Pensamientos afinesQue ferai-je de la lyre, de la vertu, du destin? Hélas! et, sans ton sourire, que ferai-je du matin? Que ferai-je seul, farouche, sans toi, du jour et des cieux, de mes baisers sans ta bouche et de mes pleurs sans tes yeux?
La vie des morts est plus durable que celle des vivants.
Mi diestra sea olvidada. Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti me olvidare.
Mejor es la buena fama que el buen ungüento, y el día de la muerte que el día del nacimiento.
Mi alma espera a Jehovah, más que los centinelas la mañana.
La muerte no es quizá más que un cambio de sitio.
IEste libro
Un rimador obscuro que no proyecta sombra, un poeta maduro a quien ya nadie nombra, hizo este libro, amada, para vaciar en él como turbia oleada el ánfora colmada de lágrimas y de hiel.
Humilde florilegio, pobre ramo de rimas, su solo privilegio es que acaso lo animas tú, con tu santo soplo de amor y de ternura desde el astro en que estás.
¡Un dolor infinito labró en él con su escoplo tu divina escultura, como en recio granito, para siempre jamás!
Mayo, 23, 1912
IIYa todo es imposible
¡Dios no ha de devolvértela porque llores! Mientras tú vas y vienes por la casa vacía; mientras gimes, la pobre está pudriéndose en su agujero. ¡Ya todo es imposible!
Así llenaras veinte lacrimatorias con la sal de tus ojos; así suspires hasta luchar en ímpetu con el viento que pasa, destrozando las flores de tus jardines; así solloces hasta herir la entraña de la noche sublime, nada obtendrás: la Muerte no devuelve sino cenizas a los tristes... La pobre está pudriéndose en su agujero. ¡Ya todo es imposible!
Dios lo ha querido... ¡Inclina la cabeza, humíllate, humíllate, y aguarda, recogido, en las tinieblas, el beso de la Esfinge!
Mayo 31 de 1912
IIIEsperanza
¿Y por qué no ha de ser verdad el alma? ¿Qué trabajo le cuesta al Dios que hila, el tul fosfóreo de las nebulosas, y que traza las tenues pinceladas de luz de los cometas incansables dar al espíritu inmortalidad?
¿Es más incomprensible por ventura renacer que nacer? ¿Es más absurdo seguir viviendo que el haber vivido, ser invisible y subsistir, tal como en redor nuestro laten y subsisten innumerables formas, que la ciencia sorprende a cada instante con sus ojos de lince?
Esperanza, pan nuestro cotidiano, esperanza, nodriza de los tristes: murmúrame esas íntimas palabras que en el silencio de la noche fingen, en lo más escondido de mi mente, cuchicheo de blancos serafines... ¿Verdad que he de encontrarme con mi muerta? Si lo sabes, ¡por qué no me lo dices!
Junio, 2-12
El resto ¡qué es!
Tú eras la sola verdad de mi vida, el resto ¡qué es! Humo... palabras, palabras, palabras... ¡mientras la tumba me hace enmudecer!
Tú eras la mano cordial y segura que siempre estreché con sentimiento de plena confianza en tu celeste lealtad de mujer.
Tú eras el pecho donde mi cabeza se reposó bien, oyendo el firme latir de la entraña que noblemente mía sólo fue.
Tú lo eras todo: ley, verdad y vida... El resto ¡qué es!
Junio, 4
VNihil novum...
¡Cuántos, pues, habrán amado como mi alma triste amó... y cuántos habrán llorado como yo!
¡Cuántos habrán padecido lo que padecí, y cuántos habrán perdido lo que perdí!
Canté con el mismo canto, lloro con el mismo llanto de los demás, y esta angustia y este tedio, ya los tendrán sin remedio los que caminan detrás.
Mi libro sólo es, en suma, gotícula entre la bruma, molécula en el crisol del común sufrir, renuevo del Gran Dolor. ¡Nada nuevo bajo el sol! ...Mas tiene cada berilo101 su manera de brillar, y cada llanto su estilo peculiar.
