Escena I
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MARÍA. ANA.
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ANA |
Reprimid vuestro júbilo, Señora. | | Detened
vuestro paso. ¿Qué delirio | | os turba la razón?
|
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MARÍA | Deja
que goce | | de un bien inesperado. ¡Ay! a mi arbitrio | |
vagar me deja por el ancho alcázar. | 5 | A mi ansioso
mirar pobre recinto | | el ámbito del orbe pareciera.
| | ¿No es ilusión? ¿Es cierto que respiro | | lejos
del hondo calabozo horrible | | do viví sepultada?
El vasto Olimpo | 10 | ¡cuán sereno! ¡cuán plácido
es el día! | | ¡Ay! deja que se embriaguen mis sentidos
| | del éter puro, de la luz hermosa. | |
|
|
ANA | ¡Ah! no
libre os juzguéis. El triste alivio | | de más
lata prisión sólo os acuerdan. | 15 |
|
|
MARÍA |
¿Por qué turbas, cruel, mi regocijo? | | Deja a lo
menos que feliz me sueñe | | mientras en cárcel
lóbrega no gimo. | | Ancho horizonte, espacio interminable
| | |
—72→
| ábrese al fin ante los ojos míos. | 20 |
Mira: aquella es mi patria. ¡Allí la Escocia! | | Esas
nubes tal vez en raudo giro | | ayer cubrieron mi paterno
alcázar. | | Míralas descender del Norte frío
| | y a la Francia volar. ¡Nubes felices, | 25 | saludad a aquel
suelo que bendigo, | | a aquellas playas que los días
vieron | | de mi breve niñez correr tranquilos! | |
|
|
|
MARÍA | ¡Ah!
yo recobro la esperanza | | que desterré del pecho
dolorido | 30 | al ver de nuevo ¡oh sol! tu luz radiante.
| |
|
|
ANA | ¡Mirad que acaso un pérfido enemigo | | observa
vuestros pasos! |
|
|
MARÍA | No,
no puede | | de mi pecho mentir el vaticinio. | | Sí,
libre me verás, Ana querida. | 35 | Este leve favor
abre camino | | a ventura más alta. En mi consuelo
| | obra la mano de mi fiel amigo, | | de mi caro Leicester.
Cada día | | menos pesados me serán los grillos,
| 40 | y al fin entera me dará piadoso | | la dulce libertad
por que suspiro. | |
|
|
ANA | ¡Al cielo plegue! Pero ¿quién
pudiera, | | una vez pronunciado el fallo inicuo... | |
|
|
MARÍA |
¿No escuchas a lo lejos en el bosque | 45 | de venatoria trompa
el bronco ruido | | y al sabueso latir, bramar al ciervo?
| | ¡Oh si dado me fuese a mi albedrío | | de un bridón
oprimiendo los ijares | | en pos lanzarme del venado esquivo!
| 50 | ¡Oh dulces, oh belísonos acentos! | | ¡Cuántas
veces sonasteis a mi oído | | en los ásperos
montes caledonios | | que al mundo acuerdan mi esplendor antiguo!
| |
|
|
|
Escena III
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MARÍA. PAULETO. ANA. MELVIL.
|
|
MARÍA | ¿No
me engaño? | | ¡Sois vos, Melvil! ¡Gran Dios! |
|
|
|
MARÍA | De gozo y de inquietud me
cubro al veros. | |
|
|
MELVIL | ¡No así esperaba en días
más tranquilos | | a mi Señora ver! |
|
|
MARÍA |
Al
fin, decidme, | | ¿depone ya Isabel su ceño esquivo?
| |
|
|
|
MARÍA | Amigo
generoso, | 75 | de constante lealtad nuevo prodigio, | | vos
a quien sólo mi interés mantiene | | a la orilla
del Támesis maligno, | | ¿qué me anunciáis?
|
|
|
MELVIL | Participad,
Señora, | | de la dulce esperanza que concibo. | 80 |
|
|
|
|
MARÍA | ¿Y
yo he de verla? | | No. ¡Jamás! |
|
|
MELVIL | A
su corte me anticipo; | | no turbada os sorprenda. |
|
|
MARÍA |
Verla
ansiaba. | | Mil veces en mi lóbrego retiro | | el discurso
trazaba lastimero | 85 | que resonar debiera en sus oídos,
| | y estudiaba mi voz, mis ademanes | | para ablandar su corazón
de risco. | | Ella va a parecer, y mi ternura, | | mi elocuente
dolor lego al olvido. | 90 | Sólo recuerdo su crueldad,
mi ultraje; | | sólo venganza, indignación respiro.
| |
|
|
MELVIL | ¡Gran Dios! ¡Qué me decís! |
|
|
MARÍA |
Melvil,
lo veo; | | con su vista imploraba mi suplicio. | | Jamás
debí pensarlo; que no hay fuerza | 95 | capaz de unir
su corazón al mío. | | No, que harto son profundas
mis heridas; | | harto por esa pérfida he sufrido.
| |
|
|
MELVIL | Abandonad tan negros pensamientos. | | Sólo
considerad que Dios benigno | 100 | hoy quizá dará
fin a vuestros males. | | Goza Isabel supremo poderío.
| | No ya vuestros derechos ultrajados; | | su clemencia implorad.
Vuestro destino | | de ella sola depende, vuestra vida.
| 105 | Humillaos, Señora. |
|
|
MARÍA | ¿Yo?
¡Qué has dicho! | | ¿Delante de Isabel? ¡Jamás!
|
|
|
MELVIL | Sin
llanto
| | |
—74→
| no ha pisado Isabel este castillo. | | Yo lo he
visto en sus párpados. |
|
|
MARÍA | A
verme | | no vendrá sin Burleigh, su atroz ministro.
| 110 |
|
|
MELVIL | Sólo el conde Leicester la acompaña.
| |
|
|
MARÍA | ¿Leicester? De su pecho compasivo | | no en
vano lo esperé. |
|
|
|
|
Escena IV
|
|
MARÍA.
