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115. El tigre y el zorro

SANTIAGO DEL ESTERO

Diz que un día el tigre estaba carniando una lechera252 y el zorro le ha estau ayudando. Diz que el tigre ha comido y nada le ha dado al zorro. Y entós que el zorro le ha comenzau a pedir. Diz que le ha dicho.

-Tío, déme un pedacito 'i matambre.

-No, que ése es el asau de tu tía tigra -que le ha dicho.

-Deme un pedazo del costillar.

-No, que ése es pa zarzo de tu tía.

-Déme la cabeza.

-No, que ésa es para montura de tu tía.

-Déme la panza.

-No, que ésa es pa felpa253 de tu tía.

-Déme las tripas gordas.

-No, que ése es pa faja de tu tía.

-Déme las tripas amargas.

-No, que ése es pa bombilla de tu tía.

-Déme las orillitas del cuero.

-No, que ése es pa lazo, pa que tire la tela254 tu tía.

Bueno, diz que cansado de pedir y que no le dé nada el tío tigre, que le ha pedíu la chuspita255, y eso que le había dau.

Bueno, que el zorro había recibíu la chuspa y que se ha puesto a soplarla.

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El tigre después que ha comido hasta llenarse, que se ha acostado a dormir y que le ha encargau al zorro que cuide que no venga la autoridar256 u el dueño de la vaca que había carniau. El zorro que se ha subíu a un árbol y ha seguíu soplando la chuspa. Diz que las moscas se han amontonau, claro, lo que han carniau, y que el zorro ha llenau la vejiga de moscas. Se ha bajau despacito del árbol, se ha arrimau al tigre y le ha atau la vejiga a la cola. Y a todo eso que el tigre estaba muy dormido, con un sueño muy pesado, claro, porque había comido tanto.

Diz que el zorro se ha vuelto a subir al árbol y que ha comenzau a contar a gritos:

-Uno, dos, tres...

Uno, dos, tres, cuatro, cinco...

Y que el tigre se ha despertau asustado y que le ha preguntado al zorro que qué contaba. Y que el zorro, nada, ha seguío contando:

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis...

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete...

Y que el tigre más asustau le ha vuelto a preguntar al zorro que qué contaba. Y que el zorro ha vuelto a contar, y diz que miraba a lo lejos y volvía a contar:

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez...

Y diz que el tigre le ha pedido por favor que le avise qué ha estado contando, y entós que el zorro ha dicho:

-Son unos diez perros motos257 que vienen allá, ya están llegando...

En eso el tigre se ha enderezau, ha movido la cola, ha óido el ruido de las moscas como si jueran muchos que vinieran y ha salido juyendo258.

Y diz que el zorro se ha quedau con toda la presa y ha comíu todo lo que ha queríu, de lo mejor. Y ya cuando ha estado muy lleno que se ha ido al monte, de miedo que vuelva el tigre.

Diz que que cuando el tigre ha ido muy lejos, se le ha roto la vejiga en unas ramas, y que se ha dado cuenta de la broma del   —278→   zorro. Diz que que se ha vuelto y ha ido a buscarlo al zorro para matarlo. Diz que lo ha buscado por todos lados y que el zorro andaba juyendo pa que no lo mate el tigre.

Diz que había una laguna ande tenía que bajar a tomar agua el zorro, y que áhi se ha escondíu el tigre.

Diz que el zorro ha bajau a tomar agua y que ha sospechau que el tigre había de estar escondíu, y que ha dicho:

-Agua, ¿te bebo u no te bebo?

Y diz que el tigre nada había dicho.

Y diz que el zorro, más juerte ha preguntau:

-Agua, ¿te bebo u no te bebo?

Y que el tigre crendo que el zorro no pensaba que estaba él, áhi, que le ha dicho:

-¡Bebeme! ¡Bebeme no más!

Y entós diz que el zorro ha contestau:

-¡Agua que habla yo no bebo!

Y áhi no más que el zorro ha disparau y el tigre lo ha sacau corriendo.

Diz que el tigre lo iba alcanzando y que el zorro se ha metíu en una cueva. Diz que el tigre no lo ha podíu agarrar y que ha dejau de vigilante un caranchi259. Diz que el zorro lo ha hecho cantar y como el caranchi se hace pa atrás pa cantar, que el zorro le ha echau tierra en los ojos y ha salíu juyendo. Cuando el tigre ha vuelto, diz que ha encontrau al caranchi ciego con la tierra, y los rastros no más de Juan que ha salido disparando, y se ha vuelto a salvar.



Felipe Lezcano, 73 años. Media Flor. Capital. Santiago del Estero, 1951.

Campesino iletrado. Excelente narrador.

Media Flor: Caserío disperso.



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116. El zorro y el tigre

SANTIAGO DEL ESTERO

El zorro con el tigre eran amigos. El tigre lo mandaba al zorro a la represa:

-Traite los animales más gordos -para que él venga y cace.

Porque cuando él venia a la represa260 los animales no se arrimaban. Le tenían miedo. Bueno, el zorro 'taba áhi. En eso llega al agua una tamberita linda, dice, que era como pa partila con la uña, diz qui había síu.

-¡Tío! ¡Tío! Viene una como pa partila con la uña, tío.

Bueno... Viene el tigre. Qué apenas se agachó la ternera a tomar agua, ya le pegó el zarpazo. Y la voltió. Ya la descogotó y ya lo261 metió pal monte también, ¿no? Bué...

Va y carnia allá. Y va y queda el zorro, mirando. Como él era baquiano262 pa carniá. El zorro no sabía, po, animal grande, no es como el chico, que el zorro caza el cabrito, caza la gallina. Bueno... Entonce le dice (él comía lo mejor, los asados mejor del pecho, que le sacaba, y el zorro daba vueltas):

Tío, ¿que no me va a dar nada a mí? ¿Pórque no me da siquiera el largo 'e la panza?

Porque tiene una tripa larga, la panza, ¿no?

-Y me tiene que dar, tío. Yo me seco estando en la represa pa que usté coma y ahora no me va industriar263 nada.

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-No. Te va hacer mal. No es bueno que comás vos. Bué...

-No tío. Deme el largo 'e la panza.

-No. Ése es pa bombilla pa tu tía.

Porque el tigre era casado.

-Ése es pa bombilla pa tu tía.

-Y bueno, siquiera la bostita.

-No, ése es pa yerba pa tu tía.

Así que ni la bosta no li había dado.

Come bien y se echa a dormir. Y le ordena, po, que se quede ahí. Cuando sienta algún ruido que viene la comisión.

-Vos me vas hablar.

-Ya le voy hablar -le dice el zorro.

Saca la vejiga, la sopla bien y le empieza a juntar los moscos que andan ahí, y la ata. La llena a la vejiga, ¿no?, de moscos. ¡Uh!, ¡uh!, ¡uh!, ¡uh! -que decía.

Li había atau bien en la cola, la vejiga.

-¡Tío! ¡Tío! Viene la comisión.

Y había salíu el tigre con la vejiga atada a la cola. Y disparaba por medio de esos montes haciendo pedazo los palos.

Bueno...

Y el zorro áhi había aprovechau. Había comíu y si había ido pa la tía. A la madrugada, después llega allá en la tía.

-¿Quí andás haciendo?

-¡Buen día, tía!

-¿Qui andás haciendo?

-Mi tío me ha mandau pa que duerma con usté.

Bueno, entonces:

-Pero, no puede ser, hijo -dice-. Cómo voy a crer que te va a mandar a eso. No puede ser, no puede ser.

-Sí, cómo no.

-Bueno, no, no, no.

-¿Ni aunque sea del lau de los pies, tía?

-Bueno. Acostate, muchacho.

-Bueno, dejemé, po, tocar siquiera la rodilla.

-¡Ay!, ¡qué muchacho atrevido! -que le dice-. ¡Cómo te voy a dejar tocar la rodilla! ¡Si sabe tu tío!

-No va saber, po, yo no le vuá avisar.

Y bueno, lo deja tocá la rodilla. Y después ya le quería tocá allá.

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Bueno...

-No, no, no...

Bueno, ya venía el día, así que se levanta el zorro y se manda a mudar.

Y llega el tigre.

-¡Buen día! -dice.

-¡Buen día!

-¿No ha veníu Juan por acá?

-¡Como no, si acá ha 'tau!

-Y para ande ha ido.

-Ya si ha ido. Vos lu habías mandau que duerma conmigo.

-¡La gran puta, carajo! -dice-. ¡Cómo voy a crer eso que duerma con la tía!... Pero, no se me va escapar. No se me va a escapar ni aunque siá como siá, pero en mis manos va a morir.

Bueno... Éste ya era canchero264.

A campiarlo se va el tigre.

Entonce, va y los ha pillau a los zorros y los ha atajau. Y los hacía que guanien265, a ver si era carne lo que habían comíu, ¿no? Nada. Habían comíu tuscas. Algarroba266 de tusca comen los zorros. Y como no habían comido carne, los largaba.

Y va, lu halla a uno dormido bajo di un árbol, bajo di un churqui. Y entonce agarra un palito y le mete en la nariz, en el hocico.

Y él estaba:

-Estos mosquitos, carajo, no me dejan dormir, sobre que anoche li hi tocau la rodilla a mi tía.

Bué... Entonces el tigre le pega el zarpazo ¿no? Y se le va del medio 'e las manos. Sale y se le escapa y se va. Y el otro lo persigue todo el día, y no lu ha podiu villar. Y bueno, entonce, ya viendo que no lu iba a pillar, va pa la casa. Y le dice a la mujer:

-Mirá, me ha hecho burla ese bandido -dice- y no lu hi podido pillar. Pero no se me va escapar. Ahora me voy hacer   —282→   el muerto y vos vas a mandar hacer el cajón y me vas a poner, y vas hacer avisar a la madre del zorro, que he muerto, que venga. Áhi lo vuá pillar.

Va el chasque a la casa de Juan.

-¿Está don Juan? -dice.

-No está, hijo -dice.

-Y pa dónde ha ido.

-Ha ido a buscá carne -dice- para que cocinemos -dice la madre.

-Bueno, ¿lo va a esperar?

-No -dice-, no lo vuá esperar. Yo me voy porque tengo apuro. Les ha hecho avisar mi tía -dice- que ha muerto mi tío, el tío de ustedes, que vayan al velorio.

-Bueno, deciles que sí vamos a ir, hijo. Deciles así -dice ella.

Ya se fue el chasque que vino. Llega Juan y le avisa:

-Vos sabes, hijo, ¿que ha muerto tu tío? Vamos a tener que í, que nos ha mandau avisá.