Junio, 10
VIPor miedo
La dejé marcharse sola ...y, sin embargo, tenía para evitar mi agonía, la piedad de una pistola.
«¿Por qué no morir?» -pensé. ¿Por qué no librarme desta tortura? ¿Ya qué me resta después que ella se me fue?».
...Pero el resabio cristiano, me insinuó con voces graves: «¡Pobre necio, tú qué sabes!». Y paralizó mi mano.
Tuve miedo... es la verdad; miedo, sí, de ya no verla, miedo inmenso de perderla por toda una eternidad.
Y preferí -no vivir, que no es vida la presente-, sino acabar lentamente, lentamente, de morir.
Junio, 11, 1912
VII¡Cuántos desiertos interiores!
¡Cuántos desiertos interiores! Heme aquí joven, fuerte aún, y con mi heredad ya sin flores... Némesis102 sopló en mis alcores103 con bocanadas de simún104 .
De un gran querer, noble, fecundo, sólo una trenza me quedó... ¡y un hueco más grande que el mundo! Obra fue todo de un segundo. ¿Volveré a amar? ¡Pienso que no!
Sólo una vez se ama en la vida a una mujer como yo amé; y si la lloramos perdida queda el alma tan mal herida, que dice a todo: -«¡Para qué!».
Su muerte fue mi premoriencia105 , pues que su vida era razón de ser de toda mi existencia. Pensarla, es ya mi sola ciencia... ¡Resignación! ¡resignación!
Junio, 13
VIIIEso me basta
Este libro tiene muchos precedentes106 , tantos como gentes habrán sollozado por un bien amado, desaparecido, por un gran amor extinguido.
Tal vez muchos otros lloraron mejor su dolor que yo mi inmenso dolor, quizás (como eran poetas mayores) había en sus lágrimas muchos más fulgores...
Yo en mis tristes rimas no pretendo nada: para mí es bastante con que mi adorada, para siempre ida, detrás de mi hombro las lea anhelante y diga: «Éste sí que es un buen amante que nunca me olvida».
Junio, 10
IX¡Qué bien están los muertos!
107 ¡Qué bien están los muertos, ya sin calor ni frío, ya sin tedio ni hastío!
Por la tierra cubiertos, en su caja extendidos, blandamente dormidos...
Qué bien están los muertos, con las manos cruzadas, con las bocas cerradas.
¡Con los ojos abiertos, para ver el arcano que yo persigo en vano!
¡Qué bien estás, mi amor, ya por siempre exceptuada de la vejez odiada!
Del verdugo dolor... ¡Inmortalmente joven, dejando que te troven.
Su trova cotidiana los pájaros poetas que moran en las quietas
Tumbas, y en la mañana donde la Muerte anida, saludan a la vida!108
17 de Junio de 1912
XBon soir...
Donc, bon soir, mon mignon, et à demain! 109
(Palabras que Ana me dejó escritas una noche en que tuvimos que separarnos).
¡Buenas noches, mi amor, y hasta mañana! Hasta mañana, sí, cuando amanezca , y yo, después de más de cuarenta años de incoherente soñar, abra y estriegue los ojos del espíritu, como quien ha dormido mucho, mucho, y vaya lentamente despertando, y, en una progresiva lucidez, ate los cabos del ayer de mi alma (antes de que la carne la ligara) y del hoy prodigioso en que habré de encontrarme, en ese plano en que ya nada es ilusión y todo es verdad...
¡Buenas noches, amor mío,
buenas noches! Yo quedo en las tinieblas y tú volaste hacia el amanecer... ¡Hasta mañana, amor, hasta mañana! Porque, aun cuando el destino acumulara lustro sobre lustro de mi prisión por vida, son fugaces esos lustros; sucédense los días como rosarios, cuyas cuentas magnas son los domingos... Son los domingos, en que con mis flores, voy invariablemente al cementerio donde yacen tus formas adoradas. ¿Cuántos ramos de flores he llevado a tu tumba? No lo sé. ¿Cuántos he de llevar? Tal vez ya pocos. ¡Tal vez ya pocos! ¡Oh, qué perspectiva deliciosa!
