemos tenido a lo largo de varios años, salió a relucir el tema político.

En nuestra opinión, Eduardo Martínez Torner (Oviedo 7.IV.1888-Londres 17.II.1955) fue una víctima más de aquella tremenda diáspora movilizada por la guerra civil española (1936-1939) que alejó de España, algunos para siempre, a tantos compatriotas, humildes y anónimos unos, otros con nombres y apellidos o que llegaron a tenerlo reconocido y prestigiado en el mundo de la cultura, del arte, de la investigación.

Proporcionalmente, fueron menos los que optaron por el exilio en el viejo Continente, acaso para estar más cerca de la patria y de la familia, con la esperanza de un pronto regreso, y también por creer que, con la terminación de la guerra, las cosas se irían resolviendo con cierta rapidez. La mayoría, no obstante, puso un océano por medio y recaló en América: Méjico, Puerto Rico, Argentina, Venezuela, etc. Entre los que se quedaron en Europa está Eduardo Martínez Torner, nuestro más relevante musicólogo y maestro de los estudios folklóricos españoles, que de Francia pudo, al fin, pasar a Inglaterra, residenciándose en Londres, donde falleció el 17 de febrero de 1955.

Siempre hemos tenido la impresión de que Torner pudo haber vuelto a España sin mayores ni menores inconvenientes y, por supuesto, a su ciudad natal, donde siempre era esperado. Aquí se mantuvo viva esta esperanza. Creemos que no se decidió a venir porque, como ya dejamos apuntado, era hombre en cierto modo tímido e indeciso. Él añoraba a España, sentía nostalgia de Asturias y le «tiraba» Oviedo, porque era todo un arquetipo de «carbayón», pero no acababa de dar ese paso. Estas actitudes se dan con frecuencia en espíritus sensibles, generosos, románticos y quijotescos, tan proclives a nutrirse con la melancolía y la soledad, viviendo a su manera el hoy y soñando con un mañana que nunca llega.




Los últimos tiempos de Torner en España

A finales de junio de 1936, una infección intestinal de la pequeña Jovita fue la causa de que su madre, la esposa de Torner, se trasladase con ella a Oviedo, huyendo del calor de Madrid; él hasta finales de julio no podía disfrutar de sus vacaciones.

Las ocupaciones de Madrid estaban repartidas, fundamentalmente, entre sus clases de Prácticas de Folklore en el Conservatorio, en las Misiones Pedagógicas y en el Centro de Estudios Históricos. El Alzamiento del 18 de julio pilló a la familia Torner separada: su esposa doña Jovita, con su hija, en Asturias; y él, con su hijo Eduardo, de 15 años, en Madrid. Tristemente, nunca volverían a estar los cuatro juntos.

Por las tardes, Torner, antes de ir al Centro de Estudios Históricos, pasaba por la tertulia de la Granja del Henar, en la calle Alcalá, a la que acudían como fijos, entre otros, su hermano Florentino, Alejandro Casona, Constantino Suárez («Españolito»), Navarro Tomás, Gallego Marquina, Jesús Bal y Gay, Salvador Bacarisse, y con menos asiduidad Federico García Lorca y Rafael Martínez Nadal...

La llegada del verano y el estallido de la guerra civil mermaba día a día la tertulia, que terminó desapareciendo.

Al acercarse el frente de guerra a Madrid y ante el temor de que la ciudad quedase cercada y fuese tomada, Torner con su hijo, su hermano Florentino, Alejandro Casona y   —164→   «Españolito» se refugiaron en la Embajada de Méjico. Pocos días después, el Gobierno determina trasladarse a Valencia y Torner, en un coche puesto a su disposición por el Ministerio de Instrucción Pública, emprende también la salida de Madrid camino de Valencia, nueva capital de la República. Suponemos que Torner llevaría el coche cargado de «papeles».

En Valencia había tranquilidad, la guerra todavía no había llegado. Torner fue alojado en la Residencia de Estudiantes del Instituto Escuela, junto con otros refugiados procedentes de Madrid, entre los que se encontraban Dámaso Alonso y Eulalia, su esposa.

Torner había sido hombre de tertulia en aquella Peña «La Claraboya», del Café Español de Oviedo, y lo había sido en Madrid. En Valencia la tertulia la integraban algunos profesores del Instituto Escuela que vivían en la Residencia. Aquí la tertulia era nocturna y a veces se prolongaba hasta la madrugada.

Un año justamente permaneció Torner en Valencia. El 31 de octubre de 1937 el Gobierno se traslada a Barcelona y allí también se traslada Torner.