Se apura y viene y cocina la gallina que ya había venido sobando Juan. Comen. Esperan la oración y ensilla el caballo y la alza a la madre en las ancas y la lleva.

Llegan allá. Poniéndose el poncho al hombro, Juan. Llegan allá.

-¡Buena noche!

-¡Buena noche!

Dentran.

-¡Hola, tía! ¿Cómo le va? Siento mucho -dice- la muerte de su marido -le dice él, ¿no? dice Juan-. Yo no creo que mi tío ha muerto. Yo voy a crer si se pé.

Y él, como 'taba oyendo, se raja un pedo el tigre, ¿no?

-Si estuviera muerto no se va per.

Bueno...

-Hasta mañana, tía -dice.

Él había alzau su poncho y la había alzau a la madre y se fue. Así que no pudo hacer nada el tigre.

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El zorro es muy vivo. No le va hacer nada así no más. Y no lo pudo pillar no más, y quedó con la bandera el zorro que había dormíu con la tía.

Ése es el cuento del tigre y el zorro.



Rita Vera de Barrionuevo, 91 años. Santiago del Estero, 1970.

Gran narradora. Conserva una admirable lucidez mental a pesar de su edad.

Oyó muchas veces este cuento en el Norte de la provincia, en la región de Copos.



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117. El zorro y el tigre

SANTIAGO DEL ESTERO

El tío era el tigre y el zorro era el sobrino y el peón, el que lo acompañaba. Ilefonso se llamaba el tigre y Juan el zorro. Y bueno, él carneaba, comía, entraba a una piecita y comía él. Y el zorro siempre 'taba ajuera. De lo que carniaba, él nada más que la sangre que caía al suelo, eso no más, él tomaba. Y después toda la carne, adentro.

Y bueno... Él dice que andaba:

-Tío Ilefonso -le decía al tigre-, tío Ilefonso deme algo.

No podía di hambre, claro, porque él no le daba de comer. Bueno, andaba y andaba él. Y por áhi dice que le dice:

-Tío tigre, ¿no sabe usté que viene un viento, un ciclón? Por qué no si agarra tío tigre del naranjo, porque nos va llevar el viento.

Con eso, le hizo crer, y si agarró, salió, y si agarró. Entonce el zorro entró a proceder con la carne que 'taba adentro, porque él andaba con hambre. Y sale con unas coyundas.

Bueno... y le dice:

-Tío tigre, lo voy a atar en el naranjo.

Y lo ata bien, cosa que no se desate para poder comer él.

Bueno... había una comadre del tigre ¿no? Había una comadre y dice que por áhi andaban y andaban y que le dice:

-Oiga, ¿qué le pasa compadre a usté?

-Pero ¿no sabe comadre que el Juancito me ató aquí? Venga desáteme a mí.

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Bueno... Lu había desatau la comadre.

Y salió. Y fue a buscar a Juancito.

Y Juancito tenía su caballo que era un avestruz muy ligero. Bueno... Subió en su caballo y se fue. Y Ilefonso no lo podía conseguir. Y cómo lo iba a conseguir si tenía un caballo ligero.

Encargaba, todo, a los vecinos que se lo hagan pillar. Ni con los perros, ni con nada no lo alcanzaban. Era muy ligero, pu.

Y bueno, había una aguada. Entonce dice que él iba, quería arrimarse al agua, a tomar y decía:

-No.

Porque él era muy desconfiado, él. Así no más no lu iban a pillar. Bueno, dice que decía:

-Agüita, ¿te beberé?..

Nada.

Bueno...

-Agüita que no habla, no la bebo.

Daba la vuelta en su caballo y se iba. Porque él andaba disparando del tío Ilefonso. Porque el tío Ilefonso lo iba a pillar. Y entonce el tigre que 'taba escondido áhi, le dice:

-Bebeme.

Y áhi sale al galope en su caballo y dice:

-Agüita que habla no bebo yo.

Y el tío Ilefonso lo corrió, pero Juan 'taba muy lejos en su caballo.



Cristina Chávez, 80 años. Los Telares. Salavina. Santiago del Estero, 1970.

La narradora es la médica más famosa de la comarca. Heredó su ciencia intuitiva y tradicional de la madre. Sabía muchos cuentos, pero los ha olvidado.



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118. El tigre y el zorro

SANTIAGO DEL ESTERO

Resulta que el tigre lo tenía al zorro de ayudante, para los mandados, de muchacho de los mandados. Y el zorro le decía:

-Pero, tío, usté me hace trabajar muy mucho a mí. Y no me da nada.

-Vos sos chico todavía. Cuando siás más grande vas a tener todo.

-Sí, pero ya soy grande, ya soy maduro y usté no me da nada a mí.

-Bueno, hijo, pero esperate, a todas las cosas le llegan los tiempos. Bueno, mirá -le dice-, vuá dormí la siesta y vos di arriba de esa lomadita mirá cuando venga esa tropa grande de vacas y cuando veas una ternerita linda, gordita, la cortás y despertame. Entonces vamos a carniar, la vamos a comer.

-Cómo no, tío -dice-, duerma no más.

El tío se pone en el solcito, un solcito del mes de abril, de mayo, que 'ta lindo. Y empieza a pasar la hacienda y empezó a cortase. Hasta que viene una ternera linda -dice que era color medio zaina. Y se veía que era como pa partila con la uña, como dice mi mama.

El zorro:

-Tío, tío, velaquí267 una tambera hermosa.

-Sí, hijo, sí.

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Y bueno, se pone en la lomada268 escondido hasta que pasan cerca de donde 'taban ellos. El tigre salta, le salta al cogote, de un solo zarpaso la voltea y la arrastran para abajo de un quiscaloro269 cerca de unos talas270 y se pone a carniala.

Y entonces a Juan se le hace agua la boca. Y empieza, dice:

-¡Qué tal tío! -le dice-. ¿Cómo va saliendo la ternera?

-Lindo, hijo.

-Deme, po, un pedacito de carne.

-No, vos sos joven, te va hacer mal la carne. Te va a cair pesada al estomago.

-Pero, tío, no me va hacer nada. Deme siquiera la tripita.

-No, con las tripitas tu tía va hacer bombilla.

-Y bueno, deme, po, siquiera la bostita.

-No, con eso tu tía va hacer secar y va hacer yerba, hijo.

-Pero, deme, po, alguito, alguna cosa -le dice.

-Esperate, ya te va tocar la otra parte, ya.

Meta comer las partes más lindas, el corazón que es blandito, los filé271, el hallacuchillo272 que le llaman, esa parte tan rica, el amor, otra parte que tiene la vaca, también riquísima para comer. Y el pobre Juan se le caía la babita y de balde y daba vuelta, y ¡ef!... ¡ef!... y olía no más y es todo lo que hacía, pues.

Muy bien. Al final:

-Mirá que ya te lo tengo a tu parte -dice-. Como vos sos muchacho, te gusta jugar a la pelota, aquí te vuá dejó la vejiga, pa que juegues.

Y claro, lo único que le dio, la vejiga. El otro descargó la vejiga de orines, imagine qué iba a tomar.

Bué... Dice:

-Yo guá dormir -dice- aquí. Seguramente los dueños van a extrañar la ternera y van a salir rastriándome. Y yo quiero   —288→   que cuando vos veas que está viniendo la comisión (así se llamaban las comisiones que salían a buscar) me despiertes para que nos escapemos. Y ahora cuando me levante hemos de ver qué parte te va a tocar a vos también.

Entonces, para evitar que el zorro le robe algún pedazo de carne, el tigre se acuesta, llena la panza, encima de lo que quedaba de la ternera. Así que el zorro no podía ni robarle ni nada. Bueno... Entonces el zorro, se pone a jugar con la vejiga. La infla y como había tantas moscas no halló mejor recurso que ponerse a pillar las mosquitas con las manitas y las echaba adentro, pillaba otras mosquitas y las echaba adentro. Y se formó un globo con unas moscas adentro que tenían un ruido tan feo, como de trueno, como de trote. Y empieza a pensar:

-¿Cómo voy hacer para robarle la carne a mi tío?

Corta un cháguar, le saca una hilacha, lo ata bien y le ata en la cola al tigre. Entonce corta una estaca y lo hinca, y le grita:

-¡Tío! ¡Tío! La comisión, vienen los hombres, tío.

Y claro, el tigre se despierta y siente, la panza como estaba ... Siente este ruido infernal, y dice:

-¡Eh! Hijo -dice-, gracias, querido, gracias, sobrino.

Y se manda a mudar. Sale disparando. Y claro, sentía cada vez más cerquita a la comisión que venía.

-¡Ay, me van alcanzar estos, me van a matar!

Y ya sabían usar las armas de fuego en ese tiempo. Y dispara por medio di unos chaguarales, unos garabatales. Por ahí va la poca suerte del tigre, se hinca la vejiga en una estaca y revienta. Y cae redondo.

-¡Ay! ¡Ay! ¡Mi han muerto! ¡La sangre!

Qué sangre, si había guaniau y si había orinau de miedo. Y queda chiquito, esperando que lo rematen. Y estaba áhi hecho bolita, entregau ya, el tigre, a la muerte, imaginesé. Tenía terror por las armas de fuego. Y está un rato y empieza a tocar.

-Parece que no es sangre -dice.

Vuelve a tocar y huele.

-¿Y esto? Parece guanito.

Y se toca.

-¡Ay! -dice-, qué me ha pasado. M' hi desgraciau.

Y claro, se mira la cola, se encuentra la vejiga, y deduce.

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-¡Um, lo que me ha hecho éste! -dice-. ¡Madre mía! Lo vuá matar. ¡Ah, pero éste no se me va a escapar! ¡Ah, sí!

Bueno... El tigre hace un juramento que lo iba agarrar al sobrino de cualquier manera y matarlo. Y que lu iba a degollar.

Mientras tanto, el zorro que nu era nada tonto rumbea para la casa de la tía, de la mujer del tigre. Y... llega y dice:

-Buena noche, tía.

-Buena noche, hijo, ¿qué andás diciendo?

-Aquí le manda esto mi tío.

-¿Y el tío cómo está?

-Ha quedau. Ha carniau una tambera muy linda, muy pesada. Agata mañana ha de llegar por la tarde.

-¡Ah, hijo! ¿Qué andás diciendo vos?

-Y me ha mandau que duerma con usté.

-Y bueno, hijo, cómo no, te vuá hacer una camita en la otra pieza.

-No, él mi ha dicho que me acueste con usté.

-No, no puede ser.

-Él ha ordenau, palabra de tigre, usté sabe...

-Bueno, hijo, acostate del lado 'e los pies.

-No, me van a llamar Juan de los dos pies y a mí no me gusta eso.