¡Quizás el carcelero
se acerca con sus llaves resonantes a abrir mi calabozo para siempre!110 ¿Es por ventura el eco de sus pasos el que se oye, a través de la ventana, avanzar por los quietos corredores? ¡Buenas noches, amor de mis amores!
Hasta luego , tal vez... o hasta mañana.
Junio, 25, 1912
Pensamientos afines
Et j'ai vu quelquefois ce que l'homme a cru voir.
Mourir «proprement», comme disait M. Farcot, simplement, dignement, paisiblement. In pace, in idipsum, dormiam et requiescam.
LE P. HYACINTHE LOYSON112
¡Cuándo será que pueda, libre de esta prisión volar al cielo!
¡Oh, muerte, ven callada; como sueles venir en la saeta!
Cuando Dios, que al que llora recompensa,
se apiade al fin de lo que yo he sufrido, en silencio me iré como he venido... Quiero en la sombra entrar. Tengo una inmensa necesidad de olvido.
Tous mes étonnements son finis sur la terre, tous mes adieux sont faits, l'áme est préte â faillir pour atteindre à ses fruits protégés de mystère que la pudique mort a seule osé cueillir.
MARCELINE DESBORDES-VALMORE116
ISoneto
¡Qué son diez años para la vida de una estrella! ...Mas para el triste amante que encontró la mitad de su alma en el camino, y se enamoró della, diez años de connubio son una eternidad.
Diez años, cuatro meses y siete días, quiso el Arcano, que encauza las vidas paralelas, juntarnos, no en meloso y estulto paraíso, sino en la comunión de las almas gemelas.
Conducidos marchamos por un amor experto; del brazo siempre fuimos,
y tal nos adoramos, que... ¡no sé quién ha muerto, o si los dos morimos!
Junio, 29 de 1912
IIBendición a Francia
¡Bendita seas, Francia, porque me diste amor! En tu París inmenso y cordial, encontré para mi cuerpo abrigo, para mi alma fulgor, para mis ideales el ambiente mejor ...¡y además una dulce francesa que adoré!117
Por esa mujer noble, tuyo es, Francia querida, mi reconocimiento; pues que, merced a ella, tuve todos los bienes: el gusto por la vida, la intimidad celeste, la ternura escondida, ¡y la luz de la lámpara y la luz de la estrella!
Yo no sé118 qué demiurgo la sustrajo a mi anhelo tras una amputación repentina y cruel, y ya tú sola, Francia, puedes darme consuelo: con un refugio amigo para llorar mi duelo, tu maternal regazo para verter mi hiel, la sombra de algún árbol en tu florido suelo... ¡y acaso, en tus colmenas, una gota de miel!
Julio 3 de 1912
IIISeis meses
¡Seis meses ya119 de muerta! Y en vano he pretendido un beso, una palabra, un hálito, un sonido... y, a pesar de mi fe, cada día evidencio que detrás de la tumba ya no hay más que silencio...
Si yo me hubiese muerto, ¡qué mar, qué cataclismos, qué vórtices, qué nieblas, qué cimas ni qué abismos burlaran mi deseo febril y omnipotente de venir por las noches a besarte en la frente, de bajar con la luz de un astro zahorí, a decirte al oído: «No te olvides de mí»!
Y tú, que me querías tal vez más que te amé, callas inexorable, de suerte que no sé sino dudar de todo, del alma, del destino, ¡y ponerme a llorar en medio del camino!120 Pues con desolación infinita evidencio que detrás de la tumba ya no hay más que silencio...
Julio 7 de 1912
IVPiedad
No porque está callada y ya no te responde, la motejes;
no porque yace helada, severa, inmóvil, rígida, la huyas;
no porque está tendida y no puede seguirte ya, la dejes;
¡no porque está perdida para siempre jamás, la sustituyas!
Julio 9 de 1912
VPobrecita mía
Bien sé que no puedes, pobrecita mía, venir a buscarme. ¡Si pudieras, vendrías!
Acaso te causan dolor mis fatigas, mis ansias de verte, mis quejas baldías, mi tedio implacable, mi horror por la vida, ¡no puedes traerme consuelo!