PAULETO. MELVIL. ANA. ISABEL. LEICESTER. Séquito de
ISABEL.
|
ISABEL | Sola quiero partir. Así consigo
| | del popular aplauso libertarme | 115 | que do quiera me
sigue enardecido. | | Partid. La corte me preceda a Londres.
| |
(Se retira el séquito. ISABEL se dirige
a MELVIL y fija los ojos en MARÍA.)
| El
amor de mi pueblo es ya excesivo. | | Así se honra
a Dios, no a los humanos. | |
|
|
|
(MARÍA, apoyada
sobre ANA, alza la cabeza al oír estas últimas
palabras. Se encuentran sus ojos con los de ISABEL, y aterrada
vuelve a apoyarse en el seno de su nodriza.)
|
MARÍA |
¡Ah! ¡Qué yerta mirada! En ella he visto | 120 | su
corazón entero. |
|
|
ANA | (En voz baja.) | ¡Ved
que os oye! | |
|
|
ISABEL | ¿Quién es esa mujer? ¿Calláis?
Decidlo. | |
|
|
|
(Un momento de silencio.)
|
LEICESTER |
Por nosotros respondan esos muros. | |
|
|
ISABEL | ¿Quién
osó...? Mal mi cólera reprimo. | |
|
|
LEICESTER |
Ya que la suerte a la prisión os lleva | 125 | de María
infelice, oid el grito | | de vuestro corazón. |
|
|
MELVIL |
A
su morada | | Dios santo pudo sólo conduciros. | | Miradla
bondadosa. A vuestra vista | | ya la amenaza ¡oh Dios! mortal
deliquio. | 130 |
|
|
|
(MARÍA se esfuerza a marchar
hacia ISABEL, mas temblando se detiene a la mitad del camino.
Su rostro manifiesta el combate violento de su alma.)
|
ISABEL | ¿Dónde el remordimiento que alegaban? | | De
su respeto y su humildad ¿qué ha sido? | | Una mujer
audaz tan sólo veo, | | más altanera cuanto
más la oprimo. | |
|
|
MARÍA | Pues ya es fuerza, Señora,
que me rinda, | 135 | a esta mengua postrera me resigno. | | Huye, impotente orgullo, y no me acuerdes | | que en soberano
tálamo he nacido. | | Humíllate, María,
ante las plantas | | de aquella misma que forjó tus
grillos. | 140 | El cielo pronunció: su providencia
| | no os ha acordado el triunfo sin designio. | | Sus arcanos
altísimos venero. | | La mano adoro que elevaros quiso
| | |
—75→
| y a Estuarda confundir. Vos en el alma | 145 | abrid, Señora,
abrid plácido asilo | | a la dulce piedad. No ya mi
trono; | | la ansiada libertad sólo mendigo. | | Tendedme
¡oh Reina! la amigable diestra, | | que vuestra hermana soy.
|
|
|
ISABEL | El
Juez divino | 150 | digno lugar os da. Por sus bondades | |
gracias inmensas sin cesar le rindo. | | Él me salvó
de vuestra saña impía, | | y su eterna equidad
no ha permitido | | que a vuestros pies yo gima sonrojada
| 155 | cual os veo gemir ante los míos. | |
|
|
MARÍA |
Instable es la fortuna. A veces abre | | al pie del trono
horrible precipicio. | | Mísera fuisteis y cautiva
un tiempo. | | Temed, temed del hado vengativo | 160 | el severo
retorno. A la arrogancia | | también decreta Dios justo
castigo. | | Honrándome os honráis. De vuestra
gloria | | no mancilléis, Señora, el alto brillo
| | y de Tudor la esclarecida sangre. | 165 | Me resta una esperanza...
¡Oh del Empíreo | | inefable Señor! mueve mi
labio, | | que en él mi muerte o mi ventura fío.
| | No a mi clamor seáis roca insensible. | | Mientras
inmóvil y en mi rostro fijo | 170 | ese crudo mirar
hiele mi sangre, | | ¿cómo a los ruegos hallaré
camino? | |
|
|
ISABEL | ¿Y qué diréis? Consiento en
escucharos, | | y, no al rencor, a la piedad me libro. | |
Quizá me culpen, que amagó a mi sangre
| 175 | tres veces, lo sabéis, hierro asesino. | |
|
|
|
(ISABEL se ha acercado a MARÍA. Los dos lores permanecen
apartados.)
|
MARÍA | ¿Por dónde principiar?
¿Cuáles acentos | | a mi labio prestar en tal peligro?
| | ¿Cómo sin acusaros defenderme? | | Inicua fuisteis
y cruel conmigo. | 180 | A vuestra fe me acojo suplicante,
| | para mi albergue vuestro hogar elijo; | | y las sagradas
leyes ultrajando | | de la hospitalidad, que humilde os pido,
| | y del trono violando los derechos | 185 | me encerráis
en los muros de un castillo. | | De mi excelsa grandeza despojada,
| | sin parciales, sin siervos, sin auxilios, | | yo Soberana
conducir me veo | | ante la faz de tribunal indigno. | 190 | Mas cubra eterno velo mis injurias. | | Sólo acuso
a los hados enemigos. | | Mal su grado Isabela me persigue.