-Bueno, acostate del costau.

-No, me van a llamar Juan de tu costau.

-Acostate del otro costau.

-No, me van a llamar Juan de este otro costau.

-Y bueno, ¿ande te vas acostar?

-Nai, dejemé a mí. Le voy a tocar hasta la rodillita, mientras, ¿no?

Bueno... Ella lo dejó. Si lo ordenó el tigre...

Bué... Amanece Juan. Amanece el día. Se manda a mudar.

Y llega el tigre. Lleno de tarascones lo que había disparau por los chaguares. Lleno de lastimaduras. Y lo peor, sucio todo entero. Llega y le dice:

-¡Viejá!

-Qué hay, querido -le dice.

-¿No lu has visto a ese trompeta, a Juan?

-Sí, sí, aquí ha dormíu. Dice que vos li has ordenau que duerma conmigo.

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-¿Cómo?

-Sí, dice que vos has ordenau.

-¡Ah!, ¡pero miralo! ¡Mirá, che! A éste lo vuá matar. Mirá lo que le voy hacer a éste. Mirá lo que mi ha hecho. ¡Esto no tiene nombre!

-Y bueno. Él ha dicho que vos has ordenau. Primero l'hi dicho que si acueste de este costau, después del otro costau, y después del lau de los pies. Él no quería nada, él quería una sola parte. Después ha dicho que iba a tocar la rodillita que vos has ordenau...

-Dejalo no más. Ya vas a ver.

Bué... Como todos los zorros son muy similares, todos iguales, el tigre salió a campiarlo al zorro. A todo zorro que encontraba lo agarraba.

-Vení para acá vos. A ver. Abrí la boca.

Abría la boca.

-A ver, guaniá.

Y claro el pobre zorrito, hacía fuerza hasta que podía... Él lo tenía agarrau. Y todos, todos guaniaban algarrobita273, esas cosas. Porque cuando hay pobreza comen eso no más. Bueno... Volvía a hacer la misma operación y seguía, el tipo. Encontraba otro:

-Vení pa acá vos.

Y en eso había andau toda la tarde. Claro, quería ver cuál guaniaba carne, pa descubrir al sobrino. Y dice:

-¿Dónde lo vuá encontrar?

Ya 'taba cansau. Y ve, bajo una jarilla274, un zorro que 'taba durmiendo, la panza llena. Se veía que había comíu mucho. Y si arrima. Y claro. Y alcanzó a ver que había hecho del cuerpo el zorro y todo era carne. Y dice:

-¡Ah! ¡Éste es!, aquí me la va a pagar.

Y no lo quería despertarlo de golpe, él quería gozar, y destrozarlo. Corta un palillito y le empieza a hurgar el hocico al   —291→   zorro. Y el zorro, ¡uf!... ¡uf!... y decía: ¡Moscás!... ¡Moscás!... Le volvía hacer lo mismo y él decía lo mismo. Y el zorro se reía. Y el tigre decía:

-Ahí me la va a pagar cuando se despierte.

Y el zorro decía:

-¡Moscás! ¡Moscás! ¡Amigo, que no dejan dormir!

En una de esas acomodadas abre un chiquitito los ojos. Lo alcanza a ver al tigre. ¡Que no!

El tigre muerto de risa. En una de esas que dice: -¡Qué moscas!, y el tigre se agarra así la panza para reírse, y se aprovecha el tipo, se da vuelta, y el otro erra el manotazo. Y empieza a disparar, amigo. Lo sigue de cerquita. Se oía lo que quebraba los montes y disparaba. Y ya lo iba agarrar. Y se encuentra una cueva de vizcacha, el zorro, y se mete. Y el tigre le tira el zarpazo y lu alcanza a agarrar de la cola. Y el zorro, comu no era tonto, le dice:

-¡Guashi! Mi tío ha agarrau una raíz de tala.

La ha largau.

-¡Ajá, era mi cola! -dice.

-¡Ah! -dice el tigre-, me ha embromau. Aquí vuá estar. No me voy a ir. Pa comerlo junto con una vizcacha. Lo vuá comer.

Lo llama al cuervo que andaba cerca.

-Vení para acá -le dice-. Aquí cuidame la puerta de esta cueva. Y no lo dejes salir a este trompeta, porque es un bandido. Mirá lo que me ha hecho. Voy acá a las casas a buscar una pala. Voy agrandar la boca de la cueva y áhi vamos aprovechar para sacarlo.

Bueno... Va el tigre hasta la casa a buscar la pala y el zorro queda. Y se asoma y le dice al cuervo:

-¿Cómo le va don Cuervito?

-¡Bien! ¡A vos no te importa! -contesta el cuervo.

-¡Qué lindas plumas tiene en el cuello ¿no?

Nada. No le contesta.

-Como estará de orgullosa su cuervita, ¿no?

Y nada.

-Mi han dicho que usté canta, po, muy bien -dice-. ¡Pero, cómo lo saben alabar!...

-¡Ah!, así dicen -dice, ya rindiendosé al halago, ¿no?

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Y, así dicen -dice.

Por que no me canta alguito -dice-. Total a mí me van a matar. Si quiera alguna alabanza275, tan lindas qui hay. Total ya va a venir en seguida el tigre. Ya sabe que con él nadie puede. Él es el dueño de todo, del monte. Unito, cualquier cosita cantemeló -le dice.

Al fin el cuervo resuelve cantar. Abre la boca para entrar a cantar y agarra un puñau de tierra y le echa en la boca y los ojos. Y se manda a mudar.

En eso llega el tigre. Y el cuervo se vuela. Y el tigre que nu es tonto se da cuenta lo que ha pasado y lo quiere matar al cuervo, y le dice:

-Bajate, vení decime qué ha pasado.

-No -le dice el cuervo-, usté me va a matar -y se va.

Y ha seguido el tigre persiguiendoló al zorro. Y se le disparaba siempre, hasta que ha resuelto hacerse el muerto.

Y si ha hecho el muerto. Y la tigra ha llamado a todos los animales. Y lu han llamado al zorro, claro, como sobrino.

Y llega el zorro al velorio. Y si ha dau cuenta que el tigre estaba vivo. Y cuando lu han queríu hacer entrar ande estaba el muerto sobre un catre dau vuelta, como usan en el campo, con las velas, le dice a la tigra:

-Tía, ¿mi tío no si ha peido, cuando si ha muerto?

-No, mi hijo.

-¡Ah!, entonce no lo velo yo.

Y áhi el tigre ha hecho fuerza y fuerza y si ha largau uno. Y el zorro dice:

-¡Ah, muerto que se pé no velo yo! -y si ha disparau.

Y hasta la fecha lu anda persiguiendo el tigre al zorro y no lo puede agarrar.



Aristóbulo Barrionuevo, 48 años. Santiago del Estero, 1970.

El narrador es culto, educador que enseñó en diversas regiones de la provincia. Tiene particular interés por la narrativa popular.

Los narradores cultos, como en este caso, cuando hacen hablar a sus personajes imitan la lengua rústica que ellos hablan.



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119. El tigre y el zorro

SANTIAGO DEL ESTERO

Diz que el tigre se iba a los montes a buscar carne y que en el medio del monte si había carniau una vaca. Diz que el zorro se hacía su sobrino y lo seguí pa aprovechá, él tamién, de lo que robaba el tigre. Diz que áhi, cuando ya ha estau carniando y sacando las achuras276, que le dice:

-Tío, deme, po, un pedacito 'i matambre.

-No -es que le dice el tigre-, ésa es la achura de tu tía.

Tío, deme, po, una tripita.

-No -es que le dice el tigre-, la tripita es pa la bombilla de tu tía.

Y después que le volvía a decir el zorro:

-Tío, déme, po, la pancita.

-No, ésa es pa mate de tu tía.

Y el zorro que vuelve a decir:

-Tío, ¡deme, po, la bostita, siquiera!

-No, ésa es pa yerba del mate de tu tía.

Entó diz que le pidió la chuspita, y ésa se la dio el tigre.

Diz que el zorro ya no podía más di hambre, y que se la juró al tío.

Diz que el tigre comió bien, hasta que se hartó, y es que le dice al zorro que él se ha de acostar, y que lo cuide de la polecía. Tenía miedo que lo vaya a acusar el dueño de las vaca.   —294→   Diz que le dice que él se suba, alto, alto, en un monte y que espée277 por si la polecía viene y lo quiere avanzar, pa que él dispare.

Y bueno... Después que el tigre se ha acostau a dormir tranquilamente. Diz que el zorro le ha robau la vejiga y se ha subíu al monte. En eso que ha estau áhi el zorro que se han juntau muchas moscas, y diz que el zorro despacito los ha ido echando en la vejiga. Ya cuando ha llenau la vejiga con las moscas, que ha bajau despacito, y diz que de la mesma cerda de la cola le ha sacau y le ha atau la vejiga a la cola del tigre. El tigre con lo mucho que había comíu que estaba roncando, con sueño pesado y que nada había sentíu.

Y ya cuando le ha atau la vejiga con el mosquerío que hacía tanta bulla como si juera gente, que lo ha despertau y diz que le ha dicho:

-¡Tío! ¡Tío! ¡Dispierte, que ya viene llegando la polecía, que ya lu avanza!

Y entonce, cuando el tigre se ha despertau y ha sentido el ruido se ha disparau llevándose por delante los montes con un susto que no lo dejaba ni ver.

Y entó, diz que el zorro se ha quedau solo, y se ha aprovechau y ha comíu de todo lo que ha querío.

Y el tigre ha seguío disparando, y se ha ido lejos, lejos, crendo que la bulla de las moscas que lo seguía era la polecía. Por áhi que las ramas le han roto la vejiga y recién el tigre se ha dau cuenta que era una cosa del zorro, y se ha puesto muy enojado. Diz que áhi no más se ha vuelto pa buscalo y matalo al zorro, pero ya no lo ha encontrado.

Diz que el zorro sabía que el tigre lo andaba por matar y no se dejaba pillar. Cuando el tigre iba por un camino diz que él iba por otro. Ande vía el zorro güella del tigre, diz que agarraba pa otro lao. Y el tigre lo ha perseguido muy mucho para pillarlo y diz que no lo ha podíu encontrar.

Diz que había una laguna con agua ande tenía que bajar al agua, el zorro. Y que cerca de la bajada, ande tenía que venir el zorro por juerza, diz que había un monte, en medio 'el agua, y diz que había yuyos altos. Áhi que se ha escondíu el tigre y que ha esperau un día entero. Ya que ha llegau el zorro,   —295→   y claro, que ha desconfiau que el tigre se haiga metíu áhi, y que le ha gritau:

-Agua, ¿te bebo u no te bebo?