En la Ciudad Condal, Torner centra su actividad en el Consejo Central de la Música, que dependía del Ministerio de Instrucción Pública y que presidía Salvador Bacarisse. Dicho Consejo era el responsable de toda la actividad musical. Durante este período, Torner tiene una relación bastante estrecha con Ernesto Halffter, que también era miembro del citado Consejo; da algunas charlas radiofónicas, precursoras de las que más tarde realizaría en la BBC de Londres... Aunque casi nada del material del Centro de Estudios Históricos, que había conseguido llevar a Valencia, llegó a Barcelona, al menos bajo su control, Torner continuó su labor investigadora con el material que pudo reunir.

Recordemos de pasada que Torner publica en Barcelona en 1938 Danzas valencianas (Dulzaina y tamboril) que edita el Centro de Estudios Históricos del País Valenciano y costea la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Comprende una Introducción y 25 danzas y bailes.

En la revista Música, editada por el Consejo Central de la Dirección General de Bellas Artes, entre enero y marzo de 1938 publica Torner estos otros dos trabajos: «La rítmica en la música tradicional española» y «Música y literatura. Tres esquemas filológicos. Los estilos literarios», que dedica a Navarro Tomás.

Barcelona estaba bastante más afectada por la guerra que Valencia. Los bombardeos eran más frecuentes e intensos, tanto por el aire como desde el mar, y conforme se iba acercando el final, la situación se deterioraba cada día más.

El Ministerio de Instrucción Pública (siendo ministro Jesús Hernández, del P. C.) se instaló en un edificio de la Plaza de la Bonanova y Torner consiguió alojamiento en una calle próxima. Cerca, en una «torre», se había instalado el poeta Antonio Machado con su madre. Casi todos los intelectuales que la guerra había concentrado en Barcelona, se daban cita habitualmente en casa de Machado. Torner pasó en aquella «torre» muchas horas.

En la carpeta con las Seis canciones corales españolas de la época de Cristóbal Colón, hay una nota de Torner para Trend. Le dice que había en la imprenta Ediciones Especiales, Barcelona, 1939, galeradas para corregirlas dos días antes de la entrada del ejército franquista en Barcelona. Quiere esto decir que estuvo trabajando allí hasta el último momento. Ciertamente no esperaba un desenlace de rapidez tan vertiginosa; por eso quedaron en Barcelona más de tres mil fotografías de códices musicales de los siglos XV, XVI y XVII y varios trabajos que estaban ya listos para imprimir.



  —165→  
Comienza el exilio. Francia, 1939

Al romperse el frente de Tarragona, a finales de enero de 1939, el avance de las tropas de Franco fue ya incontenible, iniciándose entonces el éxodo hacia Francia. Torner y su hijo tuvieron que salir huyendo de Barcelona.

El Ministerio de Instrucción Pública puso a disposición de los funcionarios que quisieran marchar unos viejos autocares. En medio de aquel «sálvese quien pueda», no fue nada fácil conseguir plaza. Puestos por fin en camino, los autocares en cuestión no pasaron de Gerona. Y a partir de aquí, cada cual tenía que valerse de sus propios medios, de sus propias piernas. Maleta al hombro y carretera por delante hasta La Junquera, una dura caminata de dos días, con frío invernal, hambre, miedo, a veces lluvia, y sobre todo, fatiga: fatiga en el cuerpo y en el alma, fatiga en la mente de pensar sin remedio en lo que se dejaba atrás y en lo que se encontraría delante.

Después de dos días en La Junquera, pudieron cruzar la frontera por Le Perthus y llegar a Le Bouleu, primer pueblo francés, que había quedado desbordado por aquella imponente masa de españoles que de pronto se le había venido encima.

El Gobierno francés había dispuesto un control de las gentes según iban llegando, seleccionándolas por edades y sexos. Los hombres en edad militar eran conducidos a los campos de refugiados, y las mujeres, niños y ancianos a otros lugares. La edad militar estaba fijada entre los 18 y los 50 años, dándose el caso de que a Eduardo hijo le faltaban tres meses para cumplir 18 y a Torner otros tres para cumplir los 51. Inocentemente, padre e hijo declararon sus edades sin sospechar lo que iba a ocurrir: que a Torner lo mandaron al Campo de Refugiados de Argelès, cerca de Perpiñán, y al hijo a un pueblo de la costa de Normandía, con toda Francia por el medio.