| | Algún genio lanzado del abismo | | en nuestras almas
engendró la ira, | 195 | y obra fue lo demás
de hombres inicuos. | | Si diestras hubo contra vos armadas,
| | yo jamás provoqué su fanatismo. | | Nada
resta a mi lengua. Vos ahora | | el juez seréis de
entrambas. Si han podido | 200 | ofender a Isabela mis acentos,
| | tal no ha sido, os lo juro, mi designio. | |
|
|
ISABEL | No mi
rigor culpéis. Vuestra desgracia
| | |
—76→
| no imputéis
a la saña del destino. | | A vos misma acusad, a vuestros
celos, | 205 | y de Lorena al bando fementido. | | Blanda paz
nos unía cuando Guisa | | extendió su codicia
a mis dominios, | | no satisfecho con mandar la Francia.
| | Fatal os fue su orgullo. El atractivo | 210 | él mostró
a vuestros ojos imprudente | | del trono de mis padres. Él
os hizo | | con mi sagrado título y mis armas | | a
la faz de la Europa revestiros, | | y el pendón arboló
de insana guerra. | 215 | ¿Cuál medio perdonó,
cuál artificio | | su ambición contra mí?
¿cuál vuestra ira? | | ¿quién a Roma instigó,
quién a Filipo | | y a tantos Reyes, quién,
para arrancarme | | el solio de Bretaña esclarecido
| 220 | que la sangre me diera, y mi denuedo, | | y el amor
de los pueblos que domino? | | Triunfé yo sola de enemigos
tantos, | | y de Inglaterra los valientes hijos | | felices
son bajo mi blando yugo. | 225 | Llenos de mies do quier mis
campos miro, | | de tesoros sin cuento mis ciudades, | | mis
reales de soldados aguerridos, | | mis arsenales de lucientes
armas, | | y el Océano pueblan mis navíos.
| 230 | Hija he nacido del Octavo Enrique | | y de seguir sus huellas
me glorío. | | En vano, en vano al ignorante vulgo
| | se proclama el perjurio, el regicidio. | | En vano encarnizada
me rodea | 235 | de lazos la traición y de asesinos.
| | No triunfará Lorena, que sus tramas | | frustrará
mi valor y el cielo mismo. | | Sañudo amenazaba a mi
cabeza, | | y a la vuestra prepara atroz cuchillo. | 240 |
|
|
MARÍA |
Yo me someto a Dios, y por su gloria | | bendeciré
la palma del martirio. | | Mas vos no abusaréis, así
lo espero, | | de un funesto poder. |
|
|
|
(Ahora se acercan
LEICESTER y MELVIL a las dos REINAS.)
|
ISABEL | Si
el rayo vibro | | contra vos, con ejemplos de Lorena | 245 | y de Carlos Noveno lo autorizo. | | Harta de sangre me mostró
su mano | | qué fe debe guardarse a un enemigo. | |
|
|
MARÍA |
Vos fuisteis móvil del encono nuestro. | | ¿Por qué
sin descender del trono altivo | 250 | no me reconocisteis
heredera? | |
|
|
ISABEL | Sí, proteger debí vuestro
partido, | | y yo misma a mi pueblo presentaros | | cual digna
sucesora: yo que aún vivo | | y en Inglaterra soberana
reino... | 255 |
|
|
MARÍA | Reinad. Ya vuestro solio no codicio.
| | ¡Mal dice a mi dolor! Vedme agostada | | en la flor de
mis años como lirio | | que abate el aquilón.
¡No soy mi sombra!... | | Venturosa reinad, y a mis suspiros
| 260 | el perdón conceded; que tal intento | | os trajo
a mi prisión; sí; no imagino
| | |
—77→
| que insultar
a su víctima tan sólo | | vuestro pecho magnánimo
ha querido. | | ¡Ah! quebrantad mis hierros y de Escocia
| 265 | abridme luego el plácido camino. | | Mi dulce libertad
por vos robada | | recibiré de vos cual beneficio.
| | ¡Hablad ¡hablad! De vuestro labio pendo. | | Termine ya
mi bárbaro conflicto. | 270 | ¡Ay mísera de vos
si a consolarme | | tenaz se niega vuestro labio impío!
| | ¡Ay si me condenáis! ¡Qué de tormentos
| | rasgarán vuestro pecho de continuo! | | Por todos
los tesoros de Occidente, | 275 | por cuanto alumbra el Hacedor
divino | | parecer no quisiera a vuestros ojos | | lo que vos
parecierais a los míos. | |
|
|
ISABEL | Mas si de vos me
duelo, si al impulso | | de la piedad que me inspiráis
me rindo, | 280 | si acalla mi clemencia a la justicia, | |
¿no aguzarán, decidme, esos hechizos, | | aún
a vuestro pesar, de mil parciales | | contra mi seno el pérfido
cuchillo? | | ¿No habrá un nuevo Norfolk que os ame
tierno? | 285 |
|
|
|
ISABEL |
Tal
vez en su castigo | | quien pretenda agradaros escarmiente:
| | he aquí la esperanza en que confío. | | No
son todos Norfolk. Saben los hombres | | que vuestro amor
fatal guía al suplicio. | 290 |
|
|
|
ISABEL | Observad
aquel semblante, | | Conde, observad en él claros indicios
| | de su interno furor. Lo veis, María; | | yo estoy
serena y al perdón me inclino. | | A vos, decid, ¿por
qué tanto os altera | 295 | el nombre de Norfolk? Mas
no me admiro. | | Nos escucha Leicester. Y ¡qué! Un
día | | ¿no blasonasteis de su fiel cariño?
| | Ni es este sólo el descubierto arcano | | que vuestro
corazón muestra a los siglos. | 300 |
|
|
MARÍA | Nunca
Estuarda a los ojos de los hombres | | mostrar su corazón,
nunca ha temido. | | Lo ven, me juzgan...; y quizá
me acusen; | | mas nunca disfrazó mis extravíos
| | velo impostor, hipocresía infame. | 305 | ¡Ay si
de la verdad que siempre animo | | luce en torno de vos la
antorcha santa! | | ¡Cuál será vuestra fama!...