Y diz que nada ha contestau el tigre, que se ha quedau mudo.

Diz que el zorro ha vuelto a gritar:

-Agua, ¿te bebo u no te bebo?

Y que después, a los cuantos gritos del zorro, que el tigre ha dicho cambiando la voz, y haciendolá aflautada:

-Bebeme, no más.

Y entonces diz que el zorro ha dau un salto y ha dicho:

-Agua que habla no bebo yo.

Y diz que ha echau a correr y que el tigre lo ha perseguíu. Y diz que el tigre ya lo iba alcanzando y que le ha tirau unos manotones. Y diz que el zorro de apurado se ha metíu en una cueva honda. Que el tigre ha queríu sacalo, pero no ha podíu. Entó que ha llamau a un caranchi y le ha dicho que se quede en la puerta, de agente, pa que cuide el zorro, hasta que él vaya a tráir una pala pa cavar y sacalo de la cueva. Y diz que le ha recomendau mucho, mucho al caranchi, que lo cuide al zorro, que es muy pícaro, que no se vaya a dejar engañar.

Diz que cuando se jue el tigre, el zorro lo ha empezau a hablar al caranchi, y que el caranchi le contestaba. Pero diz que por áhi le dio risa al caranchi lo que lo vía al zorro preso y que se río, como él sabe hacer cuando está contento, y que antarquiando278 y haciendo la cabeza para atrás que dice:

-¡Cra!, ¡cra!, ¡para atrás!

Y diz que el zorro le dice:

-¡Qué linda risa! ¡Pórque no te vuelves a réir!

Y que el caranchi se ha créido que era linda su risa y que se ha vuelto a echar para atrás y diz que ha dicho:

¡Cra!, ¡cra!, ¡para atrás!

Y él estaba crendo que lo hacía muy bien, y que el zorro le ha vuelto a decir:

-¡Ma, vuelvasé a réir!

  —296→  

Y diz que el caranchi se ha antarquiado y ha abierto la boca, y áhi no más que el zorro le ha echau, po, tierra en la boca y en los ojos, y en eso lo ha dejau ciego y mudo, y ha salío el zorro disparando.

Y diz que cuando ha llegao el tigre con la pala, lo ha encontrau al caranchi que no se conocía y ha hallao la cueva vacía. Y diz que se ha enojau mucho con el caranchi, que lo quería matar por zonzo. Y diz que al zorro no lo ha podíu pillar más.



Dominga Lescano, 48 años. Quimilar. Ambargasta. Ojo de Agua. Santiago del Estero, 1951.

La narradora, mujer de pueblo, iletrada, es vendedora de pan y de roscas.



  —297→  
120. El zorro y el tigre

SANTIAGO DEL ESTERO

Habían ido a una laguna el zorro y el tigre y querían matar una vaca. El zorro avisaba:

-Vienen unas vacas negras.

Diz que ha dicho el tigre:

-Tienen carne negra, no sirven.

-Vienen unas vacas overas -diz que avisa el zorro.

-Tienen carne overa, no sirven.

Y diz que han seguío diciendo:

-Vienen unas vacas blancas.

-Tienen carne blanca, no sirven.

-Vienen unas vacas holandesas.

-Sí, ésas sirven. Voy a matar una. Ésa es carne güena. Entre los dos se ponen a carniar. El tigre comía y el zorro miraba, y no le daba nada el tigre. Y diz que decía el zorro:

-Qoay chakimta (¿me da las patas?).

-Chaka, chaka nisunqanku (te van a decir pata-pata).

-¿Me da el costau?

-Costau-costau nisunqanku (que te van a decir de apodo costau-costau).

-Verijamanta qoay (¿me da la parte de la verija?).

-Verija-verija nisunqanku (te van a decir verija-verija).

-Umanta qoay (¿deme la cabeza?).

-Uma-uma nisunqanku (te van a decir cabeza-cabeza).

Después le pidió la lengua:

-Qallunta qoay (¿me da la lengua?).

  —298→  

-Qallu-qallu, nisunqanku (te van a decir lengua-lengua).

Después le pidió la cola:

-Chupanta qoay.

-Chupa-chupa, nisunganku (te van a decir cola-cola).

Entonce le pidió la vejiga y se lo dio. Se subió a un alto el zorro y lo infló a la vejiga. Entonce empezó a juntar moscas grandes y chiquitas. Y iba inflando la vejiga y poniendo moscas, y lo llenó. Y después lo ató a la cola del tigre. El tigre 'taba durmiendo y no sintió. Él ha vuelto a subir al alto.

Diz que el tigre li había encargau a Juan que le lleve a la tía tigra la lengua pa que haga una linda sopa con mucho ají y lu espere a comer. Diz que le' ha dicho que va ir cuando él se despierte. Diz que li ha dicho que mire bien del alto si viene la policía y le avise pa que dispare.

Diz que el zorro entonce ha empezao a contar, después que le ha atado la vejiga en la cola y ha subido otra vez al alto:

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco grandes y seis con el choco279.

Diz que el tigre ha preguntao:

-¿Qué estás contando, Juan?

Juan ha seguío contando y mirando a lo lejos:

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis grandes y siete con el choco.

-Juan, Juan, ¿viene alguna comisión? -ha dicho el tigre con mucho susto.

Diz que entonce Juan li ha dicho:

-Sí, viene una comisión con muchos perros. No los alcanzo a contar a todos, pero son muchos. Ya vienen llegando.

Y claro, el tigre salió disparando. Disparó hasta muy lejos, y con el ruido de la vejiga ha creído que ya lo alcanzaba la comisión. Ha corrío hasta que una espina li ha roto la vejiga y él se ha dado cuenta de la picardía de Juan.

Diz que el zorro lo agarró a la lengua y lo llevó a la casa de la tigra y le ha dado el mensaje de otra manera, diciendo que ha dicho el tigre que haga una linda sopa con mucho ají, que coman y que duerman juntos. Y la tigra ha hecho la sopa con mucho ají y ha dormío con Juan.

  —299→  

Entonce Juan comió la sopa y durmió con la tigra.

Y al otro día llegó el tigre todo sucio. Si ha ensuciao de susto, claro, lo que lo llevaba tan cerca la comisión. Y li ha preguntao por Juan. Y la tía li ha dicho que le ha dao la orden que haga sopa con ají y que después duerman juntos. Entonces si ha enojau el tigre, si ha limpiao y ha salido a buscarlo pa matarlo. Diz que había ensillao un caballo pa alcanzarlo más pronto.

Bueno, ha caminado muy mucho y en cada casa que llegaba preguntaba por Juan. En una casa le decían:

-Aquí ha estao tocando la guitarra y cantando. Hace tres días que pasó.

Después iba a otra, preguntando y le decían:

-Tuvo aquí, haciendo un huso para una comadre de él y hace dos días que pasó.

Después iba a otra casa y le decían:

-Ayer estuvo aquí contando cuentos, haciendolós280 reir, y pasó.

En otra casa le han dicho:

-Hoy estuvo lavando una camisa y pasó.

Y después, en una casa que 'taban de fiesta, en un reza-baile281, le han dicho:

-Recién estuvo aquí, bailando, y pasó.

Bueno, y después que ha seguío y lo ha encontrao en un simbolar282 durmiendo. Y ha cortao un palito y lu ha empezao a pasar por la nariz. Juan creía que eran moscas y decía en quichua:

-Anchuy mosca molesto, tuta tiaywan puñusqay mosqos kani (salí mosca molesto, lo que dormí anoche con mi tía me hace soñar).

  —300→  

Entonce áhi lu agarró el tigre y le dijo:

-¡Ay! ¡Juan, gran siete!, ¡dormiste anoche con tu tía! ¡Ya me la vas a pagar!

Y decía el zorro:

-Mosqospa nini, señor (soñando digo, señor).

Y después lo trajo. Lo hizo sentar en las ancas de su caballo, y lo trajo. Y siguieron el camino. Y áhi pasaron por el lao de las cuevas de unas vizcachas. Y áhi saltó el zorro, en un descuido del tigre, y se metió en una cueva. Y saltó el tigre y lo alcanzó a agarrar de la cola.

Y diz qui ha dicho el zorro:

-¡Tire, tío, que es una ráiz de tala!

Y diz que ha créido el tigre y lo ha soltao.

Y diz que ha pasao por áhi el caranchi. Y el tigre lo llama al caranchi y le ha dicho que le cuide ese preso, que él va ir a buscar una pala para cavar y sacarlo de la cueva. Y el caranchi quedó cuidando.

Como el caranchi es tan curioso, ha comenzado a espiar al zorro pa ver qué hacía adentro. Diz que se agachaba y espiaba, se agachaba y volvía a espiar. Entonce el zorro aprovechó y agarró dos puñados de tierra. Cuando se volvió a agachar el caranchi, le tiró en los ojos. Le tapó los ojos y él se escapó.

Cuando volvió el tigre no encontró nada. Áhi se dio cuenta de la picardía del zorro y lo siguió buscando.

Diz que después de mucho tiempo que no lo ha podido pillar al zorro, el tigre se ha hecho el muerto.

Y le han ido a avisar a don Juan. Y diz que andaba de pura bota 'i potro283 y bocao284, como un domador, claro.

Y ha llegao el zorro a la casa del tigre. Diz que 'taba toda la familia haciendo velorio. Y 'taban los vecinos y los amigos, claro, todos muy tristes con la muerte del tigre.

  —301→  

El zorro andaba pasando a caballo en un avestruz. Y si ha bajao, pero no entraba ande 'taba el muerto. Andaba maliciando que si hacía el muerto pa agarrarlo.

Y diz que la tigra le ha dicho que pase y él se ha ido arrimando un poco. Y ha dicho:

-Guañoj supin (el muerto se tira un pedo) -diz que dice el zorro.

Y entonce el tigre se tiró un pedo. Entonce dice el zorro:

-Kunan jodeanki285 (ahora me vas a joder).

Entonce salió al galope en su caballo. El tigre se levantó y le echó los perros.

El avestruz li había dicho al zorro que no lo vaya a pinchar con las espuelas, pero el zorro, del susto, cuando lo venían alcanzando los perros, le apretó las espuelas, y áhi el avestruz lo voltió. Si agarró di un pie en el estribo y lo llevó arrastrando, arriba de las ramas, y al fin cayó medio muerto. Los perros lo venían rastriando y áhi lu han alcanzau y lu han muerto.



Raimunda Farías, 20 años. Pintos. Santiago del Estero, 1960.

La narradora aprendió el cuento de su padre, un viejo domador del lugar. Es una narradora rústica que trabaja como sirvienta (criada) y narra con verdadero placer.