¡Qué honda, qué honda debe ser la sima donde caen los muertos, pobrecita mía!
¡Qué mares sin playas, qué noche infinita, qué pozos danáideos121 , qué fieras estigias122 , deben separarnos de los que se mueren desgajando en dos almas una misma, para que no puedas venir a buscarme!
Julio 11 de 1912
VILos muertos mandan
«Los muertos mandan», ¡sí, tú mandas, vida mía! Si ejecuto una acción, digo: «¿Le gustaría?». Hago tal o cual cosa, pensando: «¡Ella lo hacía!».
Busco lo que buscabas, lo que dejabas dejo, amo lo que tú amabas, copio como un espejo tus costumbres, tus hábitos... ¡Soy no más tu reflejo!
Julio 13 de 1912
VIILejanía
¡Parece mentira que hayas existido! Te veo tan lejos... Tu mirada, tu voz, tu sonrisa, me llegan del fondo de un pasado inmenso...
Eres más sutil que mi propio ensueño; eres el fantasma de un fantasma, eres el espectro de un espectro... Para reconstruir tu imagen remota, he menester ya de un enorme esfuerzo.
¿De veras me quisiste? ¿De veras me besabas? ¿De veras recorrías la casa, hoy en silencio? ¿De veras, en diez años, tu cabecita rubia reposó por las noches, confiada, en mi pecho?
¡Ay, qué perspectivas ésas de la muerte! ¡Qué horizontes tan bellos! Cuál os divinizan, ¡oh, difuntas jóvenes, con sus lejanías llenas de misterio!123 ¡Qué consagraciones tan definitivas las que da el Silencio... cuál os vuelve míticas, casi fabulosas! ¿Qué tristes mujeres de carne y de hueso, con sus pobres encantos efímeros, podrían venceros?
Tenéis un augusto prestigio de estatua, y por un fenómeno de rareza lleno, mientras más distantes más imperiosas vais agigantándoos en el pensamiento.
Julio 17 de 1912
VIIIHuelga de células
Este concurso de células, unánimes en su intento misterioso de que dure la intensa vida en mi cuerpo124 ; esos miles de millones de pequeñitos cerebros, que, con una disciplina admirable en el esfuerzo, se dividen el trabajo de mis órganos diversos, y mantienen el fenómeno de mi existir en el tiempo, un día, quizá cercano (mañana, tal vez hoy mesmo), han de declararse en huelga, porque en el reloj eterno sonó el instante...
¡Qué júbilo
entonces el del colegio aquél, más de cuarenta años a mi espíritu sujeto!
¡Qué alegría en el cotarro innúmero y turbulento!
Cada grupo ha de tirar, por su lado, con estruendo: -¡Vuelvo a la rosa!, dirá uno; y otro: -¡Al aire vuelvo!; y otro: -¡Al agua!; y otro: -¡Al barro!125 ; y otro: -¡Al carbón!126 ; y otro: -¡Al hierro!; y otro: -¡A la cal!; y otro: -¡Al fósforo!; y otro: -¡A la mar!; y otro: -¡Al cielo!
Y mi espíritu, entretanto, verá feliz, sonriendo, la disociación bendita que restituye al Acervo lo prestado...
Mas, de pronto, movido por el recuerdo más hondo, más persuasivo, más amante, más inmenso, se preguntará a sí mismo: -Bien, y yo, ¿adónde me vuelvo? -¡A mis brazos! -gritará en la eternidad tu acento...
Y cuando los dos, fundidos en una sola alma estemos, el océano infinito nos absorberá en silencio...
Julio 21 de 1912
IXPero te amo
Yo no sé nada de la vida, yo no sé nada del destino, yo no sé nada de la muerte; ¡pero te amo!
Según la buena lógica, tú eres luz extinguida; mi devoción es loca, mi culto desatino, y hay una insensatez infinita en quererte; ¡pero te amo!
Julio 24 de 1912
X Vivir sin tus caricias es mucho desamparo; vivir sin tus palabras es mucha soledad; vivir sin tu amoroso mirar, ingenuo y claro, es mucha obscuridad...