No la envidio. | |
|
|
MELVIL | ¡Oh justos cielos! ¿Y la paz es ésta?
| | Mirad... | (Se adelanta y se coloca entre las dos.)
|
|
|
MARÍA | ¡Oh
exceso bárbaro, inaudito | 310 | de fiero orgullo y
de crueldad rabiosa! | | ¡Oh corazón en la maldad nutrido!
| | No más, no más callar; basta de oprobio.
| | Ya el sufrimiento en mí fuera delito. | | Dejad,
dejad que mi violenta saña | 315 | lance sin freno,
y ponzoñoso filo | | sean de la inocencia los clamores
| | a ese pérfido pecho que abomino. | |
|
|
|
MELVIL | Reina,
su dolor la ciega.
| | |
—78→
| ¡Ah! perdonadla. A vuestros pies me
humillo. | 320 |
|
|
LEICESTER | Abandonad, Señora, estos umbrales;
| | por el Dios que nos oye os lo suplico. | | No la escuchéis.
Venid. |
|
|
MARÍA | Torpe
adulterio | | al mundo te arrojó. Tu pie maldito | | el trono ha profanado de Bretaña, | 325 | ¡hija de
Ana Bolena!, el trono invicto | | que me usurpas a mí.
Yo soy tu Reina, | | y tú del orbe entero vil ludibrio
| | debieras ser, traidora; mas del cielo | | la eterna maldición
llevas contigo. | 330 |
|
|
ISABEL | Hoy mismo se verá, mujer
osada, | | cuál reina de las dos. |
|
|
|
(Parte
ISABEL rápidamente. LEICESTER y MELVIL la siguen en
la mayor agitación.)
|
Escena I
|
|
LEICESTER. BURLEIGH.
|
LEICESTER | ¿Qué pretendéis, milord?
¿En tal momento | | a la Reina lleváis la atroz sentencia?
| | ¿No teméis que la muerte de María | | más
se atribuya a la venganza fiera | | que al fallo de la ley?
|
|
|
BURLEIGH | Ese
lenguaje | 5 | conviene a vuestro labio; mas la senda | | de
mi deber conozco. ¡Afortunado | | el que obedece fiel lo que
le ordena! | | ¡Afortunado aquel a quien terrible | | no le
acusa, Leicester, su conciencia! | 10 |
|
|
LEICESTER | No sé
de quién me habláis. Sólo me guía
| | el bien de mi nación y el de mi Reina. | |
|
|
BURLEIGH |
Dejad, pues otro norte no me rige, | | dejad, milord, que
a sus impulsos ceda. | |
|
|
|
BURLEIGH | Tal
os juzga; | 15 | tal os juzgaba yo... |
|
|
LEICESTER | Quien
os oyera | | tan misterioso hablar y tan sombrío | | me imputara tal vez trama sangrienta | | contra el reino
y el solio, no escondida | | del perspicaz Burleigh a la prudencia.
| 20 |
|
|
|
|
BURLEIGH | ¿Adónde, adónde,
crédula Princesa, | | sin pudor te arrastraba un temerario?
| | ¡Cuál se burlaba de tu fe sincera! | | Ahora comprendo
ya qué oculto móvil | 25 | vuestro labio inclinaba
a la clemencia. | |
|
|
LEICESTER | Miserable, seguidme al pie del
trono. | | Venid, si os atrevéis. Sabrá Isabela...
| |
|
|
BURLEIGH | Seguidme vos. Vuestro furor desprecio; | | vuestra
frágil privanza no me arredra. | 30 |
|
|
Escena
III
|
|
LEICESTER. MORTIMER.
|
MORTIMER | Milord,
solícito os buscaba. | |
|
|
|
MORTIMER | Cobarde
lengua | | nuestro arcano descubre. |
|
|
LEICESTER | Entre
nosotros | | no hay ninguno. Alejaos. |
|
|
MORTIMER | Ya
la nueva | | llegó a Burleigh que juventud briosa
| 45 | se prepara a lidiar por la Escocesa. | |
|
|
|
|
LEICESTER | ¡Necia
porfía! | | No os conozco. Dejadme. |
|
|
MORTIMER | Nadie
observa. | | ¿A qué fingir? Su protector oculto | |
os declara también fortuna adversa. | 50 |
|
|
|
MORTIMER | Entre
los escritos de María, | | que de Burleigh sorprende
la cautela, | | hay una carta para vos trazada... | |
|
|
|
MORTIMER | En
ella acepta | | vuestro socorro Estuarda, y os promete
| 55 | el corazón y el trono en recompensa. | |
|
|
|
MORTIMER | Urge
el tiempo. En tal conflicto | | valga la audacia. Prevenir
es fuerza | | el odio de Burleigh y el alto influjo. | | Si
es cierto que Leicester tanto impera | 60 | dentro del alma
de la Reina, habladla. | | Alejad de nosotros la sospecha.
| | Conjure vuestra frente inalterable | | la tempestad horrible
que ya truena. | | Ganad en fin un día, un solo día,
| 65 | y acaudillando mi facción tremenda, | | de María,
lo juro, para siempre | | término pongo a la prisión
acerba. | | Me es conocido el fuerte desde niño. | | Hay una puerta lóbrega, secreta | 70 | que paso nos
dará cuando dominen | | sobre el callado mundo las
tinieblas. | | Id: ¿qué aguardáis? Volad, y
en tal peligro | | vuestro poder, oh Conde, nos proteja.
| |
|
|
LEICESTER | (Sí, forzoso será. Para salvarme
| 75 | es el único arbitrio que me resta.) | |
|
|
|
|
Escena VI
|
|
ISABEL. LEICESTER. BURLEIGH.
|
ISABEL | Conde Leicester,
contra mí conspiran. | |
|
|
LEICESTER | Ya lo sabía,
y la traición horrenda | | os iba a revelar. |
|
|
|
|
—82→
|
ISABEL | ¿Y a quién de tanto crimen,
tanta afrenta | | osáis culpar? |
|
|
LEICESTER | El
pérfido vasallo... | 115 |
|
|
ISABEL | Sois vos. He aquí
un escrito que lo prueba | | y os confunde. Leed. |
|
|
|
ISABEL | ¿Y qué me respondéis?