  —302→  
121. El tigre y el zorro

CATAMARCA

Que han ido a una aguada el tigre y el zorro. Y han hecho carne. Que le ha dicho el tigre al zorro que cuide qué animales caen al agua, mientras él duerme, y se tiró en el suelo. Que primero caeron286 unos chivatos al agua.

-¡Ay!, tío, ve los chivatos tan lindos pa que carnie.

El tigre se enderezó y dijo:

-¡Ay!, son muy astudos aquellos animales pa carniá.

Después vienen los corderos capones y lo dispertó otra vez.

Y entonce se enderezó y miró, y dijo:

-¡Ah!, esos animales son muy lanudos, dan mucho trabajo pa desollarlos287 -y se volvió a dormir.

Después caeron una manada de animales, unos potros.

-¡Ah!, mire, tío, estos potros tan lindos, carniemos uno.

El tigre se enderezó, los miró y dijo:

-¡Ah!, esos animales son hediondos y patiadores. No los quiero carniar.

Bueno, caeron unas vacas al agua.

Rápido le dice el zorro al tigre:

-¡Tío, tío, áhi vienen unas vacas!

  —303→  

Y entón288 recién ha tomau atención el tigre y ha dicho:

-¡Ah!, ya las veo. Aquella vaquillona 'ta linda, la voy a carniar -y esperó.

Y recién que le dice:

-Cuando yo la agarre a la vaquillona del cogote vos te vas a prender de la cola, pa voltiarla.

¡Qué pucha!, tenía tanto hambre el zorro que ante que el tigre la agarre a la vaquillona ya se le había prendíu de la cola. Claro, de una patada lo tiró lejo. Y quedó descompuesto el zorro. Y bueno, hasta que se ha enderezado y se ha compuesto el zorro, el tío ya había carniau la vaca. Y que le dice:

-¿Qué te pasó, hombre? Mirá como yo con poca facilidar289 la hi carniau solo -le dice el tigre renegozo ya.

El zorro ha ayudau no más a tener.

Y bueno, ha almorzau el tigre, y no le a dau nada al zorro, y el zorro le ha comenzau a pedir, que 'taba muerto de hambre:

-Deme el hígado, tío -que le dice.

-¡Cómo!, ése es l' azúcar de tu tía -contestó el tigre.

-¡Una tripita!

-Ése es pa bombilla de tu tía.

-¡El pusno!

-No, ése es la yerba de tu tía.

Después le ha pedido la vejiga. Y ése se lo ha dado. Y bueno, el tigre ha comíu y si ha acostau a dormir y lo ha puesto al zorro que cuide la carne, no vaya a venir algún cuervo a comer. Y bueno, que el zorro ha soplau la vejiga y se ha puesto a pillar moscas y la ha llenau con moscas. Ya 'taba el bramerío de las moscas en la vejiga. Y con el mayor cuidau lo ha atau a la vejiga a la cola del tigre. Y lo despierta, y es que le dice:

-¡Tío, tío, ya vienen los dueños de la vaca con muchos perros!

Y claro, el tigre durmiendo se ha dispertau sorprendido y oye el bramido de las moscas, y dice:

-¡Cierto! -y ha salíu disparando.

  —304→  

Y bueno, el zorro ha disparau un trecho corto no más y se ha escondíu, y se ha vuelto a comer. Y el tigre dele disparar no más. Y como dos o tres ocasiones se paraba y se oyeba290, y salía disparando, creendo que ya lo venían alcanzando. Hasta que ha ido muy lejos recién se ha parau y se ha mirau la vejiga en la cola.

-¡Ah!, ¡lo que me ha hecho Juan! -ha dicho-. ¡Va a ver! ¡Ya me la va a pagar!

Y mientra eso, el zorro se ha vuelto a almorzar. Y áhi corta el pecho y se ha ido a la casa del tigre y le dice a la tigra:

-Vea, tía, aquí le ha mandau el tío tigre el pecho, y me ha dicho que le diga que ase el pecho, lo comamos y que durmamos los dos.

-¡Ah!, ¡qué va a decir eso tu tío!

-Sí, por eso me ha dau el pecho y me ha dicho que tenimos que dormir los dos.

Bueno, ha comíu y han dormíu los dos.

Y bueno, al otro día le dice el zorro a la tigra:

-Tengo que ir temprano -le han contau ande han carniau- tengo que ayudarle a mi tío a trair la carne.

En cuanto se ha ido el zorro ha llegado el tigre. Entón291 le dice la tigra, le cuenta lo que li ha dicho el zorro, la picardía que les ha hecho. Y áhi ha salíu el tigre siguiendoló al rastro para alcanzarlo. Y áhi es ande va y lo halla durmiendo. Y áhi ande agarra una pajita y le hurga la nariz. Claro, el zorro mal dormido que dice:

-Estas moscas de mierda no me dejan dormir. Y tengo tanto sueño, dispués que hi comíu el pecho gordo asado y hi dormíu con mi tía.

Y claro, como tres ocasiones dijo lo mismo, y áhi se ha dispertau el zorro, y lu ha visto, y éste ha estau en la puerta de una cueva, y se perdió en la cueva. Y áhi es ande el tigre lo agarró de la cola pa sacarlo. Y entón que el zorro le decía:

-Y, mi tío, que es zonzo, por agarrarme la cola que ha agarrau un raigún! ¡Tire, tire!

  —305→  

Y tanto le dijo el zorro que era un raigón que lo soltó el tigre, que ya le arrancaba la cola.

Y despué ha visto un caranchi que pasaba y entón lo llamó. Y se bajó el caranchi y que le dice:

-Aquí me lo vas a cuidar al zorro hasta que yo traiga una pala pa sacarlo.

Y entón, calculando que el tigre iba lejo, que se allega292 el zorro juntito a la puerta de la cueva y le dice:

-¡Ah, amigo!, ¿qué hace áhi?

-Acá 'stoy cuidandoté, que me ha dejau cuidandoté el tigre.

Y se pasiaba en la puerta de la cueva el caranchi. Y se allega más el zorro y que le dice:

-Abrí las alas que yo voy a salir.

Claro, el caranchi se puso de alas abiertas.

Y se alejó y le dice:

-Abrí bien los ojos que yo voy a salir no más.

Y entón que el caranchi ha abierto grandes los ojos. Entón que el zorro le tiró un puñau de tierra en los ojos, lo dejó ciego, y se mandó a ir. Y lo ha dejau al caranchi ciego, hasta que se ha compuesto, y claro, ande andaría ya el zorro.

Y cuando ya ha vuelto el tigre, lo encontró al caranchi y le ha dicho todo. Y áhi ha dicho:

-Bueno, este Juan me ha vuelto a joder.



Clemente Eraso, 46 años. San Antonio del Cajón. Santa María. Catamarca, 1951.

Campesino inteligente. Gran narrador.

San Antonio del Cajón es un pueblo rural.



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122. El tigre y el zorro

CATAMARCA

Dice que una vez andaba el zorro, flaco. Nu había conseguío qué comer porque ya, dice, que todo el barrio había preparau los perros y las trampas y lo corrían. Si había disparado para un cerro y dice qui había encontrau al tigre. Que le dice:

-¡Ay, tío -dice-, pórque no vamos allá! 'Ta una tamberita gorda, dice. Y pórque no la pillamos. Yo la guá asustar di allá hasta que usté la gatié.

-Bueno.

Había ido el zorro por más astuto, la había topau de adelante. Y el tigre si había ido gatiandolá, dice, ramiandosé. Cuando menos había acordau la ha saltado y la ha tumbado. Una vez que la ha muerto, la había ramiado293, porque la levanta el tigre a la presa, la levanta y la esconde en la parte más oscura, más reparo para comerla. Ha ido el zorro, y ha queríu comer siquiera un pedacito, y dice que le dice:

-¡No, che, vos no!

-Y cómo -dice- si yo ti ayudau.

-Qué vas ayudar -dice- retirate. Vos trascendés294 muy fiero.

Había comíu el tigre, dice, y el zorro tragaba la saliva sentau, así, en un altito.

  —307→  

Y ya que si había llenau el tigre. Y dicen que el tigre como el león son animales que abren con la uña maestra que se llama la del costado, abren la panza y primeramente sacan la panza y todas las tripas con la mano, con el mayor cuidado, la botan, así, lejos. Había sacau la vejiga y li había dau al zorro. El zorro, dice, la había tomau a la vejiga, dice, y li había comido las carnecitas que tenía y ya se li había iluminado, dice, la inteligencia. Y si había ido disparando, si había acordau qui había visto una guanquerada295. Había inflado la vejiga y los había hurgau con un palo a los guanqueros, que tienen una sola boquita. Y al salir los guanqueros los había embolsado, dice, en la vejiga, dice. Y li había cerrado la boca y había disparado. El tigre 'taba durmiendo, llena la panza, así. Le corta una cerda de la cola de la vaca y li había atau la boca a la vejiga. Y todos los guanqueros, ¡uuuj!...296 qui hacían. Si había arrimau con el mayor cuidado y li había atau la vejiga a la cola al tigre. Si había retirado un trecho, y di allá, dice, qui había tirau unas piedras para una zanja, y le dice:

-¡Levante, tío tigre!, dice. Áhi viene, dice, el comandante con el cuerpo de ejército, y con banda 'i música. A más, aparte, dice, saben qui has hecho un perjuicio en la ciudá, dice.

Y así, dice, que al lado 'el tigre, dice: ¡uuuy!... como ruido de sables y clarines, y había disparau, dice, como loco. Y cuando más disparaba más fuerte sonaba la música. Así que si había ido, dice, donde ni noticia tenían de él, y el zorro había quedado dueño de la presa.


Y entra por un zapato roto,
qui ustedes cuenten otro.



Perfecto Bazán, 49 años. Belén. Catamarca, 1968.

Tiene condiciones extraordinarias de narrador. Aprendió los numerosos cuentos que relató para esta colección, de la madre, que tenía fama de gran narradora en Belén.



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123. El tigre y el zorro

El tigre carnea


CATAMARCA

El tigre y el zorro eran enemigos. Andaban tirandosé siempre. El tigre lo perseguía al zorro y el zorro li hacía las escapadas y li hacía picardías a cada momento. El tigre se llamaba Ildefonso y el zorro se llamaba Juan.

Es que un día andaba por cazar el tigre. El zorro andaba cerquita. Es que el tigre 'taba junto ande tenían que tomar agua los animales del campo.

Y por áhi dice el zorro, haciendosé el chiquito, y de lejito no más para que no lo salte el tigre:

-Tío Ildefonso, áhi vienen las vicuñitas297, vienen al agua. Yo le voy hacer que pille. Hagasé el muerto. Ya le voy hacer pillar una.