Algunos días después de llegar Eduardo hijo a su destino, pudo saber por la Embajada de España en París, que todavía estaba en manos del Gobierno de la República, que su padre se encontraba en el Hospital de Perpiñán aquejado de una grave disentería. Al parecer, lo había podido sacar del campo de Argelès el Comité Inglés de Ayuda a los Refugiados Españoles. Cuando estuvo en condiciones de abandonar el Hospital, lo llevaron a una residencia de Carcassonne. Posteriormente, gestionaron su entrada en Inglaterra. Padre e hijo no volverían a verse.

El 3 de mayo de 1989, desde Madrid, su hijo me envía un largo relato sobre todos estos hechos que cierra con estas palabras:

Toda la vida me ha acompañado el recuerdo del rostro de mi padre, demudado por el abatimiento, la amargura y la tristeza. Y digo que toda la vida me ha acompañado su imagen porque fue la última vez que le vi, y aún hoy, medio siglo después, conservo nítida esa visión... Yo mantuve contacto con él por carta hasta que las vicisitudes de la guerra fueron dificultando esta posibilidad cada vez más, hasta que llegó el momento en que ni yo recibía sus cartas y, según supe después, tampoco él las mías. Como dejo dicho, nunca volví a ver a mi padre. Así terminó nuestra convivencia.



En el campo de Argelès había muchos asturianos. Uno de ellos era el llanisco Celso Amieva, que escribió un libro autobiográfico Asturianos en el destierro. Francia. De él extraemos estas líneas:

Decíase que de Port-Vendres ya salían barcos de refugiados, rumbo a Veracruz. Y que a un asturiano ilustre, el musicólogo Eduardo Martínez Torner, lo reclamaba   —166→   Inglaterra por obra nada menos que de Lloyd George. El famoso político galés, según rumores, era un erudito celtista, muy admirador de Torner, que había dado a conocer al mundo tanto folklore musical de Asturias y Galicia223.



Pero retomemos la historia: Torner estaba, pues, en los comienzos de su exilio, un exilio sin retorno, con el triste final de su muerte, después de 16 años, el 17 de febrero de 1955, cuando tenía 67 de edad. Arranca esta dolorosa etapa en un campo de concentración. Son de sobra conocidas las condiciones de vida en estos campos, por eso es tan de admirar que nuestros intelectuales allí concentrados hayan sabido elevarse por encima de tanta dureza, desplegando una impresionante actividad cultural, que también conocemos.

Monique Alonso en «Las actividades culturales en los campos de concentración» estudia, entre otras, las llevadas a cabo en el campo de Saint Cyprien, distante 6 kilómetros del de Argelès, y menciona el boletín hecho por los Profesionales de la Enseñanza de este Campo224.

En nuestro archivo -y conservado con el mismo amor con que el propio Torner lo conservó hasta su muerte- tenemos el número 22 de ese boletín, que titulan Nota de información diaria, fechado el 4 de abril de 1939. Es emocionante verlo y leerlo. Está escrito con una vieja máquina, coloreado a mano y con algunos dibujos. Da información del Campo, noticias de España e incluye alguna colaboración, como el poema «La Encerrada» de Alberti (que, por cierto, tiene variantes respecto al publicado en El alba del alhelí).

En este boletín se anuncia que Torner dio la primera conferencia programada por estos profesionales de la enseñanza, con el título El ritmo en los estilos literarios, conferencia que fue seguida con verdadero interés. De ella se hace una recensión amplísima, con notas y esquemas musicales a mano. El acto terminó con un recital de poesía a cargo de Luis Iniesta.

También es curiosa la anotación siguiente:

Nuestro estimado Eduardo Martínez Torner nos dejará próximamente para ocupar una cátedra de Música Española en la Universidad de Cambridge. Sus esfuerzos de tantos años encuentran ahora el premio merecido. En estos arenales hemos vuelto a considerarnos, por unos momentos, otra vez en la civilización. Este acicate hacia la superación lo debemos a uno de los mejores valores de la España verdadera y seguirá animándonos en la tarea que emprendimos.



El prestigio de Torner había desatado la rumorología, adjudicándole ahora una cátedra en la Universidad de Cambridge, como antes le había adjudicado la personal intervención del político Lloyd George para sacarlo de Argelès y propiciar su entrada en Inglaterra.