La audacia vuestra | | ¿podrá negar que mi rival odiosa
| | a Leicester confía su defensa? | 120 | ¿que meditando
quebrantar sus hierros | | de un trono la esperanza os lisonjea?
| | ¿que el deber inmolando a la codicia | | vuestro culpable
amor el suyo premia? | |
|
|
LEICESTER | En vano me denigra la calumnia.
| 125 | En vano contra mí tiende proterva | | lazo tan
vil. Efímero es su triunfo | | como mi ardiente fe
veraz, eterna. | | Ese escrito, Señora, que ha dictado
| | de María el despecho o la demencia, | 130 | ¿qué
vale contra mí si alguno mío | | su esperanza
quimérica no alienta? | | Su corazón, su trono
me promete. | | ¿He mendigado yo tan vana oferta? | | ¡Yo que
la desdeñé cuando en su rostro | 135 | resplandecía
cándida belleza, | | cuando en aquella frente, ya marchita,
| | orgullosa ceñía tres diademas! | | ¿Y a qué
su escrito desmentir? Yo mismo | | os iba a denunciar lo que
revela. | 140 |
|
|
|
LEICESTER | El
fatal proyecto | | que días ha vuestra rival fomenta.
| | Mi celo, mi ventura lo descubren. | |
|
|
BURLEIGH | ¿Por qué
temblar no ha mucho en mi presencia? | | ¿No os acusaba yo?
Si la sabíais, | 145 | por qué callar conjuración
tan negra? | |
|
|
LEICESTER | ¿Sois acaso mi juez? ¿Con qué
derecho | | interrogarme osáis? Sólo a la Reina
| | debo yo responder de mis acciones. | |
|
|
ISABEL | Conde, mal
os disculpa la soberbia. | 150 |
|
|
LEICESTER | En tanto que él
os sirve con palabras, | | Leicester su lealtad obrando muestra.
| |
|
|
BURLEIGH | Milord, mal grado vuestro habláis ahora.
| |
|
|
LEICESTER | Antorcha del estado, esa prudencia | | de que
tanto os jactáis ¿qué ha descubierto? | 155 | ¿Qué cómplices, decid, la prisionera, | | qué
medios a su fuga prevenía? | | ¿Sabíais por
ventura que la diestra | | del audaz Mortimer, a vuestros
ojos, | | quebrantar meditaba sus cadenas? | 160 | ¿Sabéis
que desertor de nuestro culto | | vengar pretende la romana
iglesia? | | ¿Sabéis, en fin, que pérfido se
vende | | al rencor de Filipo y de Lorena? | |
|
|
|
LEICESTER | ¿Cuál
de los dos por el estado | 165 | más sagaz, más
atento se desvela? | | ¿Quién tan horrible arcano ha
sorprendido | | del ciego joven a la incauta lengua? | | ¿Quién
de prenderle acaba? Yo. |
|
|
|
LEICESTER | Sí, aquí mismo. La mísera
Escocesa | 170 | mal de la seducción el sesgo idioma
| | |
—83→
| a su imprudente mensajero enseña. | | Apenas mueve
el labio, en su alma leo. | | Velo impostor mi cólera
refrena, | | que su fatal confianza redoblando, | 175 | a descubrirme
la traición le fuerza. | | Para alentarle más,
ledo sonrío | | al escuchar de Estuarda las promesas;
| | su amante fiel, su protector me llamo, | | y sin freno
Leicester os condena. | 180 | Todo en fin revelado, en triste
cárcel | | vuestros soldados a mi voz le encierran,
| | y a pesar de la envidia cortesana | | mostrará su
castigo mi inocencia. | |
|
|
ISABEL | ¡Amarga duda! ¡Abismo impenetrable!
| 185 |
|
|
BURLEIGH | No. a vuestros ojos inocente sea. | | Creedle
como yo. Su obra termine. | | Si es cierto que a esa pérfida
detesta, | | probarlo debe. Aconsejó no ha mucho | | que su fallo mortal se suspendiera. | 190 | Ahora que él
mismo de traición la acusa, | | en horrendo patíbulo
fenezca. | | ¿Leicester, que decís? |
|
|
|
BURLEIGH | Muera pues. | (A la REINA.) | ¿Qué
aguardáis? Ved su sentencia. | |
|
|
|
Escena VII
|
|
ISABEL. LEICESTER. BURLEIGH. MELVIL.
|
|
|
|
ISABEL | El amargo suplicio de María
| | me fuerzan... a signar... |
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MELVIL | ¿Quién,
¡oh insolencia! | | quién a su Soberana dicta leyes?
| | Aun en vuestra alma la acerada flecha | 200 | clavada está
de atroz resentimiento. | | ¿Y en hora tan terrible, ¡oh Dios!
intentan | | que su muerte signéis? ¡Ay! a la ira
| | al menos la razón primero venza. | |
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BURLEIGH | Sí,
y esperad que a vuestro seno lleve | 205 | homicida puñal.