-Bueno -que le dice el tigre y si ha tirau al suelo.

Y que decía el zorro y cantaba:

Vicuñitas, vengan al agua que el tigre si ha muerto. Chiqui, chiqui, chi. Vicuñitas vengan al agua que el tigre si ha muerto. Chiqui, chiqui, chi298.

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Las vicuñitas creyeron y fueron al agua. Habían estau en l' orillita. Cuando han acordau, ya lo cazó una. Áhi no más lo mató. Y se puso a carniar y a comer. Y ha venido el zorro y se sentó a mirar. Y nada, el tigre comía y comía y no le convidaba. Y al fin le dice, despacito:

-Tío, tío Ildefonso, las tripitas me saben gustar.

-Cintas pa tu tía -le dice el tigre.

Y no le daba y seguía comiendo. Y el zorro le volví a decir, muy humilde:

-Tío Ildefonso, la guatita299 me sabe gustar.

-Manto pa tu tía -le dice el tigre.

-Tío Ildefonso, la bostita me sabe gustar -le vuelve a decir el zorro.

-Yerba pa tu tía -le dice el tigre.

-Tío Ildefonso, la vejiga me sabe gustar.

-Bueno, tomá -y se lo dio.

Bueno, después que se llenó, sacó unos pedazos de carne y le dice:

-Ahora, llevale esto para tu tía.

Agarró y enterró la carne que le sobró, el tigre, como hacen ellos. Y se puso a dormir.

El zorro había juntau un montón de bumbulitos300, de esos que hacen ruido, y los había puesto en la vejiga, bu... bu... bu... hacían. Y despacito se lo ató a la cola del tigre. Y es que le grita:

-Tío, tío, mire, tío Ildefonso, dicen que viene un ejército, con todas las armas, viera usté. Tío, oiga el ruido de las armas.

Y es que el tigre se despierta asustado y oye el ruido, y dice:

-¡Ay! ¡Qué voy hacer ahora!

-Y dispare, dispare...

  —310→  

Y claro, el tigre había salido disparando. Y que ya lejos dice:

-¡Ay!, ¡cada vez más cerca! ¡Me vienen persiguiendo! ¡Me vienen persiguiendo! ¡Ay! ¡Ay! ¿Qué hago?

Y ya si había caído, cansado de tanto disparar. Y se da vuelta y se mira la vejiga, y que dice:

-¡Ay!, ¡este bandido, ya mi ha hecho una picardía! ¡Ya va a ver lo que le va a pasar!



María Adela Oviedo de Nieva, 68 años. Santa Rosa. Tinogasta. Catamarca, 1970.

Lugareña rústica. Buena narradora.

La narradora relata las aventuras del tigre y el zorro como cuentos independientes y así los consignamos aquí.



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124. El zorro y la tía tigra

CATAMARCA

El zorro se va muy contento a la casa de la tía tigra. Ha llegado a la casa de la tía tigra con la carne. Que le dice a la tigra:

-Tía, tía, aquí le manda el tío Ildefonso esta carne. Dice que la ase y que comamos los dos.

La tigra la había asau a la carne. Y que después habían comido y si habían llenau.

Y es que el zorro ha dicho después:

-El tío Ildefonso ha dicho que durmamos aquí, esta noche. Que yo duerma aquí no más, con usté.

-¡Eso ti ha dicho tu tío! ¿No mi andás mintiendo, Juan? ¿Cómo te puede decir eso?

-El tío Ildefonso mi ha mandado a decirle eso y hay que hacer lo que él ha dicho, sino se va enojar.

Bueno... Se quedó a dormir con la tía. Al otro día se levanta muy temprano y se va. Va ande el tigre tenía la carne enterrada. Que va y cava y come otra vez. Come y se va. Y si ha dormido profundamente lo que 'taba lleno.

Es que el tío ha llegado a la casa y la tía li ha contado al tigre lo que ha pasado y li ha preguntado si él ha ordenado que duerman juntos. El tigre se ha puesto furioso y ha salido a buscalo al zorro. Ha dicho que lo va encontrar aunque sea en el   —312→   fin del mundo. Y ha ido ande tenía la carne enterrada y ha visto que li ha comido carne. Y es que ha dicho:

-¡Este bandido, ve lo que mi ha hecho! ¡Ya va a ver lo que le va a pasar!

Y si ha ido a buscalo.



María Adela Oviedo de Nieva, 68 años. Santa Rosa. Tinogasta. Catamarca, 1970.



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125. El tigre lo traga entero al zorro

CATAMARCA

Es que una vez el tigre si había puesto en una aberturita, en una parte, por donde tenían que pasar todos los zorros, pa descubrir el zorro que le había comido la presa que tenía enterrada en el monte.

Iba pasando un zorro y lu ataja:

-¿Adónde vas, vos?

-Que voy para tal parte.

-¿De dónde venís?

-Del cerrito blanco.

Miá blanco.

Y bueno, que miaba blanco, y se iba.

Y allá venía otro zorro.

¿De dónde venís vos?

-Del cerrito negro.

-Miá negro -le decía el tigre.

Y miaba negro y se iba.

Y así los llevaba a todos hasta que ya venía el otro, el Juan, arisquiando ya. Era ése el que quería pillar el tigre. Era ése.

-¿De dónde venís vos?

-Del cerrito colorado.

-Miá colorao.

Miaba colorado. Carnecita miaba, porque li había comíu la carne al tigre. Y lo sacó... Y ya se le iba escapando. Y ya lo pilló y lo tragó. Entero lo tragó de rabia que tenía el tigre.

  —314→  

El zorro es que llevaba un cuchillito. Que 'taba vivo dentro de la panza del tigre. Dice que empezaba, con el cuchillito, afilando las costillas del tigre que si había echado a dormir el tigre con el zorro adentro.

Y que le dice el tigre:

-¡Qué 'tás haciendo! ¡Quedate quieto! ¡Dejame dormir!

-¡Uf! Si me 'toy rascando, me parece que tengo piojos. 'Toy rascandomé.

Y ya al rato otra vez:

-¿Qué es lo que hacís? ¡Dejame dormir!

-Si me 'toy rascando. ¡No me dejan los piojos!

Y así estuvo el zorro probando con su cuchillito hasta que li había abierto la panza al tigre y había salido disparando.



María Adela Oviedo de Nieva, 68 años. Santa Rosa. Tinogasta. Catamarca, 1970.



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126. El ventarrón

CATAMARCA

Es que un día iba el zorro por un camino y ha encontrado un lazo. Seguramente lo había perdíu algún campiador, de los qui andan campiando animales por los cerros.

-Esto me va a servir -ha dicho el zorro- y se lu ha llevau.

Es que iba el zorro por un caminito del campo con el lazo al hombro y si ha encontrau de golpe con el tigre y es que nu ha podíu disparar. Y áhi li ha dicho:

-¡Ay!, ¡tío Ildefonso, que viene un ventarrón, que va a venir un ventarrón que no va a quedar árboles en pie, que no va a quedar nada, que a todos nos va a llevar! Sólo un árbol va a quedar. Lu ando buscando para atarme con este lazo.

El tigre ha creído y li ha dicho qué puede hacer él.

-Si quiere áhi lo voy a atar a usté, para que no lo lleve el ventarrón a usté. Y bueno, después me voy atar yo. Después que lo ate bien a usté, me voy atar yo.

-Bueno -le dice el tigre-, atame, atame.

Y busca un árbol grueso y lu había atau bien atado. Y sale disparando después que lu había atau, y le dice:

-Lu engañé... Lu engañé...

-¡Ah! ¡Pícaro ya me las vas a pagar! -le dice el tigre.

Y áhi vienen otros zorros, que era un matrimonio, la Pancha con el Pancho era. Y lu han visto al tigre atau.

Y que les dice el tigre:

-Oigan, vengan, desatenmén, desatenmén.

-No -que le dicen-, usté nos va a comer.

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-No, no los voy a comer. ¡Desatenmén! ¡Desatenmén!, no los voy a comer.

El Pancho lo quería desatar y la Pancha le decía:

-No, Pancho. No, Pancho -que le decía.

-Desatenmén. Desatenmén.

-No, Pancho, el tigre te va a comer.

-No los voy a comer, no los voy a comer y les voy a dar muchas cosas; que no los voy a comer.

Y la Pancha decía:

-No, Pancho, no Pancho.

-Desatenmén. Desatenmén, les voy a dar muchas cosas.

Y el Pancho va y le cré y lo desata. Y áhi no más, claro, muerto di hambre, lu había comíu.

-¡Qué ti hi dicho, Pancho! ¡Qué ti hi dicho, Pancho! y si ha disparau.

Y que se iba disparando, disparando. Y va y lo traga a ella tamén301. Lo ha comíu tamén. A los dos los ha comíu. Y el otro, el Juan pícaro, a dónde iría a parar.

Y el Juan siguió haciendolé picardías al tigre y el tigre lo siguió persiguiendo al zorro.



María Adela Oviedo de Nieva, 68 años. Santa Rosa. Tinogasta. Catamarca, 1970.

Nativa del lugar. Buena narradora.



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127. Agüita, ¿te beberé?

CATAMARCA

Es que el tigre, como no lo podía pillar al zorro, resolvió esconderse ande tenía que venir a tomar agua. Había una seca muy grande y áhi era la única parte ande había un ojo di agua.

Y es que viene el zorro y como es tan astuto venía escuchando. Y ya oyó un ruidito de las hojas secas y se dio cuenta qui áhi 'taba el tigre. Y es que dice, de lejito no más:

-Agüita, ¿te beberé?

Nada el tigre. Y vuelve a decir el zorro:

-Agüita, ¿te beberé?

Y ya lo vio al tigre y vuelve a decir, ya más fuerte:

-Agüita, ¿te beberé?

Ya no había podido sufrir el tigre y le dice, con rabia:

-¡Bebeme!

-¡Agua qui habla no bebo yo! -dice el zorro, y que sale corriendo. Si ha disparau.

Es que ha saltau el tigre, pero ya no le vio ni el polvo. Más rabia tenía y lo siguió persiguiendo.



María Adela Oviedo de Nieva, 68 años. Santa Rosa. Tinogasta. Catamarca, 1970.



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128. El tigre y el zorro

CATAMARCA

Dice que 'bía una vez un tigre y un zorro. Y que el tigre se 'bía echao a dormir cerca di un ojo di agua y le 'bía dicho al zorro:

-Fíjate vos, Juan, cuando caiga hacienda al agua pa cazar pa que comamos.