Julio 25 de 1912
Pensamientos afines
...L'homme est capable de culbuter toutes les résistances et de franchir bien des obstacles et même peut-être la mort .
Soy un cadáver: ¿cuándo me entierran? Soy un ausente: ¿cuándo me voy?
On n'emporte en mourant que ce qu'on a donné.
Le silence éternel de ces espaces infinis, m'effraie.
Un désespoir paisible et sans reproches au ciel est la sagesse même.
ALFRED DE VIGNY (Journal , 1824)131
Un seul être vous manque et tout est dépeuplé.
Si agradable descanso, paz serena, la muerte, en traje de dolor, envía señas, da su desdén de cortesía: más tiene de caricia que de pena.
DON FRANCISCO DE QUEVEDO133
Si nous avons l'oreille fine, nous pouvons entendre la chute de nos instants dans le néant, comme un vase qui se vide goutte a goutte.
HENRI BORDEAUX (Deux méditations sur la mort )134
IPor esta selva...
Por esta selva tan espesa, donde nunca el sol penetró, buscando voy una princesa que se me perdió.
Entre los árboles copudos, entre las lianas verdinegras que trepan por los desnudos troncos, como las culebras;
entre las rocas de hosquedad hostil y provocativa y la pavorosa soledad y la penumbra esquiva,
buscando voy una princesa rubia como la madrugada135 , que ha partido y que no regresa desta espesura malhadada.
Dicen que al fin de aquella ruta, que bordan el ciprés y el enebro, hay una reina muy enjuta que mora en un castillo muy negro;
que guarda en fieros torreones otras princesas como la mía, y que es sorda a las rogaciones del desamparo y de la agonía.
...Mas, acaso si yo pudiese ver a la reina, y su huella seguir astuto, al cabo diese con el castillo negro... ¡y con Ella!
Pero el más seguro instinto no se sentiría capaz de guiarse por el laberinto desta penumbra pertinaz.
Es que el espíritu presiente algo fatal que se avecina, y en que acaso es más imponente que lo que vemos claramente lo que tan sólo se adivina.
Heme aquí, pues, con l'alma opresa en medio de la obscuridad, enamorado de una princesa que se perdió en la selva espesa tal vez por una eternidad.
Julio 31 de 1912
IIEl viaje
Para calmar a veces un poco el soberano, el invencible anhelo de volverte a mirar, me imagino que viajas por un país lejano de donde es muy difícil, ¡muy difícil!, tornar.
Así mi desconsuelo, tan hondo, se divierte; doy largas a mi espera, distraigo mi hosco esplín, y, pensando en que tornas, en que ya voy a verte, un día, en cualquier parte, me cogerá la muerte y me echará en tus brazos, ¡por fin!, ¡por fin!, ¡por fin!
Agosto 2 de 1912
IIISin rumbo
Por diez años su diáfana existencia fue mía. Diez años en mi mano su mano se apoyó, ¡...y en sólo unos instantes se me puso tan fría, que por siempre mis besos congeló!
¡Adónde iréis ahora, pobre nidada loca de mis huérfanos besos, si sus labios están cerrados, si hay un sello glacial sobre su boca, si su frente divina se heló bajo su toca, si sus ojos ya nunca se abrirán!
Agosto 14 de 1912
IVDespués...
Después de aquella brava agonía, ya me resigno... ¡sereno estoy! Yo, que con ella, nada pedía, hoy, ya sin ella, sólo querría ser noble y bueno... ¡mientras me voy!
En su bendito nombre, que adoro, ser noble y bueno, y al expirar, poder decirme: «¡Nada atesoro: di toda mi alma, di todo mi oro, di todo aquello que pude dar!».
Desnudo torno como he venido; cuanto era mío, mío no es ya: como un aroma me he difundido, como una esencia me he diluido; y, pues que nada tengo ni pido, ¡Señor, al menos vuélvemela!
Agosto 20 de 1912
V¡Oh muerte!