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MELVIL | La
Providencia | | que tantas veces os libró del hierro
| | más que Burleigh por vos sin duda vela. | | ¡Ah
que no en las traiciones, no en la vida | | de una infeliz
que gime prisionera | 210 | vuestro peligro está, sino
en su muerte! | | Viva la olvidan; la vengarán muerta.
| | No la enemiga ya del nuevo culto; | | de sus ínclitos
Reyes la heredera | | en Estuarda verían vuestros pueblos,
| 215 | de aleve saña víctima funesta. | | No,
no la inmolaréis de vuestros días | | mancillando
la fúlgida carrera. | | La voz terrible que a los Reyes
juzga | | cuando descienden a la tumba yerta, | 220 | cuando
a par de la pérfida lisonja | | desparece el terror
que el alma hiela,
| | |
—84→
| temed no de Isabela el claro nombre
| | cubra algún día de eternal afrenta. | | Temed
no el hombre en los futuros años | 225 | horrorizado
vuestra historia lea. | | Dios vengador... ¿Tembláis?
¡Dichoso auspicio! | | Mi lloro humilde vuestras plantas riega.
| | Si por Estuarda no, por vos, Señora, | | el corazón
abrid a la clemencia. | 230 |
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ISABEL | ¡Melvil! ¡Qué de
tormentos en mi alma! | | ¿Por qué hierro traidor no
abrió mis venas? | | No ya forzada a castigar un crimen,
| | no al crudo murmurar de plebe inquieta | | mi nombre abandonado,
¡cuán tranquila | 235 | en el oscuro túmulo durmiera!
| | Ya la vida me cansa y la corona. | | Si es forzoso que
yo mi sangre vierta | | o María infelice, pues la suerte
| | por el bien de Bretaña lo decreta, | 240 | Bretaña
elija. Doblaré mi cuello. | | O si a inmolarme su piedad
se niega, | | volveré a mi destierro, al quieto asilo
| | que vio crecer mi juventud primera; | | do lejos de esta
pompa envenenada | 245 | en mí misma encontraba mi grandeza.
| | Gozosa a Albión regía cuando sólo
| | bienes sin cuento derramaba en ella. | | Ahora que es fuerza
ensangrentar mis manos, | | no sé reinar; renuncio
a la diadema. | 250 |
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BURLEIGH | Traidor seré a la patria
y a vos misma | | si criminal piedad mi labio sella. | | ¿Sois
vos, Señora, vos, hija de Enrique, | | quien habla
de reposo? Antes debierais | | el nuestro asegurar; el de
ese pueblo | 255 | que corriera sin vos a ruina cierta. | |
Mi ruego oid. De vuestra fama digna | | más justicia
mostrad; menos flaqueza. | | Extinga para siempre un solo
golpe | | de la discordia la fatal hoguera, | 260 | las tramas,
las facciones que María | | aún en su cárcel
sin cesar renueva; | | y, firme escudo de las santas leyes,
| | al trono salvaréis y a la Inglaterra. | |
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ISABEL |
Pocos momentos con mi pena amarga | 265 | dejadme en soledad,
y antorcha sea | | que me ilumine en tan terrible caos | |
aquel Supremo Juez que nunca yerra. | |
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Los lores
se retiran al fondo del teatro. LEICESTER y MELVIL al retirarse
miran a la REINA con inquietud y como sin esperanza.)
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Escena I
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MELVIL. ANA.
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(ANA viste de luto.)
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ANA | ¡Vos aquí! ¿No
me engaño? |
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MELVIL | Esos
sicarios | | me otorgan tan amargo privilegio; | | lo otorgan
a los siervos de María | | que no vieron su faz en
tanto tiempo. | |
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MELVIL | Conducid
ante sus plantas | 5 | a un súbdito leal. |
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ANA | Es
el momento | | que en soledad austera y religiosa | | alza
sus preces últimas al cielo. | | Dignaos esperarla.
El crudo golpe | | ya ve amagar a su inocente cuello; | 10 | ya despedida del mezquino mundo | | toda se entrega al Hacedor
Supremo. | | ¡Oh noche de dolor! ¡oh desventura! | |
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MELVIL |
Enjugad ese llanto. Nuestro pecho
| | |
—88→
| de la común
angustia exento sea | 15 | hasta cumplir nuestro deber extremo.
| | En tanto que de lágrimas ardientes | | su familia
infeliz inunda el suelo | | toca a nosotros afirmar su huella
| | de la mansión celeste en el sendero. | 20 |
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MELVIL | ¿Cómo,
decid, oyó María | | la infausta nueva de su
fin acerbo? | |
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ANA | ¡Ay, que nueva más plácida
esperaba! | |
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ANA | De
esta noche en el silencio | | el bravo Mortimer con sus parciales
| 25 | romper debía sus indignos hierros. | | Esperanza
falaz nos halagaba | | y este invencible amor que nuestro
seno | | a la existencia guarda, aunque infelice. | | El más
leve rumor nos daba aliento. | 30 | Suena la puerta. «¡Mortimer!
¡amigo!» | | iba a exclamar la Reina. Era Pauleto | | nuncio
funesto de la atroz sentencia. | |
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ANA |
¡Oh
constancia sin ejemplo! | | Óyela Estuarda resignada
y fuerte, | 35 | sin palidez, sin lloro, sin lamentos. | | Mas
al oír del hombre fementido | | a quien incauta sometió
su pecho | | la bárbara traición, llora angustiada;
| | de tanta ingratitud sucumbe al peso. | 40 |
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ANA | ¡Oh
perfidia! | | ¡Y a Mortimer delata! |
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MELVIL | Ese
mancebo | | del traidor que le vende y aprisiona | | víctima
no será. |
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ANA | ¿Qué
escucho! ¿Es cierto? | |
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ANA | ¡Gran
Dios! No pierdo la esperanza. | 45 |
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MELVIL | No esperéis
salvación de humano esfuerzo. | | Implorad la eternal.