Y dice que al rato 'bían caído al agua unas vacas y que el zorro le 'bía dicho al tigre:

-Tío, tío, áhi han caido unas vacas.

Y que el tigre le 'bía dicho:

-¡Bah! esas son muy duras, han de estar flacas -y 'bía seguío durmiendo.

'Bía pasan un rato y ya 'bían caido al agua unas ovejas. Entonces que el zorro le 'bía dicho al tigre:

-Tío, tío, áhi han caido unas ovejas.

Y que el tigre le 'bía dicho:

-¡Ba!, esas son muy lanudas y han de estar muy flacas -y 'bía sequío durmiendo.

Dice que 'bía pasao otro rato y ya 'bía caido al agua un potro. Entonces dice que el zorro le 'bía dicho al tigre:

-Tío tío, áhi ha caido al agua un potro.

Entonces dice que el tigre 'bía pegan un salto y ya lo 'bía cazao al potro. Y que lo 'bía empezao a comer solito y que no le   —319→   convidaba nada al zorro. Dice que el zorro tenía muy mucho hambre y que se estaba lambiendo el hocico de ganas. Entonces que le 'bía dicho:

-Tío, tío, ¿que no me va convidar un pedacito?

Y dice que el tigre se hacía el sordo y que seguía comiendo.

Al rato dice que el tigre le 'bía dicho al zorro:

-Mirá, Juan, andate corriendo y llevale este pechito gordo pa tu tía, pero cuidao con ir a chapliar302.

Y dice que se 'bía ido el zorro y cuando 'bía llegao a la casa de la tigra, le 'bía dicho:

-Mire, tía, aquí li ha mandao este pechito gordo mi tío y dice que comamos los dos.

Entonces, que la tigra 'bía dicho:

-Y güeno, si así ha dicho tu tío, vení comamos.

Cuando 'bían acabao de comer, dice que el zorro se 'bía echao a dormir bajo unos montes y se 'bía dormío. Y dice que al rato se 'bía despertao y se lo 'bía visto al tigre que ya lo estaba por saltar, y 'bía echao a disparar. Dice que ya lo iba pillando el tigre, cuando 'bía llegao a la cueva y se 'bía perdío. Pero dice que el tigre lo 'bía alcanzao a pillar de la punta de la cola y que lo 'bía empezao a tirar. Entonces dice que el zorro 'bía dicho:

-¡Bah! ¡Bah!, mi tío, ¡cré que ha agarrao mi cola y ha agarrao un raigón!

Entonces que lo 'bía largao el tigre y se 'bía ido corriendo pa la casa a trair una pala, pero cuando 'bía güelto a cavar ya se 'bía mandao a mudar el zorro. Y más que se 'bía enojao el tigre, y que decía que en cuantito lo pille lo iba a matar. Pero que se 'bía cansao de buscarlo y no lo 'bía podío hallar, hasta que se le 'bía hecho noche y 'bía perdío el rastro. Dice que el zorro andaba asustao y se pasaba escondido no más porque tenía miedo que lo vaya a pillar descuidao.



Presentación Aguaisol, 35 años. Toroyaco. Santa María. Catamarca, 1959.

Pastora analfabeta, nativa de esta región montañosa situada a 3.000 m de altura.



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129. El zorro y el león

CATAMARCA

Dice que había un zorro y un león. El zorro era sobrino del león. El león se llamaba Ilifonso y el zorro se llamaba Juan.

Dice que un día tenía mucho hambre y salieron a buscar qué comer. Dice que el león lo manda al zorro a arriar un poco di animales. Él los iba a matar.

El león se pone atrás di una planta.

Y viene el zorro y arria. Le gritaba el león que van a pasar. Y pasan no más. El león no los quiere matar porque 'taban flacos. Arria más y tamén los deja pasar porque 'taban flacos. Arria unos potros. Que 'taba gordo uno y lu agarra. Y voltia uno, el más gordo. Y di áhi lu empieza a romper con las uñas, lu empieza a carniar, y empieza a comer. Y entonce el zorro le dice que le dé una tripita. Entonce el león le dice:

-Esa es bombilla pa tu tía.

Entonce el zorro le dice:

-Deme la pancita.

-No, ésa es pa mate de tu tía.

-Deme la bostita -dice el zorro.

-No, ésa es pa yerba de tu tía.

-Deme entonce la vejiga.

No le quería dar nada, pero después le da la vejiga. Entonce el zorro lo infla y lo echa moscas, de esas grandes. Lo ata con cerdas de la cola.

El león cuando ha comido, le dice al zorro que él va a dormir y que él cuide que no venga nadie. Cuando el león estaba durmiendo,   —321→   el zorro le ata la vejiga de la cola y se sube en una planta. Entonce le grita:

-¡Tío! ¡Tío! ¡Áhi viene la policía!

Entonce dispara. Y entonce oye el ruido de las moscas y él cré que es la policía. Y cuando más disparaba se le movían en la cola las moscas y más ruido hacían, y él más disparaba. Después al último se cansa, se da la vuelta y lo ve a la vejiga con las moscas.

Entonce, en ese momento, el zorro 'taba comiendo. Cuando si ha llenado, cava una cueva y se mete. El león muy enojado se vuelve y lo busca. Entonce viene y lo halla, lo que estaba durmiendo. Y entonce li hace pasar una pajita por la nariz. Y entonce el zorro medio dormido, dice:

-Dejemén de molestar mosquitos que en seguida va a venir mi tío y me va a comer.

Y le volvió a decir. Y entonce abre un ojo y lo ve al león. Y quiere disparar, y el león lo come, lo traga entero. Después que lo traga, el zorro tenía una cortapluma. Y le empieza a pasar la cortapluma por las costillas. Y el león le pregunta qué pasaba, qué hacía. Y entonce él le dice que se estaba rascando. Y entonce lo parte con la cortapluma y sale. Se va. Y áhi termina.



Nicolás Bazán, 15 años. Copacabana. Tinogasta. Catamarca, 1970.

Buen narrador. Aprendió el cuento del abuelo, que sabía muchísimos.

El león ha reemplazado al tigre en el cuento tradicional.



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130. El venado, el tigre y el zorro

CATAMARCA

El venau con el tigre corrieron una carrera y le ganó el venau. Entonces el tigre le dijo que no, que él había ganau la la carrera. Entonce dice el venau:

-Bueno, que sea como usté dice, tío tigre.

En eso va el venau y dice:

-¡Me la va a pagar! ¡Y bien pagada me la va a pagar!

Sale un día el venado y venia con muchas coyundas, con muchas coyundas, y le dice:

-Tío tigre, va a venir una tempestá que va a llevar montes, animales, todo.

-¿Y qué hago yo, m'hijo?

-Vea, yo traigo estas coyundas para atarme. Si quiere lu ato a usté primero, porque áhi no se va a mover, no lo van a llevar.

Bueno... Llegó y lu ató al tigre. Lu ató al tigre bien atado. Entonce, claro, nada de tempestá. El tigre ya 'taba seco, atado.

Viene el zorro y lu encuentra:

-¿Qué le pasa, tío tigre, qué le pasa?

-¡Ay!, ¡pero el venau mi ha engañau! Mirá, ve. ¡Dehatame, hijito!

Lo dehata. Al tigre lo dehata el zorro.

-¡Sobame la patita!

Le soba la pata.

-¡Sobame esta otra patita!

Le soba la otra pata.

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-¡Sobame la manito!

Le soba la manito.

-Sobame esta otra, hijito.

Le soba la otra.

-Sobame la boquita, que la tengo dura.

'Taba muerto di hambre el tigre. Áhi no más lo tragó al zorro. Y el zorro, llevaba una cortapluma en el bolsillo. Entonce, cuando ya lo tragó, meta rajale el lomo al tigre.

-¡Qué 'tás haciendo! -le dice el tigre.

-¡Oh!, 'toy jugando a las bolillas303 -le dice el zorro.

-¿Qué 'tás haciendo, Juan?

-'Toy jugando a las bolillas.

Ya lo rajó y salió disparando.

En eso se mete en un güeco. Y el tigre lo salió buscando y no lo pudo encontrar. Y va, lu encuentra. Li alcanza a ver la cola del zorro. Entonce le dice:

-¡Ah, así te quise pillar! -y le tira de la cola.

-¡Ah, mi amito -dice-, por pillarme la colita, pilló la la raicita!

Le larga y pilla una raíz, el tigre.

Bueno... Lo volvió a embromar.

Entonce el venau, sabe que 'taba en libertar el tigre y supo que andaba por vengarse, por matarlo a él.

Para matarlo al venau, se hace el muerto, el tigre. 'Taba muerto. Y lo mandaron a llamar a él y a todos los animales. Y él jue. 'Taban llorando los zorros, todas las comadrejas. Los habían convocau. Entonce dice el venau, con perdón de la mala frase:

-Dijunto que se pé, está muerto. El dijunto que no se pé, no. Dijunto que no se pé, está vivo, y dijunto que se pé está muerto.

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Entonce se larga uno el tigre.

-¡Ah!, ¡dijunto que se pé no velo yo! -dice, y salió disparando el venau.



Ramona Villafañe de Coronel, 86 años. Catamarca, 1968.

Gran narradora. Semianalfabeta pero muy inteligente, es curandera famosa. Fue pastora en los cerros, en su niñez, y se desempeñó en los más rudos trabajos del campo, en Santa Rosa. Allí aprendió la medicina tradicional de médicas viejas, que le dieron su sabiduría y sus secretos. Para la gente del pueblo es doña Ramonita.

Variante del cuento tradicional.



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131. El zorro y el león

CATAMARCA

Dice que una vez el león se había ido a cazar. Entonce el zorro se agarraba y se iba a dormir con la leona.

Ya cuando era la hora que volvía el león el zorro se iba al campo. Y que si había puesto a dormir por áhi. Y que dice el zorro:

-¡Ah! Qué lindo que 'toy durmiendo con mi tía! Claro, soñaba.

Entonce dice que había llegado el león de cazar y le había oído. Y que se había enojado mucho. Y que agarra y que al zorro dormido, había entrado una espinita en la nariz. Entonce que dice:

-¡Ay! ¡Que me molestan los mosquitos!

Y áhi que li ha vuelto a entrar l' espina.

Y áhi que si había dispertado. Y áhi que si había despertado y si había disparado el zorro. Y lo había seguido corretiando el león. Y que lo había agarrau y lu había pillau y lu había comido. Lo ha tragado. Y di áhi que adentro que 'taba vivo el zorro. Y que el zorro había teníu una cortapluma y que la había sacado y que le raspaba así las costillas del león, de adentro. Y que le dice:

-Quedate queto, Juan -que le dice el león.