En este citado boletín, número 22, hay una extensa nota manuscrita del propio Torner, que también resulta emocionante por su contenido. Dice así:

  —167→  

Se confeccionaba este Boletín en la inhóspita playa de Saint Cyprien, donde fueron concentrados por las autoridades francesas unos setenta mil españoles huidos de la patria al terminar la guerra contra la reacción, con el triunfo de ésta. A pesar de las inhumanas condiciones de vida en éste y en los demás campos de concentración, los exiliados agrupados por profesiones procuraron organizar actos de tipo cultural y de recreo. El hambre, el frío y la miseria se hacían así más soportables sobre aquellas tristes arenas.






Martínez Torner en Londres (1939-1955)

51 años tenía Torner cuando llegó a Londres. Llegaba «con lo puesto». Con grandes trabajos y estrecheces consiguió sobrevivir, en principio con la aportación de un pequeño subsidio del Comité Británico de Ayuda y la buena acogida de la humilde familia con la que vivió hasta el otoño de 1940, en que la insistencia de Pablo de Azcárate consigue sacarlo de allí y llevarlo a su casa de Taplow. Aquí permaneció hasta 1943 en que vuelve a Londres, para instalarse en el 43 de King Road Henry’s.

Torner trabajó mucho, duro y con gran provecho. Daba clases en la Fundación Canyn House de literatura avanzada española. La última clase la dio el 3 de enero de 1955. Colaboraba en la BBC en la Sección Española de Folklore. Los jueves explicaba literatura en las llamadas «Charlas del oyente». También intervenía en el «Three Programme», que era el de más altura y categoría de la BBC. Era una serie de charlas interesantísimas sobre la música popular española desde la Edad Media hasta nuestros días. En las emisiones radiadas de varias obras de Lorca, Torner compuso para sus intermedios muy inspiradas pinceladas musicales. Más: en la representación de El burlador de Sevilla en el King’s College (Universidad de Londres), Torner preparó las bellas canciones que le eran propias a la obra.

Añádanse los dos libros publicados por Torner en estos años londinenses: el Cancionero musical español, editado por Harrap225, obra que llegó a figurar en todas las escuelas inglesas donde se enseñaba español; y sus interesantes Ensayos sobre estilística literaria española226, formados por 4 capítulos y varios apéndices.

En nuestro archivo tenemos constancia de otras actividades, unas relacionadas con el Instituto Español de Londres, fundado en 20 de enero de 1944. Torner empezó a participar en 1946 en sus actividades culturales y artísticas. En este mismo año, la Fundación «Luis Vives» le publica El ritmo interno en el verso de romance. Y ven la luz Canciones inéditas de los siglos XV y XVI y Dos fandangos, transcripción de códices originales: I. Gaita asturiana y II. Flauta leonesa. Entre 1946-1950 publica en la revista Symposium una serie en 7 partes: Índice de analogías entre la lírica española antigua y moderna. La revista Symposium la editaba el Departamento de Lenguas Románicas y el Centro de Estudios Hispánicos de la Universidad de Syracuse, de Nueva York. El éxito de estos trabajos agotó la tirada y de aquí partió la idea de aumentar en más del doble el número de temas, incluyendo además de lo español, lo portugués, lo hispanoamericano y lo sefardí.   —168→   Esta refundición sería su obra póstuma, ya citada, Lírica hispánica. (Relaciones entre lo popular y lo culto). La viuda de Torner recibió por derechos de autor 50 ejemplares de esta gran obra.

La muerte pilló como de sorpresa a Torner. Recordemos que todavía el 3.I.55 dio en Londres un ciclo de 6 conferencias sobre folklore español y preparaba otro sobre los instrumentos típicos españoles. También sorprenderá saber que el 21 de marzo de 1955, la BBC emitió para el programa en lengua gallega un trabajo especial de Torner, titulado Curiosidad literaria, sobre un tema de romance gallego. Hacía más de un mes que había fallecido, pero el programa salió al aire en la fecha indicada227.

Los aficionados a estos temas saben que en 1947 se estrenaron en Londres las Cuatro danzas de la época de Cervantes, de Torner, edición costeada por su amigo y paisano Carlos Prieto. El estreno corrió a cargo de la pianista uruguaya Mercedes Olivera, colaboradora de Torner.

Hasta 1947 no pudo Torner reunirse en Londres con su esposa y su hija. Es decir, vivió en Londres sin familia 8 años. Sin duda de ninguna clase, Torner no fue nunca feliz aquí. Su temperamento generoso, en muchos aspectos quijotesco, no armonizaba bien con el frío utilitarismo inglés. Siendo esto así, es fácil imaginarse, por ejemplo, su intensa emoción cuando recibió en la BBC la visita del Coro Santiaguín, de Sama de Langreo (Asturias), que regresaba de competir en Langollen. Este coro grabó allí unas canciones de su repertorio, que luego empleó Torner para ilustrar dos programas suyos. Éstos fueron los temas: 2 asturianos (No te peines y A la mar); 2 vascos (Maite, de Sorozábal, y El adiós de Iparaguirre, de Benedito) y una canción catalana (Juventud, de Lluis Millet). Estos programas están en nuestro archivo.