Otra no resta. | |
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Escena III
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MARÍA.
ANA. MELVIL. CRIADOS de ambos sexos.
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|
(Preceden
a MARÍA otras mujeres, vestidas también de
luto y en la mayor aflicción. La REINA viene vestida
de blanco y con la corona real en la cabeza.)
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MARÍA |
¿Por qué tanto gemir y tanto duelo? | 60 | ¿Por qué
llorarme cuando Dios benigno | | va a terminar mi largo cautiverio?
| | No, no; regocijaos, que, ya libre, | | la inefable morada
abierta veo. | | Cuando sepulta en tenebrosa cárcel
| 65 | blanco a la saña fuí y a los desprecios
| | de una mujer feroz, merecedora | | entonces fuera yo de
llanto acerbo. | | La muerte amiga y el perdón celeste
| | purgan mi alma. En el trance postrimero | 70 | Dios engrandece
al miserable humano | | a quien antes postraba el hado adverso.
| | Renace en mí la plácida esperanza, | | y,
de noble altivez henchido el seno, | | torna a mis sienes
la real diadema. | 75 | (Da algunos pasos y ve a MELVIL.) | ¡Melvil! ¡Sois vos! ¡Afortunado encuentro! | | ¿Vuestra piedad
no cansa mi infortunio? | | Levantaos, ilustre caballero.
| | De un súbdito a quien amo la presencia | | me inunda
el alma en bienhechor consuelo. | 80 | ¡Bendición a
mi Dios que os ha elegido | | testigo digno de mi fin sangriento!
| | Pues la antorcha católica os alumbra, | | vuestro
apoyo me dad. |
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MELVIL | Tal
es mi anhelo; | | probaros mi lealtad hasta en la muerte.
| 85 |
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MARÍA | Ya que lejana de la patria muero, | | mi
adiós amargo, mi memoria extrema | | llevad a mis amigos
y a mis deudos. | | Saludo al Rey francés y le bendigo;
| | a Guisa, defensor de mis derechos; | 90 | a Lorena; ...a
otros ciento cuyos nombres | | dirá el escrito fiel
que os encomiendo. | | En vez de oro y estados, por herencia
| | mi tierno amor, mi gratitud les dejo. | |
|
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|
MARÍA | ¡Séales
grato | 95 | este don de amistad, cual yo lo espero! | | (Volviéndose
a los criados.) | Del Rey de Francia en vuestro bien imploro
| | la augusta protección. Id a su reino; | | segunda
patria os sea, y para siempre | | de Albión huid el
maldecido suelo. | 100 | No al britano orgulloso que me oprime
| | deleite un día el infortunio vuestro; | | no en
vosotros me ultraje y me persiga | | mas allá de la
tumba. Huid os ruego; | | juradme abandonar estas riberas
| 105 | no bien exhale mi postrer aliento.
| |
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—90→
|
|
|
(Todos tienden la mano en señal de juramento.)
|
MARÍA | Yo
misma entre vosotros | | de mi antigua opulencia el pobre
resto | | acabo de partir. Ana querida, | | el oro a tu amistad
no es digno precio. | 110 | Tu tesoro más grato es mi
memoria. | | He aquí el don de amor que te reservo.
| | Dulce tejido que labró mi diestra, | | testigo fiel
de mi dolor secreto, | | ¡ay, cuántas veces te regó
mi llanto! | 115 | Con él, ¡oh amiga! hasta el sepulcro
yerto | | tu cara mano cubrirá mis ojos. | | ¡Triste,
amargo servicio! Mas yo quiero | | recibirlo de ti. |
|
|
|
MARÍA | Mis
fieles, | | oid de Estuarda el postrimer acento. | 120 | ¡Adiós!
No sollocéis. En el Empíreo | | un día,
así lo aguardo, nos veremos. | | Muero en la fe católica,
y no rea | | del crimen que me imputan. Dios inmenso | | que
mi paciencia veis, yo os la consagro. | 125 | ¡Pueda con ella
reparar mis yerros! | | Llegad, llegad Melvil; sobre mi frente
| | extended esa mano que venero. | | La bendición de
respetable anciano | | es bendición de Dios. Antes
mi siervo, | 130 | sed su intérprete ahora y su ministro.
| | Cual doblasteis un día ante mi cetro | | la obediente
cerviz, a vuestras plantas | | hoy humilde y contrita me prosterno.
| |
|
|
|
(La REINA se arrodilla delante de MELVIL, y todos
se alejan.)
|
MELVIL | María, Reina ayer, mártir
ahora, | 135 | pues plugo al Creador del universo | | la carrera
abreviar de vuestros días, | | volad serena a su regazo
tierno. | | Ya el crisol de la austera penitencia | | purga
de inmunda liga el oro terso. | 140 | Ya la paz del Altísimo
brillando | | la vía os abre del celeste asiento.
| | ¡Alma cristiana, adiós! Yo te bendigo. | | ¡Adiós!
En las entrañas del averno | | ruge Satán, y
la divina gracia | 145 | desciende a ti del alto firmamento.
| |
|
|
|
(PAULETO aparece a la puerta. MELVIL va hacia
él. MARÍA permanece arrodillada y en profunda
meditación.)
|
ANA | ¿Qué ruido escucho?