Muerte, ¡cómo te he deseado! ¡con qué fervores te he invocado! ¡con qué anhelares he pedido a tu boca su beso helado! ¡Pero tú, ingrata, no has oído!
¡Vendrás, quizás, con paso quedo cuando de partir tenga miedo, cuando la tarde me sonría y algún ángel, con rostro ledo136 , serene mi melancolía!
Vendrás, quizás, cuando la vida me muestre una veta escondida y encienda para mí una estrella. ¡Qué importa! Llega, ¡oh, Prometida!: ¡siempre has de ser bienvenida, pues que me juntarás con ELLA!
Agosto 22 de 1912
VIAlquimia
Bien sé que para verte he menester la alquimia de la muerte que me trasmute en alma, y delirante de amor y de ansiedad, a cada instante que llega, lo requiero diciéndole: «¡Ah!, ¡si fueses tú el postrero!».
Es tan desmesurado, tan divino y tan hondo el futuro que adivino a través de las rutas estelares, y de uno en otro de los avatares, siempre contigo, noble compañera, que por poder morir, ¡ay, qué no diera!
Agosto 24 de 1912
VIIDiálogo
EL DESALIENTO
¡Por qué empeñarse en buscar a quien se quiere esconder! Si Dios no se deja ver, alma, ¿cómo le has de hallar?
...Y aun pretendes lograr que esa esfinge que se esconde y calla te diga dónde recobrarás a tu muerta137 .
¡Ilusa, llama a otra puerta, que en ésta nadie responde!
LA ESPERANZA
Hay que empeñarse en buscar a quien se quiere esconder. Si Dios no se deja ver, alma, le tienes de hallar por fuerza138 .
Y has de lograr que esa esfinge que se esconde y calla te diga dónde recobrarás a tu muerta.
¡Si la Fe llama a una puerta, el Amor siempre responde!
Septiembre 20 de 1912
VIIITal vez
Tal vez ya no le importa mi gemido en el indiferente edén callado en que el espíritu desencarnado vive como dormido... Tal vez ni sabe ya cómo he llorado ni cómo he padecido.
En profundo quietismo, su alma, que antes me amara de tal modo, se desliza glacial por ese abismo del eterno mutismo, olvidada de sí, de mí, de todo...
Septiembre 30 de 1912
IXLux perpetua
Si ha de ser condición de mi dicha el olvido de ti, quiero estar triste siempre (como he vivido). Prefiero la existencia más árida y doliente al innoble consuelo de olvidar a mi ausente.
Por lo demás, ¡qué tengo sin ti de cosa propia, que me halague o sonría en esta dura inopia, ni qué luz en mis noches me quedará, si pierdo también la lamparita cordial de tu recuerdo!
Octubre 2 de 1912
Pensamientos afines
Les voies de la mort sont apaisantes et sereines.
E, cuando noi cominciamo ad aprire gli occhi sul visibile, giá eravamo da tempo aderenti all'invisibile.
G. D'ANNUNZIO (Contemplazione della Morte )141
Celui qui croit vaut mieux, pèse davantage, contient plus de vie que celui qui doute. Sil se trompe, tant pis: c'est de la forcé gaspillé; du moins, c'est de la force.
La science nous donne la télégraphie, la lumière eléctrique, la medecine. La Religion sous telle de ses formes, nous donne la sérénité, l'equilibre, moral, le bonheur.
IUn signo...
Eternidad: ¡devuélveme lo que me has sustraído! Abismo: ¡restitúyeme lo que sorbió tu hondura! Esfinge: ¡abre tu oído!144 ¡Compadécete ya, Noche obscura!
Oye mi imploradora voz, ¡oh Isis!, desgarra tu capuz ...y tú, lucero ignoto145 en que Ella mora, ¡por piedad, hazme un signo de luz!
Octubre 16 de 1912
II¿Por qué?
¿Por qué tú que me amabas con esa multiforme solicitud celeste, me dejas hoy? ¿Por qué no acudes a mis lágrimas? -Es un misterio enorme.
-Es un misterio enorme... ¡pero yo lo sabré!