Una de las personas que más trató a Torner en Londres fue Rafael Martínez Nadal; y también el conocido escritor y novelista Esteban Salazar Chapela. Nos habla este último del asturianismo de Torner, de su amor a Asturias y de su orgullo de ser español y no haberse planteado nunca tener otro pasaporte que no fuera el de España.

Cuando falleció Torner, Salazar Chapela le hizo una necrológica exclusiva para Información, que remitió a la sección «Carta de Londres». Tomemos alguna de sus frases:

Su muerte ha sido muy sentida por todos los españoles que vivimos en Londres, pues todos éramos sus amigos y todos le debíamos una cosa sumamente estimable cuando se vive en tierra ajena: que Torner, con sus finas maneras y sus grandes conocimientos musicográficos, ponía muy alta la patria donde quiera que se presentase: en la Universidad, en la sala de conferencias, en la sala de conciertos, en la BBC...



Salazar Chapela define a Torner con estas palabras:

Pequeño, enjuto, muy moreno, con su pelo gris cortado horizontamente sobre la nuca, el perfil fino curvilíneo, los ojos negros muy vivos, las maneras a veces rápidas y nerviosas, pero más generalmente retraídas y sosegadas. Daba gusto oírlo en público, oírle una conferencia. Daba gusto oírlo igualmente en la intimidad sobre temas musicales. En la intimidad usaba a veces de la hipérbole (se dice que los asturianos son los andaluces del Norte) y tenía salidas como ésta: Una sola copla de la Niña de los Peines   —169→   vale más que Inglaterra con todos su dominios y sus colonias. En sus conferencias era todo lo contrario, era la ponderación, era el dato exacto, era la información interesante, era la anécdota bien traída... También era encantador oírle hablar de Asturias, su región natal, región que adoraba. Él nos ilustró mucho sobre la vida intelectual de Oviedo en los tiempos de Clarín, sobre tantas y tan valiosas personalidades asturianas de fines del siglo pasado y de este siglo, pues Asturias es -comparativamente, teniendo en cuenta la pequeña extensión monoprovincial de su territorio- la región española que ha dado desde Jovellanos mayor número de figuras eminentes. Con el fallecimiento de Torner desaparece aquí y desaparece allá, en España, una personalidad de verdadero prestigio. Lo excelente del prestigio de un hombre no está sólo en que este prestigio recae sobre quien supo creárselo; también está en que ese prestigio proyecta una luz benefactora, elevadora -prestigiadora- sobre todos sus coterráneos. Al desaparecer Torner perdimos aquí esa luz -la luz de sus muchos merecimientos- perdemos también al buen amigo y perdemos con todo ello la más grata y fina representación patria que teníamos en Londres. (Esta «Carta de Londres» está fechada en marzo de 1955).



Fue una grata sorpresa al leer la novela Perico en Londres, de Esteban Salazar Chapela, encontrarnos con una serie de personajes de carne y hueso, todos ellos emigrados o exiliados que habían salido de España como consecuencia de nuestra guerra civil228.

En efecto, Salazar Chapela nos da cuenta de algunas reuniones que mantenían estos españoles en Londres. Así en la página 170:

Estaba presente este domingo otro buen músico, el maestro Forner, del Centro de Estudios Históricos, un renombrado folklorista. Era hombre de unos cincuenta años, de perfil de pájaro oscuro, muy silencioso siempre, que se restregaba a veces las manos como si se las estuviera lavando.



Aparte de la similitud del nombre, esta descripción corresponde exactamente con Torner. El detalle de restregarse las manos como si se las estuviera lavando, lo había heredado su hijo; éste, contestando a mi curiosidad, me dijo que eso de frotarse las manos lo hacía siempre su padre.

Pues bien, en esa reunión dominguera se hablaba y discutía lo de siempre: de España; de la cultura de dentro y de fuera de España; de los problemas del exilio; de la República española y sus políticos, etc.

Y sigue Salazar Chapela:

El maestro Forner, sin abrir el pico desde que saludara al entrar, intervino de pronto con una observación; a saber:

-Si el talento político español fuera sólo de izquierda, no habría perecido la República.