(Mortimer acaso...) | |
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|
MELVIL | (Volviéndose hacia MARÍA.) | ¿Habéis, Señora, el ánimo dispuesto
| | al tránsito fatal? |
|
|
MARÍA | Venga
la muerte. | | Sólo en mi corazón a Dios albergo,
| 150 | y por siempre en sus aras sacrifico | | toda humana
pasión. |
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|
MELVIL | Ya
pues sin riesgo | | a Leicester veréis. Desea hablaros:
| | le acompaña Burleigh.
|
|
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Escena
V
|
|
MARÍA. Su SÉQUITO. ANA. MELVIL.
LEICESTER. BURLEIGH. PAULETO. El SHERIFF.
|
|
(La puerta
permanece abierta. Algunos soldados aparecen a la parte exterior.)
|
MARÍA | ¿Por qué te agitas, Ana, y te
estremeces? | | ¡Valor! Llegó el instante, y yo no
tiemblo. | 180 | No tu angustioso llanto me enternezca | | en
el postrer adiós: sigue mi ejemplo. | | Del mundo engañador
entre tus brazos | | menos amargo me será el destierro.
| | (A BURLEIGH.) | Aún os pido otra gracia; es la
postrera: | 185 | que me siga hasta el hondo mausoleo. | | Su
mano abrió a la luz los ojos míos; | | ella
los cierre a perdurable sueño. | |
|
|
|
MARÍA | No
más. Partamos. | | Si un alma arrepentida ¡oh Dios
eterno!
| 190 | |
—92→
| merece bien de ti cual la inocencia, | | abre
a mi fe tu omnipotente seno. | |
(Al partir encuentra
a LEICESTER. Tiembla: se doblan sus rodillas. LEICESTER la
sostiene volviendo la cabeza porque no puede arrostrar su
vista. La REINA le mira un momento con gravedad y en silencio.)
| Para salir de mi prisión, oh Conde, | | apoyo
me ofrecisteis; bien me acuerdo. | | ¡Cumplís vuestra
palabra! |
(LEICESTER permanece abismado en el dolor.
La REINA continúa con dulzura.)
| Sí,
Leicester, | 195 | de recobrar mi libertad, mi imperio, | |
la esperanza halagüeña en vos un día,
| | en vos solo cifraba; y, no lo niego, | | era bálsamo
dulce a mis dolores | | mi redentor soñaros. |
|
|
|
MARÍA | Ya preparada a abandonar la
tierra, | | ya que a los reinos del Empíreo vuelo
| | y otra pasión mi espíritu no agita | | que
el amor de mi Dios; Conde, bien puedo | | mi pasada flaqueza
confesaros. | 205 | Siempre os amé: sin mengua lo revelo.
| | Adiós. Vivid dichoso. Vuestro orgullo | | quiso
a dos Reinas agradar a un tiempo, | | y al insidioso el corazón
amante | | osó inmolar vuestra ambición sin
freno. | 210 | Adorad a Isabel, ¡y Dios no quiera | | que vengue
mi baldón vuestro escarmiento! | | Ana, Melvil, seguidme.
Adiós, mortales. | | Extranjera ya soy en vuestro suelo.
| |
|
|
|
(Parte la REINA en medio de ANA y MELVIL. El SHERIFF
la precede. BURLEIGH, PAULETO, todos la siguen, excepto LEICESTER.)
|
Hasta
aquí la versión ajustada al original; mas para
lograr el exsequátur de la censura, sobrado suspicaz
y no muy ilustrada en aquellos tiempos, fue preciso inventar
otro final, más grato quizá para la generalidad
de los espectadores, pero menos conforme a la verdad histórica
y a las reglas del arte; y como con esta variante se ha continuado
representando la tragedia, y así ha corrido impresa,
el autor lo pone a continuación por si todavía
lo prefiere alguna empresa teatral.
Escena
VII
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LEICESTER. SEIMUR.
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SEIMUR | ¿En
fiera lucha | | no oís sonar las armas a lo lejos?
| | Mortimer... |
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SEIMUR | Ya
el muro a su valor abierto, | 250 | por vía oculta al
subterráneo vuela; | | síguenle cien valientes
caballeros; | | tiembla a su vista el hórrido verdugo,
| | y la segur depone... |
|
|
LEICESTER | ¡Ah!
¿Será sueño? | | María... |
|
|
SEIMUR | Entonces
de Burleigh la diestra... | 255 |
|
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SEIMUR |
Osa
blandir puñal crüento, | | y bárbaro en
el seno lo sepulta | | de la Reina infeliz. |
|
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|
SEIMUR | Espira en brazos de su fiel nodriza.
| |
|
|
| En torno de Burleigh por breve tiempo
| 260 | |
—95→
| la escolta
funeral lidia animosa; | | la arrolla Mortimer, y en sangre
envuelto | | Burleigh muerde la tierra agonizando, | | y a
la región desciende del averno. | |
|
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SEIMUR | Nuevas
armas, | 265 | que Burleigh esperaba, en tal momento, | | no
ya a su amparo, a su venganza vuelan, | | y la pugna civil
arde de nuevo. | | En tanto yo impaciente os aguardaba, | | oculto espectador. Venid. Resuelto | 270 | a perecer estoy
a vuestro lado. | |
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LEICESTER | Sígueme, sí, y
airados combatiendo, | | y aplacando los manes de María,
| | el baldón de mi nombre lavaremos. | | De hoy más,
vana ambición de altivo solio, | 275 | en ambición
de gloria te convierto. | | Gloria es vengar la cándida
inocencia, | | ¡que iluso abandoné! Torrente inmenso
| | inunde a Albión de regicida sangre. | | ¡Temblad,
temblad, verdugos, que instrumento | 280 | me elige Dios de
su eternal justicia! | | He aquí el terrible centellante
acero | | que quise hundir cobarde en mis entrañas.
| | María, ¡augusta mártir!, yo te ofrezco
| | más alta expiación. Morir te juro; | 285 |
mas tu suplicio vengaré primero.
| |
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