Octubre 22 de 1912
IIIEternidad
¡La muerte! ¡Allí se agota todo esfuerzo, allí sucumbe toda voluntad!
¡La Muerte! ¡Lo que ayer fue nuestro Todo, hoy sólo es nuestra Nada!... ¡Eternidad! ¡Silencio!... El máximo silencio que es posible encontrar. ¡Silencio!... ¡Ultra-silencio, y no más! ¡Oh, no más!
¡Ni una voz en la noche que nos pueda guiar! Ana, razón suprema de mi vida, ¿dónde estás, dónde estás, dónde estás?
Se abisma en el abismo el pensamiento, se enlobreguece al fin todo mirar en esta lobreguez inexorable, y desespera, a fuerza de esperar, la más potente de las esperanzas. ¡Eternidad, eternidad!
Octubre 23 de 1912
IV ¿Por qué permaneciste siempre sorda a mi grito? ¡Dios sabe cuántas veces, con amor infinito, te busqué en las tinieblas, sin poderte encontrar! ...Hoy -¡por fin!- te recobro: todo, pues, era cierto... ¡Hay un alma! ¡Qué dicha! No es que sueñe despierto... ¡Te recobro! ¡Me miras y te vuelvo a mirar!
-Me recobras, amigo, porque ya eres un muerto: De fantasma a fantasma nos podemos amar.
Octubre 29 de 1912
VImpaciencia
Soy un viajero que tiene prisa de partir. Soy un alma impaciente e insumisa, que se quiere ir. Soy un ala que trémula verbero... ¿Cuándo vas, oh Destino, a quitar de mi pie tu grillete de acero y -¡por fin!- a dejarme volar?
Octubre 31 de 1912
VIDilema
O no hay alma, y mi muerta ya no existe (conforme al duro y cruel «polvo serás»), ...o no puede venir, y está muy triste; pero olvidarse de mi amor, ¡jamás! Si de lo que ella fue sólo viviese un átomo consciente, tras la fría transmutación de los sepulcros, ¡ese átomo de conciencia me amaría!
Noviembre 1.º de 1912
VII7 de noviembre (1912)
La noche en que estaba tendida -hoy hace diez meses- era la noche última que iba a pasar en su casa, bajo nuestro techo acogedor. ¡En su casa, donde siempre había sido el alma y la luz y todo! ¡En su casa, donde la adorábamos con la más vieja, noble y merecida ternura; donde cuanto la rodeaba era suyo, afectuosamente suyo!
...¡Y habría que echarla fuera al día siguiente! Fuera, como a una intrusa... Fuera en pleno invierno, entre el trágico sollozar de los cierzos. Y habría que alejarla de nosotros como a una cosa impura, nefanda; ¡que esconderla en un cajón enlutado y hermético!, y llevarla lejos, por el campo llovido, por los barrizales infectos, para meterla en un agujero sucio y glacial. ¡A ella, que había disfrutado por más de diez años la blancura tibia de la mitad de mi lecho! ¡A ella, que había tenido mi hombro viril y seguro como almohada de su cabecita luminosa! ¡A ella, que vio mi solicitud tutelar encendida siempre como una lámpara sobre su existencia!
Oh, Dios, dime si sabes de una más despiadada angustia, y si no merezco ya que brille para mí tu misericordia!...
Noviembre 15 de 1912
VIIILa santidad de la muerte
La santidad de la muerte llenó de paz tu semblante, y yo no puedo ya verte de mi memoria delante sino en el sosiego inerte y glacial de aquel instante.
En el ataúd exiguo, de ceras a la luz fatua, tenía tu rostro ambiguo quietud augusta de estatua en un sarcófago antiguo.
Quietud con yo no sé qué de dulce y meditativo; majestad de lo que fue; reposo definitivo de quién ya sabe el porqué .
Placidez honda, sumisa a la Ley; y en la gentil boca breve, una sonrisa
enigmática, sutil,
iluminando indecisa la tez color de marfil.
A pesar de tanta pena como desde entonces siento, aquella visión me llena de blando recogimiento147 y unción... como cuando suena la esquila de algún convento en una tarde serena...