Causó mal efecto. Y nadie estuvo conforme. Le replicaron por turno... El maestro Forner se lavaba las manos y sonreía. Cuando acabó el diluvio, dijo «que no se le había entendido». «O él no se había expresado con claridad». Pero -y a esto iba, a esto se refería-: ¿Habría perecido la República si antes de la guerra, desde el 31 que se proclama hasta el 36 que se le sublevan los fascistas, se hubiera realizado una reforma a fondo y   —170→   colocado el régimen en una base firme y sólida? ¿Qué decían los amigos de la tímida reforma agraria? ¿Qué de la vida a la intemperie que llevaba el régimen: sin ejército republicano, sin policía republicana, sin diplomacia republicana, sin Prensa ni propaganda siquiera republicanas? Es decir, se había dado el caso de que una república aplastantemente popular, con una mayoría abrumadora desde su advenimiento, había sido entregada -no por traición, también era verdad, sino por torpeza, por falta de acometividad y mano firme- en las garras de sus enemigos, que además se podían contar con los dedos. ¡Qué insensatez! La verdad: él, el maestro Forner no veía talento político ninguno en los líderes de las izquierdas: Azaña, Largo Caballero, Prieto... Veía, esto sí, un instinto popular genial, como el pueblo había demostrado al resistir la sublevación. Pero en los líderes... Tan demoledores de la República fueron los años de Azaña con los socialistas como los años de los católicos con los héroes del «straperlo».

-Esa es otra cuestión -dijo el músico Filomeno, pasándose en seguida con armas y bagajes al lado del maestro-. Ahí no le discuto. La República fue muy tonta.

El maestro Forner, el gran folklorista del Centro de Estudios Históricos, contestó lapidariamente:

-La pobre fue tonta de nacimiento...

Y callóse mientras se lavaba las manos. Quizá no hablaría más hasta el momento de despedirse. Pero sus afirmaciones fueron seguidas de un reguero de discusiones...229.



Decíamos nosotros anteriormente, que Torner era un republicano nato, puro. Lo recogido por Salazar Chapela nos lo confirma plenamente. Él se dolía del naufragio de la República y explicó en esa reunión dominguera sus razones. Pero el novelista da más notas sobre su republicanismo: Forner firmó con otros distinguidos españoles emigrados (profesores de Universidad, diplomáticos, etc.), la constitución de la Unión de la Emigración Republicana Española en Gran Bretaña. Buscaron un local, encontraron una casa en Chelsea y anunciaron un ciclo de conferencias. La primera la dio Forner, que disertó con su habitual amenidad y su erudición fascinante sobre el folklore musical español de los siglos XIV, XV y XVI. Los ejemplos fueron cantados por las sopranos españolas Isabelita Alonso y Marina de Gabarain230.

Estamos de acuerdo con J. L. Aranguren: los exiliados han vivido escindidos entre el recuerdo, el regreso imposible y la adaptación a las nuevas circunstancias.

Es un no poder vivir plenamente ni allí, en el destierro, ni aquí, en la patria. Allí saben ellos que no pueden echar raíces. Todos los exilios tienen carácter negativo, arrancan al hombre de su suelo para zarandearlo por el mundo, desligarle de los suyos y sumergirle en una circunstancia dentro de la cual continuará siendo, para siempre, un extraño, un desarraigado231.



16 años de exilio en Londres. De Jorge Marín (seudónimo del escritor catalán José Mañé, que trató mucho a Torner por ser compañero en la BBC) son estas palabras, en el recuerdo que le dedicó con motivo de salir la recensión de Lírica hispánica, en el suplemento literario del Times:

  —171→  

Español de naturaleza, de temperamento y espíritu, se sintió siempre extranjero en Inglaterra. Recuerdo que cuando lo enterramos, en una fría mañana de febrero, me pareció injusto que se le dejara en una tierra que no era la suya.



Desde hace años, los restos mortales de Torner reposan en tierra asturiana, junto a los de su esposa y su hijo, en el panteón familiar del cementerio del Salvador, en Oviedo.

Torner murió con pasaporte español, lo que le valió fuertes presiones y pasiones, y considerables perjuicios económicos. Allí era el Profesor Torner, el Maestro Torner, pero vivió con tremendas estrecheces y murió en un hospital de la beneficencia.

A la muerte de Torner en España apenas hubo luto. Pero en Asturias tampoco. Hay mucho que rescatar de su memoria. Y no deben abandonarnos nunca las esperanzas.