Que le dice:

-No, si me 'tán mordiendo los piojos -que dice.

Al rato otra vez.

-Quedate queto, Juan.

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-No -dice-, si le estoy marcando por donde lo vía marcar a usté porque mi ha comido.

Que le dice:

-Quedate queto Juan.

Que lu había agarrau con la cortapluma, había partíu por la mitá al león. Y desque lu había agarrau, lu había cueriau, li había comido la carne, y del cuero había hecho lazo, zapato, montura, freno, de todo había hecho. Y había ido, si había ido a cazar y ha pillado un guanaco304 y ha subido.

Y es que le dice al guanaco:

-¡Dejame poner el freno, tiíto!

-Bueno.

-¡Dejame poner los pellones, tiíto! -que le dice.

-Bueno -es que le dice.

-¡Dejame cinchar!, tiíto.

-Bueno.

-¡Dejame que suba la montura, tiíto!

-Bueno -que le dice.

-¡Dejame subir, tiíto!

Que había subíu y que si había ido por medio del pueblo. Ya por medio del pueblo que le dice:

-¡Dejame galopiar, tiíto!

-Bueno -que dice.

-¡Me gusta! ¡Me gusta! ¡Me gusta! -que decía lo que iba galopiando.

Y había agarrau y habían salíu unos perros, y lo habían barajau de los zapatos, que los tenía muy largos, lu habían barajau de los zapatos, y lu habían voltiau y lu habían comíu. Y el guanaco si había disparau.



Elsa Elvira Castro, 11 años. Plaza de San Pedro. Fiambalá. Tinogasta. Catamarca, 1970.

Niña con vocación de narradora. Aprendió el cuento de la madre.



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132. El tigre y el zorro

LA RIOJA

Un día el tigre y el zorro se jueron onde la hacienda tomaba agua. El tigre estaba acomodado para cazar las presas y el zorro estaba en una lomita mirando la hacienda que llegaba. Le dice el zorro al tigre:

-Tío, vienen unos burros orinando grasita305.

Y le dice el tigre:

-Si para qué sirven esos orejudos como vos.

Después venían toros y le avisa el zorro que venían unos toros orinando grasita.

Y el tigre le dice:

Si para qué sirven esos astudos.

Luego venían unas ovejas y el zorro le vuelve a avisar, pero esta vez también el tigre le contesta:

-Si para qué sirven esos lanudos como vos.

Por fin el zorro le avisa que venían unos potros y entre la tropilla que venía uno orinando grasita.

Entonces el tigre dice:

-Callate, Juancito, callate, Juancito.

Y al pasar por onde estaba el tigre esperando la tropilla, cazó uno. Una vez cazado el potro, el tigre se puso a comerlo él solo sin hacerle parte al zorro. Una vez que terminó de comer invitó al zorro a tomar agua, pero como el agua estaba   —328→   profunda, el tigre agarró de la cola al zorro y colgado, bebió éste. Después le tocó el turno al tigre y el zorro procedió a su vez a agarrarlo de la cola para que se colgara y alcanzara el agua. Pero, el zorro lo largó, y el tigre se jue al fondo del pozo. Entonces el zorro volvió onde306 estaba la presa y se puso a comer hasta llenarse. Luego eligió un pedazo de lo mejor para llevarseló a la tía tigra, diciendolé que esa achura le mandaba el tío tigre para que comiera y luego duerman los dos.

Al alba se lo sentía bramar al tigre, que había conseguido salirse del pozo. Entonces el zorro se dispara. Pero el tigre llegó hasta su casa y luego lo sigue al zorro por el rastro.

Ya era el sol alto y el zorro se durmió en el solcito, porque había pasado mala noche. Y así lo encontró el tigre. Y cortó unos palitos y le entraba en la nariz del zorro. Y éste no abría los ojos y decía:

-¡Qué mosquitos tan molestos! ¡Tan lindo que dormí anoche con mi tía!

Entonces se despertó y vio al tigre y se quiso disparar, pero el tigre no le dio tiempo y se lo comió, pero sin mascarlo, sino que se lo tragó entero.

El zorro estando en la panza del tigre, se puso a pensar en lo que podía hacer. Y al momento se acordó que llevaba un cuchillo. Lo estaba afilando dentro mismo, en las costillas del tigre, quien al darse cuenta le pregunta:

-¿Qué estás haciendo, Juancito? Y éste responde:

-Me estoy rascando.

Pero en seguida lo partió al tigre desde el pecho hasta la verija, y se salió disparando y se fue a vivir tranquilo con su tía tigra.

Y se acabó el cuento y el que no cuente otro comerá con cuchara de palo.



Juan A. Páez, 86 años. Los Tambillos. General Lavalle. La Rioja, 1950.

Lugareño inteligente, que conserva una gran memoria.

Los Tambillos: caserío.



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133. El silbido del zorro

SAN JUAN

Un campesino como yo, se jue al campo con los perros. En eso que 'staba, devisa el zorro. Le silba a los perros y sacan corriendo al zorro. Como es tan dañino el zorro, los perros lo persiguen a muerte.

El zorro es bicho muy vivo, muy ardiloso307. Cuando oye el silbido dispara y comienza a hacer gambetas y gambetas, y se escuende. Los perros pasan de largo y el zorro dispara pa otro lau. Ya el zorro ha disparado leguas, y se para. En eso siente que silban y sale huyendo. Y ya descansa más allá, se vuelve a parar, y vuelve a oyer308 que le silban. Y sale huyendo otra vez. Y así siguió todo el día. En eso se da güelta y mira, y mira, y no había naide. ¿Qué había síu? Su traserito no más el que silbaba. El trasero de Juan del Campo, porque así se llamaba el zorro.

-Güeno -que dice-, había síu de lo mesmo mío que disparo.

Y que se da un chirlo en el trasero, y que sigue muy tranquilo.

Y que era del susto a los perros que le silbaba al zorro la parte di atrás, y también di hambre, porque hacía mucho que no comía nada.

Ya cuando si ha calmau, ha empezau a ver cómo podía hacer pa comer algo, y ha pensau qui al lau del tigre podía conseguir   —330→   algo, y ha rumbiau pa los campos ande dicen que el tigre anda eligiendo animales pa carniar.

Y ha ido y si ha juntau con el tigre, y li ha comíu la comida, y ha dormíu con la tigra, y li ha hecho muchas picardías, y todo eso son cuentos aparte que hay que contar.



Ambrosio del Carmen Soria, 71 años. San Agustín. Valle Fértil. San Juan, 1947.

Lugareño que no ha salido de su comarca. Rústico. Gran narrador.

Este cuento es como la introducción al cuento de las aventuras del zorro y el tigre del mismo narrador.



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134. El zorro y el tigre

SAN JUAN

Juan del Campo se llamaba el zorro y Ildefonso se llamaba el tigre. Juan era sobrino de don Ildefonso. Don Ildefonso era mezquino con el sobrino, pero Juan era pícaro, y le hacía al tío las piores diabluras. Todos los días li hacía una , así que el tigre lo empezó a perseguir para matarlo, pero Juan era tan vivo, que no lo podía agarrar nunca.

Un día jueron juntos a buscar un animal pa carniar. Se pusieron en una aguada y Juan del Campo tenía que devisar los animales y decir cuando llegaban pa que Ildefonso cazara:

-Tío, vienen unos burros -que le dice Juan.

-No me gustan. Dejá esos orejudos como vos -que le contesta el tío.

Al rato que dice Juan:

-Tío, vienen llegando unas ovejas gordas.

-Dejalas a esas lanudas como vos.

Al rato vuelve a decir Juan:

-Tío, vienen unas vacas con unos terneros muy gordos.

-Ésos me gustan, echamelós pa este lau -que dice el tigre y áhi no más saltó sobre el ternero más gordo y lo descogotó.

El tío carniaba y el sobrino li ayudaba. Ildefonso iba comiendo los pedacitos más lindos de la res y a Juan no le daba nada. Entó le comenzó a pedir:

-Deme, tío, un pedacito de la degolladura309.

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-No, esa achura es pa asau de tu tía tigra -que le dice el tigre.

-Deme, tío, un ocotito.

-No, ésos son pa bombía310 de tu tía tigra.

-Deme, tío, anque sea la bostita.

-No, ésa es pa yerba de tu tía tigra.

-Deme, entó, la vejía.

Güeno, se la dio.

El tigre si hartó de comer y le dijo a Juan que cuide, que no venga naide, que él va a dormir un rato, y que después lo va mandar pa que lleve un costillar a la tía pa que lo espere con asau, a la noche.

Juan empezó a soplar la vejía y lo que venían moscas a la presa, la empezó a llenar de moscas a la vejía. Cuando ya la tuvo llenecita de moscas, despacito jue y se la ató en la punta de la cola al tigre. Medio se subió a un árbol, y áhi lo dispertó al tigre:

-¡Tío, tío, viene la polecía! ¡Dispare! Ya 'tá llegando.

Áhí el tigre medio dormido salió disparando. Y más disparaba lo que oyeba esta bulla de las moscas y créiba que era la autoridá.

Juan comió un poco, levantó un costillar y se jue a la casa de la tigra. Llegó y le dijo qui ase esa carne pa comer y que después se tenían qui acostar, qui así era la orden del tigre. La tigra del miedo al tigre, que tiene mal genio, ha hecho todo eso.

Al alba, ya se oyeban los rugidos del tigre que venía furioso. Ya se li había roto la vejía y si había dau cuenta de la picardía del zorro. Mas, el zorro salió disparando y se perdió en los montes. De ese día el tigre lu anda buscando pa matarlo a Juan del Monte por la farsa que li ha hecho. Pero Juan es tan ardiloso que se salva de todas.

Un día lu ha esperau en l' agua y el zorro ha preguntau:

-Agüita, ¿te podré beber?

-Sí, bebeme -que li ha dicho el tigre con la voz cambiada.

Y áhi el zorro ha salíu huyendo, y que decía:

-Agüita qui habla no bebo yo.

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Otro día si ha hecho el muerto el tigre y lu han llamau a Juan, al velorio, como pariente.

Juan ha llegau y ha preguntau si no si ha peido el muerto, porque todo muerto se pei. Áhi el tigre si ha peido y Juan ha salíu huyendo, y que decía:

-Muerto que se pei no velo yo.

Y así el tigre lu ha seguíu buscando pa matarlo al zorro y lu andará buscando hasta la vez.



Ambrosio del Carmen Soria, 71 años. San Agustín. Valle Fértil. San Juan, 1957.

El narrador ha sido siempre trabajador rural. En la actualidad vive en este viejo pueblo de costumbres patriarcales.